martes, 19 de julio de 2016

Vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas.

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




CLASIFICACIÓN DE SERMONES: CÓMO HACERLOS
EL SERMÓN TEMATICO

CLASIFICACION DE SERMONES

Hay muchos tipos de sermones, y muchas maneras de clasificarlos. Al intentar clasificarlos, los escritores de homilética usan diferentes definiciones, y en el uso de estas definiciones hay una considerable extensión en la clasificación. 

Hay escritores que clasifican los sermones: 
  • según su contenido o tema, 
  • en base a su estructura, 
  • respecto al método psicológico utilizado cuando se presentan los mensajes. 
Hay otros métodos de clasificación de sermones, pero quizás el método menos complicado sea el de clasificarlos como:
  • temáticos, 
  • textuales y 
  • expositivos. 

Estudiaremos la preparación de mensajes bíblicos considerando estos tres tipos principales.


DEFINICION DE UN SERMON TEMÁTICO
Empezamos nuestra consideración del sermón temático con una definición, porque si esta definición es comprendida totalmente, el estudiante conseguirá dominar los elementos básicos de un discurso temático.



Un sermón temático es aquel cuyas principales divisiones

se derivan del tema con independencia del seguimiento de un
texto.

Consideremos cuidadosamente esta definición. La primera parte afirma que las principales divisiones tienen que hacerse en base al tema misma. Esto significa que el sermón temático empieza con un tema, y que las partes principales del sermón consisten en ideas que provienen de dicho tema.



La segunda parte de la definición declara que el sermón temático no exige un texto como base de su mensaje. Ello no significa que el mensaje no vaya a ser bíblico, sino que indica solamente que no es un texto de las Escrituras la base del sermón temático.



Sin embargo, para asegurar que el mensaje sea totalmente bíblico en su contenido, debemos empezar con un tema o asunto bíblico. Las principales divisiones del bosquejo del sermón deben sacarse de este tema bíblico, y cada división principal debe estar apoyada por una referencia bíblica. Los versículos que apoyan las principales divisiones debieran, por lo general, sacarse de pasajes de la Biblia que estén bastante separados entre sí.


EJEMPLO DE UN SERMÓN TEMÁTICO




Para comprender aún más la definición, pongamos manos a la obra con un sencillo bosquejo temático.


Para nuestro tema, seleccionaremos las razones de las oraciones sin respuesta. Señalemos ahora que no estamos usando un texto, sino un tema bíblico. De este tema tenemos que descubrir qué es lo que la Biblia da como razones de la oración no contestada.



Al meditar y recordar varias partes de las Escrituras que se refieren a nuestro tema, podremos hallar textos como los que siguen, todos los cuales indican por qué, frecuentemente, las oraciones quedan sin respuesta: Santiago 4:3; Salmo 66: 18; Santiago 1:6-7; Mateo 6:7; Proverbios 28:9 y 1a Pedro 3:7. 


Es aquí donde una buena Biblia con referencias, una concordancia exhaustiva o una Biblia temática, como la Nave's Topical Bible. pueden ser de incalculable utilidad.

Con la ayuda de estas referencias hallamos las siguientes causas detrás de la oración sin respuesta:
                     I. Pedir mal (Santiago 4: 3)
                    II. Pecado en el corazón (Salmos 66: 18)
                   III. Dudar de la Palabra de Dios (Santiago  1:6·7)
                   IV. Repeticiones vanas (Mateo 6:7)
                    V. Desobediencia a la Palabra (Proverbios 28:9)
                   VI. Comportamiento desconsiderado en la relación conyugal (1 Pedro 3:7)


Aquí tenemos un bosquejo temático bíblico, con cada división principal derivada del tema -razones para la oración sin respuesta- y cada división apoyada por un versículo de las Escrituras.

UNIDAD DE PENSAMIENTO
Se verá del ejemplo acabado de dar, que el sermón temático contiene una idea central. 

En otras palabras, este bosquejo trata acerca de un solo tema: las razones de la oración sin respuesta

Podemos pensar en otros importantes hechos acerca de la oración, como: 
  • el Significado de la oración, 
  • la importancia de la oración, 
  • el poder de la oración, 
  • los métodos de la oración y 
  • los resultados de la oración. 
Sin embargo, a fin de conformarse a la definición de un sermón temático, tenemos que sacar las partes principales del bosquejo del tema mismo; esto es, tenemos que limitar todo el bosquejo a la idea contenida en el tema. 

Temas como: 
  • el significado de la oración o su importancia 
deben ser omitidos en este mensaje concreto, por cuanto nuestro tema nos limita a tratar solamente acerca de los factores que impiden la respuesta a nuestras oraciones.

CLASES DE TEMAS
Las Escrituras tratan acerca de todas las fases de la vida y actividad humanas que se puedan imaginar. 

Revelan, también, los propósitos de Dios en gracia hacia los hombres, tanto en el tiempo como en la eternidad. Así, la Biblia contiene un fondo inagotable de temas de los que el predicador puede conseguir material para mensajes temáticos apropiados para cada ocasión y condición en que se hallen los hombres. 

Por medio de la constante y diligente búsqueda en la Palabra, el hombre de Dios enriquecerá su propia alma con preciosas gemas de verdades divinas y podrá también compartir su riqueza espiritual con otros, de forma que también ellos vengan a ser ricos en las cosas. que realmente valen, tanto para el tiempo como para la eternidad.

Del inmenso tesoro que es la Sagrada Escritura podemos sacar temas como éstos:
  • influencias benéficas, 
  • cosas pequeñas que Dios usa, 
  • fracasos de los santos de Dios, 
  • bendiciones a través del sufrimiento, 
  • resultados de la incredulidad, 
  • absolutos divinos que conforman el carácter, 
  • los imperativos de Cristo, 
  • los deleites del cristiano, 
  • las mentiras del diablo 
  • conquistas de la cruz, 
  • marcas de nacimiento del cristiano 
  • problemas que nos dejan perplejos, 
  • las glorias del cielo, 
  • anclas del alma, 
  • remedios para dolencias espirituales, 
  • las riquezas del Cristiano, 
  • conceptos bíblicos de educación infantil y dimensiones del servicio cristiano.
En estudios posteriores de este estudio se mostrarán al estudiante los principios básicos para la construcción de las principales divisiones de los bosquejos temáticos. 

Al considerar estos bosquejos, el lector se dará cuenta de que no sólo cada bosquejo tiene un tema o asunto, sino también un título que difiere del tema. 

Para nuestro propósito presente, señalemos que materia, tema y asunto son sinónimos. 

El título, por otra parte, es el nombre dado al sermón, otorgado de una manera interesante o atractiva.

ELECCIÓN DE TEMAS
Al entregarse al estudio temático de la Biblia, el estudiante descubrirá una tan gran variedad de temas, que puede preguntarse cómo elegir uno apropiado para su mensaje.

Si vamos a saber qué tema seleccionar, tenemos que buscar la conducción del Señor. Esta conducción la recibiremos pasando tiempo en oración y en meditación de la Palabra de Dios.

Otros factores pueden también entrar en la elección de una materia. La elección puede quedar determinada por el tema acerca del que se le pide al ministro que hable, o por la ocasión específica en que tiene que darse el mensaje. 

Además, ciertas condiciones en una congregación determinada, pueden indicar que sea necesario, o aconsejable, seleccionar un tema apropiado a las circunstancias.

