lunes, 30 de marzo de 2015

Si la iglesia pertenece al Señor, Él tiene autoridad para reclamar un comportamiento acorde con Su voluntad

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


 
 
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APERTURA DE LA PRIMERA CARTA A LOS CORINTIOS: UNA CONGREGACIÓN MUY JOVEN
1:1–9
1. Saludos iniciales (1:1–3)
2. La oración de un apóstol (1:4–8)
3. Una declaración (1:9)
CAPÍTULO 1
Los primeros nueve versículos de la epístola tienen mucho que ver con su tono y contenido. Pablo sigue el estilo habitual de la época, poniendo al principio el nombre de quien escribía, para indicar luego quiénes eran los destinatarios. Después, como hace en todas sus epístolas, menciona qué dice sobre ellos cuando ora al Señnor.
1.     SALUDOS INICIALES (1:1–3)
1Pablo, llamado a ser apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y el hermano Sóstenes, 2a la iglesia de Dios que está en Corinto, a los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos cos todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro: 3Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
Al mencionar su nombre, Pablo ya nos está haciendo una presentación digna de ser meditada. Nos dice que ya no es el perseguidor Saulo de Tarso; utiliza ahora “Pablo”, que significa “pequeño”.
Pero sobre todo, se cuida de ratificar su autoridad como apóstol y el origen de dicha autoridad. Los temas tratados en la carta y el tono imperativo que exigían las circunstancias así lo reclamaban.1
“Apóstol” significa enviado. Estos versículos nos muestran el lugar de Pablo en relación con los corintios.
PABLO COMO APOSTOL
1.     Había sido enviado a predicarles el evangelio.
2.     Ahora era enviado a ratificar el mensaje de Cristo.
3.     Lo hacía porque era voluntad de Dios.
4.     El fin: acelerar la santificación y riqueza espiritual de los lectores.
Cuando Pablo recibió el llamado en Damasco, Dios declaró: “Instrumento escogido me es éste, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles” (Hch. 9:15). EI apóstol mismo lo relató años después. La “voluntad de Dios” (que se menciona también en 2 Corintios, Gálatas y Efesios) significa un deseo expreso del Señor Pablo mismo, para los corintios y los demás que lo recibían, y para el logro de los fines mencionados.
Se incluye el nombre de Sóstenes, que debe de ser el mismo que aparece en Hch. 18:17. Pablo une su testimonio al de este creyente.
LA AUTORIDAD DE SÓSTENES
1.     Era un “hermano”.
2.     Ratificaba lo que Pablo decía.
3.     Provenía de la misma iglesia que recibía la carta.
4.     Había dejado su fe anterior y había sufrido por ello.
La relación entre el apóstol y un miembro de la iglesia de Corinto era una buena base para un mensaje consistente.
Los destinatarios son mencionados en forma extensa, algo no habitual. De esa manera, Pablo ya comienza a hacerles una exhortación. Si ellos hubieran reflexionado en todo lo que allí les era sugerido, no habrían necesitado más.
Además de dirigirse sólo a la iglesia en su totalidad y no a los individuos, Pablo la denomina “iglesia de Dios”, que sólo ocurre en el encabezamiento de esta epistola y la siguiente.
Nada es casual en las Escrituras, pero aquí el propósito deliberado se hace evidente. Uno de ellos se relaciona con el profundo contenido de la carta, la necesidad de llevar una vida acorde con la voluntad de Dios. Si la iglesia pertenece al Señor, él tiene autoridad para reclamar tal comportamiento.
Desde el principio, los lectores de esta carta—los de aquel entonces y los de ahora—debemos tener en cuenta quién es el Señor de la iglesia. La iglesia es de Dios porque se rige por su Palabra y es dirigida por su Espíritu.
Por otro lado, la frase “iglesia de Dios” también es una advertencia sobre el tema que trataría enseguida. Si la iglesia es de Dios, no es de Pablo, ni de Apolos, ni de Cefas, ni de Cristo (cuando su nombre se una con espíritu faccioso) (vv. 12, 13). Todavía hoy se oyen frases como “Yo soy de la iglesia del pastor Fulano” o “Esta es la iglesia de Mengano”. Aunque el sentido pueda ser distinto (o sea que no implique propiedad o dominio), hay en la expresión un peligro latente que debemos evitar.
UN MENSAJE A LAIGLESIA (1:2)
1.     Debe recibirse como algo dirigido a un cuerpo.
2.     Ese cuerpo es concreto, por ejemplo el que está en Corinto.
3.     Debe comenzar por ser santificado.
4.     Ante los demás, debe ser de quienes invocan a Cristo.
5.     Forman parte de un gran pueblo “en todas partes”.
Teniendo en cuenta las fuertes amonestaciones que seguirían, Pablo comienza por recordarles que la posición de los corintios era “santificados en Cristo Jesús”, y el llamamiento, “a ser santos”. La mención de otras iglesias hace que esa responsabilidad sea aun mayor.
Luego sigue la habitual bendición apostólica, aunque a veces aparece con ligeras variantes: “Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.”
Gracia es un concepto fundamental en el N.T. Se relaciona con nuestra palabra “gratis” y se refiere al don de Dios, que es inmerecido, y cuyo precio fue pagado por Jesucristo. Esto hace que sea gratuita y bondadosa para nosotros. La primera consecuencia de la gracia es la “paz”: la buena relación con Dios, con nuestra conciencia y con los demás, y entre los demás y nosotros. Es dada directamente “a los corintios”, así como “a todos los demás” y al mismo autor, que se incluye al usar la palabra “nuestro”. Por sobre todo, el apóstol cuida de que el primer lugar sea otorgado a Jesucristo, a quien nombra cuatro veces en tres versículos.
JESUCRISTO SIEMPRE PRESENTE (1:1–3)
1.     Es quien envía a predicar (a ser apóstol).
2.     Quien santifica a los creyentes.
3.     Quien debe ser invocado.
4.     Quien nos da gracia y paz.
5.     Nuestro Señor.
2.     LA ORACIÓN DE UN APOSTOL (1:4–8)
4Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jesús; 5porque en todas las cosas fuisteis enriquecidos en él, en toda palabra y en toda ciencia; 6así como el testimonio acerca de Cristo ha sido confirmado en vosotros, 7de tal manera que nada os falta en ningún don, esperando la manifestación de nuestro Señor Jesucristo; 8el cual también os confirmará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo.
Pablo siempre empezaba sus oraciones dando gracias. Cuando pensamos en los corintios y todos sus problemas, nos admiramos de que el apóstol no se dejara llevar por el desánimo.
Además, deja claro que eso es lo que hace “siempre”, sin depender de buenas noticias. Por el hecho de ser creyentes, ellos mismos ya eran motivo para que Pablo agradeciera.
GRACIAS POR LOS CREYENTES (1:4–6)
1.     Por la gracia de Dios, su salvación (4).
2.     Por la abundancia que les ha sido dada (5).
3.     Por el testimonio que se da de ellos (6).
