martes, 7 de abril de 2015

Nuestro Dios es fiel y siempre brinda protección a los suyos cuando lo siguen fielmente: Sé fiel

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


 
 
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David: poeta, protegido y presuntuoso
2 Samuel 22:1–24:25
Existe una relación estrecha entre el final del capítulo 21 y el contenido del 22. En aquella porción se registraron cuatro acontecimientos en los cuales David fue protegido de la muerte segura. En ésta, el rey agradece al Señor su fidelidad al cuidarle en todas las circunstancias. El capítulo 23 comienza recordando el pacto perpetuo hecho con él por Jehová; y finaliza con otra lista de los valientes de David. El último capítulo relata una segunda ocasión (la primera fue 21:1–14) en que el pueblo sufrió por causa de la mala conducta de su rey que quebrantaba el pacto.
DAVID EL POETA 22:1–23:7
Esta porción es la más importante del apéndice del libro. Es el meollo o el centro. La estructura de la sección hace que la atención del lector se concentre en ella. ¿Cuál es la verdad central? El Señor es fiel al pacto perpetuo que hizo con David y sus descendientes, y por eso cuidaba y protegía a su ungido.
Salmo de acción de gracias por la liberación 22:1–51
Este capítulo se repite en el Salmo 18. El versículo 1 contiene tiene similitud con el encabezado del salmo. Se compuso después que David fuere liberado de todos sus enemigos, especialmente de Saúl. El mensaje del salmo es que Jehová, el Rey verdadero, siempre cuidó a su virrey con quien pactó. A nosotros nos enseña que nuestro Dios es fiel y siempre brinda protección a los suyos cuando lo siguen fielmente.
En esencia, este cántico se relaciona con la confianza que la fidelidad divina infundía en su siervo David. Lo que Dios había hecho en el pasado y el presente generaba la confianza en lo que haría en el futuro.
La confesión de confianza vv. 2–4. David confiesa gozosamente que Jehová es su roca, fortaleza, libertador, escudo, fuerte, alto refugio y salvador, quien le había librado de toda violencia. Teniendo esta experiencia como base, asevera que en el futuro confiará en él, le invocará y será salvo. Estos últimos verbos se encuentran en un tiempo que en hebreo son acciones continuas. Su confianza no era fortuita sino constante, en todas las vicisitudes de la vida.
La experiencia que estimula la confianza vv. 5–35. Hasta el versículo 25, todos los verbos se encuentran en el tiempo pasado. David estaba reflexionando sobre realidades históricas. El salmista se había encontrado en una situación desesperada (vv. 5–6) cuando invocó y clamó al Señor, y éste le escuchó (v. 7). En los versículos 8–16 menciona ilustraciones tomadas de la naturaleza para enfocar los recursos inagotables que Jehová tenía a su disposición para guardar a su siervo. Por medio do todos estos medios, el Omnipotente le había librado de todos sus enemigos (vv. 17–20).
¿Por qué lo trató el Señor así? La contestación se halla en los versículos 21–26a. Hay dos partes en la respuesta: la humana y la divina. Por el lado humano, Dios lo había cuidado porque era justo (vv. 21a, 24a, 25a), puro (vv. 21b, 24b, 25b) y, lo que es más importante, obediente (vv. 22–23). Por el lado divino, vemos que Jehová es misericordioso (v. 26a). Siempre trata a los suyos de acuerdo con su “hesed”, amor leal. Recuerde que esta palabra tiene que ver con un pacto realizado entre dos partes. El Señor había pactado con David (capítulo 7) y siempre le trataría conforme a su “hesed”, fidelidad al pacto.
¡PENSEMOS!
Vale la pena notar que, hasta cierto punto, la fidelidad de Dios depende de la nuestra. David era justo, puro y obediente y por eso el Señor pudo tratarlo con misericordia. ¿Piensa que nuestro Padre busca las mismas cualidades en nuestra vida? ¿Nos bendecirá y protegerá si no las poseemos? Pídale que le ayude a poner su parte para que él pueda hacer su parte.
En los versículos 26–27 el salmista pasa al futuro. Su confianza es que Dios, que se ha manifestado fiel a su siervo justo, puro y obediente, siempre lo hará. También tratará al perverso (astuto) con severidad.
David siguió su cántico alabando al Señor por lo que era y hacía. Al escribir el salmo, se expresó en tiempo presente (vv. 28–35).
Expresiones de confianza vv. 36–46. El rey agradecido graba en su corazón la confianza inquebrantable en el Dios que lo había preservado: “Me libraste (pasado) y por esto confiaré en ti (futuro)”.
ME LIBRASTE Y POR ESTO,
CONFIARE EN TI.
VV. 36–37; VV. 38–39; VV. 40–44A, B; VV. 44B, C–46
Alabanza y voto vv. 47–50. Después de haber reflexionado sobre la gran fidelidad de Jehová, David no podía hacer otra cosa que prorrumpir en alabanza a él (vv. 47–49) y prometer serle fiel en proclamar su nombre entre las naciones (v. 50).
Confianza en el Dios del pacto v. 51. Terminó su cántico en tiempo presente, refiriéndose una vez más al pacto. David era “su rey”, “su ungido” y él y su descendencia disfrutarían de los beneficios del pacto para siempre. La base de este trato es la misericordia (“hesed”, fidelidad al pacto, compare el v. 26).
Este versículo sirve de puente entre los capítulos 22 y 23. Es a la vez el final del 22 y la introducción al 23. El tema del pacto se desarrollará en éste.
Las palabras postreras de David 23:1–7
Esta frase no se debe tomar en forma literal, sino que este es el último oráculo que pronunció bajo la inspiración divina. Este es su salmo final inspirado por Dios, el Espíritu Santo (v. 2).
