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viernes, 25 de octubre de 2019

¿Puede un hombre divorciarse de su esposa por cualquier razón?

PARA RECORDAR ... El que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6

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El divorcio

Mateo 19

3 Algunos de los fariseos llegaron para tenderle una trampa. Entonces le preguntaron: 

—¿Puede un hombre divorciarse de su esposa por cualquier razón? 

4 Jesús les respondió: 

—¿No recuerdan lo que dice la Biblia? En ella está escrito que, desde el principio, Dios hizo al hombre y a la mujer para que vivieran juntos. 5 Por eso Dios dijo: “El hombre tiene que dejar a su padre y a su madre, para casarse y vivir con su esposa. Los dos vivirán como si fueran una sola persona.” 6 De esta manera, los que se casan ya no viven como dos personas separadas, sino como si fueran una sola. Por tanto, si Dios ha unido a un hombre y a una mujer, nadie debe separarlos. 

7 Los fariseos le preguntaron: 

—Entonces, ¿por qué Moisés nos dejó una ley, que dice que el hombre puede separarse de su esposa dándole un certificado de divorcio? 

8 Jesús les respondió: 

—Moisés les permitió divorciarse porque ustedes son muy tercos y no quieren obedecer a Dios. Pero Dios, desde un principio, nunca ha querido que el hombre se separe de su esposa. 9 Y yo les digo que, si su esposa no ha cometido ningún pecado sexual, ustedes no deben divorciarse de ella ni casarse con otra mujer. Porque si lo hacen, serán castigados por ser infieles en el matrimonio. 

10 Los discípulos le dijeron a Jesús: 

—Si eso pasa entre el esposo y la esposa, lo mejor sería no casarse. 

11 Jesús les contestó: 

—Esta enseñanza sólo la entienden las personas a quienes Dios les da como regalo el no casarse. 12 Es cierto que algunos no pueden casarse porque, desde antes de nacer, tienen algo que se lo impide. Otros no pueden casarse porque alguien les ha dañado el cuerpo. Pero también hay personas que no se casan, para dedicarse a trabajar solamente para el reino de Dios. Por eso, esta enseñanza es sólo para quienes decidan vivir así. 
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Aquí tenemos la norma de Cristo en cuanto al divorcio, declarada, como otras disposiciones suyas, con ocasión de una disputa con los fariseos.

I. El caso que le proponen los fariseos: 
¿Es lícito a un hombre repudiar a su mujer por cualquier causa? (v. 3). Con esta pregunta, querían ponerle a prueba, no recibir instrucción de Él. Si se manifestaba en contra del divorcio, se aprovecharían de ello para soliviantar contra Él a la gente, pues verían en Él a un rabí demasiado estricto, que quería menoscabarles las libertades de que disfrutaban; además, le tendrían por enemigo de la ley de Moisés, que les había concedido esta libertad. Si decía que era lícito, podían alegar que su doctrina carecía de la perfecta pureza que había de esperarse de labios del Mesías, pues, aunque los divorcios eran tolerados, los grupos más puritanos los consideraban como de mala reputación. La pregunta era acerca de la licitud del divorcio por cualquier causa, conforme interpretaba la escuela de Hillel la frase «cosa vergonzosa» (lit. asunto de desnudez) de Deuteronomio 24:1, en contra de la escuela de Shammay, que la limitaba al adulterio. La escuela de Hillel había ganado mucha popularidad, por la sencilla razón de que los hombres somos inclinados a interpretar la Palabra de Dios del modo que más nos conviene. Esto ocurre con todo sistema teológico preconcebido, por muy «fundamentalista» que parezca. Se construye, o se sigue, un sistema, y luego se rellena con textos sacados del contexto general de la Biblia, por mucho que haya de estrecharse la Palabra de Dios en este lecho de Procusto. No cabe otra Teología Sistemática que la sacada del estudio, minucioso y sin prejuicios, de toda la Biblia, como un cuerpo doctrinal en que las piezas se encajan y conjuntan de dentro a fuera, no viceversa.

II. Respuesta de Cristo a esta pregunta. Aunque le habían hecho una pregunta muy restringida, y para tentarle, Cristo da sobre el tema una instrucción completa, enseña la indisolubilidad del matrimonio, y apela a su institución divina. La enseñanza de Cristo recalca tres aspectos:

1. La creación del hombre completo, dividido en varón y hembra, para que así fuese imagen de Dios (Gn. 1:27) en quien se hallan infinitamente equilibrados los dos polos predominantes en la masculinidad y femineidad respectivamente: cabeza y corazón, pensamiento y sentimiento, deducción e intuición: ¿No habéis leído que el que los creó al principio, varón y hembra los hizo? (v. 4). Dios creó un hombre y le dio una mujer; y formó (lit. construyó; Gn. 2:22) una mujer para aquel hombre único. De modo que Adán no podía divorciarse de Eva y tomar otra mujer, porque no había otra; y lo mismo hemos de decir de Eva respecto a Adán. Para mejor indicar esto, Dios había formado a Eva de una costilla de Adán, de modo que repudiarla equivalía a desunirse de una parte de sí mismo, salida de junto al corazón.

2. La ley fundamental del matrimonio, que es: Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer (v. 5). El vínculo que une al hombre con su mujer es más fuerte que el que le une con sus padres; ahora bien si la relación filial no debe ser violada, mucho menos puede serlo la relación conyugal. ¿Puede un hijo abandonar a sus padres o un padre a sus hijos? ¡No!; sólo tiene que poner por encima de esta relación el seguimiento de Cristo (10:37).

3. La naturaleza del contrato matrimonial: Y los dos vendrán a ser una sola carne (v. 6); es decir, como una sola persona (v. Ef. 5:28 y ss.). Los hijos son como prolongación de los padres, pero la esposa es parte del varón. Al ser la unión conyugal más fuerte que la de los hijos con los padres, es equivalente a la de un miembro con otro en el mismo cuerpo natural. De aquí infiere el Señor: Por tanto, lo que Dios juntó (lit. unció con un mismo yugo), no lo separe el hombre (v. 6b). Dios mismo instituyó la relación entre marido y mujer. Y, aunque el matrimonio no sea institución exclusiva de la Iglesia, sino que incluye a todo el mundo, adquiere un carácter peculiar entre los creyentes y debe ser llevado de una manera santa y santificado por la Palabra de Dios y la oración (v. 1 P. 3:1–7). El andar continuamente en la presencia de Dios ejercerá eficaz influencia en el cumplimiento de los deberes conyugales y, en consecuencia, sobre la misma relación conyugal. Si la unión ha sido hecha por Dios, no va a deshacerse por obra del hombre.

III. Objeción de los fariseos contra esta enseñanza: Le dijeron: ¿Por qué, pues, mandó Moisés dar carta de divorcio, y repudiarla? (v. 7). Cristo había citado la Escritura para razonar contra el divorcio; ellos apelan a la misma Escritura en defensa del divorcio. Las aparentes contradicciones que hay en la Palabra de Dios son piedra de tropiezo para los que la tuercen para su propia perdición (2 P. 3:16).

IV. Contestación de Cristo a esta objeción.

1. Rectifica la torcedura que los fariseos habían introducido en la Ley; la ley no mandaba repudiar a la mujer, sino que sólo lo permitía (en sentido de tolerancia, no de aprobación), y mandaba que, en tal caso, se le diera a la mujer un documento formal. Por tanto, los fariseos estaban torciendo las Escrituras.

2. Da la causa que motivó tal permisión o tolerancia: Por la dureza de vuestro corazón (v. 8). No fue porque tal tolerancia fuese en sí una cosa conveniente, sino porque el corazón de los israelitas se había endurecido contra Dios y contra el prójimo, como lo declaró tantas veces Dios por medio del mismo Moisés. No hay mayor dureza en las relaciones de este mundo que la dureza de corazón de un hombre hacia su propia mujer. Los israelitas se habían hecho famosos por esta dureza y, por eso, se les había permitido el repudio; del mal, el menor. También en esto, el Evangelio de Cristo puede sanar el corazón endurecido que la Ley no podía ablandar, ya que por la Ley es el conocimiento del pecado (Ro. 3:20), pero por la gracia es la conquista del pecado (Ro. 8:2–3, 37).

