lunes, 27 de julio de 2015

Yo mismo he ungido a mi Rey sobre Sión, mi santo monte. Yo promulgaré el decreto: YHVH me ha dicho: Mi hijo eres Tú, Yo te he engendrado hoy.

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




 
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EXÉGESIS Y PREDICACIÓN SALMOS 2: 1-12

    1      ¿Para qué se sublevan las naciones,
            Y los pueblos traman cosas vanas?
    2      Se alzarán los reyes de la tierra,
            Y con príncipes consultarán unidos,
            Contra YHVH y contra su Ungido, diciendo:

    3      ¡Rompamos sus ligaduras
            Y echemos de nosotros sus cuerdas!

    4      El que se sienta en los cielos se sonreirá,
            Adonay se burlará de ellos.
    5      Luego les hablará en su ardiente ira,
            Los aterrorizará en su indignación.

    6      Yo mismo he ungido a mi Rey sobre Sión, mi santo monte.
    7      Yo promulgaré el decreto:
            YHVH me ha dicho: Mi hijo eres Tú,
            Yo te he engendrado hoy.
    8      ¡Pídeme!, y te daré por herencia las naciones,
            Y como posesión tuya los confines de la tierra.
    9      Los quebrantarás con cetro de hierro,
            Los desmenuzarás como vasija de alfarero.

    10      Ahora pues, oh reyes, actuad sabiamente.
            Admitid amonestación, jueces de la tierra:
    11      Servid a YHVH con temor,
            Y regocijaos con temblor.

    12      ¡Besad los pies al Hijo!
            No sea que se irrite y perezcáis en el camino,
            Pues de repente se inflama su ira.
            ¡Cuán bienaventurados son todos los que se refugian en Él!

La ocasión local del Salmo 2 puede haber sido una revuelta de las naciones que Salomón había sometido, en los primeros años de su reinado. 

El hecho de que el salmo se aplique no menos de cinco veces a Cristo en el Nuevo Testamento (Mt. 3:17; Hch. 4:25–26; 13:33; He. 1:5; 5:5) indica la rebelión universal contra el gobierno divino que constituye la naturaleza esencial del pecado.

Se representan tres locutores: el salmista, Jehová y el rey.
El Salmo es dramático.
Alterna entre las palabras de un narrador (el salmista) y diálogo directo de otros personajes.

 Así tenemos:
A. Palabras del narrador (vv. 1, 2), 
B. Diálogo directo de los reyes que están en rebelión (v. 3),
C. Otra vez del narrador (vv. 4, 5), 
D. Palabra directa de Dios (v. 6), 
E. Diálogo directo del hijo, el rey (vv. 7–9) y 
F. Palabras del narrador dirigidas a los reyes (vv. 10–12).

ESTRUCTURA
Salmos 2:1-12
1. La rebelión de las naciones contra el Señor y Su ungido. Versículos 1–3. 
    El pecado no es simplemente la imperfección de lo humano o lo finito. 
    - Es una rebeldía moral, 
    - Una revuelta contra las leyes de Dios. 
    - El pecado es poner la voluntad del hombre en el centro de la vida en lugar de la
      voluntad de Dios. 
    - La rebelión de las naciones es una imagen del pecado del alma individual.

2. La inutilidad de la rebelión, a la luz del poder soberano de Dios. Versículos 4–6 
3. El rey recita el decreto que ha establecido su autoridad. Versículos 7–9 
4. Las lecciones que deben aprender los pueblos rebeldes y hacer la pazcon Dios
  . Versículos 10–12 


BOSQUEJOS PARA SU PREDICACIÓN

De  rebelde a hijo adoptivo
Salmos 2:1–12

I. Condenación de la rebelión humana, vv. 1–6.
   1. Conspiración: Los pueblos traman cosas vanas, v. 1.
   2. Rebelión: ¡Rompamos sus ataduras, v. 3.
   3. Resultado: Y los turbará en su furor, v. 5.

II. Confirmación de la adopción de Dios, vv. 7–9.
   1. Decreto: Jehovah me ha dicho, v. 7.
   2. Herencia: Y te daré por heredad las naciones, v. 8.
   3. Victoria: Tú los quebrantarás con vara de hierro, v. 9.

III. Exhortación conclusiva al arrepentimiento, vv. 10–12.
   1. Sabiduría: Aceptad la corrección, v. 10.
   2. Servicio: Servid a Jehovah con temor, v. 11.
   3. Bienaventuranza: Bienaventurados todos los que en él se refugian, v. 12.

Este salmo es muy conocido de los estudiantes del N.T. en virtud de su relevancia en cuanto a Cristo. Sin embargo, el pasaje era un salmo real del A.T., y por ello, fue usado por los reyes de la dinastía davídica. 

(Otros salmos reales son 18, 20–21, 45, 72, 89, 101, 110, 132, 144.) Su contenido describe la celebración que se hacía durante la coronación a pesar de la oposición de la gente rebelde de los territorios aledaños. 

En una palabra, el salmista exhorta a las naciones paganas a que abandonen sus planes contrarios al Señor y su rey ungido y se sometan a la autoridad del Hijo, a quien Dios ha ordenado que reine sobre las naciones con vara de hierro. (Como se indica en Hch. 4:25, Sal. 2 fue escrito por David.)

DESCRIPCIÓN EXEGÉTICA DEL SALMO 2

  A.      La rebeldía de las naciones (2:1–3)

2:1–3. Los primeros tres vv. expresan el asombro del salmista ante los planes de las gentes, y los pueblos de derrocar a Jehová y … su ungido (māšîaḥ, “Mesías”, que en gr. es Christos, el Cristo). Todo rey que era ungido por un profeta era un “mesías”, un ungido. Si obedecía al Señor, su reino contaba con la autenticación de la elección de Dios y el apoyo de su poder. A menudo, esto hacía que fracasaran los planes de las demás naciones.

El v. 1 expresa ese asombro en forma de pregunta retórica. El escritor no podía creer que “los pueblos” enemigos se amotinaran y planearan hacer algo que de antemano estaba destinado al fracaso. Al resistirse a su ungido, los reyes de la tierra en realidad se estaban oponiendo al Señor (v. 2).

El v. 3 registra cuál era la intención de las naciones: deseaban romper las ligaduras que los oprimían y quedar libres del control político de ese rey. La expresión que usa el salmista describe su esclavitud a ese monarca como si estuvieran atados con cuerdas. Y eso no lo podían soportar.


  B.      La decisión del Señor (2:4–6)

2:4. El salmista deja la descripción de las naciones (vv. 1–3) para hablar de la respuesta del Señor a su plan. Haciendo una audaz descripción, imaginó que Dios se burlaba de ellos. El Señor que mora y se sienta en su trono (cf. 9:11; 22:3; 29:10; 55:19; 102:12; 113:5; Is. 6:1) en lo alto de los cielos, discierne cuán necio es su plan de resistirse a él. La descripción es antropomórfica; la reacción de Dios se establece en términos humanos.

