miércoles, 27 de abril de 2016

La carne tiene deseos contrarios a los del espíritu, y el espíritu a los de la carne, y éstos se oponen entre sí para que no hagan lo que deseán

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6






La carne y el espíritu
Gálatas 5:16-17

16      Digo, pues: Andad en el espíritu, y no satisfagáis los deseos apasionados de la carne.
17      Porque la carne tiene deseos contrarios a los del espíritu, y el espíritu a los de la carne, y éstos se oponen entre sí para que no hagáis lo que deseáis.

EL REMEDIO PARA GRADAR A DIOS                    LA LUCHA : CARNE -ESPÍRITU
Gálatas 5: 16. Pero digo, andad por el Espíritu, y definitivamente no satisfaréis el deseo de la carne. Que vuestra conducta sea gobernada por el Espíritu, esto es, por el don que Dios os impartió (Gálatas 3:2, 5). Si seguís su dirección e impulsos no seréis dominados por vuestra naturaleza pecaminosa, esto es, por el asiento y vehículo de los deseos pecaminosos (como en Gálatas 5:13), sino que más bien la someteréis. 
Hace falta que salgan las tiernas hojas del roble al comenzar la primavera para deshacerse del resto del follaje marchito que quedó del último otoño. Sólo lo vivo puede expulsar lo muerto. Sólo lo bueno puede echar fuera lo malo. 

El versículo 16 da a entender claramente que hay un conflicto entre el Espíritu y la carne, así que también entre la naturaleza nueva y santificada del creyente y su antigua y pecaminosa naturaleza.

Por tanto, Pablo continúa:
Gálatas 5:17. Porque la carne pone su deseo contra el Espíritu, y el Espíritu contra la carne; pues éstos se oponen el uno al otro … Por cierto, mientras uno se deje guiar por el Espíritu, seguramente no dará satisfacción a los deseos de la carne, pero, ¿cuán a menudo pasa que la persona no deja que el Espíritu le guie?

Y en esas condiciones, dado que el Espíritu persiste, surge un fiero conflicto dentro del corazón del creyente. Los adversarios son: El Espíritu—por eso también la nueva naturaleza habitada por El—por un lado; y en el otro lado: la carne, esto es, “el hombre viejo” de pecado y corrupción (el mismo significado que en los vv. 13 y 19 de este capítulo, y como en Gálatas 6:8; cf. Ro. 7:25; 8:4–9, 12, 13).

En relación con esta contienda, nótese lo siguiente:
(1) El libertino no experimenta este tipo de lucha debido a que sigue sus inclinaciones naturales.
(2) El legalista, destinado a la gracia y la gloria, recordando su pecaminosidad por la ley, pero no queriendo por un tiempo aceptar la gracia, lucha y lucha, mas sin conseguir la victoria o sin experimentar el sentido de un triunfo cierto y final. Esta condición persiste hasta que finalmente la gracia echa abajo todas las barreras de la oposición (Fil. 3:7ss).
(3) El creyente, mientras está en la tierra, experimenta un conflicto agonizante en su propio corazón, pero en principio ya ha ganado la victoria, como lo testifica la presencia misma del Espíritu Santo en su corazón.

Esta victoria será suya en una medida plena en la vida venidera; por lo tanto,
(4) Para el creyente redimido que está en la gloria esta batalla ha terminado. Lleva la corona de la victoria.
Así que, en cuanto al punto (3), el mismo orden de las palabras en el texto—nótese: “pone su deseo contra” y “se oponen el uno al otro”—indican la intensidad de la lucha que dura toda la vida.

Esto muestra que la vida cristiana significa mucho más que el simple hecho de pasar adelante para registrar la decisión de consagración en una reunión de avivamiento después de haber oído un mensaje poderoso, evangélico, y que apela al corazón, y mientras uno está bajo la influencia del canto de viejos himnos familiares entonados por un gran coro.

Cuando, bajo estas circunstancias, el cambio es genuino, ello es algo maravilloso, pero uno debe de tener siempre presente que como regla general un pecador no es salvo totalmente de una sola vez (“¡presto!”). No llega al cielo por un salto prodigioso. Por el contrario, tiene que continuar ocupándose de su salvación (Fil. 2:12). Esto requiere tiempo, lucha, esfuerzo intenso y empeño.

Él mismo es su más fuerte enemigo, tal como Pablo lo afirma al decir, de manera que estas mismas cosas que quisierais estar haciendo, éstas no las estáis haciendo. ¡Qué batalla entre el querer y el obrar! Pablo, escribiendo como hombre convertido (Ro. 7:14–25) y narrando sus experiencias presentes en el “estado de gracia” (para la prueba véase Ro. 7:22, 25), se queja amargamente del hecho de que él practica aquello en lo que su alma ya no se deleita; de hecho, practica lo que su ser regenerado odia (Ro. 7:15). Y clama, “¡Miserable hombre de mí! ¿Quién me librará del cuerpo de esta muerte?” (Ro. 7:24). No obstante, también está totalmente consciente del hecho de que en la lucha entre su propia carne y el Espíritu de Dios, es del todo cierto que el Espíritu—y por tanto también Pablo—tendrá la victoria; por cierto, en principio ya es un hecho ahora mismo.

¿Podría haber habido esta pena tan genuina y teocéntrica por el pecado si Pablo no se hubiera convertido verdaderamente? ¡Por supuesto que no! En consecuencia, este mismo conflicto es la cédula de la salvación del apóstol. De manera que no nos sorprende que la exclamación “Miserable de mí … ¿quién me librará?” sea seguida por, “Gracias doy a Dios por Jesucristo Señor nuestro … Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús” (Ro. 7:25; 8:1; cf. 1 Co. 15:57).

En forma similar, aquí en Gálatas la idea de victoria por medio del Espíritu también es básica para entender correctamente el v. 18. Pero si sois dirigidos por el Espíritu no estáis bajo la ley.

El estar “bajo la ley” significa derrota, esclavitud, maldición e impotencia espiritual, porque la ley no puede salvar (Gá. 3:11–13, 21–23, 25; 4:3, 24, 25; 5:1).

Es el espíritu que nos pone en libertad (Gálatas 4:29; Gá. 5:1, 5; 2 Co. 3:17).

Ser dirigido por el Espíritu

(1) A quien concierne
Según un punto de vista más bien popular la “dirección espiritual” es un don que el Espíritu concede a un grupo selecto, “a los hombres más santos”, la flor y nata del rebaño. Es un don que les es impartido para protegerlos de daños físicos, especialmente cuando viajan, para protegerlos de situaciones peligrosas, y a veces hasta asegurarles el éxito de sus empresas.

Sin embargo, cuando—tomando Gá. 5:18 como nuestro punto de partida—seguimos hacia atrás la línea de pensamiento de Pablo, llega a ser evidente que esta limitación de la “dirección espiritual” a un grupo de supersantos es algo totalmente ajeno a su mente.

A quellos que son dirigidos por el Espíritu (Gá. 5:18) son los mismos que andan por el Espíritu (Gá. 5:16), y vice versa. Volviendo un poco más atrás, notamos que a su vez éstos son los que han sido libertados (Gá. 5:1; Gá. 4:30, 31), los que pertenecen a Cristo (Gá. 3:29), y que son “de la fe” (Gá. 3:9). Por lo tanto, todos los verdaderos creyentes son dirigidos por el Espíritu.

Además, la poderosa influencia que ejerce el Espíritu sobre ellos y dentro de ellos no tiene un carácter esporádico, como si fuera una especie de inyección puesta aquí y allá en los momentos de más necesidad y peligro. Por el contrario, es algo permanente y constante, tal como lo da a entender el tiempo del verbo aquí en Gá. 5:18: Sois dirigidos por el Espíritu. Aun cuando desobedecen al Espíritu—y ellos por cierto lo hacen, como ya lo vimos (vv. 13–17)—el Espíritu no les deja solos sino que obra el arrepentimiento en sus corazones.

Esta exposición está en plena armonía con el único otro pasaje realmente paralelo de las epístolas de Pablo, es decir, Ro. 8:14, “porque todos los que son dirigidos por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios”. Aquí también, el ser dirigido por el Espíritu se presenta como una característica indispensable de los hijos de Dios. Si una persona es un hijo de Dios, es dirigido por el Espíritu. Si es dirigido por el Espíritu, es un hijo de Dios.

(2) Lo que es
Antes de dar una respuesta positiva, sería bueno hacer notar lo que no es el ser dirigido por el Espíritu. Naturalmente, no puede significar ser gobernado por los propios impulsos e inclinaciones pecaminosas, ni tampoco que uno es “guiado fácilmente” a extraviarse por los malos compañeros.

También está excluida definitivamente la idea de aquellos filósofos de la moral, sean antiguos o modernos, que sostienen que todo hombre posee una naturaleza alta y baja, y que cada ser humano tiene el poder dentro de sí mismo para hacer que la primera triunfe sobre la segunda.

Esta idea está totalmente excluida, aun si sólo hubiese esta única razón, que a través de toda la enseñanza de Pablo el Espíritu Santo es una persona distinta, una en sustancia con el Padre y el Hijo. El no es “nuestro otro o mejor yo”. Véase Ro. 8:26, 27; 1 Co. 2:10; 2 Co. 13:14.

