viernes, 29 de abril de 2016

—¡Maestro! ¿No te importa que perecemos?...—¿Por qué estáis miedosos? ¿Todavía no tenéis fe? ...¿quién es éste, que hasta el viento y el mar le obedecen?

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




MAESTROS Y MAESTRAS: ¡¡¡AQUÍ UNA LECCIÓN PARA USTEDES!!!
EL PODER DE JESÚS SOBRE LA NATURALEZA
Jesús calma la tempestad 
Marcos 4:35-41
35 Aquel día, al anochecer, les dijo:
—Pasemos al otro lado.
36 Y después de despedir a la multitud, le recibieron en la barca, tal como estaba. Y había otras barcas con él. 37 Entonces se levantó una gran tempestad de viento que arrojaba las olas a la barca, de modo que la barca ya se anegaba. 38 Y él estaba en la popa, durmiendo sobre el cabezal; pero le despertaron diciendo:
—¡Maestro! ¿No te importa que perecemos?
39 Y despertándose, reprendió al viento y dijo al mar:
—¡Calla! ¡Enmudece!
Y el viento cesó y se hizo grande bonanza. 40 Y les dijo:
—¿Por qué estáis miedosos? ¿Todavía no tenéis fe?
41 Ellos temieron con gran temor y se decían el uno al otro:
—Entonces, ¿quién es éste, que hasta el viento y el mar le obedecen?

SERIE: EL PODER DE JESÚS - SOBRE LA NATURALEZA

Los milagros que demuestran el 
PODER DE JESÚS


Introducción al Evangelio según S. Marcos.
El Evangelio según S. Marcos está dividido en tres secciones. Se titulan:
I.—    El Poder de Jesús: Cinco lecciones sobre los milagros y su enseñanza.
II.—  Oposición a Jesús: Incidentes que muestran la amarga hostilidad a la que se enfrentó el                         Salvador. Advertencias de cómo evitar tener nosotros mismos esas terribles actitudes.
III.— Beneficios y pérdidas por seguir a Jesús: Ejemplos y enseñanza del relato evangélico que nos               desafían a considerar seriamente este asunto.


LECCIONES SOBRE EL PODER DE JESÚS

1.— El poder de Jesús sobre la Naturaleza
“¿Quién es éste, que aun el viento y el mar le obedecen?” (4:41), preguntaron los conmocionados testigos de este asombroso acontecimiento. Único en la Historia de este mundo, este gran milagro también debería hacernos pensar.

2.— El poder de Jesús sobre la muerte
Desde el nacimiento de la civilización el hombre se ha dedicado a luchar contra ella en cuerpo y alma. Los individuos y las comunidades han tenido muy poco éxito en el intento de retrasarla o impedir que ocurra. Hoy aprendemos de un hombre que en un momento, con una palabra, pudo ordenar a la muerte que renunciara a su víctima con un éxito instantáneo. Este mismo Jesús está a la espera de rescatarnos de nuestra muerte espiritual.

3.— El poder de Jesús sobre el diablo
Un hombre atormentado y poseído por el diablo parecía un caso perdido, pero una vez más el poder de Jesús fue eficaz y le liberó de inmediato. Todos nosotros estamos tiranizados en mayor o menor medida por el enemigo de nuestras almas, y solo Jesús puede liberarnos.

4.— El poder de Jesús sobre nuestras necesidades
Todos nosotros sufrimos durante toda la vida la lucha por el dinero y la satisfacción de las necesidades básicas. La multitud comprendió rápidamente el significado de este suceso único y extraordinario. Pero en lugar de permitir que esto revelara a la persona y poder del Señor, lo desperdiciaron en la avaricia y en el provecho personal y egoísta. ¿Cuáles son nuestras razones para acudir a Él?

5.— El poder de Jesús sobre la enfermedad
Aun los niños más pequeños han experimentado alguna dolencia física que ha bastado para hacerles sensibles hacia aquellos que sufren gravemente. El Salvador fue capaz de aliviar a quienes soportaban todo tipo de enfermedades y discapacidades. A una orden suya muchas personas experimentaron un restablecimiento inmediato y total. Él tiene la misma autoridad para curarnos de la enfermedad del pecado. ¿Hemos acudido alguna vez a Él en busca de curación?

Introducción para los maestros

La mayoría de los niños tiene al menos un ligero conocimiento de estos milagros.
Por desgracia, muchos los encuadran en la misma categoría que los cuentos de hadas. Para ellos los milagros están en el terreno de fantasía y de la ficción.

Nuestro primer objetivo será, pues, convencer a la clase de que estamos hablando de la Historia y de hechos, y no de meros cuentos. Desde esta perspectiva, estos acontecimientos son asombrosos y extraordinarios. Graban en la memoria el poder divino del Señor. Hemos de proponernos que los niños pregunten como los discípulos: “¿Quién es éste?”

Las señales. En Juan 20:30–31 se nos dice que los milagros eran “señales”. No solo nos enseñan quién es el Señor, sino cómo obra.

Nuestros antepasados los consideraban “representaciones de las parábolas”, señales de lo que su amor y su poder pueden hacer espiritualmente. Esta idea añadirá una nueva dimensión a la lección.

Podemos mostrar a los niños que ya piensan conocer estos sucesos que tienen todo un nuevo matiz por descubrir, lo cual les desafiará e influirá de forma muy personal.


Complemento visual

CV 1 está concebido para ser utilizado en toda esta serie.


LECCIÓN 1:
EL PODER DE JESÚS SOBRE LA NATURALEZA 


La tormenta apaciguada

Marcos 4:35–41

Propósito: 
Mostrar a los niños por qué deberían confiar en el Señor, y cómo pueden confiar en Él.

Bosquejo de la lección

Haz ver a los niños el tremendo significado de este acontecimiento único y asombroso.

Háblales de la utilización de los símbolos y de las señales en la vida cotidiana.
Al presionar un signo o una tecla en el ordenador obtenemos una gran cantidad de información. Cuando viajamos por el campo un solo nombre en una señal puede indicar un gran cambio en el paisaje a la llegada a una gran ciudad.

Explícales que cuando el Señor Jesús hacía alguno de sus imponentes milagros era también un símbolo que informaba de cosas grandes e importantes. La forma en que Jesús calmó la tormenta en el mar de Galilea pertenece a este tipo de símbolo.



      CV 1 — Complemento visual para su utilización en las lecciones sobre “El poder de Jesús…”.

Símbolo A.
— Empieza el viaje
Describe cómo el mismísimo Jesús mismo propuso que Él y los discípulos cruzaran el mar. Otros barcos les siguieron y se vieron implicados en todo lo que ocurrió.
La vida misma es como un gran viaje en un mar imprevisible. Zarpamos como marineros inexpertos. ¿Nos parecen innecesarios una carta de navegación, una brújula y un piloto? ¿Está el Señor con nosotros?

Símbolo B.
— Una embarcación frágil. 
Mientras los discípulos estaban de pie en la orilla su nave parecía sólida y segura, pero una vez que empezó a soplar la tormenta, fue sacudida como si fuera una caja de cerillas, y llegaron a temer ser aplastados por las olas. Nosotros viajamos por el mar de la vida en una frágil nave. Podemos suponer que nuestros cuerpos son sanos y fuertes, pero en realidad solo existe una latido de corazón entre nosotros y la muerte, y las fuerzas con que nos vamos a encontrar serán mucho más poderosas que nosotros.

Símbolo C.
— ¡Peligro! 
Describe la súbita aparición de una pequeña nube en el cielo nocturno, el viento soplaba y en breves momentos el tranquilo mar nocturno se transformó en una masa embravecida. Aun los pescadores veteranos estaban aterrorizados. El viaje por la vida es mucho más peligroso de lo que la mayoría de las personas cree.

