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martes, 10 de noviembre de 2015

Es un alimento de sacrificio ígneo de olor que apacigua. Toda la grosura pertenece a YHVH y es estatuto perpetuo por vuestras generaciones en todos vuestros asentamientos: no comeréis grasa ni sangre.

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




La Ofrenda Humana que Expresaba armonía, salud, gozo, felicidad y comunión con Dios
Prefigura de Jesucristo al Ofrendarse a Sí mismo al Padre en la institución de la Cena del Señor

Preparamos nuestro Estudio para enseñar en la congregación
Ofrendas de paz
Levítico 3:1-17

3      Si su ofrenda es un sacrificio de paz, si ofrece de la vacada, sea macho o hembra, lo presentará sin defecto ante YHVH.
2      Apoyará su mano sobre la cabeza de su víctima y la degollará a la entrada del Tabernáculo de Reunión. Los sacerdotes, hijos de Aarón, rociarán la sangre en derredor sobre el Altar.
3      Del sacrificio de las ofrendas de paz, presentará una ofrenda ígnea ante YHVH con la grosura que cubre los intestinos, toda la grosura que hay sobre las entrañas,
4      los dos riñones, la grosura que hay sobre ellos y sobre los lomos, y la grosura del hígado, que quitará con los riñones.
5      Los hijos de Aarón dejarán consumir esto en el Altar, encima del holocausto, sobre la leña, sobre el fuego. Es ofrenda ígnea de olor que apacigua a YHVH.
6      Si su ofrenda para el sacrificio de ofrendas de paz a YHVH es del rebaño, lo presentará sin defecto, sea macho o hembra.
7      Si presenta un cordero por su ofrenda, entonces lo hará acercar delante de YHVH,
8      y apoyando su mano sobre la cabeza de su ofrenda, lo degollará delante del Tabernáculo de Reunión. Luego, los hijos de Aarón rociarán su sangre en derredor sobre el Altar.
9      Y del sacrificio de las ofrendas de paz, presentará como ofrenda ígnea ante YHVH la grosura y la cola entera, cortada desde el espinazo, así como la grosura que cubre los intestinos, toda la grosura que hay sobre las entrañas,
10      los dos riñones, la grosura que hay sobre ellos y sobre los lomos y la grosura del hígado, que quitará con los riñones.
11      Y el sacerdote lo dejará consumir sobre el Altar como alimento de ofrenda ígnea a YHVH.
12      Y si su ofrenda es una cabra, la hará acercar ante YHVH,
13      y apoyando su mano sobre la cabeza, la degollará delante del Tabernáculo de Reunión. Después los hijos de Aarón rociarán su sangre en derredor sobre el Altar,
14      y de ella, presentará su ofrenda ígnea ante YHVH: la grosura que cubre las entrañas y toda la grosura que hay sobre las entrañas,
15      los dos riñones con la grosura que hay sobre ellos y sobre los lomos, y la grosura del hígado, que quitará con los riñones.
16      Luego, el sacerdote los dejará consumir sobre el Altar. Es un alimento de sacrificio ígneo de olor que apacigua. Toda la grosura pertenece a YHVH.
17      y es estatuto perpetuo por vuestras generaciones en todos vuestros asentamientos: no comeréis grasa ni sangre.

Las Ofrendas de paz


Las ofrendas de paz 
( Levítico 3:1–17 )


Levítico 3:1–5. Los sacrificios de paz también comprendían el sacrificio de animales. El significado básico de la palabra hebrea que se traduce como “paz” significa “ser completo o unido”. Por lo tanto, los sacrificios de paz, eran la demostración de que habían sido sanadas las relaciones rotas entre el santo Dios y el Israel pecador. 

El procedimiento le recordaba a los adoradores, primero, que el pecado, la causa de la relación rota, había sido quitada al transferirlo al animal. Después se les permitía a los adoradores celebrar con una comida su paz con Dios. El Señor participaba en la comida aceptando la ofrenda quemada de olor grato. Los sacerdotes, como representantes de Dios, participaban en la comida. Las partes comestibles de la ofrenda que no eran propiedad de Dios, eran la parte que comían los sacerdotes y los adoradores de Israel en el banquete.

Primero se describen los sacrificios de paz consistentes en ganado. El adorador mataba el animal sin defecto a la entrada del Tabernáculo de reunión. Después, el sacerdote rociaba la sangre del animal sobre el altar. Después de esto, se cortaba el animal en sus piezas, algunas de las cuales se ofrecían sobre el altar. Los sacrificios de paz diferían de las ofrendas quemadas en este aspecto, ya que las ofrendas quemadas se consumían por completo sobre el altar.

La gordura que cubría las entrañas del animal no se comía, porque se la consideraba como una porción escogida, reservada solamente para Dios. Se quitaban también los riñones y la gordura del hígado. En el Antiguo Testamento se hace referencia a los riñones y a otros órganos internos como la sede de las emociones. Es posible que al ofrecer los riñones y la gordura que cubre el hígado, se simbolizara la dedicación a Dios de las más profundas emociones.

Levítico 3:6–11. 
El adorador también podía llevar un sacrificio de paz tomada de las ovejas. También en este caso, se quitaba la gordura y se quemaba, como la parte del Señor. Toda la cola del cordero se quitaba y se quemaba. Recientemente se ha comprendido con claridad la justificación para esto último; los estudiosos han descubierto que los corderos que se criaban en Palestina en los tiempos bíblicos almacenaban gordura en la cola.

Levítico 3:12–16. 
Aquí se describen los sacrificios de paz consistentes en cabras. Los procedimientos eran los mismos que se hacían con los corderos y las ovejas, y la fórmula se repetía de la misma manera.

El sacerdote quemaba las partes del animal sobre el altar como comida, pero con toda seguridad no para dar sustento a Dios. Los paganos vecinos de Israel ofrecían sacrificios con la idea de que estaban alimentando o nutriendo a sus dioses. Esos pensamientos estaban lejos de las mentes de los hebreos. Por el contrario, el pueblo de Dios entendía que esas ofrendas expresaban la comunión y la paz que ellos tenían con Dios, en términos de una comida compartida. Mediante la expiación que Dios había hecho, no había barrera entre ellos y Dios.

