miércoles, 11 de marzo de 2015

Tengamos cuidado de no ser como los que se arrepienten sólo cuando el pecado sale a la luz

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6



 
 
Tipo de Archivo: PDF | Tamaño: MBytes | Idioma: Spanish | Categoría: Capacitación Ministerial
Información 


Salomón consolida su reino
1 Reyes 2:10–10:29
Como resultado de las acciones sabias que David realizó siguiendo los consejos del profeta Natán, su dinastía se mantuvo intacta y protegida bajo la mano poderosa de Dios. La posibilidad de que se cumpliera la promesa divina que aparece en 2 Samuel 7 acerca del reino eterno de Israel se veía más brillante que nunca. Bajo la mano sabia de Salomón, el pueblo alcanzó su etapa cumbre; en un corto período de sólo 40 años, experimentó la era más gloriosa que el mundo haya visto, una etapa que cuando desapareció, fue llorada y lamentada amargamente por millones de judíos, cosa que se repite aún hoy.
LA DINASTÍA DAVÍDICA 2:10–12
Muerte de David 2:10–11
A pesar de que David ya “dormía con sus padres” la estabilidad de su dinastía continuó con Salomón. En total, David reinó 40 años.
Coronación de Salomón 2:12
Desde el día de su coronación (976 a.C), Salomón mostró un espíritu de paz, buena voluntad y deseos de que el pueblo prosperara. La gloria de David la heredó el nuevo rey; la bendición de Dios definitivamente reposaba sobre él, y el pueblo fue testigo orgulloso de la actuación de su líder. El monarca reflejaba al máximo la gloria del hombre y fue considerado muy en alto por propios y extraños. Esto se debió a que amaba al Dios de su padre y porque el Señor cumplió en él la promesa hecha a David (1 Crónicas 17:7–15).
Primero Crónicas 29:23–25 nos da idea del poder absoluto de Salomón. Por otro lado, 1 Reyes 2:12 se refiere al trono de Salomón como al “trono de David”, mientras que 1 Crónicas 29:23 se refiere a él como al “trono del Señor”. Es interesante notar que el relato de Reyes es la historia desde el punto de vista humano, mientras que Crónicas nos da el punto de vista divino.
¡A QUIEN DIOS PONE, NADIE LO QUITA!
LA PURGA HECHA POR SALOMÓN 2:13–46
A Salomón sólo le faltaba atender algunos detalles para afianzar el trono. Algunos eruditos bíblicos han criticado las siguientes acciones de Salomón considerándolas ventajosas, destinadas a lograr el avance de su reino. Han dicho también que Salomón usó los consejos de su padre para erigirse en el verdugo divino con objeto de eliminar sistemáticamente a sus enemigos. Otros han dicho que esas acciones se debieron a que era aún muy joven (posiblemente de 20 años), inexperto e inmaduro.
Es necesario explicar algunos detalles que nos permiten entender mejor el pasaje. En primer lugar, Salomón fue el sucesor escogido por Dios para reinar. En aquellos tiempos, el rey era la ley en su reino. Es cierto que en la historia humana ha habido más abuso de autoridad que el que se pueda contar, pero aquí Salomón tomó su papel de rey seriamente, considerando que era un seguidor de Dios y no de sí mismo. En segundo lugar, su padre David le recomendó: “sé hombre…” y le dijo que arreglara los asuntos que ensombrecían o manchaban al pueblo de Dios.
Por último, Salomón conocía bien los mandamientos divinos y sabía que no debía permitir que el pecado de otros acarreara el juicio divino sobre toda la nación. Él necesitaba reafirmar y garantizar el éxito de su trono y de la dinastía davídica.
Persistencia de Adonías 2:13–15
Hubo 4 personas a las que llegó el día de dar cuentas. En los casos de Adonías y Joab, ellos tomaron la iniciativa para su ruina. En los casos de Abiatar y Simei, Salomón fue quien tomó la iniciativa. Recuerde que el tema de este libro es la tragedia del pecado. En el episodio de Adonías vemos que la semilla del mal ya había germinado en su corazón desde el día en que trató de apoderarse del trono. Adonías reitera su amargura al declarar a Betsabé: “tú sabes que el reino era mío, y que todo Israel había puesto en mí su rostro para que yo reinara…” (v. 15). Recordemos que Adonías ya se había asido a los cuernos del altar antes, pensando que Salomón lo iba a matar, pero fue perdonado.