2:5–6. Debido al desprecio que siente el Señor por su plan malvado, hablará a ellos en su furor. Es probable que el v. 6 sea un resumen de sus palabras, porque su decisión de poner a su rey en Jerusalén terminará con su rebelión. Sion, lugar que se menciona 40 veces en el libro de los Salmos, fue originalmente una ciudad cananea conquistada por David (2 S. 5:7). Posteriormente, esa palabra se usó para referirse a la zona del templo y más adelante, para hablar de toda la ciudad de Jerusalén (cf. el comentario de Lm. 1:4 y Zac. 8:3). Mi santo monte es un sinónimo del monte donde estaba el templo (cf. Sal. 3:4; 15:1; 24:3; 78:54; Dn. 9:16, 20; Abd. 16; Sof. 3:11).

Cuando Dios establezca a su rey, también dominará a aquellos que se oponen a él. Esto se hizo realidad con David y también se cumplirá al final de los tiempos con Jesucristo, el descendiente más destacado de ese monarca.


  C.      La declaración del rey (2:7–9)

2:7. A continuación, el salmista menciona la afirmación hecha por Dios en relación con el rey para demostrar con qué derecho reina. El decreto se refiere al pacto davídico, en el cual Dios declaró que él sería Padre de ese rey, y que éste sería su hijo. Así que cuando David se convirtió en rey, Dios describió su relación como la de un padre con su hijo. Por lo tanto, la expresión “hijo” llegó a tener el significado de un título mesiánico.

Mi hijo eres tú es una cita del pacto davídico (2 S. 7:14) de la cual el rey se apropia para demostrar su derecho legítimo a gobernar. Entonces, hoy se refiere al día de la coronación, y la expresión yo te engendré no habla de un nacimiento físico, sino que es una metáfora más amplia que describe cómo se convertiría en su “hijo”.

2:8. La significancia de esta adopción del rey como el ungido hijo de Dios se ve por su herencia. Así como un hijo hereda de su padre, así el rey hereda el reino de su “Padre”. El v. continúa citando el decreto divino, y hace una invitación al rey para que reclame su herencia, la cual alcanzará hasta los confines de la tierra algún día. La gente que viva en las naciones, incluyendo a las que se han rebelado (v. 1), serán subyugadas por el ungido de Dios.

2:9. Ese sometimiento se expresa en términos muy fuertes: Él aplastará (quebrantarás) a todos los rebeldes a medida que establece su reinado. Probablemente esas similitudes proceden de las costumbres condenatorias de Egipto, en las cuales el faraón usaba su vara o cetro para aplastar los recipientes votivos (vasija de alfarero) que en este caso representaban a las ciudades o naciones rebeldes. Los vbs. hebr. que aparecen en el v.—ra‘a‘ (“romper”) y nāp̱aṣ (“hacer pedazos, quebrar”)—describen un golpe desmenuzador para los rebeldes. Este v. se refiere al principio de su gobierno, en el cual aplastará toda rebelión.


  D.      Exhortación del salmista (2:10–12)

2:10–11. En vista de todo lo que el Señor ha decidido hacer con su Hijo, el salmista exhorta a las naciones rebeldes a someterse al rey antes de que venga su ira. 

Muchas veces en los Salmos, Dios es citado como Rey (v. 6; 10:16; 24:7–8, 10; 29:10; 44:4; 47:2, 6–7; 48:2; 68:24; 84:3; 95:3; 98:6; 99:4; 145:1; 149:2). El salmista instruyó a los reyes terrenos a que fueran prudentes y dejaran su insensata rebelión (cf. 2:1). 

Serían más sabios si sirvieran a Jehová con temor y se alegraran con temblor. 

“Servir”, “alegrarse”, “temer” y “temblar” describen las respuestas religiosas de los justos cuando adoran al Señor. Éstos deben llevar vidas de sumisión, no de rebelión, vidas que se caracterizan por el temor y el temblor, no la arrogancia; vidas llenas de exaltación, no de la tristeza de la opresión.

2:12. Aquí, la imagen es la de someterse a un soberano: ¡Honrad al Hijo! En este v., es inusual el uso de bar, palabra aramea que significa “hijo”. Por tanto, algunas versiones la trad. de forma distinta. Jerónimo lo hizo como:“¡Dadle adoración pura!” (porque bar es la palabra hebr. que trad. “puro”). O “¡Adorad con pureza!” en vez de trad. como “hijo”. Sin embargo, no era raro que apareciera ese vocablo en un discurso dirigido a las naciones. Es más, “honrad” sugiere homenaje (cf. 1 R. 19:18; Os. 13:2). De cualquier forma, es claro que el salmista está diciendo a los reyes de la tierra que se sometan al Señor y a su Hijo ungido, el rey de Israel.

La urgencia de la sumisión requerida se expresa con la frase para que no se enoje en forma inesperada; i.e., de pronto. Aquí no es completamente claro si esa ira es del Señor o del rey. El antecedente más cercano es el rey (el hijo), quien aplastará cualquier oposición (Sal. 2:9). No obstante, en este salmo, las dos personas son inseparables; nadie puede servir al Señor (v. 11) si no se somete a su hijo (v. 12). Si los reyes de las naciones no se someten, el rey los destruirá, porque el Señor, en su ira y oposición a sus planes malvados, ha decretado que su Hijo ocupará el trono.

La nota final del salmo expresa una bendición para todos los que en él confían. (“Los que en él buscan refugio”, NVI99. El pensamiento de refugiarse en Dios aparece muchas veces en los salmos.) De nueva cuenta, se repite que someterse al hijo es encontrar refugio o amparo en el ungido del Señor, y por lo tanto, en él también. Sólo en el hijo estamos a salvo de la ira de Dios.

Este salmo es muy rico en aplicaciones novotestamentarias. 
Reflexionando en la forma en que los líderes de Israel crucificaron a Jesús, el Mesías, Pedro identificó prontamente a aquellos dirigentes judíos con los reyes paganos descritos en el salmo 2 (Hch. 4:25–26)

La significancia tipológica del “hijo” se ve cumplida en Hebreos 1:5. 
Este salmo de coronación se cita ahí para referirse a la exaltación de Cristo cuando resucitó (cf. Hch. 13:33) y ascendió a los cielos. Por ello, “fue declarado Hijo de Dios con poder” (Ro. 1:4), que es un título mesiánico. 

Cuando el Padre instruya a su Hijo a que reclame su herencia, entonces volverá a traer a su Hijo al mundo (He. 1:6). La segunda venida significa que se derramará su ira contra todos aquellos que se rebelan contra Dios y su rey ungido, pero dará gran alegría y refugio a todos aquellos que por fe se someten al plan divino de regir al mundo a través de Jesucristo, el descendiente de David. Así que el título de “hijo” tomado del pacto davídico (2 S. 7:14) finalmente se convierte en la designación de Jesucristo como rey.
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miércoles, 22 de julio de 2015

Te escribí acerca de todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar, hasta el día en que fue recibido arriba, después de dar mandamientos por el Espíritu Santo a los apóstoles que Él había escogido.

