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miércoles, 27 de abril de 2016

Tú, oh Señor, en el principio fundaste la tierra, y los cielos son obra de tus manos. Ellos perecerán, pero tú permaneces; todos ellos se envejecerán como un vestido.

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




Llevemos a pastos frescos a la congregación
Jesucristo, superior a los ángeles
Hebreos 1:4-14
4 Fue hecho tanto superior a los ángeles, así como el nombre que ha heredado es más excelente que el de ellos. 5 Porque, ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás:
  Hijo mío eres tú;
  yo te he engendrado hoy;
y otra vez:
  Yo seré para él, Padre;
  y él será para mí, Hijo?
6 Otra vez, al introducir al Primogénito en el mundo, dice:
  Adórenle todos los ángeles de Dios.
  7 Y de los ángeles dice:
  El hace a sus ángeles vientos,
  y a sus servidores llama de fuego;
  8 mientras que del Hijo dice:
  Tu trono, oh Dios,
  es por los siglos de los siglos;
  cetro de rectitud
  es el cetro de tu reino.
  9 Amaste la justicia
  y aborreciste la iniquidad;
  por lo cual te ungió Dios,
  el Dios tuyo,
  con aceite de alegría,
  más que a tus compañeros.
  10 Y:
  Tú, oh Señor, en el principio
  fundaste la tierra,
  y los cielos son
  obra de tus manos.
  11 Ellos perecerán,
  pero tú permaneces;
  todos ellos se envejecerán
  como un vestido.
  12 Como a manto los enrollarás,
  y serán cambiados como vestido.
  Pero tú eres el mismo,
  y tus años no se acabarán.
  13 ¿Y a cuál de sus ángeles ha dicho jamás:
  Siéntate a mi diestra
  hasta que ponga a tus enemigos
  por estrado de tus pies?
14 ¿Acaso no son todos espíritus servidores, enviados para ministrar a favor de los que han de heredar la salvación?

La Exaltación de Jesucristo
La superioridad de Jesucristo sobre los ángeles
Hebreos 1:4–14
Si Jesucristo eternamente era Hijo de Dios, ¿cómo es posible que fue hecho…superior a los ángeles (v. 4)? 

El autor está pensando en la exaltación de Jesús a la diestra de Dios, después de que por poco tiempo fue hecho menor que los ángeles (Hebreos 2:9). 

Superior traduce una palabra encontrada trece veces en Hebreos. La encontramos cuatro veces traducida superior y ocho veces traducida mejor; en Hebreos 7:7 se traduce mayor.

 Indica la superioridad de Jesús y el orden que él inició, a todo lo que precedía. Jesús es superior a los ángeles porque no se llama mensajero (el sentido de “ángel”), sino Hijo de Dios.

¿Por qué el énfasis en los ángeles? 
En el primer siglo, los judíos tenían mucho interés en los ángeles. Creían que los ángeles habían traído la ley de Dios a Moisés en el monte Sinaí (aunque el AT no los menciona). 
También pensaban que los ángeles se encargaban de la administración de las naciones del mundo. Estos son los trasfondos de Hebreos 2:2  y  Hebreos 2:5respectivamente. 
Los documentos de Qumrán han revelado otro posible trasfondo para esta sección de Hebreos. Los sectarios de Qumrán esperaban que, en el día del Señor, habría un mesías real y otro sacerdotal, los dos sujetos al arcángel Miguel. 
El autor de Hebreos replica que el Cristo o Mesías no está sujeto a ningún ángel.
Semillero homilético
La superioridad de Jesucristo sobre los ángeles
Hebreos 1:4–14; Hebreos 2:1–18
Introducción
En el primer siglo los judíos tenían mucho interés en los ángeles (ver Exposición).

