jueves, 2 de abril de 2015

El cristiano se caracteriza por su capacidad de animar a los decaídos: Hay quienes padecen graves sufrimientos

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


 
 
Tipo de Archivo: PDF | Tamaño: MBytes | Idioma: Spanish | Categoría: Capacitación Ministerial
Información 


El Toque Personal
Colosenses 4:7–18
El ministerio de Pablo giraba alrededor de ciertos hombres claves con quienes colaboraba. El mismo había entrenado a la mayoría de ellos y mostraba gran confianza en su fidelidad y capacidad de realizar la obra de manera digna que glorificara a Dios.
El apóstol concluye su carta a los colosenses con varias notas personales en las cuales describe a algunos de esos ayudantes que servían con él en el ministerio. Los felicita por su fidelidad y los presenta como compañeros dignos de imitar, y que consideraremos al estudiar estas notas.
INFORME DE SU SITUACION 4:7–9
En una carta tan breve como esta, era difícil ponerles al día en cuanto a todo lo que pasaba en Roma. Tal vez por causa de la situación política en que se encontraba tampoco convenía decir mucho por escrito. Por eso, dice que Tíquico y Onésimo les informarían de su estado y cómo le estaba yendo.
El primero era uno de los delegados de las iglesias que había acompañado al apóstol en su último viaje a Jerusalén (4:7–8). Probablemente fue enviado como uno de los guardianes de la ofrenda para los necesitados (Hechos 24:17; Romanos 15:25–26; 1 Corintios 16:1; 2 Corintios 8–9). Se menciona en otros pasajes también como su colaborador en varios aspectos de la obra. Esta vez llevaba las cartas y explicaría la situación en Roma.
Se listan algunas de sus características más notables. Era un hermano amado, probablemente por su amabilidad. En muchas y variadas maneras había mostrado una actitud de cooperación y servicio.
Además, lo presenta como ministro y consiervo, dos palabras que indican la disposición de servir a otros. No buscaba la gloria ni ser servido; más bien su actitud era de ayuda y colaboración. Trabajaba bien con otros.
Pablo también lo identifica como obrero fiel, digno de confianza. Tíquico manifestaba esto en cuatro tareas específicas que aparecen en la Biblia. Fue uno de los que llevaron y cuidaron de la ofrenda enviada a la iglesia en Jerusalén (Hechos 20:4). Este ministerio da evidencia de la confianza que los hermanos tenían en él. También lo consideraron apto para tomar el lugar de Tito en Creta (Tito 3:12). Además, fue enviado como representante del apóstol para ayudar en la resolución de una situación difícil en Efeso (2 Timoteo 4:12). Por último, en esta ocasión es enviado con las cartas y como mensajero para explicar los acontecimientos que estaban sucediendo en Roma (Colosenses y Efesios).
La última cualidad que conocemos de Tíquico era la capacidad de animar a los decaídos. Al observar las cuatro cartas que Pablo envió mientras estaba en la cárcel, se nota que esas iglesias estaban desanimadas por causa de los graves sufrimientos que padecían. Tíquico fue enviado para que fuera a ellas y animara a los hermanos.
CUANDO ESTAMOS DESANIMADOS
NECESITAMOS EL APOYO DE OTROS
HERMANOS FIELES
Juntamente con Tíquico, Pablo había enviado a Onésimo, un esclavo que había escapado de Colosas. Dios había hecho que milagrosamente se encontrara en Roma con el apóstol donde había conocido a Cristo. Su historia se presenta en la carta que manda a Filemón, su amo cristiano de quien había huído. Después de hablar con él del Salvador y de pasar tiempo preparándolo, Pablo lo envió de regreso a su dueño. Tal vez él deseaba que cuando oyeran la historia de lo que Dios había hecho para transformarlo, los hermanos se sintieran animados.
Este esclavo cuyo nombre quiere decir útil, anteriormente había sido totalmente inútil a su amo. Al escribirle a Filemón, le informa que ahora es su hijo y por lo tanto le serviría de verdad, como un hermano en la fe (Filemón 10– 11, 16). Además, el apóstol lo considera como hermano amado y fiel. Aunque antes no lo era, ahora se lo presenta como digno de confianza. Dios tiene que haber hecho una gran obra en su vida. Este siervo fiel también les informaría de lo que ocurría en Roma.
LA TRANSFORMACION DE LA VIDA DEL
ESCLAVO INUTIL SERVIRIA PARA ANIMAR
A LOS DESANIMADOS
SALUDOS PERSONALES 4:10–15
Saludos de sus colaboradores en Roma 10–14
El autor envía saludos de tres de sus colegas en el ministerio que eran bien conocidos por los colosenses. De los seis que mandan saludos, estos tres son los únicos judíos que colaboraban con Pablo en la obra de Dios. Parece que éste se sentía aislado de su pueblo. Estos siervos no le hacían competencia, sino que trabajaban juntamente con él de manera que le animaban a seguir adelante en la obra sirviéndole como un estímulo. La expresión que Pablo utiliza se deriva de una medicina que aliviaba el dolor. Estos tres hermanos eran como un bálsamo para Pablo que alejaba y aliviaba el dolor de su aflicción.
Aristarco era un judío macedonio que vivía en Tesalónica. Fue compañero de Pablo. Lo llevaron preso durante la manifestación pública en Efeso (Hechos 19:29). Fue otro de los enviados con la ofrenda para Jerusalén (Hechos 20:14). También acompañó a Pablo en su viaje a Roma (27:2). El apóstol se refiera a él diciendo que es su compañero de prisión (Filemón 23–24; compare Romanos 16:7) y colaborador (Filemón 24).
Marcos era el sobrino de Bernabé y autor del evangelio que lleva su nombre. Salió con Pablo y su tío en uno de sus viajes misioneros, pero cuando la presión aumentó, optó por dejarlos y regresar a casa (Hechos 12:12, 25; 13:13). Después, cuando Bernabé quiso llevarlo de nuevo, Pablo no estuvo dispuesto a invertir más tiempo en el joven. Este conflicto provocó la división entre los dos misioneros.
Después de varios años de separación, Pablo volvió a mencionarlo. Aunque aquí no lo describe, les da el mandamiento de recibirlo. En la carta a Filemón lo presenta como colaborador suyo (Filemón 24). Al final de su ministerio, Pablo afirma que Marcos le era útil en el servicio (2 Timoteo 4:11). Obviamente, el esfuerzo de Bernabé de tomarlo e invertir tiempo en él demuestra la influencia de su tío en su vida.