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


 
 
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     Estudio e interpretación de la Palabra
   1. La autoridad bíblica
  Según se expresó en el prefacio, el “trípode homilético” es el “so- porte de tres pies” para sostener el sermón. Uno de esos pies es el texto bíblico. Thomas G. Long realza la importancia de las Escrituras pa- ra la predicación en el siguiente párrafo:
   “La predicación es bíblica siempre que el predicador permita que el texto de la Biblia sirva como la fuerza motriz que le dé forma al contenido y al propósito del sermón. Dicho más dinámicamente, la predicación bíblica supone decir la verdad acerca de lo que sucede cuando un texto bíblico intercepta algún aspecto de nuestra vida y ejerce algún reclamo sobre nosotros. 

La predicación bíblica no significa meramente hablar acerca de la Biblia, usándola para apoyar argumentos doctrinales o aplicar los ‘principios bíblicos’ a la vida cotidiana. La predicación bíblica tiene lugar cuando un predicador, con espíritu de oración,  va a escuchar la Biblia a nombre del pueblo y luego recoge en nombre de Cristo lo que ha encontrado allí. 

La predicación bíblica   no tiene nada que ver con cuántas veces se cita la Biblia en un ser-   món; por el contrario, tiene mucho que ver con cuán fielmente se interpreta la Biblia en relación con la experiencia contemporánea” (48).

  La significación de las Santas Escrituras para la predicación es par- ticularmente importante en esa tradición que emerge de la Reforma Protestante, comenzando con Martín Lutero. De hecho, “cada protes- tante es un Papa con una Biblia en la mano” (Boileau). Para el refor- mador Juan Calvino, la Biblia es autoridad, porque está autentificada e iluminada por el Espíritu Santo: “Debemos hablar de lo que estamos convencidos en un plano superior al de las razones, los juicios o las conjeturas humanas, es decir, en el testimonio secreto del Espíritu” (Institución Cristiana, I. VII. 4).

La meta o el objetivo de la Escritura para Calvino es la de apuntar a las personas a Jesucristo, en quien hay salvación. El tema central de la Biblia es Jesucristo; El es el objeto de la fe cristiana (Rogers 106). Dice Paul Scott Wilson: “Como cristianos somos el pueblo del Libro. Centramos nuestras vidas en Dios por Jesucristo, quien se nos revela en las Escrituras”. Y continúa diciendo:
    “La verdad primaria sin la cual nadie puede ser un verdadero predicador, es que hemos sido encontrados por Jesucristo. De suerte que nuestros reclamos acerca de la Escritura tienen un carácter circular, inevitable en nuestra doctrina de la revelación: sabemos que Aquél que hemos encontrado es Cristo por el testimonio de la Escritura, que nos confirma que Él es el mismo Jesús que ha muerto y resucitado. Y creemos en la Escritura, porque es a través de ella que hemos sido guiados a Cristo y al amor de Dios” (125).

Calvino y otros reformadores del siglo XVI afirmaban dos premi- sas acerca de la autoridad de la Escritura: 
1) Que la Escritura comunica la Palabra de Dios, y 
2) que su enseñanza es clara y sin ambigüedades. 

Es decir, que tiene el poder de brindar su propia iluminación cuando el Espíritu aplica su mensaje a las personas que la leen. Por tanto, para las iglesias de la Tradición Reformada la autoridad de la Biblia ha sido siempre una cuestión central, no solamente para definir la doctrina, sino también para regular la adoración y para la disciplina pastoral.

La autoridad de la Escritura para Calvino se encontraba no en su contenido salvífico, ni menos en sus formas humanas, sino en sus funciones divinas. Otra evidencia de la acomodación de Dios a los medios humanos estaba en el uso de mensajeros humanos para la ta- rea de la predicación. Las limitaciones de las palabras del predicador o la predicadora no eran un impedimento para la comunicación del contenido divino. Para Calvino la predicación de la Palabra de Dios era la Palabra de Dios misma (Rogers 56).

Según Jack B. Rogers,  Calvino deseaba examinar las circunstan- cias y la cultura en que se enmarcaba cualquier parte del mensaje bíblico: “Hay muchas declaraciones en la Escritura cuyo significado depende de su contexto” (IV.XVI.23). Al interpretar las Escrituras siempre iba más allá de las meras palabras, proyectándose hacia la intención del autor, aun con relación al Decálogo (Rogers 56).

En los siglos pasados el surgimiento y desarrollo del pensamien- to científico y tecnológico, las revoluciones francesa y rusa, y el desarrollo de los Estados Unidos de Norteamérica, aceleraron el movi- miento hacia el secularismo y produjeron una crisis, poniendo en en- tredicho muchas tradiciones e incrementando la duda acerca del libro que la mayor parte de los cristianos aceptaban como autoridad en asuntos de fe y conducta.

La respuesta fundamentalista fue la de preservar inviolable el concepto de Calvino de la Escritura inspirada, como una revelación autorizada de la voluntad de Dios. Por ende, las palabras mismas han sido puestas por el Espíritu Santo, de modo que tenemos la Palabra de Dios libre de mezcolanzas humanas. Calvino pone el acento en la obediencia a una Escritura que se ha construido literalmente.

Por otra parte, la respuesta liberal era continuar afirmando que la Biblia sigue siendo autorizada para la fe y la vida, pero adoptaba un concepto crítico de la Biblia, enfatizando las ideas de la revelación e inspiración progresivas. Intentaba reconciliar un concepto de la Biblia como autorizada con el lado humano e histórico de su composición (Mackenzie 104-105). En otras palabras, esta última concepción trataba de reconocer el valor autorizado de la Biblia junto con un enfoque más abierto, una actitud más tolerante hacia las Escrituras.

En contraste con otros enfoques contemporáneos sobre la autori- dad de la Biblia, el teólogo suizo Karl Barth asumió el estudio de la Escritura desde una nueva perspectiva. Entendió la Palabra de Dios en tres formas: como predicada, escrita y revelada. Negó que la Palabra de Dios proclamada o escrita tuviera un poder divino inherente. Decía: “La Biblia se convierte en Palabra de Dios siempre que Dios la convierta en el vehículo por el cual nos habla”.

Sólo las decisiones libres de Dios producen el evento por medio del cual la Biblia y la revelación se hacen una: hablar de la Palabra de Dios es hablar de la obra de Dios*. De modo que la autoridad presupone la obediencia (Mackenzie 105-106). Ross Mackenzie en su artí- culo “La autoridad en la tradición reformada”, expresa:
    “En resumen, lo siguiente sería generalmente aceptado por los teólo- gos y maestros reformados que han sido influenciados por Barth, y no se considerarían ni fundamentalistas ni liberales:
    Primero, que la Biblia es un testigo de la revelación, y no es en sí misma la Palabra de Dios. El testigo es siempre diferente a aquello de que testifica. Por tanto, tenemos que escuchar lo que la Biblia como palabra humana tiene que decir.

    Segundo, la inspiración significa el acto de revelación por el cual los profetas y apóstoles en su humanidad se convirtieron en los testigos que fueron, y en aquello que en toda su humanidad pueden convertirse en los testigos que son.