Debemos reconocer que Jesucristo es superior a los ángeles, pero ¿qué implica reconocer la superioridad de Cristo sobre los ángeles? 
Según Hebreos 1 y 2 implica dos cosas que a continuación quisiéramos analizarlas junto con las razones que nos da el texto para dichas implicaciones.
I.     Reconocer la superioridad de Cristo sobre los ángeles implica que sólo Cristo merece nuestra adoración (Hebreos 1:1–14).
1.     Merece nuestra adoración porque sólo Cristo es llamado hijo de Dios; en cambio los ángeles no (v. 5).
2.     Merece nuestra adoración porque sólo Cristo es adorado incluso por los ángeles, en cambio los ángeles no son adorados (v. 6).
3.     Merece nuestra adoración porque sólo Cristo es Rey, gobernador, en cambio los ángeles son seres subordinados a su autoridad (vv. 7–9).
4.     Merece nuestra adoración porque sólo Cristo es Creador y, por tanto, eterno; en cambio los ángeles son seres creados (vv. 10–12).
5.     Merece nuestra adoración porque sólo Cristo es el Señor, en cambio los ángeles son siervos sometidos a su señorío (vv. 13–14).

II.     Reconocer la superioridad de Cristo sobre los ángeles implica que sólo Cristo merece nuestra obediencia y fidelidad (Hebreos 2:1–18).
1.     Merece respeto y obediencia porque sólo Cristo puede hacer que no nos apartemos del camino de salvación (v. 1).
2.     Merece respeto y obediencia porque de lo contrario sólo Cristo puede darnos un castigo mayor que el que recibieron los que rechazaron el mensaje anunciado por los ángeles (vv. 2, 3a).
3.     Merece respeto y obediencia porque sólo Cristo nos anunció el mensaje de salvación (vv. 3b4).
(1)     Este mensaje fue confirmado por los que lo oyeron con el testimonio de sus vidas cambiadas.
(2)     Este mensaje fue confirmado por Dios a través de milagros y de la presencia permanente de su Espíritu Santo en la iglesia.
4.     Merece respeto y obediencia porque sólo a Cristo le está sujeta toda la creación y el reino venidero, que lo ganó con su muerte (vv. 5–9).
5.     Merece respeto y obediencia porque sólo Cristo por su muerte y sufrimiento nos ha santificado y nos ha hecho hijos de Dios (vv. 10–13).
6.     Merece respeto y obediencia porque sólo Cristo poniéndose en nuestra condición humana derrotó al demonio y nos liberó de su esclavitud (vv. 1415).
7.     Merece respeto y obediencia porque sólo Cristo asumió nuestra condición humana para ser nuestro mejor abogado fiel y compasivo delante de Dios (vv. 1617).
(1)     De esta manera es nuestro único mediador.
(2)     De esta manera es nuestro único intercesor que pide el perdón de Dios por nuestros pecados continuamente por medio de su sacrificio.
8.     Merece respeto y obediencia porque sólo Cristo, que enfrentó en nuestra condición humana las pruebas y tentaciones no sólo nos puede entender, sino ayudar en medio de ellas (v. 18).

Conclusión: 
A la luz de nuestro análisis nos damos cuenta de que sería una terrible equivocación creer, adorar y obedecer otra cosa (ángeles, espíritus, hombres, trabajo, planes y otros) por encima de Cristo. Esto no sólo nos separaría del amor de Dios, del camino de la salvación, sino que nos expondría al terrible castigo de Dios.

A la luz de esto es preciso preguntarnos: ¿A quién estamos adorando y obedeciendo?, ¿en quién está volcada nuestra fe y empeño? Sino es a Cristo, que es el único Señor a quien le debemos adoración y obediencia. 

Hoy es el momento para que podamos arrepentirnos y volvernos a él. Él merece nuestro respeto y obediencia a sus mandatos y enseñanzas, por cuanto sólo él ha entregado su vida por nosotros.


Un factor que contribuyó al marcado interés en los ángeles entre los judíos del primer siglo fue un concepto exagerado de la trascendencia de Dios. 

Los judíos sentían que Dios estaba muy lejos de ellos, y por lo tanto fue natural que buscaran mediadores que pudieran cubrir la distancia entre el hombre y Dios. Esta tendencia de buscar mediadores o intercesores delante de Dios se ha manifestado también en otras ocasiones a lo largo de la historia religiosa de la humanidad. 

