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domingo, 2 de diciembre de 2012
Estudio Profundo: Gàlatas y Filipenses - El Cristiano en Acciòn
Aporte:
Castillo Fuerte
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20:19:00
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homilética, matrimonio, niños, Escuela dominical
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jueves, 29 de noviembre de 2012
La perseverancia - Valor cristiano: Firmeza en la esperanza - Para Ministros itinerantes
v. 24 “Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió”
En el verso anterior el autor dijo a sus lectores que aprovechen el camino abierto y se acerquen a Dios. Ahora en este verso los exhorta a que se mantengan firmes en la esperanza que profesan, a que se aferren sin vacilar en dicha esperanza. Analicemos cada uno de los términos de esta declaración para que saquemos el máximo provecho.
Mantengamos firme, es decir, aferrémonos sin vacilación, sin fluctuar, es decir, sin vacilación, sin cambios para desmejorar, entes bien con firmeza, como quien se aferra a una pared sólida con el fin de tomar impulso para no dejarse mover. ¿En qué nos debemos arraigar sin vacilación? En la confesión o profesión de la esperanza.
Siendo que muchos son los enemigos de la nuestra fe, entonces el mandato de retener o mantenerse firme es algo constante para el cristiano. En el peregrinaje de la vida cristiana nos encontraremos con muchos Apolión, los cuales son gigantes que se levantan para opacar o destruir nuestra fe. Pero es deber del creyente, bajo la gracia de Dios, retener hasta el fin “la confianza y el gloriarnos en la esperanza” (Heb. 3:6), ya que la fe cristiana no es un asunto de empezar simplemente, sino de empezar y terminar. Aquellos que no terminan la carrera no disfrutarán de las promesas eternas, sino que vendrán a un gran fracaso, en medio de los ataques del maligno y la persecución por cauda de nuestra fe, es deber del creyente mantenerse firme, sin fluctuar, como dijo Cristo: “Más el que persevere hasta el fin, este será salvo” (Mr. 13:13). Pero si realmente hemos creído, si hemos nacido de nuevo, Dios nos fortalecerá para que nuestra fe se afirme hasta el fin, como dijo Pablo: “… esperando la manifestación de nuestro Señor Jesucristo; el cual también os confirmará hasta el fin, par que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo (1 Cor. 1:7-8). Considero aquí importante transcribir un comentario pertinente, para su época y para la nuestra, que hiciera el pastor y predicador bautista Arthur Pink, hablando sobre el deber del creyente de mantenerse firme, sin fluctuar: “Para ilustrar lo que tenemos en mente, un artículo publicado en una edición reciente de un periódico, sobre el tema de la seguridad de la salvación del cristiano, comienza así:
La exhortación de mantenerse firme en la confesión o profesión es nuestra esperanza nos hace ver que no existe, lo que Arthur Pink denomina, una salvación mecánica. Los apóstoles se dedicaban a confirmar en la fe a los creyentes: “confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándoles a que permanecieren en la fe” (Hch. 14:22). Hoy día algunas personas que dicen creen en la seguridad eterna de la salvación dirían que es absurdo e innecesario exhortar a los salvos a que permanezcan en la fe, pues, dicen ellos, el que hizo la oración de fe, de manera automática lo harán. Pero nosotros no podemos estar por encima de la Palabra de Dios, y si los apóstoles necesitaron confirmar y exhortar a los creyentes para que permanezcan en la fe, entonces también hoy es necesario hacerlo: “Y la mano del Señor estaba con ellos, y gran número creyó y se convirtió al Señor. Llegó la noticia de estas cosas a oídos de la iglesia que estaba en Jerusalén; y enviaron a Bernabé que fuese hasta Antioquía. Este, cuando llegó, y vio la gracia de Dios, se regocijó, y exhortó a todos a que con propósito de corazón permaneciesen fieles al Señor”. (Hch. 11:21-23). “Y despedida la congregación, muchos de los judíos y de los prosélitos piadosos siguieron a Pablo y a Bernabé, quienes hablándoles, les persuadían a que perseverasen en la gracia de Dios” (Hch. 13:43). El apóstol Pablo no creía en la salvación mecánica, sino que se preocupó sinceramente porque los nuevos creyentes permaneciesen en la fe “Por lo cual también yo, no pudiendo soportar más, envié para informarme de vuestra fe, no sea que os hubiese tentado el tentador, y que nuestro trabajo resultase en vano” (1 Tes. 3:5).
El término confesión o profesión hace referencia a una creencia que es declarada con
convicción. La idea del autor es que los creyentes deben mantenerse firme en su fe
confesando o profesando constantemente lo que creen. Y ¿Qué es lo creen y confiesan con
convicción? La esperanza.
No se trata de confesar simplemente cosas positivas, como enseña la nueva era, se trata de
profesar la Esperanza, la verdadera esperanza del creyente, la cual está fundamentada en las
promesas divinas. Y ¿Cuáles son las promesas que el autor de la carta ha mencionado? Que
ahora tenemos entrada libre al Trono de la gracia por el camino que fue abierto por el sacrificio de Jesús. Que a través de su sacrificio superior y único nuestros pecados han sido
perdonados una vez y para siempre, que ya no tenemos culpa en nuestra conciencia porque
esta fue limpiada, que para siempre gozaremos de la reconciliación con Dios obrada por el
sacrificio de Cristo. Hoy disfrutamos de esa paz que el mundo no da, y tenemos la
esperanza que mañana continuaremos disfrutando de ella, y que hasta el final de nuestros días Dios nos verá como limpios y nos abrirá el acceso a su presencia, que cuando muera las puertas del reino de los cielos se abrirán de par en par dándome la bienvenida y que escucharé las palabras de mi Señor diciendo: “Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tú Señor” (Mt. 25:21).
La confesión de nuestra esperanza es el testimonio que debemos dar de nuestra fe. “Como
dice Trenchard
Esta confesión es de la que habla Pablo en Romanos 10:9-10 “Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación” o en I Timoteo 6:13 “Te mando delante de Dios, que da vida a todas las cosas, y de Jesucristo, que dio testimonio de la buena profesión delante de Poncio Pilato”, o 1 Pedro 3:15 “Sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros”
Ahora, esta confesión o profesión de la esperanza se afirma aún más, no solo en que
tenemos unas promesas, pues, muchas veces prometemos y no cumplimos. No se trata de esa clase de promesas; como cuando los ciudadanos eligen a un candidato para la
presidencia con la esperanza de que él hará todo lo que ha prometido, y suele suceder, que esta esperanza es vana pues, muy pronto el candidato asume la presidencia se olvida de sus
promesas.
Las promesas sobre las cuales se basa nuestra profesión cristiana son seguras, porque fiel es
el que las dio. Él es fiel, no porque solo tenga la intención de cumplirlas, sino porque él puede cumplirlas. Él es fiel porque siendo el todopoderoso Dios nada podrá impedir que él cumpla lo que se ha propuesto. “Todos los habitantes de la tierra son considerados como nada; y él hace según su voluntad en el ejército del cielo, y en los habitantes de la tierra, y no hay quien detenga su mano, y le diga ¿Qué haces? (Dan. 4:35). Él es fiel porque todas las promesas que nos hizo a través de Jesús fueron ratificados con juramento. (Heb. 6:17).
Dios ha honrado siempre sus promesas y por eso nos mantenemos sin vacilación en la fe en
Cristo. Él no miente, él no cambia, pero además de esto él ha jurado por sí mismo que cumplirá su propósito de salvarnos. Él prefiere dejar de ser, antes que incumplir una promesa, eso es lo que significa el juramento por sí mismo. Dios es fiel porque él promete al creyente “No te desampararé, ni te dejaré” (Heb. 13:5).
Los creyentes judíos estaban siendo tentados a abandonar la fe en Cristo por la presión de
los judíos, pero la exhortación es para que ellos resistan esos ataques y tomen como asidero
o firme ancla del alma las promesas seguras de salvación que tienen en Cristo Jesús, y que
ya fueron mencionadas en los capítulos anteriores.
Esta confesión o fe, en un sentido más general, hace referencia a la doctrina cristiana, a toda la doctrina bíblica. El creyente debe mantenerse firme en la confianza depositada en Dios y en la doctrina que enseñan las Sagradas Escrituras, pero también es la declaración constante de lo que Cristo significa para él: “La confesión de nuestra fe es el reconocimiento solemne que hace una persona cuando públicamente afirma que es cristiano. Es la confesión de que ha renunciado al mundo, la carne y el diablo, por Cristo.
Es la declaración de que reniega a su propia sabiduría, justicia y voluntad, y recibe al Señor
Jesús como su Profeta, Sacerdote y Rey: Su Profeta para instruirle en la voluntad de Dios,
Sacerdote idóneo que intercede por él ante Dios, su Rey para ejercer sobre él el gobierno de
Dios. Es la confesión de que odia al pecado y desea ser liberado de su poder y pena, que ama la santidad y anhela ser conforme a la imagen del hijo de Dios. Es la reivindicación de que ha arrojado las armas que usaba en su guerra contra Dios, y ahora se ha entregado por completo a sus justas demandas sobre él. Es el testimonio de que está dispuesto a negarse a sí mismo, tomar su cruz cada día, y seguir el ejemplo que Cristo le ha dejado de cómo se debe vivir para Dios en este mundo. En una palabra, es la declaración pública de que en su corazón ha recibido a Cristo Jesús (Col. 2:6)”
“Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras.” v. 23.
