martes, 8 de diciembre de 2015

¿Que provecho tiene el ser humano de toda su labor con que se afana debajo del sol?

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




TODO ES VANIDADECLESIASTÉS - UN ESTUDIO DE TENER A DIOS PARA NO ESTAR VACÍO


¿Qué es lo correcto: la enseñanza contemporánea de que la vida siempre debe ser considerada una fuente de bendición y llena de significado o la enseñanza del autor de Eclesiastés que dice que todo es vanidad? Esta es una pregunta interesante que necesita ser respondida a la luz de todas las Escrituras.

El libro de Eclesiastés es único en su actitud hacia la vida. El autor ha intentado todo lo que las personas buscan en la esperanza de hallar satisfacción y felicidad. Sus experimentos lo han dejado vacío y frustrado. ¿Dónde puede hallarse el significado o la esperanza o la forma realista de obtener gozo en la vida? Todas estas preguntas son parte del estudio de este libro, pero las respuestas se extienden más allá de sus límites, aun a siglos más tarde en los cuales vivieron los autores del Nuevo Testamento.

Nuevamente, un autor de literatura sapiencial del Antiguo Testamento, prueba ser sincero, aunque limitado, en su búsqueda de respuestas acerca de la esencia de la vida de un ser humano. Sus elecciones en la vida, en cuanto a actitud y perspectiva, lo han vuelto cínico. Pero el alumno es invitado a estudiar el asunto más a profundidad, a la luz de toda la revelación de las Escrituras y el consejo de quienes conocieron a Jesús personalmente.

Propósito

De todos los libros sapienciales del Antiguo Testamento, Eclesiastés emprende la tarea más ambiciosa. Los autores de Proverbios tuvieron como propósito explorar y describir las maneras de encontrar y mantener conocimiento que asegurara la vida. El autor de Job provee un recurso para los que experimentan intenso sufrimiento. 

Tanto los autores de Proverbios como el de Job confían en 
(1) su relación con Dios (aunque Job es probado intensamente en esta área) y 
(2) la sabiduría humana y el entendimiento como medios de alcanzar el éxito en la vida (nuevamente, Job tiene esta perspectiva y, al final, es justificado).

¿Por qué fue escrito Eclesiastés?

Sin embargo, el escritor de Eclesiastés rechaza las ideas de que Dios pueda conocerse y que una persona puede confiar en la habilidad de la sabiduría humana para producir felicidad o sostener la vida. Él explora los límites de la sabiduría y la experiencia humana. Los tres autores están de acuerdo en que Dios domina todo lo que ocurre, pero para el autor de Eclesiastés, los caminos de Dios son misteriosos y escondidos.

Autor

El título Eclesiastés es el equivalente griego de la palabra hebrea Qoheleth. La palabra griega ekklesia y la palabra hebrea qahal significan “reunión” o “asamblea” y son las palabras que a veces traducimos como iglesia. Por lo que el título Eclesiastés literalmente significa “el que reúne” o “el que llama a la asamblea”. Jerónimo en el siglo cuarto y Martín Lutero en el siglo dieciséis simplemente tradujeron el título del libro como “el Predicador”.

¿Cuáles son las distintas perspectivas acerca del autor del Eclesiastés?

El autor de Eclesiastés no es identificado directamente. Conforme a la tradición rabínica, Salomón escribió el Cantar de los Cantares en su juventud, Proverbios en su mediana edad, y Eclesiastés en su vejez. Se nos dice que el Predicador es hijo de David (Ecl 1:1) y rey en Jerusalén (Ecl 1:12), pero no se nos indica cuál de los hijos de David. También sabemos que tenía más sabiduría (Ecl 1:16) y riqueza (Ecl 2:7, 9) que “todos los que fueron antes de mí en Jerusalén.” Tal declaración es extraña proveniente de Salomón pues él fue sólo el tercer rey de Israel y el segundo en ocupar Jerusalén. Por otra parte, sería extraño que cualquier otro rey que sucediera a Salomón dijera que lo sobrepasaba en estas virtudes. Ciertamente las referencias a riquezas, edificios, sabiduría, y placer sexual señalan al reinado de Salomón y el autor parece, al menos, seguir el modelo de Salomón.