En el v. 5 insiste en la palabra “todo”: Las cosas, la palabra, la ciencia. Quizá pensemos que todo eso les faltaba, pero Pablo sabía agradecer por lo que sí tenían. “En todas las cosas fuisteis enriquecidos en él”. Es posible que nuestra reacción sea pensar que la carta está dirigida a una iglesia espiritual y materialmente pobre. Pablo no piensa eso, al contrario, los declara “enriquecidos”, que no es lo mismo que “ricos”. Los corintios no habían recibido una herencia en dinero de sus padres, ni tenían talentos en abundancia por su condición humana; al menos, Pablo se refiere más bien a aquellas cosas en las que Dios había actuado, transformándolos en una congregación que disfrutaba de “riquezas”. Nadie puede enumerar todas las cosas, pero la palabra indica que el apóstol tenía en mente tanto lo material como lo espiritual, lo terreno como to eterno.2
Notemos que él mismo menciona algunas de ellas, que debe considerar más importante: 1) toda palabra (el mensaje transmitido oralmente); 2) toda ciencia (el conocimiento superior que Dios da); 3) el testimonio sobre Cristo (que ha sido confirmado); 4) todos los dones (“nada os falta”, v. 7), aunque naturalmente el resto de la carta mostrará que ellos no entendían bien ni la esencia ni el uso de esos dones.3
En resumen, toda la iglesia por ser parte del plan de Dios es potencialmente rica.
Pone énfasis especial al hablar del testimonio. No se trata de atesorar las riquezas espirituales que Dios tiene listas para nosotros, sino de hacerlas ver, compartirlas y transformarlas en algo útil. El testimonio es tanto lo que se puede decir de nosotros, como lo que nosotros decimos de Cristo.
Sin embargo la gratitud por los dones presentes no es suficiente, y Pablo recuerda a los corintios que aún estan esperando la revelación final cristólogica (v. 7b). En el v. 8 vemos una referencia al juicio, pero Pablo expresa confianza en sus lectores cuyo comportamiento estaba lejos de ser sin mancha. El secreto está en la obra de Dios, no en los corintios.
EL TESTIMONIO DE CRISTO (1:6–7)
1.     Dado por la predicación a los incrédulos.
2.     Confirmado por la aceptación de Jesucristo.
3.     Completado con todos los dones (7a).
4.     Culminará en la misma “manifestación de Jesucristo” (7b).
Una vez más, el simple hecho de un saludo lleva a proclamar al Salvador. En este breve trozo—una oración y su comentario—Jesús aparece otras seis veces:
EL CRISTO QUE SE MANIFIESTA (1:4–9)
1.     Quien nos salvó por su gracia (4).
2.     Quien nos enriqueció con abundancia (5).
3.     El tema de nuestro testimonio (6).
4.     Quien se manifiesta: se muestra y mostrará (7, 8).
5.     Quien nos confirma hasta el fin (8).
6.     Aquel con quien tenemos comunión (9).
Lo que Pablo pide por los corintios, o mejor dicho lo que agradece a Dios como algo natural en todo cristiano, resulta múltiple y aumenta el cuadro presentado en los versículos anteriores:
LOS CREYENTES (1:4–5, 8–9)
1.     Han recibido la gracia de Dios (4).
2.     Han sido enriquecidos en todo (5).
3.     Serán confirmados hasta que Cristo vuelva (8).
4.     Tienen comunión con el Señor (9).
3.     UNA DECLARACIÓN (1:9)
9Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo jesucristo nuestro Señor.
Al orar, Pablo tiene su corazón puesto tanto en quien le escucha, ese Dios que “es fiel”, como en quienes leen lo que narra. En realidad, no está orando sino explicando qué dice al recordarlos en oracion. Hay un motivo por el cual siempre vale la pena orar: tenemos un Dios cuya fidelidad no le permite faltar a sus promesas. Hay también un motivo pare ser constantes: ser fieles como él es fiel. Esa fidelidad divina se demostró sobre todo en su Hijo Jesucristo, que es la cumbre de las promesas hechas en la antigüedad. El pueblo que las recibió, y que no siempre fue fiel, ha dado lugar al nacimiento de un nuevo pueblo, aquel que vive en una nueva comunión, cuyo eje es Jesucristo (Ef. 2:11–18).
LA FIDELIDAD DE DIOS (1:9a)
1.     Debemos recordar que él es fiel (Dt. 7:9; Sal. 19:7; 2 Co. 1:18).
2.     El también nos llamó a ser fieles.
3.     Estamos en comunión con Cristo: su fidelidad nos mantiene en ella.
Al cerrar esta introduccion, encontramos una nueva mención de nuestro Redentor. Notemos la forma complete y ferviente en que se mencionan los titulos del que murió en la cruz por nosotros.
EL CRISTO QUE NOS UNE EN COMUNIÓN (1:9b)
1.     Es Hijo de Dios como desde el principio (Jn. 1:1).
2.     Es Jesús, el hijo de María, el hombre de Nazaret.
3.     Es Cristo, el Mesías prometido, el que salvará y honrará.
4.     Es el Señor, lo que nos anticipa su gloria eterna.
5.     Es nuestro Señor, de la iglesia y de cada vida.
Sobre la base de esta apelación a la misericordia divina ahora nos disponemos a entrar en el cuerpo principal de la carta misma.
KOINONIA-COMUNIÓN
En el v. 9 aparece la palabra griega KOINONIA, traducida “comunión”. Es una expresión que tiene mucho auge actualmente y además es un concepto neotestamentario básico.
En griego dice literalmente “comunión de su Hijo Jesucristo”. Es lo que se conoce como genitivo, y que en primer término da la idea de propiedad. Esa comunión es algo que Jesucristo nos da, antes que nada para que estemos unidos a él—“teniendo el mismo sentir” (Fil. 2)—, y en consecuencia para que estemos unidos unos a otros.
Detrás del concepto de “comunión” del término KOINONIA, hay más de lo que imaginamos en castellano. La unión es profunda pues procede del hecho de que ahora todos tenemos el mismo Espíritu, pensamos lo mismo, actuamos de la misma manera, nos reunimos en un mismo lugar (o nos sentimos identificados con los que se reúnen en otros), lloramos cuando los demás lloran y nos gozamos cuando ellos se gozan. Es en el fondo la base de la subsistencia y progreso del cuerpo de Cristo, el espíritu que mueve ese cuerpo.
Lo categórico de esta expresión al comienzo de la carta podría parafrasearse como si su autor dijera: “Hermanos, todos los problemas de que vamos a hablar desaparecerían si en su corazón ustedes tuvieran hacia Jesucristo y hacia los demás de la iglesia, ese espíritu que él puso en nosotros.”
1 En las cartas a los Tesalonicenses, no usa ningún título. A los Romanos y Filipenses—donde no había mayores problemas—se dirige como “siervo”, mientras que se presenta como “apóstol” en ésta, 2 Corintios, Gálatas y Efesios, o sea en general donde había algo que corregir.
2 Otros comentaristas restringen el sentido de “todas las cosas” a la gracia espiritual con que los corintios habían sido enriquecidos.
3 “Toda palabra” podría definirse aquí como el don sobrenatural de saber expresar bien la verdad. De acuerdo a la mayoría de los comentaristas, Dios enriqueció y dio, tanto a los corintios como a nosotros, la capacidad de hablar “toda palabra” para él. No todos seremos predicadores, pero Dios nos da cierta capacidad. Pablo probablemente se refiera a lo que nosotros llamamos “testificar” (Hch. 1:8; 4:29).
 