En este versículo encontramos la tercera exhortación correspondiente a la triada fe (v. 22),
esperanza (v. 23) y amor (v. 24). Así como Pablo en 1 Corintios 13, el autor de nuestra carta pone al amor como la virtud superior, ya que este supera a las otras dos, puesto que esta virtud alcanza a los demás. El amor es comunitario.
El autor está diciendo a los lectores que una característica de aquellos que han sido lavados
por la sangre de Cristo y que ahora entran frecuentemente al lugar santísimo, es que
expresan el carácter de Cristo, y no les es extraño amar a los demás hermanos. Es
interesante la exhortación del autor respecto al amor. Él dice consideren, analicen, presten
atención, procuren encontrar maneras para provocar a los demás creyentes, no a lo malo, sino al amor. “Pongan en acción su mente para encontrar algunas maneras de provocar unos a otros – en el buen sentido de la palabra – para aumentar sus expresiones de amor a fin de que resulten en la ejecución de obras nobles”El término usado por el autor para “estimularnos” es el griego paroxismos, el cual, por lo general, se utiliza en un sentido negativo, como cuando con nuestras palabras o acciones mal intencionadas provocamos o irritamos a otra persona. En ese sentido lo utiliza Pablo cuando dice que el amor no se irrita (1 Cor. 13:5). Pero en este texto el autor lo utiliza en un sentido positivo. Es como si él dijera “hermanos, en vez de provocarnos los unos a los otros al odio, a la irritación o hacia lo malo, siendo que ahora nos hemos acercado al santo de los santos, provoquémonos, pero para lo bueno, para el amor, para las buenas obras”.
¿Cómo nos provocamos al amor? A través de la consideración hacia los demás, a través del
ejemplo piadoso, humilde y tolerante. Cuando hablamos de los pecados de los demás
somos misericordiosos, pero con nuestro pecado personal somos duros e intransigentes, no
a lo contrario.
Las Sagradas Escrituras insisten en afirmar que la esencia de la vida cristiana es el amor, tanto así, que toda la Ley puede ser resumida en “amar a Dios y al prójimo”. Este amor
debe permanecer en medio de todos los tiempos y en vez de decrecer es necesario que crezca. Jesús y los apóstoles exhortan a los creyentes para que sean fervorosos en el amor y las buenas obras, teniendo siempre en mente que el día del Señor, el día de su regreso, el
día de su juicio está cercano:
- “No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al
prójimo ha cumplido la ley. Porque: No adulterarás, no matarás, no hurtarás, no
dirás falso testimonio, no codiciarás, y cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor. Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño; porque ahora está mar cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos. La noche está avanzada, y se acerca el día.
Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz. (Ro.
13:8-13).
Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel y vinisteis a mí. Entonces los justos responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos? ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel y vinimos a ti? Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis”. Mt. 25:31-40.
Siendo que él nos amó tanto dando su vida por nosotros, entonces nosotros debemos amar a
los hermanos, al prójimo, como a nosotros mismos, es decir, buscando su bienestar. No los
provocaré a ira, sino al amor. No los provocaré al odio, sino a las buenas obras. Seré cuidado con mis palabras, con mis gestos, con mis hechos, porque no quiero ofender a nadie. Que ningún sentimiento malo surja en alguien por mi culpa. No competiré con nadie, sino que entusiasmaré a los demás para que hagamos bien al prójimo, seré un gestor de promoción de ayudas a los hermanos más necesitados. No tendré interés en que me hablen mal de otro hermano, sino que por el contrario, procuraré enterarme de las necesidades que los otros tienen con el fin de ayudarlos y procurar que los demás creyentes nos ayudemos los unos a los otros. Esta es una de las más grandes expresiones de nuestra fe cristiana, sino hacemos esto, entonces cuando llegue el día gran día saldremos avergonzados.
Además, una prueba de que hemos estado adorando en el lugar santísimo y que amamos a
Dios, es el amor a los hermanos, como dice Juan “Si alguno dice: Yo amo a Dios, y
aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?” 1 Juan 4:20
v. 25 “no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino
exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca”
La firmeza en la fe y el amor mutuo se pueden incrementar solo en la atmósfera de la unidad, de la congregación, de la fraternidad de los santos. Este es el ambiente natural donde la fe, la esperanza y el amor crecen.
Un tizón aislado del resto de las brasas, por la acción de la brisa pronto perderá su calor y se apagará definitivamente. Para mantenerse caliente y ardiendo es necesario estar muy
cerca del resto de carbones encendidos. “Una de las primeras indicaciones de una carencia de amor por Dios y por el prójimo es que el cristiano se aleje de los cultos. El miembro abandona las obligaciones comunitarias, deja de asistir a las reuniones y exhibe los síntomas de egoísmo y de egocentrismo”
La vida cristiana va madurando y fortaleciéndose solo en la comunión con otros creyentes,
en la comunión con la iglesia local. El Señor Jesús no vino a salvar a los hombres de sus
pecados y los dejó para que anden solos en la vida cristiana, no, él dijo “Edificaré mi
iglesia” (Mt. 16:18), es decir, la eklessía, la asamblea de los salvos, es el hábitat normal
donde los creyentes se ayudan mutuamente para fortalecer su fe, para crecer en el amor y
glorificar así a Dios. “… toda oportunidad de reunirse y disfrutar su compañía en fe y
esperanza debe ser bienvenida y utilizada para aliento mutuo”
Parece que algunos creyentes del primer siglo estaban convirtiendo la inasistencia a los cultos en un hábito. Este dañino hábito se suele dar por varias razones:
- Por orgullo espiritual. Algunos creyentes se mantenían con un sentido vanaglorioso de superioridad, y despreciaban la ayuda espiritual que podían recibir de los otros hermanos y los pastores o ancianos.
- Otros eran presionados por la sociedad y sus familiares, por lo tanto evitaban la
comunión con los demás creyentes para que la gente no los reconociera cómo
cristianos.
- La primera generación de creyentes estaba pasando, y ahora la segunda no estaba
tomando con firmeza la necesidad de congregarse como algo fundamental en la vida
cristiana.
En un comienzo de la predicación cristiana, los creyentes vivían con la expectación de un
pronto regreso del Salvador, pero al pasar los años y ver que la parusía no se daba, entonces
la gente empezó a descuidar sus deberes cristianos y a relajarse en su crecimiento espiritual.
Por lo tanto el autor les recuerda que, aunque los años han pasado y Jesús no ha regresado,
eso no significa que él no volverá por su pueblo. Aunque pasen miles de años los creyentes
viven con la esperanza de su pronto regreso, y saben que “el tiempo está cerca” (Ap. 1:3),
que el Señor viene pronto. “Cada sucesiva generación cristiana es llamada a vivir como la
generación final, si ha de vivir como generación cristiana”
Siendo que la venida de nuestro Salvador está cerca, entonces no debemos descuidar la vida
piadosa, el amor, la esperanza, la ayuda mutua. Es preciso que nos exhortemos
mutuamente. Estas exhortaciones se dan en el marco de la congregación. “Como cristianos
debemos mirar hacia el futuro, es decir, hacia el día en que Jesús volverá. Cuanto más nos
acercamos a dicho día, tanto más activos debemos estar en animarnos unos a otros en cuanto a mostrar amor y hacer obras buenas aceptables a Dios”
Aplicaciones:
- Aferrémonos persistentemente a nuestra fe cristiana, a nuestra doctrina, a nuestra
esperanza. “… no nos soltemos de lo que creemos. Voces cínicas tratarán de apartarnos de
nuestra fe; los materialistas intentarán con sus argumentos hacer que nos olvidemos de Dios; los azares y avatares de la vida conspirarán para sacudir nuestra fe” los amigos
intentarán persuadirnos para que andemos en sus torcidos caminos y “disfrutemos de la
vida” alejándonos de nuestra fe cristiana, los familiares nos presionarán con su rechazo para que les amemos mas a ellos que a Dios y abandonemos lo que es nuestra salvación. Pero persiste en lo que has aprendido, no desmayes que nuestro Dios ha dicho a sus hijos “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo, siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia” (Is. 41:10). Jesús dijo: “En el mundo tendréis aflicción, pero confiad, yo he vencido al mundo” (Jn. 16:33).
- Mucho cuidado debemos tener de nuestra vida espiritual, de manera que nunca
convirtamos la inasistencia a los cultos en una costumbre, pues, esta produce mediocridad,
falta de amor, y gran daño espiritual. “Cuando el creyente asiste al culto, está expresando
su amor por Jesús. Se da cuenta de que Jesús, la cabeza de la iglesia, está presente en el culto y desea su presencia”
¿Cuál es tu amor por Jesús? Recuerda que una forma de expresarlo es a través del congregarse con los santos. No seas una partícula piadosa aislada, no seas un ladrillo vivo aislado. Si los ladrillos están regados por todas partes y no se unen para formar un edificio, entonces no sirven para nada. Aunque podemos adorar a nuestro Dios en la intimidad de nuestra casa, esta adoración se encuentra en una dependencia tal de la adoración pública que hacemos congregacionalmente, que el apóstol Pedro afirma categóricamente: “Vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo” 1 Pedro 2:5. También debes recordar que la inasistencia a los cultos puede ser el inicio de la apostasía, pecado tan terrible que el autor ha dado serias advertencias sobre él, y las volverá a dar en este capítulo.