Levítico 3:17. 
La expresión “estatuto perpetuo será para vuestros descendientes” se presenta diecisiete veces en Levítico. Esas palabras se presentan aquí para hacer hincapié en que la prohibición que hace Dios de comer la gordura y la sangre tenía el propósito de cumplirse mientras estuviera vigente el sistema de los sacrificios. Toda gordura estaba prohibida porque le pertenecía al Señor, y la sangre estaba prohibida porque era el medio de la expiación.

Al examinar las ocasiones que se registran en la Escritura, en las que se celebraron los sacrificios de paz, notamos que invariablemente había un ambiente festivo. Las bendiciones que daba el Señor, la ayuda que se experimentaba para cumplir un voto o para terminar alguna tarea grande, invitaban a un sacrificio de paz con la alegría que la acompañaba. 

La mayoría de las ofrendas que llevaron y presentaron Salomón y el pueblo en la jubilosa ocasión de la dedicación del Templo, fueron sacrificios de paz. Algunas veces se ofrecían sacrificios de paz en relación con peticiones de la ayuda de Dios; había alegría en tener presente que por causa del pacto de Dios, él los iba a ayudar. 

En ocasiones, el sacrificio de paz era un acto espontaneo de acción de gracias a Dios, que hacía el adorador en el tiempo de la cosecha o cuando reconocía otras bendiciones de Dios. Ana, cuando nació su hijo Samuel, llevó un sacrificio de paz para expresar su gratitud al Señor. Los sacrificios de paz también se relacionan frecuentemente con las felices ocasiones en las que se realzaba el pacto con Dios.

Sabemos, por lo que dice Levítico 7, que los sacrificios de paz concluían con la reunión del adorador con sus amigos y su familia, en una comida para consumir la carne que no había sido ofrecida en sacrificio. Todos los participantes en la comida tenían que estar en un estado de pureza ritual, y la comida tenía que ser consumida el mismo día en que había sido ofrecida como sacrificio de confesión, o el día siguiente, si había sido ofrecida con otros propósitos. 

Al sacerdote se le daba el pecho y la espaldilla derecha como parte de su salario, y el adorador y sus amigos comían el resto. De esta manera se experimentaba la paz con Dios, cuando los invitados disfrutaban las bendiciones en su misericordiosa presencia. Al celebrar esta comida, los adoradores también estaban mostrando que habían sido apartados de las naciones paganas solamente para Dios. El apóstol Pablo escribe: “Mirad a Israel según la carne: los que comen de los sacrificios, ¿no son partícipes del altar?” (1 Corintios 10:18). 

Los creyentes del Antiguo Testamento, al comer del sacrificio, compartían todo aquello para lo cual estaba el altar, la salvación lograda mediante el perfecto sacrificio prefigurado por los sacrificios de paz.

Los creyentes del Nuevo Testamento participan de una comida para expresar su paz con Dios y con los demás. Algunas veces la llamamos Santa Comunión para hacer énfasis en ese aspecto de la comida. Es fascinante ver cómo los sacrificios de paz del Antiguo Testamento eran una bella prefiguración de esta comida santa. Cuando Jesús instituyó su cena, dijo que el vino que había en la copa era “el nuevo pacto en mi sangre” (1 Corintios 11:25). 

Por lo tanto, él hizo alusión a la sangre del antiguo pacto, la sangre de las ofrendas quemadas y de los sacrificios de paz, que fueron la figura del derramamiento de su sangre en la cruz. Pero junto con el pan y el vino, Cristo también nos ofrece, en el sacramento, su verdadero cuerpo y su verdadera sangre para darnos la seguridad del perdón.

El adorador de los tiempos del Antiguo Testamento, en el momento del sacrificio de paz alababa a Dios, hacía votos y hacía peticiones. Hoy en día, la celebración de la comunión les da a los cristianos la oportunidad para volverse a dedicar al servicio de Dios y para presentar sus oraciones y sus alabanzas a su Señor.

Se ve un fuerte contraste entre los sacrificios de paz y la Santa Cena, respecto a beber la sangre. Bajo el antiguo pacto, estaba prohibido consumir la sangre sacrificial, debido a que era el medio de la expiación. Sin embargo, en la Santa Cena recibimos la verdadera sangre derramada en la cruz del Calvario, junto con el vino, para darnos la seguridad de nuestra salvación, comprada con sangre.

Las contrapartes de los sacrificios de paz en el Nuevo Testamento se pueden considerar como los servicios de adoración en general. Al escuchar la Palabra de Dios, estamos participando del Pan de Vida. Al experimentar sus bendiciones, nos alegramos al saber que otros comparten esas bendiciones con nosotros. La fe se fortalece al adorar junto con hermanos creyentes.

Seguramente no está fuera de lugar pensar también que las cenas de Navidad, las fiestas de bodas cristianas, las comidas que se ofrecen en los bautismos y otras más son contrapartes adecuadas de los sacrificios de paz del Antiguo Testamento. Por ejemplo, después de asistir a un servicio de adoración de Navidad, en el que hemos hecho memoria del más grande don de Dios al hombre, y lo hemos alabado por la venida de su Hijo, es apropiado participar en una comida festiva en la que nos regocijamos por su presencia en nuestra vida y disfrutamos de la paz con él y con los demás.

Es maravilloso disfrutar de la relación que tenemos con Dios en Cristo. Sin embargo, seamos realistas; no siempre hacemos eso. Hay ocasiones en las que la consciencia de nuestra pecaminosidad nos hace sentir lejos de Dios. En el Antiguo Testamento, había sacrificios de sangre que estaban destinados exactamente para esos momentos de la vida.

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lunes, 9 de noviembre de 2015

Sazonarás con sal todo presente de tu ofrenda vegetal, y nunca dejarás que la sal del pacto de tu Dios falte de tu ofrenda. En toda ofrenda tuya presentarás sal.

