Es incuestionable que la Predicación es un proceso comunicacional. Esto significa que el predicador es un emisor, el auditorio son sus receptores y el sermón es el mensaje. En este sentido, el canal o código empleado para enviar el mensaje es una estructura, lógicamente elaborada, sistemáticamente organizada y espiritualmente inspirada. La ciencia que estudia el proceso de elaboración de sermones cristianos es la Homilética y la estructura básica de construcción de estos sermones recibe el nombre de Bosquejo Homilético. En el siguiente capítulo se abordarán los elementos introductorios de la homilética. También se presentará la estructura general de un bosquejo homilético, la cual estará acompañada de la explicación de sus partes iniciales. En los capítulos posteriores se continuará paulatinamente el estudio de los demás componentes básicos del bosquejo homilético.
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sábado, 21 de julio de 2012
HOMILETICA PARA TODOS: UN CURSO DE HOMILETICA PARA PREDICAR BIEN
Aporte:
Castillo Fuerte
en
20:25:00
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homilética, matrimonio, niños, Escuela dominical
bosquejo biblico,
estudios de la biblia,
homiletica práctica
Guerra espiritual declarada: Una Guerra que dura milenios
LA GUERRA INVISIBLE
OBJETIVOS:
Al concluir este capítulo serás capaz de:
- Escribir el versículo llave de memoria.
- Demostrar entendimiento de los reinos espiritual y natural.
- Definir la palabra “rey”.
- Definir la palabra “reino”.
- Identificar los dos reinos espirituales.
- Determinar a cuál reino tú perteneces.
- Identificar las fuerzas espirituales del bien.
- Identificar las fuerzas espirituales del mal.
- Explicar qué se entiende por “guerra espiritual”.
- Identificar la razón para la guerra invisible.
- Identificar el principio básico del entendimiento de la guerra espiritual.
VERSÍCULO LLAVE DE LAS CLÁUSULAS DE LA GUERRA:
Existe una gran guerra que está siendo librada en el mundo hoy. No es un conflicto entre naciones, tribus o líderes de gobierno. No es una rebelión o un golpe de estado. Es una batalla invisible que tiene lugar en el mundo del espíritu.
Estamos librando una guerra invisible en la que cada creyente está comprometido. Es una guerra en la que ninguno usa uniforme, pero en la cual cada uno es un blanco. El registro histórico y profético de esta guerra está contenido en la Palabra de Dios, la Biblia.
LOS REINOS NATURAL Y ESPIRITUAL
“Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra
principados, contra potestades, contra los gobernadores de las
tinieblas de este mundo, contra huestes espirituales de maldad
en las regiones celestes” (Efesios 6:12).
INTRODUCCIÓN principados, contra potestades, contra los gobernadores de las
tinieblas de este mundo, contra huestes espirituales de maldad
en las regiones celestes” (Efesios 6:12).
Existe una gran guerra que está siendo librada en el mundo hoy. No es un conflicto entre naciones, tribus o líderes de gobierno. No es una rebelión o un golpe de estado. Es una batalla invisible que tiene lugar en el mundo del espíritu.
Estamos librando una guerra invisible en la que cada creyente está comprometido. Es una guerra en la que ninguno usa uniforme, pero en la cual cada uno es un blanco. El registro histórico y profético de esta guerra está contenido en la Palabra de Dios, la Biblia.
LOS REINOS NATURAL Y ESPIRITUAL
Para entender esta guerra invisible, primero debes entender los mundos natural y espiritual. El hombre existe en dos mundos: el mundo natural y el mundo espiritual.El mundo natural es el que puede ser visto, sentido, tocado, escuchado, o tanteado. Es tangible y visible. El país, la nación, ciudad o villa en la cual vives es parte del mundo natural. Eres un residente en el mundo natural localizado en uno de los continentes visibles del mundo. Puedes ver la gente que es parte de tu ambiente. Puedes comunicarte con ellos. Puedes experimentar los paisajes, sonidos, y olores alrededor de ti.
Pero existe otro mundo en el cual tú vives. Ese mundo es un mundo espiritual. No puedes verlo con tus ojos físicos, pero es tan real como el mundo natural en el que vives.
Pablo habla de esta división entre lo natural y lo espiritual:
Todos los hombres tienen un cuerpo natural que vive en el mundo natural. Pero el hombre es también un ser espiritual con un alma eterna y espíritu. El hombre es cuerpo, alma y espíritu. Tu ser espiritual (alma y espíritu) es parte del mundo espiritual así como tu cuerpo natural es parte del mundo natural.
DISCERNIMIENTO ESPIRITUAL
Puesto que la guerra espiritual es justo eso... espiritual... debe ser entendida con una mente espiritual. En nuestro estado natural de pecado, nosotros no podemos entender las cosas espirituales:
Es necesario usar “discernimiento espiritual” para entender las cosas espirituales.
Quizás uno de los mejores ejemplos de discernimiento natural y espiritual está registrado en I1 Reyes capítulo 6. Registra la historia de una batalla natural en la cual tropas de la enemiga nación de Siria habían rodeado un pequeño pueblo llamado Dotán donde el profeta Eliseo se estaba quedando. Cuando el siervo de Eliseo, Giezi, vio el gran ejército del enemigo sintió temor. Eliseo oró para que Dios abriera los ojos espirituales de Giezi para que él pudiera ver las huestes espirituales que los rodeaban y los protegían. En esta ocasión, Dios abrió los ojos espirituales de Giezi y le permitió ver visiblemente las fuerzas superiores de Dios alistadas para la batalla.
La historia de esta batalla en Dotán es similar a las condiciones espirituales en la Iglesia. Hay algunos, como Eliseo, que ven claramente dentro del reino del espíritu.
Ellos saben que hay un conflicto que está ocurriendo, han identificado al enemigo, y reconocido las grandes fuerzas de Dios que aseguran la victoria. Hay otros como Giezi, que con un poco de aliento, serán capaces de abrir sus ojos espirituales y no serán más temerosos o derrotados por el enemigo. Pero tristemente, hay muchas personas quienes, como aquellos en la ciudad de Dotán, están durmiendo espiritualmente. Ellos no saben incluso que el enemigo los ha rodeado y está posicionado para el ataque.
Pero existe otro mundo en el cual tú vives. Ese mundo es un mundo espiritual. No puedes verlo con tus ojos físicos, pero es tan real como el mundo natural en el que vives.
Pablo habla de esta división entre lo natural y lo espiritual:
“Hay cuerpos celestiales y cuerpos terrenales” (1 Corintios
15:40).
15:40).
Todos los hombres tienen un cuerpo natural que vive en el mundo natural. Pero el hombre es también un ser espiritual con un alma eterna y espíritu. El hombre es cuerpo, alma y espíritu. Tu ser espiritual (alma y espíritu) es parte del mundo espiritual así como tu cuerpo natural es parte del mundo natural.
DISCERNIMIENTO ESPIRITUAL
Puesto que la guerra espiritual es justo eso... espiritual... debe ser entendida con una mente espiritual. En nuestro estado natural de pecado, nosotros no podemos entender las cosas espirituales:
“Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del
Espíritu de Dios, porque para él son locura; y no las puede
entender, porque se han de discernir espiritualmente” (1
Corintios 2:14).
Espíritu de Dios, porque para él son locura; y no las puede
entender, porque se han de discernir espiritualmente” (1
Corintios 2:14).
Es necesario usar “discernimiento espiritual” para entender las cosas espirituales.
Quizás uno de los mejores ejemplos de discernimiento natural y espiritual está registrado en I1 Reyes capítulo 6. Registra la historia de una batalla natural en la cual tropas de la enemiga nación de Siria habían rodeado un pequeño pueblo llamado Dotán donde el profeta Eliseo se estaba quedando. Cuando el siervo de Eliseo, Giezi, vio el gran ejército del enemigo sintió temor. Eliseo oró para que Dios abriera los ojos espirituales de Giezi para que él pudiera ver las huestes espirituales que los rodeaban y los protegían. En esta ocasión, Dios abrió los ojos espirituales de Giezi y le permitió ver visiblemente las fuerzas superiores de Dios alistadas para la batalla.
La historia de esta batalla en Dotán es similar a las condiciones espirituales en la Iglesia. Hay algunos, como Eliseo, que ven claramente dentro del reino del espíritu.
Ellos saben que hay un conflicto que está ocurriendo, han identificado al enemigo, y reconocido las grandes fuerzas de Dios que aseguran la victoria. Hay otros como Giezi, que con un poco de aliento, serán capaces de abrir sus ojos espirituales y no serán más temerosos o derrotados por el enemigo. Pero tristemente, hay muchas personas quienes, como aquellos en la ciudad de Dotán, están durmiendo espiritualmente. Ellos no saben incluso que el enemigo los ha rodeado y está posicionado para el ataque.
DOS REINOS ESPIRITUALES
Dentro de los reinos natural y espiritual de los cuales estamos hablando existen reinos
separados que están gobernados por líderes naturales y espirituales.
REINOS NATURALES:
Todos los hombres viven en un reino natural de este mundo. Ellos viven en una ciudad
o en un pueblo el cual es parte de una nación. Esa nación es un reino del mundo. Un
reino natural es un territorio o pueblo sobre el cual un rey o líder político es el
gobernante soberano. La Biblia habla de estos reinos naturales como los “reinos del
mundo”. Los reinos del mundo han venido a estar bajo el poder y la influencia de
Satanás:
“Otra vez lo llevó [a Jesús] el diablo a un monte muy alto y le
mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos,9 y le
dijo: —Todo esto te daré, si postrado me adoras” (Mateo 4:8-9).
1 Juan 5:19 tristemente nos recuerda que “ el mundo entero está bajo el control del
maligno”.
En adición a los reinos naturales de este mundo hay dos reinos espirituales: el Reino de Satanás y el Reino de Dios. Cada persona viva es una residente de uno de estos dos reinos.
El Reino de Satanás consiste de Satanás, seres espirituales llamados demonios, y todos los hombres que viven en pecado y rebelión a la Palabra de Dios. Éstos, junto con el mundo y la carne, son las fuerzas espirituales del mal que obran en el mundo hoy.
El Reino de Dios consiste de Dios el Padre, Jesucristo, el Espíritu Santo, seres espirituales llamados ángeles, y todos los hombres que viven en justa obediencia a la Palabra de Dios. Éstas son las fuerzas espirituales del bien.
El Reino de Dios no es un iglesia denominacional. Las denominaciones son organizaciones de hechura humana de grupos de iglesias. Han sido establecidas con propósitos prácticos de organización y administración. Las denominaciones son organizaciones como los Bautistas, Asambleas de Dios, Metodistas, Luteranos, etc. La Biblia nos habla de la verdadera Iglesia la cual no es una denominación u organización religiosa. La verdadera Iglesia está compuesta de todos aquellos que se han convertido en residentes del Reino de Dios.