- El Señor Jesús dijo, al cerrar el canon sagrado: “Ciertamente vengo en breve” (Ap. 22:20).
Hermanos y hermanas, nunca se nos olvide que esperamos su pronto regreso, hoy día
estamos más cerca de su venida gloriosa que los creyentes del siglo I, por lo tanto, con mayor razón debemos andar en este mundo de manera piadosa, aborreciendo el pecado, amando la santidad, aprovechando cualquier momento que el Señor nos dé para crecer juntos, amándonos los unos a los otros, siempre recordando las palabras de Pedro: “Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán desechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas. Puesto que todas estas cosas han de ser desechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios.” (1 Pedro 3:10-12).
Aporte:
Castillo Fuerte
en
18:54:00
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jueves, 8 de noviembre de 2012
Lección 2La Revelación Bíblica - Estudios para Pastores y ministros itinerantes
BIBLIA Y REVELACION
INTRODUCCIÓN
INTRODUCCIÓN
La religión tiene que ver con el intento del hombre finito por alcanzar a relacionarse con el Dios invisible. El hombre, por naturaleza, tiene necesidad de compañerismo con Dios. Las fuerzas de la naturaleza y de la muerte son demasiado grandes para que las encare por sí mismo; por lo tanto está forzado a buscar ayuda. La vida del hombre está llena de frustraciones y dificultades, porque fracasa en utilizar de una manera responsable su conocimiento de Dios y su voluntad, sea éste limitado o amplio. ¿Cómo puede el hombre conocer a Dios en una manera personal y beneficiosa? Esta pregunta vital es el centro del estudio de la revelación y la Biblia.
SIGNIFICADO DE LA PALABRA “REVELACIÓN”
Las palabras que significan ―revelación‖ son galah en el Antiguo Testamento y apocalipsis en el Nuevo Testamento. Estas palabras se refieren a una verdad, hecho o persona que está escondida pero que ha sido dada a conocer o traída a la luz. La raíz latina de nuestra palabra ―revelación‖ significa ―quitar el velo o descubrir‖. La palabra griega apocalipsis, del Nuevo Testamento, describe el descorrer de una cortina para que la audiencia pueda seguir las acciones de la obra. Un libro del Nuevo Testamento es conocido por el título descriptivo ―Apocalipsis‖ (revelación). El acto de revelación de Dios significa que El está descorriendo la cortina de lo que estaba escondido. Es un acto por el cual Dios hace conocer al hombre la naturaleza de su Persona y su voluntad. El plan divino está tan por encima de la naturaleza y poder del hombre para descubrirlo que es necesario que Dios mismo sea quien lo revele al hombre. La revelación, por lo tanto, es la actividad de Dios para hacerse conocer al hombre.
Además de la palabra ―revelar (revelación) hay otras expresiones bíblicas que se utilizan para hacer conocer la palabra y voluntad de Dios ellas son:
- Dios amonesta
- Dios hace conocer
- Dios hace aprender
- Dios dice
- Dios instruye
- Dios predice
- Dios testifica
Las dos frases: ―así dijo Jehová y ―la palabra del Señor, enfatizan la naturaleza verbal de la revelación.
NECESIDAD DE LA REVELACIÓN
Dios es Espíritu
Al hablar a la mujer en el pozo, Jesús le informó que los verdaderos adoradores deben adorar al Padre en espíritu y verdad, porque Dios es Espíritu (Juan 4:23,24). Dado que Dios es Espíritu, es imposible que el hombre lo pueda ver con los ojos físicos. Juan señala que: ―A Dios nadie le vió jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer‖ (Juan 1:18). Jesús dijo a sus seguidores: ―No que alguno haya visto al Padre, sino aquel que vino de Dios; éste ha visto al Padre‖ (Juan 6:46). El hombre creado no puede ver al Dios invisible.
La revelación es la actividad de Dios
El hombre como criatura no puede descubrir a Dios en la naturaleza, porque Dios no se ha corporizado en su creación, ni se ha identificado con el mundo (doctrina del panteísmo). El Creador está fuera y más allá de su creación. El hombre, que es una parte de la creación, puede descubrir algunos hechos acerca de la naturaleza de Dios a partir de los mundos creados, pero es incapaz de extender su mente hasta el reino del Eterno y descubrir su naturaleza.
Cómo conoce el hombre.—Al hombre le han sido dadas dos maneras básicas para conocer. Le han sido dados los cinco sentidos de la vista, olfato, gusto, tacto y oído, de modo que puede estar capacitado para conocer la existencia física a su alrededor. Le ha sido dada una mente, con la cual puede clasificar, relacionar y entender el conocimiento que le viene a través de las experiencias sensoriales. También utiliza su mente en un proceso de especulación, en el cual intenta derivar la verdad por medio de razonamiento o lógica. Las experiencias sensoriales y el esfuerzo racional no le llevan a un conocimiento de Dios. Dios es el Creador del universo material, pero no se lo conoce cuando el hombre adquiere conocimiento de lo material a través del uso de sus sentidos. Dios no es lo mismo que su creación.
Dado que el hombre es incapaz de descubrir a Dios, sólo puede conocerlo si Dios se descubre a sí mismo. Dios debe revelarse o ―descorrer la cortina‖ que lo mantiene escondido del conocimiento humano. La revelación es la actividad de Dios para hacerse conocer al hombre, y no el logro o descubrimiento humano de Dios.
FACTORES EN EL CONOCIMIENTO DE DIOS
El doctor W. T. Conner habla de dos factores en todo conocimiento: el objetivo y el subjetivo. (Revelación y Dios , página 58.) Debe existir el objeto que es conocido y el sujeto que conoce. El ateo niega que haya un Dios a ser conocido. El cree que la realidad última es de naturaleza material. El mundo no es más que la operación de fuerzas fisicas, y la vida o alma humana es el resultado del trabajo de la energía material bajo la ley de la necesidad mecánica. De acuerdo a esta filosofía, el hombre no puede conocer a Dios porque no hay Dios para conocer. El único objeto de conocimiento sería la materia, que es descubierta y entendida a través de procesos científicos. En una época científica, está constantemente presente el peligro de exaltar los métodos de los científicos para alcanzar el conocimiento. Por ejemplo, aquellos que han adoptado una filosofía materialista llegan a la conclusión de que la única realidad objetiva es aquella que puede ser investigada mediante el uso de los sentidos. Tal criterio elimina la realidad objetiva
de la existencia espiritual.
En la relación de conocimiento de objeto y sujeto, el hombre es el sujeto que busca conocer a Dios. Los filósofos y los científicos han luchado con la pregunta de cómo el hombre, siendo un sujeto, conoce un objeto. Ya se ha mencionado que los cinco sentidos y la mente del hombre están involucrados en el proceso de conocer la realidad espiritual en la misma manera que la física. Aunque el salmista utiliza la expresión ―gustar a Dios‖, él no quiere decir que el hombre puede descubrir a Dios por medio del uso de sus cinco sentidos.
Los escritores bíblicos expresaron la habilidad del sujeto para conocer el objeto utilizando conceptos comunes y entendibles. La revelación tiene que ver con el problema de cómo el hombre, como sujeto, puede conocer y entender un objeto espiritual.
Dado que Dios está en un nivel de existencia superior, El debe revelarse y dar a conocer su voluntad al hombre. El hombre es incapaz de descubrir a Dios, porque sus medios para conocer la realidad objetiva son limitados. Después que Dios descubre su naturaleza y su voluntad, el hombre debe comprenderlas y expresarlas en palabras que correspondan a su propio nivel de experiencia. Cuando Dios es descripto como Padre, se están comunicando ciertas características de su naturaleza. Un padre provee para los miembros de su familia, los protege y los guía. El es el símbolo de autoridad y fortaleza dentro del hogar. Al lusar el término ―Padre‖ para describir la naturaleza de Dios, el hombre como sujeto puede comprender algo acerca del objeto—Dios.
CÓMO DIOS SE HA REVELADO
Revelación general: Dios como Creador
Distinción entre revelación general y teología natural. Los teólogos utilizan con frecuencia dos expresiones que pueden ser confundidas: revelación general y teología natural. La revelación general se refiere a lo que puede ser conocido de Dios a través de la naturaleza, o sea de la obra creadora de Dios. La teología natural se refiere a una doctrina de la naturaleza de Dios y su voluntad basada en otras fuentes aparte de la Biblia. Es un sistema de teología natural la razón humana es la fuente primaria, pero también la naturaleza es una fuente. Tomás de Aquino en la edad media es conocido por su teología natural, edificada principalmente sobre el razonamiento, pero muchos teólogos conservadores han desafiado la validez de su sistema.
