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jueves, 26 de noviembre de 2015
Tú eras el sello de la perfección, lleno de sabiduría, y acabado de hermosura. En Edén, en el huerto de Dios estuviste[…] Tú, querubín grande, protector, yo te puse en el santo monte de Dios
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Castillo Fuerte
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Allegheny Springs
Heaven, US-6, Hartford, CT 06103, EE. UU.
viernes, 19 de abril de 2013
El Infierno: ¿Aquí?¿Allá? - La verdad sobre este lugar no tan bonito...
Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6
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Tipo de Archivo: PDF | Tamaño: 2.9MBytes | Idioma: Spanish | Categoría: Capacitación Ministerial
Información
¿Qué pasó con el tema del infierno? .................. 2
¿Qué dice la Biblia sobre el infierno? ................... 3
…un lugar opcional ...............3
…un lugar de verdad ............7
…un lugar de trato justo . . 11
…un lugar de
esperanza perdida ............... 14
¿Cuál es el destino de los que nunca oyen? .............25
el fuego del infierno.............27
Confíe en que dios hará lo correcto ...................29
definición de nuestros términos .................................30
¿Qué dice la Biblia sobre el infierno? ................... 3
…un lugar opcional ...............3
…un lugar de verdad ............7
…un lugar de trato justo . . 11
…un lugar de
esperanza perdida ............... 14
¿Cuál es el destino de los que nunca oyen? .............25
el fuego del infierno.............27
Confíe en que dios hará lo correcto ...................29
definición de nuestros términos .................................30
¿Qué pasó con el tema del infierno?
Incontables personas entre nosotros parecen obsesionadas con el tema del infierno. Hasta las personas no religiosas hablan de «mandar a alguien al infierno». Y se dice de las malas experiencias
que «son un infierno».
Sin embargo, irónicamente, mientras más aparece la palabra infierno en las conversaciones informales, menos se piensa en ello, incluso en los círculos religiosos. Mientras más se usa esa palabra de una manera agresiva y profana, menos amenazadora parece al usuario. Por tanto, el tema del infierno se ha hecho tan presente en las conversaciones callejeras como ausente está de los sermones dominicales.
No siempre fue así. Históricamente, la mayoría de las religiones han sostenido de manera abierta la idea de que hay un juicio después de la muerte seguido por el castigo a los que hacen el mal. En la New Encyclopedia Britannica leemos: «La perspectiva de que el infierno es la morada final de los condenados después de un juicio final la sostienen las religiones proféticas occidentales: el zoroastrismo, el judaísmo, el cristianismo y el islamismo […]. Algunos teólogos modernos han cuestionado de nuevo la creencia literal, pero siguen afirmando que el infierno es, al menos, un estado de separación de los malvados y los buenos» (Vol.5, p.814).
Nuestra renuencia actual a pensar seriamente en la realidad de un castigo futuro puede derivarse en parte de un concepto inadecuado de Dios. Hemos olvidado que a Dios se le teme. El teólogo ruso Berdyaw dijo: «Es increíble cuán pocas personas piensan en el infierno o se preocupan por ello. Esa es la evidencia más impresionante de la frivolidad humana» (The Destiny of Man, Scribner, 1937, p.33). Lo que él escribió hace más de 50 años es incluso más cierto hoy que cuando lo escribió.
No le hacemos un favor a nadie cuando nos quedamos callados sobre el tema del infierno. Jesús, el ejemplo por excelencia del amor de Dios, habló del infierno repetidamente. Dijo que algunos resucitarían «a resurrección de condenación» (Juan 5:29). Declaró que los que se van al infierno entran en un lugar terrible «donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga» (Marcos 9:44,46,48). Además lo describió como el lugar «de las tinieblas de afuera», donde «será el lloro y el
crujir de dientes» (Mateo 8:12; 22:13; 25:30).
Bertrand Russell dijo que decidió convertirse en ateo cuando leyó las palabras de Jesús sobre el infierno. Pero, ¿fue sabio? Al menos fue coherente. Se dio cuenta de que el infierno merece que se tome en serio. Sabía que no tenía sentido decir que uno cree en Cristo al tiempo que rechaza lo que Él y Su libro dicen sobre el «lago de fuego» eterno.
Incontables personas entre nosotros parecen obsesionadas con el tema del infierno. Hasta las personas no religiosas hablan de «mandar a alguien al infierno». Y se dice de las malas experiencias
que «son un infierno».