Esto muestra también que, estrictamente hablando, el ser dirigido por el Espíritu Santo no puede ni siquiera identificarse con el triunfo que experimenta el “nuevo hombre” (la naturaleza regenerada) dentro de nosotros sobre el “viejo hombre” (nuestra naturaleza corrompida, no totalmente destruida aún).

Esta victoria y la lucha sobre-entendida son muy reales por cierto; con todo, no son en y por sí mismas lo que se quiere decir por ser dirigido por el Espíritu, sino que más bien son el resultado de que el Espíritu mora activamente en nosotros. Esta victoria y lucha se sobreentienden, pero no son fundamentales.

Y, cambiando la voz pasiva por la activa para poder dar una definición, ¿qué significa, entonces, la dirección del Espíritu? Significa santificación. Es aquella constante, efectiva y benéfica influencia que el Espíritu Santo ejercita dentro del corazón de los hijos de Dios, y por la cual son dirigidos y capacitados más y más para vencer el poder del pecado que aún queda en ellos y para caminar por la senda de los mandamientos de Dios, libremente y gozosamente.
Esta definición evita los extremismos.

De esta manera, por un lado, ser dirigido por el Espíritu significa más que ser guiado por él, aunque es verdad que el Espíritu es también nuestro guía (Jn. 16:13; cf. Mt. 15:14; Lc. 6:39; Hch. 8:31; Ap. 7:17).

Pero el solo hecho de que, según el pasaje que ahora estamos considerando (Gá. 5:18), el poder esclavizante de la ley ha sido roto para todos aquellos que son dirigidos por el Espíritu, indica que esta dirección que provee el Espíritu implica mucho más que el simple hecho de “indicar el camino correcto”. Es algo que nos recuerda no tanto del guía indio que les señalaba a los primeros exploradores blancos el paso a través de las Montañas Rocosas, como del ciego de Jericó que fue llevado a Jesús (Lc. 18:40; cf. Mt. 21:2; Lc. 10:34; Jn. 18:28; Hch. 6:12; 9:2).

Sólo mostrarle el camino que debía seguir no le hubiera ayudado en nada. Cuando el Espíritu Santo dirige a los creyentes, Él viene a ser el principio controlador en sus vidas, llevándoles hasta la gloria final.

Por el otro lado, sin embargo, esta presentación también evita el extremo opuesto, que es negar la actividad y responsabilidad humana. El ciego de Jericó no fue cargado o llevado a hombro (2 P. 1:21) a Jesús, sino que él mismo caminó.

Warfield lo ha expresado muy aptamente:
“Su (la del Espíritu) parte es mantenernos en el camino y llevarnos al fin hasta la meta. Pero somos nosotros los que damos cada paso en el camino; nuestros miembros que se cansan con el trabajo; nuestros corazones que se desmayan, nuestro valor que decae—nuestra fe que revive nuestras fuerzas caídas, nuestra esperanza que inyecta nuevo valor a nuestras almas—mientras que subimos paso a paso trabajosamente” (The Power of God unto Salvation, p. 172).

Ser dirigido por el Espíritu Santo, para que sea plenamente efectivo, implica que uno se deja llevar. En cuanto a la interrelación de estos dos factores—la propia actividad de los creyentes y la dirección de Dios (el Espíritu Santo)—no podemos mejorar la declaración de Pablo que fue inspirada por el Espíritu: “Con temor y temblor continuad ocupándoos en vuestra salvación; pues es Dios el que está obrando en vosotros tanto el querer como el hacer por su beneplácito” (Fil. 2:12, 13).

(3) Sus preciosos resultados
a. Quienes son dirigidos por el Espíritu respiran el exhilarativo y vigorizante aire de la libertad moral y espiritual. No estando ya más bajo la esclavitud de la ley, obedecen a los preceptos de Dios con gozo de corazón (Gá. 5:1, 18).
b. Detestan y se oponen vigorosamente a “las obras de la carne” (5:17, 19–21, 24).
c. Aman las Escrituras (cuyo autor es el Espíritu mismo) y al Dios trino revelado en ellas en todos sus maravillosos atributos (Ro. 7:22; cf. Sal. 119; Jn. 16:14).
d. En sus vidas abunda “el fruto del Espíritu” (Gá. 5:22, 23; 6:2, 8–10).
e. Esto acrecienta su libertad de acceso al trono de la gracia (Ef. 2:18; cf. Ro. 5:1, 2; Heb. 4:14–16).
f. También va de la mano con el testimonio del Espíritu en sus corazones, asegurándoles que son hijos de Dios (2 P. 1:5–11; cf. Ro. 8:16).
g. Por último, el fruto del Espíritu que abunda en sus vidas fortalece grandemente el testimonio de ellos en el mundo, y todo esto para la gloria de Dios trino (Hch. 1:8; cf. Jn. 15:26, 27).

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Tú, oh Señor, en el principio fundaste la tierra, y los cielos son obra de tus manos. Ellos perecerán, pero tú permaneces; todos ellos se envejecerán como un vestido.

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




Llevemos a pastos frescos a la congregación
Jesucristo, superior a los ángeles
Hebreos 1:4-14
4 Fue hecho tanto superior a los ángeles, así como el nombre que ha heredado es más excelente que el de ellos. 5 Porque, ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás:
  Hijo mío eres tú;
  yo te he engendrado hoy;
y otra vez:
  Yo seré para él, Padre;
  y él será para mí, Hijo?
6 Otra vez, al introducir al Primogénito en el mundo, dice:
  Adórenle todos los ángeles de Dios.
  7 Y de los ángeles dice:
  El hace a sus ángeles vientos,
  y a sus servidores llama de fuego;
  8 mientras que del Hijo dice:
  Tu trono, oh Dios,
  es por los siglos de los siglos;
  cetro de rectitud
  es el cetro de tu reino.
  9 Amaste la justicia
  y aborreciste la iniquidad;
  por lo cual te ungió Dios,
  el Dios tuyo,
  con aceite de alegría,
  más que a tus compañeros.
  10 Y:
  Tú, oh Señor, en el principio
  fundaste la tierra,
  y los cielos son
  obra de tus manos.
  11 Ellos perecerán,
  pero tú permaneces;
  todos ellos se envejecerán
  como un vestido.
  12 Como a manto los enrollarás,
  y serán cambiados como vestido.
  Pero tú eres el mismo,
  y tus años no se acabarán.
  13 ¿Y a cuál de sus ángeles ha dicho jamás:
  Siéntate a mi diestra
  hasta que ponga a tus enemigos
  por estrado de tus pies?
14 ¿Acaso no son todos espíritus servidores, enviados para ministrar a favor de los que han de heredar la salvación?

La Exaltación de Jesucristo
La superioridad de Jesucristo sobre los ángeles
Hebreos 1:4–14
Si Jesucristo eternamente era Hijo de Dios, ¿cómo es posible que fue hecho…superior a los ángeles (v. 4)? 

El autor está pensando en la exaltación de Jesús a la diestra de Dios, después de que por poco tiempo fue hecho menor que los ángeles (Hebreos 2:9). 

Superior traduce una palabra encontrada trece veces en Hebreos. La encontramos cuatro veces traducida superior y ocho veces traducida mejor; en Hebreos 7:7 se traduce mayor.

 Indica la superioridad de Jesús y el orden que él inició, a todo lo que precedía. Jesús es superior a los ángeles porque no se llama mensajero (el sentido de “ángel”), sino Hijo de Dios.

¿Por qué el énfasis en los ángeles? 
En el primer siglo, los judíos tenían mucho interés en los ángeles. Creían que los ángeles habían traído la ley de Dios a Moisés en el monte Sinaí (aunque el AT no los menciona). 
También pensaban que los ángeles se encargaban de la administración de las naciones del mundo. Estos son los trasfondos de Hebreos 2:2  y  Hebreos 2:5respectivamente. 
Los documentos de Qumrán han revelado otro posible trasfondo para esta sección de Hebreos. Los sectarios de Qumrán esperaban que, en el día del Señor, habría un mesías real y otro sacerdotal, los dos sujetos al arcángel Miguel. 
El autor de Hebreos replica que el Cristo o Mesías no está sujeto a ningún ángel.
Semillero homilético
La superioridad de Jesucristo sobre los ángeles
Hebreos 1:4–14; Hebreos 2:1–18
Introducción
En el primer siglo los judíos tenían mucho interés en los ángeles (ver Exposición).

Debemos reconocer que Jesucristo es superior a los ángeles, pero ¿qué implica reconocer la superioridad de Cristo sobre los ángeles? 
Según Hebreos 1 y 2 implica dos cosas que a continuación quisiéramos analizarlas junto con las razones que nos da el texto para dichas implicaciones.
I.     Reconocer la superioridad de Cristo sobre los ángeles implica que sólo Cristo merece nuestra adoración (Hebreos 1:1–14).
1.     Merece nuestra adoración porque sólo Cristo es llamado hijo de Dios; en cambio los ángeles no (v. 5).
2.     Merece nuestra adoración porque sólo Cristo es adorado incluso por los ángeles, en cambio los ángeles no son adorados (v. 6).
3.     Merece nuestra adoración porque sólo Cristo es Rey, gobernador, en cambio los ángeles son seres subordinados a su autoridad (vv. 7–9).
4.     Merece nuestra adoración porque sólo Cristo es Creador y, por tanto, eterno; en cambio los ángeles son seres creados (vv. 10–12).
5.     Merece nuestra adoración porque sólo Cristo es el Señor, en cambio los ángeles son siervos sometidos a su señorío (vv. 13–14).

