martes, 4 de agosto de 2015

El nombre del primero era Pisón. Éste es el que rodea toda la tierra de Havila, donde se halla el oro. Y el oro de aquella tierra es bueno. Allí hay bedelio y piedra ónice.

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6



 
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Preparador de Sermones Expositivos
GÉNESIS 2:8-14

8      Y plantó YHVH ’Elohim un huerto en Edén, al oriente, y puso allí al hombre que había           formado.
9      YHVH ’Elohim hizo brotar de la tierra todo árbol agradable a la vista y bueno para                 comida. Y en medio del huerto estaba el árbol de la vida, y el árbol del conocimiento             del bien y del mal.
10    Y del Edén salía un río que regaba el huerto y desde allí se dividía en cuatro cauces.
11   El nombre del primero era Pisón. Éste es el que rodea toda la tierra de Havila, donde            se halla el oro.
12   Y el oro de aquella tierra es bueno. Allí hay bedelio y piedra ónice.
13   El nombre del segundo río era Guijón. Éste es el que rodea toda la tierra de Cus.
14   El nombre del tercer río era Jidequel, que fluye al oriente de Asiria. Y el cuarto río era          el Éufrates.

    El jardín del Edén (2:8–14)
La palabra huerto (8) es una traducción de la hebrea gan, que se refiere a un lugar circunscrito. La Septuaginta la interpreta como “paraíso” paradeison, término persa que significa parque.

La palabra Edén no es una traducción sino una adecuación de los sonidos hebreos a la lengua vernácula. Fundamentalmente significa “placer” o “delicia”. Parece indicar una región. Edén, puede provenir de la palabra asiria edinu, que quiere decir llano, pradera, o desierto y designa al territorio comprendido entre los ríos Tigris y Eufrates. 

Si la expresión y salía de Edén un río (10) se interpreta como mirando río arriba, el huerto podría haber estado situado en la parte más baja de la Mesopotamia. Si en cambio se pensara en ella como mirando “río abajo”, el referido lugar podría estar en Armenia, cerca de las fuentes del Tigris y el Eufrates (véase mapa 1). Hasta el presente no se ha llegado a ninguna conclusión al respecto.

Más importante para la historia, es la presencia del árbol de la vida (9) y el árbol de la ciencia del bien y del mal. Parece que el primer árbol mencionado es la fuente de vida de la cual tuvo que ser separado el hombre después de su caída en el pecado (3:22–24). En Proverbios 3:18; 11:30; 13:12; 15:4, se menciona “un árbol de vida”, representándolo como fuente de felicidad, sabiduría y esperanza, en sentido figurado. La frase también se encuentra en Apocalipsis 2:7, como la recompensa suprema de los fieles; y como símbolo de vida eterna (22:2, 14).

En lo que concierne al árbol de la ciencia del bien y del mal, estos dos opuestos representan los extremos del conocimiento y son expresión idiomática para expresar totalidad—en este caso, omnisciencia y poder. En Deuteronomio 1:39 e Isaías 7:14–17, la falta de conocer lo bueno y lo malo indica inmadurez, mientras que en 2 Samuel 19:35, la plena maduración está indirectamente asociada con la facultad para discernir entre lo bueno y lo malo. Pero Génesis 3:5 sugiere que esa prerrogativa es un atributo divino; y Proverbios 15:3 hace una clara aseveración de que es un equivalente de la omnisciencia (véase 2 S. 14:17; 1 R. 3:9).

Jamás se ha identificado satisfactoriamente al río Pisón (11), aunque se han presentado conjeturas entre las cuales está la del río Indus de la India. Havila es el nombre de un territorio arenoso productor de finísimo oro. En esa tierra había bedelio (12), aparentemente una goma de gran valor muy conocida por los israelitas (véase Nm. 11:7). Es incierto que la palabra ónice, sea la traducción correcta de la hebrea shoham; la Septuaginta sugiere berilo.

Tampoco ha sido reconocido Gihón (13). Durante mucho tiempo se ha conjeturado que ese río puede ser el Nilo, porque la Septuaginta, la Vulgata y la versión inglesa identifican la palabra Kush con Etiopía. Pero, como en Génesis 10:7–10 los descendientes de Cus eran tribus o ciudades árabes o mesopotámicas, algunos han sostenido que Gihón es el río Araxes que corre hasta el Cyro y luego desemboca en el mar Caspio. Cus sería el nombre que los hebreos daban a los cassitas, habitantes de aquellas regiones.

El tercer río… Hidekel (14); se trata del bien conocido Tigris (vea mapa 1) que en el antiguo acadiano era llamado idiglat. El Eufrates corre paralelo al Tigris con el que se une para bañar el valle de la Mesopotamia. Todavía sigue siendo un río importante. Los asirios lo denominaban puratu, pero en el antiguo persa era ufratu, que sirvió de base al griego eufrates.