Sin embargo, irónicamente, mientras más aparece la palabra infierno en las conversaciones informales, menos se piensa en ello, incluso en los círculos religiosos. Mientras más se usa esa palabra de una manera agresiva y profana, menos amenazadora parece al usuario. Por tanto, el tema del infierno se ha hecho tan presente en las conversaciones callejeras como ausente está de los sermones dominicales.
No siempre fue así. Históricamente, la mayoría de las religiones han sostenido de manera abierta la idea de que hay un juicio después de la muerte seguido por el castigo a los que hacen el mal. En la New Encyclopedia Britannica leemos: «La perspectiva de que el infierno es la morada final de los condenados después de un juicio final la sostienen las religiones proféticas occidentales: el zoroastrismo, el judaísmo, el cristianismo y el islamismo […]. Algunos teólogos modernos han cuestionado de nuevo la creencia literal, pero siguen afirmando que el infierno es, al menos, un estado de separación de los malvados y los buenos» (Vol.5, p.814).
Nuestra renuencia actual a pensar seriamente en la realidad de un castigo futuro puede derivarse en parte de un concepto inadecuado de Dios. Hemos olvidado que a Dios se le teme. El teólogo ruso Berdyaw dijo: «Es increíble cuán pocas personas piensan en el infierno o se preocupan por ello. Esa es la evidencia más impresionante de la frivolidad humana» (The Destiny of Man, Scribner, 1937, p.33). Lo que él escribió hace más de 50 años es incluso más cierto hoy que cuando lo escribió.
No le hacemos un favor a nadie cuando nos quedamos callados sobre el tema del infierno. Jesús, el ejemplo por excelencia del amor de Dios, habló del infierno repetidamente. Dijo que algunos resucitarían «a resurrección de condenación» (Juan 5:29). Declaró que los que se van al infierno entran en un lugar terrible «donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga» (Marcos 9:44,46,48). Además lo describió como el lugar «de las tinieblas de afuera», donde «será el lloro y el
crujir de dientes» (Mateo 8:12; 22:13; 25:30).
Bertrand Russell dijo que decidió convertirse en ateo cuando leyó las palabras de Jesús sobre el infierno. Pero, ¿fue sabio? Al menos fue coherente. Se dio cuenta de que el infierno merece que se tome en serio. Sabía que no tenía sentido decir que uno cree en Cristo al tiempo que rechaza lo que Él y Su libro dicen sobre el «lago de fuego» eterno.
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viernes, 17 de febrero de 2012
Un estudio sobre la soteriología del dogma del Descensus ad inferos
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Tipo de Archivo: PDF | Idioma: Spanish | Categoría: Capacitación Ministerial
Información
Un estudio sobre la soteriología del dogma del Descensus ad inferos
I Parte:
Interpretación moderna de 1 Pe 3,19-20a.
El Libro de Henoch y los ángeles del diluvio
Capítulo I. Preámbulo: Prima Petri
1. ¿Existe la necesidad de un nuevo estudio de las bases exegéticas del descensus ad inferos?
2. Necesidad de un estudio interdisciplinar
3. Presentación de Prima Petri
4. Claves de lectura de la Carta: Una exhortación a la fidelidad en medio de las dificultades de la vida
Interpretación moderna de 1 Pe 3,19-20a.
El Libro de Henoch y los ángeles del diluvio
Capítulo I. Preámbulo: Prima Petri
1. ¿Existe la necesidad de un nuevo estudio de las bases exegéticas del descensus ad inferos?