3. Apela a la institución original del matrimonio: Pero no fue así desde el principio. Las corrupciones que se introducen en todo lo que ha sido instituido por Dios, sólo tienen remedio al recurrir a la forma que en un principio configuró y dio vida a tal institución. Si una copia de algo resulta defectuosa, debe examinarse y corregirse a la luz del original.

4. Declara la norma correcta para el caso primeramente propuesto: Yo os digo (v. 9), es un pronunciamiento de divina autoridad, conforme a lo que ya había dicho en 5:32. En ambos casos, niega Cristo que haya causa alguna para romper el vínculo matrimonial. La aparente excepción parentética, salvo por causa de fornicación, que tanta tinta ha hecho derramar, no autoriza el divorcio vincular, porque:

(A) No se trata de adulterio. Tanto aquí como en 5:32, el griego no dice moikheia = adulterio, sino pornéia = impureza sexual. Por influencia del Derecho Romano (frangenti fidem, fides frangatur eidem = el que quebranta la fe conyugal merece que se le quebrante a él), hubo escritores eclesiásticos de los primeros siglos (por ej. Ireneo de Lyon) que admitieron el adulterio como causa del divorcio vincular, pero los mismos rabinos conceden que Jesús tuvo como totalmente indisoluble el matrimonio, como lo tenían los esenios y los samaritanos. El que se haya admitido el divorcio en algunas denominaciones protestantes, por causa de adulterio de uno de los cónyuges, se debe a una incorrecta exégesis del texto sagrado. La Iglesia de Roma nunca ha admitido causa alguna para el divorcio vincular dentro de un matrimonio rato (entre cristianos, o con dispensa si una de las partes no es cristiana) y consumado, aunque establece—sin base bíblica—, la posibilidad de disolver el matrimonio rato no consumado, y concede al Papa el poder de establecer impedimentos dirimentes (invalidantes) del matrimonio. Los ignorantes del sistema romano—la inmensa mayoría en todas las denominaciones, incluidos los católicos mismos—, piensan que el Papa concede divorcios vinculares en algunos casos, cuando lo que hace es declarar la nulidad inicial del contrato matrimonial, de acuerdo con los impedimentos que figuran en el Código de Derecho Canónico.

(B) La palabra porneia, en este contexto (como en 5:32), sólo admite dos sentidos posibles: 

(a) infidelidad durante el período del desposorio antes de la formalización del matrimonio (v. 1:18–19); 
(b) unión ilegítima, según los casos de parentesco próximo en grado prohibido por la Ley (comp. 1 Co. 5:1, según la opinión más probable).

(C) Al proclamar Jesús una norma mucho más estricta, no sólo en comparación con la escuela de Hillel, sino también con la de Shammay los discípulos se sintieron desconcertados (v. 10), lo que no hubiese sucedido en caso de admitir el adulterio como causa de repudio, según la escuela de Shammay. Si se implica o no la rotura del vínculo conyugal en 1 Corintios 7:12–16, se tratará en su lugar. Desde luego, no significa la «deserción» en el sentido que la entiende la Iglesia Anglicana.

(D) La regla general establecida por Jesús, una vez explicada la frase parentética, comporta la siguiente conclusión: Cualquiera que repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio; y el que se casa con la repudiada comete adulterio (v. 9). Esta es la respuesta directa a la pregunta que le hicieron al principio. No habría ocasión alguna para hablar de divorcio, si los cónyuges estuviesen dispuestos a soportarse y perdonarse mutuamente con amor (Ef. 4:2), como quienes han sido, y son, soportados y perdonados por Dios. Si los esposos amasen a sus esposas, y las esposas fuesen sumisas y respetuosas con sus maridos (Ef. 5:22 y ss.), y conviviesen como coherederos de la gracia de la vida (1 P. 3:7), no habría que pensar en separarse de ningún modo el uno del otro.

V. Ante la declaración de Jesús los discípulos reaccionan del modo siguiente: Si así es la condición del hombre con su mujer, no conviene casarse (v. 10). Parece ser que ellos mismos se resintieron de la norma tan estricta que Jesús había establecido, y pensaban que, si se cerraba esta puerta libre, mejor era no encerrarse de por vida en el matrimonio. 
El corazón humano, engañoso y perverso, busca la propia conveniencia y aborrece la restricción del yugo. El hombre piensa hallar la felicidad en la completa libertad, sin percatarse de que la única esclavitud verdadera es la del pecado (Jn. 8:32, 34; Ro. 6:15–23). Somos, por naturaleza, seres egocéntricos y pensamos que la culpa de nuestra desdicha la tienen otros en este caso, el cónyuge. Pero si tuviésemos la mentalidad de Jesús no pondríamos la mira en nuestro propio interés, sino antes en el del cónyuge (Fil. 2:3–5); si somos verdaderos discípulos de Cristo dependeremos de Él, de Su persona, de Su obra y de la suficiencia de Su gracia para remontar las dificultades de la vida conyugal, y aprenderemos a sobrellevar los unos las cargas de los otros (Gá. 6:2). Así como las piedras esquinadas se redondean en el álveo del río al impulso de la corriente que las pule y lima en el mutuo contacto, así también los cónyuges creyentes, en vez de endurecerse mutuamente en el trato constante moldearán y templarán su propio carácter en el ejercicio de los frutos del Espíritu Santo. Si hay tormentas, traerán agua fertilizante y oxígeno desinfectante, pero no granizo destructor. Si ser cónyuges significa estar unidos al mismo yugo, cuanto más ajustado sea el yugo, y acompasado el paso, tanto más fácil será la marcha. Amor y mansedumbre son los lubricantes de esa complicada máquina del matrimonio.

VI. Respuesta de Jesús a la sugerencia de los desalentados discípulos (vv. 11–12). Jesús admite que el no casarse es aceptable en algunos casos, pero no todos tienen capacidad para poner en práctica esa máxima («no conviene casarse», del v. 10), sino aquellos a quienes ha sido dado (v. 11). El celibato es un don (1 Co. 7:7 y 9, dentro del contexto de todo el capítulo), el imponerlo es cosa prohibida por la Palabra de Dios (v. 1 Ti. 4:3; He. 13:4) y un lazo de perdición para los inexpertos que lo admiten con voto—sin el don—, cuando mejor es casarse que estarse quemando (1 Co. 7:9). 

A continuación, Jesús expresa tres clases de incapacidad para contraer matrimonio:

(A) Los que han nacido destituidos de órganos sexuales: que nacieron así (eunucos) del vientre de su madre. Estos deben permanecer célibes, sometiéndose humildemente a los inescrutables, pero siempre amorosos, designios de la providencia divina.

(B) Los que sufrieron amputación a manos de los hombres; se supone que se trata de una acción criminal, pero entra igualmente dentro de los decretos permisivos de Dios, a los que hay que someterse.

(C) Los que sin amputación física (Orígenes lo entendió literalmente y se hizo castrar en su juventud), han recibido de Dios el don de la continencia y se dedican totalmente al servicio del Señor (1 Co. 7:32) y a la extensión del Evangelio: por causa del reino de los cielos. Broadus resume admirablemente: «No es cuestión de un estado más o menos santo, sino de mayor o menor utilidad en la promoción del reino de los cielos». Sólo por esta causa, puede elegirse el celibato como «algo mejor».

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martes, 19 de julio de 2016

Vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas.

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




CLASIFICACIÓN DE SERMONES: CÓMO HACERLOS
EL SERMÓN TEMATICO

CLASIFICACION DE SERMONES

Hay muchos tipos de sermones, y muchas maneras de clasificarlos. Al intentar clasificarlos, los escritores de homilética usan diferentes definiciones, y en el uso de estas definiciones hay una considerable extensión en la clasificación. 

Hay escritores que clasifican los sermones: 
  • según su contenido o tema, 
  • en base a su estructura, 
  • respecto al método psicológico utilizado cuando se presentan los mensajes. 
Hay otros métodos de clasificación de sermones, pero quizás el método menos complicado sea el de clasificarlos como:
  • temáticos, 
  • textuales y 
  • expositivos. 

Estudiaremos la preparación de mensajes bíblicos considerando estos tres tipos principales.