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6





Estudiamos para enseñar en la congregación del Señor
La ofrenda vegetal
Levítico 2:1-16

1     Cuando alguno presente una ofrenda vegetal a YHVH, su ofrenda será de flor de harina; verterá aceite sobre ella, y le pondrá incienso encima.
2      Luego la presentará a los hijos de Aarón, los sacerdotes, de allí tomará un puñado lleno de la flor de harina de su ofrenda y de su aceite, con todo su incienso, y enseguida el sacerdote dejará consumir esto como su memorial sobre el Altar. Es sacrificio ígneo de olor que apacigua a YHVH.
3      Lo restante de la ofrenda vegetal será para Aarón y sus hijos. Cosa santísima de los sacrificios ígneos en honor de YHVH.
4      Cuando presentes ofrenda vegetal de lo cocido en horno, será de flor de harina, en tortas sin levadura amasadas con aceite, o galletas sin levadura untadas con aceite.
5      Si tu presente es una ofrenda vegetal hecha en sartén, será de flor de harina amasada con aceite, sin levadura.
6      La partirás en pedazos y derramarás sobre ella aceite. Es ofrenda vegetal.
7      Si tu presente es una ofrenda vegetal hecha en cazuela, será de flor de harina con aceite.
8      Y llevarás a YHVH la ofrenda vegetal que hayas preparado de esas cosas, y se la presentarás al sacerdote para que la aproxime al Altar.
9      El sacerdote tomará de la ofrenda la porción como memorial, y la dejará consumir sobre el Altar como sacrificio ígneo de olor que apacigua a YHVH.
10      Lo restante de la ofrenda vegetal será para Aarón y sus hijos. Es cosa santísima de los sacrificios ígneos a YHVH.
11      Ninguna ofrenda vegetal que ofrezcáis ante YHVH será preparada con levadura, porque no haréis consumir ninguna cosa hecha con levadura ni con miel, como ofrenda ígnea a YHVH.
12      Podréis presentarlas ante YHVH como ofrenda de primicias, pero no ascenderán sobre el Altar como olor que apacigua.
13      Sazonarás con sal todo presente de tu ofrenda vegetal, y nunca dejarás que la sal del pacto de tu Dios falte de tu ofrenda. En toda ofrenda tuya presentarás sal.
14      Y si presentas ante YHVH ofrenda de primicias, tostarás al fuego las espigas tiernas, y presentarás el grano desmenuzado como ofrenda de tus primicias.
15      Verterás aceite sobre ella y pondrás incienso sobre ella. Es ofrenda vegetal.
16      Y el sacerdote dejará consumir como memorial de ella parte de su grano desmenuzado y de su aceite, con todo su incienso. Es ofrenda ígnea a YHVH.

Sal - No levadura
La ofrenda vegetal, Levítico 2:1–16. 

Levítico 2:1-16  : La ofrenda vegetal
Es la segunda ofrenda de importancia en la lista de sacrificios en el libro de Levítico. 

Una ofrenda vegetal es la traducción de las palabras hebreas corbán minjah. 
Ya hemos visto que corbán 7133 es una palabra general para ofrenda. 
La palabra minjah 4504 fue usada en el mundo secular para indicar una ofrenda para agradar a alguien. Está usada con pueblos que quieren agradar a su rey. Puede ser cualquier tipo de ofrenda, como un obsequio para demostrar su sumisión a él. 

En la Biblia la palabra está usada en contraste con ‘olah 5927 (ofrenda de sangre) y puede ser cualquier tipo de sacrificio que no incluye el derramamiento de sangre. Puede ser ofrecida en relación con la ofrenda de sangre. 

La RVA utiliza la palabra vegetal para distinguir esta ofrenda de la de animales. Otra traducción puede ser “ofrenda de trigo”, aunque no hay palabra que explique bien la idea de esta ofrenda. Esta ofrenda aparece temprano en la Biblia. La ofrenda de Abraham a Melquisedec es una minjah (Gén. 14:20) y probablemente la ofrenda ofrecida por Caín (Gén. 4:3).


TESORO  bíblico

Es una ofrenda quemada de olor grato a Jehovah. Es lo más sagrado de las ofrendas quemadas a Jehovah (Levítico 2:2, 3).

Este capítulo incluye tres tipos de ofrendas “vegetales”. 
Estas ofrendas son del “laico”. En Levítico 6:9–13 tenemos la ofrenda vegetal de los sacerdotes. 

Hay una diferencia: cuando el laico presenta su ofrenda vegetal una parte está apartada para los sacerdotes, pero en la ofrenda de los sacerdotes, todo está quemado.

Cuando alguien presente como ofrenda a Jehovah … (v. 1). En Levítico 1:2 dice: Cuando alguno …, usando la palabra ‘adam 120, la palabra general para la humanidad. Aquí la palabra es nefesh 5315, lit. alma. 

Una interpretación de algunos rabinos dice que la palabra nefesh fue usada para indicar los pobres y la palabra ‘adam para el hombre de clase. Así dicen que esta ofrenda es la ofrenda de los pobres. La Biblia no sostiene tal interpretación. La diferencia en la ofrenda no era diferencia de clase de personas sino de clase de sacrificio. Hay que recordar que los hebreos no dividieron el cuerpo y el alma (o el espíritu). Por esto, probablemente el uso de nefesh y de ‘adam es una variación de palabras con sentidos paralelos en la mente del autor.

Los vv. 1–3 dicen que la ofrenda debe ser de harina fina con aceite e incienso. La harina fina representa la harina de trigo, que era la harina más costosa. Según 2 Reyes 7:1 la harina de trigo tenía valor doble de la cebada. Otra vez, Dios demanda lo mejor de su pueblo.

El v. 2 especifica que la harina debe ser mezclada con aceite y con incienso, no más. El aceite dio sabor a la comida antigua, igual a la mantequilla de hoy. El incienso puede ser para dar un olor agradable durante el proceso de preparación. Por supuesto, sabemos que el incienso ha sido usado en sacrificios y cultos de adoración desde tiempos muy antiguos. El incienso era una parte integral de los sacrificios.

Y hará arder sobre el altar la porción memorial de ella (v. 2b). La ofrenda está presentada como un memorial porque es un tiempo para recordar el pacto hecho entre Jehovah y su pueblo. 

El tiempo de conmemoración era importante en la adoración de los hebreos porque reconocieron a su Dios como el Dios de historia, Dios de acción. Otra vez, dice que la ofrenda es … de grato olor a Jehovah (ver el comentario en el cap. 1). Todas las ofrendas tienen como motivo el agradar a Jehovah.

