domingo, 23 de febrero de 2014

¿Preparar sermones Biblicos?... Haga una exégesis para profundizar

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6



 
 
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Afortunadamente, la exégesis para la preparación de un sermón no incluye la redacción de uno o dos ensayos exegéticos por semana. Desafortunadamente, la mayoría de los pastores con estudios teológicos, que aprendieron a escribir ensayos exegéticos para un curso, no fueron entrenados de la misma manera para aplicar tales capacidades a la tarea más común de preparar un sermón. Este capítulo trata de llenar ese vacío, al proporcionar un formato manejable a seguir en la exégesis de un pasaje del Nuevo Testamento, para predicarlo con confianza.
La exégesis para un sermón no es diferente de la que se requiere para un ensayo, pero es distinta en el tiempo requerido y en su meta. Este capítulo, por tanto, es una versión mezclada de la guía completa usada para los ensayos exegéticos bosquejada en los capítulos I y II. (Si por alguna razón parte de esa enseñanza nunca se aprendió o se ha olvidado, podría tomarse tiempo para repasar esos dos capítulos).
Aunque el proceso de la exégesis no se puede definir de nuevo, la manera como se hace puede adaptarse considerablemente. En el caso de la preparación de un sermón, la exégesis no puede ser tan exhaustiva como la del ensayo. Afortunadamente, esto no significa que no pueda ser adecuada. La meta de esta guía breve es ayudar al pastor a extraer del pasaje lo esencial que atañe a la buena interpretación y exposición (explicación y aplicación). El producto final, el sermón, puede y debe basarse en la investigación reverente y erudita. El sermón, como acto de obediencia y adoración, no debe encubrir la mala preparación con un abrigo de fervor. Que el sermón sea emocionante pero también en todo fiel a la revelación de Dios.
El capítulo está dividido en dos partes: (1) una guía a través del proceso exegético y (2) algunas breves sugerencias acerca del paso del texto al sermón, es decir, la preparación del sermón. La guía es para el pastor que dispone de diez horas o más a la semana para la preparación de un sermón (aproximadamente cinco para la exégesis y el resto para el sermón). Cada sección de la parte exegética de la guía contiene una sugerencia del tiempo que se dedicaría a los asuntos considerados en esa sección. Aunque las cinco horas fueron asignadas arbitrariamente, serían el tiempo mínimo que un pastor debe dedicar al aspecto investigativo de la preparación de un sermón. Según el pasaje en particular, el tiempo disponible en una semana determinada, y la familiaridad con el texto y los recursos exegéticos, el tiempo de estudio varía. El punto aquí es que los sermones buenos y exegéticamente sólidos pueden producirse en diez horas, y esta guía puede ayudar a lograr ese fin.
A medida que uno se va familiarizando con los pasos y los métodos, puede llegar al punto de prescindir de la referencia a la guía. La meta es ayudar al pastor a comenzar, no que se deba usar la guía siempre.

  A. LA TAREA EXEGETICA

La predicación bíblica del Nuevo Testamento es, por definición, causar un encuentro entre las personas del siglo presente y la Palabra de Dios, hablada por primera vez en el primer siglo. La tarea de la exégesis es descubrir esa Palabra y su significado en la iglesia del primer siglo; la tarea de la predicación es conocer bien tanto la exégesis del texto como las personas a quienes se ha de predicar la Palabra de nuevo, como Palabra viva.
La cuestión es dónde empezar. El lugar obvio para comenzar es la elección del texto, pero ¿qué lleva a esa elección? (1) Mientras usted estudia el texto bíblico, reconoce la necesidad de aplicar un pasaje determinado a la congregación; o (2) Usted reconoce cierta necesidad de la gente y se dirige a la Biblia en busca de un mensaje que enfrente esa necesidad. El bosquejo que sigue supone el enfoque anterior, es decir, que el texto bíblico determina la dirección del sermón.
El gran riesgo de predicar a través de un libro de la Biblia, o de permitir que el texto determine el sermón, es que el sermón puede convertirse en un ejercicio de exégesis. Tal “sermón” es una exposición sin objeto, información sin enfoque. Eso puede estar muy bien en una clase de escuela dominical, donde uno va a través de un pasaje, exponiendo y aplicando según convenga, pero no es predicación. La predicación debe basarse en exégesis sólida, pero no es un despliegue de exégesis. Más bien, es exégesis aplicada, y debe tener un objetivo si ha de funcionar apropiadamente.
A través de la tarea exegética, por tanto, se deben buscar dos fines: (1) Aprender lo más posible acerca del texto, su propósito principal y cómo todos los detalles se combinan para lograr ese propósito (reconociendo que no todo lo que uno aprende debe incluirse en el sermón; (2) pensar en la aplicación del texto, lo cual especialmente en este caso incluye el uso discerniente de todo lo que se ha aprendido en el proceso exegético. Usted debe vencer el impulso de incluir en el sermón todo lo que ha aprendido en la exégesis.
Los pasos siguientes se ilustrarán regularmente con dos textos, uno de las epístolas (1 P 2:18–25) y uno de los evangelios (Mr 9:49–50). El primero se escogió por sus problemas hermenéuticos (¿cómo se nos aplican hoy las palabras dirigidas a los esclavos del primer siglo?); el segundo porque son enseñanzas difíciles de Jesús. Se espera que uno no siempre descuide o deje de predicar sobre textos como estos.

