Veinte Ilustraciones para ser usados en tu Sermón Dominical
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biblias y miles de comentarios
1. “COMO SERPIENTE MORDERA”
Prov. 23:32.
El perforador de pozos Andre Poultier, de Rouen, Francia, apostó ante un grupo de amigos en un restaurante, que se bebería treinta y nueve vasos de vermut en diez minutos.
Ganó la apuesta: y cayó muerto.
2. LA RANA OPTIMISTA
Ecl. 9:10; Rom. 12:11; 13:11; Ef. 5:14.
Dos ranas, una optimista y otra pesimista, cayeron al mismo tiempo en dos vasijas que contenían leche. La rana pesimista dice: “No puedo salir de este cacharro, porque las paredes son muy lisas. No puedo respirar en la leche, voy a asfixiarme, estoy perdida.” Y, en efecto, se asfixia y muere.
La rana optimista no sabe tampoco qué hacer; pero como es optimista trata de hacer algo y se agita en todos sentidos. Como se está moviendo continuamente, bate la leche con tanto vigor que ésta se transforma en mantequilla. La rana entonces se sienta sobre la mantequilla y puede respirar libremente.
Esto prueba que quien posee un carácter optimista hace siempre algo, aun cuando no sepa qué hacer para salir en una situación difícil; pero sigue luchando y confiando en Dios y él es poderoso para hacernos “más que vencedores.”— El Embajador.
3. LA HISTORIA ABATE AL ALTIVO URBANO VIII
Ex. 1:8–22; 1 Sam. 14:24–45; 18:6–29; 22:6–19; 1 Rey. 5:13–18; 12:1–20; 2 Crón. 2:2, 17, 18; Mat. 14:1–12; Mar. 6:14–29; Luc. 9:7–10.
En el año de 1633 el Papa Urbano VIII, quien pretendía ser el sapientísimo e infalible vicario de Cristo, haciendo alarde de su “sabiduría” mandó encarcelar a Galileo porque éste enseñaba que la tierra giraba sobre sí misma y a la vez alrededor del sol. Al gran Galileo, para salvarle la vida después de haber sufrido durante muchos, muchos meses en los calabozos de la Inquisición, se le hizo salir, con la creencia de los inquisidores, de que la prisión había quebrantado la fe de él en las “herejías” que había estado enseñando. Pero como se viera que Galileo aún conservaba las ideas que antes había expuesto, el Papa lo mandó a la cámara del tormento, donde el pobre anciano sufrió muchas veces, con estoicismo, el suplicio de la cuerda. Al fin, quebrantado y vencido por los sufrimientos físicos y morales, fue obligado a abjurar en esta forma: “Yo, Galileo, a los setenta años de edad, arrodillado ante sus eminencias y teniendo ante mis ojos los Santos Evangelios que toco con mis propias manos, abjuro, detesto y maldigo el error y la herejía del movimiento de la tierra.”
La justicia divina y la sabiduría que Dios ha transmitido a los hombres, han exaltado a Galileo colocándolo, entre los sabios más ilustres que el mundo ha conocido, y han humillado al altivo Papa Urbano VIII colocándolo entre los hombres más presuntuosos e ignorantes de la tierra.— Exp. Bíbl.
4. LA CAIDA DE LA SOBERBIA
Sal. 1; Sal. 49:6; Prov. 2:14; Is. 24:8; Mar. 10:23–25; Luc. 12:19; Rom. 1:30; 3:23, 27; 11:18; 1 Cor. 5:6; 13:6; 1 Tim. 6:17–19.
Con frecuencia hemos visto a un niño que anda contoneándose para lucir, ante quienes lo ven, su ropa nueva; y al tropezar y caer llora lo más fuerte que puede al ver su vestido sucio por la tierra o por el lodo del piso.
De parecida manera, Dios ha puesto en ti muchas gracias, muchas cualidades o virtudes y te ha concedido muchos dones. Puede ser que al pensar en estas cosas te jactes por ellas y desdeñes a quienes no las tienen, como lo hicieron Roboam y Nabucodonosor al pensar en su respectiva grandeza, y como ellos cayeron así también tú caigas. Y puede ser que cuando estés caído, en lugar de hacer alarde de lo que tenías y en lugar de jactarte por ello, te pongas a llorar como aquel niño imprudente: porque tu traje de muchos colores se ha ensuciado y se ha manchado en la caída.— Cawday, adaptación.
