miércoles, 8 de octubre de 2014

Bosquejos para armar sermones bíblicos: Ayuda para ministros itinerantes

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


 
 
Tipo de Archivo: PDF | Tamaño: MBytes | Idioma: Spanish | Categoría: Capacitación Ministerial
Información

BOSQUEJOS PARA ARMAR SERMONES

  II.      CONSECUENCIAS DEL CHISME
    Triple daño, el que lo cuenta, el que lo oye y a quien se refiere.
    María y Aarón hablaron muy bajito, pero “LO OYO JEHOVA” (Núm. 12:2).
    Hablaron de la piel negra de su cuñada, (Núm. 12:1). Y su piel se volvió en la blanca llaga de la lepra. (Núm. 12:10).
    Los hijos prudentes de Noé cubrieron la desnudez de su padre, pero el que se expuso a mirarle recibió una espantosa maldición.
    Quizás nosotros mismos necesitamos clemencia. (Núm. 12:11).


  III.      COMO LIBRARNOS DEL CHISME
    Escuchar al chismoso con agrado o tolerancia, lleva su culpa.
    Es quebrantar la segunda tabla de la Ley; “amarás a tu prójimo …”
    Nadie embadurna a aquel a quien ama en verdad. (Mat. 22:39).
    Dice Salomón: “donde no hay chismoso, cesa la contienda” (Prov. 26:20).
    Toda amonestación debe ser con amor y en la cara, no de espalda.
    Esto es honradez fraternal y tiene la aprobación de Dios.
    “Pero si os mordéis y os coméis … mirad que no os consumáis” (Gál. 5:15).


  IV.      LA GRANDEZA DE LIBRARNOS DEL CHISME
    Moisés era hombre “MANSO” (Núm. 12:3). Dijo el Señor (Mat. 11:29).
    Fue humilde de corazón: en vez de resentirse, perdona. (Núm. 12:13).
    No es celoso con Eldad y Medad, que prediquen. (Núm. 11:26-29).
    Moisés sabía que nadie podía elevarlo ni hundirlo de su posición.
    Jesús oró por sus transgresores. Nos enseñó el Padre Nuestro.
    Nadie puede llamarse cristiano si chismea en vez de perdonar.









LA INCREDULIDAD FRENTE A LA FE

Números 13:17–34


    En Génesis vemos al hombre arruinado; en Exodo, redimido.
    En Levítico al hombre adorando y en Números sirviendo a Dios.
    Números aunque es libro de peregrinaciones, puede llamarse de “MURMURACIONES”.
    Porque de principio a fin está lleno de rebeliones y quejas.
    Así lo confirma el Sal. 95:10, “Cuarenta años estuve disgustado …”


  I.      EL ENVIO DE ESPIAS A LA TIERRA DE CANAAN
    Aunque Dios lo indica, (v. 3), el deseo se originó en el pueblo. (Deut. 1:22).
    Revelaron su falta de confianza en Dios y su inclinación al pecado.
    El testimonio de Dios debía bastarles. (Lev. 20:24; Deut. 8:7-10).
    ¿Había acaso un solo sitio en la tierra de Canaán que Dios no conociera?
    ¿No conocía Dios las dificultades? ¿No podría él vencerlas?
    Huyamos de bujías peligrosas, arenas movedizas y escollos mortales.
    Dejándonos guiar por Dios, nunca necesitaremos guías humanas.


  II.      ¿POR QUE DIOS PERMITIO EL ENVIO DE ESOS ESPIAS?
    Dios nunca aprueba los planes humanos, pero los permite.
    La designación de un rey, significó el rechazo de Dios (1 Sam. 8:7).
    Sin duda que al fin “todo obra para el bien de los que le aman”.
    (Sal. 106:15). Les dio lo que pidieron; cosecharon flaqueza y muerte.
    El envío de espías puso de manifiesto su incredulidad y todo se complicó.


