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jueves, 9 de junio de 2016

Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se haga pan...Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre sino de toda palabra de Dios

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




Pastos Frescos para La Congregación
JESÚS ES TENTADO
Lucas 4:1–13


Jesús lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y fue llevado por el Espíritu al desierto. Allí estuvo cuarenta días y fue tentado por el diablo. No comió nada durante esos días, pasados los cuales tuvo hambre.
-Si eres el Hijo de Dios –le propuso el diablo–, dile a esta piedra que se convierta en pan.
Jesús le respondió:
-Escrito está: “No sólo de pan vive el hombre.”
Entonces el diablo lo llevó a un lugar alto y le mostró en un instante todos los reinos del mundo.
-Sobre estos reinos y todo su esplendor –le dijo–, te daré la autoridad, porque a mí me ha sido entregada, y puedo dársela a quien yo quiera. Así que, si me adoras, todo será tuyo.
Jesús le contestó:
-Escrito está: “Adora al Señor tu Dios y sírvele solamente a él”.
El diablo lo llevó luego a Jerusalén e hizo que se pusiera de pie en la parte más alta del templo, y le dijo: –Si eres el Hijo de Dios, ¡tírate de aquí! Pues escrito está: “Ordenará que sus ángeles te cuiden. Te sostendrán en sus manos para que no tropieces con piedra alguna”.
-También está escrito: “No pongas a prueba al Señor tu Dios” le replicó Jesús.
Así que el diablo, habiendo agotado todo recurso de tentación, lo dejó hasta otra oportunidad.

¿Eres tentado? Llénate del Espíritu Santo
            Las tentaciones, el Creyente y El                                     Espíritu Santo
Jesús “lleno del Espíritu Santo”.
Jesús había nacido por acción del Espíritu Santo. El mismo decía que era el que bautizaba en el Espíritu Santo, también Él estaba lleno del Espíritu Santo. Ahora después de haber sido bautizado soportaría la tentación. La única manera de soportar la tentación es hacer como hizo Jesús, ser lleno del Espíritu Santo.

Así como Dios llevara a su pueblo al desierto, donde fueron probados durante cuarenta años antes de entrar en la tierra prometida, Jesús fue llevado al desierto para ser probado durante cuarenta días antes de iniciar su ministerio. Pero contrariamente a lo ocurrido con algunos israelitas, Jesús no cedió a ninguna tentación.

La tentación siguió inmediatamente al bautismo, cuando había sido proclamado por el mismo Dios, que El era su Hijo en quien estaba complacido. Seguramente fue una dura batalla espiritual en la programación de los tres años que culminarían con la muerte de Jesucristo por toda la humanidad.

Esa batalla ya estaría programada desde la eternidad, porque fue conducido al lugar de la pelea en el Espíritu.

Esta batalla fue, como siempre sucede, en el desierto, no había nadie acompañando a Jesús, Marcos dice que estaban las fieras.

La duración de la batalla fue de cuarenta días, pero seguramente la definición fue al final de éstos, cuando se nos representa la batalla con las tres propuestas de Satanás, a las cuales Jesucristo no hizo ningún intercambio de consideración ni negociación posible.

Satanás encabezaba sus tentaciones con las palabras que había proclamado el Padre en el bautismo “Si eres hijo de Dios”.

La palabra griega que expresa el acto de “tentar” también significa “probar”, poner a prueba. Jesús rechazó las tentaciones dándole importancia definitiva y nivel de excelencia inapelable a las Sagradas Escrituras.

A la tentación relacionada con el pan, Jesús contestó “Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre”.

A la tentación relacionada con el dominio del mundo, Jesús respondió: “Escrito está: Adora al Señor tu Dios y sírvele solamente a Él.”

A la tentación relacionada con la demostración de poder, Jesús afirmó: “También está escrito: “No pongas a prueba al Señor tu Dios”

Todas las posibilidades de debilidades humanas estaban compendiadas en estas tres tentaciones, no había acceso posible por parte de Satanás al que había venido a despojarlo de su poder aquí en la tierra. Casi parece una expresión protocolar lo que leemos y que expresa en términos de nuestra mente, lo que podemos entender.

Lo que realmente sucedió fue una batalla espiritual espectacular, que si se utilizaran los elementos con que hoy en día contamos, para expresar gráficamente cosas espirituales, veríamos rayos, tormentas, enfrentamientos difíciles de abarcar para nuestro conocimiento.

Lo que está escrito en Lucas es la representación para nuestra comprensión, de la verdadera lucha espiritual que se desarrolló en ese desierto. Para reafirmar esto, basta recordar el último versículo donde Lucas dice que el diablo agotó todo recurso de tentación. Un chico diría “¡Se quedó sin municiones!”. Hablemos un poco de él:

  • Satanás entró rápidamente en la escena con Adán y Eva y ahora también llegó rápidamente cuando vino el “Segundo Adán”.
  • El Diablo es llamado en la Biblia “la serpiente antigua”, que engaña al mundo entero. Es una persona, porque tiene todas las características de una persona. Su nombre Diablo, en griego significa “calumniador”. La palabra Satanás viene del hebreo y significa “adversario”.
  • El diablo peca desde el principio, es mentiroso y padre de mentira. 1 Juan 3:8.
  • Su obra es engañar a todo el mundo. Tiene acceso a la mente del hombre y le proporciona deseos antinaturales, mentiras, orgullo, idolatría, odio, criminalidad, robo, etc.
  • Tiene mucho poder y es muy peligroso, llega a hacer milagros. En la Biblia dice que anda como león rugiente buscando a quien devorar.


  1. No es omnipotente.
  2. No es omnisciente.
  3. No es omnipresente

    ¿ POR QUE FUE TENTADO JESÚS?