5. AMOR MAS VALIOSO QUE EL ARTE
Y LOS HONORES
Y LOS HONORES
Gén. 24:15–27:46; Rut. 1–4; Prov. 12:4a; 18:22; 19:14; 31:10–31; Jn. 15:13; 1 Cor. 13; Ex. 34:7; Ez. 18:27, 28, 30–32; 1 Sam. 15:24; Sal. 103:3; Mat. 6:12; Luc. 15:11–32; Jn. 8:21; Rom. 8:24.
Jorge Romney fue un famoso pintor inglés (1734–1802). Desde su niñez demostró que tenía un sentido artístico excepcional, y se dedicó a pintar cuadros históricos, de la naturaleza, y mayormente retratos. En su juventud anduvo de villa en villa y de ciudad en ciudad pintando retratos y vendiéndolos por unas cuantas monedas. Se enamoró de una señorita, y se casó con ella. Entonces uno de los admiradores de Jorge dijo que era una lástima que se hubiera casado porque se dedicaría más a su esposa que a su arte, y que por esto fracasaría artísticamente. Al saber esto Romney se separó de su joven esposa, y se dedicó a la pintura. Viajó por Francia, por Italia, y regresó a Londres. Poco a poco había adquirido experiencia, habilidad y prestigio. Unos de sus más famosos cuadros son “La Muerte del General Wolfe”, “Guillermo Bedford”, “Miss Vernon como Hebe”, “Casandro”, “El Naufragio”, ‘Sir Jorge y Lady Warren”, “Las Hijas del Párroco”, y “Lady Hamilton como Dafne”. Este último cuadro está en el Museo Metropolitano de Nueva York. Se dice que admiraba tanto a Lady Hamilton que la consideró como su modelo favorito y la llamó “la dama divina”. Fue tan solicitado para pintar retratos de personajes célebres de Londres, que no tuvo tiempo para dedicarse a otro género de pintura. Todo eso le dio fama y dinero. Pasaron los años, y Jorge Romney envejeció y enfermó, juntó las cosas que podía llevar consigo, y se encaminó hacia el norte del país, donde había quedado su esposa, y se reunió con ella: amorosamente lo recibió, y lo cuidó con ternura hasta que murió. Después alguien dijo que el corazón y el amor de la esposa de Jorge Romney eran mucho más valiosos que todos los cuadros que Jorge Romney pintó.— A. L.
6. VISION DEL AMOR DE DIOS
Isa. 55:7.
Christmas Evans nos dice en su diario que un domingo por la tarde mientras iba viajando por un camino muy solitario para asistir a una cita se convenció de que su corazón era muy indiferente. Dice: “Amarré mi caballo y me fui a un lugar muy apartado en donde anduve sin rumbo fijo, en agonía, repasando mi vida. Esperé tres horas ante Dios, quebrantado por la tristeza, hasta que percibí la magnanimidad de su amor para perdonar, y recibí de Dios un nuevo bautismo del Espíritu Santo. Cuando el sol se estaba ocultando, volví al camino, encontré mi caballo, monté en él y me fui a la cita. Al siguiente día prediqué con un poder tan nuevo a un vasto concurso de personas reunidas a un lado de una colina, que se inició un avivamiento que se extendió por todo Gales.”—Hastings.
7. AMOR ES AYUDAR A OTROS
Mat. 5:46–48; Jn. 13:3–17.
Una maestra de párvulos trataba de explicar a los niñitos de su clase lo que es el amor; pero no podía, y por saber lo que decían sus pequeños alumnos, les preguntó qué es el amor. Entonces una niñita de seis años de edad se levantó de su silla y fue hasta la maestra, la abrazó, la besó y le declaró: “Esto es amor.” En seguida la maestra dijo: “Está bien; pero el amor es algo más. ¿Qué es ese algo?” La misma niña, después de un rato de estar pensando, se levantó y comenzó a poner en orden las sillitas que estaban fuera del lugar que les correspondía, limpió bien el pizarrón, levantó unos papeles que estaban en el suelo, arregló los libros que estaban en desorden sobre una mesa; y en seguida, con aire de satisfacción, dijo a su maestra: “Amor es ayudar a otros.” La niñita tenía razón.—Expositor Bíblico.