    Tercero, ya que la autoridad de la Escritura no reside en su infalibilidad, la disponibilidad de la palabra humana en la Biblia no es base para rechazar su autoridad. La autoridad de la Escritura va más allá de las palabras en las páginas de la Escritura hacia el acto libre y sobera- no de Dios” (107-108).

En la tradición reformada la autoridad de la Escritura no es una “autoridad formal”; uno no reconoce la autoridad de la Biblia antes de leerla. Ya que tiene poder para influir en la vida, la Escritura se lee como una respuesta reconocida, en obediencia y acción de gracias.

La autoridad de la Biblia, por tanto, no cae fuera de la vida normal; no es una autoridad extraña en la que se debe confiar con fe ciega. Por el contrario, la Escritura ejerce autoridad apelando, confrontando y estimulando a las personas.

Esta es la razón por la que se lee la Escritura y por qué se continúa leyendo. Debido a que las personas experimentan la gracia de Dios y también aprenden a confiar en Él, la Iglesia reconoce la autoridad de la Palabra de Dios. Por ende, la Iglesia enfatiza la necesidad de oír obedientemente lo que Dios le dice a la Iglesia a través de su Palabra (Perret 39: 461).

Cuando el predicador o la predicadora va a la Biblia, éste/ésta no va como con una tabula rasa, sino mas bien con un conjunto de categorías y expectaciones que ya tiene. Thomas G. Long dice en este sentido, que sería imposible describir todo lo que un predicador o predi- cadora trae consigo al interpretar un texto, pero por lo menos hay tres marcos de comprensión que merecen nuestra especial atención:
    1. Un concepto críticamente informado de la Escritura: “Sabemos que la Biblia contiene un conjunto de escritos producidos por seres humanos enmarcados en sus circunstancias específicas temporales y de lugares, personas que escribieron al mismo tiempo con una visión fiel, pero también con un marco mental determinado. Esto significa que la Iglesia no solamente debe escuchar obedientemente las palabras de la Biblia, sino que debe también interpretar estas palabras como productos humanos de su propia época” (51).

    2. Una herencia teológica: “Los predicadores y las predicadoras van a la Biblia no como ‘cristianos/nas universales’ ( no hay tal cosa), sino con una herencia y un punto de vista teológico… Un/a intérprete de la Escritura teológicamente formado/a va al texto guiado/a por un mapa trazado y refinado por aquellos que le han precedido… Al prepararnos para predicar vamos a la Escritura no como creyentes individuales, sino como teólogos prácticos en la vanguardia de la Iglesia, que buscan escuchar el evangelio hoy, pero en continuidad con la memoria teológica de toda la Iglesia” (53-54).

    3. Una conciencia de las circunstancias de los oyentes: “La palabra bíblica no nos llega como una palabra desencarnada, que habla verdades intemporales a todo el mundo en todas partes. La Biblia habla a personas particulares en las circunstancias concretas de sus vidas… No es la palabra de Dios en abstracto, sino que se trata de un Dios por nosotros, del Dios contra no- sotros para ser verdaderamente por nosotros” (55).

En las páginas siguientes los dos primeros de estos tres “marcos de comprensión del texto” serán tratados con más detalle, mientras que en el siguiente capítulo se analizará el tercero.

Cuando se lee la Biblia en la Iglesia, la congregación recibe una comunicación que se había dirigido a lectores de hace mucho tiempo y lejos de nosotros. De modo que los predicadores y las predicadoras deben desempeñar dos tareas importantes: la exégesis y la hermenéutica por un lado, y la proclamación por el otro (Hays 122), para que su mensaje pueda hablarle en su propio lenguaje contemporáneo.

  2. La exégesis y la hermenéutica
La palabra “exégesis” significa simplemente “interpretación”. La lectura cuidadosa de cualquier texto es un acto de exégesis. Se trata de una explicación del texto bíblico en su propio contexto. Con todo, la tarea de exégesis del predicador o la predicadora se hace más de- safiante debido a la distancia histórica entre el tiempo presente y el de los textos bíblicos.

Estos documentos fueron escritos en los idiomas hebreo y griego, para comunidades cuyas costumbres y presupuestos diferían dramáticamente de los nuestros. Los predicadores / las predicadoras deben comprender los contextos históricos y literarios del texto bíblico y luego reflexionar imaginativamente sobre la manera en que podría hablar a una congregación que se halla en una situación bien diferente. Mientras más precisa sea la exégesis, mejor enfocada se hará la proclamación ( Hays 122).

En otras palabras, el Dr. René Castellanos, nuestro profesor de griego en el Seminario Evangélico de Matanzas, Cuba, define la exégesis bíblica como aquel proceso por el cual analizamos y explicamos un texto bíblico (explicatio), a fin de aplicarlo (applicatio), y bajo la guía del Espíritu Santo descubrir el significado del texto para nuestra situación  particular.

Otro concepto importante a la hora de estudiar el texto bíblico es el de hermenéutica. 
La palabra hermenéutica procede del nombre Hermes, el dios de la mitología griega, hijo de Zeus, mensajero e in- térprete de los dioses. Por tanto, la hermenéutica es el arte de tradu- cir o interpretar un texto o un mensaje antiguo en nuestro propio contexto (aquí y ahora). “Es —en palabras de Karl Barth— ver lo que el autor bíblico vio y reseñarlo con nuestras propias palabras” (Al- sup).

La hermenéutica en términos generales es “el arte de la comprensión”, dice James A. Sanders, y añade:
    “Más específicamente se refiere al método y a las técnicas usadas pa- ra hacer un texto comprensible en un mundo diferente a aquél en que se originó el texto… Es parte de ese mundo de comunicación entre lo humano y lo divino. El habla es el acto de formular pensamientos coherentemente y expresar esos pensamientos de modo que podamos comunicarlos a otros en forma oral o escrita. La hermenéutica es el arte de entender tal expresión en el mundo del oidor o el lector. El intérprete implicado en el acto de comprender, es también un texto, y el encuentro entre los dos es un acto de intertextualidad. Cada texto que se lee o se oye es ya una interpretación de textos anteriores incorporados al mismo, exhibiendo su propia hermenéutica de compren- sión de aquellos textos anteriores”.
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http://claudioxplabibliadice.blogspot.com/2014/12/estudio-de-palabras-biblicas-previos-la.html

martes, 14 de julio de 2015

¡Oíd, cielos, y tú, tierra, escucha, que habla YHVH! Crié hijos y los engrandecí, pero ellos se rebelaron contra mí.

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


 
 
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 LA SELECCIÓN DEL TEXTO Y SU INTERPRETACIÓN CORRECTA

Al hablar de predicación bíblica, queremos decir que la Biblia es la base del mensaje. En este capítulo estudiaremos la necesidad de fijar una porción bíblica para cada mensaje, los métodos para la selección del texto y la forma correcta para interpretarlo.

         1.      La base del mensaje siempre es la .

         2.      Los diferentes aspectos del tema de esta lección son:

   a.

   b.

   c.


