viernes, 13 de marzo de 2015

Aún quedan fortalezas en nuestra vida espiritual a las que derrumbar con la ayuda del Espíritu Santo, el estudio bíblico y el discipulado práctico

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6



 
 
Tipo de Archivo: PDF | Tamaño: 29MBytes | Idioma: Spanish | Categoría: Capacitación Ministerial
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Hace más de dos años estaba dictando un taller de consejería bíblica y discipulado fuera de Venezuela.  Luego, de finalizar la sesión de entrenamiento, se me acercó un hombre, medianamente joven como de unos treinta y cinco años de edad.

Este hombre me preguntó, si yo podría darle una entrevista, pues él estaba atravesando por un problema personal. Al siguiente día, nos reunimos y este creyente, que era un pastor asistente en una iglesia de quinientos miembros aproximadamente, comenzó a compartirme su historia, y dijo lo siguiente:
“Mis padres biológicos se separaron cuando yo era muy pequeño, y mi abuela se hizo cargo de mi.  A pesar de estar al cuidado de mi abuela me sentía un niño solo y triste. No recuerdo, exactamente cuándo comenzó esto, pero un hombre mayor, quien era un vecino cercano comenzó a abusar sexualmente de mí “.

“Esta situación nunca se la compartí con mi abuela. Luego mis primos también abusaban sexualmente de mí. Yo permitía esto, pues era la forma que me sentía tomado en cuenta por alguien, pero era la burla del vecindario.

“Esta conducta de tener relaciones sexuales con hombres fue una práctica constante en mi vida hasta que cumplí diez y ocho años de edad, pues un día me invitaron a una iglesia evangélica y entregué mi vida a Cristo”.

“Luego, me fui a una ciudad para estudiar en un instituto bíblico. Además, recibí entrenamiento en psicología moderna. Durante mi permanencia en el instituto bíblico pude notar que aun tenía luchas en cuanto a mi conducta sexual, pero recibí ayuda al respecto”.

“Luego, perdoné a mis padres por haberme abandonado, y por todo el daño que había sufrido, pues no tuve la protección de ellos. Estoy casado, tengo un hijo, soy pastor asistente en mi iglesia, pero tengo una gran lucha con la pornografía, pues cada vez que activo el internet, no aguanto la tentación y abro las páginas pornográficas”.

“Estoy muy asustado, pues si mi esposa me descubre no sé qué podría pasar, y no me atrevo a hablar esta situación con líderes de mi iglesia, pues podría perder mi ministerio”.

Estuve escuchando a esta persona por un espacio de dos horas, y mientras narraba su historia, pude sentir las heridas profundas emocionales que tenía este hombre. Yo estaba muy conmovido.

A. ¿Qué estaba ocurriendo con esta persona? (interrogar al auditorio)
Es probable que usted piense: “Esta persona no es un creyente verdadero“. Si fuera un cristiano verdadero, no tendría esos problemas”.

Sin embargo, la Biblia enseña que aunque somos nuevas criaturas espirituales, muchas cosas son hechas nuevas, pero aún quedan fortalezas en nuestra vida espiritual que hay que derrumbar con la ayuda del Espíritu Santo, el estudio bíblico y el discipulado práctico.

Además, una vez que nos convertimos a Cristo somos atacadas las 24 horas diarias. (Apocalipsis 12:10) “Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de los hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche”.

(2 Corintios 10:3, 4, 5) “Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Cristo”.

1) Por otra parte, el Nuevo Testamento claramente enseña que tenemos enemigos espirituales y estamos involucrados en una batalla espiritual, la cual tenemos que pelear mientras estemos en el cuerpo: “Contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”. (Efesios 6:12)

2) El apóstol Pablo describe las partes de la armadura espiritual que debemos ponernos para poder defendernos contra “los dardos de fuego del maligno” (versículos 13-17).

3) La Biblia también nos enseña que para ganar la batalla espiritual necesitamos cambiar de mentalidad. En otras palabras: disciplinar nuestros pensamientos, pues nuestro cerebro y nuestra mente no fueron renovadas al momento que nos convertimos en una nueva criatura espiritual

4) (2 Corintios 5.17, Juan 3:6). Además, Romanos 12.2 nos confirma que tenemos que cambiar nuestra manera de pensar introduciendo en nuestra mente la Palabra de Dios y sacar los antiguos pensamientos y argumentos que quedaron en nuestra mente luego del nuevo nacimiento espiritual, lo cual requiere de disciplina, entrenamiento y responsabilidad.