DEFINICION DE UN SERMON TEMÁTICO
Empezamos nuestra consideración del sermón temático con una definición, porque si esta definición es comprendida totalmente, el estudiante conseguirá dominar los elementos básicos de un discurso temático.



Un sermón temático es aquel cuyas principales divisiones

se derivan del tema con independencia del seguimiento de un
texto.

Consideremos cuidadosamente esta definición. La primera parte afirma que las principales divisiones tienen que hacerse en base al tema misma. Esto significa que el sermón temático empieza con un tema, y que las partes principales del sermón consisten en ideas que provienen de dicho tema.



La segunda parte de la definición declara que el sermón temático no exige un texto como base de su mensaje. Ello no significa que el mensaje no vaya a ser bíblico, sino que indica solamente que no es un texto de las Escrituras la base del sermón temático.



Sin embargo, para asegurar que el mensaje sea totalmente bíblico en su contenido, debemos empezar con un tema o asunto bíblico. Las principales divisiones del bosquejo del sermón deben sacarse de este tema bíblico, y cada división principal debe estar apoyada por una referencia bíblica. Los versículos que apoyan las principales divisiones debieran, por lo general, sacarse de pasajes de la Biblia que estén bastante separados entre sí.


EJEMPLO DE UN SERMÓN TEMÁTICO




Para comprender aún más la definición, pongamos manos a la obra con un sencillo bosquejo temático.


Para nuestro tema, seleccionaremos las razones de las oraciones sin respuesta. Señalemos ahora que no estamos usando un texto, sino un tema bíblico. De este tema tenemos que descubrir qué es lo que la Biblia da como razones de la oración no contestada.



Al meditar y recordar varias partes de las Escrituras que se refieren a nuestro tema, podremos hallar textos como los que siguen, todos los cuales indican por qué, frecuentemente, las oraciones quedan sin respuesta: Santiago 4:3; Salmo 66: 18; Santiago 1:6-7; Mateo 6:7; Proverbios 28:9 y 1a Pedro 3:7. 


Es aquí donde una buena Biblia con referencias, una concordancia exhaustiva o una Biblia temática, como la Nave's Topical Bible. pueden ser de incalculable utilidad.

Con la ayuda de estas referencias hallamos las siguientes causas detrás de la oración sin respuesta:
                     I. Pedir mal (Santiago 4: 3)
                    II. Pecado en el corazón (Salmos 66: 18)
                   III. Dudar de la Palabra de Dios (Santiago  1:6·7)
                   IV. Repeticiones vanas (Mateo 6:7)
                    V. Desobediencia a la Palabra (Proverbios 28:9)
                   VI. Comportamiento desconsiderado en la relación conyugal (1 Pedro 3:7)


Aquí tenemos un bosquejo temático bíblico, con cada división principal derivada del tema -razones para la oración sin respuesta- y cada división apoyada por un versículo de las Escrituras.

UNIDAD DE PENSAMIENTO
Se verá del ejemplo acabado de dar, que el sermón temático contiene una idea central. 

En otras palabras, este bosquejo trata acerca de un solo tema: las razones de la oración sin respuesta

Podemos pensar en otros importantes hechos acerca de la oración, como: 
  • el Significado de la oración, 
  • la importancia de la oración, 
  • el poder de la oración, 
  • los métodos de la oración y 
  • los resultados de la oración. 
Sin embargo, a fin de conformarse a la definición de un sermón temático, tenemos que sacar las partes principales del bosquejo del tema mismo; esto es, tenemos que limitar todo el bosquejo a la idea contenida en el tema. 

Temas como: 
  • el significado de la oración o su importancia 
deben ser omitidos en este mensaje concreto, por cuanto nuestro tema nos limita a tratar solamente acerca de los factores que impiden la respuesta a nuestras oraciones.

CLASES DE TEMAS
Las Escrituras tratan acerca de todas las fases de la vida y actividad humanas que se puedan imaginar. 

Revelan, también, los propósitos de Dios en gracia hacia los hombres, tanto en el tiempo como en la eternidad. Así, la Biblia contiene un fondo inagotable de temas de los que el predicador puede conseguir material para mensajes temáticos apropiados para cada ocasión y condición en que se hallen los hombres. 

Por medio de la constante y diligente búsqueda en la Palabra, el hombre de Dios enriquecerá su propia alma con preciosas gemas de verdades divinas y podrá también compartir su riqueza espiritual con otros, de forma que también ellos vengan a ser ricos en las cosas. que realmente valen, tanto para el tiempo como para la eternidad.

Del inmenso tesoro que es la Sagrada Escritura podemos sacar temas como éstos:
  • influencias benéficas, 
  • cosas pequeñas que Dios usa, 
  • fracasos de los santos de Dios, 
  • bendiciones a través del sufrimiento, 
  • resultados de la incredulidad, 
  • absolutos divinos que conforman el carácter, 
  • los imperativos de Cristo, 
  • los deleites del cristiano, 
  • las mentiras del diablo 
  • conquistas de la cruz, 
  • marcas de nacimiento del cristiano 
  • problemas que nos dejan perplejos, 
  • las glorias del cielo, 
  • anclas del alma, 
  • remedios para dolencias espirituales, 
  • las riquezas del Cristiano, 
  • conceptos bíblicos de educación infantil y dimensiones del servicio cristiano.
En estudios posteriores de este estudio se mostrarán al estudiante los principios básicos para la construcción de las principales divisiones de los bosquejos temáticos. 

Al considerar estos bosquejos, el lector se dará cuenta de que no sólo cada bosquejo tiene un tema o asunto, sino también un título que difiere del tema. 

Para nuestro propósito presente, señalemos que materia, tema y asunto son sinónimos. 

El título, por otra parte, es el nombre dado al sermón, otorgado de una manera interesante o atractiva.

ELECCIÓN DE TEMAS
Al entregarse al estudio temático de la Biblia, el estudiante descubrirá una tan gran variedad de temas, que puede preguntarse cómo elegir uno apropiado para su mensaje.

Si vamos a saber qué tema seleccionar, tenemos que buscar la conducción del Señor. Esta conducción la recibiremos pasando tiempo en oración y en meditación de la Palabra de Dios.

Otros factores pueden también entrar en la elección de una materia. La elección puede quedar determinada por el tema acerca del que se le pide al ministro que hable, o por la ocasión específica en que tiene que darse el mensaje. 

Además, ciertas condiciones en una congregación determinada, pueden indicar que sea necesario, o aconsejable, seleccionar un tema apropiado a las circunstancias.

Aunque un sermón temático no se base directamente en un texto, puede darse un versículo de las Escrituras como idea, en base de la cual, se puede erigir un bosquejo temático. 

Por ejemplo, en Gálatas 6:17 leemos: «De aquí en adelante nadie me cause molestias; porque yo traigo en mi cuerpo las marcas del Señor Jesús.» 

Estas palabras nos atraen: «Yo traigo en mi cuerpo las marcas del Señor Jesús.» Al comparar con el margen de la revisión 1977 de Reina-Valera, vemos que la columna central de la traducción alternativa es «cicatrices». 

Es indudable que Pablo se refiere aquí a las cicatrices dejadas por las heridas producidas en su cuerpo por sus perseguidores por causa de Cristo, cicatrices que eran marcas elocuentes de que pertenecía a Cristo para siempre.

Las fuentes extrabíblicas revelan que cuando Pablo escribió estas palabras, no solo se usaban los hierros candentes con animales, sino también para marcar a humanos, dejando señales sobre la carne que no podían ya borrarse ni ser eliminadas. 