  1. PARA COMENZAR (Dedique aproximadamente una hora y veinte minutos)

Es importante que al comienzo tenga una buena percepción preliminar del contexto y contenido del pasaje. Para hacer esto bien será necesario hacer lo siguiente:

  1.1. Lea el contexto mayor
No debe estar tan preocupado por encontrar el significado del texto que no dedique tiempo a ver como encaja en el libro bíblico acerca del cual predica. Recuérdese siempre que el texto es sólo una pequeña parte de un todo, y el autor bíblico nunca tuvo la intención de que el texto se considerara de manera independiente del resto de lo que dijo.
Por lo tanto, debe acostumbrarse a leer el pasaje en su contexto mayor. Y entonces léalo de nuevo, tal vez en una traducción diferente la segunda vez. Si estudia una de las epístolas más cortas, lea la epístola completa, pensando cuidadosamente acerca del argumento del autor y cómo el pasaje encaja en él. Si es una epístola más larga, lea varias veces la sección en la que se encuentra (e.g., 1 P 1:1 a 3:12 ó 22). Si está en los evangelios, escoja una sección mayor como contexto (v.g., Mr 8:27 a 10:16; permita que los comentarios lo orienten aquí si es necesario), y lea mucho, de modo que con facilidad repase en la mente lo que está antes y después del texto.
Si se prepara para predicar a través de un libro de la Biblia, es necesario entonces dedicar un tiempo adicional al comienzo y trabajar en el paso 1 del capítulo I (I.1). El conocimiento del libro completo debe preceder al trabajo en cualquiera de sus partes.

  1.2. Lea el pasaje varias veces
Ahora haga lo mismo con el pasaje. Sólo que esta vez se lee repetidamente en busca de su contenido básico. Lea el pasaje en voz alta. Considérelo como una unidad que le comunica la Palabra de Dios a usted y su congregación. Conozca el pasaje y retenga lo esencial mientras sigue los cinco pasos siguientes. Tal vez pueda leerlo en diferentes traducciones que la congregación conozca y use, y haga una lista de las diferencias importantes.
También existe la posibilidad de hacer un ajuste en los límites del pasaje, ya que las divisiones de los capítulos y versículos como aparecen ahora son menos importantes que la composición del original y no siempre son confiables. Compruebe comenzando unos pocos versículos antes del principio del pasaje, y siga algunos versículos después del fin. Deben ajustarse los límites si es necesario (acorte o expanda el pasaje para que coincida con los límites más naturales si su conocimiento del pasaje lo requiere así). Resultará claro mediante este examen, por ejemplo, que 1 P 2:18–25 es la unidad con la que se debe trabajar. En el caso de Mr 9:49, 50 también resultará claro que esto es una unidad en sí, unida por la palabra “sal”, pero el gar (por) en v. 49 también lo vincula con lo que precede, así que en este caso uno haría bien en incluir los vv. 42–48 en el trabajo exegético, aun si se limitara el sermón a los vv. 49, 50. Una vez satisfecho de que el pasaje está bien delimitado, y conoce el contenido y el modo en que las palabras y los pensamientos fluyen, proceda al paso 1.3.

  1.3. Haga su propia traducción
Intente esto, aunque su conocimiento del idioma griego esté latente o débil. Para esta tarea debe emplearse una de las ayudas señaladas en IV.4. Puede comprobar su trabajo al referirse, cuando sea necesario, a una o dos de las mejores versiones modernas.
La traducción propia tiene varios beneficios. Uno es que le ayuda a observar cosas del pasaje que no se notarían en la lectura, incluso en el original. Mucho de lo que se comienza a notar dará pistas para los pasos 2.1 a 2.6. Por ejemplo, se debiera percatar de preguntas textuales que afecten el significado del texto, el vocabulario especial del pasaje, sus características gramaticales, y los aspectos histórico-culturales, ya que estos asuntos vienen naturalmente a la atención al traducir las palabras del pasaje. Además, usted es el experto en su congregación y conoce el vocabulario y el nivel educativo de los miembros, el grado de su conocimiento bíblico y teológico, etc. En realidad, usted es la única persona capaz de producir una traducción significativa de la que se pueda servir en todo o en parte durante el sermón, para asegurar que la congregación entiende la verdadera fuerza de la Palabra de Dios como la presenta el pasaje.

  1.4. Compile una lista de opciones
Al hacer su traducción, necesita mantener una lista de opciones de traducción de carácter textual, gramatical, lingüístico o estilístico. No tiene que ser una lista larga; deben incluirse sólo cosas importantes. Esta lista puede servir como un punto de referencia para los asuntos del paso 2. Por ejemplo, la lista para Mr 9:42–50 deberá incluir los asuntos textuales en los vv. 42, 44, 46 y 49; las palabras skandalízo (ofendo, peco, tropiezo, destruyo), géenna (infierno), hálas (sal), zoé = basileía toú theoú (vida = reino de Dios) en vv. 43, 45, 47; y la cuestión gramatical relacionada con gár en el versículo 49.
La cantidad de esas opciones que deben mencionarse en el sermón será un asunto de juicio personal. En cualquier caso, es mejor excederse en la restricción, no sea que el sermón se vuelva confuso. En 2.1 se dan sugerencias sobre aspectos textuales. Se trata de la importancia de la comprensión del pasaje. Algunas veces uno puede sencillamente escoger su opción como aparece en una de las traducciones y decir: “Como traduce la Reina Valera, revisada …” o “En mi punto de vista la NVI tiene la mejor traducción aquí …” Si el asunto es más determinante, relacionado con el significado del texto, o lo que se quiere enfatizar, entonces será apropiado dar un breve resumen de la razón para creer que la evidencia lleva a su elección (o por qué uno piensa que la evidencia no es decisiva).