Pregunta a los niños si han estado alguna vez realmente asustados. 
Ayúdales a imaginar cómo ha de ser estar en una nave aérea que cae en picado sin control. 
Recuerda a la clase que las tormentas inesperadas de la vida traen temores e inquietudes que a menudo se llevan consigo nuestra felicidad y determinan lo que hacemos. 

En cierto momento estamos esperando con interés, por ejemplo, unas vacaciones, o un nuevo juguete o algún cachivache, cuando de repente nos golpea el desastre. Quizá el desempleo golpea a la familia, o una pelea terrible rompe la familia, o quizá uno de los padres cae enfermo. 

¿Podríamos hacer frente al problema? ¿Mientras crezcamos y pasemos por la juventud resistiremos el pecado y la tentación, o temeremos el desprecio de aquellos que se rinden a él y nos uniremos a ellos? La vida está llena de estos temores y estas inquietudes.

Símbolo D.
— Nuestra confianza puesta a prueba. Los discípulos creían que estaban siguiendo al Señor, pero Él les puso a prueba quedándose dormido durante la terrible tormenta. ¿Creyeron en Él? ¿Creyeron de veras que, dormido o despierto, Él era el Señor y que, por tanto, estarían a salvo? 

En tierra firme creían que confiaban en Él, pero ahora Él ponía su fe a prueba. Nadie es verdaderamente convertido sin confiar en Cristo.

Símbolo E.
— El enorme poder de Jesús. 
Los seres humanos no comprenden fácilmente el poder espiritual del Señor Jesús. 
Los discípulos, unos marineros experimentados, sintieron pánico. 
¡Aunque Jesús estaba a bordo, estaban seguros de que iban a morir! 
¡En su estado de desesperación, demostraron que no creían que Jesús podía salvarles si estaba dormido! ¡Como cualquier otro hombre normal, tenía que estar despierto para hacer cualquier cosa que les ayudara! Si hubieran entendido realmente que Él era Dios, se habrían dado cuenta de que no podía ahogarse en un accidente.

¿Somos nosotros mejores? ¿Comprendemos que el Señor Jesús, a pesar de que está fuera de la vista en el Cielo, posee el poder espiritual para cambiar nuestros propios corazones con una sola mirada?

Puede cambiar nuestro carácter, capacitarnos para comprender el Evangelio, fortalecernos y bendecirnos sin estar presente físicamente.

Símbolo F.
— Su poder hacia nosotros. 
La voluntad del Señor es todopoderosa, aun sobre cosas que parecen incontrolables. 

De la misma forma que dio órdenes al mar, puede transformar a la persona más rebelde y hacer que le conozca y le ame. Cuando oramos a Él pidiendo ayuda, aunque hayamos pecado contra Él, acude inmediatamente en nuestra ayuda y nos salva con una palabra.

Hemos oído de otros que afirman ser capaces de sanar a las personas, pero nadie ha pretendido jamás ser capaz de controlar el tiempo atmosférico. Sin embargo, el Señor Jesús, en presencia de muchos hombres completamente despiertos, dirigió tan solo dos palabras a las olas y al mar, y el resultado fue inmediato. Aun en la era de los satélites, las naves espaciales, los ordenadores que analizan el tiempo, etc., no podemos predecir el tiempo con exactitud, ni mucho menos controlarlo con palabras.

Di a los niños que el Señor cambió completamente no solo el tiempo, sino también las vidas de millones de personas. Él también les ha revelado su gran poder día tras día, respondiendo a sus oraciones y ayudándoles, especialmente en su servicio y su obra para Él. Recuerda a los niños que el Señor Jesús no ha cambiado. Sigue siendo el Señor del universo y Soberano de todas las cosas.

Símbolo G.
— Nuestra incredulidad pecaminosa. 
El Señor reprenderá a todos aquellos que rechazan confiar en Él. Afirma que Jesús expresó su decepción a sus discípulos. El viento y el mar “conocieron” y obedecieron a su Creador, sin embargo, a sus propios discípulos les entró pánico y se comportaron como si Él fuese tan solo un ser humano desvalido. (cf. Isaías 1:3).

Termina la lección mostrando a la clase que podemos apenar al Señor cuando rehusamos creer en Él. Vino de los atrios celestiales a hacer el milagro más grande de todos los que se han hecho: morir en la Cruz, para que tuviera el derecho y el poder de salvar a muchos, muchísimos niños y adultos de sus pecados.

¡Cuán trágico es separarse del Salvador y depositar nuestra confianza en alguna cosa o en alguien en su lugar! 

Anima a los niños a que consideren las evidencias y fijen su mirada con admiración y asombro en el Hijo de Dios —Señor del mar— que vino a este mundo para rescatar a todos aquellos que, al comprender que sin Él perecerán, claman a Él para recibir su ayuda.

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jueves, 28 de abril de 2016

Hijo mío, si los pervertidos te quieren seducir, no consientas...no olvides mis enseñanzas, Y tu corazón guarde mis mandamientos.

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




CAPACITACIÓN MAESTROS ESCUELA DOMINICAL

¿Vas a Empezar o ampliar una escuela dominical?


PASOS A SEGUIR

Debemos entender la importancia de presentar al Señor a una nueva generación. Es preciso que todo se haga dignamente. Consigue el apoyo más fervoroso de la reunión de oración de la iglesia.

Considera la mejor hora en que celebrar la escuela dominical.
En algunas zonas parece que el horario de mañana es la opción más provechosa. Sin embargo, cuando es posible y conveniente, la escuela dominical celebrada por la tarde hace posible que toda la comunidad de la iglesia se dedique intensivamente a la labor de los niños y, por tanto, se puede lograr reunir a un número mayor de niños.

A muchos niños de familias no creyentes les gusta hacer algo los domingos por la tarde, y los padres los llevan de buena gana. A menudo la escuela dominical de la mañana, organizada para que se adapte al culto de la mañana, es demasiado temprana para las familias no creyentes; no obstante, la situación local quizá aconseje inclinarse por esta opción.

El primer día. 
Esforzarse por empezar con el mayor número posible de niños que podamos reunir.
Las aglomeraciones son un buen reclamo. Los niños no prestan atención a reuniones pequeñas y grises. (Es mejor reunirse en una sala pequeña y repleta que en una grande y vacía).

Reunir a los niños.

  1. Anima a otros miembros de la iglesia a enviar a sus propios hijos, a los de sus vecinos y a los de sus amigos. 2. 
  2. Una semana o dos antes de empezar, reparte por el vecindario tarjetas o cartas de invitación con un diseño atractivo. 
  3. Haz visitas personales a los domicilios la semana previa para responder preguntas, insistir en la invitación y animar a los niños a que acudan. 
  4. Elige a un grupo de adultos para que visite a los niños el día señalado. 
  5. Organiza tantos automóviles, furgonetas, etc. como sea posible para recoger a los niños, en especial a los que viven en lugares más alejados. Si la escuela dominical se hace por la tarde, podemos pedir a casi todos los conductores de la iglesia que se unan al equipo.
  6. Este equipo de personas formado por quienes visitan a los niños y quienes los recogen construirá un vínculo inestimable con las familias, lo que facilitará oportunidades de evangelización del vecindario que de otra forma, y sin el vínculo con los niños, tardarían años en desarrollarse.

Listas de asistencia.
Organiza un sistema eficiente de listas.
Es mejor que una persona (o un equipo), que no esté implicada en la enseñanza, se encargue de ellas, de esta forma puede prestarles toda su atención.