Aunque un sermón temático no se base directamente en un texto, puede darse un versículo de las Escrituras como idea, en base de la cual, se puede erigir un bosquejo temático. 

Por ejemplo, en Gálatas 6:17 leemos: «De aquí en adelante nadie me cause molestias; porque yo traigo en mi cuerpo las marcas del Señor Jesús.» 

Estas palabras nos atraen: «Yo traigo en mi cuerpo las marcas del Señor Jesús.» Al comparar con el margen de la revisión 1977 de Reina-Valera, vemos que la columna central de la traducción alternativa es «cicatrices». 

Es indudable que Pablo se refiere aquí a las cicatrices dejadas por las heridas producidas en su cuerpo por sus perseguidores por causa de Cristo, cicatrices que eran marcas elocuentes de que pertenecía a Cristo para siempre.

Las fuentes extrabíblicas revelan que cuando Pablo escribió estas palabras, no solo se usaban los hierros candentes con animales, sino también para marcar a humanos, dejando señales sobre la carne que no podían ya borrarse ni ser eliminadas. 

Había, por lo menos, tres clases de personas que llevaban marcas de este tipo:
  1. esclavos que pertenecían a sus dueños, 
  2. soldados que en ocasiones se marcaban con el nombre del general bajo el que servían, como prenda de su total lealtad a su causa, y 
  3. devotos que quedaban dedicados de por vida a un templo y a la deidad que era adorada allí.
Como resultado de esta información, hacemos el bosquejo temático que se muestra a continuación:

Título: «Las marcas de Jesús»
Tema: Las marcas en la vida de un cristiano consagrado
           l. Como el esclavo, un cristiano consagrado lleva la marca de propiedad del                     Señor al que pertenece (1 Corintios 6:19-20; Romanos 1 :1)
          II. Como el soldado, un cristiano consagrado lleva la marca de lealtad al                            Capitán al que sirve
          III. Como el devoto, un cristiano consagrado lleva la marca de adorador del                        Señor a quien rinde culto (Filipenses 1:20; 2 Corintios 4:5)

PRINCIPIOS BÁSICOS PARA LA PREPARACION DE BOSQUEJOS TEMÁTICOS

1. Las principales divisiones debieran estar en orden lógico o cronológico.
   Esto significa que debiéramos proponemos desarroIlar el bosquejo con una cierta        progresión, ya lógica, ya cronológica, pero que esta elección entre orden lógico o        cronológico debe ir determinada por la naturaleza del tema. 

   Como nuestro tema elegimos verdades vitales con respecto a Jesucristo, Ilegamos      así al siguiente bosquejo:

Título: «Digno de adoración» .
Tema : Verdades vitales acerca de Jesucristo
            I. El es Dios manifestando en carne (Mateo 1:23)
           II. El es el Salvador de los hombres ( 1 Timoteo 1:15)
          III. El es el Rey que ha de venir (Apocalipsis 11: 15)

Observemos que este bosquejo está en orden cronológico.
Jesucristo, el Hijo de Dios, primeramente se encarnó, después fue a la cruz dando allí Su vida para venir a ser nuestro Salvador, y un día volverá como Rey de reyes y  Señor de señores. 

Observemos también que, en consecuencia a la definición de un sermón temático, las divisiones no se derivan del título, sino del tema o asunto. 

Lo mismo sucede con todos los bosquejos temáticos que se dan. a continuación en este estudio.

Otro ejemplo de progresión en un bosquejo es el que se da a continuación, con las divisiones dispuestas en orden lógico. 

El tema trata de características de la esperanza del creyente, pero emplearemos las cuatro palabras, «La esperanza del creyente», como el sencillo título del bosquejo:

Título: «La esperanza del creyente»
Tema: Características de la esperanza del creyente
           I. Es una esperanza viva (1 Pedro 1:3)
          II. Es una esperanza salvadora (1 Tesalonicenses 5:8)
         III. Es una esperanza cierta (Hebreos 6:19)
         IV. Es una buena esperanza (2 Tesalonicenses 2:16)
          V. Es una esperanza que no se ve (Romanos 8:24).
         VI. Es una esperanza bienaventurada (Tito 2: 13)
        VII. Es una esperanza de vida eterna (Tito 3:7)

Obsérvese que el bosquejo llega a su punto culminante en la última división.

2. Las principales divisiones pueden ser un   análisis del tema.
   Para analizar un tema, tenemos que dividirlo en sus partes componentes, y cada parte del bosquejo contribuirá así a la globalidad de la consideración del tema. 

Tomemos los principales datos acerca de Satanás en la Biblia como nuestro tema, y usando «Satanás, nuestro supremo enemigo» como título, podemos analizar el tema de la siguiente manera:

Título: «Satanás, nuestro supremo enemigo»
Tema: Principales datos acerca de Satanás en la Biblia
           I. Su origen (Ezequiel 28:12-17)
          II. Su caída (Isaías 14:12-15)
         III. Su poder (Efesios 6: 11-12; Lucas 11:14-18)
         IV. Su actividad (2 Corintios 4:4; Lucas 8: 12; 1 Tesalonicenses 2:18)
          V. Su destino (Mateo  25:41)

Obsérvese que si se omitiera, por ejemplo, la segunda división principal de este bosquejo, no tendríamos un análisis satisfactorio del tema, por cuanto una de las características básicas del tema estaría ausente. 

Sin embargo, es posible que un estudio adicional de la Biblia acerca del tema de Satanás pueda resultar en otro u otros dos importantes puntos añadidos al bosquejo. 

Obsérvese también que, siguiendo la norma dada las divisiones están dispuestas en orden lógico.

3. Las principales divisiones pueden presentar las varias pruebas de un tema.
    El bosquejo que se muestra a continuación está hecho así:

    Título: «Hacia el conocimiento de la Palabra de Dios»
    Tema: Algunos de los beneficios de conocer la Palabra de Dios

               I. El conocimiento de la Palabra de Dios nos hace sabios para salvación (2                      Timoteo 3: 15)
               II. El conocimiento de la Palabra de Dios nos guarda del pecado (Salmos                          119: 11)
              III. El conocimiento de la Palabra de Dios produce crecimiento espiritual (1                         Pedro 2:2)
              IV. El conocimiento de la Palabra de Dios resulta en una vida victoriosa                               (Josue 1:7-8)

Se verá que cada una de las principales divisiones de este bosquejo confirma la tesis del tema; es decir, cada afirmación en las divisiones principales exhibe uno de los beneficios de conocer la Palabra de Dios.

4. Las divisiones principales pueden tratar un tema por analogía o por contraste     con algo que se halle en las Escrituras.
   En un bosquejo temático de este tipo se compara o contrasta un tema con algo relacionado con él en la Biblia. 

Por ejemplo, leemos en Mateo 5:13 que el Señor Jesús dijo: 
«Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres,» 

Un examen del contexto en que se halla este versículo indica claramente que Cristo se refiere al testimonio del creyente y que asemeja su testimonio a la sal. 