   Tierra, aspectos espirituales de la
Sinopsis
La Escritura presenta a la tierra desde una perspectiva espiritual. La tierra entera, que una vez fue perfecta pero que ahora está contaminada por la caída, será un día renovada. Habrá un nuevo cielo y una nueva tierra donde habrá vida en abundancia y la presencia de Dios se experimentará por siempre.
Edén: la buena tierra original
Génesis 2.8–9 (BTX) — 8 Y plantó yhvh ’Elohim un huerto en Edén, al oriente, y puso allí al hombre que había formado. 9 yhvh ’Elohim hizo brotar de la tierra todo árbol agradable a la vista y bueno para comida. Y en medio del huerto estaba el árbol de la vida, y el árbol del conocimiento del bien y del mal.
EL paraíso perdido: expulsión del jardín
Génesis 3.17–19 (BTX) — 17 Y al hombre dijo: Por cuanto atendiste a la voz de tu mujer, Y comiste del árbol del cual te ordené, diciendo: No comas de él, ¡Maldita sea la tierra por causa tuya! Con fatiga comerás de ella todos los días de tu vida, 18 Espino y abrojo te brotará y Comerás hierba del campo. 19 Con el sudor de tu rostro comerás pan hasta que retornes a la tierra, Porque de ella fuiste tomado, Pues polvo eres y al polvo volverás.
Ver también Ro 8.19–20
Romanos 8.19–20 (BTX) — 19 Porque el profundo anhelo de la creación espera la revelación de los hijos de Dios. 20 Porque la creación fue sometida a vanidad, no por su propia voluntad, sino por la del que la sujetó; en esperanza
La tierra prometida: un eco del Edén
Deuteronomio 8.7–10 (BTX) — 7 Porque yhvh tu Dios te conduce a una tierra excelente, tierra de arroyos de aguas, de fuentes y manantiales, que brotan en la planicie y en la montaña. 8 Tierra de trigo y de cebada, de vides, de higueras y granados, tierra de aceite, de olivas y de miel. 9 Tierra en la cual no comerás el pan con escasez ni en ella te faltará nada. Tierra cuyas piedras son hierro, y de cuyos montes extraerás el cobre. 10 Y siempre que comas y te sacies bendecirás a yhvh tu Dios por la buena tierra que te habrá dado.
Éxodo 3.8 (BTX) — 8 Descenderé, pues, para librarlo de mano de los egipcios y para hacerlo subir de ese país a una tierra buena y ancha, a una tierra que fluye leche y miel, al lugar del cananeo, del heteo, del amorreo, del ferezeo, del heveo y del jebuseo.
Éxodo 3.17 (BTX) — 17 Y he dicho: Os haré subir de la aflicción de Egipto a la tierra del cananeo, del heteo, del amorreo, del ferezeo, del heveo y del jebuseo, a una tierra que fluye leche y miel.
Éxodo 13.5 (BTX) — 5 y sucederá que cuando yhvh te introduzca en la tierra del cananeo, del heteo, del amorreo, del heveo y del jebuseo, tierra que destila leche y miel, la cual juró a tus padres que te daría, celebraréis este ritual en este mes.
Levítico 20.24 (BTX) — 24 Pero a vosotros os he dicho: Vosotros poseeréis la tierra de ellos, y Yo os la daré para que la poseáis, tierra que fluye leche y miel. ¡Yo soy yhvh vuestro Dios, que os he apartado de entre los pueblos!
Números 13.27 (BTX) — 27 Y le contaron diciendo: Hemos llegado hasta el país al cual nos enviaste, y realmente es una tierra que fluye leche y miel. ¡Ved aquí sus frutos!
Deuteronomio 6.3 (BTX) — 3 Oye pues, oh Israel, y cuidarás de hacerlo, como te habló yhvh, el Dios de tus padres, para que te vaya bien y te multipliques en gran manera en la tierra que mana leche y miel.
Deuteronomio 11.8–12 (BTX) — 8 Guardad pues todo el mandamiento que yo os ordeno hoy, para que seáis fuertes, y entréis y poseáis la tierra donde vais a pasar para conquistarla. 9 Para que prolonguéis los días sobre la tierra que yhvh juró a vuestros padres que les daría a ellos y a su simiente, tierra que mana leche y miel. 10 Porque la tierra a la cual entras para poseerla, no es como la tierra de Egipto, de donde salisteis, donde sembrabas tu semilla y regabas con tu pie, como huerto de hortaliza. 11 Sino que la tierra que pasáis a poseer es una tierra de montes y planicies que se abreva con las aguas de la lluvia de los cielos. 12 Es una tierra que yhvh tu Dios cuida. Los ojos de yhvh tu Dios están siempre sobre ella, desde el principio del año hasta el final del año.
Deuteronomio 26.9 (BTX) — 9 y nos trajo a este lugar y nos dio esta tierra, tierra que mana leche y miel.
Deuteronomio 27.3 (BTX) — 3 Y escribirás sobre ellas todas las palabras de esta Ley, en cuanto hayas pasado para entrar en la tierra que yhvh tu Dios te da, tierra que mana leche y miel, tal como yhvh, el Dios de tus padres, te ha dicho.
La tierra de Israel después del exilio
Promesa del retorno a la tierra
Amós 9.14–15 (BTX) — 14 Y haré volver del cautiverio a mi pueblo Israel, Y reedificarán las ciudades asoladas y las habitarán, Y plantarán viñas y beberán su vino, Y harán huertos y comerán su fruto. 15 Los plantaré en su tierra, Y nunca más serán arrancados de la tierra que les di. Oráculo de yhvh, el Dios tuyo.
Isaías 14.1 (BTX) — 1 Sí, yhvh tendrá misericordia de Jacob, Él volverá a escoger a Israel. Y los hará reposar en su propia tierra; Los extranjeros se juntarán a ellos, Y se unirán a la casa de Jacob.
Isaías 35.1–10 (BTX) — 1 ¡Alégrense el desierto y el sequedal! ¡Regocíjese el Arabá y florezca como el lirio, 2 Florezca exuberante y desborde de júbilo, Alégrese y cante alabanzas! Porque le fue dada la gloria del Líbano, La hermosura del Carmelo y de Sarón. Sí, ellos verán la gloria de yhvh, La majestad de nuestro Dios. 3 Fortaleced las manos cansadas, Afirmad las rodillas endebles, 4 Decid a los de corazón apocado: ¡Esforzaos, no temáis! ¡He aquí vuestro Dios viene con retribución: La venganza es de ’Elohim; Él mismo vendrá y os salvará. 5 Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos, Y los oídos de los sordos destapados. 6 Entonces el cojo saltará como un ciervo, Y cantará la lengua del mudo, Porque aguas han brotado en el desierto, Y torrentes en el Arabá. 7 La tierra árida se convertirá en lagunas, Y el sequedal en manantiales de aguas, Pastizales, juncos y cañaverales en el lugar Donde se tumbaban chacales. 8 Y habrá allí calzada y camino, Y será llamado Camino de Santidad. No pasará inmundo por él. El que ande por este Camino, Por torpe que sea, no se extraviará, Porque Él mismo estará con ellos. 9 No habrá allí león, ni fiera subirá por él, ni será allí hallada, Para que caminen los redimidos. 10 Y los redimidos de yhvh volverán y entrarán en Sión con gritos de júbilo, Alegría perpetua coronará sus cabezas, Y retendrán el alborozo y el regocijo, Porque la tristeza y el lamento habrán huido.
Ezequiel 20.41–42 (BTX) — 41 Y cuando os haya sacado de entre los pueblos y congregado de entre las naciones en que estáis esparcidos, os aceptaré como aroma que aplaca, y mi santidad será reflejada en vosotros ante los ojos de las naciones. 42 Y sabréis que Yo soy yhvh, cuando os haya traído a la tierra de Israel; tierra por la cual alcé mi mano jurando que la daría a vuestros padres.
Ezequiel 34.11–13 (BTX) — 11 Porque así dice Adonay yhvh: He aquí Yo mismo buscaré a mis ovejas y las reconoceré. 12 Como el pastor reconoce su rebaño el día que está en medio de sus ovejas esparcidas, así reconoceré mis ovejas y las libraré de todos los lugares en que fueron esparcidas en día nublado y de oscuridad. 13 Las sacaré de entre los pueblos, las reuniré de las naciones y las traeré a su propia tierra, y las apacentaré en los montes de Israel, por las riberas, y en todos los lugares habitados del país.
Amós 9.11–12 (BTX) — 11 En aquel día levantaré el tabernáculo de David, ya caído, Y cerraré sus brechas y reconstrui-ré sus ruinas, Y lo edificaré como en los días de antaño; 12 Para que posean el remanente de Edom Y a todas las naciones sobre las cuales es invocado mi Nombre, Dice yhvh, que hace esto.
Hechos de los Apóstoles 15.16–17 (BTX) — 16 Después de estas cosas volveré, y restauraré el tabernáculo de David, que ha estado caído, Y reconstruiré sus ruinas, y lo reedificaré; 17 Para que el resto de los hombres busquen al Señor, Y todos los gentiles sobre los cuales es invocado mi Nombre,
Promesa de un medio ambiente restaurado
Isaías 51.3 (BTX) — 3 Ciertamente yhvh consolará a Sión, Consolará todos sus lugares desolados; Convertirá su desierto en un edén, Su yermo en paraíso de yhvh; Allí habrá gozo y alegría, Acciones de gracias y voz de melodía.
Ver también Zac 8.12–13
Zacarías 8.12–13 (BTX) — 12 Porque habrá una simiente de paz: La vid dará su fruto y la tierra su cosecha, y los cielos darán su rocío, y haré que el remanente del pueblo posea todo esto. 13 Y así como fuisteis maldición entre las naciones, oh casa de Judá y casa de Israel, así os salvaré para que seáis de bendición. ¡No temáis y esforzad vuestras manos!
La restauración final de la tierra
Isaías 65.17 (BTX) — 17 Porque he aquí, Yo creo nuevos cielos Y nueva tierra, Y de lo primero no habrá memoria, Ni vendrán más al pensamiento.
Ver también Is 66.22 ; Ro 8.21
Isaías 66.22 (BTX) — 22 Porque así como los nuevos cielosy la nueva tierra que voy a hacer Permanecerán delante de mí, dice yhvh; Así permanecerán vuestro linaje y vuestro nombre.
Romanos 8.21 (BTX) — 21 de que también la creación misma será liberada de la esclavitud de corrupción a la libertad gloriosa de los hijos de Dios.
Jesucristo reinará eternamente sobre nuevos cielos y nueva tierra
Zacarías 9.9–10 (BTX) — 9 ¡Alégrate mucho, capital de Sión! ¡Da voces de júbilo, ciudad de Jerusalem! Mira a tu Rey llegando, justo y victorioso, Humilde, montado en un asno, en una cría de asna. 10 Haré cortar el carro de en medio de Efraín, Y la cabalgadura dentro de Jerusalem, El arco de guerra será quebrado, Porque Él hablará paz a las naciones; Su imperio será de mar a mar Y desde el río hasta los confines de la tierra.
Mateo 21.5 (BTX) — 5 Decid a la hija de Sión: He aquí, tu Rey viene a ti, Manso, y sentado sobre un asna, y sobre un pollino, hijo de bestia de carga.
Juan 12.15 (BTX) — 15 No temas, hija de Sión; He aquí, tu Rey viene, Montado en un pollino de asna.
2 Pedro 3.13 (BTX) — 13 Pero, según su promesa, esperamos nuevos cielos y nueva tierra, en los cuales mora la justicia.
Apocalipsis 21.1–4 (BTX) — 1 Vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar no existía más. 2 Y vi que descendía del cielo, de Dios, la ciudad santa: Una nueva Jerusalem, dispuesta como una esposa ataviada para su esposo. 3 Y oí una gran voz procedente del trono, que decía: He aquí el Tabernáculo de Dios con los hombres, y morará con ellos, y ellos serán pueblos suyos, y Dios mismo estará con ellos. 4 Y enjugará toda lágrima de sus ojos, y ya no existirá la muerte, ni habrá ya llanto, ni clamor, ni dolor. Las primeras cosas pasaron.
Apocalipsis 22.1–5 (BTX) — 1 Y me mostró un río de agua de vida, resplandeciente como el cristal, que fluye del trono de Dios y del Cordero. 2 En medio de su calle, a uno y otro lado del río, estaba el árbol de vida, que produce doce frutos, dando su fruto según cada mes, y las hojas del árbol son para sanidad de las naciones. 3 Y ya no habrá más maldición, sino que el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán, 4 y verán su rostro, y su Nombre estará en sus frentes. 5 Y ya no habrá noche, y no tienen necesidad de luz de lámpara ni de luz de sol, porque el Señor Dios resplandecerá sobre ellos, y reinarán por los siglos de los siglos.
Visión de la vida en la nueva tierra
Isaías 11.6–9 (BTX) — 6 Entonces morará el lobo con el cordero, Y el leopardo sesteará junto con el cabrito; El becerro, el cachorro de león y el animal cebado crecerán juntos Y un niño los pastoreará. 7 Pacerán la vaca y la osa, Y sus crías se echarán juntas, Y el león comerá paja como el buey. 8 El niño de pecho jugará sobre la cueva del áspid, Y el recién destetado meterá su mano en el escondrijo de la serpiente. 9 No harán mal ni dañarán en todo mi Santo Monte, Porque como las aguas colman el mar, Así la tierra estará llena del conocimiento de yhvh.
Ver también Os 2.18–23 ; Mi 4.2–4
Oseas 2.18–23 (BTX) — 18 18 Pactaré a favor de ellos un pacto con las bestias salvajes, Con las aves de los cielos y con los reptiles de la tierra; Romperé el arco, la espada y las batallas de la tierra, Y haré que reposen seguros. 19 19 Te desposaré conmigo para siempre, Te desposaré conmigo en justicia y derecho, En benignidad y gran misericordia. 20 20 Te desposaré conmigo en fidelidad, y tú conocerás a yhvh. 21 21 Aquel día responderé. Oráculo de yhvh: Yo responderé a los cielos, y ellos responderán a la tierra, 22 22 Y la tierra responderá al trigo, al vino y al aceite, Y ellos responderán a Jezreel. 23 23 Y la sembraré en la tierra para mí mismo, Y me compadeceré de Lo-ruhama, Y diré a Lo-ammi: Pueblo mío. Y él responderá: ¡Tú eres mi Dios!
Miqueas 4.2–4 (BTX) — 2 Y muchas naciones irán allí y dirán: Venid, subamos al Monte de yhvh, a la Casa del Dios de Jacob; Él nos enseñará sus caminos, y nosotros andaremos en sus sendas. Porque de Sión saldrá la Ley, y de Jerusalem la palabra de yhvh. 3 Y Él juzgará entre muchos pueblos, y decidirá sobre naciones poderosas, Hasta las más distantes. Forjarán sus espadas en arados y sus lanzas en podaderas. No alzará espada nación contra nación, Ni se adiestrarán más para la guerra. 4 Sino que cada uno se sentará debajo de su vid y debajo de su higuera, Y nadie los amedrentará, Porque la boca de yhvh Sebaot lo ha dicho.
El nuevo Edén: la herencia del cristiano
Hebreos 11.13–16 (BTX) — 13 Conforme a la fe murieron todos éstos, no habiendo recibido las promesas, sino mirándolas de lejos, las creyeron y las saludaron, confesando así que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. 14 Porque los que dicen estas cosas dan a entender que buscan una patria, 15 y si ciertamente se acordaran de aquella de donde salieron, hubieran tenido tiempo de regresar, 16 pero anhelaban una mejor, esta es, la celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos, pues les preparó una ciudad.
Ver también Sal 37.11 ; Mt 5.5 ; Ro 8.17 ; 2 P 3.13 ; Ap 2.7 ; Ap 21.7
Salmo 37.11 (BTX) — 11 Pero los mansos heredarán la tierra, Y se deleitarán con abundante paz.
Mateo 5.5 (BTX) — 5 Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra.
Romanos 8.17 (BTX) — 17 Y si hijos, también herederos: por una parte, herederos de Dios, y por la otra, coherederos con Cristo, ya que juntamente padecemos para que juntamente seamos glorificados.
2 Pedro 3.13 (BTX) — 13 Pero, según su promesa, esperamos nuevos cielos y nueva tierra, en los cuales mora la justicia.
Apocalipsis 2.7 (BTX) — 7 El que tiene oído, oiga qué dice el Espíritu a las iglesias. Al que venza, le daré a comer del árbol de la vida, que está en el paraíso de Dios.
Apocalipsis 21.7 (BTX) — 7 El que venza heredará estas cosas, y le seré por Dios, y él me será por hijo.
“Paraíso” es una palabra persa asimilada al idioma griego, con el significado de “parque” o “jardín”. En Ge 2:8 se refiere al Edén:
Lucas 23.43 (BTX) — 43 Le dijo: De cierto te digo: Hoy estarás conmigo en el paraíso.
2 Corintios 12.1–4 (BTX) — 1 Ciertamente gloriarse no es provechoso, aunque es necesario. Vendré, pues, a las visiones y revelaciones del Señor: 2 Sé de un hombre en Cristo que hace catorce años (si en cuerpo, no lo sé; si fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe), el tal fue arrebatado hasta el tercer cielo. 3 Y sé del tal hombre (si en el cuerpo, o aparte del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe), 4 que fue arrebatado al paraíso, y escuchó palabras inefables que no es dado al hombre expresar.