Planifica un sistema de premios por asistencia habitual y buen comportamiento.
Los niños responden al menor incentivo, y las novedades les encantan.
Utiliza pequeños premios, nuevos objetivos y nuevas tablas, hace maravillas, y se mantiene dentro del principio divino de la recompensa y el castigo.

Proporciona tarjetas impresas con una fotografía o un dibujo del edificio de la iglesia con nombre, dirección, etc., tranquilizará a los padres en caso de que teman que sus hijos van acudir a la reunión de una secta. Se puede rellenar una de estas tarjetas con la edad, la dirección, teléfono, etc. de cada nuevo niño. Este registro facilitará al personal de la escuela dominical la labor de preparar un plan completo de visitas a los ausentes. Los niños son inconstantes y necesitan que se les recuerde que acudan. ¡Hay tantas otras atracciones los domingos!

Presentación y complementos visuales.
Asegúrate de tener un número suficiente de hojas de himnos y cánticos, tablas de equipos, etc., con una buena presentación, para que la atmósfera general produzca una impresión favorable en los niños.

Es importante que el nivel de la presentación de los complementos visuales sea tan alto como el que los niños están acostumbrados a ver en su escuela normal. Todo aquello que sea de menor calidad deshonra al Señor. Los maestros deberían utilizar rotuladores, Letraset y fotocopiadoras para que sus presentaciones visuales sean atractivas.

Utiliza una cartulina grande y escribe las palabras del complemento visual con un rotulador grueso.

Himnos y música.
Piensa en este punto detenidamente. Hemos de mostrar a nuestros niños que adoramos a un Dios santo y que ser cristiano significa separarse del mundo pecaminoso y carnal. A lo largo de los siglos y en todas partes, los cristianos han tenido que dejar atrás la cultura mundana de su tiempo y proporcionar música y alabanza dignas del Señor.

Tenemos un legado de himnos y cánticos cortos, sencillos, teológicamente ricos y con un mensaje profundo, escritos por cristianos que se consagraron en el pasado a la obra evangélica entre los niños. Asimismo tenemos muchas melodías memorables y melodiosas a nuestra disposición. Lamentablemente, la generación de la música pop ha descartado gran parte de este material rico en mensaje evangélico por considerarlo pasado de moda, y a los niños se les enseña un sentimentalismo hueco ajustado a los ritmos modernos.

Muchos de los himnos más antiguos comunican, en un lenguaje muy sencillo, todo el mensaje evangélico a los que están perdidos. Si los niños aprenden estas estrofas en su juventud, recordarán las palabras toda su vida y llevarán el desafío del Evangelio hasta sus lechos de muerte. Mucho después de que sus días en la escuela dominical hayan terminado, este mensaje del amor redentor de Dios permanecerá en ellos. Hemos de prestar seria atención, pues, a los himnos que enseñamos y a la música que utilizamos.


LISTA DE COMPROBACIONES PARA LOS MAESTROS QUE PREPARAN UNA LECCIÓN

Lee el pasaje bíblico con detenimiento: los apuntes de la lección no son un sustituto de la lectura.

Verifica que tienes un verdadero interés personal por la clase. Los niños perciben con facilidad las actitudes hipócritas o indiferentes.

Prepara algún complemento visual para la lección, con la presentación de noticias o ilustraciones de revista relacionadas con ella, u objetos que sirvan de ejemplo de los puntos que se van a tratar.

Piensa en cómo presentar la lección. Una introducción interesante es vital para retener la atención de los niños desde el principio.

Una vez que la clase está escuchando, haz una presentación interesante y atrayente durante toda la lección. No se debe desviar la atención de los alumnos con preguntas o “charlando” en medio de la lección. (Las preguntas se pueden hacer al final de la clase).

Haz apuntes propios con epígrafes. Aunque no se vaya a hacer referencia a ellos durante la lección, los apuntes ayudan a fijar la estructura básica de la lección en la mente y aportan, pues, libertad y fluidez.

Examina el contenido de la lección. ¿Ayuda la lección a que los niños vean algún aspecto de la realidad y del horror del pecado? ¿Contiene la lección algún aspecto “benévolo”, incluye algún esfuerzo real para convencerles de la bondad de Dios y de la misericordia al crear un camino para el perdón en el Calvario? ¿Cómo terminará la lección? Las palabras del “llamamiento” final han de prepararse cuidadosamente. No se debe pensar que esto es algo básico y, por tanto, fácil; esta importante parte de la lección ha de ser siempre novedosa y convincente.

Pide la bendición del Señor en cada uno de los diferentes aspectos del trabajo, recordando sus palabras: “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; PORQUE SEPARADOS DE MÍ NADA PODÉIS HACER” (Juan 15:5).

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miércoles, 27 de abril de 2016

Es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos...¿Cómo escaparemos nosotros si descuidamos una salvación tan grande?

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




Alimentemos con pastos frescos a la congregación

Una salvación tan grande
Hebreos 2:1-4
2:1  Por lo tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos. 2 Pues si la palabra dicha por los ángeles fue firme, y toda transgresión y desobediencia recibió justa retribución, 3 ¿cómo escaparemos nosotros si descuidamos una salvación tan grande? Esta salvación, que al principio fue declarada por el Señor, nos fue confirmada por medio de los que oyeron, 4 dando Dios testimonio juntamente con ellos con señales, maravillas, diversos hechos poderosos y dones repartidos por el Espíritu Santo según su voluntad.

UNA SALVACIÓN TAN GRANDE QUE NO DEBEMOS DESCUIDAR
El peligro de descuidar su revelación
Hebreos 2:1–4
V. 1
El autor de Hebreos interrumpe su exposición de la superioridad de Jesús sobre los ángeles con la primera de varias amonestaciones a sus lectores. 

El propósito de Hebreos no es simplemente lograr que los lectores acepten mentalmente la superioridad de Jesús; lo que creemos se debe reflejar en lo que hacemos. Si Jesucristo tiene una naturaleza tan digna, recta, y poderosa como se mostró en el primer capítulo, debemos dar la mayor atención a la palabra de Dios que él nos trae. Los destinatarios de Hebreos estaban en peligro de dejar su profesión cristiana por temor o apatía. Si aceptaban la superioridad de Cristo, lo mostrarían por la perseverancia.

La salvación no es simplemente un “lugar” donde podemos descansar en pasividad, sino un camino en el cual tenemos que caminar. Si no somos diligentes y activos, progresando en el camino de la fe, nos alejamos poco a poco del Hijo y de sus demandas, como un barco que por descuido pasa la seguridad del puerto y se escurre a la destrucción (Hebreos 6:19 describe nuestra esperanza como un ancla). Más son los que se alejan de Jesús por deslizamiento pasivo, que los que por decisión activa renuncian a la fe.
Semillero homilético
Indicaciones en el camino de la salvación
Hebreos 2:1–4
Introducción: 
Cristóbal Colón no se quedó tranquilo con su descubrimiento de haber encontrado el camino, la ruta a la India, sino que hizo lo imposible para recorrer esa ruta y fue así que se encontró con el Nuevo Mundo. No es suficiente solamente encontrar el camino, sino caminar por ese camino para llegar al lugar deseado.

