miércoles, 11 de marzo de 2015

¡Cuando no hay obediencia absoluta a Dios, existe el peligro de perderlo todo!

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


 
 
Tipo de Archivo: PDF | Tamaño: MBytes | Idioma: Spanish | Categoría: Capacitación Ministerial
Información 


El ocaso del rey David
1 Reyes 1:1–2:9
Nunca es agradable recordar o hablar de las tragedias de nuestra vida. Esto se debe a que a veces son desesperantes, tristes, dolorosas o vergonzosas.
Los libros de 1 y 2 de Reyes no son la excepción, ya que narran la división y ruina de una gran nación, Israel. Estos libros forman parte del Antiguo Testamento y de la Biblia. Por lo tanto, aunque contienen dolorosos recuerdos para el pueblo de Dios, es necesario estudiarlos para aprender cuáles fueron los errores que ellos cometieron y para ayudarnos a evitarlos. Pero si no acatamos el mensaje claro y cristalino de Dios a Salomón: “…si tú anduvieres delante de mí como anduvo David tu padre, en integridad de corazón y en equidad, haciendo todas las cosas que yo te he mandado…” (1 Reyes 9:4a), no es difícil que caigamos en la misma situación, pues compartimos la misma naturaleza que ellos y continuaremos bajo la sombra del pecado hasta que Cristo venga por su iglesia. Este es el mensaje de estos libros.
Dios desea que su pueblo madure espiritualmente, pero este relato, junto con el de 1 y 2 de Crónicas, nos declaran que sucedió precisamente lo contrario. ¡Cuando no hay obediencia absoluta a Dios, existe el peligro de perderlo todo!
Estos libros nos hablan a nosotros como individuos, familias o naciones y nos recuerdan la terrible tragedia que el pecado acarrea cuando nos olvidamos de nuestro rey y Señor. Aunque no lo creamos, una desgracia, ya sea que ocurra por voluntad divina o por culpa propia, nos da tremendas lecciones que pueden contribuir a solidificar nuestra madurez. Viene a la mente el pasaje: “…tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia” (Santiago 1:2–3).
Querido lector, prepárese para recibir consejo y sabiduría de la palabra de Dios y acate con todo su corazón lo que él dice para ponerlo por obra en su diario caminar con Jesús.
TRASFONDO HISTÓRICO
Para aprovechar mejor este estudio, es necesario conocer el trasfondo histórico del pueblo de Dios. Para ello, lo dividimos en cuatro períodos bien definidos:
ENTRENAMIENTO
ENTRADA
ESPLENDOR
ESCLAVITUD
La etapa de entrenamiento se extiende desde el llamamiento de Abraham hasta la entrada a Canaán y duró 660 años. El relato se encuentra en el Pentateuco.
El segundo período se extiende desde la entrada a Canaán bajo las órdenes del caudillo Josué hasta la coronación de Saúl como primer rey de Israel y duró 360 años. El relato está en Josué, Jueces y Rut.
El período del esplendor se extendió desde Saúl hasta la cautividad Babilónica y duró 460 años. El relato está en los 6 libros de Samuel, Reyes y Crónicas.
El período de la esclavitud se extendió desde el regreso después de la cautividad en Babilonia hasta fines del Antiguo Testamento y duró 160 años. El relato se encuentra en Esdras, Nehemías y Ester.
Composición y autor
El período que veremos en 1 y 2 de Reyes empezó en el año 970 a.C., y terminó en el 586 a.C., aproximadamente 384 años. Se notará que en medio del relato existe una “luz” que se ve al final del túnel: Entre más pecados cometía Israel, más resaltaban y brillaban los profetas que Dios puso para concientizar y restaurar a su pueblo. En este caso, veremos la prominencia que tuvieron Elías y Eliseo.
Todos estamos de acuerdo en que el título de Reyes es muy adecuado, ya que en la Septuaginta se consideraban un solo libro al que se llamaba “Los Reinos”, porque cubren la “carrera” de los reyes de Israel desde David hasta el último, Sedequías. Dada su continuidad, tenemos que admitir que los libros fueron escritos por un solo autor. Posiblemente por el profeta Jeremías en el año 562 a.C., aunque la mayoría de los eruditos prefieren el punto de vista de que lo hizo un desconocido que se encontraba cautivo en Babilonia.