El primer jardín (2.4–14)

La historia bíblica puede resumirse en cuatro jardines: (1) Edén, donde entró el pecado; (2) Getsemaní, donde Cristo se entregó a la muerte; (3) Calvario, donde murió y fue sepultado (véase Jn. 19.41–42); y (4) el «jardín del paraíso» celestial (Ap 21.1ss). 

Moisés describe el primer hogar que Dios le dio a la primera pareja. Aquí no se incluyen detalles adicionales del relato de la creación del capítulo 1; estos son complementarios, no contradictorios. 

El versículo 5 indica que Dios necesitaba al hombre para ayudarle a labrar la tierra. El hombre fue «formado» así como el alfarero da forma al barro (la misma palabra en Jer 18.1ss). El hombre era responsable por cultivar el jardín (cuidarlo) y guardarlo (lo que sugiere la presencia de un enemigo). Dios le dio a Adán y Eva todo lo que necesitaban para la vida y la felicidad, todo lo que fue bueno y placentero, y les permitió que lo disfrutaran en abundancia.

Los dos árboles son importantes. El texto de 3.22 sugiere que el árbol de la vida sustentaba la vida para la humanidad (véase también Ap 22.2). Si Adán hubiera comido del árbol de la vida después de pecar, no hubiera muerto y entonces la muerte no hubiera pasado a todos los hombres (Ro 5.12ss) y Cristo no hubiera muerto para redimir a los hombres. El árbol de la ciencia del bien y del mal simbolizaba la autoridad de Dios; comer de ese árbol significaba desobedecer a Dios e incurrir en la pena de muerte. No sabemos qué clase de árboles eran, sin embargo es cierto que Adán y Eva comprendieron su importancia.

EL RIO DE DIOS
Génesis 2:8–14
Ya el Salmista, (46:4) cantó acerca de un río que alegraba la ciudad de Dios.
Ese río del Edén que se repartía en cuatro ramales es figura del evangelio.
PISON “libertad”; GIHON “plenitud”; HIDEKEL “rapidez”; EUFRATES “dulzura”.
Cada uno de estos significados los alcanzamos en Cristo Jesús.
I.     EL ORIGEN DE ESTE RIO
Salía del Edén; región mesopotámica llena de hermosura y riqueza.
De ahí el significado de EDEN, “delicia”, “paraíso en la tierra”.
Ez. 47:12, sale del santuario y en Apoc. 22:1, del trono de Dios.
Ese río nos habla de un país, de otra manera no hablaría de un RIO.
Jehová en el Antiguo Testamento “es fuente de agua viva” (Jer. 2:13; Is. 12:3).
Jesús en el Nuevo Testamento dijo: “… venga a mí y beba” (Juan 7:37-39).
Si lo seco es esterilidad y muerte, manantial es fructuosidad y vida.
II.     EL CURSO DEL RIO
Dondequiera que Dios vaya, está el río de bendición y gracia.
Ese río ha seguido a través de Enoc, Noé, Abraham, Isaac, Jacob, José, etcétera.
Fertilizándolo todo, así como el río del Edén fertilizó la Creación.
Israel mismo vino a ser un manantial para todo el mundo. (Juan 4:22).
Aunque el pecado ha hecho mudar sus cauces, el río siempre ha seguido.
Pablo comenta Ex. 17:6, diciendo que aquella piedra era Cristo. (1 Cor. 10:4).
III.     LA GRANDIOSIDAD DEL RIO
Al entrar el pecado en el EDEN el hombre fue expulsado de allí. (3:24).
La espada encendida tiene que ser afrontada y su justicia satisfecha.
El manantial abierto, fue por la herida que recibió Jesús. (Zac. 13:1).
El árbol no produce fruto para provecho propio: lo da.
Un árbol junto a un río siempre producirá. (Sal. 1:3).
IV.     EL LECHO FINAL DEL RIO
Apoc. 22:1-2, vemos que el río es limpio, de vida y resplandeciente.
Y en el v. 17: el Espíritu Santo y la iglesia invitan gratuitamente.
Para beber sólo se necesitan dos cosas: 1. Sentir sed y 2. Querer beber.
A quien de veras siente sed nadie tendrá que decirle que beba. (Mat. 5:6).
He aquí un EDEN maravilloso a nuestro alcance si permitimos el río de Dios.
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sábado, 1 de agosto de 2015

Llévate a este niño, amamántamelo y yo te daré tu salario. Y la mujer tomó al niño y lo amamantó.

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6



 
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PREPARACIÓN DE SERMONES EXPOSITIVOS
EXODO 2: 1-10

1      Un varón del linaje de Leví fue y tomó por mujer a una hija de Leví.
2      La mujer concibió y dio a luz un hijo, y viendo que era hermoso, lo escondió tres                   meses.
3      Pero no pudiendo ocultarlo más tiempo, tomó una cesta de juncos, la calafateó con               asfalto y brea, colocó al niño en ella, y la puso en el juncal, a la orilla del Nilo.
4      Y su hermana se había situado a lo lejos, para saber qué se haría con él.
5      Entonces la hija de Faraón bajó a bañarse al Nilo, y mientras sus doncellas andaban           junto al Nilo, ella vio la cesta en medio del juncal y envió a su esclava, y ella la recogió.
6      Cuando la abrió vio al niño, y he aquí era un niñito llorando; y tuvo compasión de él, y           exclamó: ¡Éste es uno de los niños de los hebreos!
7      Entonces dijo su hermana a la hija de Faraón: ¿Quieres que llame a una nodriza de             las hebreas para que te amamante este niño?
8      Y la hija de Faraón le respondió: Ve. Entonces la muchacha fue y llamó a la madre del         niño.
9      La hija de Faraón le dijo: Llévate a este niño, amamántamelo y yo te daré tu salario. Y          la mujer tomó al niño y lo amamantó.
10     Y el niño creció, y ella lo llevó a la hija de Faraón y llegó a ser su hijo, y llamó su                  nombre Moisés, y dijo: En verdad lo he sacado de las aguas.

PREPARATIVOS

El nacimiento de Moisés
Éxodo 2:1–10

Este capítulo se inicia con la presentación de Moisés mismo. En estos versículos nos cuenta la manera en que su vida fue protegida del decreto homicida del faraón. Los detalles de esta narración le son conocidos a todo niño de la escuela dominical, pero es importante recordar que Moisés narra aquí su propia historia, una historia que implica los actos de su familia movidos por el temor de Dios. 