Petición de Adonías 2:16–25
El rebelde nunca se arrepintió y justo cuando pensaba que iba a gozar de la protección de Salomón, especialmente porque hizo su petición a través de la reina madre a quien Salomón amaba, Adonías hizo un intento más para apoderarse “sicológicamente” del trono. Para ello, pidió la mano de la bella virgen Abisag, una joven que había pertenecido al harén de David. Para el ojo inexperto, esta solicitud parece inocente y justa, pero tenemos que entender el pensamiento oriental. Desear a la mujer o alguna cosa de un enemigo significaba desear la posición del mismo. Salomón conocía bien esto y lo consideró como traición. Por ello, el lector se sorprende cuando ve que la petición hecha a través de Betsabé fue la que ocasionó la condena y muerte de Adonías. Al general Benaía se le dio la tarea de ejecutarlo por orden de Salomón.
Expulsión de Abiatar 2:26–27
Habiendo terminado con Adonías, Salomón inmediatamente llamó al sacerdote Abiatar a su presencia para emitir su juicio. El rey consideraba su alianza con Adonías digna de muerte, pero por su posición de levita y la relación que había tenido con su padre, le concedió la vida con la condición de que dejara el sacerdocio para siempre. Así se cumplió la profecía de 1 Samuel 2:27–36 donde dice que nunca más fungirían como sacerdotes los descendientes de Elí.
Muerte de Joab 2:28–36
Otro hombre que había conspirado con Adonías fue Joab. Tan pronto oyó la noticia de Abiatar, supo que le tocaba su turno por haber asesinado a dos servidores de David (2 Samuel 3:27; 20:9–10). Él también se asió de los cuernos del altar de bronce; pidió misericordia aunque sabía que no era inocente. El altar era un lugar de refugio que se podía usar cuando un hombre mataba a otro en forma accidental, no para aquellos que cometían homicidio deliberado (Éxodo 21:13–14). Otra vez Benaía fue el verdugo de Joab. La familia de Joab no fue totalmente deshonrada, porque permitieron que le dieran sepultura en su propia tierra. Así fue como Salomón borró la culpa de sangre sobre Israel y la barrera a las bendiciones que Dios deseaba derramar sobre su pueblo.
¡TODO PECADO SERÁ JUZGADO!
Juicio de Simei 2:36–46
Para terminar la purga y cumplir la voluntad de David, Salomón mandó llamar a Simei. Le dio orden de mudarse a Jerusalén y lo puso en arresto domiciliario por el resto de su vida. De esta manera se le impediría tramar contra el trono junto con la tribu de Benjamín. Además, perdió todas sus propiedades en todas partes del reino, su poderío y sus asociaciones pasadas. Pero como algunos hombres de negocios que piensan primero en sus inversiones y después en las consecuencias, decidió salir de la ciudad para reclamar a dos siervos que se le escaparon. Esta acción fue la que selló su sentencia de muerte.
En conclusión, todos los conspiradores del complot para derrocar a David fueron eliminados. Habían pensado que podían recibir favores, posición, autoridad o reconocimiento por la alianza que tenían con Adonías. Pero tuvieron un mal líder y malos motivos. Siempre debemos considerar y conocer nuestros motivos personales antes de hacer alianza con otros.
¡ANALICE SUS MOTIVOS
ANTES DE ACTUAR!
¡PENSEMOS!
Algo importante que debemos comprender acerca de los cuernos del altar es que esta ley fue creada para ayudar a los que eran acusados de asesinato imprudencial. Sólo el rey tenía autoridad para decidir el castigo. ¿Cómo podemos aplicar esto hoy? ¿Acaso no nos recuerda la gracia de Dios? Nunca podremos clamar inocencia ante la ley de Dios porque no somos inocentes. Pero aunque somos culpables, Dios nos mira con amor, y pudiendo castigar nuestro pecado, nos perdona. La clave no está en nuestra capacidad de correr ante la presencia de Dios cuando caemos en pecado, sino en el sincero deseo de humillarnos ante él y arrepentirnos por completo de nuestra desobediencia.
Tengamos cuidado de no ser como los que se arrepienten sólo cuando el pecado sale a la luz. Que nuestro arrepentimiento sea genuino, de corazón, entendiendo que nuestra ofensa es primero contra el Hijo de Dios, quien nos amó hasta la muerte, y muerte de cruz (Filipenses 2:1–11).