El v. 3 presenta una diferencia entre el holocausto y la ofrenda vegetal: en la ofrenda vegetal una parte está apartada como comida para los sacerdotes. Este versículo dice que es lo más sagrado de las ofrendas quemadas a Jehovah (v. 2). Algunos dicen que la diferencia entre “la ofrenda más sagrada” y “la ofrenda sagrada” (o menos sagrada) es que los sacerdotes deben comer la más sagrada en el templo mismo pero pueden comer la otra en su casa o en cualquier lugar.

Los vv. 4–10 presentan otra clase de ofrenda vegetal: la ofrenda cocida al horno en sartén o en cacerola. La diferencia entre la primera ofrenda y la segunda es la manera de preparación. La primera ofrenda está quemada sobre el fuego pero ésta está preparada en una olla. No menciona el uso de incienso aquí; éste puede apoyar la idea de que el incienso está usado en la primera ofrenda con el propósito de eliminar un olor desagradable.

Además, será de harina fina, la harina mejor. No puede incluir la levadura. Esta llegó a simbolizar el pecado en la mente de los hebreos. Puede ser que la levadura representaba una corrupción de lo puro.

Los vv. 4–6 y 7–10 probablemente no representan dos tipos de ofrendas, sino dos maneras para preparar la ofrenda. La primera es una comida preparada en una sartén. La comida preparada en la sartén sería como una tortilla dura. La otra manera para preparar la ofrenda vegetal era cocinarla en una olla (cacerola). Como en el caso de la ofrenda quemada sobre el altar, una parte estaba apartada para el sacerdote y la parte ofrecida a Jehovah era una ofrenda memorial y tenía por motivo el agradar a Jehovah: … de grato olor a Jehovah.

Los vv. 11 a 13 contienen algunas reglas generales sobre la ofrenda. Se prohíbe el uso de levadura y de miel con la ofrenda. Como la levadura, la miel también representa contaminación e impureza. Puede ser que la miel era prohibida porque la usaron para fermentación. Sin embargo otros dicen que no puede ser una referencia a miel de abejas, sino debe ser una referencia al jugo de fruta. La palabra traducida “miel” está usada para indicar jugo preparado como un sirope. Es posible que la prohibición se reffiera a la miel usada en los sacrificios de los cananeos, los egipcios, los asirios y los babilonios.

Junto con la prohibición del uso de la levadura y de la miel, les da las instrucciones para sazonar la ofrenda con sal. La levadura y la miel corrompen la comida, pero la sal preserva. Como la levadura llegó a tener el símbolo de corrupción, la sal simbolizaba amistad. La sal del pacto de tu Dios.… (v. 13): la sal está usada en la confirmación de un pacto (ver 2 Crón. 13:5) y el hebreo llama el pacto con Dios, el pacto de sal (Núm. 18:19). En Esdras 4:14 aparece la frase Sazonado con la sal del palacio, que es el pacto del palacio con el pueblo. En este caso, entre el pueblo de Israel y el de Persia.

Los vv. 14–16 continúan la explicación de la ofrenda vegetal. Aquí está la ofrenda de las primicias. Esta ofrenda es de espigas tostadas al fuego. Esta espiga era fresca en vez de ser secada para moler. La espiga tostada era una comida favorita en el antiguo Oriente (Lev. 23:14; Jos. 5:11; 1 Sam. 17:17; 25:18; 2 Sam. 17:28; Rut 2:14). Las reglas son las mismas alistadas arriba con las otras ofrendas vegetales. Esta ofrenda voluntaria de las primicias estaba presentada como una expresión de gratitud por las bendiciones del fruto de la tierra. 

La gratitud a Jehovah siempre debe ser parte de la adoración de su pueblo.

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viernes, 30 de octubre de 2015

Considerad vuestros caminos: Sembráis mucho y recogéis poco; coméis y no os saciáis; bebéis, pero no a plenitud; os arropáis, pero no entráis en calor; y el asalariado echa su jornal en saco roto

RECUERDAEl que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6








¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros? 
1Corintios 3:16
¿No es el tiempo de reedificar el templo de Dios?
Hageo 1:1-11

1      El año segundo del reinado de Darío, en el mes sexto, el primer día del mes, llegó la             palabra de YHVH a Zorobabel ben Salatiel, gobernador de Judá, y a Josué ben                     Josadac, sumo sacerdote, por medio del profeta Hageo, diciendo:
2      Así ha hablado YHVH Sebaot, diciendo: Este pueblo dice: Aún no es tiempo, el tiempo         de reedificar la Casa de YHVH.
3      Entonces llegó palabra de YHVH por medio del profeta Hageo, para decir:
4      ¿Acaso es tiempo de que vosotros, especialmente vosotros, habitéis en casas                     artesonadas, mientras esta Casa está en ruinas?
5      Pues ahora, así dice YHVH Sebaot: Considerad vuestros caminos:
6      Sembráis mucho y recogéis poco; coméis y no os saciáis; bebéis, pero no a plenitud;           os arropáis, pero no entráis en calor; y el asalariado echa su jornal en saco roto.
7      Así dice YHVH Sebaot: Meditad sobre vuestros caminos.
8      Subid a los montes y traed maderos, y reedificad la Casa, y Yo lo aceptaré, y en ella             mostraré mi gloria, dice YHVH.
9      Emprendéis mucho, y resulta poco; metéis en la casa, pero Yo lo aviento. ¿Por qué?           Dice YHVH Sebaot: Porque mi Casa está en ruinas, mientras cada uno de vosotros se         ocupa de su propia casa.
10    Por eso, por causa vuestra, los cielos han retenido la lluvia, y la tierra su cosecha.
11    Y he llamado a la sequía sobre la tierra, y sobre los montes, y sobre el trigo, y sobre el         mosto, y sobre el aceite, y sobre todo lo que produce la tierra, y sobre el hombre, y               sobre el ganado, y sobre todo trabajo de las manos.

