... El que tiene este cargo, ha de ser irreprensible, debe ser apto para enseñar; no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6
13 Y dijo ’Elohim a Noé: El fin de toda carne viene ante mí. Por cuanto la tierra se ha llenado de violencia a causa de ellos, he aquí los destruyo con la tierra. 14 Hazte un arca de madera de ciprés, y harás compartimentos al arca, y la calafatearás con brea por dentro y por fuera. 15 Y esto es lo que le harás: Trescientos codos será la longitud del arca, cincuenta codos su anchura, y treinta codos su altura. 16 Harás una claraboya al arca y la rematarás a un codo por arriba, pondrás una puerta en un lado del arca, y le harás planta baja, segunda y tercera. 17 Y he aquí que Yo, sí, Yo hago caer un diluvio de aguas sobre la tierra para destruir toda carne en que hay aliento de vida bajo los cielos. Todo lo que hay en la tierra perecerá. 18 Pero estableceré mi pacto contigo, y entrarás en el arca, tú y tus hijos, tu mujer y las mujeres de tus hijos contigo. 19 También harás entrar en el arca dos de cada ser viviente, de toda carne, para que sobrevivan contigo. Serán macho y hembra. 20 De las aves, según su especie. De las bestias, según su especie. Y de todo reptil del suelo, según su especie. Dos de cada irán a ti para que sobrevivan. 21 Y tú, toma para ti de todo alimento comestible y almacénalo contigo, pues te será de sustento para ti y para ellos. 22 E hizo Noé conforme a todo lo que le había ordenado ’Elohim, así hizo.
El diluvio
7 Y dijo YHVH a Noé: Entra tú y toda tu casa en el arca, porque a ti he visto justo ante mi presencia entre esta generación. 2 De todo animal limpio tomarás contigo siete pares, macho y su hembra, pero del animal que no es limpio tomarás dos: el macho y su hembra. 3 También de las aves del cielo, de siete en siete, macho y hembra, para preservar la descendencia sobre la faz de toda la tierra. 4 Porque dentro de siete días Yo haré llover sobre la tierra durante cuarenta días y cuarenta noches, y borraré todo lo que existe, lo que he hecho de sobre la faz de la tierra. 5 E hizo Noé conforme a todo lo que YHVH le había ordenado. 6 Era Noé de seiscientos años cuando el diluvio de aguas vino sobre la tierra. 7 Y ante las aguas del diluvio Noé entró en el arca, y con él sus hijos, su mujer, y las mujeres de sus hijos. 8 Del animal limpio, y del animal que no es limpio, y de las aves, y de todo lo que repta sobre el suelo, 9 de dos en dos llegaron a Noé, al arca, macho y hembra, conforme ’Elohim había ordenado a Noé. 10 Y sucedió que a los siete días, las aguas del diluvio estaban sobre la tierra. 11 En el año seiscientos de la vida de Noé, en el segundo mes, el día diecisiete del mes, ese mismo día fueron resquebrajadas todas las fuentes del gran abismo, y las compuertas de los cielos fueron abiertas, 12 y fue la lluvia sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches. 13 En ese mismo día entró Noé en el arca, con Sem, Cam y Jafet, hijos de Noé, la mujer de Noé, y las tres mujeres de sus hijos con ellos. 14 Ellos, y toda bestia salvaje según su especie, y todo animal según su especie, y todo reptil que repta sobre la tierra según su especie, y toda ave según su especie, y todo pájaro, todo alado. 15 Y llegaron a Noé, al arca, de dos en dos, de toda carne en que había aliento de vida. 16 Y los que llegaron, macho y hembra de toda carne, entraron tal como lo había ordenado ’Elohim. Y YHVH cerró por él. 17 Y fue el diluvio sobre la tierra durante cuarenta días. Las aguas crecieron y levantaron el arca, y ésta se elevó sobre la tierra. 18 Las aguas fueron arreciando y crecieron mucho sobre la tierra, y flotaba el arca sobre la superficie de las aguas. 19 Y las aguas crecieron muy por encima de la tierra, de modo que quedaron cubiertas todas las altas montañas que están debajo de todos los cielos. 20 Quince codos más arriba crecieron las aguas, y las montañas quedaron cubiertas. 21 Y pereció toda carne que se movía sobre la tierra, tanto ave como animal y fiera, y de todo bicho que pulula sobre la tierra, y todos los hombres. 22 Todo lo que respiraba espíritu de vida con sus narices, todo lo que estaba en lo seco, murió. 23 Y borró todo lo que existía sobre la faz de la tierra, desde el hombre hasta la bestia, el reptil y el ave de los cielos, fueron borrados de la tierra, y en el arca quedó solamente Noé y los que estaban con él. 24 Y prevalecieron las aguas sobre la tierra ciento cincuenta días.
