¡VETE A TU CASA!, A LOS TUYOS
Este siempre fue el principio enseñado
por Jesús para dar testimonio de todo aquello que ha sido en y para
nosotros una experiencia de bendición espiritual, intelectual, material,
visual, o física. Por ejemplo, cuando Jesús regresó al cielo, le dijo
a sus discípulos “y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra”
(Hechos 1:8). Jerusalén, era la ciudad donde fue crucificado y
resucitado Jesucristo, y donde se reunieron los discípulos después de la
resurrección de Jesucristo, y donde nació la primera iglesia local de
nuestro Señor Jesucristo. Por eso, la instrucción fue que comenzaran
testificando en “Jerusalén” , luego que siguieran testificando sobre Jesús resucitado en todo el estado que se llamaba “Judea” , y luego que extendieran su testimonio al siguiente estado vecino que se llamaba “Samaria” , y ya entonces que continúen el proyecto de testificar “hasta lo último de la tierra” . Es evidente que Jesús quiso que comenzaran de adentro hacia afuera.
En el caso de la historia que nos ocupa en esta ocasión, encontramos que un hombre transformado por el poder de Jesucristo “le rogaba (a Jesús) que le dejase estar con él”
(v. 18), es decir, por gratitud quería andar con Jesús como discípulo a
donde quiera que él fuese entre los pueblos y ciudades de las
provincias de Palestina, San Marcos nos cuenta que “Jesús no se lo permitió, sino que le dijo: Vete a tu casa, a los tuyos”
(v. 19ab). Esta instrucción es una clara expresión de que no se debe
comenzar primero desde afuera para regresar hacia adentro con la
familia, sino que se debe comenzar desde la familia, desde adentro hacia
afuera.
Así que, en esta hermosa historia
aprendemos que cuando una persona recibe una misericordia de Dios en su
vida, debe dar testimonio de ello comenzando en su casa con la familia,
es decir, desde adentro hacia afuera. / ¿Cuáles son las razones para
comenzar a testificar primero “adentro” en casa con “los tuyos” ,
antes de estar listo para ir a otros lugares y personas “hacia
afuera”? / En el desarrollo de este mensaje les voy a indicar algunas
de las razones por las que se debe comenzar a testificar primeramente en
casa, según lo sugiere la narración de San Marcos cuando describe lo
acontecido al hombre gadareno, y según la instrucción que recibe de
Jesús.
.
La primera razón por la que el testimonio de la misericordia de Jesús en nuestras vidas, debe comenzar primero en casa, es:
I.- PORQUE LA FAMILIA DEBE SER LA PRIMERA QUE OBSERVE QUE HAY UN CAMBIO EN NOSOTROS.
La sanidad total de este hombre
gadareno fue un evento que serviría para la gloria de Jesús, y que
merece ser testificado y conocido por todo el mundo, pero Jesús no podía
ni quiso alejarlo de todos aquellos que conocían a aquel hombre y que
primeramente deberían conocer que algo providencial había y estaba
ocurriendo en su vida. Por eso, no hay nada mejor que: “Vete a tu casa, a los tuyos,…”
(v. 19), indicando de esta manera que el testimonio de una persona que
ha sido recipiente de la misericordia divina, debe comenzar primero en
casa. Aquel hombre que había sido víctima del control del maligno y
que había tenido que vivir en los sepulcros, sin control de sus fuerzas,
sin cuidado de su apariencia, sin buen uso de su razón, y de otras
muchas cosas más, ahora ya lo pueden ver “sentado, vestido, y en su juicio cabal”
(v. 15). ¡Qué hermoso final feliz!, pero antes que sea conocido por
todo el mundo, su familia debía conocer que este hombre ha sido cambiado
totalmente.
Amados hermanos, cada uno de
nosotros como creyentes en Jesucristo, hemos sido transformados en
algunas cosas, y seguimos siendo transformados en otras cosas que tienen
que ver con nuestra espiritualidad, con nuestra conducta, con nuestra
ética, etc…, y antes de decirle a otros que ya somos cambiados, y antes
de decirle a otros que Dios está transformando nuestra vida, nuestra
familia es la que primeramente debe dar fe de la obra de Dios en
nosotros. Es por eso que la gente adecuada para confirmar el bien
divino que está sucediendo en nosotros, no son primeramente los que no
nos conocen, ni los que solamente nos ven de vez en cuando, sino
aquellos con quienes pasamos más tiempo de nuestra vida, que son los de
casa, la familia.
.