  1.5. Analice la estructura
Otra manera de observar el texto de modo preliminar también puede ser de inmenso valor. Es importante no sólo que uno esté al tanto de los detalles que necesitan investigarse, sino también que se tenga un buen conocimiento de las estructuras del pasaje y del flujo del argumento. El mejor modo de hacer esto es transcribir el texto griego a un esquema de flujo de oración como se describe en II.2.1. La gran ventaja de este ejercicio es que le ayuda a imaginar la estructura del párrafo, y también lo obliga a decidirse sobre asuntos sintácticos. En realidad, casi siempre esto ayudará a darse cuenta de asuntos que se pasaron por alto aun en la traducción.
Por ejemplo, un diagrama de flujo de oración de 1 P 2:18–25 le ayudará a ver no sólo que en los vv. 18–20 el punto principal de exhortación es que uno debe dejar el asunto en las manos de Dios cuando se sufre injustamente, sino también que el ejemplo de Cristo dado en los vv. 21–25, el cual refuerza la exhortación, tiene dos partes: (1) el hecho de que “Cristo padeció por ustedes” (v. 21) y al mismo tiempo (2) “dejándoles ejemplo, para que lo sigan” (v. 21). Las cuatro cláusulas relativas que siguen (que de otro modo serían pasadas por alto) recogen estos dos temas: Las primeras dos (vv. 22, 23) hablan de su ejemplo; las otras dos (vv. 24a–b, 24c) explican sus sufrimientos por ellos, según Isaías 53. Todo eso pudiera verse al traducir, pero el diagrama de flujo de oración, sobre todo cuando se emplea el código de colores, hace todo esto claramente visible.

  1.6. Comience una lista útil para el sermón
De la misma manera que usted compiló la lista de opciones mencionadas en 1.4 (y tal vez incluyendo dicha lista), mantenga a la mano una hoja de papel para anotar las observaciones del trabajo exegético en el pasaje que merezcan mencionarse en el sermón. Esta lista debe incluir los puntos descubiertos a través de los pasos 1–5 en este capítulo, y proveerán una referencia fácil conforme se elabora el sermón.
¿Qué incluir? Incluya cosas por las cuales se sentiría defraudado si no las conociera. No deben limitarse a observaciones que cambien la vida, pero tampoco deben ser insignificantes ni arcanas. Si algo realmente le ayuda a apreciar y entender el texto de manera que de otro modo no sería obvia, entonces póngalo en la lista mencionada.
Amplíe al principio. Incluya todo lo que merezca mencionarse porque la congregación podría sacar provecho al conocerlo. Después, cuando escriba o bosqueje el sermón, tal vez tenga que excluir algunas o la mayoría de las cosas de la lista mencionada, a causa de la presión del tiempo. Esto será así especialmente si el sermón no tiene un formato más rígidamente expositivo. Además, en perspectiva verá sin duda que ciertas cosas que se incluyeron al principio para mencionarse no son tan determinantes como se pensaba. O, a la inversa, puede hallarse que se tiene tanto de importancia para presentar a la congregación que será necesario preparar dos sermones sobre el pasaje para exponerlo bien.
Recuerde que la lista no es un bosquejo del sermón, como tampoco una pila de madera constituye una casa. La lista de cosas por mencionar es un registro tentativo de las observaciones obtenidas por exegésis que la congregación merece oír y puede en realidad beneficiarse de ellas.


  2. ASUNTOS DE CONTENIDO (Dedique aproximadamente una hora)

Los pasos en esta sección están relacionados con las varias clases de detalles que integran el contenido del pasaje, el “qué” del texto. Las cuestiones a tratar son cuatro en cualquier pasaje del NT, a saber, textuales, gramaticales, lingüísticas e histórico-culturales.

  2.1. Busque asuntos textuales de importancia
Refiérase al aparato textual en el NA26. Busque variaciones textuales que afectarían el significado del texto para la congregación en la traducción en castellano. Estas son las variantes textuales importantes. No tiene caso concentrarse en las variaciones menores que no hacen mucha diferencia en las traducciones al castellano. Aquí será de especial ayuda haber leído el pasaje en varias traducciones al castellano, como se sugirió en el paso 1.2. Cuando la variación textual sea responsable de las diferencias, inclúyala en la lista de opciones (1.4). Será necesario evaluar las variaciones principales para determinar cuál es más probable que sea la original y por qué (véase II.1), en especial cuando hay diferencias entre las traducciones que la congregación usa.
La cuestión de cuántas cosas pueden incluirse en el sermón es complicada, porque éste es un aspecto que puede algunas veces perturbar a los creyentes (tiene que ver con la confiabilidad de las Escrituras para muchos). La regla es: casi nunca explique a la congregación cómo arribó a una decisión en particular. Debe incluirse el razonamiento sólo en las situaciones siguientes: (1) Cuando son decisiones textuales mayores que se reflejan en las traducciones que usa la gente (v.g., la RVR [’60], la NVI y la Biblia de las Américas en 1 Co 11:29). (2) Cuando su selección difiera de la Biblia que usa la congregación (no critique la versión que use otra congregación cristiana). (3) Cuando una nota textual ayude a que las personas vean cómo se entendía, o no, el texto en la iglesia primitiva. Por ejemplo, uno puede mostrar que en Marcos 9:49 el texto Occidental aliviaba lo que de otro modo es una enseñanza difícil, pero al mismo tiempo, al conformarlo a Lv 2:13, ha dado considerable luz al posible trasfondo de la enseñanza original. Eso puede formar parte de la explicación del texto mientras se expone su significado a la congregación.
Por otra parte, el intercambio entre humón (vuestro) y hemón (nuestro) en 1 P 2:21 puede mencionarse, o no, dependiendo de si uno desea subrayar el punto de que Cristo sufrió por esos siervos/esclavos cristianos. En ese caso uno podría decir: “Con el propósito de reforzar su mensaje que estos esclavos debían seguir el ejemplo de Cristo, Pedro les recordó también del efecto del sufrimiento de Cristo, es decir, que fue por ellos. En algunas traducciones se hallará el v. 21 traducido ‘Cristo padeció por nosotros’, y aunque es cierto y aparece en el v. 24, eso no es lo que Pedro propone en el v. 21. Aquí la evidencia más antigua y confiable, que ha sido incorporada a la mayoría de las traducciones más nuevas, es preferible por tener el texto original …”