El teólogo contemporáneo Karl Barth dice que a través de la revelación general no nos viene ningún conocimiento válido acerca de Dios. El sostiene que el hombre sólo puede conocer a Dios a través de su revelación especial que tiene su centro en la persona de Jesucristo.
Sostiene que una segunda fuente del conocimiento de Dios— por ejemplo, Escritura y tradición, o Escritura y razón—conduce siempre a una devaluación de la fuente primaria. De acuerdo a Barth puede existir una revelación general, pero no puede existir una teología natural que sea válida, a causa de que la mente pecaminosa del hombre pervierte el conocimiento de Dios a través de la naturaleza.
Criterio de Pablo de la revelación general.—El apóstol Pablo habló sobre revelación general en Romanos 1 y 2. El hombre que no tiene conocimiento de Dios a través de la revelación especial de Jesucristo es responsable ante Dios en razón de la revelación general.
Aunque la naturaleza no nos dice nada acerca de la misericordia redentora de Dios, Pablo sostiene que las obras creadas de Dios ponen al descubierto su poder ilimitado, su existencia eterna y su naturaleza divina ( Romanos 1:20). A través de la revelación general el
hombre conoce lo suficiente acerca de su responsabilidad con Dios, como para considerarse culpable cuando deliberadamente desobedece y rechaza adorar a Dios. La perversidad humana y su naturaleza pecaminosa le hacen apartarse de su responsabilidad para con Dios.
El se niega a vivir de acuerdo al nivel de corrección que conoce. En su orgullo y egocentrismo elige exaltar y servir a sus propios deseos antes que a su Creador.
Pablo indica que la conciencia del hombre da evidencias de que tiene algún conocimiento de sus responsabilidades para con Dios. ( Romanos 2:12). Los Gentiles, quienes no habían tenido la revelación especial de la Ley del Antiguo Testamento, mostraron conocer algo de los requerimientos morales de Dios, porque establecieron una ley por sí mismos. Sus niveles morales no eran tan altos como los de los judíos que tenían la revelación especial del Antiguo Testamento; sin embargo, su condenación no se basaba sobre su fracaso en tener una ley moral superior sino por no haber guardado la ley que ellos tenían.
Significado de la revelación general.—La revelación general es la base para la culpabilidad humana y la justificación de Dios al condenar a todos los hombres como pecadores. La revelación general no conduce a un conocimiento pleno de Dios, pero otorga al hombre una luz por la cual vivir. El problema es que el hombre distorsiona la luz de la naturaleza y justifica sus actos injustos.
Los reformadores Lutero y Calvino rechazaron una teología basada sobre la revelación general por considerarla inadecuada. Reaccionaron contra la teología natural de la Iglesia Católica que se derivaba de Santo Tomás de Aquino y enfatizaron la depravación (naturaleza pervertida y corrompida) del hombre pecador. Llegaron a la conclusión de que la mente del hombre depravado no era una fuente confiable para el conocimiento de Dios. En lugar de establecer un conocimiento de Dios dependiendo de un proceso de razonamiento, la mente debe ser utilizada para entender la revelación especial que Dios nos ha entregado a través de la Escritura.
Revelación especial: Dios como Redentor
A través de la revelación general, el hombre tiene consciencia de Dios. La revelación especial
se edifica sobre ese fundamento. La creación le habla al hombre de un poder superior y el hombre natural, a través de las varias formas de la religión, revela su deseo de un conocimiento superior de Dios. El cristianismo está edificado sobre el anhelo innato que el hombre tiene de Dios y le ofrece un conocimiento pleno de Dios en Jesucristo.
La revelación especial es revelación bíblica. La revelación especial se refiere específicamente a la obra redentora de Dios en la vida de su pueblo escogido, Israel, en el Antiguo Testamento y en la vida de la iglesia del Nuevo Testamento. La necesidad del hombre de una
revelación especial descansa en su naturaleza pecaminosa y corrompida. Sin una confrontación especial con Dios, el hombre pecador está satisfecho en continuar con su pecado. El seguir los deseos pervertidos de uno mismo acarrea el pecado y conduce a la separación de Dios que es la muerte. El pecador es incapaz de ver su verdadera condición sin la iniciativa y la actividad especial de Dios. El hombre depravado es incapaz de utilizar la revelación general. Sólo después de la regeneración un hombre está capacitado para leer correctamente ―el libro de la naturaleza.
La revelación especial sobrepasa a la revelación general o natural. El hombre sólo puede entender parcialmente la naturaleza de Dios al observar su obra de creación. De acuerdo a Calvino, el conocimiento de la revelación especial del Antiguo y Nuevo Testamentos va a capacitar al hombre para leer ―el libro de la naturaleza‖ con anteojos que le posibiliten ver lo que realmente estaba allí y que siempre estaba disponible. La revelación especial de Dios en Cristo proporciona un entendimiento superior del amor y la justicia de Dios de aquel que puede ser inferido del mundo natural.
La revelación especial es un don de la gracia de Dios al hombre pecador a fin de restaurar los beneficios de la revelación natural y general que habían sido dados originalmente al hombre.
La revelación especial le trae al hombre las buenas noticias de la obra redentora de Dios en y a través de Jesucristo. La revelación especial de Dios, comenzando en el Antiguo Testamento, alcanza su meta última y final en Jesucristo. Los eventos más revelatorios de la vida de Cristo fueron su muerte y resurrección. En su muerte, fueron puestos al descubierto el amor y la justicia de Dios. Un Dios de amor toma sobre sí mismo el castigo por el pecado humano. Pablo nos cuenta en Romanos 3 que a través de la muerte de Jesucristo, Dios puede ser justo y también el justificador de aquellos que creen en Jesucristo.
En su resurrección, fueron demostrados el poder y la victoria de Dios sobre el pecado y Satanás. En Jesucristo, Dios revela su naturaleza y obra de amor.
MEDIOS DE LA REVELACIÓN ESPECIAL
La historia como un medio de revelación
Un estudio de la Biblia revela que la historia es el medio a través del cual el Dios eterno se ha
revelado una vez y para siempre. Dios eligió una nación y guió su historia. La influencia de una nación tan pequeña como Israel sobre las naciones del mundo a través de los siglos no tiene explicación salvo que Dios entró en la historia de Israel de una manera especial. Los israelitas creyeron que Dios controlaba su historia y la dirigía hacia su climax en la eternidad.
El control especial de Dios sobre la historia de Israel no significa que El no ejerció un control sobre la historia de las demás naciones. Dios reveló su propósito para todas las naciones en relación a la historia de una nación, Israel. Israel fue responsable de comunicar la revelación de Dios a las otras naciones. Aquella revelación incluía:
NECESIDAD DE LA REVELACIÓN
Dios es Espíritu
Al hablar a la mujer en el pozo, Jesús le informó que los verdaderos adoradores deben adorar al Padre en espíritu y verdad, porque Dios es Espíritu (Juan 4:23,24). Dado que Dios es Espíritu, es imposible que el hombre lo pueda ver con los ojos físicos. Juan señala que: ―A Dios nadie le vió jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer‖ (Juan 1:18). Jesús dijo a sus seguidores: ―No que alguno haya visto al Padre, sino aquel que vino de Dios; éste ha visto al Padre‖ (Juan 6:46). El hombre creado no puede ver al Dios invisible.
La revelación es la actividad de Dios
El hombre como criatura no puede descubrir a Dios en la naturaleza, porque Dios no se ha corporizado en su creación, ni se ha identificado con el mundo (doctrina del panteísmo). El Creador está fuera y más allá de su creación. El hombre, que es una parte de la creación, puede descubrir algunos hechos acerca de la naturaleza de Dios a partir de los mundos creados, pero es incapaz de extender su mente hasta el reino del Eterno y descubrir su naturaleza.
Cómo conoce el hombre.—Al hombre le han sido dadas dos maneras básicas para conocer. Le han sido dados los cinco sentidos de la vista, olfato, gusto, tacto y oído, de modo que puede estar capacitado para conocer la existencia física a su alrededor. Le ha sido dada una mente, con la cual puede clasificar, relacionar y entender el conocimiento que le viene a través de las experiencias sensoriales. También utiliza su mente en un proceso de especulación, en el cual intenta derivar la verdad por medio de razonamiento o lógica. Las experiencias sensoriales y el esfuerzo racional no le llevan a un conocimiento de Dios. Dios es el Creador del universo material, pero no se lo conoce cuando el hombre adquiere conocimiento de lo material a través del uso de sus sentidos. Dios no es lo mismo que su creación.
Dado que el hombre es incapaz de descubrir a Dios, sólo puede conocerlo si Dios se descubre a sí mismo. Dios debe revelarse o ―descorrer la cortina‖ que lo mantiene escondido del conocimiento humano. La revelación es la actividad de Dios para hacerse conocer al hombre, y no el logro o descubrimiento humano de Dios.