8. PARABOLA
Heb. 13:1.
Un alfiler y una aguja encontrándose en una cesta de labores y no teniendo nada qué hacer, empezaron a reñir, como suele suceder entre gentes ociosas, entablándose la siguiente disputa:
—¿De qué utilidad eres tú? —dijo el alfiler a la aguja—; y ¿cómo piensas pasar la vida sin cabeza?
—Y a ti —respondió la aguja en tono agudo—, ¿de qué te sirve la cabeza si no tienes ojo?
—¿Y de qué te sirve un ojo si siempre tienes algo en él?
—Pues yo, con algo en mi ojo, puedo hacer mucho más que tú.
—Sí; pero tu vida será muy corta, pues depende de tu hilo.
Mientras hablaban así el alfiler y la aguja, entró una niña deseando coser, tomó la aguja y echó mano a la obra por algunos momentos; pero tuvo la mala suerte de que se rompiera el ojo de la aguja. Después cogió el alfiler, y atándole el hilo a la cabeza procuró acabar su labor; pero tal fue la fuerza empleada que le arrancó la cabeza y disgustada lo echó con la aguja en la cesta y se fue.
—Conque aquí estamos de nuevo —se dijeron—, parece que el infortunio nos ha hecho comprender nuestra pequeñez; no tenemos ya motivo para reñir.
—¡Cómo nos asemejamos a los seres humanos que disputan acerca de sus dones y aptitudes hasta que los pierden, y luego … echados en el polvo, como nosotros, descubren que son hermanos!—El Embajador, Poth, Tex.
9. AMOR PARA LAS BESTIAS
Y NO PARA LOS NIÑOS
Y NO PARA LOS NIÑOS
Deut. 6:5; Job 34:20; Sal. 27:10; Is. 1:17, 23; 4:15; Jer. 5:28; Os. 4:6; 6:6; Miq. 6:6–8; Zac. 7:10; Mat. 7:12; 10:42; 18:3; 19:13–15; 25:34–40; Mar. 10:13–16; 12:30, 31; Luc. 6:31; 10:27; 10:29–37; 18:15–17; Stg. 1:22, 27.
Entre los paganos no se toman ningunas precauciones para proteger a los pobres y a los necesitados. “En un lugar de la India había un indio fanático que en su taller tenía colgada una caja, en la cual estaban escritas, en su dialecto, unas palabras que, traducidas, decían esto: ‘Fondo para Alimentar a las Vacas.’ El dinero reunido allí se usaba para alimentar a las vacas que por estar demasiado débiles no podían trabajar, o a las que habían sido compradas de los carniceros mahometanos. Se le preguntó a ese indio cómo eran atendidos sus niños huérfanos, a lo cual él respondió: ‘¿Por qué hemos de alimentarlos y sostenerlos? Deben de haber hecho alguna cosa muy mala en su vida anterior.’ ”
¿Verdad que mucha gente necesita el evangelio?—J. S. A.
10. ENEMIGOS DESTRUIDOS
Ex. 20:13; Mat. 5:21–26, 38–45; Mat. 18:11–14; Jn. 3:15; Stg. 4:1–3.
Se cuenta que cierto emperador chino, cuando le avisaron que en una de las provincias de su imperio había una insurrección, dijo a los ministros de su gobierno y a los jefes militares que lo rodeaban: “Vamos. Seguidme. Pronto destruiré a mis enemigos.” Cuando el emperador y sus tropas llegaron a donde estaban los rebeldes, él trató afablemente a éstos, quienes, por gratitud, se sometieron a él de nuevo. Todos los que formaban el séquito del emperador pensaron que él ordenaría la inmediata ejecución de todos aquellos que se habían sublevado contra él; pero se sorprendieron en gran manera al ver que el emperador trataba humanitariamente y hasta con cariño a quienes habían sido rebeldes. Entonces el primer ministro preguntó con enojo al emperador:
“¿De esta manera cumple vuestra Excelencia su promesa? Dijisteis que veníamos a destruir a vuestros enemigos. Los habéis perdonado a todos, y a muchos hasta con cariño los habéis tratado.