Las primeras frases tienen que ver con el autor del salmo (vv. l–3a). Estos textos son muy importantes para la doctrina de la inspiración bíblica, porque enseñan que las Escrituras inspiradas tienen autor divino y humano. David es el humano y se describe con cuatro frases en el versículo 1. Las dos de en medio son las más importantes, porque introducen el tema del salmo. El fue levantado en alto cuando Jehová lo ungió rey sobre Israel. La iniciativa de constituirlo rey no vino de David, sino de Dios mismo. El autor divino es el Espíritu de Jehová, quien le dio al salmista las palabras que había de hablar y escribir. En el momento de la inspiración, las palabras de David se volvieron en palabra de Dios (v. 2). Lo dicho fue por Dios de Israel y lo hablado por la Roca de Israel (v. 3a).
El mensaje del salmo se encuentra en los versículos 3b–7. Esta porción es definitivamente mesiánica. Se refiere al reinado del Hijo de David en un tiempo futuro. La primera parte del mensaje se encuentra en tiempo futuro y es una promesa divina del establecimiento de un rey justo sobre los hombres (v. 3b). Este se describe en el versículo 4 con tres ilustraciones que se tomaron de la naturaleza.
En el versículo 5 el autor cambió al tiempo presente para describir la situación que él vivía. David confesó que al momento de escribir, ese rey y reino aun no se habían establecido: “No es así mi casa para con Dios…Aunque todavía no haga él florecer toda mi salvación y mi deseo”. Entre estas dos declaraciones encontramos una afirmación de fe: “Sin embargo, él ha hecho conmigo pacto perpetuo, ordenado en todas las cosas, y será guardado”. No existía ni una duda en la mente del salmista. Dios había concertado pacto con él y su casa y lo cumpliría cabalmente. El Señor es fiel y hace todo lo que promete. Todos estos textos son muy semejantes a Salmos 72:1–7 que también es porción mesiánica.
La condición de los impíos durante el reino mesiánico (el milenio) se trata en los versículos 6–7.
David el poeta terminó su carrera literaria con dos cánticos inspirados que encontramos en estos dos capítulos. Uno de los temas principales es que Jehová siempre será fiel al pacto que concertó con David (capítulo 7). El virrey de Israel, ungido por el Señor, siempre sería miembro de la casa de David. Según Lucas 1:32–33, el cumplimiento cabal del pacto sería por medio de Jesús, el Hijo de David: “Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin”.
¡PENSEMOS!
¡Cuánto confía en las promesas de Dios? Medite por un rato en la confianza de David. Apunte cinco promesas divinas que tadavía no se han cumplido. Pídale al Señor que aumente su fe para confiar cabalmente en ellas. Medite en la fidelidad de nuestro Padre.
DAVID EL PROTEGIDO 23:8–39
Esta porción corresponde al 21:15–22. Ambas registran los nombres de los valientes de David. Estos eran los hombres que el Señor usó para proteger al virrey y hacer grandes proezas en el nombre de él. Esta lista habla de los tres (vv. 8–12) y los treinta (vv. 13–39).
Los tres principales 23:8–12
Joseb-basebet liquidó a ochocientos enemigos en una sola batalla. Eleazar era tan persistente en pelear, que su mano se entumeció por haber tenido en ella su espada por largo tiempo. Sama defendió solo un terreno que los filisteos querían tomar. La frase más importante del relato se repite dos veces: “Jehová dio una gran victoria” (vv. 10b, 12b). Los hombres eran valientes, pero al fin y al cabo la victoria dependía de la intervención divina. El Rey verdadero usó hombres valientes para proteger a su ungido y su pueblo.
Los treinta valientes 23:13–39
Es obvio que “los treinta” era un título genérico que se aplicaba a todos los héroes de David, porque en el versículo 39 dice que el total de esta lista es treinta y siete. El número exacto variaba, pero se les conocía como “los treinta”.
Los versos 13–17 relatan la hazaña de tres de los treinta que no se identifican. Aprendemos que eran fieles a David, al punto de arriesgar sus vidas para satisfacer un antojo de su jefe. Es probable que el rey no pidiera agua del pozo de Belén (v. 15), sino que estuviera expresando su frustración al ver a los filisteos ocupar su pueblo natal que quedaba tan cerca de Jerusalén. Los tres lograron llegar hasta dicho pozo y llevaron el agua a su monarca. Este reconoció el peligro por el cual habían pasado, y en vez de beber el líquido refrescante, lo derramó en tierra en sacrificio a Jehová. Este rey ponía la gloria de Dios y el bienestar de los suyos antes que sus propios deseos.
DIOS Y LOS DEMAS DEBEN SER NUESTRA
PREOCUPACION PRINCIPAL
Dos de los más renombrados se mencionan en los versículos 18–23. Abisai (vv. 18–19) era el principal de los treinta y Benaía (vv. 20–23) llegó a ser jefe de la guardia personal de David (8:18; 20:23b).
Treinta y uno enlistados vv. 24–39. De algunos se mencionan sus parientes, de otros, su procedencia, pero sólo de Naharai (v. 37b) se nos revela su ocupación: escudero de Joab.
Según el versículo 39, el total de la lista es de 37 valientes. Saquemos la cuenta. Se nombran específicamente tres en los versículos 8–12, dos en 18–23 y treinta y uno en 24–39. La suma es de treinta y seis. ¿Quién faltó? La gran mayoría de los intérpretes cree que era Joab. El era único. Pertenecía a una categoría especial. Era muy conocido como jefe de todas las tropas, incluyendo a los treinta y no era necesario incluir su nombre en la lista.
Es interesante notar que el último enlistado fue Urías heteo. David había mandado asesinar a uno de sus valientes sólo porque creía que así le convenía.