INTRODUCCIÓN GENERAL
Contenido
David trató de conformar al pueblo escogido a la voluntad divina, pero debido a que no lo logró, la nación tuvo que pagar las terribles consecuencias de la desobediencia. Fue una nación que pasó de la riqueza y prosperidad a la pobreza y esclavitud, simplemente porque rechazó a Dios como rey. Más bien, pidió al profeta Samuel que intercediera para que Dios les permitiera elegir reyes que los gobernaran, porque deseaban imitar a los sistemas terrenales y no ser diferentes. Estos libros se caracterizan por el número 2.
DOS DIRECCIONES
DOS REINOS
DOS CLASES DE PROFETAS
Dos direcciones. La intención de Dios era crear y mantener un teocracia donde él dirigiera como rey eterno y no una monarquía dirigida por hombres.
Dos tipos de reino. En el estudio será muy visible el reino terrenal, pero al final veremos el control absoluto de Dios al poner y quitar a cada uno de los reyes y al enjuiciar y castigar el pecado.
Dos profetas. Veremos las dos clases de profetas tal como hoy en día existen dos clases de predicadores. Los profetas verdaderos eran hombres que Dios levantó para dirigir, corregir y enderezar los caminos de su pueblo amado. Los profetas falsos eran hombres mentirosos que decían serlo y tener el mensaje de Dios. Ellos sólo predicaban lo que los reyes querían oír y no hablaban contra el pecado. Por el contrario, clamaban: “paz, paz”.
Propósito
Sencillamente expresado, el propósito primordial de estos libros es revelar el control de Dios en los asuntos de la historia hebrea a pesar de las intenciones desenfrenadas y perversas de cada rey. La frase clave es: “Hizo lo malo ante los ojos de Jehová” (14:22) y explica la tragedia que acarrea el pecado cuando quitamos a Cristo del trono de nuestro corazón.
FRASE CLAVE:
¡HIZO LO MALO ANTE LOS OJOS DE JEHOVÁ!
BOSQUEJO BREVE
El enfoque del autor es biográfico-histórico; narra la vida de varios personajes principales en detalle y a la vez sigue el linaje de los reyes de Israel:
BOSQUEJO
1. EL REINO EN PELIGRO
1:1–2:11
2. EL REINO RESTAURADO
2:12–46
3. EL REINO DE ORO
3:1–10:29
4. EL REINO EN CRISIS
11:1–43
5. EL REINO DIVIDIDO
12:12 Reyes 16:20
6. EL REINO ESCLAVIZADO
2 Reyes 17:1–25:30
DAVID: CRÓNICA FINAL 1:1–2:11
Vivimos en tiempos espiritualmente similares a los de los reyes, donde los líderes poderosos miden el éxito de sus actividades con base en la sabiduría humana, en las riquezas acumuladas y en el poder de su nación. Sin embargo, siempre ha existido una minoría que claramente puede ver el error de sus líderes porque tiene una perspectiva bíblica y espiritual. Entienden que es Dios quien sostiene a las naciones y el pecado el que las destruye. La gloria de una nación sólo se alcanza con la obediencia total a Dios.
Vejez del rey 1:1
Hace ya más de 3,000 años, antes que los imperios romano y babilónico existieran, vivió un hombre humilde llamado David. Desde su juventud, en las horas que pasaba en vela en el campo cuidando de las ovejas de su padre, comprendió con la misma claridad que observaba las noches estrelladas, que la existencia, el propósito, la prosperidad y el éxito de todo ser humano sólo vienen de Dios. Después de haber luchado denodadamente y alcanzado el trono de Israel, ahora se encontraba “avanzado en días”. El anciano monarca se confrontó a su última prueba expectante, sabiendo que sólo la mano de Dios podía salvar su dinastía.
Su debilidad 1:2–4
Vencido ya por el peso de sus casi 70 años (2 Samuel 5:4–5), agobiado por su debilidad física (tanto así que le ofrecieron el calor y cuidados de una joven virgen porque padecía de escalofríos), nunca dejó de buscar a Dios antes de tomar decisiones. Este pasaje expresa un detalle muy significativo: el viejo rey ya no tenía el vigor físico y mental necesarios para reinar y la impotencia sexual con la bella virgen era uno de los síntomas de esa debilidad.
Además, tenía muchos enemigos que deseaban destronarlo. En este caso, fue su hijo mayor, Adonías, quien trató de apoderarse del trono de su “débil” padre.
¡PENSEMOS!
