jueves, 7 de noviembre de 2013

¿Quién enviará obreros?: La transculturización en marcha

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


 
Tipo de Archivo: PDF | Tamaño: MBytes | Idioma: Spanish | Categoría: Capacitación Ministerial


      Hacen falta quienes envíen obreros

“¿Y cómo predicarán si no fueren enviados?”
Romanos 10:15

"¡Isabel! ¡Despierta! ¡Por favor, Isabel! ¡Despierta!" La compañera de cuarto de Isabel tenía en su mano el frasco vacío de Valium y sabía que Isabel no despertaría. Pero el instinto la impulsó a buscar ayuda. Las personas del departamento de al lado le ayudaron a cargar a Isabel hasta el auto. El kilómetro y medio que recorrieron hasta el hospital parecía como media vuelta al mundo. Le hicieron un lavado estomacal a Isabel. Se movió y abrió los ojos.
Meses después, Isabel pudo hablar de lo ocurrido:
"Yo había tenido una vida normal antes de esto. Amistades, una familia amorosa, buena comunión en la iglesia. Básicamente era una persona feliz. Había sido profesionista por diez años. Había tenido posiciones de buena reputación. Me había hecho cargo de otras personas. Y me había hecho cargo de mí misma bastante bien … hasta que esto sucedió.
"Acababa de regresar de un viaje misionero de seis meses en el Oriente. Mis sentimientos corrían desenfrenadamente. La nostalgia me inundaba al recordar aquellos buenos tiempos; las pesadillas y los recuerdos me perseguían en la callada soledad de la noche. Nadie se interesaba; nadie tenía tiempo para escuchar lo que yo quería decir.
"Acababa de regresar de una experiencia fructífera como asistente administrativa de una clínica médica. Lanzada de vuelta al metropolitano estilo de vida de Washington D.C., perdí todo sentir de mi propia identidad. Los profundos sentimientos de aislamiento me hacían retraerme aun más.
"Pensé que si regresaba a mi trabajo podría volver a enfocar mi vida. Pero la inestabilidad emocional aumentaba. La misma pesadilla se repetía una y otra vez:
"Habíamos estado en un pueblo proporcionando asistencia médica. En medio de una tormenta tropical, desperté al escuchar un tiroteo. Antes de poder volverme a dormir, vi cómo arrastraban el cuerpo de un hombre frente a la entrada de mi cabaña. Supuestamente lo habían encontrado en los campos robando opio.
"Ahora, de regreso en Washington, me despertaba de noche con el sonido de los tiros en mi mente. Y toda la horrible escena volvía de nuevo a mi mente. Empecé a usar tranquilizantes para controlar mi inestabilidad. Pero antes de las siete u ocho de la noche estaba perdida en medio de la ansiedad, de la confusión, de la inseguridad—llorando incontrolablemente.
"En contraste, también tenía un sentir de conocimiento ‘especial’. Me sentía realizada por una buena experiencia misionera. ¿Acaso no había estado allí? ¿No había tenido éxito? ¿No había formado un vínculo especial con Memito, cuidándolo hasta que sanara?