Es posible que el autor de Eclesiastés sea el rey Salomón, un rey de Israel que vino más tarde, o una combinación de autores cuyos escritos fueron recopilados más tarde y editados. Pero independientemente de quien haya sido el autor, la intención del Predicador es recordar al lector la sabiduría y la riqueza de Salomón.

Estructura

Los esfuerzos por identificar una estructura general en el libro de eclesiastés no han sido exitosas, aunque sí contiene un prólogo (Ecl 1:1–11) y un epílogo (Ecl 12:9–14). El prólogo establece el tono de Eclesiastés, presentando tres principios que son explorados en el libro:

    1.      En el fin, todo en la vida es vanidad y sin propósito.
    2.      Nada es nuevo bajo el sol.
    3.      Nada de lo que hagamos en la tierra perdurará o será recordado.

¿Es malo buscar entender los misterios de la vida? ¿Por qué sí o por qué no?

El epílogo pone en duda el esfuerzo de tratar de entender los misterios de la vida, y a causa de tal incertidumbre, llega a la conclusión de que nuestra mejor alternativa es “temer a Dios y seguir sus mandamientos.”

Kathleen Farmer ha sugerido que este libro puede ser aproximadamente dividido en dos secciones (1991, 151). 

Los capítulos 1–6 hacen la pregunta: “¿Qué hay bueno en la vida?” y luego intentan probar varias cosas que se piensa que traen contentamiento. 

Los capítulos 7–12 son más generales y examinan la pregunta del conocimiento humano. Farmer afirma que el mensaje de esta primera parte del libro es “El arduo trabajo y la sabiduría son buenos”, mientras que el de la segunda parte es “¿Quién puede conocer a Dios? ¡Nadie!” 

En la mitad del libro, se encuentra Eclesiastés 6:12 que sirve como transición entre las dos partes: “Porque ¿quién sabe cuál es el bien del hombre en la vida, todos los días de la vida de su vanidad, los cuales él pasa como sombra? 

Porque ¿quién enseñará al hombre qué será después de él debajo del sol?” Farmer señala que el patrón básico de Eclesiastés es un movimiento de los estudios específicos de lo que da significado a la vida a conclusiones más generales acerca de la vida.

La mayoría de los comentaristas contemporáneos han abandonado los esfuerzos de identificar un análisis detallado de la estructura del libro, y en lugar de esto han optado por un desarrollo de los temas presentes en el libro.

Contenido

¿Cuáles son los temas principales de Eclesiastés?

A pesar de que Eclesiastés no tiene una estructura específica, podemos identificar los elementos principales del estudio. 

La primera parte del libro considera todas las cosas que se piensa que traerán a la vida significado y alegría. El escritor explora las recompensas de la sabiduría (Ecl 1:12–18; Ecl 2:12–16), de la búsqueda de placer (Ecl 2:1–11), del arduo trabajo (Ecl 2:17–26), y de la riqueza (Ecl 5:8–6:11). 

El problema con estas búsquedas es que no producen el contentamiento y la satisfacción. No es que sean malas en sí mismas. Al contrario, el Predicador afirma que no podemos hacer nada mejor que disfrutarlas (Ecl 2:24; Ecl 5:18–19). Pero en sí mismas no dan sentido a la vida.

Un segundo tema tratado por el autor es el orden de la creación. Todo está en las manos de Dios. La vida está llena de los ritmos de la creación de Dios (Ecl 1:3–11), y todo tiene su tiempo y su hora (Ecl 3:1–17). 

A pesar de nuestras dudas acerca de su significado, la vida no es caótica ni sin propósito, pues Dios ordena todo lo que pasa. El problema es que desde nuestra perspectiva limitada muchas veces no podemos ver el plan de Dios ni entender sus propósitos. “Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin” (Ecl 3:11). Puede que haya un tiempo para todo pero no siempre es posible para las personas discernir esos tiempos.

