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martes, 26 de marzo de 2019

Ocho imperativos que se suceden uno a otro.. el camino de la verdadera libertad y de la felicidad.

PARA RECORDAR ... El que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6



 
Modelar la vida conforme a la voluntad de Dios En un instante tenemos ocho imperativos que se suceden uno a otro. Con ocho mandatos Pablo nos hace repasar lo que es “la voluntad de Dios” para nosotros “en Cristo Jesús”. Estas no son pautas hechas por el hombre, sino que son de Dios mismo.

El mundo se puede burlar de muchas de estas normas como si no tuvieran sentido, o como si fueran imposibles, o como algo que restringe demasiado la libertad de la persona, pero para los que están “en Cristo Jesús”, son normas vitales y son el camino de la verdadera libertad y de la felicidad.

Podría parecer imposible llevar una vida en la que uno esté “siempre gozoso”. Es fácil estar gozoso en los buenos tiempos, pero ¿cómo podría estarlo en todas las pruebas y tribulaciones que nos causan aflicción?

Para la persona que le pertenece a Cristo por la fe, hay gozo aun en la tristeza. ¿Por qué? Porque los creyentes saben que Cristo gobierna los cielos y la tierra, y así la tristeza que entra en nuestra vida no es un asunto del destino que sea difícil de entender.

Cualquier cosa que nos cause tristeza es algo que nuestro Salvador permitió que llegara sólo para servir a nuestro bien. Las aflicciones nos acercan más a él (Romanos 5:3–5); las aflicciones purifican nuestra fe así como el oro se refina con el fuego (1 Pedro 1:7); nos dan oportunidades de confesar ante otros la esperanza que hay en nosotros (1 Pedro 3:13–15). Sin embargo, hay algo que la aflicción no puede hacer; nunca, jamás nos podrá separar del amor de Dios (Romanos 8:39). El Espíritu de Dios nos ayuda y ora por nosotros en nuestras debilidades. Además, sabemos que Dios cumplirá sus promesas de velar por nosotros y de cuidarnos en las tristezas.


Así que podemos gozarnos “profundamente” cuando nos hallamos “en diversas pruebas” (Santiago 1:2). Había muy poco en la antigua iglesia cristiana en que la mayoría de los cristianos modernos encontrarían mucho gozo. Los creyentes eran perseguidos y la mayoría de ellos eran pobres. Aun así aquellos antiguos cristianos tenían un gozo en Cristo que nada ni nadie les podía quitar.


También podría parecer imposible y hasta absurdo para la mayoría de la gente que uno deba orar “sin cesar”, es decir, continuamente. ¿Cómo puede una persona orar sin cesar, sin descansar, al menos para comer y dormir?


Cuando Pablo exhorta a la oración constante, no está sugiriendo que nos sentemos a toda hora con las manos juntas y con la cabeza inclinada en una oración consciente. Los cristianos ya sea consciente o inconscientemente encomiendan todas las cosas en todos los tiempos al Señor, que es quien cuida de nosotros. Cuando por la fe este es el espíritu interior de una persona, también lo expresará externamente en palabras de petición, alabanza y gratitud.


A menudo acudimos rápidamente a Dios para pedirle las cosas que necesitamos, pero después nos olvidamos de agradecerle cuando él responde a nuestra petición. Diez leprosos se acercaron a Jesús pidiéndole que los sanara. ¡Sólo uno regresó a darle gracias! Que la triste pregunta de Jesús: “Y los nueve, ¿dónde están?” (Lucas 17:17) nos recuerde cuánto le agrada a él recibir nuestra gratitrud. No nos olvidemos nunca de agradecerle por todas sus bendiciones.


Nuestra gratitud no debe estar limitada a las palabras; también la podemos expresar “en todo”, es decir, en todas las circunstancias con nuestros actos. “Todo lo que hacéis”, escribió Pablo en Colosenses 3:17, “sea de palabra o de obra, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él”. La madre cristiana que cuida de sus niños, limpia la casa, prepara la comida y remienda la ropa, está expresando su gratitud a Dios en todas estas acciones. Y como las hace en su condición de hija de Dios, que se regocija en su Salvador, su tarea más sencilla es un acto de fe que Dios mira como una expresión de verdadera gratitud. Así es como sucede con las acciones más sencillas de todo cristiano, ya sea de obrero, campesino, hombre de negocios, empleado, policía o secretario. Sea que comamos o bebamos, cualquier cosa que hagamos, Dios quiere que todo lo que hagamos sea para su gloria. Así es cómo le damos “gracias en todo”.
Pablo en seguida instruye: “No apaguéis el Espíritu”. El fuego que el Espíritu ha encendido en nosotros es el fuego de la fe. Nuestra llegada a la fe fue un milagro, en el que no tuvimos ninguna parte. Sin embargo, una vez que creemos, tenemos un hombre nuevo en nosotros que nos capacita para pelear “la buena batalla” de la fe (2 Timoteo 4:7) y para ocuparnos en nuestra “salvación con temor y temblor” (Filipenses 2:12) en cooperación con el Espíritu Santo de Dios.
Dios quiere que “crucifiquemos” nuestra naturaleza pecadora con sus pasiones y sus deseos y “andemos también por el Espíritu” (Gálatas 5:25). Con este fin Dios nos da los medios de gracia: la Biblia y los sacramentos del bautismo y la Santa Cena. A través de estos medios, el Espíritu Santo fortalece nuestra fe y renueva nuestro celo para que vivamos según el nuevo hombre. Entonces, no usar la Palabra y los sacramentos sería rebeldía y le daría al viejo Adán la delantera y de este modo se apagaría el fuego del Espíritu.
Esto lo subraya Pablo con la siguiente advertencia. El término “profecías” se refiere a la palabra revelada de Dios. Un profeta es simplemente uno que le transmite un mensaje de Dios al hombre. La Biblia está compuesta de numerosas “profecías” que Dios dio “muchas veces y de muchas maneras” (Hebreos 1:1).
La palabra que se traduce como “menospreciar” también quiere decir “quitarle toda autoridad”. Cuando se usa con la palabra “profecías” pone de manifiesto la negativa a reconocer las palabras de las Escrituras como la palabra inspirada de Dios. Hoy en día, muchos consideran que la doctrina de la inspiración verbal es imposible y absurda, tratando gran parte de la Biblia con desprecio al colocarla a la par con la palabra del hombre. Desconocen según su gusto versículos, capítulos y libros enteros. Pablo nos exhorta a no hacer nunca lo que ellos hacen, para que el castigo de Dios, del que se habla en Apocalipsis 22:18 y 19, no caiga sobre nosotros: “Yo advierto a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añade a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro. Y si alguno quita de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro.”
El apóstol añade que la vida cristiana es una vida de continuo examen de todas las cosas. La palabra “examinadlo” es la palabra griega que se usa para probar la pureza de objetos como el oro y la plata. Si se encuentra alguna impureza en estos metales preciosos, no pasan la prueba. La norma que Dios quiere que usemos es su palabra pura. El cristiano debe examinarlo “todo” de esta manera. “Todo” incluye todo lo que se enseñe como la voluntad de Dios (la ley) y todo lo que se proclame acerca de la bondad y de la misericordia (el evangelio) de Dios. Hemos de estar pendientes buscando constantemente cualquier impureza humana que pueda ser introducida a las preciosas verdades que Dios ha revelado. Todo lo que nos ocurra en la vida diaria, lo debemos examinar a la luz de la palabra de Dios.
Una vez que hayamos probado la autenticidad, debemos actuar con la base en lo que hemos encontrado. Si encontramos que lo que estamos examinando es “bueno” según la norma de la palabra de Dios, entonces nos debemos “aferrar” a esto. La decisión final que tomemos no se debe basar en si algo funciona o si puede efectuar algunos buenos resultados, sino solamente en si está de total acuerdo con las Escrituras o no. Nos debemos aferrar bien a las cosas buenas para que nadie que interfiera consiga que las soltemos.
Por otra parte, si encontramos que algo es “malo” por naturaleza, nos debemos “abstener” de eso, es decir, lo debemos evitar. La palabra “abstenerse” literalmente quiere decir “mantenerse uno mismo muy lejos”. Dios quiere que consciente y constantemente pongamos una gran distancia entre nosotros mismos y cualquier cosa que esté en conflicto aun de una manera pequeña, con su Palabra pura. ¿Por qué? Porque “un poco de levadura fermenta toda la masa” (Gálatas 5:9). Un poquito de impureza mezclada con la verdad de Dios destruirá al fin y al cabo la verdad e inducirá de un error a otro.
Notemos que Pablo insiste en que debemos evitar “toda especie” de mal. Debemos huir no solamente de una clase de mal sino de toda forma de impureza que Satanás pueda inventar.
Es una lista formidable de mandatos la que Pablo escribió aquí por inspiración del Espíritu. Un escritor las ha llamado las joyas que coronan la vida del cristiano. Son la pauta que Dios nos da a nosotros para nuestro bien ahora y eternamente. Léalas una vez más lentamente, y deje que se graben en su mente para que las recuerde. Después, con la ayuda del Señor, ¡salga y vívalas!
Hermanos, rueguen también por nosotros. Saluden con un beso fraterno a todos los hermanos. Y les suplico encarecidamente por el Señor que esta carta sea leída a todos ellos. 1 Tesalonicenses 5.25–27

jueves, 1 de septiembre de 2016

Como son más altos los cielos que la tierra, así mis caminos son más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más altos que vuestros pensamientos.