Entonces el emperador, con actitud generosa, dijo:
—Os prometí destruir a mis enemigos; y todos vosotros veis que ya nadie es enemigo mío: a todos los he hecho mis amigos.”—Expositor Bíblico.
11. PRACTICANDO EL SERMON DEL MONTE
Deut. 6:6–9; 11:18–21; Sal. 19:7–11; 37:30, 31; 119:9, 11, 105; Prov. 3:3, 4; 6:20–23; 7:1–3; Mat. 7:24–27; Luc. 6:47–49; Rom. 2:13; Stg. 1:22–25.
Un cristiano de la península de Corea visitó a uno de los misioneros que allí estaban, y le dijo que había aprendido el Sermón del Monte y deseaba repetirlo delante de él. En seguida aquel cristiano repitió, palabra por palabra, sin que le faltara una sola, los tres capítulos que componen el mencionado sermón. Cuando terminó, el misionero dijo a ese cristiano que era necesario poner por obra las enseñanzas del sermón; a lo que aquel creyente replicó: “Así lo aprendí: Procuraba yo aprenderlo, todo de una vez, y las palabras se me iban. Entonces aprendí de memoria un versículo, salí en busca de alguno de mis vecinos y en él practiqué las enseñanzas de ese versículo; y se me quedaron bien las palabras. Entonces procuré aprender de esa manera todo el sermón, y así lo aprendí.”—Expositor Bíblico.
12. DESCUBRIMIENTOS ARQUEOLOGICOS
Mat. 25:35.
El señor Schmaryu Gutman descubrió casualmente las ruinas del antiguo palacio del rey Herodes, en las vecindades del Mar Muerto. Este hallazgo es de gran importancia, porque los investigadores creían que el palacio había sido completamente destruido, pues sólo se conocían algunas ruinas del muro que circundaba al Masada, la poderosa fortaleza en que Herodes se refugió al huir de Jerusalén.—Heraldo Bautista.
13. NO MAS “GUERRAS SANTAS”
Rom. 12:18.
El Primer Ministro de Pakistán, señor Noon, de religión mahometana, había viajado mucho en los Estados Unidos de la América del Norte y el Canadá; por lo mismo había visto cómo unos países vecinos en este continente pueden vivir en paz y resolver sus problemas comunes sin el uso de la fuerza: le impresionaron profundamente las largas fronteras que hay sin fortificar entre el Canadá, los Estados Unidos de la América del Norte y México.
Como había habido muchas desavenencias entre Pakistán y la India por causa de las fronteras, los musulmanes de Pakistán habían estado expresando sus deseos de hacer una “guerra santa” en contra de la India. Cuando el señor Noon regresó a Pakistán publicó un decisivo edicto, cuya parte esencial declaraba que los musulmanes debían desechar todo pensamiento que tuvieran a favor de tener una “guerra santa” contra la India. En seguida él fue a la India para tener una conferencia con el Primer Ministro de este país, señor Nehru: cuando terminaron las pláticas, estos dos señores declararon a sus respectivos países que habían logrado tener un acuerdo amistoso, que habían resuelto las dificultades correspondientes a ocho de los quince asuntos referentes a disputas fronterizas. Más tarde tuvieron otro acuerdo: que no se usaría la fuerza para resolver o finalizar los otros siete problemas relacionados con las fronteras. Estos dos directores de pueblos han seguido los procedimientos verdaderamente cristianos para solucionar las dificultades personales e internacionales: y este procedimiento lo están usando ya muchos directores de pueblos.—Arnold.
14. LA TORRE DEL ARREPENTIMIENTO
Lucas 3:3–14.