Jesús, llamado Justo era otro colaborador que mandaba saludos a los hermanos de Colosas (Colosenses 4:11). Su sobrenombre es común, pero no sabemos nada más acerca de él que lo que se nos dice al final del versículo 11.
Además de estos tres judíos, Pablo envía un saludo de parte de Epafras (Colosenses 4:12–13) quien había sido enviado a Roma para acompañar al apóstol en los días difíciles que estaba atravesando. Había sido maestro de ellos y Pablo le consideraba un consiervo amado.
Aunque este ministro fiel estaba lejos, seguía manifestando un interés genuino en ellos. Siempre oraba y luchaba constantemente a su favor. Su propósito era que estuvieran firmes, perfectos y completos en el conocimiento de toda la voluntad de Dios; deseaba que supieran lo que el Señor quería hacer en ellos para que anduvieran como es digno de él. En este deseo Pablo y Epafras estaban en armonía completa.
Asimismo, tenía gran solicitud por ellos. Era celoso y hacía todo para su bien. Su trabajo manifestaba esta actitud, la cual nos enseña cómo debe ser el corazón de todo siervo de Dios. Primero, con un interés sincero en los hermanos, dedicándose a orar por ellos continuamente, luchando para que sepan la voluntad de Dios y sean firmes, perfectos y completos.
Al observar las vidas de estos ayudantes de Pablo, nos damos cuenta de que estaban dispuestos a trabajar sin cesar, no dándose a la pereza. Colaboraban con otros para lograr los propósitos de Dios; no competían entre sí buscando ser alabados, sino que juntos anhelaban dar la gloria al Señor. Estas cualidades no se basaban en un conocimiento intelectual de la Palabra de Dios, sino que son las actitudes que sólo el Espíritu Santo puede producir en nosotros. Ellas son las verdaderas bases para evaluar a un obrero del Altísimo.
¡PENSEMOS!
Haga una lista de las características de estos hermanos y cómo ayudaban al ministerio. Al lado de cada una, escriba una o dos maneras en que se revelan exteriormente. Evalúe su propia vida. ¿Cuáles muestra usted? ¿Cuáles le hacen falta todavía? Identifique un área donde usted cree que Dios quiere hacerlo cambiar. Empiece a pedirle en oración que transforme este aspecto de su vida para que sea la clase de líder que él quiere que sea. ¿Habrá algún paso que usted podría dar esta semana para acercarse más a esta meta?
Saludos dirigidos a los hermanos 15
Además de los que Pablo enviaba de parte de sus colegas, pidió a los mensajeros que saludaran a los que sin duda verían dentro de poco tiempo. En especial, quería que se comunicaran con los hermanos de Laodicea, porque tenía otra tarea en relación con ellos.
INTERCAMBIO DE LAS CARTAS ENVIADAS POR EL APOSTOL 4:16
Les exhorta a intercambiar cartas con la iglesia de Laodicea. De esa manera ambas congregaciones podrían aprovechar el mensaje que les enviaba. Aparentemente enfrentaban circunstancias semejantes y podrían animarse unos a otros, pero también la perspectiva de la otra carta podría darles una orientación adicional que les sirviera e instruyera.
EXHORTACION A ARQUIPO 4:17
Pablo envió instrucciones a Arquipo para que terminara la tarea que Dios le había dado. En Filemón 2 Pablo lo describe como “nuestro compañero de milicia”, una expresión que alude a un “colega en el ejército”. Luchaban juntos en la guerra espiritual.
Aunque no se dan más detalles acerca de lo que le sucedía, parece que las aflicciones lo habían desanimado. En lugar de tirar la toalla, Pablo le invita a tener cuidado en el cumplimiento el ministerio que había recibido del Señor. Le recuerda que éste es de Dios y no de los hombres. Por lo tanto, debía permanecer firme para que al final fuera hallado fiel. Este lema es apto para cualquier hijo de Dios. Todos hemos recibido alguna encomienda como parte del cuerpo de Cristo y debemos tener cuidado de llevarla a cabo y ser hallados dignos de ser sus siervos.
¡PENSEMOS!
¿Qué ministerio le ha dado Dios a usted? ¿Está desanimado? ¿Por qué? ¿Qué pasos podría dar para obtener la victoria y cumplir con él?
SALUDO FINAL 4:18
Pablo termina la carta con su saludo propio. Su interés en ellos era tan importante que lo escribió con su propia mano. Les recordaba de su aflicción para que supieran que sufría con ellos y para que oraran por él también. Su deseo era que experimentaran la gracia de Dios en forma práctica.
Pablo escribió esta carta a la iglesia de Colosas donde probablemente nunca había estado. Sin embargo, por medio de varias comunicaciones con los hermanos se había establecido una relación especial con ellos.
Pablo envió esta carta al darse cuenta de que los judaizantes se estaban infiltrando en medio de ellos y que enseñaban su doctrina de la santificación por medio de la ley. Su propósito era frenar la influencia de ese movimiento y afirmar claramente la base de nuestra espiritualidad. Su idea principal es que al estar en Cristo, tenemos todo lo que necesitamos para agradar a Dios. No nos falta nada. Tenemos todo por medio de la fe en nuestro Salvador.
AL ESTAR EN CRISTO, TENEMOS TODO
NO NOS FALTA NADA PARA AGRADAR A DIOS
La introducción presenta un breve saludo (1:1–2) y la oración de Pablo a favor de ellos (1:3–23). Da gracias a Dios porque esa iglesia era madura y fructífera (1:3–8). Su petición era que supieran lo que Dios quería hacer en ellos y que por consecuencia, anduvieran dignamente (1:9–23).
La vida que resulta cuando se comprende la voluntad de Dios es una vida fructífera (10a), que crece cada vez más en la práctica de la voluntad divina (10b), que es fortalecida (11), y agradecida a Dios (12–23). Este reconocimiento nos hace pensar en todo lo que el Señor ha hecho por nosotros y este último es el aspecto de mayor relevancia que tenemos que considerar para entender plenamente su plan.
Dios nos capacitó para recibir la herencia (12); nos libró del dominio de la esfera de las tinieblas (13a); nos trasladó al reino de Su Hijo (13b–20); y nos reconcilió por medio de su muerte (21–23). En esta parte de sus peticiones, Pablo aclara que el Señor Jesucristo es Dios mismo, quien ha hecho todo por nosotros. En fin, no nos hace falta nada.