Luego, comenzando en el capítulo 7, el autor cambia su enfoque para considerar el valor de la sabiduría (Ecl 7:1–8:17). Muchas de las cosas que escribe parecerían completamente naturales en el libro de los Proverbios. 

Pero finalmente, aun la búsqueda de sabiduría está limitada porque no siempre produce resultados. “Hay vanidad que se hace sobre la tierra: que hay justos a quienes sucede como si hicieran obras de impíos, y hay impíos a quienes acontece como si hicieran obras de justos. Digo que esto también es vanidad” (Ecl 8:14).

La muerte es un cuarto tema en este libro. La muerte pone fin a la labor y a los propósitos de una persona. Todos mueren: el rico y el pobre, el sabio y el insensato, el bueno y el malo (Ecl 3:18–22; Ecl 9:1–12). Si la vida simplemente termina en la muerte, entonces es vana.

Ya hemos aludido a un quinto tema, el de hallar contentamiento en las actividades diarias. Puesto que el placer es temporal, los planes de Dios están escondidos, la sabiduría es limitada, y la muerte es el fin de todo, debemos disfrutar lo mejor que podamos lo que vemos y lo que se nos ha dado. Esto al menos es parte de la solución a la vanidad que el Predicador ve en la vida.


El Predicador concluye su estudio redirigiéndonos al Ilimitado: “El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre. Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala” (Ecl 12:13–14).
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sábado, 5 de diciembre de 2015

¡Oh YHVH, he oído tu palabra, y estoy atemorizado! En medio de los tiempos, oh, YHVH, Revive tu obra, En medio de los tiempos hazla conocer, Y en medio de la ira, ¡Acuérdate de tener misericordia!

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6





Nos preparamos para enseñar en la congregación
Salmo de sumisión
Habacuc 3:1-19

3:1      Oración del profeta Habacuc. Sobre shigayón.
    2      ¡Oh YHVH, he oído tu palabra, y estoy atemorizado!
    En medio de los tiempos, oh, YHVH,
    Revive tu obra,
    En medio de los tiempos hazla conocer,
    Y en medio de la ira,
    ¡Acuérdate de tener misericordia!
    3      Dios viene desde Temán,
    El Santo, de los montes de Parán.
      Selah
    Su esplendor eclipsa los cielos y la tierra se llena de sus alabanzas.
    4      Su resplandor es como el sol,
    Sus manos producen rayos de luz, allí se oculta su poder.
    5      Delante de Él marcha la Peste,
    La Fiebre Ardiente sigue sus pisadas.
    6      Se detiene y mide la tierra,
    Lanza una mirada,
    Y hace estremecer a las naciones.
    Las montañas antiguas se desmoronan,
    Se hunden los montes de antaño,
    Pero sus sendas son sendas eternas.
    7      Veo las tiendas de Cusán en aflicción,
    Se estremecen las cortinas de la tierra de Madián.
    8      Oh YHVH, ¿ardes en ira contra los ríos?
    ¿Es contra los ríos tu indignación o contra el mar el desborde de tu enojo,
    Para que cabalgues en tus caballos y en tu carro victorioso?
    9      Desnudas y alertas tu arco,
    Jurados son los castigos de tu promesa.      Selah
    Surcas la tierra con ríos,
    10      Te ven las montañas, y tiemblan;
    El turbión de aguas se desencadena,
    El abismo deja oír su voz, y eleva en alto sus manos.
    11      El sol y la luna se detienen en su cenit,
    A la luz de tus saetas, que parten,
    A la claridad del fulgor de tu lanza.
    12      Con ira has pisoteado la tierra,
    Con furor trillaste las naciones.
    13      Has salido en socorro de tu pueblo, para salvar a tu ungido.
    Destrozas el techo de la casa del impío
    Y desnudas su cimiento hasta la roca.      Selah
    14      Con sus propios dardos traspasas al caudillo,
    Y sus tropas se dispersan en torbellino,
    Cuando triunfantes iban a devorar una víctima a escondidas.
    15      Hollaste con tus caballos el mar,
    Y la mole de las grandes aguas hierve.
    16      Lo escuché, y se conmovieron mis entrañas,
    Y mis labios palpitaron al oírlo.
    La podredumbre entró en mis huesos,
    Y dentro de mí mismo me estremezco, porque debo esperar quieto el día de la adversidad,
    Cuando el pueblo que nos ha de invadir suba con sus tropas.
    17      Aunque la higuera no florezca,
    Ni en las vides haya fruto,
    Aunque engañe el producto del olivo
    Y los campos no produzcan alimento,
    Aunque se acaben las ovejas del redil
    Y no haya vacas en los establos,
    18      Con todo, yo me alegraré en YHVH
    Y me gozaré en el Dios de mi salvación.
    19      ¡Adonay YHVH es mi fortaleza!
    Él me da pies como de ciervas y me hace andar en las alturas.