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




Dios nos conoció antes de nacer: Nos amó antes de que nazcamos

¿Qué Enseña la Biblia Con Respecto al Aborto?



INTRODUCCION
El término "aborto" puede ser usado para referirse a la muerte de un bebé que aún no ha nacido, ya sea de causas naturales o por asesinato deliberado. En este estudio, nos estaremos refiriendo siempre al acto de matar deliberadamente a un bebé que aún no ha nacido.
Las leyes en los Estados Unidos permiten el aborto prácticamente sin ninguna limitación durante los primeros tres meses de embarazo y la mayoría de los Estados tienen pocas restricciones durante las etapas finales. Mire bajo "aborto" o "control de natalidad" en las páginas amarillas de cualquier directorio telefónico en este país y encontrará a la mano diversas clínicas de aborto nombradas, donde las jóvenes pueden ir a "terminar su embarazo". El número de abortos legales en los Estados Unidos cada año es estimado entre uno y dos millones. Desde que en 1973, cuando la Corte Suprema legalizó el aborto a través de toda la nación, al menos 10 millones de bebés que aún no habían nacido, habían sido asesinados legalmente. Por vía de contraste, cerca de 500.000 soldados Americanos fueron muertos en la Guerra Civil y cerca de 400.000 en la Segunda Guerra Mundial. En adición al número de abortos ya citados, innumerables millones más han sido asesinados en otros países, y aún más por abortos ilegales.
El hecho de que un acto sea legal acorde a la ley civil, no obstante, no significa que es moralmente correcto. Dios es la autoridad final para determinar lo que es moralmente correcto o incorrecto, y las prácticas de los hombres no siempre concuerdan con la voluntad de Dios (Isa. 55:8-9; Lucas 16:15; 1 Cor. 1:18-25). Debemos obedecer a Dios antes que a los hombres (Hch. 5:29).
El propósito de este estudio es determinar exactamente lo que la Biblia enseña con respecto a la práctica del aborto. El autor no es un Católico Romano, por consiguiente la posición que toma no está determinada por las enseñanzas de la Iglesia Católica. Soy, no obstante, un Cristiano, por lo que busco saber que dice la Biblia. La Biblia es el patrón perfecto de lo correcto e incorrecto, así pues, su enseñanza debe ser estudiada y respetada por todos, especialmente por aquellos que declaran ser Cristianos (2 Tim. 3:16-17; 1 Cor. 14:37; Juan 12:48). Igualmente, mucho ha sido dicho y escrito sobre el tema del aborto - ya sea en favor o en contra - sin dar una consideración adecuada a lo que la Biblia dice sobre el tema.
Para introducir nuestro estudio, ayudará el tener una información esencial resumida de las técnicas usadas en la ejecución de los abortos, y del progreso del desarrollo del bebé en el vientre de la madre.

Hechos Acerca del Desarrollo de los Bebés Que No Han Nacido Aún

La siguiente información es resumida de "Vida Antes de Nacer", Life Magazine, 4/30/65.
Para el tiempo en que el bebé es de un mes de edad (tiene alrededor de 1/10 de pulgada de longitud) [teniendo en cuenta que una pulgada es equivalente a 25.3 milímetros].
*Todos los órganos principales han empezado a desarrollarse - el cerebro y los nervios, los ojos, los pulmones, el estómago y los intestinos, los riñones, etc.
*El corazón empieza a latir y a circular sangre en el dieciochoavo día.
No obstante, en este punto "la madre podría no saber aún que está embarazada". (Los exámenes Médicos para el embarazo aún no son seguros hasta la cuarta o sexta semana después de la concepción - DP).
Para el tiempo en que el bebé tiene dos meses de edad:
*Los dedos y uñas son claramente distinguibles.
*Los órganos reproductores se están desarrollando.
*Los huesos comienzan a formarse.
*Es claramente reconocible como ser humano.
(Sin embargo, este es el período más preferido para llevar a cabo los abortos - DP).
Para el tiempo en que el bebé tiene tres meses de edad (cerca de 3 pulgadas de largo - 7 centímetros y 6 milímetros aproximadamente):
*Todos los sistemas del cuerpo están ahora presentes y operando.
*Puede mover los brazos y las piernas (pero la madre no lo puede sentir).
Desde este momento, ninguna parte nueva será añadida. El bebé simplemente aumenta de tamaño, peso y entendimiento en el uso de su cuerpo a través de los últimos 6 meses en el vientre de la madre. (No obstante, puede ser asesinado sin prácticamente ninguna restricción en cualquier momento en estos primeros tres meses, y muy pocas restricciones están implicadas mucho tiempo después).

Realidades Con Respecto a los Métodos de Aborción

La siguiente información es citada de "El Aborto: ¿Qué Es?" A.L.L About Issues.
Cinco métodos de aborción son usados generalmente en América.
D & C o Aborto de Dilatación y Curetaje (Raspado)
Este método es el usado más frecuentemente en las primeras 13 semanas del embarazo. Un azadón muy pequeño - como instrumento, la cureta (o cuchilla cortante), es insertada dentro del vientre a través de la cerviz dilatada, su entrada natural. El aborcionista raspa entonces la pared del útero, cortando el cuerpo del bebé en pedazos ...
El Aborto de Succión
El método usado más comúnmente por las embarazadas principiantes ... En esta técnica, que fue explorada en la China Comunista, un poderoso tuvo de succión es insertado a través de la cerviz. El cuerpo del bebé desarrollándose y la placenta son hechos pedazos y chupados dentro de un jarro. [Aunque estos métodos son usados en embarazos tempraneros, las varias partes del cuerpo son reconocibles, como los brazos, las piernas, etc. - DP].
El Envenenamiento Con Cloruro de Sodio, o Aborto de Hiper-Sodio
Este método es usado generalmente después de las 13 semanas de embarazo. Una larga aguja es insertada a través del abdomen de la madre y una fuerte solución de cloruro de sodio (o sal) es inyectada directamente dentro del liquido amniótico el cual rodea al niño. El cloruro de sodio es tragado y "respirado" y envenena lentamente al bebé, quemando también su piel. La madre entra en dolores de parto y tarda cerca de un día y expele un bebé muerto, grotesco y arrugado. Algunos bebés han sobrevivido al salir de la "salinidad" y han nacido vivos.
Aborto Histerotómico (Extirpación del Utero) u Operación Cesárea
Usado en el último trimestre del embarazo, el vientre es penetrado por cirugía a través de las paredes del abdomen. El pequeñísimo bebé es removido de su lugar y se le deja morir por negligencia o algunas veces muere por un acto directo.
Aborto Químico Prostaglandino
Esta es la forma más nueva de aborto y se usan químicos desarrollados y vendidos por la Upjohn Pharmaceutical Company ... Estas hormonas - como compuestos, son inyectadas o de otro modo, aplicadas al músculo del útero, haciendo que se contraiga intensamente, de este modo, expulsando al bebé en desarrollo ... Muchos han nacido vivos ...

Parte I: ¿Un Bebe Aun No Nacido Es un Humano?