En el tiempo presente en el mundo natural, el Reino de Dios existe individualmente dentro de cada hombre, mujer, niño o niña que haya hecho a Jesús el Rey de su vida. Existe comunitariamente en la verdadera iglesia y dondequiera que las personas hagan de este mundo el tipo de mundo que Dios quiere que sea. En el futuro, habrá una manifestación visible del Reino de Dios.
Dentro de los reinos natural y espiritual de los cuales estamos hablando existen reinos
separados que están gobernados por líderes naturales y espirituales.
REINOS NATURALES:
Todos los hombres viven en un reino natural de este mundo. Ellos viven en una ciudad
o en un pueblo el cual es parte de una nación. Esa nación es un reino del mundo. Un
reino natural es un territorio o pueblo sobre el cual un rey o líder político es el
gobernante soberano. La Biblia habla de estos reinos naturales como los “reinos del
mundo”. Los reinos del mundo han venido a estar bajo el poder y la influencia de
Satanás:
“Otra vez lo llevó [a Jesús] el diablo a un monte muy alto y le
mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos,9 y le
dijo: —Todo esto te daré, si postrado me adoras” (Mateo 4:8-9).
1 Juan 5:19 tristemente nos recuerda que “ el mundo entero está bajo el control del
maligno”.
REINOS ESPIRITUALES:
En adición a los reinos naturales de este mundo hay dos reinos espirituales: el Reino de Satanás y el Reino de Dios. Cada persona viva es una residente de uno de estos dos reinos.
El Reino de Satanás consiste de Satanás, seres espirituales llamados demonios, y todos los hombres que viven en pecado y rebelión a la Palabra de Dios. Éstos, junto con el mundo y la carne, son las fuerzas espirituales del mal que obran en el mundo hoy.
El Reino de Dios consiste de Dios el Padre, Jesucristo, el Espíritu Santo, seres espirituales llamados ángeles, y todos los hombres que viven en justa obediencia a la Palabra de Dios. Éstas son las fuerzas espirituales del bien.
El Reino de Dios no es un iglesia denominacional. Las denominaciones son organizaciones de hechura humana de grupos de iglesias. Han sido establecidas con propósitos prácticos de organización y administración. Las denominaciones son organizaciones como los Bautistas, Asambleas de Dios, Metodistas, Luteranos, etc. La Biblia nos habla de la verdadera Iglesia la cual no es una denominación u organización religiosa. La verdadera Iglesia está compuesta de todos aquellos que se han convertido en residentes del Reino de Dios.
En el tiempo presente en el mundo natural, el Reino de Dios existe individualmente dentro de cada hombre, mujer, niño o niña que haya hecho a Jesús el Rey de su vida. Existe comunitariamente en la verdadera iglesia y dondequiera que las personas hagan de este mundo el tipo de mundo que Dios quiere que sea. En el futuro, habrá una manifestación visible del Reino de Dios.
LA GUERRA INVISIBLE
La guerra espiritual invisible es una batalla que envuelve a todos los hombres y mujeres. Puesto que el Reino de Satanás es un reino espiritual...
“...porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra
principados, contra potestades, contra los gobernadores de las
tinieblas de este mundo, contra huestes espirituales de maldad
en las regiones celestes” (Efesios 6:12).
principados, contra potestades, contra los gobernadores de las
tinieblas de este mundo, contra huestes espirituales de maldad
en las regiones celestes” (Efesios 6:12).
La guerra espiritual no es una batalla natural entre la sangre y la carne. No es una batalla del hombre contra el hombre. No es una batalla visible. Es un conflicto invisible en el mundo del espíritu. Es una batalla dentro y alrededor del hombre. No es una guerra visible porque los espíritus están involucrados y aprendemos de Lucas 24:39 que un espíritu no tiene carne ni huesos.
La guerra espiritual es “multidimensional”, lo cual significa que es librada en diferentes dimensiones. Es...
1. Una batalla social entre el creyente y el mundo: Juan 15:18-27
2. Una batalla personal entre la carne y el espíritu: Gálatas 5:16-26
3. Una batalla supernatural entre el creyente y los poderes sobrenaturales malignos: Efesios 6:10-27
Toda persona viva está comprometida en esta guerra, se de cuenta o no. No hay campo neutro. Los no creyentes están bajo el yugo del mal y han sido llevados cautivos por las fuerzas del enemigo. Son víctimas de la guerra.
Los creyentes han sido librados del enemigo mediante Jesucristo y son victoriosos, pero están todavía comprometidos en la guerra. El versículo llave de este capítulo indica que nosotros (todos los creyentes) combatimos contra fuerzas espirituales malignas.
“Combatir” implica contacto personal cercano. Ninguno está exento de esta batalla. Ninguno puede verla desde la distancia. Estás en el medio del conflicto ya sea que lo reconozcas o no. Si no lo reconoces será mejor... estás equivocado. La guerra del cristiano nunca cesa.
DONDE LA BATALLA HACE FUROR
La guerra invisible está siendo librada en la tierra:
“El ladrón [Satanás] no viene [a la tierra] sino para hurtar,
matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que
la tengan en abundancia” (Juan 10:10).
matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que
la tengan en abundancia” (Juan 10:10).
Satanás lucha para mantener el control de los reinos del mundo. Él no quiere que estén bajo la autoridad de Dios. La batalla también se efectúa dentro de los corazones, mentes, y almas de los hombres y mujeres. Satanás ciega las mentes de los no creyentes y ataca a los creyentes en las áreas de adoración, Palabra, su caminar diario, y en su trabajo para Dios.
CÓMO COMENZÓ LA BATALLA
La guerra invisible comenzó en el cielo con un ángel llamado Lucifer que fue originalmente un hermoso ángel creado por Dios y era parte del Reino de Dios. Lucifer decidió que quería tomar el control del Reino de Dios. Puedes leer de su rebelión en Isaías 14:12-17 y en Ezequiel 28:12-19. Estudiarás sobre esto con más detalle después en este curso. Un grupo de ángeles se unió a Lucifer (ahora llamado Satanás) en su rebelión. Lucifer y los ángeles rebeldes fueron expulsados del cielo por Dios.
Ellos formaron su propio reino sobre la tierra:
“Entonces hubo una guerra en el cielo: Miguel y sus ángeles
luchaban contra el dragón [Satanás]. Luchaban el dragón y sus
ángeles” (Apocalipsis 12:7).
“Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que
se llama Diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero. Fue
arrojado a la tierra y sus ángeles fueron arrojados con él”
(Apocalipsis 12:9).
luchaban contra el dragón [Satanás]. Luchaban el dragón y sus
ángeles” (Apocalipsis 12:7).
“Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que
se llama Diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero. Fue
arrojado a la tierra y sus ángeles fueron arrojados con él”
(Apocalipsis 12:9).
Lucifer llegó a ser conocido como Satanás y los ángeles que lo siguieron en su rebelión como demonios. Los espíritus demoníacos pueden entrar, atormentar, controlar, y usar a los humanos que pertenecen al Reino de Satanás. Ellos motivan actos malignos que son realizados por hombres y mujeres. Satanás dirige a sus demonios en sus actividades malignas. Él combina estas fuerzas poderosas con el mundo y la carne para batallar contra todo el género humano.
RAZONES DETRÁS DEL CONFLICTO
El hombre fue originalmente creado a la imagen de Dios y para la gloria de Dios (Génesis capítulo 2). La guerra invisible contra el hombre comenzó con la primera tentación en el jardín del Edén (Génesis capítulo 3). Satanás hizo pecar a Adán y Eva. Esto resultó en que todo el género humano heredaría la naturaleza pecaminosa y realizara actos individuales de pecado conforme a esta naturaleza:
“Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre y
por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los
hombres, por cuanto todos pecaron” (Romanos 5:12).
por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los
hombres, por cuanto todos pecaron” (Romanos 5:12).
También resultó en la guerra invisible entre el hombre y las fuerzas del mal:
“Pondré enemistad entre ti [Satanás] y la mujer [género
humano], y entre tu simiente [las fuerzas del mal] y la simiente
suya [las fuerzas del bien representadas por el Señor
Jesucristo]...” (Génesis 3:15).
humano], y entre tu simiente [las fuerzas del mal] y la simiente
suya [las fuerzas del bien representadas por el Señor
Jesucristo]...” (Génesis 3:15).
A causa del pecado, el hombre fue separado de Dios y condenado a la muerte. Pero Dios amó al hombre tanto que ideó un plan especial para salvarlo del pecado:
“De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo
unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino
que tenga vida eterna. Dios no envió a su Hijo al mundo para
condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él”
(Juan 3:16-17).
unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino
que tenga vida eterna. Dios no envió a su Hijo al mundo para
condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él”
(Juan 3:16-17).
Mediante la creencia en Jesús, la confesión y el arrepentimiento del pecado, los hombres y mujeres pueden ser liberados del poder del enemigo. La muerte y resurrección de Jesús no solamente resultó en la salvación del pecado. También derrotó al enemigo, Satanás:
Satanás está tratando de mantener a los hombres cautivos en el pecado. Mediante métodos engañosos está incitando a los hombres y mujeres a las lujurias de la vida pecaminosa. Él apunta a los afectos del alma y el espíritu los cuales legítimamente pertenecen a Dios:
Una de las más efectivas estrategias de Satanás es mantener a los creyentes ignorantes de sus engaños. Pablo dice que es importante conocer las estrategias de Satanás...
Debemos también entender las bases bíblicas de la victoria sobre Satanás y las fuerzas del mal. Estamos llamados a un combate inteligente. Básico al entendimiento de la guerra espiritual es este principio llave:
Debes reconocer que todas las batallas de la vida, sean físicas, espirituales, emocionales, mentales, financieras o con personalidades humanas son solamente manifestaciones exteriores de una causa espiritual.
“... Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras
del diablo” (1 Juan 3:8).
¿Pero si Satanás está derrotado, porque entonces la guerra continúa? Seguido a cada guerra quedan siempre residuos de resistencia enemiga, tropas rebeldes que no se rendirán hasta que la fuerza los obligue a hacerlo. Aunque Jesús derrotó a Satanás, estamos viviendo en territorio todavía ocupado por las fuerzas enemigas de resistencia. Entender las estrategias de guerra espiritual nos da la habilidad de tratar con estos poderes malignos. del diablo” (1 Juan 3:8).
Satanás está tratando de mantener a los hombres cautivos en el pecado. Mediante métodos engañosos está incitando a los hombres y mujeres a las lujurias de la vida pecaminosa. Él apunta a los afectos del alma y el espíritu los cuales legítimamente pertenecen a Dios:
“El ladrón [Satanás] no viene sino para hurtar, matar y
destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la
tengan en abundancia” (Juan 10:10).
Satanás todavía quiere ser el gobernante supremo. Está librando una batalla intensa por el corazón, mente, alma y espíritu del hombre. Sus estrategias están dirigidas contra Dios, Su plan, y Su pueblo. La batalla continuará hasta el gran conflicto final el cual estudiarás en el último capítulo de este curso. tengan en abundancia” (Juan 10:10).