II.     Reconocer la superioridad de Cristo sobre los ángeles implica que sólo Cristo merece nuestra obediencia y fidelidad (Hebreos 2:1–18).
1.     Merece respeto y obediencia porque sólo Cristo puede hacer que no nos apartemos del camino de salvación (v. 1).
2.     Merece respeto y obediencia porque de lo contrario sólo Cristo puede darnos un castigo mayor que el que recibieron los que rechazaron el mensaje anunciado por los ángeles (vv. 2, 3a).
3.     Merece respeto y obediencia porque sólo Cristo nos anunció el mensaje de salvación (vv. 3b4).
(1)     Este mensaje fue confirmado por los que lo oyeron con el testimonio de sus vidas cambiadas.
(2)     Este mensaje fue confirmado por Dios a través de milagros y de la presencia permanente de su Espíritu Santo en la iglesia.
4.     Merece respeto y obediencia porque sólo a Cristo le está sujeta toda la creación y el reino venidero, que lo ganó con su muerte (vv. 5–9).
5.     Merece respeto y obediencia porque sólo Cristo por su muerte y sufrimiento nos ha santificado y nos ha hecho hijos de Dios (vv. 10–13).
6.     Merece respeto y obediencia porque sólo Cristo poniéndose en nuestra condición humana derrotó al demonio y nos liberó de su esclavitud (vv. 1415).
7.     Merece respeto y obediencia porque sólo Cristo asumió nuestra condición humana para ser nuestro mejor abogado fiel y compasivo delante de Dios (vv. 1617).
(1)     De esta manera es nuestro único mediador.
(2)     De esta manera es nuestro único intercesor que pide el perdón de Dios por nuestros pecados continuamente por medio de su sacrificio.
8.     Merece respeto y obediencia porque sólo Cristo, que enfrentó en nuestra condición humana las pruebas y tentaciones no sólo nos puede entender, sino ayudar en medio de ellas (v. 18).

Conclusión: 
A la luz de nuestro análisis nos damos cuenta de que sería una terrible equivocación creer, adorar y obedecer otra cosa (ángeles, espíritus, hombres, trabajo, planes y otros) por encima de Cristo. Esto no sólo nos separaría del amor de Dios, del camino de la salvación, sino que nos expondría al terrible castigo de Dios.

A la luz de esto es preciso preguntarnos: ¿A quién estamos adorando y obedeciendo?, ¿en quién está volcada nuestra fe y empeño? Sino es a Cristo, que es el único Señor a quien le debemos adoración y obediencia. 

Hoy es el momento para que podamos arrepentirnos y volvernos a él. Él merece nuestro respeto y obediencia a sus mandatos y enseñanzas, por cuanto sólo él ha entregado su vida por nosotros.


Un factor que contribuyó al marcado interés en los ángeles entre los judíos del primer siglo fue un concepto exagerado de la trascendencia de Dios. 

Los judíos sentían que Dios estaba muy lejos de ellos, y por lo tanto fue natural que buscaran mediadores que pudieran cubrir la distancia entre el hombre y Dios. Esta tendencia de buscar mediadores o intercesores delante de Dios se ha manifestado también en otras ocasiones a lo largo de la historia religiosa de la humanidad. 

Los hombres han construido imágenes en su deseo de traer más cerca al Dios trascendente. Han acudido a héroes del pasado, como los “santos”, que consideran más cerca de Dios. El mismo argumento básico de Hebreos 1 se aplica a todos estos intentos para cubrir la distancia entre Dios y el hombre: Si bien es cierto que nuestro pecado ha aumentado nuestra distancia de Dios, no es menester buscar un mediador que interceda ante Dios. 

Es que Dios mismo cubrió la distancia cuando mandó a su Hijo a tomar la naturaleza humana. El Hijo nos ofrece un acceso a Dios incomparablemente superior a cualquier medio que el hombre pueda concebir.

En los vv. 5–13, Hebreos presenta siete citas del AT que comprueban la superioridad del Hijo a los ángeles. 
Estas son las primeras de muchas citas del AT en la epístola. Notemos algunas características de estas citas. 
Primera, como se mencionó en la introducción, el autor siempre cita conforme a la Septuaginta (LXX), la traducción griega del AT. 
Segunda, cita a los Salmos más que cualquier otro libro. De estas primeras siete citas, por ejemplo, cinco son de los Salmos. 
Tercera, para el autor de Hebreos, las Escrituras son la palabra de Dios. Las cita con las palabras, “Dios dijo”, “dice el Espíritu Santo”, o simplemente, “dice”. 
Finalmente, interpreta las Escrituras de acuerdo con las reglas de interpretación de su día. 
Nosotros interpretamos algunos pasajes de otra manera, porque empleamos distintas normas, pero Dios usó al autor de Hebreos y las costumbres de su día para producir esta joya de la literatura cristiana.

En esta sección, la primera y la segunda citas hablan de la relación entre el Padre y el Hijo. La tercera y la cuarta describen el deber y la naturaleza de los ángeles, mientras que la quinta y la sexta ensalzan la eterna majestad del Hijo. La última combina este tema de la majestad con el de su relación con el Padre.

En el v. 5, el autor cita primero el Salmo 2:7
Aunque a los ángeles como un grupo se les llama hijos de Dios (Gén. 6:2; Job 1:6), ningún ángel es llamado “hijo de Dios” en singular. Por otro lado, en este Salmo ya reconocido por los judíos como mesiánico, Dios reconoce al Mesías como su Hijo. 

Se han hecho muchas sugerencias en cuanto a hoy: el día de la encarnación, el del bautismo de Jesús, el de su resurrección, el de su ascensión al trono o “el día de la eternidad”. 

Sin embargo, en esta cita el énfasis del autor está en la identificación del Cristo como Hijo de Dios, y es probable que no pensaba en una fecha específica para la segunda parte de la cita.

La segunda cita es de 2 Samuel 7:14 o 1 Crónicas 17:13, enunciados iguales en la LXX y en el hebreo. El contexto original es la promesa de Dios a David acerca de su hijo Salomón, pero los judíos esperaban un cumplimiento más pleno de la profecía en otro descendiente de David. A ningún ángel hizo Dios una promesa semejante.
Implicaciones de la superioridad de Cristo
1. Una primera verdad que resulta de este pasaje es que Cristo es superior a los ángeles y, por ende, a todo lo creado

Al igual que los destinatarios del libro de "Hebreos", cuántos católicos tienen a los santos y vírgenes por encima de Cristo (por ignorancia o tradición). 

Tienen la necesidad de saber que Cristo es el único y suficiente mediador entre Dios y los hombres. Pero, también, cuantos protestantes nominales tienen sus actividades cotidianas, sus planes, sus diversiones y comodidades, por encima de Cristo. 

Necesitan también saber que Cristo es el único Señor a quien hay que dedicarle como sacrificio nuestras vidas y lo mejor de ellas.

2. Una segunda verdad que resulta de este pasaje es que aceptar la superioridad de Cristo sobre los ángeles y todo lo creado, significa no solamente creer sino demostrar en la práctica de vida lo que creemos a través de acciones concretas de obediencia a sus mandatos y enseñanzas. 

Pero cuántos nos quedamos solamente en esa primera parte de la simple asimilación mental, recibimos la verdad como un mero dato de conocimiento, conocemos que Cristo es superior a los ángeles y a todo lo creado y lo aceptamos pero sólo en la dimensión de saber.
Introducir al Primogénito en el mundo (v. 6) puede referirse al nacimiento de Jesús, a su exaltación, o a su segunda venida. Es difícil saber a cuál se refería el autor, pero la consideraba una gran victoria del Primogénito. 

Primogénito puede sugerir el que nació primero, pero aquí no significa que hubiera un tiempo en que el Hijo no existía. Más bien, denota su primacía y autoridad sobre el reino de su Padre. También, en el AT el primogénito es especialmente dedicado al Señor (Éxo. 13:2). 

Esta tercera cita corresponde a una cláusula de Deut. 32:43 en la LXX, aunque no aparece en el texto hebreo que tenemos hoy. Es probable que los traductores utilizaron un texto hebreo que contenía la cláusula.

En Deuteronomio 32:43, y en un pasaje semejante en el Salmo 97:7, la adoración se dirige a Jehovah. Para el autor de Hebreos, el Hijo merece igual honor con el Padre, y lo dicho de Dios se puede aplicar a Jesucristo, porque es Dios igualmente con el Padre.

En el v. 7, cita el Salmo 104:4, otra vez de acuerdo con la versión griega. El autor de Hebreos quiere señalar el contraste radical entre esta descripción de los ángeles como meros servidores mudables y aun perecederos, y la del Hijo en las citas que siguen, como rey eterno. Aunque “espíritus” es otro sentido de la palabra traducida vientos, el paralelismo con llama de fuego hace claro que se trata de elementos de la naturaleza.