  1. Fue tentado para compadecerse de nosotros. “Por haber sufrido él mismo la tentación, puede socorrer a los que son tentados” Hebreos 4:18. Ya que Satanás había vencido a Adán por la tentación, era necesario pasar por el mismo proceso y no ceder.
  2. Para vencer por las mismas armas que nos daría a nosotros para vencer a Satanás: la Palabra Escrita y el poder del Espíritu Santo en nosotros. Las contestaciones de Jesús afirmaron la autoridad expresa y documental de las Sagradas Escrituras. Esta autoridad, excede el mero hecho de manifestar una intención o ley escrita y se transforma en un arma, como está escrito, de doble filo, que aunque escrita, expresa leyes espirituales que no se pueden transgredir sin sufrir las duras consecuencias. 
  3. Pero el principal propósito de la tentación no era meramente el saber si Jesucristo podía ceder o no ante Satanás, sino que Jesús nunca haría ningún arreglo, ni componenda, ni trato con Satanás y estaba dispuesto a enfrentarlo con la palabra de Dios misma que el encarnaba. Como está escrito en Hebreos 1:1–2: “Dios, que muchas veces y de varias maneras habló a nuestros antepasados en otras épocas por medio de los profetas, en estos días nos ha hablado por medio de su Hijo. A éste lo designó heredero de todo, y por medio de él hizo el universo.”


  1.      JESÚS ES GUIADO POR EL ESPÍRITU AL DESIERTO (Lucas 4:1–2)

Lucas 4:1–2.
Aquí, Lucas reanuda el relato de la preparación del ministerio del Señor que quedó interrumpido en Lucas 3:23. Jesús estaba lleno del Espíritu Santo (cf. Lc 3:22; Lc 4:14, 18). Es interesante que el Espíritu lo llevó al desierto por cuarenta días, y era tentado por el diablo. El lugar tradicional de la tentación de Jesús es una zona árida que se encuentra al noroeste del mar Muerto. El tema de los “cuarenta días” es sobresaliente en el A.T. (cf. Gn. 7:4; Éx. 24:18; 1 R. 19:8; Jon. 3:4).

No es accidente que la tentación de Jesús durara ese mismo período, al igual que la peregrinación y prueba de Israel duraron cuarenta años en el desierto. Las respuestas de Jesús a las tentaciones de Satanás citando Deuteronomio, capítulos 6 y 8, indican con certeza que tenía en mente la experiencia de su nación en el desierto. Y sin embargo, aunque los israelitas fueron milagrosamente alimentados en el desierto, Jesús no comió nada.


  2.      TENTACIÓN EN EL ÁREA DE LAS NECESIDADES FÍSICAS (Lucas 4:3–4)

Lc 4:3–4.
Puesto que Jesús tenía muchísima hambre y necesitaba alimento (v. 2), no es sorprendente que el diablo tentara primero a Jesús para que convirtiera una piedra en pan. El Señor respondió a esta tentación citando Deuteronomio 8:3, donde Moisés recuerda al pueblo que Dios les había dado el maná. Aunque éste aparecía en el suelo, aún así constituía una prueba de fe para ellos porque tenían que creer que la palabra de Dios era de fiar para poder subsistir. Si no hubiera sido la voluntad de Dios que vivieran, ciertamente habrían muerto. Por tanto, no vivían sólo de pan. Asimismo Jesús, sabía la palabra de Dios y conocía el plan que estaba frente a él. Por eso, confiaba en el Padre y en su palabra para su sustento. Jesús sabía que no moriría en el desierto.


  3.      TENTACIÓN DE JESÚS EN LAS ÁREAS DE LA FAMA Y EL PODER
           (Lucas 4:5–8)

Lc 4:5–8.
Lucas invirtió el orden en que Mateo describió la segunda y tercera tentaciones. Esto quizá indique que hubo tentaciones continuas en estas dos áreas. La segunda que Lucas relata es el ofrecimiento hecho a Jesús para que obtuviera control de todos los reinos de la tierra.

La condición era que adorara (proskynēsēs, lit., “doblar la rodilla ante”) al diablo. Esto significaría que aunque Jesús obtuviera el gobierno del mundo, dependería de Satanás y no de Dios el Padre y de su plan. Una vez más, Jesús utilizó las palabras de Moisés para combatir la tentación.

En el pasaje original (Dt. 6:13), Moisés advirtió al pueblo acerca de sus actitudes cuando finalmente entraran a la tierra prometida y alcanzaran cierta gloria y dominio. La tentación para ellos sería alabarse a sí mismos y olvidarse de adorar a Dios. Jesús, al citar este versículo, mostró que no cometería ese error. Él daría honor a Dios en vez de tomarlo para sí mismo y no fracasaría como Israel.


  4.      LA TENTACIÓN DE JESÚS EN EL ÁREA DEL TIEMPO DE SU MINISTERIO             ( Lucas 4:9–12)

Lc 4:9–12.
El diablo trató de hacer que Jesús cambiara el tiempo y la estructura de su ministerio. Jesús sabía que debía ir a la cruz y morir por los pecados del mundo y que era el siervo sufriente (Is. 52:13–53:12).

El diablo desafió a Jesús a lanzarse desde el pináculo del templo. Éste tal vez estaba en la esquina sureste del muro, desde donde se divisaba el profundo valle del Cedrón. Satanás esperaba que la nación lo aceptara inmediatamente al ver la protección milagrosa de Jesús al efectuar tal salto. El diablo incluso citó Salmos 91:11–12 para hacer ver que el Mesías sería librado del peligro.