Jesucristo es el camino de la salvación, eso lo sabemos una mayoría, pero no basta saberlo sino caminar en ese camino, vivir de acuerdo a las reglas de ese camino para encontrar la salvación. De ahí que vale la pena considerar tres indicaciones en el caminar por el camino de la salvación según Hebreos 2:1–4.
I.     Las recomendaciones para el caminar por el camino de la salvación (v. 1a).
1.     La primera recomendación es que debemos ser diligentes en nuestro andar (por el camino de la salvación).
(1)     Porque no es simplemente un refugio donde podemos estar tranquilos y quietos.
(2)     Porque es un camino en el cual tenemos que bregar con esmero y entrega.
2.     La segunda recomendación es que debemos observar las reglas del camino de la salvación con mucha seriedad.
(1)     Porque las reglas son vitales para que permanezcamos en él. (Son mucho más que el vestido, la comida, las comodidades y planes humanos).
(2)     Porque las reglas no son secundarias. (No se las puede tomar como un juego), de ellas depende nuestra felicidad, nuestra paz, nuestra vida.
II.     Los peligros en el caminar por el camino de la salvación (vv. 1b2a).
1.     Uno de los peligros es la negligencia y la pasividad.
(1)     Porque (la negligencia y la pasividad) traen como consecuencia el alejamiento de Cristo y sus demandas. (Más son los que se alejan de Jesús por deslizamiento pasivo, que los que por decisión activa renuncian a la fe).
(2)     Porque la negligencia y la pasividad trae como consecuencia el acomodamiento a un estado parasitario.
2.     Otro de los peligros en el camino de la salvación es la apatía.
(1)     Porque la apatía es un estado de fría indiferencia a las exigencias del camino de salvación.
(2)     Porque la apatía es un estado de dureza, insensibilidad a las demandas del camino de salvación.
III.     Las sanciones en el caminar por el camino de la                      salvación (vv. 2–4).
1.     La sanción es castigo grande a los infractores y desobedientes a los mandamientos de Dios.
(1)     Porque los mandamientos que Dios dio a los antepasados por medio de los ángeles, adquirieron carácter de ley, válidos, y quienes desobedecieron fueron castigados justamente.
(2)     Porque es más importante atender a la palabra suprema y final de Dios, que ofrece salvación por medio de su Hijo, y quienes lo rechacen y lo desobedezcan merecerán un castigo mayor de Dios.
2.     La sanción es castigo grande a los infractores y desobedientes al mensaje de Jesucristo, confirmado por Dios y su iglesia.
(1)     Porque el mensaje de Jesucristo fue de salvación confirmada por los que creyeron (a través de su proclamación y del testimonio de sus vidas cambiadas).
(2)     Porque el mensaje de Jesucristo fue de salvación confirmada por Dios a través de milagros y con la presencia permanente de su Espíritu Santo.
Conclusión
A través de este pasaje la palabra de Dios nos exhorta a tomar en serio el camino de la salvación, el camino de fe en el que nos encontramos por la gracia del amor de Dios.

Al mismo tiempo nos invita a examinar nuestra situación en el camino de la fe, si somos diligentes y tomamos el camino de la fe como lo más importante, como la verdadera prioridad de nuestra existencia, estamos progresando bien en ese camino, rumbo a la meta final, la Jerusalén celestial. 

Pero si seguimos en el camino de la fe con apatía, tomándolo como menos importante que cualquier actividad humana, teniendo más miedo a las pruebas y al rechazo de la gente no creyente, estamos próximos a deslizarnos del camino de la fe al otro camino ancho, que nos llevará a la perdición y, por ende, al castigo eterno de Dios. 

El propósito de este mensaje es que podamos sacudirnos y reaccionar al amor de Dios que no quiere por nada que nos deslicemos del camino de fe, porque ese camino es la prueba de su amor más inmenso por el hombre, fue abierto con la sangre de su hijo amado. ¡No lo rechacemos!

Hebreos confirma su advertencia con un argumento a fortiori (vv. 2, 3a). Este tipo de argumento, frecuente en la epístola, tiene esta forma: “Si A es cierto, con más razón es cierto B”. Aquí el argumento es que, si la ley dada por medio de los ángeles fue válida, cuánto más la salvación que Jesús ofrece. 

Ya que Jesús es superior a los ángeles, la palabra que Dios da por medio de él tiene que ser más importante que la que encargó a los ángeles. Si es importante evitar la retribución que amenaza al que viola la palabra dicha por los ángeles, cuánto más importante es “atender” a la palabra suprema y final de Dios, que ofrece salvación.

Para entender este argumento, hay que saber que los judíos del primer siglo creían que Dios mandó la ley a Moisés por medio de ángeles. El libro de Éxodo no menciona ningún ángel como mediador de la ley, pero tal creencia llegó a ser común entre los judíos por un creciente sentido de la trascendencia de Dios. 

La idea de que los ángeles mediaron la ley de Moisés se refleja en Gálatas 3:19 y Hechos 7:53. Hebreos arguye que Jesús nos ofrece una salvación más grande que la ofrecida en el AT por ángeles, y el que rechaza esta salvación merece una retribución más grande que el que rechaza la del AT.
Vv. 3b, 4
Aparentemente, algunos de los lectores de la carta lamentaban que la ley judía hubiera sido dada por medio de ángeles, mientras ellos habían recibido el evangelio cristiano por medio de meros hombres. El autor corrige este error, afirmando que el primer mensajero que declaró el mensaje cristiano de salvación fue el mismo Señor, el Hijo quien es superior a los ángeles. 

Aunque el autor y los destinatarios de Hebreos no habían escuchado la palabra de labios de Jesús, los que oyeron al Señor les confirmaron el mensaje con su proclamación y con el testimonio de vidas cambiadas. Y Dios dio su confirmación de la verdad de este mensaje con milagros y con la presencia permanente de su Espíritu Santo.

De esta descripción de la recepción del evangelio por los lectores y por el autor de Hebreos, concluimos que ninguno de ellos era de los que anduvieron con Jesús en la tierra. Pero en la fundación de su congregación hubo manifestaciones milagrosas del poder y aprobación de Dios. Estas manifestaciones eran señales que apuntaban a una verdad espiritual. Eran maravillas y produjeron asombro en los que las presenciaron. Eran hechos poderosos, muestras del poder de Dios.

No está claro si el autor quería decir, dones repartidos por el Espíritu Santo o “repartimientos del Espíritu Santo”. El segundo sentido es más probable. Dios repartió el don de su Espíritu a cada uno de los miembros de la comunidad como él quiso, y dado que él nos conoce tan profundamente y nos ama tanto, su voluntad es mejor que lo que escogeríamos por nosotros mismos.
Sobre el poner por encima a una criatura en lugar del Creador
El inca Pachakutek (reformador), noveno rey del Imperio incaico (¿1225–1285?), fue un gran reformador y teólogo. Según el comentario de los cronistas como: Cristóbal de Molina y el padre Bernabé Cobo, en su "Historia del Nuevo Mundo" (escrita en 1654), el inca Pachakutij:

Llamó la atención al hecho de que el astro solar siempre sigue una trayectoria fija, realiza tareas definidas y tiene un horario rígido como cualquier obrero: en otras palabras si inti, sol, fuera Dios ¿por qué no realiza o hace algo original? El rey Pachakutij reiteraba después: el disco solar puede ser encubierto por cualquier nube. Esto quería decir que si inti era realmente Dios, ninguna cosa creada podría cubrir su luz. Sorpresivamente, Pachakutij tembló al darse cuenta de que había estado adorando a una simple criatura como si fuera el Creador.

Entonces, empezó llamando a un congreso de sacerdotes del sol, equivalente pagano del Concilio de Nicea, para proponer el cambio de adorar al Creador antes que a las cosas creadas, porque sería una incongruencia adorar al mismo tiempo a las cosas creadas como si fueran el creador.