FACTORES EN EL CONOCIMIENTO DE DIOS
El doctor W. T. Conner habla de dos factores en todo conocimiento: el objetivo y el subjetivo. (Revelación y Dios , página 58.) Debe existir el objeto que es conocido y el sujeto que conoce. El ateo niega que haya un Dios a ser conocido. El cree que la realidad última es de naturaleza material. El mundo no es más que la operación de fuerzas fisicas, y la vida o alma humana es el resultado del trabajo de la energía material bajo la ley de la necesidad mecánica. De acuerdo a esta filosofía, el hombre no puede conocer a Dios porque no hay Dios para conocer. El único objeto de conocimiento sería la materia, que es descubierta y entendida a través de procesos científicos. En una época científica, está constantemente presente el peligro de exaltar los métodos de los científicos para alcanzar el conocimiento. Por ejemplo, aquellos que han adoptado una filosofía materialista llegan a la conclusión de que la única realidad objetiva es aquella que puede ser investigada mediante el uso de los sentidos. Tal criterio elimina la realidad objetiva
de la existencia espiritual.
En la relación de conocimiento de objeto y sujeto, el hombre es el sujeto que busca conocer a Dios. Los filósofos y los científicos han luchado con la pregunta de cómo el hombre, siendo un sujeto, conoce un objeto. Ya se ha mencionado que los cinco sentidos y la mente del hombre están involucrados en el proceso de conocer la realidad espiritual en la misma manera que la física. Aunque el salmista utiliza la expresión ―gustar a Dios‖, él no quiere decir que el hombre puede descubrir a Dios por medio del uso de sus cinco sentidos.
Los escritores bíblicos expresaron la habilidad del sujeto para conocer el objeto utilizando conceptos comunes y entendibles. La revelación tiene que ver con el problema de cómo el hombre, como sujeto, puede conocer y entender un objeto espiritual.
Dado que Dios está en un nivel de existencia superior, El debe revelarse y dar a conocer su voluntad al hombre. El hombre es incapaz de descubrir a Dios, porque sus medios para conocer la realidad objetiva son limitados. Después que Dios descubre su naturaleza y su voluntad, el hombre debe comprenderlas y expresarlas en palabras que correspondan a su propio nivel de experiencia. Cuando Dios es descripto como Padre, se están comunicando ciertas características de su naturaleza. Un padre provee para los miembros de su familia, los protege y los guía. El es el símbolo de autoridad y fortaleza dentro del hogar. Al lusar el término ―Padre‖ para describir la naturaleza de Dios, el hombre como sujeto puede comprender algo acerca del objeto—Dios.
CÓMO DIOS SE HA REVELADO
Revelación general: Dios como Creador
Distinción entre revelación general y teología natural. Los teólogos utilizan con frecuencia dos expresiones que pueden ser confundidas: revelación general y teología natural. La revelación general se refiere a lo que puede ser conocido de Dios a través de la naturaleza, o sea de la obra creadora de Dios. La teología natural se refiere a una doctrina de la naturaleza de Dios y su voluntad basada en otras fuentes aparte de la Biblia. Es un sistema de teología natural la razón humana es la fuente primaria, pero también la naturaleza es una fuente. Tomás de Aquino en la edad media es conocido por su teología natural, edificada principalmente sobre el razonamiento, pero muchos teólogos conservadores han desafiado la validez de su sistema.
El teólogo contemporáneo Karl Barth dice que a través de la revelación general no nos viene ningún conocimiento válido acerca de Dios. El sostiene que el hombre sólo puede conocer a Dios a través de su revelación especial que tiene su centro en la persona de Jesucristo.
Sostiene que una segunda fuente del conocimiento de Dios— por ejemplo, Escritura y tradición, o Escritura y razón—conduce siempre a una devaluación de la fuente primaria. De acuerdo a Barth puede existir una revelación general, pero no puede existir una teología natural que sea válida, a causa de que la mente pecaminosa del hombre pervierte el conocimiento de Dios a través de la naturaleza.
Criterio de Pablo de la revelación general.—El apóstol Pablo habló sobre revelación general en Romanos 1 y 2. El hombre que no tiene conocimiento de Dios a través de la revelación especial de Jesucristo es responsable ante Dios en razón de la revelación general.
Aunque la naturaleza no nos dice nada acerca de la misericordia redentora de Dios, Pablo sostiene que las obras creadas de Dios ponen al descubierto su poder ilimitado, su existencia eterna y su naturaleza divina ( Romanos 1:20). A través de la revelación general el
hombre conoce lo suficiente acerca de su responsabilidad con Dios, como para considerarse culpable cuando deliberadamente desobedece y rechaza adorar a Dios. La perversidad humana y su naturaleza pecaminosa le hacen apartarse de su responsabilidad para con Dios.
El se niega a vivir de acuerdo al nivel de corrección que conoce. En su orgullo y egocentrismo elige exaltar y servir a sus propios deseos antes que a su Creador.
Pablo indica que la conciencia del hombre da evidencias de que tiene algún conocimiento de sus responsabilidades para con Dios. ( Romanos 2:12). Los Gentiles, quienes no habían tenido la revelación especial de la Ley del Antiguo Testamento, mostraron conocer algo de los requerimientos morales de Dios, porque establecieron una ley por sí mismos. Sus niveles morales no eran tan altos como los de los judíos que tenían la revelación especial del Antiguo Testamento; sin embargo, su condenación no se basaba sobre su fracaso en tener una ley moral superior sino por no haber guardado la ley que ellos tenían.
Significado de la revelación general.—La revelación general es la base para la culpabilidad humana y la justificación de Dios al condenar a todos los hombres como pecadores. La revelación general no conduce a un conocimiento pleno de Dios, pero otorga al hombre una luz por la cual vivir. El problema es que el hombre distorsiona la luz de la naturaleza y justifica sus actos injustos.
Los reformadores Lutero y Calvino rechazaron una teología basada sobre la revelación general por considerarla inadecuada. Reaccionaron contra la teología natural de la Iglesia Católica que se derivaba de Santo Tomás de Aquino y enfatizaron la depravación (naturaleza pervertida y corrompida) del hombre pecador. Llegaron a la conclusión de que la mente del hombre depravado no era una fuente confiable para el conocimiento de Dios. En lugar de establecer un conocimiento de Dios dependiendo de un proceso de razonamiento, la mente debe ser utilizada para entender la revelación especial que Dios nos ha entregado a través de la Escritura.
Revelación especial: Dios como Redentor
A través de la revelación general, el hombre tiene consciencia de Dios. La revelación especial
se edifica sobre ese fundamento. La creación le habla al hombre de un poder superior y el hombre natural, a través de las varias formas de la religión, revela su deseo de un conocimiento superior de Dios. El cristianismo está edificado sobre el anhelo innato que el hombre tiene de Dios y le ofrece un conocimiento pleno de Dios en Jesucristo.
La revelación especial es revelación bíblica. La revelación especial se refiere específicamente a la obra redentora de Dios en la vida de su pueblo escogido, Israel, en el Antiguo Testamento y en la vida de la iglesia del Nuevo Testamento. La necesidad del hombre de una
revelación especial descansa en su naturaleza pecaminosa y corrompida. Sin una confrontación especial con Dios, el hombre pecador está satisfecho en continuar con su pecado. El seguir los deseos pervertidos de uno mismo acarrea el pecado y conduce a la separación de Dios que es la muerte. El pecador es incapaz de ver su verdadera condición sin la iniciativa y la actividad especial de Dios. El hombre depravado es incapaz de utilizar la revelación general. Sólo después de la regeneración un hombre está capacitado para leer correctamente ―el libro de la naturaleza.
La revelación especial sobrepasa a la revelación general o natural. El hombre sólo puede entender parcialmente la naturaleza de Dios al observar su obra de creación. De acuerdo a Calvino, el conocimiento de la revelación especial del Antiguo y Nuevo Testamentos va a capacitar al hombre para leer ―el libro de la naturaleza‖ con anteojos que le posibiliten ver lo que realmente estaba allí y que siempre estaba disponible. La revelación especial de Dios en Cristo proporciona un entendimiento superior del amor y la justicia de Dios de aquel que puede ser inferido del mundo natural.
La revelación especial es un don de la gracia de Dios al hombre pecador a fin de restaurar los beneficios de la revelación natural y general que habían sido dados originalmente al hombre.
La revelación especial le trae al hombre las buenas noticias de la obra redentora de Dios en y a través de Jesucristo. La revelación especial de Dios, comenzando en el Antiguo Testamento, alcanza su meta última y final en Jesucristo. Los eventos más revelatorios de la vida de Cristo fueron su muerte y resurrección. En su muerte, fueron puestos al descubierto el amor y la justicia de Dios. Un Dios de amor toma sobre sí mismo el castigo por el pecado humano. Pablo nos cuenta en Romanos 3 que a través de la muerte de Jesucristo, Dios puede ser justo y también el justificador de aquellos que creen en Jesucristo.
En su resurrección, fueron demostrados el poder y la victoria de Dios sobre el pecado y Satanás. En Jesucristo, Dios revela su naturaleza y obra de amor.
MEDIOS DE LA REVELACIÓN ESPECIAL
La historia como un medio de revelación
Un estudio de la Biblia revela que la historia es el medio a través del cual el Dios eterno se ha
revelado una vez y para siempre. Dios eligió una nación y guió su historia. La influencia de una nación tan pequeña como Israel sobre las naciones del mundo a través de los siglos no tiene explicación salvo que Dios entró en la historia de Israel de una manera especial. Los israelitas creyeron que Dios controlaba su historia y la dirigía hacia su climax en la eternidad.
