jueves, 9 de abril de 2015

Como cristianos estamos llamados a ser instrumentos de Dios para derribar y destruir las fortalezas satánicas y abrir el ámbito espiritual, para poder penetrar las tinieblas con la luz del evangelio de Cristo, y de esta manera lograr el cumplimiento de la Gran Comisión.

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6



 
 
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Cómo logra Satanás el control de territorios

Las ciudades son parte del plan de Dios para que el mandato de la Gran Comisión se cumpla y el Reino de Dios sea establecido en la tierra. Debido a esto, Satanás tiene un plan para pervertir los propósitos de Dios con tu ciudad, manteniendo a las almas en cautiverio y a la Iglesia en derrota.

Como Satanás es un ser creado y solo puede estar en un sitio al mismo tiempo, ha delegado la obra de corromper los sistemas de vida en cada ciudad. Esto lo hace por medio de jerarquías de espíritus malignos, fuerzas demoníacas a las que los propios habitantes de la ciudad, región o nación han dado apertura por medio del pecado y la idolatría.

En su libro El evangelio vence la opresión satánica, Noel Gibson, un australiano experto en el campo de la demonología, escribe: «Las actividades de espíritus malignos obviamente son coordinadas por demonios de alto rango, los cuales controlan las ciudades y comunidades». Asimismo el famoso autor cristiano C. S. Lewis escribe en su libro Cartas de un diablo novato: «Son las fuerzas detrás de las drogas, la violencia, la lujuria, los homicidios, el juego y otras huestes de males sociales». Estos demonios de alto rango a los que llamamos «espíritus territoriales», ejercen una gran influencia sobre las estructuras sociales de nuestras comunidades. Una ciudad entonces sufre porque las huestes del mal influyen en las acciones, pensamientos y emociones de sus gobernantes y habitantes para interferir con los propósitos de Dios y mantener a estos últimos en cautiverio. Existen cinco maneras primordiales por medio de las cuales el enemigo encuentra puertas abiertas para entronizarse sobre un territorio:

1. El pecado individual o corporativo. Estas dos clases de pecado son las principales vías por las que una comunidad es afectada. La primera es el pecado de un individuo en una posición de gobierno o influencia a nivel personal, como por ejemplo, en el aspecto sexual, o a nivel de la comunidad, como en los casos de tráfico de drogas, extorsión, corrupción política y violencia racial, social, política o criminal. Cuando el pecado ha entrado en una ciudad, región o nación por causa del pecado corporativo, es decir, cuando el pecado ha afectado a toda una comunidad por el pecado de un grupo contra otro, ya sea de raza a raza, de género a género, de clase social a clase social, de religión a religión, de nación a nación, etc., es necesario que la comunidad se arrepienta de lo que hoy en día se conoce como «arrepentimiento identificativo».

Pecados como la segregación racial, étnica y social; pecados como masacres, esclavitud y conflictos religiosos, abren brechas espirituales para que el enemigo se entronice sobre una zona determinada. Cuando este pecado continua, se convierte en un pecado generacional.

2. El pecado generacional. Las ciudades o naciones permanecen en cautiverio del demonio por causa del pecado generacional, es decir aquel que continua de generación en generación. Este es el pecado que mantiene a ciudades, regiones o naciones bajo el control de espíritus territoriales, que se entronizaron por causa de prácticas de nuestros antepasados, o por causa de las intensiones con que fueron fundadas las ciudades, o por la violencia y corrupción que se arraiga como un patrón o estilo de vida.

3. Victimización, rechazo o traumas. Ciudades, regiones y naciones pueden ser víctimas, particularmente en tiempos de guerra. El trauma nacional de Irlanda, donde católicos y protestantes se encuentran en guerra por generaciones. El trauma del pueblo judío durante el gobierno de Hitler. La violencia entre musulmanes y ortodoxos en Bosnia-Herzegovina. La persecución de la Iglesia Católica durante los tiempos de la Inquisición. El acoso a los cristianos en varias naciones de Latinoamérica. La muerte y la desaparición masiva de ciudadanos por cuenta del gobierno militar argentino. Las guerras civiles en naciones, como en Colombia. Todas estas cosas, ya sean de naturaleza racista, política, religiosa o civil, causan heridas nacionales de rechazo que establecen un trauma nacional.

Asimismo, desastres naturales como terremotos, huracanes, explosiones volcánicas, inundaciones, sequías, pestes y enfermedades, le producen una demonización a ciudades, regiones y naciones, que tienen que ser sanadas por medio del arrepentimiento identificativo por parte del único instrumento que Dios tiene: su Iglesia.

