domingo, 17 de junio de 2012

Teologia Sistematica: Estudio de la Deidad II


biblias y miles de comentarios
 
Tipo de Archivo: PDF | Idioma: Spanish | Categoría: Capacitación Ministerial
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 CONTENIDOPREFACIO
Capítulo I
EL HOMBRE A LA IMAGEN DE DIOS
I. LA DECLARACIÓN DE LA DOCTRINA
II. ¿QUÉ ES LA IMAGEN DE DIOS EN EL HOMBRE?
A. La imagen no es física
B. La encarnación y la imagen de Dios
C. Dominio, un aspecto de la imagen
D. Ciencia, justicia, y santidad en Cristo
E. Respeto para la humanidad
F. Contra la idolatría
G. La dualidad del ser humano
1. El ser material del hombre debe guardarse puro
2. El ser no material del hombre hecho a la imagen de Dios
H. Términos psicológicos
1. El corazón
2. Mente (conocimiento)
3. Mente (reflexión profunda)
4. Afecto (traducido «entrañable amor » y de otras maneras)
5. Alma
6. Espíritu
7. Voluntad
8. Distinciones entre el hombre y la bestia
I. El caso de la dicotomía o tricotomía
1. Hebreos 4.12
2. 1 Tesalonicenses 5.23
3. 1 Corintios 15.44
4. Delitzsch sobre la tricotomía
5. El hombre no es una trinidad
J. El origen del alma
1. Teorías de la preexistencia
2. Traducianismo, y 3. Creacionismo
4. El argumento de Hodge en favor del creacionismo
5. La conclusión del autor
III. LA IMA GEN DE DIOS, RESUMEN DE CONSECUENCIAS
A. En cuanto a nosotros mismos
B. En cuanto a otros
C. En cuanto a dominio
Capítulo II
EL HOMBRE PECADOR—LA CAÍDA
I. DATOS OBSERVABLES
A. Analogías
B. El sentido del deber
C. Capacidades superiores
D. Exigencias desordenadas
E. Evidencia negativa
II. EL CUADRO BÍBLICO DE LA HUMANIDAD CAÍDA
A. La presentación de Pablo
B. El Hijo del Hombre, el modelo perfecto
C. Convicción por el Espíritu Santo
III. NATURALEZA Y ORIGEN DEL PECADO
A. Una definición precisa de pecado
B. El origen del pecado en el universo
1. Pre-humano
2. El tentador original
3. El pecado sin remedio
IV. DOS PREGUNTAS FILOSÓFICAS:
A. ¿Es concebible el libre albedrío?
B. ¿Puede Dios permitir el pecado?
1. Primera solución de Pablo
2. Segunda solución de Pablo
V. LA CAÍDA DEL HOMBRE
A. Estado original de santidad
1. Las declaraciones de los credos
2. El relato bíblico
B. Significado de los dos árboles
1. El árbol de la vida
2. El árbol de la ciencia del bien y del mal
C. La naturaleza de la tentación y el pecado
1. Un incidente histórico determinado
2. Había un tentador
3. Un hecho responsable y culpable
4. Una acción a la vez física y espiritual
5. El pecado aparece en triple forma
6. La mujer y el hombre
D. El significado de la caída
Capítulo III
EL HOMBRE PECADOR
RESULTADOS Y CONSECUENCIAS DE LA CAÍDA
I. CONSECUENCIAS POSITIVAS
A. El significado de «pecado original»
B. Referencias del Antiguo Testamento y de los Apócrifos
C. Referencias menores del Nuevo Testamento
D. Romanos 5:12–21
E. El principio representativo
1. Ilustraciones
2. Objeción
3. Representación junto a la cruz
II. TEORÍAS EXCLUÍDAS
A. Interpretación mítica de Génesis
B. La teoría de la «imputación mediata» excluida
1. La analogía de la santificación
2. Identificación sustantiva con Adán excluida
a. El «realismo»de Jonatán Edwards