El control especial de Dios sobre la historia de Israel no significa que El no ejerció un control sobre la historia de las demás naciones. Dios reveló su propósito para todas las naciones en relación a la historia de una nación, Israel. Israel fue responsable de comunicar la revelación de Dios a las otras naciones. Aquella revelación incluía:
- El es un Dios justo y requiere que toda la gente sea justa;
- El es un Dios amante y misericordioso y perdonará las iniquidades de aquellos que se arrepientan;
- El ha provisto vida eterna a los que viven por fe en El.
La revelación más grande de Dios en la historia vino en la persona de Jesucristo.— En la persona del Hijo, Dios se vistió de carne humana y entró en la historia de Israel. Dios reveló en términos concretos que el hombre pudiera entender su justicia, su amor y su misericordia redentora. Su naturaleza eterna y su propósito se vistieron en carne humana y habitó en medio de su pueblo. A través de las grandes experiencias históricas de la muerte y resurrección de Jesús, Dios hizo conocer en una manera entendible su amor y su plan para redimir a su pueblo. El clímax de la auto-revelación de Dios en la historia vino en la
encarnación, muerte y resurrección de Jesús.
La historia tiene que ser interpretada.—Como Creador y Sustentador del universo, Dios controla toda la historia. Los eventos históricos especiales revelan los propósitos particulares de Dios, pero tienen que ser interpretados. Dios debe, por su Gracia, descubrir el significado de sus actos. El hace esto a través de los profetas y apóstoles inspirados que escribieron las Escrituras. La Biblia es el registro sagrado de lo que Dios ha hecho en la historia y la interpretación inspirada de aquellos eventos salvadores. La revelación no estaba tanto en las enseñanzas acerca de Dios como en que Dios impartía su propia vida para solucionar las necesidades de su pueblo.
La comunicación de Dios con el hombre
No se puede comprender muy bien cómo se comunica Dios con el hombre. La Biblia afirma que Dios ha hablado a su pueblo a través de los tiempos en muchas maneras (Hebreos 1:1). Se encuentran ejemplos de las muchas maneras en varias partes de la Biblia; quizás sería provechoso examinar algunas.
- La comunicación de Dios con Adán y Eva. El escritor de Génesis dice que Dios ―mandó…al hombre‖, ―oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto‖, ―y Jehová Dios llamó al hombre‖ ( Génesis 2:16; 3:8,9). El estilo vívido del escritor implica una comunicación directa entre Adán y Dios.
- La comunicación de Dios con Abraham.—El escritor declara que ―Jehová había dicho a Abram ( Génesis 12:1). No explica cómo Dios habló a Abraham las palabras importantes del pacto. En otra ocasión el escritor declara ―vino la palabra de Jehová a Abram en visión ( Génesis 15:1). El escritor afirma que el Señor apareció a Abraham al mediodía. La aparición está asociada con la presencia de tres hombres que permanecieron delante de Abraham. No se hace ninguna distinción entre los tres hombres y la voz del Señor (Génesis 18:16,17). Mientras los hombres salían de la presencia de Abraham, el escritor dice: ―Y Jehová se fue‖ (Génesis 18:33). El versículo siguiente declara: ―Llegaron, pues, los dos ángeles a Sodoma‖ (Génesis 19:1). Los ángeles son mensajeros de Dios. El escritor no distingue entre la aparición del Señor y de sus mensajeros (hombres o ángeles) que trajeron el mensaje a Abraham.
- La comunicación de Dios con Moisés.—Moisés fue atraído a una zarza que se estaba quemando pero no se consumía. El escritor declara: ―lo llamó Dios de en medio de la zarza y dijo: ¡Moisés! ¡Moisés! Y él respondió: Heme aquí‖ (Éxodo 3:4). En el Monte Sinaí Dios llamó a Moisés a la montaña y se le apareció en una nube (<021903>Éxodo 19:3,9). 021903>
- La comunicación de Yahweh con Samuel.—La declaración: ―la palabra de Jehová escaseaba en aquellos días; no había visión con frecuencia‖ (1 Samuel 3:1) implica que la revelación de Dios a su pueblo era frecuentemente por medio de visiones. Samuel estaba durmiendo cuando el Señor lo llamó (1 Samuel 3:3 y sigtes.).
- La comunicación de Dios con Isaías.—Yahweh reveló frecuentemente sus propósitos para el pueblo en un tiempo de crisis. Habló a Isaías durante la hora crítica de la muerte del rey Uzías. La comunicación del Señor estuvo conectada con una visión del templo que era familiar a Isaías (Isaías 6).
Aparentemente el medio más común con el que Dios daba a conocer su voluntad para sus siervos eran los sueños y visiones. En el día de Pentecostés, Pedro citó al profeta Joel explicando el descenso del Espíritu Santo y la proclamación del mensaje de Dios. Joel había predicho que en los últimos días el Señor daría visiones a los jóvenes y sueños a los ancianos ( Hechos 2:17). Los sueños y visiones serían el resultado de la actividad del Espíritu Santo.
La revelación interior es descripta frecuentemente en términos de sueños y visiones. Los sueños y visiones pueden ser reales, sea que tengan o no contrapartes físicas; pero no todos los sueños contienen revelación divina. En esta época científica, nuestras mentes a menudo llegan a la conclusión, quizás inconscientemente, de que los sueños no tienen realidad porque no tienen existencia física. Tales conclusiones limitan las actividades de Dios al orden físico. Dios reveló frecuentemente su Palabra a los profetas a través de experiencias interiores. Aunque el proceso que está involucrado en la revelación de Dios a los profetas no está claro, el profeta estaba convencido que no hablaba sus propias palabras sino las palabras que venían de Yahweh a través de él.
De acuerdo a 1 Corintios 2:10-12, Pablo indica que los pensamientos y palabras de Dios deben ser revelados por el Espíritu. Ningún hombre puede descubrir la mente de Dios.
Sólo el Espíritu de Dios puede revelar al espíritu del hombre la sabiduría y la voluntad de Dios. Sólo el Espíritu de Dios conoce plenamente la verdad del plan y propósito de Dios. El Espíritu utiliza métodos diferentes para hacer conocer al apóstol la Palabra de Dios. El Creador del universo no está limitado a un método único para hacer conocer su Palabra al hombre.
La comunicación del Espíritu Santo a la mente o espíritu del hombre no es necesariamente audible, pero es real. Al registrar la revelación, el hombre expresa en sus propias palabras la Palabra que Dios le hace conocer. A través de este proceso, la Palabra revelada de Dios toma las características de la persona y el medio ambiente en el cual es entregada. Los pasajes de la Escritura son a menudo interpretaciones de los actos de Dios en la historia. Las interpretaciones no son conclusiones humanas basadas sobre observaciones astutas de esos actos. El significado de los propios actos es una revelación de sí misma. El Espíritu de Dios guía al hombre al interpretar los actos divinos, y el mismo Espíritu guía también a aquel que lee la Biblia para que llegue a entender el significado de los hechos y sus interpretaciones.
LA REVELACIÓN FINAL A TRAVÉS DE LA PERSONA DE JESUCRISTO
Jesucristo es la revelación final y última de Dios. De acuerdo al Evangelio de Juan, Jesús les dijo a sus discípulos que al verle habían visto al Padre. En el prólogo de su Evangelio, Juan llama a Jesús el Verbo de Dios. Quizás Juan está diciendo que Jesús ha comunicado o revelado al Padre y su voluntad para el hombre. Las enseñanzas de Jesús eran las palabras de Dios. Sus acciones eran las expresiones concretas en la historia de la naturaleza de su Padre Celestial. En razón de la naturaleza divina de Jesucristo y de su relación con el Padre, los hombres pueden conocer a Dios en una manera personal a través de El.
Es difícil para los hombres comprender a Dios como un Ser espiritual. En Jesucristo, la naturaleza y la voluntad de Dios se expresan en el nivel del entendimiento humano y en términos de una persona histórica concreta. Lo que Dios hizo conocer en Jesucristo no es su apariencia física, sino su amor eterno, su justicia impecable (sin faltas), y su propósito redentor. En Jesucristo, Dios no se revela como un poder abstracto sino como una personalidad definida. Aparte de la auto-revelación de su naturaleza en Jesucristo, la personalidad y la naturaleza de Dios permanecen escondidas.
VERDADES REVELADAS POR MEDIO DE LA BIBLIA
Las siguientes afirmaciones pueden ser útiles para recordar las verdades importantes reveladas a través de la Biblia: (Este resumen está sugerido en Introducción Bíblica, trad. por Bob E. Adams, p. 9.)
- Dios revela su naturaleza.
- Dios revela su voluntad y propósito para el hombre.
- Dios revela el camino de salvación.
- Dios revela los requisitos para la vida cristiana y los recursos para vivirla.
- Dios revela las soluciones para los problemas personales.
- Dios revela el poder de su reino y las promesas de su victoria final.
En el debate sobre el significado de la revelación, emergen tres criterios básicos. Pueden clasificarse como:
- liberal
- neo-ortodoxo
- conservador o fundamental.