Después de esta prolongada introducción, se dedica al tema central de la carta. Lo inicia mencionando su propio ministerio y dice que Dios lo había llamado a proclamar a todo el mundo gentil la provisión completa que había hecho en Jesucristo (1:24–4:6).
Primero aclara que se le asignó la tarea de revelar ese misterio (1:24–2:15). En esta sección el autor define el contenido de la revelación que recibió y está agradecido con el Señor porque le dio una parte especial en su plan. El apóstol tiene el privilegio de anunciarles a los gentiles que ellos también pueden participar en el programa divino. Cristo es la esperanza no sólo de los judíos, pero también de los gentiles (1:23–27). Por lo tanto, proclama este nuevo mensaje universal a todo el mundo con el fin de presentar a toda persona perfecta, sin falta ninguna, en Cristo.
La grandeza de estas maravillosas buenas nuevas que le habían sido encomendadas, impulsaba a Pablo a luchar para que no fueran desviados de la verdad por gente que trataba de engañarlos esgrimiendo argumentos persuasivos basados en la lógica humana (2:1–5). La esencia de su mensaje y la respuesta a sus enseñanzas es que tal como recibieron a Cristo por fe, así también debían aprender a vivir por ella y nada más (2:6–7).
La filosofía que el mundo nos presenta, es distinta a este mensaje. Las tradiciones y principios fundamentales que propone indican que nosotros podemos ganarnos la entrada a la presencia de Dios si obedecemos ciertas reglas y hacemos buenas obras. Esta filosofía sólo sirve para descarriar a la gente y esclavizarla (2:8).
Por el contrario, la verdadera espiritualidad es reconocer que la totalidad de Dios está en Cristo (2:9) y que cuando somos de él, estamos completos (2:10–15). En Cristo tenemos la verdadera circuncisión no hecha por hombres, sino la espiritual, la que transforma el corazón pecaminoso (2:11). Hemos sido sepultados a la vida antigua y renovados para llevar una nueva vida juntamente con el Señor (2:12). El ha eliminado cualquier obstáculo que pudiera evitar nuestra comunión con Dios y nos ha dado vida (2:13–15). Por eso no nos queda nada por hacer. Cristo hizo todo y estamos completos en él.
En la segunda división del libro, Pablo edifica sobre la base ya establecida de la provisión completa que tenemos en Cristo y explica las implicaciones de ella (2:16–4:6). Debido a que estamos completos, no debemos dejar que nadie nos juzgue en base a los ritos viejos (2:16–19) que son sombras de la verdadera espiritualidad. Ya que tenemos la luz verdadera, ¿por qué regresar a la oscuridad? Quienes pretenden juzgarnos se caracterizan porque muestran una humildad aparente, porque siguen los ritos religiosos y por el énfasis que hacen en su propia experiencia sin tomar en cuenta la Palabra de Dios. Aunque estén convencidos de que su vivencia es suficiente, han perdido la comunicación con la cabeza del cuerpo, es decir, con Cristo mismo.
Ya que hemos muerto con él a los requerimientos del mundo que se basan en el esfuerzo propio, no debemos someternos a esas normas humanas (2:20–23). Aunque las reglas que proponen tienen cierto valor, contienen una gran debilidad: no proveen el poder necesario para cumplirlas. Sólo sirven para condenarnos.
Por el lado positivo, en lugar de tratar de vivir según esas reglas, debemos tener los ojos puestos en Jesucristo y la obra que ha realizado por nosotros (3:1–4). El está sentado a la diestra de Dios; su obra ya está terminada y ha sido aceptada por el Padre. Por eso, en él tenemos una esperanza segura para el futuro.
El sustituto del legalismo no es el libertinaje. Puesto que ya no somos ciudadanos de este mundo, debemos abandonar su estilo de vida y adoptar las prácticas que corresponden a nuestro nuevo hogar (3:5–11). Pablo describe las obras pecaminosas que debemos eliminar. La nueva forma de vivir se realiza cuando damos al Señor el lugar correcto en nuestra vida.
En contraste con la vida antigua, Pablo describe el estilo que debemos aceptar como nuestro. Lo asemeja con una ropa que podemos vestir (3:12–15). Aunque parece una serie de reglas, no lo es, sino que es un patrón de vida que debe caracterizar a la persona que Dios ya hizo completa por medio de la fe en Cristo. En lugar de los rituales antiguos, Pablo presenta cuatro actitudes que transforman el interior de la persona.
Cuando éstas controlan nuestra vida y la Palabra de Cristo reside en nuestro corazón, el resultado se manifestará en nuestra conducta, especialmente en las relaciones personales con otros (3:16–4:6). En general, intentaremos edificar a nuestro prójimo y glorificar a Dios en todo lo que hacemos (3:16–17). Tal como en su carta a los efesios, Pablo presenta un resumen de las relaciones que deben existir entre los cónyuges (3:18–19), los hijos y padres (3:20–21), esclavos y amos (3:22–4:1).
Les exhorta a mantener una relación personal con Dios por medio de la oración persistente (4:2–4) y por último a que tengan cuidado con respecto a su conducta y conversación frente a los incrédulos, de tal manera que su testimonio sirva para ganar a otros a Cristo (4:5–6).
Pablo concluye la carta con varias notas personales (4:7–18). En ellas, describe a varios hermanos que han sido fieles en su ministerio y los alaba por su fidelidad. Asimismo, anima a los demás a recibirlos y a imitar su ejemplo. Al final, termina la carta con un saludo personal.
¡PENSEMOS!
Utilizando este repaso del libro y el cuadro sinóptico que aparece al principio, considere de nuevo el mensaje de esta carta. Medite en ella y en las implicaciones para su propia vida.
Escriba una lista de los principios que ha aprendido en este estudio. ¿Qué le ha enseñado Dios? ¿Qué pasos debe dar en base a lo aprendido? Haga una lista de lo que el Señor le ha dicho que haga. Ore a Dios, pidiéndole que transforme su vida y realice estos propósitos. ¡Obedezca lo que le diga que haga!
DOWNLOAD HERE>>>
http://www.ermail.es/link/TCVmmA2ccJJaaATCeC7CmA7CjaallVaa