George Otis Jr., experto en cartografía espiritual, dice: «Cualesquiera que hayan sido los traumas nacionales, siempre tienen el efecto de enfrentar a seres humanos con desesperación y sufrimiento traumático. ¿Cómo entonces se pueden resolver estos conflictos? A través de las generaciones, el hombre ha escogido creer la mentira en vez de la palabra de Dios. Sometiéndose a los compromisos con demonios, ha escogido en su desesperación entrar en un trato o pacto con el mundo espiritual de las tinieblas, a cambio del compromiso de que sus problemas le sean resueltos por estas deidades regionales; ha ofrecido en intercambio ser aliado de ellas, es decir, ha vendido colectivamente su alma». Después que este trato inicial es hecho, casi siempre bajo circunstancias de necesidades, los demonios se manifiestan para proveer a individuos o comunidades una medida de alivio en tiempos de trauma. En algunos casos el alivio o ayuda, es verdadero; en otros es simplemente un engaño». A través de estos acuerdos o pactos, fuerzas demoníacas establecen fortalezas territoriales; estas transacciones aparentan ser totalmente morales. Los moradores de una comunidad toman la decisión consciente de suprimir la verdad a cambio de una mentira.

Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con justicia la verdad; porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó.

Porque las cosas invisibles de Él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles. Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén.

Romanos 1:18–25

4. Brujería, ocultismo y fraternidades. La gran mayoría, sino la totalidad de prácticas de brujería y ocultismo que se realizan de manera organizada, también causan la demonización en diferentes niveles. Brujos, chamanes, satanistas y practicantes de lo oculto, usan su arte para invocar la presencia de huestes de las tinieblas, no solamente en sus ritos y rituales, sino también sobre ciudades, regiones y naciones. Asimismo las órdenes fraternales como masonería, Rosacruz, mormonismo, Opus Dei, los Iluminados y otras más, con sus votos secretos, promesas juramentadas, ritos de iniciación y declaraciones blasfemas, influyen en la condición espiritual de una ciudad, región o nación. Todas estas cosas dan poder y permiso a actividades demoníacas. La idolatría es algo en lo que los demonios se deleitan. A lo largo de toda la cordillera de los Andes muchos picos montañosos han sido consagrados a los Tius. Los Incas estaban entregados a la noción de que toda huaca o sitio sagrado tenía que ser alimentado todos los años; si así lo hacían, estos dioses recompensarían a los que les ofrecían los sacrificios. El monte Kaata en la frontera entre Perú y Bolivia, por ejemplo, abunda en huacas. Aun en el presente los nativos le ofrecen chicha, sangre de animales y ocasionalmente sacrificios humanos o fetos de bebes abortados.

5. Las maldiciones. Las maldiciones pueden ser dirigidas a naciones, regiones y ciudades, e influyen sobre la vida de la comunidad. ¿Cómo entonces mantiene Satanás acceso legítimo? Existen dos maneras primordiales por las cuales los demonios obtienen un permiso para extender su morada en un lugar. La primera es por medio de ritos, ferias, festivales y peregrinaciones.

Y me dijo: Hijo de hombre, cava ahora en la pared. Y cavé en la pared, y he aquí una puerta. Me dijo luego: Entra y ve las malvadas abominaciones que éstos hacen allí.

Ezequiel 8:8–9

George Otis Jr. escribe en su libro El último de los gigantes: «En la mayoría de estas fortalezas, el alcance y la intensidad del control demoníaco parece existir en proporción directa con la bienvenida explícita que se le dio originalmente y en el cuidado de preservar esta alianza a través de festivales, ritos y peregrinaciones».

Baste decir que los medios principales de asegurar y mantener la buena voluntad de estas huestes de maldad en lugares altos, gobernadores de las tinieblas de este siglo, son los sacrificios que se les ofrecen de derramamiento de sangre; en algunos casos de bestias y animales, pero en otras de seres humanos. Asimismo la renovación de votos, oraciones shamanicas y celebración de festividades.

Le despertaron a celos con los dioses ajenos;

Lo provocaron a ira con abominaciones.

Sacrificaron a los demonios, y no a Dios;

A dioses que no habían conocido,

A nuevos dioses venidos de cerca,

Que no habían temido vuestros padres.

Deuteronomio 32:16–17

¿Qué digo, pues? ¿Que el ídolo es algo, o que sea algo lo que se sacrifica a los ídolos?

Antes digo que lo que los gentiles sacrifican, a los demonios lo sacrifican, y no a Dios; y no quiero que vosotros os hagáis partícipes con los demonios.

No podéis beber la copa del Señor, y la copa de los demonios; no podéis participar de la mesa del Señor, y de la mesa de los demonios.

1 Corintios 10:19–21

Pues aunque haya algunos que se llamen dioses, sea en el cielo, o en la tierra (como hay muchos dioses y muchos señores), para nosotros, sin embargo, solo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas, y nosotros somos para Él; y un Señor, Jesucristo, por medio del cual son todas las cosas, y nosotros por medio de Él. Pero no en todos hay este conocimiento; porque algunos, habituados hasta aquí a los ídolos, comen como sacrificado a ídolos, y su conciencia, siendo débil, se contamina.