Sin embargo, Jesús estaba consciente de lo que esto implicaba. Recibir la aceptación del pueblo sin ir a la cruz, pondría en duda que Dios realmente era parte del plan. Esa fue exactamente la situación de que Moisés escribió en Deuteronomio 6:16, el cual citó Jesús. Moisés se refirió a un momento en el que el pueblo se preguntaba si Dios estaba realmente con ellos (Éx. 17:7). Pero Jesús estaba seguro del hecho de que Dios estaba con él y que el plan y tiempo divinos eran perfectos. Por ello, el Señor no cedería ante la tentación de Satanás.


  5.      SATANÁS SE ALEJA DE JESÚS (Lucas 4:13)

Lc 4:13. El diablo se alejó, no permanentemente, sino sólo hasta hallar un tiempo más oportuno.
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jueves, 26 de noviembre de 2015

Tú eras el sello de la perfección, lleno de sabiduría, y acabado de hermosura. En Edén, en el huerto de Dios estuviste[…] Tú, querubín grande, protector, yo te puse en el santo monte de Dios

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6





¿Existen ángeles en el infierno?
ÁNGELES DEL INFIERNO
He aquí el trono del caos y su oscuro pabellón ampliamente extendido en el abismo ruin.
Milton
El infierno no es un lugar agradable. Pero usted lo desconoce, porque Satanás y sus demonios han montado un gran espectáculo. «El mismo Satanás», Pablo nos advierte, «se disfraza como ángel de luz» (2 Corintios 11:14, cursivas añadidas). Quizás es muy bueno haciendo esto porque alguna vez fue ángel. Satanás, según creen la mayoría de los eruditos bíblicos, fue en un momento dado un gran ángel, tal vez el más elevado de la jerarquía celestial. Su verdadero origen y los hechos específicos que lo llevaron a su caída están ocultos en el misterio. Sabemos mucho más acerca de lo que hace, que de cómo llegó ahí.

Un ser maligno … sutil y lleno de odio.
Donald Grey Barnhouse
EL PRÍNCIPE DE LAS TINIEBLAS DISFRAZADO DE LUZ

Como vimos en el capítulo 2, el pasaje más conocido acerca de la ruindad del diablo se encuentra en Isaías 14:12: «¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana!» La palabra Venus en latín es «Lucifer», que así aparece en algunas versiones de la Biblia. Al planeta Venus se le conoce como el lucero de la mañana debido a su brillante visibilidad en la temprana luz del amanecer. Irónicamente, a Jesús también se le llama «La estrella resplandeciente de la mañana» (Apocalipsis 22:16).

Isaías 14 continúa: «Cortado fuiste por tierra[…] Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo. Mas tú derribado eres hasta el Seol, a los lados del abismo» (Isaías 14:12–15).

Como mencioné en el capítulo 2, la comprensión de este pasaje ha tenido un poco de dificultad. En su contexto histórico, Isaías 14 realmente se refiere a la caída del rey de Babilonia, quizás es una antigua historia cananea que Israel usaba para apoyar su argumento. Aunque hay eruditos de la Biblia que creen que Isaías 14 también describe la muerte celestial de Satanás, anterior al inicio de la historia humana. Sabemos que algo así debió haber sucedido, porque en Génesis 3 vemos a «la serpiente antigua, que se llama diablo» (Apocalipsis 12:9) interferir maliciosamente en los propósitos de Dios, después que la Biblia abre con la creación en Génesis 1 y Adán y Eva en Génesis 2.

Ezequiel 28 es otro pasaje clave acerca de un antiguo gobernante, el rey de Tiro, a quien se le identifica como «el querubín protector».
Tú eras el sello de la perfección,
lleno de sabiduría, y acabado de hermosura.
En Edén, en el huerto de Dios estuviste[…]
Tú, querubín grande, protector,
yo te puse en el santo monte de Dios; allí estuviste;
en medio de las piedras de fuego te paseabas.
Perfecto eras en todos tus caminos
desde el día que fuiste creado,
hasta que se halló en ti maldad[…]
Por lo que yo te eché del monte de Dios,
y te arrojé de entre las piedras del fuego,
oh querubín protector.
Se enalteció tu corazón a causa de tu hermosura,
corrompiste tu sabiduría a causa de tu esplendor;
yo te arrojaré por tierra;
delante de los reyes te pondré para que miren en ti[…]
espanto serás,
y para siempre dejarás de ser.
Ezequiel 28:12–19
Tal vez este pasaje relate la caída del diablo. Si por cierto es acerca de Satanás, podemos ver que era un ángel de alto rango: «Querubín[…] protector, yo te puse en el santo monte de Dios». Y también era sin pecado, «perfecto» en todos los sentidos, pero nació la debilidad del orgullo (igual que en Isaías 14) cambió su corazón y se volvió en contra de Dios. Por lo tanto, Dios lo echó fuera del cielo.

Casi al finalizar la Biblia leemos un relato similar: «Después hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles; pero no prevalecieron, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo. Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él» (Apocalipsis 12:7–9).

Apocalipsis 9, que comienza con el simbolismo bíblico clásico, es paralelo: «Una estrella [recuerden la asociación bíblica entre ángeles y estrellas] que cayó del cielo a la tierra». Sin duda, los primeros cristianos lo entendieron como un símbolo del ángel caído, Satanás. «Y se le dio la llave del pozo del abismo»: el elevador hacia el infierno. Una vez abierto el abismo, hubo tantas tinieblas que el sol y el aire se oscurecieron. Fue el ocaso de una de las más temibles plagas del mundo antiguo: una oscura y revoloteante nube de langostas. Sin embargo, estos insectos eran terriblemente diferentes: «Y se les mandó que no dañasen a la hierba de la tierra, ni a cosa verde alguna, ni a ningún árbol, sino solamente a los hombres que no tuviesen el sello de Dios en sus frentes» (Apocalipsis 9:4).