2. Necesidad de un estudio interdisciplinar
3. Presentación de Prima Petri
4. Claves de lectura de la Carta: Una exhortación a la fidelidad en medio de las dificultades de la vida
cristiana
5. Presentación de la perícopa 3,18-22. Contexto inmediato
5. Presentación de la perícopa 3,18-22. Contexto inmediato
6. Enumeración de las dificultades exegéticas de la perícopa
6.1. Fórmula cristológica (v.18)……………………………………
6.2. Nexo entre los versos 18 y 19: evn w-|……………………….…..
6.3. El verso 19: conceptos no unívocos…………………………...
6.4. Tipología bautismal (v. 20-21)……....………………………...
6.5. Teología de la Ascensión (v. 22)……………………………....
7. Primera aproximación a la comprensión de 1 Pe 3,18-22. Teorías de su origen
8. Tres interpretaciones de 1 Pe 3,19 en la historia de la Iglesia…….
Capítulo II. Libro de Henoch y 1 Pe 3,19-20a
1. Introducción…………………………………………………………..
2. Aparición del libro de Henoch en la historia de la exégesis de 1 Pe 3,19
3. Presentación del libro Etiópico de Henoch o 1 Henoch……………
4. Descripción del Libro de los Guardianes……………………………
5. El libro de Henoch y 1 Pe 3,18ss. Dos vías diferentes de interpretación
Capítulo III. Predicación de Cristo a los ángeles responsables del diluvio en los Infiernos. SELWYN
1. Introducción..……………………………………………….………..
2. Contexto de la perícopa 1 Pe 3,18-22: Imitatio Christi. …………..
6.2. Nexo entre los versos 18 y 19: evn w-|……………………….…..
6.3. El verso 19: conceptos no unívocos…………………………...
6.4. Tipología bautismal (v. 20-21)……....………………………...
6.5. Teología de la Ascensión (v. 22)……………………………....
7. Primera aproximación a la comprensión de 1 Pe 3,18-22. Teorías de su origen
8. Tres interpretaciones de 1 Pe 3,19 en la historia de la Iglesia…….
Capítulo II. Libro de Henoch y 1 Pe 3,19-20a
1. Introducción…………………………………………………………..
2. Aparición del libro de Henoch en la historia de la exégesis de 1 Pe 3,19
3. Presentación del libro Etiópico de Henoch o 1 Henoch……………
4. Descripción del Libro de los Guardianes……………………………
5. El libro de Henoch y 1 Pe 3,18ss. Dos vías diferentes de interpretación
Capítulo III. Predicación de Cristo a los ángeles responsables del diluvio en los Infiernos. SELWYN
1. Introducción..……………………………………………….………..
2. Contexto de la perícopa 1 Pe 3,18-22: Imitatio Christi. …………..
El Descenso a los infiernos, a pesar de ser uno de los dogmas de la Iglesia católico romana contenidos en el credo apostólico, es un tema marginal en los tratados de teología y, en el mundo de habla española, es un tema casi completamente inexplorado. No existe ni una sola monografía sobre el mismo y los teólogos apenas se preguntan sobre el puesto y la relevancia que éste tiene en la fe de la Iglesia. Sin embargo, no se ha de pensar que ocurre lo mismo en otros círculos. Cuando se profundiza en el tema, uno se encuentra con gran cantidad de estudios y suficientes monografías.
El Descensus ha sido estudiado desde distintos puntos de vista, exegético, patrológico y dogmático. Creemos que, en esta primera monografía en lengua española, no está de más hacer mención de los trabajos más relevantes que se han publicado sobre el Misterio de los tres días.
No podemos menos que empezar por un trabajo que citaremos constantemente en nuestro estudio y que igualmente es citado en todo estudio serio sobre el dogma del Descensus, nos referimos al trabajo excepcional de C. SCHMIDT. En su estudio sobre el libro conocido como Epistola Apostolorum, este alemán de principios de siglo elaboró un excursus de más de cien páginas sobre la fe en el Descensus en la primitiva Iglesia.
Su estudio se centra en el aspecto soteriológico del Descensus que en la Epistola apostolorum estaba ligado a la predicación de Cristo en el Hades y a la salvación-bautismo de los justos del AT5. Estos son los temas centrales de nuestro estudio, de ahí la relevancia que tiene este trabajo para nosotros. Pero SCHMIDT no partía de cero, sino que ya había habido estudios serios sobre la historia del Descensus en los primeros testigos de la tradición6. Así a principios de siglo en el mundo de habla francesa, TURMEL, MONNIERy QUILLIET publicaron tres estudios del tema. En el ámbito sajón también se estaba trabajando sobre el Descensus, muestra de ello son los artículos que encontramos en la Encyclopaedia of Religion and Ethics (1911) de dos autores bien conocidos entre los estudios de nuestro tema: LOOFS y MACCULLOCH. Años más tarde, este último, publicaría un estudio monográfico sobre las fuentes del dogma del Descensus en la tradición, que se convertiría igualmente en un clásico. Este trabajo no sólo se limitó a presentar la historia del dogma en la ortodoxia (los Padres), sino también se preocupó por encontrar los posibles precedentes en la cultura pagana. Esto tampoco era novedoso. A finales del siglo XIX ya se había producido una disputa entre los teólogos que consideraban el Descensus como genuinamente cristiano y los que afirmaban que éste era una simple cristianización de mitos paganos. Pero los estudios sobre el descenso a los infiernos, según HERZOG, pueden remontarse mucho más atrás.