Qué bueno es orar
ORACIÓN DE CONFIANZA
Habacuc 3:1-19
Los dos lamentos de Habacuc insinúan que para el profeta su mayor preocupación era su comprensión de la persona de Jehovah. Quería resolver la aparente contradicción entre su concepción de Dios y la situación actual del país y la anunciada invasión. En base a las respuestas divinas, en el cap. 3 Habacuc eleva una oración de fe y confianza.

En el comentario sobre Habacuc 1:3 se mencionó que Habacuc utilizó la estructura quiasmo, es decir, una estructura de espejo que puede poner el énfasis en el centro. En este capítulo se nota que esta estructura se extiende a lo largo de toda la sección:
a Título (Habacuc 3:1)
b Petición por la misericordia de Jehovah (Habacuc 3:2)
c Visión de la gloria de Jehovah (Habacuc 3:3–15)
b’ Declaración de fe en Jehovah (Habacuc 3:16–19a)
a’ Dirección musical (Habacuc 3:19b)

Se puede observar que el centro de la estructura (c, Habacuc 3:3–15) trata el tema de la persona de Jehovah. El cuadro que el profeta presenta de Jehovah en esta porción es de un Dios verdaderamente glorioso. La primera subdivisión (a, Habacuc  3:1) es paralela a la última (a’, Habacuc 3:19b) porque ambas mencionan la música. La petición (b, Habacuc 3:2) tiene su eco en la declaración de fe (b’, Habacuc  3:16–19a). Estos dos pasajes usan el verbo “oír” (Habacuc 3:2, 16) y la raíz heb. ragaz (Habacuc 3:2, “ira”; 3:16, dos veces, “se estremecieron”); en Habacuc  3:2 el profeta clama por la misericordia divina y en Habacuc 3:16–19a él anuncia que confiará en su cuidado y soberanía.
1.     Título, Habacuc 3:1
En Habacuc 2:20 Jehovah había dicho que todos callarían ante él. Allí termina su diálogo con el profeta. No obstante, Habacuc responde a las últimas palabras divinas con una oración. Sigionot puede ser un instrumento musical (comp. el título del Sal. 7). La mención del instrumento aquí y la referencia al director de música en Habacuc 3:19b sugieren que la oración circuló independientemente como un canto. Es posible que su impacto haya sido tal que fue cantada por el pueblo entero. Así como la revelación que tuvo Habacuc era pertinente a toda la nación, también su oración le fue de mucha edificación.