La pregunta más básica y fundamental para ser contestada en nuestro estudio es si la vida que ha sido concebida y vive en el vientre de la madre antes de nacer es una persona humana o no, separada y diferente de la madre como persona. ¿Qué es lo que la Biblia dice? Primero, notemos algunas consideraciones preliminares importantes.
¿Cómo identifica la Biblia a una persona o ser humano? La Biblia en ninguna parte usa las frases "humano" o "ser humano", sino que en lugar de eso usa otras frases que son equivalentes a estas. Por tanto, no debiéramos esperar encontrar un pasaje que se refiera directamente a alguna persona, nacida o aún no nacida, por el término "humano". Además, la Biblia no tiene una palabra única para "persona". Esta palabra aparece en las traducciones en Español, pero es simplemente una traducción alternativa para las palabras que son traducidas más comúnmente "hombre" o por algún otro término. Por tanto, la Biblia identifica a una persona humana por medio de llamarla simplemente "hombre", "mujer", "niño", "hijo", "hija", "bebé", etc. Cuando se usa para referirse a uno quien es la descendencia de un padre y una madre humanos, estos términos indican, por definición, un humano que está separado y es diferente de su madre y padre. Usted no encontrará un nombre más técnico que estos para cualquier humano, nacido o aún no nacido, en cualquier parte de la Biblia. Si encontramos que la Biblia usa estos términos para un bebé aún no nacido, eso constituirá la evidencia, la cual identifica a uno que es humano tan plena y completamente como cualquiera que esté identificado en la Biblia.
(Para los propósitos de nuestra discusión, distinguiremos los términos acorde a las siguientes definiciones del Random House College Dictionary. "Humano" significa "de, perteneciente, o característico del género humano". "Ser" significa "una cosa viviente", en nuestro caso, refiriéndonos al cuerpo humano viviente. "Persona" significa "un ser humano ... el cuerpo de un ser humano vivo ..." Nótese que los términos "ser" y "persona" requieren la presencia de la vida, pero el término "humano" necesariamente no requiere vida. En consecuencia, por ejemplo, un cuerpo muerto podría ser llamado literal y correctamente un "cuerpo humano" - por tanto, un "hombre muerto" - pero no podría ser llamado literalmente un "ser humano" o "persona").
Otra importante consideración preliminar es el hecho de que Dios también creó los seres vivientes para que se reprodujeran según su propio género. Esto es verdad de las palabras (Gén. 1:11), los animales (Gén. 1:21,24-25), y del hombre (Gén. 1:26-28; 5:3). Esto significa que el "niño", el "bebé", el "hijo", o la "hija" de un humano es también un humano y es un humano separado y diferente de la madre y el padre, porque este es el significado de la reproducción según su propio género. Además, la Biblia dice que el hombre y la mujer están hechos a la imagen y semejanza de Dios (Gén. 1:26-27). Esto es por lo que el hombre es diferente de las plantas y los animales, y esto es por lo que hay limitaciones morales más estrictas sobre como tratar a los hombres que las que hay sobre cómo tratar a los animales (Gén. 9:6; Sant. 3:9). En vista de que los humanos se reproducen según su género, se sigue que la descendencia de los humanos son también la imagen de Dios exactamente como lo son sus padres.
La pregunta que debemos contestar, entonces, es esta: ¿Se refiere la Biblia al bebé aún no nacido con los términos que implican humanidad, exactamente como lo hace para con otros humanos, y enseña la Biblia que el bebé aún no nacido es a la imagen de Dios como lo son todos los humanos?

Un Padre "Engendra" Hijos e Hijas - Gén. 5:3-4,28-30

Adán engendró un hijo a su semejanza o imagen. Después de esto "engendró hijos e hijas". Lamec también "engendró un hijo", y después de esto "engendró hijos e hijas". Esta última expresión se usa repetidamente (Léase Gén. 5; 11:20-27; 1 Crón. 14:3; etc.).
El término "engendrar" (Heb. YALAD) tiene muchos significados diferentes, literales y figurados. Por ejemplo, cuando se usa con respecto a la madre, la describe concibiendo, pariendo, y dando a luz un hijo. Cuando se usa pasivamente con respecto al hijo, se refiere a su nacimiento. Pero cuando se usa para describir el papel del padre en lo literal, en el evento histórico de la procreación humana, siempre se refiere a la concepción o fertilización, en vista de que este es el único papel que el padre tiene en el nacimiento del hijo. (Esto puede ser confirmado por medio de examinar los pasajes usando la palabra acorde a una buena concordancia. Los léxicos Hebreos también confirman esto, pero preferimos argumentar basados en una examinación de los pasajes Bíblicos así mismos). En los ejemplos que hemos escogido de Gén. 5, es claro que la referencia es a lo literal, al evento histórico particular que ocurrió en puntos específicos en la vida de un hombre, porque el pasaje dice cuántos años vivió antes del evento y cuántos después. Por tanto, "engendrar" debe referirse aquí al acto del hombre de causar la concepción o fertilización en el vientre de su esposa.
Eso que es concebido es llamado un "hijo" (Heb. BEN) o "hija" (Heb. BATH). Estas son las palabras más comunes del Antiguo Testamento para un niño - hombre o mujer descendiente de un humano. Las palabras pueden tener varios significados en diferentes contextos, pero cuando son usadas para referirse a la descendencia de los seres humanos, la palabra consecuentemente se refiere a la descendencia de quienes a sí mismos son humanos, por ejemplo, ellos mismos poseen humanidad como individuos separados y son diferentes de sus padres. Están vivos, son seres humanos o personas. (Más tarde se dará más información acerca de estas palabras). Que este es el significado correcto y literal de estas palabras en Gén. 5 es claro porque son usadas para describir el completo período de vida de los niños desde la concepción, incluyendo el período después de nacer, también como el período antes de nacer. Pero sabemos que después de nacer, la palabra se refiere a un individuo que posee humanidad. Pero las palabras describen aquí tanto el período antes de nacer como el período después y debe significar la misma cosa para ambos períodos. En consecuencia, lo que es concebido, sea un hijo o una hija desde la concepción, antes y después de nacer - posee humanidad en el mismo sentido claro y literal antes de nacer como lo es después de nacer. Y si está vivo, es un ser humano o persona antes de nacer, desde la concepción, en el mismo sentido claro y literal que lo es después de nacer.
Pero hay más. El pasaje dice que el hijo o la hija es engendrado a la imagen y semejanza del padre. ¿Qué significa esto? Sabemos lo que significa después de nacer. El padre es humano, por tanto, eso que es engendrado a su imagen es también humano. Además, no es el mismo individuo como el padre o la madre, ni es exactamente una pertenencia o parte de ellos. El término "a su semejanza o imagen" significa un individuo separado y diferente, pero similar en naturaleza a la del padre - eso es, otro humano. Y si está vivo, es un ser humano o una persona. Pero recuerde que este es el resultado de la concepción y describe la completa existencia terrenal de la descendencia desde la concepción en - ambos antes de nacer y después de nacer - y el significado debe ser el mismo para todo el período. Por tanto, el hijo o la hija es un humano - a la imagen del padre o la madre - desde la concepción, en el mismo sentido antes de nacer como lo es después de nacer.
Pero ahora notemos los versículos 1 y 2. Dios hizo al hombre y a la mujer a semejanza de Dios. Luego el hombre engendró hijos e hijas a su imagen. Esto significa que los hijos e hijas deben ser a la imagen de Dios, lo mismo como lo son los padres. Pero esto es verdad de la concepción, exactamente al momento pleno de nacer, como lo es antes de esto. En consecuencia, eso que el hombre engendra es a la imagen de Dios desde la concepción.
Las consecuencias de esta escritura son poderosas y aterradoras. Los hombres, cuando hacen que una mujer conciba, han engendrado desde el momento de la concepción, su hijo o hija, a su imagen, y a la imagen de Dios. ¿Podría ser este asesinado deliberadamente?

"Niños" o "Hijos" en el Vientre de la Madre - Gén. 25:21-22; 2 Reyes 19:3; Rut 1:11

En Génesis 25:21-22, Rebeca concibió mellizos, y "los hijos luchaban dentro de ella". Nótese la conexión entre la concepción y los "hijos". Eso que fue concebido era llamado "hijo" (Heb. BEN) entre la concepción y el nacimiento.
En 2 Reyes 19:3 (e Isaías 37:3) Ezequías compara sus aflicciones a aquellas de una madre expectante que carece de fuerzas para la labor. Dice, "los hijos están a punto de nacer, y la que da a luz no tiene fuerzas". Esto claramente se refiere a eso que vive en el vientre de la madre como "hijo" (Heb. BEN).
En Rut 1:11, el esposo de Noemí y sus dos hijos habían muerto. Ella le explica a sus dos nueras viudas que no tenía hijos para que ellas se casaran según las costumbres de esos días, y de que no había prospectos de que pudiera proveerles con esposos. Ella pregunta, "¿tengo yo más hijos en el vientre, que puedan ser vuestros maridos?" - eso es, ella no estaba embarazada, razón por la cual no había forma de que pudiera producir hombres para que crecieran y fueran sus esposos. Otra vez, ella usa el término "hijos" (Heb. BEN) para describir aquello que aún no ha nacido y que está aun en el vientre de la madre.
Esta palabra Hebrea (BEN) es la palabra del Antiguo Testamento más común para un niño o hijo. Como se mencionó previamente, tiene diferentes significados, incluyendo usos figurativos. Pero cuando se usa para referirse a la descendencia física de los humanos (como en los casos que estamos considerando) consecuentemente se refiere a eso que es un individuo humano separado y diferente, y si este es un individuo vivo, entonces es un ser humano o persona. Este es el significado literal de la palabra. La concordancia enumera cientos de ejemplos. Un ejemplo razonable en Gén. 25, son los versículos 1-4, donde los "hijos" de Cetura son nombrados. Otro está en Gén. 3:16 donde a Eva se le dice que concebirá y dará a luz individuos humanos. Pero el mismo término es usado en contextos similares para describir eso que es concebido pero que aún no ha nacido. ¿Por qué esto no significa humanos individuales también? No hay razón escritural para distinguirlos. El mismo significado se aplica en ambos casos - a individuos humanos separados y diferentes como individuo en comparación a sus padres. Y si está vivo, es un ser humano, una persona.