En las cercanías de Hoddam Castle, Dumfrieshire (Escocia), había una torre llamada “La Torre del Arrepentimiento”. Se refiere que en cierta ocasión un barón inglés, al caminar cerca de ese castillo, vio a un pastorcito que estaba tendido sobre el césped y leyendo atentamente la Biblia.
—¿Qué estás leyendo, muchacho? —preguntó el transeúnte.
—La Biblia, señor —respondió el niño.
—¡La Biblia! Tú debes ser más sabio que el cura párroco. ¿Puedes decirme cuál es el camino para ir al cielo?
En seguida el pastorcito, sin desconcertarse por el tono burlón de aquel hombre, repuso:
—Sí señor, puedo: usted debe tomar el camino hacia aquella torre.
El barón se dio cuenta de que el niño había aprendido muy bien la lección de su Libro, y después de pronunciar una insolencia siguió su camino en silencio.
Lector: ¿Ya has estado en “La Torre del Arrepentimiento”? Si no … pues ya sabes: debes entrar en ella …—N. T. Anecd.
15. COSAS DE VALOR QUE NO SE VEN
Rom. 12:18.
Se dice que un joven le decía a un ministro evangélico que él creería en Dios cuando pudiera verlo. El ministro le preguntó: —¿Joven, usted cree que su madre lo ama? El joven respondió: —Yo no solamente creo, sino que yo sé que me ama. Entonces el ministro le preguntó si él podía ver el amor de su madre, si podía pesarlo, o medirlo. El joven contestó: —Yo no puedo ver, ni pesar, ni medir el amor de mi madre; pero yo sé que me ama. Entonces el ministro poniendo su mano amorosa sobre el hombro izquierdo del joven, le dijo: —Joven, Dios es amor.
Así como es el amor, hay muchas otras cosas que no se ven; pero son tan reales o más reales que las cosas que se ven. Todos sabemos que todas las cosas que los hombres han hecho son producto de lo que no se ve, o sean las ideas o pensamientos de los hombres: la imprenta, antes que los hombres la vieran, estuvo en la mente de su inventor. Lo mismo podemos decir de la luz eléctrica, del telégrafo, del aeroplano, de la radio, de la televisión, etcétera. Un edificio, antes de ser construido, está en la mente de alguna persona o personas; después el arquitecto o los arquitectos ponen esas ideas en papel, hacen los planos, y más tarde construyen el edificio. No olvidemos, pues, que todo lo que nos rodea, que ha hecho el hombre, es producto de lo que no se ve: de la mente humana.—Leobardo Estrada C.
16. LA NARANJA Y EL ATEO
Sal. 53:1a.
Un ateo dictaba una conferencia ante un gran auditorio, y después de haber finalizado su discurso, invitó a cualquiera que tuviese preguntas a que subiera a la plataforma. Después de unos momentos un hombre que había sido bien conocido en la localidad por su afición a las bebidas embriagantes, pero que había sido salvo recientemente, aceptó la invitación, y sacando una naranja del bolsillo comenzó a pelarla lentamente.
El conferencista le pidió que hiciera la pregunta; pero el hombre continuó imperturbable pelando la naranja, al término de lo cual, se la comió. Cuando terminó de comérsela se volvió al conferencista y le preguntó:
—¿Estaba dulce o agria?
—No me pregunte tonterías— respondió el orador con señales evidentes de enojo—. ¿Cómo puedo saber el gusto si no la he probado?
El borracho convertido respondió entonces:
—Y ¿cómo puede usted saber algo de Cristo si nunca lo ha probado?—El Exégeta.
17. EL MUNDO
Sal. 10:4; 14:1; 53:1.
Hay personas que ven el mundo en que vivimos y creen que se hizo solo. Esta manera de pensar no es lógica. Sabemos que todo efecto tiene su causa. Este mundo en que vivimos es un efecto, y debe tener su causa. Muy bien se ha dicho que sería más fácil pensar que al arrojar desde un edificio alto miles de notas musicales, pautas, etcétera, y que al caer al suelo se arreglaran ellas solas para formar una sinfonía; y que sería más fácil creer que al arrojar desde un alto edificio miles de letras de cada una de las letras del abecedario, al caer al suelo pudieran solas arreglarse de tal manera que fueran formando sílabas, palabras, frases, oraciones, párrafos, ideas y que, como resultado final, tuviéramos un drama o una novela escritos. Esto sería más fácil y no que el mundo se haya hecho solo.—Leobardo Estrada C.