Si Pachakutij, un inca pagano, desprovisto de la iluminación judeo cristiana, se pudo dar cuenta de que era una incongruencia poner una criatura en lugar del Creador, lo imperfecto y lo insuficiente antes que lo perfecto y todo suficiente, nosotros tenemos que darnos cuenta a través de la Palabra del Señor en este pasaje, de que no podemos poner a ninguna cosa creada por encima del Creador, por encima de su hijo Jesucristo
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La carne tiene deseos contrarios a los del espíritu, y el espíritu a los de la carne, y éstos se oponen entre sí para que no hagan lo que deseán

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6






La carne y el espíritu
Gálatas 5:16-17

16      Digo, pues: Andad en el espíritu, y no satisfagáis los deseos apasionados de la carne.
17      Porque la carne tiene deseos contrarios a los del espíritu, y el espíritu a los de la carne, y éstos se oponen entre sí para que no hagáis lo que deseáis.

EL REMEDIO PARA GRADAR A DIOS                    LA LUCHA : CARNE -ESPÍRITU
Gálatas 5: 16. Pero digo, andad por el Espíritu, y definitivamente no satisfaréis el deseo de la carne. Que vuestra conducta sea gobernada por el Espíritu, esto es, por el don que Dios os impartió (Gálatas 3:2, 5). Si seguís su dirección e impulsos no seréis dominados por vuestra naturaleza pecaminosa, esto es, por el asiento y vehículo de los deseos pecaminosos (como en Gálatas 5:13), sino que más bien la someteréis. 
Hace falta que salgan las tiernas hojas del roble al comenzar la primavera para deshacerse del resto del follaje marchito que quedó del último otoño. Sólo lo vivo puede expulsar lo muerto. Sólo lo bueno puede echar fuera lo malo. 

El versículo 16 da a entender claramente que hay un conflicto entre el Espíritu y la carne, así que también entre la naturaleza nueva y santificada del creyente y su antigua y pecaminosa naturaleza.

Por tanto, Pablo continúa:
Gálatas 5:17. Porque la carne pone su deseo contra el Espíritu, y el Espíritu contra la carne; pues éstos se oponen el uno al otro … Por cierto, mientras uno se deje guiar por el Espíritu, seguramente no dará satisfacción a los deseos de la carne, pero, ¿cuán a menudo pasa que la persona no deja que el Espíritu le guie?

Y en esas condiciones, dado que el Espíritu persiste, surge un fiero conflicto dentro del corazón del creyente. Los adversarios son: El Espíritu—por eso también la nueva naturaleza habitada por El—por un lado; y en el otro lado: la carne, esto es, “el hombre viejo” de pecado y corrupción (el mismo significado que en los vv. 13 y 19 de este capítulo, y como en Gálatas 6:8; cf. Ro. 7:25; 8:4–9, 12, 13).

En relación con esta contienda, nótese lo siguiente:
(1) El libertino no experimenta este tipo de lucha debido a que sigue sus inclinaciones naturales.
(2) El legalista, destinado a la gracia y la gloria, recordando su pecaminosidad por la ley, pero no queriendo por un tiempo aceptar la gracia, lucha y lucha, mas sin conseguir la victoria o sin experimentar el sentido de un triunfo cierto y final. Esta condición persiste hasta que finalmente la gracia echa abajo todas las barreras de la oposición (Fil. 3:7ss).
(3) El creyente, mientras está en la tierra, experimenta un conflicto agonizante en su propio corazón, pero en principio ya ha ganado la victoria, como lo testifica la presencia misma del Espíritu Santo en su corazón.

Esta victoria será suya en una medida plena en la vida venidera; por lo tanto,
(4) Para el creyente redimido que está en la gloria esta batalla ha terminado. Lleva la corona de la victoria.
Así que, en cuanto al punto (3), el mismo orden de las palabras en el texto—nótese: “pone su deseo contra” y “se oponen el uno al otro”—indican la intensidad de la lucha que dura toda la vida.

Esto muestra que la vida cristiana significa mucho más que el simple hecho de pasar adelante para registrar la decisión de consagración en una reunión de avivamiento después de haber oído un mensaje poderoso, evangélico, y que apela al corazón, y mientras uno está bajo la influencia del canto de viejos himnos familiares entonados por un gran coro.

Cuando, bajo estas circunstancias, el cambio es genuino, ello es algo maravilloso, pero uno debe de tener siempre presente que como regla general un pecador no es salvo totalmente de una sola vez (“¡presto!”). No llega al cielo por un salto prodigioso. Por el contrario, tiene que continuar ocupándose de su salvación (Fil. 2:12). Esto requiere tiempo, lucha, esfuerzo intenso y empeño.

Él mismo es su más fuerte enemigo, tal como Pablo lo afirma al decir, de manera que estas mismas cosas que quisierais estar haciendo, éstas no las estáis haciendo. ¡Qué batalla entre el querer y el obrar! Pablo, escribiendo como hombre convertido (Ro. 7:14–25) y narrando sus experiencias presentes en el “estado de gracia” (para la prueba véase Ro. 7:22, 25), se queja amargamente del hecho de que él practica aquello en lo que su alma ya no se deleita; de hecho, practica lo que su ser regenerado odia (Ro. 7:15). Y clama, “¡Miserable hombre de mí! ¿Quién me librará del cuerpo de esta muerte?” (Ro. 7:24). No obstante, también está totalmente consciente del hecho de que en la lucha entre su propia carne y el Espíritu de Dios, es del todo cierto que el Espíritu—y por tanto también Pablo—tendrá la victoria; por cierto, en principio ya es un hecho ahora mismo.

¿Podría haber habido esta pena tan genuina y teocéntrica por el pecado si Pablo no se hubiera convertido verdaderamente? ¡Por supuesto que no! En consecuencia, este mismo conflicto es la cédula de la salvación del apóstol. De manera que no nos sorprende que la exclamación “Miserable de mí … ¿quién me librará?” sea seguida por, “Gracias doy a Dios por Jesucristo Señor nuestro … Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús” (Ro. 7:25; 8:1; cf. 1 Co. 15:57).

En forma similar, aquí en Gálatas la idea de victoria por medio del Espíritu también es básica para entender correctamente el v. 18. Pero si sois dirigidos por el Espíritu no estáis bajo la ley.

El estar “bajo la ley” significa derrota, esclavitud, maldición e impotencia espiritual, porque la ley no puede salvar (Gá. 3:11–13, 21–23, 25; 4:3, 24, 25; 5:1).

Es el espíritu que nos pone en libertad (Gálatas 4:29; Gá. 5:1, 5; 2 Co. 3:17).

Ser dirigido por el Espíritu

(1) A quien concierne
Según un punto de vista más bien popular la “dirección espiritual” es un don que el Espíritu concede a un grupo selecto, “a los hombres más santos”, la flor y nata del rebaño. Es un don que les es impartido para protegerlos de daños físicos, especialmente cuando viajan, para protegerlos de situaciones peligrosas, y a veces hasta asegurarles el éxito de sus empresas.

Sin embargo, cuando—tomando Gá. 5:18 como nuestro punto de partida—seguimos hacia atrás la línea de pensamiento de Pablo, llega a ser evidente que esta limitación de la “dirección espiritual” a un grupo de supersantos es algo totalmente ajeno a su mente.

A quellos que son dirigidos por el Espíritu (Gá. 5:18) son los mismos que andan por el Espíritu (Gá. 5:16), y vice versa. Volviendo un poco más atrás, notamos que a su vez éstos son los que han sido libertados (Gá. 5:1; Gá. 4:30, 31), los que pertenecen a Cristo (Gá. 3:29), y que son “de la fe” (Gá. 3:9). Por lo tanto, todos los verdaderos creyentes son dirigidos por el Espíritu.