LA NECESIDAD DE UN TEXTO BIBLICO PARA CADA MENSAJE

El apóstol Pablo dice que la Escritura es útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia (2 Ti. 3:16). Si esto es la verdad, es muy importante escoger un pasaje bíblico, sea corto o largo, sobre el cual se base el mensaje que ha de satisfacer las necesidades espirituales del oyente.


     A.      EL TEXTO DA AUTORIDAD AL MENSAJE

   El mensaje no consiste en palabras o teorías humanas, sino es la comunicación de la voluntad que procede del mismo corazón de Dios. El predicador del evangelio debe poder decir con el profeta Isaías: Oíd, cielos, y escucha tú, tierra; porque habla Jehová (Is. 1:2).

   Cuando un individuo usa un texto bíblico para exponer un mensaje, está adquiriendo sobre sí un enorme peso de responsabilidad. Esto implica que va a exponer verdades bíblicas. Sabemos que hay predicadores que usan un texto bíblico solamente como un pretexto para decir lo que ellos quieren decir. Y después de haber dicho barbaridades, tal vez insultando al prójimo, dicen: “Si ustedes se enojan, enójense con la Biblia, porque es la Biblia la que dice eso”. Esto es una absoluta falta de honestidad.

   Cuando una persona, y especialmente un pastor de una iglesia, tiene que decir algo, que lo diga con franqueza; pero que no se esconda tras la Biblia. Esto, en lugar de darle autoridad, se la va quitando. Serán pocas las personas que respeten a este predicador. Cuando tenga un verdadero mensaje que realmente ha sacado de las Sagradas Escrituras, ya nadie lo va a tomar en serio.

         3.      Escoja el punto más correcto.
        a.      El tener un texto para predicar da autoridad por el solo hecho de que se está predicando un pasaje de las Sagradas Escrituras. El predicador principiante no debe tener temor. Escoja un texto bíblico, y predique. Tenga la seguridad de que predica la voluntad de Dios.
        b.      Para evitar los abusos de algunas personas que usan el texto bíblico como un pretexto, lo mejor es predicar sin usar un texto como base.
        c.      El predicador que base su sermón en un texto bíblico adquiere autoridad porque predica la Palabra de Dios, siempre y cuando esté realmente empapado de las verdades bíblicas, y predique de acuerdo al espíritu total de la Biblia.


     B.      EL TEXTO OBLIGA AL PREDICADOR A MANTENERSE DENTRO DEL TEMA

   Jamás debe usarse el texto como una base de lanzamiento, y luego abandonarlo durante todo el mensaje. Es decir, que no se debe escoger un texto únicamente por una costumbre o por cumplir con un requisito homilético. El tema del mensaje debe estar de acuerdo con el texto, procurando explicar el contenido del mismo. Todas las ideas deben girar alrededor de él, a fin de que el mensaje dé en el blanco, como una flecha directa y veloz.

         4.      Escoja el punto correcto.
        a.      Es bueno leer un texto bíblico antes de dar el sermón, para conservar la costumbre cristiana, aunque el sermón no tenga nada que ver con el texto leído.
        b.      Cuando se ha preparado adecuadamente un mensaje, el predicador puede mantenerse dentro del tema señalado por el texto bíblico escogido.
        c.      Un buen predicador puede tener la libertad de apartarse del texto leído. Su calidad de buen predicador le da esta libertad.


     C.      EL TEXTO PROMUEVE EN LA CONGREGACION EL DESEO DE CONOCER Y AMAR LA BIBLIA

   Los cristianos se desarrollan espiritualmente cuando sienten hambre de conocer más a fondo las inescrutables riquezas de la Palabra de Dios. No sólo usarán sus Biblias en el hogar, sino que también las llevarán a los cultos, al darse cuenta que el predicador hace uso de ella en los mensajes. Unicamente el predicador bíblico logrará que sus oyentes se unan con el salmista para decir: ¡Oh, cuánto amo yo tu ley! Todo el día es ella mi meditación (Sal. 119:97).

   Cuando el predicador se esfuerza realmente por profundizar en el contenido del pasaje bíblico leído, la congregación va tomándole sabor al estudio y a la meditación de la Biblia. Los mensajes superficiales, que no siempre tienen una verdadera identificación entre el mensaje y el pasaje leído, son los que crean congregaciones que no leen sus Biblias en sus casas, o cuando las leen, no es para meditar en las porciones leídas.

         5.      Un predicador que se esfuerza por profundizar en el contenido del texto leído antes del mensaje está creando una congregación que ama a y se interesa por .


     D.      EL TEXTO AYUDA A CAPTAR LA ATENCION DEL OYENTE

   Un texto bien seleccionado y leído correctamente en forma atractiva capta la atención de los oyentes. No se puede predicar con efectividad sin la atención del auditorio. Hay preocupaciones que embargan la mente del oyente, y es indispensable arrancarla de estas cosas y proyectarla en el mensaje.

   Es muy posible que cuando el predicador anuncie el texto, muchos se pregunten: ¿Qué nuevas enseñanzas nos impartirá de este pasaje? ¿Qué bendición recibiremos para nuestros problemas? Los creyentes, por lo general, están ansiosos de recibir algo especial. Cuando estas interrogantes inquietan la mente del oyente, es una demostración que el texto ha ayudado a captar su atención.

         6.      Con un texto bien escogido, es posible en la lectura bíblica captar la  del auditorio.


     E.      EL TEXTO DA CONFIANZA AL PREDICADOR

   El temor es una característica muy común en los predicadores principiantes, pero al estar seguro que el mensaje está basado en la Palabra de Dios se adquiere confianza.

   Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego (Ro. 1:16).

         7.      El predicador principiante puede predicar con confianza si su predicación está basada en un  de la .

         8.      Escriba las cinco razones por las cuales debemos tener un texto bíblico para cada mensaje.

   a.

   b.

   c.

   d.

   e.


CONSEJOS PARA SELECCIONAR EL TEXTO

En la selección adecuada del texto se encuentra, en cierta forma, el éxito o el fracaso del mensaje. Para no fallar en esto, obsérvense las siguientes reglas.


     A.      BUSCAR LA DIRECCION DE DIOS

   Se debe pasar suficiente tiempo en oración, pidiendo al Señor su dirección para escoger el texto adecuado sobre el cual ha de girar el mensaje. Un pastor, o cualquier líder de la iglesia, cuando es responsable de la buena marcha de la iglesia, siempre tiene mucho que hacer. La falta de tiempo y el mucho trabajo pueden ser un peligro que conduzca al individuo a lanzarse a la tarea de seleccionar el texto de su mensaje sin la dependencia del Señor.

   Si el predicador depende de Dios en oración, se acercará a la Biblia con humildad. Lo hará no para tratar de imponer sus ideas, sino para esperar que Dios le hable por medio de ella.