1 Corintios 8:5–7

Se postró Bel, se abatió Nebo; sus imágenes fueron puestas sobre bestias, sobre animales de carga; esas cosas que vosotros solíais llevar son alzadas cual carga, sobre las bestias cansadas. Se lo echan sobre los hombros, lo llevan, y lo colocan en su lugar; allí se está, y no se mueve de su sitio. Le gritan, y tampoco responde, ni libra de la tribulación.

Isaías 46:1 y 7

Esos festivales, ceremonias, peregrinaciones, fiestas, ritos, etc., no son un espectáculo benigno e inocente de las culturas o la tradición. Bajo su disfraz festivo son explícitas transacciones espirituales que reafirman los tratados o pactos de antepasados. Es decir, son hechos en los cuales la nueva generación extiende el manto de bienvenida al demonio y a sus huestes del mal para que mantengan el control espiritual de un territorio.

Algunas de estas ceremonias celebradas por cientos de años invocan directamente a poderes espirituales y restablecen pactos con entidades espirituales. La otra variante es http://aklam.io/9LbY1bhttp://aklam.io/9LbY1b«marcando» el territorio con templos, altares y lugares altos. Algunos de estos puntos o concentraciones de poder son templos o altares de sacrificio, como las pirámides de México y Centroamérica, Machu Pichu, Chavín de Huancar o Samaipata. 

Como cristianos estamos llamados a ser instrumentos de Dios para derribar y destruir estas fortalezas y abrir el ámbito espiritual, para poder penetrar las tinieblas con la luz del evangelio de Cristo, y de esta manera lograr el cumplimiento de la Gran Comisión.

Segunda de Corintios 4:4 dice que «el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio». Como los discípulos de la iglesia primitiva, el Señor nos ha comisionado para que abramos sus ojos y se conviertan de las tinieblas a la luz y de la potestad de Satanás a Dios. Donde nuestro adversario ha llevado confusión, llevamos luz. Donde ha robado la dignidad del hombre, debemos llevar sanidad. Donde ha llevado violencia, llevamos paz. Donde ha llevado muerte y enfermedades, llevamos salud y vida.

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Nos podemos poner toda la armadura de Dios mas si tu corazón no está bien detrás de la armadura, esto ofrece una brecha al adversario

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


 
 