B. ¿Dónde se libra de la batalla espiritual?
La Biblia indica que la mente es un campo de batalla. El apóstol Pablo primero habla de la batalla, luego el lugar donde se lleva a cabo, y después nos habla del objetivo de tal batalla. (2 Corintios 10.3-5)

1) La mente del hombre ocupa un lugar predomínate en la vida del hombre porque es la que principalmente dirige su conducta. La Biblia nos dice “que el dios de este siglo cegó las mentes de los incrédulos, para que no les resplandezca la iluminación del evangelio de la gloria de Cristo.

2) Cuando la mente es vencida por Satanás, se endurece (3.14). Podemos ver, luego de leer estos versículos que la mente es lo que nuestros enemigos espirituales atacan más. Por medio de la mente Satanás inyecta veneno al hombre para que se rebele contra Dios.

3) Después de que el hombre se arrepiente, su mente no es librada por completo de todas las obras del diablo, pues Satanás puede seguir obrando a través de nuestras mentes, si se lo permitimos.

4) Esto fue lo que el apóstol Pablo le dijo a la iglesia de Corintios: “Pero temo que como la serpiente con su astucia engaño a Eva, se corrompan vuestros pensamientos, apartándose de alguna manera de la sencillez y pureza para con Cristo” (2 Corintios 11.3)

5) El apóstol Pablo sabía que los creyentes de Corintio ya habían sido salvos, pero sus mentes aun no habían sido renovadas. El reino de Dios carece de obreros porque las mentes de estos piensan como antes de ser cristianos.

6) Olvidan que después de ser salvos necesitan procurar una renovación plena en sus mentes y por ello su obra queda obstruida. La Biblia dice claramente: “Transformaos por medio de la renovación de vuestra mente” (Romanos 12.2).

C. ¿Por qué las mentes de los creyentes son atacadas por los espíritus malignos?
Nuestra mente es atacada por los espíritus malignos cuando les damos lugar. El principio más importante que debemos conocer en cuanto a la operación de los demonios es que ellos pueden actuar solo si el creyente les cede terreno; de lo contrario no pueden hacer nada al creyente.

Ellos trabajan en la medida de la oportunidad que se les dé. Existen algunas aéreas que el creyente podría ceder a los demonios:
a) Si el creyente cede su mente al pecado, no podrá resistir a los espíritus malignos. Ejemplo: si usted comienza a hablar mal de una persona que no está presente, hace juicios, murmura o participa con otra persona que haga los mismo, tenga la seguridad que Satanás tomara el control de su mente.

b) Si usted es orgulloso, avaro, perezoso, religioso, irresponsable con su familia o la iglesia, chismoso, murmurador, no está comprometido con la evangelización, ni el discipulado empezando con su propia familia; le gusta desacreditar a los líderes a los líderes de la iglesia; no tiene compromiso de cambiar su carácter.

Además, no apoya a los ministros del evangelio en forma general; no aporta ofrendas, ni diezmos para el sustento de los siervos de Dios y la expansión del evangelio. Si estas cosas están sucediendo en su vida, usted está siendo engañado por Satanás.

II. A. ¿Pueden los santos (cristianos) ser influenciados por los demonios?
1 Corintios 5: 1-13 contiene las instrucciones de Pablo referente a un hombre en la iglesia de Corinto que estaba viviendo en una relación de inmoralidad con la esposa de su padre (verso 1).

Era un hombre tan engañado por Satanás y controlado por la inmoralidad que aparentemente hacía larde de su relación ilícita delante de toda la iglesia. El juicio sobre el asunto fue severo: El tal sea entregado a Satanás para la destrucción de la carne, a fin de que el espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús (verso 5).

Usted podría preguntarse si alguien a este nivel de inmoralidad realmente sea un creyente, pero si este hombre no hubiese sido cristiano, Pablo no lo hubiera disciplinado, porque a la iglesia solo disciplina a sus miembros.

1) Tenemos otro ejemplo en Hechos 5:1-11. Quizás sea el pasaje más convincente en cuanto a la influencia satánica. Al final de Hechos 4 descubrimos que los miembros de la joven iglesia de Jerusalén voluntariamente estaban vendiendo sus propiedades para dar ganancias a los apóstoles para uso en el ministerio.

“Pero cierto hombre llamado Ananías, con Safira su mujer, vendió una heredad, y sustrajo el precio, sabiéndolo también su mujer; y trayendo solo una parte, la puso a los píes de los apóstoles. Y dijo Pedro: Ananías, ¿Por qué llenó Satanás tu corazón (mente) para que mintieses al Espíritu Santo, y sustrajeses del precio de la heredad?”