El primer estudio monográfico y sistemático del Descensus fue el de DIETELMAIR, Historia dogmatis de descensu Christi ad inferos, Altfort 1741. A éste le siguieron muchos otros. HERZOG, cuyo libro está dedicado a presentar las monografías sobre el Descensus en los cuatro últimos siglos, testimonia más de cincuenta trabajos en el mundo protestante en el primer siglo y medio desde que comenzara la Reforma (hasta 1754).
Para muchos lectores, a pesar de lo dicho hasta ahora, el título de nuestro trabajo seguramente sonará completamente extraño: “Un estudio sobre la soteriología del dogma del Descensus ad inferos: 1 Pe 19-20a y la tradición sobre “la Evangelización de Cristo en los Infiernos”. En el credo se dice que Cristo descendió a los infiernos, pero no se dice nada sobre lo que allí hizo. ¡Una predicación en el Hades! ¿Dónde se ha oído?
Como hemos apuntado, para los patrólogos esto no suena en absoluto extraño. Según algunos de estos autores, ésta es la teología positiva (=soteriológica) más antigua asociada al dogma objeto de nuestro estudio; muestra de ello es que era conocida por autores ortodoxos y heterodoxos de los s. II-III.
Para los exegetas, tampoco suena extraño, pues, como hemos dicho, esta doctrina se ligó desde muy antiguo al texto de 1 Pe 3,1941. Creemos que es el momento de citar este controvertido texto:
Pues también Cristo, murió una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, muerto en la carne, vivificado en el espíritu, en el que también fue a predicar a los espíritus encarcelados, en otro tiempo incrédulos,
El Descensus ha sido estudiado desde distintos puntos de vista, exegético, patrológico y dogmático. Creemos que, en esta primera monografía en lengua española, no está de más hacer mención de los trabajos más relevantes que se han publicado sobre el Misterio de los tres días.
No podemos menos que empezar por un trabajo que citaremos constantemente en nuestro estudio y que igualmente es citado en todo estudio serio sobre el dogma del Descensus, nos referimos al trabajo excepcional de C. SCHMIDT. En su estudio sobre el libro conocido como Epistola Apostolorum, este alemán de principios de siglo elaboró un excursus de más de cien páginas sobre la fe en el Descensus en la primitiva Iglesia.
Su estudio se centra en el aspecto soteriológico del Descensus que en la Epistola apostolorum estaba ligado a la predicación de Cristo en el Hades y a la salvación-bautismo de los justos del AT5. Estos son los temas centrales de nuestro estudio, de ahí la relevancia que tiene este trabajo para nosotros. Pero SCHMIDT no partía de cero, sino que ya había habido estudios serios sobre la historia del Descensus en los primeros testigos de la tradición6. Así a principios de siglo en el mundo de habla francesa, TURMEL, MONNIERy QUILLIET publicaron tres estudios del tema. En el ámbito sajón también se estaba trabajando sobre el Descensus, muestra de ello son los artículos que encontramos en la Encyclopaedia of Religion and Ethics (1911) de dos autores bien conocidos entre los estudios de nuestro tema: LOOFS y MACCULLOCH. Años más tarde, este último, publicaría un estudio monográfico sobre las fuentes del dogma del Descensus en la tradición, que se convertiría igualmente en un clásico. Este trabajo no sólo se limitó a presentar la historia del dogma en la ortodoxia (los Padres), sino también se preocupó por encontrar los posibles precedentes en la cultura pagana. Esto tampoco era novedoso. A finales del siglo XIX ya se había producido una disputa entre los teólogos que consideraban el Descensus como genuinamente cristiano y los que afirmaban que éste era una simple cristianización de mitos paganos. Pero los estudios sobre el descenso a los infiernos, según HERZOG, pueden remontarse mucho más atrás.
El primer estudio monográfico y sistemático del Descensus fue el de DIETELMAIR, Historia dogmatis de descensu Christi ad inferos, Altfort 1741. A éste le siguieron muchos otros. HERZOG, cuyo libro está dedicado a presentar las monografías sobre el Descensus en los cuatro últimos siglos, testimonia más de cincuenta trabajos en el mundo protestante en el primer siglo y medio desde que comenzara la Reforma (hasta 1754).