Algunos comentaristas proponen que este capítulo no era originalmente parte de esta obra. Frente a esta postura se debe señalar que el capítulo provee una solución al dilema de fe del profeta. Habacuc muestra aquí la confianza exigida por Jehovah en Habacuc 2:4. Cree en la predicción de la destrucción del invasor enemigo (Habacuc 2:6–20). Además, hay vínculos de vocabulario y teología que serán indicados en el transcurso del comentario.
2.     Petición por la misericordia de Jehovah, Habacuc 3:2
Habacuc dice que ha oído de la fama de Jehovah. En otras palabras, conoce la historia de sus proezas del pasado. Pero, esos grandes hechos fueron tanto para bendición como para maldición por el pecado. La reacción del profeta al contemplar esos relatos acerca del poder de Dios es temer.
Joya bíblica
Oh Jehovah, he oído tu fama; he considerado tu obra, oh Jehovah. ¡Avívala en medio de los tiempos; en medio de los tiempos hazla conocer! En medio de la ira acuérdate de tener misericordia (Habacuc 3:2).
Semillero homilético
El avivamiento que necesitamos
Habacuc 3:1, 2
Introducción: 
Los grandes despertamientos espirituales de la historia han sido el resultado de la intervención divina. Habacuc sintió la necesidad de un avivamiento en su pueblo. Por eso él oraba al Señor.

     I.     El avivamiento llega cuando al oír recor-damos nuestras raíces espirituales (Habacuc 3:2).
1.     La fama de Dios (Habacuc 3:2).
2.     La obra de Dios (2 Tim. 3:15, 16).

     II.     El avivamiento viene cuando Dios visita a su pueblo (Habacuc 3:3).

     III.     El avivamiento viene cuando el pueblo se humilla ante Dios (Habacuc 3:16).
1.     Oír a Dios.
2.     Estremecerse frente a Dios.
3.     Gemir y pedir misericordia de Dios.

Conclusión: 
Oremos para que Dios nos mande un avivamiento.

Algunos comentaristas y algunas versiones, como RVA, optan por la lectura de la LXX que dice he considerado (lit. “he visto”) en vez de “temí”. La RVR-1960 y Dios Habla Hoy, sugieren que el cambio provee un buen paralelismo con “he oído”. Sin embargo, la combinación de “oír” y “temer” es común (Deut. 17:13, 19:20, 21:21) y más adelante (3:16) se nota la misma combinación de ideas.

Lo que Habacuc teme es “la obra” de Jehovah. Una vez más, existe cierta ambigüedad. El término puede referirse a milagros hechos por el bien de Israel (por ej., Sal. 44:1, 111:3), pero también es el término utilizado en 1:5 (traducido algo en la RVA) por el juicio que Jehovah pronto efectuará sobre Judá (comp. Sal. 95:9). 

Habacuc quiere que Dios manifieste su poder nuevamente (¡avívala!) en medio de los tiempos difíciles por los cuales pasará su pueblo. Sabe que la invasión babilónica sí será una demostración de la soberanía y fuerza de Jehovah, pero anhela que haya también proezas de misericordia. Que en su ira, Jehovah también tenga compasión.
El sustantivo ira (rogez ) también puede traducirse “agitación” o “aflicción”. 

Aparece una vez más en el v. 7 (el verbo derivado de la misma raíz se usa dos veces en 3:16, se estremecieron). Si se tradujera “aflicción” en vez de “ira”, el profeta estaría pidiendo misericordia divina en el contexto del gran sufrimiento judío que será la invasión.
3.     Visión de la gloria de Jehovah, Habacuc 3:3-15
Esta visión de la gloria de Jehovah se basa principalmente en eventos históricos que mostraron su unicidad: Sinaí, el éxodo y la conquista. La sección se divide en dos partes. Primero, el profeta describe la llegada impresionante de Dios (Habacuc 3:3–7). Luego, habla de su gran victoria (Habacuc 3:8–15).

(1) Llegada de Jehovah, Habacuc 3:3-7
Otra vez Habacuc usa la estructura de inclusio (ver el comentario sobre Habacuc 2:18–20) para enmarcar una sección. Los vv. 3 y 7 mencionan lugares relacionados con el Sinaí. Esta porción describe la gloria de Jehovah y, por lo tanto, los verbos que hablan de Dios están en tercera persona singular. En Habacuc 3:8–15 el profeta se dirige a Jehovah en segunda persona.