  2.2. Anote cualquier asunto gramatical que sea raro, ambiguo o de alguna importancia
Su principal interés es aislar las características gramaticales que puedan tener algún efecto en la interpretación del pasaje. Aquí en particular aprenderá más de lo que tendrá ocasión de presentar. Por ejemplo, al analizar la expresión ambigua diá suneídesin theoú (por su sentido de responsabilidad delante de Dios [NVI]; por causa de la conciencia ante Dios [BA]) en 1 P 2:19, será necesario que decida acerca de la fuerza del genitivo, pero no necesita dar la información gramatical a la congregación.
A veces, por supuesto, una explicación gramatical puede ser especialmente útil. El gár (porque) en 1 P 2:25, por ejemplo, se puede mencionar como explicativo de que “sanados” del v. 24 debe de ser una metáfora para la salvación en este caso, no una referencia al saneamiento física. Así mismo, la diferencia entre un genitivo objetivo y uno subjetivo debe explicarse a veces para que la fuerza de su exégesis se pueda ver con más claridad (véase II.3.3.1). La forma de tratar gár en Mr 9:49 puede variar. Probablemente sería apropiado hacer notar (tal vez en la introducción del sermón) que mediante el empleo de esa palabra Marcos se proponía enlazar estas enseñanzas con lo que precedía pero esa conexión no está del todo claro; más adelante en el sermón, después de haber dado su interpretación del texto, usted puede comentar de nuevo sobre cómo estas enseñanzas se pueden ver ahora relacionadas con las precedentes.

  2.3. Haga una lista de términos claves
En este punto puede repasar la lista en 1.4, y buscar términos claves que puedan necesitar explicación en algún punto en el sermón. Por ejemplo, la lista preliminar de 1 P 2:18–25 debiera incluir lo siguiente (de la RVR): criados, sufrir, aprobación, llamados, ejemplo, madero, herida, sanados, Pastor, Obispo. Debe comprender a satisfacción los matices de significado especiales de todas esas palabras del pasaje, pero no debe sentirse obligado a explicar todo en el sermón. Probablemente sería de alguna importancia por ejemplo, indicar que aunque oikétes significa sirviente doméstico, tales sirvientes eran casi siempre esclavos; y sería de algún interés decir que los mólops que Cristo sufrió por las salvación de estos esclavos se refería a los verdugones causados por los latigazos, lo cual muchos de ellos sin duda habían experimentado (cf. v. 20).

  2.4. Haga un estudio breve de palabras decisivas
Algunas veces una o más de las palabras son tan importantes para el sermón que uno querrá investigarlas más allá de los confines del pasaje, para una mejor comprensión de lo que significan en el pasaje. “Sal” en Mr 9:49, 50 es un ejemplo obvio; pero como su significado se relaciona con asuntos histórico-culturales, lo dejaremos hasta 2.5. En 1 P 2:19, 20, el uso de járis por Pedro es diferente del significado ordinario que le dan Pablo y la mayoría de los cristianos, pero ¿significa “aprobación” (RVR), o “gracia” (BA)?
Para el estudio de palabras siga el método descrito en II.4, pero use el tiempo sabiamente. En Bauer y la concordancia griega podrá fácilmente discernir sus posibles campos de significado. Deberá observar el uso en 1 Pedro especialmente y cómo difiere del de Pablo. Aquí hará un favor a los oyentes al compartir con ellos una forma condensada de parte de la información pertinente. El empleo de Pablo de járis, después de todo, no es el único bíblico, y los oyentes necesitan saberlo.

 
2.5. Investigue asuntos histórico-culturales importantes
La mayoría de las personas de la congregación recibe ayuda cuando se explican asuntos histórico-culturales que en realidad son importantes para el significado del texto. Para lo que necesita investigarse y algunas sugerencias bibliográficas, véase II.5.
En los dos pasajes que se usan como ejemplo hay por lo menos dos asuntos en cada uno que merecen su atención. En Mr 9:49, 50 probablemente será útil hacer una breve investigación del término géenna (Gehena = infierno) y la fuerza de la metáfora de estas enseñanzas. El término “sal” es por supuesto crucial. Aquí la investigación del uso de la sal en el judaísmo antiguo probablemente será la clave para la interpretación de las tres enseñanzas. Parece que en ellas se hace una referencia metafórica a tres usos, es decir, la sal en los sacrificios, para sabor o conservación y como señal de un pacto.
En 1 P 2:18–25 dedique un breve tiempo para leer acerca de los esclavos en el mundo grecorromano. La congregación merece saber algo acerca de la esclavitud del primer siglo, y cuán radicales debieron ser esas palabras de exhortación. También es de vital importancia para la exégesis trazar con mucho cuidado el uso de Isaías 53 en los vv. 22–25. Respecto a esto se puede consultar uno de los mejores estudios sobre las técnicas judías de exposición bíblica empleadas por los autores cristianos del NT.
Como esta información puede ser tan fascinante, uno puede algunas veces ceder a la tentación de dedicarle una excesiva cantidad de tiempo en el sermón. No permita que tales asuntos lleguen a absorber demasiado tiempo en la predicación. Que estos y otros asuntos sean siervos útiles para la proclamación de la Palabra, pero no deje que la dominen.