No es una leyenda del pasado Hageo 1:1-11

Una advertencia  
Hageo 1:1–11

Hageo 1:1–6. La Biblia es un libro histórico, nos indica el tiempo con fechas. Dios se apareció en el mundo “cuando vino el cumplimiento del tiempo” (Gálatas 4:4). Lo que está registrado en el libro de Hageo no es una leyenda del pasado. De una manera extraordinaria, Dios ha unido los acontecimientos de la Biblia con la historia secular.

El comienzo del libro lo demuestra; por medio de la pluma del profeta Hageo, Dios tuvo gran cuidado de anotar clara y minuciosamente la fecha de cada una de las cuatro “palabras” del Señor que incluye el libro. El libro comienza diciendo: “En el año segundo del rey Darío (también llamado Ciro), en el mes sexto, en el primer día del mes, fue dirigida esta palabra de Jehová por medio del profeta Hageo”.


Templo en ruinas

Al llegar a esta parte algunos críticos menean la cabeza en señal de incredulidad. El capítulo 4 de Esdras, que habla de la reconstrucción del templo y menciona a Zorobabel y a Josué, que claramente pertenecen a nuestra historia, también menciona una carta que le fue enviada a Artajerjes. Esa carta fue el resultado de una acusación que había sido hecha por los enemigos de los judíos ya en el tiempo de Jerjes. 

Se menciona tanto a Jerjes como a Artajerjes, y el versículo 24 al final del capítulo dice: “se detuvo la obra de la casa de Dios que estaba en Jerusalén, la cual quedó suspendida hasta el segundo año del reinado de Darío, rey de Persia”. Los críticos dicen que es claro que eso no puede ser correcto, porque se sabía que el templo había sido terminado bajo el gobierno del rey Darío que había reinado antes de Jerjes y de Artajerjes.

Podemos explicar el problema si recordamos que Esdras estaba escribiendo historia; él vivió en la época Artajerjes. Por inspiración, no sólo escribió acerca de toda la oposición que hubo contra el pueblo de Dios cuando reconstruyeron el templo, sino también narró la oposición que se desató contra los trabajos de restauración de la muralla que había alrededor de Jerusalén. Desde su punto de vista en la historia, Esdras sabía de toda la oposición, y por inspiración de Dios la incluyó en el capítulo cuatro aunque no encajaba cronológicamente.

La New International Version en inglés sigue claramente esta idea cuando separa del resto esta sección de Esdras 4, y la titula: “Oposición posterior bajo el gobierno de Artajerjes”.

La razón para mencionar este “problema” es que, como creyentes de la Biblia, no tenemos que avergonzarnos cada vez que alguien encuentra algo que es históricamente inverosímil (en su opinión). El solo hecho de que nos falten datos históricos para verificar algo que afirma la Biblia, no es prueba de que esté equivocada. 

Cualquiera que lo afirme, se apoya en la falta de datos conocidos, y se ha demostrado muchas veces que ese tipo de argumentos no son correctos. No hace mucho tiempo que la gente decía que en la época de Moisés no existía el arte de escribir y que los hititas no habían existido. Desde entonces, los descubrimientos arqueológicos han demostrado que las dos afirmaciones eran falsas.

Hageo existió como un verdadero personaje histórico. En cierto momento de la historia se sentó a escribir su libro. La palabra le fue predicada en primer lugar a un pueblo que en realidad existió y que pasaba por problemas y peligros particulares. Así como nosotros, seres temporales: nos sentamos en el sofá, prendemos la lámpara, abrimos la Biblia en el libro de Hageo, y lo leemos, también de esa misma manera temporal y natural, se escribió este libro y se le anunció al pueblo de Dios en los días de Hageo.

El primer versículo dice que la palabra del Señor les llegó por medio del profeta Hageo a Zorobabel y a Josué. Esta es una repetición de la manera en que Dios trataba con su pueblo en el tiempo del Antiguo Testamento. Él escogía a los profetas para que le hablaran al pueblo de parte suya y les dijeran una y otra vez: “Así ha hablado Jehová de los ejércitos”.

A Zorobabel y a Josué, no les fue más fácil que a nosotros en la actualidad, cuando nuestros pastores nos anuncian: “Así dice Dios”, creer que en verdad era Dios el que les estaba hablando. Cuando Zorobabel y Josué miraron, vieron a Hageo. Probablemente lo conocían como vecino, tenía peculiaridades y características como cualquier otro ser humano, se ponía las sandalias una por una como cualquier otra persona de su tiempo. 

Y fue este hombre el que dijo: “Así ha habado Jehová de los ejércitos”. Lo que sí vale la pena notar es que Zorobabel y Josué creyeron que era verdad. ¡En realidad era Dios el que hablaba! El versículo 12 de del capítulo 1 de Hageo nos dice, “Entonces Zorobabel hijo de Salatiel, y Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote, y todo el resto del pueblo, oyeron la voz de Jehová su Dios, y las palabras del profeta Hageo, tal como le había encargado Jehová su Dios”.

Este es el milagro del sermón que se le predicó al pueblo de Dios: que un ministro, que claramente es un ser humano pecador, se puede poner de pie delante del pueblo y les anuncia las palabras divinas, ¡y la gente cree!. El apóstol Pablo también se maravilló de ese milagro cuando vio a su pueblo en Tesalónica: “Nosotros sin cesar damos gracias a Dios, de que cuando recibisteis la palabra de Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no como palabra de hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyentes” (1 Tesalonicenses 2:13).

El pueblo dijo: “No ha llegado aún el tiempo, el tiempo de que la casa de Jehová sea reedificada”. Esto plantea el problema que Hageo tuvo que enfrentar con su pueblo.

Es muy fácil dejar para después las cosas que conciernen al Señor, y son muy impresionantes las razones que se dan para hacerlas esperar. Hubo un numeroso grupo de samaritanos que fruncieron el ceño cuando escucharon la palabra templo.

En Esdras 4:2 leemos que los bien intencionados habitantes del lugar se acercaron haciendo este ofrecimiento: “Edificaremos con vosotros, porque como vosotros buscamos a vuestro Dios, y a él ofrecemos sacrificios.”