EL SIGNIFICADO DE LA GUERRA ESPIRITUAL
La guerra espiritual es el análisis de y la participación activa en la guerra espiritual invisible. Incluye el estudio de las fuerzas opuestas del bien y el mal, las estrategias de Satanás y las estrategias espirituales para vencer a Satanás. La guerra espiritual es más que un mero análisis de principios espirituales. Incluye la participación activa en la guerra mediante la aplicación de estas estrategias en la vida y el ministerio. Una de las más efectivas estrategias de Satanás es mantener a los creyentes ignorantes de sus engaños. Pablo dice que es importante conocer las estrategias de Satanás...
“... para que Satanás no saque ventaja alguna sobre nosotros,
pues no ignoramos sus maquinaciones” (2 Corintios 2:11).
Debemos aprender todo lo que podamos sobre las estrategias de ataque de Satanás. pues no ignoramos sus maquinaciones” (2 Corintios 2:11).
Debemos también entender las bases bíblicas de la victoria sobre Satanás y las fuerzas del mal. Estamos llamados a un combate inteligente. Básico al entendimiento de la guerra espiritual es este principio llave:
Debes reconocer que todas las batallas de la vida, sean físicas, espirituales, emocionales, mentales, financieras o con personalidades humanas son solamente manifestaciones exteriores de una causa espiritual.
Aunque en el mundo natural los problemas pueden parecer ocurrir a través de circunstancias de la vida, la base de estas batallas naturales está en el mundo espiritual. Lee la historia de Job (Job capítulos 1-2) que confirma este principio.
Hemos tratado de corregir los males de este mundo mediante la educación, legislación y un ambiente mejorado. No ha funcionado porque los males visibles de este mundo son el resultado de una causa espiritual subyacente. No pueden ser corregidos por medios naturales.
Una de las parábolas de Jesús ilustra que todos los hombres o son parte del Reino de Satanás o del Reino de Dios. Jesús comparó el mundo con un campo. La buena semilla en el campo eran los hijos del Reino de Dios. La mala semilla, la cual resultó en el crecimiento de malezas (cizañas), eran los hijos del maligno:
Todo el mensaje de la Palabra escrita de Dios, la Santa Biblia, es la apelación al hombre de trasladarse del Reino maligno de Satanás al Reino de Dios. Los hombres son nacidos dentro del Reino de Satanás mediante el nacimiento natural. Deben ser renacidos dentro del Reino de Dios a través del nacimiento espiritual. La entrada en el Reino de Dios es por la experiencia del nuevo nacimiento explicado en Juan capítulo 3.
Hay solamente dos divisiones en la guerra invisible. Jesús dijo, “el que no está de mi parte, está contra mi” (Lucas 11:23, NVI). No puedes ser neutral en esta guerra. Estás de un lado u otro en esta guerra espiritual. Incluso algunos creyentes debido a su temor a la confrontación con el enemigo, tratan de ignorar la guerra y tratan de hacer una tregua con el enemigo. Piensan que si ignoran a Satanás, él no los molestará. Esta es una de las principales estrategias del enemigo. Él trata de dejar inmóviles a los miembros del ejército de Dios mediante sus tácticas de terror.
Pero no hay neutralidad en esta guerra. Eres o una víctima o un vencedor. El “llamado espiritual a las armas” está sucediendo... ¿Estás en el lado del bien o del mal? ¿Eres parte del Reino de Satanás o del Reino de Dios? ¿A qué reino perteneces? ¿Eres víctima o vencedor en la guerra invisible?
INSPECCIÓN
1. Escribe el versículo llave de las Cláusulas de la Guerra.
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2. ¿Cuáles son las dos divisiones hechas en 1 Corintios 15:44-49?
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3. ¿Cuáles son los dos reinos invisibles en el mundo hoy?
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4. Enumere las fuerzas espirituales del mal.
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5. Enumere las fuerzas espirituales del bien.
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6. Defina la palabra “rey”.
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7. ¿Qué se entiende por “guerra espiritual”?
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Hemos tratado de corregir los males de este mundo mediante la educación, legislación y un ambiente mejorado. No ha funcionado porque los males visibles de este mundo son el resultado de una causa espiritual subyacente. No pueden ser corregidos por medios naturales.
¿A QUÉ REINO PERTENECES?
En el reino natural un rey es el soberano de un reino. Todo el territorio y el pueblo en el reino pertenecen a él. Tiene el poder de la vida y la muerte sobre sus sujetos. Lo mismo es cierto en el mundo espiritual. Eres parte o del Reino de Dios o del Reino de Satanás.. O Dios o Satanás tiene el poder sobre tu vida. Una de las parábolas de Jesús ilustra que todos los hombres o son parte del Reino de Satanás o del Reino de Dios. Jesús comparó el mundo con un campo. La buena semilla en el campo eran los hijos del Reino de Dios. La mala semilla, la cual resultó en el crecimiento de malezas (cizañas), eran los hijos del maligno:
“El campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del
Reino, y la cizaña son los hijos del malo” (Mateo 13:38).
La gente entra en el Reino de Satanás mediante el nacimiento natural. La Biblia enseña que todos los hombres son nacidos en pecado. Esto significa que ellos tienen una naturaleza básica de pecado o la “semilla” del pecado dentro de ellos. Su inclinación natural es a hacer lo malo: Reino, y la cizaña son los hijos del malo” (Mateo 13:38).
“En maldad he sido formado y en pecado me concibió mi
madre” (Salmo 51:5).
“Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre
[Adán] y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos
los hombres, por cuanto todos pecaron” (Romanos 5:12).
“Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de
Dios” (Romanos 3:23).
Puesto que todos hemos nacidos con la naturaleza de pecado, todos en algún tiempo hemos sido parte del Reino de Satanás. Todos los que se mantienen pecadores continúan siendo parte del Reino de Satanás. madre” (Salmo 51:5).
“Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre
[Adán] y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos
los hombres, por cuanto todos pecaron” (Romanos 5:12).
“Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de
Dios” (Romanos 3:23).
Todo el mensaje de la Palabra escrita de Dios, la Santa Biblia, es la apelación al hombre de trasladarse del Reino maligno de Satanás al Reino de Dios. Los hombres son nacidos dentro del Reino de Satanás mediante el nacimiento natural. Deben ser renacidos dentro del Reino de Dios a través del nacimiento espiritual. La entrada en el Reino de Dios es por la experiencia del nuevo nacimiento explicado en Juan capítulo 3.
Hay solamente dos divisiones en la guerra invisible. Jesús dijo, “el que no está de mi parte, está contra mi” (Lucas 11:23, NVI). No puedes ser neutral en esta guerra. Estás de un lado u otro en esta guerra espiritual. Incluso algunos creyentes debido a su temor a la confrontación con el enemigo, tratan de ignorar la guerra y tratan de hacer una tregua con el enemigo. Piensan que si ignoran a Satanás, él no los molestará. Esta es una de las principales estrategias del enemigo. Él trata de dejar inmóviles a los miembros del ejército de Dios mediante sus tácticas de terror.
Pero no hay neutralidad en esta guerra. Eres o una víctima o un vencedor. El “llamado espiritual a las armas” está sucediendo... ¿Estás en el lado del bien o del mal? ¿Eres parte del Reino de Satanás o del Reino de Dios? ¿A qué reino perteneces? ¿Eres víctima o vencedor en la guerra invisible?
INSPECCIÓN
1. Escribe el versículo llave de las Cláusulas de la Guerra.
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2. ¿Cuáles son las dos divisiones hechas en 1 Corintios 15:44-49?
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3. ¿Cuáles son los dos reinos invisibles en el mundo hoy?
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4. Enumere las fuerzas espirituales del mal.
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5. Enumere las fuerzas espirituales del bien.
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6. Defina la palabra “rey”.
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7. ¿Qué se entiende por “guerra espiritual”?
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8. ¿Cuál es la razón detrás de este gran conflicto espiritual?
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9. ¿Cuál es el principio básico para el entendimiento de la guerra espiritual?
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9. ¿Cuál es el principio básico para el entendimiento de la guerra espiritual?
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Aporte:
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19:43:00
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1000 Bosquejos Para Predicadores: Samuel Vila.
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Tipo de Archivo: PDF| Tamaño: 4MBytes | Idioma: Spanish |Categoría: Homilética Bíblica
Índice General
Prólogo
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- Índice de Autores
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Se incluyen además, al final del volumen, tres extensísimos índices: de Títulos alfabéticos, para una localización más precisa de un bosquejo, de Autores, si es que el lector desea conocer la autoría o la fuente de los bosquejos, y un interesantísimo Índice Escritural, que recoge por orden bíblico los versículos claves que introducen cada uno de los bosquejos; este último índice puede guiar al lector no ya a un tema concreto sobre el que quiera predicar, sino sobre algún texto bíblico que le haya impresionado y desee profundizar en su posible interpretación y aplicación, o cómo fue comentado por otros predicadores.
Tales índices, junto con la estructura expositiva presentada, convierten a este libro en todo un arsenal para el predicador dispuesto a exprimir y extraer todo el alimento posible de la Palabra de Dios para su feligresía. No piense éste acaso que es un libro al que dirigirse vacío de ideas, en busca de un sucedáneo para su sermón del domingo. En absoluto, como ya apuntó acertadamente Samuel Vila, «este trabajo no ha sido hecho para fomentar la indolencia de nuestros jóvenes predicadores, sino para ayudarles a pensar». El predicador encontrará que muchos de estos bosquejos son esquemáticos, otros casi sermones completos, con anécdotas y ejemplos, pero en todos los casos con la necesidad de ser desarrollados con sus propias aportaciones.
He aquí el libro, 1000 Bosquejos para predicadores, todo un incentivo para el predicador que se precie y que ame verdaderamente la Palabra de Dios.
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Aporte:
Castillo Fuerte
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martes, 17 de julio de 2012
La Construccion de sermones: Ayuda importante para predicadores y ministros itinerantes
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Tipo de Archivo: PDF | Idioma: Spanish | Categoría: Capacitación Ministerial
Información
La primera cosa para preparar un buen sermón es tener un mensaje definido. Antes de proceder a la preparación de un sermón, todo predicador debe responderse esta sencilla pregunta:
¿De qué voy a hablar?
Mientras el predicador no pueda contestar claramente tal pregunta, no debe seguir adelante. Ha de tener un tema y debe saber con precisión cuál es. Sólo puede estar seguro de que lo sabe cuando pueda expresarlo en palabras. Si el tema está entre la bruma, también lo estará todo lo que le pertenece: su introducción, su arreglo, su prueba y su objeto.
I El tema del sermón
La primera cosa para preparar un buen sermón es tener un mensaje definido. Antes de proceder a la preparación de un sermón, todo predicador debe responderse esta sencilla pregunta:
¿De qué voy a hablar?