Había, por lo menos, tres clases de personas que llevaban marcas de este tipo:
  1. esclavos que pertenecían a sus dueños, 
  2. soldados que en ocasiones se marcaban con el nombre del general bajo el que servían, como prenda de su total lealtad a su causa, y 
  3. devotos que quedaban dedicados de por vida a un templo y a la deidad que era adorada allí.
Como resultado de esta información, hacemos el bosquejo temático que se muestra a continuación:

Título: «Las marcas de Jesús»
Tema: Las marcas en la vida de un cristiano consagrado
           l. Como el esclavo, un cristiano consagrado lleva la marca de propiedad del                     Señor al que pertenece (1 Corintios 6:19-20; Romanos 1 :1)
          II. Como el soldado, un cristiano consagrado lleva la marca de lealtad al                            Capitán al que sirve
          III. Como el devoto, un cristiano consagrado lleva la marca de adorador del                        Señor a quien rinde culto (Filipenses 1:20; 2 Corintios 4:5)

PRINCIPIOS BÁSICOS PARA LA PREPARACION DE BOSQUEJOS TEMÁTICOS

1. Las principales divisiones debieran estar en orden lógico o cronológico.
   Esto significa que debiéramos proponemos desarroIlar el bosquejo con una cierta        progresión, ya lógica, ya cronológica, pero que esta elección entre orden lógico o        cronológico debe ir determinada por la naturaleza del tema. 

   Como nuestro tema elegimos verdades vitales con respecto a Jesucristo, Ilegamos      así al siguiente bosquejo:

Título: «Digno de adoración» .
Tema : Verdades vitales acerca de Jesucristo
            I. El es Dios manifestando en carne (Mateo 1:23)
           II. El es el Salvador de los hombres ( 1 Timoteo 1:15)
          III. El es el Rey que ha de venir (Apocalipsis 11: 15)

Observemos que este bosquejo está en orden cronológico.
Jesucristo, el Hijo de Dios, primeramente se encarnó, después fue a la cruz dando allí Su vida para venir a ser nuestro Salvador, y un día volverá como Rey de reyes y  Señor de señores. 

Observemos también que, en consecuencia a la definición de un sermón temático, las divisiones no se derivan del título, sino del tema o asunto. 

Lo mismo sucede con todos los bosquejos temáticos que se dan. a continuación en este estudio.

Otro ejemplo de progresión en un bosquejo es el que se da a continuación, con las divisiones dispuestas en orden lógico. 

El tema trata de características de la esperanza del creyente, pero emplearemos las cuatro palabras, «La esperanza del creyente», como el sencillo título del bosquejo:

Título: «La esperanza del creyente»
Tema: Características de la esperanza del creyente
           I. Es una esperanza viva (1 Pedro 1:3)
          II. Es una esperanza salvadora (1 Tesalonicenses 5:8)
         III. Es una esperanza cierta (Hebreos 6:19)
         IV. Es una buena esperanza (2 Tesalonicenses 2:16)
          V. Es una esperanza que no se ve (Romanos 8:24).
         VI. Es una esperanza bienaventurada (Tito 2: 13)
        VII. Es una esperanza de vida eterna (Tito 3:7)

Obsérvese que el bosquejo llega a su punto culminante en la última división.

2. Las principales divisiones pueden ser un   análisis del tema.
   Para analizar un tema, tenemos que dividirlo en sus partes componentes, y cada parte del bosquejo contribuirá así a la globalidad de la consideración del tema. 

Tomemos los principales datos acerca de Satanás en la Biblia como nuestro tema, y usando «Satanás, nuestro supremo enemigo» como título, podemos analizar el tema de la siguiente manera:

Título: «Satanás, nuestro supremo enemigo»
Tema: Principales datos acerca de Satanás en la Biblia
           I. Su origen (Ezequiel 28:12-17)
          II. Su caída (Isaías 14:12-15)
         III. Su poder (Efesios 6: 11-12; Lucas 11:14-18)
         IV. Su actividad (2 Corintios 4:4; Lucas 8: 12; 1 Tesalonicenses 2:18)
          V. Su destino (Mateo  25:41)

Obsérvese que si se omitiera, por ejemplo, la segunda división principal de este bosquejo, no tendríamos un análisis satisfactorio del tema, por cuanto una de las características básicas del tema estaría ausente. 

Sin embargo, es posible que un estudio adicional de la Biblia acerca del tema de Satanás pueda resultar en otro u otros dos importantes puntos añadidos al bosquejo. 

Obsérvese también que, siguiendo la norma dada las divisiones están dispuestas en orden lógico.

3. Las principales divisiones pueden presentar las varias pruebas de un tema.
    El bosquejo que se muestra a continuación está hecho así:

    Título: «Hacia el conocimiento de la Palabra de Dios»
    Tema: Algunos de los beneficios de conocer la Palabra de Dios

               I. El conocimiento de la Palabra de Dios nos hace sabios para salvación (2                      Timoteo 3: 15)
               II. El conocimiento de la Palabra de Dios nos guarda del pecado (Salmos                          119: 11)
              III. El conocimiento de la Palabra de Dios produce crecimiento espiritual (1                         Pedro 2:2)
              IV. El conocimiento de la Palabra de Dios resulta en una vida victoriosa                               (Josue 1:7-8)

Se verá que cada una de las principales divisiones de este bosquejo confirma la tesis del tema; es decir, cada afirmación en las divisiones principales exhibe uno de los beneficios de conocer la Palabra de Dios.

4. Las divisiones principales pueden tratar un tema por analogía o por contraste     con algo que se halle en las Escrituras.
   En un bosquejo temático de este tipo se compara o contrasta un tema con algo relacionado con él en la Biblia. 

Por ejemplo, leemos en Mateo 5:13 que el Señor Jesús dijo: 
«Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres,» 

Un examen del contexto en que se halla este versículo indica claramente que Cristo se refiere al testimonio del creyente y que asemeja su testimonio a la sal. 

Podemos por ello preparar un bosquejo con el título:
«Un testimonio eficaz», haciendo que cada división consista en una comparación entre el testimonio del creyente y la sal:

Título: «Un testimonio eficaz»
Tema: Una comparación entre el testimonio del creyente y la sal
           I. Como la sal, el testimonio del creyente debería sazonar (Colosenses 4:6)
          Il. Como la sal, el testimonio del creyente debería purificar (La Tesalonicenses                  4: 4)
          Ill. Como la sal, el testimonio del creyente no debería perder su sabor (Mateo 5:                13)
        IV. Como la sal, el testimonio del creyente debería crear sed en otros (1 Pedro 2:               12)

5. Las principales divisiones pueden ser expresadas mediante una cierta                 palabra o frase constante de las Escrituras repetida a través del bosquejo.
    La frase «Dios es poderoso» o «Aquel que es poderoso»,o «(Él) que es poderoso» (donde Él está implicado en la forma verbal de tercera persona, refiriéndose al Señor) aparece una cierta cantidad de veces en las Escrituras. Usando esta base para cada división principal, obtenemos el siguiente bosquejo:

Título: «El poderío de Dios»
Tema: Algunas de las cosas que Dios puede hacer
           I. Puede salvar (Hebreos 7:25)
          II. Es poderoso para guardar (Judas 24)
         III. Es poderoso para Socorrer (Hebreos  2: 18)
         IV. Puede sujetar (Filipenses 3:21)
          V. Es poderoso para dar gracia (2 Corintios 9:8)
         VI. Es poderoso para hacer mucho más allá de lo que pensamos o pedimos                      (Efesios3: 20)

6. Las principales divisiones pueden ser apoyadas por una palabra o frase               idéntica de las Escrituras por todo el bosquejo.
   Esto significa que se emplea la misma palabra o frase de las Escrituras, no en el bosquejo, como en el caso de la norma anterior, sino en la justificación de la afirmación de cada división. 

Como ejemplo, se da un bosquejo desarrollado en base a un estudio de la expresión «en amor», que aparece seis veces en la Epístola a los Efesios. Al usar el tema: «Hechos con respecto a la vida de amor», y al señalar cada referencia bíblica en el bosquejo, se verá que esta expresión apoya cada una de las divisiones principales:
Título: «La vida de amor»
Tema: Hechos con respecto a la vida de amor
           I. Se basa en el propósito eterno de Dios (Efesios 1:4-5)
          Il. Es producida por Cristo morando en el creyente (Efesios 3:17)
         IIl. Debería manifestarse en nuestras relaciones cristianas (Efesios 4:1-2;                           Efesios 4:15)
         IV. Resultará en edificación y crecimiento de la iglesia (Efesios 4:16)
          V. Queda ejemplificada por el mismo Jesucristo (Efesios 5:1-2)
El estudiante diligente encontrará que la repetición de palabras y frases significativas es un fenómeno frecuente en la Biblia. Algunas veces puede hallarse la aparición repetida de expresiones significativas dentro de un libro determinado, como sucede en el caso anterior. 

