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lunes, 25 de junio de 2012

Teologia Sistematica: Escatologia - Para ministros y Obreros Itinerantes

biblias y miles de comentarios
 
Tipo de Archivo: PDF | Idioma: Spanish | Categoría: Capacitación Ministerial
Información
CONTENIDOPREFACIO
Capítulo I
¿QUÉ ES LA ESCATOLOGÍA?
I. DEFINICIÓN
II. EJEMPLOS NEOTESTAMENTARIOS
A. El Evangelio de Juan
B. Otros usos neotestamentarios
C. La perspectiva del lente doble
III. EJEMPLOS VETEROTESTAMENTARIOS
A. Lo postrero de los tiempos, Acharith Hayyamamim
B. El día del Señor, Yom Yahwe
C. Aquel día, Yom Hahou
IV. TÉRMINOS NO TÉCNICOS
V. EL RECHAZO DEL ASPECTO FUTURO
VI. LOS PUNTOS PRINCIPALES EN LA ESCATOLOGÍA EVANGÉLICA
A. La inmortalidad personal
B. El gran «abismo» entre el cielo y el infierno
C. La segunda venida de Cristo
D. El estado intermedio y la resurrección
E. Resumen
Capítulo II
EL ESTADO INTERMEDIO
I. EL MUNDO INVISIBLE
A. La terminología de la mitología griega
B. El uso neotestamentario
1. Referencias ocasionales
2. El hombre rico y Lázaro
II. LA CONDICIÓN DE LOS DIFUNTOS
A. Un lugar consciente
1. Lucas 16:19–31
2. 2 Corintios 5
3. Filipenses 1
4. Apocalipsis 6:9–12
B. Incluye un lugar de tormento
C. Un lugar de espíritus sin cuerpo
D. Hades incluye el lugar de los justos
1. Conversación sin inhibiciones
2. El espíritu de Cristo en el Hades
E. No hay comunicación entre los vivos y los muertos
1. Las palabras de Cristo
2. El rey Saúl y la mujer de Endor
3. La transfiguración
III. ¿DÓNDE ESTÁ EL MUNDO INVISIBLE?
A. La pregunta planteada
B. No subterráneo
C. Las palabras «abajo» y «arriba»
D. ¿Por qué Cristo ascendió en una nube?
E. Pero ¿dónde? literalmente
IV. FUENTES PATRÍSTICAS
V. SEOL, EL CONCEPTO VETEROTESTAMENTARIO
A. ¿El lugar de entierro?
1. Salmo 16:10
2. Pasajes citados para sostener lo contrario
3. Examinación de los pasajes citados para sostener lo contrario
4. «Reunido a tu pueblo»
5. Resumen
VI. EL ESTADO INTERMEDIO ANTES DEL TIEMPO DE CRISTO
A. La tradición
B. 1 Pedro 3:18–20
C. Efesios 4:8–9
D. Mateo 27:51–53
E. La opinión de Calvino
VII. LA DOCTRINA FALSA DEL PURGATORIO
A. El origen
B. El supuesto fundamento
C. Apoyo protestante para una doctrina semejante
D. La respuesta bíblica
VIII. CONCLUSIÓN
Capítulo III
LA RESURRECCIÓN DEL CUERPO
I. LA IMPORTANCIA CENTRAL
A. El estado intermedio incompleto
B. La resurrección de Cristo
II. LA RESURRECCIÓN EN EL ANTIGUO TESTAMENTO
A. Los saduceos
B. Las culturas cercanas
C. La evidencia en los Salmos
D. La evidencia en Isaías
E. La confianza de Job
F. La profecía de Daniel
III. LA DOCTRINA NEOTESTAM ENTARIA DE LA RESURRECCIÓN
A. La afirmación general de Pablo
B. Juan 5:21–29
C. Jesús y los saduceos
D. Juan 11:21–29
E. Resumen, el Evangelio de Juan
F. La doctrina de la resurrección en el libro de los Hechos (general)
G. Hechos, el testimonio temprano de Pedro
H. Hechos, el énfasis de Pablo
I. Hebreos, capítulo 11
J. 1 Corintios, capítulo 15
1. Versículos 1–11
2. Versículos 12–19
3. Versículo 20, ek nekron
4. Versículos 21, 22
5. Versículos 23–28, tres etapas de resurrección
6. Versículo 29, el bautismo para los muertos
7. Versículos 30–34, las implicaciones éticas
8. Versículos 35–44, la identidad del cuerpo resucitado
9. Versículos 45–49, el primer Adán y el segundo Adán
10. Versículos 50–54, los mortales no reinan
11. Versículos 55–58, la conclusión de Pablo
K. La resurrección y el retorno del Señor
1. Hechos 1:1–11
2. 1 Tesalonicenses 4:13 –18
L. El cuerpo resucitado
1. Las promesas
2. La evidencia de las apariciones de Cristo después de la resurrección
3. La resurrección y la relación marital
M. Conclusión
Capítulo IV
EL REINO FUTURO DE CRISTO
I. EL SIGNIFICADO DE “REINO”
A. Las palabras diferentes no indican aspectos diferentes
B. El reino universal de Cristo
C. El reino espiritual de Cristo
D. Cristo en el trono de David
E. Jesús como rey de los judíos
F. El mundo como el reino de Cristo
G. El reino futuro, el mundo
II. APARICIONES SIMBÓLICAS DE REALEZA
A. La transfiguración
B. La entrada triunfal
C. Las apariciones simbólicas no son el reino
III. LOS SANTOS REINARÁN CON CRISTO
A. Las promesas seguras
B. No en esta época
C. Una promesa de Cristo
D. Romanos 8:17ss
E. Lucas 22:15–18, 28–30
F. La recepción de la herencia es futura
G. El retorno del dueño de casa, la vigilancia
H. El hombre noble
I. El trigo y la cizaña
1. La consumación de la edad
2. Los detalles de la parábola
Capítulo V
EL SERMÓN DEL MONTE DE LOS OLIVOS Y LOS PASAJES COLATERALES
Secciones I–IV
I. CARACTERÍSTICAS GENERALES
A. La ocasión
B. La pregunta introductoria
II. LA RESPUESTA DE JESÚS, EL TIEMPO INTERMEDIO
A. Los cristos falsos
B. Las guerras
C. Los disturbios cósmicos
D. La persecución
E. La evangelización del mundo
F. Interpretaciones contrarias
III. JERUSALÉN RODEADA DE EJÉRCITOS
A. La pregunta de la armonía de los evangelios
B. Lucas es único
C. ¿Por qué la confusión?
D. Las semejanzas y las diferencias
E. Jerusalén bajo dominio gentil
F. Dos eventos distintos
IV. LA ABOMINACIÓN DESOLADORA
A. La referencia de Cristo a Daniel
1. Daniel 2:31–45
2. Daniel 7:1–28
3. Daniel 9:20–27
4. Daniel 11:21–12.13
5. Resumen
EL SERMÓN DEL MONTE DE LOS OLIVOS Y LOS PASAJES COLATERALES
Secciones V–IX
V. LA HUIDA INSTANTÁNEA
A. El relato de Mateo y de Marcos
B. Lucas 17:20–18.8
1. Versículos 20–24
2. Versículos 26–33
3. Uno es llevado y el otro dejado
4. Las águilas
5. La venganza repentina
VI. UNA TRIBULACIÓN, MUY SEVERA, PERO MUY BREVE
A. Las referencias de Daniel y Jeremías
B. No el tiempo de la ira
1. Textos colaterales
C. El “hombre de pecado”
VII. ¿QUIÉNES SON LOS “ELEGIDOS ”?
A. El uso común
B. Los elegidos en el rapto
C. El énfasis en lo repentino
VIII. “INMEDIATAMENTE DESPUÉS”
IX. EL RAPTO EN MATEO 24
A. La parábola de los árboles
B. “Esta generación”
C. Un énfasis distorsionado en el año 70 A.D.
D. Conclusión
Capítulo VII
EL SERMÓN DEL MONTE DE LOS OLIVOS Y LOS PASAJES COLATERALES
Secciones X–XIV
X. LAS ADVERTENCIAS ADICIONALES A LA VIGILANCIA
XI. ¿LA SALVACIÓN PARA MORTALES DESPUÉS DEL RAPTO? 2
A. Las referencias en la perspectiva cósmica 3
1. Mateo 8:11,12
2. Mateo 22:1–14
3. Lucas 13:22–30; Mateo 7:13,14
4. Lucas 11:31,32; Mateo 12:41, 42
B. La sentencia dictada en el tiempo del retorno de Cristo
XII. LA PARÁBOLA DE LAS DIEZ VÍRGENES
XIII. LA PARÁBOLA DE LOS TALENTOS
XIV. EL JUICIO DE LAS OVEJAS Y LOS CABRITOS
A. La perspectiva cósmica
B. Lo vasto de esta escena
C. El significado de las “naciones”
D. ¿Quiénes son “mis hermanos”?
E. La soteriología implicada
F. ¿Cuándo?
G. Conclusión
Capítulo VIII
LA ESCATOLOGÍA DEL LIBRO DE APOCALIPSIS
Secciones I–VII
I. LA HERMENÉUTICA GRAMÁTICA–HISTÓRICA
A. La gramática
B. La historia
1. Lexicografía
2. El trasfondo histórico
3. El contexto literario
C. La dirección del Espíritu Santo
D. La hermenéutica especial
II. LA INTRODUCCIÓN
A. El título
B. La visión introductoria
III. LAS CARTAS A LAS SIETE IGLESIAS
IV. LA ESCENA CELESTIAL
A. Los personajes
B. El libro, y Daniel 7
V. LOS SELLOS, LAS TROMPETAS, Y LAS COPAS
VI. LOS SIETE SELLOS
A. La forma de los sellos
B. Interpretación sugerida de los siete sellos
1. Los cuatro caballeros
2. Los mártires en el cielo
3. El sexto sello
4. El séptimo sello
C. Resumen con referencia a los sellos
VII. LAS SIETE TROMPETAS
A. ¿Cuándo empiezan?
B. Las primeras cuatro y las últimas tres
C. La quinta trompeta
D. La sexta trompeta
1. Guerra destructiva
2. Otros pasajes reflejando esta guerra
3. La actitud impenitente
E. Intermedio antes de la séptima trompeta
1. El ángel con el libro abierto
2. El misterio de Dios
3. El rapto de la iglesia
4. Juan come el libro pequeño
5. El templo y los adoradores
6. Se cumplen los tiempos de los gentiles
7. El ministerio de los dos testigos
8. Los testigos muertos
9. Los testigos en el rapto
F. La séptima trompeta
1. Este mundo llega a ser el reino de Cristo
2. Su ira ha llegado
3. Los premios para los muertos justos
4. El templo y el arca
Capítulo IX
LA ESCATOLOGÍA DEL APOCALIPSIS
Secciones VIII–XIV
VIII. LA MUJER, EL NIÑO Y EL DRAGÓN
A. El niño es la iglesia verdadera
B. El rapto
C. La iglesia apóstata
D. Satanás y sus ángeles expulsados
E. El remanente
F. El “ahora” del evangelio
IX. LA BESTIA DE LOS CAPÍTULOS 13 Y 17
A. Babilonia–Roma
B. La herida mortal de la bestia
C. La bestia exige adoración
D. El profeta falso
X. OTROS CUADROS
A. Los santos judíos en gloria
B. Los ángeles de advertencia
C. Las cosechas del campo y de la viña
D. La multitud raptada
E. El templo abierto de nuevo
XI. LAS SIETE “COPAS” DE IRA
A. Las tres primeras copas
B. La cuarta copa
C. La quinta copa
D. La sexta copa
1. La reunión de los ejércitos
2. La consumación del poder
E. La séptima copa
XII. LA MUJER DEL CAPÍTULO DIECISIETE
A. Roma
B. La religión apóstata
XIII. DESCRIPCIÓN EXPLICATIVA
A. El lamento sobre Babilonia
B. Las ¡aleluyas!
C. Cristo con sus ejércitos
D. El llamado de los buitres
XIV. LA BATALLA DE JOSAFAT
A. La condenación de la bestia y el profeta falso
B. La encadenación de Satanás
1. Otros enfoques, el imperio Satánico
2. La iglesia gentil
Capítulo X
LA ESCATOLOGÍA DEL APOCALIPSIS
Secciones XV–XVIII
XV. LA PRIMERA RESURRECCIÓN
A. El tiempo del evento
B. ¿Quién es resucitado?
XVI. LA REBELIÓN FINAL
A. Lo que enseñan las Escrituras
1. ¿Qué implica?
2. ¿Son creíbles las implicaciones?
B. ¿Por qué?
C. La condenación final de Satanás
XVII. EL JUICIO DEL GRAN TRONO BLANCO
A. Los justos delante del gran trono blanco
B. La base del juicio
C. El “último enemigo”, la muerte (1 Corintios 15:26)
XVIII. LOS NUEVOS CIELOS Y LA NUEVA TIERRA
A. El mensaje y el método de Isaías
1. Isaías 61:1–3
2. Isaías 61:4–62:12
3. Isaías 63:1–6
4. Isaías 63:7–19
5. Isaías 64:1–12
6. Isaías 65:1–7
7. Isaías 65:8–10
8. Isaías 65:11 –16
9. Isaías 65:17 –25
10. Isaías 66
11. Conclusión
B. La perfección absoluta
1. “Fuera”
2. La naturaleza física
3. El compañerismo personal y la actividad personal
4. El progreso
C. Pensamientos acerca de Ezequiel 40–48
1. Dos tipos de materia
2. El sistema de sacrificios predicho
Capítulo XI
CONCLUSIÓN
I. BULTMANN Y LA FILOSOFÍA DE LA HISTORIA
II. NUESTRA FILOSOFÍA DE LA HISTORIA
 
