sábado, 17 de octubre de 2015

Hubo un hombre en la tierra, y era aquel varón perfecto y honrado, temeroso de Dios y apartado del mal...de modo que este hombre era el más grande de todos

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6







PREPARÉMONOS PARA ENSEÑAR EN LA CONGREGACIÓN
Job 1:1-5
1      Hubo un hombre en la tierra de Uz llamado Job, y era aquel varón perfecto y honrado, temeroso de Dios y apartado del mal.
2      Y le nacieron siete hijos y tres hijas.
3      Su hacienda era de siete mil ovejas, tres mil camellos, quinientas yuntas de bueyes, quinientas asnas y una muy numerosa servidumbre, de modo que este hombre era el más grande de todos los orientales.
4      Sus hijos solían ofrecer banquetes en sus casas, cada uno en su día respectivo, y acostumbraban a invitar a sus tres hermanas para que comieran y bebieran con ellos.
5      Y ocurría que al finalizar los días del festín, Job enviaba por ellos para purificarlos, y levantándose de madrugada, ofrecía holocaustos por todos ellos, conforme a su número, pues decía Job: Quizás mis hijos han pecado contra ’Elohim y blasfemado en su corazón. Así hacía Job siempre.

Título

La Historia de un Hombre Justo
Job 1:1–5

¿Se ha fijado que muchas veces los que procuran vivir para Dios y agradarle son los que sufren en esta vida? Esta realidad parece ser una contradicción al concepto popular que tiene la mayoría de los cristianos de que el que anda en comunión personal con Dios debe gozar de prosperidad.

¿Por qué sufren los justos? El libro de Job nos presenta la historia verídica de un hombre que nos obliga a considerar esta pregunta. Job era un varón fiel a Dios que pasaba por una serie de circunstancias difíciles, sin comprender el plan de Dios en medio de esa experiencia trágica. Al leer su historia, nos identificamos con él en sus aflicciones y dudas. ¿Dónde está Dios? ¿Por qué no le ayuda?

A través del relato de Job, aprenderemos mucho acerca de lo que Dios hace con su pueblo. Al terminar el estudio de este libro, entenderemos mejor la forma en que Dios Ileva a Su pueblo hacia la madurez.


¡REFLEXIONEMOS!

 ¿Por qué sufre un hijo de Dios? En seguida consideraremos las opiniones de algunos amigos de uno que sufre. Veremos cómo tratan de ayudarle. Si le tocara a usted ayudar a un cristiano que sufre, ¿qué le diría? ¿Cómo se le puede explicar esta clase de aflicción al que la padece? ¿Qué respuestas se oyen hoy en cuanto a esta clase de pregunta? Se espera que antes de terminar este libro, aprendamos una mejor manera de ayudar a los que sufren. 

Examinaremos pues, algunos aspectos importantes del plan de Dios.

EL AUTOR

Aunque el libro de Job no presenta ningún indicio de quién lo escribió, se ha sugerido una larga lista de posibles autores. Job mismo es una posibilidad. El conocimiento tan detallado de los eventos sucedidos da evidencia de que el autor era un testigo ocular. Los escritores de la Biblia frecuentemente relatan sus propias experiencias en tercera persona. Otro testigo ocular que se ha mencionado como posible autor es Eliú; parece ser el que más comprendía la situación entre sus contemporáneos.

Algunos comentaristas han sugerido autores bíblicos conocidos. Si Moisés escribió los demás libros de ese período, bien pudo haber escrito este relato también. Al igual que en algunos otros casos, Dios podría haberle revelado a Moisés lo que hacía y que Job no podía comprender. Esta teoría encuentra cierto apoyo en el hecho de que Uz estaba cerca de Madián, donde Moisés vivió durante cuarenta años.

Salomón es otra posibilidad. Escribió la mayor parte de los libros de sabiduría del Antiguo Testamento. Su estructura poética es similar a la que él solía emplear. 

Muchas de las ideas plasmadas en estos libros se asemejan a sus enseñanzas también.

Estos posibles autores son tan sólo una muestra de los muchos que se han sugerido. Cualquiera de ellos pudo haberlo escrito. Obviamente Dios no quiso indicarnos con seguridad quién lo escribió. El mensaje del libro demuestra claramente que a fin de cuentas la fuente es Dios.

LA FECHA

Dada la dificultad para identificar al autor del libro, resulta prácticamente imposible comprobar a ciencia cierta la fecha en que fue escrito. Las fechas propuestas oscilan entre 2000 y 200 a.C. Quienquiera que se sugiera como autor del libro determinará la fecha establecida.

Sin embargo, la evidencia es más clara en cuanto a la fecha de los eventos descritos en el libro. Las condiciones presentadas indican que Job vivió durante la época de los patriarcas de Israel, alrededor de 2000 a.C.

La mayor certeza en favor de esta fecha es la edad de Job. Después de su restauración, Job vivió 140 años más (42:16–17). Al sumar tantos años a su experiencia y madurez anterior, tendría que haber vivido unos 200 años aproximadamente. 