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Vistiéndonos con la armadura de Dios
Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo … Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.
Efesios 6:10–11; 13
A través de los años me he encontrado con numerosas situaciones en las cuales individuos con buenas intenciones se propusieron entrar en guerra espiritual a un nivel al que Dios no los había llamado. Muchos de ellos habían logrado cierta medida de conocimiento sobre el tema y se consideraron sabios a sus propios ojos. Todos los conceptos de guerra espiritual deben ser sometidos a las autoridades espirituales que Dios ha puesto en nuestras vidas.
El libro de Proverbios contiene maravillosos consejos respecto a la guerra espiritual.
Los pensamientos con el consejo se ordenan; Y con dirección sabia se hace la guerra.
Proverbios 20:18
Porque con ingenio harás la guerra, Y en la multitud de consejeros está la victoria.
Proverbios 24:6
Mejor es la sabiduría que las armas de guerra; pero un pecador destruye mucho bien.
Eclesiastés 9:18
Antes de lanzarnos a militar contra las huestes del mal es necesario examinar nuestras propias vidas y poner en orden aquellos aspectos que no están bien con Dios.
Toda guerra deja heridos a su paso. No hay batallas sin víctimas ni vencedores. La responsabilidad de los oficiales es reducir el número de víctimas entre sus tropas y en especial la de los comandantes. Nos podemos poner toda la armadura de Dios mas si tu corazón no está bien detrás de la armadura, esto ofrece una brecha al adversario.
El Cuerpo de Cristo no ha llegado a un conocimiento claro de lo que es la santidad. Ella mantiene nuestra protección. La armadura de Dios tiene una garantía de un solo día. Tenemos que revestirnos con ella diariamente.
Los teólogos hacen en su teología reformada el énfasis en la santidad de Dios. Esto es muy bueno pero no es suficiente. Necesitamos saber acerca de la santidad a la que el cristiano ha sido llamado. Es necesario tener una percepción clara y precisa sobre la santidad.
¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta sus obras en sabia mansedumbre. Pero si tenéis celos amargos y contención en vuestro corazón, no os jactéis, ni mintáis contra la verdad; porque esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrenal, animal, diabólica. Porque donde hay celos y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa. Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía. Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen paz. ¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros? Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites. ¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. ¿O pensáis que la Escritura dice en vano: El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente? Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. Someteos pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros. Acercaos a Dios, y el se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones.
Santiago 3:13–4:8
En estas Escrituras hallamos cuatro verbos activos. Lo que somos llamados a hacer.
1. Someteos (Nuestra relación con Dios).
2. Acercaos (Nuestra relación con Dios).
3. Limpiad (Comportamiento en las relaciones con otros; algo externo).
4. Purificad (Comportamiento en nuestro andar; algo interno).
¿Hacemos esto en nuestro tiempo de oración? Sí, en parte. ¿Hacemos esto en nuestro tiempo de congregarnos? Sí, en parte. Mas esto no es suficiente. Adán y Eva estaban en la presencia de Dios diariamente. ¿Por qué cayeron? Porque no se mantuvieron en la instrucción de Dios. El primer paso es la fe; mas esto no es suficiente. Nuestro comportamiento refleja nuestro tipo de fe.
Martín Lutero no podía aceptar el libro de Santiago y lo llamaba un libro de paja. No concebía su contraste con el mensaje de Pablo un mensaje centrado en la gracia y no en las obras.
Hoy en día nos hallamos con una generación de hombres muy peculiar. Una generación independiente y autónoma que tiene dificultades para someterse a las autoridades superiores. Uno de cada cuatro creyentes rehúsa creer en la verdad «absoluta» de la Biblia. Aunque la obediencia no sea de gran importancia para esta generación sí lo es para Dios.
Santidad significa «hageos», del griego separado. ¿De qué? No solamente de qué sino por qué. Para Dios. Todo texto en la Biblia que habla de santidad habla de patrones de conducta a seguir.
Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviera queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto. Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos. La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales. Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.
Colosenses 3:12–17
Los versículos del cinco al once nos indican doce cosas que debemos hacer y doce cosas que debemos evitar para vivir en santidad. En 1 Juan 2:3 nos encontramos con la declaración de «en esto sabemos que nosotros le conocemos». ¿Obedezco a Dios? Al desobedecerle plantamos desastrosos resultados: iglesias disfuncionales.