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sábado, 23 de junio de 2012

Teologia Sistematica: Estudios para obreros y ministros Itinerantes


biblias y miles de comentarios
 
Tipo de Archivo: PDF | Idioma: Spanish | Categoría: Capacitación Ministerial
Información
CONTENIDO 
PREFACIO
Capítulo I
LA PERSONA DE CRISTO: SU DIVINIDAD Y SU HUMANIDAD
Secciones I–IV
I. RESUMEN DE LA DOCTRINA DE LA DEIDAD DE CRISTO
II. EL MODO DE LA ENCARNACIÓN
A. Juan 10:30–39
B. Filipenses 2:1–11
1. La manifestación del amor (vv. 1–5)
2. Divinidad preexistente (v. 6)
a. La naturaleza divina
b. Su preexistencia, otros pasajes
c. Warfield y Filipenses 2:6
3. La autohumillación (vv. 6b–8)
a. Botín
b. El despojo
4. La exaltación correspondiente
C. Hebreos 2:9–18
1. La exaltación
2. La autoperfección
3. «Hijos»
4. «De uno son todos»
5. Él propósito y el modo
D. Problemas sicológicos
1. Desarrollo de la niñez
2. Sicología adulta
3. Ilustraciones
 III. EVIDENCIA DE LA RESUR RECCIÓN
A. Datos observables hoy
1. El libro cristiano
2. El movimiento cristiano
3. El día del culto cristiano
4. La experiencia cristiana
B. Evidencias del mundo antiguo
1. El Diatessaron de Taciano
2. Los evangelios
3. Fuentes escritas
4. Evidencias del ministerio de Pablo
5. El juicio romano de Pablo
6. El día de Pentecostés
IV. EL NACIMIENTO VIRGINAL DE CRISTO
A. Lugar del nacimiento virginal en el sistema de doctrina
B. Testimonio de la Escritura
1. Mitos paganos
2. Discrepancias aducidas
3. Isaías 7:14
C. Una consideración negativa
Capítulo II
LA PERSONA DE CRISTO: SU DIVINIDAD Y SU HUMANIDAD
Secciones V–VII
V. HISTORIA DE LA DOCTRINA DE LA ENCARNACIÓN
A. El docetismo
B. El ebionismo
C. El arrianismo
D. El apolinarismo
E. Nestorianismo
F. Eutiquianismo
G. El punto de vista ortodoxo
H. Terminología moderna
1. Definiciones
2. La confusión de la tricotomía
3. Las dos «voluntades»
4. Las dos naturalezas
a. Las dos naturalezas según Hodge
b. Los cuatro grandes adverbios calcedonios
VI. LA IMPECABILIDAD DE CRISTO
A. Impecable en su nacimiento
B. Impecabilidad de carácter y conducta
C. Inmaculado para la expiación
D. Impecable sometido a tentación
1. Declaración general y sus limitaciones
2. La tentación en el desierto
a. La narración de Marcos
b. Convierte piedras en pan
c. El pináculo del templo
d. Los reinos de este mundo
3. ¿Es posible que Jesús pecara?
E. La prueba en Getsemaní
F. La prueba en la cruz
VII. CONTINUIDAD DE LAS DOS NATU RALEZAS
Capítulo III
LA DOCTRINA DE LA EXPIACIÓN
Secciones I–IV
I. DECLARACIONES DE LOS CREDOS
II. DOCTRINA BÍBLICA, DECLARACIÓN GENERAL
A. Terminología
B. El lugar de la doctrina
C. Una generalización preliminar
1. El perdón
2. Mi testimonio en 1924
III. REPASO GENERAL DE TEOLOGÍA EXEGÉTICA
A. B. B. Warfield
B. A.A. Hodge
C. Charles Hodge
D. T.J. Crawford
E. Resumen
1. La ofrenda por el pecado
2. Rescate
3. Pago de una deuda
4. Salvador
IV. HISTORIA DE LA DOCTRINA DE LA EXPIACIÓN
A. Teoría patrística del rescate
B. Anselmo de Canterbury
1. Necesidad ontológica de la expiación
a. El carácter santo de Dios
b. Puntos de vista contrarios
2. La infinita degradación del pecado
3. Otras fases del parecer de Anselmo
a. El número de los ángeles caídos
b. El Hijo no es un tercero
c. La ofrenda de hombre representando al hombre
d. ¿Salvación de otras criaturas morales?
e. Supererogación
C. Doctrina católico–romana: Indulgencias
D. El parecer de la influencia moral
E. El punto de vista gubernamental
F. Otras posiciones sobrenaturalistas ajenas a la sustitución
1. Puntos de vista místicos
2. Punto de vista de Augusto Hopkins Strong
3. Puntos de vista recientes de la «identificación»
4. Punto de vista de Waldenström
Capítulo IV
LA DOCTRINA DE LA EXPIACIÓN
Secciones V–VI
V. RESUMEN DE LA DOCTRINA BÍBLICA
A. El portador de pecado, el ofendido
B. Una transacción de una vez por todas
C. La «obediencia activa» de Cristo
D. Inferencias de la santidad de Dios
E. La impotencia del pecador, Romanos 7:7–8:4
F. El principio representativo, ilustraciones
G. El pacto de gracia
1. Declaraciones de los credos
2. Historia de la teología del pacto
3. La cuestión de los dos pactos
4. Importancia del concepto del pacto
H. El hecho de la expiación
I. La gloria de la cruz
VI. INFERENCIAS DIRECTAS DE LA EXPIACIÓN
A. Perdón hacia los demás
1. Aplicación bíblica
2. Una doctrina práctica
B. Una vida santa
Capítulo V
LA APLICACIÓN DE LA EXPIACIÓN
Sección I
I. LA EXPIACIÓN HACE EFECTIVO EL DECRETO DE ELECCIÓN
A. El orden de los decretos de Dios
B. Los cinco puntos del calvinismo
1. Los cinco puntos de la refutación
2. Respuesta a los refutantes
a. Incapacidad total
b. Elección incondicional
c. Expiación particular
d. Gracia irresistible
e. Perseverancia de los santos
C. Elección, resumen general
1. Elección a funciones específicas
2. La elección a la vida eterna
3. La elección a una vida santa
4. Una palabra de precaución
5. Reprobación
a. Doble predestinación
b. Plan asimétrico
Capítulo VI
LA APLICACIÓN DE LA EXPIACIÓN
Secciones II–IV
II. VOCACIÓN
A. Convicción
1. La palabra y el testigo
2. El Logos eterno
3. La luz de la naturaleza
4. La revelación primitiva
5. Suficiencia y universalidad
a. Los no evangelizados
b. La salvación de los que mueren en la infancia y los incapacitados
6. Relación con otros puntos doctrinales
7. El móvil de las misiones
B. Iluminación
C. Vocación, llamamiento eficaz
III. REGENERACIÓN
A. El uso de la palabra
B. Los credos
C. El uso particular de Calvino
D. El punto de vista de Agustín
E. El uso bíblico
IV. FE
A. La fe, un acto de creer
1. Fe cognoscitiva
2. La fe salvadora, un acto de entrega total
3. La fe salvadora, un don de Dios
4. El proceso observable
B. Fe como la sustancia de la creencia
C. Fe como fidelidad
Capítulo VII
LA APLICACIÓN DE LA EXPIACIÓN
Secciones V–VIII
V. JUSTIFICACIÓN
A. Definición
B. Relación con la santificación
C. La justificación en Romanos y otras Escrituras
1. Romanos tres
2. Romanos cuatro
3. Romanos cinco
4. Aplicación
D. Justificación en la Epístola de Santiago
E. Imposibilidad de la justificación por las obras de la ley
1. La enseñanza del Antiguo Testamento
2. ¿En qué sentido fue Pablo «irreprensible»?
F. Imputación positiva de la justicia
VI. SANTIFICACIÓN
A. Declaraciones de los credos
B. Significado y uso de la palabra
C. Santificación de los regenerados
1. Una obra del Espíritu Santo
2. La vida santa
3. Contra el perfeccionismo
a. El mandamiento a la perfección
b. El proceso temporal
c. La cuestión del perfeccionismo en 1 Juan
4. Lleno del Espíritu
a. Bautismo del Espíritu Santo; no es lo mismo que lleno del Espíritu
b. Crecimiento y crisis
5. El sello y el ungimiento del Espíritu
VII. LA PLENITUD DE LA MADUREZ FILIAL
VIII. APROPIACIÓN POR FE
Capítulo VIII
LA IGLESIA Y LOS SACRAMENTOS
Secciones I–VII
I. SIGNIFICADO DE LA PALABRA IGLESIA
II. LA IGLESIA INVISIBLE
III. LA UNIÓN MÍSTICA
A. La Iglesia, la esposa de Cristo
1. Los términos para amor
2. Consumación de la metáfora
B. La Iglesia, el cuerpo de Cristo
1. La unión mística del cuerpo
2. La pureza de los miembros del cuerpo de Cristo
3. Dependencia mutua de los miembros del cuerpo
4. Los dones de los miembros de la Iglesia
C. Importancia de la doctrina de la Iglesia
IV. LOS SACRAMENTOS
A. Los medios de gracia
B. Definición
1. Ordenanzas sagradas instituidas por Cristo
2. Eficacia de los sacramentos
a. Los sacramentos como sellos
b. La gracia «aplicada» por los sacramentos
c. Alimentarse de Cristo, doctrinas erróneas
d. Juan 6:22–71
e. La eficacia viene completamente del mandamiento de Cristo
f. La eficacia no radica en la iglesia
g. El carácter de los administradores
h. Otras Escrituras sobre la eficacia
C. Pureza de la mesa de la comunión
D. El número de los sacramentos
1. Los siete sacramentos del romanismo
2. El lavamiento de pies
3. Los sacrificios del Antiguo Testamento
V. BAUTISMO
A. Una cuestión polémica
B. El significado de la palabra
1. La palabra en el Antiguo Testamento
2. La palabra en el Nuevo Testamento
3. El sacramento del bautismo en el Nuevo Testamento
C. Significado del sacramento de bautismo
1. Por la muerte del Señor
2. No representa la sepultura del Señor
3. No representa la resurrección de Cristo
4. El bautismo cristiano no es el bautismo de Juan Bautista
5. El bautismo cristiano, limpieza del pecado
D. Resumen de la forma de bautismo
E. ¿Quién debe recibir el bautismo cristiano?
1. El bautismo de creyentes
2. Escasez de instrucciones
F. El bautismo de infantes implícito
1. Análisis de Colosenses 2:11,12
2. El significado de circuncisión
3. Practicado desde el principio
4. En la iglesia primitiva
G. El pacto familiar
1. Bendiciones para los padres cristianos
2. Bendiciones para los hijos
VI. LA SANTA CENA
A. Declaraciones de los credos
B. No controvertible
C. La base bíblica
1. El Evangelio de Juan
2. Los sinópticos, con Juan y Pablo
D. Cronología de los últimos tres días
E. La institución en detalle
1. El pan
2. La copa
F. La forma de la ceremonia
1. Lectura de la Escritura
2. Acción de gracias
3. La distribución del pan
4. Gracias antes de la copa
5. La copa
6. El uso de las palabras de Cristo
7. Los elementos mismos
G. La ética de la Santa Cena
1. La reprimenda de Pablo, rencillas
2. Glotonería
3. Dignidad de la institución
4. Más admoniciones éticas
VII. CONCLUSIÓN