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domingo, 29 de marzo de 2015

Un cristiano que domine el contenido y el significado del A.T. junto con el Nuevo Testamento, estará «enteramente preparado para toda buena obra».

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


 
 
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     La Apócrifa

Todos los estudiantes bíblicos de la Iglesia Ortodoxa Oriental, la Iglesia Católica Romana y las iglesias protestantes concuerdan acerca de los veintisiete libros del canon del Nuevo Testamento, y generalmente en el mismo orden. Con el Antiguo Testamento la situación es un poco más compleja.
Los protestantes y los judíos están de acuerdo sobre el contenido del Antiguo Testamento, pero la Iglesia Ortodoxa Oriental y los católico romanos aceptan algunos libros judíos de historia y poesía, que ellos llaman «deuterocanónicos» (gr. «segundo canon»). Protestantes y judíos llaman a estos libros «apócrifos» (gr. «oculto»).
Los treinta y nueve libros de la Reina Valera, la Biblia de las Américas y otras versiones verdaderamente protestantes tienen exactamente el mismo material que los veinticuatro libros de la Biblia hebrea. La diferencia en el número de libros es debida a varias combinaciones de libros en las versiones judías. Por ejemplo, los seis libros de Samuel, Reyes y Crónicas son considerados tres libros, y los profetas menores están en un solo libro llamado «El Libro de los Doce».
Los judíos escribieron muchos otros libros religiosos, a veces ni siquiera en hebreo, los cuales ni ellos consideraron inspirados ni autoritativos. Algunos, por ejemplo, 1 y 2 Macabeos, tienen valor en el sentido de historia intertestamentaria. Otros, tales como «Bel y el Dragón», sólo tienen que ser leídos por los que tienen discernimiento para que se descubra que no son canónicos.
Los escritos judíos que menos valor tienen son los Pseudepigrafa (gr. «escritos falsos»), y los mejores son llamados Apócrifa.

Algunos judíos y cristianos antiguos aceptaron un canon más amplio, pero esto lo hicieron sobre todo los gnósticos de Egipto. Aun aceptaron algunos de estos libros.
Cuando Damasus el obispo de Roma pidió al erudito Jerónimo traducir los libros apócrifos al latín, los tradujo bajo protesta. Esto fue porque conocía bien el texto hebreo, y también porque ellos no eran parte auténtica del canon judío. Por eso, aunque Jerónimo podía discernir que eran de segunda categoría (como mucho), los tradujo para la Vulgata latína. Hoy en día aparecen en versiones católico romanas como la Nácar Colunga, la Nueva Biblia de las Américas y la Biblia de Jerusalén. También aparecen en versiones ecuménicas (llamadas a veces «interconfesionales») como la New English Bible, la Revised English Bible, y Dios Habla Hoy. [La Sociedad Bíblica ha editado dos versiones de «Dios Habla Hoy», una con fecha de 1987 dice: «La Biblia con Deuterocanónicos», esto es, con los libros apócrifos, aparentemente en conjunto con la Iglesia Católica para su consumo.]
La Iglesia Católica Romana no reconoció oficialmente la Apócrifa como libros canónicos hasta el periodo de la Contra Reforma (siglo XVI). Una razón por la que el Vaticano hizo esto es que algunas de sus enseñanzas, como por ejemplo la de las oraciones por los muertos, se hallan en la Apócrifa. Realmente, la Apócrifa es principalmente literatura judía e historia, sin relevancia a la doctrina cristiana. Aunque no son inspirados, merece la pena leer algunos de los libros desde una perspectiva cultural e histórica, después de que uno haya llegado a entender bien los libros inspirados del canon hebreo.

     IV. Los Autores
El Autor Divino del Antiguo Testamento es el Espíritu Santo. Él impulsó a Moisés, Esdras, Isaías y los escritores anónimos a escribir bajo Su dirección. La comprensión mejor y más correcta de la cuestión de cómo fueron producidos los libros del Antiguo Testamento es algo que llamamos «autoría dual».
El Antiguo Testamento no es parte humano y parte divino, sino totalmente humano y totalmente divino a la vez. El elemento divino previno que el elemento humano cometiera algún error. El resultado es un libro inerrante, sin fallos, en los manuscritos originales.
Una analogía que nos ayuda a entender esta naturaleza dual de la Palabra de Dios es la naturaleza del Verbo de Dios, nuestro Señor Jesucristo. Él no es parte humano y parte divino (como algún mito griego), sino completamente humano y completamente divino a la vez. La naturaleza divina produjo una naturaleza humana incapaz de pecar.