Nuestra obediencia al Espíritu Santo conduce a la santidad. Él vino para traer convicción. Entonces, nos preguntamos: ¿Podemos verdaderamente vivir una vida de santidad? Yo creo que sí aunque no lo suficiente. De hecho tenemos un mandamiento a ser santos, así como nuestro Padre es santo. En 1 Juan 3:6 vemos que el pecado no es parte de nuestro diario vivir. No debe ser parte de nuestra vida cotidiana. Asimismo 1 Juan 1:8 nos indica que todos pecamos diariamente. ¿Cuál es nuestra alternativa? ¿Qué podemos hacer? ¿Acaso debemos vivir con esos pecados? No. Dios nos instruye a resistirlos, mas cuando caemos, Él es justo y fiel de perdonarnos todos aquellos pecados y limpiarnos de toda iniquidad.
Entonces nuestro andar diario debe ser el de tratar de vivir sin pecado día a día. ¿Acaso podemos vivir un día sin pecar? Los que apresuradamente dicen ¡no!, tienen una teología reformada. Muchos piensan que no pueden hacerlo y como consecuencia se rinden al yugo del pecado y se justifican exclusivamente en la gracia y la misericordia de Dios.
Yo creo que podemos vivir sin pecado al menos temporalmente. Jesús nos dejó un patrón de oración. Debemos clamar cada día al Padre pidiéndole perdón por los pecados y ofensas cometidos el día anterior. «Padre, perdónanos nuestras ofensas … y no nos dejes caer en tentación, mas líbranos de todo mal». Comenzamos dándole al Señor loor y honra. Clamamos para que el mandato de Dios de establecer su reino aquí en la tierra se haga una realidad. Clamamos por nuestras necesidades y pedimos perdón por nuestras ofensas.
Dios demanda mucho más de sus líderes y pastores que de sus ovejas. Jesucristo dijo que al que mucho le es dado mucho se requiere de él.
Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor condenación.
Santiago 3:1
La Biblia Plenitud comenta en sus notas sobre «Dinámica del Reino» acerca de los rasgos del líder, diciendo: «A los líderes se les juzga con una norma más alta que a aquellos que lo siguen … a los líderes del reino se les juzga no tanto por lo que logran llevar a cabo como por el carácter que revelan. Es decir, de acuerdo a lo que son y no a lo que hacen. Esta alta norma se aplica no tanto a los logros del líder como a la condición de su corazón y su espíritu».1
Porque todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende en palabra, éste es varón perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo.
Santiago 3:2
La Biblia Plenitud hablando sobre integridad y moralidad, dice: «El carácter y el reino. El privilegio de llegar a ser un representante autorizado y poderoso del reino de Dios para ministrar la vida de Cristo y los dones del Espíritu Santo a otros, no forma parte de la herencia de quien no vive en santidad … La santidad del corazón y de la vida mantiene expeditas las líneas de comunicación con Dios y aleja de nosotros cualquier agenda privada o carnal. También aseguran el libre acceso del Espíritu Santo para la distribución de sus dones y el cumplimiento de la voluntad del Padre en cualquier situación».2
En el Nuevo Testamento no hallamos muchos requisitos para la membresía de la Iglesia. La Iglesia de Corinto estaba llena de pecado; mas el Señor solo recomendó la excomunión a uno. Sin embargo, siempre que hallamos un patrón o nivel de vida en el Nuevo Testamento, casi sin excepción es para sus líderes.
Porque aunque de nada tengo mala conciencia, no por eso estoy justificado; pero el que me juzga es el Señor … Sed imitadores de mi, así como yo de Cristo.
1 Corintios 4:4; 11:1
El apóstol Pablo se examina y se halla limpio de conciencia mas no se justifica ante el hombre sino ante Dios. «Sed imitadores de mí» ¿Podemos como el apóstol abrir nuestras vidas para que sean examinadas? ¿Podemos ser en verdad transparentes y abiertos?
Los discípulos le dijeron a Jesús: Muéstranos al Padre y el Señor les respondió: Si me veis a mí habéis visto al Padre.
Si no podemos decir «imítame a mí» no debemos estar en una posición de liderazgo.
Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas.
Efesios 5:11
Cuatro principios no negociables de la santidad
1. Asegúrate de una relación correcta con Dios. ¿Has experimentado un nuevo nacimiento? ¿Tienes comunión diaria con Dios?
2. Confiesa diariamente todos tus pecados. Permite que el Espíritu Santo te traiga convicción cada día.
3. Busca sanidad para patrones de pecado y la influencia de tus enemigos: la carne, el mundo y el diablo.
No estamos exentos de la influencia de los demonios cuyas principales víctimas son los pastores y líderes. La hermana Doris Wagner tiene un ministerio de liberación y la mayoría de su clientela son pastores. Si en tu vida hay un pecado persistente seguramente es algo de naturaleza espiritual y necesitas de ayuda.
4. Permite que otros lean tu barómetro espiritual. No podemos vivir en un vacío. Es necesario que estemos dispuestos a ser responsables y sujetos al escrutinio de nuestras vidas. Puede ser por parte de un amigo o de un compañero de oración. Por escrito y verbalmente debemos darle libertad a Dios para que les revele a estas personas quiénes somos en realidad, y que el discernimiento del Espíritu Santo les revele aspectos de nuestra vida que debemos rendir al Señor.
Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mí.
Salmo 51:10
Lámpara de Jehová es el espíritu del hombre, La cual escudriña lo más profundo del corazón.
Proverbios 20:27
Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra.
Salmo 119:9
En mi corazón he guardado tus dichos, Para no pecar contra ti.
Salmo 119:11
1 Op. cit. p. 1648.
2 Ibid., p. 1484.