SABIDURÍA DE SALOMÓN 3:1–4:34
Hemos llegado al punto clave que explica la bendición que Israel recibió. Se dice que un pueblo es tan sabio o necio como su líder; cuánta verdad hay en esto. Israel iba a experimentar la sabiduría de Dios a través de su rey. El énfasis que se da a las acciones salomónicas es para mostrar que Salomón fue un hombre de Dios. Su sabiduría se manifestó en su habilidad para administrar, militarizar y engrandecer el reino.
Una boda por motivos políticos 3:1
En este pasaje vemos la primera incongruencia en el relato, misma que empieza a debilitar la relación entre Salomón y Dios. En los primeros dos versículos del cap. 3, el libro dice que el rey tomó una acción incorrecta ante Dios, pero políticamente aceptable de acuerdo a las costumbres orientales. Decidió desposarse con la hija de faraón para incrementar su poder. No obstante, uno de los primeros mandamientos dados por Dios antes de entrar a la tierra prometida fue la prohibición de casarse con las hijas de los reinos paganos.
Este fue un grave error de Salomón. Ya antes de asumir el trono, se había casado con Naama de los amonitas, quien fue la madre de Roboam (14:21–31). Estos matrimonios con paganas significaban la introducción segura de dioses ajenos (Deuteronomio 31:16).
Los lugares altos 3:2–4
Aun con estos detalles mencionados, Salomón todavía tenía mucho amor por Jehová y mucha pasión por servirlo. En los vv. 3–4 se mencionan los “mil holocaustos” que presentó al Señor.
Desde que Israel ocupó la tierra de Canaán, el pueblo acostumbraba adorar en “los lugares altos”. Algunos de ellos tal vez habían sido usados por los moradores de Canaán anteriormente. Deuteronomio 7:5 dice que al pueblo le estaba prohibido usarlos. Aun así, porque amaba a Dios, Salomón llevó su ofrenda a Gabaón, que era el lugar oficial de adoración.
Esta ciudad se encontraba a 10 kms. al noroeste de Jerusalén; y anteriormente fue la capital del rey Saúl. Es importante notar que el uso de esos lugares presentaba un peligro a la adoración pura de Dios, porque originalmente eran para la adoración de dioses ajenos, el acto más detestado por el Señor. Posteriormente, llegaron a ser sinónimo de la abominación y la causa de la ruina del reino. Los “lugares altos” están relacionados con la amenaza (9:6–9) y el juicio (11:10–13).
El sueño de Salomón 3:3–4
Salomón ya estaba en su tercer año de reinado. Deseando estar cerca de Dios, durmió en Gabaón y Dios se le apareció en un sueño. El idioma hebreo no nos aclara si fue una visión o una epifanía. La revelación de dioses durante el sueño a un nuevo rey era una costumbre que otras naciones consideraban como algo que autenticaba el divino llamado del rey al trono. Para el pueblo de Israel esto tampoco era algo anormal, ya que Dios se revelaba constantemente a los reyes y profetas. Salomón fue el último rey de Israel que tuvo este privilegio. La promesa de Dios: “…pide lo que quieras” fue hecha para estimular la fe de Salomón (Mateo 21:22; Marcos 6:22; Juan 14:13). ¿Acaso la palabra de Dios no es igual para nosotros?
¡DIOS SE REVELA A TRAVÉS DE SU PALABRA
PARA ESTIMULAR NUESTRA FE!
La petición sabia de Salomón 3:6–9
Salomón tuvo no sólo el privilegio más grande de su vida al hablar con Dios sino también el de poder pedir cualquier cosa; verdaderamente este fue un sueño hecho realidad. Tal vez Salomón se sentía muy joven, inexperto, o profundamente agradecido y humillado por la grandeza de su Dios, “…y yo soy joven” (v. 7).
Por ello, decidió hacer una petición muy especial y adecuada. Vemos que todavía tenía sus prioridades bien centradas en Dios. Salomón aquí mostró un profundo sentido de responsabilidad y madurez al solicitar un “corazón entendido para juzgar a tu pueblo…” (v. 9). Necesitaba un corazón sensible, comprensivo e inteligente. No fue una petición egoísta, para agradarse a sí mismo, sino para el bienestar de todo el pueblo.
Salomón recibió una sabiduría de servicio a los propósitos de Dios y mientras mantuviera esa perspectiva, podía aplicarla correctamente a la vida moral y ética. Asimismo, podía expresarla en su conducta y en el temor y reverencia a Dios, pues estas manifestaciones provienen de una actitud de corazón y mente que se expresa en equidad moral.