Cuando Habacuc piensa en la intervención futura de Jehovah, hace alusión a acontecimientos del pasado. En Habacuc 3:3–7 aparentemente está pensando especialmente en la manifestación de Dios en el Sinaí. No menciona ese lugar por nombre, pero otros detalles apuntan en esa dirección. 

Temán, ciudad de Edom (Amós 1:12; Abd. 9), y Parán (Gén. 21:21; Núm. 10:12) están en la región de la península del Sinaí (Deut. 33:2, Edom = Seir). Los vv. 4 y 5 hablan de relámpagos, mientras que los vv. 6 y 7 de los temblores por la presencia de Dios. Ambos fenómenos ocurrieron cuando Jehovah dio su ley (Éxo. 19:16–20, 20:18; Jue. 5:4, 5). Es el Santo (Habacuc 3:3; 1:12) que allí reveló sus mandamientos a Israel (Éxo. 19:6; Lev. 11:44, 45).

Además del Sinaí, es probable que Habacuc también tenga otros eventos en mente. La mortandad (Habacuc 3:5) puede referirse a las plagas de Egipto (Éxo. 7–12). Madián (Habacuc 3:7) es una tribu asociada con el Sinaí (Éxo. 2:15, 16) y Cusán puede ser otra tribu relacionada con ella u otro nombre de la misma (comp. Éxo. 18:1–5; Núm. 12:1). Es decir, la mención de ellas podría ser otra alusión a la manifestación divina en aquel monte. 

Pero, a la vez, hay una posible referencia a la reacción de Madián ante los milagros asociados con la salida de Egipto (comp. Éxo. 15:14–16). Otra opción es que estos dos nombres sean una referencia a dos opresores derrotados con la ayuda de Dios en la época de los jueces (Jue. 3:8, 6:1–7:25).

Todos los datos textuales recalcan que el Dios que vendrá a socorrer a Judá es majestuoso. Su gloria trasciende a toda la creación (Habacuc 3:3; comp. 2:14). Aún las montañas, símbolos de permanencia, no pueden compararse con los caminos eternos de Jehovah (Habacuc 3:6). Es decir, su carácter nunca cambia: así como mostró su poder a favor de su pueblo varias veces en el pasado, lo hará de nuevo.

(2) Victoria de Jehovah, Habacuc 3:8-15
Esta sección, al igual que la anterior, está enmarcada por un inclusio. Referencias al mar y a los caballos de Jehovah aparecen en versículos 8 y 15. La serie de tres preguntas de Habacuc 3:8 sirve como una introducción. ¿Por qué viene Jehovah? La repetida mención de la ira divina en este versículo enfatiza que llega para efectuar juicio. 
La referencia a los ríos y al mar podría ser una alusión al conflicto con las aguas en la creación y el diluvio expresado en términos mitológicos (Job 26:12, 13; Sal. 74:12–17, 89:9, 10). En otros pasajes las aguas también simbolizan los enemigos del pueblo de Dios (Sal. 18:16, 17; 144:7). 
Sin embargo, hablar de caballos, carros y el mar indica que Habacuc quiere señalar el éxodo (Éxo. 14:6–15:19; Deut. 11:4; Jos. 24:6); ríos sería una referencia a los ríos Jordán (Jos. 3–4) y Cisón (Jue. 4:6–16, 5:19–21). Entonces, ¿cuál es la respuesta a las preguntas del v. 8? Al fin y al cabo, Jehovah no peleará contra la naturaleza, no lo hizo antes ni lo hará ahora. Él viene a juzgar a las naciones que amenazan a Judá (Habacuc 3:12). Como en el pasado cuando logró victorias milagrosas, traerá nuevamente salvación a los suyos.
Joya bíblica
Has desnudado completamente tu arco; has provisto en abundancia las flechas de tu palabra (Habacuc 3:9a).
El resto de los versículos de esta sección desarrollan este cuadro del “Dios guerrero”. El v. 9 presenta la imagen de Jehovah alistándose y comisionando flechas para la lucha. Habacuc hace dos referencias más al triunfo del mar Rojo (3:10, 15; comp. Éxo. 15:5, 8; Sal. 77:16–18). La descripción del v. 11 se refiere a la victoria sobre los amorreos en la conquista (Jos. 10:7–15). Los vv. 13 y 14 hablan de la liberación de Egipto. Jehovah derrotó a los ejércitos de aquella casa de servidumbre (Éxo. 13:3, 14; Deut. 5:6; Jos. 24:17), de ese impío (el faraón), donde maltrataron y “devoraron” a Israel (Éxo. 1:8–22, 14:3–5). Ahora Judá enfrenta a otra casa explotadora (2:9–11) y a otro impío (1:13), el imperio de Babilonia. Una vez más, Jehová tendrá que ayudar a su pueblo.