    V. Las Fechas
  A diferencia del Nuevo Testamento, que sólo costó medio siglo escribir (aprox. de 50
d.C. a 100 d.C.), el Antiguo Testamento tomó como mínimo un milenio para completarse (aprox. de 1400 a.C. a 400 a.C.). Los primeros libros que se escribieron fueron el Pentateuco (cerca de 1.400 a.C.) o Job (fecha desconocida, pero el contenido sugiere la era antes de que fuera dada la ley).
Se escribieron otros libros que siguieron antes del exilio (cerca de 600 a.C.), tales como Josué hasta Samuel; durante el exilio (tales como Lamentaciones y Ezequiel), o después del exilio, como Crónicas, Hageo, Zacarías y Malaquías (cerca de 400 a.C.).

     VI. Contenidos

El contenido del Antiguo Testamento, presentado en el orden de las versiones protestantes, puede ser resumido concisamente así:

Pentateuco
De Génesis a Deuteronomio.

Histórico
De Josué a Ester

Poético
De Job a Cantares

Profético
De Isaías a Malaquías

Cada una de estas cuatro secciones principales del Antiguo Testamento tiene una introducción propia, está en el comentario en el lugar apropiado.
Un cristiano que aprende a dominar tanto el contenido como el significado de estos libros, junto con la revelación posterior y plena del Nuevo Testamento, estará «enteramente preparado para toda buena obra».
Es nuestra oración que el Comentario al Antiguo Testamento sea de gran ayuda para equipar así a muchos creyentes.

      VII. Idiomas

   1. Hebreo
El Antiguo Testamento fue escrito originalmente en el idioma hebreo, exceptuando unas pocas secciones en arameo, un idioma semita relacionado con el hebreo.
No debe sorprender a los creyentes que Dios usara así un medio totalmente apropiado para la porción más antigua de Su Palabra. Es un idioma expresivo, rico en color y vocabulario, bien adaptado a las narrativas inspiradas, la poesía y las leyes que constituyen el Antiguo Testamento. El hebreo es uno de los idiomas más antiguos, pero es el único que ha sido avivado (casi milagrosamente) como la lengua moderna de una nación: Israel.
El hebreo se escribe de derecha a izquierda, y originalmente sólo tenía consonantes. El lector, al conocer el idioma, suplía las vocales correctas al leer en voz alta. Providencialmente, esto hizo posible la legibilidad del texto hebreo durante muchos siglos, puesto que lo que principalmente cambia son las vocales, de siglo en siglo, de país en país, y de región en región.
A veces lo que se escribía (llamado kethiv), como el nombre de Dios, se pensaba que era demasiado sagrado para pronunciarlo, así que una nota marginal indicaba lo que se debía leer en voz alta (qere). Esto también se hacía en el caso de errores cometidos por los escribas al hacer copias, y en el caso de palabras que a lo largo de los siglos habían llegado a considerarse vulgares.
  En  los  primeros  siglos  de  la  era  cristiana  surgieron  los  eruditos  judíos  llamados Masoretes (de la palabra hebrea para tradición). Viendo que el hebreo se estaba volviendo un idioma obsoleto, y deseando preservar la lectura correcta del texto sagrado del Antiguo Testamento, ellos inventaron un sofisticado sistema fonético de puntos y guiones colocados arriba, en medio y principalmente debajo de las veintidós consonantes hebreas, para indicar la pronunciación aceptada de las palabras. Aún hoy en día este sistema antiguo de «puntos vocales», como es llamado, ¡es más científico y preciso al deletrearse que el inglés, el francés o el alemán!

El texto de consonantes también es la fuente de lecturas variantes que se disputan, puesto que una combinación de consonantes puede ser leída a veces con distintas vocales, y, por lo tanto, puede tener significados distintos. Normalmente el contexto determina cuál es el original, pero no siempre funciona. Las formas de deletrear nombres propios en Crónicas (ver el comentario acerca de Crónicas) que son distintas a los nombres  en Génesis, es debido en parte a este fenómeno.
No obstante, en gran parte el texto tradicional, o masoreta, ha sido maravillosamente preservado. Es un testimonio vivo a la gran reverencia de los judíos hacia la Palabra de Dios. Con frecuencia las versiones antiguas (Targum, Septuaginta y Vulgata) nos ayudan a escoger el sentido correcto cuando surge un problema. Desde mediados del siglo XX los rollos del Mar Muerto han sido otra fuente de información acerca del texto hebreo, y principalmente han confirmado la precisión del texto masoreta.
Afortunadamente para los lectores del inglés, el hebreo se traduce bien al inglés, mucho mejor que al latín, como señaló el gran traductor de la reforma del siglo XVI, William Tyndale.
La versión sobre la que este comentario se basa es descendiente directo de los comienzos de Tyndale con el texto del Antiguo Testamento. Él consiguió completar la sección de Génesis hasta incluso Crónicas, y algunas secciones de poesía y profecía antes de que la Inquisición le arrestara y quemara por sus obras (1536 d.C.). Su trabajo con el Antiguo Testamento fue terminado por otros y actualizado en la versión King James del año 1611, y más recientemente en la New King James del año 1982.

   2. Arameo
Al igual que el hebreo, el arameo es una lengua semita, pero gentil, hablada ampliamente en el mundo antiguo durante muchos siglos. Cuando el hebreo se estaba volviendo un idioma muerto para los judíos, el Antiguo Testamento tuvo que traducirse al arameo para ellos, porque era el idioma «pariente» pero distinto que habían adoptado. La forma de escribir que asociamos con el hebreo probablemente fue tomado del arameo cerca del año 400 a.C. y desarrollado para ser las letras artísticas y cuadradas que son tan familiares hoy en día a los estudiantes del hebreo.
Muchos de los datos que acabamos de dar acerca del hebreo son también verdad en cuanto a las porciones del Antiguo Testamento en arameo. Esto pasajes son pocos, y es de comprender que principalmente tienen que ver con el contacto de Israel con sus vecinos gentiles, como por ejemplo durante el periodo del exilio en Babilonia y posteriormente.