Un "Varón" Es Concebido - Job 3:3

Job está aquí lamentándose de sus aflicciones y diciendo, en substancia, "¿Por qué nací en algún momento?" Primero se aflige por el "día" cuando "nació" (v.3, Comp. 4-5). Luego se aflige por la "noche" en que fue "concebido" (v.3, Comp. v.6-7). Nótese que en el último caso, "concebir" es la traducción correcta, porque Job está distinguiendo eldía de su nacimiento de la noche de su concepción. Sobre esa noche pudo haber sido dicho, "hay varón concebido". Eso que fue concebido era un "varón" ¡desde la mismísima noche de su concepción!
La palabra para "varón" (Heb. GEBER) en cualquier otra parte significa "hombre" - eso es, un individuo humano. Otros ejemplos correctos aquí en Job son 3:23; 4:17; 10:5; etc. Véase también el Salmo 127:5 y 128:4, y muchos otros ejemplos en la concordancia. Esta palabra inherentemente y siempre sin excepción, se refiere a un individuo humano. Si está vivo, es un ser humano o persona - siempre y sin excepción. En consecuencia, Job está afirmando que era un ser humano varón, una persona, desde el mismo momento en que fue concebido.
Nótese la siguiente comparación:
Job 3:3 - Varón es concebido.
Apoc. 12:5 - Ella dio a luz un hijo varón.
¿Significa Apoc. 12:5 que un ser aún no humano fue dado a luz, pero que más tarde se convirtió en varón? No, era varón cuando nació y continuó siendo lo mismo. De esta manera, Job 3:3 quiere decir que Job era un varón cuando fue concebido y desde ese mismo instante. Lo que fue después de nacer es lo que era antes de nacer - un individuo humano.

Una "Madre" de un Hijo no Nacido - Núm. 12:12; Lucas 1:43

En Lucas 1:43, Elisabet se dirigió a María como "la madre de mi Señor" en el momento en que María estaba esperando pero aún no había dado a luz. En efecto, el versículo 36 comparado con los versículos 56-57 muestra que el evento en el versículo 43 ocurrió muy en el principio del embarazo de María. Aún así, Elisabet llamó a María "madre".
En Núm. 12:12, cuando Dios había herido a María con la lepra, Moisés oró a Dios por la salud de ella para que no quedara "como el que nace muerto, que al salir del vientre de su madre, tiene ya medio consumida su carne". El efecto de la lepra sobre la piel de María debía ser como aquella de un bebé que muere en el vientre de su madre y comienza a descomponerse antes de nacer. Pero nótese que aún si el hijo nace muerto - como en un aborto - no obstante la mujer es llamada "madre".
La palabra "madre" (Heb. EM, Griego - METER) tiene muchos usos, pero en el contexto en donde se refiere a la reproducción física humana (como el pasaje que estamos discutiendo), siempre se refiere a una que ha procreado o formado a otro individuo humano, separado y distinto como individuo de la misma madre. (Véase por ejemplo Gén. 3:20 y muchos otros ejemplos en la concordancia). No hay excepción a este significado en la Biblia, por consiguiente deberíamos aplicarlo en estos casos. No obstante, una mujer que ha concebido, si el niño no ha nacido aún o si muere antes de nacer, ella es "madre", ha producido un individuo humano, eso que fue concebido era un humano separado y distinto de la madre misma. Cuando está vivo, aún en su vientre, es un ser humano.

Una "Criatura" en el Vientre de la Madre - Lucas 1:41,44

Después que Elisabet había concebido (v.24), pero antes de que hubiera dado a luz, la vida "en su vientre" es llamado "niño" o "criatura" (Griego, BREPHOS). Esta es la segunda palabra del Nuevo Testamento más común para criatura, y siempre es usada para aquello que es individuo humano separado y distinto de su madre. No hay excepciones a este significado en la Biblia. Jesús, por ejemplo, es llamado un "niño" (BREPHOS) acostado en un pesebre (Luc. 2:12,16). (Véase Hechos 7:19 y la concordancia para más ejemplos). No hay razón para creer que la palabra en Lucas 1 es alguna excepción al normal significado de la palabra. En consecuencia, Juan era una "criatura" viviente en el vientre de su madre - un ser humano vivo.

Una Mujer Concibiendo un "Hijo" - Lucas 1:36; Hechos 7:29

Una vez mas, cuando Elisabet había concebido, pero antes de que el bebé naciera, a María se le dijo que Elisabet "ha concebido hijo". En Hechos 7:29 se nos dice que Moisés "engendró dos hijos". Pero ya hemos visto que las palabras para engendramiento, cuando se usan para el papel del padre, se refieren a la concepción o fertilización. En ambas referencias, lo que es concebido es un "hijo".
La palabra "hijo" (Griego, HUIOS) es también una palabra de diferentes significados, dependiendo del contexto. Pero en los contextos que se refieren a al descendencia física de los humanos (tal como estamos discutiendo), la palabra siempre y sin excepción, se refiere a eso que es un ser humano separado y distinto como individuo, de sus padres. Si está vivo, es siempre un ser humano. En efecto, esta es la palabra más común en el Nuevo Testamento para "hijo", y muchos ejemplos pueden ser citados (Mat. 1:21,23,25; Luc. 1:13,31; 2:7; etc.). Nótese especialmente Luc. 1:57 en donde ocurre el nacimiento de Juan el Bautista y se nos dice que Elisabet "dió a luz un hijo". Nótese el paralelo:
Lucas 1:36 - Elisabet "ha concebido hijo".
Lucas 1:57 - Elisabet - "dio a luz un hijo".
Estos dos versículos se refieren a la misma madre y al mismo hijo en el mismo contexto. Un versículo describe la concepción y el otro describe el nacimiento, pero ambos llaman al niño "hijo". ¿Si Juan era un humano al momento de su nacimiento y así progresivamente, por qué no concluir que era un ser humano desde el momento de su concepción en adelante? No era un sub-humano cuando nació y más tarde se convirtió en humano. Era un ser humano vivo desde el momento de la concepción en adelante.