En lugar de eso, la tortura a los perversos fue como tormento de escorpión: un símbolo del poder del demonio. Jesús lo explicó anteriormente: «Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará» (Lucas 10:18–19, cursivas añadidas).

Para resumir, la Biblia no aclara de dónde viene exactamente Satanás, ni precisa cuándo cayó a la tierra, pero de que hay un diablo, un oponente sobrehumano de Dios y su pueblo, es indiscutible. Su nombre, Satanás, significa «adversario». Los judíos de la antigüedad también lo llamaban por el nombre menos conocido Mastema: palabra hebrea para «enemistad». En los antiguos rollos del Qumrán, el diablo es «el ángel de enemistad». «El judaísmo[…] consideraba a Satanás o Mastema como la encarnación del principio de hostilidad entre Dios y los seres humanos, y también como el gobernador de los malos espíritus». El Nuevo Testamento lo llama cuatro veces «el príncipe de los demonios».

El otro nombre bien conocido de Satanás es diablo, que significa «acusador» o «engañador». Es su título. Es a lo que se dedica. Al diablo también se le conoce como:
     mal o malvado (Mateo 6:13)
     enemigo (Mateo 13:25, 28, 39)
     homicida (Juan 8:44)
     engañador (Apocalipsis 20:10)
     beelzebú (Mateo 9:34; 12:24)
     Belial o Beliar, «el inútil» (2 Corintios 6:15)
     gobernador de este mundo (Juan 12:31)
     príncipe de este mundo (Juan 12:31)
     príncipe de los poderes del aire (Efesios 2:2; 6:12)
     gran dragón (Apocalipsis 12:9)
     serpiente antigua (Apocalipsis 12:9)
     Abadón, Apolión, destructor (Apocalipsis 9:11)
     tentador (Mateo 4:3)
Es el padre de mentira (Juan 8:44). Por eso es bueno en disfrazarse como ángel. Es el príncipe de las tinieblas disfrazado de luz.
UN DIABLO DE NEGOCIOS
El diablo está en un terrible negocio. Hace todo lo malo que podamos imaginar. Y otro tanto que parecen muy buenas. Está en el negocio de oponerse a Dios y resistir a los santos. C. Fred Dickason, en su excelente libro Angels: Elect and Evil [Ángeles: elegidos y perversos], ha bosquejado cuidadosamente el trabajo del diablo. Con relación a Dios, es el adversario de la persona y del programa de Dios. Con relación a las naciones, las engaña a través de la sutil influencia de sus gobernantes.

Con relación a los inconversos, Satanás obstruye o distorsiona el mensaje salvador de Jesús. Según la parábola del sembrador (Lucas 8:12), se lleva lejos el evangelio así como los pájaros lo hacen en los caminos donde el grano cae.

De algún modo, esto involucra juegos perniciosos de la mente, como el apóstol Pablo lo explica: «Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios» (2 Corintios 4:3–4).

Satanás lo logra promoviendo falsas religiones, algo que el apóstol Pablo llama «doctrinas de demonios» (1 Timoteo 4:1–3), y sustentando un estilo de vida de ateísmo, viviendo sin tomar en cuenta a Dios ni sus leyes. Los comentarios de Pablo al respecto son explícitos: «Y Él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia» (Efesios 2:1–2).

Finalmente, con relación a los cristianos, el diablo lucha contra nosotros con uñas y dientes: «Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra[…] los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en la regiones celestes» (Efesios 6:11–12). Los «métodos de ataque del diablo» consisten en murmuración y acusación: precisamente pone en acción el significado de su nombre (Apocalipsis 12:10). Y plantando la duda, tentándonos a pecar. Incitando a persecución. Obstruyendo el camino del ministerio: «Por lo cual», escribe Pablo, «quisimos ir a vosotros, yo Pablo ciertamente una y otra vez; pero Satanás nos estorbó» (1 Tesalonicenses 2:17–18).

Quizás las estratagemas más eficaces de Satanás son las más sutiles: el malentendido en las relaciones y la división profundamente dolorosa que viene como resultado: división de iglesias, demandas legales entre amistades y vecinos, hijos que huyen del hogar, divorcios. Pueden leer una letanía de los éxitos del diablo en la página principal de los periódicos del día.

A menudo se pasa por alto que Efesios 6, quizá un de los pasajes de la Biblia más familiares acerca de la batalla espiritual, es realmente acerca de los problemas de las personas y cómo el diablo las usa para lograr sus diabólicos propósitos. Justo antes del famoso pasaje sobre la armadura de Dios en Efesios 6, Pablo se refiere a toda clase de situaciones sobre las relaciones: esposos y esposas (Efesios 5:22–33), padres e hijos (Efesios 6:1–4), y amos y esclavos, o en términos de nuestra cultura, como lo traducen algunas versiones de la Biblia, empleados y empleadores (Efesios 6:5–9).

Después, y solo entonces, Pablo demanda: «Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios[…] Porque no tenemos lucha contra sangre y carne (Efesios 6:10–12). O sea, sus luchas no son con todos los que en su vida cree que son sus grandes problemas. Las batallas de la vida se dan a un nivel mucho más profundo y sus problemas no sólo son contra otras personas, sino contra los principados y las potestades de las tinieblas que trabajan detrás de los telones para romper nuestras relaciones importantes: esposos y esposas, padres e hijos, empleados y empleadores.