"Íbamos de regreso a casa después de una visita médica en la montaña cuando a medio camino encontré a un bebé de tres meses. Sus manos y pies estaban atados con un lazo. Era adicto al opio. Estaba casi muerto. Investigamos lo mejor que pudimos de quién era hijo. Su madre ya tenía cuatro hijos menores de cinco años.
"El hombre que se pensaba era el padre siempre salía en viajes de ‘negocios’ por tres o cuatro semanas cada vez. Probablemente había sido esa mujer la que lo había dejado allí para morir. A unos doscientos metros había una cabaña abandonada. Avisamos que pasaríamos allí la noche para hablar con la madre. Ella nunca se presentó. En la clínica pudimos darle los cuidados que necesitaba. Le llamábamos Memito, y finalmente fue adoptado por un doctor cristiano del lugar.
"Llegué a desarrollar una hipersensibilidad a la gran necesidad que existía en todo el mundo. Sentía mucho enojo contra las personas que no permitían que hablara de mis experiencias. Mi pastor no me permitía compartirlas en la iglesia. Ningún grupo de escuela dominical tenía tiempo para mí. Mis padres no mostraban suficiente interés para tan siquiera mirar mis fotografías. Empecé a juzgar y a condenar: ‘¿Cómo pueden ustedes pensar en comprar un auto nuevo cuando hay tantas necesidades?’ Pero no podía expresarme en voz alta. El dolor, el temor, el enojo y un sentimiento de culpabilidad se convirtieron en una severa depresión. No podía dormir de noche; no podía levantarme de la cama en la mañana. Dejé mi trabajo. Tomaba cada vez más tranquilizantes. ¡Sólo quería que alguien reconociera que yo había regresado a mi país!
"Un domingo por la mañana después del culto, reuní las fuerzas necesarias para acercarme de nuevo a mi pastor y decir: ‘¡Ya no puedo más! ¡Creo que estoy perdiendo el control de mi vida! ¡Necesito su ayuda!’ Con su brazo en mis hombros, contestó: ‘Isabel, estoy ocupado. Tengo compromisos toda la semana. Pero si es necesario, llama a mi oficina y fija una cita conmigo para el próximo miércoles. Isabel, si tan sólo estudiaras más la Palabra …’
"A través de la densa neblina de la existencia donde había estado viviendo, repentinamente todo quedaba claro como el cristal: `Pastor, ¡no valgo su tiempo!’ Había hecho otras llamadas desesperadas a varios consejeros. Uno trató de salir conmigo en plan romántico. Un siquiatra había clasificado mi condición con un nombre extravagante. Pero ahora quedaba claro: ‘¡Yo no valgo el tiempo de nadie!’
"Decidí tomarme lo que quedaba del frasco de Valium".
La mayoría de los cristianos se sorprendería al escuchar a los misioneros expresar de manera honesta su desesperante necesidad de apoyo en una u otra área. La mayoría de las súplicas no son tan dramáticas como la de Isabel. Pero cada una habla de la necesidad personal de quienes se unan a ellos y sirvan enviándolos.
Las misiones no sólo se enfocan en los que van. Los que sirven enviando a los obreros son igualmente importantes.