La suya verdaderamente fue una fe heroica. El autor de Hebreos dice: “Por la fe Moisés, cuando nació, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que el niño era hermoso y no temieron el decreto del rey” (Hebreos 11:23).

Los padres de Moisés tuvieron que echar mano de gran valor para tener hijos en esos tiempos tan peligrosos. María, la hermana mayor de Moisés, no estaba amenazada por el decreto del faraón. De alguna manera, los padres habían logrado conservar la vida de Aarón, el hermano mayor de Moisés. La madre de Moisés, cuyo nombre no se da en estos versículos, intuyó algo que le indicaba que su siguiente hijo no iba a ser un hijo común y corriente. El texto dice que “era hermoso” y saludable. Por tres meses fue posible esconder al bebé. Sin embargo, cuando ya se podía oír la voz del niño afuera de la casa, se hizo necesario encontrar otra manera de protegerlo.

Colocaron al bebé en una arquilla de juncos tejidos con tallos de papiro, calafateado con asfalto y brea, y lo situaron en un lugar protegido en el río Nilo. Al hacer esto, realmente pusieron al niño bajo el cuidado de Dios. ¿Escogieron los padres este lugar porque sabían que la hija del faraón solía bañarse allí? ¿Se hizo esto con la esperanza de que el bebé llegase a ser el hijo adoptivo de una princesa egipcia? Moisés no nos lo dice. Pero lo que tiene importancia es que el resultado del incidente fue idóneo para la preparación de uno que había sido escogido para ser el gran líder de Israel.

Se hicieron los arreglos para que la misma madre del niño fuera su nodriza. En esos días esto significaba un período como de tres años. La educación que un día iba a recibir el niño, como lo señaló Esteban en Hechos 7:22, sería “en toda la sabiduría de los egipcios”. Lo mejor de Egipto, en esos días, quería decir lo mejor del mundo, puesto que era una época en que los mejores y mayores logros de las ciencias se encontraban en Egipto. 

Esa fue exactamente la clase de preparación que era necesaria para la obra a la que Dios iba a llamar a Moisés. Ahora podemos ver la manera en que Dios utilizó la sabiduría de los egipcios, los perseguidores de Israel, para llevar a cabo su poderoso acto de liberación.

Además, vemos en el texto que el nombre “Moisés” le fue dado por la hija del faraón. Aunque los estudiosos de la Biblia han intentado interpretar el significado de este nombre en muchas y muy distintas maneras, Moisés nos da su propia interpretación: “sacado del agua”. ¡Verdaderamente, fue también por medio de Moisés que Israel fue “sacado” de la esclavitud en Egipto!

Como información incidental de esta historia, es interesante notar el lugar importante que tenían los hijos en la familia israelita. Verdaderamente eran considerados como herencia del Señor. Los padres arriesgaban su propia vida para tener hijos y para protegerlos como la bendición terrenal más sublime que Dios nos da. ¡Qué contraste con la sociedad de nuestros días en la que muchos realmente asesinan estos regalos de Dios que todavía no han nacido y, con mucha frecuencia, simplemente porque no quieren tener hijos!

Providencia secreta de Dios (2:1–10)
Dios tenía un hombre y una mujer de la familia de Leví (1), a quienes podía confiar su secreto. Moisés no era el primogénito; por eso, María, una hermana, tenía la edad suficiente para cuidarlo (4; Nm. 26:59). Además, el hermano de Moisés, Aarón, era tres años mayor (6:20; Nm. 26:59). Parece que el edicto real apareció después del nacimiento de Aarón, y que Moisés era el primero de los niños de estos padres, cuya vida estaba en peligro por causa de la proclama.

La fe de los progenitores (11:23) está claramente demostrada, porque la madre viéndole que era hermoso, le tuvo escondido tres meses (2). Entonces lo colocaron en una arquilla de juncos y la colocaron en un carrizal a la orilla del río (3). La fe siempre resulta en acción, aun cuando ésta sea arriesgada. Con su fe, la madre demostró también que poseía talento. Colocó al bebé en la zona del agua donde acudía generalmente la princesa de Egipto. También preparó a la hija para que estuviera en un punto estratégico y pudiera hacer la pregunta necesaria en el momento preciso (4, 7). Ver implica observar y saber. Era un acto de fe el que una mujer hebrea dejara a su niño en manos de una princesa egipcia. Esta madre, como Ana y María de tiempos posteriores, estaba convencida que Dios había escogido a su hijo, de modo que ella estaba dispuesta a confiarlo a su providencia.

La gracia de Dios se revela en la compasión (6) demostrada por la hija de Faraón. Aun cuando los hombres perversos obran de la peor manera, Dios puede todavía, por su maravilloso poder, inspirar buena voluntad y ternura en los corazones de aquellos que están cerca de un tirano. Poco sabía aquel rey impío, cómo Dios estaba efectuando su plan en secreto y con toda seguridad aunque a la vista, el mandatario mundano estaba logrando éxito. Además, algo del dinero de Faraón sirvió para pagar a la madre, quien crió a su propio niño (9). Este es otro ejemplo donde la ira del hombre se transforma en alabanza de Dios.

Puede suponerse que Moisés (10) fue educado como un joven príncipe egipcio y recibió la mayor cultura posible para la juventud de esa época. Su nombre, Moisés, fue un constante recorda de su origen, porque el significado hebreo es “extraído” y el egipcio, “sacado de las aguas” (Berk.). Parece seguro que las palabras de su madre en su edad temprana, produjeron un fruto que permanecería en el corazón del mozo. Se desarrolló en él un sentido de lo recto y odio por la injusticia, que salió a la superficie en actitudes posteriores.


DESARROLLO DEL SERMÓN 

Lo que aprendemos de Jocabed

Exodo  2: 1-10
INTRODUCCIÓN:
Lo que le pasó después a este niño dotado, que nació de la poco conocida tribu de Leví, nos lo dice la parte siguiente de este capítulo.

¿Es tu madre tu peor enemiga?, es el título de un libro que resulta por demás revelador; pues el autor presenta la realidad de muchas mujeres que siendo madres desarrollan un sentimiento de envidia principalmente hacia sus hijas, sometiéndolas a una crianza de constantes descalificaciones y excesivo control. 

Lo interesante es que dichas madres encubren sus verdaderos sentimientos; para no ser señaladas social y familiarmente, y se muestran como madres de fuerte carácter hacia los hijos. Lo verdaderamente cierto es que en ningún lado se enseña a ser mamá; sin embargo la Biblia nos da ejemplos extraordinarios de mujeres comunes que no pretendiendo ser perfectas e infalibles dan ejemplo de cómo espera Dios que sea las mamas de nuestros hijos. Si a alguien le preguntarán ¿Cómo debe ser una madre? 

Las respuestas generalmente girarían en torno a su amor, su ternura, su cuidado, su sacrificio y demás virtudes. La Palabra de Dios fue escrita para que tanto hombres como mujeres; es decir padres y madres sepan la mejor manera de desempeñar estas funciones en la vida. Y lo maravilloso es que usa personas, como usted, como yo, comunes y corrientes que aprenden a cuidar a sus hijos de la mejor manera. Hoy les invito a que juntos aprendamos de una mujer llamada Jocabed como ser una buena madre; pero sobre todo una mamá conforme al plan de Dios.