b. El punto de vista de Shedd sobre la imputación
c. H. Strong y H. C Thiessen
d. Agustín sobre la imputación
e. Consideraciones generales en contra de los puntos de vista sustantivos
III. EL PACTO O RELACIÓN FEDERAL
A. Uso bíblico
B. Origen y valor del término «teología del pacto»
C. El relato de Génesis, el «pacto de obras»
IV. EL PACTO DE LAS OBRAS YA NO RIGE
A. Escrituras aducidas en contra
B. El «dispensacionalismo»
C. «Unidad del pacto de la gracia»
D. «Dispensacionalismo» en Hodge y Calvino
E. «Confinados bajo la ley, encerrados»
F. Conclusión general
Capítulo IV
ORIGEN Y ANTIGÜEDAD DEL HOMBRE
I. LA CUESTIÓN DEL ORIGEN DEL HOMBRE
A. Oposición contemporánea
B. Doctrina bíblica
C. Evolución teísta
D. El origen de la vida
II. LA ANTIGÜEDAD DEL HOMBRE
A. Cronología de Ussher
B. El silencio de la Biblia
C. Entendimiento de los modismos antiguos
D. Green y Warfield y los hallazgos recientes
E. Las genealogías de Jesús
F. Otros ejemplos de genealogías que se acortan
G. Las genealogías que se supone dan la antigüedad del hombre
H. Nombres individuales y nombres de familias
Capítulo V
LA VIDA HUMANA EN ESTA EDAD
I. EL HOMBRE GOBERNARÁ EL MUNDO
II. SUBDIVISIONES PRINCIPALES, LAS CIENCIAS SOCIALES
A. La filosofía bíblica de la historia
1. Argumentos contrarios
2. El particularismo judío
3. Historia particular en un horizonte cósmico
4. El punto de vista bíblico fuera de la corriente judío-cristiana
5. La dificultad de la encarnación
6. La objeción de Kant
7. Cristo una figura cósmica
8. La edad de oro
9. Realismo histórico
10. Resumen
B. El punto de vista bíblico de la antropología cultural y física
1. Antropología física
a. De un linaje
b. Tipos humanos diferentes
2. El punto de vista bíblico de la antropología cultural
a. La cultura antes de la caída
b. El contraste con la mitología
c. Génesis 6:14
d. Datos culturales primitivos posteriores a la caída del hombre
C. Culturas cambiantes y verdades inmutables
1. Cambios en la aplicación de principios
a. El sábado antes de la resurrección
b. El día de reposo después de la resurrección
c. Ilustraciones menores
d. Los principios de la ley moral
e. Opinión contraria
f. Conclusión
2. Revelación progresiva
a. El plan de la salvación
b. La ley moral
c. Escatología
d. Un entendimiento más claro
3. Resumen
Capítulo VI
LA VIDA HUMANA EN ESTA EDAD (continuación)
II. LAS CIENCIAS SOCIALES (CONTINUACIÓN)
D. La doctrina bíblica de la familia
1. La interpretación de Cristo
2. La interpretación de Pablo
3. Abusos que se regularon
4. Reglas bíblicas que gobiernan el divorcio
a. Los dichos de Cristo
b. Principios de interpretación
c. Antecedentes: la ley mosaica
d. Los derechos de las mujeres
e. Las palabras de Cristo sobre la persona divorciada
f. La enseñanza de Pablo sobre el divorcio
g. El pacto de familia
h. El abandono
i. Un cristiano abandonado por otro cristiano
j. Divorcio por homosexualidad
k. ¿Puede casarse en segundas nupcias la persona culpable en el divorcio?
l. La actitud del corazón
5. La relación de padres e hijos
a. La disciplina
b. La educación
c. Escuelas cristianas
d. ¿Qué nivel de escuelas?