      VIII. Traducción
El inglés ha sido bendecido con muchas traducciones (quizá demasiadas). Pero hay muchas menos traducciones del Antiguo que del Nuevo Testamento. Estas traducciones caben en cuatro categorías:

   1. Muy Literal
La traducción de J.N. Darby, New Translation («Nueva Traducción») de 1882 (el Nuevo Testamento fue hecho antes), la English Revised Version («Versión Inglesa Revisada») de 1881 y su variante estadounidense, la American Standard Version («Versión Americana Estandar») de 1901, son rigurosamente literales. Así ellas resultan ser de mucha ayuda para un estudio minucioso, pero flojas para adoración, lectura pública y memorización. La mayoría de los creyentes nunca han aceptado para uso común estas versiones, sino que sigue prefiriendo la majestad y hermosura de la traducción de Tyndale- King James (llamada «Versión Autorizada»), y, en español, la Reina Valera.

   2. Equivalencia Óptima
Hay versiones que son bastante literales y que siguen de cerca el texto hebreo o griego, pero que permiten una traducción más libre cuando es menester debido a cuestiones de estilo e idioma. Son las siguientes: la King James Version, la Revised Standard Version, la New American Standard Version, la New King James Version, y por supuesto sus equivalentes en español, tales como la Reina Valera y la Biblia de las Américas. Desafortunadamente, la Revised Standard Version, aunque fiable generalmente en el Nuevo Testamento, está basada sobre una versión del Antiguo Testamento que no da importancia a muchas de las profecías mesiánicas. Esta tendencia peligrosa se está viendo hoy en día en algunos eruditos conocidos anteriormente por su sana erudición. Este comentario ha sido editado en inglés basándose en el texto de la New King James Version (y en español, la Reina Valera Revisión de 1960) como la mejor combinación de hermosura y precisión del idioma, sin el lenguaje arcaico.

   3. Equivalencia Dinámica
Esta clase de traducción es más libre que la de equivalencia completa, y a veces recurre a la paráfrasis, una técnica válida siempre y cuando se avise al lector. La New English Bible, la Nueva Versión Internacional y la Biblia de Jerusalén están en esta categoría. Los traductores intentan expresar pensamientos completos en una estructura lingüística que tal vez hubieran usado Moisés o Isaías si hubieran escrito hoy en día. Cuando esto se hace de modo conservador, la metodología puede ser una herramienta útil. El peligro está en la liberalidad teológica de muchos de los traductores que emplean este método, y que pueden hacer al texto decir algo que no dice.

   4. Paráfrasis
Una paráfrasis busca transmitir el texto de pensamiento en pensamiento, pero muchas veces se toman grandes libertades al añadir material. Puesto que no está ceñido al texto original en su expresión, siempre existe el peligro de demasiada interpretación. La Biblia parafraseada por Taylor, la Living Bible, por ejemplo, aunque es evangélica, toma muchas decisiones interpretativas que son debatibles como mucho.
Está bien tener una Biblia de al menos tres de estas categorías con el propósito de comparar. No obstante, creemos que el método de equivalencia óptima (completa) es el más sano y seguro para la clase de estudio detallado de la Biblia que se presenta en este comentario.

     IX. Inspiración

En medio de todos estos detalles históricos y técnicos, sería bueno considerar las palabras de aquel gran predicador inglés, Charles Haddon Spurgeon:

«Este tomo es la escritura del Dios vivo: cada letra fue puesta con un dedo Todopoderoso; cada palabra en ella descendió de labios eternos; cada oración fue dictada por el Espíritu Santo. Aunque Moisés fuera empleado para escribir sus historias con su flamante pluma, Dios guió aquella pluma. Puede que David tocara su arpa y que salieron de sus dedos los dulces salmos y sus melodías, pero Dios movía sus manos sobre las cuerdas de su arpa de oro. Puede que Salomón cantara los cánticos de amor, o diera palabras de sabiduría sublime, pero Dios dirigía sus labios, e hizo elocuente al predicador. Si sigo a Nahúm en sus truenos, cuando sus caballos aran las aguas, o a Habacuc cuando ve las tiendas de Cus en aflicción; si leo Malaquías cuando la tierra arde como un horno;… es la voz de Dios, no del hombre; las palabras son palabras de Dios, las palabras del Eterno, el Invisible, el Todopoderoso, el Jehová de esta tierra».
 
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Mejor nos fuera servir a los egipcios, que morir nosotros en el desierto: La incredulidad, plaga espiritual que contagia

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


 
 
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Jehová Pelea por Israel

Exodo 13:17–15:21

“¿Por qué has hecho así con nosotros que nos has sacado de Egipto?”

“¿No había sepulcros en Egipto, que nos has sacado para que muramos en el desierto?”

Mejor nos fuera servir a los egipcios, que morir nosotros en el desierto”.

¿Qué le había sucedido a Israel, que después de unos cuantos días de ver la gran salvación que Dios les dio de Egipto, comenzaron a hablar asi? ¡Qué fácil es olvidarse de lo que Dios ha hecho!
Nuevamente el pueblo de Dios había dejado de confiar en su Salvador. La incredulidad corría entre ellos como si fuera otra plaga. Ya estaban listos para volver a la esclavitud de la cual Dios les había librado. Dios tuvo que enseñarles que Quién les sacó de la esclavitud sería capaz asimismo de protegerles en la lucha contra el enemigo.
Partiendo desde el Génesis, el libro del Exodo describe el nacimiento de Israel como nación. Explica cómo Dios controló la historia, aun en una tierra pagana, y cómo utilizó las circunstancias allí dadas para formar a Israel y constituirle en una nación.
Dios les libró de la esclavitud y les estableció como Su pueblo. Los redimió y los hizo pertenencia Suya. Concertó un pacto que gobernaría su relación con El y entre ellos mismos. Les proveyó de un lugar donde pudieran gozar de comunión con El y adorarle por sus manifestaciones de amor hacia Israel.
El Exodo fue escrito para que Israel, al darse cuenta de todo lo que Dios había hecho por ellos, reconociera su deuda para con Dios, así como su necesidad de depender de El. Tal reconocimiento habría de motivarles a confiar en Jehová, a servirle y adorarle. Al someterse voluntariamente al Dios que tanto les había bendecido, le glorificarían y atraerían a las demás naciones a El.
Los primeros capítulos del libro describen los eventos por medio de los cuales Dios redimió al pueblo de la esclavitud en Egipto (1–13:16). La sangre derramada sirvió para salvar a los israelitas del juicio divino sobre los primogénitos de los egipcios. Mediante la redención efectuada por Dios, Israel llegó a pertenecer a Dios. El habría de ser reconocido como su Señor a partir de ese momento.
A través de tal manifestación del poder de Dios, se dio a conocer la naturaleza de Dios, Su carácter, Su persona, Sus atributos y Sus obras. También se comprendió la necesidad de obediencia que el pueblo de Dios ha de tributarle por la grandeza de Sus obras.
Ahora Israel se encontraba en el desierto. Estaban listos para emprender su viaje a la tierra prometida. El recorrido se nos presenta en tres etapas: su viaje hacia el mar (13:17–14:14); el viaje a través del mar (14:15–15:21); y finalmente, el viaje a Sinaí (15:22–18:27).