1 Hubo un hombre en la tierra de Uz llamado Job, y era aquel varón perfecto y honrado, temeroso de Dios y apartado del mal. 2 Y le nacieron siete hijos y tres hijas. 3 Su hacienda era de siete mil ovejas, tres mil camellos, quinientas yuntas de bueyes, quinientas asnas y una muy numerosa servidumbre, de modo que este hombre era el más grande de todos los orientales. 4 Sus hijos solían ofrecer banquetes en sus casas, cada uno en su día respectivo, y acostumbraban a invitar a sus tres hermanas para que comieran y bebieran con ellos. 5 Y ocurría que al finalizar los días del festín, Job enviaba por ellos para purificarlos, y levantándose de madrugada, ofrecía holocaustos por todos ellos, conforme a su número, pues decía Job: Quizás mis hijos han pecado contra ’Elohim y blasfemado en su corazón. Así hacía Job siempre.
10 Al séptimo día, cuando el rey estaba alegre a causa del vino, ordenó a Mehumán, Bizta, Harbona, Bigta, Abagta, Zetar y Carcas, los siete eunucos que servían al rey Asuero, 11 que condujeran a la reina Vasti ante el rey, ornada con la corona real, para mostrar su belleza a la gente y a los príncipes, porque era muy hermosa. 12 Pero la reina Vasti se negó a cumplir la orden que el rey envió a través de los eunucos, por lo que el rey se indignó en gran manera y se llenó de ira. 13 Entonces el rey, como era la costumbre del rey con los que conocían la ley y el derecho 14 (de quienes los más cercanos eran Carsena, Setar, Admata, Tarsis, Meres, Marsena y Memucán, los siete príncipes de Persia y Media, quienes veían el rostro del rey y se sentaban los primeros en el reino) consultó a los sabios que conocían los tiempos, diciendo: 15 Según la ley, ¿qué ha de hacerse con la reina Vasti por no haber cumplido la orden del rey Asuero enviada mediante los eunucos? 16 Entonces respondió Memucán ante el rey y los príncipes: La reina Vasti no ha faltado el respeto solamente el rey, sino también a todos los príncipes y a todos los pueblos que están en todas las provincias del rey Asuero. 17 Porque esta acción de la reina llegará a oídos de todas las mujeres, las cuales podrían menospreciar a sus maridos cuando se diga que el rey Asuero ordenó a la reina Vasti que se presentara ante él, y ella no quiso. 18 Y en este mismo día las princesas de Persia y de Media, enteradas del proceder de la reina, podrán decir lo mismo a todos los príncipes del rey, de modo que se levantará una gran indignación y desprecio. 19 Si parece bien al rey, expídase un edicto real de su parte, que sea escrito entre las leyes de Persia y de Media, con carácter irrevocable, que Vasti no comparezca más ante la presencia del rey Asuero, y otorgue el rey su título de reina a otra más digna que ella. 20 Y así, cuando el edicto del rey, el que va a hacer, sea oído en todo su reino ¡que siempre sea grande! todas las mujeres darán honra a sus maridos, desde el más importante hasta el más humilde. 21 Y el consejo agradó al rey y a los príncipes, y el rey hizo conforme a la palabra de Memucán, 22 y envió cartas a todas las provincias del rey, a cada provincia según su escritura, y a cada pueblo según su lengua, para que cada varón fuera cabeza en su casa y lo difundiera conforme a la lengua de su pueblo.