"Esta Abortare" / "Vida por Vida" - Ex. 21:22-25

Este es un pasaje polémico, pero muy importante, y lo consideraremos en gran detalle más tarde. [En la Versión King James en Inglés dice el v.22 - "... so that her fruit depart from her ...", literalmente en Español sería - "... y si ella abortare su fruto ..."] Nótese aquí la palabra "fruto". Si algunos riñeren e "hirieren a mujer embarazada, por la que ésta abortare su fruto". La vida en el vientre de la madre es llamada su "fruto" (Heb. YELED). Comp. Gén. 30:2; Deut. 7:13. Pero esta palabra es traducida en cualquier otra parte "niño", "muchacho", "hijo", u "hombre joven". En efecto, es la segunda palabra más común en el Antiguo Testamento para "niño". Esta es usada por Moisés en Ex. 2:3-10 (Comp. Ex. 1:17-18; Gén. 21:8; Rut 4:16; etc.). [Aunque en Ex. 21:22 no aparece fruto, si lo podemos ver en Gén. 30:2 y Deut. 7:13]. Cuando se refiere a la descendencia de los humanos, siempre, sin excepción, se refiere a eso que es un individuo humano, separado y distinto como individuo, de sus padres. Pudiera referirse a un cuerpo muerto, pero este es aún un cuerpo humano, en consecuencia, no obstante, se refiere a eso que es humano. Y cuando el cuerpo está vivo, este es un ser humano vivo. Por esto, este pasaje nos da otro caso en donde la vida en el vientre de la madre es descrita como un ser humano.
Además, cuando examinemos este pasaje más tarde, veremos que es requerido castigo a los hombres que hagan que una madre que está esperando, el dar a luz prematuramente. Si el bebé nace muerto o perjudicado, el hombre debe ser castigado por medio de infligirle el mismo daño que le causó al bebé, incluyendo "vida por vida". La palabra Hebrea para "vida" en ambos casos aquí es NEPHESH, la cual tiene muchos significados, pero su significado más común es "alma", luego, "vida", luego "persona". Esta expresión significa entonces que el bebé que aún no ha nacido tiene "vida" exactamente en el mismo sentido de esa palabra como es poseída por el hombre que causó el daño - eso es, la vida humana. ¡El bebé aún no nacido es tan ser humano como lo es el hombre!
De todas las escrituras aprendemos que eso que ha sido concebido y vive en el vientre de la madre desde la concepción, es un "hijo" o una "hija", un "niño", una "criatura", un "varón". Este posee "vida" en el mismo sentido que las otras personas la tienen. Y la mujer en cuyo vientre él vive es "madre". Afirmamos que no hay términos usados en ninguna parte en la Biblia que identifiquen a cualquiera como ser humano más claramente que estos términos que Dios repetidamente escogió para identificar al bebé que aún no ha nacido. En los pasajes que hemos citado, estos términos deben ser aceptados como poseyendo el mismo significado que poseen en los contextos similares en los que los hemos comparado, a menos que haya alguna evidencia además de esta que muestre que deberían dar un significado diferente. Este es el único camino claro y razonable para entender la Biblia, y este es el acceso que los buenos estudiantes de la Biblia usan en cualquier otro tema.
En consecuencia, debemos concluir que el niño que ha sido concebido y que vive en el vientre de su madre, es un ser humano vivo. En vista que los humanos se reproducen según su propio género, debemos concluir que la vida en el vientre de la madre es según la semejanza de sus padres - eso es, es un individuo separado y distinto de sus padres, poseyendo humanidad en el sentido completo de la palabra así como sus padres la poseen. Y en vista de que los padres son "a la imagen de Dios", se sigue que el niño en el vientre de la madre es también a la imagen de Dios exactamente como lo son sus padres (Comp. Gén. 5:1-4). ¿Podríamos deliberadamente matar a este ser humano hecho a la imagen de Dios?

(Nota: El medio que hemos usado establece la personalidad del bebé vivo aún no nacido sin referirse a la pregunta específica de si la criatura posee espíritu o no. Afirmamos que no es necesario tener un pasaje que mencione específicamente si un bebé tiene espíritu o no para determinar si el bebé que aún no nace puede ser asesinado o no. Si sabemos que es un ser humano, entonces sabemos lo suficiente para saber que no debe ser muerto. Afirmamos que hemos clarificado el asunto de la humanidad, por lo que más evidencia acerca del espíritu no es necesaria. Sin embargo, como tema de interés, creemos que sobra el que un bebé aún no nacido tiene espíritu porque todo cuerpo humano vivo tiene espíritu acorde a Santiago 2:26. Si el cuerpo no tuviera espíritu, estaría "muerto". Cuando estamos discutiendo un cuerpo humano, Santiago 2:26 dice que el espíritu y la vida biológica están presentes o ausentes simultáneamente. "Usted no puede tener a uno sin el otro". Si el cuerpo está vivo, el espíritu debe estar presente. No hay excepción a esto para algún otro cuerpo humano en la Biblia. Por lo que concluimos que un bebé vivo que no ha nacido aún tiene espíritu).
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viernes, 19 de agosto de 2016

Si alguno es sorprendido en alguna falta, ustedes que son espirituales, restaurenlo en un espíritu de mansedumbre, mirándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado. Lleven los unos las cargas de los otros, y cumplan así la ley de Cristo....Si alguno se cree que es algo, no siendo nada, se engaña a sí mismo

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




CAPACITANDO PARA ACONSEJAR
Las presuposiciones básicas desde las que los consejeros actúan. 
Estas presuposiciones se refieren: 
  1. al contexto socio-cultural en el que viven los consultantes, 
  2. al momento especial en el que las familias  consultan, 
  3. a la persona del consejero o consejera como parte integrante del conjunto terapéutico, y 
  4. al proceso que se crea de la interacción entre el consejero y la familia. 
A continuación se explican y al mismo tiempo se ofrece algunas recomendaciones.
I. Presuposiciones acerca del CONTEXTOLas personas viven en la historia, en lugares determinados, en medio de condiciones y circunstancias específicas. Así pues, el consejero pastoral necesita estar consciente de que ejerce su ministerio en medio de ciertas condiciones y en situaciones que influyen en las personas y familias que le consultan. 
No es lo mismo asesorar a una familia urbana de clase media que a una familia de escasos recursos que recién ha llegado a la ciudad en busca de trabajo. Asesorar a una pareja de profesionales que quiere casarse será muy distinto de asesorar a una pareja que «se juntó» porque no tenía el dinero suficiente para realizar una boda.
En la actualidad, en los EE.UU la mayor parte del trabajo lo realizan  con inmigrantes hispanos de primera generación en los Estados Unidos, y que están en proceso de asentamiento y asimilación en el contexto norteamericano. Aunque la inmigración sea un factor importante que identifican a casi todos los hispanos en los Estados Unidos, las razones por las cuales las personas han salido de su país de origen son muy diversas. 
Por ejemplo, en un extremo, hay personas que han sido transferidas por sus empresas, tienen sus papeles en regla y, por lo tanto, gozan de seguridad económica y social; en el otro extremo hay personas que han huido de la guerra, la violencia o la pobreza en su propio país y que viven en continuo sobresalto porque no tienen los recursos necesarios para la subsistencia ni los documentos requeridos para buscar mejores trabajos. 
También hay hispanos que se han mudado «al Norte» porque aquí se encuentra ya la mayor parte de sus familiares y, por lo tanto, ya cuentan con una red significativa de apoyo; mientras que otros han dejado a sus hijos encargados con parientes para poder trabajar con mayor dedicación, ahorrar dinero y mandar a traer el resto de la familia en un futuro cercano. 
Los hispanos de procedencia urbana, de clase media y profesional son los que más rápidamente se integran a la cultura que los hospeda porque su estado legal está en regla y sus conductas y valores —aunque con diferencias culturales significativas— se acercan a los estándares norteamericanos. No sucede así con los campesinos que arriesgan su vida para cruzar la frontera clandestinamente, que trabajan con papeles falsos o aceptan trabajos temporales siguiendo las cosechas en los distintos estados de la Unión Americana.
Toda familia que vive en este tiempo parece enfrentar más dificultades para realizar los ajustes necesarios a fin de mantener su salud, criar a sus hijos y sobrevivir a las crisis. 
Podemos señalar unas pocas razones: 
  1. Las familias ya no son tan numerosas como antes. En todas partes del mundo hay una mayor conciencia sobre la planificación del número de hijos porque ya no son «más brazos para trabajar», sino «más bocas que alimentar». 
  2. La madre ya no se ocupa solamente de la crianza; por lo general también trabaja fuera de casa ya sea para colaborar al sustento de la familia (especialmente en sectores de la población en los que un solo salario no es suficiente para sobrevivir), para no aburrirse sola en casa, o para cumplir con su vocación en la vida. 
  3. Se han perdido o debilitado las redes de apoyo debido a los procesos de industrialización, urbanización, migración —interna o externa— y la tendencia a la nuclearización de la familia. 
  4. En el pasado, otras personas además de los padres —familiares, compadres, vecinos y amigos— cuidaban de los hijos. En el presente, cada familia tiene que librar una dura batalla contra valores y conductas que tratan de socializar a nuestros hijos mediante la escuela, el mercado, la televisión, las pandillas, entre otros. 
  5. El deterioro de la economía local y global junto con la descomposición social de muchos sectores del mundo empujan a poblaciones enteras a salir de su terruño para buscar sobrevivir y / o encontrar mejores oportunidades para sus hijos en las ciudades o en el extranjero.