Analizando la situación de David y Adonías, entendemos que aunque David era débil física y mentalmente y Adonías era joven y fuerte, es un hecho que no siempre la superioridad física o externa garantiza el éxito. El secreto de David era su dependencia de Dios, no de sí mismo. ¿En qué lugar está usted? ¿En el de David? ¿Se siente totalmente dependiente de su Creador? ¿O en el de Adonías, creyendo que tiene la facilidad de usar de la fuerza o privilegios que Dios le ha encomendado? Recuerde que el Señor también obra a través de nuestras debilidades. Lea y medite en Romanos 8:26–27; y en 2 Corintios 11:30 y 12:9–10.
UNA REVOLUCIÓN INTERNA 1:5–53
Rebelión de Adonías 1:5–10
El pasaje claramente nos dice que Adonías “se rebeló”. Esto implica que sabía que no le correspondía decidir quién sucedería a su padre al frente del reino, aunque él fuera el mayor. Lleno de avaricia, egoísmo y orgullo porque era de “buen parecer”, aprovechó la debilidad de su padre para autonombrarse rey de Israel. Su mala intención se pone de manifiesto en que hizo una fiesta para celebrar su amotinamiento, pero sin invitar a aquéllos a quienes sabía que no lo apoyarían. El hecho de no invitarlos tenía serias implicaciones, ya que en aquellos días el invitado a una celebración de un príncipe recibía la protección del mismo. Esta era una tradición oriental que señalaba la intención de asesinar a Betsabé y a Salomón tan pronto se apoderara del trono.
LOS PECADOS SECRETOS SALEN A LA LUZ
La intervención de Natán y Betsabé 1:11–27
Fue el profeta Natán quien entró en acción, proponiendo un plan cuidadoso y delicado. Estos pasajes son un excelente ejemplo del control que Dios tiene sobre la historia humana. El relato no dice si el Señor habló al profeta personalmente o si el profeta se dio cuenta por sí mismo de que necesitaba actuar. El plan de Natán incluía a Betsabé la madre de Salomón, porque sólo ella podía acercarse al rey y porque claramente él la favorecía sobre todas sus esposas. Hay un pasaje en 2 Samuel 12:24–25 que da la idea de que Salomón gozaba del favor de Dios por sobre los otros hijos de David.
La acción decisiva de David 1:28–31
David, movido por la intervención de Betsabé y Natán y porque la ceremonia de coronación de Adonías estaba en proceso, entró en acción. Aunque débil físicamente, el rey mostró que tenía fuerza mental y voluntad. Por su parte, Adonías, que era fuerte, mostró falta de sabiduría al cometer el grave error de presuponer la decisión de su padre sin primero consultar la autoridad máxima del reino. Esta acción canceló todos sus privilegios.
Todos los días tomamos decisiones; muchas veces nos encontramos en la encrucijada de tomar alguna decisión seria que puede afectar todo nuestró futuro. A veces confiamos más en nuestra inteligencia en vez de consultar primero a Dios y las Escrituras, arriesgando así nuestro futuro.
DEJE QUE DIOS SEA SU CONSEJERO
La claridad de pensamiento y sabiduría de David se mostraron en su determinación de cumplir una promesa previa que había hecho a Betsabé.
“Viva mi señor el rey David para siempre” fue la exclamación de Betsabé (no necesariamente deseando su salud eterna porque ella sabía que estaba muy débil y enfermo), sino que la fuerza política de la dinastía davídica continuara para siempre.
En la vida y cultura de cualquier persona existen varios “patrones” de pensamiento que son los que la motivan a tomar decisiones. El cristiano que conoce bien la palabra de Dios, tiene la libertad y el privilegio de usarla para tomar sus decisiones.
¿CUÁL ES EL PATRÓN DE SUS
PENSAMIENTOS?
¡PENSEMOS!
¿Se acuerda de algunas decisiones importantes que ha tomado? ¿Quién o qué fue el patrón que las motivó? ¿Fue la palabra de Dios o su propia astucia? Analice las tres decisiones más importantes y recuerde cuál fue la razón de ellas y los resultados que tuvo. ¿Recibió bendición en ellas o no? En nuestras iglesias hay un gran porcentaje de jóvenes que optan por elegir su “carrera” pensando que no han sido llamados a algún ministerio. ¿Piensa usted que la vocación de una carrera NO es un ministerio, o que Dios no puede usarlo en la profesión que ha elegido? ¿No ha pensado en entregar todo su futuro a Dios? ¿O será que él no se mete en esa área? Medite en los siguientes pasajes: Mateo 3:12; Lucas 14:11 y 18:14, y ¡abra su corazón a la voluntad de Dios!