DESARROLLO:
I. Enseña a mirar bien a los hijos (v. 2) "y viéndole que era hermoso, le tuvo                    escondido"
Desde luego que la vida de Jocabed empieza mucho tiempo antes; sin embargo Dios quiso resaltar sus cualidades maternales y por eso solamente conocemos de ella la parte en la que fue precisamente mamá. 
Nos dice la Biblia que un varón levita fue y tomó por mujer a otra levita (v. 1); la historia nos dice que el varón era Amram y la mujer se llamaba Jocabed; es interesante notar que Jocabed era mayor que Amram; pues según la genealogía Jocabed era tía de Amran (Ex 6: 20); esto lo menciono no para demeritar a nadie, sino para resaltar que Dios es capaz de hacer grandes cosas a través de personas comunes. 
Pasado el tiempo reglamentario se nos dice que Jocabed dio a luz a pequeño bebé; eso obviamente la convirtió en mamá (v. 2). Pero lo que más llama mi atención es que la Biblia ocupa espacio en resaltar que Jocabed vio a su hijo y le pareció hermoso "y viéndole que era hermoso, le tuvo escondido"(v. 2) a muchos esto no parece decirles absolutamente nada; pues es sabido que las madres generalmente ven hermosos a sus hijos; sin embargo no solamente en esta porción de la escritura vemos que se señala la "hermosura" del bebé; sino que además en la carta a los Hebreos refiriéndose al bebe Moisés dice: "porque le vieron niño hermoso" (Hb 11: 23) pero la Biblia lo que quiere resaltar no es solo la belleza física del bebe, sino además que la mamá vio de especialen su hijo; muy posiblemente la madre vio el pequeño corazón del bebe Moisés hacía Dios y además pudo ver que Dios haría algo grande a través de la vida de su hijo. 
No estoy hablando de visiones literales; sino que Jocabed intuía el plan de Dios para su bebe. Es el diacono Esteban quien en medio de una gran defensa de su fe, afirma lo siguiente: "En aquel tiempo nació Moisés, y fue agradable a Dios" (Hch. 7: 20) como pueden darse cuenta, la belleza que vio Jocadeb en su hijo, fue la misma que vio Dios en Moisés y no se refería solamente a lo físico sino a lo apto para sus planes.
¿Qué nos enseña Jocabed acerca de la maternidad? Que hay que tener los ojos bien abiertos a sus hijos y mirarlos más allá de lo que sus ojos físicos están viendo; ¿Cuántas mamás vislumbran en el futuro a sus hijos? ¿Cuantas madres pueden observar en su hijo o hija lo que Dios tiene para ellos? , no estoy hablando de que las mamás deben determinar a su capricho el destino de sus hijos, sino más bien si ven a sus hijos como triunfadores, como vencedores, pero sobre todo como útiles en las manos de Dios. 
Hace unos días durante una entrevista a la mamá de un jugador de fútbol, Cuahutemoc Blanco, la señora decía que su hijo empezó su gusto por las patadas desde la edad de los 6 años; y que en una ocasión fue al Estadio Azcteca, acompañada de su hermana y le dijo: "Yo veo a mi hijo jugar en esta cancha y además lo veo ganar" este es un ejemplo de que se es un madre muy observadora 
Una madre debe mirar a sus hijos y reconocer sus potenciales, sus habilidades, su llamado de Dios y ayudarlos a conquistar sus sueños. Jocabed parió a Moisés en tiempos difíciles, tiempos en los cuales existía una ley en la que todo bebe varón debía ser ahogado en el río; más sin embargo a pesar de la amenaza que había sobre el bebe de Jocabed, esta fue más temerosa de Dios que del Faraón; Cuando Jocabed vio a su hijo, no sólo miró a un niño bien formado o sano sino que vio al libertador de su pueblo; por eso toma la decisión de esconderlo y jugarse el todo por el todo y así evitar que lo mataran. Amigas mamás no pueden excusarse ante Dios de no poder ayudar a sus hijos a conquistar sus metas; pues Jocabed nos enseña que no importa lo que rodea; pues ella tuvo que esconder durante 3 meses a su hijo para así salvarle la vida y por consecuencia hacer la voluntad de Dios
II. Enseña a buscar lo mejor para los hijos (v. 3) "Pero no pudiendo ocultarle más             tomó"
Ya decía que el nacimiento de Moisés se dio en tiempos muy difíciles; en una época poco envidiable; pues el faraón había promulgado una ley en la que todo niño varón que naciera de los hebreos debería ser muerto ahogado en el río Nilo (Ex. 1: 22); además de que el faraón trataba con suma crueldad al pueblo de Dios (Ex. 1: 14) Estas eran las circunstancias bajo las cuales Amram y Jocabed decidieron ser padres; y fueron estas mismas circunstancias las que recibieron al bebe Moisés (v. 2). Pero pasado un lapso de 3 meses de haber nacido el hijo de Jocabed, le fue prácticamente imposible seguir escondiendo a su bebe (v. 3). 
Debió ser muy difícil mantener en lo oculto a un bebe; pues estos se dan a notar inmediatamente; ¿Cómo hizo esta mujer para mantener en secreto a su bebe? Es un completo misterio, pero logro que nadie se enterará de que acaba de parir a un bebe varón; pero se cumplió el tiempo en el que esto ya era muy difícil y es entonces el momento de tomar duras, pero sabias decisiones; era momento de saber que era lo mejor para el bebe, no era momento de pensar en lo que era mejor para la mamá, sino lo mejor para el niño; y es cuando Jocabed hace de lado sus emociones y entonces "tomó una canasta de juncos, le tapó las rendijas con asfalto y pasta de resina, y puso el niño adentro" (v. 2 VMJ)
Jocabed espero hasta lo último; sin embrago estas no eran medidas desesperadas, sino más bien medidas urgentes. Pues no debemos pensar que lo que hizo Jocabed era un locura; sino que muchos comentaristas bíblicos coinciden en que esos tres meses en lo que Jocabed escondió a su hijo, también fueron tiempos de planeación; Jocabed sabía que no llegaría muy lejos con un bebe varón y una ley en su contra; por esa razón la madre planeo y busco "lo que era mejor para su hijo" y lo mejor era depositarlo en el río y que el río lo llevará a su destino. Se sabe que Jocabed conocía perfectamente los horarios de la hija del faraón; así como su ubicación exacta de en donde bajaba a bañarse en compañía de sus asistentes. Contrario a lo que algunos pueden pensar Jocabed tenía un plan; descabellado para muchas mamás antiguas y modernas; pero Jocabed solo pensaba en lo que era mejor para su hijo.
¿Qué enseña Jocabed a las madres de todos los tiempos? A que busquen lo mejor para sus hijos, no para ellas, sino para ellos. Fue Luis Pasteur, famoso microbiólogo quine dijo: No le evitéis a vuestros hijos las dificultades de la vida, sino enseñadles más bien a superarlas Jocabed quería salvarlo de una muerte segura; para eso planifico su escape; algo fuera de lo común; pero le resulto; pues Moisés no sólo se salvo sino además cumplió la voluntad de Dios. 
En muchas ocasiones es observado a madres que en lugar de buscar lo mejor para sus hijos, buscan lo mejor para ellas; frases como "no quiero problemas" son muy escuchadas en labios de quienes en lugar de retenerlos debieran dejarlos volar y/o experimentar en el río de la vida. Tenemos que reconocer que cuando se tiene un hijo uno puede auto-engañarse y convencerse que lo mejor para nosotros es lo mejor para nuestros hijos. He conocido personas que no han aceptado grandes ofertas o aceptado grandes retos; porque eso no conviene a los intereses de sus madres. Jocabed nos dice ¿Que es lo mejor para mi bebe? Posiblemente algunas madres afirmarían que lo mejor es quedárselo y enfrentarlo todo. 
Sin embargo si Jocabed hubiera optado por esto, lo más seguro es que Moisés hubiera muerto y el pueblo de Israel hubiera quedado igual. Madres que me escuchan o leen, busquen de Dios la dirección acerca de que es lo mejor para sus hijos; despójense de todo sentimiento egoísta y dejen que sus hijos vivan sus propias vidas; pero recuerden que Jocabed no lo hizo a tontas y a locas; sino que llevo una perfecta planeación; recubrió la canastilla para evitar que el agua penetrara y lo ahogara; así mismo recubra la vida de su hijo con oración constante para que el mal no lo inunde y lo ahogue. Además Jocabed tenía muy bien checado todo referente al futuro de Moisés; así mismo planifique la educación y entrenamiento de sus hijos; no lo deje al azar o a como se vayan presentando la oportunidad; prepárelo durante los primeros años y solo entonces sabrá que camino escoger cuando tenga que decidir sobre su futuro; pero recuerde debe buscar lo que es mejor, lo más adecuado para su hijo; no todos son iguales. Aprendamos de Jocabed la madurez de buscar lo mejor para nuestros bebes.
III. Enseña a confiar en Dios (v. 3) "y lo puso en un carrizal a la orilla del río"
Ha escuchado usted hablar de la ley de Murphy; es aquella que dice: "Si algo tiene que salir mal, saldrá mal" estoy convencido de que aunque Jocabed es muy posterior a esta ley; en su corazón hubo por un momento la duda de saber si su plan resultaría. 
Tuvo tres meses para planear la estrategia con la que salvaría la vida de su hijo. Así pues llegó el día en el que pondría en acción lo planeado; entonces una vez preparado el bebe en su canasta; esta fue colocada "en un carrizal a la orilla del río" (v. 3) y es entonces cuando el corazón de Jocabed se derretía de dolor, pero además de una fuerte preocupación ¿funcionará? En ese momento Jocabed estaba dando un salto de fe, de confianza en que Dios recompensaría sus esfuerzos; pues aunque sabía el horario y ruta de la princesa egipcia, nada humanamente hablando le garantizaba que las cosas le saldrían bien; pues recordemos que la ley era muy clara: "Echad al río a todo hijo que nazca" (Ex. 1:22); cuando Jocabed puso a su hijo en el río muchos fueron los pensamientos que cruzaron por su cabeza; siendo tal vez la aún desconocida ley de Murphy uno de estos pensamientos; sin embargo hubo uno más poderoso que fue el de confiar plenamente en Dios y su providencia. 
La confianza es una virtud que las madres de todos los tiempos deben desarrollar; pues tienen que reconocer que muchas son desconfiadas, muchas con justificada razón, aunque también hay quienes rayan en la exageración. Jocabed nos enseña a confiar en Dios; a colocar en sus manos a los hijos y descansar en que Él tiene cuidado de ellos; sin embargo hay quienes quieren ayudar a Dios, convirtiéndose en la 4ta. Persona de la trinidad; pero Jocabed estaba en peores condiciones; su situación era verdaderamente urgente y peligrosa; sin embargo Jocabed solo tenía el recurso de las promesas de Dios y confiar en ellas.  Cuentan de un predicador que decía a sus oyentes ¿Qué hacer cuando los problemas nos viene por delante? ¿Qué hacer cuando los problemas nos vienen por detrás, ¿Qué hacer si los problemas nos rodean?, en eso un anciano grito de entre las bancas ¡Aleluya!
Podemos escapar hacía arriba! Así se encontraba Jocabed, rodeada, sin embargo miró su salida hacía arriba, confiando en que Dios haría algo a su favor; y principalmente a favor de su hijo. La historia nos dice que efectivamente la canasta con el bebe dentro siguió su curso y llegó hasta el lugar en donde la princesa se bañaba; para esto Jocabed instruyó a su hija Mayor María o Miriam para que estuviera al pendiente de esto (v. 4)

Entonces la princesa vio el canasto y envió a una de sus siervas a recogerlo (v. 5) al tenerlo cerca descubrió que la canasta contenía a un bebe, pero además descubrió que el bebe era hebreo (v. 6) y es entonces cuando ocurre la respuesta a la fe de Jocabed, pues la princesa bien pudo haber ejecutado allí mismo a ese bebe varón, sin embargo dice la Biblia que: "le dio compasión" (v. 6VMJ) Madres encomienden sus hijos a Dios y descansen en que Él habrá de obra bondades en ellos; es la carta a los hebreos quien nos dice: "Pero sin fe es imposible agradarle, pues uno no se acerca a Dios sin antes creer que existe y que recompensa a los que le buscan" (Hb. 11:6 BLA) mamás confíen en Dios y Él hará maravillas en sus hijos.

