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sábado, 8 de agosto de 2015

Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6



 
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LAS ANATEMAS DEL PECADO
Y Jehová Dios dijo a la serpiente: Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo; sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida[…] Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo (Génesis 3:14, 17–18).


El pecado trae maldición a la tierra y a los hombres. Al traer maldición, produce heridas. Estas son brechas abiertas por las que el enemigo entra y destruye y hace toda clase de daño. Es decir, permiten que la ira de Dios se manifieste contra toda injusticia e impiedad de los hombres (Romanos 1:18).
Todo Israel traspasó tu ley, apartándose para no obedecer tu voz; por lo cual ha caído sobre nosotros la maldición y el juramento que está escrito en la ley de Moisés, siervo de Dios; porque contra Él pecamos (Daniel 9:11).
Necesitamos estudiar a fondo la Biblia para entender bien las advertencias que Dios hace a las ciudades y a las naciones.

Al enfrentarnos al adversario, debemos ser unánimes en el proceso de cumplir la voluntad de Dios, en arrepentimiento y confesión de nuestros pecados y los de generaciones anteriores, e intercediendo por nuestras ciudades y naciones. De esta manera veremos un comienzo a la reconciliación total que sana las heridas del pasado.
Y Él le dijo: ¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra. Ahora, pues, maldito seas tú de la tierra, que abrió su boca para recibir de tu mano la sangre de tu hermano (Génesis 4:10–11).
Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse. Porque el anhelo ardien te de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios. Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza; porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora (Romanos 8:18–22).
Como es de notar, la naturaleza responde a la condición espiritual de sus habitantes. Por lo tanto, Satanás encuentra un campo fértil para construir su «fortaleza espiritual». Este término se refiere al lugar enfermo en la vida de una ciudad o una nación que aún no ha resuelto su culpabilidad. Si queremos rescatar un área que está muriendo, los cristianos podemos salvarla llevándole vida.

Dios también usa la naturaleza para traer sus juicios. El antiguo Egipto sufrió diversas plagas: la contaminación del río Nilo al convertirse el agua en sangre, la de ranas, la de piojos, las moscas, las úlceras del ganado, el granizo, las langostas, las tinieblas y, finalmente, la plaga de la muerte de los primogénitos de las familias y las bestias (Éxodo 7:15–11:6). Creo que Dios trata de llamar nuestra atención mediante la avalancha de desastres «naturales» que han venido sobre nosotros: incendios, inundaciones, huracanes, terremotos.

Norteamérica está en vergüenza y segando en torbellino de juicio (Oseas 8:7). Bajo el juicio de Dios estamos segando lo que hemos sembrado.1
Las obras de las tinieblas
Aunque han pasado miles de años desde los tiempos del profeta Oseas, los medios de comunicación masiva de hoy en día nos dan las mismas noticias que el profeta proclamaba en su tiempo como consecuencias del juicio de Dios sobre las naciones. El perjurio, la mentira, el engaño, la inmoralidad, la violencia, la guerra, el homicidio, el robo, todo esto y mucho más continúa siendo parte de la vida diaria de todo el mundo.

En la actualidad, la violencia es el tema que más inquieta a Estados Unidos y a Latinoamérica. En naciones como México, Colombia y Perú, las noticias de guerras, guerrillas, terrorismo y homicidios son el pan de cada día.