Además, la poderosa influencia que ejerce el Espíritu sobre ellos y dentro de ellos no tiene un carácter esporádico, como si fuera una especie de inyección puesta aquí y allá en los momentos de más necesidad y peligro. Por el contrario, es algo permanente y constante, tal como lo da a entender el tiempo del verbo aquí en Gá. 5:18: Sois dirigidos por el Espíritu. Aun cuando desobedecen al Espíritu—y ellos por cierto lo hacen, como ya lo vimos (vv. 13–17)—el Espíritu no les deja solos sino que obra el arrepentimiento en sus corazones.

Esta exposición está en plena armonía con el único otro pasaje realmente paralelo de las epístolas de Pablo, es decir, Ro. 8:14, “porque todos los que son dirigidos por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios”. Aquí también, el ser dirigido por el Espíritu se presenta como una característica indispensable de los hijos de Dios. Si una persona es un hijo de Dios, es dirigido por el Espíritu. Si es dirigido por el Espíritu, es un hijo de Dios.

(2) Lo que es
Antes de dar una respuesta positiva, sería bueno hacer notar lo que no es el ser dirigido por el Espíritu. Naturalmente, no puede significar ser gobernado por los propios impulsos e inclinaciones pecaminosas, ni tampoco que uno es “guiado fácilmente” a extraviarse por los malos compañeros.

También está excluida definitivamente la idea de aquellos filósofos de la moral, sean antiguos o modernos, que sostienen que todo hombre posee una naturaleza alta y baja, y que cada ser humano tiene el poder dentro de sí mismo para hacer que la primera triunfe sobre la segunda.

Esta idea está totalmente excluida, aun si sólo hubiese esta única razón, que a través de toda la enseñanza de Pablo el Espíritu Santo es una persona distinta, una en sustancia con el Padre y el Hijo. El no es “nuestro otro o mejor yo”. Véase Ro. 8:26, 27; 1 Co. 2:10; 2 Co. 13:14.

Esto muestra también que, estrictamente hablando, el ser dirigido por el Espíritu Santo no puede ni siquiera identificarse con el triunfo que experimenta el “nuevo hombre” (la naturaleza regenerada) dentro de nosotros sobre el “viejo hombre” (nuestra naturaleza corrompida, no totalmente destruida aún).

Esta victoria y la lucha sobre-entendida son muy reales por cierto; con todo, no son en y por sí mismas lo que se quiere decir por ser dirigido por el Espíritu, sino que más bien son el resultado de que el Espíritu mora activamente en nosotros. Esta victoria y lucha se sobreentienden, pero no son fundamentales.

Y, cambiando la voz pasiva por la activa para poder dar una definición, ¿qué significa, entonces, la dirección del Espíritu? Significa santificación. Es aquella constante, efectiva y benéfica influencia que el Espíritu Santo ejercita dentro del corazón de los hijos de Dios, y por la cual son dirigidos y capacitados más y más para vencer el poder del pecado que aún queda en ellos y para caminar por la senda de los mandamientos de Dios, libremente y gozosamente.
Esta definición evita los extremismos.

De esta manera, por un lado, ser dirigido por el Espíritu significa más que ser guiado por él, aunque es verdad que el Espíritu es también nuestro guía (Jn. 16:13; cf. Mt. 15:14; Lc. 6:39; Hch. 8:31; Ap. 7:17).

Pero el solo hecho de que, según el pasaje que ahora estamos considerando (Gá. 5:18), el poder esclavizante de la ley ha sido roto para todos aquellos que son dirigidos por el Espíritu, indica que esta dirección que provee el Espíritu implica mucho más que el simple hecho de “indicar el camino correcto”. Es algo que nos recuerda no tanto del guía indio que les señalaba a los primeros exploradores blancos el paso a través de las Montañas Rocosas, como del ciego de Jericó que fue llevado a Jesús (Lc. 18:40; cf. Mt. 21:2; Lc. 10:34; Jn. 18:28; Hch. 6:12; 9:2).

Sólo mostrarle el camino que debía seguir no le hubiera ayudado en nada. Cuando el Espíritu Santo dirige a los creyentes, Él viene a ser el principio controlador en sus vidas, llevándoles hasta la gloria final.

Por el otro lado, sin embargo, esta presentación también evita el extremo opuesto, que es negar la actividad y responsabilidad humana. El ciego de Jericó no fue cargado o llevado a hombro (2 P. 1:21) a Jesús, sino que él mismo caminó.

Warfield lo ha expresado muy aptamente:
“Su (la del Espíritu) parte es mantenernos en el camino y llevarnos al fin hasta la meta. Pero somos nosotros los que damos cada paso en el camino; nuestros miembros que se cansan con el trabajo; nuestros corazones que se desmayan, nuestro valor que decae—nuestra fe que revive nuestras fuerzas caídas, nuestra esperanza que inyecta nuevo valor a nuestras almas—mientras que subimos paso a paso trabajosamente” (The Power of God unto Salvation, p. 172).

Ser dirigido por el Espíritu Santo, para que sea plenamente efectivo, implica que uno se deja llevar. En cuanto a la interrelación de estos dos factores—la propia actividad de los creyentes y la dirección de Dios (el Espíritu Santo)—no podemos mejorar la declaración de Pablo que fue inspirada por el Espíritu: “Con temor y temblor continuad ocupándoos en vuestra salvación; pues es Dios el que está obrando en vosotros tanto el querer como el hacer por su beneplácito” (Fil. 2:12, 13).

(3) Sus preciosos resultados
a. Quienes son dirigidos por el Espíritu respiran el exhilarativo y vigorizante aire de la libertad moral y espiritual. No estando ya más bajo la esclavitud de la ley, obedecen a los preceptos de Dios con gozo de corazón (Gá. 5:1, 18).
b. Detestan y se oponen vigorosamente a “las obras de la carne” (5:17, 19–21, 24).
c. Aman las Escrituras (cuyo autor es el Espíritu mismo) y al Dios trino revelado en ellas en todos sus maravillosos atributos (Ro. 7:22; cf. Sal. 119; Jn. 16:14).
d. En sus vidas abunda “el fruto del Espíritu” (Gá. 5:22, 23; 6:2, 8–10).
e. Esto acrecienta su libertad de acceso al trono de la gracia (Ef. 2:18; cf. Ro. 5:1, 2; Heb. 4:14–16).
f. También va de la mano con el testimonio del Espíritu en sus corazones, asegurándoles que son hijos de Dios (2 P. 1:5–11; cf. Ro. 8:16).
g. Por último, el fruto del Espíritu que abunda en sus vidas fortalece grandemente el testimonio de ellos en el mundo, y todo esto para la gloria de Dios trino (Hch. 1:8; cf. Jn. 15:26, 27).

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Tú, oh Señor, en el principio fundaste la tierra, y los cielos son obra de tus manos. Ellos perecerán, pero tú permaneces; todos ellos se envejecerán como un vestido.