Desafío
El relato nos sigue diciendo que por consejo de María o Miriam, la hija del Faraón decidió contratar a una nodriza para seguir criando al bebe hebreo; no siendo una coincidencia sino algo bien estructurado que fuera la misma Jocabed quien criara a su propio hijo; es maravillo ver como Dios uso a Jocabed y nos enseña cosas muy importantes; pues aparte de lo que ya vimos; Jocabed obtuvo bendición de recibir de regreso a su hijo (aunque fuera por poco tiempo) pero también la protección de la nobleza egipcia y de un pago por cuidar a su propio hijo (v. 9). 
La participación de la historia Bíblica termina según algunos comentaristas 5 años después cuando Jocabed nuevamente decide entregar a su hijo. Por segunda ocasión Jocabed nos enseña que busca lo mejor para su hijo; le prepara sus cosas, se despide de él y con el corazón dolido pero contenta a la vez que haber contribuido en la parte más importante de la vida de un hijo, Jocabed lleva al pequeño Moisés al palacio real; pero esta vez para no volverlo a ver; sin embargo en su corazón sabía que su hijo en el futuro haría algo verdaderamente grande. 
El acto de amor más grande que una madre puede hacer por su hijo es dejarlo volar; Mamás tomen consejo de Jocabed; observen a sus hijos y descubran hacía donde los quiere llevar Dios; busquen lo mejor para ellos, planifiquen su crecimiento, educación y desarrollo y por último confíen y descansen en Dios; pues después de ustedes, esas son las mejores manos en donde pueden estar sus hijos, Atrévanse hoy a ser como Jocabed en el poderoso Jesús.
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viernes, 31 de julio de 2015

Todo lugar que pise la planta de vuestro pie lo he entregado a vosotros. Nadie te podrá resistir en todos los días de tu vida. No te dejaré ni te desampararé.

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




 
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Información 

CONSTRUCCIÓN DE SERMONES EXPOSITIVOS
JOSUÉ  1: 1-9

1      Después de la muerte de Moisés, siervo de YHVH, aconteció que YHVH habló a                   Josué ben Nun, ministro de Moisés, diciendo:
2      Moisés mi siervo ha muerto. Ahora pues levántate, cruza este Jordán tú y todo este             pueblo, a la tierra que doy a los hijos de Israel.
3      Como dije a Moisés: todo lugar que pise la planta de vuestro pie lo he entregado a               vosotros.
4      Desde el desierto y este Líbano hasta el gran río, el río Éufrates, toda la tierra de los             heteos hasta el mar Grande, hacia la puesta del sol, serán vuestros términos.
5      Nadie te podrá resistir en todos los días de tu vida. Como estuve con Moisés, estaré             contigo. No te dejaré ni te desampararé.
6      Esfuérzate y sé valiente, porque tú harás que este pueblo herede la tierra que juré a             sus padres que les daría.
7     Solamente esfuérzate y sé muy valiente, cuidando de hacer conforme a toda la Ley              que mi siervo Moisés te ordenó. No te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para            que tengas buen éxito dondequiera que vayas.
8     No se aparte de tu boca el Libro de esta Ley. De día y de noche meditarás en él, para          que cuides de hacer conforme a todo aquello que está en él escrito, porque entonces           harás próspero tu camino, y tendrás buen éxito.
9      ¿No te lo estoy ordenando Yo? ¡Esfuérzate pues y sé valiente! No te intimides ni                   desmayes, porque YHVH tu Dios está contigo dondequiera que vayas.


    Dios informa a Josué (1:1–9)
a. ¿Quién era Josué? 
Antes de la muerte de Moisés lo encontramos varias veces, en relación con acontecimientos importantes de la historia de Israel. Cuando el ejército israelita necesitó un fefe, Josué fue designado general (cf. Ex. 17:8–9). Cuando Dios entregó los Diez Mandamientos a Moisés en el monte Sinaí, Josué era su ayudante (cf. Ex. 24:13; 32:17). En su juventud había sido puesto a cargo del tabernáculo, cuando la idolatría del pueblo hizo que lo retirase del campamento (Ex. 33:11). Había demostrado su lealtad al jefe cuando creyó que su autoridad estaba amenazada (cf. Nm. 11:24–29). En Cades Barnea, Josué fue escogido para ser el representante de su tribu, la tribu de Benjamín (cf. Nm. 13:8, 16).

Josué mereció el título de “servidor” o “ayudante” de Moisés (cf. Ex. 24:13; Jos. 1:1), términos que se usan tanto el uno como el otro con referencia a él (cf. también Ex. 33:11 y Nm. 11:28). Bajo sus órdenes, el ejército de Israel derrotó decisivamente a los enemigos del pueblo (cf. Ex. 17:13). Durante el tiempo que sus hermanos se rebelaron contra Dios, Josué mantuvo su fe en el plan divino.

Después de muchos años de servir juntos, Josué perdió a su superior, Moisés. No obstante, se mantuvo en contacto con el Señor, quien habló a Josué hijo de Nun (1).

Traducido al griego, el nombre “Josué” se convierte en “Jesús” (cf. Hch. 7:45; He. 4:8), nombre que significa “Salvador”. En muchos sentidos este “Jesús del Antiguo Testamento” anticipa características del Jesús del Nuevo Testamento. 

No se le atribuye ningún mal; estaba libre de todo afán de engrandecimiento propio o codicia de ganancia; la sencilla nobleza de su carácter no estaba maleada por el menor tinte de egoísmo; en todas las circunstancias mostraba un supremo deseo: conocer la voluntad de Dios. 

Su ambición dominante era hacer la voluntad divina. Era un hombre de impávido valor e indomitable perseverancia. Frente a las dificultades mostraba una alegre confianza. Su acción decidida le daba la victoria. Era altamente honrado por otros debido a su abnegado menosprecio por sus intereses personales. Nunca dejó de mostrar una profunda preocupación por los intereses de aquellos que habían sido confiados a su cuidado.

Así pues, cuando, en la plenitud del tiempo, Dios necesitó un hombre bien preparado, escogió a Josué. En él encontró el Señor un hombre que habría de escuchar sus instrucciones. Un hombre que llevaría a feliz término las misiones que se le encomendaran. Estas cualidades que explicaban la preparación de Josué, siempre son aprobadas por Dios.

b. ¿Cómo le habló Dios a Josué? 
El autor del libro no hace esfuerzo alguno para explicar cómo hablaba Dios con este hombre. Sin embargo, con considerable frecuencia, declara que se comunicaba con él (cf. Jos. 1:1–9; 3:7; 4:1; 6:2—como unos pocos ejemplos).

En varias ocasiones se dice que Dios habló por medio del Urim y el Tumim (cf. Nm. 27:21; Dt. 33:8; 1 S. 28:6). Pero no hay ninguna indicación de que hablara con Josué de esta manera.

Posiblemente Dios le hablara de la misma manera que habló a Abraham (cf. Gn. 12:1; 13:14; 15:1, 18), o a Jacob (Gn. 28:13; 35:1, 10). Tal suposición, sin embargo, no responde a la pregunta de cómo lo hizo. Una cosa es evidente, a saber, que Dios habló en forma tal que en la mente de Josué no hubo duda alguna acerca de quién le hablaba y qué le decía.

c. Dios da el mandamiento de entrar en Canaán (1:2). 
Levántate y pasa este Jordán. En este mandamiento se manifiesta la continuidad del programa de Dios para Israel. El pueblo debe comenzar inmediatamente a avanzar hacia la tierra prometida. La muerte de Moisés es tratada solamente como una coma, no como un punto, en la historia de Israel. Las promesas hechas a Abraham, a Isaac y a Jacob sirven ahora como los antiguos fundamentos de los acontecimientos que se están desarrollando. Las liberaciones operadas por medio de Moisés no debían ser consideradas como fines en sí, sino que debían aceptarse como presagios de los próximos avances.

Los años de preparación de Josué lo habían capacitado para esa misión específica. Los planes y propósitos de Dios han de continuar desarrollándose. Obviamente sus programas exceden el término de la vida de cualquier hombre.

Este mandamiento de entrar en Canaán no sólo revela la continuidad del programa; también muestra la continuidad de la manifestación divina. “Lo que aconteció bajo Josué formó un capítulo importante del proceso de revelación por el cual Dios se dio a conocer a Israel … los libros históricos hebreos son … los registros de una manifestación divina.” Así había influido Dios en la historia humana en el pasado, y continuaba haciéndolo en los días de Josué.2 El reconocimiento de esta verdad es una importante ayuda para descubrir el significado del libro de Josué.