Si aceptamos el relato de Génesis como una base para evaluar la vida normal de la gente de sus contemporáneos, se colocaría a Job durante el tiempo de Taré, el padre de Abram (Gén. 11:32). Aunque el número decreciente de años de vida mencionado en el relato de Génesis no puede emplearse para definir una fecha exacta, seguramente sirve para señalar la tendencia general de la época.

Hay algunos otros indicios de que Job vivió durante la época de los patriarcas. El estilo de vida era agrícola. La riqueza se medía conforme a la cantidad de cabezas de ganado, no de acuerdo a la cantidad de plata u oro. El mayor núcleo social más importante era la familia. Job desempeñó el cargo de sacerdote familiar. Por último, es notable la falta de referencias tanto para la ley mosaica como para Israel.

ANTECEDENTES HISTORICOS

Poco se sabe acerca del trasfondo de Job. Como Melquisedec, Job entra en el escenario y sale inadvertido, sin ningún indicio en cuanto a sus antepasados ni en cuanto al futuro de sus descendientes.

En los días en que Dios Ilamó a Abraham, además de sus familiares, había otros que confiaban en Dios. Como en el caso de Abraham, no hay ningún indicio respecto a la forma en que ellos decidieron acercarse a Dios. 

Es posible que aprendieran acerca de El en sus hogares, por medio de los padres de familia que recordaran las experiencias de su antecesor Noé y, por eso, seguían fieles al Dios de su patriarca. Aparentemente Job era uno de aquellos hombres, por lo que le recordamos juntamente con otros grandes hombres de la fe.

EL PROPÓSITO Y EL TEMA

El relato en cuanto a Job se escribió para contestar a la pregunta de: “¿Por qué sufren los justos?” Se nos presentan varias alternativas para contestar esta interrogante. La respuesta simplista que proponen los tres amigos de Job, de que el sufrimiento es el resultado del pecado, muchas veces es cierto, pero no se aplica a todos los casos. A veces el sufrimiento se avecina para perfeccionar al pueblo de Dios y enseñarles a confiar más en El.

Aunque Dios nunca contestó directamente la pregunta de Job, le hizo cambiar su perspectiva. Cuando las respuestas humanas no sirven para contestar satisfactoriamente las preguntas de alguien que sufre, es necesario que esa persona adquiera una nueva visión del Dios soberano que tiene el control de Su universo. Cuando el hombre logra ver a Dios tal como El es, puede ser que aún no comprenda lo que Dios hace, pero está dispuesto a confiar en El y en los buenos propósitos que tiene para con Su pueblo. Job fija sus ojos en Dios y esto lo satisface. Ya no tiene que saber el porqué de su situación.

Así que, Job es un libro acerca de Dios y la forma en la que trata a Su pueblo, y es asimismo, un libro que trata el tema del sufrimiento. El libro nos revela la naturaleza de Dios y nos enseña mucho en cuanto a Su forma de perfeccionar a Sus hijos. Por eso, nos debe ayudar a aprender cuál ha de ser nuestra actitud a la luz de esta revelación divina.

Además del problema del sufrimiento y la revelación de Dios, Job presenta un ejemplo concreto del conflicto espiritual en el que todos participamos en este mundo. Aunque sin saberlo, mediante su experiencia Job participó en un conflicto mucho mayor, el enfrentamiento de Satanás ante Dios para controlar la vida de los hombres.
Al observar la vida de un hombre sometido voluntaria y fielmente a la autoridad de Dios en su vida, Satanás se dedicó a tratar de provocar su caída. A pesar de las múltiples acechanzas de Satanás, Job se mantuvo fiel a Dios.

El ejemplo de Job debe servirnos de advertencia como pueblo de Dios en cuanto a los propósitos de Satanás y la forma en que nos ataca. Hará todo lo posible para hacernos caer. La fidelidad de Job y su posterior restauración debe motivarnos a seguir su ejemplo y mantenernos fieles. Al someternos voluntariamente a la autoridad de Dios, podemos colaborar con El en la victoria de Su reino sobre el de Satanás.

LA ORGANIZACION DEL LIBRO

El libro comienza con una introducción donde se presenta el conflicto espiritual del cual la historia de Job forma parte (1–2). Se describen los eventos celestiales que provocaron el sufrimiento de Job.

La mayor parte del libro expone el debate humano en lo tocante a las causas del sufrimiento (3–37). El diálogo se desarrolla a través de tres ciclos del debate entre Job y sus tres amigos. Esta discusión gira alrededor de la relación entre el pecado y el sufrimiento (3–31). 

Los amigos de Job insisten en que sólo los pecadores sufren. Job protesta porque él es inocente y de cualquier manera sufre. Cuando el primer debate en base a la lógica humana resulta inútil, Eliú interviene para demostrar que el sufrimiento es un medio que Dios emplea para la edificación y purificación de sus hijos (32–37).

Al fin, Dios interviene para dar la última palabra en cuanto al tema. Sin embargo, Dios no contesta directamente la pregunta de Job. Este, al ver a Dios tal como El es, queda satisfecho; no hacían falta más explicaciones (38–42:6). El relato concluye con una descripción de la restauración de Job y de las bendiciones que Dios le da una vez pasada la prueba (42:7–17).