En los últimos años, los estados de Florida y California han soportado una aterrorizante ola de violencia que las autoridades no pueden controlar. En todo el continente hay ciudades heridas donde la violencia, el crimen, la guerrilla y el narcotráfico ponen de manifiesto la incapacidad de la autoridad y de la ley para controlar los acontecimientos que en ellas ocurren. Entre ellas están México, Guadalajara, Bogotá, Medellín, Lima, Río de Janeiro, Brasil, Washington D.C., Los Ángeles, San Francisco, Miami, Nueva York, etc. Toda esta culpabilidad no resuelta es la causa para que cada ciudad y nación cosechen lo que han sembrado: dolor, miseria, enfermedad, muerte.
Consecuencias del pecado
Los profetas Daniel, Oseas y Jeremías revelan las consecuencias del pecado sobre las ciudades y naciones de la tierra:
Oíd palabra de Jehová, hijos de Israel, porque Jehová contiende con los moradores de la tierra; porque no hay verdad, ni misericordia, ni conocimiento de Dios en la tierra. Perjurar, mentir, matar, hurtar y adulterar prevalecen, y homicidio tras homicidio se suceden. Por lo cual se enlutará la tierra, y se extenuará todo morador de ella, con las bestias del campo y las aves del cielo; y aun los peces del mar morirán. Ciertamente hombre no contienda ni reprenda a hombre, porque tu pueblo es como los que resisten al sacerdote (Oseas 4:1–4).
Alza tus ojos a las alturas y ve en qué lugar no te hayas prostituido. Junto a los caminos te sentabas para ellos como árabe en el desierto, y con tus fornicaciones y con tu maldad has contaminado la tierra. Por esta causa las aguas han sido detenidas, y faltó la lluvia tardía; y has tenido frente de ramera, y no quisiste tener vergüenza (Jeremías 3:2–3).
Muchas veces nos encontramos en algún lugar en el que sentimos la presencia de la muerte. El discernimiento espiritual nos permite esa sensación. Es entonces cuando el poder para enfrentarnos con ella dependerá de la obediencia que tengamos a nuestro llamamiento. Por ejemplo, frente a la situación de opresión espiritual que sufría su nación, Esdras extendió sus manos al Señor e intercedió por el pueblo identificándose con sus pecados:
Para que se busque en el libro de las memorias de tus padres. Hallarás en el libro de las memorias, y sabrás que esta ciudad es ciudad rebelde y perjudicial a los reyes y las provincias, y que de tiempo antiguo forman en medio de ella rebeliones, por lo que esta ciudad fue destruida (Esdras 4:15).
Dios el Padre envió a Jesús para deshacer las obras del diablo (1 Juan 3:8) y para salvar lo que se había perdido (Mateo 18:11). De la misma manera, Dios el Padre nos salvó, nos llamó, nos apartó y nos mandó a hacer las mismas obras de Jesús, en todo lo relacionado con el reino de las tinieblas (Juan 9:4).

En la proclamación de las promesas de Dios tenemos el deber de tomar parte en el proceso del cumplimiento de los objetivos de Dios, es decir, la reconciliación con el Padre. Como atalayas, debemos anunciar y advertir a las naciones las consecuencias de su desobediencia.
Puse también sobre vosotros atalayas, que dijesen: escuchad al sonido de la trompeta. Y dijeron ellos: No escucharemos. Por tanto oíd, naciones, y entended, oh congregación, lo que sucederá (Jeremías 6:17–18).
Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra (2 Crónicas 7:14).
La falta de la presencia de Dios en las ciudades y naciones que están bajo maldición es lo que en hebreo se llama Icabod (la gloria se ha ido), situación que deja a las aves de rapiña en libertad para consumar la destrucción.

Los profetas del Antiguo Testamento proclamaron siempre que todo lo que le sobrevenía a la nación era debido a sus pecados. Esto se debía, especialmente, por la abominación de mezclar la idolatría de los pueblos venidos de otras tierras con los ritos religiosos del pueblo de Dios. Abominación mucho más grande aun cuando los que estaban en autoridad eran los primeros en cometer ese pecado (Esdras 9:1–2, 13).
Lo que sigue, ¿será solamente coincidencia?

En agosto de 1992 el sur de Florida sufrió uno de los desastres naturales más grandes de la historia de la nación. El huracán Andrew causó grandes estragos a su paso. Ahora, más de dos años después, todavía la ciudad no se ha recuperado del desastre. Meses antes de esta tragedia, líderes y autoridades del estado tuvieron varias reuniones con los líderes religiosos de la santería cubana y del vudú haitiano. Su propósito era pedir su intercesión para evitar una explosión de violencia étnica entre negros e hispanos de las comunidades que representaban. Pienso que el incremento de ritos y sacrificios de santería, vudú y macumba, por ese motivo, y el reconocimiento de su poder por parte de las autoridades de gobierno desencadenaron el juicio de Dios sobre el estado por medio de la naturaleza.