Aunque cada situación es única, es posible identificar algunas características comunes a las familias que asesoramos pastoralmente. Será provechoso, por ejemplo, que la consejera pastoral sepa que toda familia está en un continuo proceso de ajuste, que se rige por una serie de valores, y que abriga una serie de creencias que rigen su conducta.
1. Las familias viven en un continuo proceso de             ajuste. Los cambios vertiginosos en la sociedad actual ponen a las familias en un estado de transición permanente. Esto significa que las familias de hoy viven bajo la constante presión de ajustarse a los rápidos cambios y a revisar periódicamente los papeles que tradicionalmente se le asignaban a cada uno de sus miembros. 
Por ejemplo, cuando don Pedro y su familia emigran del México rural a Los Angeles, California, en busca de trabajo y un futuro mejor para sus hijos, no sólo viajan 300 kilómetros, sino también 300 años en la historia. En su pueblo, don Pedro era conocido y respetado, tenía sus parientes y compadres, tenía crédito en la tienda aunque no supiera leer ni escribir, ni tuviera sus documentos al día. En Los Angeles, en cambio, don Pedro necesita una tarjeta de identidad, un número del Seguro Social, un permiso de trabajo, una dirección, crédito, y muchas cosas más, sólo para comenzar a buscar escuela para sus hijos o casa para vivir. 
Su esposa e hijas posiblemente encuentren trabajo antes que él —limpiando casas o cuidando niños— y traigan el pan a la casa. Sus hijas están en riesgo de convertirse prematuramente en madres solteras ya sea por inocencia, por ignorancia o por «revelación» de que un niño nacido en los Estados Unidos es un ciudadano americano que califica para la ayuda pública (welfare). 
En poco tiempo los hijos de don Pedro aprenderán inglés en la escuela, se asimilarán a la subcultura circundante y vivirán bajo la presión continua de unirse a las pandillas, a los traficantes de drogas, o de convertirse en los intérpretes y cuidadores de los padres, invirtiendo de esta manera los papeles de la familia tradicional. 
La brecha generacional aumenta, la jerarquía familiar es confusa, los hombres se refugian en el alcohol u otra droga, y la violencia doméstica puede aparecer o aumentar por la inseguridad y la incertidumbre en que se vive. 
Elaine P. Congress, trabajadora social, investigadora y con años de trabajo en clínicas urbanas de salud mental de Nueva York, afirma que hay detonadores de crisis que afectan a las familias inmigrantes. Entre ellos menciona el desempleo y subempleo, el cambio de papeles o roles de género en la pareja, los conflictos intergeneracionales, el fracaso escolar de los hijos, por solamente mencionar algunos.
. . . Por lo tanto . . . la consejería pastoral debe estar enterada —tanto como le sea posible— de las condiciones sociales, culturales y económicas que afectan a las familias de su comunidad.
2. La cultura hispana asigna un valor elevado al             conjunto llamado «familia». En la lengua castellana, el término familia no se restringe al núcleo de padre, madre e hijos. Incluye también a la familia extendida, a los parientes ¡y hasta a los compadres! 
Los científicos sociales han descrito a los padrinos y compadres como «familia ficticia» o «familia de elección» que cumplen importantes funciones sociales.
El compadrazgo, por ejemplo, conlleva una serie de obligaciones y contra-obligaciones morales, económicas e incluso políticas en los países latinoamericanos. 
Un campesino pobre elige a un padrino para sus hijos que esté mejor situado económica y socialmente. Cuando los chicos enferman, cuando van a la escuela o cuando las parejas están en apuros, los padrinos están en la obligación moral —que se asume en el ritual del bautismo o del matrimonio— de extender una mano de ayuda. 
A su vez, en tiempo de elecciones, el campesino y su familia están en la obligación de apoyar la candidatura y el partido político del padrino de sus hijos, sin importar lo corrupto o inepto que éste pueda ser.
Con la conversión al protestantismo, millones de latinoamericanos se han sacudido de muchas de esas prácticas comprometedoras, pero, al mismo tiempo, han perdido las redes de apoyo que las acompañaban. Sin embargo, cada congregación tiene el potencial de convertirse en su familia de la fe, la «familia tribal» que se perdió con la modernidad y que es capaz de proveer esos lazos significativos que no solamente los ayudarán a sobrevivir, sino también a humanizarse y a desarrollar a las nuevas generaciones.
Será muy difícil saber a ciencia cierta si fue la alta valoración de los lazos familiares la que produjo el desarrollo de las estrategias de sobrevivencia en los sectores populares, o si fue la necesidad de sobrevivir la que condujo a asignarle a la familia tan alta estima. El hecho es que el intercambio de favores y la prestación y contraprestación de servicios entre la familia nuclear, la extendida y la «ficticia» han contribuido a la supervivencia de los sectores populares con ingresos muy por debajo del nivel de subsistencia.
En las familias latinas los ancianos y los niños han tenido lugares específicos en la economía del hogar que han sido designados por la cultura y la tradición. Los ancianos han cuidado del hogar y de los niños; los niños mayores han cuidado de sus hermanitos y han ayudado en los quehaceres de la casa. 
En los mercados populares —incluso en Estados Unidos mismo— no es difícil ver cómo toda la familia latina se moviliza para asegurar que el pequeño negocio familiar prospere. 
Padres y abuelos —incluyendo a todos los ancianos de la comunidad— han sido tradicionalmente respetados como figuras de autoridad. Se espera que los hijos cuiden de los ancianos, así que la idea de enviarlos a un asilo generalmente se rechaza. 
Aunque hay muchos aspectos positivos en este tipo de solidaridad e interconexión de las generaciones, también hay desventajas. Las obligaciones y lazos emocionales se prestan para abusos e injusticias. En Norteamérica, donde el individualismo se ha afirmado al extremo, los respetados lazos de sangre de los hispanos han sido vistos como una amenaza a la libertad y a la independencia de las nuevas generaciones. 
Sin embargo, en los últimos años, nuevas voces de educadores, legisladores y terapeutas señalan los efectos desastrosos que el individualismo ha tenido sobre la familia y la sociedad en general, y han hecho llamados para recobrar los vínculos y las obligaciones familiares que se asocian con la salud, la responsabilidad y el desarrollo.
 . . . Por lo tanto . . . la consejería pastoral debe tomar conciencia de la herencia cultural de sus consultantes, de los valores, lealtades y mutuas obligaciones de quienes habitan bajo el mismo techo
3. La cultura latina tiende a preservar las estructuras     y los roles tradicionales en la familia. 
El machismo —la idea de la supuesta superioridad masculina y su práctica social— se ha asentado en la mente de hombres y mujeres a través de los siglos y de muchos medios. 
Entre estos últimos podríamos mencionar la tradición patriarcal de la cultura occidental y los siglos de influencia árabe en la antigua España. Esto provocó que durante la conquista y la colonización de América Latina, tanto españoles como portugueses abusaran sexualmente de las mujeres nativas —y luego de las esclavas negras— engendrando hijos pero no criándolos. 
A su vez, los hijos mestizos criados por las madres —y con una religión donde se exalta el papel de la madre, idealizado por la Virgen María— desarrollaron con ellas un círculo afectivo del cual los padres fueron emocionalmente excluidos. El resultado es una sociedad donde los hombres son definidos como fuertes, racionales, dominantes y proveedores, mientras que las mujeres son definidas como débiles, afectivas, sumisas y sacrificadas; una sociedad donde se espera de los niños obediencia, sumisión y colaboración económica para la supervivencia de la familia.
La vida contemporánea no sólo cuestiona estos papeles tradicionales, sino que también los altera. 

  • Las mujeres ahora tienen acceso a la educación y a los puestos de trabajo asignados generalmente a los hombres y con pagos cada vez más parecidos.
  • Los medios masivos de comunicación han difundido los derechos de la mujer.
  • Las escuelas han educado a nuestros hijos con modelos más igualitarios. 
  • En la nueva economía globalizada en el campo y la ciudad —y con el continuo empobrecimiento de la clase trabajadora— ambos progenitores tienen que trabajar para sustentar a la familia. 
  • El libre acceso que hoy día se tiene a información sobre la sexualidad hace cuestionar el injusto doble estándar de moralidad que ha existido para hombres y para mujeres. 
  • Con la independencia económica y la conciencia de sus derechos, más y más mujeres ya no «aguantan más» relaciones abusivas (y no tienen por qué hacerlo) y rompen los vínculos matrimoniales que antes no se atrevían a romper por temor a quedarse en el desamparo. 
  • En los trabajos se observa que la primera generación de hispanos inmigrantes en los Estados Unidos, en su afán por afirmar su identidad cultural, tienden a volverse más conservadores que sus contemporáneos en sus países de origen. No es difícil ver cómo el conservadurismo apela a la religión legalista para afirmar sus reclamos. Generalmente esto provoca una reacción más fuerte por parte de las nuevas generaciones que han sido socializadas en el ejercicio de sus derechos y, por consecuencia, las brechas generacionales se agrandan.