Podemos por ello preparar un bosquejo con el título:
«Un testimonio eficaz», haciendo que cada división consista en una comparación entre el testimonio del creyente y la sal:

Título: «Un testimonio eficaz»
Tema: Una comparación entre el testimonio del creyente y la sal
           I. Como la sal, el testimonio del creyente debería sazonar (Colosenses 4:6)
          Il. Como la sal, el testimonio del creyente debería purificar (La Tesalonicenses                  4: 4)
          Ill. Como la sal, el testimonio del creyente no debería perder su sabor (Mateo 5:                13)
        IV. Como la sal, el testimonio del creyente debería crear sed en otros (1 Pedro 2:               12)

5. Las principales divisiones pueden ser expresadas mediante una cierta                 palabra o frase constante de las Escrituras repetida a través del bosquejo.
    La frase «Dios es poderoso» o «Aquel que es poderoso»,o «(Él) que es poderoso» (donde Él está implicado en la forma verbal de tercera persona, refiriéndose al Señor) aparece una cierta cantidad de veces en las Escrituras. Usando esta base para cada división principal, obtenemos el siguiente bosquejo:

Título: «El poderío de Dios»
Tema: Algunas de las cosas que Dios puede hacer
           I. Puede salvar (Hebreos 7:25)
          II. Es poderoso para guardar (Judas 24)
         III. Es poderoso para Socorrer (Hebreos  2: 18)
         IV. Puede sujetar (Filipenses 3:21)
          V. Es poderoso para dar gracia (2 Corintios 9:8)
         VI. Es poderoso para hacer mucho más allá de lo que pensamos o pedimos                      (Efesios3: 20)

6. Las principales divisiones pueden ser apoyadas por una palabra o frase               idéntica de las Escrituras por todo el bosquejo.
   Esto significa que se emplea la misma palabra o frase de las Escrituras, no en el bosquejo, como en el caso de la norma anterior, sino en la justificación de la afirmación de cada división. 

Como ejemplo, se da un bosquejo desarrollado en base a un estudio de la expresión «en amor», que aparece seis veces en la Epístola a los Efesios. Al usar el tema: «Hechos con respecto a la vida de amor», y al señalar cada referencia bíblica en el bosquejo, se verá que esta expresión apoya cada una de las divisiones principales:
Título: «La vida de amor»
Tema: Hechos con respecto a la vida de amor
           I. Se basa en el propósito eterno de Dios (Efesios 1:4-5)
          Il. Es producida por Cristo morando en el creyente (Efesios 3:17)
         IIl. Debería manifestarse en nuestras relaciones cristianas (Efesios 4:1-2;                           Efesios 4:15)
         IV. Resultará en edificación y crecimiento de la iglesia (Efesios 4:16)
          V. Queda ejemplificada por el mismo Jesucristo (Efesios 5:1-2)
El estudiante diligente encontrará que la repetición de palabras y frases significativas es un fenómeno frecuente en la Biblia. Algunas veces puede hallarse la aparición repetida de expresiones significativas dentro de un libro determinado, como sucede en el caso anterior. 

Estas repeticiones no son accidentales, sino que, indudablemente, están registradas en la Palabra de Dios para que tomemos especial nota de ellas. El libro de los Salmos, así como las epístolas de Pablo y la Epístola a los Hebreos, son especialmente ricos en reiteraciones de palabras y frases significativas. 

Un cuidadoso estudio del contexto en el que aparecen estas palabras o frases resultará en muchos y útiles mensajes.

7. Las divisiones principales pueden consistir en un estudio de palabras,                 mostrando los varios significados de una cierta palabra o palabras en las             Escrituras.

El estudio de palabras puede ser un examen de las lenguas originales de una palabra usada en la Biblia castellana.

Mediante esto, el predicador puede mostrar los varios matices de significado de los que pueda no estar consciente el lector de la Biblia castellana. Por ejemplo, el verbo traducido «andar» en la versión castellana Reína-velera 1960 del Nuevo Testamento puede provenir de trece verbos griegos, y estos trece verbos sugieren otras tantas maneras en que puede en tenderse el verbo «andar».

Tal estudio de palabras puede ser un examen del original, a fin de descubrir los matices de aquella palabra en griego o hebreo. Por ejemplo, el nombre «honor» se
usa en cuatro sentidos diferentes en el Nuevo Testamento griego, y de un estudio de su utilización en el texto original podemos llegar al siguiente bosquejo:

Título: «Valoraciones: de Dios o del hombre»
Tema: Significados de la palabra «honor» en el Nuevo Testamento griego
           I. Un precio que se paga (1 Corintios 6:20)
          II. El valor que algunos hombres dan a las ordenanzas humanas (Colosenses                   2:23)
         III. Estima o respeto dado a otro (1 Timoteo 1:17 ; Hebreos 2:9)
         IV. El gran valor de Cristo para el creyente (1 Pedro 2:7)

No es necesario poseer conocimiento del hebreo o del griego a fin de llevar a cabo un estudio de palabras. 

  • La concordancia de las Sagradas Escrituras, de Carlos P. Denyer (Caribe),  
  • el Léxico - concordancia del Nuevo Testamento en griego y español, de Jorge G. Parker (Mundo Hispano), 
  • la Concordancia analítica greco-española del Nuevo 
    Testamento greco-español, de J. Stegenga y A. E. Tuggy (Libertador), y 
  • el Diccionario expositivo de palabras del Nuevo 
    Testamento, de W. E. Vine (CLlE), adaptado a la versión Reina-Valera 1960, con numerosas referencias a la revisión de 1909, 1977 
  • Versión Moderna, por Santiago Escuain, 
Así como otras ayudas gramaticales hoy día disponibles, capacitarán al estudiante que no conozca los lenguajes originales de las Escrituras a hacer una valiosa investigación en semántica.

De una manera similar, un estudio de palabras puede seguir una palabra o frase significativa a través de las Escrituras, estudiándola en sus relaciones contextuales e inductivamente. 

En otras palabras, revisamos cada referencia específica a una palabra o frase particular y después comparamos, analizamos y clasificamos nuestras observaciones, con el propósito de llegar a una conclusión válida con respecto a aquella palabra o frase.

Por ejemplo, consideremos la frase «he pecado». Mediante el uso de una concordancia como la de Denyer, descubrimos un total de 16 veces en que esta expresión aparece en el Antiguo y Nuevo Testamentos. 

Al examinar las relaciones contextuales de cada una de estas referencias, así como al compararlas y analizarlas, descubrimos que la frase «he pecado» no constituye necesariamente una expresión de verdadera confesión. 

Después clasificamos nuestras observaciones y las ponemos en forma de bosquejo. Bajo el título «Confesiones: verdaderas o falsas», mostramos que la expresión «he pecado», cuando es utilizada por los varios caracteres bíblicos, puede significar una variedad de cosas:

          I. Una expresión de temor
             Nótese el caso de Faraón (Exodo 9:27, 10:16); de Acán (Josué 7:20): de                      Simei (2 Samuel 19:20)
         II. Una expresión insincera 
             Nótese el caso de Saúl (1 Samuel 15:24,30)
        III. Una expresión de remordimiento
             Nótese el caso de Saúl (1.0 S. 26:21): de Judas (Mateo 27:4)
        IV. Una expresión de verdadero arrepentimiento
             Nótese el caso de David (Salmos 51:4) (cp. 2 Samuel 12:13); de Nehemías                  (Nehemias 1:6): del hijo pródigo (Lucas 15:18, 21)

8. Las principales divisiones no debieran ser apoyadas portextos de prueba             retorcidos     fuera de su contexto
Existe siempre el peligro, en los estudios temáticos, de que un texto sea sacado fuera de su contexto; por ello, el predicador debe tener cuidado, de manera constante, de que cada referencia bíblica citada para apoyar una afirmación en su bosquejo, sea utilizada con precisión y en armonía con el evidente propósito de su autor.

SERMONES DOCTRINALES
El estudio temático es admirablemente apropiado para la preparación del sermón doctrinal. 