EL VIAJE HACIA EL MAR 13:17–14:14

La Ruta de Israel 13:17–22
Después de describir el acto de redención de parte de Dios, el autor narra el viaje desde Egipto hasta el monte de Sinaí. La primera etapa tiene que ver con los eventos que ocurrieron a lo largo de su marcha hacia el mar.
Dios no guió a Israel hacia la tierra prometida por el camino más corto. Los llevó por una ruta mucho más larga que atravesaba el desierto. No los guió por el camino corto, ya que de ser así, hubieran tenido que pasar por la tierra de los filisteos y hubiera sido necesario enfrentarse aellos. Los israelitas aún no estaban listos para la guerra. Es probable que al darse cuenta de la posibilidad de presentar batalla, hubieran optado por regresar a Egipto antes que enfrentarse a un pueblo guerrero. Necesitaban más tiempo y experiencia en el desierto antes de estar listos para tales hostilidades (13:17–18). Después de los años de lucha para sobrevivir en el desierto, estarían mejor preparados para pelear y tomar posesion de la tierra prometida.

DIOS NO LOS LLEVO POR EL CAMINO CORTO
LOS LLEVO PRIMERO POR EL DESIERTO

¡PENSEMOS!

 Israel quería una vida menos esforzada. No deseaban más luchas. Por su parte, Dios sabía que ellos necesitaban la experiencia en el desierto para prepararse para la conquista de la tierra prometida. Tuvieron que aprender a confiar en Dios en las pruebas diarias antes de enfrentarse en la guerra con sus enemigos.
 La vida cristiana es así. Queremos una vida poco esforzada, mientras que Dios sabe que necesitamos las pruebas para madurar y prepararnos para la batalla espiritual. Por lo tanto, El nos manda pruebas para perfeccionarnos.
 Señale alguna ocasión en que Dios le haya mandado una prueba aparentemente difícil en ese momento. ¿En qué forma le preparó esta prueba para la guerra espiritual? ¿Está pasando por alguna prueba difícil ahora? Tal vez todavía no puede ver cómo Dios utilizará esta prueba para prepararle para la batalla. Acepte por fe el buen propósito de Dios en esta prueba. Dele gracias a Dios porque todas las cosas—incluyendo esta prueba—nos ayudan a bien (Romanos 8:28). Dios sabe la mejor manera de prepararnos.

Como un paréntesis a este recorrido, se nos presenta el cumplimiento del deseo de José. Moisés estaba consciente de la promesa que José había hecho jurar a sus hijos, antes de su muerte. Por eso, cuando Israel salió de Egipto, los huesos de José fueron con ellos. José sabía que Dios había prometido un futuro glorioso para Su pueblo. No quería permanecer en Egipto cuando se cumpliese la promesa (13:19).
Dios no dejó que los israelitas buscaran su propio camino en el desierto. El iba con ellos para guiarles. Se manifestó mediante una columna de nube de día y como una columna de fuego de noche. Les sirvió como recordatorio continuo de Su presencia con ellos y como base para asegurarse de Su protección en las circunstancias difíciles (13:20–22).

DIOS NO LES DEJO BUSCAR SU PROPIO CAMINO
EL FUE CON ELLOS PARA GUIARLES

¡PENSEMOS!

 Aunque no gozamos de la misma manifestación física de la presencia de Dios. El está con nosotros para guiarnos hoy, tal como lo hizo con Moisés. No es necesario que pasemos horas buscando la voluntad de Dios; ¡Su voluntad no se ha extraviado! Dios nos ha enseñado el camino por el cual desea que andemos. Su Espíritu reside en nosotros y nos da la convicción segura de la voluntad de Dios para nosotros. Esta dirección siempre llega en el momento preciso. Dios sólo espera que estemos disponibles y en actitud de obediencia ante lo que nos pide.
 ¿De qué manera le ha mostrado Dios Su voluntad en el pasado? ¿Qué desea Dios que usted haga ahora?¿Cómo se lo ha indicado? ¿Está dispuesto a obedecer?

La Persecución del Faraón 14:1–9
A pesar de las plagas que habían demostrado la superioridad de Jehová al poder del faraón y los dioses de Egipto, el faraón no se había dado por vencido. Aunque había autorizado la salida de Israel, no había pensado en todas las implicaciones del caso. Al recapacitar, se dio cuenta de que tenía un problema. Había dejado salir a una gran parte de la fuerza laboral que sostenía a Egipto. ¿Quién haría ahora todo ese trabajo? Fue así como el faraón se decidió a perseguir al pueblo de Israel.

El plan de Dios 14:1–4
El cambio de parecer del faraón no sorprendió a Dios. Había formado parte de Su plan desde el principio. El plan de Dios era que los ejércitos del faraón salieran y fueran derrotados. Al destruir al ejército de Egipto, Dios manifestaría Su superioridad y sería a la vez glorificado.

DIOS SERIA GLORIFICADO
POR MEDIO DEL REBELDE FARAON

El plan del faraón 14:5–9
Dios comenzó a dirigir a Israel de tal forma que el faraón creyó que erraban perdidos en el desierto. El faraón decidió aprovechar la situación para sorprenderlos. Organizó a su ejército y sus carros de guerra para ir tras ellos y les dio alcance a la orilla del mar.

EL Temor de Israel 14:10–14
Desde cualquier punto de vista humano es evidente que el pueblo de Israel no tenía posibilidad alguna de escapar. El faraón estaba convencido de que sería una victoria fácil. Los israelitas opinaban lo mismo. Estaban atemorizados, sabedores de que no tenían escapatoria (14:10–12).