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




Llevemos a pastos frescos a la congregación
Jesucristo, superior a los ángeles
Hebreos 1:4-14
4 Fue hecho tanto superior a los ángeles, así como el nombre que ha heredado es más excelente que el de ellos. 5 Porque, ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás:
  Hijo mío eres tú;
  yo te he engendrado hoy;
y otra vez:
  Yo seré para él, Padre;
  y él será para mí, Hijo?
6 Otra vez, al introducir al Primogénito en el mundo, dice:
  Adórenle todos los ángeles de Dios.
  7 Y de los ángeles dice:
  El hace a sus ángeles vientos,
  y a sus servidores llama de fuego;
  8 mientras que del Hijo dice:
  Tu trono, oh Dios,
  es por los siglos de los siglos;
  cetro de rectitud
  es el cetro de tu reino.
  9 Amaste la justicia
  y aborreciste la iniquidad;
  por lo cual te ungió Dios,
  el Dios tuyo,
  con aceite de alegría,
  más que a tus compañeros.
  10 Y:
  Tú, oh Señor, en el principio
  fundaste la tierra,
  y los cielos son
  obra de tus manos.
  11 Ellos perecerán,
  pero tú permaneces;
  todos ellos se envejecerán
  como un vestido.
  12 Como a manto los enrollarás,
  y serán cambiados como vestido.
  Pero tú eres el mismo,
  y tus años no se acabarán.
  13 ¿Y a cuál de sus ángeles ha dicho jamás:
  Siéntate a mi diestra
  hasta que ponga a tus enemigos
  por estrado de tus pies?
14 ¿Acaso no son todos espíritus servidores, enviados para ministrar a favor de los que han de heredar la salvación?

La Exaltación de Jesucristo
La superioridad de Jesucristo sobre los ángeles
Hebreos 1:4–14
Si Jesucristo eternamente era Hijo de Dios, ¿cómo es posible que fue hecho…superior a los ángeles (v. 4)? 

El autor está pensando en la exaltación de Jesús a la diestra de Dios, después de que por poco tiempo fue hecho menor que los ángeles (Hebreos 2:9). 

Superior traduce una palabra encontrada trece veces en Hebreos. La encontramos cuatro veces traducida superior y ocho veces traducida mejor; en Hebreos 7:7 se traduce mayor.

 Indica la superioridad de Jesús y el orden que él inició, a todo lo que precedía. Jesús es superior a los ángeles porque no se llama mensajero (el sentido de “ángel”), sino Hijo de Dios.

¿Por qué el énfasis en los ángeles? 
En el primer siglo, los judíos tenían mucho interés en los ángeles. Creían que los ángeles habían traído la ley de Dios a Moisés en el monte Sinaí (aunque el AT no los menciona). 
También pensaban que los ángeles se encargaban de la administración de las naciones del mundo. Estos son los trasfondos de Hebreos 2:2  y  Hebreos 2:5respectivamente. 
Los documentos de Qumrán han revelado otro posible trasfondo para esta sección de Hebreos. Los sectarios de Qumrán esperaban que, en el día del Señor, habría un mesías real y otro sacerdotal, los dos sujetos al arcángel Miguel. 
El autor de Hebreos replica que el Cristo o Mesías no está sujeto a ningún ángel.
Semillero homilético
La superioridad de Jesucristo sobre los ángeles
Hebreos 1:4–14; Hebreos 2:1–18
Introducción
En el primer siglo los judíos tenían mucho interés en los ángeles (ver Exposición).

Debemos reconocer que Jesucristo es superior a los ángeles, pero ¿qué implica reconocer la superioridad de Cristo sobre los ángeles? 
Según Hebreos 1 y 2 implica dos cosas que a continuación quisiéramos analizarlas junto con las razones que nos da el texto para dichas implicaciones.
I.     Reconocer la superioridad de Cristo sobre los ángeles implica que sólo Cristo merece nuestra adoración (Hebreos 1:1–14).
1.     Merece nuestra adoración porque sólo Cristo es llamado hijo de Dios; en cambio los ángeles no (v. 5).
2.     Merece nuestra adoración porque sólo Cristo es adorado incluso por los ángeles, en cambio los ángeles no son adorados (v. 6).
3.     Merece nuestra adoración porque sólo Cristo es Rey, gobernador, en cambio los ángeles son seres subordinados a su autoridad (vv. 7–9).
4.     Merece nuestra adoración porque sólo Cristo es Creador y, por tanto, eterno; en cambio los ángeles son seres creados (vv. 10–12).
5.     Merece nuestra adoración porque sólo Cristo es el Señor, en cambio los ángeles son siervos sometidos a su señorío (vv. 13–14).

II.     Reconocer la superioridad de Cristo sobre los ángeles implica que sólo Cristo merece nuestra obediencia y fidelidad (Hebreos 2:1–18).
1.     Merece respeto y obediencia porque sólo Cristo puede hacer que no nos apartemos del camino de salvación (v. 1).
2.     Merece respeto y obediencia porque de lo contrario sólo Cristo puede darnos un castigo mayor que el que recibieron los que rechazaron el mensaje anunciado por los ángeles (vv. 2, 3a).
3.     Merece respeto y obediencia porque sólo Cristo nos anunció el mensaje de salvación (vv. 3b4).
(1)     Este mensaje fue confirmado por los que lo oyeron con el testimonio de sus vidas cambiadas.
(2)     Este mensaje fue confirmado por Dios a través de milagros y de la presencia permanente de su Espíritu Santo en la iglesia.
4.     Merece respeto y obediencia porque sólo a Cristo le está sujeta toda la creación y el reino venidero, que lo ganó con su muerte (vv. 5–9).
5.     Merece respeto y obediencia porque sólo Cristo por su muerte y sufrimiento nos ha santificado y nos ha hecho hijos de Dios (vv. 10–13).
6.     Merece respeto y obediencia porque sólo Cristo poniéndose en nuestra condición humana derrotó al demonio y nos liberó de su esclavitud (vv. 1415).
7.     Merece respeto y obediencia porque sólo Cristo asumió nuestra condición humana para ser nuestro mejor abogado fiel y compasivo delante de Dios (vv. 1617).
(1)     De esta manera es nuestro único mediador.
(2)     De esta manera es nuestro único intercesor que pide el perdón de Dios por nuestros pecados continuamente por medio de su sacrificio.
8.     Merece respeto y obediencia porque sólo Cristo, que enfrentó en nuestra condición humana las pruebas y tentaciones no sólo nos puede entender, sino ayudar en medio de ellas (v. 18).

Conclusión: 
A la luz de nuestro análisis nos damos cuenta de que sería una terrible equivocación creer, adorar y obedecer otra cosa (ángeles, espíritus, hombres, trabajo, planes y otros) por encima de Cristo. Esto no sólo nos separaría del amor de Dios, del camino de la salvación, sino que nos expondría al terrible castigo de Dios.

A la luz de esto es preciso preguntarnos: ¿A quién estamos adorando y obedeciendo?, ¿en quién está volcada nuestra fe y empeño? Sino es a Cristo, que es el único Señor a quien le debemos adoración y obediencia. 

Hoy es el momento para que podamos arrepentirnos y volvernos a él. Él merece nuestro respeto y obediencia a sus mandatos y enseñanzas, por cuanto sólo él ha entregado su vida por nosotros.


Un factor que contribuyó al marcado interés en los ángeles entre los judíos del primer siglo fue un concepto exagerado de la trascendencia de Dios. 

Los judíos sentían que Dios estaba muy lejos de ellos, y por lo tanto fue natural que buscaran mediadores que pudieran cubrir la distancia entre el hombre y Dios. Esta tendencia de buscar mediadores o intercesores delante de Dios se ha manifestado también en otras ocasiones a lo largo de la historia religiosa de la humanidad. 

Los hombres han construido imágenes en su deseo de traer más cerca al Dios trascendente. Han acudido a héroes del pasado, como los “santos”, que consideran más cerca de Dios. El mismo argumento básico de Hebreos 1 se aplica a todos estos intentos para cubrir la distancia entre Dios y el hombre: Si bien es cierto que nuestro pecado ha aumentado nuestra distancia de Dios, no es menester buscar un mediador que interceda ante Dios. 