Con la palabra echó [Jesús] fuera a los demonios, y sanó a todos los enfermos; para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


 
 
Tipo de Archivo: PDF | Tamaño: MBytes | Idioma: Spanish | Categoría: Capacitación Ministerial
Información 


Dones de sanidades, milagros y profecía
Con seguridad podemos afirmar que estos dones están entre los que más desafíos presentan, sobre todo los de sanidades y de milagros. Parece que si alguna vez se manifiestan en la Iglesia, es siempre «allá lejos», en el Africa o en la India, o en cualquier otro sitio donde USTED no esté. Su acción en la iglesia contemporánea también ofrece un desafío al escepticismo en todos nosotros, porque la verdad es que, cuando realmente ocurren «allá lejos», resulta difícil documentarlos. Algunos líderes que se oponen a la manifestación de estos dones en la iglesia contemporánea dicen que la respuesta a esta cuestión es simple. Son difíciles de corroborar porque no están ocurriendo. ¡No se puede argumentar lo que no existe!
Por otro lado, están los que sí creen que suceden, incluso los que han tenido que enfrentar la muerte de un ser querido como consecuencia de una enfermedad terminal, la pérdida del trabajo, la de su casa o aun la de una relación, porque «la sanidad» o «el milagro» nunca se produjo. Ni siquiera dio resultado el esfuerzo de cruzar el país hasta llegar al que ofrece «sanidad por medio de la fe», mucho menos las aparentemente interminables sesiones de intercesión y fe de los santos locales.
¿Y qué decir de la profecía? Por supuesto, hay numerosas palabras proféticas que muchos de nosotros podemos haber escuchado y que nos han orientado, alentado y confirmado. Pero además, muchos otros han escuchado «promesas proféticas» de bendición, prosperidad y avivamiento que nunca se han cumplido, al menos hasta el momento, o no en la forma en que lo sugería la «profecía».
¿Qué debe hacer al respecto el cristiano sincero?
¿Qué debe hacer? Seguir adelante, eso es lo que hay que hacer. No queremos extremar el uso de un solo principio, pero en todo este asunto de las manifestaciones espirituales, DEBEMOS tener presente el pasaje de 1 Corintios 13.9, 12: «Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos[…] Ahora vemos por espejo, oscuramente». Vivimos aprisionados entre las bendiciones presentes y parciales del Reino de Dios, y las bendiciones futuras aun no consumadas. El Espíritu con sus manifestaciones están tan disponibles hoy como en el primer siglo, pero eso no significa que podamos experimentar la perfección consumada con sólo hacer o creer lo que corresponde. No fue así ni siquiera en la iglesia primitiva. El mismo Pablo que se echó sobre el cuerpo exánime de Eutico y presenció su milagrosa resurrección (Hch 20.9, 10), le dijo a Timoteo:«A Trófimo dejé en Mileto enfermo» (2 Ti 4.20), sin la menor insinuación de que se debiera a falta de fe o alguna causa semejante. Quizás se debía al hecho de que la consumación plena del Reino todavía no se ha dado y, por razones que no entendemos, Dios en su soberanía decidió no tocar a Trófimo. Mientras contendemos a favor de estos dones, no debemos pasar por alto el factor de la soberanía, ya que Pablo afirma claramente que «todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como El quiere» (1 Co 12.11). ¿Por qué dar sanidad, o cualquier otra manifestación, a una persona y no a otra? Sólo Dios lo sabe. Nuestra responsabilidad es «procurar» seriamente obtener los dones; la de Dios es repartirlos.
Dones de sanidades
No necesitamos comentar mucho este don; el cuerpo físico es importante para Dios (1 Ts 5.23), y en ocasiones necesita de su toque sanador. El punto de partida de la expectativa que la iglesia primitiva tenía respecto a la sanidad física milagrosa es el ministerio de Jesús mismo, un ministerio anclado en el Antiguo Testamento. «Con la palabra echó [Jesús] fuera a los demonios, y sanó a todos los enfermos; para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías» (Mt 8.16, 17). «Sólo entre los intelectuales y en una “era científica” se piensa que es demasiado difícil que Dios sane a los enfermos… eso es cierto, lamentablemente, en cuanto a muchos cristianos contemporáneos, cuya teología ha ocasionado una tajante dislocación entre el “entonces” y el “ahora” de la acción de Dios. Esta pareciera ser una interpretación incorrecta del Reino, que según el Nuevo Testamento fue inaugurado por Cristo en el poder del Espíritu, quien continúa la obra del Reino hasta la consumación».1
Lea los siguientes pasajes, observando con quién, o con qué, se asocia la enfermedad frecuentemente.
Lucas 13.16
Juan 5.13, 14
Santiago 5.15
Lea los siguientes pasajes e identifique cuál es la voluntad de Dios respecto a la sanidad.
Éxodo 15.25b, 26
Éxodo 23.25
Salmo 103.1–3
Según 1 Corintios 6.13, ¿qué piensa Dios respecto al cuerpo humano?
Dios se ubica decididamente del lado de la sanidad, y ha puesto en el ser humano un impulso sanador que lo lleva a luchar contra la enfermedad y las dolencias. Hay una serie de razones en la Biblia que indican el porqué no siempre son sanadas las personas, incluidas la falta de fe y la posibilidad del pecado en sus vidas; sin embargo, la primera razón por la que la gente no se sana es la que hemos apuntado más arriba: el Reino no ha llegado todavía a su consumación en cuanto a experimentar la sanidad, a pesar de que Jesús hizo provisión perfecta para ella con su obra en la cruz. ¡No hay nada que podamos hacer para disfrutar la plenitud del Reino antes de que Jesús venga otra vez, excepto alabar a Dios por el día en que experimentaremos el sometimiento de toda enfermedad bajo sus pies! Pero en todo esto, Dios tiene un solo anhelo y es que la raza humana sea sanada. Sin lugar a dudas, Dios mismo siente dolor por las limitaciones que El mismo se ha impuesto en relación con las manifestaciones actuales de su Reino. Cuando la gente no se sana, no se debe a la voluntad de Dios, sino al hecho de que la plenitud de lo que Jesús obtuvo aguarda aún su regreso para cumplirse total y definitivamente. Destellos de la plenitud del Reino aparecen de vez en cuando, aunque nunca podemos saber el momento en que se van a manifestar los dones de sanidades. Por ese motivo deberíamos orar siempre y estar a la expectativa de una manifestación de los dones de sanidades, sabiendo que Dios quiere sanar.
Jesús y las sanidades
¿Cómo resume Mateo, en parte, el ministerio de Jesús? (4.23; 9.35)
¿Cómo lo sintetiza Lucas? (Hch 10.38)
Mateo adapta Isaías 53.4 al ministerio de sanidad física de Jesús (8.16, 17). ¿A qué aplica el apóstol Pedro este mismo versículo? (1 P 2.24). ¿Qué nos dice esto acerca de la profecía de Isaías?
Según Romanos 8.9–11, ¿qué es lo que quiere dar el Espíritu Santo a nuestros cuerpos?
El contexto aquí muestra que la vida que da el Espíritu incluye nuestra resurrección corporal definitiva; sin embargo, el llamamiento que aparece a continuación (vv. 12–18) muestra que también se refiere a la vida que nos da aquí y ahora por medio de la sanidad física.
¿Por qué dones de sanidades?
Pablo usa el plural en todo el pasaje, tanto para referirse a «dones» como a «sanidades» (1 Co 12.9, 30). Nadie sabe con certeza por qué lo hace. Algunos eruditos creen que «dones» está en plural para destacar el hecho de que esta manifestación no es de carácter permanente ni reside en la persona. Igual que con las demás manifestaciones, está disponible a cualquiera de los miembros del cuerpo, según lo disponga el Espíritu; aun si una persona manifestara reiteradamente este don, no significa que lo posea como un don permanente; incluso, ni debería usarse en ningún caso como un título: «El sanador por fe “Juan Pérez”».