   Ha de ser el Espíritu Santo quien guíe la correcta selección del texto y el entendimiento adecuado de la Palabra. Es muy importante que el predicador sea honesto consigo mismo en este aspecto de su vida. Debe saber que es Dios quien le guía, tanto en la selección del texto como en su estudio y meditación bíblicos. Por lo tanto, el predicador debe saber despojarse de sus prejuicios y preconcepciones que tiene respeto a la interpretación de determinados pasajes de la Biblia.

         9.      El predicador que depende de Dios en oración: (Marque las respuestas correctas.)
        a.      se acercará a la Biblia con humildad.
        b.      impondrá sus propias ideas sobre la Biblia.
        c.      se despojará de sus prejuicios.
        d.      se esforzará por extraer de la Biblia lo que realmente dice.

   Pedir la dirección divina para escoger el texto e interpretarlo incluye un fuerte sentido de responsabilidad y deseo de estudio e investigación. Mientras mejor sea la calidad del instrumento ofrecido a Dios, más valioso es en las manos de Dios. Mientras mejor preparado esté el predicador, más valioso instrumento tendrá Dios a su disposición.

   El predicador deber estudiar su Biblia y meditar en ella con algunos libros al lado. Estos libros han de ser necesarios: un diccionario bíblico, un buen comentario de las Sagradas Escrituras y una concordancia. El diccionario y buen comentario son instrumentos indispensables para el predicador que desconoce los idiomas en que originalmente fue escrita la Biblia: el hebreo y el griego. Para la persona que conoce muy bien el hebreo y el griego, no es indispensable que cuente con estos libros, aunque siempre le ayudan.

         10.      Además de la Biblia ¿cuáles son otros tres libros que deben usarse?

   a.

   b.

   c.

   De esta manera, depender de Dios y de lo que ha provisto es saber aprovecharse también de los libros auxiliares para el estudio de la Biblia, sabiendo que son meros instrumentos producidos por cristianos y para cristianos. Pero en la providencia de Dios estos hombres han podido producir este material valioso.

   Una mente abierta a lo que Dios nos revela en la Biblia es lo que se necesita para que el pueblo de Dios crezca en número y en espiritualidad. De nada sirve orar a Dios y luego mantenernos firmes en nuestras viejas concepciones, cuando la Biblia nos descubre la verdad.

   Tal vez las nuevas verdades echen por tierra nuestras antiguas (y a veces muy queridas) concepciones. Debemos estar siempre listos a que el Espíritu Santo modifique nuestra manera de pensar y de ver la vida y nuestra fe, a medida que crezcamos en la vida cristiana.

         11.      El predicador debe depender de Dios, y buscar su dirección en oración. Esto quiere decir que:
        a.      el estudio de comentarios bíblicos sale sobrando porque eso significa incredulidad en que Dios nos pueda iluminar con su Espíritu Santo.
        b.      el predicador del evangelio no debe leer ningún otro libro fuera de la Biblia. Cualquier otra cosa es de producción humana. El verdadero cristiano, y con mayor razón el predicador del evangelio, se ha apartado del mundo y, por consiguiente, de todas las producciones mundanas.
        c.      el predicador no debe buscar que la Biblia apoye lo que él cree, sino que debe escudriñar la Biblia para saber qué es lo que debe creer. Esto incluye la consulta y el estudio de otros libros cristianos, como diccionarios bíblicos y comentarios. También debe de estar listo para predicar las verdades que Dios le revela al estudiar la Biblia en un espíritu de oración.


     B.      HACER USO DE TODA LA BIBLIA

   Esto quiere decir que se debe predicar tanto del Antiguo Testamento como del Nuevo Testamento. Pablo escribió a Timoteo: Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil (2 Ti. 3:16).

   Dios nos habla igualmente en ambos testamentos. Además, la congregación necesita tener un alimento variado y completo. Esto ayuda al crecimiento espiritual, engrandece el conocimiento bíblico y despierta el interés por la predicación.

   En estos días especiales en que está viviendo el mundo, sería bueno preguntar cuántos sermones se están predicando en nuestros púlpitos cristianos basados en el libro de Oseas, o en el capítulo 2 de Santiago, o en cualquier otro pasaje bíblico que hable de la justicia social y de la dignidad humana. Un mensaje que no sea libertador para el hombre, no se puede decir que esté a tono con el espíritu total de la Biblia.

   Todo predicador tiene sus partes preferidas de la Biblia, pero es necesario que presente un mensaje completo. Cuando nos hacemos parciales, estamos haciendo que nuestros mensajes sean incompletos.

   Hay predicadores que prefieren el Nuevo Testamento al Antiguo, y tal vez de éste sólo una porción, ya sean los evangelios, las cartas paulinas o el Apocalipsis. Está bien que cada quien tenga sus propias preferencias, pero es bueno darnos cuenta que no toda la Biblia es el Apocalipsis, ni el Evangelio según San Lucas o las cartas de Pablo. El mensaje bíblico abarca tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento, y éstos en su totalidad, y no tener preferencia por uno u otro. No es bueno hablar de la ley y olvidarse de la gracia. Tampoco es bueno hablar de una salvación gratuita que no se ocupa de la obediencia que debe haber en el redimido. Y así podemos seguir mencionando ejemplos.

         12.      Hacer uso de toda la Biblia significa que:
        a.      cada mensaje del predicador debe abarcar los conceptos que se encuentran desde el Génesis hasta el Apocalipsis, sin que falte ningún concepto.
        b.      los diferentes mensajes de un predicador deben ser variados, sin olvidar ninguna parte de la Biblia.
        c.      debe aprenderse de memoria un buen número de versículos de cada libro de la Biblia.

         13.      Lea Lucas 24:25–27 y diga por qué Jesús explicó sus padecimientos en base a Moisés y los profetas.

         14.      ¿Qué texto seleccionaría si usted quisiera predicar sobre temas poco predicados como:

     a.      la alabanza y la oración?

     b.      la justicia social?

     c.      la libertad cristiana?


     C.      ESCOGER EL TEXTO DE ACUERDO A LAS NECESIDADES DE LA CONGREGACION

   Puesto que la predicación procura satisfacer las necesidades de la congregación, debe haber una unidad entre el texto y el contenido del mensaje. El texto también debe encausarse hacia el mismo fin.

   Si en sus estudios cotidianos el predicador encuentra un buen mensaje en un texto, pero sin relación con las necesidades actuales de su congregación, es preferible que lo posponga para una fecha próxima. El mensajero de Dios debe ser como el pastor de ovejas. Cuando ellas tienen sed, les da agua; y cuando tienen hambre, les ofrece pastos.

         15.      La mejor manera de escoger un texto que concuerde con las necesidades de los oyentes sería:
        a.      pasar la mayor parte del tiempo en su cuarto de trabajo, a fin de orar mucho y leer bastante la Biblia.
        b.      pedir a algunos hermanos de la congregación que le notifiquen inmediatamente que vean a algún hermano cometiendo alguna falta moral, o de cualquier otra índole.
        c.      tener una personalidad y una actitud que permitan que los hermanos de la iglesia se acerquen en confianza al predicador para consultar sus problemas serios e íntimos, así como visitar sistemática los hogares de los hermanos.