  Un fundamento bíblico
Si hubo alguien que supiera de los viajes misioneros y de la necesidad de un equipo de apoyo fue el apóstol Pablo. El dijo: "¿Y cómo predicarán si no fueren enviados?" En el capítulo 10 de Romanos establece la necesidad del alcance transcultural en estos dos niveles de involucramiento: Los que van y los que sirven enviando.
Primero Pablo citó a Joel: "Porque todo aquel que invoque el Nombre del Señor, será salvo". Después, usando la lógica clara que comprendía tan fácilmente la mente romana, preguntó: "¿Y cómo van a invocar a uno en quien no han creído? ¿Y cómo van a creer en aquel de quién no han escuchado?"
Un estimado actual es que cerca de la mitad de la población mundial no ha escuchado una presentación del Evangelio que impacte su cultura.
"¿Y cómo escucharán sin un predicador?" Sí, tiene que haber un "predicador"—un misionero, un obrero transcultural, uno que va. Se llame como se llame, y vaya como vaya, tiene que haber uno que proclame las Buenas Nuevas. Dios decidió que éste fuera el camino. (A través de nuestro estudio, estaremos hablando del misionero de usted con el género masculino—aunque en todo caso ¡nos referimos a él, ella o ellos!)
Aunque la fuerza misionera total está decreciendo de las naciones occidentales, de manera soberana Dios está levantando un ejército de obreros de las naciones d los Dos Tercios del Mundo. Pero el urgente llamado de nuestro Señor de hace 2,000 años continúa siendo válido: "Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos." (Mateo 9:37) Y desafortunadamente la mayoría de las conferencias misioneras terminan aquí su llamado: "necesitamos más misioneros," gritan llorando.
Pero espere. Falta una pregunta más: "¿Y cómo predicarán si no son enviados?" (Romanos 10:13–15). Pablo reconoció que hay otros que tienen que estar involucrados en este esfuerzo de evangelización mundial además de los que van: los que sirven enviando a los obreros.
Los que van y los que sirven enviando a los que van son como dos unidades en el mismo equipo de alcance transcultural. Todos son igualmente importantes. Todos están involucrados de manera vital en el cumplimiento de la Gran Comisión. Todos están dinámicamente integrados y están caminando hacia la misma meta. Y todos tienen segura la victoria, porque los que están en la obra de Dios, ¡están en el equipo ganador!
Desde los humildes inicios de cien jóvenes en la reunión del Monte Hermón en 1886, el movimiento de voluntarios estudiantiles ha identificado y enviado al campo a más de 20000 hombres y mujeres como los que van, los que son apartados para declarar el Evangelio y las enseñanzas de Cristo a un mundo perdido y moribundo.
Este mismo grupo ha movilizado un ejército de más de 80000 personas de enfocadas en las misiones que se han comprometido a quedarse en su país de origen y apoyar a los que han salido.
En el año 2001 al celebrarse la Primera Conferencia Nacional de Misiones en Guatemala, el orador llamó al frente a aquellos que sentían el llamado para ir a las misiones. Una buen número de creyentes comprometidos dio ese paso con audacia. Entonces, con el mismo ardor, el orador hizo un llamado para aquellos que comprometerían su vida al ministerio de servir como enviadotes. Y otro grupo, incluso mayor, respondió al llamado.
En las décadas pasadas, muchos crecieron en iglesias con visión misionera. Hombres y mujeres de lugares lejanos vinieron a hablar de los retos de seguir en sus pasos. Era fácil para el escucha comprender la importancia de aquellos que van. Pero también existen aquellos que se quedan con el sentimiento de que si no son llamados a ir, la única alternativa que les quedaba era desearles que les fuera bien y decirles: "¡Adiós!"
Este escenario, obviamente, era respaldado por la historia de los hombres de David que estaban demasiado cansados para continuar, pero que recibirían una parte igual del botín. (Lea 1ª Sam 30, pero ¡no la use para "animar" a sus equipos de apoyo!) A aquellos que ya se están sintiendo que son de "segunda clase" debido a que no "están dejando todo para ir," esta historia sólo resalta sus sentimientos de no ser lo suficientemente buenos.
Quizá algunas personas en su congregación quieran involucrarse en la evangelización mundial, pero no se sienten llamadas a ir en este momento. ¡Las buenas noticias son que hay más que pueden hacer que simplemente decir adiós!
Hay una tremenda necesidad de quienes sirvan al enviar obreros. Y la necesidad va mucho más allá del involucramiento simbólico de asistir a una fiesta de despedida o dar una ofrenda para las misiones. Un obrero transcultural necesita el apoyo de un equipo de personas mientras se prepara para salir, mientras está en el campo y cuando regresa a su país de origen.
Un estudio cuidadoso de las cartas misioneras de Pablo revela cuánto tiempo invertía en hablar con su equipo de apoyo—aquellos que estaban involucrados con él en el ministerio. Algunas veces los felicitaba, otras veces les expresaba su soledad al estar lejos de ellos, los exhortaba y retaba. Pero siempre daba gracias a Dios por ellos.
Un equipo de apoyo es igualmente esencial para el misionero actual. Veamos unas muy buenas razones del por qué.