Para muchos lectores, a pesar de lo dicho hasta ahora, el título de nuestro trabajo seguramente sonará completamente extraño: “Un estudio sobre la soteriología del dogma del Descensus ad inferos: 1 Pe 19-20a y la tradición sobre “la Evangelización de Cristo en los Infiernos”. En el credo se dice que Cristo descendió a los infiernos, pero no se dice nada sobre lo que allí hizo. ¡Una predicación en el Hades! ¿Dónde se ha oído?
Como hemos apuntado, para los patrólogos esto no suena en absoluto extraño. Según algunos de estos autores, ésta es la teología positiva (=soteriológica) más antigua asociada al dogma objeto de nuestro estudio; muestra de ello es que era conocida por autores ortodoxos y heterodoxos de los s. II-III.
Para los exegetas, tampoco suena extraño, pues, como hemos dicho, esta doctrina se ligó desde muy antiguo al texto de 1 Pe 3,1941. Creemos que es el momento de citar este controvertido texto:
Pues también Cristo, murió una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, muerto en la carne, vivificado en el espíritu, en el que también fue a predicar a los espíritus encarcelados, en otro tiempo incrédulos,
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jueves, 17 de febrero de 2011
La Peste Material - La Peste Conductual: Vigilar y Castigar - Castigo Humano
La Peste Material - La Peste Conductual: Vigilar y Castigar - Castigo Humano
Tipo de Archivo: PDF | Tamaño: 3MBytes | Idioma: Spanish | Categoría: Preparación Ministerial
Información
INDICE
SUPLICIO ...................................................................................... 5
I. EL CUERPO DE LOS CONDENADOS .................................. 5
II. LA RESONANCIA DE LOS SUPLICIOS ............................ 30
CASTIGO ..................................................................................... 66
I. EL CASTIGO GENERALIZADO ........................................... 66
II. LA BENIGNIDAD DE LAS PENAS ..................................... 95
DISCIPLINA ............................................................................. 123
I. LOS CUERPOS DÓCILES .................................................... 123
II. LOS MEDIOS DEL BUEN ENCAUZAMIENTO ............. 156
III. EL PANOPTISMO .............................................................. 179
PRISIÓN..................................................................................... 210
I. UNAS INSTITUCIONES COMPLETAS Y AUSTERAS ... 210
II. ILEGALISMOS Y DELINCUENCIA .................................. 236
III. LO CARCELARIO ............................................................... 272
LÁMINAS .................................................................................. 287
SUPLICIO ...................................................................................... 5
I. EL CUERPO DE LOS CONDENADOS .................................. 5
II. LA RESONANCIA DE LOS SUPLICIOS ............................ 30
CASTIGO ..................................................................................... 66
I. EL CASTIGO GENERALIZADO ........................................... 66
II. LA BENIGNIDAD DE LAS PENAS ..................................... 95
DISCIPLINA ............................................................................. 123
I. LOS CUERPOS DÓCILES .................................................... 123
II. LOS MEDIOS DEL BUEN ENCAUZAMIENTO ............. 156
III. EL PANOPTISMO .............................................................. 179
PRISIÓN..................................................................................... 210
I. UNAS INSTITUCIONES COMPLETAS Y AUSTERAS ... 210
II. ILEGALISMOS Y DELINCUENCIA .................................. 236
III. LO CARCELARIO ............................................................... 272
LÁMINAS .................................................................................. 287
Quizá nos dan hoy vergüenza nuestras prisiones. El siglo XIX se sentía orgulloso de las fortalezas que construía en los límites y a veces en el corazón de las ciudades. Le encantaba esta nueva benignidad que remplazaba los patíbulos. Se maravillaba de no castigar ya los cuerpos y de saber corregir en adelante las almas. Aquellos muros, aquellos cerrojos, aquellas celdas figuraban una verdadera empresa de ortopedia social.