 . . . Por lo tanto . . . los consejeros pastorales deben ser sensibles y respetuosos de las afirmaciones culturales de sus consultantes y, al mismo tiempo, cuidadosos de no perpetuar los patrones mentales y de conducta que sean dañinos, injustos, que contradigan a los valores del reino de Dios y que afectan a los segmentos más desprotegidos de la población. 
II. Presuposiciones acerca de LA FAMILIA
Tanto las personas como las familias, generalmente buscan ayuda cuando han agotado todos sus recursos o la tensión es insoportable. 
Sin embargo, entre las comunidades latinas tanto el asesoramiento como la psicoterapia todavía son resistidos. Cuando nuestra gente experimenta tensión y vive problemas que no puede resolver, primero busca la ayuda familiar médica y pastoral, antes que la psicológica. Hay varias razones para ello. 
  • Por un lado, se ve a los psicólogos y psiquiatras como el último recurso, como el profesional a quien se dirigen las personas que han traspasado la frontera de la normalidad, es decir, «los locos». Aunque debido a los procesos de urbanización y globalización esta percepción está cambiando paulatinamente, todavía predomina en muchos sectores de la población hispana. 
  • Otra razón puede estar en el hecho que la familia extendida, incluyendo padrinos y compadres, son vistos como los recursos más próximos y «naturales» para obtener consejo en caso de necesidad. 
  • En la Iglesia Católica, usualmente los sacerdotes han sido los asesores y consejeros de las clases sociales acomodadas, mientras que los pobres eran descuidados en este servicio aunque tenían acceso al confesionario. Con el vertiginoso crecimiento del protestantismo, cada vez se demanda más y más este servicio por parte de los pastores. 
  • Aunque el consejo pastoral sea parte integral de su oficio, el problema que se puede presentar es que el ministro no esté debidamente preparado para desempeñar tal función. 
  • Es muy común que se confunda asesorar / aconsejar con dar «buenos consejos» saturados de textos bíblicos. Los buenos consejos tienen su lugar en el trabajo pastoral, especialmente cuando son solicitados, pero de ninguna manera representan el ministerio de acompañar a las personas en su desarrollo a fin de que puedan hacer decisiones sabias, vivir en la luz de Dios y confrontar los problemas de la vida con madurez y esperanza. Los buenos consejos, mientras más efectivos sean, corren mayor peligro de propiciar dependencia e inmadurez. De modo que, cuando una familia viene en busca de consejo pastoral, los consejeros deben tener en mente las siguientes presuposiciones:
1. La familia que busca al consejero pastoral ya ha       caminado un buen trecho en su camino hacia la         restauración de su saludNinguna familia pide asesoramiento apenas surge un problema. Por lo general busca ayuda cuando la tensión ha llegado a un nivel insoportable o cuando ha agotado todos los recursos acostumbrados y disponibles. 
Cuando una familia llega a la oficina pastoral —o cuando el consejero es invitado a casa después de concretar una cita para tratar un problema específico— ha dado ya algunos pasos significativos para la resolución de sus preocupaciones. Se ha dado cuenta que necesita ayuda; ha tomado la iniciativa para buscarla; ha hecho arreglos en su horario para acudir a la cita. Es decir, ha asumido responsabilidad por su situación, ha invertido tiempo y esfuerzo en la búsqueda de su bienestar, y con ello se ha apropiado de su proceso.
 . . . Por lo tanto . . . Dios merece la alabanza, y la familia el reconocimiento por su valentía y voluntad de buscar alternativas para su situación. La consejería debe comunicar, de todas las formas posibles, ese reconocimiento y la convicción de que la familia cuenta ya con recursos humanos y divinos para su sanidad y desarrollo.
2. Una familia, por lo general, busca asesoramiento       en un momento crucial de su desarrollo, casi             siempre en un punto importante de transición o         en una crisis. 
Individuos y familias atraviesan por estados de desarrollo que son universales y predecibles. 
Los procesos de desarrollo familiar han sido conceptualizados convencionalmente alrededor de ciertos eventos como: 
  • el inicio del matrimonio, 
  • el advenimiento y el cuidado de los hijos, 
  • el alentar a que sus hijos vuelen con sus propias alas, 
  • la jubilación, y muchos otros. 
En las familias latinas, los linderos de las etapas de desarrollo han estado poco definidos. Por ejemplo, la adolescencia en un ambiente agrario, hasta hace poco, era más corta, y llegar a ser adulto no era tan complicado como en los medios urbanos. 

Los jóvenes comenzaban sus propias familias no lejos de sus padres y a veces bajo el mismo techo. Los nietos llegaban pronto y eran criados por toda la familia extendida. Los procesos de urbanización, modernización, migración y globalización han perturbado ese aparente suave movimiento familiar de una generación a otra y de una etapa a otra en el ciclo de vida de una familia. 
Al comparar la vida de hace medio siglo con la de hoy, nos damos cuenta de que hay cambios dramáticos que se han incorporado al desarrollo de cada ciclo. Las transiciones de una etapa a otra tienden a ser más difíciles y dolorosas. En todo el mundo la familia hoy en día sufre el desarraigo, el incremento del costo de vida, la falta de seguridad en el trabajo, la carencia de redes de apoyo para la crianza de los hijos, el constante sobresalto por el aumento de la criminalidad y el terrorismo. Si estas situaciones provocan estrés en todas las familias, todavía es peor para las familias que social y económicamente son menos favorecidas. 
La acumulación del estrés en tiempos de transición —cuando la familia es más vulnerable— a menudo presentará síntomas, dolor y la necesidad de ayuda de parte de un consejero o consejera.
 . . . Por lo tanto . . . la consejería pastoral no se apresura a poner letreros o a marcar a las familias y a sus miembros con etiquetas diagnósticas (patologizantes). Primero explorará los obstáculos que estén impidiendo que la persona o familia evolucione y se mueva a la próxima etapa de su desarrollo. Utilizará un acercamiento «salutógeno»; es decir, se enfocará en los recursos que la persona o familia tienen para sanar más que en las carencias.
3. Con frecuencia las expectativas de una familia           consultante son confusas y a menudo                          contradictorias. 
Si esto es cierto respecto a toda familia que busca ayuda, tiene un giro especial con los latinos que tendemos a expresarnos en círculos antes que en forma lineal. Las culturas pre-hispánicas también parecen privilegiar la expresión circular. 
El idioma puede prestarse para «ornamentar» un asunto antes de enfocarlo directamente. Esto se ve con frecuencia entre las familias hispanas inmigrantes que están en proceso de aculturación/asimilación; en otras palabras, cuando los valores y las normas de la cultura de origen coexisten con los valores y las normas de la nueva cultura que se imparten en la escuela, la iglesia, el lugar de trabajo, el vecindario, y otros más. 
El grado de aculturación o asimilación de una familia puede ir desde estar en la marginalidad hasta la plena aculturación o asimilación, pasando por un estado de dualidad cultural. 
De manera individual toda persona pasa por este proceso, pero la familia como un todo también lo experimenta. A pesar de ello, las familias parecen «asignar» roles a sus miembros que permiten mantener el equilibrio (homeostasis). Así, si un miembro se distingue por elogiar las virtudes de la nueva situación y empuja al sistema familiar hacia un mayor grado de integración en la nueva cultura, otro miembro lo critica y pondera las virtudes de la cultura de origen. Esta tensión no se resuelve del todo en una sola generación.
 . . . Por lo tanto . . . la consejería pastoral, lo más pronto posible, trabajará con sus consultantes para definir: 1) lo que la familia espera del proceso de ayuda y de la consejera; 2) el problema inicial que se debe abordar; y 3) cómo se sabrá que se ha logrado las metas o se ha progresado en el                  asesoramiento.
III. Presuposiciones respecto al CONSEJERO
Todo consejero, sin importar su marco teórico, juega un papel activo al facilitar y guiar las interacciones en la consulta. 
De manera continua, e incluso inconscientemente, se efectúan negociaciones entre el consejero, la familia y sus miembros individuales. De la misma manera en que las familias revelan los valores del ambiente del que proceden, los consejeros también reflejan los valores culturales de su grupo de procedencia, su cosmovisión, sus convicciones teológicas y su predilección por ciertas teorías y técnicas. 
Las siguientes presuposiciones sobre la persona del consejero —elemento componente del sistema terapéutico— ayudarán a tener una mejor perspectiva en el trabajo del asesor pastoral.
1. La identidad cultural y de género siempre                   acompañarán al consejero pastoral. Cuando una persona ejerce la función de asesor o consejero —al igual que en cualquier otro trabajo— no se puede desasociar de su identidad. 
Por ejemplo, soy varón, latinoamericano, de más de 50 años, casado con la misma mujer por más de 30, y con tres hijos adultos y dos nietos pequeños. Después de entrenar consejeros pastorales y terapeutas familiares por casi 20 años, mi principal trabajo ahora es entrenar pastores y líderes hispanos para mi iglesia en los Estados Unidos. 
Este corto resumen de mi vida tiene mucho que ver con la forma en que asesoro a las familias, sean hispanas o no. Tengo ventajas, ciertamente, cuando asesoro a la primera generación de hispanos inmigrantes en los Estados Unidos, pero pierdo esa ventaja cuando trabajo con la segunda o tercera generación. 
Como varón, aunque hago todo el esfuerzo posible, me cuesta trabajo entender totalmente a una madre que lucha con su sentimiento de culpa por dejar a su pequeño hijo en la escuela para ir a trabajar. En otras palabras, los consejeros pastorales también somos seres humanos, producto de nuestra propia cultura, enriquecidos y limitados por nuestra propia historia, identidad y género.
 . . . Por lo tanto . . . la consejería pastoral debe tomar conciencia de quién es, de su etnicidad, su género, su clase social, las ventajas y las limitaciones con las que se conecta y acompaña a las personas y familias que asesora.
2. Con mucha frecuencia el consejero pastoral intercambia dos oficios: el de       pastor y el de consejeroLos pastores «se ponen varios sombreros» en su trabajo: de evangelista, maestro, predicador, consolador, exhortador, consejero. Cada una de esas funciones requiere el ejercicio de destrezas específicas. La gente los ve sin todas esas distinciones. Sin embargo, es imprescindible, saludable y necesario asumir conscientemente la función que el pastor ejerce cuando usa «el sombrero de asesor o consejero» y no otro. Para ofrecer asesoramiento debe estar seguro que las personas han tomado la iniciativa y solicitado ese servicio. 
Si el pastor los busca, les podrá ofrecer otros servicios: 
  • orientación, 
  • exhortación, 
  • oración, 
  • consuelo, pero no asesoramiento.