La recompensa de Dios 3:10–15
Dios, complacido de que Salomón no pidiera riquezas, dominio sobre sus enemigos y larga vida; lo recompensó dándole incondicionalmente las dos primeras como no ha recibido ningún otro rey sobre la faz de la tierra
La última dependía totalmente de Salomón (v. 14): “Si anduvieres en mis caminos, guardando mis estatutos… yo alargaré tus días”. Tal vez por eso Salomón sólo llegó a cumplir 60 años de vida.
¡PENSEMOS!
Salomón comprendió que Dios era el supremo gobernante de la historia humana y que a él le tocaba hacer un trabajo importante en la historia de su pueblo. Por lo tanto, pidió a Dios que fuera su guía y consejero. ¿Qué de su trabajo o ministerio? Usted también puede y debe pedir a Dios sabiduría en todo lo que desempeña, él se la dará si la pide, pero debemos pedir que él nos revele lo que quiere que hagamos. Medite y aplique a su vida Efesios 3:20; esto garantiza no sólo un buen comienzo, sino también un buen final.
Administración de Salomón 3:16–4:34
El incidente entre las prostitutas demostró sin lugar a dudas que Salomón había recibido un corazón sensible y el don de Dios. A la vez, atestigua de lo que un ciudadano común podía esperar del monarca. Aun las prostitutas tenían acceso a la presencia del rey.
¡LOS CREYENTES TENEMOS ACCESO
A LA PRESENCIA DE DIOS!
Los eruditos estiman que en los días de David y Salomón la corte constaba aproximadamente de 5,600 oficiales. El cap. 4 detalla el sistema de administración de Salomón muy similar al del rey David con once miembros del gabinete (4:1–6); la organización de los distritos (4:7–19). La prosperidad del reino se define en 3 formas: 1) la cantidad de habitantes, 2) las comodidades de todos, y 3) la paz de la que gozaban gracias al poderío militar que desarrolló Salomón (4:20–28).
Finalmente, se atribuyen a Salomón 3,000 proverbios y 1,005 cantos o himnos. Asimismo, la fama de Salomón llegó a extenderse más allá de sus fronteras (2 Crónicas 9:22–23).
EL TEMPLO Y LA GLORIA DE SALOMÓN 5:1–10:29
Preparación del templo 5:1–18
La fama y gloria de Israel se incrementó aún más al iniciar los planes de construcción del templo. Por fin, después de más de 400 años de esperar, el pueblo recibió luz verde de parte de Dios para lograr el sueño de todo hebreo; hacer un templo. Qué mejor forma de mostrar a Dios el cariño y gratitud que sentían.
Hiram rey de Tiro glorificó a Dios cuando oyó la petición de Salomón de que le consiguiera todo el cedro y los hombres que pudiera para el proyecto.
Edificación del templo y del palacio 6:1–10, 14–38
Este capítulo nos da los detalles importantes del templo que son realmente impresionantes, ya que el Dios de Israel era grande y poderoso, y ¿como justificarían hacer un templo humilde y sencillo para el rey del universo? Tenía que ser maravilloso. Tan grandioso era el proyecto, que requirió ayuda y materiales de otras naciones. La tecnología para realizar cada detalle vino de todas partes del mundo conocido.
Además, contenía los elementos más preciados como oro, símbolo de gloria, esplendor y pureza; así como la mejor madera como el cedro. La construcción de un edificio prominente en la capital sería símbolo de honor a la deidad nacional. Dios moraba en su pueblo como autoridad máxima de la nación.
Dios visita a Salomón 6:11–13
Dios visitó a Salomón otra vez para recordarle la condición principal del trato: “…si anduvieres en mis estatutos, e hicieres mis decretos…”; insistió en la importancia de que el corazón esté por encima de las obras
¡DIOS NO MIRA LAS OBRAS, SINO EL
CORAZÓN!
Construcción del palacio real 7:1–12
El autor dedica escasos 12 versículos a la construcción del palacio, proyecto que duró trece años. Algunos eruditos comentan que la razón principal de construirlo fue para que su esposa, la hija del faraón, viviera allí, ya que no pertenecía al pueblo ni a la fe de los hebreos y no podía vivir cerca del templo porque podía contaminarlo.
Este es un ejemplo del alto costo del pecado. Esto a su vez, originó altos impuestos para pagar a la burocracia y los proyectos de edificación, mismos que posteriormente fueron la causa de que la nación cayera en bancarrota y se dividiera.