DAVID EL PRESUNTUOSO
24:1–25
Esta porción corresponde a la de 21:1–14 en la estructura del apéndice. Hay varias similitudes entre las dos: Jehová es el protagonista principal, quien castiga a su pueblo por una transgresión cometida por el rey. Cuando el rey cumplía con la voluntad divina, Jehová volvía a bendecir al pueblo. Los finales de las narraciones son muy semejantes: “Y Dios fue propicio a la tierra después de esto” (21:14b), “Y Jehová oyó las súplicas de la tierra” (24:25b). Así que cuando el autor escribió: “Volvió a encenderse la ira de Jehová contra Israel” (v. 1). Esto se debe relacionar con el capítulo 21:1–14. Aquí, el pecado de David fue levantar un censo sin tener la dirección divina para hacerlo. Todo el capítulo está relacionado con el censo no autorizado.
El censo 24:1–9
La incitación v. 1. Nuestro texto dice que Jehová incitó a David, pero la porción paralela (1 Crónicas 21:1) afirma que fue Satanás. ¿Quién fue el responsable de impulsar a David a pecar? Obviamente no fue el Señor porque él es tres veces santo (Isaías 6:3). Parece que el Omnipotente permitió que el diablo tentara al rey. Fue la voluntad permisiva de Dios.
La orden vv. 2–3. Joab recibió la orden de levantar el censo e inmediatamente quedó perplejo. No entendía por qué David quería hacerlo. Sentía que algo andaba mal.
Levantar un censo no es pecado (Exodo 30:12); entonces parece que el problema era el móvil. Joab no comprendía qué motivaba a David a levantarlo. El versículo 9 indica que era un censo militar para que el rey supiera con cuántos podía contar para sus conquistas. Es probable que en esta época de su vida el monarca se ufanara de su poderío militar y en forma presuntuosa comenzara a confiar en él en vez de en Jehová. Depositaba su confianza en el hombre y esta fue una equivocación fatal.
El cumplimiento vv. 4–9. A pesar de sus inquietudes, Joab obedeció al rey, y el censo se levantó durante el lapso de nueve meses y veinte días. Fíjese en el hecho de que el informe marcó la distinción entre los de Israel y los de Judá.
El censo condenado y castigado 24:10–15
No pasó mucho tiempo antes que David se diera cuenta de que había pecado. El Espíritu Santo también realizaba el ministerio de redargüir en la antigua dispensación. Lo importante es ver la reacción del rey. Hizo sa confesión de inmediato (v. 10). El versículo 11 indica que pasó toda una noche lamentando y confesando su falta. Esta es una de las grandes diferencias con Saúl, quien quería encubrir sus pecados, y David que los confesaba.
LA CONFESION DEBE SER INMEDIATA
Las opciones ofrecidas vv. 11–15. El pecado fue perdonado, pero sus consecuencias no se pudieron evitar. El Señor mandó a su profeta Gad para proponer al rey tres opciones: siete años de hambre, tres meses de derrotas o tres días de plaga. David optó por la última apelando a la misericordia de Dios. El resultado de la peste fue la muerte de setenta mil hombres en toda la tierra.
El pecado perdonado 24:16–25
El daño no fue tan extenso como pudiera haber sido porque Jehová se arrepintió y detuvo al ángel destructor. El verbo “arrepentirse” bien puede traducirse “entristecerse”. Su tristeza fue tanta, que decidió acortar el tiempo de castigo (v. 16). Esta manifestación de la misericordia divina pudo verse porque David intercedió por el pueblo y se ofreció a sí mismo como sacrificio, si fuere necesario (v. 17). Note bien que en este versículo todos los pronombres personales son enfáticos.
David obedeció edificando un altar vv. 18–25. La instrucción vino por medio de Gad: David debía levantar un altar a Jehová en el mismo lugar donde el ángel destructor se había detenido, la era de Arauna jebuseo. Este ofreció regalar el terreno al rey, pero David rechazó la oferta e insistió en pagarle el precio justo. La razón que dio fue: “porque no ofreceré a Jehová mi Dios holocaustos que no me cuesten nada” (v. 24a). La propiedad llegó a ser el sitio donde se construyó el templo. En ese lugar, David “edificó… un altar a Jehová, y sacrificó holocaustos y ofrendas de paz” (v. 25a). Los versículos 21b y 25b dan a entender que la intercessión y obediencia de David ocurrieron antes de que cesara la mortandad. El Señor detuvo la plaga por la intercesión y obediencia de David.
¡PENSEMOS!
David cambió el rumbo de la historia cuando intercedió por su pueblo y obedeció la palabra del Señor. El Señor respondió misericordiosamente al comportamiento del rey y detuvo la plaga. El no ha cambiado y puede hacer lo mismo en nuestros días cuando reconocemos que es nuestro “rey soberano”, intercedemos por los suyos y vivimos en obediencia. No hay límite a lo que Dios puede hacer cuando nosotros estamos bien relacionados con él.
La historia relatada en este capítulo es muy apropiada para el cierre del libro. En ella vemos a Jehová como el Rey verdadero. Su virrey no era perfecto, pero cuando pecaba, lo confesaba, aceptaba las consecuencias de su pecado y el perdón del Señor. Cuando la relación era correcta entre ambos reyes, el terrenal adoraba y obedecía al Rey verdadero, y él bendice a su pueblo.
El autor logró sus propósitos. Todo el que leyera su libro sabría que Jehová es el Rey verdadero de todo Israel, que escogió a David y su casa para que fueran reyes sobre su pueblo y que el único rey legítimo sobre la nación tenía que ser descendiente de David y someterse totalmente a la voluntad divina. Cuando el rey y el pueblo cumplían el pacto, el Señor los colmaba de bendiciones. La mortandad siempre era consecuencia de la desobediencia y rebelión.