Antes de pasar a considerar los demonios y qué hacen, quiero aclarar otro asunto importante. Satanás quizás sea el segundo ser más poderoso en el universo, pero no es omnipotente. Su poder y autoridad están muy por debajo del trono de Dios. Pablo nos recuerda que Cristo está sentado a la diestra del Padre, «sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero» (Efesios 1:21).

Satanás tampoco es omnipresente. Es un ángel caído, un ser finito. En su condición de ángel, es probable que tenga «alas», en el sentido de que puede moverse rápido de un lugar a otro en el tiempo y el espacio. Pero a diferencia de Dios, no está en todas partes al mismo tiempo. Sin embargo, tal vez piensen que sí lo está por la forma en que la gente habla de él. Pareciera que está en todos los lugares al mismo tiempo, pero esa es parte de la ilusión. Lo que a la mayoría de las personas le parece que es el diablo, tal vez no sea algo más que los demonios, intensamente sirviendo a su malvado maestro.

En resumen, las funciones del diablo como tipo de universo negativo: cualquier cosa en la que Dios esté, el diablo va en su contra. Satanás es la personificación del mal y tiene una infinidad de ángeles caídos a su servicio.
¿DE DÓNDE VIENEN LOS DEMONIOS?
No todos los ángeles son buenos. La palabra demonios en griego es daimones. Según la Biblia, los demonios, que colaboran con el diablo mismo, son un malvado tercio (Apocalipsis 12:3–4) de la población del ámbito espiritual. ¿Quiénes son los demonios? ¿Y de dónde vienen? La respuesta más rápida y sencilla es que son ángeles caídos («de las tinieblas»). Y eso es lo que yo creo, pero quizás les sorprenderá que no todos piensen igual. C. Fred Dickason admite que «hay una pregunta concerniente a origen e identificación de los demonios[…] porque la Biblia no lo establece de manera específica». Y el teólogo Henry Theissen la llama «una pregunta confusa».
Ángeles caídos. 
La primera teoría, y la que acepto junto con la gran mayoría de los profesores de Biblia, es que los demonios son legiones de ángeles caídos. Se trata de ángeles disfuncionales, que sirven al diablo y le hacen la vida miserable a los seres humanos. Hay varias razones para creer en esta perspectiva. En primer lugar, hay expresiones paralelas como «el diablo y sus ángeles» (Mateo 25:41) y «Beelzebú, príncipe de los demonios» (Mateo 12:24ss.). 
Es obvio que los términos usados aquí son intercambiables, de que el «diablo» y «Beelzebú» son el mismo. De igual manera lo son los ángeles y los demonios. Sin embargo, debo mencionar que Satanás, que es un ángel caído, jamás se le llama demonio. Segundo, los ángeles y los demonios parecieran tener la misma naturaleza. A ambos se les llama «espíritus». Tercero, los demonios y ángeles malos llevan a cabo el mismo oficio terrible, que junto a Satanás se oponen contra Dios y el ser humano.
Espíritus incorpóreos de una «civilización perdida». 
La segunda teoría es la que dice que los demonios son los espíritus incorpóreos de una raza preadámica. En otras palabras, algunos estudiosos de la Biblia opinan que existió una raza de seres humanos antes de la creación de Adán y Eva. Se basan en lo que parece ser una nueva creación de la tierra en Génesis 1: «En el principio[…] la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo».

¿Por qué estaba la tierra desordenada y en tinieblas?, se preguntaban. ¿Por qué hay la sugerencia de un caos? Sabemos que Dios creó todas las cosas de la nada, pero en Génesis 1 pareciera que Dios hubiera comenzado de nuevo con algo y lo estuviera reorganizando. Quizás había una raza de seres humanos viviendo en la tierra antes de Adán, una raza que destruyeron la «primera» tierra. Y a lo mejor el diablo estuvo involucrado en todo esto de algún modo.

Bueno, no lo sabemos. No tenemos la película de la creación. El primer capítulo de Génesis nos da el relato completo de la creación, pero no entra en detalles. Como por ejemplo, lo que significan esas amorfas tinieblas en el principio del Génesis 1. Además, no hay otro lugar en la Biblia en que ni siquiera remotamente sugiera la existencia de una raza preadámica. Estoy convencido, por lo tanto, de que este no es el lugar de donde proceden los demonios.
Los espíritus de bene haʾelohim
Una tercera teoría, algo que analizamos en el capítulo anterior, es que los demonios son la simiente de los «hijos de Dios» y las hijas de los hombres en Génesis 6. Al parecer, el antiguo escritor cristiano Justino lo creía. En el siglo segundo escribió: «Dios otorgó el cuidado de los seres humanos y todas las cosas debajo del cielo a los ángeles, a quienes puso por encima de ellos. Pero los ángeles transgredieron este oficio, se dejaron cautivar por el amor de las mujeres y engendraron hijos que son los llamados demonios». Los líderes cristianos no apoyan abiertamente esta opinión. A mi juicio, esto es pura conjetura. A la luz de la enorme cantidad de actividad demoníaca que parece evidente en nuestro mundo hoy en día, esos «hijos de Dios» debían haber tenido un número imposible de descendientes.
Los espíritus incorpóreos de los que han partido. 
La cuarta teoría es la que dice que los demonios son los espíritus incorpóreos de los muertos malvados. «Son los condenados que regresan a perseguir a los vivos», como expone un escritor. En otras palabras, cuando los malvados mueren, se liberan sus espíritus para vagar por la tierra hasta el día del juicio. Este era el concepto que tenían los antiguos escritores judíos Filón y Josefo, y sorprendentemente, muchos de los autores cristianos antiguos. Se cree que estos fantasmas vagabundos, o «ánimas», habitan en las casas viejas y bosques oscuros, y poseen las almas y cuerpos de quienes están vivos.