La doctrina seleccionada constituye el tema. Podemos limitar el tema a un solo aspecto de la doctrina. Por ejemplo, podemos escoger como tema el significado de la redención, y seleccionar unos pocos pasajes clave para formar la base del bosquejo. 

Pero si hemos de aprender toda la verdad con respecto a una doctrina determinada, es necesario cubrir todo el campo de las Escrituras, señalando todas las referencias pertinentes a aquella doctrina.

Una vez estudiadas cada una de estas referencias en sus propias relaciones con su contexto, compulsamos, analizamos y clasificamos nuestros hallazgos, y con ello deberiamos ser capaces de obtener una base bíblica firme para nuestras conclusiones.

SERIE DE MENSAJES TEMÁTICOS

«Retratos del hombre perfecto» seria el encabezamiento de la siguiente serie de sermones:
  • «El amor de Jesús»
  • «El rostro de Jesús»
  • «Las manos de Jesús»
  • «Las lágrimas de Jesús»
  • «La cruz de Jesús»
  • «La sangre de Jesús»
  • «El nombre de Jesús»
De los ejemplos de los bosquejos temáticos ya dados en este capítulo, debiera ya estar clarificado que las principales divisiones para cada mensaje de estos tipos de series no se derivarán de los títulos, sino de temas especificas que están relacionados con estos encabezamientos. 

Por ejemplo, para preparar un discurso temático con el título: «El amor de Jesús», podemos usar cualquiera de los siguientes temas: características de Su amor, manifestaciones de Su amor, o los objetos de Su amor.

En caso de que un pastor viera la necesidad de que su congregación tuviera conocimiento de ciertas formas de error, podría elegir el encabezamiento general de: 

«Engaños espirituales comunes», y usar los siguientes como titulo de una serie:
  • «El engaño de los Testigos de Jehová»
  • «El engaño del Mormonismo»
  • «El engaño de la Ciencia Cristiana»
  • «El engaño del Adventismo del Séptimo Día»
  • «El engaño de la "Unidad"»
  • «El engaño del Espiritismo»
«Viviendo en un plano más sublime» podria ser la base de una serie de sermones con títulos como los propuestos a continuación:
  • «La vida disciplinada»
  • «La vida consagrada»
  • «La vida con contentamiento»
  • «La vida llena de oración»
  • «La vida abundante»
Otra excelente serie podría ser la llamada: 

«Vida cristiana victoriosa», usando títulos como los siguientes:

  • «Cómo ser un cristiano en crecimiento»
  • «Cómo ser un cristiano espiritual»
  • «Cómo ser un cristiano útil»
  • «Cómo ser un cristiano reposado»
  • «Cómo ser un cristiano feliz»
  • «Cómo ser un cristiano victorioso»
Un plan que podría tener un especial significado en estos tiempos podría llevar el encabezamiento de: 

«El hogar cristiano», e incluir títulos como los que siguen:
  • «La base de un hogar cristiano»
  • «La relación de la esposa con su marido y con Cristo»
  • «La responsabilidad del marido hacia su mujer y hacia Cristo»
  • «Los privilegios de la paternidad»
  • «Disciplina en el hogar»
  • «Devociones familiares»
  • «Amenazas contra el hogar cristiano»
  • «Vida familiar feliz»
«Examinando la Biblia» puede ser el encabezamiento general de otro grupo de mensajes interrelacionados, con título como los siguientes:
  • «¿Es cierta la Biblia?»
  • «¿Hay contradicciones en la Biblia?»
  • «¿Tiene relevancia la Biblia hoy?»
  • «¿Cómo podemos entender la Biblia?»
  • «¿Podemos confiar en nuestras versiones castellanas de la Biblia?»
Un estudio de los temas principales en un libro o grupo de libros de la Biblia dará también sugerencias para una serie de discursos. 

Consideremos como un ejemplo la Primera y Segunda. Epístolas a los Tesalonicenses. Estas epístolas contienen varios temas doctrinales, y de ellos podemos aprender qué es lo que Pablo enseñaba a los primitivos cristianos acerca de: 
  • Dios, 
  • Jesucristo, 
  • Espíritu Santo, 
  • Evangelio,
  • camino de la salvación, 
  • la Segunda Venida de Cristo
  • los creyentes 
  • Satanás. 
Cada uno de estos ocho asuntos podrían ser seguidos a través de una o de las dos epístolas.

Como ilustración, seleccionaremos la Segunda Venida de Cristo, y al estudiar la Primera Epístola observaremos que la Segunda Venida de Cristo es mencionada en cada capítulo de la epístola. 

Así, se deriva el siguiente bosquejo:

Título: «La bienaventurada esperanza del creyente»
Tema: Efectos de la esperanza de la Segunda Venida de Cristo en el creyente
           I. Produce paciencia (1 Tesalonicenses 1:10)
          lI. Asegura la recompensa por la obra efectuada (1 Tesalonicenses 2:19)
         Ill. Satisface los anhelos de santidad (1 Tesalonicenses 3:13)
         IV. Consuela en el dolor (1 Tesalonicenses 4:13)
          V. Enriquece la oración (1 Tesalonicenses 5:23)

Podemos observar otro tema hallado en Primera y Segunda Tesalonicenses. 

La palabra «hermanos» aparece no menos de veinticuatro veces en las dos epístolas, diecisiete veces en la primera y siete veces en la segunda. 

Un examen de la utilización de esta palabra en su contexto podría constituir otro
interesante grupo de mensajes interrelacionados.

Antes de dejar la materia de las series de temas, se debería señalar que hay dos reglas importantes a observar en la presentación de cualquier serie de mensajes. 

En primer lugar, la serie debería ser breve. Aunque la serie pueda recibir un buen tratamiento con una variedad considerable, la congregación es susceptible a perder el interés si se presenta un tema principal a lo largo de un período prolongado de tiempo. 

En segundo lugar, la serie debería evidenciar orden o progreso.
Por lo general, una disposición aleatoria de sermones relacionados no es tan eficaz como una disposición en la que los mensajes están cuidadosamente planificados en un orden apropiado. Ello también sirve para aumentar el interés al ir llegando la serie a su punto culminante.

CONCLUSION
El desarrollo pleno del bosquejo temático tiene que esperar a una instrucción más plena, pero si el estudiante ha seguido lo que se presenta en este capítulo puede, mediante una cuidadosa aplicación de los principios aquí contenidos, aprender a preparar el bosquejo básico de un mensaje bíblico temático.