Luego, el 17 de enero de 1994, el sur de California sufrió los efectos devastadores de un terremoto que arrasó con el valle de San Fernando y particularmente la ciudad de North-ridge. El movimiento sísmico, de 6, 9 en la escala de Richter, destruyó cientos de edificios, residencias, autopistas y centros comerciales. Esta área de California ha sido azotada por la sequía, los incendios, la violencia, los temblores y la decadencia económica. ¿No será que el mensaje que sale de Hollywood sobre el aborto, el homosexualismo y la oposición y el ataque a los valores cristianos, a la iglesia y a sus líderes han traído como consecuencia una tragedia tras otra?

La prensa secular, irónicamente, dijo que el terremoto de Northridge sería con toda seguridad una oportunidad más para que los cristianos declararan, como siempre, que todo eso era el juicio de Dios. ¿Sería una coincidencia que una gran parte de la pornografía que consume la nación saliera de esta ciudad y que en el terremoto se destruyeran nada menos que centros pornográficos millonarios? ¿Qué piensa usted?

El pecado de una ciudad concede poder al enemigo sobre ella y abre sus puertas al mundo de las tinieblas para que entren la maldición y la destrucción.

El conflicto y el antagonismo entre ministerios, culturas, clases sociales, razas, regiones, religiones, etc., son puertas abiertas al infierno, y causas para que las maldiciones caigan sobre las ciudades y las naciones.

La violencia y el crimen son el resultado de heridas y ofensas del pasado y del presente. Todos los esfuerzos, leyes, alianzas y tratados para contrarrestarlos no tendrán ningún resultado.

Hace poco tiempo, en Los Ángeles, California, la televisión mostró a un mundo horrorizado la criminal paliza que la policía propinó a un ciudadano negro. La escena la filmó un camarógrafo aficionado. Este hecho lo llevó a cabo nada menos que varios policías de raza blanca y un hispano. Esto desencadenó una ola de violencia en la que los negros atacaron a los blancos, a los hispanos, a los orientales. Turbas enfurecidas destruyeron negocios, quemaron, robaron y saquearon todo cuanto pudieron. Tomaron forma humana las palabras de Jesús: «El ladrón no viene sino para matar, robar y destruir» (Juan 10:10).
Una vez más, se hizo patético el antagonismo de razas. 

Ese que causó una herida a la ciudad y abrió las puertas a los demonios. La violencia engendró violencia. El derramamiento de sangre demandó más derramamiento de sangre, y todo esto desencadenó violencia social. Cayó la maldición de Dios sobre la ciudad.

Las guerras entre pandillas, entre carteles del narcotráfico, entre naciones, entre religiosos, etc., abren las puertas al mundo de las tinieblas y traen maldiciones sobre las ciudades y sobre las naciones.

El destino de nuestras ciudades y naciones, la anulación de las maldiciones que pesan sobre ellas y su pacificación, no depende ni de alianzas, ni pactos, ni tratados. No depende de la sangre que se derrama en las calles y en las plazas todos los días inútilmente. Su fortuna depende de la sangre que fue derramada por Jesucristo hace dos mil años en la cruz del Calvario. De la sangre que se derramó una vez y por todas para la remisión de pecados (Hebreos 9:22), porque entonces y sólo entonces se cumplirá la Palabra: «Haciendo la paz, y mediante la cruz reconciliar con Dios[…] matando en ella las enemistades» (Efesios 2:15b–16).
1 B. Bright, The Coming Revival [El avivamiento venidero], New Life Publications, p. 61.


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viernes, 13 de marzo de 2015

Aún quedan fortalezas en nuestra vida espiritual a las que derrumbar con la ayuda del Espíritu Santo, el estudio bíblico y el discipulado práctico

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6



 
 
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Hace más de dos años estaba dictando un taller de consejería bíblica y discipulado fuera de Venezuela.  Luego, de finalizar la sesión de entrenamiento, se me acercó un hombre, medianamente joven como de unos treinta y cinco años de edad.