Esta sección tiene dos problemas textuales y uno de interpretación que merecen la atención. Primero, en el v. 9 las tres palabras heb. shebuot matot omer han ocasionado mucha especulación. 

Shebuot significa “juramentos” (o “juradas”), pero con una enmienda cambia a has provisto en abundancia. Matot puede traducirse “tribus” o “flechas” (como en Habacuc 3:14). Omer significa “palabra” o “promesa”. Ha habido varias combinaciones de estas opciones. Una posibilidad se menciona en la nota de la RVA: “los juramentos a las tribus fueron promesas” (comp. RVR-1960). La RVA sigue la enmienda anotada anteriormente y traduce has provisto en abundancia las flechas de tu promesa. 

Otra alternativa, que tiene un significado algo similar y no requiere el cambio textual, es: “juradas son las flechas (con) una promesa”. Es decir, Jehovah comisiona sus flechas para el conflicto (comp. Jer. 47:6, 7).

El segundo problema textual se encuentra en el v. 14. No hay acuerdo en cuanto a cómo traducir perazav. Algunas versiones antiguas como la LXX proponen “guerreros” (comp. RVR- 1960). Es posible que la palabra esté relacionada a un término que significa “él quien vive en una aldea” (Deut. 3:5; 1 Sam. 6:18). Esta opción se menciona en la nota de la RVA. La RVA presenta una traducción (los que me dispersaron) que es paralela a la siguiente línea y basada tal vez en otra raíz.
El problema de interpretación es cómo identificar quién es el ungido en el v. 13

Algunos creen que es una referencia a la nación y así las dos primeras líneas del versículo serían sinónimas. Sin embargo, el término en singular nunca se refiere al pueblo de Dios. Otros sugieren que el Ungido es el Mesías (Sal. 2:2, Dan. 9:25, 26). Es mejor definir el vocablo en el contexto del pasaje. 

El v. 13 alude al éxodo para aplicarlo a la situación de la inminente invasión caldea. En este caso, el ungido habla del líder de Israel (Moisés) ante el faraón y, para los días de Habacuc, del rey davídico en Jerusalén (2 Sam. 1:14–16, 19:21; Lam. 4:20). La aplicación para el profeta sería que Jehovah preservará a la dinastía real (comp. 2 Rey. 25:27–30).
4.     Declaración de fe en Jehovah, Habacuc 3:16-19a
Estos versículos registran la reacción de Habacuc a la visión de Jehovah, el Dios glorioso y guerrero, de su oración. El temor al oír (comp. Habacuc 3:2) esta revelación acerca de Dios y los eventos del porvenir afecta sus emociones en gran manera (Habacuc 3:16).
Joya bíblica
Aunque la higuera no florezca
ni en las vides haya fruto,
aunque falle el producto del olivo
y los campos* no produzcan
alimento,
aunque se acaben las ovejas del redil
y no haya vacas en los establos;
con todo, yo me alegraré en Jehovah
y me gozaré en el Dios de mi
salvación (Habacuc 3:17, 18).
Semillero homilético
Cuando la fe es imprescindible
Habacuc 3:17–19
Introducción
Habacuc es un buen ejemplo para los que confían en Jehovah.