La segunda razón por la que el testimonio de la misericordia de Jesús en nuestras vidas, debe comenzar primero en casa, es:
II.- PORQUE LA FAMILIA DEBE SER RESTAURADA EN TODO LO QUE HA SIDO DAÑADA.
Es de esperarse que tras la condición
espiritual de aquel gadareno, debió él haber sido causa de diversos
problemas en su propia familia, al grado de ya no ser aceptado por su
propia familia, o puede ser que de manera involuntaria, dominado por las
fuerzas del mal, tuvo que abandonar su propia casa y familia para ir a
vivir en los sepulcros de Gadara; pero de cualquier manera, el resultado
fue que se generó una ruptura del vínculo familiar, desencadenando al
mismo tiempo, sin duda, graves problemas socioeconómicos y espirituales
para su propia familia. Pero ahora que el hombre ha sido sanado por el
poder de Jesucristo, lo mejor que primero tenía que hacer, no era ir
con Jesús para acompañarlo a otras ciudades y aldeas como discípulo,
sino mostrarse en casa, como una persona transformada, y nuevamente apta
para dedicarse a restaurar la ruptura familiar que se había generado
por la influencia de los demonios que alcanzaron controlar su conducta.
Por ejemplo, ahora en vez de hacerse discípulo para seguir a Jesús en
su viaje misionero por todo el país, era mejor que este hombre se
dedicara a trabajar para sacar a su familia de las crisis y adeudos en
la que probable o seguramente habían caído.
Amados hermanos, el bienestar
espiritual de la familia de cada persona es la primera prioridad
irrenunciable antes que ocuparnos de otras personas. Si nuestra
conducta ha sido causa de daños a la estabilidad familiar, ahora que
estamos en la fe en Jesucristo, es nuestro deber ocupar nuestro tiempo,
nuestro trabajo, nuestro salario, nuestro afecto, nuestra fe, todo lo
que ha sido transformado en nosotros. Al estar en Cristo, tenemos que
usar la gracia de Dios que opera en nosotros, para restaurar la relación
familiar que alguna vez quizá fuimos responsables de deteriorar, y así
entonces, estaremos ya capacitados para ir hacia los demás; es decir,
testificar de la obra de Dios en nuestra vida, es un deber que va
primeramente DE ADENTRO y entonces HACIA AFUERA.
.
La tercera razón por la que el testimonio de la misericordia de Jesús en nuestras vidas, debe comenzar primero en casa, es:
III.- PORQUE LA FAMILIA DEBE EXPERIMENTAR URGENTEMENTE LA MISERICORDIA DE DIOS.
El mandato que Jesús dio al gadareno acerca de ir a su casa y a los suyos, incluyó lo siguiente: “y cuéntales cuán grandes cosas el Señor ha hecho contigo, y cómo ha tenido misericordia de ti”
(v. 19cd). El tema de las conversaciones que este hombre transformado
tenía que compartir con los de su casa, no serían temas de otra índole
que no sean las grandes cosas que el Señor había hecho con él, y cómo el
Señor Jesús había tenido misericordia de él. Era una total
misericordia de Jesucristo hacia este hombre, pues no solamente quería
bendecir su voluntad, su cuerpo, su apariencia, y su espiritualidad,
sino que quería Jesús extender su misericordia a todos los miembros de
su familia que aceptaran su poder transformador. Pero no se necesita
estar endemoniado para que una persona necesite de la misericordia de
Jesucristo, pues basta con ser pecador y entonces se necesita de esa
misericordia especial. Es esa misericordia para el pecador que Jesús
envió por medio de aquel hombre transformado para el bien de su propia
familia.
Amados hermanos, debemos hacer todo
nuestro esfuerzo, con dependencia en el poder del Espíritu Santo de
Dios, para testificar a los miembros de nuestra familia, diciéndoles que
Jesucristo es la fuente de misericordia, especialmente para la
salvación eterna de sus almas, pero también que él es la fuente de
misericordia para la transformación de la vida familiar, de los
problemas conyugales, de los problemas sociales, de las adicciones, de
los pecados, de los pleitos, y de todas las perversiones y depravaciones
que pudieran estar alcanzando a nuestros propios seres queridos que
están en casa.
.
CONCLUSIÓN: Cada una de nuestras familias debe estar
experimentando la misericordia transformadora de Jesucristo, todos los
esposos y esposas, hijos e hijas, toda la familia debemos ser la
auténtica muestra de la misericordia de Dios para nuestra familia y para
las personas a quienes les estaremos compartiendo el evangelio. Es
así como se propaga el mensaje del evangelio: Con las palabras de Dios, y
con el testimonio de sus hijos.