  El proceso de la vida de un obrero transcultural
Considere este diagrama del proceso de la vida física/emocional/mental/espiritual de un obrero transcultural durante su experiencia misionera.

  A. La vida "normal"
La línea plana horizontal en este diagrama representa la "vida normal" de la existencia de su misionero antes de que siquiera hubiera pensado en las misiones. ¡Esto no quiere decir que su vida haya sido aburrida! Había los altibajos normales, pero para facilitar la comparación, considere que esta línea sea la vida normal antes de las misiones.
La línea que parece las subidas y bajadas de una montaña rusa es el pulso cambiante del ser completo de su misionero una vez que pasa por su experiencia misionera. Al hablar de los altibajos de la vida misionera, un veterano dijo: "¡La vida misionera me lleva en un viaje que está totalmente fuera de la esfera de las comodidades que he llegado a disfrutar!"
Las líneas verticales indican segmentos de tiempo, puntos específicos en la iniciativa misionera. El espacio relativo entre estas líneas puede variar a causa de muchos factores. Pero estas son fases que usted, como una persona que le apoya, debe conocer. Al brindarle su apoyo, anticipe el siguiente punto en el proceso de la vida de su obrero. Y esté disponible para ofrecer su ayuda.

  B. La anticipación de la aprobación
Por un tiempo, su misionero oraba a solas, batallando con todos los sentimientos normales de insuficiencia. ¿Desea saber cómo se sentía probablemente? Lea los capítulos 3 y 4 de Éxodo y ponga atención a los cinco pretextos de insuficiencia de Moisés. Al ir leyendo, note que Dios contesta todas sus protestas con Su propia suficiencia total. En algún momento, ya sea audazmente o con algo de renuencia, su amigo anunció que creía que Dios le había hecho un llamado personal para ser misionero. Cada partícula de su cuerpo se ha sometido a un aumento de emoción, aprensión, visiones de grandeza y pesadillas de depresión.

  C. La anticipación de la salida
Finalmente llega el día: La iglesia, la mesa directiva de misiones o cualquier otro cuerpo responsable (vea Hechos 13:1–4) ha confirmado ese llamado personal con su aprobación. Se ha tomado la decisión que su misionero ¡de verdad se va! Por días, semanas o incluso meses de preparación, de formación de un equipo de apoyo y de entrenamiento, crece la emoción al acercarse la fecha de salida.

  D. El período de la luna de miel
Su misionero es lanzado al espacio en un avión, pero sus emociones van muy por encima del avión. La "luna de miel" ha empezado. Por un tiempo anda en una burbuja protectora, disfrutando de todas las novedades. Incluso el hecho de que la ducha tiene una sola llave que produce agua fría le parece "interesante". Hay tanto que observar, tanto que absorber. ¡Todo es tan … diferente!

  E. La tensión cultural
El tiempo que pasa entre las etapas que se han identificado variará de acuerdo a las circunstancias. Pero tan ciertamente como la noche le sigue al día, la siguiente etapa es inevitable. Una mañana su misionero se despierta bruscamente a la realidad de que la llave de la ducha ¡nunca producirá agua caliente! Se da cuenta que se ha comprometido con circunstancias que ya no son curiosas; ahora son raras o incluso anticuadas.
La aventura del descubrimiento se ha convertido en el temor de: "¿Y ahora qué sigue?" Los primeros microbios de disentería lo mantienen despierto toda la noche. El hecho de que éste es el idioma más difícil de aprender en el mundo lo ha motivado a buscar un intérprete permanente. Los primeros indicios de persecución o el conocimiento de que las personas no van a cambiar tan fácil o rápidamente como había esperado lo han hecho pedirle a Dios: "Que pase de mí esta copa". Las cimas de éxtasis han caído hasta las profundidades de la desesperación. La tensión cultural ha iniciado.
Muchos misioneros no quieren hablar de esta etapa de la vida misionera, porque creen que las personas en el país de origen no creerán que sean suficientemente "espirituales" si confiesan la realidad de algunos de estos tiempos difíciles. En estos tiempos su obrero transcultural necesita el apoyo de usted. Muchos, demasiados, se estrellan a estas alturas. Claro, ¡hay otros que regresan desde antes de despegar!

  F. El ministerio de amor
Pero su misionero ha sido enseñado que la tensión cultural es una etapa normal que tiene que atravesar. Como hizo Pablo con Timoteo (1ª y 2ª de Timoteo), usted estará allí para dar apoyo a su amigo en estos tiempos de desconsuelo. Por lo tanto, hará precisamente eso: lo atravesará y llegará a un tiempo hermoso de ministerio motivado por el amor de Cristo. Gracias al fuerte apoyo que usted le brinda, él surgirá con una visión fortalecida de los propósitos de Dios en su vida y sus motivos para ser misionero. No todo es color de rosa. Los adversarios están allí. Pero la "puerta grande y eficaz" de ministerio que mencionó Pablo también está allí (vea 1 Corintios 16:9).