Este hombre me preguntó, si yo podría darle una entrevista, pues él estaba atravesando por un problema personal. Al siguiente día, nos reunimos y este creyente, que era un pastor asistente en una iglesia de quinientos miembros aproximadamente, comenzó a compartirme su historia, y dijo lo siguiente:
“Mis padres biológicos se separaron cuando yo era muy pequeño, y mi abuela se hizo cargo de mi.  A pesar de estar al cuidado de mi abuela me sentía un niño solo y triste. No recuerdo, exactamente cuándo comenzó esto, pero un hombre mayor, quien era un vecino cercano comenzó a abusar sexualmente de mí “.

“Esta situación nunca se la compartí con mi abuela. Luego mis primos también abusaban sexualmente de mí. Yo permitía esto, pues era la forma que me sentía tomado en cuenta por alguien, pero era la burla del vecindario.

“Esta conducta de tener relaciones sexuales con hombres fue una práctica constante en mi vida hasta que cumplí diez y ocho años de edad, pues un día me invitaron a una iglesia evangélica y entregué mi vida a Cristo”.

“Luego, me fui a una ciudad para estudiar en un instituto bíblico. Además, recibí entrenamiento en psicología moderna. Durante mi permanencia en el instituto bíblico pude notar que aun tenía luchas en cuanto a mi conducta sexual, pero recibí ayuda al respecto”.

“Luego, perdoné a mis padres por haberme abandonado, y por todo el daño que había sufrido, pues no tuve la protección de ellos. Estoy casado, tengo un hijo, soy pastor asistente en mi iglesia, pero tengo una gran lucha con la pornografía, pues cada vez que activo el internet, no aguanto la tentación y abro las páginas pornográficas”.

“Estoy muy asustado, pues si mi esposa me descubre no sé qué podría pasar, y no me atrevo a hablar esta situación con líderes de mi iglesia, pues podría perder mi ministerio”.

Estuve escuchando a esta persona por un espacio de dos horas, y mientras narraba su historia, pude sentir las heridas profundas emocionales que tenía este hombre. Yo estaba muy conmovido.

A. ¿Qué estaba ocurriendo con esta persona? (interrogar al auditorio)
Es probable que usted piense: “Esta persona no es un creyente verdadero“. Si fuera un cristiano verdadero, no tendría esos problemas”.

Sin embargo, la Biblia enseña que aunque somos nuevas criaturas espirituales, muchas cosas son hechas nuevas, pero aún quedan fortalezas en nuestra vida espiritual que hay que derrumbar con la ayuda del Espíritu Santo, el estudio bíblico y el discipulado práctico.

Además, una vez que nos convertimos a Cristo somos atacadas las 24 horas diarias. (Apocalipsis 12:10) “Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de los hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche”.

(2 Corintios 10:3, 4, 5) “Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Cristo”.

1) Por otra parte, el Nuevo Testamento claramente enseña que tenemos enemigos espirituales y estamos involucrados en una batalla espiritual, la cual tenemos que pelear mientras estemos en el cuerpo: “Contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”. (Efesios 6:12)

2) El apóstol Pablo describe las partes de la armadura espiritual que debemos ponernos para poder defendernos contra “los dardos de fuego del maligno” (versículos 13-17).

3) La Biblia también nos enseña que para ganar la batalla espiritual necesitamos cambiar de mentalidad. En otras palabras: disciplinar nuestros pensamientos, pues nuestro cerebro y nuestra mente no fueron renovadas al momento que nos convertimos en una nueva criatura espiritual

4) (2 Corintios 5.17, Juan 3:6). Además, Romanos 12.2 nos confirma que tenemos que cambiar nuestra manera de pensar introduciendo en nuestra mente la Palabra de Dios y sacar los antiguos pensamientos y argumentos que quedaron en nuestra mente luego del nuevo nacimiento espiritual, lo cual requiere de disciplina, entrenamiento y responsabilidad.