ISRAEL NO TENIA POSIBILIDADES DE GANAR

El miedo y la desconfianza les hicieron murmurar. Se quejaron en contra de Moisés en la presencia de Dios. Decían que hubiera sido mejor quedarse en Egipto como esclavos que morir de esa manera en el desierto.
Moisés les respondió con una gran promesa. Si ellos permanecían quietos, verían una manifestación de la mano poderosa de Dios. Jehová pelearía por Su pueblo; nunca más volverían a ver a estos egipcios (14:13–14).

¡PENSEMOS!

 Antes de criticar a Israel por su incredulidad, reconozcamos cuán fácil es caer en la misma trampa hoy. Ellos evaluaron la situación desde la perspective del mundo. No la vieron desde el punto de vista de Dios. Cuando estamos frente a situaciones difíciles, ¿cómo respondemos? Normalmente reaccionamos en la dimensión humana. Olvidamos que tenemos un recurso sobrenatural disponible. Nos es difícil apreciar la situación desde la perspectiva de Dios.
 Describa alguna circunstancia en que usted haya reaccionado así. ¿Cuál fue el resultado? ¿Qué debió haber hecho? ¿Qué principios aprendió de esa situación, o de la experiencia de Israel frente al mar, que debe poner en práctica en su vida? ¿Frente a qué situación difícil en la actualided debe usted aplicar estos principios? Específicamente ¿qué debe hacer?

EL VIAJE A TRAVES DEL MAR 14:15–15:21

Después de escuchar la promesa de que Dios les protegería, los israelitas comenzaron la segunda parte del viaje a Sinaí. Dios les mandó cruzar el mar en tierra seca.
A pesar de que la tradición señale que el mar al que se hace referencia en este pasaje es el Mar Rojo, hay algo de duda en cuanto a la ubicación exacta del lugar. El nombre dado al mar es Yam Suf, que significa “el mar de las cañas”. Aunque este título se ha usado para describir al Mar Rojo, su distancia al sur lo hace poco probable.
Normalmente se ha identificado este nombre con un río o lago en la región del Suez moderno, más cerca de Gosén. El problema de la ubicación exacta del lugar no es un argumento suficiente para negar la naturaleza del milagro, como hacen algunos hoy en día. Sea como sea, había suficiente agua allí como para acabar con el ejército del faraón.

La Promesa de Dios 14:15–18
Dios prometió dividir las aguas para que los israelitas pudieran pasar sobre tierra seca. A pesar de la evidente mano de Dios, que abrió el mar para defender a Su pueblo, los egipcios tuvieron la osadía de intentar aprovechar el milagro y cruzar para ir en pos de ellos.
Dios había prometido aprovechar el suceso para Su gloria. y así fue. Derrotando a los egipcios allí mismo, Dios cumplió Su promesa en una forma tan extraordinaria que algunos todavía se sienten obligados a negar la naturaleza histórica de los hechos.

“Y SABRAN … QUE YO SOY JEHOVA,
CUANDO ME GLORIFIQUE EN FARAON …”

La Provisión de Dios 14:19–22
La columna de nube se constituyó en un instrumento de doble propósito. Del lado de los egipcios había una oscuridad que les impedía continuar la persecución de los israelitas, mientras que del lado de Israel, la nube les iluminaba, permitiéndoles cruzar el mar. De manera que, la nube vino a ser una especie de muralla entre los dos grapos (14:19–20).

  LA MISMA NUBE:
   *      OSCURECIO EL PASO DE LOS EGIPCIOS
   *      ALUMBRO EL CAMINO DE LOS ISRAELITAS

Moisés obedeció el mandamiento de Dios y alargó su mano sobre el mar con fe. Dios cumplió Su promesa enviando un fuerte viento para dividir las aguas. El viento secó la tierra para, que Israel atravesara el mar (14:21–22). Para que pasaran más de dos millones de personas en una noche, se tendría que abrir el paso a una anchura de por lo menos dos kilómetros. Este no era un evento común. Dios estaba manifestando Su poder.

La Persecución de los Egipcios 14:23–25
Cuando los egipcios vieron lo que Israel había hecho, decidieron perseguirles. Todavía no se habían convencido de que estaban combatiendo contra el Dios del universo.
Cuando el ejército del faraón estaba en medio del mar, se encontró con un gran problema. Sus carros estaban atascados y fuera de control. Decidieron que lo mejor sería regresar y escapar, antes de que Dios los destruyera.

La Destrucción de los Egipcios 14:26–28
¡Era demasiado tarde para arrepentirse! Ya no pudieron regresar. Antes de que pudieran salir del agua, Moisés extendió su mano sobre el mar de nuevo. Las aguas volvieron a su estado normal y los sepultaron. Ninguno escapó del juicio de Dios.