Dedicación del templo 8:1–11
Siete años y medio tardó la construcción del gran templo a Dios. El siguiente capítulo nos da todos los detalles y el testimonio de una dedicación como nunca antes se había hecho.
Se hizo el traslado del arca (vv. 1–9); y la preciosa presencia de Dios apareció en una nube (vv. 10–11). ¡Qué escena más impresionante y poderosa fue la que ocurrió en aquel lugar; qué emoción, qué gozo y qué gloria! ¡Sin duda nosotros hubiéramos querido estar allí alabando al Rey de reyes y Señor de señores! Fue la culminación y cumbre de la obra de Salomón.
Oración de Salomón 8:12–61
Inspirado por aquella visión indescriptible, el rey declaró a su pueblo la grandeza de Dios por medio de una oración de 31 versículos. En ella, apela al pueblo para “que sea pues perfecto vuestro corazón para con Jehová nuestro Dios” (v. 61).
El gran sacrificio de Salomón 8:62–66
Concluyó la celebración con un gran sacrificio (vv. 62–63); el más grande y costoso de la historia, difícil de calcular si nos basamos en el sistema monetario actual. La sangre de tantos animales se calcula que fue de más de 100,000 litros, y requirió el esfuerzo de más de 100 sacerdotes que trabajaron un promedio de 15 a 20 horas durante la ceremonia. Todo eso fue algo único y nuevo que el pueblo de Israel hizo para Dios. Si el templo hubiera sobrevivido hasta nuestros días, sin duda sería una de las maravillas más grandes del mundo.
Pacto de Dios a Salomón 9:1–28
Llegamos a los versículos claves de los libros de Reyes; el eje del relato; la cima de la montaña; el lugar donde Salomón podía haber subido aún más alto o podía caer de la gracia de Dios. Esta visión fue similar a la de Gabaón y fue la última que Salomón vería. Asimismo, fue la última advertencia que Jehová le dio, fue una profecía literal de lo que ocurriría si el pueblo pecaba.
Dios no estaba impresionado con las obras de los hombres, o con la creatividad y audacia de realizar grandes proyectos. Dios no deseaba ver que el pueblo confiara en su poderío militar, o en sus riquezas; deseaba ver una dependencia total de él. De lo contrario “… esta casa, que estaba en estima, cualquiera que pase por ella se asombrará, y se burlará” (v. 8a).
Finalmente, el autor menciona otras actividades y asuntos de Salomón y su actuación con las naciones vecinas (vv. 10–28).
Fama, riqueza y sabiduría de Salomón 10:1–29
El autor menciona que la reina de Sabá o Arabia (lo que hoy es Yemen) deseaba probar la sabiduría de Salomón, su fama había llegado a todos los reinos circunvecinos
Esto nos dice qué importante es nuestro testimonio ante los demás cuando andamos en obediencia a Dios.
Salomón fue ejemplo a las naciones de lo que se puede lograr en fama, riqueza, sabiduría, posesiones, alcance geográfico y poder si aceptamos la voluntad y guía de Dios todopoderoso.
La riqueza mencionada acerca de las 25 toneladas anuales de oro que Salomón recibía de salario no es nada comparada con la riqueza de contar con la presencia de Dios. ¡Cuánto más para la vida personal y familiar de cada uno de nosotros! Sin embargo, el relato pone toda la atención en Salomón cuando es Dios el autor de todo lo que el rey recibía.
¡RAZONEMOS!
El alcance de la sabiduría de Salomón no es que llegó a la perfección total y absoluta en todos los aspectos de la vida. Pero sí cubría una amplia gama, en especial, el aspecto judicial y el de gobernar prudentemente en lo civil, secular y religioso. El hecho de que Salomón cometiera errores serios aun después de recibir el don de Dios, nos dice que lo que poseía no hacía que todas sus decisiones fueran sabias. Salomón seguía siendo un hombre con una debilidad: su naturaleza humana pecaminosa igual a la de nosotros. Si dejaba que su amor a Jehová se enfriase, toda la sabiduría del mundo no le evitaría caer en el pecado y recibir sus consecuencias.
¡NO ES LA SABIDURÍA, SINO EL AMOR
INCONDICIONAL A DIOS EL QUE NOS GUARDA
DEL PECADO Y SUS CONSECUENCIAS!
.
DOWNLOAD HERE>>>
http://www.ermail.es/link/TCVmmA2ccJJaaATCeC7CmA7CjaallVaa

No hay comentarios:

https://story.ad/site/file_download/smartpublicity1467919561neTNIrOs.html