El problema de la encarnación se presenta gráficamente en la discusión de Cristo con sus adversarios judíos en el capítulo 10 de Juan. Jesús acababa de referirse a sus «ovejas» y a su seguridad en los decretos redentores de Dios (vv. 27–29), concluyendo con estas palabras: «Yo y el Padre uno somos» (v. 30). Esto precipitó una reacción violenta de parte de sus adversarios. «Entonces los judíos volvieron a tomar piedras para apedrearle» (v. 31).
Ante esta amenaza Jesús contestó: «Muchas buenas obras os he mostrado por parte de mi Padre; ¿por cuál de estas obras queréis apedrearme?» (v. 32). Ellos respondieron: «Por obra buena no te apedreamos, sino por blasfemia; y porque tú, siendo hombre, te haces Dios» (v. 33).
Esta situación expone en forma dramática el problema de la encarnación. Aquí está Jesús, obviamente un hombre. Habla, respira, camina, exhibe todas las características comunes de la humanidad. Sin embargo afirma: «Yo y el Padre uno somos». Y antes declaró: «que Dios era su propio Padre, haciéndose igual a Dios» (Juan 5:18). Aun antes había dicho «que todos honren al Hijo como honran al Padre». Y hasta añadió: «El que no honra al Hijo no honra al Padre que le envió» (Juan 5:23). En la mente de sus adversarios, el que alguien que era evidentemente un hombre pretendiese ser igual a Dios, igual con Dios el Padre, no podía ser verdadero; y por tanto, tal declaración era una blasfemia consumada.
La respuesta de Jesús en esta ocasión es del más grande significado: «¿No está escrito en vuestra ley: Yo dije, dioses sois? [Salmos 82:6]. Si llamó dioses a aquellos a quienes vino la Palabra de Dios (y la Escritura no puede ser quebrantada), ¿al que el Padre santificó y envió al mundo, vosotros decís:
Tú blasfemas, porque dije: Hijo de Dios soy?» (Juan 10:34–36).
La esencia de la respuesta de Jesús, dada hasta este punto, es sencillamente que el hecho de que Dios llegase a ser hombre no es una paradoja ni una contradicción. Que el hombre es hecho a la imagen de Dios se indica en este pasaje en la referencia de Cristo a que la Palabra de Dios «vino» (egeneto), a los hombres a quienes Él se refirió.
La implicación es que la simple habilidad del hombre de comprender la Palabra de Dios es evidencia de que hay una correspondencia natural entre el hombre y Dios. El hecho de que hay en todos los hombres este elemento relacional con Dios, aun en los perversos que menciona el Salmo 82, debe ser evidencia suficiente para mostrar que la encarnación no es contradictoria.
No estamos diciendo que un cuadrado llegara a ser un círculo, ni que ningún ser adoptó una naturaleza contradictoria a la suya propia, sino que el Hijo de Dios asumió un complejo de atributos de su propia imagen compatibles con su propio complejo de atributos divinos. De modo que la declaración: «Yo y el Padre uno somos», no es necesariamente blasfemia. ¡Podía ser cierto!
La afirmación de Jesús no indica que tuviera una relación con Dios como la que todos los hombres tienen, es decir, en cuanto a ser creados a la imagen de Dios; por eso es creíble que sea verdad cuando declara que Él, estando delante de ellos, es Aquel que el Padre santificó y envió al mundo.
El argumento continúa con una apelación a la evidencia: «Si no hago las obras de mi Padre no me creáis. Mas si las hago, aunque no me creáis a mí, creed a las obras, para que conozcáis y creáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre» (vv. 37, 38).
El hecho de que los enemigos de Jesús no reconocieran la lógica de su respuesta sino que «procuraron otra vez prenderle, pero él se escapó de sus manos» (v. 39) no es desde luego evidencia contra la racionalidad de la doctrina. El pecado contra Dios, y no la racionalidad genuina, es lo que constituye el rechazo a las afirmaciones de Jesús.B. Filipenses 2:1–11La racionalidad de la encarnación se presenta hermosa y sinceramente en el curso de la carta de Pablo a su querida iglesia de Filipos. El apóstol alega: (1) que la encarnación es una muestra de la gracia y el amor de Cristo; (2) que fue emprendida desde el punto de partida superlativo de la deidad eterna; (3) que involucraba la más tremenda humillación; y (4) que la encarnación era el fundamento del nombre exaltado del Señor Jesucristo.1. La manifestacióndel amor (vv. 1–5)Parece particularmente apropiado que esta profunda exposición de la encarnación surgiera de una sencilla exhortación pastoral. Sin embargo, como se ha dicho muchas veces: «la verdad conduce a la santidad». La doctrina de la encarnación no es una consecuencia de fría especulación filosófica, sino que se revela como una inferencia necesaria del amor misericordioso de Dios en Cristo.
Pablo ruega: «Si hay alguna consolación en Cristo, si algún consuelo de amor, si alguna comunión del Espíritu, si algún afecto entrañable, si alguna misericordia, completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes sintiendo una misma cosa. Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo, no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros. Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús» (Filipenses 2:1–5).
Lo principal que se ha de contemplar y vigilar en esta serie de mandamientos y admoniciones es el amor misericordioso de Cristo manifestado en su encarnación. En el versículo 2 del pasaje de Filipenses leído, el mandamiento: «teniendo el mismo amor», se refiere al amor manifestado en Cristo.
La palabra traducida «unánimes» no es una exhortación a estar de acuerdo el uno con el otro, sino a ser de una sola mente con Cristo, y a meditar sobre este gran hecho de su amor.
Los versículos 3 y 4 en verdad mandan que nos amemos unos a otros, pero esto se ordena como aplicación y resultado de contemplar el gran tema, el amor de Cristo manifestado en su encarnación.2. Divinidad preexistente (v. 6)«El cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse». Como el Dr. Wallis apunta, el participio huparchon, en griego: existir, ser; no indica meramente existir «siendo en forma de Dios», sino más bien «seguir subsistiendo en forma de Dios». Jesús no renunció ni en ninguna manera abandonó su divinidad en la encarnación. En todo el transcurso de su vida terrenal, conservó total y completamente la naturaleza divina, el complejo de atributos esenciales a Él como Segunda Persona de la Eterna Trinidad.a. La naturaleza divinaLa siguiente definición de Dios, tomada del Catecismo Menor de Westminster —respuesta a la pregunta número 4— revela los atributos divinos: «Dios es un Espíritu infinito, eterno e inmutable en su ser, sabiduría, poder, santidad, bondad, justicia y verdad». El significado del participio huparchonaquí, indica que Jesucristo en su encarnación conservó todos esos atributos.
b. Su preexistencia, otros pasajesLa preexistencia de Cristo como Segunda Persona de la Trinidad se enseña explícitamente en numerosos pasajes de la Escritura. Cristo se presenta en varias teofanías en el Antiguo Testamento. Su preexistencia se destaca en los primeros versículos del Evangelio de Juan. «En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho» (Juan 1:1–3).
Pablo aclara igualmente la preexistencia del Hijo de Dios en su Epístola a los Colosenses: «Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda la creación. Porque en él fueron creadas todas las cosas … todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten» (Colosenses 1:15–17).
La presentación de Cristo como «el Alfa y la Omega, principio y fin» en Apocalipsis (1:8, 11; 21:6; 22:13) se basa en el hecho de su preexistencia.
Entre otros pasajes bíblicos que enseñan la preexistencia de Cristo, ya sea explícita o implícitamente, debemos dar atención especial a sus propias palabras, como las expresa en el Evangelio de Juan: «Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese» (Juan 17:5).
Además, constantemente se refería a sí mismo como salido del Padre y hablaba a la multitud de su ascensión «adonde estaba primero» (Juan 6:62). Su preexistencia se declara más fuertemente en el argumento de Juan 8:56–58, cuando Jesús dijo: «Abraham vuestro padre se gozó de que había de ver mi día: y lo vio, y se gozó. Entonces le dijeron los judíos: Aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham? Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy».c. Warfield y Filipenses 2:6En su comentario sobre este pasaje, el reconocido profesor de la Universidad de Princeton, Benjamin Warfield, afirma: «Que la representación de Cristo Jesús como en morphe [frase griega que significa “en forma”] theou [de Dios] huparchon [siendo] —que es exactamente lo mismo que llamarlo Dios—, se evidencia no solo por la insinuación que se da de inmediato —que el que está “en forma de Dios” es “igual a Dios”—, sino además por la connotación de la misma fraseología.
»Es innegable que en el modo de hablar filosófico–popular aquí usado, “forma” significa aquel cuerpo de cualidades o características que hace que cualquiera cosa sea esa y no otra, en una palabra, su carácter específico». Warfield añade la nota siguiente: «Con referencia a J.B. Lightfoot, “morphe” no implica los accidentes externos sino los atributos esenciales; y debe aplicarse a los atributos de la Deidad. En otras palabras, se usa en un sentido sustancialmente igual al que lo caracteriza en la filosofía griega … este sentido de morphe es el carácter específico».2
De modo que cuando el apóstol Pablo habla del Cristo eterno como «permaneciendo en forma de Dios», las palabras significan específicamente que Cristo conservó todos los atributos esenciales de la divinidad cuando tomó para sí todos los de la humanidad.3. La autohumillación (vv. 6b–8)El acto de Cristo al someterse a la humillación de su encarnación queda indicado en las palabras siguientes: «No estimó el ser igual a Dios como botín que debía retener, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz» (traducción del autor).a. BotínLa enseñanza clara de que Jesús existía y seguía existiendo «en forma de Dios», o en otras palabras, que tenía y seguía teniendo todos los atributos esenciales de Dios, muestra que la declaración de que no consideró su igualdad con Dios como «botín que debía retener» constituye el sentido correcto del versículo 6b. Él ya tenía esa igualdad.