  3. CUESTIONES CONTEXTUALES (Dedique aproximadamente una hora)

El análisis de los asuntos de contenido es solamente la mitad de la tarea exegética. Ahora usted debe dar mayor atención a las cuestiones de contexto histórico y literario. El contexto histórico tiene que ver con el medio ambiente histórico general y con la ocasión del documento. El contexto literario tiene que ver con la forma como el pasaje encaja en su lugar en el argumento o narración.
Ya que la naturaleza de los evangelios requiere que uno considere estas cuestiones de manera diferente a la de otros géneros, esta sección, como en el capítulo I, se dividirá en dos partes, una para las epístolas (incluso Hechos y Apocalipsis) y otra para los evangelios.


  3 (E). EPISTOLAS (HECHOS, APOCALIPSIS)

Para la exégesis de un pasaje de las epístolas es necesario familiarizarse con el estudio de I.9–11 (E). Para Hechos véase I:10–11 (H), y para Apocalipsis véase I:9–11 (A).

  3.1 (E). Examine el contexto histórico
La investigación tiene tres partes. En primer lugar, es necesario aprender algo acerca de la situación general de los destinatarios. Si el pasaje está en una de las epístolas paulinas, dedique algún tiempo para familiarizarse con la ciudad y sus habitantes. Para esto puede consultarse uno de los mejores diccionarios (véase II.5.2.1) o la introducción a uno de los mejores comentarios (véase IV.13.3); si usted dispone de tiempo, y tiene interés y recursos (una buena biblioteca cercana), puede investigar más algunos de esos asuntos.
En segundo lugar, necesita familiarizarse con el carácter y composición de la(s) iglesia(s) a la(s) cuál(es) se escribió la epístola. ¿Son principalmente judíos cristianos, no judíos, o combinados? ¿Hay algún indicio sobre su situación socioeconómica? Consulte las introducciones de los comentarios, pero mantenga la atención en el texto bíblico. Por ejemplo, al leer 1 P 1–3 un par de veces (1:1), debe haber observado que los destinatarios son creyentes no judíos (1:18; 2:10; cf. 4:3) y que al menos algunos son esclavos y mujeres (2:18 a 3:7).
Por último, y lo más importante, usted mismo deberá reconstruir, con la ayuda de sus fuentes de consulta si es necesario, la situación histórica que ocasionó esta sección dentro de la epístola. Este es uno de los pasos cruciales en el proceso exegético, porque su carta, después de todo, es una respuesta a algo. Es una ayuda inmensa para la comprensión el descubrimiento cuidadoso de la situación tratada en la epístola. Usted puede lograrlo solo, si el tiempo lo permite, escuchando con cuidado la epístola al leerla. Si es necesario, consulte los mejores comentarios; pero debido a la especulación, compare dos o tres fuentes sobre este asunto. Así para 1 Pedro, aunque algunos detalles diferirán de un comentarista a otro, puede reconocerse fácilmente que la hostilidad de origen pagano es la causa básica de la carta, y nuestro pasaje es una parte de una exhortación sobre cómo debe responder el cristiano a la expresión de esa hostilidad.
Casi siempre es apropiado incluir este material en el sermón. Esto, más que todo lo demás, dará credibilidad a la interpretación, cuando el texto se considera como una respuesta a una situación dada.

  3.2 (E). Examine el contexto literario
Para su texto usted ha llegado a la pregunta exegética esencial: ¿Cuál es el sentido de este pasaje? ¿Cómo encaja en el esquema general de la carta? Y más importante, ¿cómo encaja exactamente en este punto del argumento o exhortación del autor? Para hacer esto bien es necesario tomar tiempo para escribir en la lista útil para el sermón (véase IV.1.6) las dos declaraciones breves sugeridas en I.11 (E), es decir: (1) la lógica y el contenido del pasaje; (2) una explicación de cómo contribuye este contenido al argumento. Este es el lugar donde muchas interpretaciones fracasan. Acostúmbrese a obligarse a hacer siempre eso, aunque los comentarios no siempre lo hacen (éste también es el lugar donde muchos comentarios fallan). Nunca quede satisfecho de que ha hecho su exégesis hasta tener confianza de que puede contestar las preguntas por qué, y qué. Habrá ocasiones, por supuesto, cuando esto es menos claro (v.g., 2 Co 6:14 a 7:1), y uno puede tener cierta indecisión; pero aun en tales casos, siempre debe lucharse con esta pregunta. Para que el sermón tenga integridad como una proclamación del propósito de las Escrituras, debe enfocarse en este asunto, y todas sus partes deben servir a ese enfoque.