Estas repeticiones no son accidentales, sino que, indudablemente, están registradas en la Palabra de Dios para que tomemos especial nota de ellas. El libro de los Salmos, así como las epístolas de Pablo y la Epístola a los Hebreos, son especialmente ricos en reiteraciones de palabras y frases significativas. 

Un cuidadoso estudio del contexto en el que aparecen estas palabras o frases resultará en muchos y útiles mensajes.

7. Las divisiones principales pueden consistir en un estudio de palabras,                 mostrando los varios significados de una cierta palabra o palabras en las             Escrituras.

El estudio de palabras puede ser un examen de las lenguas originales de una palabra usada en la Biblia castellana.

Mediante esto, el predicador puede mostrar los varios matices de significado de los que pueda no estar consciente el lector de la Biblia castellana. Por ejemplo, el verbo traducido «andar» en la versión castellana Reína-velera 1960 del Nuevo Testamento puede provenir de trece verbos griegos, y estos trece verbos sugieren otras tantas maneras en que puede en tenderse el verbo «andar».

Tal estudio de palabras puede ser un examen del original, a fin de descubrir los matices de aquella palabra en griego o hebreo. Por ejemplo, el nombre «honor» se
usa en cuatro sentidos diferentes en el Nuevo Testamento griego, y de un estudio de su utilización en el texto original podemos llegar al siguiente bosquejo:

Título: «Valoraciones: de Dios o del hombre»
Tema: Significados de la palabra «honor» en el Nuevo Testamento griego
           I. Un precio que se paga (1 Corintios 6:20)
          II. El valor que algunos hombres dan a las ordenanzas humanas (Colosenses                   2:23)
         III. Estima o respeto dado a otro (1 Timoteo 1:17 ; Hebreos 2:9)
         IV. El gran valor de Cristo para el creyente (1 Pedro 2:7)

No es necesario poseer conocimiento del hebreo o del griego a fin de llevar a cabo un estudio de palabras. 

  • La concordancia de las Sagradas Escrituras, de Carlos P. Denyer (Caribe),  
  • el Léxico - concordancia del Nuevo Testamento en griego y español, de Jorge G. Parker (Mundo Hispano), 
  • la Concordancia analítica greco-española del Nuevo 
    Testamento greco-español, de J. Stegenga y A. E. Tuggy (Libertador), y 
  • el Diccionario expositivo de palabras del Nuevo 
    Testamento, de W. E. Vine (CLlE), adaptado a la versión Reina-Valera 1960, con numerosas referencias a la revisión de 1909, 1977 
  • Versión Moderna, por Santiago Escuain, 
Así como otras ayudas gramaticales hoy día disponibles, capacitarán al estudiante que no conozca los lenguajes originales de las Escrituras a hacer una valiosa investigación en semántica.

De una manera similar, un estudio de palabras puede seguir una palabra o frase significativa a través de las Escrituras, estudiándola en sus relaciones contextuales e inductivamente. 

En otras palabras, revisamos cada referencia específica a una palabra o frase particular y después comparamos, analizamos y clasificamos nuestras observaciones, con el propósito de llegar a una conclusión válida con respecto a aquella palabra o frase.

Por ejemplo, consideremos la frase «he pecado». Mediante el uso de una concordancia como la de Denyer, descubrimos un total de 16 veces en que esta expresión aparece en el Antiguo y Nuevo Testamentos. 

Al examinar las relaciones contextuales de cada una de estas referencias, así como al compararlas y analizarlas, descubrimos que la frase «he pecado» no constituye necesariamente una expresión de verdadera confesión. 

Después clasificamos nuestras observaciones y las ponemos en forma de bosquejo. Bajo el título «Confesiones: verdaderas o falsas», mostramos que la expresión «he pecado», cuando es utilizada por los varios caracteres bíblicos, puede significar una variedad de cosas:

          I. Una expresión de temor
             Nótese el caso de Faraón (Exodo 9:27, 10:16); de Acán (Josué 7:20): de                      Simei (2 Samuel 19:20)
         II. Una expresión insincera 
             Nótese el caso de Saúl (1 Samuel 15:24,30)
        III. Una expresión de remordimiento
             Nótese el caso de Saúl (1.0 S. 26:21): de Judas (Mateo 27:4)
        IV. Una expresión de verdadero arrepentimiento
             Nótese el caso de David (Salmos 51:4) (cp. 2 Samuel 12:13); de Nehemías                  (Nehemias 1:6): del hijo pródigo (Lucas 15:18, 21)

8. Las principales divisiones no debieran ser apoyadas portextos de prueba             retorcidos     fuera de su contexto
Existe siempre el peligro, en los estudios temáticos, de que un texto sea sacado fuera de su contexto; por ello, el predicador debe tener cuidado, de manera constante, de que cada referencia bíblica citada para apoyar una afirmación en su bosquejo, sea utilizada con precisión y en armonía con el evidente propósito de su autor.

SERMONES DOCTRINALES
El estudio temático es admirablemente apropiado para la preparación del sermón doctrinal. 

La doctrina seleccionada constituye el tema. Podemos limitar el tema a un solo aspecto de la doctrina. Por ejemplo, podemos escoger como tema el significado de la redención, y seleccionar unos pocos pasajes clave para formar la base del bosquejo. 

Pero si hemos de aprender toda la verdad con respecto a una doctrina determinada, es necesario cubrir todo el campo de las Escrituras, señalando todas las referencias pertinentes a aquella doctrina.

Una vez estudiadas cada una de estas referencias en sus propias relaciones con su contexto, compulsamos, analizamos y clasificamos nuestros hallazgos, y con ello deberiamos ser capaces de obtener una base bíblica firme para nuestras conclusiones.

SERIE DE MENSAJES TEMÁTICOS

«Retratos del hombre perfecto» seria el encabezamiento de la siguiente serie de sermones:
  • «El amor de Jesús»
  • «El rostro de Jesús»
  • «Las manos de Jesús»
  • «Las lágrimas de Jesús»
  • «La cruz de Jesús»
  • «La sangre de Jesús»
  • «El nombre de Jesús»
De los ejemplos de los bosquejos temáticos ya dados en este capítulo, debiera ya estar clarificado que las principales divisiones para cada mensaje de estos tipos de series no se derivarán de los títulos, sino de temas especificas que están relacionados con estos encabezamientos. 

Por ejemplo, para preparar un discurso temático con el título: «El amor de Jesús», podemos usar cualquiera de los siguientes temas: características de Su amor, manifestaciones de Su amor, o los objetos de Su amor.

En caso de que un pastor viera la necesidad de que su congregación tuviera conocimiento de ciertas formas de error, podría elegir el encabezamiento general de: 

«Engaños espirituales comunes», y usar los siguientes como titulo de una serie:
  • «El engaño de los Testigos de Jehová»
  • «El engaño del Mormonismo»
  • «El engaño de la Ciencia Cristiana»
  • «El engaño del Adventismo del Séptimo Día»
  • «El engaño de la "Unidad"»
  • «El engaño del Espiritismo»
«Viviendo en un plano más sublime» podria ser la base de una serie de sermones con títulos como los propuestos a continuación:
  • «La vida disciplinada»
  • «La vida consagrada»
  • «La vida con contentamiento»
  • «La vida llena de oración»
  • «La vida abundante»
Otra excelente serie podría ser la llamada: 

«Vida cristiana victoriosa», usando títulos como los siguientes:

  • «Cómo ser un cristiano en crecimiento»
  • «Cómo ser un cristiano espiritual»
  • «Cómo ser un cristiano útil»
  • «Cómo ser un cristiano reposado»
  • «Cómo ser un cristiano feliz»
  • «Cómo ser un cristiano victorioso»
Un plan que podría tener un especial significado en estos tiempos podría llevar el encabezamiento de: 

«El hogar cristiano», e incluir títulos como los que siguen:
  • «La base de un hogar cristiano»
  • «La relación de la esposa con su marido y con Cristo»
  • «La responsabilidad del marido hacia su mujer y hacia Cristo»
  • «Los privilegios de la paternidad»
  • «Disciplina en el hogar»
  • «Devociones familiares»
  • «Amenazas contra el hogar cristiano»
  • «Vida familiar feliz»
«Examinando la Biblia» puede ser el encabezamiento general de otro grupo de mensajes interrelacionados, con título como los siguientes:
  • «¿Es cierta la Biblia?»
  • «¿Hay contradicciones en la Biblia?»
  • «¿Tiene relevancia la Biblia hoy?»
  • «¿Cómo podemos entender la Biblia?»
  • «¿Podemos confiar en nuestras versiones castellanas de la Biblia?»
Un estudio de los temas principales en un libro o grupo de libros de la Biblia dará también sugerencias para una serie de discursos. 