El Salmo 45:6, 7, aplicado originalmente a un rey en su coronación, sirve para describir el reino eterno de Jesús (vv. 8, 9). 

No es servidor, sino rey. Si los ángeles también reinan, como pensaban los judíos del primer siglo, Cristo es superior a ellos y a todos los demás reyes, sus compañeros. Y Él no es una creación que pueda cambiar o dejar de existir, sino un Rey Eterno. Aun se le llama Dios. La referencia a la rectitud y justicia de Jesucristo no es un contraste con los ángeles, sino que introduce un tema que será importante en la carta (ver Hebreos 5:9; Hebreos 7:2; Hebreos 12:23; etc.).

El Salmo 102:25–27 confirma la eternidad del Hijo (vv. 10–12). 
Existió antes de la creación del universo y existirá después de su destrucción. Los ángeles son parte de la creación, pero el Hijo podría descartar esta creación y hacer otra como uno cambia de vestido. Como en el v. 6, también en los vv. 8–12, Hebreos aplica a Jesucristo lo dicho en el AT de Jehovah.

V. 13. La última cita en esta serie es del primer versículo del Salmo 110, un Salmo de importancia especial en Hebreos y en todo el NT. Se cita en forma directa o implícita una docena de veces en Hebreos y otro tanto en el resto del Nuevo Testamento. El autor ya había aludido a este versículo en Hebreos 1:3, y ahora lo utiliza para resumir la cadena de textos que comprueban la superioridad del Hijo a los ángeles.

La diestra de Dios es el lugar de suprema autoridad en el universo
Ningún ángel ha recibido una invitación para sentarse en el trono de los cielos, pero el Hijo está sentado allí por invitación divina. 

En la antigüedad, un enemigo vencido mostraba su sujeción por postrarse en el suelo y permitir que el vencedor pusiera el pie en su cuello (estrado de tus pies es una figura sugerida por esta costumbre). Jesús subió a la diestra de Dios con la esperanza de ver sujetados a todos sus enemigos.

De modo que el Hijo, y no los ángeles, ocupa el lugar supremo de autoridad (v. 14). Estos son servidores, un puesto por definición inferior al Hijo (ver v. 7). 

Su servicio a Dios favorece a los que recibirán la salvación: Nosotros, los que profesamos al Hijo como Señor. 

Los ángeles no son nuestros señores, como se presentan en algunos documentos de Qumrán, sino siervos de Dios que él ha mandado para ayudarnos en poseer nuestra herencia.
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martes, 26 de abril de 2016

El es el resplandor de Su gloria y la expresión exacta de Su Naturaleza, Quien sustenta todas las cosas con la palabra de Su poder.

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




Aliementemos con pastos frescos al rebaño del Señor
La definitiva revelación en Cristo
Hebreos 1:1-3
1:1 Dios, habiendo hablado en otro tiempo muchas veces y de muchas maneras a los padres por los profetas, 2 en estos últimos días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por medio de quien, asimismo, hizo el universo.  3 El es el resplandor de su gloria y la expresión exacta de su naturaleza, quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder. Y cuando había hecho la purificación de nuestros pecados,  se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.
Jesucristo y la última profesía
LA ÚLTIMA REVELACIÓN EN JESUCRISTO
Hebreos 1:1-3

Sin saludo u otro preliminar, el autor de Hebreos declara la tesis de su obra. Afirma que Jesús, el Hijo de Dios, es la revelación final de Dios, superior a toda revelación anterior. Luego enumera siete hechos acerca del Hijo.

Esencial al pensamiento de Hebreos es el hecho de que Dios…ha hablado
A través de los siglos, no ha dejado al hombre ignorante de su naturaleza o de su voluntad. Dios es un Dios que se revela, que quiere que lo conozcamos. Constantemente está hablando, buscando al hombre, dándose a conocer. Porque Dios ha hablado podemos tener una relación personal, y podemos entender la naturaleza de su creación y el propósito de Dios para nosotros y para nuestro mundo.
Joya bíblica
Dios…en estos últimos días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por medio de quien, asimismo, hizo el universo (Hebreos 1:1a, 2).
Pero ahora, ha dado su revelación final. Los primeros dos versículos de Hebreos mencionan cuatro contrastes entre las revelaciones del pasado y la revelación final en Jesucristo. 

- Primero, aquellas eran parciales: muchas veces traduce una palabra que significa lit. “en muchas porciones o fragmentos”. La revelación del Hijo, por implicación, es completa.
- Segundo, aquellas revelaciones se dieron en otro tiempo o hace mucho; esta llega en estos últimos días, en el momento crítico cuando Dios finaliza la edad, trayendo la bendición escatológica y el juicio. 
- Tercero, aquellas vinieron de muchas maneras, pero esta viene por la única manera adecuada a una revelación completa: el Hijo. No habrá otra revelación de Dios después, porque la revelación en Jesucristo es la revelación de los últimos días, y porque no hay un mensajero superior al Hijo que se pueda enviar. El vocablo profetas no se debe limitar a los libros que llamamos proféticos en el AT. El autor se refiere a todas las personas que recibieron un mensaje de Dios y lo transmitieron a otros. Según el cap. 3, uno de los principales profetas en este sentido era Moisés, y el cap. 11 menciona a otros que mediaron el mensaje de Dios en otro tiempo
- Cuarto, aquellas revelaciones eran muchas; esta es una. En el pensamiento de Hebreos uno es mejor que muchos porque tiene unidad; una proliferación implica la insuficiencia de miembros de la serie. Estos cuatro contrastes básicos se desarrollarán en toda la carta.

Un ejemplo de la belleza retórica de Hebreos es el hecho de que cinco de las palabras en el gr. de 1:1 empiezan con la letra pi. Este fenómeno, llamado aliteración, es común en Hebreos.

Hebreos ataca directamente la tentación de regresar a la religión anterior. 
Si bien es cierto que Dios ha hablado a los padres, el mismo Dios ha hablado ahora a nosotros. ¿Cómo podemos preferir la revelación anterior e inferior a ésta que nos vino por medio del Hijo? 

Nuestro autor ilumina la superioridad del Hijo con siete características o acciones de él.

1. Dios lo hizo heredero de todo
Hay solamente un Hijo, y su control se extiende a todo. No debemos entender heredero en el sentido de recibir una herencia cuando muere su dueño. El trasfondo de la expresión es más bien el AT, en el cual el hijo mayor tiene autoridad sobre toda la hacienda del padre. Ya que la hacienda de Dios es toda la creación, el Hijo es Señor de todo. 
Tal vez el autor quiera que sus lectores recuerden el Salmo 2:8: Pídeme, y te daré por heredad las naciones, y por posesión tuya los confines de la tierra. En 1:5 se apoya esta alusión, porque cita el versículo anterior del mismo Salmo (Sal. 2:7).

Verdades prácticas
Hebreos 1:1–3
1. No hubo un momento ni una situación en toda la historia humana en que Dios no haya hablado a los hombres, para presentarles su plan salvífico.

Hoy en día Dios está hablando a los hombres a través de diversos instrumentos (pastores, predicadores y laicos) y métodos (campañas masivas, campañas al aire libre, campañas personales casa por casa, mensajes por radio, mensajes por la televisión, y otros más), pero la gran pregunta es, ¿Cuántos le prestan un momento de atención? Muy pocos. Aun, muchos de los que nos decimos ser cristianos o evangélicos, somos lo que dice la carta de Santiago: sed hacedores de la palabra y no solamente oidores (Stg. 1: 22). Pues, si como personas esperamos que se nos escuche cuando hablamos, ¡cuánto más Dios merece ser escuchado!

2. No hubo un momento, ni una situación en toda la historia humana en que Dios no haya buscado entrar en relaciones personales con los hombres, para presentarles su plan salvífico.

Hoy en día los hombres buscan entrar en relaciones con las personas más equivocadas (interesadas, de mal vivir, espíritus, demonios y otros), pero menos con el Dios de amor, que siempre busca entrar en relaciones personales con los hombres, para darles una vida más abundante, una salvación eterna. 

Quizá una de las razones por el que no quieren entrar en relaciones personales con Dios es porque Dios exige demandas éticas, exige compromiso con su causa.

3. No hay otra revelación mayor, completa y directa sino a través del Hijo, de Jesucristo. 
Después de él no puede haber otra revelación. 
Él es la máxima y final revelación que nos fue dada en los últimos tiempos. Hay religiones y sectas que esperan una revelación mayor de Dios. 

Otras consideran el Antiguo Testamento. como la revelación mayor, pero, el autor de Hebreos nos dice que Dios se dio a conocer en forma final y completa a través de su Hijo. 

No debemos esperar otra mayor revelación que la salvación que Dios nos ha dado en su Hijo Jesucristo como prueba de su amor a los hombres.
2. Por medio de él, Dios hizo el universo. 
Dios dispuso de antemano que el fin de la creación es sujetarse al Hijo como su Señor (el heredero). Es propio, entonces, que el Hijo sea su agente en la creación. 