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lunes, 6 de abril de 2015

En vez de estudiar todas las doctrinas de cada grupo religioso, estudiemos cómo se ajustan o se apartan de cuatro puntos cardinales de la doctrina bíblica: Dios, el pecado, la salvación y la vida futura

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


 
 
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               CAMINOS QUE PARECEN DERECHOS

Hay camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es caminos de muerte.
Proverbios 14:12

Nadie se pierde intencionalmente. Todo viajero se propone llegar a su destino, pero hay influencias y circunstancias que desvían a algunos del rumbo correcto. Lo mismo se puede decir de la vida espiritual. Analicemos cuatro de esas influencias desviadoras.

INFLUENCIAS DESVIADORAS

1. Un viajero solitario en el altiplano andino se detiene perplejo. El camino se divide en dos senderos. No sabe a cuál de los dos seguir para llegar al pueblo distante. La noche se acerca. El frío se hace más intenso. Una mala elección pudiera ser fatal. Se regaña por no haber averiguado mejor la dirección. Por fin, escoge la senda que le parece mejor y sigue caminando. Pero cuando debiera haber llegado al pueblo, le sorprende una tormenta entre los picachos nevados donde anda completamente extraviado. Perece en la noche. ¿Por qué? No conocía el buen camino.

2. Cierto piloto de avión vuela cerca de la frontera de un país enemigo. Busca en su radio la señal que le ha de guiar a su propia base donde quiere aterrizar. Sintoniza lo que cree que es la señal correcta. Corrige el rumbo del vuelo. Al poco rato, sin saberlo está volando sobre territorio enemigo. El avión cae a tierra acribillado por las balas antiaéreas. Una señal engañosa lo ha desviado.

3. Un grupo de cazadores acepta los servicios de un “guía” quien les asegura que conoce el terreno como la palma de la mano. Lo siguen confiadamente cuando se interna en la selva. Pero todos pierden la vida porque su guía no tiene experiencia alguna y es el primero en extraviarse. Siguieron a un guía que no merecía su confianza.

4. ¡Vimos con asombro que el sol se levantaba en el occidente! Por supuesto eso no podía ser. Dos hermanos míos y yo íbamos del centro de los Estados Unidos al sur, rumbo a Miami, Florida. Habíamos viajado toda la noche, pero en cierta ciudad donde varias carreteras iban unidas por un trecho y luego se repartían, mi hermano que manejaba el auto se había equivocado. Seguía confiado por horas mientras mi otro hermano y yo dormíamos. Teníamos mapa de carreteras, pero nadie se fijó en él. Pasamos por pueblos que no estaban en nuestra ruta y junto al camino había señales que debían habernos advertido de nuestro error. Pero en la oscuridad nadie se fijaba. Sólo cuando se levantó el sol “en el occidente” nos dimos cuenta del error. Íbamos al norte en un estado donde no nos correspondía estar. A tiempo el sol, las señales de carretera y el consultar el mapa nos hicieron cambiar de dirección y llegamos sin novedad a Miami. Nos habíamos extraviado por no consultar el mapa de carreteras.

Estos cuatro casos sacados de la vida ilustran las influencias responsables de muchas desviaciones espirituales:
    1.      Poco conocimiento del camino al cielo.
    2.      Señales de origen satánico hechos para confundir al hombre.
    3.      La personalidad atrayente de guías falsos.
    4.      El no consultar el mapa, la Biblia.

¿POR QUÉ ESTUDIAR LAS DOCTRINAS FALSAS?

En defensa propia

El propósito de este escrito es combatir estas cuatro influencias desviadoras que han apartado a muchas personas de la verdad. Jesucristo nos ha dicho: “Yo soy el camino, y la verdad y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6). Hay que seguirlo a Él de cerca, conocerlo bien. Nos comunicamos con Él constantemente en oración para que su luz nos ilumine. Le pedimos que nos guarde de todo error y nos conduzca al hogar celestial.

Dios nos ha dado la Santa Biblia como mapa para señalarnos el camino. El que no se ocupe de estudiarla no sabrá distinguir si es falsa o verdadera cualquier doctrina que se le presente. El que ignora las Escrituras confunde fácilmente el camino.

Hay muchos senderos doctrinales que parten del camino verdadero. Algunos de ellos parecen derechos, citan la Biblia y contienen mucha verdad, pero poco a poco van alejándose del camino verdadero. No se nota a primera vista el error. El que viaja por el camino al cielo debe comparar cuidadosamente las enseñanzas que encuentre con lo que se halla en su mapa, la Biblia.

Varias de esas religiones enseñan a sus miembros a ir de casa en casa procurando ganar adeptos para su fe. Se brindan a ayudarlos a comprender mejor la Biblia, y les enseñan el error. El estudiante debe basarse tan firmemente en las Escrituras que ni los argumentos, ni las invitaciones, ni el ejemplo de otros lo puedan apartar de la verdad revelada en Cristo y en su Palabra.

Hay mucha verdad en el refrán: “Guerra avisada no mata soldados.” Los miembros de nuestras iglesias deben estar al tanto de lo que enseñan tales grupos y conocer la refutación bíblica de sus errores. “Para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error” (Efesios 4:14).


Para ayudar a otros

La mayoría de los grupos que se estudian en este escrito profesan ser cristianos, pero tienen ciertas doctrinas erróneas o corrientes teológicas que apartan de Cristo la fe para ponerla en otras cosas. Algunos se han desviado más y otros menos de la verdad. Entre ellos hay muchos buenos cristianos que aman y sirven al Señor a pesar de los errores que enseña su iglesia.