A los que roban se los encarcela; a los que violan se los encarcela; a los que matan, también. ¿De dónde viene esta extraña práctica y el curioso proyecto de encerrar para corregir, que traen consigo los Códigos penales de la época moderna? ¿Una vieja herencia de las mazmorras de la Edad Media? Más bien una tecnología nueva: el desarrollo, del siglo XVI al XIX, de un verdadero conjunto de procedimientos para dividir en zonas, controlar, medir, encauzar a los individuos y hacerlos a la vez "dóciles y útiles". Vigilancia, ejercicios, maniobras, calificaciones, rangos y lugares, clasificaciones, exámenes, registros, una manera de someter los cuerpos, de dominar las multiplicidades humanas y de manipular sus fuerzas, se ha desarrollado en el curso de los siglos clásicos, en los hospitales, en el ejército, las escuelas, los colegios o los talleres: la disciplina.
A los que roban se los encarcela; a los que violan se los encarcela; a los que matan, también. ¿De dónde viene esta extraña práctica y el curioso proyecto de encerrar para corregir, que traen consigo los Códigos penales de la época moderna? ¿Una vieja herencia de las mazmorras de la Edad Media? Más bien una tecnología nueva: el desarrollo, del siglo XVI al XIX, de un verdadero conjunto de procedimientos para dividir en zonas, controlar, medir, encauzar a los individuos y hacerlos a la vez "dóciles y útiles". Vigilancia, ejercicios, maniobras, calificaciones, rangos y lugares, clasificaciones, exámenes, registros, una manera de someter los cuerpos, de dominar las multiplicidades humanas y de manipular sus fuerzas, se ha desarrollado en el curso de los siglos clásicos, en los hospitales, en el ejército, las escuelas, los colegios o los talleres: la disciplina.
El siglo XIX inventó, sin duda, las libertades: pero les dio un subsuelo profundo y sólido — la sociedad disciplinaría de la que seguimos dependiendo.
Damiens fue condenado, el 2 de marzo de 1757, a "pública retractación ante la puerta principal de la Iglesia de París", adonde debía ser "llevado y conducido en una carreta, desnudo, en camisa, con un hacha de cera
encendida de dos libras de peso en la mano"; después, "en dicha carreta, a la plaza de Grève, y sobre un cadalso que allí habrá sido levantado [deberán serle] atenaceadas las tetillas, brazos, muslos y pantorrillas, y su mano derecha, asido en ésta el cuchillo con que cometió dicho parricidio, quemada con fuego de azufre, y sobre las partes atenaceadas se le verterá plomo derretido, aceite hirviendo, pez resina ardiente, cera y azufre fundidos juntamente, y a continuación, su cuerpo estirado y desmembrado por cuatro caballos y sus miembros y tronco consumidos en el fuego, reducidos a cenizas y sus cenizas arrojadas al viento"."Finalmente, se le descuartizó, refiere la Gazette d'Amsterdam.
Esta última operación fue muy larga, porque los caballos que se utilizaban no estaban acostumbrados a tirar; de suerte que en lugar de cuatro, hubo que poner seis, y no bastando aún esto, fue forzoso para desmembrar los muslos del desdichado, cortarle los nervios y romperle a hachazos las coyunturas. . .
"Aseguran que aunque siempre fue un gran maldiciente, no dejó escapar blasfemia alguna; tan sólo los extremados dolores le hacían proferir horribles gritos y a menudo repetía: 'Dios mío, tened piedad de mí; Jesús, socorredme.'
encendida de dos libras de peso en la mano"; después, "en dicha carreta, a la plaza de Grève, y sobre un cadalso que allí habrá sido levantado [deberán serle] atenaceadas las tetillas, brazos, muslos y pantorrillas, y su mano derecha, asido en ésta el cuchillo con que cometió dicho parricidio, quemada con fuego de azufre, y sobre las partes atenaceadas se le verterá plomo derretido, aceite hirviendo, pez resina ardiente, cera y azufre fundidos juntamente, y a continuación, su cuerpo estirado y desmembrado por cuatro caballos y sus miembros y tronco consumidos en el fuego, reducidos a cenizas y sus cenizas arrojadas al viento"."Finalmente, se le descuartizó, refiere la Gazette d'Amsterdam.
Esta última operación fue muy larga, porque los caballos que se utilizaban no estaban acostumbrados a tirar; de suerte que en lugar de cuatro, hubo que poner seis, y no bastando aún esto, fue forzoso para desmembrar los muslos del desdichado, cortarle los nervios y romperle a hachazos las coyunturas. . .
"Aseguran que aunque siempre fue un gran maldiciente, no dejó escapar blasfemia alguna; tan sólo los extremados dolores le hacían proferir horribles gritos y a menudo repetía: 'Dios mío, tened piedad de mí; Jesús, socorredme.'
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