Los hombres han construido imágenes en su deseo de traer más cerca al Dios trascendente. Han acudido a héroes del pasado, como los “santos”, que consideran más cerca de Dios. El mismo argumento básico de Hebreos 1 se aplica a todos estos intentos para cubrir la distancia entre Dios y el hombre: Si bien es cierto que nuestro pecado ha aumentado nuestra distancia de Dios, no es menester buscar un mediador que interceda ante Dios. 

Es que Dios mismo cubrió la distancia cuando mandó a su Hijo a tomar la naturaleza humana. El Hijo nos ofrece un acceso a Dios incomparablemente superior a cualquier medio que el hombre pueda concebir.

En los vv. 5–13, Hebreos presenta siete citas del AT que comprueban la superioridad del Hijo a los ángeles. 
Estas son las primeras de muchas citas del AT en la epístola. Notemos algunas características de estas citas. 
Primera, como se mencionó en la introducción, el autor siempre cita conforme a la Septuaginta (LXX), la traducción griega del AT. 
Segunda, cita a los Salmos más que cualquier otro libro. De estas primeras siete citas, por ejemplo, cinco son de los Salmos. 
Tercera, para el autor de Hebreos, las Escrituras son la palabra de Dios. Las cita con las palabras, “Dios dijo”, “dice el Espíritu Santo”, o simplemente, “dice”. 
Finalmente, interpreta las Escrituras de acuerdo con las reglas de interpretación de su día. 
Nosotros interpretamos algunos pasajes de otra manera, porque empleamos distintas normas, pero Dios usó al autor de Hebreos y las costumbres de su día para producir esta joya de la literatura cristiana.

En esta sección, la primera y la segunda citas hablan de la relación entre el Padre y el Hijo. La tercera y la cuarta describen el deber y la naturaleza de los ángeles, mientras que la quinta y la sexta ensalzan la eterna majestad del Hijo. La última combina este tema de la majestad con el de su relación con el Padre.

En el v. 5, el autor cita primero el Salmo 2:7
Aunque a los ángeles como un grupo se les llama hijos de Dios (Gén. 6:2; Job 1:6), ningún ángel es llamado “hijo de Dios” en singular. Por otro lado, en este Salmo ya reconocido por los judíos como mesiánico, Dios reconoce al Mesías como su Hijo. 

Se han hecho muchas sugerencias en cuanto a hoy: el día de la encarnación, el del bautismo de Jesús, el de su resurrección, el de su ascensión al trono o “el día de la eternidad”. 

Sin embargo, en esta cita el énfasis del autor está en la identificación del Cristo como Hijo de Dios, y es probable que no pensaba en una fecha específica para la segunda parte de la cita.

La segunda cita es de 2 Samuel 7:14 o 1 Crónicas 17:13, enunciados iguales en la LXX y en el hebreo. El contexto original es la promesa de Dios a David acerca de su hijo Salomón, pero los judíos esperaban un cumplimiento más pleno de la profecía en otro descendiente de David. A ningún ángel hizo Dios una promesa semejante.
Implicaciones de la superioridad de Cristo
1. Una primera verdad que resulta de este pasaje es que Cristo es superior a los ángeles y, por ende, a todo lo creado

Al igual que los destinatarios del libro de "Hebreos", cuántos católicos tienen a los santos y vírgenes por encima de Cristo (por ignorancia o tradición). 

Tienen la necesidad de saber que Cristo es el único y suficiente mediador entre Dios y los hombres. Pero, también, cuantos protestantes nominales tienen sus actividades cotidianas, sus planes, sus diversiones y comodidades, por encima de Cristo. 

Necesitan también saber que Cristo es el único Señor a quien hay que dedicarle como sacrificio nuestras vidas y lo mejor de ellas.

2. Una segunda verdad que resulta de este pasaje es que aceptar la superioridad de Cristo sobre los ángeles y todo lo creado, significa no solamente creer sino demostrar en la práctica de vida lo que creemos a través de acciones concretas de obediencia a sus mandatos y enseñanzas. 