En cuanto al uso del plural en la palabra «sanidades», quizás la clave nos la dé el campo de la medicina, donde es evidente que la salud es una cuestión compleja. Es frecuente que un médico se especialice en un área específica de la medicina. Aun más, el ser humano puede estar enfermo en sentido físico, como también en emocional, mental o espiritual. El plural, entonces, podría indicar que el Espíritu Santo usa a determinadas personas, de una forma más específica, para un tipo de enfermedades y a otras para otro tipo. (Este enfoque concuerda con el contexto, que favorece la interdependencia, y sería, por cierto, una manera de ayudar, a quienes son usados en estas asombrosas manifestaciones, para que no «se les vaya a la cabeza».) El uso de los plurales también podría indicar la diversidad de formas en que se presenta esta manifestación del Espíritu.
Lea los siguientes pasajes y observe las distintas maneras en que Jesús obró sanidad:
Mateo 8.1–4
Mateo 8.5–13
Mateo 9.18–26
Marcos 7.31–37
Juan 9.6, 7
El hacer milagros
     Riqueza literaria
Milagro, Udunamis. Esta es una de las cuatro palabras griegas que significan «poder» y es también una de las tres palabras que en griego describen un suceso sobrenatural. Las otras dos son semeia (señales), y terata (maravillas), (véase Hch 2.22). Dunamis denota energía, poder, potencia, enorme fuerza, gran habilidad, fortaleza o milagro. Cuando se traduce como «milagro», describe el poder de la era venidera que se hace presente en la tierra, pasando por encima de las leyes naturales de causa y efecto. (Compárese la asociación de términos «dinámica» y «dinamita».)
¿Qué es lo que acompaña, según Marcos 9.1, la presencia del Reino?
En base a Marcos 5.30, la curación de la mujer que sufría hemorragia se produjo por una liberación de _______________
Cada uno de los pasajes que se mencionan a continuación usan la palabra dunamis para describir un hecho sobrenatural. Léalos y determine qué es lo que el Nuevo Testamento denomina como «milagro».
Lucas 1.34, 35
Lucas 4.36
Lucas 9.1
Hechos 19.11, 12
Según Lucas 10.19, ¿para oponerse a qué, necesita la iglesia de Dios que se obren milagros?
Conforme a Mateo 11.20–24, el hacer milagros tiene un fin que va más allá del bien específico que produce. ¿Cuál es ese propósito?
Según Mateo 13.54, en la vida de Jesús se observaba no sólo el hacer milagros sino también __________________.
Según Juan 14.12–14, ¿por qué es razonable que los cristianos esperen la manifestación de este don?
En Hechos 1.8 la venida del Espíritu Santo trae _______. ¿Cuál debe ser el resultado evidente?
En base a Hechos 5.15 y 9.40, ¿cuáles fueron algunas de las maneras en que la declaración de Hechos 1.8 se cumplió en la vida de Pedro?
El hacer milagros, entonces, es la manifestación de que Dios está obrando lo que de manera natural no podría hacerse. Ello trasciende las leyes naturales; es el resultado de la plenitud del Espíritu Santo en la vida de creyentes que con sinceridad buscan poder, y que, consecuentemente, manifiestan el poder que fluye desde su interior (cf. Lc 4.14). Como vimos anteriormente, este es un don que abarca un campo amplio y variado. «Aunque Pablo quizás incluyó los dones de sanidades bajo “el hacer milagros”, es más probable que esta manifestación abarque los demás tipos de actividades sobrenaturales, no solamente el de sanar a los enfermos».2
Profecía
Ya hemos dicho que «profecía» es un concepto bíblico muy amplio. Antes de seguir, por lo tanto, es preciso que dedique un momento a repasar la sección sobre «profecía» en la lección 8 y «Algunos, profetas» en la lección 9.
Para entender claramente esta manifestación del Espíritu tenemos que recordar el sermón de Pedro en el día de Pentecostés (Hch 2.14–36). «Según Hechos 2.4, 4.31, fueron todos llenos del Espíritu, y con respecto a Hechos 2.16ss es una señal especifica de la era del cumplimiento que el Espíritu no sólo toma posesión de algunos individuos sino que todos los miembros de la comunidad escatológica, sin distinción, están llamados a profetizar».3 Esta manifestación del Espíritu, por lo tanto, «consiste en mensajes espontáneos y comprensibles, inspirados por el Espíritu, pronunciados oralmente ante la asamblea reunida, con el propósito de edificar o estimular a los creyentes. No se trata, entonces, la entrega de un sermón previamente preparado[…], lo que sugiere 14.24 es que se trata de un don que está disponible, al menos en potencia, para todos los creyentes»,4
1 Corintios 14
Aprendemos mucho en cuanto a la forma de actuar y al propósito de esta manifestación en base al contraste que de ella hace Pablo en 1 Corintios 14 con los «diversos géneros de lenguas» y con la «interpretación de lenguas» en 1 Corintios 12.
¿A qué exhorta Pablo en relación con la profecía? (v. 1)
¿Cuáles son los tres propósitos primordiales de la profecía? (v. 3)
¿Quién se benéfica de las palabras proféticas? (v. 4)
¿Por qué se dice que «mayor es el que profetiza que el que habla en lenguas»? (v. 5)
¿Por qué prefiere Pablo la profecía en las reuniones congregacionales? (v. 19)
Según el versículo 22, ¿para quién es, en primer término, la profecía?
Según los versículos 24 y 25, la profecía tiene un papel que cumplir en la vida de los indoctos o incrédulos. ¿Cuál es ese papel?
«Indoctos» (del griego idiotes) se refiere a la persona sin instrucción en algo, en este caso el cristianismo. Es probable, por lo tanto, que se refiera a incrédulos, aunque algunos consideran que alude a creyentes que no han sido instruidos en lo relativo a manifestaciones espirituales.
¿Qué sinónimo de «profecía» usa Pablo en el versículo 26?
Según el versículo 29, todos los mensajes proféticos deben ser ____________________.
«Dos o tres» no significa que Pablo esté limitando a tres las profecías legítimas que pueden pronunciarse en cualquier reunión congregacional. Esto sería contradictorio con sus instrucciones de que «todos» pueden, potencialmente, profetizar (vv. 24, 31). Su preocupación, según el contexto, es que no debieran pronunciarse más de tres palabras proféticas a la vez, antes de que los demás tengan la oportunidad de «juzgar». Juzgar una profecía es discernir su coherencia con las verdades bíblicas ya confirmadas y su pertinencia o correspondencia con lo que se trate en la reunión. Las palabras proféticas pueden ser correctas desde el punto de vista doctrinal, pero inapropiadas a la circunstancia, sea porque no correspondan a ese momento concreto o porque se apliquen al individuo más que al grupo. En este caso, es mejor que la persona se abstenga de darlas a conocer y reflexione sobre ellas, teniendo en cuenta que «los espíritus de los profetas están sujetos a los profetas» (v. 32), y que «si algo le fuere revelado a otro que estuviere sentado, calle el primero» (v. 30).
Según el versículo 31, ¿cuál es otra de las funciones que cumple la profecía?
¿Qué aprendemos en el versículo 32 respecto al «control profético»?
     Riqueza literaria
Sujetos, hupotasso. Literalmente, «estar debajo». La palabra sugiere subordinación, obediencia, sumisión, servicio. El don divino del hablar profético es puesto bajo el dominio y la responsabilidad del que lo posee.5
La «profecía» puede coincidir, en ocasiones, con el don de la «palabra de sabiduría» o la «palabra de ciencia», cuando se ofrece dirección práctica en determinadas situaciones; la profecía, sin embargo, parece dirigirse esencialmente a la congregación en su conjunto, en tanto que las otras dos manifestaciones son más bien para los individuos. Esta manifestación logra, básicamente en situaciones específicas y por medio de diversos creyentes, lo que el ministerio profético de Efesios 4.11 lleva a cabo mediante un ejercicio continuo del don.
     Sondeo a profundidad
Se discute mucho si a este don debe agregársele o no esta expresión: «Así dice el Señor Dios». Con la ayuda de una concordancia, busque al menos una docena de casos en los que se usa esta expresión en particular en la Biblia. ¿Quién la emplea? ¿Se utiliza en alguna de las profecías pronunciadas en el Nuevo Testamento? ¿Qué conclusión o conclusiones podemos obtener? ¿Cree que la manifestación del don de profecía de 1 Corintios 12 debe acompañarse con la expresión: «Así dice el Señor Dios»? ¿Por qué? Si su respuesta es sí, ¿considera que debe hacerse una distinción entre la manera en que se usa actualmente y cómo lo usaban los profetas clásicos del Antiguo Testamento? Si así fuera, ¿cuál es la diferencia? Evite adoptar una actitud dogmática, pero procure llegar a una conclusión práctica.

