Muchos cristianos no leen la Biblia con regularidad. ¿Por qué? Debido a las presiones de la vida diaria no pueden encontrar una conexión entre los principios eternos de las Escrituras y los problemas siempre presentes de la vida cotidiana.
Dios nos insta a que apliquemos Su Palabra ( Isaías 42.23 ; 1 Corintios 10.11 ; 2 Tesalonicenses 3.4 ), pero muy a menudo solo acumulamos conocimiento bíblico. Por eso se desarrolló la Biblia del diario vivir , para enseñar cómo llevar a la práctica, cómo aplicarnos, lo que hemos aprendido.
La aplicación de la Palabra de Dios es una parte vital de nuestra relación personal con Dios; es la evidencia de que lo estamos obedeciendo. La dificultad que se presenta al aplicar la Biblia a nuestra vida no radica en la Biblia misma, sino en la incapacidad del lector para cerrar la brecha entre el pasado y el presente, lo conceptual y lo práctico.
Cuando no hacemos o no podemos hacer esto, los resultados son aridez espiritual, superficialidad e indiferencia.