Pero los líderes les respondieron: “No nos conviene edificar con vosotros casa a nuestro Dios” (Esdras 4:3). Lástima que la doctrina de los samaritanos estuviera tan errada; es triste que los líderes no pudieran pasar por alto sus “pequeñas” diferencias para que, con la ayuda ofrecida, el pueblo se pudiera beneficiar en la tarea monumental que tenía ante sí. 

Mejor era esperar. Y ¿por qué arriesgarse a hacer enojar a los persas? ¿Para qué aventurarse a que se enteraran de que somos tan fanáticos con respecto a los asuntos de Dios como para construir un templo impresionante en medio de un lugar a campo abierto? Sería mejor disimular el aspecto religioso. ¡Esperen! Después de todo, debemos pensar en los niños. Además, los persas tienen la horrible costumbre de empalar los cuerpos de los revoltosos en una estaca (ver Esdras 6:11)
.
Había muchas razones para esperar, pero tal vez la verdadera razón para todo esto se encuentra en el versículo 4; en resumen el Señor dice: “¿Es para vosotros tiempo de habitar en vuestras casas artesonadas mientras esta casa está en ruinas?”

Ahora el problema se había reducido a una transgresión del primer mandamiento: “No tendrás dioses ajenos delante de mí”. Eso incluye al diosecillo socarrón de la conveniencia personal y al ídolo reflejado en el espejo, que siempre hace que nos veamos a nosotros mismos tal como somos cuando a menudo lo adoramos. El Señor dice de un modo que no se ve afectado ni por el tiempo ni por la cultura: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33).

Ya hemos mencionado el llanto de algunas personas al ver cómo la construcción del templo estaba avanzando. También hablamos de la conjetura de cierto comentador acerca de la causa de ese llanto. Una cosa sí es cierta, ya había desaparecido el espíritu de generosidad para la casa del Señor que se menciona en los tiempos de Moisés: “El pueblo trae mucho más de lo que se necesita para la obra que Jehová ha mandado que se haga”. 

Entonces Moisés dio esta orden: “Ningún hombre ni mujer haga más para la ofrenda del santuario. Así se le impidió al pueblo ofrecer más; pues tenían material abundante para hacer toda la obra” (Éxodo 36:5–7). Ya había desaparecido el deseo de enfrentar la oposición espiritual. Jonatán es un ejemplo de fe firme cuando le dijo a su paje de armas: “Ven, pasemos a la guarnición de estos incircuncisos; quizás haga algo Jehová por nosotros, pues no es difícil para Jehová salvar con muchos o con pocos” (1 Samuel 14:6).

Siempre causa gran tristeza cuando el pueblo de Dios pierde la determinación y el deseo de establecer su iglesia y de edificar su casa. Por esto mismo el profeta nos debe hablar hoy. En tiempos en los que el ingreso personal y la riqueza son más altos que en cualquier época anterior en la historia del mundo, y muchos países han recibido grandes bendiciones materiales, la iglesia anda mendigando. 

Los proyectos de construcción avanzan con dificultad y tropiezan, los modestos planes para misiones se archivan. Hasta los niños aprenden a reconocer lo que significa “la crisis presupuestal” en la iglesia. ¿Acaso podemos decir que nuestra situación es más difícil que la de los exilados que regresaban a Jerusalén? Puede ser que nosotros también contestemos rápidamente con: “Ahora no es el momento oportuno”, pero el Señor es igualmente rápido en preguntar: “¿Es para vosotros tiempo de habitar en vuestras casas artesonadas mientras que esta casa está en ruinas?”

El versículo siete contiene una frase que se repetirá cierto número de veces a través del libro: “Meditad sobre vuestros caminos”. El Señor quiere que tengamos mucho cuidado con la manera en que vivimos, quiere que evaluemos repetidamente lo que hacemos. Él nos hace responsables por “el camino” que seguimos.

En las Escrituras son muchas las referencias a “el camino”. En el libro de Proverbios Salomón dice: “Cuando los caminos del hombre son agradables a Jehová, aun a sus enemigos hace estar en paz con él” (16:7). En este mismo capítulo él añade: “Hay camino que parece derecho al hombre, pero su final es camino de muerte” (16:25).

Hay algo más en cuanto al camino que Dios quiere para nosotros, el cual está en contra del modo de vida natural del ser humano. En cuanto a encontrar el camino correcto, debe ser el Señor quien nos indique cómo hacerlo, “Porque Dios es el que en vosotros opera tanto el querer como el hacer, por su buena voluntad” (Filipenses 2:13). A nosotros sus hijos, nuestro Padre nos puede decir: “Ten cuidado con lo que haces”. Antes de la conversión del apóstol Pablo en el camino a Damasco leemos acerca de él: “A fin de que si hallaba algunos hombres o mujeres de este Camino, los trajese presos a Jerusalén” (Hechos 9:2). Pablo sabía que él no era parte de ese Camino, pero años después ya había cambiado de sentir cuando le habló a Félix el gobernador: “Pero esto te confieso, que según el Camino que ellos llaman secta, así doy culto al Dios de mis padres” (Hechos 24:14).

La frase “medita bien en lo que haces” en hebreo, literalmente significa “pon tu corazón por sobre tus caminos”. También se podría decir “que tu corazón guíe tu camino”. Juan ofrece el mismo consejo en 1 Juan 3:18: “Hijitos míos, no hablemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad”. Es fácil decir que amamos a Jesús, ¿pero es evidente? Una forma de decirlo es poner atención a la prioridad que le damos a su casa y a su obra.

¡Necesitamos la bendición de tener como prioridad la casa de Dios!
Puede ser que el pueblo de Dios titubeara al considerar sus propias necesidades económicas y decidiera economizar en los gastos de la casa de Dios. En otras palabras, la gente no da ni trabaja para él como debiera, porque tiene la idea de que al hacerlo carecerán de algo.

Pero como el Señor nos lo hace ver en los versículos 6 y 9–11, esta idea es contraproducente. La esencia de lo que nos dice en estos versículos es: “Cuanto más trabajes para ti mismo, tendrás menos. Cuanto más trabajes para el Señor, más tendrás”. Sólo tenemos que ver a la gente que tiene la casa revestida de lujo y descuida la casa de Dios. Las cosechas se malogran, escasean la comida y la bebida, la ropa no abrigará. Los sueldos desaparecen… la cartera tiene huecos. Dios hace que las expectativas se esfumen. Hay sequía y hambre. La obra de sus manos queda truncada y falla.