  G. La anticipación del regreso
La vida continúa. Tan cierto como que el viaje misionero tuvo un punto inicial, llegará el tiempo cuando, al igual que Pablo y Bernabé, "… allí navegaron a Antioquía, desde donde habían sido encomendados a la gracia de Dios para la obra que habían cumplido." (Hechos 14:26).
Nuevamente sus sentimientos están mezclados. Sí, su misionero quiere regresar y verlos a ustedes. Pero ha formado nuevas amistades. Tiene nuevas ideas y nuevos ideales. Ha cambiado sus patrones de comportamiento y sabe que será difícil integrarlos al nuevo ambiente de su país. No, no regresará al ambiente de antes, ¡porque ustedes también han cambiado!
El corazón de su misionero se ha quebrantado por la compasión por los perdidos; y hay muy pocos que pueden tomar su lugar en el ministerio. El deseo de quedarse y continuar en el ministerio generalmente sobrepasa al deseo de regresar a su país. Por lo tanto, el ritmo emocional/psicológico/espiritual de su misionero vuelve a disminuir.
Es probable que la carta más pequeña que se haya escrito jamás fuera a un misionero cuyo año de descanso estaba programado; todos los planes estaban hechos. Entonces, recordando las dificultades de otras ocasiones cuando había regresado a su país, escribió que había cambiado de opinión; no iba a regresar. La respuesta se envió: "¡Pedro! ¡Regresa a casa!" Regresó y su equipo de apoyo pudo ayudarle a través de la siguiente etapa.

  H. La tensión cultural al inverso
En el Capítulo Siete trataremos extensamente el apoyo que su obrero transcultural necesita después de su regreso. Es intenso el trauma que se inicia en todo su ser cuando regresa. Un ejemplo es la readaptación desesperante de Isabel quién relató su historia al principio de este capítulo. En este tiempo de gran necesidad su misionero quizá se sienta bastante insuficiente para hacer algo por resolver su problema.
Durante este tiempo de tensión cultural invertida, el regreso al país de origen requiere de fuerte apoyo.

  I. La integración completa
Un misionero que ha sido entrenado para anticipar la tensión al regresar a su país y que tiene un fuerte equipo de apoyo para la readaptación, con el tiempo se integrará completamente al ambiente distinto de su país de origen. Será un agente de cambios positivos en su iglesia y comunidad. "Se quedará allí mucho tiempo con los discípulos" (vea Hechos 14:28). Como Pablo, continuará "en Antioquía, enseñando la palabra del Señor y anunciando el evangelio con otros muchos" (Hechos 15:35). Y ¿quién sabe?, después de un tiempo quizá incluso diga: "Oye, Bernabé, ¡vayamos otra vez!" (vea Hechos 15:36).
Ningún obrero transcultural debe salir hoy en día de su país sin un equipo de apoyo fuerte e integrado, compuesto de personas que tengan educación y conocimiento, que estén tan entusiasmadas como él y que se hayan comprometido a la obra de servir al enviar obreros.
Usted quizá sea parte de ese equipo. Su corazón siente compasión por las personas de otras culturas, sin embargo, no ha escuchado el llamado de ir. Cuando un misionero habla en su iglesia, o llega el reporte de una victoria, usted siente que su pulso se acelera de manera especial. Sabe que Dios le ha dirigido a quedarse en su país. Puede ser que Dios le esté llamando al ministerio de servir al enviar obreros.
En actitud de oración, considere servir en una o más de las seis áreas de apoyo:

  Apoyo moral—simplemente estar "disponible"
  Apoyo de organización—atender todos los detalles
  Apoyo económico—dinero, dinero, dinero
  Apoyo en oración—la batalla espiritual en su apogeo
  Apoyo por medio de la comunicación—cartas, casetes y más
  Apoyo durante la readaptación—más que simplemente aplaudir cuando llegue a salvo en el avión