Uno de los problemas importantes en la misión de Josué era por dónde cruzar el crecido río Jordán. Este problema se advierte por el hecho de que al parecer no perturbaba a Josué. El estaba convencido de que los que con verdadera fe obedecían a Dios podrían realizar cualquier cosa que El les ordenara. Antes le había dicho a Israel: “Si Jehová se agradare de nosotros, 

El nos llevará a esta tierra, y nos la entregará … por tanto, no seáis rebeldes contra Jehová, ni temáis al pueblo de esta tierra; porque nosotros los comeremos como pan; su amparo se ha apartado de ellos, y con nosotros está Jehová; no los temáis” (Nm. 14:8–9). Ante tales promesas, Josué no vaciló. Sabía que el Señor abriría camino para su pueblo.

d. Instrucción acerca del programa divino-humano (1:3). 
Yo os he entregado … todo lugar que pisare la planta de vuestro pie. Esta era la misma promesa que Dios había hecho a los patriarcas (Gn. 12:1–7; 13:14–17; Ex. 23:30 s.). En Cades-barnea esta propuesta había sido rechazada por la incredulidad del pueblo (Nm. 14:1–4). Y durante los años transcurridos, Israel había sufrido las graves consecuencias de esa acción. Ahora, bajo la conducción de Josué, debía completar el circuito Dios-hombre, de modo que el poder de Dios pudiera obrar en beneficio del pueblo. La desobediencia en este punto sólo podía significar una continuada tragedia. La obediencia significaría la victoriosa posesión de la tierra prometida.

Al obedecer a Dios, Israel daba a conocer la voluntad divina a todos los pueblos con los cuales entraba en contacto. En esas oportunidades sus enemigos se tornaban impotentes. Y ellos se hacían invencibles. Cada vez que Israel rompía esa relación con Dios, resultaba víctima de su ambiente.

e. Instrucciones acerca de las fronteras (1:4). 
Dios ofreció a su pueblo la tierra que se extendía desde el desierto del sur hasta la gran cordillera del Líbano, al norte. Este ofrecimiento incluía hacia el este hasta el río Eufrates y al oeste hasta el mar Mediterráneo. (Véase mapa 3). Tendrían también toda la tierra de los heteos, que comprendía una gran parte del Asia Menor. Israel nunca llegó a ocupar toda esta extensión de tierra. David y Salomón sometieron la mayor parte de ella a tributo, pero sólo temporalmente las fronteras de Israel comprendieron esa extensión en algún período de su historia.

La extensión de esos límites sugiere la prodigalidad de las disposiciones de Dios para su pueblo. Su propósito era que toda esa tierra fuera ocupada por sus santos seguidores (cf. Dt. 11:22–25). Obedeciendo perfectamente a Dios, hubieran hecho un impacto para bien entre todas las naciones de la tierra, influencia que era desesperadamente necesaria. Dios quería que Israel cumpliera esa misión, pero aquellos que tan favorecidos habían sido por 

El quebrantaron el pacto con El (Jue. 1:21–2:15). Como resultado de su infidelidad, las naciones que hubieran podido ser iluminadas permanecieron en tinieblas. Los mismos israelitas dejaron de ser conquistadores y se convirtieron en esclavos. La historia de Israel revela que sólo la confianza en Dios y la obediencia les dieron ricas recompensas. Sin El, no podían hacer nada de valor.

f. El secreto de la invencibilidad (1:5). 
Dios no sólo le mostró a Josué una visión de lo que podría hacer, sino que también le aseguró la dinámica necesaria para que la visión se hiciera realidad. Como estuve con Moisés, estaré contigo, era toda la seguridad que Josué necesitaba. Sabía que Dios había hecho invencible a Moisés en medio de peligros y vicisitudes. No podía olvidar cómo había confrontado al faraón de Egipto y había ganado. Había observado cómo se había enfrentado con un pueblo apóstata y Dios no le había fallado.

Debido al contacto que Moisés había mantenido con Dios, el agua amarga se había endulzado, había desaparecido la lepra, había descendido pan del cielo y había surgido agua de la roca en el desierto. Josué estaba convencido de que los recursos de Dios jamás se agotarían. Sabía que ninguna crisis o acontecimiento inesperado haría necesario que Dios se alejara de él. Las palabras no te dejaré, ni te desampararé, hacían que Josué estuviera listo para cualquier misión.

La extensión de la ayuda divina al nuevo jefe sugiere que los grandes hombres de Dios pueden pasar de este mundo, pero el poder que los hizo grandes permanece. Dios quiere que su pueblo de todas las épocas recuerde que El no ha de fallarles cuando se sientan débiles ni se olvidará aun cuando ellos hayan flaqueado (cf. Dt. 31:8).

g. La importancia de una disposición positiva (1:6). 
Josué debía ser un jefe optimista. Esfuérzate y sé valiente fue el mandato que recibió. Para cumplirlo debía estar plenamente persuadido de que Dios haría todo lo que había prometido. Lo asaltarían dudas y temores, pero debía luchar la batalla de la fe y esperar el triunfo. Dios contaba con él y le había dicho tú repartirás a este pueblo por heredad la tierra. El Señor no tenía en cuenta la posibilidad de un fracaso. También Josué debía tener esta actitud mental.

Una actitud mental negativa hubiera significado la derrota de Israel por más de una generación. Había amanecido un nuevo día; se ofrecían nuevas oportunidades. Sin fe, sería imposible agradar a Dios, y se perderían todas las cosas buenas de que El les había provisto. La fe les daría la victoria.

h. La clave del éxito (1:7–8). 
La efectividad de cualquier cosa que emprendiera Josué dependería de la clave siguiente: Cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó (7). Aquí y en el versículo 8, la palabra ley se emplea para identificar los escritos que Moisés había dejado relativos a la voluntad de Dios para su pueblo. La palabra hebrea tora significa más que una legislación. Sugiere la idea de instrucción y dirección. 

Ninguna obligación o responsabilidad justificaría desviación alguna de esta norma fundamental para la vida. Si Josué no empleaba diligentemente la clave, le amenazaban peligros. Un peligro era el temor; debía ser fuerte y valeroso. La claudicación era peligrosa; por consiguiente el mandamiento era: No te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra.

Existía el riesgo de olvidar; por lo tanto esa ley no debía apartarse de su boca. También corría el peligro de la superficialidad, por consiguiente debía meditar en ella de día y de noche (8). Explicando el término “meditación”, J. S. McEwen sugiere que uno debe practicar una “decidida concentración de la mente en el tema de la meditación y la deliberada expulsión de pensamientos e imágenes discordantes”.

Así, pues, toda la fuerza y el valor de Josué debían concentrarse en observar el programa de Dios. Dios había propuesto un código para el éxito que podía soportar el examen más diligente. En ese código le aseguraba: Serás prosperado en todas las cosas que emprendas. Esta era la clave del éxito; todo el que la use vivirá sabiamente y se comportará prudentemente.

i. La iniciativa es de Dios (1:9)
Mira que te mando. Josué no habría de seguir caprichos personales o ambiciones egoístas. Debía llevar a cabo las órdenes del Señor. En ningún momento debía considerar al Señor solamente como el oyente silencioso de sus conversaciones. El era el Iniciador de todo el programa de Josué. El había puesto en movimiento un modo de vida que exigía toda la atención de este hombre de Dios.

El plan de Dios para el hombre no se inició con Josué, ni terminó con él. “Nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor” (Ef. 1:4, 5). Un programa de esta índole exige una lealtad indivisa. El hombre no ha de apartarse de él ni a diestra ni a siniestra. Debe precaverse cuidadosamente contra el temor, la claudicación, el olvido y la superficialidad. Debe recordar siempre el vibrante desafío. Mira que te mando. Dios mismo ha de estar a cargo de todas las operaciones.

El Señor no solamente establece una manera de vivir, sino que también prescribe el estado mental en que ese plan ha de ser ejecutado. Que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes. 

(1) Dios desafía al hombre a entregarse a la tarea con todas sus fuerzas. También 
(2) ha de realizar la obra del Señor con grandes anticipaciones. Isaías sugiere esta actitud        en su declaración de que “los redimidos de Jehová volverán, y vendrán a Sion con                alegría; y gozo perpetuo será sobre sus cabezas, y tendrán gozo y alegría, y huirán la          tristeza y el gemido” (Is. 35:10). Además, 
(3) ha de servir sin temor. Los “cobardes” encabezan la lista de los que “tendrán su parte en      el lago que arde con fuego y azufre” (Ap. 21:8). Los que sirven al Señor decididamente        no tienen lugar en esa multitud. Finalmente, 
(4) el siervo del Señor ha de ser intrépido. Puede ser tentado en todo, pero no ha de ceder. 

Ha de ser como el Josué del Nuevo Testamento, “el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio” (He. 12:2). Josué necesitaba el consejo: Ni desmayes.

Sin embargo, el Señor no se limita a trazar un plan y prescribir un método. También proporciona una dinámica que hace posibles el plan y el método a los que deciden obedecer. Ese poder no es otro que el hecho de que Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.

Esta Presencia significaba mucho para Josué. 
Eso lo capacitó para hacer aquello para lo cual había sido llamado. Mantuvo comunión con Dios, porque El estaba cerca. Las dificultades de la entrada en la tierra no plantearon problemas serios, porque el Señor podía abrir fácilmente el camino. Estaba asegurada la superación de todas las dificultades; Aquel que estaba con él era más grande que todos los que estaban contra él.

El cristiano reconoce la importancia de la presencia de Dios. 
Jesucristo prometió a sus seguidores: “He aquí yo estoy con vosotros todos los días” (Mt. 28:20). Y les aseguró: “Recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo” (Hch. 1:8). Gracias a la presencia de Dios el cristiano se enfrenta victoriosamente a las vicisitudes de la vida.