1:7–11. El remedio para lo malo que le sucede a la gente, que construye su propia casa a costo de la casa de Dios, se encuentra en el versículo 8. “Subid al monte, y traed madera, y reedificad la Casa; yo me complaceré en ella y seré glorificado”, dice el Señor. Cortar los árboles del Líbano y llevarlos 160 km o más hasta Jerusalén era un trabajo agotador (ver Esdras 3:7). Además, era costoso y tomaba mucho tiempo; pero había una razón para todos esos trabajos: “Yo me complaceré en ella y seré glorificado”.

¡Qué incentivo para construir la casa de Dios! ¡Glorificarlo a él! Lo que le da valor a una ofrenda es la dedicación de gran parte de: tiempo, dinero, pensamiento, y fuerza. El obsequio de una gran cantidad de dinero que llega como una idea de última hora, y que ni siquiera equivale al interés del préstamo del capital principal, no es gran cosa para el que lo recibe. Por otro lado, un presente que puede ser modesto y sin pretensiones para cualquier extraño, para el destinatario llega como un premio; pues sabe el trabajo y el esfuerzo, que puede haber detrás de él.

Así es con la casa de Dios. Puede ser que nuestra iglesia no sea el edificio más espléndido del mundo, y que no se jacte de tener en su lista a las personas más elocuentes y de más talento; puede ser que nuestros esfuerzos en la predicación y la enseñanza, no se lleven a cabo con refinamiento ni belleza. Pero eso no importa, es la casa de Dios. Nosotros somos los que la llamamos así, no los extraños… y Dios también lo hace. Es hermosa, si fue construida con amor, sin que importe la estructura. El Señor sabe los motivos que hay en el corazón de las personas.

También él conoce a los que le vuelven la espalda y a los que bostezan con indiferencia, y hace algo en cuanto a esto; todo va a la ruina. La desdicha llega “por cuanto mi casa está desierta, mientras cada uno de vosotros corre a su propia casa”.
No se puede hablar más claro, este es un juicio. No nos gusta la acusación, ¡pero ni modo, ahí está! La única manera en que podemos escapar de ella es estar seguros de que ponemos la casa de Dios antes que nuestros propios intereses. “Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33).

No hay nada más importante que un gobernante (o pastor) le pueda enseñar a su pueblo; al adoptarlo y ponerlo en práctica, la vida prospera y es buena. Es una promesa contundente. La palabra de Dios debe ser tomada con toda seriedad tanto con respecto a la advertencia como con respecto a la promesa.

Tal vez aquí se impone la advertencia de que no debemos juzgar por lo que vemos para declarar culpable a una persona. En otras palabras, nosotros no debemos juzgar el fracaso de la cosecha de un agricultor cristiano, ni todo accidente o desgracia que un cristiano pueda sufrir, como alguna referencia directa a la infidelidad de la persona o al desprecio hacia la casa de Dios y su obra. Job podría ser un ejemplo. Algunas veces el Señor da, y algunas veces quita. 

Firmes en todo, la bendición está a la espera. “Joven fui, y he envejecido, y no he visto justo desamparado, ni a su descendencia que mendigue pan” (Salmo 37:25). Y en el caso de Job leemos también que al final de su vida el Señor lo bendijo y le dio el doble de lo que había tenido antes. La razón está relacionada directamente con el hecho de que en su vida puso en primer lugar a su Dios.

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martes, 8 de septiembre de 2015

Genesis: Estudio exaustivo para predicadores y ministros Itinerantes

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


 
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Información
Judíos y cristianos por igual han considerado a Moisés, el gran legislador y dirigente de los hebreos en ocasión del éxodo, como el autor del libro de Génesis. Esta convicción fue disputada algunas veces por opositores paganos en el período inicial del cristianismo, pero nunca fue puesta en duda seriamente por ningún cristiano ni judío hasta mediados del siglo XVIII. Desde hace más de dos siglos, se han puesto en duda creencias y opiniones tradicionales en todo aspecto del pensamiento humano. El hombre fue llevado a realizar descubrimientos en esferas desconocidas y a inventar cosas que cambiaron mucho la vida de este mundo. Sin embargo, el mismo espíritu de investigación llevó a hombres de mentalidad crítica a poner en duda la autenticidad de las Escrituras como base de la creencia cristiana.

El libro del Génesis fue el primero que fuera sometido a un examen crítico en esta era moderna, y ese examen comenzó la etapa de la alta crítica de la Biblia. En 1753, un médico de la corte de Francia, Jean Astruc, publicó su libro Conjectures, en el cual pretendía que los diferentes nombres de la Deidad que aparecen en el Génesis muestran que el libro es una colección de materiales de diversas fuentes. Astruc siguió creyendo que Moisés fue el coleccionador de esas fuentes y recopilador del libro, pero sus seguidores pronto eliminaron a Moisés como el editor del Génesis.

Desde hace más de dos siglos, teólogos con mentalidad crítica han trabajado para separar las supuestas fuentes del Génesis y asignarlas a diferentes autores o, por lo menos, a períodos en los cuales se supone que fueron compuestas, reunidas, cambiadas, editadas y, finalmente, compiladas en un libro.

Aceptando esos puntos de vista críticos, algunos eruditos concordaron en un principio que consideraron importante, a saber que el libro consiste en muchos documentos de diferente valor, autor y tiempo de su origen. Sin embargo, difieren ampliamente en sus opiniones acerca de qué partes han de ser atribuidas a cierto período y cuáles a otro. La gran variedad de opiniones de las diferentes escuelas críticas muestra cuán defectuoso es el fundamento de sus hipótesis.