Cada área tiene sus responsabilidades singulares; cada una se puede cumplir mejor con dones específicos dentro del Cuerpo de Cristo. Por ejemplo, si usted tiene el don de animar a los demás, le puede ser más fácil proporcionar apoyo moral y de comunicaciones. El don de la administración será muy útil para el apoyo de logística. El contribuir al apoyo económico de su amigo será más fácil si usted tiene el don de dar. El don de la intercesión es vital para el apoyo en oración. El apoyo en la readaptación es muy beneficiado con el don de la hospitalidad. Permita que Su Espíritu hable a su corazón en cuanto a su posible involucramiento en una de estas áreas de apoyo.
El llamado de Dios en su vida para servir al enviar obreros tiene que ser tan vivo como el llamado en la vida del que usted va a enviar. De la misma manera, el compromiso que usted hace tiene que ser tan seguro como el de su obrero transcultural. La acción responsable que usted toma es tan importante como el ministerio que su obrero cumple en el campo misionero.
Y la recompensa de las almas que se ganan para Su Reino será igual por la fidelidad suya y la de su misionero.

  Análisis de un ejemplo de apoyo
Mientras una iglesia en Sacramento, California empezaba los preparativos para enviar a su segunda familia misionera al campo, el concepto de que la iglesia sirviera enviándolos llegó a ser una prioridad. Siete parejas se comprometieron a dirigir el equipo de apoyo para Lou, Sandy y su bebita de seis meses, Marlies.
Cada uno de los que formaban parte del equipo fue animado a considerar la seriedad de cada área de apoyo. Uno de los miembros del equipo relata lo siguiente:

  "Lou y Sandy invitaron a nueve parejas a su hogar en junio. Ellos ya habían estado en las Filipinas. Habían visitado varios ministerios allí, confiando que el Señor les mostrara dónde quería que ellos sirvieran.
  "En aquella reunión en junio, Lou compartió con nosotros la oportunidad que ellos sentían que Dios les había provisto. Dijo: "Pero la única manera en que podremos ir será si tenemos un Grupo Responsable por nuestro apoyo". El discutió las necesidades básicas de apoyo moral, de organización, económico, en oración, por medio de la comunicación y durante la readaptación y de cómo el Grupo Responsable podía encabezar cada una de estas áreas. Luego nos pidió que oráramos seriamente en cuanto a formar parte del esfuerzo del equipo. El quería que le diéramos nuestra respuesta dentro de dos semanas. Resultó que siete parejas sintieron el llamado de Dios de servir. Así fue como iniciamos.
  "Todos sabíamos que queríamos apoyar a Lou y Sandy. Después de todo, habíamos dicho que formaríamos parte del Grupo Responsable. Pero ¿qué seguía? Como Lou nos pidió a Jorge y a mí que encabezáramos el Grupo Responsable, les llamamos a los demás para ver si había un área específica de ministerio en la que se querían involucrar. Los Hughes se encargarían del apoyo de organización. Los Huffman tenían corazón para la readaptación. Los Martin querían ser responsables por el apoyo de comunicación. A su vez cada uno dio su respuesta.
  "Tuvimos nuestra primera reunión formal como Grupo Responsable en agosto. Creo que al principio queríamos aparentar que teníamos todo bajo control. Sin embargo, conforme iba progresando la reunión, quedó claro que en realidad, ¡no era así! Pero ¡gloria a Dios!, las barreras empezaron a derrumbarse, y pudimos confesar que estábamos confundidos en algunas áreas. Empezamos a discutir nuestros problemas, y también pudimos trabajar como grupo para encontrar soluciones creativas.
  "El área más crítica para este equipo fue la que ocupó la pareja de George y Alice. Como coordinadores asumieron el papel de enlace. Así que esta es la oportunidad para que usted sirva al enviar obreros para ser una parte esencial del proceso misionero."