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martes, 7 de abril de 2015

Nuestro Dios es fiel y siempre brinda protección a los suyos cuando lo siguen fielmente: Sé fiel

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


 
 
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David: poeta, protegido y presuntuoso
2 Samuel 22:1–24:25
Existe una relación estrecha entre el final del capítulo 21 y el contenido del 22. En aquella porción se registraron cuatro acontecimientos en los cuales David fue protegido de la muerte segura. En ésta, el rey agradece al Señor su fidelidad al cuidarle en todas las circunstancias. El capítulo 23 comienza recordando el pacto perpetuo hecho con él por Jehová; y finaliza con otra lista de los valientes de David. El último capítulo relata una segunda ocasión (la primera fue 21:1–14) en que el pueblo sufrió por causa de la mala conducta de su rey que quebrantaba el pacto.
DAVID EL POETA 22:1–23:7
Esta porción es la más importante del apéndice del libro. Es el meollo o el centro. La estructura de la sección hace que la atención del lector se concentre en ella. ¿Cuál es la verdad central? El Señor es fiel al pacto perpetuo que hizo con David y sus descendientes, y por eso cuidaba y protegía a su ungido.
Salmo de acción de gracias por la liberación 22:1–51
Este capítulo se repite en el Salmo 18. El versículo 1 contiene tiene similitud con el encabezado del salmo. Se compuso después que David fuere liberado de todos sus enemigos, especialmente de Saúl. El mensaje del salmo es que Jehová, el Rey verdadero, siempre cuidó a su virrey con quien pactó. A nosotros nos enseña que nuestro Dios es fiel y siempre brinda protección a los suyos cuando lo siguen fielmente.
En esencia, este cántico se relaciona con la confianza que la fidelidad divina infundía en su siervo David. Lo que Dios había hecho en el pasado y el presente generaba la confianza en lo que haría en el futuro.
La confesión de confianza vv. 2–4. David confiesa gozosamente que Jehová es su roca, fortaleza, libertador, escudo, fuerte, alto refugio y salvador, quien le había librado de toda violencia. Teniendo esta experiencia como base, asevera que en el futuro confiará en él, le invocará y será salvo. Estos últimos verbos se encuentran en un tiempo que en hebreo son acciones continuas. Su confianza no era fortuita sino constante, en todas las vicisitudes de la vida.
La experiencia que estimula la confianza vv. 5–35. Hasta el versículo 25, todos los verbos se encuentran en el tiempo pasado. David estaba reflexionando sobre realidades históricas. El salmista se había encontrado en una situación desesperada (vv. 5–6) cuando invocó y clamó al Señor, y éste le escuchó (v. 7). En los versículos 8–16 menciona ilustraciones tomadas de la naturaleza para enfocar los recursos inagotables que Jehová tenía a su disposición para guardar a su siervo. Por medio do todos estos medios, el Omnipotente le había librado de todos sus enemigos (vv. 17–20).
¿Por qué lo trató el Señor así? La contestación se halla en los versículos 21–26a. Hay dos partes en la respuesta: la humana y la divina. Por el lado humano, Dios lo había cuidado porque era justo (vv. 21a, 24a, 25a), puro (vv. 21b, 24b, 25b) y, lo que es más importante, obediente (vv. 22–23). Por el lado divino, vemos que Jehová es misericordioso (v. 26a). Siempre trata a los suyos de acuerdo con su “hesed”, amor leal. Recuerde que esta palabra tiene que ver con un pacto realizado entre dos partes. El Señor había pactado con David (capítulo 7) y siempre le trataría conforme a su “hesed”, fidelidad al pacto.
¡PENSEMOS!
Vale la pena notar que, hasta cierto punto, la fidelidad de Dios depende de la nuestra. David era justo, puro y obediente y por eso el Señor pudo tratarlo con misericordia. ¿Piensa que nuestro Padre busca las mismas cualidades en nuestra vida? ¿Nos bendecirá y protegerá si no las poseemos? Pídale que le ayude a poner su parte para que él pueda hacer su parte.
En los versículos 26–27 el salmista pasa al futuro. Su confianza es que Dios, que se ha manifestado fiel a su siervo justo, puro y obediente, siempre lo hará. También tratará al perverso (astuto) con severidad.
David siguió su cántico alabando al Señor por lo que era y hacía. Al escribir el salmo, se expresó en tiempo presente (vv. 28–35).
Expresiones de confianza vv. 36–46. El rey agradecido graba en su corazón la confianza inquebrantable en el Dios que lo había preservado: “Me libraste (pasado) y por esto confiaré en ti (futuro)”.
ME LIBRASTE Y POR ESTO,
CONFIARE EN TI.
VV. 36–37; VV. 38–39; VV. 40–44A, B; VV. 44B, C–46
Alabanza y voto vv. 47–50. Después de haber reflexionado sobre la gran fidelidad de Jehová, David no podía hacer otra cosa que prorrumpir en alabanza a él (vv. 47–49) y prometer serle fiel en proclamar su nombre entre las naciones (v. 50).
Confianza en el Dios del pacto v. 51. Terminó su cántico en tiempo presente, refiriéndose una vez más al pacto. David era “su rey”, “su ungido” y él y su descendencia disfrutarían de los beneficios del pacto para siempre. La base de este trato es la misericordia (“hesed”, fidelidad al pacto, compare el v. 26).
Este versículo sirve de puente entre los capítulos 22 y 23. Es a la vez el final del 22 y la introducción al 23. El tema del pacto se desarrollará en éste.
Las palabras postreras de David 23:1–7
Esta frase no se debe tomar en forma literal, sino que este es el último oráculo que pronunció bajo la inspiración divina. Este es su salmo final inspirado por Dios, el Espíritu Santo (v. 2).