«Ser igual a Dios» es una frase que designa la consecuencia de su existencia «en forma de Dios».
Esa frase habla de la expresión exterior, schema, en griego: apariencia externa, forma de sus atributos esenciales. La schema, «condición», de su subsistencia anterior a la encarnación, era de igualdad con el Padre y el Espíritu. Fue esta schema la que Jesús no consideró como botín al cual aferrarse.
Poseyendo tanto la «condición» y la «forma de Dios», y reteniendo esta última, tomó para sí mismo, además, la «forma» de siervo —y todos los atributos esenciales correspondientes al siervo—, «hecho semejante a los hombres». Fue entonces encontrado en «condición», schema, de hombre, por lo que además se humilló a sí mismo hasta la muerte de cruz.b. El despojo¿En qué sentido quiere decir Pablo que Cristo «se despojó a sí mismo»? Ciertamente no es que abandonara alguno de los atributos divinos esenciales. La morphe de Dios no podía ser abandonada sin que Él dejara de ser quien era. El verbo ekenosen, en griego: vaciar, destruir, anular, dejar sin efecto; se explica por los gerundios que modifican su sujeto: «Tomando» la forma de un siervo «siendo hecho» semejante a los hombres, «estando» en la condición de hombre. Además, se explica ekenosen por la frase paralela «se humilló a sí mismo». Jesús tomó para sí no solo la morphe, los atributos esenciales del hombre, sino también la schema de la humanidad para poder morir en la cruz (Hebreos 2:14).
Si Pablo hubiera pensado que Jesús en su despojo había dejado algunos de los atributos divinos esenciales, nunca podría haber hablado de Él en los términos enaltecedores que usaba constantemente.
Véase por ejemplo su declaración en la Epístola a los Colosenses (2:9): «Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad».
En verdad, el apóstol no pensaba que la Segunda Persona de la Trinidad se había despojado de ciertas características, al menos no que se desprendiera de algo suyo, sino que lo hizo a costa de sí mismo o a sus propias expensas.
La idea de Pablo al decir que Cristo «se despojó a sí mismo» es idéntica en pensamiento lógico al sentido de la palabra «spendomai», en griego: ofrecer, derramar como libación. Al final de su ministerio, en su último encarcelamiento en Roma, el apóstol dijo literalmente: «Yo ya estoy para ser sacrificado [derramado como una libación], y el tiempo de mi partida está cercano» (2 Timoteo 4:6).
Aquí la palabra en cuanto a sí mismo, spendomai «estoy derramado», expresa un pensamiento idéntico al que tenemos cuando Pablo dice de Cristo, ekenosen: «se despojó a sí mismo».4. La exaltación correspondientePablo concluyó esta discusión de la encarnación con una referencia al nombre exaltado de Cristo, el Eterno Hijo de Dios. «Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo y le dio un nombre que es sobre todo nombre [Isaías 42:8], para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre» (vv. 9–11).
Debido a nuestra idea humana de recibir recompensa al concluir una tarea, muchos entienden estos versículos como una referencia a la exaltación de Cristo después de su encarnación. Sin embargo, no hay nada en las palabras mismas que indique que esto era lo que Pablo pensaba. Al contrario, creo que Pablo se refiere a la exaltación del Mesías y al nombramiento que se le da a este como Jehová en la profecía del Antiguo Testamento.
Él es el Eterno Hijo de Dios, la Segunda Persona de la Trinidad, a quien se presenta visiblemente delante de los hijos de los hombres como su único Salvador, la Persona Divina con quien tienen que tratar. Un caso claro a lo que Pablo alude, creo yo, se encuentra en Isaías 42:1–8. Estos versículos describen la obra del Mesías en términos tan claros como el cristal.
El versículo 8 se puede traducir: «Yo soy Jehová; este es mi nombre y a otro no daré mi gloria, ni mi alabanza a imágenes de escultura». En otras palabras, el Mesías es Jehová. En los versículos anteriores se declara explícitamente que Él es el que lleva la gloria de Dios, en quien el Espíritu de Dios mora. El que será una luz para los gentiles. El nombre del Mesías se da explícitamente como «Jehová», justicia nuestra (Jeremías 23:6). Es, pues, en la profecía del Antiguo Testamento donde Jesús es exaltado y se le da un nombre que es sobre todo nombre.
Cuando Pablo dice que «toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor», la palabra «Señor» es la que se solía emplear para Jehová en la Septuaginta. Así Pablo declara que toda lengua confesará que Jesús en verdad lleva el nombre que le fue dado en la profecía del Antiguo Testamento, un nombre que
es sobre todo nombre.
Es cierto, por supuesto, que nuestro Señor Jesucristo fue exaltado a la diestra del Padre después de sus sufrimientos aquí en la tierra, pero esta segunda exaltación no fue en ningún sentido una promoción. Tal pensamiento contradiría radicalmente su eterna deidad. Su exaltación después de su sufrimiento fue solamente la reasunción de su igualdad eterna con Dios, el esquema de las cosas (schema) que subsistía antes de la encarnación.C. Hebreos 2:9–18Otro pasaje en que el modo de la encarnación se declara explícitamente se halla en el capítulo 2 de Hebreos. En este caso la exaltación eterna de Cristo y la promulgación de esta exaltación en la profecía mesiánica se menciona al principio (vv. 9, 10).1. La exaltaciónLa sugerencia de que la exaltación de Cristo, aludida en Filipenses 2:9–11, fue dada en la profecía
mesiánica anterior a la encarnación depende de nuestro entendimiento acerca de la profecía veterotestamentaria. En una idea similar, en Hebreos 2:9, 10, la frase que explica el propósito — introducida por la palabra hopos, «para que»— hace casi obligatorio que entendamos la exaltación allí aludida como anterior a la encarnación.
Sugiero que leamos estos versículos parafraseados así: «Vemos a aquel que, por un poco de tiempo, fue hecho menor que los ángeles [cf. Salmos 8:5], coronado de gloria y de honra para el padecimiento de la muerte, para que por la gracia de Dios gustase la muerte por todos. Porque convenía a aquel por cuya causa son todas las cosas y por quien todas las cosas subsisten, que al llevar muchos hijos a la gloria, se perfeccionase a sí mismo, como el Capitán de la salvación de ellos, por medio de la aflicción» (Hebreos 2:9, 10).
Si Cristo no fuera eterno Hijo de Dios no podría haberse ofrecido como sacrificio suficiente para todo hombre. [Nota: La declaración de que «por la gracia de Dios gustase la muerte por todos» no debe ser tergiversada. Estas son palabras claras. No hay nada en estas contrario a la doctrina calvinista de la expiación particular. Es tan esencial al sistema bíblico de doctrina, como los calvinistas lo entienden, que enseñamos que la expiación de Cristo es suficiente para todos, ofrecida a todos, aplicable a todos, como lo es también que enseñemos que el objeto de la expiación es efectuar la salvación de los elegidos, y que no efectúa la salvación de los que son eternamente perdidos.]
Además, si Dios no hubiese revelado explícitamente que el Mesías que iba a ofrecerse no era otro que «Jehová, nuestra justicia», la suficiencia de la expiación nunca podría haber sido trasmitida inteligentemente al entendimiento de los hombres convencidos de pecado.2. La autoperfecciónDebería ser bastante claro que en este texto es Cristo y no el Padre —que es el sujeto del verboteleiosai, en griego: completar, perfeccionar—, el sujeto del verbo, lo cual se caracteriza exactamente por lo que se declara del Hijo en Hebreos 1:1–4.
¿En qué sentido puede decirse que Cristo se perfeccionó a sí mismo? ¿Acaso implican estas palabras que hubo un tiempo en que era imperfecto? Indudablemente el autor de la Epístola a los Hebreos consideraba a Cristo como eterno e inmutablemente divino en todos los atributos esenciales de la divinidad. Nada podía ser más enérgico que los términos en que se presenta a Cristo en Hebreos 1:1– 4. Es el autor de Hebreos quien dice: «Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos» (Hebreos 13:8).
Es sin embargo en la misma Epístola a los Hebreos que encontramos descritas más gráficamente las experiencias humanas de Jesús. No solo se perfeccionó a sí mismo como el capitán de nuestra salvación (Hebreos 2:10) sino que «aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia; y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen» (Hebreos 5:8, 9).
Debe quedar manifiesto que no hay ninguna contradicción en atribuir inmutabilidad a la Segunda Persona de la Trinidad y al mismo tiempo reconocer la verdadera progresión cronológica de los eventos en su vida terrenal. Nuestro Señor Jesucristo con sus experiencias, aquí en la tierra, realizó sus planes y completó sus intenciones en perfecta armonía con los decretos eternos de Dios. Se perfeccionó a sí mismo en cuanto a que efectuó en la historia, el tiempo y el espacio precisamente lo que siempre quiso hacer. 3. «Hijos»La expresión de que Cristo llevaría «muchos hijos a la gloria» se puede explicar en dos maneras:
(1) En el versículo que sigue a los redimidos se les llama sus «hermanos» (cf. Romanos 8:29). Podemos entender que Él lleva muchos «hijos [de Dios] a la gloria». (2) También es cierto que en Hebreos 2:13 se ponen en boca de Jesús las palabras de Isaías: «He aquí, yo y los hijos que Dios me dio» (Isaías 8:18).
Podemos imaginar que sus discípulos muchas veces le habían oído citar esas palabras en sus discursos espirituales y aplicarlas por analogía a su propia vida y ministerio. En cualquier caso, no hay nada en la referencia a «hijos» para constituir un argumento contra el hecho de que es Cristo, y no el Padre, el sujeto del verbo «perfeccionar» en el versículo 10.
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domingo, 17 de junio de 2012