¡Espere! Como veremos en el próximo capítulo, usted puede hacer más que levantar su mano como voluntario. Cuando su obrero transcultural se enfrenta a dificultades, hace falta el apoyo moral de usted para protegerlo.
  (Además del siguiente estudio individual, vea la Guía para el líder de grupo para la sesión uno que empieza en la página 187.)

  Para su involucramiento personal
Nota: Un texto sin contexto es un pretexto. A través de este estudio usted encontrará muchas citas de las Escrituras. Para tener un beneficio más completo de las lecciones, lea cada una en su contexto completo. Permita que el Espíritu Santo le guíe a toda la verdad (Juan 16:13).
☐ Lea Romanos 10:13–15. En base a ese pasaje, llene los espacios en la siguiente declaración. Note que hay una palabra clave en cada pregunta que lo lleva a la siguiente. Por lo tanto, ¡el fundamento para toda la secuencia queda en la última palabra!
10:13 Porque todo aquel que __________ el nombre del Señor, será salvo.
10:14 ¿Cómo, pues, ___________ a aquel en el cual no han ___________? ¿Y cómo ____________ en aquel de quien no han ____________? ¿Y cómo ____________ sin haber quién les ____________?
10:15 ¿Y cómo ____________ si no fueren __________?
(Anote la última respuesta con letras mayúsculas ¡para que resalte en su mente la importancia de servir al enviar obreros! El servir al enviar obreros no es más importante que, pero si es tan importante como el ir.) (Vea Juan 13:16b.) (Vea Joel 2:32)
☐ Anote las nueve etapas del proceso de la vida física/emocional/psicológica/espiritual de un obrero transcultural durante su experiencia misionera, y el incidente en cada lapso que marca la transición de una etapa a otra (note el ejemplo).


☐ Lea los siguientes pasajes en relación a la necesidad de Pablo de un equipo de apoyo. En el espacio después de cada cita anote la clase de apoyo que Pablo estaba pidiendo o agradeciendo—ya sea moral, de organización, económico, en oración, por medio de la comunicación o durante la readaptación. Escriba en la línea el don que haría más fácil servir en esa área. (Cada área aparece en por lo menos uno de los pasajes.)
• Efesios 6:18–19
___________________
• 2 Timoteo 4:13
___________________
• Hechos 14:26–28
___________________
• Hechos 21:12–13
___________________
• Romanos 16
___________________
• Filipenses 4:10–12
___________________

☐ Indique en los siguientes pedestales dónde cree usted que el "cristianismo cultural" estima el valor de cada uno de los siguientes obreros:

    •      el pastor
    •      el laico
    •      el misionero
    •      el evangelista



¿Puso usted al laico en el pedestal más bajo?
Ahora lea 1 Corintios 1:11–13; 3:4–9; 12:12–27 y Apocalipsis 2:6, 15. La doctrina de los nicolaítas hacía distinción entre el clero (profesionales religiosos) y el laico (gente común y corriente).

Después de orar, complete la siguiente frase:



Quizá usted no pueda completar esto ahora. Termine de leer Sirviendo al enviar obreros. Al final de nuestro estudio, ¡confiamos que sí podrá hacer que esta declaración sea personal! (¿Ya buscó y leyó Juan 13:16b?)


  Pasos para la acción
Después de terminar el Capítulo Uno, completar la sección: Para su Involucramiento personal y participar en una discusión en grupo (vea la Guía para el líder de grupo que empieza en la página 187), usted podrá:

  •      Darse cuenta de la necesidad de quienes sirvan enviando obreros.
  •      Desear estudiar más para saber cómo puede participar.
  •      Tomar la iniciativa. Hágale saber a su amigo misionero que usted está aprendiendo en cuanto al ministerio de servir al enviar obreros. Dígale que pronto estará disponible para ayudar a apoyarle en una o más áreas ¡para la gloria de Dios!
  •      Multiplicarse. Busque en su congregación a los que parecen estar desocupados. Posiblemente sean los miembros transculturales de su iglesia. Invítelos a leer y estudiar este libro con usted.

Pirolo, N. (1991). Sirviendo al enviar obreros (pp. 10–16). San Diego, CA: Emmaus Road, International.


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