     I.     Cuando tenemos muchas razones para dudar.
1.     La tierra no producía la higuera, las vides, ni el olivo.
2.     El ganado no aumentaba.
        (a) Se acaban las ovejas del redil.
        (b) No haya vacas en los establos.

     II.     Cuando la situación nos parece desesperante.
1.     Con todo lo malo que pasaba.
2.     Sus dificultades eran reales.
3.     Decidió alegrarse en el Señor.
4.     Decidió gozarse en el Dios de su salvación.
5.     Hizo uso de la fuerza provista por su relación con Jehovah.

     III.     Cuando consideramos las posibilidades con Dios.
1.     Porque Jehovah es su fortaleza (Sal. 46, 23).
2.     Porque Jehovah da estabilidad.
3.     Porque Jehovah le sostiene y le lleva a lugares altos (1        Juan 3:1, Sal. 116:19, Ef. 2:6).

Conclusión
¿Cuál es su razón de tener fe?

Pero, a la vez, el profeta demuestra una confianza profunda en Jehovah. En el v. 16 (RVR-1960) él dice “estaré quieto en el día de la angustia” (comp. 1 Sam. 25:9). La RVA tiene la traducción gimo, que se basa en una enmienda al texto heb. El cambio, sin embargo, no tiene apoyo en versiones antiguas. Todas concuerdan con TM. Esta declaración de fe se amplía en los siguientes versículos. 

Una consideración mayor es que estas palabras indican que Habacuc ha cumplido con el deseo de Jehovah expresado en Habacuc 2:3. Así, el profeta promete vivir por fe (Habacuc 2:4).

Habacuc afirma que, a pesar del sufrimiento en ese terrible día que será la invasión de Babilonia, se regocijará en Jehovah (Habacuc 3:17, 18). Reconoce que Judá tendrá que sufrir las maldiciones del Pacto Mosaico por su desobediencia (Lev. 26:14–39; Deut. 28:15–68). Pero ese mismo Pacto también tiene palabras de esperanza y restauración después del juicio (Lev. 26:40–45; Deut. 30:1–10, 32:34–43). Jehovah no abandonará a su pueblo (comp. Habacuc 1:12).

Como muchos salmos de lamento (Sal. 28:6–9, 35:27, 28), esta obra que contiene los lamentos de Habacuc termina con alabanza (3:18) y con palabras de confianza (Habacuc 3:19a). Esta confianza se expresa por medio de los títulos que el profeta asigna a Jehovah. 

Aunque haya pérdida y derrota, Jehovah es el Dios de mi salvación; a pesar de la debilidad de Judá ante los ejércitos del imperio, Jehovah es mi fortaleza; no obstante el aparente caos de la situación nacional, Jehová es el soberano Señor. Al mencionar las pisadas firmes de las ciervas, Habacuc comunica que en medio de la situación precaria él andará seguro con su Dios (comp. 2 Sam. 22:34; Sal. 18:33).

Esta fe incondicional de Habacuc es el producto de un proceso. En base a un diálogo con Jehovah, en el cual pudo exponer sus dudas y recibir respuestas (caps. 1 y 2), él puede confiar en los planes divinos. Aunque no entienda todo, sabe que tiene un Dios grande y descansa en su soberanía y su poder.
5.     Dirección musical, Habacuc 3:19b
El oficio director del coro aparece a menudo en los títulos de los Salmos (por ej., Sal. 4–6, 51–62; comp. 1 Crón. 15:21, 23:4), así como también instrumentos de cuerda (por ej., Sal. 4, 6, 54, 55, 61, ver títulos). Esto nos indica que este capítulo fue usado en la adoración del pueblo. La fe en medio de tiempos difíciles que Habacuc expresa en su oración sigue siendo un ejemplo a través de los siglos.
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