El criterio liberal afirma que la Biblia contiene la Palabra de Dios junto con diversas mezclas de las palabras de los hombres. La Biblia no debe ser igualada con la Palabra de Dios, dado que Dios descubre su persona y su voluntad por otros medios aparte de la Biblia.
El erudito crítico liberal señala que lo que enseña toda la Biblia no es digno de ser llamado la revelación de Dios. Algunos teólogos liberales creen que los escritores bíblicos estaban
inspirados sólo en el sentido de que, de vez en cuando, su discernimiento religioso natural y su inteligencia eran profundizados y fortalecidos para descubrir ―verdades divinas para su propio tiempo. El énfasis del erudito liberal está en el descubrimiento humano de Dios en lugar de la autorevelación de Dios. Las objeciones conservadoras hacia el crítico liberal son:
- Enfatiza la actividad del hombre en el descubrimiento de Dios en lugar de la auto- revelación de Dios;
- Su criterio de revelación es racionalista y centrado en el hombre. No es bíblico;
- Coloca en las manos falibles del hombre el poder de determinar cuando Dios está hablando.
Rudolf Bultmann propuso que la Biblia contiene dos niveles de historia.
El nivel inferior, o historia natural, contiene elementos de la cultura y los modelos de pensamiento del mundo bíblico. El nivel superior, o historia sobrenatural, contiene la verdad de Dios que el hombre existencial encuentra en su medio ambiente. La historia sobrenatural o principio divino está mezclada en el registro bíblico con los conceptos y características culturales. Estos conceptos cambian de una generación a otra. Las costumbres y el medio ambiente no son partes de la revelación divina; por lo tanto, es tarea del intérprete separar la historia sobrenatural o principio divino de la expresión orientada hacia lo cultural. Dado que el pueblo del siglo primero tenía un conocimiento limitado y lleno de superstición, el registro bíblico está lleno de error y mito. Las verdades divinas no deben ser confundidas con la palabras culturalmente limitadas en las cuales están registradas. Bultmann llega a la conclusión de que la crucifixión y resurrección de Cristo no pueden ser verificadas por la historia; a pesar de ello, no es importante si esos eventos tomaron lugar en la historia natural para la verdad y realidad en el nivel sobrenatural. La revelación del amor desinteresado de Dios en Cristo no depende de la realidad de una crucifixión natural que ocurrió fuera de Jerusalén.
Dado que muchos criminales murieron en cruces fuera de Jerusalén, Bultmann enfatiza que el significado de la crucifixión es más importante que el acto en sí; sin embargo, uno tiene dificultad en concebir cómo podría tener significado si nunca aconteció. Bultmann, siguiendo a Barth, estaba intentando explicar cómo la Biblia puede ser revelación y aún contener errores humanos. Lo posición neo-ortodoxa es demasiado subjetiva. Limita la revelación al encuentro existencial del individuo con Dios. No se considera a la Biblia la Palabra de Dios, sino que es descripta como el medio por el cual viene la Palabra de Dios. El punto fuerte de la posición neo-ortodoxa es el énfasis sobre la revelación como algo personal en lugar de proposicional. La revelación es primariamente un encuentro con un Dios personal en vez de ser la creencia en una lista de verdades registradas. Por otro lado, la revelación no excluye las proposiciones, dado que el conocimiento revelado de Dios, para ser comunicado, debe tomar una forma proposicional.
Los conservadores creen que la Biblia es la Palabra de Dios. Las objeciones que han
surgido contra este criterio son:
1. Identificar la revelación divina con las palabras humanas es derogatorio para Dios. Esta identificación hace que Dios sea el responsable por las imperfecciones contenidas en la Biblia, así como todos los problemas morales, tanto como las inadecuaciones científicas e históricas que se encuentran en la Escritura.
2. La Biblia, como la revelación de Dios, implica que la revelación es proposicional—Dios dicta verdades por las cuales los hombres deben vivir. Tal posición reduce la devoción religiosa a una aceptación individual y a una lealtad impersonal a las verdades reveladas en lugar de serlo a una persona. La Escritura es la corporización de la revelación. Es más que un registro de la revelación que aconteció en la historia hace muchos años.
Las palabras de la Escritura ponen en una forma tangible y duradera las verdades divinas que
son conocidas en la historia. En una manera similar, el cuerpo carnal de Jesucristo pone en términos concretos la verdad divina. La auto-revelación de Dios en Cristo no debe ser igualada con el cuerpo terrenal de Jesús, pero ese cuerpo terrenal fue el vehículo por el cual la verdad divina fue ubicada en la historia y dentro del alcance de la percepción humana. La verdad divina que estaba ubicada entonces en un cuerpo tangible está ahora en palabras tangibles. Es verdad que en Jesucristo la revelación se hizo personal (una Persona comunicando la naturaleza personal de Dios a las personas). Sin embargo, debería reconocerse que Dios no ha limitado la realidad a las personas, ni la revelación al conocimiento de su naturaleza personal.
Las Escrituras fueron escritas por hombres inspirados que pusieron la revelación de Dios en forma concreta para que pudiera ser preservada y comunicada. Una persona puede leer las palabras de la Biblia sin que estas lleguen a ser revelación, de la misma manera que los hombres en el tiempo de Jesús podían mirar su cuerpo humano sin aprehender la verdad divina que se revelaba por su intermedio. Dado que las palabras de la Biblia corporizan la revelación, la lectura de las mismas llega a ser el medio de revelación. El Espíritu Santo utiliza las declaraciones de las Escrituras para iluminar el entendimiento del lector. Las palabras de la Biblia son el medio a través del cual el Espíritu Santo confronta al hombre con los reclamos de Dios.
Las palabras de las Escrituras como revelación no tienen poder aparte de la obra del Espíritu Santo. Jesús prometió que el Espíritu conduciría a toda verdad. La actividad del Espíritu estaría basada sobre las palabras que Jesús había hablado; ellas serían recordadas (Juan 14:26). La palabra griega para ―leer significa ―conocer de nuevo. Leer las
palabras de la Biblia trae a nuestras mentes las palabras de Jesús y llega a ser la base para la actividad del Espíritu Santo de guiarnos hacia la verdad divina. Las palabras de la Biblia pueden ser leídas sin ser revelación para nosotros. A pesar de ello, ellas corporizan la verdad divina, sea que el lector aprehenda esta verdad o no.
Varios énfasis del criterio contemporáneo de revelación son válidos para comprender la
naturaleza primaria de la Biblia:
No debe pensarse que la revelación es un cuerpo de doctrina o de reglas inspiradas por las cuales los hombres han de vivir.
La revelación no es un cuerpo de información que Dios comunica al hombre, sino que es Dios dándose a sí mismo al hombre en comunión.
También es un énfasis válido la auto-revelación de Dios a través de sus actividades en la historia. El carácter de una persona se expresa por medio de sus acciones.
Las siguientes declaraciones intentan establecer la relación entre la Biblia y la revelación:
La Biblia contiene un registro de los hechos de Dios en la historia y una interpretación de aquellos actos, los cuales corporizan la revelación de Dios, la cual es reavivada a través de la obra del Espíritu Santo.
La Biblia es una guía para un entendimiento más profundo de Dios a través de un encuentro personal con El, efectuado mediante el Espíritu Santo.
La revelación puede estar corporizada en las declaraciones bíblicas tanto como en los actos divinos, pero ninguno de éstos llegan a ser revelación verdadera para el individuo hasta que sean aprehendidos a través de la obra del Espíritu Santo.
TAREAS PARA EL HOGAR
Preguntas sobre el material básico (para los Niveles 1, 2 y 3)
1. Defina revelación como está usada en el término ―revelación de Dios.
2. Mencione si cada una de estas declaraciones son ciertas o falsas.
(1) Dios es Espíritu y no puede ser visto por los ojos.
Dado que muchos criminales murieron en cruces fuera de Jerusalén, Bultmann enfatiza que el significado de la crucifixión es más importante que el acto en sí; sin embargo, uno tiene dificultad en concebir cómo podría tener significado si nunca aconteció. Bultmann, siguiendo a Barth, estaba intentando explicar cómo la Biblia puede ser revelación y aún contener errores humanos. Lo posición neo-ortodoxa es demasiado subjetiva. Limita la revelación al encuentro existencial del individuo con Dios. No se considera a la Biblia la Palabra de Dios, sino que es descripta como el medio por el cual viene la Palabra de Dios. El punto fuerte de la posición neo-ortodoxa es el énfasis sobre la revelación como algo personal en lugar de proposicional. La revelación es primariamente un encuentro con un Dios personal en vez de ser la creencia en una lista de verdades registradas. Por otro lado, la revelación no excluye las proposiciones, dado que el conocimiento revelado de Dios, para ser comunicado, debe tomar una forma proposicional.
Los conservadores creen que la Biblia es la Palabra de Dios. Las objeciones que han
surgido contra este criterio son:
1. Identificar la revelación divina con las palabras humanas es derogatorio para Dios. Esta identificación hace que Dios sea el responsable por las imperfecciones contenidas en la Biblia, así como todos los problemas morales, tanto como las inadecuaciones científicas e históricas que se encuentran en la Escritura.