     D.      TENER CUIDADO QUE SE SELECCIONEN TANTO TEXTOS FACILES COMO DIFICILES DE ENTENDER PARA LOS OYENTES

   El predicador debe saber, hasta donde le sea posible, el recto significado del texto y la manera adecuada de aplicar sus enseñanzas a la vida de los oyentes. Un texto claro ayuda al predicador a preparar el mensaje, y a la congregación a entenderlo para poder aplicarlo a sus vidas diarias.

   Sin embargo, no todo el tiempo debe predicarse únicamente de los textos fáciles. Es bueno, de vez en cuando, estudiar los difíciles, aunque esto requiera mucho cuidado y tiempo. Es necesario consultar algunos buenos comentarios. Sobre este tipo de textos no se debe predicar sino hasta saber exactamente el significado correcto, y estar ya en condiciones de exponerlos ante la congregación de manera que los pueda comprender. Es preferible no predicar sobre un texto oscuro, que dejar a la congregación confundida.

         16.      Cuando se encuentra un texto difícil pero que podrá ser muy útil para la congregación:
        a.      debe estudiarlo bien hasta comprenderlo y estar en condiciones de presentarlo en un mensaje fácilmente comprensible para la congregación.
        b.      por lo difícil del texto, es mejor no tocarlo. Podrá confundir a la congregación.
        c.      es mejor invitar a una persona más capacitada que uno para que predique sobre este texto a la congregación.


     E.      USAR TAMBIEN LOS TEXTOS FAMILIARES O COMUNES

   A veces hay la tendencia de pasar por alto textos como Juan 3:16, Lucas 15, el Salmo 23, Isaías 53 y otros semejantes por el solo hecho de que ya se ha predicado demasiado sobre ellos y los consideran como textos bastante conocidos por la congregación. Se cree que no hay posibilidad de sacar algo más profundo de ellos. Pero esto es un error. La Biblia es como el metal, que mientras más se frota, más brillo produce.

   No debe olvidarse que los grandes predicadores han basado sus mensajes más famosos, y de mayores resultados, en estos textos. Son muy familiares por ser ricos en enseñanzas. Para predicar de ellos se necesita mayor preparación, a fin de hacerles relucir y revivir ante los oyentes. El fracaso reside en confiarse demasiado en el conocimiento de ellos. Esto puede traer como resultado un mensaje rutinario y aburrido.

         17.      Escoja el punto correcto.
        a.      Con los textos fáciles sucede lo contrario que con los difíciles. No necesita estudiarlos mucho, pues por ser muy conocidos, fácilmente se puede hacer un buen sermón sin mucho estudio.
        b.      Uno debe evitar predicar sobre textos familiares, porque puede vulgarizarse el predicador.
        c.      Es necesario predicar sobre los textos familiares, pero al igual que los textos oscuros, requieren mucho estudio a fin de sacar un buen mensaje y no aburrir a la congregación.

         18.      Escriba los cinco consejos estudiados sobre cómo seleccionar el texto.

   a.

   b.

   c.

   d.

   e.


METODOS PARA LA CORRECTA INTERPRETACION DEL TEXTO

El Espíritu Santo es el intérprete por excelencia de la Biblia. No restándole importancia a este principio, es necesario considerar ciertos métodos de gran utilidad. El peligro puede ser doble: descartar los métodos convencionales en forma absoluta, o confiar demasiado en ellos, olvidando la necesidad de depender de la oración, y por medio de ella, del Espíritu Santo.

         19.      Los dos peligros en considerar los métodos para interpretar el texto son:

   a.

   b.


     A.      HACER USO DEL CONTEXTO

   El contexto es todo el material que antecede y sigue al texto. Cuando es considerado ampliamente, proporciona una mejor interpretación del texto. Tomando como ejemplo el capítulo siete de Romanos, es difícil llegar a una correcta interpretación del mismo sin consultar los primeros seis capítulos y leer el capítulo ocho también. Por lo general, un texto es parte de todo el argumento general del libro. Por eso, bien se ha dicho: “Un texto sin su contexto es un pretexto”.

         20.      El contexto quiere decir:
        a.      otro texto bíblico similar o parecido a un texto determinado de la Biblia.
        b.      una porción de la Biblia más grande que el texto que estudiamos, y que forma en sí una unidad, algunas veces como parte de un argumento.
        c.      la explicación que podemos encontrar del texto en algún comentario bíblico.

         21.      ¿Cuál es el contexto de:

     a.      Salmo 119:105?
     b.      Lucas 13:24?


     B.      ESTUDIAR EL FONDO HISTORICO

   Esto se refiere al lugar, la fecha, las circunstancias políticas, sociales y culturales de cuando se escribió el libro o pasaje particular de la Biblia. También se debe averiguar la vida del autor, las circunstancias de los individuos a quienes se dirige el escritor, y el propósito central del escritor.

   Tomando como ejemplo el Evangelio según San Lucas, cuando un predicador quiera predicar de algún pasaje de este Evangelio, será bueno que antes de hacerlo conteste las siguientes preguntas: ¿quién era el autor del Evangelio?, ¿dónde se encontraban el autor y el destinatario?, ¿en qué circunstancias se encontraban?, ¿cuál es el propósito central? El material para dar respuestas a estas preguntas puede encontrarse en parte en el mismo Evangelio, en otros libros de la Biblia, o en un diccionario y comentarios bíblicos. Cuando se examinan todas estas cosas antes de preparar el sermón en sí, la predicación es más rica.

         22.      Busque en un diccionario bíblico, y si es posible, también en un comentario bíblico, las circunstancias históricas de cuando se escribió el Evangelio de San Lucas, tanto del autor como del destinatario, y anote en el espacio a continuación. los datos que a usted le parecen más importantes


     C.      CONOCER EL SIGNIFICADO DE LAS PALABRAS MAS IMPORTANTES DEL TEXTO

   Un diccionario bíblico y uno de la lengua española le prestarán una gran ayuda, el primero para saber el significado de las palabras que tienen un uso especial según la Biblia, el segundo en relación a las palabras castellanas de difícil comprensión.

   Además, es importante recordar que una misma palabra puede tener diferente significado en la Biblia, de acuerdo al lugar donde se encuentre. Esto es muy común con un gran número de palabras. Para esto le será de gran utilidad a usted como predicador tener un buen comentario bíblico en su biblioteca particular.

         23.      Cuando encontramos palabras difíciles en la Biblia que no conocemos exactamente lo que quieren decir:
        a.      debemos ponernos en oración hasta que se nos esclarezca la mente, y súbitamente podamos comprender su significado.
        b.      es bueno anotarlas en un cuaderno especial para ello, y consultar con una persona preparada cuando la veamos.
        c.      debemos utilizar un diccionario bíblico o uno de la lengua castellana.

         24.      Lea Lucas 15:1–7. Luego busque en un diccionario bíblico las palabras que aparecen a continuación, y anote con sus propias palabras el significado de cada una de ellas.

     a.      Publicanos.
     b.      Fariseos.
     c.      Parábolas.
     d.      Pecador.
     e.      Justo.
     f.      Arrepentimiento.
     g.      Oveja.
     h.      Gozo.