Por ejemplo, un sermón sobre 1 P 2:18–25 debe enfocarse en el sentido principal de la exhortación, o sea, dejar el problema a Dios ante la hostilidad y la crueldad, aunque la forma en que se dé ese sentido, y se presenten los argumentos de apoyo de Pedro, variará tanto como los predicadores que haya. Tal vez usted quiera predicar solamente de los vv. 21–25, sobre Cristo como ejemplo y Salvador, pero aun así es bueno ubicar el sermón en su contexto literario de los vv. 18–25.

  3 (Ev). EVANGELIOS

Para la exégesis de un pasaje de los evangelios debe familiarizarse con el estudio de I.9–11 (Ev) y II.6.

  3.1 (Ev). Identifique la forma
No pase mucho tiempo aquí. Lo importante a notar es que en los evangelios existen géneros dentro del género. Las parábolas, por ejemplo, funcionan en cierta manera, como lo hacen los proverbios, o la hipérbole (Mr 9:43–48), o las narrativas. Sobre la literatura para identificar las formas, véase IV.9 (Ev). Esto no es algo de importancia en el sermón en sí, salvo quizá para recordar a la congregación, por ejemplo, que un dicho es proverbial y que los proverbios funcionan en cierta manera (v.g., Mr 9:50a).

  3.2 (Ev). Use una sinopsis
Para llegar al contexto histórico-literario de un pasaje de los evangelios es de gran beneficio aprender a estudiar el pasaje en una sinopsis en griego. Si uno no está familiarizado con el trabajo en una sinopsis, se hará un favor para toda la vida si se dedica tiempo para aprender cuidadosamente los procedimientos bosquejados en II.6, especialmente II.6.3. Lo que usted descubre es cómo el evangelista ha compuesto su evangelio alrededor del texto de estudio; y a menudo es útil ver cómo los otros evangelistas tratan la misma información, ya sea de modo dependiente o independiente.
Así, por ejemplo, no debiera sorprender que ni Mateo ni Lucas siguen totalmente a Marcos de 9:37 a 9:50 (existen varias dificultades inherentes aquí, como ya se habrá percatado al leerlo todo). Ni Mateo ni Lucas incluyen las tres enseñanzas sobre la sal. Por otra parte, se obtendría alguna ayuda en la interpretación de Marcos 9:50a si se reconoce que hay otra versión de la misma enseñanza (o una similar) en la tradición doble. Al menos parte de esta clase de información, sin que trate sobre el problema sinóptico y su solución, puede incluirse en el sermón, como información útil y para reforzar el punto acerca de la dificultad inherente en su comprensión.

  3.3 (Ev). Investigue los posibles ambientes cuando sea apropiado
Si esto es de alguna utilidad para el sermón, uno puede dedicar algún tiempo a pensar acerca del posible ambiente original del pasaje en el ministerio de Jesús (véase II.11 [Ev] y IV.11 [Ev]). Esto será especialmente cierto para muchas de las parábolas. En el pasaje presente, sin embargo, muy poco se gana aquí, ya que esto sería más bien especulativo y ya que la verdadera cuestión contextual aquí es la literaria.
Siempre es apropiado considerar si el pasaje contribuye a la comprensión del medio ambiente del evangelista; o de otro modo, si ese medio ambiente (hipotético) agrega a su comprensión del pasaje. Si como cree la mayoría, el Evangelio de Marcos apareció en Roma durante un tiempo de sufrimiento para la iglesia, y el discipulado para él significa seguir a un Mesías que es siervo sufriente (cf. Mr 8:27–38, etc.), entonces al menos el primero de estos dichos de la sal encaja exactamente en este motivo (después de la segunda predicción de la pasión) como un llamado al discipulado probado por fuego.

  3.4 (Ev). Describa la organización o la adaptación presentes
Este paso se desprende de 3.2 (Ev). El procedimiento puede hallarse en II.6.5–6. Especialmente aquí usted aprenderá más acerca del texto de lo que sea necesario incluir en el sermón. Usted busca las cosas que le den información sobre los énfasis del autor y su propósito al incluir el pasaje exactamente aquí. Así responde a las cuestiones de contexto literario.
Como fue relativamente fácil determinar el contexto literario de 1 P 2:18–25, también es difícil hacerlo con Mr 9:49, 50. Siempre es apropiado ser precavido en tales puntos. No obstante, si uno piensa que puede entender bien el texto en su contexto, entonces no dude en decirlo, con tal que sea claro para todos que usted tiene también algunas” reservas. Busque la ayuda de los mejores comentarios.


  4. LITERATURA SECUNDARIA (Dedique aproximadamente cincuenta minutos)

Usted ha llegado ahora a la conclusión del trabajo básico en el texto. Con la ayuda de varias ayudas exegéticas debe sentir que tiene una buena comprensión del texto, tanto en sus particularidades como en su lugar en el libro bíblico. En este punto debiera tomar tiempo para consultar literatura secundaria.

  4.1. Consulte comentarios
No evite los comentarios; sólo debe asegurarse de que no sea lo primero que lea. Si lo hace, predicará del trabajo que otro hizo en el texto, por bueno que sea, y nunca tendrá la confianza de que el texto es suyo porque lo domina. Pero ahora es el tiempo para mirar algunos comentarios. Debe conseguir para su biblioteca al menos dos de los mejores comentarios de cada libro del NT. Hay tres razones para leer los comentarios en este punto: (1) Buscar las opciones de los comentaristas para algunas dificultades que usted haya tenido en varios puntos de la exégesis. A veces, por supuesto, se consultan los comentarios cuando se encuentre la dificultad mientras se hace la exégesis del texto. (2) Para escuchar al menos otras dos interpretaciones del texto, con las cuales se puede comparar la propia y adaptar si las otras resultan más convincentes. (3) Informarse de los asuntos u opciones que uno pasó por alto en la exégesis que puedan ser decisivos para el sermón. Así, por ejemplo, la lectura de los comentarios sobre 1 P 2:18–25 debe no sólo aumentar la confianza en su trabajo sino también ayudarle en su comprensión del texto.