e. Educación postgraduada
f. Conclusión
E. La doctrina bíblica del estado
1. Primeras referencias
2. Patriarcales y 3. Teocráticas
4. Los jueces
5. El reino
6. La línea de David
7. Romanos 13:1–7
a. Gobernadores sin ley
b. Gobernantes legales
c. Otras funciones del gobierno
d. La cuestión del pacifismo
e. Diferentes formas de gobierno
8. El ejemplo de Pablo con referencia al gobierno
a. Autoridades judías
b. Las autoridades romanas
c. La enseñanza de Pedro
9. La actitud de Cristo hacia el gobierno
a. Las autoridades judías
b. Evitando envolverse en política
c. Ante Pilato
d. Volviendo la otra mejilla
e. Jesús sobre el uso de la espada
f. El uso de la espada por Pedro
g. Analogía misionera
10. El cristiano y las cortes civiles
a. Un mandamiento relativo
b. Los tribunales de la iglesia
c. Cuatro pasos en corregir los males
d. El cuarto paso
e. Antes del paso primero
f. Cinco pasos por todos
11. Integridad de carácter
F. Las doctrinas económicas de la Biblia
1. Principios primarios
2. Principios económicos mosaicos
3. Cómo ve el Antiguo Testamento la edad mesiánica
4. La economía política del Nuevo Testamento
5. El diezmo y la mayordomía cristiana
6. El noveno mandamiento
III. LA IGLESIA VISIBLE EN EL MUNDO
A. La iglesia como corporación
B. La iglesia en el Antiguo Testamento
C. Condición de miembro en el Nuevo Testamento
D. La pureza del testimonio
1. 2 Corintios 6:14 –7:1
2. No el retiro del deber
3. La iglesia no está en la política
E. La organización de la iglesia
1. La iglesia visible más que la iglesia local
2. Sínodos
F. Ramas de la iglesia
G. El propósito misionero
APÉNDICE

 ¿QUÉ ES LA IMAGEN DE DIOS EN EL HOMBRE?
Cuando surge la pregunta de en qué consiste la semejanza a Dios o la correspondencia con Dios enel hombre, la respuesta tiene que encontrarse en el contexto de Génesis y en otras referencias bíblicas aeste asunto. A. La imagen no es físicaPrimeramente podemos decir con énfasis que la imagen de Dios en el hombre no consiste enninguna manera en una semejanza física en cuanto a forma. La doctrina bíblica de la espiritualidad eincorporabilidad de Dios fue presentada en la primera sección. Puesto que Dios es un espíritu sincuerpo, sería una contradicción de términos que el ser físico del hombre de alguna manera se pareciera al ser de Dios. Cierto, la Segunda Persona de la Trinidad «fue hecha carne y habitó entre nosotros» (Jn 1:14), y el Padre lo envió «en semejanza de carne de pecado» (Ro 8:3), y como nuestro Redentor tomó para sí mismo nuestra naturaleza de carne y sangre y fue hecho «en todo semejante a sus hermanos» (Heb 2:14–18). No obstante, en todas estas referencias a la encarnación es Cristo quien toma nuestra  semejanza. Jamás hay una sugerencia en la Escritura de que nuestra naturaleza física es en alguna manera un aspecto de la imagen de Dios en nosotros.B. La encarnación y la imagen de DiosQue el hombre es creado a la imagen de Dios es una consideración básica para el entendimiento de la encarnación. Aunque la imagen de Dios en el hombre no es física, Cristo, la eterna Segunda Persona de la Trinidad, podía asumir en sí mismo nuestra naturaleza humana, incluyendo sus aspectos físicos, porque la naturaleza espiritual del hombre es la imagen de Dios.
En Juan 10:24–39 se dice que los jefes de los judíos en Jerusalén consideraron a Jesús como culpable de blasfemia y estaban a punto de apedrearlo. «Muchas buenas obras os he mostrado de mi Padre: ¿Por cuál de ellas me apedreáis?» preguntó. La contestación de ellos fue: «Por buena obra no te apedreamos, sino por la blasfemia, porque tú, siendo hombre, te haces Dios» (vv. 32, 33).