PLAN DE PRESENTACIÓN

PROLOGO: EL CONFLICTO ESPIRITUAL Job 1–2
EL RAZONAMIENTO HUMANO Job 3–37
LA REVELACION DIVINA Job 38–42:6
EPILOGO: EL RESULTADO DEL CONFLICTO Job 42:7–17

LAS CIRCUNSTANCIAS DE Job 1:1–5

El libro principia con un prólogo que explica la verdadera naturaleza de estos eventos en la vida de Job 1–2. La experiencia de Job formaba parte de un conflicto espiritual mucho mayor que la prueba que se cernía sobre él. Se encontraba en medio del enfrentamiento eterno de Satanás ante Dios.

Job nunca escuchó esta parte de la historia. El autor explica por qué un Dios justo estaría dispuesto a permitir que uno de Sus hijos pasara por un período de aflicción. Es una lástima que Job no hubiera podido leer este aspecto de la historia antes de pasar por semejante prueba. 

Le habría sido mucho más fácil comprender y aceptar el plan de Dios para su vida a través de aquellos momentos difíciles. Parte del proceso de crecimiento espiritual de Job implicaba la necesidad de confiar en Dios aun cuando no podía entender lo que le pasaba.


Su Carácter Job 1:1
La primera escena del libro comienza en Uz, un pequeño pueblo al sureste de Palestina. En cuanto a su carácter, Job era un hombre recto. Reconocía la autoridad de Dios y se había sometido a esa autoridad. Trataba de agradar a su Señor y evitar el mal.

La descripción de su carácter deber ser interpretada con cuidado. Por su naturaleza humana, Job se incluye entre los que Pablo menciona como pecadores (Rom. 3:23). Al calificárle como un hombre “perfecto” en el Antiguo Testamento, el autor se refiere a su integridad. La expresión traducida del original señala que Job era un hombre “intachable” o “irreprensible”. Nadie podía hallar motivo para criticarle, ni en su relación con Dios, ni en su relación con su prójimo.

La vida diaria de Job demostraba que era un hombre que andaba en comunión con Dios. Reconocía que su Señor merecía reverencia y temor. Además, se había dado cuenta de que Dios exigía un estilo de vida justo. El libro deja claro desde un principio que Job no estaba sufriendo por causa del pecado. Era un varón de Dios ejemplar.

JOB NO SUFRIA POR HABER PECADO

Su prosperidad  Job 1:2–3
El resultado de la fidelidad en su relación con Dios fue la bendición y la prosperidad. La sumisión a Dios y la bendición recibida se extendió también hacia toda su familia.
Dios le dio una gran familia que sería una bendición y una ayuda fuerte para la vida agrícola en la tierra donde Dios le colocó. Además, Dios le había prosperado con una gran cantidad de animales, a tal grado que el pasaje dice que su hacienda era la mayor de entre todos los orientales de su tiempo. Job gozaba de muchas bendiciones y le sobraban motivos para estar agradecido con Dios.

JOB FUE PROSPERADO POR DIOS

Su Familia Job 1:4–5
Aparentemente los hijos de Job estaban muy unidos. Pasaban mucho tiempo juntos. Siempre se reunían para celebrar cumpleaños y otras ocasiones especiales.
Job servía delante de Dios como sacerdote familiar. Es notable su inquietud por el estado espiritual de sus hijos. Job reconocía que Dios demandaba un sacrificio de sangre para perdonar los pecados. 

Por eso, él le ofrecía sacrificio todos los días, en caso de que alguno de sus hijos hubiera pecado. Quería estar seguro de que todos ellos estuvieran en buena comunión con Dios. Aunque esta actividad quedaría prohibida después del establecimiento de la ley, era la norma durante la época de los patriarcas (Gén. 8:20, 12:7–8). 

Esta responsabilidad sacerdotal del padre requería de una gran inversión tanto de su tiempo como de sus posesiones. Sin embargo, Job lo hizo de buena gana porque procuraba el bienestar de su familia.


¡REFLEXIONEMOS!

 Job reconoció la gran responsabilidad que Dios le había otorgado como padre. Es evidente que estaba muy interesado en el bienestar de sus hijos. Por lo tanto, invirtió tiempo y dinero en ellos para asegurarse de su buen estado espiritual. ¿Cuáles son las implicaciones del ejemplo de Job para nosotros en la actualidad? ¿Qué pasos podemos dar para asegurarnos del estado espiritual correcto de nuestros hijos? ¿Habrá algo específico que usted deba hacer para el bienestar espiritual de sus hijos?

En todo el sentido de la palabra, Job era un hijo de Dios ejemplar. Andaba en comunión con Dios e intentaba agradarle en todo. Cumplió fielmente con sus responsabilidades en relación con Dios, con su prójimo y con su propia familia. Por lo tanto, Dios le bendijo. Este hombre recto gozaba de la verdadera prosperidad.

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