Mientras el predicador no pueda contestar claramente tal pregunta, no debe seguir adelante. Ha de tener un tema y debe saber con precisión cuál es. Sólo puede estar seguro de que lo sabe cuando pueda expresarlo en palabras. Si el tema está entre la bruma, también lo estará todo lo que le pertenece: su introducción, su arreglo, su prueba y su objeto.
El tema debe ser la expresión exacta del asunto, o la respuesta a la pregunta:
¿De qué voy a hablar?
Nunca debe escogerse un tema por ser bonito o sonoro como fase, sino que ha de expresar claramente el objeto que el sermón persigue. Todo predicador, para preparar bien su sermón, debe responder a la pregunta:
¿Por qué voy a hablar de este tema? ¿Qué fin deseo lograr?
El tema no sólo ha de abarcar o incluir lo que se va a decir, sino que ha de excluir todo lo que no tenga que ver con el asunto.
En toda preparación para el público, las primeras palabras que se escriban deben ser la expresión exacta del tema, o sea, la respuesta a la pregunta: ¿De qué voy a hablar?
COMO ENCONTRAR UN TEMA
El mensaje debe venir como una inspiración especial de Dios, y el predicador debe estar pidiendo mensajes a Dios para sus oyentes. Pero no es de esperar que venga siempre como una inspiración profética, sino que él mismo debe afanarse en buscarlos de diversas maneras.
Spurgeon dice: «Confieso que me siento muchas veces, hora tras hora, pidiendo a Dios un asunto, y esperándolo, y que esto es la parte principal de mi estudio. He empleado mucho tiempo y trabajo pensando sobre tópicos, rumiando puntos doctrinales, haciendo esqueletos de sermones, y después sepultando todos sus huesos en las catacumbas del olvido, continuando mi navegación a grandes distancias sobre aguas tempestuosas hasta ver las luces de un faro para poder dirigirme al puerto suspirado. Yo creo que casi todos los sábados formo suficientes esqueletos de sermones para abastecerme por un mes, si pudiera hacer uso de ellos; pero no me atrevo, ni suelo hacerlo.
Naturalmente, porque no da lugar a ello el hallazgo de otros mejores.»
El predicador puede recibir la inspiración de un mensaje:
a) Reflexionando sobre las necesidades espirituales de sus oyentes Debemos advertir al predicador novel acerca del peligro de sermones particulares dirigidos a una familia o a un individuo de la iglesia. Si tiene algo que decir a un individuo, dígaselo particularmente, pero no desde el pulpito, que es la cátedra de toda la Iglesia, y no debe sacrificarla a las conveniencias particulares de unos pocos. Además, se expone a que sus insinuaciones sean comprendidas por otros hermanos, como dirigidas a aquélla u otra persona y ello produciría murmuraciones, o podría ocurrir que la misma persona comprendiera demasiado bien el mensaje y se ofendiera con razón por la falta de tacto del predicador. Pero cuando el predicador siente que la mayoría de la iglesia adolece de algún defecto o necesita una exhortación especial, hágala sin temor, pensando en su alta responsabilidad como siervo de Dios.
El célebre Spurgeon dice en su libro Discursos a mis estudiantes: «Considerad bien qué pecados se encuentran en mayor número en la iglesia y la congregación. Ved si son la vanidad humana, la codicia, la falta de amor fraternal, la calumnia u otros defectos semejantes. Tomad en cuenta cariñosamente las pruebas que la Providencia plazca sujetar a vuestros oyentes, y buscad un bálsamo que pueda cicatrizar sus heridas. No es necesario hacer mención detalladamente, ni en la oración ni en el sermón, de todas estas dificultades con que luchen los miembros de vuestra congregación.» El autor quisiera añadir aquí: Que sientan vuestros miembros culpables, probados, afligidos o castigados por la mano del Señor, que vuestra palabra desde el pulpito es adecuada a su necesidad; que es bálsamo para sus heridas; pero sin empeñaros vosotros en rascar la Haga para que penetre más la medicina. Confiad esta tarea al Espíritu Santo.
Dejad tan sólo caer vuestro mensaje como la nieve que se posa suavemente sobre los secos prados, y permitid a Dios hacer el resto.
b) En sus lecturas devocionales de la Biblia.El predicador no debe alimentar a otras almas manteniendo la suya a escasa dieta. Sin embargo, éste es el defecto de muchos predicadores excesivamente ocupados. La lectura devocional diaria, personal o en familia, proporcionará al predicador temas y le hará descubrir filones de riqueza espiritual en lugares insospechados. Anote cuidadosamente las ideas que surjan en tales momentos.
c) Leyendo sermones de otros predicadores.
El predicador no debe ser insípido bajo la pretensión de ser original, ni debe fiar tampoco en las despensas de otros para alimentar su propia familia. Ambos extremos son malos. El predicador debe tener tiempo para leer sermones de buenospredicadores, no sólo en el momento en que necesita algo con urgencia para preparar su mensaje, sino en otros momentos cuando no le interesa preparar ningún sermón, sino alimentar su propia alma. Es muy posible que si espera el momento de tener que preparar su propio sermón no encuentre nada adecuado y tenga que emplear horas y más horas repasando libros de cubierta a cubierta, mientras que si hubiera empleado un poco más de tiempo en el cuidado de su propia alma, los mensajes adecuados para las de los demás le habrían venido sin esfuerzo, y quizá sacrificando para ello menos tiempo que el que en el momento del apuro se ha visto obligado a emplear. Siempre los mejores mensajes del predicador son aquellos que primero han hecho bien a sí mismo. Cualquier sermón o idea que el predicador considere útil para sus oyentes debe anotarla cuidadosamente en su «Libreta de sugestiones», indicando el volumen y página donde podrá volver a encontrar tal idea expuesta detalladamente. Thomas Spencer escribió así: «Yo guardo un librito en que apunto cada texto de la Biblia que me ocurre como teniendo una fuerza y una hermosura especial. Si soñara en un pasaje de la Biblia, lo apuntaría; y cuando tengo que hacer un sermón, reviso el librito, y nunca me he encontrado desprovisto de un asunto.»
Usando de nuevo una de las figuras de Spurgeon, diremos que: «Cuando se quiere sacar agua con una bomba que no se haya usado por mucho tiempo, es necesario echar primero agua en ella, y entonces se podrá bombear con buen éxito. Profundizad los escritos de alguno de los maestros de la predicación, sondead a fondo sus trabajos y pronto os encontraréis volando como una ave, y mentalmente activos y fecundos.»
d) En sus visitas pastorales.
El tema no sólo ha de abarcar o incluir lo que se va a decir, sino que ha de excluir todo lo que no tenga que ver con el asunto.
En toda preparación para el público, las primeras palabras que se escriban deben ser la expresión exacta del tema, o sea, la respuesta a la pregunta: ¿De qué voy a hablar?
COMO ENCONTRAR UN TEMA
El mensaje debe venir como una inspiración especial de Dios, y el predicador debe estar pidiendo mensajes a Dios para sus oyentes. Pero no es de esperar que venga siempre como una inspiración profética, sino que él mismo debe afanarse en buscarlos de diversas maneras.
Spurgeon dice: «Confieso que me siento muchas veces, hora tras hora, pidiendo a Dios un asunto, y esperándolo, y que esto es la parte principal de mi estudio. He empleado mucho tiempo y trabajo pensando sobre tópicos, rumiando puntos doctrinales, haciendo esqueletos de sermones, y después sepultando todos sus huesos en las catacumbas del olvido, continuando mi navegación a grandes distancias sobre aguas tempestuosas hasta ver las luces de un faro para poder dirigirme al puerto suspirado. Yo creo que casi todos los sábados formo suficientes esqueletos de sermones para abastecerme por un mes, si pudiera hacer uso de ellos; pero no me atrevo, ni suelo hacerlo.
Naturalmente, porque no da lugar a ello el hallazgo de otros mejores.»
El predicador puede recibir la inspiración de un mensaje:
a) Reflexionando sobre las necesidades espirituales de sus oyentes Debemos advertir al predicador novel acerca del peligro de sermones particulares dirigidos a una familia o a un individuo de la iglesia. Si tiene algo que decir a un individuo, dígaselo particularmente, pero no desde el pulpito, que es la cátedra de toda la Iglesia, y no debe sacrificarla a las conveniencias particulares de unos pocos. Además, se expone a que sus insinuaciones sean comprendidas por otros hermanos, como dirigidas a aquélla u otra persona y ello produciría murmuraciones, o podría ocurrir que la misma persona comprendiera demasiado bien el mensaje y se ofendiera con razón por la falta de tacto del predicador. Pero cuando el predicador siente que la mayoría de la iglesia adolece de algún defecto o necesita una exhortación especial, hágala sin temor, pensando en su alta responsabilidad como siervo de Dios.
El célebre Spurgeon dice en su libro Discursos a mis estudiantes: «Considerad bien qué pecados se encuentran en mayor número en la iglesia y la congregación. Ved si son la vanidad humana, la codicia, la falta de amor fraternal, la calumnia u otros defectos semejantes. Tomad en cuenta cariñosamente las pruebas que la Providencia plazca sujetar a vuestros oyentes, y buscad un bálsamo que pueda cicatrizar sus heridas. No es necesario hacer mención detalladamente, ni en la oración ni en el sermón, de todas estas dificultades con que luchen los miembros de vuestra congregación.» El autor quisiera añadir aquí: Que sientan vuestros miembros culpables, probados, afligidos o castigados por la mano del Señor, que vuestra palabra desde el pulpito es adecuada a su necesidad; que es bálsamo para sus heridas; pero sin empeñaros vosotros en rascar la Haga para que penetre más la medicina. Confiad esta tarea al Espíritu Santo.
Dejad tan sólo caer vuestro mensaje como la nieve que se posa suavemente sobre los secos prados, y permitid a Dios hacer el resto.
b) En sus lecturas devocionales de la Biblia.El predicador no debe alimentar a otras almas manteniendo la suya a escasa dieta. Sin embargo, éste es el defecto de muchos predicadores excesivamente ocupados. La lectura devocional diaria, personal o en familia, proporcionará al predicador temas y le hará descubrir filones de riqueza espiritual en lugares insospechados. Anote cuidadosamente las ideas que surjan en tales momentos.
c) Leyendo sermones de otros predicadores.
El predicador no debe ser insípido bajo la pretensión de ser original, ni debe fiar tampoco en las despensas de otros para alimentar su propia familia. Ambos extremos son malos. El predicador debe tener tiempo para leer sermones de buenospredicadores, no sólo en el momento en que necesita algo con urgencia para preparar su mensaje, sino en otros momentos cuando no le interesa preparar ningún sermón, sino alimentar su propia alma. Es muy posible que si espera el momento de tener que preparar su propio sermón no encuentre nada adecuado y tenga que emplear horas y más horas repasando libros de cubierta a cubierta, mientras que si hubiera empleado un poco más de tiempo en el cuidado de su propia alma, los mensajes adecuados para las de los demás le habrían venido sin esfuerzo, y quizá sacrificando para ello menos tiempo que el que en el momento del apuro se ha visto obligado a emplear. Siempre los mejores mensajes del predicador son aquellos que primero han hecho bien a sí mismo. Cualquier sermón o idea que el predicador considere útil para sus oyentes debe anotarla cuidadosamente en su «Libreta de sugestiones», indicando el volumen y página donde podrá volver a encontrar tal idea expuesta detalladamente. Thomas Spencer escribió así: «Yo guardo un librito en que apunto cada texto de la Biblia que me ocurre como teniendo una fuerza y una hermosura especial. Si soñara en un pasaje de la Biblia, lo apuntaría; y cuando tengo que hacer un sermón, reviso el librito, y nunca me he encontrado desprovisto de un asunto.»