EJERCICIOS
1. Preparar un bosquejo temático usando uno de los temas relacionados bajo la               sección Clases de temas. Cerciorarse de que las divisiones se deriven del tema y       de que tengan un sólido apoyo bíblico.
2. Preparar un bosquejo temático, usando un tema de propia elección, y apoyar cada       división principal mediante un pasaje apropiado de las Escrituras. Seguir                       cuidadosamente los principios anteriormente sugeridos.
3. Relacionar siete temas apropiados para un servicio del Día de la Madre, y hacer un     bosquejo temático para uno de ellos.
4. Hallar una palabra o frase significativa que aparezca repetidas veces en un libro del     Nuevo Testamento, y desarrollar un bosquejo temático en base a las repeticiones         de aquella palabra o frase.
5. Tómese un asunto amplio, y relaciónense seis títulos adecuados para una serie de     mensajes acerca de dicho asunto. Disponer la lista entera en un orden que pueda       resultar en la presentación más eficaz. Desarrollar a continuación un                             bosquejo acerca de un tema relacionado con uno de estos seis títulos.
6. Siguiendo la regla 4 de Principios básicos para la preparación de bosquejos                 temáticos, desarrollar un bosquejo tópico acerca del «Tesoro. de Dios» en el que la     división consista en una comparación entre los hijos de Dios y un tesoro.
7. Examínese la Epístola a los Filipenses y prepárese una lista de cinco                           características doctrinales. Formúlese un bosquejo temático de la misma Epístola       sobre uno cualquiera de estos cinco temas.
8. Con la ayuda de una concordancia completa, preparar un estudio de palabras             acerca de la palabra «perdonar».
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miércoles, 13 de julio de 2016

Al que nos ama y nos libró de nuestros pecados con su sangre, y nos constituyó en un reino, sacerdotes para Dios su Padre; a él sea la gloria y el dominio para siempre jamás

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




La Revelación de Jesucristo

                 Un Libro Muy Atípico
                                                                                                                                Apocalipsis 1
“Nunca profetices”, decía el cómico estadounidense Josh Billings, “porque si tu profecía es errada, nadie lo olvidará; y si profetizas correctamente, nadie lo recordará”.
A través de los siglos las profecías han venido y se han ido; y sin embargo el libro que el apóstol Juan escribió hacia fines del primer siglo todavía está con nosotros. 
Puedo recordar que lo leía cuando niño, y me preguntaba de qué trataba. Incluso hoy, con muchos años de estudio concentrado a mis espaldas, todavía me fascinan su mensaje y sus misterios.
En Apocalipsis 1, Juan presenta su libro y nos da la información esencial para apreciar y entender esta profecía.
  El título   (Apocalipsis 1:1a)
La palabra “apocalipsis”, desdichadamente, hoy es sinónimo de caos y catástrofe. El verbo en griego simplemente significa quitar la cubierta, revelar, hacer manifiesto. En este libro el Espíritu Santo levanta el telón y nos da el privilegio de ver al Cristo glorificado en el cielo y el cumplimiento de sus propósitos soberanos en el mundo.
En otras palabras, Apocalipsis es un libro abierto en el cual Dios revela sus planes y propósitos para su iglesia. 
Cuando Daniel terminó de escribir su profecía, recibió la instrucción: “cierra las palabras y sella el libro” (Daniel 12:4); pero a Juan se le dan las instrucciones opuestas: “No selles las palabras de la profecía de este libro” (Apocalipsis 22:10). 
¿Por qué? Desde el Calvario, la resurrección y la venida del Espíritu Santo, Dios ha dado paso a los “postreros días” (Hebreos 1:1–2) y el cumplimiento de sus propósitos ocultos en este mundo. “El tiempo está cerca” (Apocalipsis 1:3; 22:10).
La profecía de Juan es primordialmente la revelación de Jesucristo, y no la revelación de sucesos futuros. No hay que divorciar a la Persona de la profecía, porque sin la Persona no puede haber cumplimiento de la profecía. 
“Él no es incidental a la acción”, escribió el Dr. Merrill Tenney, “Él es el Tema principal”. En Apocalipsis 1–3, a Cristo se le ve como el exaltado Sacerdote y Rey ministrando a las iglesias. 
En Apocalipsis 4–5, se le ve en el cielo como el glorificado Cordero de Dios, reinando en el trono. En Apocalipsis 6–18, Cristo es el Juez de toda la tierra; y en Apocalipsis 19, él vuelve a la tierra como el Rey de reyes vencedor. El libro concluye con el Esposo celestial escoltando a su esposa, la iglesia, a la gloriosa ciudad celestial.
Sea lo que sea que hagas al estudiar este libro, conoce mejor al Salvador.
  El autor   (Apocalipsis 1:1b–2, 4, 9; 22:8)
El Espíritu Santo utilizó al apóstol Juan para darnos tres clases de literatura inspirada: el Evangelio de Juan, las tres epístolas y el libro de Apocalipsis. Sus propósitos se pueden bosquejar como sigue:
        Evangelio                                    Epístolas                                Apocalipsis  Crean, Apoc 20:31                     Estén seguros, 1 Juan 5:13     Estén listos, Apoc 22:20  Vida recibida                              Vida revelada                          Vida recompensada  Salvación                                     Santificación                                Soberanía  El Profeta                                     El Sacerdote                                   El Rey
Juan escribió Apocalipsis alrededor del año 95 d. de C. durante el reinado del emperador romano Tito Flavio Domiciano. El emperador había exigido que se le adorara como “Señor y Dios”, y la negativa de los creyentes a obedecer su edicto llevó a severa persecución. 
La tradición dice que fue Domiciano quien envió a Juan a la isla de Patmos, una colonia penal romana fuera de la costa de Asia Menor. Siendo este el lugar del exilio de Juan, tal vez no sorprende que la palabra “mar” se halle veintiséis veces en este libro.
Durante el ministerio terrenal de Cristo, Juan y su hermano Jacobo le pidieron a Jesús lugares especiales de honor junto a su trono. El Señor les dijo que tendrían que hacer méritos para sus tronos al participar en sus sufrimientos. 
Jacobo fue el primer apóstol que murió como mártir (Hechos 12:1–2); Juan fue el último de los apóstoles que murió, pero sufrió en Patmos antes de su muerte. (Ve Mateo 20:20–23.)
¿Cómo le da el Señor el contenido de este libro a su siervo? De acuerdo a Apocalipsis 1:1–2, el Padre le dio la revelación al Hijo, y el Hijo se la dio al apóstol, usando “su ángel” como intermediario. 
  • A veces Cristo mismo le dio la información a Juan (Apocalipsis 1:10 en adelante); 
  • a veces fue un anciano (Apocalipsis 7:13); y 
  • a menudo fue un ángel (Apocalipsis 17:1; 19:9–10). 
  • A veces “una voz del cielo” le dijo a Juan qué decir y hacer (Apocalipsis 10:4). 
El libro vino de Dios a Juan, sin que importen cuáles fueron los varios medios de comunicación; y todo fue inspirado por el Espíritu.
La palabra “declaró” (Apocalipsis 1:1) es importante; quiere decir mostrar mediante una señal. En Apocalipsis el sustantivo se traduce como “señal” (Apocalipsis 15:1), “gran señal” (Apocalipsis 12:1, 3), y “señales” (Apocalipsis 19:20). 
Esta es la misma palabra que se usa en el Evangelio de Juan para los milagros de Jesucristo, porque sus milagros fueron eventos que llevaban un mensaje espiritual más profundo que simplemente la exhibición de poder. Al estudiar Apocalipsis, espera encontrar gran cantidad de simbolismo, mucho del mismo relativo al Antiguo Testamento.
¿Por qué usó Juan simbolismo? Por un lado, este tipo de “código espiritual” lo entendían sólo los que conocían a Cristo personalmente. 
Si los oficiales romanos hubieran tratado de usar Apocalipsis como evidencia contra los cristianos, el libro habría sido un acertijo y un enigma para ellos. Pero incluso una razón mayor es que el simbolismo no se debilita con el tiempo. 
Juan pudo echar mano de grandes imágenes en la revelación de Dios y compilarlas en un drama emocionante que por siglos ha animado a los santos perseguidos y sufrientes. Sin embargo, no debes concluir que el uso de simbolismo por parte de Juan indica que los sucesos descritos no son reales. ¡Son reales!
Hay una tercera razón por la que Juan usó simbolismo: los símbolos no sólo llevan información, sino también imparten valores y despiertan emociones. Juan podía haber escrito: “un dictador gobernará el mundo”, pero más bien describió una bestia. El símbolo dice mucho más que el mero título de “dictador”. En lugar de explicar un sistema mundial, Juan simplemente presentó a “Babilonia la grande” y contrastó la “ramera” con la “esposa”. El nombre “Babilonia” llevaría profunda verdad espiritual a los lectores que conocían el Antiguo Testamento.
Al estudiar el simbolismo que usa Juan, sin embargo, debemos tener cuidado para no permitir que nuestras imaginaciones se desboquen. Los símbolos bíblicos son consistentes con la revelación bíblica entera. Para algunos símbolos se nos da la explicación (Apocalipsis 1:20; 4:5; 5:8); otros se entienden por el simbolismo del Antiguo Testamento (Apocalipsis 2:7, 17; 4:7); y algunos símbolos no se explican para nada (la “piedrecita blanca” en Apocalipsis 2:17). ¡En Apocalipsis se hallan casi 300 referencias al Antiguo Testamento! Esto quiere decir que debemos anclar nuestras interpretaciones en lo que Dios ya ha revelado, para que no interpretemos mal este importante libro profético.
  Los lectores   (Apocalipsis 1:3–4)
Aunque el libro fue enviado originalmente a siete iglesias locales y reales en Asia Menor, Juan indica con claridad que todo creyente puede leerlo y beneficiarse del mismo (Apocalipsis 1:3). Es más, Dios prometió una bendición especial para el que lea el libro y obedezca su mensaje. (El verbo “leer” quiere decir leer en voz alta. Apocalipsis primero se leía en voz alta en reuniones de la iglesia local.) El apóstol Pablo había enviado cartas a siete iglesias: 