  4.2. Lea otra literatura
Este es el paso que está condicionado por el tiempo, los recursos y la geografía. Hay veces, como cuando se estudia Mr 9:49, 50 que a uno le gustaría dedicar algún tiempo a leer lo que otros han escrito acerca de esos dichos. Si se presenta la oportunidad, necesita consultar las ayudas bibliográficas enumeradas en IV.13.1–2.


  5. CONTEXTO BIBLICO-TEOLOGICO (Dedique aproximadamente treinta minutos)

Antes de pasar a la aplicación, piense en la relación de este pasaje con otras Escrituras y la teología cristiana.

  5.1. Analice la relación del pasaje con el resto de las Escrituras
¿Qué tiene este pasaje de peculiar o de semejante con otros? ¿Es parecido a otros, o es totalmente único? ¿Cuáles vacíos llena? ¿Hay algo esencial sobre esto en otro lugar? ¿Cómo ayudan otras Escrituras a hacerlo comprensible? ¿Dónde encaja en la estructura total de la revelación bíblica? ¿Qué valor tiene para el estudiante de la Biblia? ¿Cuál es su importancia para la congregación?
Así, por ejemplo, para 1 P 2:18–25 analice brevemente los pasajes similares de Pablo (Ef 6:5–9; Col 3:22 a 4:1; 1 Ti 6:1, 2; Tit 2:9, 10). Es interesante anotar que los pasajes de Efesios y Colosenses suponen amos cristianos, mientras que los demás (incluso 1 Pedro) suponen esclavos cristianos y amos paganos.

  5.2. Analice la relación del pasaje con la teología
¿A cuáles doctrinas teológicas agrega luz el pasaje? ¿Cuáles son sus asuntos teológicos? ¿Puede el pasaje suscitar algunas cuestiones o dificultades acerca de algunos asuntos u opiniones teológicos que necesitan explicación? ¿De qué magnitud son los asuntos teológicos que toca el pasaje? ¿Dónde parece encajar el pasaje dentro del sistema completo de verdad contenido en la teología cristiana? ¿Cómo se armoniza el pasaje con la teología en su totalidad? ¿Son los asuntos teológicos del pasaje más o menos explícitos (o implícitos)? ¿Cómo se puede usar el pasaje para dar a la congregación más armonía o conciencia teológica?

  6. APLICACION (Dedique aproximadamente cuarenta minutos)
Usted debe haber estado pensando al hacer el análisis cómo su pasaje puede aplicarse a su vida y a la de la congregación, pero ahora debe enfocarse directamente sobre la aplicación.

  6.1 Haga una lista de los asuntos de la vida en el pasaje
Haga una lista de los posibles asuntos de la vida mencionados de modo explícito, por referencia implícita, o de inferencia lógica del pasaje. Puede haber sólo uno o varios. Sea inclusivo al principio. Más adelante se pueden eliminar los que, después de reflexionar, se consideren de menos importancia o que no vienen al caso.

  6.2. Aclare el carácter y el campo de aplicación
Organice la lista tentativa (mental o escrita) según el pasaje o sus partes sean de carácter informativo o directivo, y si tratan del campo de la fe o la acción. Aunque esas distinciones son artificiales y arbitrarias en cierto grado, son a menudo útiles. Pueden conducir a aplicaciones más precisas y específicas de la enseñanza de las Escrituras para la congregación, y le ayudarán a evitar las aplicaciones generales y vagas que muchas veces no son aplicaciones en absoluto.

  6.3. Identifique el público y las categorías de aplicación
¿Son los asuntos de la vida del pasaje instrucciones principalmente para personas o para entidades corporativas, o no hay distinción? Si se refiere a las personas, ¿a cuáles? ¿a creyentes o no creyentes; clérigos o laicos; padres o hijos; fuertes o débiles; presuntuosos o humildes? Si se refiere a instituciones, ¿a cuáles? ¿a la iglesia, nación, clérigos, laicos, una profesión, una estructura social?
¿Están estos asuntos de la vida relacionados o confinados a ciertas categorías como relaciones interpersonales, piedad, finanzas, espiritualidad, conducta social, vida familiar?


  B. PASO DE LA EXEGESIS AL SERMON

Lo que usted ha hecho hasta este punto no es el sermón en sí. Ha estado descubriendo el significado del texto en términos de su propósito original. En cierto sentido esa tarea es más fácil que ésta, la preparación del sermón. Aquí el mejor aliado es una buena cabeza, ¡con una imaginación vivaz! En cualquier caso nada puede sustituir el pensar. ¿Cómo convergen la comprensión exegética y los asuntos de aplicación en un solo sermón, con un enfoque claro y un propósito preciso? No puede haber reglas aquí, porque un buen sermón es algo individual. Debe ser su sermón, basado en su exégesis, dirigido a su congregación. Lo que sigue son simplemente advertencias y sugerencias.