Consideremos como un ejemplo la Primera y Segunda. Epístolas a los Tesalonicenses. Estas epístolas contienen varios temas doctrinales, y de ellos podemos aprender qué es lo que Pablo enseñaba a los primitivos cristianos acerca de: 
  • Dios, 
  • Jesucristo, 
  • Espíritu Santo, 
  • Evangelio,
  • camino de la salvación, 
  • la Segunda Venida de Cristo
  • los creyentes 
  • Satanás. 
Cada uno de estos ocho asuntos podrían ser seguidos a través de una o de las dos epístolas.

Como ilustración, seleccionaremos la Segunda Venida de Cristo, y al estudiar la Primera Epístola observaremos que la Segunda Venida de Cristo es mencionada en cada capítulo de la epístola. 

Así, se deriva el siguiente bosquejo:

Título: «La bienaventurada esperanza del creyente»
Tema: Efectos de la esperanza de la Segunda Venida de Cristo en el creyente
           I. Produce paciencia (1 Tesalonicenses 1:10)
          lI. Asegura la recompensa por la obra efectuada (1 Tesalonicenses 2:19)
         Ill. Satisface los anhelos de santidad (1 Tesalonicenses 3:13)
         IV. Consuela en el dolor (1 Tesalonicenses 4:13)
          V. Enriquece la oración (1 Tesalonicenses 5:23)

Podemos observar otro tema hallado en Primera y Segunda Tesalonicenses. 

La palabra «hermanos» aparece no menos de veinticuatro veces en las dos epístolas, diecisiete veces en la primera y siete veces en la segunda. 

Un examen de la utilización de esta palabra en su contexto podría constituir otro
interesante grupo de mensajes interrelacionados.

Antes de dejar la materia de las series de temas, se debería señalar que hay dos reglas importantes a observar en la presentación de cualquier serie de mensajes. 

En primer lugar, la serie debería ser breve. Aunque la serie pueda recibir un buen tratamiento con una variedad considerable, la congregación es susceptible a perder el interés si se presenta un tema principal a lo largo de un período prolongado de tiempo. 

En segundo lugar, la serie debería evidenciar orden o progreso.
Por lo general, una disposición aleatoria de sermones relacionados no es tan eficaz como una disposición en la que los mensajes están cuidadosamente planificados en un orden apropiado. Ello también sirve para aumentar el interés al ir llegando la serie a su punto culminante.

CONCLUSION
El desarrollo pleno del bosquejo temático tiene que esperar a una instrucción más plena, pero si el estudiante ha seguido lo que se presenta en este capítulo puede, mediante una cuidadosa aplicación de los principios aquí contenidos, aprender a preparar el bosquejo básico de un mensaje bíblico temático.

EJERCICIOS
1. Preparar un bosquejo temático usando uno de los temas relacionados bajo la               sección Clases de temas. Cerciorarse de que las divisiones se deriven del tema y       de que tengan un sólido apoyo bíblico.
2. Preparar un bosquejo temático, usando un tema de propia elección, y apoyar cada       división principal mediante un pasaje apropiado de las Escrituras. Seguir                       cuidadosamente los principios anteriormente sugeridos.
3. Relacionar siete temas apropiados para un servicio del Día de la Madre, y hacer un     bosquejo temático para uno de ellos.
4. Hallar una palabra o frase significativa que aparezca repetidas veces en un libro del     Nuevo Testamento, y desarrollar un bosquejo temático en base a las repeticiones         de aquella palabra o frase.
5. Tómese un asunto amplio, y relaciónense seis títulos adecuados para una serie de     mensajes acerca de dicho asunto. Disponer la lista entera en un orden que pueda       resultar en la presentación más eficaz. Desarrollar a continuación un                             bosquejo acerca de un tema relacionado con uno de estos seis títulos.
6. Siguiendo la regla 4 de Principios básicos para la preparación de bosquejos                 temáticos, desarrollar un bosquejo tópico acerca del «Tesoro. de Dios» en el que la     división consista en una comparación entre los hijos de Dios y un tesoro.
7. Examínese la Epístola a los Filipenses y prepárese una lista de cinco                           características doctrinales. Formúlese un bosquejo temático de la misma Epístola       sobre uno cualquiera de estos cinco temas.
8. Con la ayuda de una concordancia completa, preparar un estudio de palabras             acerca de la palabra «perdonar».
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miércoles, 5 de agosto de 2015

¡Santificaos, que mañana YHVH hará maravillas en medio de vosotros!

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6



 
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Información 

CONSTRUCCIÓN DE SERMONES
Josué
3: 1-6

1      Josué se levantó muy de mañana, y él y todos los hijos de Israel partieron de Sitim y             llegaron hasta el Jordán, y allí pernoctaron antes de cruzarlo.
2      Al cabo de tres días, aconteció que los oficiales recorrieron el campamento,
3      y mandaron al pueblo, diciendo: Cuando veáis el Arca del Pacto de YHVH vuestro               Dios y a los levitas sacerdotes que la cargan, vosotros partiréis de vuestro lugar y                 marcharéis en pos de ella,
4      para que sepáis el camino por donde habéis de ir, por cuanto no habéis pasado antes         por este camino; pero no os acercaréis a ella, sino que habrá entre vosotros y ella una         distancia como de dos mil codos medidos.
5      Y Josué dijo al pueblo: ¡Santificaos, que mañana YHVH hará maravillas en medio de           vosotros!
6      Josué habló a los sacerdotes, diciendo: Cargad el Arca del Pacto y pasad delante del           pueblo. Y ellos cargaron el Arca del Pacto, y anduvieron delante del pueblo.

¡Santificaos, que mañana YHVH hará maravillas en medio de vosotros!
Josué
3: 1-6

En el versículo 1:2, el Señor le ordenó a Josué: “Levántate y pasa este Jordán”. 

Ahora, en el capítulo 3, Josué recoge ese mandato y anima al pueblo a seguir adelante. Los versículos 1 a 13, hablan de los preparativos para el cruce. El mensaje de los espías le permite a Josué y a Israel levantar con confianza el campamento en Sitim. Los enemigos de Israel temblaban de miedo y no representaban una amenaza inmediata.

El pueblo: dobla sus carpas, empaca sus pertenencias, y luego junta sus rebaños y ganados. Después, desarma el tabernáculo y prepara el arca del pacto. Entonces, temprano por la mañana, desciende de su campamento y recorre los pocos kilómetros que hay hasta la orilla del Jordán. Allí vuelve a acampar tres días más. ¿Por qué otro retraso en el río? Más adelante será evidente la razón. Pero antes, revisemos algunas notas acerca del Jordán, para poder apreciar mejor las maravillas que Jehová va a realizar en este famoso río.

El nombre “Jordán” viene de un verbo del idioma hebreo que significa “bajar” y traducido literalmente, significa algo así como “el que desciende”. Si se sigue una línea recta desde el punto donde este “que desciende”, sale del mar de Galilea hasta donde entra al mar Muerto, la distancia aproximada es de alrededor de 112 km. Pero el cauce del río mide unos 321 km en total, debido a lo serpenteado de su trayecto. 

EL RÍO JORDÁN: CARACTERÍSTICAS GENERALES
Josué 3:1

Su nombre
Viene de un término que quiere decir “descender” o “fluir”. Era y es el río más largo, importante, y en realidad el único cuerpo de agua de esa zona que merece llamarse “río”. Nace a unos 70 metros sobre el nivel del mar, en un lago que se encuentra al norte del lago de Genesaret (Galilea). Sin embargo, poco después de pasar ese lago, el Jordán desciende abruptamente cerca de 213 metros por debajo del nivel del mar. De allí, desciende todavía más hasta desembocar en el mar Muerto, cuya ribera está a unos 393 metros bajo el nivel de mar. ¡Con qué razón el nombre de ese río significa “el que desciende”!