2) En Efesios 4:26,27. Pablo enseñó: “Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo”.  Pablo está diciendo que es posible darle lugar al diablo en nuestras vidas si no hablamos la verdad con amor y controlamos nuestras emociones.

La ira se vuelve amargura y produce un espíritu no perdonador; es una invitación abierta a la influencia demoniaca (2 Corintios 2: 10, 11) “Y al que vosotros perdonáis, yo también; porque también yo lo he perdonado, por vosotros lo he hecho en presencia de Cristo, para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones”.

3) La Biblia nos muestra muchos registros que los creyentes podemos ser influenciados por los demonios: (San Juan 13:2), “Y cuando cenaban, como el diablo ya había puesto en el corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón, que le entregase” (También vea Lucas 22:3, 4, 5, 6).

B. ¿Como sabemos que la iglesia está siendo engañada por Satanás?
Por la mentalidad de los creyentes, pues, tienen mentes dubitativas (dudan de todo lo que hacen o van a hacer), son muy indecisos. Marcos nos invita a no dudar (Marcos 11:23-24). Como cristianos tenemos que creer y no dudar. La indecisión causa confusión.

a) Una mente ansiosa y preocupada: La ansiedad y la preocupación ambas son ataques a la mente para distraernos de servir al Señor, también sirve para aplastar nuestra fe. La paz es un fruto del Espíritu (Gálatas 5.22)  (Mateo 6.25)

b) Una mente enjuiciadora, crítica y suspicaz: Los pensamientos – “Yo pienso” pueden ser la herramienta que emplea el diablo para mantener a la gente solitaria. A nadie le gusta estar cerca de alguien que emite opiniones sobre todo.

Hay gente que solo ven lo que está mal en una persona, pero no quieren ver lo bueno de esa persona. Al diablo le encanta mantenerlos ocupados, juzgando mentalmente las faltas de otros. ¡De ese modo nunca vemos o tratamos con lo que está mal en nosotros!
Escuche lo que dice Mateo al respecto (Mateo 7:3-5)

c) Una mente pasiva: La actividad es lo opuesto a la pasividad. Es un problema peligroso porque la Palabra de Dios nos enseña claramente que tenemos que estar alerta, cautelosos y activos. Muchas iglesias permanecen por años sin ningún tipo de crecimiento por su pasividad y porque buscan lo suyo propio.

d) Una mente miserable: Muchas cristianos no viven en estado de pobreza, sino que son controlados por un espíritu de miseria. Aunque tengan recursos económicos viven en suciedad, descuido personal, pues son controlados por un espíritu de miseria. Jesús dijo que siempre habrá pobres entre nosotros, a causa del pecado, pero la miseria es Satánica. Generalmente, la miseria está muy ligada a la pereza mental.

(1 Pedro 5:8) Hemos de avivar la llama y despertar los dones dentro de nosotros. (2 Timoteo 1:6). Una persona pasiva puede desear hacer lo correcto, pero nunca lo hará a menos que active su mente y la ponga de acuerdo con la Palabra y la voluntad de Dios.

d) Una mente desértica: Los israelitas vagaron en el desierto durante cuarenta años, un recorrido que duraba once días (Deuteronomio 1:2)

e) Una mente católica: En la cultura cristiana evangélica aun existe mucha influencia del culto católico, pues los creyentes quieren seguir viviendo como en su vida pasada: sin mayores compromisos con la moral; son muy orgullosos; siempre tratan de ocultar sus fallas.

Además, los cristianos que tienen esta mentalidad viven el evangelio a su manera; son hipócritas, pues dicen creer en algo que no practican. Estas personas creen en todo lo que les parezca buena doctrina, por lo tanto, son engañados, permanentemente por los espíritus malignos, y por doctrinas de hombre.

Andan buscando una verdad que los satisfaga o que los haga sentir bien, por lo cual, siempre están inconformes en el grupo religioso, donde se encuentren, y van de un lado a otro. Son inestables, y cualquiera puede influir en ellos, pues no tienen un profundo interés por el estudio de las Escrituras y el crecimiento de su carácter, sin embargo, son muy críticos con otros. Estos creyentes necesitan libertad espiritual.  (Juan 8.32)

C. Por los niveles de atadura espiritual los creyentes.
Hay varios niveles de atadura:  

Primero el creyente puede llevar una vida cristiana bastante normal en el exterior mientras lucha con una lluvia continua de pensamientos pecaminosos en su interior, tales como inmoralidades, envidia, avaricia, odio, apatía, etc.