Las primeras frases tienen que ver con el autor del salmo (vv. l–3a). Estos textos son muy importantes para la doctrina de la inspiración bíblica, porque enseñan que las Escrituras inspiradas tienen autor divino y humano. David es el humano y se describe con cuatro frases en el versículo 1. Las dos de en medio son las más importantes, porque introducen el tema del salmo. El fue levantado en alto cuando Jehová lo ungió rey sobre Israel. La iniciativa de constituirlo rey no vino de David, sino de Dios mismo. El autor divino es el Espíritu de Jehová, quien le dio al salmista las palabras que había de hablar y escribir. En el momento de la inspiración, las palabras de David se volvieron en palabra de Dios (v. 2). Lo dicho fue por Dios de Israel y lo hablado por la Roca de Israel (v. 3a).
El mensaje del salmo se encuentra en los versículos 3b–7. Esta porción es definitivamente mesiánica. Se refiere al reinado del Hijo de David en un tiempo futuro. La primera parte del mensaje se encuentra en tiempo futuro y es una promesa divina del establecimiento de un rey justo sobre los hombres (v. 3b). Este se describe en el versículo 4 con tres ilustraciones que se tomaron de la naturaleza.
En el versículo 5 el autor cambió al tiempo presente para describir la situación que él vivía. David confesó que al momento de escribir, ese rey y reino aun no se habían establecido: “No es así mi casa para con Dios…Aunque todavía no haga él florecer toda mi salvación y mi deseo”. Entre estas dos declaraciones encontramos una afirmación de fe: “Sin embargo, él ha hecho conmigo pacto perpetuo, ordenado en todas las cosas, y será guardado”. No existía ni una duda en la mente del salmista. Dios había concertado pacto con él y su casa y lo cumpliría cabalmente. El Señor es fiel y hace todo lo que promete. Todos estos textos son muy semejantes a Salmos 72:1–7 que también es porción mesiánica.
La condición de los impíos durante el reino mesiánico (el milenio) se trata en los versículos 6–7.
David el poeta terminó su carrera literaria con dos cánticos inspirados que encontramos en estos dos capítulos. Uno de los temas principales es que Jehová siempre será fiel al pacto que concertó con David (capítulo 7). El virrey de Israel, ungido por el Señor, siempre sería miembro de la casa de David. Según Lucas 1:32–33, el cumplimiento cabal del pacto sería por medio de Jesús, el Hijo de David: “Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin”.
¡PENSEMOS!
¡Cuánto confía en las promesas de Dios? Medite por un rato en la confianza de David. Apunte cinco promesas divinas que tadavía no se han cumplido. Pídale al Señor que aumente su fe para confiar cabalmente en ellas. Medite en la fidelidad de nuestro Padre.
DAVID EL PROTEGIDO 23:8–39
Esta porción corresponde al 21:15–22. Ambas registran los nombres de los valientes de David. Estos eran los hombres que el Señor usó para proteger al virrey y hacer grandes proezas en el nombre de él. Esta lista habla de los tres (vv. 8–12) y los treinta (vv. 13–39).
Los tres principales 23:8–12
Joseb-basebet liquidó a ochocientos enemigos en una sola batalla. Eleazar era tan persistente en pelear, que su mano se entumeció por haber tenido en ella su espada por largo tiempo. Sama defendió solo un terreno que los filisteos querían tomar. La frase más importante del relato se repite dos veces: “Jehová dio una gran victoria” (vv. 10b, 12b). Los hombres eran valientes, pero al fin y al cabo la victoria dependía de la intervención divina. El Rey verdadero usó hombres valientes para proteger a su ungido y su pueblo.
Los treinta valientes 23:13–39
Es obvio que “los treinta” era un título genérico que se aplicaba a todos los héroes de David, porque en el versículo 39 dice que el total de esta lista es treinta y siete. El número exacto variaba, pero se les conocía como “los treinta”.
Los versos 13–17 relatan la hazaña de tres de los treinta que no se identifican. Aprendemos que eran fieles a David, al punto de arriesgar sus vidas para satisfacer un antojo de su jefe. Es probable que el rey no pidiera agua del pozo de Belén (v. 15), sino que estuviera expresando su frustración al ver a los filisteos ocupar su pueblo natal que quedaba tan cerca de Jerusalén. Los tres lograron llegar hasta dicho pozo y llevaron el agua a su monarca. Este reconoció el peligro por el cual habían pasado, y en vez de beber el líquido refrescante, lo derramó en tierra en sacrificio a Jehová. Este rey ponía la gloria de Dios y el bienestar de los suyos antes que sus propios deseos.
DIOS Y LOS DEMAS DEBEN SER NUESTRA
PREOCUPACION PRINCIPAL
Dos de los más renombrados se mencionan en los versículos 18–23. Abisai (vv. 18–19) era el principal de los treinta y Benaía (vv. 20–23) llegó a ser jefe de la guardia personal de David (8:18; 20:23b).
Treinta y uno enlistados vv. 24–39. De algunos se mencionan sus parientes, de otros, su procedencia, pero sólo de Naharai (v. 37b) se nos revela su ocupación: escudero de Joab.
Según el versículo 39, el total de la lista es de 37 valientes. Saquemos la cuenta. Se nombran específicamente tres en los versículos 8–12, dos en 18–23 y treinta y uno en 24–39. La suma es de treinta y seis. ¿Quién faltó? La gran mayoría de los intérpretes cree que era Joab. El era único. Pertenecía a una categoría especial. Era muy conocido como jefe de todas las tropas, incluyendo a los treinta y no era necesario incluir su nombre en la lista.
Es interesante notar que el último enlistado fue Urías heteo. David había mandado asesinar a uno de sus valientes sólo porque creía que así le convenía.
DAVID EL PRESUNTUOSO