DOWNLOAD HERE>>>
http://www.ermail.es/link/TCVmmA2ccJJaaATCeC7CmA7CjaallVaa

miércoles, 1 de abril de 2015

Dios usa las pruebas para que aprendamos a confiar en Él. Sin embargo, en vez de confiar en Dios, nos enojamos

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


 
 
Tipo de Archivo: PDF | Tamaño: MBytes | Idioma: Spanish | Categoría: Capacitación Ministerial
Información 




                      Una Incredulidad Inconcebible



Exodo 15:22–18:17

La Biblia presenta una larga lista de personas que demostraron su fe en Dios frente a las circunstancias más adversas de la vida. Muchos aparecen como “héroes de la fe” (Hebreos 11). Su convicción llegaba a tal grado que llegaron a estar dispuestos a sacrificar a sus propios hijos y a renunciar a sus familias para ir a tierras extrañas en obediencia a Dios.
Es importante notar que Israel, como nación, no llena los requisitos indicados para ser incluída en dicha lista. A pesar de las abundantes evidencias del cuidado y de la protección de Dios, ellos siguieron dudando y quejándose. Mostraron una incredulidad permanente a pesar de todo lo que Dios había hecho por ellos.
Después de sacarlos de la esclavitud en Egipto, Dios, como el nuevo Señor del pueblo redimido, se reveló ante ellos para enseñarles las nuevas demandas que El exigiría. Se reveló de tres maneras: primero, informalmente, por medio de sus experiencias en el viaje a Sinaí (13–18); después se reveló por medio de la ley (19–24); y finalmente, se reveló a través del tabernáculo (25–40).
En las primeras dos etapas del viaje, Israel había observado la dirección y protección de Dios. Esta obra divina les había ido convenciendo de que debían confiar en Jehová y someterse a Su autoridad. Sin embargo, este efecto no duró mucho. Ya para la tercera etapa del viaje, las nuevas pruebas en lugar de aumentar su confianza en Dios, resultaban en mayores dudas y murmuraciones.