El conocimiento del error en el cual se encuentran las personas nos ayuda a presentarles la verdad que necesitan. Entre ellas se hallan muchas que desean conocer la verdad. Es de esperar que estos estudios nos inspiren mayor compasión hacia los que andan errados y nos muevan a orar y trabajar por su salvación.

Entre los nuevos convertidos en nuestras iglesias hay quienes han estado enredados en doctrinas falsas. Estos estudios pueden ayudarnos a comprenderlos y darles el auxilio que necesitan.


LOS PUNTOS DE ORIENTACIÓN

En vez de estudiar todas las doctrinas de cada grupo religioso, veremos cómo se ajustan o se apartan de cuatro puntos cardinales de la doctrina bíblica: Dios, el pecado, la salvación y la vida futura. Veremos también algo de su fondo histórico y algunas de sus creencias y prácticas que no se relacionen directamente con estos puntos cardinales.

En el escrito aparece un cuadro comparativo de las creencias principales de las iglesias o sistemas religiosos estudiados. Donde aparece la palabra “ortodoxo” (que significa “doctrina correcta”) quiere decir que se adhiere a la enseñanza bíblica en ese aspecto. Es bueno que el lector se familiarice con el cuadro antes de estudiar el escrito, porque así asimilará más rápidamente la materia. El cuadro también le ayudará a repasar rápida y frecuentemente lo estudiado.


EL TRATO CON LOS DE OTRA RELIGIÓN

En cada acápite se dan sugerencias para el evangelismo personal con personas del grupo que se estudia. Los principios fundamentales dados a continuación pueden servir en el trato con todos.
          1.      Reconozca desde un principio que los argumentos son incapaces de mover el corazón al arrepentimiento. Sólo el Espíritu de Dios puede hacer esto.

          2.      Ore por las personas a quienes desea llevar a Cristo, pidiendo que Dios les abra el corazón a la verdad.

          3.      Evite las discusiones acaloradas. “Que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad, y escapen del lazo del diablo” (2 Timoteo 2:25, 26).

          4.      Demuestre la cortesía y el amor de Cristo en todo momento, tomando en cuenta que la vida diaria se encarga de confirmar o desmentir las palabras que uno habla.
          5.      Nunca demuestre una actitud de “soy más santo que tú”.

          6.      Nunca critique la religión de la persona con quien trata ni a los fundadores de ella. No los ponga en ridículo. Las creencias religiosas de una persona le son muy valiosas y suelen estar profundamente arraigadas en ella. Si alguien las ataca, se siente obligada a defenderlas. Lo más probable es que se ofenda y no estará dispuesta a aceptar nada de lo que diga el que la ha “insultado” así.

          7.      Presente la verdad positiva del evangelio en vez de atacar las creencias de la persona. Así estará más dispuesta a recibir la enseñanza. Por ejemplo, si usted fuera una persona que orara a otros dioses, ¿a cuál de estos evangélicos estaría más dispuesto a escuchar? Uno le dice: “Es malo orar a esos dioses falsos; así se va a ir al infierno.” El otro le dice: “Quiero contarle lo que Dios hizo por mí en respuesta a la oración.”

          8.      No se ponga a discutir puntos de importancia secundaria que únicamente lo desviarían de la conversación principal.

          9.      Testifique de Cristo y de lo que Él ha hecho para usted y para otros. El gozo rebosante de una vida victoriosa atrae a más personas que grandes cantidades de buena lógica y argumentos acertados. El testimonio respaldado por la vida puede hacer que otros deseen lo que usted ha encontrado en el Señor.

          10.      Si no se han entregado a Cristo, invítelos a que se entreguen, arrepintiéndose del pecado y poniendo su fe en Él. Si logra eso, Él les iluminará la mente para entender las Escrituras y recibir la verdad que se les enseña. Note este orden en 2 Timoteo 2:25, 26. Al acercarse a la luz, las tinieblas se disipan. “Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8:32).

          11.      Aproveche los puntos en que estamos de acuerdo. Puede usarlos como punto de partida en vez de ir directamente a las diferencias. Por ejemplo, pueden darle gracias a Dios que tienen fe en Él en estos tiempos de tanta incredulidad. ¿Aman a Dios? Nosotros también. Entonces ¿por qué no orar juntos? ¿Quisieran tener una comunión más íntima con Dios? Señale los versículos que explican cómo alcanzarla.

          12.      Sea obediente al Espíritu Santo. Pida su dirección para hallar a los que andan descarriados y llevarlos a Cristo. Eso puede ser mediante la amistad, el obsequiarles folletos o el Nuevo Testamento, el invitarlos a acompañarlo a reuniones evangélicas o de alguna otra manera. Pídale al Señor que lo llene a usted de su amor y valor, y que lo use como instrumento para la salvación de las almas para la gloria de Dios.


AVISOS EN EL CAMINO

¡Cuántas veces una señal de carretera nos ha salvado la vida! PELIGRO: CURVA CERRADA, nos dice una. La vemos a tiempo, disminuimos la velocidad y atravesamos sin novedad un tramo peligrosísimo. El Departamento de Obras Públicas tiene la responsabilidad de señalar claramente los lugares peligrosos para proteger la vida de los viajeros. No cumplir ese deber sería negligencia criminal.

¿Y acaso los obreros del Señor no tienen la responsabilidad de marcar bien el camino de la vida? ¿No les corresponde señalar los lugares peligrosos para evitar que los viajeros se aparten de la sana doctrina y sufran un desastre espiritual?