2. La Biblia, como la revelación de Dios, implica que la revelación es proposicional—Dios dicta verdades por las cuales los hombres deben vivir. Tal posición reduce la devoción religiosa a una aceptación individual y a una lealtad impersonal a las verdades reveladas en lugar de serlo a una persona. La Escritura es la corporización de la revelación. Es más que un registro de la revelación que aconteció en la historia hace muchos años.
Las palabras de la Escritura ponen en una forma tangible y duradera las verdades divinas que
son conocidas en la historia. En una manera similar, el cuerpo carnal de Jesucristo pone en términos concretos la verdad divina. La auto-revelación de Dios en Cristo no debe ser igualada con el cuerpo terrenal de Jesús, pero ese cuerpo terrenal fue el vehículo por el cual la verdad divina fue ubicada en la historia y dentro del alcance de la percepción humana. La verdad divina que estaba ubicada entonces en un cuerpo tangible está ahora en palabras tangibles. Es verdad que en Jesucristo la revelación se hizo personal (una Persona comunicando la naturaleza personal de Dios a las personas). Sin embargo, debería reconocerse que Dios no ha limitado la realidad a las personas, ni la revelación al conocimiento de su naturaleza personal.
Las Escrituras fueron escritas por hombres inspirados que pusieron la revelación de Dios en forma concreta para que pudiera ser preservada y comunicada. Una persona puede leer las palabras de la Biblia sin que estas lleguen a ser revelación, de la misma manera que los hombres en el tiempo de Jesús podían mirar su cuerpo humano sin aprehender la verdad divina que se revelaba por su intermedio. Dado que las palabras de la Biblia corporizan la revelación, la lectura de las mismas llega a ser el medio de revelación. El Espíritu Santo utiliza las declaraciones de las Escrituras para iluminar el entendimiento del lector. Las palabras de la Biblia son el medio a través del cual el Espíritu Santo confronta al hombre con los reclamos de Dios.
Las palabras de las Escrituras como revelación no tienen poder aparte de la obra del Espíritu Santo. Jesús prometió que el Espíritu conduciría a toda verdad. La actividad del Espíritu estaría basada sobre las palabras que Jesús había hablado; ellas serían recordadas (Juan 14:26). La palabra griega para ―leer significa ―conocer de nuevo. Leer las
palabras de la Biblia trae a nuestras mentes las palabras de Jesús y llega a ser la base para la actividad del Espíritu Santo de guiarnos hacia la verdad divina. Las palabras de la Biblia pueden ser leídas sin ser revelación para nosotros. A pesar de ello, ellas corporizan la verdad divina, sea que el lector aprehenda esta verdad o no.
Varios énfasis del criterio contemporáneo de revelación son válidos para comprender la
naturaleza primaria de la Biblia:
No debe pensarse que la revelación es un cuerpo de doctrina o de reglas inspiradas por las cuales los hombres han de vivir.
La revelación no es un cuerpo de información que Dios comunica al hombre, sino que es Dios dándose a sí mismo al hombre en comunión.
También es un énfasis válido la auto-revelación de Dios a través de sus actividades en la historia. El carácter de una persona se expresa por medio de sus acciones.
Las siguientes declaraciones intentan establecer la relación entre la Biblia y la revelación:
La Biblia contiene un registro de los hechos de Dios en la historia y una interpretación de aquellos actos, los cuales corporizan la revelación de Dios, la cual es reavivada a través de la obra del Espíritu Santo.
La Biblia es una guía para un entendimiento más profundo de Dios a través de un encuentro personal con El, efectuado mediante el Espíritu Santo.
La revelación puede estar corporizada en las declaraciones bíblicas tanto como en los actos divinos, pero ninguno de éstos llegan a ser revelación verdadera para el individuo hasta que sean aprehendidos a través de la obra del Espíritu Santo.
TAREAS PARA EL HOGAR
Preguntas sobre el material básico (para los Niveles 1, 2 y 3)
1. Defina revelación como está usada en el término ―revelación de Dios.
2. Mencione si cada una de estas declaraciones son ciertas o falsas.
(1) Dios es Espíritu y no puede ser visto por los ojos.
(2)El hombre puede conocer plenamente a Dios a través de la naturaleza. (3) El hombre no puede descubrir a Dios a través de sus cinco sentidos y de su mente.
(4) La revelación es la actividad del hombre en conocer a Dios.
3. Los dos factores en el conocimiento son _____________________ y ______________________.
4. La revelación involucra al hombre como ________________ conociendo a Dios como (¿sujeto u objeto?) _____________________. (¿sujeto u objeto?)
5. Defina la revelación general.
6. Defina la revelación especial.
7. Pablo enseñó que los gentiles tenían suficiente revelación ____________ para
considerarlos culpables delante de Dios.
8. Dios se reveló a Sí mismo a través de ________ y a través de la persona de su
________________
9. De acuerdo a Hebreos 1:1, ¿cómo ha hablado Dios a su pueblo?
10. Haga una lista de cinco maneras en las cuales Dios habló a los hombres del Antiguo Testamento.
11. Haga una lista de los tres criterios básicos de revelación.
12. ¿Cuál es el medio que hace que la Biblia sea algo más que un registro de los actos de Dios – el mensaje de Dios para el hombre?
Tareas suplementarias (para los Niveles 2 y 3)
1. Explique las differences entre revelación natural o general, teología natural y revelación especial.
2. Haga una lista de tres realidades que Dios reveló acerca de Sí mismo en la historia de Israel.
3. Explique la declaración: ―La revelación es la actividad de Dios‖.
4. ¿Cómo utilizó Dios la historia de Israel para revelar sus propósitos para todas las naciones?
5. Haga una lista de tres atributos de Dios que se revelan en la historia de Israel.
6. Haga una lista de tres atributos de Dios que se revelan en Jesucristo.
7. Mencione los tres criterios básicos de revelación y la palabra clave que indica la actitud de
cada uno concerniente a la Biblia como la Palabra de Dios.
Tareas avanzadas (para el Nivel 3)
1. ¿Cuáles son las tres clases de pasajes bíblicos relacionados con la revelación? Indique ejemplos de cada clase. En síntesis, ¿qué dice el conjunto de pasajes de cada grupo referente al aspecto de la revelación que trata cada uno?
2. ¿Qué sentido le da a la palabra ―verbal en la discusión del tema de la revelación?
¿Por qué es necesaria revelación verbal?
3. ¿Cuál es la evidencia interna (dentro del Nuevo Testamento) para comprobar que los autores de los libros del Nuevo Testamento reclaman que sus escritos sean reconocidos con el Antiguo Testamento como fuente de autoridad para la fe cristiana?
3. Los dos factores en el conocimiento son _____________________ y ______________________.
4. La revelación involucra al hombre como ________________ conociendo a Dios como (¿sujeto u objeto?) _____________________. (¿sujeto u objeto?)
5. Defina la revelación general.
6. Defina la revelación especial.
7. Pablo enseñó que los gentiles tenían suficiente revelación ____________ para
considerarlos culpables delante de Dios.
8. Dios se reveló a Sí mismo a través de ________ y a través de la persona de su
________________
9. De acuerdo a Hebreos 1:1, ¿cómo ha hablado Dios a su pueblo?
10. Haga una lista de cinco maneras en las cuales Dios habló a los hombres del Antiguo Testamento.
11. Haga una lista de los tres criterios básicos de revelación.
12. ¿Cuál es el medio que hace que la Biblia sea algo más que un registro de los actos de Dios – el mensaje de Dios para el hombre?
Tareas suplementarias (para los Niveles 2 y 3)
1. Explique las differences entre revelación natural o general, teología natural y revelación especial.
2. Haga una lista de tres realidades que Dios reveló acerca de Sí mismo en la historia de Israel.
3. Explique la declaración: ―La revelación es la actividad de Dios‖.
4. ¿Cómo utilizó Dios la historia de Israel para revelar sus propósitos para todas las naciones?
5. Haga una lista de tres atributos de Dios que se revelan en la historia de Israel.
6. Haga una lista de tres atributos de Dios que se revelan en Jesucristo.
7. Mencione los tres criterios básicos de revelación y la palabra clave que indica la actitud de
cada uno concerniente a la Biblia como la Palabra de Dios.
Tareas avanzadas (para el Nivel 3)
1. ¿Cuáles son las tres clases de pasajes bíblicos relacionados con la revelación? Indique ejemplos de cada clase. En síntesis, ¿qué dice el conjunto de pasajes de cada grupo referente al aspecto de la revelación que trata cada uno?
2. ¿Qué sentido le da a la palabra ―verbal en la discusión del tema de la revelación?
¿Por qué es necesaria revelación verbal?
3. ¿Cuál es la evidencia interna (dentro del Nuevo Testamento) para comprobar que los autores de los libros del Nuevo Testamento reclaman que sus escritos sean reconocidos con el Antiguo Testamento como fuente de autoridad para la fe cristiana?
DISCUSIÓN DE SEMINARIO
1. ¿Cómo se comunica un Dios espiritual con el hombre?
2. ¿Por qué la revelación general está asociada con ―Dios como Creador y la revelación
especial con ―Dios como Redentor?
3. ¿Cómo se relacionan la revelación general y la especial?
Aporte:
Castillo Fuerte
en
20:07:00
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