Hebreos dice lit. que por él Dios hizo “las edades”, pero la forma plural de esta palabra adquirió por extensión el sentido que vemos aquí. La idea que el Hijo fue agente de Dios en la creación se encuentra también en Juan 1:3 y Colosenses 1:16

El comentarista F. F. Bruce piensa que los tres autores emplean el lenguaje de un himno o confesión de fe de las primeras décadas de la iglesia.

3. Es el resplandor de su gloria. 

Aunque la palabra traducida resplandor puede significar también “reflejo”, la idea aquí es que el Hijo tiene en sí la misma naturaleza gloriosa del Padre. 

Si Dios es luz, el Hijo es la misma luz brillando en este mundo. La expresión describe tanto la gloria trascendente que caracteriza al Padre y al Hijo, como el hecho de que en la encarnación esta gloria resplandece en nuestro mundo. Es imposible separar el resplandor de la luz, y es solamente por medio del resplandor que vemos la luz.

4. Es la expresión exacta de su naturaleza. 
Esta afirmación es semejante a la anterior. Expresión exacta traduce una palabra que se refiere a la impresión que deja el troquel en una moneda. 
Hebreos emplea esta palabra para enfatizar la correspondencia exacta entre la naturaleza del Hijo y la del Padre: El que me ha visto, ha visto al Padre (Juan 14:9). Esta figura y la anterior declaran, dentro de las limitaciones del lenguaje humano, el misterio de la Trinidad: la unidad y la distinción de las personas divinas.
Semillero homilético
Dios siempre ha buscado entrar en relaciones personales con los hombres
Hebreos 1:1–3
Introducción: 
En el tiempo de la oleada de los OVNIS, la gente se hace muchas preguntas. 
De esas preguntas sin respuestas, queda hasta el día de hoy una: ¿Habrá algún registro o evidencia de comunicación con la tierra, por parte de alguna forma de vida inteligente del espacio extraterrestre? 

¡Los hombres de ciencia responderían todavía diciendo que no! pero, nosotros tendríamos que responder diciendo que si. ¿Por qué?

Porque el pasaje abordado nos habla de que Dios, un ser extraterrestre, creador del universo, siempre ha buscado entrar en relaciones personales con los hombres. Veamos esta evidencia en la palabra de Dios.
I.     Dios les ha hablado a los hombres que vivían en el pasado  (v. 1).
1.     A los hombres del pasado les ha hablado muchas veces.
(1)     Les habló muchas veces a los antiguos, aunque por medios impersonales, indirectos.
a.     Porque los profetas, por su limitación humana no reflejaban toda la realidad divina.
b.     Porque los profetas, por su limitación humana no reflejaban toda la verdad de Dios.
(2)     Les habló muchas veces a los antiguos, aunque en forma incompleta e imperfecta.
a.     Porque los profetas por su limitación humana no captaron ni transmitieron todo el mensaje de Dios.
b.     Porque los profetas transmitieron el mensaje de Dios en términos sólo de promesa y no de cumplimiento.
2.     A los hombres del pasado les ha hablado de muchas maneras.
(1)     Les habló de muchas maneras por medio de los profetas queriendo que los antiguos no queden ignorantes de su naturaleza o de su voluntad.
(2)     Les habló de muchas maneras porque los profetas no eran los canales perfectos para toda la verdad de Dios.
(Continúa más abajo)

5. Sustenta todas las cosas. 
El Hijo creador también lleva todo a su cumplimiento. La idea de Hebreos es semejante a Colosenses 1:17: En él todas las cosas subsisten, pero es más dinámica. Sustenta es lit. “conduce”: no sólo mantener en existencia, sino dirigir, guiar y llevar todo hacia la meta del Creador. 
El Hijo sustenta todo con la palabra de su poder. Según Génesis, la creación se efectuó por el simple hablar de Dios. Así también la palabra es el instrumento para sostener y perfeccionar la creación. De su poder puede ser un genitivo adjetival (un sustantivo usado como adjetivo). En tal caso, la idea sería “palabra poderosa” o “palabra dinámica”. La palabra de Cristo tiene poder y logra su fin.
(Continúa de más arriba)
II.     Dios nos ha hablado a los hombres que vivimos en estos últimos tiempos (vv. 2, 3).
1.     A los hombres de los últimos tiempos nos ha hablado también muchas veces.
(1)     Nos ha hablado muchas veces por el medio más directo y personal, su Hijo.
a.     Ver a Cristo es ver al Padre (Juan 14:9). Así como la impresión que reproduce exactamente y en detalle la forma del sello.
b.     El Hijo fue agente en la creación del universo, fue cocreador.
c.     El Hijo es heredero de toda la creación, el Señor de todo.
d.     El hijo es sustentador, es decir, el que mantiene y guía todas las cosas hacia su fin establecido.
(2)     Nos ha hablado muchas veces a los hombres de estos últimos tiempos el mensaje completo y perfecto de Dios.
a.     Todo lo que Dios quiso decir a los hombres lo dijo a través de su Hijo.
b.     Su Hijo es la revelación mayor y final de Dios a los hombres. No habrá otra revelación de Dios después.
c.     La mayor revelación de Dios a los hombre es la salvación de la humanidad entera. El Hijo efectuó la purificación de nuestros pecados por medio de su sacrificio en la cruz.
d.     El Hijo es la revelación de los últimos tiempos.
e.     El Hijo inaugura la era final, la época del cumplimiento de las bendiciones y del juicio prometido por Dios por medio de los profetas.
2.     A los hombres de los últimos tiempos nos ha hablado por la única manera adecuada y perfecta, su Hijo.
(1)     El Hijo vino a la tierra completamente Dios y completamente hombre.
(2)     El Hijo fue el único y directo canal por el que Dios se acercó a los hombres.
(3)     El Hijo es el resplandor de la luz gloriosa de su Padre, la encarnación del hijo entre los hombres es el resplandor de la luz divina que visita a los hombres, así como el resplandor del sol llega hasta la tierra. En Jesús Dios había entrado en la humanidad, la eternidad había invadido en la historia del hombre trayendo la vida y la salvación.
Conclusión: 
En todo este mensaje está presente la verdad de que Dios está constantemente preocupado en entrar en relaciones personales con el hombre, para darse a conocer y hacer conocer su plan de salvación. 

Esta iniciativa divina y esta perseverancia de Dios tienen suficientes motivos para llenarnos de admiración y confusión, pero también de gratitud maravillosa: ¡Oh Jehovah, Señor nuestro…! ¿qué es el hombre para que de él te acuerdes? (Sal. 8:1a, 4a; Heb. 2:6), al mismo tiempo se despierta en nosotros el sentido de responsabilidad: ¡ese Dios que nos habla y actúa buscando comunicarse con nosotros para ofrecernos una vida más abundante, tiene derecho a nuestra atención, no podemos quedar con los brazos cruzados! 

Su palabra nos compele a tomar una decisión de aceptar o rechazar el entrar en relaciones con él. No podemos rechazar semejante demostración de amor y perseverancia que muchas veces y de muchas maneras en nuestra vida se ha manifestado y hoy de manera particular. Su amor está a la puerta de tu corazón: déjalo entrar y se alumbrará en tu vida la luz de la vida abundante.

6. Hizo la purificación de nuestros pecados. 
El autor pasa de la naturaleza eterna y de la obra cósmica de Jesucristo a su acción terrenal para los hombres. Las descripciones anteriores del Hijo inspiran nuestra adoración y admiración; esta inspira la gratitud personal. 

Con su muerte en sacrificio Jesús nos limpió de los pecados que hacían imposible que entráramos a la presencia de Dios. La figura de purificación anticipa la descripción de la obra de Jesús en Hebreos, como una expiación y como obra de un sacerdote. Las palabras “por sí mismo”, si son originales, aluden al sacrificio personal que fue necesario para que Jesús nos purificara (ver nota de la RVA). Tuvo que ofrecer su propio ser (aun su propio cuerpo) para nuestra purificación.

La inclusión de esta obra de redención, en la misma serie con la descripción de Cristo como el agente de Dios en la creación, indica la unidad básica entre los eventos de la creación y la redención. Es el mismo Creador que nos purifica en la cruz del Calvario. 
También, el Cristo crucificado es el que sustenta todas las cosas. Por tanto, este evento de redención/purificación es el más importante en toda la historia de nuestro mundo.
La preocupación de Dios de hablar a los hombres siempre en toda situación
El pueblo israelita se encontró en una dura opresión bajo el faraón Ramsés II; a causa de dicha opresión el pueblo gimió y clamó ayuda, pero sólo encontró un cruel silencio en la gente y los dioses de Egipto. Pero el Dios de la Biblia, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios que siempre intervino en la historia humana, no pudo quedar indiferente sin decir ni hacer nada ante dicho sufrimiento, inmediatamente bajó para hablar a Moisés y revelarle su plan redentor para su pueblo sufrido. En medio del sufrimiento y la desesperanza bajó para dar las palabras de consuelo y esperanza a su pueblo por medio de su enviado Moisés. (Éxo. 3:7–10).
7. Se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas. 
La posición a la diestra de un monarca oriental era el lugar de sumo honor y poder. La Majestad significa Dios. Tales circunlocuciones por el nombre de Dios eran comunes entre los judíos del primer siglo. El asiento a la diestra de Dios es el trono del universo. 
Después de su sacrificio Jesús ha alcanzado la posición de Señor de todos. El lenguaje viene del Salmo 110:1, un versículo que Jesús se aplicó a sí mismo (Mar. 12:36; 14:62).
Joya bíblica
…Y cuando había hecho la purificación de nuestros pecados, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas (Hebreos 1:3).
De esta manera, Hebreos define su tema y describe con siete frases sublimes la superioridad de Jesucristo a cualquier otra persona. 