Las cruces colocadas al lado del camino en algunas regiones le hablan silenciosamente al viajero. “¡Cuidado!—le dicen—. En este punto otros han perdido la vida.” De igual modo, la tragedia de los que han dejado el camino verdadero para seguir doctrinas erróneas sirve de advertencia contra las tendencias que los desviaron de la verdad.

Estas mismas tendencias pueden surgir en cualquiera de las iglesias evangélicas y ocasionar estragos. Por ese motivo se incluye en cada capítulo la sección “Avisos en el camino”. Señala algunas tendencias peligrosas que a veces se presentan. Si las toma en cuenta el pastor, podrá reconocer a tiempo el problema y evitar dificultades serias en la iglesia.

El tratar sobre problemas existentes en iglesias evangélicas no es por espíritu de crítica ni de pugna. Tampoco es para indicar que es una situación característica o general. Es sencillamente para cumplir con la responsabilidad que nos corresponde de marcar bien el camino. “Entonces tus oídos oirán a tus espaldas palabra que diga: Este es el camino, andad por él” (Isaías 30:21). “Haced sendas derechas para vuestros pies, para que lo cojo no se salga del camino” (Hebreos 12:13).


PREGUNTAS Y ACTIVIDADES

        1.    ¿Cómo puede ayudarle el estudio de este escrito?
     2.  Mencione tres influencias desviadoras que han contribuido al origen de grupos religiosos que se llaman cristianos pero enseñan doctrinas erróneas.
      3.   ¿Ha observado alguna vez en su iglesia o denominación una de estas influencias? ¿Cuál de ellas? En la clase se pueden citar casos. El análisis de problemas pasados puede ayudar a vencer otros similares en el futuro.
      4.    ¿Cuáles son los puntos cardinales que se examinan al estudiar una religión?
      5.   Lea el índice de los capítulos. Mencione siete de los grupos religiosos que se estudian en este escrito.
      6.    ¿Para qué se incluye en cada capítulo la sección “Avisos en el camino”?
     7.   Hágase en la clase una dramatización en dos actos de cómo tratar con personas de otras religiones. Dos alumnos pueden hacer el papel de obreros personales. Otros dos actúan como adeptos de otra religión. En primer lugar, una pareja muestra cómo no se debe hacer el evangelismo personal. Después, la segunda pareja muestra un método mejor.
     8.   Haga una lista de los conocidos suyos que están en otra religión o secta. Empiece a orar por ellos.
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Con frecuencia, no somos sinceros con nosotros mismos porque nuestros pecados nos han cegado a la verdad

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


 
 