Pero cuántos nos quedamos solamente en esa primera parte de la simple asimilación mental, recibimos la verdad como un mero dato de conocimiento, conocemos que Cristo es superior a los ángeles y a todo lo creado y lo aceptamos pero sólo en la dimensión de saber.
Introducir al Primogénito en el mundo (v. 6) puede referirse al nacimiento de Jesús, a su exaltación, o a su segunda venida. Es difícil saber a cuál se refería el autor, pero la consideraba una gran victoria del Primogénito. 

Primogénito puede sugerir el que nació primero, pero aquí no significa que hubiera un tiempo en que el Hijo no existía. Más bien, denota su primacía y autoridad sobre el reino de su Padre. También, en el AT el primogénito es especialmente dedicado al Señor (Éxo. 13:2). 

Esta tercera cita corresponde a una cláusula de Deut. 32:43 en la LXX, aunque no aparece en el texto hebreo que tenemos hoy. Es probable que los traductores utilizaron un texto hebreo que contenía la cláusula.

En Deuteronomio 32:43, y en un pasaje semejante en el Salmo 97:7, la adoración se dirige a Jehovah. Para el autor de Hebreos, el Hijo merece igual honor con el Padre, y lo dicho de Dios se puede aplicar a Jesucristo, porque es Dios igualmente con el Padre.

En el v. 7, cita el Salmo 104:4, otra vez de acuerdo con la versión griega. El autor de Hebreos quiere señalar el contraste radical entre esta descripción de los ángeles como meros servidores mudables y aun perecederos, y la del Hijo en las citas que siguen, como rey eterno. Aunque “espíritus” es otro sentido de la palabra traducida vientos, el paralelismo con llama de fuego hace claro que se trata de elementos de la naturaleza.

El Salmo 45:6, 7, aplicado originalmente a un rey en su coronación, sirve para describir el reino eterno de Jesús (vv. 8, 9). 

No es servidor, sino rey. Si los ángeles también reinan, como pensaban los judíos del primer siglo, Cristo es superior a ellos y a todos los demás reyes, sus compañeros. Y Él no es una creación que pueda cambiar o dejar de existir, sino un Rey Eterno. Aun se le llama Dios. La referencia a la rectitud y justicia de Jesucristo no es un contraste con los ángeles, sino que introduce un tema que será importante en la carta (ver Hebreos 5:9; Hebreos 7:2; Hebreos 12:23; etc.).

El Salmo 102:25–27 confirma la eternidad del Hijo (vv. 10–12). 
Existió antes de la creación del universo y existirá después de su destrucción. Los ángeles son parte de la creación, pero el Hijo podría descartar esta creación y hacer otra como uno cambia de vestido. Como en el v. 6, también en los vv. 8–12, Hebreos aplica a Jesucristo lo dicho en el AT de Jehovah.

V. 13. La última cita en esta serie es del primer versículo del Salmo 110, un Salmo de importancia especial en Hebreos y en todo el NT. Se cita en forma directa o implícita una docena de veces en Hebreos y otro tanto en el resto del Nuevo Testamento. El autor ya había aludido a este versículo en Hebreos 1:3, y ahora lo utiliza para resumir la cadena de textos que comprueban la superioridad del Hijo a los ángeles.

La diestra de Dios es el lugar de suprema autoridad en el universo
Ningún ángel ha recibido una invitación para sentarse en el trono de los cielos, pero el Hijo está sentado allí por invitación divina. 

En la antigüedad, un enemigo vencido mostraba su sujeción por postrarse en el suelo y permitir que el vencedor pusiera el pie en su cuello (estrado de tus pies es una figura sugerida por esta costumbre). Jesús subió a la diestra de Dios con la esperanza de ver sujetados a todos sus enemigos.

De modo que el Hijo, y no los ángeles, ocupa el lugar supremo de autoridad (v. 14). Estos son servidores, un puesto por definición inferior al Hijo (ver v. 7). 

Su servicio a Dios favorece a los que recibirán la salvación: Nosotros, los que profesamos al Hijo como Señor. 

Los ángeles no son nuestros señores, como se presentan en algunos documentos de Qumrán, sino siervos de Dios que él ha mandado para ayudarnos en poseer nuestra herencia.
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