NO SE PUEDE RECHAZAR LA ADVERTENCIA
DE DIOS Y SALIR ILESO

Aunque una relación de los datos con los hechos históricos conocidos resulta difícil de precisar, existen evidencias suficientes para establecer una posible identificación entre la historia secular y la historia narrada en el libro del Exodo. Hay que tomar en cuenta que ningún rey mandó escribir las crónicas de sus derrotas. El faraón del Exodo no fue una excepción en este sentido.
Amenhotep II reinó en Egipto de 1450 a 1423 a.C. Se le conoció como un recio militar muy dado al deporte. Este monarca siguió en el poder de su imperio otros 22 años después de la fecha que se le atribuye al éxodo. Sin embargo, en los últimos 20 años de su reinado no hay evidencia de ninguna campaña militar significativa.
El relato del Exodo no menciona que el faraón mismo haya estado presente cuando murieron sus soldados en el mar. Sabemos que él los organizó y los envió. Tal vez hasta inició la marcha con ellos. Su ejército persiguió a los israelitas, pero no sabemos a ciencia cierta si el faraón les acompañaba. Se sabe que él siguió dominando Palestina y Siria después de esa fecha, pero sólo por la vía diplomática. ¿Por qué no siguió expandiendo sus dominios mediante campañas militares? La respuesta del Exodo nos ayuda a explicarlo.
Tutmés IV (1423–11), el hijo de Amenhotep II, aparentemente no fue el heredero legítimo al trono. Escribió un informe de cómo de joven había limpiado la esfinge, quitándole la arena. Soñó que esto complació a los dioses y le dijeron que, aunque no era el hijo mayor, llegaría a ser faraón. ¿Cómo ocurrió? La historia no nos lo dice. Se podría explicar por la muerte de los primogénitos descrita en el Exodo. Llama la atención el hecho de que Tutmés IV no se haya involucrado en campañas militares de importancia. No pudo contra la anarquía que surgió en Palestina por parte de los “invasores extranjeros” durante su reinado.
Amenhotep III (1411–1375) no intentó extender sus fronteras. Aprovechó las alianzas diplomáticas para mantener el poder sobre sus territorios. Durante su reinado perdió influencia en el norte de Siria y en algunas partes de Palestina. Resulta interesante que por varias décadas posteriores a la fecha del éxodo, la influencia militar internacional de Egipto haya disminuido notablemente en comparación con años anteriores. Además, durante esta época perdieron el dominio sobre Palestina. El cambio coincide con el tiempo de la entrada de Israel a la tierra prometida.
Dios presenta al faraón como un ejemplo perpetuo del peligro de la incredulidad. hasta el fin, él siguió luchando contra todas las evidencias que le fueron presentadas. No se sometió a la autoridad de Dios porque él así lo determinó; no por falta de evidencias.
Al igual que el faraón, el hombre moderno cuenta con evidencias suficientes en el universo para reconocer el poder de Dios y someterse a El. Sin embargo, a pesar de tanta evidencia, los hombres rechazan la autoridad de Dios. Si no creen, es por que no quieren creer, no porque no puedan creer. Dios nos advirtió que así sería como podemos ver en Romanos 1:18–32 y 2 Pedro 3:3–15.
La advertencia del ejemplo del faraón nos debe enseñar por lo menos dos lecciones importantes. Para quienes no quieren reconocer la autoridad de Dios y someterse a El, les advierte el peligro que corren y el juicio venidero. ¡No siga luchando contra las evidencias! ¡Sométase a El hoy, antes de que sea demasiado tarde!
Para quienes confiamos en Dios, también nos recuerda la importancia de someternos diariamente a Su autoridad. Además, nos recuerda que cuando las circunstancias parecen negarlo, aún así Dios está en control de las mismas. El hace según Su voluntad. Al final, serán recompensados los que confían en El.

NUESTRO DIOS ESTA EN LOS CIELOS:
TODO LO QUE QUISO HA HECHO
Salmo 115:3

La Salvación de Israel 14:29–15:21
Cuando Israel vio la manera en que Dios los salvó y cómo había juzgado a los egipcios, confiaron en Dios y decidieron que debían escuchar a Moisés (14:29–31). Moisés les dio un cántico de alabanza para expresar su gratitud a Jehová y para recordarles la hazaña de su liberación de manos del faraón (15:1–18). El canto debía servir como memorial de la soberanía de Dios, y de Su derecho a gobernar sobre Su creación. Este recordatorio habría de producir confianza en Dios y sumisión a Su autoridad. María tembién dirigió a las mujeres en un cántico de alabanza a Dios por Su gran obra en favor de ellos (15:19–21).

¡PENSEMOS!

 Los cánticos de Moisés y de María subrayan la importancia de recordar lo que Dios ha hecho. Tal recordatorio es tan importante hoy como lo era en los días de Moisés. Israel no tenía que esforzarse para recordar algunas de las obras que Dios había hecho por ellos; por eso le cantaban.
 Y nosotros, ¿cuánto tiempo dedicamos a recordar lo que Dios ha hecho en nuestro favor y le alabamos por todo lo que le debemos? Aparte unos minutos y haga una lista de las principales obras que recuerde en que Dios le ha bendecido. Ahora, exprese su alabanza a El por las bendiciones que acaba de anotar. Si puede cantar, o escribir música, trate de expresar su alabanza a través del canto como Israel lo hizo.

JEHOVA ES MI FORTALEZA Y MI CANTICO
Y HA SIDO MI SALVACION …
JEHOVA REINARA ETERNAMENTE
Y PARA SIEMPRE

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Pablo escribió a los tesalonicenses para aclarar los malentendidos y para consolarlos: Manual de estudio

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


 
 
Tipo de Archivo: PDF | Tamaño: MBytes | Idioma: Spanish | Categoría: Capacitación Ministerial
Información 


Autor: 2 Tesalonicenses 1:1 indica que el libro de 2 Tesalonicenses fue escrito por el apóstol Pablo, probablemente junto con Silas y Timoteo.

Fecha de su Escritura: El Libro de 2 Tesalonicenses fue escrito probablemente en el 51-52 d.C.

Propósito de la Escritura: La iglesia de Tesalónica aún tenía algunos malentendidos acerca del Día del Señor. Ellos pensaban que ya había acontecido, así que dejaron de trabajar. Ellos estaban siendo gravemente perseguidos. Pablo escribió para aclarar los malentendidos y para consolarlos.

Versos Clave: 2 Tesalonicenses 1:6-7, “Porque es justo delante de Dios pagar con tribulación a los que os atribulan, y a vosotros que sois atribulados, daros reposo con nosotros, cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder.”

2 Tesalonicenses 2:13, “Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos amados por el Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad.”

2 Tesalonicenses 3:3, “Pero fiel es el Señor, que os afirmará y guardará del mal.”

2 Tesalonicenses 3:10, “Porque también cuando estábamos con vosotros, os ordenábamos esto: Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma.”

Breve Resumen: Pablo saluda a la iglesia en Tesalónica y los anima y exhorta. Los alaba por lo que ha oído que están haciendo en el Señor, y ora por ellos (2 Tesalonicenses 1:11-12). En el capítulo 2, Pablo explica lo que sucederá en el Día del Señor (2 Tesalonicenses 2:1-12). Luego los anima a permanecer firmes y apartarse de los hermanos que no vivan de acuerdo al evangelio (2 Tesalonicenses 3:6).

Conexiones: Pablo se refiere a varios pasajes del Antiguo Testamento en su discurso sobre el fin de los tiempos, con lo cual confirma y concilia a los profetas del Antiguo Testamento. Mucha de su enseñanza sobre el final de los tiempos en esta carta, está basada en el profeta Daniel y sus visiones. En 2 Tesalonicenses 2:3-9, él se refiere a la profecía de Daniel con respecto al “hombre de pecado” (Daniel 7-8).

Aplicación Práctica: El libro de 2 Tesalonicenses está lleno con información que explica el final de los tiempos. También nos exhorta a no estar ociosos y a trabajar por lo que tenemos. Hay también algunas grandes oraciones en este libro que pueden ser un ejemplo para nosotros sobre cómo orar por otros creyentes en la actualidad.
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