Algunas personas hasta creen que las almas de los que han partido las observan y protegen como si fueran ángeles. Sophy Burnham informa en su libro: «Escuché de una mujer alemana que sufrió un terrible accidente automovilístico diez días después de la muerte de su marido[…] Explica que sobrevivió debido a la protección de su marido[…] porque sintió su presencia de manera muy poderosa a la hora del impacto».

Pero el enorme problema que hay con esta teoría es que sencillamente no está en la Biblia. En ninguna parte. Sin embargo, la Palabra de Dios enseña que las almas de las personas que han partido sin Dios, van a una prisión temporal de los muertos llamada «seol» o «hades», mientras que los espíritus de los justos van a la presencia de Dios. Seol es una palabra hebrea, hades es griega. Ambos términos significan esencialmente la misma cosa: una morada intermedia de los muertos.

El infierno es diferente. Es final y para siempre, y contrario a la opinión popular, los impíos no van directo al infierno. Según Apocalipsis, el infierno no abrirá sus puertas hasta después del juicio final:
Y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda.
Apocalipsis 20:12–14 (cursivas añadidas)
Así que por ahora, de acuerdo a las Escrituras, los impíos van directo al seol o hades. No es que tengan una segunda oportunidad ahí. El hades es sólo una celda de detención antes de la sentencia final cuando Dios aparezca en su gran trono blanco de juicio.

Aun hasta algunos de los ángeles caídos están encarcelados ahí, como lo revela Judas: «Y a los ángeles que no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propia morada, los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día» (Judas 6).

El porqué algunos de los ángeles caídos están presos y otros están bajo fianza no está claro, pero Pedro, también, declara: «Porque si Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que arrojándolos al infierno [griego: tartarus] los entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio» (2 Pedro 2:4, cursivas añadidas). Tartarus era lo peor de lo peor, lo profundo de lo más profundo, la caverna más tenebrosa y temible en el hades.

Por todas estas razones, los demonios no pueden ser espíritus incorpóreos de los impíos que mueren. No hay absolutamente ninguna enseñanza al respecto en el Nuevo Testamento sobre los espíritus errantes de los muertos o fantasmas.
EL PELIGRO DE HABLAR CON LOS MUERTOS
Como estudiante de la Biblia, me inclino a creer que las anécdotas sobre las almas reales de los que han partido que vienen a visitar a los vivos quizás tienen sus bases en alguna actividad demoníaca, tal vez un demonio con disfraz de alguna persona amada. Sin embargo, creo que es posible que el Señor puede usar una visión—no el espíritu real de la persona—para decirnos que una persona amada fallecida está en paz en la presencia de Dios en el cielo.

Mi esposa, Marilyn, tuvo una extraña experiencia como esta pocos días después del fallecimiento de su madre. En un momento inesperado de éxtasis, a miles de millas lejos de la tumba de su madre, Marilyn «vio» la indescriptible cara gozosa de su madre. Fue tan real que, años más tarde, mi esposa no puede hablar de eso sin llorar.

Pareciera que, en un instante fugaz, Dios abrió los cielos y le permitió a mi esposa ver cuán feliz y bien cuidada estaba su madre allá con Dios. No obstante, ninguno de nosotros tuvo la más remota sensación de que la mamá de Marilyn hubiera de algún modo regresado de los muertos para visitarnos, ni de que ella tuviera algún mensaje para nosotros del más allá. Su madre no habló. Ni siquiera se volvió a mirarla. Marilyn sólo vio su cara.

La Biblia, creo yo, deja una brecha muy pequeña entre la puerta de los vivos y la de los muertos. En los relatos de los Evangelios, Santiago, Pedro y Juan vieron a Moisés y a Elías, santos del Antiguo Testamento que hacía mucho habían partido, hablando con Jesús en el monte de la transfiguración. Los muertos, aprendemos de aquí, no están realmente muertos. Pero también tenemos que tomar en cuenta que Moisés y Elías jamás dicen una palabra a los apóstoles. Es más, ni siquiera parecieran percatarse de su presencia. Jesús, no los espíritus incorpóreos de Moisés y Elías, es el centro del relato y el foco de atención de todo el mundo. Jesús es el único lazo entre el cielo y la tierra, la escalera por la cual ascienden y descienden los ángeles (Juan 1:51). Jesús es nuestro mediador, no un medio.

La Biblia expresamente prohíbe el uso de médiums o de cualquier contacto directo con los muertos: «Cuando entres a la tierra que Jehová tu Dios te da, no aprenderás a hacer según las abominaciones de aquellas naciones. No sea hallado en ti quien[…] practique adivinación[…] ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos» (Deuteronomio 18:9–11). En una nota, aún más estricta, Moisés advierte al pueblo de Israel: «Y el hombre o la mujer que evocare espíritus de muertos o se entregare a la adivinación, ha de morir; serán apedreados; su sangre será sobre ellos» (Levítico 20:27).

A pesar de las muchas dudas que pueblan nuestro entendimiento sobre Satanás y sus fuerzas malignas, parece ser indiscutible que existe. Y que él mismo contribuye a la confusión que rodea el dominio de las tinieblas.
«Demonio» es sinónimo de «ángel de las tinieblas».
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jueves, 9 de abril de 2015

Como cristianos estamos llamados a ser instrumentos de Dios para derribar y destruir las fortalezas satánicas y abrir el ámbito espiritual, para poder penetrar las tinieblas con la luz del evangelio de Cristo, y de esta manera lograr el cumplimiento de la Gran Comisión.

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6



 
 
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Cómo logra Satanás el control de territorios

Las ciudades son parte del plan de Dios para que el mandato de la Gran Comisión se cumpla y el Reino de Dios sea establecido en la tierra. Debido a esto, Satanás tiene un plan para pervertir los propósitos de Dios con tu ciudad, manteniendo a las almas en cautiverio y a la Iglesia en derrota.