Teologia Sistematica: Estudio de la Deidad II


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Tipo de Archivo: PDF | Idioma: Spanish | Categoría: Capacitación Ministerial
Información
 CONTENIDOPREFACIO
Capítulo I
EL HOMBRE A LA IMAGEN DE DIOS
I. LA DECLARACIÓN DE LA DOCTRINA
II. ¿QUÉ ES LA IMAGEN DE DIOS EN EL HOMBRE?
A. La imagen no es física
B. La encarnación y la imagen de Dios
C. Dominio, un aspecto de la imagen
D. Ciencia, justicia, y santidad en Cristo
E. Respeto para la humanidad
F. Contra la idolatría
G. La dualidad del ser humano
1. El ser material del hombre debe guardarse puro
2. El ser no material del hombre hecho a la imagen de Dios
H. Términos psicológicos
1. El corazón
2. Mente (conocimiento)
3. Mente (reflexión profunda)
4. Afecto (traducido «entrañable amor » y de otras maneras)
5. Alma
6. Espíritu
7. Voluntad
8. Distinciones entre el hombre y la bestia
I. El caso de la dicotomía o tricotomía
1. Hebreos 4.12
2. 1 Tesalonicenses 5.23
3. 1 Corintios 15.44
4. Delitzsch sobre la tricotomía
5. El hombre no es una trinidad
J. El origen del alma
1. Teorías de la preexistencia
2. Traducianismo, y 3. Creacionismo
4. El argumento de Hodge en favor del creacionismo
5. La conclusión del autor
III. LA IMA GEN DE DIOS, RESUMEN DE CONSECUENCIAS
A. En cuanto a nosotros mismos
B. En cuanto a otros
C. En cuanto a dominio
Capítulo II
EL HOMBRE PECADOR—LA CAÍDA
I. DATOS OBSERVABLES
A. Analogías
B. El sentido del deber
C. Capacidades superiores
D. Exigencias desordenadas
E. Evidencia negativa
II. EL CUADRO BÍBLICO DE LA HUMANIDAD CAÍDA
A. La presentación de Pablo
B. El Hijo del Hombre, el modelo perfecto
C. Convicción por el Espíritu Santo
III. NATURALEZA Y ORIGEN DEL PECADO
A. Una definición precisa de pecado
B. El origen del pecado en el universo
1. Pre-humano
2. El tentador original
3. El pecado sin remedio
IV. DOS PREGUNTAS FILOSÓFICAS:
A. ¿Es concebible el libre albedrío?
B. ¿Puede Dios permitir el pecado?
1. Primera solución de Pablo
2. Segunda solución de Pablo
V. LA CAÍDA DEL HOMBRE
A. Estado original de santidad
1. Las declaraciones de los credos
2. El relato bíblico
B. Significado de los dos árboles
1. El árbol de la vida
2. El árbol de la ciencia del bien y del mal
C. La naturaleza de la tentación y el pecado
1. Un incidente histórico determinado
2. Había un tentador
3. Un hecho responsable y culpable
4. Una acción a la vez física y espiritual
5. El pecado aparece en triple forma
6. La mujer y el hombre
D. El significado de la caída
Capítulo III
EL HOMBRE PECADOR
RESULTADOS Y CONSECUENCIAS DE LA CAÍDA
I. CONSECUENCIAS POSITIVAS
A. El significado de «pecado original»
B. Referencias del Antiguo Testamento y de los Apócrifos
C. Referencias menores del Nuevo Testamento
D. Romanos 5:12–21
E. El principio representativo
1. Ilustraciones
2. Objeción
3. Representación junto a la cruz
II. TEORÍAS EXCLUÍDAS
A. Interpretación mítica de Génesis
B. La teoría de la «imputación mediata» excluida
1. La analogía de la santificación
2. Identificación sustantiva con Adán excluida
a. El «realismo»de Jonatán Edwards
b. El punto de vista de Shedd sobre la imputación
c. H. Strong y H. C Thiessen
d. Agustín sobre la imputación
e. Consideraciones generales en contra de los puntos de vista sustantivos
III. EL PACTO O RELACIÓN FEDERAL
A. Uso bíblico
B. Origen y valor del término «teología del pacto»
C. El relato de Génesis, el «pacto de obras»
IV. EL PACTO DE LAS OBRAS YA NO RIGE
A. Escrituras aducidas en contra
B. El «dispensacionalismo»
C. «Unidad del pacto de la gracia»
D. «Dispensacionalismo» en Hodge y Calvino
E. «Confinados bajo la ley, encerrados»
F. Conclusión general
Capítulo IV
ORIGEN Y ANTIGÜEDAD DEL HOMBRE
I. LA CUESTIÓN DEL ORIGEN DEL HOMBRE
A. Oposición contemporánea
B. Doctrina bíblica
C. Evolución teísta
D. El origen de la vida
II. LA ANTIGÜEDAD DEL HOMBRE
A. Cronología de Ussher
B. El silencio de la Biblia
C. Entendimiento de los modismos antiguos
D. Green y Warfield y los hallazgos recientes
E. Las genealogías de Jesús
F. Otros ejemplos de genealogías que se acortan
G. Las genealogías que se supone dan la antigüedad del hombre
H. Nombres individuales y nombres de familias
Capítulo V
LA VIDA HUMANA EN ESTA EDAD
I. EL HOMBRE GOBERNARÁ EL MUNDO
II. SUBDIVISIONES PRINCIPALES, LAS CIENCIAS SOCIALES
A. La filosofía bíblica de la historia
1. Argumentos contrarios
2. El particularismo judío
3. Historia particular en un horizonte cósmico
4. El punto de vista bíblico fuera de la corriente judío-cristiana
5. La dificultad de la encarnación
6. La objeción de Kant
7. Cristo una figura cósmica
8. La edad de oro
9. Realismo histórico
10. Resumen
B. El punto de vista bíblico de la antropología cultural y física
1. Antropología física
a. De un linaje
b. Tipos humanos diferentes
2. El punto de vista bíblico de la antropología cultural
a. La cultura antes de la caída
b. El contraste con la mitología
c. Génesis 6:14
d. Datos culturales primitivos posteriores a la caída del hombre
C. Culturas cambiantes y verdades inmutables
1. Cambios en la aplicación de principios
a. El sábado antes de la resurrección
b. El día de reposo después de la resurrección
c. Ilustraciones menores
d. Los principios de la ley moral
e. Opinión contraria
f. Conclusión
2. Revelación progresiva
a. El plan de la salvación
b. La ley moral
c. Escatología
d. Un entendimiento más claro
3. Resumen
Capítulo VI
LA VIDA HUMANA EN ESTA EDAD (continuación)
II. LAS CIENCIAS SOCIALES (CONTINUACIÓN)
D. La doctrina bíblica de la familia
1. La interpretación de Cristo
2. La interpretación de Pablo
3. Abusos que se regularon
4. Reglas bíblicas que gobiernan el divorcio
a. Los dichos de Cristo
b. Principios de interpretación
c. Antecedentes: la ley mosaica
d. Los derechos de las mujeres
e. Las palabras de Cristo sobre la persona divorciada
f. La enseñanza de Pablo sobre el divorcio
g. El pacto de familia
h. El abandono
i. Un cristiano abandonado por otro cristiano
j. Divorcio por homosexualidad
k. ¿Puede casarse en segundas nupcias la persona culpable en el divorcio?
l. La actitud del corazón
5. La relación de padres e hijos
a. La disciplina
b. La educación
c. Escuelas cristianas
d. ¿Qué nivel de escuelas?
e. Educación postgraduada
f. Conclusión
E. La doctrina bíblica del estado
1. Primeras referencias
2. Patriarcales y 3. Teocráticas
4. Los jueces
5. El reino
6. La línea de David
7. Romanos 13:1–7
a. Gobernadores sin ley
b. Gobernantes legales
c. Otras funciones del gobierno
d. La cuestión del pacifismo
e. Diferentes formas de gobierno
8. El ejemplo de Pablo con referencia al gobierno
a. Autoridades judías
b. Las autoridades romanas
c. La enseñanza de Pedro
9. La actitud de Cristo hacia el gobierno
a. Las autoridades judías
b. Evitando envolverse en política
c. Ante Pilato
d. Volviendo la otra mejilla
e. Jesús sobre el uso de la espada
f. El uso de la espada por Pedro
g. Analogía misionera
10. El cristiano y las cortes civiles
a. Un mandamiento relativo
b. Los tribunales de la iglesia
c. Cuatro pasos en corregir los males
d. El cuarto paso
e. Antes del paso primero
f. Cinco pasos por todos
11. Integridad de carácter
F. Las doctrinas económicas de la Biblia
1. Principios primarios
2. Principios económicos mosaicos
3. Cómo ve el Antiguo Testamento la edad mesiánica
4. La economía política del Nuevo Testamento
5. El diezmo y la mayordomía cristiana
6. El noveno mandamiento
III. LA IGLESIA VISIBLE EN EL MUNDO
A. La iglesia como corporación
B. La iglesia en el Antiguo Testamento
C. Condición de miembro en el Nuevo Testamento
D. La pureza del testimonio
1. 2 Corintios 6:14 –7:1
2. No el retiro del deber
3. La iglesia no está en la política
E. La organización de la iglesia
1. La iglesia visible más que la iglesia local
2. Sínodos
F. Ramas de la iglesia
G. El propósito misionero
APÉNDICE