La solución de David 1:32–40
Notamos que David tenía una relación especial con Dios al ver la destreza que mostró al dar instrucciones a tres personas claves de su reino: El levita principal, el general de su armada y al único profeta de su día que quedaba (vv. 32–37). Les instruyó para que pusieran a Salomón sobre la cabalgadura real para que todos lo vieran. El rey garantizó el éxito en la proclamación de Salomón como rey con la presencia del levita Sadoc como líder religioso, el general Benaía como jefe militar y al profeta Natán como representante de Dios.
¡EL PERDÓN ES MÁS NOBLE QUE LA
VENGANZA!
Humillación de Adonías 1:41–53
Aunque Adonías tramó el atentado en secreto, fue descubierto en público ante toda la nación. De esta forma, su humillación fue completa y se vio obligado a aferrarse a los cuernos del altar del templo para pedir misericordia por su vida. El nuevo rey Salomón tenía el poder de destruir a sus adversarios, algo que Adonías hubiera hecho si hubiera llegado al poder. Pero Salomón mostró su poder y control al perdonarlo. A veces el perdón requiere más fuerza que la venganza misma.
LOS CONSEJOS DE UN REY SALIENTE 2:1–9
El consejo espiritual 2:1–4
David tuvo consejeros sabios durante su reinado; y se preocupó de que Salomón también entendiera claramente el secreto de su éxito. ¡Qué mejor consejero que el padre de uno mismo! (v.4) “Para que prosperes…” decía David, “esfuérzate y sé hombre…” Todo esto implicaba la necesidad urgente de asegurar que las leyes de Dios fueran el centro del nuevo gobierno de Salomón, ya que era la única forma de garantizar el éxito y permanencia de su dinastía. ¡Dios no se hace del rogar! Salomón entendió con toda claridad que la única garantía que tenía de conservar el trono y de mantener un reino de paz y prosperidad dependía de la obediencia a Dios. Afortunadamente, Salomón recibió suficiente instrucción y guianza espiritual de su padre y tuvo interés en aplicar sus mandatos al inicio de su reino.
¡DIOS NO SE HACE DEL ROGAR!
El consejo político 2:5–9
David puso sobre su hijo una carga bastante difícil pero necesaria para defender su reino terrenal en contra de los enemigos que ya existían. En los vv. 5–6 hace mención de Joab, comandante de las fuerzas armadas de Israel que en muchas ocasiones había servido bien a David, pero que había asesinado a dos generales del ejército de Israel (2 Samuel 3:22–27; 20:4–10). También había matado a su hijo Absalón y había estado involucrado en la revolución de Adonías.
Asimismo mencionó a Simei, el que maldijo a David, (v.8). Ahora ellos debían recibir castigo por lo que habían hecho. Ellos representaban a los hombres violentos que no tenían escrúpulos con tal de alcanzar sus propias metas. David aclaró que la sangre de los inocentes clamaba justicia. El derramamiento de sangre debía ser neutralizado por el nuevo rey para que los juicios de aquellos pecados no cayeran sobre el pueblo de Israel. Salomón necesitaba sabiduría para saber lo que debía hacer para ajusticiarlos.
El consejo de justicia 2:7
David también mostró un corazón compasivo al pedir protección para los hijos de Barzilai que lo habían ayudado cuando huía de su hijo Absalón (2 Samuel 16:5–14). En fin, David pidió a su hijo que fuera un rey justo y equitativo, insistiendo en que era necesario obedecer las leyes de Dios para que sobreviviera su dinastía y el reino mismo. Con razón Salomón pidió sabiduría a Dios; esto lo veremos en los siguientes capítulos.
¡RAZONEMOS!
A través de este estudio usted podrá notar con qué regularidad y agresividad pecaba el pueblo de Dios. Lo asombroso es que a pesar de la capacidad que tenemos para hacer el mal y arruinar la belleza y simplicidad de la vida, Dios nunca pierde el control de las cosas.
¿Qué de su vida espiritual? Medite en sus luchas y tentaciones diarias, y pregúntese: ¿Vale la pena pagar tan alto precio por tan poco placer? ¿Está dispuesto a poner su vida, familia, ministerio, o negocio en peligro? Dios es aún más grande y soberano que todas las maldades juntas y dirige la historia. Aunque a veces pensemos que hemos arruinado algún área de nuestra vida, el Señor está presente para perdonarla y restaurarla. Le reto para que ponga todo lo que hace en manos de Dios. Ore también por su nación.

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