  1. Roma, 
  2. Corinto, 
  3. Galacia, 
  4. Éfeso, 
  5. Filipos, 
  6. Colosas y 
  7. Tesalónica; 
Y ahora Juan envía un libro a siete iglesias diferentes. Al principio del libro él tiene un mensaje especial de Cristo para cada iglesia.
Juan no envió este libro de profecía a las asambleas a fin de satisfacer la curiosidad de ellos en cuanto al futuro. El pueblo de Dios estaba atravesando intensa persecución y necesitaba estímulo. Al oir este libro, su mensaje debía darles fuerza y esperanza. Pero incluso más, su mensaje les ayudaría a examinar sus propias vidas (y la de cada asamblea local) para determinar cuáles aspectos necesitaban corrección. Ellos no debían sólo oír la Palabra, sino también guardarla; es decir, conservarla como tesoro y practicar lo que decía. La bendición vendría, no sólo por oír, sino incluso más al hacer (ve Santiago 1:22–25).
Vale la pena notar que hay siete “bienaventuranzas” en Apocalipsis: Apoc 1:3; Apoc 14:13; Apoc 16:15; Apoc 19:9; Apoc 20:6; Apoc 22:7, 14. 
El número siete es importante en este libro porque significa plenitud o estar completo. En Apocalipsis, Dios nos dice cómo él va a completar su gran obra y dar paso a su reino eterno.
En Apocalipsis hallarás:

  1.  Siete sellos (Apocalipsis 5:1), 
  2. Siete trompetas (Apocalipsis 8:6), 
  3. Siete copas (Apocalipsis 16:1), 
  4. Siete estrellas (Apocalipsis 1:16), y 
  5. Siete candeleros (Apocalipsis 1:12–20). 
Otros “sietes” en el libro los consideraremos al llegar a ellos en este estudio.
Los mensajes especiales a cada una de las siete iglesias se dan en Apocalipsis 2–3. Algunos ven en estas siete iglesias un panorama de la historia de la iglesia cristiana, desde los tiempos apostólicos (Éfeso) a los días apóstatas del siglo veinte (Laodicea). 
Aunque estas iglesias pueden ilustrar varias etapas en la historia de la iglesia, probablemente esa no fue la principal razón por la que estas asambleas en particular fueron seleccionadas. Más bien, estas cartas nos recuerdan que la Cabeza exaltada de la iglesia sabe lo que pasa en cada asamblea, y que nuestra relación con él y su Palabra determina la vida y el ministerio del cuerpo local.
Ten presente que las iglesias de Asia Menor estaban enfrentando persecución y era importante que se relacionaran apropiadamente con el Señor y unas con otras. Se las describe como siete candeleros separados, cada uno dando luz en un mundo oscuro (Filipenses 2:15; Mateo 5:14–16). 
Mientras más oscuro el día, más debe brillar la luz; desdichadamente existían situaciones por lo menos en cinco de estas asambleas que requerían corrección para que su luz resplandeciera en forma brillante. Al leer Apocalipsis 2–3 notarás que el Señor siempre les recuerda quién es él, y les anima a ser “vencedores”.
Es más, la promesa de la venida de Jesucristo debe ser para todos los creyentes, en toda época, una motivación a la obediencia y consagración (Apocalipsis 1:3, 7; 2:5, 25; 3:3, 11; 22:7, 12, 20; ve también 1 Juan 1:1–3). Ningún creyente debe estudiar la profecía meramente para satisfacer su curiosidad. Cuando Daniel y Juan recibieron las revelaciones de Dios en cuanto al futuro, ambos cayeron como muertos (Daniel 10:7–10; Apocalipsis 1:17). ¡Quedaron abrumados! Necesitamos abordar este libro como personas llenas de asombro y que adoran, y no como estudiantes académicos.
  La dedicatoria   (Apocalipsis 1:4–6)
“Si no dejas de escribir libros”, le dijo un amigo a Vargas Llosa, “¡se te van a acabar las personas a quienes dedicarlos!”. Apreció el elogio, pero no concordó con el sentimiento. ¡Juan no tuvo problemas para saber a quién debía dedicar el libro! Pero antes de escribir la dedicatoria, les recordó a sus lectores que era el trino Dios que los había salvado y los guardaría al enfrentar las pruebas de fuego del sufrimiento.
A Dios Padre se le describe como el Eterno (ve Apocalipsis 1:8; 4:8). Toda la historia es parte de su plan eterno, incluyendo la persecución que el mundo lanza contra la iglesia. Luego, al Espíritu Santo se le ve en su plenitud, porque no hay siete espíritus, sino uno. La referencia aquí probablemente es a Isaías 11:2.
Finalmente, a Jesucristo se le ve en su oficio triple como Profeta (testigo fiel), Sacerdote (primogénito de los muertos), y Rey (soberano de los reyes de la tierra). “Primogénito” no quiere decir el primero resucitado de los muertos, sino el más alto de los resucitados de los muertos. “Primogénito” es un título de honor (ve Romanos 8:29; Colosenses 1:15, 18).
Pero de las tres Personas de la Trinidad, es sólo a Jesucristo a quien se dedica este libro. ¿La razón? Por lo que él ha hecho por su pueblo. Para empezar, él nos ama (tiempo presente en la mayoría de manuscritos). 
Esto es paralelo al énfasis del Evangelio de Juan. También él nos lavó de nuestros pecados, o, como algunos textos dicen, nos libró de todos nuestros pecados. Esto es paralelo al mensaje de las Epístolas de Juan (ve 1 Juan 1:5 en adelante). Como máximo galardón, Cristo nos ha hecho sacerdotes de su reino, y este es el principal énfasis de Apocalipsis. 
Hoy, Jesucristo es el Sacerdote-Rey como Melquisedec (Hebreos 7), y nosotros estamos sentados con él en su trono (Efesios 2:1–10).
En su amor Dios llamó a Israel a que fuera un reino de sacerdotes (Éxodo 19:1–6), pero los judíos le fallaron a Dios, y por eso les fue quitado el reino (Mateo 21:43). Hoy, el pueblo de Dios (la iglesia) son sus reyes y sacerdotes (1 Pedro 2:1–10), ejerciendo autoridad espiritual y sirviendo a Dios en este mundo.
  El tema   (Apocalipsis 1:7–8)
El tema primordial del libro de Apocalipsis es el retorno de Jesucristo para derrotar todo mal y establecer su reino. Es definitivamente un libro de victoria y a su pueblo se le ve como “vencedores” (ve Apocalipsis 2:7, 11, 17, 26; 3:5, 12, 21; 11:7; 12:11; 15:2; 21:7). En su primera epístola Juan también llama al pueblo de Dios “vencedores” (1 Juan 2:13–14; 4:4; 5:4–5). 
A los ojos de la incredulidad, Jesucristo y su iglesia están derrotados en este mundo; pero por los ojos de la fe, él y su pueblo son verdaderos vencedores. Como Pedro Marshall dijo una vez: “Es mejor fallar en una causa que a la larga triunfará, que triunfar en una causa que a la larga fracasará”.
La afirmación en Apocalipsis 1:7: “He aquí que viene con las nubes”, describe el retorno de nuestro Señor a la tierra, y se amplía en Apocalipsis 19:11 en adelante. Esto no es lo mismo como su retorno en el aire para arrebatar a su pueblo (1 Tesalonicenses 4:13–18; 1 Corintios 15:51 en adelante). 
Cuando él venga para arrebatar a su iglesia, vendrá “como ladrón” (Apocalipsis 3:3; 16:15) y sólo los que han nacido de nuevo le verán (1 Juan 3:1–3). El suceso que se describe en Apocalipsis 1:7 lo presenciará todo el mundo, y especialmente la nación arrepentida de Israel (ve Daniel 7:13; Zacarías 12:10–12). Será público, y no secreto (Mateo 24:30–31), y marcará el punto máximo del período de la tribulación descrito en Apocalipsis 6–19.
Personas consagradas que estudian la Biblia no siempre han concordado en cuanto al orden de eventos que conducen al establecimiento del reino eterno de Dios (Apocalipsis 21–22). 
Personalmente estoy convencido de que el próximo suceso en el calendario de Dios es el arrebatamiento, cuando Cristo volverá en el aire y llevará a su iglesia a la gloria. 
La promesa de Cristo a la iglesia en Apocalipsis 3:10–11 indica que la iglesia no atravesará la tribulación, y Pablo respalda esto en 1 Tesalonicenses 1:10; 5:9–10. Para mí es significativo que no hay mención de la palabra “iglesia” entre Apocalipsis 3:22 y 22:16.
Después de que tenga lugar el arrebatamiento de la iglesia, tendrán lugar los sucesos descritos en Apocalipsis 6–19: 
  1. La tribulación, 
  2. El surgimiento del “hombre de pecado”, 
  3. La gran tribulación (la ira de Dios) y 
  4. La destrucción del gobierno mundial hecho por el hombre y entonces 
  5. El retorno de Cristo a la tierra para establecer su reino. 
Daniel indica que este período de problemas mundiales durará siete años (Daniel 9:25–27). En todo el libro de Apocalipsis hallarás medidas de tiempo que coinciden con este lapso de siete años (Apocalipsis 11:2–3; 12:6, 14; 13:5).