La contestación de Jesús se fundaba en que puesto que el hombre fue creado a la imagen de Dios, estando aun los hombres pecadores relacionados con Dios, su pretensión de ser el Hijo de Dios pudiera ser verdad y no necesariamente blasfemia. Cita del Salmo 82:6, 7 una oración en que Dios se dirige a los hombres inicuos con las palabras: «Yo dije: Vosotros sois dioses, y todos vosotros hijos del Altísimo; pero como hombres moriréis, y como cualquiera de los príncipes caeréis». Jesús sólo usa la frase «Yo dije dioses sois», y arguye en efecto: «Si él llamó dioses a estos hombres a quienes vino la palabra de Dios, ¿por qué entonces debe rechazarse sin examen de evidencia la pretensión de Dios en la carne?»
Para nuestro fin aquí el hecho significativo es que el Señor Jesús consideró a los hombres «a quienes vino la palabra de Dios» como en alguna manera relacionados con Dios, esto es, creados a la imagen de Dios.
Si no fuera por el hecho de la imagen de Dios en el hombre, la encarnación sería una contradicción.
Pero puesto que el hombre es creado a la imagen de Dios, mantener que Dios ha venido en carne humana no involucra ninguna contradicción, sino que es enteramente creíble.C. Dominio, un aspecto de la imagenComo los autores del Catecismo menor de Westminster han notado, el contexto en Génesis 1 y 2 en que la doctrina de la imagen de Dios es comunicada implica que el hombre fue creado para ser como Dios en ejercer dominio sobre la creación como vicerregente de Dios bajo la providencia divina. No sólo tenemos este hecho claramente declarado en Génesis 1:26–28, citado arriba, sino que se hace referencia al mismo hecho en numerosos pasajes de la Escritura. Antes de que el pecado entrara en el mundo, Dios había dicho: «Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra y sojuzgadla, y señoread…» (Gn 1:28). Pero mucho después que el pecado había venido al mundo, después del juicio del mundo por el diluvio, el dominio del hombre sobre la creación dado por mandato divino es declarado de nuevo con énfasis en Génesis 8:15–9:17. Ver especialmente 9:1, 2.
La posición del hombre en la creación se declara otra vez en conexión con la doctrina de la imagen de Dios en él. «El que derramare sangre del hombre, por el hombre su sangre será derramada; porque a la imagen de Dios es hecho el hombre. Mas vosotros fructificad y multiplicaos; procread abundantemente en la tierra, y multiplicaos en ella» (Gn 9:6, 7).
El dominio que el hombre debe ejercer se manifiesta magníficamente en Salmo 8:4–9: «Digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre, para que lo visites? Le has hecho poco menor que los ángeles, y lo coronaste de gloria y de honra. Le hiciste señorear sobre las obras de tus manos; todo lo pusiste debajo de sus pies: Ovejas y bueyes, todo ello, y asimismo las bestias del campo, las aves de los cielos y los peces del mar; todo cuanto pasa por los senderos del mar. ¡Oh Jehová, Señor nuestro, cuán grande es tu nombre en toda la tierra!»
El dominio para el cual el hombre fue creado según se describe en el Salmo 8 encuentra un comentario más amplio en Hebreos 2:5–9: «Porque no sujetó a los ángeles el mundo venidero, acerca del cual estamos hablando; pero alguien testificó en cierto lugar, diciendo: ¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él, o el hijo del hombre, para que le visites? Le hiciste un poco menor que los ángeles, le coronaste de gloria y de honra, y le pusiste sobre las obras de tus manos; todo lo sujetaste bajo sus pies.