Servir a tal Señor tiene que ser superior a cualquier otra creencia o religión, aun a la que dio Dios en el AT.
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Ustedes fueron llamados a la libertad; solamente que no usen la libertad como pretexto para la carnalidad.

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6





Nos preparamos para alimentar al rebaño
Frutos de la carne y del Espíritu
Gálatas 5:13-26
13 Vosotros fuisteis llamados a la libertad, hermanos; solamente que no uséis la libertad como pretexto para la carnalidad. Más bien, servíos los unos a los otros por medio del amor, 14 porque toda la ley se ha resumido en un solo precepto: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.  15 Pero si os mordéis y os coméis los unos a los otros, mirad que no seáis consumidos los unos por los otros. 
16 Digo, pues: Andad en el Espíritu, y así jamás satisfaréis  los malos deseos de la carne. 17 Porque la carne desea lo que es contrario al Espíritu, y el Espíritu lo que es contrario a la carne. Ambos se oponen mutuamente, para que no hagáis lo que quisierais. 18 Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley. 
19 Ahora bien, las obras de la carne son evidentes. Estas son: fornicación,  impureza, desenfreno, 20 idolatría, hechicería, enemistades, pleitos, celos, ira, contiendas, disensiones, partidismos, 21 envidia,  borracheras, orgías y cosas semejantes a éstas, de las cuales os advierto, como ya lo hice antes, que los que hacen tales cosas no heredarán el reino de Dios. 
22 Pero el fruto del Espíritu es: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, 23 mansedumbre y dominio propio. Contra tales cosas no hay ley, 24 porque los que son de Cristo Jesús  han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. 
25 Ahora que vivimos en el Espíritu, andemos en el Espíritu.  26 No seamos vanidosos, irritándonos unos a otros y envidiándonos unos a otros. 

LA VERDADERA LIBERTAD
La libertad en ser espiritual, Gálatas 5:13-26
En su epístola, el Apóstol no ha definido la libertad espiritual. El ha mencionado la libertad que el cristiano tiene (Gálatas 2:4; Gálatas 4:26, Gálatas 31; 5:1), pero no la ha aplicado prácticamente a la vida cristiana. En esta porción, Pablo menciona la naturaleza de la vida en el Espíritu y es por el poder del Espíritu que el cristiano puede vivir para Dios y no para la carne. La libertad del cristiano no es para pecar sino para servir a Dios.

Pablo recuerda a los hermanos en Galacia que ellos fueron llamados con el propósito de ser libres (v. 13). 
Ellos salieron de la esclavitud del pecado para una libertad en Cristo. La libertad que un cristiano tiene en Cristo es limitada en el sentido que no se puede usar para la carnalidad. Esta es la palabra sarx y es el elemento corrupto de la naturaleza humana. Su apetito son las cosas que no le agradan a Dios. La carne es mencionada por Pablo como la naturaleza pecaminosa (Gálatas 5:13, Gálatas 16, 17). Parece que algunos de los enemigos de Pablo podían argumentar que la vida de la libertad espritual según el evangelio de Pablo podía guiarlos a los caminos del pecado. Por esta razón era importante seguir la ley para que ésto no sucediera. 
El argumento del Apóstol era que la ley tenía el propósito de esclavizar. Pero en el Espíritu, el cristiano sirve a otros en amor. Es el amor de Dios que hace un servicio y es totalmente diferente a la esclavitud externa de la ley. Jesús dio este ejemplo en su vida y en sus enseñanzas (Fil. 2:5–7; Luc. 22:24–27).
Joya bíblica
Más bien, servíos los unos a los otros por medio del amor, porque toda la ley se ha resumido en un solo precepto: Amarás a tu prójimo como a ti mismo (Gálatas 5:13, 14).
Si los gálatas querían seguir a través de un guía en su caminar en la vida espiritual, ese guía es el amor. 

En el amor se cumple toda la ley (v. 14). Pablo cita Levítico 19:18b. El amor no hace el mal a su prójimo, por ésto toda la ley se cumple en el amor. Jesús citó Levítico 19:18b como el segundo mandamiento junto con el primero que fue el amar a Dios sobre todas las cosas y que se encuentra en Deuteronomio 6:4 (Mar. 12:28–31). 

El amor es el cumplimiento del espíritu de la ley y es el amor de Dios que el cristiano experimenta en su relación personal con Cristo. El Apóstol explica más acerca del amor del cristiano en el cumplimiento de la ley en Romanos 13:8–10

El cristiano que es salvo por gracia sin ningún mérito recibe el Espíritu de Dios y trabaja y ama a su prójimo porque tiene el amor de Dios. Este es el cumplimiento de la ley en la nueva dispensación de la gracia.

Esta es la clase de amor que las iglesias en Galacia debían estar experimentando. Las palabras os mordéis y os coméis (v. 15) tienen que ver con animales salvajes que peleaban hasta morir. No sabemos de seguro la razón de estos pleitos. Posiblemente, eran pleitos parecidos a los de Corinto por sus carnalidades (1 Cor. 1:10–12; 3:1–4).

 Los pleitos podían ser por parte de los judaizantes y sus seguidores. Esto no es el ejemplo de hermandad cristiana, al contrario se estaban destruyendo unos a otros.

La respuesta al testimonio que estaban dando en la carne era caminar en el Espíritu (v. 16). Pablo había dicho a los cristianos de Galacia que por fe habían recibido el Espíritu Santo (Gál. 3:2, 5), ahora les dice que anden por el poder del Espíritu Santo. 

Andad está en el tiempo presente que indica algo continuo o un estilo de vida que es habitual. El camino del Espíritu es uno de libertad y de amor. El contraste al caminar en el Espíritu es el satisfacer la carne.

Pablo explica la necesidad de caminar en el espíritu (v. 17). Los deseos de la carne son contra el Espíritu. Todo cristiano tiene dos naturalezas, la pecaminosa que recibimos de Adán y la espiritual que recibimos de Dios cuando se cree, y viene por el Espíritu Santo (2 Ped. 1:4). Estas dos naturalezas se oponen en deseo y propósito.
 La carnal quiere satisfacer sus deseos carnales. La espiritual quiere agradar a Dios. El apóstol Pablo mencionó estas dos naturalezas en conflicto en su propia vida (Rom. 7:7–25, el Apóstol se refiere a la naturaleza espiritual como el deseo interno de hacer el bien). 
Para el cristiano, hacer lo que la naturaleza espiritual pide es experimentar la vida que tiene en Cristo (Rom. 8:2). El cristiano es libre pero su libertad es limitada a no hacer lo malo.
Una libertad disciplinada
Gálatas 5:13–15
En vez de pensar en la libertad como licencia para dar rienda suelta a las personas, Pablo recalca que es para actuar con responsabilidad.
1.     Debemos utilizar la libertad para obedecer al espíritu y no a la            carne, v. 13.
2.     Debemos utilizar la libertad para servir con amor, vv. 13b, 14.
3.     Debemos utilizar la libertad para andar en el Espíritu, v. 16.
Alberto Schweitzer dijo: 
“Hay dos clases de personas en el mundo: los que ayudan a otros y los que no lo hacen.” 

El pasó su vida sirviendo a la humanidad, pero sintió una libertad profunda en hacerlo.

Pablo resume su argumento y concluye que el cristiano debe ser guiado por el Espíritu Santo y no está bajo la ley (v. 18). 

El Apóstol está diciendo que la vida en el Espíritu no es legalismo ni da licencia para vivir una vida en la carne. El vivir en el Espíritu no significa que la persona sea pasiva sino dejar que el Espíritu la guíe. 

La respuesta al Espíritu se puede interpretar en tres palabras que aparecen en esta epístola y son: 
  • Andad, 
  • guiados, 
  • vivimos (Gál. 5:16, 18, 25).
El caminar en la carne es evidente por sus frutos (v. 19). Cuando Pablo menciona la palabra evidentes no necesariamente se está refiriendo a los pecados cometidos en público donde se puedan ver, sino que todos estos hechos son producto de la naturaleza pecaminosa del hombre. 

No sabemos de seguro si el Apóstol escribió esta lista de pecados en orden de gravedad. Al leer esta lista podemos ver que hay cuatro divisiones obvias. Los primeros tres pecados son violaciones a la moralidad sexual. Los siguientes dos pecados mencionados en el v. 20 tienen que ver con el dominio de la religión. Los siguientes ocho pecados mencionados en los vv. 20, 21 tienen que ver con la relación con otros humanos. Finalmente, los pecados que tienen que ver con el alcohol en el v. 21.

El primer pecado sexual es la fornicación. La palabra griega que se traduce fornicación es pornéia y tiene que ver con cualquier actividad sexual ilícita. De esta palabra viene la palabra pornografía y es mejor traducirla inmoralidad. 