Los títulos que se le dan a Dios en el versículo 8 dejan en claro que él ciertamente puede cumplir sus propósitos divinos en la historia de los seres humanos. 
  • Alfa y Omega son la primera y última letras del alfabeto griego; así que, Dios está en el principio de todas las cosas y también en el fin. 
  • También es el todopoderoso, capaz de hacer cualquier cosa. Todopoderoso es un nombre clave para Dios en Apocalipsis (1:8; 4:8; 11:17; 15:3; 16:7, 14; 19:6, 15; 21:22).
A Dios Padre se le llama “el Alfa y la Omega” en Apocalipsis 1:8 y 21:6; pero el nombre también se aplica a su Hijo (Apocalipsis 1:11; 22:13). Este es un fuerte argumento para la deidad de Cristo. De igual manera, el título “el primero y el último” se remonta a Isaías (Isaías 41:4; 44:6; 48:12–13) y es otra prueba de que Jesús es Dios.
  La ocasión   (Apocalipsis 1:9–18)
El libro nació de:
  1. La profunda experiencia espiritual de Juan mientras estaba exiliado en Patmos.
  2. Lo que Juan oyó (vs. 9–11). En el día del Señor, Juan oyó una voz como de trompeta detrás de él. ¡Era Cristo hablando! Hasta donde sabemos, el apóstol no había oído la voz de su Señor desde que Cristo había retornado al cielo más de sesenta años antes. El Señor comisionó a Juan a que escribiera este libro y lo enviara a las siete iglesias que el Señor había seleccionado. Más adelante Juan oiría otra voz como de trompeta, llamándolo al cielo (Apocalipsis 4:1). (Algunos relacionan esto con 1 Tesalonicenses 4:13–18 y ven el “arrebatamiento” de Juan como un cuadro del arrebatamiento de la iglesia.)
  3. Lo que Juan vio (vs. 12–16). Juan vio una visión de Cristo glorificado. Apocalipsis 1:20 indica con claridad que no debemos interpretar esta visión en forma literal, porque está compuesta de símbolos. Los siete candeleros representan a las siete iglesias que recibirían el libro. Cada iglesia local es la portadora de la luz de Dios en este mundo oscuro. Compara esta visión con la de de Daniel (Daniel 7:9–14). Los vestidos de Cristo son los del Juez y Rey, uno con honor y autoridad. El cabello blanco simboliza su eternidad, “el Anciano de días” (Daniel 7:9, 13, 22). Sus ojos lo ven todo (Apocalipsis 19:12; Hebreos 4:12), permitiéndole juzgar con justicia. Sus pies de bronce bruñido también sugieren juicio, puesto que el altar de bronce era el lugar en donde el fuego consumía la ofrenda por el pecado. El Señor había venido a juzgar a las iglesias, y también juzgaría al sistema perverso del mundo. 
El “estruendo de muchas aguas” (Apocalipsis 1:15) ¡me hace pensar de las cataratas de Niágara! Tal vez dos ideas están sugeridas aquí: 
  1. Cristo reúne todos los “arroyos de revelación” y es la “última Palabra” del Padre para el hombre (Hebreos 1:1–3); 
  2. Él habla con poder y autoridad, y se le debe oír. La espada de su boca por cierto representa la Palabra viviente de Dios (Hebreos 4:12; Efesios 6:17). Él pelea contra sus enemigos usando su Palabra (Apocalipsis 2:16; 19:19–21).
Apocalipsis 1:20 nos informa que las siete estrellas en su mano representan a los ángeles (“mensajeros”, ve Lucas 7:24 en donde la palabra griega se traduce así), o tal vez pastores de las siete iglesias. Dios tiene a sus siervos y los coloca donde él quiere que “brillen” por él. En Daniel 12:3 a los sabios ganadores de almas se les compara con estrellas brillantes.
El rostro brillante del Señor nos recuerda su transfiguración (Mateo 17:2) y también la profecía de Malaquías 4:2 (“nacerá el Sol de justicia”). En el Antiguo Testamento el sol es una imagen común de Dios (Salmo 84:11), recordándonos no sólo de bendición, sino también juicio. ¡El sol puede quemar tanto como bendecir!
Esta visión de Cristo fue totalmente diferente en apariencia del Salvador que Juan conoció “en la carne” cuando el Señor ministraba en la tierra. Él no era el manso carpintero judío del cual los sentimentalistas gustan cantar. Es el Hijo de Dios resucitado, glorificado y exaltado, el Sacerdote-Rey que tiene autoridad para juzgar a todos los hombres, empezando con su propio pueblo (1 Pedro 4:17).
Lo que Juan hizo (vs. 17–18). ¡Cayó a los pies del Señor como si estuviera muerto! ¡Y éste es el apóstol que recostaba al lado de Jesús! (Juan 13:23). Una visión del Cristo exaltado puede producir sólo asombro y temor (Daniel 10:7–9). Necesitamos esta actitud de respeto hoy, cuando tantos creyentes hablan y actúan con indebida familiaridad hacia Dios. 
La respuesta de Juan ilustra lo que Pablo escribió en 2 Corintios 5:16: “Aun si a Cristo conocimos según la carne, ya no lo conocemos así”. Juan ya no está acurrucado junto al corazón del Señor, relacionándose con él como lo había hecho antes.
El Señor aquietó a Juan tocándole y hablándole (nota Daniel 8:18; 9:21; 10:10, 16, 18). “¡No temas!” es un gran estímulo para todo hijo de Dios. 
  • No tenemos que temer la vida, porque él es “el que vive”. 
  • No tenemos que temer la muerte, porque él ha muerto y está vivo, habiendo vencido a la muerte. 
  • Y no tenemos que temer la eternidad porque él tiene las llaves del Hades (el mundo de los muertos) y de la muerte. El que tiene las llaves es el que tiene autoridad.