Usando de nuevo una de las figuras de Spurgeon, diremos que: «Cuando se quiere sacar agua con una bomba que no se haya usado por mucho tiempo, es necesario echar primero agua en ella, y entonces se podrá bombear con buen éxito. Profundizad los escritos de alguno de los maestros de la predicación, sondead a fondo sus trabajos y pronto os encontraréis volando como una ave, y mentalmente activos y fecundos.»
d) En sus visitas pastorales.
Muchas veces la conversación con personas inconversas, o con miembros débiles de la Iglesia, hacen sentir al pastor alguna necesidad espiritual común a muchos de sus oyentes. A veces aun el texto que responde a tal necesidad es dado durante la conversación. Debe apresurarse a anotarlo en la misma calle, al salir de tal visita. Si espera a hacerlo podría borrarse de su memoria. Cuando el mensaje es sugerido en tal forma predíquelo con confianza y con la persuasión de que es Dios quien le ha dado su palabra, con la misma seguridad que lo haría un profeta del antiguo tiempo.
e) En la consideración de las cosas que le rodean.
El predicador debe ser un atento observador de la naturaleza y de los hombres. Todo lo que ve y oye debe archivarlo cuidadosamente en su memoria por si alguna vez pudiera serle útil como ilustración de un sermón. Y a veces una ilustración provee el tema de un sermón. Spurgeon cuenta de un predicador que descubrió el tema de un magnífico sermón en un canario que vio cerca de su ventana con algunos gorriones que lo picoteaban sin compasión con ánimo de destrozarlo, lo que le hizo recordar Jeremías 12:9: «¿Es mi heredad de muchos colores? ¿No están contra ella aves en derredor?» Meditando sobre este texto, predicó un sermón sobre las persecuciones que ha de sufrir el pueblo de Dios. Otro día encontró un tema en el hecho de un tizón que cayó del hogar al estrado un domingo por la tarde en que necesitaba un tema para sermón, lo que le indujo a predicar sobre Zacarías 3:2. Dos personas vinieron después a decirle que habían sido convertidas por este sermón.
Es necesario, no obstante, que los sermones surgidos de tales observaciones prácticas sean verdaderos sermones, llevando un plan y un mensaje espiritual, y no una larga y detallada exposición del incidente que, no por interesar mucho al predicador, ha de interesar en la misma medida a los que no han sido afectados por la idea o sugerencia, la cual debe ser puesta solamente como introducción, pero no ocupar el lugar del sermón.
f) Pidiéndolos a Dios en oración.
Spurgeon dice: «Si alguien me preguntara: ¿Cómo puedo hacerme con el texto más oportuno? Le contestaría: Pedidlo a Dios.»
Harrington Evans, en sus Reglas para hacer sermones, nos da como la primera: «Pedid a Dios la elección.»
Si la dificultad de escoger un texto se hace más dura, multiplicad vuestras oraciones; será esto una gran bendición.
Es notoria la frase de Lutero: «Haber bien orado, es más de la mitad estudiado.» Y este proverbio merece repetirse con frecuencia. Mezclad la oración con vuestros estudios de la Biblia.
Cuando vuestro texto viene como señal de que Dios ha aceptado vuestra oración, será más precioso para vosotros, y tendrá un sabor y una unción enteramente desconocidos al orador frío y formalista, para quien un tema es igual a otro. Y, citando a Gurnal, declara: «Cuánto tiempo pueden los ministros sentarse, hojeando sus libros y devanándose los sesos, hasta que Dios venga a darles auxilio, y entonces se pone el sermón a su alcance, como servido en bandeja. Si Dios no nos presta su ayuda, escribiremos con una pluma sin tinta. Si alguno tiene necesidad especial de apoyarse en Dios, es el ministro del Evangelio.»
g) Evitad la repetición.
El predicador, al buscar su tema, debe tener presentes sus temas anteriores. Dice Spurgeon: «No sería provechoso insistir siempre en una sola doctrina, descuidando las demás. Quizás algunos de nuestros hermanos más profundos pueden ocuparse del mismo asunto en una serie de discursos, y puedan, volteando el calidoscopio, presentar nuevas formas de hermosura sin cambiar de asuntos; pero la mayoría de nosotros, siendo menos fecundos intelectualmente, tendremos mejor éxito si estudiamos el modo de conseguir la variedad y de tratar de muchas clases de verdades. Me parece bien y necesario revisar con frecuencia la lista de mis sermones, para ver si en mi ministerio he dejado de presentar alguna doctrina importante, o de insistir en el cultivo de alguna gracia cristiana. Es provechoso preguntarnos a nosotros mismos si hemos tratado recientemente demasiado de la mera doctrina, o de la mera práctica, o si nos hemos ocupado excesivamente de lo experimental.»
e) En la consideración de las cosas que le rodean.
El predicador debe ser un atento observador de la naturaleza y de los hombres. Todo lo que ve y oye debe archivarlo cuidadosamente en su memoria por si alguna vez pudiera serle útil como ilustración de un sermón. Y a veces una ilustración provee el tema de un sermón. Spurgeon cuenta de un predicador que descubrió el tema de un magnífico sermón en un canario que vio cerca de su ventana con algunos gorriones que lo picoteaban sin compasión con ánimo de destrozarlo, lo que le hizo recordar Jeremías 12:9: «¿Es mi heredad de muchos colores? ¿No están contra ella aves en derredor?» Meditando sobre este texto, predicó un sermón sobre las persecuciones que ha de sufrir el pueblo de Dios. Otro día encontró un tema en el hecho de un tizón que cayó del hogar al estrado un domingo por la tarde en que necesitaba un tema para sermón, lo que le indujo a predicar sobre Zacarías 3:2. Dos personas vinieron después a decirle que habían sido convertidas por este sermón.
Es necesario, no obstante, que los sermones surgidos de tales observaciones prácticas sean verdaderos sermones, llevando un plan y un mensaje espiritual, y no una larga y detallada exposición del incidente que, no por interesar mucho al predicador, ha de interesar en la misma medida a los que no han sido afectados por la idea o sugerencia, la cual debe ser puesta solamente como introducción, pero no ocupar el lugar del sermón.
f) Pidiéndolos a Dios en oración.
Spurgeon dice: «Si alguien me preguntara: ¿Cómo puedo hacerme con el texto más oportuno? Le contestaría: Pedidlo a Dios.»
Harrington Evans, en sus Reglas para hacer sermones, nos da como la primera: «Pedid a Dios la elección.»
Si la dificultad de escoger un texto se hace más dura, multiplicad vuestras oraciones; será esto una gran bendición.
Es notoria la frase de Lutero: «Haber bien orado, es más de la mitad estudiado.» Y este proverbio merece repetirse con frecuencia. Mezclad la oración con vuestros estudios de la Biblia.
Cuando vuestro texto viene como señal de que Dios ha aceptado vuestra oración, será más precioso para vosotros, y tendrá un sabor y una unción enteramente desconocidos al orador frío y formalista, para quien un tema es igual a otro. Y, citando a Gurnal, declara: «Cuánto tiempo pueden los ministros sentarse, hojeando sus libros y devanándose los sesos, hasta que Dios venga a darles auxilio, y entonces se pone el sermón a su alcance, como servido en bandeja. Si Dios no nos presta su ayuda, escribiremos con una pluma sin tinta. Si alguno tiene necesidad especial de apoyarse en Dios, es el ministro del Evangelio.»
g) Evitad la repetición.
El predicador, al buscar su tema, debe tener presentes sus temas anteriores. Dice Spurgeon: «No sería provechoso insistir siempre en una sola doctrina, descuidando las demás. Quizás algunos de nuestros hermanos más profundos pueden ocuparse del mismo asunto en una serie de discursos, y puedan, volteando el calidoscopio, presentar nuevas formas de hermosura sin cambiar de asuntos; pero la mayoría de nosotros, siendo menos fecundos intelectualmente, tendremos mejor éxito si estudiamos el modo de conseguir la variedad y de tratar de muchas clases de verdades. Me parece bien y necesario revisar con frecuencia la lista de mis sermones, para ver si en mi ministerio he dejado de presentar alguna doctrina importante, o de insistir en el cultivo de alguna gracia cristiana. Es provechoso preguntarnos a nosotros mismos si hemos tratado recientemente demasiado de la mera doctrina, o de la mera práctica, o si nos hemos ocupado excesivamente de lo experimental.»
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domingo, 15 de julio de 2012
Las Epistolas de Juan: La certeza de la Salvacion - Para Misnistros y Obreros Itinerantes Nivel instituto Biblico
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CAPÍTULO CUATRO
Texto bíblico tomado de la Santa Biblia
Nueva
Versión Internacional
©
1999 por la Sociedad
Bíblica Internacional
VERSÍCULO 1.
“Queridos hermanos,
no crean a cualquiera que pretenda estar inspirado por el Espíritu, sino
sométanlo a prueba para ver si es de Dios, porque han salido por el mundo
muchos falsos profetas”.
Queridos
hermanos es
un término
de afecto característico del apóstol Juan, quién ama a la iglesia, como lo
veremos más adelante en su Tercera Epístola.
¿Qué
es probar?
Justificar, manifestar y hacer patente la certeza de un hecho o la verdad de
una cosa con razones, instrumentos o testigos.
Juan pidió que pusieran a prueba la
doctrina que estaban enseñando; para ver si era genuina o no. Puesto que no
tenían que creer a cualquiera, recordemos que los gnósticos en aquellos tiempos
estaban haciendo discípulos en muchos lugares.
¿Por
qué les llama espíritus? En la Biblia versión RV1960, dice: “no creáis a todo
espíritu”, pero en esta oportunidad Juan no está refiriéndose a espíritus, sino
a maestros.
1 Jn. 2:26 dice, les escribo para advertirles acerca de aquellos
que los engañan. Es decir, los gnósticos que no participaban de las Buenas
Nuevas, pues sólo los verdaderos evangelistas llevan el evangelio. Entonces,
Juan está diciendo: deja de creer todo lo que oyes, porque hay muchos falsos
profetas en el mundo.
¿Quiénes
son estos falsos profetas? Son los espíritus a los cuales no deberías estar escuchando;
recuerda que Juan usó la terminología de aquellos tiempos debido a que estos
gnósticos solían llamarse gente espiritual, iluminados y para ellos el resto de
las personas eran carnales.