Esta palabra encierra la idea de adulterio, fornicación, homosexualidad, bestialidad y prostitución. 

La segunda palabra que Pablo escribe es impureza, akatharsía , y tiene un significado general de una impureza moral en pensamiento, palabras y hechos. Esta palabra, correctamente traducida como impureza, tiene el significado contrario a ser limpio y se usaba para referirse a una llaga podrida. 

También se usaba esta palabra para referirse a una persona que estaba ceremonialmente impura y no podía acercarse a Dios. 

El adulterio/fornicación y la inmundicia se aclaran aún más por el Apóstol cuando usa la palabra desenfreno. En el griego es asélgeia y tiene que ver con mostrar abiertamente y sin vergüenza estos pecados sexuales. 

Es una indulgencia sin restricción sexual donde no hay vergüenza ni interés de lo que los otros piensen ni las consecuencias que sus pecados traen a otros. El ser desenfrenado es típico a la actitud de hoy acerca del sexo y la inmoralidad.

El Apóstol continúa con los pecados de la religión
El primero es idolatría (v. 20). La palabra es eidololatría y tiene que ver con la alabanza a las criaturas en vez de al Creador. En los tiempos de Pablo, los gentiles alababan a otros dioses que no eran como el Dios viviente. 

Una parte de las obras de la carne es poner personas o cosas arriba del Dios viviente, esto es idolatría. En Colosenses 3:5, Pablo menciona la avaricia como idolatría por la simple razón de que el objeto que se desea intensamente se convierte en el objeto de alabanza. 

La segunda palabra que tiene que ver con los pecados de la religión es hechicería. En el griego es farmakéia y se traduce lit. como “farmacia”. En los tiempos antiguos, cuando se alababan los poderes malignos, esto se acompañaba con el uso de drogas que creaban un trance. 

El significado de la palabra entonces es negativo y es el uso de drogas para la brujería o en ritos paganos. Las drogas no solamente eran tomadas por los participantes sino también se usaban para crear algún tipo de brujería. En Exodo 7:22, la LXX menciona la palabra farmakéia para describir a los hechiceros en la corte del faraón. Otras referencias en el NT a esta palabra son: Apocalipsis 9:21; 18:23; 21:8; 22:15.

Después de mencionar los pecados de la religión, el Apóstol menciona ocho pecados contra el prójimo o pecados sociales (comenzando con el v. 20 hasta el v. 21). 

El primer pecado es enemistades. La palabra es écthra y tiene que ver con enemistad y hostilidad. Esta enemistad u hostilidad puede ser entre individuos o entre comunidades políticas, raciales y religiosas. Las enemistades son promovidas por el odio que alguien tiene por otra persona. 

El resultado del odio son los pleitos (éris ). El pleito está opuesto a la paz y posiblemente los gálatas estaban experimentando algunos pleitos en sus iglesias. Una de las preocupaciones de Pablo era mantener los pleitos fuera de las iglesias (1 Cor. 1:11; 3:3). Los pleitos entre cristianos destruyen las iglesias. 

La tercera palabra es celo (zélos ) y no tiene el significado de un celo positivo por las cosas de Dios sino por la clase de celo que es pecaminoso y egoísta. El contexto de un pasaje puede determinar de qué clase de celo está hablando el autor. 

La siguiente palabra es ira (thumos ) y tiene que ver con iras incontrolables como cuando una persona se enoja tanto que hace cosas fuera de lo común. También se usa cuando una persona tiene un celo negativo que actúa sin pensar. 

La quinta palabra es contiendas (erithéia ). Esta palabra se puede entender como ambiciones egoístas que traen rivalidades. Es cuando sólo se piensa en el grande “yo” y no en los demás y se usa a las otras personas como escalones para que el “yo” suba a cuenta de los otros. 

La siguiente palabra es disensiones (dicotasía ) y tiene el significado de divisiones o disensiones. Esta palabra fue usada por Pablo en Romanos 16:17 donde él les advierte contra los falsos maestros que causan divisiones con sus falsas doctrinas. El significado aquí es personas que causan divisiones o disensiones. 

La siguiente palabra es partidismos (áiresis ) y tiene el significado similar a las divisiones o disensiones. Esta palabra tiene el significado de riñas sobre temas o personalidades que traen una división peligrosa en un grupo. También tiene el significado de herejía que es contraria a las enseñanzas apostólicas (2 Ped. 2:1). La misma palabra aparece en 1 Corintios 11:19. En los partidismos se ve cuales son los verdaderos cristianos y cuáles son los herejes. 

La palabra envidia en el v. 21 es de la misma categoría que la palabra celo mencionada en el versículo anterior y no es una descripción nueva de la carne. En el griego es fthónos y tiene el significado de un deseo negativo de ambición a poseer lo que pertenece a otra persona. 

La palabra homicidio no aparece en algunos buenos manuscritos. La RVA omite homicidio porque sigue estos manuscritos (ver la nota de RVA). En todo caso, esta palabra no cambia nada en el contexto.

Las dos últimas palabras que el Apóstol menciona son con relación al tomar bebidas alcohólicas. 

La primera palabra es borracheras (méthe ) y tiene que ver con el tomar bebidas alcohólicas de una manera excesiva. 

La segunda palabra es orgías (kómos ) y tenía que ver más con las orgías que caracterizaban los cultos paganos. Las borracheras y las orgías estaban relacionadas en algunos cultos paganos y también lo están en el presente. Cuando una persona se embriaga se desmoraliza y queda totalmente controlado por el pecado.

Esta lista de los frutos de la carne no es exhaustiva, pero es representativa. Por esta razón el Apóstol dice: Y cosas semejantes a éstas (v. 21). Pablo hubiera podido seguir con la lista de pecados pero con lo dicho era suficiente para mostrar como la carne se opone al Espíritu. 

Después de concluír con los frutos de la carne, Pablo les exhorta como ya lo había hecho antes a no seguir en estos pasos (v. 21b). Y les advierte que los que practican tales cosas no entrarán en el reino de los cielos. 

La pregunta que se puede hacer aquí es: ¿Está Pablo enseñando que la salvación se pierde? Si notamos el tiempo del verbo “hacer” en el griego, está en el tiempo presente y se puede traducir “el que continúa practicando estas cosas”. Lo que Pablo está diciendo es que cuando una persona no cambia después de aceptar a Cristo y continúa con su estilo de vida anterior practicando continuamente los frutos de la carne, en realidad no ha aceptado el regalo de Dios y no es digno de su reino. Si asumimos que un cristiano pierde la salvación cuando cae en estos pecados, entonces caería todo el argumento de Pablo contra los judaizantes. Especialmente el cap. 3, donde el Apóstol argumenta que la fe de Abraham le fue contada como justicia.

Pablo continúa el contraste entre los frutos de la carne y el del Espíritu. Este contraste comenzó en el v. 19. Ahora, el Apóstol comienza a explicar el fruto del Espíritu Santo. Hasta este punto Pablo ha hablado de las obras de la ley que no pueden justificar a un pecador (2:16; 3:2, 5, 6). Ahora menciona las obras que vienen por el Espíritu de Dios y son producto del mismo Espíritu Santo y no del hombre. Esta lista del fruto del Espísritu Santo se puede dividir en la siguiente manera. Las primeras tres verdades tienen que ver con el cristiano en una relación con su Dios. La segunda parte de las virtudes tienen que ver con el cristiano en relación con otros en su vida social. Finalmente, la tercera parte de virtudes tiene que ver con el cristiano en su relación consigo mismo.

Pablo comienza con las primeras tres verdades que tienen que ver con la relación con Dios (v. 22). La palabra fruto está en singular. Las manifestaciones de la carne que están en plural son contrarias al fruto del Espíritu que está en singular. La razón por la que Pablo menciona la palabra fruto es que como un racimo de uvas, todos los frutos son parte de una sola unidad y todas estas virtudes deben estar en unidad en la vida de un creyente. El fruto del Espíritu es la evidencia de la llenura del Espíritu Santo (1 Cor. 12). La Biblia menciona muchas veces el concepto de frutos. La palabra se menciona 106 veces en el AT y 70 veces en el NT. El creyente da frutos no por su propio esfuerzo pero por el poder de Dios que está basado en una relación entre el cristiano y Dios (Juan 15:1–17).

La primera virtud es amor (agápe ). Es la primera virtud que el Apóstol menciona porque es el fundamento para las otras virtudes. Dios es amor y ama al mundo (1 Jn. 4:8; Juan 3:16). Fue por el amor no egoísta de Jesús que él vino a morir por la humanidad y debe ser el amor que el creyente debe manifestar cuando está lleno del Espíritu Santo. 

La segunda virtud es gozo (cará ) y tiene que ver con un gozo interno que es profundo y permanente, que fue prometido para aquellos que permanecieran en Cristo (Juan 15:11). El gozo del Señor es completo y no hay ninguna circunstancia humana que pueda quitar este gozo excepto el mismo cristiano cuando permite que Satanás se lo arrebate. 