Como Satanás es un ser creado y solo puede estar en un sitio al mismo tiempo, ha delegado la obra de corromper los sistemas de vida en cada ciudad. Esto lo hace por medio de jerarquías de espíritus malignos, fuerzas demoníacas a las que los propios habitantes de la ciudad, región o nación han dado apertura por medio del pecado y la idolatría.

En su libro El evangelio vence la opresión satánica, Noel Gibson, un australiano experto en el campo de la demonología, escribe: «Las actividades de espíritus malignos obviamente son coordinadas por demonios de alto rango, los cuales controlan las ciudades y comunidades». Asimismo el famoso autor cristiano C. S. Lewis escribe en su libro Cartas de un diablo novato: «Son las fuerzas detrás de las drogas, la violencia, la lujuria, los homicidios, el juego y otras huestes de males sociales». Estos demonios de alto rango a los que llamamos «espíritus territoriales», ejercen una gran influencia sobre las estructuras sociales de nuestras comunidades. Una ciudad entonces sufre porque las huestes del mal influyen en las acciones, pensamientos y emociones de sus gobernantes y habitantes para interferir con los propósitos de Dios y mantener a estos últimos en cautiverio. Existen cinco maneras primordiales por medio de las cuales el enemigo encuentra puertas abiertas para entronizarse sobre un territorio:

1. El pecado individual o corporativo. Estas dos clases de pecado son las principales vías por las que una comunidad es afectada. La primera es el pecado de un individuo en una posición de gobierno o influencia a nivel personal, como por ejemplo, en el aspecto sexual, o a nivel de la comunidad, como en los casos de tráfico de drogas, extorsión, corrupción política y violencia racial, social, política o criminal. Cuando el pecado ha entrado en una ciudad, región o nación por causa del pecado corporativo, es decir, cuando el pecado ha afectado a toda una comunidad por el pecado de un grupo contra otro, ya sea de raza a raza, de género a género, de clase social a clase social, de religión a religión, de nación a nación, etc., es necesario que la comunidad se arrepienta de lo que hoy en día se conoce como «arrepentimiento identificativo».

Pecados como la segregación racial, étnica y social; pecados como masacres, esclavitud y conflictos religiosos, abren brechas espirituales para que el enemigo se entronice sobre una zona determinada. Cuando este pecado continua, se convierte en un pecado generacional.

2. El pecado generacional. Las ciudades o naciones permanecen en cautiverio del demonio por causa del pecado generacional, es decir aquel que continua de generación en generación. Este es el pecado que mantiene a ciudades, regiones o naciones bajo el control de espíritus territoriales, que se entronizaron por causa de prácticas de nuestros antepasados, o por causa de las intensiones con que fueron fundadas las ciudades, o por la violencia y corrupción que se arraiga como un patrón o estilo de vida.

3. Victimización, rechazo o traumas. Ciudades, regiones y naciones pueden ser víctimas, particularmente en tiempos de guerra. El trauma nacional de Irlanda, donde católicos y protestantes se encuentran en guerra por generaciones. El trauma del pueblo judío durante el gobierno de Hitler. La violencia entre musulmanes y ortodoxos en Bosnia-Herzegovina. La persecución de la Iglesia Católica durante los tiempos de la Inquisición. El acoso a los cristianos en varias naciones de Latinoamérica. La muerte y la desaparición masiva de ciudadanos por cuenta del gobierno militar argentino. Las guerras civiles en naciones, como en Colombia. Todas estas cosas, ya sean de naturaleza racista, política, religiosa o civil, causan heridas nacionales de rechazo que establecen un trauma nacional.

Asimismo, desastres naturales como terremotos, huracanes, explosiones volcánicas, inundaciones, sequías, pestes y enfermedades, le producen una demonización a ciudades, regiones y naciones, que tienen que ser sanadas por medio del arrepentimiento identificativo por parte del único instrumento que Dios tiene: su Iglesia.

George Otis Jr., experto en cartografía espiritual, dice: «Cualesquiera que hayan sido los traumas nacionales, siempre tienen el efecto de enfrentar a seres humanos con desesperación y sufrimiento traumático. ¿Cómo entonces se pueden resolver estos conflictos? A través de las generaciones, el hombre ha escogido creer la mentira en vez de la palabra de Dios. Sometiéndose a los compromisos con demonios, ha escogido en su desesperación entrar en un trato o pacto con el mundo espiritual de las tinieblas, a cambio del compromiso de que sus problemas le sean resueltos por estas deidades regionales; ha ofrecido en intercambio ser aliado de ellas, es decir, ha vendido colectivamente su alma». Después que este trato inicial es hecho, casi siempre bajo circunstancias de necesidades, los demonios se manifiestan para proveer a individuos o comunidades una medida de alivio en tiempos de trauma. En algunos casos el alivio o ayuda, es verdadero; en otros es simplemente un engaño». A través de estos acuerdos o pactos, fuerzas demoníacas establecen fortalezas territoriales; estas transacciones aparentan ser totalmente morales. Los moradores de una comunidad toman la decisión consciente de suprimir la verdad a cambio de una mentira.

Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con justicia la verdad; porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó.

Porque las cosas invisibles de Él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles. Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén.