La falacia de muchos argumentos críticos ha quedado expuesta por los descubrimientos arqueológicos de los últimos siglos. Los críticos han tenido que cambiar continuamente sus teorías y declaraciones. Sin embargo, muchos de ellos mantienen su rechazo de que Moisés sea el autor del Génesis, por varias razones de las cuales enumeraremos unas pocas aquí:

a. El uso de tres diferentes nombres para Dios.
Con uno de ellos indudablemente preferido en una cierta sección y un nombre diferente en otra, se pretende que ello prueba que más de un autor es responsable por la composición del libro. De ahí que algunos eruditos críticos hayan sostenido que aquellas secciones donde Yahveh (Heb. YHWH o JHWH), "Jehová", se usa frecuentemente, fueron escritas por un autor que ellos llaman el Jehovista, abreviado J; las secciones donde se usa principalmente el nombre 'Elohim, "Dios", por un hombre que ellos denominan elohísta, abreviado E. Otros autores antiguos, que se supone que trabajaron con el Génesis, fueron un escritor sacerdotal (P, [de "priestly" en inglés]), un editor o redactor (R) y otros.

b. De acuerdo con las escuelas críticas, las muchas repeticiones de relatos contenidos en el libro muestran que se usaron fuentes paralelas y que fueron unidas sin mucho esmero por un editor posterior para que formaran una sola narración. Ese editor no pudo ocultar el hecho de que había usado materiales de diversos orígenes.

c. Se aduce que las condiciones reflejadas en el Génesis no concuerdan con los períodos descritos sino con tiempos muy posteriores.

d. Se dan nombres de lugares de un período muy posterior a localidades cuyos nombres anteriores habían sido diferentes.

e. Las tradiciones en cuanto a la creación, el diluvio y los patriarcas, tal como existen en la antigua Babilonia, son tan similares con el registro bíblico de ellas, que la mayoría de los teólogos modernos aseguran que los escritores hebreos tomaron esos relatos de los babilonios durante el exilio y los prepararon después con un estilo monoteísta para que no fueran chocantes para sus lectores hebreos.

a. Ve que los nombres sagrados de Dios, el Señor y Jehová, se usan más o menos indiscriminadamente a través de toda la Biblia hebrea y no indican diferentes autores como sostienen los críticos. La LXX y los más antiguos manuscritos de la Biblia hebrea, incluyendo los rollos de Isaías descubiertos cerca del mar Muerto, muestran que el nombre "Dios" encontrado en cierto pasaje en una copia es presentado en otro manuscrito como "Señor" o "Jehová" y viceversa.

b. Las repeticiones frecuentemente halladas en los relatos no son una indicación segura de que haya diferentes fuentes para una obra literaria. Los defensores de la unidad de los libros mosaicos han demostrado, mediante muchos ejemplos que no son bíblicos, que repeticiones similares se encuentran en varias obras antiguas de uno y el mismo autor, así como en obras modernas.

c. Un mayor conocimiento de la historia antigua y de las condiciones de vida en la antigüedad ha revelado que el autor del Génesis estuvo bien informado en cuanto a los tiempos que describe y que el relato de los patriarcas encuadra exactamente en el marco del tiempo de ellos.

d. Los nombres de los lugares han sido modernizados en ciertos casos por los copistas para que sus lectores pudieran seguir el relato.

e. El hecho de que los babilonios tuvieran tradiciones similares en cierta medida con los registros hebreos no es una prueba de que una nación tomó la narración de la otra, sino que encuentra su explicación en un origen común de ambos registros. El libro inspirado del Génesis transmite información divinamente impartida en una forma pura y elevada, al paso que los registros babilonios narran los mismos acontecimientos dentro de un marco pagano envilecido.

No es el propósito de nuestro estudio refutar las muchas pretensiones de la alta crítica formuladas para sostener sus teorías. Más importante es mostrar la evidencia de que Moisés es el autor.

El autor del Exodo debe haber sido el autor del Génesis, porque el segundo libro del Pentateuco es una continuación del primero y evidentemente manifiesta el mismo espíritu y la misma intención. Puesto que la paternidad literaria del libro del Exodo está claramente afirmada por Cristo mismo, quien lo llamó "el libro de Moisés" (Mar. 12: 26), el volumen precedente, el Génesis, también debe haber sido escrito por Moisés. El uso de expresiones y palabras egipcias, y el minucioso conocimiento de la vida egipcia y sus costumbres desplegados en la historia de José, armonizan con la educación y experiencia de Moisés. Aunque la evidencia a favor del origen mosaico del Génesis es menos explícita y directa que la de los siguientes libros del Pentateuco, las peculiaridades lingüísticas comunes a todos los cinco libros de Moisés son una prueba de que la obra es de un solo autor y el testimonio del Nuevo Testamento indica que escribió bajo la inspiración del Espíritu Santo.

El testimonio de Jesucristo, que citó varios textos del Génesis, indica claramente que consideró el libro como una parte de las Sagradas Escrituras. Al citar Gén. 1: 27 y 2: 24, Jesús usó la fórmula introductoria "¿No habéis leído?" (Mat. 19: 4, 5) para indicar que esas citas contenían una verdad que todavía estaba en vigencia y era válida. 

El contexto de la narración (Mar. 10:2-9), que relata la disputa de Jesús con los fariseos en cuanto a la sanción del divorcio, aclara que él atribuyó a Moisés las citas tomadas del Génesis. Cuando sus antagonistas le preguntaron si tenían derecho a divorciarse de sus esposas, Jesús los rechazó con la pregunta: "¿Qué os mandó Moisés?" En su réplica, los fariseos se refirieron a una medida ordenada por Moisés, que se encuentra en Deut. 24: 1-4, un pasaje del quinto libro del Pentateuco. A esto repuso Jesús que Moisés les había dado ese precepto debido a la dureza del corazón de ellos, pero que las disposiciones anteriores habían sido diferentes,y afirmó su declaración con otras dos citas de Moisés (Gén. 1: 27; 2: 24).

En varias otras ocasiones, Cristo aludió a sucesos descritos sólo en el libro del Génesis, revelando que lo consideraba como un registro histórico fidedigno (Luc. 17: 26-29; Juan 8: 37; etc.).

Las numerosas citas del Génesis que se encuentran en los escritos de los apóstoles muestran claramente que estaban convencidos de que Moisés había escrito el libro y que era inspirado (Rom. 4: 17; Gál. 3: 8; 4: 30; Heb. 4: 4; Sant. 2: 23).

En vista de esta evidencia, el cristiano puede creer confiadamente que Moisés fue el autor del libro del Génesis.

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