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Cuando los ciegos ven
y los que ven están
ciegos
(9.1–10.39)
Es algo asombroso. Se le puede explicar a un niño pequeño por qué no debe cruzar una calle muy transitada o tocar una estufa caliente, y aunque incluso dé muestras de haber comprendido, hará lo que le advirtieron que no hiciera. Luego, cuando le pregunte por qué lo hizo, responderá: «No sé», en un tono que uno duda si le entendió cuando se lo dijo.
Lo más sorprendente de este fenómeno es que no finaliza en la adolescencia. Se le puede explicar a un hijo adolescente por qué debiera esforzarse en las tareas escolares, o practicar más el instrumento musical, o elegir mejor sus amistades, y dar explicaciones con una increíble claridad y convicción, pero si no quiere aceptar lo que se le dice, no lo hará. Y cuando se le pregunta por qué no siguió el consejo, ofrecerá la misma respuesta infantil: «No sé». O, más sofisticado aun: «Sencillamente, no quería hacerlo». Pero si se le pregunta el porqué, quizás volverá a escuchar ese «no sé».
¿Se supera esta condición en la edad adulta? ¡No! Si algo aporta la edad adulta, es un nivel más absurdo todavía en las respuestas. Nos volvemos expertos en encontrar justificativos para eludir las buenas razones y las claras explicaciones acerca del porqué aceptar o rechazar determinadas ideas, puntos de vista o comportamientos. Por supuesto, como adultos hemos superado la etapa del «no sé». En cambio repetimos las preguntas, dando la impresión de que nunca oímos o entendimos lo que en realidad ya se nos había dicho varias veces, O, mejor todavía, damos «razones» por las que no hemos aceptado lo que se nos dijo, aunque no tenemos verdaderos argumentos para apoyar nuestro punto de vista, O, más que eso, reunimos a nuestro alrededor un grupo de personas que aceptan lo que decimos; pero a la mayoría la hemos engañado de todos modos, de manera que sólo saben lo que nosotros sabemos, y eso al fin y al cabo es erróneo.
¿Por qué no decimos, simplemente: «No quiero hacerlo» o «Me niego a creerlo»? ¿Por qué no nos limitamos a ser sinceros respecto al tema? Hay muchas respuestas posibles para estas preguntas, pero la más directa es también la más acertada: con frecuencia, no somos sinceros con nosotros mismos porque nuestros pecados nos han cegado a la verdad. Muchas veces nuestra vida se ha construido sobre la negación, el rechazo, las mentiras y las justificaciones, a tal punto que llegamos a perder de vista lo que es verdadero. No podemos vernos con claridad nunca más, así que con toda seguridad no veremos claramente a los demás tampoco. Nos convertimos en ciegos que conducen a otros ciegos, y con demasiada facilidad somos presas del error de arrogantemente acusar de ceguera a otros que ven mejor que nosotros.
Jesús entró en contacto con personas iguales a nosotros. A los que estaban dispuestos a reconocer que eran ciegos, les dio vista. Pero a los que se negaban a que los guiara, los abandonó a su ceguera.
¿Quiere usted ver? Quizás ni siquiera sepa que hay cosas que no es capaz de ver, pero lo cierto es que a todos nos ocurre. De manera que, antes de proseguir la lectura, entre en la presencia de Dios por medio de la oración, y pídale al Espíritu Santo que actúe en su vista espiritual mientras estudia este capítulo. Luego, cuando el Espíritu le muestre lo que usted ha estado procurando encubrir durante tanto tiempo, no cierre los ojos. En lugar de ello, pídale al Señor que le dé fortaleza para mirar de frente el asunto y para depender de El a fin de que lo ayude a tratar la cuestión con sinceridad y dignidad. Al Señor le encanta responder a esta clase de plegarias.
Un milagro para dar la vista
Cuando Jesús escapó para no ser apedreado, «vio a un hombre ciego de nacimiento» (Jn 9.1). Al ver a este hombre los discípulos le hicieron una pregunta a Jesús (v. 2). ¿Qué revela esta pregunta respecto al concepto que tenían acerca del origen de las incapacidades físicas?
     Entre bastidores
Los discípulos de Jesús no eran los únicos en sus creencias acerca de la causa de los impedimentos físicos. Algunos textos judíos de esa época enseñaban que el alma de una persona podía pecar en un estado preexistente (Sabiduría 8.20). Muchos creían que una criatura podía tener sentimientos estando aún en el vientre de su madre, incluso sentimientos pecaminosos (cf. Gn 25.22; Lc 1.41–44). Se ha extendido la creencia de que los pasajes de Éxodo 20.5 y 34.6, 7 enseñaban que nuestros propios descendientes serían castigados por nuestros pecados. Los discípulos simplemente querían que Jesús les resolviera esta cuestión teológica en relación con el caso de este ciego.1
Lo que Jesús respondió a sus discípulos no resuelve el interrogante teológico. Es más, Jesús no dice nada acerca de lo que ocasionó la ceguera de este hombre. Lo único que dice es lo que se puede hacer a través de este caso. ¿Y cuál es ese caso? (Jn 9.35)
     Fe viva
Es muy fácil para nosotros especular en relación a los motivos del sufrimiento ajeno. ¿Qué camino mejor preparó para nosotros la respuesta de Jesús a sus discípulos con relación a esto?
¿Cómo sanó Jesús a este ciego? (vv. 6, 7)
¿Tuvo el ciego alguna seguridad de Jesús que, si seguía sus instrucciones, sería sanado?
¿Qué nos dice esto acerca del papel de la fe en este milagro?
¿Qué relación ve entre este milagro y la declaración de Jesús en el versículo 5?
¿Cuál fue la reacción del hombre sanado y la de los que lo conocían personalmente a esta señal? (vv. 8–12)
Un interrogatorio ciego
Como podría esperarse, la increíble curación de este hombre motivó una investigación y un interrogatorio inmediatos por parte de —ya lo habrá adivinado— los fariseos, que eran los legalistas que imperaban en la época (v. 13). ¿Por qué tenían tanto interés en este hombre? (vv. 14–16)
Cuando empezó el interrogatorio, ¿qué divisiones provocó entre los fariseos el testimonio inicial de este hombre? (v. 16)
¿Cuál fue la primera conclusión de este hombre acerca de Jesús? (v. 17)
Al no recibir las respuestas que esperaban, los fariseos intentaron racionalizar el milagro. ¿Qué explicación dieron y cómo intentaron probarla? (v. 18)
¿Pudieron mantener su argumento después de interrogar a los padres del hombre sanado? (vv. 19–23) ¿Qué ocurrió?
¿Qué pasó cuando llamaron de nuevo al hombre sanado? ¿Se retractó de su primer testimonio o lo sostuvo con más énfasis aún? Fundamente su respuesta con el texto bíblico (vv. 24–33).
Incapaces de sostener su argumentación, ¿qué hicieron los fariseos? (v. 34) ¿Cambiaron su punto de vista? ¿Se arrepintieron? ¿Pidieron disculpas?
Visión verdadera vs. ceguera verdadera
¿Qué sucedió entre Jesús y el hombre sanado después del interrogatorio de los fariseos? (vv. 35–38)
¿Con qué propósito vino Jesús a este mundo? (v. 39)
(Nota: Recuerde que el «juicio» de Dios es el don de la salvación para los que confían en El, pero es también la condenación para los que lo rechazan. El juicio, como en el caso de una sentencia judicial, puede obrar en cualquiera de las dos direcciones.)
Cuando algunos de los fariseos acertaron a oír las palabras de Jesús, le preguntaron con cierta arrogancia si les estaba sugiriendo que eran a la verdad ciegos (v. 40). Después de todo, eran los maestros estrictos de la Ley. Si alguien conocía la verdad, eran ellos. La respuesta de Jesús es muy penetrante (v. 41), aunque a primera vista resultaba enigmática. «Jesús llevó la discusión del plano de una ceguera física al de una ceguera espiritual. Creer en Jesús significa ver espiritualmente, en tanto que los que no creen en Él permanecen ciegos»,2 atrapados en la oscuridad de su propio pecado.
El camino del Pastor
Jesús no terminó allí. Continuó hablando a los fariseos, pero ahora a través de imágenes pastoriles, en lugar de la comparación entre la ceguera y la capacidad de ver. Los fariseos conocían bien la ilustración del pastor. Esta figura se usa a lo largo de todo el Antiguo Testamento. Busque los siguientes pasajes para entender mejor con qué relacionarían los fariseos las palabras de Jesús: Genesis 49.24; Salmo 23.1; 80.1; Isaías 40.10, 11; 56.9–12; Jeremías 23.1–4; 25.32–38; Ezequiel 34.
En la alocución a los fariseos, Jesús se identifica con dos de los símbolos que menciona: El es la «puerta de las ovejas» (Jn 10.7, 9) y el «buen pastor» (vv. 11, 14). La primera imagen abarca los versículos 1–10, y se contrasta con la figura del ladrón. La segunda abarca los versículos 11–18, y se opone a la del obrero asalariado o contratado. Teniendo presente esta estructura del pasaje, complete el cuadro a continuación, resumiendo lo que Jesús dice de sí como la puerta de las ovejas y el buen pastor, en oposición al ladrón y al obrero asalariado.
La Puerta De Salvación
(vv. 
1–10)
La Puerta De Las Ovejas
El Ladrón