Romanos 1:18–25

4. Brujería, ocultismo y fraternidades. La gran mayoría, sino la totalidad de prácticas de brujería y ocultismo que se realizan de manera organizada, también causan la demonización en diferentes niveles. Brujos, chamanes, satanistas y practicantes de lo oculto, usan su arte para invocar la presencia de huestes de las tinieblas, no solamente en sus ritos y rituales, sino también sobre ciudades, regiones y naciones. Asimismo las órdenes fraternales como masonería, Rosacruz, mormonismo, Opus Dei, los Iluminados y otras más, con sus votos secretos, promesas juramentadas, ritos de iniciación y declaraciones blasfemas, influyen en la condición espiritual de una ciudad, región o nación. Todas estas cosas dan poder y permiso a actividades demoníacas. La idolatría es algo en lo que los demonios se deleitan. A lo largo de toda la cordillera de los Andes muchos picos montañosos han sido consagrados a los Tius. Los Incas estaban entregados a la noción de que toda huaca o sitio sagrado tenía que ser alimentado todos los años; si así lo hacían, estos dioses recompensarían a los que les ofrecían los sacrificios. El monte Kaata en la frontera entre Perú y Bolivia, por ejemplo, abunda en huacas. Aun en el presente los nativos le ofrecen chicha, sangre de animales y ocasionalmente sacrificios humanos o fetos de bebes abortados.

5. Las maldiciones. Las maldiciones pueden ser dirigidas a naciones, regiones y ciudades, e influyen sobre la vida de la comunidad. ¿Cómo entonces mantiene Satanás acceso legítimo? Existen dos maneras primordiales por las cuales los demonios obtienen un permiso para extender su morada en un lugar. La primera es por medio de ritos, ferias, festivales y peregrinaciones.

Y me dijo: Hijo de hombre, cava ahora en la pared. Y cavé en la pared, y he aquí una puerta. Me dijo luego: Entra y ve las malvadas abominaciones que éstos hacen allí.

Ezequiel 8:8–9

George Otis Jr. escribe en su libro El último de los gigantes: «En la mayoría de estas fortalezas, el alcance y la intensidad del control demoníaco parece existir en proporción directa con la bienvenida explícita que se le dio originalmente y en el cuidado de preservar esta alianza a través de festivales, ritos y peregrinaciones».

Baste decir que los medios principales de asegurar y mantener la buena voluntad de estas huestes de maldad en lugares altos, gobernadores de las tinieblas de este siglo, son los sacrificios que se les ofrecen de derramamiento de sangre; en algunos casos de bestias y animales, pero en otras de seres humanos. Asimismo la renovación de votos, oraciones shamanicas y celebración de festividades.

Le despertaron a celos con los dioses ajenos;

Lo provocaron a ira con abominaciones.

Sacrificaron a los demonios, y no a Dios;

A dioses que no habían conocido,

A nuevos dioses venidos de cerca,

Que no habían temido vuestros padres.

Deuteronomio 32:16–17

¿Qué digo, pues? ¿Que el ídolo es algo, o que sea algo lo que se sacrifica a los ídolos?

Antes digo que lo que los gentiles sacrifican, a los demonios lo sacrifican, y no a Dios; y no quiero que vosotros os hagáis partícipes con los demonios.

No podéis beber la copa del Señor, y la copa de los demonios; no podéis participar de la mesa del Señor, y de la mesa de los demonios.

1 Corintios 10:19–21

Pues aunque haya algunos que se llamen dioses, sea en el cielo, o en la tierra (como hay muchos dioses y muchos señores), para nosotros, sin embargo, solo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas, y nosotros somos para Él; y un Señor, Jesucristo, por medio del cual son todas las cosas, y nosotros por medio de Él. Pero no en todos hay este conocimiento; porque algunos, habituados hasta aquí a los ídolos, comen como sacrificado a ídolos, y su conciencia, siendo débil, se contamina.

1 Corintios 8:5–7

Se postró Bel, se abatió Nebo; sus imágenes fueron puestas sobre bestias, sobre animales de carga; esas cosas que vosotros solíais llevar son alzadas cual carga, sobre las bestias cansadas. Se lo echan sobre los hombros, lo llevan, y lo colocan en su lugar; allí se está, y no se mueve de su sitio. Le gritan, y tampoco responde, ni libra de la tribulación.

Isaías 46:1 y 7

Esos festivales, ceremonias, peregrinaciones, fiestas, ritos, etc., no son un espectáculo benigno e inocente de las culturas o la tradición. Bajo su disfraz festivo son explícitas transacciones espirituales que reafirman los tratados o pactos de antepasados. Es decir, son hechos en los cuales la nueva generación extiende el manto de bienvenida al demonio y a sus huestes del mal para que mantengan el control espiritual de un territorio.

Algunas de estas ceremonias celebradas por cientos de años invocan directamente a poderes espirituales y restablecen pactos con entidades espirituales. La otra variante es http://aklam.io/9LbY1bhttp://aklam.io/9LbY1b«marcando» el territorio con templos, altares y lugares altos. Algunos de estos puntos o concentraciones de poder son templos o altares de sacrificio, como las pirámides de México y Centroamérica, Machu Pichu, Chavín de Huancar o Samaipata. 

Como cristianos estamos llamados a ser instrumentos de Dios para derribar y destruir estas fortalezas y abrir el ámbito espiritual, para poder penetrar las tinieblas con la luz del evangelio de Cristo, y de esta manera lograr el cumplimiento de la Gran Comisión.

Segunda de Corintios 4:4 dice que «el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio». Como los discípulos de la iglesia primitiva, el Señor nos ha comisionado para que abramos sus ojos y se conviertan de las tinieblas a la luz y de la potestad de Satanás a Dios. Donde nuestro adversario ha llevado confusión, llevamos luz. Donde ha robado la dignidad del hombre, debemos llevar sanidad. Donde ha llevado violencia, llevamos paz. Donde ha llevado muerte y enfermedades, llevamos salud y vida.

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