18. GRANDEZA, PODER, RESPONSABILIDAD
Lev. 19:15; Deut. 1:16; 16:19, 20; 1 Rey. 4–11; Sal. 33:12; Prov. 14:34; 28:15; 29:2; 31:4, 5, 9; Rom. 13:1–6; 1 Tim. 2:1, 2; Tito 3:1; 1 Ped. 2:13–17.
Personas bien informadas acerca de las responsabilidades, de la grandeza y del poder del Presidente de los Estados Unidos de la América del Norte, dicen que son mucho mayores que las de Salomón; que son partes de un trabajo imposible de desempeñar por una sola persona. Se requiere que sea Jefe de Estado, Jefe del Poder Ejecutivo, Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, constitucionalmente responsable de la política extranjera de su país, y jefe del partido político a que pertenece. Generalmente comienza sus actividades en su oficina de la Casa Blanca a las ocho horas: estudia un sumario de los informes referentes a las condiciones en que está el mundo, lee la correspondencia, conferencia con sus principales ayudantes, con los oficiales del gobierno, con hombres de negocios, y con los miembros de su Gabinete: principalmente con el Secretario de Estado. Las sesiones con su Gabinete las tiene generalmente los viernes a las nueve horas, y siempre comienzan con una oración en silencio.—Adaptado de Arnold.-A. L.
19. FEDERICO EL GRANDE Y EL MOLINERO
1 Rey. 21:5–10, 16–20.
En el reinado de Federico, rey de Prusia, había un molino cerca de Potsdam, el cual interceptaba la vista de las ventanas de Sans Souci. Enfadado por este estorbo para él en su residencia favorita, el rey mandó preguntar al propietario el precio por el cual vendería su molino. “Por ningún precio”, fue la respuesta del resuelto prusiano, y en un momento de enojo, Federico dio orden de que el molino fuera demolido. “El rey puede hacer esto”, dijo el molinero cruzando reposadamente los brazos, “pero hay leyes en Prusia”. Y desde luego procedió legalmente contra el monarca, y el resultado del proceso fue que la corte sentenció a Federico a reconstruir el molino y a pagar además una gran suma de dinero como compensación por el mal que había hecho. El rey se molestó; pero tuvo la magnanimidad de decir, dirigiéndose a sus cortesanos: “Estoy complacido de encontrar que existen en mi reino leyes justas y jueces rectos.” Hace algunos años que el jefe de la honesta familia del molinero, que había heredado legalmente la posesión de este pequeño bien, se encontró en invencibles dificultades pecuniarias con motivo de las pérdidas sufridas a consecuencia de la guerra, y escribió al rey de Prusia recordándole la negativa dada por sus ascendientes a Federico el Grande y preguntando si su majestad abrigaba el mismo deseo de entrar en posesión de la propiedad, dadas las condiciones embarazosas en que él como propietario se encontraba. El rey escribió inmediatamente, con su propio puño, la siguiente respuesta: “Mi querido vecino: No puedo permitir que venda usted el molino; éste debe permanecer en su posesión tanto tiempo como exista algún miembro de su familia, porque pertenece a la historia de Prusia. Lamento, sin embargo que esté usted en malas circunstancias económicas, y le envío seis mil marcos para que arregle sus asuntos, esperando que esta suma sea suficiente para rehacer su negocio. Considéreme siempre como su afectísimo vecino, Federico Guillermo.”— Este molino trabaja todavía en la localidad.—Jacox.
20. EL HOMBRE AVARO NUNCA SATISFECHO
1 Rey. 21:5–10, 16–20.
Un buque puede ser cargado de oro hasta que se hunda y sin embargo, haber dejado espacio para poner diez tantos de la carga. Así el hombre avaro, aunque tenga lo suficiente para hundirse, no tiene nunca lo suficiente para estar satisfecho.—Trapp.