miércoles, 17 de noviembre de 2010

Los 6 Niveles de Guerra Espiritual Estratégica: La Meta es Triunfar con Cristo



Los 6 Niveles de Guerra Espiritual Estratégica: La Meta es Triunfar con Cristo 
 Tipo de Archivo: PDF | Tamaño: 3MB| Idioma:Spanish | Categoría: Guerra Espiritual
 Información 

INDICE
LOS SEIS NIVELES DE LA GUERRA ESPIRITUAL ESTRATEGICA 

LA GUERRA ESPIRITUAL A NIVEL PERSONAL 
1.  El Origen de la Guerra Espiritual 
2.  Satanás, un maestro del disfraz 

LA GUERRA ESPIRITUAL A NIVEL TERRESTRE 
1.  Fortalezas en la mentes 
2.  Las Maldiciones Hereditarias 
3.  Lazos satánicos o Ataduras 
4.  Opresión 
5.  Demonización 
6.  Vendas mágicas 
7.  Ataques demoníacos. 

LA GUERRA ESPIRITUAL A NIVEL DE IGLESIA 
1.  Los espíritus inmundos que atacan nuestras iglesias 
2.  Identificados las estrategias de Satanás 
3.  El principio de la doble lectura 
4.  Pasos Prácticos 
5.  Ahora que los hemos destronado 

LA GUERRA ESPIRITUAL A NIVEL DE AIRES 
1.  Desenmascarando el ocultismo en los Aires 
2.  Conociendo a nuestro enemigo 
3.  Algunos principados que debemos desenmascarar 

LA GUERRA ESPIRITUAL A NIVEL DE CIUDAD 
1.  La toma de la ciudad 
2.  La ciudad según la Biblia 
3.  Las ciudades en el Nuevo Testamento 
4.  Josué, un ejemplo. 
5.  Principios prácticos 
6.  La Cartografía Espiritual de la Ciudad 

LA GUERRA ESPIRITUAL A NIVEL DE ARMAGEDON 


COMPENDIO

Autoridad espiritual: Autoridad se traduce del griego y latín y se refiere al poder y su uso, al 
derecho moral o civil para ejercer poder o dominio en sí de una persona, acción u opinión.  

Significa además potestad, facultad, soberanía, es el poder que tiene una persona sobre otra 
que le está subordinada. La persona en autoridad es la persona revestida de algún poder o mando 
sobre una o más personas, de quienes es a la vez cobertura. 

La Palabra nos indica que toda autoridad pertenece solamente a Dios y toda otra 
demostración de autoridad es dada específica mente por El. (Rom.13) para que en Su nombre se 
cumplieran sus órdenes. El trono de Dios se fundamenta en la autoridad.  

Todo cristiano y con más razón el intercesor debe haber tenido un encuentro real y personal 
con la autoridad de Dios, al reconocerle Señor de nuestras vidas implicará que toda nuestra vida se 
le ha cedido a Él, nos hemos sometido voluntariamente a Sus planes y propósitos, se ha 
destronado nuestro ego y hace que Dios sea Señor de todo lo que somos y poseemos. 

El Salmo 91:1 dice "El que habita al abrigo del Altísimo, morará bajo la sombra del 
Omnipotente". Este salmo nos habla de la protección que Dios ha prometido a quienes moren a Su 
abrigo y cobertura, es decir bajo Su autoridad. 

Hay una diferencia entre sumisión y obediencia: 
  • Obediencia: es cumplir la voluntad de alguien que manda puede ser que sea generada solo 
    • por temor. Es un acto externo. 
  • Sumisión: es una subordinación manifestada en palabras y -acciones. Es una actitud' del 
    • corazón que ha aprendido a conocer la autoridad y voluntariamente se somete con 
    • humildad. 
Al haber tenido una revelación propia de la autoridad de Dios, seremos capaces de reconocer 
también la autoridad que Dios da a otros según nos dice Romanos 13:1-5. 

  • Más que hagamos cualquier servicio a Dios, satanás teme que estemos sujetos a la autoridad 
    de Cristo, pues cuando estamos sujetos bajo la autoridad de Cristo tenemos victoria total sobre el
      • pecado y tenemos asegurado el crecimiento. 

Algunos principios importantes en relación con la autoridad espiritual:  
  • Es necesario que cuando hablamos de autoridad delegada el líder o cristiano no vea al 
    hombre sino la autoridad de que ha sido revestido por Dios. 
  • Cuando recibimos órdenes difíciles, debemos seguirlas sabiendo que no obedecemos tanto 
    a la persona como al principio de la autoridad establecida por Dios, esta actitud depende de 
    la vida de fe y no de la razón. 
  • Dios no quiere solo que seamos obedientes, sino también sumisos. 
  • El único caso en que no podemos obedecer a las autoridades delegadas, es cuando nos 
    piden ir en contra de nuestras convicciones cristianas.  
  • Aquel que rechaza la autoridad delegada, rechaza a Dios mismo, aquel que resiste a la 
    autoridad delegada, resiste a Dios mismo.  
  • Se necesita humildad para ser obedientes a la autoridad directa que es Dios, pero se 
    demanda aún más humildad y quebrantamiento para estas sujeto a la autoridad delegada. 


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