Formación geológica
El valle del Jordán es parte de un interesante fenómeno geológico. Está en una depresión (grieta) que corre desde Asia Menor hasta el corazón del África. El Jordán desciende desde su nacimiento, que está a 70 metros sobre nivel del mar hasta su desembocadura a 393 metros debajo del nivel del mar. Casi en todo su camino fluye por un cauce relativamente angosto, profundo y sinuoso (llamado “el zor”). Dentro de éste se encuentra todavía otro cauce o lecho menos profundo y mucho más ancho (llamado, “el ghor”). En el sur, “el zor” tiene como 30 metros de ancho, mientras que el lecho más amplio, “el ghor”, mide un kilómetro de anchura.

Largo, profundidad y anchura
La distancia desde la parte más meridional del mar de Galilea hasta la parte más septentrional del mar Muerto consta de sólo 113 kilómetros. No obstante, debido a su curso serpenteante, el río recorre una distancia de 393 kilómetros. Naturalmente, en tan largo trayecto, las condiciones cambian bastante. Fluctúa entre 27 a 39 metros de ancho y de un metro a tres de profundidad. Es obvio que semejante profundidad y anchura hacen que se formen vados en diferentes lugares, cuando menos en algunas épocas del año. Durante la temporada de lluvias, el río se convierte en un torrente que abandona su relativa pereza y sale de su cauce serpenteante, desbordándose y hasta llenando partes del lecho más ancho, “el ghor”. El volumen de agua se hace más peligroso por la. velocidad que adquiere la corriente debido a su brusca caída cuesta abajo en dirección al mar Muerto.

El arqueólogo Nelson Glueck describe el cauce del río Jordán entre el mar de Galilea y el mar Muerto así: “Retorciéndose frenéticamente, cavando alocadamente, buscando con desesperación escapar su suerte, el curso del Jordán, desde su comienzo cristalino hasta su literalmente oscuro y amargo final, lleva una carrera inútil hacia una meta sin esperanza” (citado en el Zondervan Bible Dictionary).

El sistema del Jordán es más que sólo un río, ya que cuenta con tres características acentuadas. La primera es un extenso valle, el Ghor, que varía de 3 a 22 km de anchura. El Ghor es una parte de la gran hendedura, esa grieta colosal en la superficie de la tierra que penetra a gran distancia en África. El oasis de Jericó está asentado en el fondo del Ghor, y se encuentra a unos 8 km del propio río. 

En seguida, dentro de ese extenso valle, se encuentra un cauce más angosto y más profundo, una llanura inundada que varía en anchura desde 182 m hasta alrededor de 1.5 km. Cada año, por la estación de la cosecha del lino y de cebada, las lluvias y la nieve derretida del monte Hermón ocasionan el desborde del río y llenan su cauce con aguas turbias y agitadas. Finalmente, el mismo Jordán tiene como 30 m de ancho y de 1 a 3 m de profundidad. La corriente no sólo es rápida, sino que tiene un movimiento en zigzag que hace peligroso el cruce.

El Jordán tiene importancia en el Nuevo Testamento debido a que allí predicó Juan el bautista y porque en sus aguas bautizó a Jesús. En varios himnos cristianos también se menciona el tema del Jordán. Normalmente, se refieren al río en su sentido literal; algunos himnos presentan el cruce del Jordán como una imagen del creyente que pasa de la muerte al cielo. Una línea del himno “Peregrino en el desierto” dice: “Líbrame de todo miedo en el paso del Jordán”. El capítulo 3 de Josué inspira esta rica imagen de los poetas.

SITUACIÓN DEL PUEBLO FRENTE AL JORDÁN
Josué 3:2–5

La pequeña lección de geografía se debe por lo menos a tres importantes razones: La primera, que el río Jordán se menciona con frecuencia en gran parte de la historia bíblica y conviene que el estudiante sepa sus características. En segundo lugar, los hijos de Israel llegaron al Jordán precisamente en la temporada en que el Jordán se hallaba desbordado en “todas sus orillas” (Josué 3:15b). Finalmente, al salir de Sitim (Josué 3:1–2), el pueblo se quedó tres días en la ribera porque por el estado en que se encontraba, el río constituía un enorme obstáculo para la realización de sus sueños.

¿Puede imaginarse la frustración de esa gente? Josué los había llevado hasta el borde de un río que prácticamente se había convertido en una barrera infranqueable, un obstáculo insuperable. Históricamente, los habitantes de esa tierra habían confiado en él para su protección.

El líder del pueblo de Dios les ordenó pasar tres días contemplando el problema; tres largos días para que pudieran observar la profundidad del agua, la corriente, el lodo y la basura que acarreaba. En fin, quería que reconocieran la envergadura de la tarea que enfrentaban. El agua era demasiado profunda como para vadear el río. No había puentes, ni balsas y mucho menos se podía cruzar a nado.

En una situación semejante 40 años antes, frente al Mar Rojo, sus antepasados habían llorado y se habían quejado contra Moisés y, por ende, contra Dios. Esa generación demostró la incredulidad que a su tiempo haría que muchos murieran en el camiono. Sin embargo, era de esperarse que la nueva generación hubiera aprendido su lección. No se dice nada acerca de que se quejaran al estar frente al Jordán.

No emitieron ni un gemido cuando Josué dio una solución “espiritual” al problema material. Para vencer lo que parecía una barrera infranqueable, Josué les ofreció el arca del pacto: “He aquí, el arca del pacto del Señor de toda la tierra pasará delante de vosotros en medio del Jordán” (3:11). Precisamente aquí, los incrédulos de la generación anterior se hubíeran reído. Casi podemos oírlos decir entre risas: “¿Qué? ¿Un mueble? ¿Un símbolo religioso? ¡Qué locura!” Sin embargo, no se escuchó semejante protesta de parte de aquella generación.

Obviamente, esos israelitas entendieron mejor la importancia del símbolo y estuvieron dispuestos a creer en el Dios que estaba detrás del símbolo. Nunca ha habido nada imposible para Dios. Ni el obstáculo más grande, ni el río más ancho son obstáculos para él. Más bien, son un reto para mostrar su misericordia.

Antes de dejar esta parte del capítulo 3 de Josué, hay dos observaciones acerca de 3:4–5. El pueblo tenía que mantenerse a cierta distancia del arca. El pasaje señala la razón: “A fin de que sepáis el camino por donde habéis de ir” (3:4a). Jehová quería que todo el pueblo viera el arca en todo momento y supiera que él mismo era quien abriría el camino.

La segunda observación se relaciona con la exhortación de Josué del v. 5: “Santificaos, porque Jehová hará mañana maravillas entre vosotros”. La santificación a la que hace referencia tiene que ver con la entrega completa de la gente a Dios, a su causa y a su voluntad. El Señor ya había dicho que iba a obrar a favor de su pueblo, venciendo lo aparentemente imposible con su presencia y poder. ¡Claro que sería un milagro! El otro lado de la moneda era que el pueblo tenía que consagrarse, abandonarse totalmente a él y a su voluntad. ¡El pueblo tenía que identificarse como su pueblo, y hacerlo de corazón!

¿Por qué el retraso de tres días a la orilla del Jordán? La respuesta no se encuentra simplemente en preocupaciones físicas. La gente ya tiene sus provisiones para cruzar el río (1:11) y no necesita tres días de descanso para una caminata de sólo unos pocos kilómetros. El motivo radica en que han de dedicar tiempo para prepararse espiritualmente. Jehová está a punto de realizar uno de sus milagros más gloriosos; el cruce milagroso del río Jordán es un acontecimiento paralelo en poder e importancia con el cruce del mar Rojo. 

Dios quiere que su pueblo del pacto esté preparado y comprenda lo que va a ocurrir.
Es primavera, y el río está crecido en sus riberas más amplias. Mirar por tres días las agitadas aguas y luego ver a más de dos millones de personas pasar al otro lado sin siquiera mojarse los pies, hará que Israel concluya: podemos cruzar con seguridad sólo por el poder de Dios. La formación espiritual es excelente.