Juan dice: Pruébalos, para que estés
convencido. ¿Pero cómo los vas a probar? ¿Cuál es el criterio a usar para
probarlos? LA ESCRITURA, es la base para
probarlos; sin embargo, en este contexto, la pregunta adecuada para probarlos
es: ¿JESÚS DEJÓ HUELLAS EN LA ARENA? si dicen no, no los escuches; si dicen sí,
óyelos porque están confirmando y aceptando la verdadera humanidad de
Jesucristo; es decir que tuvo un cuerpo real.
VERSÍCULO
2.
“En
esto pueden discernir quién tiene el Espíritu de Dios; todo profeta que
reconoce que Jesucristo ha venido en cuerpo humano, es de Dios”.
Juan da el criterio para reconocer al Espíritu de Dios. En las Escrituras cuando se habla del Espíritu Santo se escribe con letra mayúscula, pero si está refiriéndose a falsos profetas no debería comenzar con mayúscula.
¿Cuántos Espíritus Santos hay? Uno solo y ¿cuántos falsos espíritus? Muchos
Este es el criterio para distinguir la verdad de la mentira: Todo predicador o espíritu que dice que Jesucristo vino en cuerpo físico es de Dios, y todo predicador que dice que Jesucristo no vino en cuerpo físico no es de Dios.
VERSÍCULO
3.
“…todo
profeta que no reconoce a Jesús, no es de Dios sino del anticristo. Ustedes han
oído que éste viene; en efecto, ya está en el mundo”.
En griego este pasaje dice: Todo el que
niega que Jesús vino en carne no es de Dios y
este es el tema del anticristo; y esta es la forma como identificamos al
anticristo y a los gnósticos.
¿Cómo
identificamos a los católicos? Se les identifica por el papado, la adoración a María y el
bautismo de los niños por el pecado original. Esa es su teología.
¿Cómo
identificamos a los mormones? Se les identifica por la nueva revelación la cual es el
Libro del Mormón y porque ellos se llaman la Iglesia de Cristo de los Últimos
Días.
¿Cómo
identificamos a los pentecostales? Por la actividad del Espíritu Santo ya
discutida anteriormente.
¿Cómo
identificamos al anticristo? Como lo hemos visto; es aquel que niega que Jesús tuviera un
cuerpo físico.
Las Escrituras declaran que Jesucristo
tuvo un cuerpo físico real, y nosotros lo sabemos. Pues, luego de resucitar,
Jesucristo entró en el aposento alto y los apóstoles al verle pensaron que era
un espíritu. Les dijo entonces; un espíritu no tiene cuerpo físico como Yo (1
Jn. 1:1) e instó a Tomás a poner la mano en su costado, y los dedos en los
huecos de sus manos, Jesucristo tuvo un cuerpo físico real y los gnósticos
persistían en negar esta verdad, diciendo que era una clase o forma de
espíritu.
¿Qué
diferencia hace esto? El hecho que Jesús sólo parecía haber tenido un cuerpo
físico, forma parte del pensamiento llamado docetismo, el cual viene de la
palabra griega DOKEO que significa:
parece ser. Veamos; si Jesús no hubiera tenido un cuerpo físico, no hubiera
podido morir porque los espíritus no derraman sangre, no mueren y en
consecuencia la resurrección física de Jesús no hubiera sido cierta. Ni tampoco
su afirmación de ser la resurrección y la vida. Este pensamiento doceta
destruye TODO LO QUE JESUCRISTO REPRESENTA y
por esta razón Juan llama a esta enseñanza el anticristo.
VERSÍCULO 4.
“Ustedes,
queridos hijos, son de Dios y han vencido a esos falsos profetas, porque el que
está en ustedes es más poderoso que el que está en el mundo”.
Este versículo hace referencia a los
que han resistido las enseñanzas de los gnósticos, teniendo presente que es
mayor el que está en ellos que el que está en estos falsos profetas. Vemos
aquí; que hay dos tipos de personas.
¿Quién
está en el cristiano? Dios, el Espíritu Santo y Jesucristo.
¿Quién
está en ellos?
El diablo.
Y Dios es más grande que el diablo.
VERSÍCULO 5.
“Ellos
son del mundo; por eso hablan desde el punto de vista del mundo, y el mundo los
escucha”.
¿Qué
significa esto?
Su punto de vista es mundano porque ellos son del mundo y sus filosofías
también; es decir, se basan en el raciocinio humano, por tal motivo el mundo
los escucha; Juan está haciendo referencia a estas cosas para poner en
evidencia que: AL MUNDO LE GUSTA LA ENSEÑANZA DE LOS GNÓSTICOS.
Al mundo le gusta la doctrina de una vez salvo siempre salvo, ellos creen que si
siguen pecando no van a perder su alma, esa es la teología de los bautistas y a
ellos les gusta. Pero, si así fuera y realmente crees que Dios no tiene
problema con el pecado, ¿por qué entonces, no te empeñas en pecar cada vez
más?
Ej.
Gerald Paden tenía un amigo que había sido bautista, un día este muere y se
hace un funeral al cual Gerald asiste y allí el predicador bautista, habló del
difunto diciendo que iría al cielo, luego de la ceremonia, el predicador le
dijo a Gerald que su amigo no había asistido a la iglesia desde hacía 20 años,
y que era un mal ejemplo como bautista. Teniendo presente la doctrina de una
vez salvo siempre salvo; Gerald preguntó ¿por qué te molesta eso? hace un rato
predicaste que él iría al cielo y hablaste como si no hubiera estado perdido
¿entonces, por qué tenía que haber ido a la iglesia? ¿Acaso el hecho de asistir
hubiera cambiado su estado? Según esta doctrina, por supuesto que No, y por tal
motivo estás frustrado puesto que el resultado de tu
doctrina es falso. No tienes porqué quejarte, pues esa es la doctrina
que tu aceptas y enseñas.
Ellos son del mundo y el mundo los
escucha. ¿Quiénes lo escuchan? Aquellos falsos profetas, los gnósticos.
VERSÍCULO 6.
“Nosotros
somos de Dios, y todo el que conoce a Dios nos escucha; pero el que no es de Dios
no nos escucha. Así distinguimos entre el Espíritu de la verdad y el espíritu
del engaño”.
Veamos la diferencia entre versículo 4
y 6.
Versículo 4, ustedes son de Dios; es decir, ustedes pertenecen a Dios.
Versículo 6, nosotros
somos de Dios. ¿Este “nosotros” a quiénes se refiere? A los apóstoles.
Pues, ellos son de Dios, fueron escogidos para llevar su mensaje y todo el que
conoce a Dios les escucha, ya que su testimonio viene de Él, y a través de
ellos obtenemos nuestra epistemología. Y todo aquel que no pertenece a Dios no
escucha el testimonio de los apóstoles.
A través de la epistemología que
recibimos de los apóstoles podemos distinguir
entre el Espíritu de la verdad y el espíritu del diablo, y este Espíritu
de la verdad no es el Espíritu Santo, sino la actitud y la mentalidad de los que aman la Palabra de Dios y la obedecen, en
contraposición de la mentalidad y la actitud de aquellos que no siguen las
enseñanzas de los apóstoles.
1 Ti. 4:1 -“El Espíritu dice claramente que, en los últimos tiempos, algunos
abandonarán la fe para seguir a inspiraciones engañosas y doctrinas diabólicas”.
Algunos se apartarán de la verdad,
apostatarán; y al apartarse de la verdad estarán entregándose a Satanás, a
doctrinas de demonios.
2 Ts. 1:7-8 -“Y a ustedes que sufren, les dará descanso, lo mismo que a nosotros.
Esto sucederá cuando el Señor Jesús se manifieste desde el cielo entre llamas
de fuego, con sus poderosos ángeles, para castigar a los que no conocen a Dios
ni obedecen el evangelio de nuestro Señor Jesucristo”.
El punto aquí es que Dios va a juzgar a
los que rechazan el testimonio de los apóstoles.
El Espíritu dice que algunos se
apartarán de la verdad, estos tienen comezón en los oídos, ¿qué significa tener comezón en los oídos? Son aquellos cuyos oídos
van en busca de doctrinas agradables. ¿Sabías que en nuestros tiempos hay
iglesias de homosexuales en muchas partes del mundo?, ¿crees que ellos escuchan
las enseñanzas de los apóstoles? No, ellos tienen comezón en los oídos; pues
les gusta escuchar a los que dicen que ser homosexual está bien. Esto es
exactamente lo que Juan expresa al decir que ellos son del mundo y el mundo los
escucha. Y lo que Pablo afirma aquí respecto a tener comezón en los oídos es
que escuchan doctrinas de Satanás y en consecuencia no aman la verdad.
Los primeros versículos del
capítulo 4 de 1 Juan nos dicen:
- No hay armonía entre la verdad y el error, no hay comunión entre los cristianos y aquellos que no han nacido de nuevo.
- No podemos tener comunión con las personas que son de denominaciones, no porque somos superiores; sino porque tenemos un mensaje superior y
- No debemos cambiar el mensaje de la verdad, sino defenderlo, incluso si esto nos aísla de las denominaciones; ya que la verdad seguirá siendo la verdad.
Jn. 3:16, nos dice: “Porque
tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree
en él no se pierda, sino que tenga vida eterna”.
1 Jn. 3:16, “En esto
conocemos lo que es el amor: en que Jesucristo entregó su vida por nosotros”.
En este versículo vemos claramente que
Jesucristo pagó un precio muy alto por nosotros, fue su gran amor hacia
nosotros el que lo llevó a la Cruz.
Observemos también, el amor del Padre en 1 Jn. 4:7
VERSÍCULO
7.
“Queridos
hermanos, amémonos los unos a los otros, porque el amor viene de Dios, y todo
el que ama ha nacido de él y lo conoce”.
Dios fue quien comenzó el proceso de
redención; por amor a nosotros. Analicemos que Juan nos dice de manera
imperativa que nos amemos los unos a otros, porque Dios es amor. Cuando nos
amamos unos a otros llegamos a ser amigos de Dios.
Juan nos da también, un segundo
principio por el cual reconocemos este nuevo nacimiento:
El nuevo nacimiento está basado en tres
pilares:
1.
Primer principio: 1
Jn. 3:9, Ninguno que ha nacido de Dios practica el pecado, porque la semilla de Dios permanece en él.
2.
Segundo principio: 1
Jn. 3:7, el nuevo nacimiento comienza en el Calvario y continúa hasta
ahora, y la razón por la cual continúa hasta ahora es: porque
nosotros practicamos la justicia.
3.
Tercer principio: 1 Jn.
4:7, Todo el que ama ha nacido de Dios, aquel que ha
nacido de nuevo, y continúa en ese nuevo nacimiento es porque persiste en amar
a sus hermanos. Dios es amor y todo lo que hace es consecuencia de quién es él;
es decir, de su naturaleza. El versículo 8, dice: El que no ama no conoce a
Dios, el que no ama es aquel que odia. El odio es contrario al amor, así como
la oscuridad es opuesta a la luz, y es el pecado a la justicia.