Esta persona, básicamente no tiene vida devocional, no lee la Biblia, no ora, tampoco ayuna, ni comparte el evangelio con otros.

La mayoría de estos cristianos no tiene idea que está en medio de un conflicto espiritual. Quizás no saben identificar las voces en sus mentes, pero confesarán que tienen muchos problemas con sus pensamientos.

Segundo nivel: Se caracteriza, porque los creyentes pueden distinguir entre sus propios pensamientos y “voces” extrañas y malignas que parecen dominarlos. “Que estoy pensando”.
La mayoría de estos creyentes están enojados, amargados, preocupados, y quizás algunos hayan terminado victimas del alcohol, drogas o en una vida inmoral o apartados del evangelio (descarriados).

Tercer nivel: En esta etapa el cristiano ha perdido el control y escucha voces en su mente muy claras. Estas voces le dicen lo que hay que hacer, pensar y decir. Estas personas vagan en las calles y en casa hablando con personas imaginarios.

En algunos casos están en manicomios o instituciones seculares de salud o centros de rehabilitación. Tristemente, según algunos estudios hechos en la comunidad cristiana en Estados Unidos un 5% de los cristianos están en este nivel.


D. ¿Cómo podemos enfrentar esta batalla en nuestra mente y obtener la victoria?
Es importante la memorización de versículos bíblicos, pero con eso no suficiente, usted y yo tenemos que pensar bíblicamente para poder derrotar a nuestros enemigos espirituales.

(Filipenses 4:8) “  Por lo demás hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”.

(2 Corintios 10:4-5) “porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia de Cristo”.

E. ¿Cómo lograr superar las ataduras espirituales?
Con un discipulado bíblico; consejería, y la disposición de cambiar. Sin embargo, muchos creyentes que saben que necesitan conocer la verdad y vivirla, no quieren hacer el esfuerzo espiritual que esto requiere. El apóstol Pablo dijo: “Estad, pues firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud” (Gálatas 5:1).

Conclusión: Responde allí dentro de tu corazón las siguientes preguntas:
a) ¿Guardas rencor a algunas personas en el presente?
b) ¿Hubo problemas de abuso sexual, incesto o ruptura (divorcio) en tu familia?
c) ¿Fuiste físicamente golpeado, humillado o sexualmente violado?
c) ¿Tienes pensamientos inmorales constantemente en tu mente?
d) ¿Eres murmurador?
e) ¿Tienes dificultades para orar y leer la Biblia?
f) ¿Escuchas voces en tu mente?
g) ¿Has pensado alguna vez en quitarte la vida?
h) ¿Crees que es imposible perdonar a alguien que te causó serias heridas emocionales?
i) ¿Tienes dudas en cuanto a tu salvación?
j) ¿Apoyas a la iglesia donde eres miembro con tu tiempo, talentos, dones, diezmos y ofrendas?
k) Si murieras esta noche ¿sabes donde pasarías la eternidad?
l) ¿Te sientes deprimido y sin esperanzas?
m) ¿Estas constantemente enojado?
n) Cuando asistes la iglesia ¿sientes que tu mente viaja a otra parte?
ñ) ¿Practicarías hechicería cuando no eras cristiano?
o) ¿Estas controlado por la duda?
p) ¿Tienes temor de predicar y expandir el evangelio?
q) ¿No sabes cuáles dones te ha dado Dios, ni para qué te ha llamado?
r) ¿Sientes que eres poca cosa, que no vales mucho?
s) En tu familia ¿la pelea y los conflictos son el pan de cada día?
t) ¿Te sientes frustrado o crees que has fracasado en la vida cristiana?
u) ¿Estás pensando en no venir más a la iglesia?

¿Hay esperanza?
Si la hay; Dios quiere sanar tus heridas; liberarte de ataduras y despojarte del hombre viejo, pero es importante que reconozcas cuál es la verdad de tu vida espiritual.
Hoy puedes identificar lo que está pasando en tu mente, creer la verdad de Dios y renunciar a la esclavitud de nuestro adversario. Además, es importante que creas que Dios te hizo libre. Asimismo, es importante que en este proceso busques ayuda de hermanos que te quieran ayudar o ministros de Dios. Jesús dijo:
“El espíritu del Señor está sobre mí. Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor”.
 
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