B. ¿Dónde se libra de la batalla espiritual?
La Biblia indica que la mente es un campo de batalla. El apóstol Pablo primero habla de la batalla, luego el lugar donde se lleva a cabo, y después nos habla del objetivo de tal batalla. (2 Corintios 10.3-5)

1) La mente del hombre ocupa un lugar predomínate en la vida del hombre porque es la que principalmente dirige su conducta. La Biblia nos dice “que el dios de este siglo cegó las mentes de los incrédulos, para que no les resplandezca la iluminación del evangelio de la gloria de Cristo.

2) Cuando la mente es vencida por Satanás, se endurece (3.14). Podemos ver, luego de leer estos versículos que la mente es lo que nuestros enemigos espirituales atacan más. Por medio de la mente Satanás inyecta veneno al hombre para que se rebele contra Dios.

3) Después de que el hombre se arrepiente, su mente no es librada por completo de todas las obras del diablo, pues Satanás puede seguir obrando a través de nuestras mentes, si se lo permitimos.

4) Esto fue lo que el apóstol Pablo le dijo a la iglesia de Corintios: “Pero temo que como la serpiente con su astucia engaño a Eva, se corrompan vuestros pensamientos, apartándose de alguna manera de la sencillez y pureza para con Cristo” (2 Corintios 11.3)

5) El apóstol Pablo sabía que los creyentes de Corintio ya habían sido salvos, pero sus mentes aun no habían sido renovadas. El reino de Dios carece de obreros porque las mentes de estos piensan como antes de ser cristianos.

6) Olvidan que después de ser salvos necesitan procurar una renovación plena en sus mentes y por ello su obra queda obstruida. La Biblia dice claramente: “Transformaos por medio de la renovación de vuestra mente” (Romanos 12.2).

C. ¿Por qué las mentes de los creyentes son atacadas por los espíritus malignos?
Nuestra mente es atacada por los espíritus malignos cuando les damos lugar. El principio más importante que debemos conocer en cuanto a la operación de los demonios es que ellos pueden actuar solo si el creyente les cede terreno; de lo contrario no pueden hacer nada al creyente.

Ellos trabajan en la medida de la oportunidad que se les dé. Existen algunas aéreas que el creyente podría ceder a los demonios:
a) Si el creyente cede su mente al pecado, no podrá resistir a los espíritus malignos. Ejemplo: si usted comienza a hablar mal de una persona que no está presente, hace juicios, murmura o participa con otra persona que haga los mismo, tenga la seguridad que Satanás tomara el control de su mente.

b) Si usted es orgulloso, avaro, perezoso, religioso, irresponsable con su familia o la iglesia, chismoso, murmurador, no está comprometido con la evangelización, ni el discipulado empezando con su propia familia; le gusta desacreditar a los líderes a los líderes de la iglesia; no tiene compromiso de cambiar su carácter.

Además, no apoya a los ministros del evangelio en forma general; no aporta ofrendas, ni diezmos para el sustento de los siervos de Dios y la expansión del evangelio. Si estas cosas están sucediendo en su vida, usted está siendo engañado por Satanás.

II. A. ¿Pueden los santos (cristianos) ser influenciados por los demonios?
1 Corintios 5: 1-13 contiene las instrucciones de Pablo referente a un hombre en la iglesia de Corinto que estaba viviendo en una relación de inmoralidad con la esposa de su padre (verso 1).

Era un hombre tan engañado por Satanás y controlado por la inmoralidad que aparentemente hacía larde de su relación ilícita delante de toda la iglesia. El juicio sobre el asunto fue severo: El tal sea entregado a Satanás para la destrucción de la carne, a fin de que el espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús (verso 5).

Usted podría preguntarse si alguien a este nivel de inmoralidad realmente sea un creyente, pero si este hombre no hubiese sido cristiano, Pablo no lo hubiera disciplinado, porque a la iglesia solo disciplina a sus miembros.

1) Tenemos otro ejemplo en Hechos 5:1-11. Quizás sea el pasaje más convincente en cuanto a la influencia satánica. Al final de Hechos 4 descubrimos que los miembros de la joven iglesia de Jerusalén voluntariamente estaban vendiendo sus propiedades para dar ganancias a los apóstoles para uso en el ministerio.