Al principio de este libro Jesús se presentó a su pueblo en gloria majestuosa. Lo que la iglesia necesita hoy es una nueva consciencia de Cristo y su gloria. Necesitamos verle “alto y sublime” (Isaías 6:1). Hay una peligrosa ausencia de asombro y adoración en nuestras asambleas hoy. Nos jactamos de valernos por nosotros mismos, en lugar de quebrantarnos y caer a los pies del Señor. Por años Evans Roberts oró: “¡Doblégame! ¡Doblégame!” y cuando Dios contestó, resultó el gran avivamiento galés.
  El bosquejo   (Apocalipsis 1:19)
Hasta donde sabemos, el libro de Apocalipsis es el único libro de la Biblia que contiene un bosquejo inspirado de su contenido. 
  1. “Las cosas que has visto” se refiere a la visión en Apocalipsis 1. 
  2. “Las cosas que son” se refiere a Apocalipsis 2–3, los mensajes especiales a las siete iglesias. 
  3. “Las cosas que han de ser después de estas”, cubre los sucesos que se describen en Apocalipsis 4–22. Lo que Juan oyó en Apocalipsis 4:1 substancia esta interpretación.
En repaso, podemos resumir las características básicas de este libro asombroso como sigue:
  1. Es un libro Cristocéntrico. Con certeza, todas las Escrituras hablan del Salvador; pero el libro de Apocalipsis magnifica en forma especial la grandeza y gloria de Jesucristo. El libro es, después de todo, la revelación de Jesucristo y no simplemente la revelación de sucesos futuros.
  2. Es un libro abierto. A Juan no se le dijo que sellara el libro (Apocalipsis 22:10) porque el pueblo de Dios necesita el mensaje que contiene. Apocalipsis se puede entender, a pesar del hecho de que contiene misterios que tal vez nunca se comprendan sino cuando nos veamos ante el trono de Dios. Juan envió el libro a las siete iglesias de Asia Menor con la expectación de que, cuando los mensajeros lo leyeran en voz alta, los santos oyentes entenderían lo suficiente de su verdad como para recibir gran estímulo en sus propias situaciones difíciles.
  3. Es un libro lleno de símbolos. Los símbolos bíblicos son eternos en su mensaje y sin límite en su contenido. Por ejemplo, el símbolo de “Babilonia” se origina en Génesis 10–11, y su significado crece conforme uno lo rastrea en todas las Escrituras, llegando a su clímax en Apocalipsis 17–18. Lo mismo es cierto de los símbolos de “el Cordero” y “la esposa”. Es emocionante profundizar más en los ricos significados que llevan estos símbolos.
  4. Es un libro de profecía. Esto se indica en forma definitiva en Apocalipsis 1:3; 22:7, 10, 18–19; nota también Apocalipsis 10:11. Las cartas a las siete iglesias de Asia Menor tratan de necesidades inmediatas de esas asambleas, necesidades que todavía hay en las iglesias de hoy; pero el resto del libro se dedica casi por entero a revelaciones proféticas. Fue al ver presentado al Cristo victorioso que los creyentes perseguidos hallaron estímulo para su difícil tarea de testificar. Cuando se tiene la certeza del futuro, se tiene estabilidad en el presente. Juan mismo estaba sufriendo bajo la mano de Roma (Apocalipsis 1:9), así que el libro brotó de la aflicción.
  5. Es un libro con una bendición. Ya hemos notado la promesa en Apocalipsis 1:3, así como también las otras seis “bienaventuranzas” esparcidas en todo el libro. No basta simplemente oír (o leer) el libro; debemos responder de corazón a su mensaje. Debemos tomar el mensaje personalmente y decir un firme “¡amén!” a lo que dice. (Nota los muchos “amén” en el libro: Apocalipsis 1:6–7, 18; 3:14; 5:14; 7:12; 19:4; 22:20–21.)
  6. Es un libro pertinente. Juan escribió sobre “las cosas que deben suceder pronto” (Apocalipsis 1:1) porque “el tiempo está cerca” (Apocalipsis 1:3). (Nota también Apocalipsis 22:7, 10, 12, 20.) La expresión “en breve” no quiere decir pronto o de inmediato, sino rápido, vertiginosamente. Dios no mide el tiempo como nosotros (2 Pedro 3:1–10). Nadie sabe cuándo va a volver nuestro Señor; pero cuando él empiece a abrir los sellos de los rollos (Apocalipsis 6:1 en adelante), los sucesos ocurrirán con rapidez y sin interrupción.
  7. Es un libro majestuoso. Apocalipsis es el libro “del trono”, porque la palabra “trono” se halla cuarenta y seis veces en él. Este libro magnífica la soberanía de Dios. ¡A Cristo se lo presenta en su gloria y dominio!
  8. Es un libro universal. Juan vio a naciones y pueblos (Apocalipsis 10:11; 11:9; 17:15) como parte del programa de Dios. ¡También vio el salón del trono del cielo y oyó voces desde el fin del universo!
  9. Es un libro climático. Apocalipsis es el clímax de la Biblia. Todo lo que empezó en Génesis será completado y se cumplirá conforme a la voluntad soberana de Dios. Él es “el Alfa y la Omega, principio y fin”, (Apocalipsis 1:8). Lo que Dios empieza, ¡lo termina!
Pero antes de visitar el salón del trono del cielo debemos hacer una pausa para escuchar al que “anda en medio de los siete candeleros de oro” mientras revela las necesidades personales de nuestras iglesias y de nuestros corazones. “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.”
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