El Pastor Salvador
(vv. 
11–18)
El Buen Pastor
El Asalariado












¿Cómo reaccionaron los fariseos a las enseñanzas de Jesús? (vv. 19–21)
     Fe viva
¿Qué aplicaciones para la vida puede extraer de las enseñanzas de Jesús en los versículos 1–18?
Palabras sencillas y piedras mortíferas
Entre Juan 7.1–10.21 y la confrontación que se registra en 10.22–39 hay un período de casi dos meses. El marco de la primera de estas referencias es la Fiesta de los Tabernáculos, que se celebraba en octubre. La celebración religiosa que ocupa el centro del segundo pasaje es la Fiesta de la Dedicación, que tenía lugar en diciembre.
     Entre bastidores
«La Fiesta de la Dedicación, hoy conocida como el Hanukah, tuvo su origen en la liberación y rededicación del templo bajo el liderato de los macabeos en el año 165 a.C., tras haber sido desacralizado por el monarca seleucida Antíoco Epífanes».3
Una vez más Jesús entró al área del templo en Jerusalén, pero esta vez, mientras sólo caminaba por el lugar, los judíos lo rodearon en un intento de evitar que escapara (vv. 23, 24). ¿Qué querían saber? (v. 24)
¿En qué ocasión anterior le plantearon el mismo asunto? Vuelva hacia atrás en el Evangelio para encontrarla.
¿Qué les respondió Jesús? (vv. 25–30)
¿Cómo reaccionaron las autoridades judías y por qué? (vv. 31–33)
Dada la interpretación que sus enemigos dieron a sus palabras, Jesús tuvo una oportunidad perfecta para corregirlos si se trataba de un error de comprensión. Pero no lo hizo. En lugar de eso, les dio un argumento que apoyaba aun más su declaración de ser uno con el Padre. Veamos más de cerca la defensa.
Primero, Jesús cita el Salmo 82.6 (Jn 10.34). El salmo no habla acerca de dioses falsos y tampoco deifica al ser humano. ¿De qué se ocupa? Lea el salmo completo en más de una versión. ¿Quiénes son los «dioses»?
Segundo, en Juan 10.35, 36, Jesús argumenta que puesto que las Escrituras no pueden ser quebrantadas (anuladas o invalidadas) y que se refieren a determinadas personas como dioses, ¿dónde está el problema en que Él se proclame como Hijo de Dios, puesto que específicamente tiene una relación especial con el Padre? ¿Cuál es esa relación?
Tercero, Jesús está dispuesto a basar toda su defensa de su unidad con el Padre en el hecho de que sus obras milagrosas verifican esa unidad (vv. 37, 38). En otras palabras, si es falsa esa unidad que Él afirma tener con Dios, ¿cómo podían explicar su capacidad para curar la ceguera congénita con sólo colocar saliva y barro sobre los ojos del enfermo, o hacer que los inválidos caminen o conyertir el agua en vino? Por lo demás, si tales actos son en realidad sobrenaturales, ¿quién entonces aparte del Padre puede ser su fuente? ¡Su Hijo, obviamente!
¿Cómo respondieron los judíos al argumento de Jesús? (v. 39)
Una vez más, Jesús escapa de la trampa.
Donde los ciegos ven en realidad
Después que Jesús sale de Jerusalén, ¿hacia dónde se dirige? (v. 40; cf. 1.28)
¿Qué dicen los versículos 41 y 42 acerca del ministerio de Juan el Bautista?
Después de la confrontación, el engaño, la hipocresía y las diatribas que Jesús enfrentó en Jerusalén, ¿cómo piensa que se sentiría cuando la sencilla gente de campo creía en El por fe?
     Fe viva
¿Y qué de usted? ¿Está su fe basada en el cumplimiento de determinadas fórmulas, tradiciones o prácticas religiosas, en complacer a determinadas personas, obedecer ciertos códigos morales o en cualquier otra cosa u obligación? Si la seguridad y las convicciones no están afianzadas en el trino Dios (Padre, Hijo y Espíritu Santo), si alguien pretende llegar al cielo, alcanzar la perfección o la madurez espiritual por otra vía, está absolutamente equivocado. La fe comienza y se sostiene eternamente sólo en el Señor. Nada ni nadie más es suficiente. ¿Hay algún área de su vida en que esta dependencia total de Jesucristo necesite ser cimentada? No deje de aclarar este asunto con Jesús hoy mismo.
1 J. Carl Laney, John [Juan], Moody Gospel Commentary [Comentario Bíblico de los Evangelios], ed. gen. Paul Enns, Moody Press, Chicago, IL, 1992, p. 172; Merrill C. Tenney, «The Gospel of John» en The Expositor’s Bible Commentary [Comentario Bíblico del Expositor], ed. gen. Frank E. Gaebelein, Zondervan Publishing House, Crand Rapids, MI, 1981, 9:101.
2 Biblia Plenitud, Editorial Caribe, Miami, FL, 1994, en nota a 9.35–41, p. 1358.
3 Ibid., en nota a 10.22, p. 1360.

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