 . . . Por lo tanto . . . es deber del consejero pastoral estar consciente de «ponerse el sombrero» apropiado para no entrar en dinámicas que provoquen confusión para sí mismo y en las personas que atiende.
IV. Presuposiciones respecto al PROCESO
En la cultura occidental, especialmente en la norteamericana, el individuo es la unidad operacional. La independencia y la autonomía son altamente valoradas y premiadas. La terapia generalmente estimula las opciones individuales sobre las familiares. Los hispanos, por el contrario, nos relacionamos, por lo general, en una forma «colateral»; esto es, que la opinión de familiares, amigos y colegas cuenta mucho, tanto para la celebración de los triunfos como para la resolución de los problemas. 
Entre los hispanos las relaciones se construyen a partir de la confianza. La gente se aproxima a los consejeros no por sus grados académicos ni por sus credenciales religiosas, sino por el nivel de confianza que evocan en la persona o familia. Esto pone el asesoramiento con hispanos en un proceso especial en el cual se deben tener en cuenta las siguientes presuposiciones.
1. Toda relación humana —incluyendo la relación de ayuda— atraviesa por un      proceso. La relación de ayuda llamada asesoramiento o consejo pastoral se inicia, como hemos venido diciendo, cuando la persona, pareja o familia toma la iniciativa y pide esa ayuda. Sólo así se puede saber que las personas están listas para este tipo de ayuda; por decirlo de manera popular: «que la masa está lista para tamales». 
Además, la relación de una familia latina con su consejero estará coloreada por el tipo de relación que incluye la expectativa: «Si yo confío en usted, usted no me puede fallar». Esta expectativa puede ser aún mayor si el consejero es un pastor, sacerdote o rabino, de quienes se supone que viven más cerca de Dios, que sus oraciones tienen mayor alcance, y que su tarea es la salvación y la salud de todas las almas. 
Debido a la larga y muy enraizada tradición católica-romana en donde el sacerdote es el intermediario de los bienes sagrados, esta creencia, aunque no sea verbalizada, parece existir incluso entre los evangélicos que afirmamos el sacerdocio universal de todos los creyentes. Esto puede producir un sentimiento de ansiedad en el consejero o consejera. Ya que los consejeros son los responsables por guiar el proceso hacia un fin saludable y satisfactorio para todos, necesitan tener claro cómo comenzar el asesoramiento, qué hacer durante el proceso y cómo terminarlo. Sobre todo, deben saber cómo controlar la ansiedad sin perder el contacto.
 . . . Por lo tanto . . . la responsabilidad del consejero o consejera es mantener sus manos en el timón y, al mismo tiempo, revisar que su conexión con los consultantes se mantenga saludable. Guardar ese equilibrio lo ayudará a guiar sin imponerse, a evitar las luchas de poder y a resistir la manipulación de quienes «han confiado» en él o ella.
2. El consejo pastoral tiene sus límites. En ninguna relación de ayuda, incluyendo la que se ofrece en nombre de Cristo, funciona la «varita mágica». Ningún consejero puede solucionar todas las necesidades presentadas, esperadas o requeridas por quienes lo consultan. 
Los consejeros pastorales estarán en contacto continuo con una abrumadora cantidad de necesidades, problemas y desafíos. 
El asesoramiento no es el único modo de ayudar, ni siquiera el más importante. Hay otras áreas del saber humano que pueden intervenir para hacer la evaluación de una situación y hallar la solución para los problemas relacionados con el motivo de consulta. 
Un examen médico puede revelar un desbalance hormonal relacionado con la depresión, o una mala dieta puede ser responsable por la distracción y poco rendimiento escolar. 
Hay otros niveles de intervención en los cuales los consejeros pastorales —al igual que todos los cristianos— debemos participar. 
  • Los servicios de compasión y misericordia, 
  • la acción social en búsqueda de justicia y reconciliación, 
  • la organización comunitaria, 
  • el cuidado de la creación y la intervención política, son apenas algunas de las esferas legítimas de trabajo que están más allá del asesoramiento.
 . . . Por lo tanto . . . tan pronto como le sea posible, la consejera pastoral necesita discernir cuáles metas serán posibles y alcanzables en el asesoramiento, a fin de acordarlas con la familia; y cuáles áreas requerirán la evaluación de otros profesionales, y/u otros niveles de intervención.
3. La perspectiva espiritual no puede esconderse. Cuando las personas —creyentes o no— acuden al consejero cristiano, no esperan recibir una evaluación psicológica de su situación o de sus dificultades y dolores, sino una opinión, un acompañamiento y un consuelo que incluya la dimensión espiritual. 
Hoy más que nunca la gente sabe que sus dolores y desajustes no sólo son el resultado de desbalances químicos, psicológicos o sociales, sino también el producto de herencias ancestrales, de fuerzas espirituales de maldad, de valores equivocados. 
Sobre todo, los hispanoamericanos —que han sido nutridos tanto por el animismo pre-hispánico, la cosmovisión africana y el misticismo católico ibérico— intuyen que sus sufrimientos y sus soluciones deben tener componentes que están más allá de su comprensión y alcance. 
Por ejemplo, todavía es posible encontrar familias latinas en las cuales los hijos se despiden de sus padres pidiéndoles la bendición. 
En el conversar cotidiano —y ahora incluso entre los artistas de la televisión— es posible encontrar que se usan frases como: «Dios mediante», «¡Gracias a Dios!», «Que Dios te bendiga», lo cual expresa una profunda convicción en la cultura de que lo sobrenatural se hace presente en lo natural, de que lo eterno irrumpe en la historia humana. 
Así pues, cuando una persona o una familia latina busca a un consejero cristiano —repetimos una vez más— lo que espera no es tanto un agudo análisis clínico de su caso, y un tratamiento psicológico. Más bien —y por encima de todo— espera alguna luz espiritual, alguna promesa bíblica, alguna palabra de fe y esperanza, alguna intercesión y bendición. 
Sin embargo, esto no excusa al consejero pastoral de prepararse adecuadamente para esta noble tarea de aconsejamiento mediante la adquisición de ciertos conocimientos, el manejo de ciertas destrezas, el crecimiento personal y la supervisión adecuada.
 . . . Por lo tanto . . . la consejería pastoral debe recordar con frecuencia que su trabajo es un ministerio que se origina en el corazón amoroso de Dios Padre, quien anhela la salud y la reconciliación de toda Su creación, modelado en la persona y obra de Dios Hijo (Jesucristo), y capacitado por la acción poderosa de Dios Espíritu Santo.
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