Ahora, notemos tres versículos en las
Escrituras que nos ayudan a definir el amor que el Padre tiene hacia nosotros:
VERSÍCULO
8.
“El
que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor”.
Todo lo que Dios hace lo hace por amor,
crea por amor, juzga en amor, nos perdona en su amor. Todo
lo que Él hace es basado en su naturaleza.
Ahora en el versículo 9, esta es la
manera que el amor de Dios se ha manifestado:
VERSÍCULO
9.
“Así
manifestó Dios su amor entre nosotros: en que envió a su Hijo unigénito al
mundo para que vivamos por medio de él”.
El amor necesita ser manifestado, el
amor necesita demostrarse a sí mismo; porque si no hay demostración de amor, no
es amor.
¿Cómo
se manifestó el amor de Dios a sí mismo? Enviando a su único Hijo al mundo para
que nosotros pudiéramos vivir por medio Él, pero no fue simplemente mandarlo al
mundo, pues tuvo que morir para darnos vida. Es decir, Dios envió a Jesús en
una misión de muerte, Él nació con el propósito de morir.
Ej. Si
tu hijo tuviera que morir por toda la humanidad y pudieras elegir entre tú y
él, seguramente decidirías morir en su lugar. 1 Jn. 3:16, dice que Jesús entregó su vida, pagando
así, el precio más alto. Sin embargo, pienso que quien pagó el precio más alto
fue el PADRE. Si bien no se sabe cómo fue tomada la decisión entre el Padre, el
Hijo y el Espíritu Santo desde antes de la fundación del mundo; siendo que los
tres son co-iguales. Lo que sí sabemos bien es que Jesucristo tendría que
morir. Sin embargo, el Padre tuvo la terrible asignación de enviar a su Hijo a
esta misión de muerte.
Ahora, leamos el versículo 10:
VERSÍCULO
10.
“En
esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él
nos amó y envió a su Hijo para que fuera ofrecido como sacrificio por el perdón
de nuestros pecados”.
Dios envió a su Hijo a una misión de
muerte. Esto es algo asombroso respecto del amor de Dios, pues, el mismo
ejecutó la pena de muerte sobre su Hijo. En consecuencia debemos entender que
fue el Padre quién planificó la muerte de su Hijo y lo ejecutó.
Is. 53:3-4 -“Desechado y rechazado por lo hombres, varón de dolores, hecho para el
sufrimiento. Todos evitaban mirarlo; fue despreciado, y no lo estimamos.
Ciertamente él cargó con nuestras enfermedades y soportó nuestros dolores, pero
nosotros lo consideramos herido, golpeado por Dios, y humillado”.
Jesús fue herido golpeado por Dios;
sabemos que es difícil para un padre sacrificar a un hijo, incluso siendo para
salvación de los demás. Sin embargo,
supongamos que la decisión fue tomada y tu hijo debe morir; pues es
necesario entregar el corazón de tu hijo a otra persona. Como padre te sería
fácil decir: doy el corazón de mi hijo, aquí tengo un cuchillo, ¿acaso podrías
realizar la cirugía? Por supuesto que no; pero, esto es lo que Dios hizo.
Leamos el versículo 10 de Isaías.
Is. 53:10 -“Pero el Señor quiso quebrantarlo y hacerlo sufrir, y como él ofreció
su vida en expiación, verá su descendencia y prolongará su días y llevar a cabo
la voluntad del Señor”.
El Padre verá el sufrimiento del Hijo,
y esto será agradable a sus ojos, y cuando el Padre
vea el sufrimiento de su Hijo la PROPICIACIÓN ESTARÁ HECHA. A esto hace
referencia 1 Jn. 4:10.
El Sal. 22, es un salmo acerca de la
crucifixión. ¡Dios mío! ¿Por qué me has abandonado?, ¿por qué te complace
castigarme a mí? Sal. 22:15,
Jesús dice al Padre, tú me has hundido en el polvo de la muerte.
Hch. 2:22-23, Pedro dice a los judíos,
que Jesucristo fue sacrificado por un plan determinado
de Dios. Él fue ofrecido para cumplir el propósito y conocimiento de
Dios. El Padre sabía desde la eternidad que iba a sacrificar a Jesús. Los que
crucificaron a Cristo sólo fueron instrumentos de Dios, mas ellos no lo sabían.
Ahora, regresando al ejemplo del padre
que va a sacarle el corazón a su hijo, no es posible hacer esto sin
instrumentos quirúrgicos, no se puede llevar a cabo esta cirugía sin que exista
un intenso dolor. Nosotros decimos que Jesucristo sufrió en la cruz, le aseguro
que el Padre también sufrió y el Espíritu Santo sintió el dolor, este fue un
plan de sacrificio tanto de Dios como del Espíritu Santo y también del Hijo;
los tres estuvieron en la ejecución del plan.
Volviendo a nuestro ejemplo, del padre
sacrificando a su hijo; sacrificio a través del cual tú irás al cielo; pero
¿cómo nos sentiríamos nosotros con este padre? Agradecidos, porque si él no
hubiera hecho esto, hubiéramos pasado una eternidad en el infierno. Esta es
razón suficiente para estar agradecidos; y amar a este padre y este amor debe
ser demostrado.
Juan dice que aquel que no ama, NO
CONOCE A DIOS, si no amas no puedes entender el amor de Dios, porque Él dio al
Hijo para que podamos vivir. El Padre puso sobre Jesús el pecado y el Padre fue
el que lo ejecutó por medio de otras manos, y Juan dice en el versículo 11:
VERSÍCULO
11.
“Queridos
hermanos ya que Dios nos ha amado así, también nosotros debemos amarnos los
unos a los otros”.
Si Dios nos amó hasta ese punto,
entonces nosotros debemos amarnos los unos a los otros de esta manera, porque
esta es la respuesta natural de aquellos que conocen a Dios, y conocen el sufrimiento
y agonía de su alma, cuando Él envió a su Hijo a morir en la cruz, y permitió a
estos hombres pusieran clavos en sus manos y Dios dio la espalda a la escena de
la crucifixión de Jesús, ÉL ABANDONÓ A SU HIJO EN LA
CRUZ, NO LO PUDO VER. Si alguien más fuera a sacarle el corazón a tu
hijo, ¿qué harías tú? Harías lo posible para que se detuviera. Entendamos el
maravilloso control del Padre, porque Dios teniendo el
control y poder para parar esa maldad, no intervino.
¿Por
qué Dios no intervino y rescató a su Hijo de este sufrimiento? PORQUE NOS AMA.
Debemos entender algo acerca de este
sufrimiento de Dios, parece para nosotros que Jesucristo fue el único que
sufrió, pero también el Padre sufrió, por las siguientes razones:
1.
Al mandar al Hijo a una misión de muerte, y
2.
Porque él mismo ejecutó al Hijo.
Si esto no es amor, entonces la palabra
amor está vacía.
VERSÍCULO
12.
“Nadie
ha visto jamás a Dios, pero si nos amamos los unos a los otros, Dios permanece
entre nosotros, y entre nosotros su amor se ha manifestado plenamente”.
Nadie ha visto jamás a Dios, recordemos
que Moisés dijo a Dios déjame verte y Jehová le dijo ningún hombre puede verme
y vivir. Entonces, nosotros no podemos ver a Dios, el hombre que diga Señor
quiero verte, es como aquel hombre que quiere ver con sus propios ojos una
explosión atómica, estar en el centro de ella; con la idea de no ser
desintegrado inmediatamente. Si cualquier hombre de carne y huesos quiere ver
al Dios invisible, sería desintegrado de hecho. ¿Por qué no podemos ver a Dios?, ¿qué tiene que ver esto
con el amor? Nosotros no podemos ver a Dios, pero sí PODEMOS VER LA ACCIÓN DEL
AMOR DE DIOS. Si nos paramos al pie de la cruz podemos ver la cara del amor y
allí es dónde veremos el amor de Dios, no lo podemos ver físicamente pero si
vemos las acciones de su AMOR. Entonces, Dios nos ama.
El hombre pecador estaba moralmente,
perdido, era enemigo de Dios (Ro. 5). Realmente no sería difícil enviar a tu
hijo a morir por un inocente, pero en primer lugar, una persona justa no
necesitaría que nadie muriera por él. Sin embargo, mandar a ejecutar a tu hijo
por todos los criminales de esta tierra, por los enemigos de todo aquello que
es bueno. En realidad sería difícil para ti ejecutar a tu hijo por cada
criminal, pero este es el amor de Dios.
Plenamente, nuestro amor se ha perfeccionado.
Ahora, en 1 Jn. 2:5 –“En cambio el amor
de Dios se manifiesta en la vida del que obedece su palabra. De este modo
sabemos que estamos unidos a él”. Si nosotros mantenemos los mandamientos
de Dios, su amor se perfecciona en nosotros. En el sacrificio de la cruz, el
amor de Dios fue perfeccionado, fue perfectamente demostrado y los resultados
de él son perfectos para nuestra redención.
Ahora, ¿Cuándo es perfeccionado nuestro
amor hacia Dios? Cuando nosotros amamos como él ama. Juan dice que el amor de
Dios es perfeccionado en nosotros, su amor hacia nosotros produce frutos
perfectos. Él invirtió en una cruz llena de amor por nosotros, y ahora tenemos
una cruz llena de amor unos con otros; entonces, ahí el amor de Dios es
perfeccionado y ahí produce frutos; siendo el fruto que Dios esperaba a través
de la cruz.
VERSÍCULO
14.
“Y
nosotros hemos visto y declaramos que el Padre envió a su Hijo para ser el
Salvador del mundo”.
Observemos los siguientes tres
versículos, los cuales nos muestran que Dios envió al Hijo por tres razones
diferentes:
1.
Dios envió al Hijo para que nosotros podamos vivir (v. 9).
2.
Dios envió a su Hijo para que nuestro pecado fuera
adecuadamente pagado (v. 10).
3.
Dios ha mandado al Hijo para ser el Salvador del mundo (v.
14).
Ahora, ¿cuánto sabes tú acerca del amor
de Dios? El amor de Dios es de redención y este es el perfecto amor. La
redención fue el propósito detrás de este sacrificio, sacrificio de él mismo,
de su Hijo Jesucristo y de los frutos del Espíritu.
¿Cuándo es perfeccionado nuestro amor? Cuando
nosotros amemos y hagamos lo que podamos para salvar almas, Dios fue hasta este
gran extremo para salvarnos; por lo tanto, nosotros también tenemos que
sacrificarnos hasta este extremo por salvar las almas de los perdidos.
Entonces, nuestro amor será perfeccionado; cuando
nuestro amor busque la redención de otros.