  7. DEDIQUE TIEMPO A LA REFLEXION SOBRE EL TEXTO Y A LA ORACION A DIOS.

La predicación no es un asunto sólo de la mente y del estudio; es también una asunto del corazón y la oración. Una vez que la mente está saturada del texto, su significado y sus posibles aplicaciones, dedique tiempo a reflexionar en él en oración. ¿Cómo afecta el texto su vida? ¿A cuáles necesidades personales habla o satisface este pasaje? Tome tiempo para responder personalmente a la Palabra de Dios. Es muy difícil comunicar con urgencia a otros lo que no le ha hablado a uno primero.
Luego pase tiempo en reflexión sobre el texto otra vez, teniendo presente las varias necesidades de las personas de la congregación. ¿Cómo podrá usted, con la ayuda del Espíritu Santo en este sermón, ayudar, alentar, o exhortar con este pasaje? En realidad, cuanto más tiempo les dedique en oración sobre este pasaje, tanto más probable es que preparará un sermón que les hablará a ellos.
Recuerde que a la preparación de un sermón sin el encuentro personal con la Palabra y sin oración probablemente le faltará inspiración; y los sermones predicados por quienes no se han presentado en reverente silencio ante la majestad de Dios y su Palabra probablemente lograrán muy poco.


  8. COMIENCE CON DETERMINACION.

Valiéndose de la lista útil para el sermón y las otras notas que hizo al realizar la exégesis, principie con tres cosas (que estarán sujetas a cambio, por supuesto, conforme el sermón se desarrolla):

  8.1. Puntos principales
El punto o puntos principales del texto bíblico que es necesario proclamar. El sermón necesita enfoque o usted no sabrá lo que trata de lograr, y será difícil entenderle. Decida lo que la congregación necesita saber, o escuchar, del pasaje, a diferencia de lo que usted necesitaba saber para preparar el sermón. Los dos mejores criterios aquí son el propio pasaje y su reacción. Lo que el pasaje trata como importante probablemente es lo que el sermón debe tratar como importante; lo que usted piensa que es de más ayuda e importancia para usted es probablemente lo que la congregación hallará de más ayuda e importancia para ellos.

  8.2. Propósito
El propósito del presente sermón. Decida cómo los puntos anteriores se aplicarán mejor. ¿Es el sermón informativo sobre la fe cristiana, o es exhortativo y trata de la conducta cristiana?

  8.3. Reacción

La reacción que usted espera que logre el sermón. Este es el otro aspecto de 8.2. ¿Espera cambiar un modo de pensar, de conducta, o ambos? ¿Quiere alentar, motivar, llamar al arrepentimiento o llevar a las personas a un encuentro con el Dios viviente? Si la tarea del predicador es “consolar al afligido y afligir al que se siente cómodo tal como se encuentra”, ¿en cuál de estas direcciones lo lleva el texto? ¿En un poco de ambas?
Los últimos dos asuntos tienen que ver con el objetivo del sermón. Un sermón que no tiene objetivo rara vez lo logra. La decisión del enfoque y el objetivo del sermón ayudarán mucho a la elaboración del bosquejo y el análisis del contenido.

  9. DECIDA SOBRE LA INTRODUCCION Y LA CONCLUSION.

El contenido del sermón lo determinará en gran medida la manera como usted piense comenzar y terminar. El final será dirigido por el objetivo (8.3). Por lo general, los buenos sermones comienzan en uno de tres lugares: (1) con el texto bíblico (pero debe ser especialmente cuidadoso aquí no sea que los mate de aburrimiento antes de llegar a la aplicación); (2) con las necesidades de las personas; o (3) de algún modo imaginativo que capte su atención pero que finalmente establezca la relación entre las personas y el texto.

  10. HAGA UN BOSQUEJO.

Ya debe haber surgido un bosquejo de todo el sermón. Tampoco hay reglas aquí; pero se necesita precaución en varias áreas. En primer lugar, no es necesario seguir el bosquejo del texto bíblico. Eso estaría bien para una enseñanza, pero un sermón es algo diferente. Que el bosquejo toque varios puntos del texto, pero la lógica de la presentación sea la suya, de manera que se avance hacia las conclusiones que se haya propuesto en el paso 9.
En segundo lugar, no debe sentirse obligado a incluir en el sermón todo lo que hay en el texto. Sea selectivo. Procure que todo lo que se seleccione sirva al propósito del sermón.
En tercer lugar, decida al principio dónde encajará la exégesis en el sermón. Puede servir de introducción, de la cual el resto del sermón será aplicación, recogiendo los varios puntos de la exégesis; puede venir más tarde, conforme uno pasa del siglo actual al primero, y de regreso. O puede referirse a ella punto por punto al avanzar en el sermón. Pero recuerde que el sermón no es simplemente una repetición de la exégesis. Para ser bíblico, debe dejar que sus palabras sean revestidas de la autoridad de la Palabra como se encontraba en su medio ambiente del primer siglo; pero para ser pertinente, debe cobrar vida esa Palabra en el ambiente del siglo presente.

  11. DESARROLLE EL SERMON.
Este es un asunto sumamente personal. Sea sensato sobre la cantidad de información que incluya de la lista útil para el sermón. Recuerde que una historia bien contada (que sea pertinente al texto) se recordará más que su prosa más elegante. No avance demasiado en el sermón sin el descanso que da una buena y útil ilustración, tanto para ilustrar su mensaje como para dar descanso a la mente de los que siguen su lógica. Para más ayuda en este aspecto, consulte usted otros libros sobre la homilética.

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