  III.      EL INFORME DE LA INCREDULIDAD
    No podemos subir más ni ser más fuertes que donde estamos.
    La incredulidad siempre hallará imposibilidades. (v. 32).
    A pesar que hallaron la tierra conforme se les aseguró. (v. 27).
    Vieron aquellos hombres demasiado grandes y ellos se vieron pequeños.
    No pensaron que serían aquellos gigantes ante el Todopoderoso.
    Vieron muchos “peros”, pero no vieron a Jehová de los ejércitos.
    Su incredulidad rebajó al Señor al nivel de una langosta.


  IV.      EL INFORME DE LA FE
    La incredulidad procura acercarse a Dios a través de dificultades.
    Pero la fe afronta las dificultades conjuntamente con Dios.
    La fe no es ignorante ni descuidada; introduce a Dios en todo.
    La fe siempre dice: “Subamos luego, y poseámosla; que más podremos” (v. 30).
    2 Cor. 1:20 “todas las promesas de Dios son en él sí y en él amén.”
    Si primero miramos a Dios, nuestros “goliats” serán como langostas.









LAS SERPIENTES DEL DESIERTO

Números 21:4–9


    Nuestro Señor da la clave interpretativa en Juan 3:14-15.
    Jesús recuerda a Nicodemo aquel hecho creído por todos en la antigüedad.
    Israel olvidó los juicios de Egipto y su libertad alcanzada.
    Sólo pensaban en satisfacciones estomacales antes que espirituales.
    Se originan las serpientes venenosas por sus murmuraciones. (5)


  I.      LA REALIDAD DEL PECADO
    No se trata de un juego de palabras e ideas fantásticas.
    Desgraciadamente la presencia de serpientes se hace sentir.
    Todo pecado es siempre contra Dios (v. 5) (Mat. 25:41-46).
    Pecaron contra toda la Ley de Dios.
    Las gentes buscan sus satisfacciones en la carne y en el mundo.
    “Pan liviano”. Las provisiones de Dios llegan a ser un fastidio.
    Hallan su satisfacción en todo lo que el “Egipto” puede darles.


  II.      LOS RESULTADOS DEL PECADO
    El pecado nos pone siempre a merced de las serpientes.
    2 Cor. 4:4; nos ciega. Ef. 2:2; mundanaliza y domina. (1 Jn. 5:19).
    ¡Cuántas lágrimas! Por los sufrimientos que está causando.
    No hay quien escape; no hay medicina; y al fin mata. (Rom. 6:23).
    Estas serpientes hablan de Satán con su astucia y su engaño.
    A causa de las murmuraciones muchos murieron. (Sal. 58:1-5).


  III.      EL REMEDIO SEÑALADO
    Los ruegos de Moisés no sirvieron para alejar a las serpientes.
    Pero Dios les provee de un remedio contra el veneno mortal.
    El pecado sigue su obra destructora, pero el remedio está en Jesús.
    La serpiente levantada fue semejante, mas sin veneno. (Rom. 8:3).
    Así se identificó Jesús en la cruz para salvarnos. (2 Cor. 5:21).
    Fue el único remedio de SALVACION que Dios señaló. (Jn. 3:14-16).


  IV.      LA VALIDEZ DEL REMEDIO
    La posibilidad de salvarse fue cuando Israel confesó su pecado (7).
    Si la ciega murmuración inevitablemente trajo juicio (v. 6),
    la sincera humillación y confesión aseguraron la salvación. (v. 9).
    El medio ya estaba, sólo faltaba apropiárselo para ser eficaz.
    Tal remedio no fue revelado a las obras sino a la fe. (Is. 45:22).
    No debían mirarse a sí mismos ni a otros, sino a la serpiente.
    Aquella serpiente habla de Jesús en la CRUZ del Calvario. (Jn. 3:15).
    Mirar es más fácil que darse vuelta, o levantar una pierna.
 


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