En Juan
3:16, Jesucristo entregó su vida por nosotros; ahora,
debemos entregar nuestras vidas por nuestros hermanos, eso demanda que amemos a
los cristianos de una manera sacrificial. Pero Dios no solamente ama a los
cristianos, Dios ama a todo el mundo, es por eso que mandó a su Hijo Unigénito.
Dios mandó a su Hijo a para ser el
Salvador del mundo 1 Jn. 4:14.
Por ello, cuando pecamos tenemos un abogado a nuestro favor, que es Jesucristo
el Justo y Él es la propiciación por nuestros pecados y no solamente por los
nuestros; sino por los de todas las personas del mundo 1 Jn. 2:2;
esto estuvo en la mente de Dios cuando envió a su Hijo.
Nuestro amor necesita ser como el amor
de Dios, el amor no debe ser hipócrita. Ro.
12:9, nos dice que el amor debe ser sincero sin hipocresía.
¿Cuál es un amor hipócrita? Es ver a un
hermano muriendo de hambre y no sentir nada por ese hombre, ése es un amor
hipócrita.
¿Cuál es un amor sin hipocresía? 1 P. 1:22
-“Ahora que se han purificado obedeciendo
a la verdad y tienen un amor sincero por sus hermanos, ámense de todo corazón
los unos a los otros”. El nuevo nacimiento demanda de nosotros un amor
sincero el cual no es hipócrita; es real, se demuestra a sí mismo en la acción.
En el versículo 15, Juan quiere
afirmarnos.
VERSÍCULO
15.
“Si
alguien reconoce que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en
Dios”.
Dios quiere que entendamos esta unidad
íntima entre nosotros y Dios, cuando caminamos en la luz como Dios está en la
luz, cuando nos purificamos a nosotros mismos así como él es puro, cuando
amamos como él ama, cuando practicamos justicia así como él es justo, entonces
esto demuestra que tenemos una relación íntima con Dios, ESTO SE LLAMA
COMUNIÓN.
Ahora veamos, Jesús
es su nombre humano, Mt. 1:21,
dice que su nombre será llamado Jesús. En el Antiguo Testamento, su nombre
hubiera sido Josué, ¿por qué? Porque Josué fue el libertador de Israel, por
medio de él entraron en la tierra prometida. La palabra en hebrea Josué se
tradujo de la lengua aramea como Jesús y significa “El Libertador”, en el caso
de Jesús, nos libera de nuestros pecados.
Dios envió a Jesús para ser el
Salvador, esta es la razón por la que tenemos una asignación o comisión de
Dios, ir a todo el mundo y predicar el evangelio.
El corazón de Dios cubre todo el mundo,
cuando Él envió a Jesús a la cruz.
VERSÍCULO
16.
“Y
nosotros hemos llegado a saber y creer que Dios nos ama. Dios es amor. El que
permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él”.
Asimismo, hemos llegado a saber y creer
que el amor de Dios está en nosotros, en el griego este versículo dice que el
amor de Dios está investido en nosotros. Dios nos invistió su amor en la cruz.
Dios es amor y aquel que permanece en amor permanece en Él; vivimos juntos y
tenemos una misión común.
Observemos la vida misionera de Pablo;
cuando estuvo en Filipos convirtió muchas personas al Señor, entonces la misión
de Pablo se convirtió de la misión de Dios y su Hijo Jesucristo y la de Pablo
para los filipenses. Tal como la misión que Jesucristo traía de parte de Dios,
Jn 17 y 21, de la cual dijo: así como el Padre me ha enviado a mí, así también
yo les envío a ustedes. Dios envió a su Hijo con una misión de redención, por
la cual somos salvados, ahora su misión se convierte en nuestra misión.
1 Jn. 4:13 nosotros sabemos que con Dios somos una familia,
¿Cómo sabemos esto? Porque tenemos la persona del Espíritu Santo morando en
nosotros. Es el mismo pensamiento que
encontramos en 1 Jn. 3:20,
recordando el ejemplo del vaquero poniendo su marca a sus reses, esta marca
identifica a la vaca con el vaquero, ella le pertenece. Dios nos ha dado su
Espíritu, y este es el sello de pertenencia. Esta marca o sello hace lo
siguiente:
1.
Le prueba a Dios que nosotros le pertenecemos a Él, porque si nosotros
no le
perteneciéramos a Él, ¿qué hace su Espíritu en nosotros?
2.
A su vez esta marca nos prueba que le pertenecemos a Dios.
Regresemos nuevamente, al tema del
amor. En el versículo 16, hemos sido investidos del amor de Dios. Y si
permanecemos en ese amor, permanecemos en Dios.
Ahora, veremos cómo se perfecciona el
amor de Dios en nosotros.
VERSÍCULO
17.
“Ese
amor se manifiesta plenamente entre nosotros para que en el día del juicio
comparezcamos con toda confianza, porque en este mundo hemos vivido como vivió
Jesús. En el amor no hay temor”.
Cuando el amor de Dios se perfecciona
en nosotros; tenemos valentía y confianza en el día del juicio. Porque así como
él, somos también nosotros.
¿Cómo
es Él?
Él es amor,
¿Cómo
somos nosotros?
Nosotros somos amor, porque su amor se manifiesta a sí mismo y ahora también
nuestro amor se manifiesta.
1 Jn. 3:2, cuando venga Jesús seremos
como Él. Mientras tanto, hasta que Jesús venga, somos
como Él en la PRÁCTICA.
1 Jn. 1:6, Caminamos como Él camina.
1 Jn. 3:6, Nos purificamos así como Él
es puro.
DE ESTA MANERA NOSOTROS LLEGAMOS A SER
AMOR, TAL COMO DIOS LO ES.
1 Jn. 4:14, Dios envió a su Hijo para Salvar al mundo, pero
nosotros somos los instrumentos de Dios para alcanzar a este mundo, esa es
nuestra misión, así como Dios es, nosotros tenemos que ser.
Jesús dijo: así como el Padre me envió
al mundo, yo les envío a ustedes. Este es un MENSAJE GLORIOSO DE AMOR QUE
DEBEMOS HACER PÚBLICO.
VERSÍCULO
18.
“…sino
que el amor perfecto echa fuera el temor. El que teme espera el castigo, así
que no ha sido perfeccionado en el amor".
¿Qué es el amor perfecto? Es cuando tenemos
una cruz llena de amor por nuestros hermanos y por el mundo. Recordemos que el
amor de Dios se perfecciona en nosotros de esta manera. Y si tenemos la clase
de amor que Dios tiene por los salvos y por los que no lo son, no tendremos
temor en el día del juicio.
1 Jn. 4:17, nosotros tenemos valentía y esta valentía significa
que tenemos confianza en el día de juicio. Un cristiano amoroso no tiene temor
del día del juicio, porque estará ante el Juez perdonado, cubierto por la
sangre de Cristo; puesto que este cristiano mientras estuvo en el mundo
compartió la naturaleza de Dios, el deseo de Dios por la humanidad, compartió
su práctica de justicia y el amor ágape del Padre. Dios y él son muy parecidos,
entonces ¿por qué tendría temor de estar en presencia de su amigo?
UN CRISTIANO NO DEBE TEMER EL DIA DE
JUICIO.
Jn. 23 y 24 aquel que cree en
Jesucristo ha pasado de muerte a vida y no viene a juicio. Nosotros estaremos
presentes en el día del juicio, pero no vamos a estar
bajo el juicio, porque somos inocentes a través de la sangre de Cristo.
¿Por qué tendríamos que temer de escuchar al Señor decir entra al gozo de tu
Señor? Esta es la confianza de la cual Juan está hablando en 1 Jn. 4:18.
Juan no escribió esto para traer
inseguridad al cristiano, creo que lo escribió por los gnósticos que no tenían amor. Porque
ellos son los hombres que odian, por consiguiente, tienen razones para temer al
día del juicio. Juan nos dice en el libro de Apocalipsis, que estos hombres
orarán para que las rocas caigan sobre ellos y los cubran de la ira de Dios,
pero Juan dice, los cristianos no debemos tener temor, porque el amor ha sido
perfeccionado en ellos.
El temor trae castigo, y aquel que teme
no es perfecto en su amor, porque no ama a sus hermanos; por ello, teme al
juicio de Dios. Jesús dijo en Mt. 25, porque tenía hambre y no me diste de
comer y lo que no hiciste con ellos, no lo hiciste conmigo; vemos aquí un
ejemplo de los que no demostraron en sus vidas el amor de Dios.
Dios toma como algo muy personal cuando
alguien maltrata a su gente.
VERSÍCULO
19.
“Nosotros
amamos a Dios porque él nos amó primero”.
Nosotros conocemos el amor por Dios,
porque él fue el maestro del Amor, demostró su amor, el cual debemos copiar e
interiorizar en nuestras vidas.
VERSÍCULO
20.
“Si
alguien afirma: Yo amo a Dios, pero odia a su hermano, es un mentiroso; pues el
que no ama a su hermano, a quien ha visto, no puede amar a Dios, a quien no ha
visto”.
El que afirma que ama a Dios, debe demostrarlo, pero si alguien odia a su hermano,
por cuarta vez, Juan dice él es un mentiroso. Y la razón por la cual es un
mentiroso, es porque no ama a su hermano a quien ve, entonces no puede amar a
Dios a quien no ve (v. 12).
Ahora si queremos mostrar nuestro amor
hacia Dios quien sacrificó a Cristo, sufriendo la muerte de su amado Hijo en la
cruz, sin intervenir en su ayuda por amor a nosotros. Si no podemos amar a este
Dios que representó su amor en una forma visible; pero como vimos
anteriormente, es un Dios invisible porque nadie ha podido verle jamás.
Entonces, existe algo erróneo en nosotros porque el amor debe expresarse a sí
mismo.
Recuerde Mateo 25, la escena del
juicio, Cristo es el pastor separando las ovejas de las cabras, las ovejas
representan a los salvos y las cabras a los perdidos, y
¿cuál fue la base de la salvación? La diferencia en el trato de las ovejas y
cabras hacia sus hermanos. Para comprender esto Jesús usó el siguiente
ejemplo diciendo: Yo estaba en prisión, tenía hambre, estaba desnudo y tú
respondiste a mis necesidades, estas son las ovejas. ¿Qué es lo que hicieron
las cabras ante la misma situación? Nada, fueron negligentes a las necesidades
de sus hermanos. La oveja le preguntó a Jesús, ¿cuándo te vimos en prisión?
Jesús, respondió cuando viste a mis hermanos, cuando miraste al más pequeño lo
hiciste por mí. Pero a las cabras Él les dice, así como no hiciste nada por
ayudar a tus hermanos, tampoco hiciste nada por mí.
Nosotros expresamos nuestro
amor en el trato a nuestro prójimo.
VERSÍCULO
21.
“Y
él nos ha dado este mandamiento: el que ama a Dios, ame también a su hermano”.
Si tú amas a Dios amarás también a tu
hermano, esta es la manera en que demostramos el amor de Dios en nuestras
vidas.
Aporte:
Castillo Fuerte
en
20:38:00
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