   Después de esto, vuelva a leer el pasaje de Lucas 15:1–7, y vea como se ha enriquecido el pasaje.


     D.      DETERMINAR SI EL LENGUAJE ES LITERAL O FIGURADO

   Es necesario examinar si las palabras en el texto quieren decir literalmente lo que expresan, o tienen otro sentido. Esto es importante, pues corremos el peligro de interpretar erróneamente un texto, lo que tendría consecuencias desastrosas.

         25.      Lea los dos pasajes, y escriba el significado que usted cree que deben tener los dos textos citados.

     a.      Lea Salmo 119:105–112. Texto: Salmo 119:105. Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino.

     b.      Lea Lucas 13:22–30. Texto: Lucas 13:24. Esforzaos a entrar por la puerta angosta.


     E.      HACER USO DE LOS PASAJES PARALELOS

   Un pasaje paralelo es aquel que aparece en dos o más partes, aunque no necesariamente con los mismos detalles ni en las mismas palabras. La versión Reina Valera revisada en 1960 proporciona gran ayuda al respecto. Por ejemplo, si usted tiene la revisión de 1960 de la Biblia, busque 2 Reyes 18, la narración del reinado del rey Ezequías. Se dará cuenta que entre paréntesis está la cita de otro pasaje paralelo donde también se narra el reinado de Ezequías.

         26.      Usando una Biblia Reina Valera revisada en 1960, anote después de cada cita el pasaje o los pasajes paralelos.

     a.      Jueces 1:11–15.

     b.      Números 21:21–30.

     c.      1 Crónicas 21:1–27.

     d.      Marcos 16:1–11.

         27.      Compare Lucas 11:13 con Mateo 7:11. ¿En qué son iguales y en qué son diferentes?


     F.      CONOCER LAS COSTUMBRES DE LOS PUEBLOS A LOS CUALES SE DIRIGE EL AUTOR

   Dentro de las costumbres se encuentran el sistema de vivienda, cultivo y métodos de cosecha, sistemas de guerra, clases de vestidos, alimentación, gobierno, sistemas religiosos y otras cosas de menor importancia. También sería bueno averiguar sus sistemas de valores morales. Por ejemplo, para entender el Salmo 119:105 sería bueno saber algo de los tipos de lámparas y cómo se usaron en aquel entonces.

         28.      ¿Qué costumbres debe conocer para interpretar Lucas 13:24?


     G.      INTERPRETARLO EN ARMONIA CON TODA LA ENSEÑANZA BIBLICA

   Si al estudiar un texto se observa una aparente contradicción con algún otro aspecto básico de la Biblia, entonces es necesario hacer un profundo y cuidadoso examen de todos los demás textos que tratan del mismo tema, a fin de llegar a una correcta conclusión. La Biblia no contiene contradicciones doctrinales. Estas existen en nuestra incapacidad mental y espiritual.

   Al llegar a un texto de esta clase, antes de dar una interpretación superficial y peligrosa, se deben considerar los siguientes aspectos: ¿qué quiso decir el autor en este texto?, ¿por qué dijo esto?, ¿en qué circunstancias lo dijo?, ¿qué relación tienen estas palabras con el resto del libro o con otros libros? Un estudio con estas consideraciones ayuda a aclarar en la mente del predicador las posibles confusiones.

         29.      ¿Qué debe hacer el predicador al llegar a un texto que presenta una aparente contradicción con algún otro aspecto básico de la Biblia?


     H.      APLICAR LOS PRINCIPIOS BASICOS QUE TUVIERON VALOR EN EL PASADO

   Si Dios tuvo algo importante que decir hace dos mil o más años al hombre de esa época, de seguro que también lo tiene hoy. Dios habló, está hablando y hablará por medio de su Palabra. Sus enseñanzas no envejecen. Las necesidades del hombre actual son tan similares y urgentes como las del pasado. Es imposible aplicar literalmente todos los asuntos sociales y políticos, pero sí las grandes verdades espirituales y morales.

   Los principios que operaron en los asuntos sociales y políticos son principios humanos válidos para todas las épocas humanas. Si la aplicación de tales principios estuvo de acuerdo a las circunstancias de aquel entonces, le toca al estudioso de las Sagradas Escrituras buscar los principios operantes, y buscar con la ayuda de Dios la aplicación de esos mismos principios a las circunstancias por las que atravesamos hoy día. De seguro el Señor también satisfará hoy día las inquietudes del hombre moderno, como lo hizo en el pasado.

         30.      Estudie detenidamente Santiago 5:1–6 en su Biblia y anote a continuación los principios básicos que motivan la necesidad de un mensaje concreto a una situación social injusta.

         31.      Cree usted que esos principios pueden aplicarse a situaciones concretas hoy día.  ¿Por qué cree usted eso?
  


     I.      INVESTIGAR LAS INTERPRETACIONES DE OTROS ESTUDIANTES DE LA BIBLIA

   Sólo después de haber orado intensamente y estudiado la Palabra, de acuerdo a los principios de interpretación ya expuestos, se deben consultar las interpretaciones de los comentarios. Es muy posible que después de haber hecho un estudio serio, se encuentren muy pocas cosas nuevas en tales libros. Hacerlo así ayudará a no depender demasiado de los comentarios bíblicos.

   Pero hay que consultarlos siempre que se pueda, porque esas interpretaciones están hechas por hombres de Dios de gran capacidad y a base de estudios muy técnicos y cuidadosos. Son hombres que forman parte de la iglesia de Jesucristo. Confiamos en que han sido puestos en las manos de Dios para hacer un trabajo tan delicado como ése.

         32.      ¿Cuándo deben consultarse las interpretaciones de los comentarios?
        a.      Al iniciar su estudio del texto.
        b.      Al averiguar el contexto.
        c.      Después de haber estudiado cuidadosamente en oración el texto.

         33.      Estudie el versículo citado a continuación, y luego escriba en las líneas que siguen cómo entiende usted el texto y qué aplicación práctica a la doctrina cristiana tiene. Es probable que tenga que consultar con algún diccionario bíblico las palabras que crea necesarias a fin de interpretar correctamente el texto. Tales palabras claves serán: Palabra de Dios, camino, lámpara, etc.

   Salmo 119:105: Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino.

         34.      Escriba los nueve métodos estudiados en esta lección que se debe usar para la correcta interpretación del texto.

   a.

   b.

   c.

   d.

   e.

   f.

   g.

   h.

   i.


AUTOEVALUACION

         1.      Dé por lo menos cuatro razones por las que un texto bíblico es necesario para el mensaje.

   a.

   b.

   c.

   d.

   e. (opcional)

         2.      Indique cinco consejos en cuanto a cómo seleccionar un texto.

   a.

   b.

   c.

   d.

   e.

         3.      Nombre por lo menos siete métodos que se deben usar para interpretar correctamente el texto.

   a.

   b.

   c.

   d.

   e.

   f.

   g.

   h. (opcional)

   i. (opcional)
 

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