 ¿QUÉ ES LA IMAGEN DE DIOS EN EL HOMBRE?
Cuando surge la pregunta de en qué consiste la semejanza a Dios o la correspondencia con Dios enel hombre, la respuesta tiene que encontrarse en el contexto de Génesis y en otras referencias bíblicas aeste asunto. A. La imagen no es físicaPrimeramente podemos decir con énfasis que la imagen de Dios en el hombre no consiste enninguna manera en una semejanza física en cuanto a forma. La doctrina bíblica de la espiritualidad eincorporabilidad de Dios fue presentada en la primera sección. Puesto que Dios es un espíritu sincuerpo, sería una contradicción de términos que el ser físico del hombre de alguna manera se pareciera al ser de Dios. Cierto, la Segunda Persona de la Trinidad «fue hecha carne y habitó entre nosotros» (Jn 1:14), y el Padre lo envió «en semejanza de carne de pecado» (Ro 8:3), y como nuestro Redentor tomó para sí mismo nuestra naturaleza de carne y sangre y fue hecho «en todo semejante a sus hermanos» (Heb 2:14–18). No obstante, en todas estas referencias a la encarnación es Cristo quien toma nuestra  semejanza. Jamás hay una sugerencia en la Escritura de que nuestra naturaleza física es en alguna manera un aspecto de la imagen de Dios en nosotros.B. La encarnación y la imagen de DiosQue el hombre es creado a la imagen de Dios es una consideración básica para el entendimiento de la encarnación. Aunque la imagen de Dios en el hombre no es física, Cristo, la eterna Segunda Persona de la Trinidad, podía asumir en sí mismo nuestra naturaleza humana, incluyendo sus aspectos físicos, porque la naturaleza espiritual del hombre es la imagen de Dios.
En Juan 10:24–39 se dice que los jefes de los judíos en Jerusalén consideraron a Jesús como culpable de blasfemia y estaban a punto de apedrearlo. «Muchas buenas obras os he mostrado de mi Padre: ¿Por cuál de ellas me apedreáis?» preguntó. La contestación de ellos fue: «Por buena obra no te apedreamos, sino por la blasfemia, porque tú, siendo hombre, te haces Dios» (vv. 32, 33).
La contestación de Jesús se fundaba en que puesto que el hombre fue creado a la imagen de Dios, estando aun los hombres pecadores relacionados con Dios, su pretensión de ser el Hijo de Dios pudiera ser verdad y no necesariamente blasfemia. Cita del Salmo 82:6, 7 una oración en que Dios se dirige a los hombres inicuos con las palabras: «Yo dije: Vosotros sois dioses, y todos vosotros hijos del Altísimo; pero como hombres moriréis, y como cualquiera de los príncipes caeréis». Jesús sólo usa la frase «Yo dije dioses sois», y arguye en efecto: «Si él llamó dioses a estos hombres a quienes vino la palabra de Dios, ¿por qué entonces debe rechazarse sin examen de evidencia la pretensión de Dios en la carne?»
Para nuestro fin aquí el hecho significativo es que el Señor Jesús consideró a los hombres «a quienes vino la palabra de Dios» como en alguna manera relacionados con Dios, esto es, creados a la imagen de Dios.
Si no fuera por el hecho de la imagen de Dios en el hombre, la encarnación sería una contradicción.
Pero puesto que el hombre es creado a la imagen de Dios, mantener que Dios ha venido en carne humana no involucra ninguna contradicción, sino que es enteramente creíble.C. Dominio, un aspecto de la imagenComo los autores del Catecismo menor de Westminster han notado, el contexto en Génesis 1 y 2 en que la doctrina de la imagen de Dios es comunicada implica que el hombre fue creado para ser como Dios en ejercer dominio sobre la creación como vicerregente de Dios bajo la providencia divina. No sólo tenemos este hecho claramente declarado en Génesis 1:26–28, citado arriba, sino que se hace referencia al mismo hecho en numerosos pasajes de la Escritura. Antes de que el pecado entrara en el mundo, Dios había dicho: «Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra y sojuzgadla, y señoread…» (Gn 1:28). Pero mucho después que el pecado había venido al mundo, después del juicio del mundo por el diluvio, el dominio del hombre sobre la creación dado por mandato divino es declarado de nuevo con énfasis en Génesis 8:15–9:17. Ver especialmente 9:1, 2.
La posición del hombre en la creación se declara otra vez en conexión con la doctrina de la imagen de Dios en él. «El que derramare sangre del hombre, por el hombre su sangre será derramada; porque a la imagen de Dios es hecho el hombre. Mas vosotros fructificad y multiplicaos; procread abundantemente en la tierra, y multiplicaos en ella» (Gn 9:6, 7).
El dominio que el hombre debe ejercer se manifiesta magníficamente en Salmo 8:4–9: «Digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre, para que lo visites? Le has hecho poco menor que los ángeles, y lo coronaste de gloria y de honra. Le hiciste señorear sobre las obras de tus manos; todo lo pusiste debajo de sus pies: Ovejas y bueyes, todo ello, y asimismo las bestias del campo, las aves de los cielos y los peces del mar; todo cuanto pasa por los senderos del mar. ¡Oh Jehová, Señor nuestro, cuán grande es tu nombre en toda la tierra!»
El dominio para el cual el hombre fue creado según se describe en el Salmo 8 encuentra un comentario más amplio en Hebreos 2:5–9: «Porque no sujetó a los ángeles el mundo venidero, acerca del cual estamos hablando; pero alguien testificó en cierto lugar, diciendo: ¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él, o el hijo del hombre, para que le visites? Le hiciste un poco menor que los ángeles, le coronaste de gloria y de honra, y le pusiste sobre las obras de tus manos; todo lo sujetaste bajo sus pies.
Porque en cuanto le sujetó todas las cosas, nada dejó que no sea sujeto a él; pero todavía no vemos que todas las cosas le sean sujetas. Pero vemos aquel que fue hecho un poco menor que los ángeles, a Jesús, coronado de gloria y de honra, a causa del padecimiento de la muerte, para que por la gracia de Dios gustase la muerte por todos».
En otras palabras, según la Epístola a los Hebreos la semejanza del hombre a Dios en gobernar el mundo como vicerregente bajo la providencia divina no ha sido realizada todavía. Es obvio que el hombre no domina el mundo creado, y que en su condición caída ni aun puede gobernarse a sí mismo. Cristo el eterno Hijo de Dios, quien ahora ha llegado a ser un miembro de nuestra raza e históricamente ha obrado lo que es necesario para nuestra salvación, fue coronado con gloria y honra desde la eternidad pasada para que su sacrificio pueda tener un valor infinito para todo hombre. Es solamente como redimida en Cristo que la humanidad puede tener dominio sobre la creación.
En 1 Corintios 15:25–27 Pablo conecta las palabras del Salmo 8:6 con las del Salmo 110:1. En la última referencia las palabras «Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies» debe entenderse como dirigida al Hijo de Dios en su soberanía eterna y consumado en su reino futuro.
Cuando lleguemos al estudio de escatología examinaremos las promesas de Cristo de que reinaremos con él en su reino futuro (Mt 19:28; Lc 22:18, 28–30; cf. 2 Tim 2:12; 1 Co 6:2, 3). Vendrá el tiempo de restauración (Hch 3:20, 21), el tiempo en que este mundo creado será librado de la «esclavitud de corrupción» (Ro 9:18–23). Entonces la humanidad redimida, reinando con Cristo, tendrá aquel dominio sobre la creación que es un aspecto de la imagen de Dios en el hombre.
La parábola de Lucas 19:11–28 enseña con más detalle la relación de la humanidad redimida en Cristo con el dominio de este mundo presente. Como Arquelao había ido a Roma para recibir su reino1 y había puesto a Palestina para gobernar sobre territorios que le fueron dados, así dice Cristo: «Un hombre noble [Cristo mismo] se fue a un país lejano para recibir un reino y volver». En esta parábola los deberes asignados a los siervos en el tiempo antes del regreso del rey corresponden a nuestros deberes en cuanto a este mundo en la época actual. En la parábola, cuando regresó el rey, dijo a sus siervos según sus capacidades: «Tendrás autoridad sobre diez ciudades… sobre cinco ciudades, etc.»