24:1–25
Esta porción corresponde a la de 21:1–14 en la estructura del apéndice. Hay varias similitudes entre las dos: Jehová es el protagonista principal, quien castiga a su pueblo por una transgresión cometida por el rey. Cuando el rey cumplía con la voluntad divina, Jehová volvía a bendecir al pueblo. Los finales de las narraciones son muy semejantes: “Y Dios fue propicio a la tierra después de esto” (21:14b), “Y Jehová oyó las súplicas de la tierra” (24:25b). Así que cuando el autor escribió: “Volvió a encenderse la ira de Jehová contra Israel” (v. 1). Esto se debe relacionar con el capítulo 21:1–14. Aquí, el pecado de David fue levantar un censo sin tener la dirección divina para hacerlo. Todo el capítulo está relacionado con el censo no autorizado.
El censo 24:1–9
La incitación v. 1. Nuestro texto dice que Jehová incitó a David, pero la porción paralela (1 Crónicas 21:1) afirma que fue Satanás. ¿Quién fue el responsable de impulsar a David a pecar? Obviamente no fue el Señor porque él es tres veces santo (Isaías 6:3). Parece que el Omnipotente permitió que el diablo tentara al rey. Fue la voluntad permisiva de Dios.
La orden vv. 2–3. Joab recibió la orden de levantar el censo e inmediatamente quedó perplejo. No entendía por qué David quería hacerlo. Sentía que algo andaba mal.
Levantar un censo no es pecado (Exodo 30:12); entonces parece que el problema era el móvil. Joab no comprendía qué motivaba a David a levantarlo. El versículo 9 indica que era un censo militar para que el rey supiera con cuántos podía contar para sus conquistas. Es probable que en esta época de su vida el monarca se ufanara de su poderío militar y en forma presuntuosa comenzara a confiar en él en vez de en Jehová. Depositaba su confianza en el hombre y esta fue una equivocación fatal.
El cumplimiento vv. 4–9. A pesar de sus inquietudes, Joab obedeció al rey, y el censo se levantó durante el lapso de nueve meses y veinte días. Fíjese en el hecho de que el informe marcó la distinción entre los de Israel y los de Judá.
El censo condenado y castigado 24:10–15
No pasó mucho tiempo antes que David se diera cuenta de que había pecado. El Espíritu Santo también realizaba el ministerio de redargüir en la antigua dispensación. Lo importante es ver la reacción del rey. Hizo sa confesión de inmediato (v. 10). El versículo 11 indica que pasó toda una noche lamentando y confesando su falta. Esta es una de las grandes diferencias con Saúl, quien quería encubrir sus pecados, y David que los confesaba.
LA CONFESION DEBE SER INMEDIATA
Las opciones ofrecidas vv. 11–15. El pecado fue perdonado, pero sus consecuencias no se pudieron evitar. El Señor mandó a su profeta Gad para proponer al rey tres opciones: siete años de hambre, tres meses de derrotas o tres días de plaga. David optó por la última apelando a la misericordia de Dios. El resultado de la peste fue la muerte de setenta mil hombres en toda la tierra.
El pecado perdonado 24:16–25
El daño no fue tan extenso como pudiera haber sido porque Jehová se arrepintió y detuvo al ángel destructor. El verbo “arrepentirse” bien puede traducirse “entristecerse”. Su tristeza fue tanta, que decidió acortar el tiempo de castigo (v. 16). Esta manifestación de la misericordia divina pudo verse porque David intercedió por el pueblo y se ofreció a sí mismo como sacrificio, si fuere necesario (v. 17). Note bien que en este versículo todos los pronombres personales son enfáticos.
David obedeció edificando un altar vv. 18–25. La instrucción vino por medio de Gad: David debía levantar un altar a Jehová en el mismo lugar donde el ángel destructor se había detenido, la era de Arauna jebuseo. Este ofreció regalar el terreno al rey, pero David rechazó la oferta e insistió en pagarle el precio justo. La razón que dio fue: “porque no ofreceré a Jehová mi Dios holocaustos que no me cuesten nada” (v. 24a). La propiedad llegó a ser el sitio donde se construyó el templo. En ese lugar, David “edificó… un altar a Jehová, y sacrificó holocaustos y ofrendas de paz” (v. 25a). Los versículos 21b y 25b dan a entender que la intercessión y obediencia de David ocurrieron antes de que cesara la mortandad. El Señor detuvo la plaga por la intercesión y obediencia de David.
¡PENSEMOS!
David cambió el rumbo de la historia cuando intercedió por su pueblo y obedeció la palabra del Señor. El Señor respondió misericordiosamente al comportamiento del rey y detuvo la plaga. El no ha cambiado y puede hacer lo mismo en nuestros días cuando reconocemos que es nuestro “rey soberano”, intercedemos por los suyos y vivimos en obediencia. No hay límite a lo que Dios puede hacer cuando nosotros estamos bien relacionados con él.
La historia relatada en este capítulo es muy apropiada para el cierre del libro. En ella vemos a Jehová como el Rey verdadero. Su virrey no era perfecto, pero cuando pecaba, lo confesaba, aceptaba las consecuencias de su pecado y el perdón del Señor. Cuando la relación era correcta entre ambos reyes, el terrenal adoraba y obedecía al Rey verdadero, y él bendice a su pueblo.
El autor logró sus propósitos. Todo el que leyera su libro sabría que Jehová es el Rey verdadero de todo Israel, que escogió a David y su casa para que fueran reyes sobre su pueblo y que el único rey legítimo sobre la nación tenía que ser descendiente de David y someterse totalmente a la voluntad divina. Cuando el rey y el pueblo cumplían el pacto, el Señor los colmaba de bendiciones. La mortandad siempre era consecuencia de la desobediencia y rebelión.

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