1:1 Las palabras después de la muerte de Moisés unen este libro con Deuteronomio (cf. Dt. 34:1–9). 
Antes de la muerte de Moisés, Josué fue nombrado como su sucesor (cf. Nm. 27:15–23; Dt. 3:21–22; 31:1–8). Josué había sido el joven servidor de Moisés durante algunos años (Éx. 24:13; 33:11; Nm. 11:28), era de la tribu de Efraín (Nm. 13:8), y vivió 110 años (Jos. 24:29).

Es posible que Josué se sintiera solo, por lo que esperó cerca del río Jordán para escuchar la voz de Dios y no quedó desilusionado. Cuando los siervos de Dios se proponen escucharlo, el Señor siempre se comunica con ellos. En la actualidad, él generalmente habla por medio de su palabra escrita. Pero en el A.T. lo hacía por medio de sueños, visiones, a través del sumo sacerdote, y en ocasiones, con voz audible.

1:2. Cualquiera que haya sido la forma en que Dios se comunicó con Josué, el mensaje fue claro. Moisés, el siervo de Dios había muerto. 
(Es interesante que a Moisés se le llame “siervo de Jehová” tres veces en Josué 1 [vv. 1, 13, 15; cf. Éx. 14:31], y trece veces en otras partes del libro. Al final de su vida, Josué también fue llamado “siervo de Jehová” [Jos. 24:29].) Sin embargo, a pesar de que Moisés ya había muerto, el propósito de Dios seguía vivo, y Josué era ahora la figura clave para llevar a cabo el programa divino. Sus instrucciones fueron explícitas. De inmediato, Josué debía asumir el control de todo el pueblo y llevarlo a través del Jordán …, a la tierra que Dios estaba a punto de darle. Nadie puede cuestionar el derecho que Dios tenía de dar a los hijos de Israel la tierra de Canaán, puesto que él es dueño de toda la tierra. Como afirma el salmista: “De Jehová es la tierra y su plenitud; el mundo, y los que en él habitan” (Sal. 24:1).

1:3–4. Aunque la tierra era regalo de Dios para Israel, sólo podía adquirirla por medio de una fuerte lucha. 
Dios les entregó el título de propiedad de su territorio, pero los israelitas tenían que entrar a poseerlo y marchar sobre todo el lugar. Las fronteras establecidas por Dios y prometidas a Abraham (Gn. 15:18–21) y a Moisés (Dt. 1:6–8) se extendían desde el sur del desierto hasta el norte de los montes del Líbano, y desde el río Eufrates al oriente hasta el gran mar, el Mediterráneo que estaba al occidente, donde se pone el sol. 

La expresión toda la tierra de los heteos que se añade aquí probablemente no se refiere al extenso imperio heteo que se encontraba al norte de Canaán, sino al hecho de que en los tiempos antiguos se les llamaba “heteos” a todos los pobladores de la región de Canaán (cf. Gn. 15:20). Varios “grupos” de heteos vivían diseminados en Canaán.

Josué había explorado esa tierra buena y fructífera treinta y ocho años antes, cuando formó parte del grupo de los doce espías (Nm. 13:1–16; ahí [Nm. 13:8] es llamado “Oseas”, una variante en la manera de escribir su nombre). El recuerdo de la belleza y fertilidad de Canaán no se había borrado de su memoria. Ahora él debía conducir a los ejércitos de Israel a conquistar ese territorio.

¿Cuál era la extensión de la tierra? Realmente el territorio conquistado y controlado por Israel en tiempos de Josué fue mucho más pequeño del que se prometió en Génesis 15:18–21. Aun en tiempos de David y Salomón, cuando la tierra alcanzó su máxima extensión, los distritos que quedaban en los extremos sólo recibían una influencia parcial de Israel.

¿Cuándo poseerá la nación de Israel toda la tierra? Los profetas han declarado que será cuando Cristo regrese a la tierra. Entonces, reunirá a los judíos y reinará sobre la tierra y sobre la nación redimida y convertida de Israel. La posesión absoluta todavía está pendiente, esperando que llegue aquel día (cf. Jer. 16:14–16; Am. 9:11–15; Zac. 8:4–8).

1:5. Al enfrentar el tremendo reto de conquistar a Canaán, Josué necesitaba una palabra fresca de ánimo. 
A partir de sus observaciones personales, Josué sabía que los cananeos y los otros pueblos eran muy fuertes y que vivían en ciudades bien fortificadas (cf. Nm. 13:28–29). 

Además, las frecuentes batallas mantenían a los guerreros en excelentes condiciones para pelear. Por otro lado, la mayor parte de la tierra era montañosa, lo cual complicaría las maniobras militares. Pero cuando Dios da una orden, generalmente la acompaña de una promesa, así que él aseguró a Josué que tendría una trayectoria de victorias continuas sobre sus enemigos, debido a la presencia y ayuda infalibles de Dios. Las palabras no te dejaré (cf. Jos. 1:9) pueden entenderse como “Yo nunca te soltaré o abandonaré” y Dios nunca se retracta de sus promesas.

1:6. Esta fuerte declaración de parte del Señor de que nunca desampararía a Josué, es el origen del llamado que le hizo a ser valiente, el cual consta de tres partes. 
Josué recibió el mandato de esforzarse y ser valiente (cf. vv. 7, 9, 18) porque Dios había prometido darle la tierra. El esfuerzo y la fortaleza eran necesarios para llevar a cabo la agotadora campaña militar que estaba por delante. Pero Josué debía tener muy presente que el éxito que alcanzaría dando a Israel por heredad la tierra, sería gracias a que había sido prometida a sus padres; i.e., a Abraham (Gn. 13:14–17; 15:18–21; 17:7–8; 22:16–18), a Isaac (Gn. 26:3–5), a Jacob (Gn. 28:13; 35:12), y a la nación entera, que era la simiente de Abraham (Éx. 6:8), como su posesión eterna. Finalmente, Josué debía conducir a los hijos de Israel a poseer la tierra prometida. ¡Qué papel tan importante le tocaría desempeñar en ese tiempo tan crucial para la historia de la nación!

Aunque el cumplimiento de esa promesa tan especial y única depende de la obediencia de Israel (cualquiera que sea la generación de que se trate) a Dios, no hay duda de que la Biblia afirma que Israel tiene derecho a poseer esa tierra. El título de propiedad le pertenece por contrato divino, aunque no la poseerá en su totalidad ni la disfrutará a plenitud hasta que esté bien con Dios.

1:7–8. En segundo lugar, Josué recibió la orden de esforzarse y ser muy valiente. Debía tener cuidado de hacer conforme a toda la ley de Moisés. Ese mandamiento está basado en el poder de Dios impartido a través de su palabra. Esta es una exhortación más fuerte, indicando que se requiere mayor fuerza de carácter para obedecer fiel y cabalmente la palabra de Dios ¡que para ganar batallas militares! El énfasis de estos vv. claramente se pone en un cuerpo escrito de verdades. Muchos críticos argumentan que las Escrituras no aparecieron en forma escrita sino hasta varios siglos después. No obstante, aquí hay una referencia clara que afirma que ya existía un libro de la ley.

Para disfrutar de la prosperidad y para que todo saliera bien en la conquista de Canaán, Josué debía hacer tres cosas respecto a las Escrituras: (a) El libro de la ley no debía apartarse de su boca; i.e., debía hablar acerca de él (cf. Dt. 6:7); (b) debía meditar en él de día y de noche; i.e., pensar acerca de él (cf. Sal. 1:2; 119:97); (c) él debía hacer conforme a todo lo que en él está escrito, y obedecer por completo los mandamientos; i.e., actuar conforme a ellos (cf. Esd. 7:10; Stg. 1:22–25).

La vida de Josué demuestra que él vivía en la práctica las enseñanzas de la ley de Moisés, la única porción de la palabra de Dios que estaba por escrito en ese entonces. Solamente así se explican los triunfos que logró en las batallas y el éxito que caracterizó a su carrera. En uno de sus discursos de despedida antes de morir, exhortó a la nación a vivir en obediencia a las Escrituras (Jos. 23:6). 

Trágicamente, el pueblo sólo hizo caso a esta exhortación por un corto período de tiempo. En sus siguientes generaciones, Israel se rehusó a ser guiado por la autoridad revelada de Dios, y cada uno hacía lo que bien le parecía (Jue. 21:25). Israel rechazó las instrucciones objetivas de justicia y prefirió las subjetivas, que se caracterizan por una espiritualidad y moralidad relativas. Esto condujo a la nación a la apostasía religiosa y a la anarquía moral que duró varios siglos.

1:9. El tercer llamado a Josué para que fuera valiente se basa en la presencia de Dios. 
Esto de ninguna manera minimiza la tarea que debía enfrentar el líder. Él tendría que confrontar a gigantes y ciudades fortificadas, pero la presencia de Dios sería la que les daría el triunfo sobre sus enemigos.

Probablemente en la vida de Josué hubo momentos en que se sintió débil, incapaz y asustado. Tal vez llegó a considerar la posibilidad de renunciar antes de comenzar la conquista. Pero Dios conocía exactamente sus sentimientos de debilidad personal y de temor y le dijo tres veces te mando que te esfuerces y seas valiente (vv. 6–7, 9; cf. v. 18). Dios también lo animó a no temer ni a desmayar (cf. Dt. 1:21; 31:8; Jos. 8:1). Esas exhortaciones, junto con sus palabras de ánimo (la promesa, el poder y la presencia de Dios), fueron suficientes para sostenerlo durante toda su vida. Los creyentes de todos los tiempos pueden animarse con las mismas promesas.

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