Ester, elegida reina
2 Después de estas cosas, cuando la ira del rey Asuero se hubo aplacado, se acordó de Vasti, y de lo que había hecho y de lo que había sido decretado contra ella. 2 Entonces los asistentes personales que servían al rey dijeron: Búsquense para el rey jóvenes vírgenes y de hermoso parecer, 3 y designe el rey funcionarios en todas las provincias de su reino para que reúnan a todas las jóvenes vírgenes y de hermosa apariencia en Susa, la ciudadela, en el harén, bajo la custodia de Hegai, eunuco del rey, guardián de las mujeres, y que se les den sus atavíos, 4 y la joven que sea agradable ante los ojos del rey, que reine en lugar de Vasti. Y el consejo agradó al rey, y lo hizo así. 5 Había un varón judío en Susa, la ciudadela, llamado Mardoqueo ben Jair, hijo de Simei, hijo de Cis, benjamita, 6 el cual había sido deportado de Jerusalem con los cautivos que fueron deportados con Jeconías, rey de Judá, a quien Nabucodonosor rey de Babilonia había llevado cautivo. 7 Éste había criado a Hadasa (que es Ester), hija de un tío suyo, porque ella no tenía padre ni madre, y la muchacha era de bella figura y hermosa apariencia. Cuando murieron su padre y su madre, Mardoqueo la tomó como hija suya. 8 Y cuando se divulgó la orden del rey y su edicto, aconteció que muchas doncellas fueron reunidas en la ciudadela de Susa bajo la custodia de Hegai, y Ester también fue llevada al palacio real, al cuidado de Hegai, guardián de las mujeres. 9 Y la joven halló gracia ante sus ojos y él fue bondadoso con ella, por lo que se apresuró a darle sus atavíos y ungüentos, y le asignó siete doncellas del palacio real para que la sirvieran, y la puso con sus doncellas en el mejor lugar del harén. 10 Ester no declaró cuál era su pueblo ni su linaje, porque Mardoqueo le había ordenado que no lo declarara. 11 Y cada día Mardoqueo se paseaba delante del patio del harén para saber cómo estaba Ester y cómo la trataban. 12 Y al llegar el turno de cada doncella para acudir al rey Asuero, al cabo de haber estado doce meses sometidas al reglamento vigente para las mujeres (porque el tiempo de su embellecimiento era este: seis meses con óleo de mirra y otros seis meses con perfumes y atavíos femeninos), 13 entonces la doncella acudía al rey; y todo lo que ella pedía le era dado, para llevar consigo del harén al palacio real. 14 Entraba por la tarde, y por la mañana regresaba a un segundo harén, al cuidado de Saasgaz, eunuco del rey y guardián de las concubinas. Y no acudía más al rey, a menos que el rey la deseara, y la mandara a llamar por su nombre. 15 Y cuando le tocó el turno de ir al rey a Ester, hija de Abihail, tío de Mardoqueo, quien la había tomado por hija suya, ella no solicitó cosa alguna, sino lo que había indicado Hegai, eunuco del rey y guardián de las mujeres, pues Ester hallaba gracia a los ojos de todos cuantos la veían. 16 Así pues, Ester fue llevada al rey Asuero, a su palacio real, en el mes décimo, que es el mes de Tebet, en el año séptimo de su reinado. 17 Y amó el rey a Ester más que a todas las mujeres, y logró ante él más gracia y favor que todas las doncellas, tanto que él le puso la corona real sobre la cabeza, y la proclamó reina en lugar de Vasti. 18 Y el rey celebró un gran banquete para todos sus príncipes y servidores: el banquete de Ester; y condonó tributos a las provincias, y dio presentes conforme a la generosidad del rey. 19 Y cuando las doncellas fueron reunidas por segunda vez, Mardoqueo estaba junto a la puerta real. 20 Ester no había revelado aún su estirpe ni su pueblo, como le había encargado Mardoqueo; pues Ester hacía todo lo que le ordenaba Mardoqueo, como cuando ella era criada por él.