A PESAR DE TANTAS EVIDENCIAS
DE SU CUIDADO Y PROTECCION
ISRAEL TODAVIA NO CONFIABA EN DIOS
TODAVIA SE QUEJABA EN CADA PRUEBA

CUATRO PRUEBAS DE FE:

La Primera Prueba: La Falta de Agua 15:22–27
Después de cruzar el mar, se enfrentaban al primer problema: la falta de agua. El pueblo llevaba tres días viajando por el desierto sin agua. Las condiciones a las que está expuesta una persona que viaja en el desierto son críticas, comenzando por la deshidratación. El pueblo estaba cansado, débil por la falta de alimento apropiado y, por supuesto, por la falta del agua.
Al fin llegaron a un lugar donde podrían abastecerse de agua; este lugar se llama Mara. Pero al tratar de saciar su sed, se dieron cuenta de que el agua que tenían frente a sí era amarga.
En vez de confiar en Dios, comenzaron a murmurar y a quejarse contra Moisés (15:24). Por medio de Moisés, Dios indicó una solución. Ordenó a Moisés que tomara cierto tipo de madera y lo lanzara en el agua amarga. Cuando Moisés obedeció, el agua se endulzó.
Dios usó este incidente como una lección objetiva para enseñarle a Israel que si ellos le obedecían, El les sanaría de todas sus enfermedades (15:26). Este primer problema concluyó cuando Dios les concedió descanso y abastecimiento en Elim con doce fuentes capaces de proveer agua en abundancia.

DIOS LES PROVEYO DE AGUA EN ABUNDANCIA

La Segunda Prueba: La Falta de Comida 16:1–36
Pocos días después se presentó otro problema: la falta de alimento. Dios usó estas pruebas para que aprendieran a confiar en El. Sin embargo, en vez de confiar en Dios, de nuevo se enojaron con Moisés. Al empezar a dudar, volvieron a murmurar. Culparon a Moisés por todos los problemas que estaban sucediendo (16:2–3).
Dios prometió proveer pan del cielo, pero el pueblo tendría que manifestar su dependencia, recogiéndolo conforme a Sus normas divinas (16:4–5). La regla en cuanto al sábado demostraba que esta dieta especial provenía de Dios.
Durante seis días de la semana, sólo podían recoger la porción de un día. Al acaparar más, el resto se agusanaba (16:14–21). Sin embargo, para el séptimo día tenían que recoger una porción doble y guardarla, porque en el día de reposo no habría maná (16:22–30). Siempre había algunos rebeldes que querían probar a Dios. Ellos tuvieron que sufrir las consecuencias naturales de su desobediencia. Así que, todas las semanas, mediante la provisión divina, el pueblo recordaba que era Dios Quien les enviaba el sustento diario. De esta manera vieron la importancia de depender de El y obedecerle.
Además del maná que Dios proveía cada mañana, les dio carne para la primera noche. Inició su provisión con codornices para la cena. De esta manera Dios suplió abundantemente sus necesidades alimenticias. Esta provisión divina serviría para recordarles durante los siguientes cuarenta años, el cuidado de Dios, la importancia de confiar en El y la necesidad de obedecer Su Palabra.

DIOS LES PROVEYO LA COMIDA

¡PENSEMOS!

 ¿Cuál era el principal problema de Israel, que los hacía protestar y quejarse constantemente? ¿Acaso las evidencias del poder de Dios no eran suficientes como para que confiaran totalmente en El?
 También hoy en día muchos de nosotros a menudo confiamos totalmente en nuestro trabajo para suplir nuestras necesidades, sin tomar en cuenta a Dios. Si perdemos el trabajo tratamos de arreglárnoslas como podamos para solventar nuestros problemas. Es sólo cuando ya no podemos, que buscamos la ayuda de Dios. Hasta entonces nos damos cuenta de que debemos depender de El en todo momento.
 ¿Cuántas veces, ante una necesidad grande, ha confiado plenamente en que Dios intervendría? ¿Será esta nuestra reacción acostumbrada? O, será más común murmurar y luchar para ver cómo podemos salir del problema por nuestra cuenta? Señale alguna ocasión cuando haya dejado el problema en las manos de Dios, y otra cuando haya luchado por su cuenta para resolverlo. ¿Qué diferencia ha visto en los resultados? ¿Cuál actitud es la más conveniente?

La Tercera Prueba: Vuelve a Faltar el Agua 17:1–7
A pesar de la diaria provisión de la comida, poco tiempo después volvió a faltar el agua (17:1). Esta era una nueva oportunidad para seguir confiando en Dios, la situación lo ameritaba. Sin embargo, volvieron a dudar y a quejarse contra Moisés (17:2–3). Pero a pesar de la incredulidad del pueblo, Dios proveyó el agua necesaria (17:4–7). Una vez más utilizó a Moisés para dar agua a Israel. Moisés golpeó la peña en Horeb y hubo agua en abundancia para que todo el pueblo bebiera.

DIOS VOLVIO A PROVEER AGUA

El apóstol Pablo comentó acerca de este incidente en 1 Corintios 10:1–13. Señala la importancia de evitar la actitud del pueblo de Israel. De esta experiencia podemos aprender por lo menos tres lecciones. En primer lugar, se destaca la importancia de confiar en Dios. En segundo lugar, tenemos un ejemplo de lo que la dureza de corazón puede hacer, aun en medio del pueblo de Dios. Finalmente, se observa el peligro de una congregación mixta. Había entre ellos muchas personas que no confiaban personalmente en Dios; su influencia corrompió a los demás.

¡PENSEMOS!

 También nosotros debemos estar atentos a estas tres lecciones de la historia del pueblo de Dios. Haga una lista de las tres lecciones. Señale circunstancias actuales en que su vida espiritual pudiera estar afectada por cada una de ellas. ¿Qué hay que hacer para evitar estos peligros?.