La tercera virtud es paz (eiréne ). El gozo es un río de alegría que corre de nuestro corazón y que fluye por tener una relación correcta con Dios. La paz tiene que ver con la tranquilidad de mente que viene por la relación salvadora con Cristo. Como el gozo, la paz no depende de lo externo sino de Dios que trabaja todo para el bien (Rom. 8:28). Dios tiene un propósito y está en control de todas las cosas. Este es el testimonio que el Espíritu Santo nos da respecto a nuestro Dios y esto trae paz. La condición de paz que un cristiano tiene con Dios (Rom. 5:1) es afirmada por el Espíritu Santo en su corazón cuando el cristiano está lleno del Espíritu Santo.

Semillero homilético
Caminando en el Espíritu
Gálatas 5:16–26
Introducción: 
Pablo afirma que el cristiano vive con más felicidad porque tiene la paz en el corazón y un sentido de satisfacción en la vida, sin tener el remordimiento de conciencia por las prácticas de mundanalidad que dejan a uno vacío y solo. 

Si uno camina en el Espíritu tendrá los siguientes resultados:
I.    Así no se busca satisfacer los deseos de la carne. No responde en la sociedad con una actitud mundana, v. 16.
1.     Los deseos de la carne menguan paulatinamente.
2.     Las reacciones carnales a otros se ablandan.

II.   Así se tendrá disponible la iluminación espiritual para orientarse, vv. 19–21.
1.     El Espíritu Santo nos enseña al leer la Biblia.
2.     El Espíritu Santo nos guía al tener que tomar decisiones.

III.  Así su vida producirá los frutos del Espíritu Santo, v. 22–24.
Conclusión: 
Alguien que había practicado muchos vicios en la vida, al llegar a conocer a Cristo testificó que siempre pensaba de la vida cristiana como algo muy insípido, sin mucha diversión. Pero al convertirse descubrió que los cristianos se divierten más, porque sus diversiones son sanas y no dejan a la persona con los efectos negativos de tales vicios.

La segunda clase de virtudes que tienen que ver con el prójimo y están fortificadas por el amor, gozo y paz son las siguientes: 
- Paciencia (makrothumía ) que tiene que ver con una tolerancia o un sufrimiento prolongado que aguanta heridas que son infligidas por otros (v. 22). El Señor nos ha exhortado a que tengamos paciencia para con otros cuando nos dice: Vestíos... de paciencia (Col. 3:12). La virtud de la paciencia es necesaria en el discipulado de los nuevos convertidos al evangelio. El que tiene paciencia sabe sufrir y esperar por la liberación de Jehovah. 
- Benignidad (crestótes ) y significa tener bondad, como la bondad de Dios para los hombres. La palabra no tiene el significado de ser débil o tener falta de convicciones sino de ser de genio apacible. Es una persona que muestra benevolencia a otros. El apóstol Pablo pinta un cuadro de benignidad que él tuvo por los tesalonicenses cuando los visitó: Más bien, entre vosotros fuimos tiernos, como la nodriza que cría y cuida a sus propios hijos (1 Tes. 2:7). 
- Bondad (agathosúne ). Esta palabra tiene dos significados. Uno es ser justo en alma y segundo, una acción que impulsa a hacer el bien a los otros sin que se lo merezcan. Es mejor traducir la palabra bondad como hacer el bien. Pablo les exhorta más adelante en la epístola a hacer bondades o el bien: Por lo tanto, mientras tengamos oportunidad, hagamos el bien a todos, y en especial a los de la familia de la fe (6:10).

Las tres últimas virtudes tienen que ver con el hombre cristiano en relación consigo mismo.  
- fe (pístis ). Esta palabra puede tener el significado de fe o confianza en Dios pero es mejor traducida como fiel en el sentido de que la persona es de confianza por su fidelidad. El significado de fe en el sentido de creer (no necesariamente en la salvación pero como un don de fe) es mencionada en los dones espirituales (1 Cor. 12:9; Rom. 12:3, 6). La palabra fe en el contexto es parte del fruto del Espíritu Santo y es la clase de fidelidad en las cosas de Dios que demostró Jesús en su ministerio (Fil. 2:7–9). También se puede ilustrar esta virtud en la parábola de nuestro Señor Jesús acerca del siervo fiel (Luc. 16:10–12). 
- Mansedumbre (praútes ) que se encuentra en el v. 23. Esta palabra se usaba cuando un animal salvaje era domado. Pensemos en el caballo salvaje que tiene su propia voluntad cuando es salvaje, pero cuando es domado entonces hace la voluntad de su jinete. Moralmente, el cristiano es domado por el Espíritu Santo y es manso en que es controlado por Dios y no hace lo que la carne quiere sino la volundad de Cristo. Es un cristiano que es sumiso a la palabra de Dios (Stg. 1:21). Un ejemplo clásico de una persona mansa fue Moisés que no intervino en los problemas de Israel con enojo sino con el control total de Dios (Núm. 12:3). El manso tiene un temperamento espiritual y acepta la voluntad de Dios en su vida. 
- Dominio propio (egkráteia ). Es el control personal hacia los deseos carnales. Este dominio propio no viene sin el poder de Dios. Esta palabra se menciona dos veces más en el NT (Hech. 24:25; 2 Ped. 1:6). El cristiano que manifiesta el fruto del Espíritu no está bajo una ley. La ley no tiene nada que ver con estas virtudes que son buenas. La naturaleza de la ley es mostrar el aspecto pecador del hombre. El fruto del Espíritu no cae en el aspecto pecaminoso del hombre y por esto no tiene nada que ver con la ley. Estas virtudes no pueden ser reguladas por la ley. El Apóstol lo expresa más claramente cuando dice: La ley no ha sido puesta para el justo, sino para los rebeldes (1 Tim. 1:9).

El Apóstol explica que el creyente tiene la responsabilidad de no seguir la inclinación de la naturaleza carnal (v. 24). Todos los que son de Cristo han crucificado la carne (v. 24). 

El crucificar tiene que ver con matar o ejecutar a una persona. Todas las referencias de crucifixión tienen que ver con la muerte de Jesús excepto en cuatro ocasiones. La primera de éstas se encuentra en Romanos 6:6 donde Pablo afirma que al ser justificados, nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él. Las otras tres referencias son mencionadas en el libro de Gálatas (2:20; 5:24; 6:14). 

Lo que Pablo quiere decir es que la ley y la carne no tienen nada que ver en la vida del creyente por la simple razón que la cruz de Cristo salva al hombre y mata o crucifica la carne y así elimina el dominio de la ley sobre el cristiano. Las pasiones y deseos están muertos en el sentido que ya no tienen dominio de mantenernos esclavizados como antes de aceptar al Señor. 

Es importante aclarar que la analogía paulina de la crucifixión de la carne no quiere decir que los deseos carnales hayan muerto (comp. Rom. 7:14–21). La crucifixión de la carne quiere decir que el poder de la carne o del viejo hombre ha sido quebrantado. El poder del Espíritu en Cristo Jesús puede mantener el dominio de la carne sin ningún poder en el creyente, si él camina en el poder del Espíritu. Para el creyente, el poder de la carne ya no es como antes que estaba esclavizado en su dominio.
Joya bíblica
Ahora que vivimos en el Espíritu, andemos en el Espíritu (5:25).
Dado que el creyente tiene una nueva vida en Cristo, debe caminar según esta nueva vida. La vida antigua de la carne y la ley ya pasaron con el sacrificio de Cristo, ahora está por delante la nueva vida del Espíritu (v. 25). El vivir en el Espíritu es la raíz o el corazón de la vida cristiana. El andar en el Espíritu es la manifestación de esa vida espiritual. El fruto del Espíritu es la evidencia del carácter espiritual del cristiano. El Espíritu da vida nueva y el cristiano debe mostrar esa nueva vida en el caminar en este mundo.

El Apóstol menciona algunos problemas que los gálatas estaban experimentando para desanimarlos de estas clases de acciones y animarlos a caminar en el Espíritu (v. 26). 

La palabra vanidosos (kenódoxos ) tiene que ver con alguien que se gloría por algo en que no hay por qué gloriarse. Pablo menciona esta palabra en Filipenses 2:3 para exhortales a no hacer nada por vanagloria. La vanagloria viene cuando hacemos algo para exaltar el yo y no a Cristo. 

El verbo “irritar” (prokaléo ) tiene que ver con llamar a alguien para un debate o para un desafío en un evento atlético. Posiblemente el Apóstol se estaba refiriendo a debates teológicos que no traían bendiciones sino irritación. Los gálatas se desafiaban unos a otros a estos debates teológicos. Cuando se argumentan asuntos bíblicos en la carne se llega a la irritación, pero cuando se hace con el fruto del Espíritu trae bendición. 

Otra vez Pablo menciona la envidia, que fue mencionada en los frutos de la carne en el v. 21. La envidia trae divisiones y pleitos. El Apóstol quería mantener la unidad y paz en las iglesias. Estas tres verdades negativas que los gálatas estaban experimentando son manifestaciones típicas en una religión que camina en las obras de la carne y no en el poder del Espíritu que manifiesta el fruto del Espíritu. 

Es de suma importancia que cualquiera organización cristiana se guarde de este mal. Un cristiano puede caer en esta tragedia espiritual. Esto pasa cuando hacemos la labor cristiana en la carne y no en el Espíritu y hay iglesias que están sufriendo por este mal.
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