Porque en cuanto le sujetó todas las cosas, nada dejó que no sea sujeto a él; pero todavía no vemos que todas las cosas le sean sujetas. Pero vemos aquel que fue hecho un poco menor que los ángeles, a Jesús, coronado de gloria y de honra, a causa del padecimiento de la muerte, para que por la gracia de Dios gustase la muerte por todos».
En otras palabras, según la Epístola a los Hebreos la semejanza del hombre a Dios en gobernar el mundo como vicerregente bajo la providencia divina no ha sido realizada todavía. Es obvio que el hombre no domina el mundo creado, y que en su condición caída ni aun puede gobernarse a sí mismo. Cristo el eterno Hijo de Dios, quien ahora ha llegado a ser un miembro de nuestra raza e históricamente ha obrado lo que es necesario para nuestra salvación, fue coronado con gloria y honra desde la eternidad pasada para que su sacrificio pueda tener un valor infinito para todo hombre. Es solamente como redimida en Cristo que la humanidad puede tener dominio sobre la creación.
En 1 Corintios 15:25–27 Pablo conecta las palabras del Salmo 8:6 con las del Salmo 110:1. En la última referencia las palabras «Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies» debe entenderse como dirigida al Hijo de Dios en su soberanía eterna y consumado en su reino futuro.
Cuando lleguemos al estudio de escatología examinaremos las promesas de Cristo de que reinaremos con él en su reino futuro (Mt 19:28; Lc 22:18, 28–30; cf. 2 Tim 2:12; 1 Co 6:2, 3). Vendrá el tiempo de restauración (Hch 3:20, 21), el tiempo en que este mundo creado será librado de la «esclavitud de corrupción» (Ro 9:18–23). Entonces la humanidad redimida, reinando con Cristo, tendrá aquel dominio sobre la creación que es un aspecto de la imagen de Dios en el hombre.
La parábola de Lucas 19:11–28 enseña con más detalle la relación de la humanidad redimida en Cristo con el dominio de este mundo presente. Como Arquelao había ido a Roma para recibir su reino1 y había puesto a Palestina para gobernar sobre territorios que le fueron dados, así dice Cristo: «Un hombre noble [Cristo mismo] se fue a un país lejano para recibir un reino y volver». En esta parábola los deberes asignados a los siervos en el tiempo antes del regreso del rey corresponden a nuestros deberes en cuanto a este mundo en la época actual. En la parábola, cuando regresó el rey, dijo a sus siervos según sus capacidades: «Tendrás autoridad sobre diez ciudades… sobre cinco ciudades, etc.»
Aquel aspecto de la imagen de Dios en el hombre por el cual el hombre debe señorear sobre el mundo creado como vicerregente bajo la providencia divina no se ha realizado todavía. El pecado ha entrado y el hombre no puede gobernar como se propuso que lo hiciera. Su dominio debe ser ejercitado por la gracia de Dios hasta el punto en que sea posible dadas las exigencias de la época actual, pero llegará a su realización completa en el reinado futuro de nuestro Señor Jesucristo cuando «reinaremos con él». D. Ciencia, justicia, y santidad en CristoQue ciencia, justicia, y santidad son aspectos de la imagen de Dios en el hombre es lo que sostienen los autores de las normas de Westminster basándose en una combinación de Efesios 4:22–25 y Colosenses 3:9, 10: «En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo nombre, creados según Dios en la justicia y santidad de la verdad. Por lo cual desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros…» y «No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, y revestíos del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno».
De estos dos pasajes, el segundo pone el énfasis en la ciencia y el primero en la justicia y santidad, pero es obvio que hay un sector donde las ideas se traslapan. La «justicia», justificación, integridad de carácter, «santidad» de uno que ha aceptado al Señor Jesucristo como su Salvador personal se describe junto con aquella «ciencia» y entendimiento sin el cual la palabra de Dios no podría venir a nosotros (Jn 10:35) ni podríamos tener comunión con el Señor. Esto incluye toda la naturaleza moral y racional del hombre.
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