Aquel aspecto de la imagen de Dios en el hombre por el cual el hombre debe señorear sobre el mundo creado como vicerregente bajo la providencia divina no se ha realizado todavía. El pecado ha entrado y el hombre no puede gobernar como se propuso que lo hiciera. Su dominio debe ser ejercitado por la gracia de Dios hasta el punto en que sea posible dadas las exigencias de la época actual, pero llegará a su realización completa en el reinado futuro de nuestro Señor Jesucristo cuando «reinaremos con él». D. Ciencia, justicia, y santidad en CristoQue ciencia, justicia, y santidad son aspectos de la imagen de Dios en el hombre es lo que sostienen los autores de las normas de Westminster basándose en una combinación de Efesios 4:22–25 y Colosenses 3:9, 10: «En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo nombre, creados según Dios en la justicia y santidad de la verdad. Por lo cual desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros…» y «No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, y revestíos del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno».
De estos dos pasajes, el segundo pone el énfasis en la ciencia y el primero en la justicia y santidad, pero es obvio que hay un sector donde las ideas se traslapan. La «justicia», justificación, integridad de carácter, «santidad» de uno que ha aceptado al Señor Jesucristo como su Salvador personal se describe junto con aquella «ciencia» y entendimiento sin el cual la palabra de Dios no podría venir a nosotros (Jn 10:35) ni podríamos tener comunión con el Señor. Esto incluye toda la naturaleza moral y racional del hombre.
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sábado, 16 de junio de 2012

Teologia Sistematica: Dios se revela al hombre




biblias y miles de comentarios
 
Tipo de Archivo: PDF | Idioma: Spanish | Categoría: Capacitación Ministerial
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 Los escritores bíblicos enseñan explícitamente y presumen continuamente que el ser de Dios es eterno, tanto en cuanto al pasado como en cuanto al futuro. Dios siempre ha existido y siempre existirá: él nunca empezó a ser, nunca cesará de ser.A. «Necesidad lógica» Será necesario empezar con dos consideraciones negativas para mostrar afirmativamente lo que
entendemos por el ser eterno de Dios. Primero, tenemos que rechazar la idea de un ser lógicamentenecesario en el sentido de Kant. Los pensadores anteriores a Kant desde Anselmo a Leibnitz trabajaroncon la idea de un Ser Supremo que existe por necesidad lógica. Había un esfuerzo persistente por «demostrar» la existencia de Dios, en el sentido en que los estudiantes de geometría demuestran que lostres ángulos de un triángulo igualan dos ángulos rectos. ¡Si solamente pudiéramos encontrar algúnproceso lógico que nos diera la conclusión «Dios existe», y encarar el mundo con un Q.E.D. (lo quequeda demostrado), nuestra posición sería inexpugnable!
Fue especialmente fuerte, y todavía lo es, esta idea entre los idealistas racionalistas. Ahora, puestoque la única necesidad conocida a la lógica es la ley negativa de contradicciones, la definición de «sernecesario» en el sentido lógico de la expresión es, «un ser, la negación de cuya existencia sería unaautocontradicción» (o una palpable y evidente contradicción). Al explicar el argumento cosmológico,Kant muestra que «… sea cual fuere el concepto que yo suponga de una cosa, encuentro que nuncapodré representarme su existencia como absolutamente necesaria, … no puedo empero pensar como necesaria en sí una sola cosa.».1 Sobre este punto el argumento de Kant es concluyente. Decir que Dios no existe es una mentira, pero no es una contradicción manifiesta. La existencia de Dios es un hecho del cual tenemos buena y suficiente evidencia en sus obras, pero basar su existencia en las leyes abstractas de la lógica es un error. La lógica abstracta no puede establecer la existencia de ninguna entidad sustantiva.
En una conferencia reciente de profesores y estudiantes cristianos de filosofía, se admitió que no hay base para el uso del término «ser necesario» en el sentido kantiano de la necesidad lógica; pero, sin embargo, había una tendencia fuerte de parte de varios componentes teólogos filosóficos de asirse a la expresión «ser necesario». «Necesidad cósmica» sustituyó a «necesidad lógica» en varios lugares de la discusión.
Aunque tengo mucha simpatía por la seriedad de los que se adhieren a la expresión «ser necesario», debo testificar que para mí, necesidad cósmica, como la usan por los que defienden el concepto de necesidad, no es nada más que necesidad a posteriori. El modelo del argumento es: «Si B, C, y D existen, existen necesariamente como efectos de que A es la causa.» En otras palabras, el argumento de necesidad cósmica en realidad es un argumento de efecto a causa. Si la expresión «ser necesario» tiene valor en este sentido, muy bien; pero se debe entender que esto no es el sentido histórico de la frase.
Decir en lenguaje popular que Dios no es un ser necesario llevaría una impresión falsa a la mente popular. En lenguaje popular «necesario» significa «necesario para»; Dios es necesario para la salvación de mi alma. El es necesario para nuestro entendimiento del proceso cósmico, etc. Debe entenderse que mi rechazo a la frase «ser necesario» se limita estrictamente a la objeción al concepto de necesidad lógica. 
B. «Aseidad» 
Otra palabra que evitaría es «aseidad», que significa «existir por sí mismo» o «causado por si mismo». Muchos de los mejores teólogos han aplicado esta frase y sus equivalentes a la existencia de Dios; y sin excepción en los casos que yo conozco, no hay ninguna intención de enseñar que hay causa alguna para la existencia de Dios. Decir que el existir de Dios es causado por sí mismo es, creo yo, una mera expresión retórica que no se puede analizar. La aserción indica sencillamente que el existir de
Dios es sin causa. Dios es; Dios siempre ha sido; Dios siempre será. Su existir no es de alguna cosa. Su existir es un hecho bruto. C. Un Ser sin causaEs difícil para nuestras mentes, por razón de nuestro fondo cultural, concebir un eterno Ser sin causa. Estamos tan acostumbrados a estudiar objetos finitos y relaciones en sus conexiones causales, y proposiciones en sus implicantes relaciones lógicas, que la idea de un Ser eterno sin causa parece extraña. No obstante, este no debe ser el caso. Al explicar el argumento cosmológico para la existencia de Dios, mostraremos que todos los pensadores sistemáticos se ven obligados a postular algún ser eterno sin causa. Si algo existe ahora, entonces algo tiene que ser eterno, a no ser que algo venga de la nada. Los materialistas en general sostienen que el sistema cósmico material es en sí mismo eterno como sistema, y como una cadena de causalidad. Los panteístas idealistas tienen que sostener que algo mental, algún Elan Vital, o Voluntad Inconsciente, es eterno. Puesto que tenemos que creer que algo es eterno, a menos que algo venga de la nada, encontraremos que la creencia más racional en un ser eterno es creer en un Dios eterno. D. CoincidenciaparcialLa discusión de la eternidad de Dios necesariamente coincide en parte con la discusión de su inmutabilidad y su omnisciencia. Mucho del material presentado en las próximas páginas es definitivamente esencial a estos otros dos temas, y mucho de lo que tenemos bajo esos temas es pertinente aquí. E. Referencias bíblicasEn muchos pasajes de la Biblia se declara vívidamente el ser eterno de Dios. «Señor, tú nos has sido refugio de generación en generación. Antes que naciesen los montes y formases la tierra y el mundo, desde el siglo y hasta el siglo, tú eres Dios» (Sal 90:1, 2). «Tu trono, oh Dios, por el siglo del siglo; … Tú, oh Señor, en el principio fundaste la tierra, y los cielos son obra de tus manos. Ellos perecerán, mas tú permaneces; y todos ellos se envejecerán como una vestidura, y como un vestido los envolverás, y serán mudados; pero tú eres el mismo, y tus años no acabarán» (Heb 1:8–12; cf. Sal 45:6, 7; 102:25–27). «Así dice Jehová Rey de Israel, y su Redentor, Jehová de los ejércitos: Yo soy el primero, y yo soy el postrero, y fuera de mí no hay Dios» (Is 44:6; cf. Ap 1:8, 11; 21:6; 22:13).F. La eternidad no es intemporalDespués de la magnífica declaración, «Así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad…» (Is 57:15), Dios añade inmediatamente «[habito] con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados». Nada podía estar más lejos de la enseñanza bíblica que la idea de que la eternidad de Dios significa que él está totalmente desconectado de los eventos finitos en tiempo; sin embargo, esta idea ha persistido desde tiempos antiguos y prevalece en la teología filosófica actual.
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sábado, 4 de junio de 2011