La Cuarta Prueba: La Confrontación del Enemigo 17:8–15
Mientras acampaban en Refidim, los israelitas tuvieron que afrontar por primera vez la presencia de un enemigo. Fueron atacados por los amalecitas (17:8). Para demostrar que Dios peleaba por ellos y que la victoria era Suya, Moisés, Aarón y Hur subieron a la cumbre de un monte, mientras que Josué permaneció abajo con los hombres para pelear.

DIOS PELEABA POR ISRAEL

Dios utilizó a Moisés para darle la victoria a Israel. Al sostener Moisés la vará de Dios en alto, Israel ganaba; al bajarla, prevalecía Amalec. Por eso, Aarón y Hur tuvieron que ayudarle a Moisés a sostener los brazos en alto. Fue necesario que Moisés se sentara sobre una roca para aguantar en esta posición. De esa manera Dios les demostró que la victoria era Suya (17:9–13).
Dios ordenó que la historia quedara grabada. Borraría del mapa a los amalecitas, pero no quería que fuera olvidada Su intervención divina cuando pelearon contra los israelitas (17:14–16). Fue así que se edificó allí un altar con el nombre de “Jehová-nisi”, que quiere decir “Dios es mi estandarte” para que se acordaran siempre de que Dios sería su protector en las batallas. La fidelidad de Dios en esta lucha habría de aumentar su confianza en El en batallas posteriores.

DIOS CONTROLA LA HISTORIA
AUN FRENTE A LOS ENEMIGOS PAGANOS
MAS FUERTES

LA VICTORIA DEPENDE DE LA CONFIANZA
EN DIOS Y LA OBEDIENCIA A SUS CONDICIONES

DELEGACION DE RESPONSABILIDADES 18:1–27

A medida que Moisés seguía su marcha por el desierto junto con el pueblo de Israel, Dios le concedió muchas victorias. No obstante, era obvio que cada vez le era más difícil llevar la administración, de todos los asuntos del pueblo por sí mismo. Dios utilizó la visita de su suegro para darle un sabio consejo.
Jetro tenía conocimiento de las grandes proezas que Dios había obrado a través de Moisés. Venían con él la esposa de Moisés y sus dos hijos (18:1–6). Moisés le contó todo lo que Dios había hecho por Israel. Al escuchar la historia, Jetro alabó a Jehová y lo reconoció como el Dios soberano, mayor que todos los dioses.
Al día siguiente, mientras Jetro observaba las actividades que realizaba Moisés, se dio cuenta de que Moisés administraba todo sin ayuda de los demás (18:13–14a). Así que, le dio un consejo lleno de sabiduría; debería buscar hombres idóneos para compartir el trabajo con ellos (18:14b–27).
Jetro le hizo dos preguntas claves. Primero quiso saber qué hacía. Esta pregunta se refería a sus prioridades. En seguida, Jetro quiso saber por qué lo hacía todo sin ayuda. Ambas preguntas son legítimas para cualquier ministerio en la obra de Dios. Tenemos que preguntarnos qué estamos haciendo y por qué no nos están ayudando otros, si es el caso.
La respuesta de Moisés parece lógica e incluso bastante común; “Porque el pueblo viene a mí para consultar a Dios”. Es decir, Moisés contesta que él atiende a todos porque lo buscan … ¿Qué más puede hacer? Moisés necesita ayuda; necesita un plan para ser librado del yugo de los deseos de la multitud. La solución es precisamente entrenar a otros para que le ayuden en su ministerio.
Jetro mismo reconoció la importancia de cumplir con dos condiciones fundamentales para que el plan resultara. En primer lugar, Dios tenía que aprobarlo. No importa qué tan bueno parezca un plan humano, éste no resultará sin el consentimiento de Dios (18:19a y 18:23). La segunda condición que Jetro señalo fue que el plan sólo habría de producir el fruto deseado si los hombres elegidos eran hombres espirituales, dignos de confianza (18:21). De no ser así, tampoco resultaría.
Moisés, el líder del pueblo de Israel debía establecer dos prioridades fundamentales para su ministerio personal. Tendría que dedicarse a la intercesión por los demás (18:19). Además, debería capacitar a los discípulos elegidos (18:20). Cuando se presentara un caso difícil para Ios otros, Moisés podría juzgarlo, así ellos aprenderían de su ejemplo.
El sistema administrativo resultó impresionante. Si se añadían a estos líderes los doce príncipes de cada tribu más los setenta aocianos, suponiendo que los jefes de diez fueran responsables por diez jefes de familia, tenemos un plan de discipulado realista. Ningún líder tendría que responsabilizarse por enseñar a más de doce personas. ¡Desde los días de Moisés ya existía un plan de discipulado personal! Esto posibilitó el crecimiento espiritual de más de dos millones y medio de personas. Muchos líderes que se encuentran saturados de trabajo en la obra de Dios hoy, podrían aprovechar esta lección. Dios nunca pidió que el líder espiritual llevara toda la carga sin ayuda.

  EL LIDER ESPIRITUAL TIENE DOS PRIORIDADES FUNDAMENTALES:
   *      INTERCESION-ORACION
   *      CAPACITACION-DISCIPULADO

¡PENSEMOS!

 ¿Tiene usted alguna responsabilidad dentro de la iglesia? Vale la pena que considere las preguntas de jetro: “¿Qué está haciendo?” “¿Por qué lo está haciendo solo?”
 Dedique unos minutos para definir las prioridades que usted ha tenido en su ministerio. ¿Qué está haciendo para la obra de Dios? ¿Es usted víctima de muchos que lo asedian, o controla su trabajo de acuerdo con sus dones? Si no ha tenido ningún ministerio en la iglesia todavía, ¿qué cree que Dios desea que usted haga?
 ¿Está llevando a cabo su ministerio a solas? ¿Quién más podría ayudarle en este ministerio? Anote por lo menos un nombre de alguien a quien pudiera involucrar y capacitar. Empiece a orar por esta persona y busque las oportunidades para involucrarla y capacitarla.
 ¿Habrá alguna otra implicación para su propio ministerio basada en el consejo de Jetro? ¿Qué más debe hacer?

DOWNLOAD HERE>>>
http://www.ermail.es/link/TCVmmA2ccJJaaATCeC7CmA7CjaallVaa
https://story.ad/site/file_download/smartpublicity1467919561neTNIrOs.html