Así como el Señor hizo que Israel mantuviera durante tres días la mirada fija en el río crecido, también a nosotros Dios a veces nos obliga a contemplar nuestros problemas por largo tiempo y sin alivio. Su propósito es inculcarnos disciplina paternal (Deuteronomio 8:5); él quiere que lleguemos a esta conclusión: dependo por completo de mi Dios. Él es “mi fortaleza y mi cántico. Ha sido mi salvación” (Éxodo 15:2).

La escena en el río recuerda a Jacob en el Jaboc, un afluente del Jordán situado a unos 24 km al norte. Allí Jacob luchó con Dios buscando una bendición ante la incertidumbre de la reunión con su hermano Esaú, a quien había enfurecido (Génesis 32:22s). En el Jaboc, el Señor le dio a Jacob el nombre de “Israel”, “el que lucha con Dios”. Ahora, unos quinientos años más tarde, los descendientes de “Israel” también necesitan una bendición especial de Dios cuando están al lado de un río.

Transcurridos tres días, los oficiales le informan a la gente que el Arca del pacto, cargada por los sacerdotes, va a dirigir la marcha. El Arca es de madera de acacia cubierta de oro puro por dentro y por fuera. Sobre su cubierta dorada descansan dos querubines, también de oro, cuyas alas se extienden por encima de la cubierta. Dentro del Arca están las tablas de piedra del pacto de Sinaí, una urna de oro que contiene el maná, y la vara de Aarón que retoñó. Los sacerdotes llevan el Arca con varas que se insertan en cuatro anillos dorados a los lados. (Para obtener más detalles acerca del “Arca del pacto” o el “Arca del testimonio” vea: Éxodo 25:10–22; Deuteronomio 10:1–5; Números 10:33–36; Hebreos 9:4.)

El Arca es el símbolo del pacto de Dios y de su presencia con Israel. No es una caja mágica que tenga mentalidad propia; tampoco es un objeto sacro que Israel hubiera inventado y al que le rinde culto. Jehová ordenó su construcción y dirigió su uso como una muestra visible de su presencia invisible. En el desierto la había usado para dirigir el movimiento de Israel (Números 10:35, 36). Ahora, otra vez en el Jordán, el Arca que llevan los sacerdotes es la señal para que marchen. Seguir el Arca significa seguir la guía de Dios. Con el fin de brindarles seguridad, él va adelante de su pueblo y despeja el camino (vea Deuteronomio 9:3).

El objetivo del retraso en las riberas del Jordán es para que el pueblo se fije sólo en Dios. Cuando la mirada de Israel se pose sobre el Arca del pacto, sus corazones se inclinarán hacia aquel quien hizo un pacto solemne con ellos y les prometió la tierra que estaba al otro lado del río.

La explicación que dan los oficiales del porqué el pueblo debería seguir el Arca de Dios nos invita a aplicarla a nosotros. Ordenaron: “Marcharéis detrás de ella, a fin de que sepáis el camino por donde habéis de ir; por cuanto vosotros no habéis pasado nunca antes por este camino”. Esas palabras nos animan a seguir de cerca a Jehová todo el tiempo y especialmente cuando entramos en territorio nuevo. 

Pasar a una etapa desconocida: graduarse, entrar en una nueva relación, empezar una vida de casados, comenzar la jubilación, encontrarse en vísperas de un año nuevo. Cualquiera que sea el territorio nuevo, seguimos a Dios cuando: buscamos fuerza y guía en su palabra, pedimos su ayuda constante al orar, y echamos sobre él todas nuestras ansiedades.

¿Por qué el mandato de los oficiales de guardar “una distancia como de dos mil codos [alrededor de 913 m]” entre el pueblo y el arca del pacto? La orden es similar a las palabras que Dios le dijo a Moisés en la zarza ardiente: “No te acerques”, y otra vez en su mandato en el monte Sinaí: “Guardaos, no subáis al monte, ni toquéis sus límites” (Éxodo 3:5; 19:12). El motivo para mantener esa distancia es un respeto discreto por el Dios Santo de todo el universo. Los 913 m están lo suficientemente cerca para que el pueblo vea el Arca como la señal para emprender la marcha; sin embargo, bastante lejos para mostrar respeto por Dios.

Un sobrecogimiento lleno de respeto hacia Jehová y un amor profundo por él, no son de ninguna manera actitudes contradictorias. Están una al lado de la otra, como dos facetas de nuestra relación con nuestro Dios santo y a la vez misericordioso. Por esa razón, Lutero comienza la explicación de cada uno de los mandamientos con las palabras “Debemos temer [respetar] y amar a Dios”.

El versículo 5 muestra directamente que la demora en el río se debe a los preparativos espirituales. Josué le dice al pueblo: “Santificaos”. En el monte Sinaí, antes de que se diera la ley, la santificación implicaba lavar la ropa y abstenerse de relaciones sexuales (Éxodo 19:10, 14, 15). Aquí en el Jordán no se explica con exactitud lo que implica la santificación. Tal vez no haya tiempo para actos externos, porque tienen sólo hasta el día siguiente para cumplir. Ya sea que haya o no actos simbólicos presentes, la santificación significa separarse del pecado y consagrarse con todo el corazón a Dios.

El propósito de santificarse es estar preparado para las “maravillas” que Jehová va a realizar al día siguiente. Imagínese la curiosidad que habrá despertado entre la gente. ¿Cuáles podrían ser esas “maravillas” que Josué promete? Tal vez haya más entusiasmo que ganas de dormir en el campamento de Israel, esa última noche en la ribera este del Jordán.

Los tres días pasados a la orilla del río se han empleado bien. Dios, a través de Josué y de los oficiales, designó para Israel un tiempo de preparación que lo iba a llevar a aumentar su: confianza, respeto, santificación, y expectativa de una bendición especial. ¿Cuánto tiempo le dedican los cristianos a prepararse espiritualmente antes de un oficio divino? Los momentos tranquilos de meditación que pasamos pueden motivarnos a apreciar en una medida mayor las maravillas que Jehová derrama sobre nosotros con su palabra. 

Si experimentar uno de los milagros de Dios en el Antiguo Testamento, exigía prepararse durante tres días, desde luego demanda preparación especial encontrarse con el maravilloso mensaje de la cruz y de la tumba vacía de Jesús. Hay una gran recompensa cuando dedicamos tiempo para santificarnos y esperamos lo que Jehová está a punto de impartir a través de su palabra refrescante.

Necesitamos leer entre líneas los versículos 5 y 6, para ver que el tercer día de la demora ha pasado, y que los emocionantes eventos del nuevo día empiezan en el versículo 6. La expectativa aumenta cuando los sacerdotes levantan el Arca.

Antes de que continuemos, es útil notar que habrá algunas sorpresas si esperamos que el cruce sea un relato estrictamente cronológico. Tal vez nos parezca que vamos a dar un paseo literario en los raudales. El autor a veces se apresura a completar un tema, luego retrocede y nos pone al corriente de algunos detalles. El estilo del autor lleva a algunos comentaristas a acusar a los relatos, de los capítulos tres y cuatro, de que contienen un juego de contradicciones imposible de reconciliar. Esa declaración no encaja con la realidad de la inspiración por el Espíritu Santo. Podemos contestar muchas de las acusaciones en términos del rico estilo del autor. 

Recuerde las siguientes características literarias mientras seguimos a Israel a través del Jordán.

    1.      El modelo del autor establece estructura y unifica los capítulos 3 y 4. Sigue este                    modelo tres veces: primero Dios le da a Josué una orden; luego Josué la pasa a la              gente; finalmente el pueblo lleva a cabo el mandato (vea 3:7, 9, 14; 4:1, 4, 8, 15,                  17, 18). Él no permite que la rígida cronología interfiera con este modelo.
    2.      El autor ha organizado el relato por el tema y no por la secuencia precisa del                        tiempo. Le da al asunto un tratamiento lógico en lugar de cronológico.
    3.      El autor usa la técnica de “ensambladura” o la de “cubrir” en su narración. Después              de terminar una sección, retrocede y amplía algunos detalles, luego continúa con la              historia.
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