Teología Sistemática: Curso Programado a Nivel Instituto - Universidad


Teología Sistemática: Curso Programado a Nivel Instituto - Universidad
Tipo de Archivo: PDF | Tamaño: 1000Kb | Idioma: Spanish | Categoría: Estudios Pastorales
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LA ESFERA DE LA TEOLOGÍA Y LA TEOLOGÍA
CRISTIANA
Lección 1 Lectura del Texto, Capítulo I – La Idea y las Relaciones de la Teología
Lección 1 Guía de Estudio
Lección 1 Preguntas de Estudio
Lección 2 Revisión de las Preguntas de Estudio, Lección 1
Lectura del Texto, Capítulo II – Las Fuentes de la Teología
Lección 2 Guía de Estudio
Lección 2 Preguntas de Estudio
Lección 3 Revisión de las Preguntas de Estudio, Lección 2
Lectura del Texto, Capítulo III – Sistemas y Métodos
Lección 3 Guía de Estudio
Lección 3 Preguntas de Estudio
Lección 4 Revisión de las Preguntas de Estudio, Lección 3
Lectura del Texto, Capítulo IV – La Teología en la Iglesia
Lección 4 Guía de Estudio
Lección 4 Preguntas de Estudio
Lección 5 Revisión de las Preguntas de Estudio, Lección 4
Lectura del Texto, Capítulo V – La Religión Cristiana
Lección 5 Guía de Estudio
Lección 5 Preguntas de Estudio
Lección 6 Revisión de las Preguntas de Estudio, Lección 5
Lectura del Texto, Capítulo VI – La Revelación Cristiana
Lección 6 Guía de Estudio
Lección 6 Preguntas de Estudio
Lección 7 Revisión de las Preguntas de Estudio, Lección 6
Lectura del Texto, Capítulo VII – La Inspiración de las Escrituras
Lección 7 Guía de Estudio
Lección 7 Preguntas de Estudio
Lección 8 Revisión de las Preguntas de Estudio, Lección 7
Lectura del Texto, Capítulo VIII – El Canon
Lección 8 Guía de Estudio
Lección 8 Preguntas de Estudio
PARTE II. LA DOCTRINA DEL PADRE
Lección 9 Revisión de las Preguntas de Estudio, Lección 8
Lectura del Texto, Capítulo IX – La Existencia y la Naturaleza de Dios
Lección 9 Guía de Estudio
Lección 9 Preguntas de Estudio
Lección 10 Revisión de las Preguntas de Estudio, Lección 9
Lectura del Texto, Capítulo X – Los Nombres y los Predicados Divinos
Lección 10 Guía de Estudio
Lección 10 Preguntas de Estudio
Lección 11 Revisión de las Preguntas de Estudio, Lección 10
Lectura del Texto, Capítulo XI – Dios como Realidad Absoluta
Lección 11 Guía de Estudio
Lección 11 Preguntas de Estudio
Lección 12 Revisión de las Preguntas de Estudio, Lección 11
Lectura del Texto, Capítulo XII – Dios como Eficiencia Infinita
Lección 12 Guía de Estudio
Lección 12 Preguntas de Estudio
Lección 13 Revisión de las Preguntas de Estudio, Lección 12
Lectura del Texto, Capítulo XIII – Dios como Personalidad Perfecta
Lección 13 Guía de Estudio
Lección 13 Preguntas de Estudio
Lección 14 Revisión de las Preguntas de Estudio, Lección 13
Lectura del Texto, Capítulo XIV – Los Atributos de Dios (1)
Lección 14 Guía de Estudio
Lección 14 Preguntas de Estudio
Lección 15 Revisión de las Preguntas de Estudio, Lección 14
Lectura del Texto, Capítulo XIV – Los Atributos de Dios (2)
Lección 15 Guía de Estudio
Lección 15 Preguntas de Estudio

¿Por qué estudiar Teología? ¿Qué es la Teología? ¿Qué se entiende por losdiversos aspectos de la Teología que estudiaremos en este curso y en los cursos siguientes? Nuestro estudio tratará con la disciplina de la Teología. En su sentido más general, el término teología significa el estudio o la ciencia de Dios. Sin embargo, es necesario expandir su alcance para incluir el estudio de ciertas áreas vitales relacionadas,especialmente las concernientes a las obras de Dios y a las relaciones entre Dios y los hombres. En un estudio como el que estamos emprendiendo, es de suma importancia que entendamos el significado de las palabras. Esto se aplica tanto a las palabras contenidas en los pasajes bíblicos que se han de considerar, como a las palabras que hemos de utilizar para la formulación de nuestras afirmaciones acerca de las enseñanzas que encontramos en la Biblia. No puede haber precisión en nuestro pensamiento a menos que entendamos de qué estamos hablando y a menos que asociemos el mismo significado a las palabras que utilizamos. Las diferencias de entendimiento en cuanto al significado de las palabras da como resultado una falla en la comunicación. Entonces, de la falta de comunicación surgen las diferencias de opinión, o al menos las diferencias en la expresión de las opiniones, y de ahí eventualmente las falsas doctrinas.
Toda ciencia o disciplina tiene su vocabulario especializado, lo cual es cierto también para la Teología. Su campo de interés particular crea la necesidad de cierto vocabulario especializado. Los casos en los que no se puede evitar el uso de vocabulario técnico son los siguientes:
  1. Términos teológicos especiales que no tienen vocablos equivalentes en ellenguaje común.
  2. Términos técnicos tan establecidos en el uso teológico, que el estudiante debe conocerlos cuando los encuentra en su lectura.
  3. Términos generalizados para un grupo o clase. Con frecuencia se quiere hacer referencia a varios elementos distintos como pertenecientes a una clase. Para ello se necesita un término especial, pues de lo contrario se debe enumerar cada vez que se hace referencia a los objetos o ideas bajo discusión. Por ejemplo, notamos que hay diversos tipos de organizaciones religiosas, las cuales se identifican con diferentes nombres.
Algunas son iglesias. Algunas no quieren ser llamadas iglesias y prefieren otro tipo de designación. De modo que encontramos denominaciones, asociaciones, comunidades, alianzas, convenciones, entre otros. Necesitamos un término que incluya a todas ellas en una sola frase, por lo que podemos hablar de organizaciones eclesiásticas.
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