Es que Dios mismo cubrió la distancia cuando mandó a su Hijo a tomar la naturaleza humana. El Hijo nos ofrece un acceso a Dios incomparablemente superior a cualquier medio que el hombre pueda concebir.

En los vv. 5–13, Hebreos presenta siete citas del AT que comprueban la superioridad del Hijo a los ángeles. 
Estas son las primeras de muchas citas del AT en la epístola. Notemos algunas características de estas citas. 
Primera, como se mencionó en la introducción, el autor siempre cita conforme a la Septuaginta (LXX), la traducción griega del AT. 
Segunda, cita a los Salmos más que cualquier otro libro. De estas primeras siete citas, por ejemplo, cinco son de los Salmos. 
Tercera, para el autor de Hebreos, las Escrituras son la palabra de Dios. Las cita con las palabras, “Dios dijo”, “dice el Espíritu Santo”, o simplemente, “dice”. 
Finalmente, interpreta las Escrituras de acuerdo con las reglas de interpretación de su día. 
Nosotros interpretamos algunos pasajes de otra manera, porque empleamos distintas normas, pero Dios usó al autor de Hebreos y las costumbres de su día para producir esta joya de la literatura cristiana.

En esta sección, la primera y la segunda citas hablan de la relación entre el Padre y el Hijo. La tercera y la cuarta describen el deber y la naturaleza de los ángeles, mientras que la quinta y la sexta ensalzan la eterna majestad del Hijo. La última combina este tema de la majestad con el de su relación con el Padre.

En el v. 5, el autor cita primero el Salmo 2:7
Aunque a los ángeles como un grupo se les llama hijos de Dios (Gén. 6:2; Job 1:6), ningún ángel es llamado “hijo de Dios” en singular. Por otro lado, en este Salmo ya reconocido por los judíos como mesiánico, Dios reconoce al Mesías como su Hijo. 

Se han hecho muchas sugerencias en cuanto a hoy: el día de la encarnación, el del bautismo de Jesús, el de su resurrección, el de su ascensión al trono o “el día de la eternidad”. 

Sin embargo, en esta cita el énfasis del autor está en la identificación del Cristo como Hijo de Dios, y es probable que no pensaba en una fecha específica para la segunda parte de la cita.

La segunda cita es de 2 Samuel 7:14 o 1 Crónicas 17:13, enunciados iguales en la LXX y en el hebreo. El contexto original es la promesa de Dios a David acerca de su hijo Salomón, pero los judíos esperaban un cumplimiento más pleno de la profecía en otro descendiente de David. A ningún ángel hizo Dios una promesa semejante.
Implicaciones de la superioridad de Cristo
1. Una primera verdad que resulta de este pasaje es que Cristo es superior a los ángeles y, por ende, a todo lo creado

Al igual que los destinatarios del libro de "Hebreos", cuántos católicos tienen a los santos y vírgenes por encima de Cristo (por ignorancia o tradición). 

Tienen la necesidad de saber que Cristo es el único y suficiente mediador entre Dios y los hombres. Pero, también, cuantos protestantes nominales tienen sus actividades cotidianas, sus planes, sus diversiones y comodidades, por encima de Cristo. 

Necesitan también saber que Cristo es el único Señor a quien hay que dedicarle como sacrificio nuestras vidas y lo mejor de ellas.

2. Una segunda verdad que resulta de este pasaje es que aceptar la superioridad de Cristo sobre los ángeles y todo lo creado, significa no solamente creer sino demostrar en la práctica de vida lo que creemos a través de acciones concretas de obediencia a sus mandatos y enseñanzas. 

Pero cuántos nos quedamos solamente en esa primera parte de la simple asimilación mental, recibimos la verdad como un mero dato de conocimiento, conocemos que Cristo es superior a los ángeles y a todo lo creado y lo aceptamos pero sólo en la dimensión de saber.
Introducir al Primogénito en el mundo (v. 6) puede referirse al nacimiento de Jesús, a su exaltación, o a su segunda venida. Es difícil saber a cuál se refería el autor, pero la consideraba una gran victoria del Primogénito. 

Primogénito puede sugerir el que nació primero, pero aquí no significa que hubiera un tiempo en que el Hijo no existía. Más bien, denota su primacía y autoridad sobre el reino de su Padre. También, en el AT el primogénito es especialmente dedicado al Señor (Éxo. 13:2). 

Esta tercera cita corresponde a una cláusula de Deut. 32:43 en la LXX, aunque no aparece en el texto hebreo que tenemos hoy. Es probable que los traductores utilizaron un texto hebreo que contenía la cláusula.

En Deuteronomio 32:43, y en un pasaje semejante en el Salmo 97:7, la adoración se dirige a Jehovah. Para el autor de Hebreos, el Hijo merece igual honor con el Padre, y lo dicho de Dios se puede aplicar a Jesucristo, porque es Dios igualmente con el Padre.

En el v. 7, cita el Salmo 104:4, otra vez de acuerdo con la versión griega. El autor de Hebreos quiere señalar el contraste radical entre esta descripción de los ángeles como meros servidores mudables y aun perecederos, y la del Hijo en las citas que siguen, como rey eterno. Aunque “espíritus” es otro sentido de la palabra traducida vientos, el paralelismo con llama de fuego hace claro que se trata de elementos de la naturaleza.

El Salmo 45:6, 7, aplicado originalmente a un rey en su coronación, sirve para describir el reino eterno de Jesús (vv. 8, 9). 

No es servidor, sino rey. Si los ángeles también reinan, como pensaban los judíos del primer siglo, Cristo es superior a ellos y a todos los demás reyes, sus compañeros. Y Él no es una creación que pueda cambiar o dejar de existir, sino un Rey Eterno. Aun se le llama Dios. La referencia a la rectitud y justicia de Jesucristo no es un contraste con los ángeles, sino que introduce un tema que será importante en la carta (ver Hebreos 5:9; Hebreos 7:2; Hebreos 12:23; etc.).

El Salmo 102:25–27 confirma la eternidad del Hijo (vv. 10–12). 
Existió antes de la creación del universo y existirá después de su destrucción. Los ángeles son parte de la creación, pero el Hijo podría descartar esta creación y hacer otra como uno cambia de vestido. Como en el v. 6, también en los vv. 8–12, Hebreos aplica a Jesucristo lo dicho en el AT de Jehovah.

V. 13. La última cita en esta serie es del primer versículo del Salmo 110, un Salmo de importancia especial en Hebreos y en todo el NT. Se cita en forma directa o implícita una docena de veces en Hebreos y otro tanto en el resto del Nuevo Testamento. El autor ya había aludido a este versículo en Hebreos 1:3, y ahora lo utiliza para resumir la cadena de textos que comprueban la superioridad del Hijo a los ángeles.

La diestra de Dios es el lugar de suprema autoridad en el universo
Ningún ángel ha recibido una invitación para sentarse en el trono de los cielos, pero el Hijo está sentado allí por invitación divina. 

En la antigüedad, un enemigo vencido mostraba su sujeción por postrarse en el suelo y permitir que el vencedor pusiera el pie en su cuello (estrado de tus pies es una figura sugerida por esta costumbre). Jesús subió a la diestra de Dios con la esperanza de ver sujetados a todos sus enemigos.

De modo que el Hijo, y no los ángeles, ocupa el lugar supremo de autoridad (v. 14). Estos son servidores, un puesto por definición inferior al Hijo (ver v. 7). 

Su servicio a Dios favorece a los que recibirán la salvación: Nosotros, los que profesamos al Hijo como Señor. 

Los ángeles no son nuestros señores, como se presentan en algunos documentos de Qumrán, sino siervos de Dios que él ha mandado para ayudarnos en poseer nuestra herencia.
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