“Pero cierto hombre llamado Ananías, con Safira su mujer, vendió una heredad, y sustrajo el precio, sabiéndolo también su mujer; y trayendo solo una parte, la puso a los píes de los apóstoles. Y dijo Pedro: Ananías, ¿Por qué llenó Satanás tu corazón (mente) para que mintieses al Espíritu Santo, y sustrajeses del precio de la heredad?”

2) En Efesios 4:26,27. Pablo enseñó: “Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo”.  Pablo está diciendo que es posible darle lugar al diablo en nuestras vidas si no hablamos la verdad con amor y controlamos nuestras emociones.

La ira se vuelve amargura y produce un espíritu no perdonador; es una invitación abierta a la influencia demoniaca (2 Corintios 2: 10, 11) “Y al que vosotros perdonáis, yo también; porque también yo lo he perdonado, por vosotros lo he hecho en presencia de Cristo, para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones”.

3) La Biblia nos muestra muchos registros que los creyentes podemos ser influenciados por los demonios: (San Juan 13:2), “Y cuando cenaban, como el diablo ya había puesto en el corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón, que le entregase” (También vea Lucas 22:3, 4, 5, 6).

B. ¿Como sabemos que la iglesia está siendo engañada por Satanás?
Por la mentalidad de los creyentes, pues, tienen mentes dubitativas (dudan de todo lo que hacen o van a hacer), son muy indecisos. Marcos nos invita a no dudar (Marcos 11:23-24). Como cristianos tenemos que creer y no dudar. La indecisión causa confusión.

a) Una mente ansiosa y preocupada: La ansiedad y la preocupación ambas son ataques a la mente para distraernos de servir al Señor, también sirve para aplastar nuestra fe. La paz es un fruto del Espíritu (Gálatas 5.22)  (Mateo 6.25)

b) Una mente enjuiciadora, crítica y suspicaz: Los pensamientos – “Yo pienso” pueden ser la herramienta que emplea el diablo para mantener a la gente solitaria. A nadie le gusta estar cerca de alguien que emite opiniones sobre todo.

Hay gente que solo ven lo que está mal en una persona, pero no quieren ver lo bueno de esa persona. Al diablo le encanta mantenerlos ocupados, juzgando mentalmente las faltas de otros. ¡De ese modo nunca vemos o tratamos con lo que está mal en nosotros!
Escuche lo que dice Mateo al respecto (Mateo 7:3-5)

c) Una mente pasiva: La actividad es lo opuesto a la pasividad. Es un problema peligroso porque la Palabra de Dios nos enseña claramente que tenemos que estar alerta, cautelosos y activos. Muchas iglesias permanecen por años sin ningún tipo de crecimiento por su pasividad y porque buscan lo suyo propio.

d) Una mente miserable: Muchas cristianos no viven en estado de pobreza, sino que son controlados por un espíritu de miseria. Aunque tengan recursos económicos viven en suciedad, descuido personal, pues son controlados por un espíritu de miseria. Jesús dijo que siempre habrá pobres entre nosotros, a causa del pecado, pero la miseria es Satánica. Generalmente, la miseria está muy ligada a la pereza mental.

(1 Pedro 5:8) Hemos de avivar la llama y despertar los dones dentro de nosotros. (2 Timoteo 1:6). Una persona pasiva puede desear hacer lo correcto, pero nunca lo hará a menos que active su mente y la ponga de acuerdo con la Palabra y la voluntad de Dios.

d) Una mente desértica: Los israelitas vagaron en el desierto durante cuarenta años, un recorrido que duraba once días (Deuteronomio 1:2)

e) Una mente católica: En la cultura cristiana evangélica aun existe mucha influencia del culto católico, pues los creyentes quieren seguir viviendo como en su vida pasada: sin mayores compromisos con la moral; son muy orgullosos; siempre tratan de ocultar sus fallas.

Además, los cristianos que tienen esta mentalidad viven el evangelio a su manera; son hipócritas, pues dicen creer en algo que no practican. Estas personas creen en todo lo que les parezca buena doctrina, por lo tanto, son engañados, permanentemente por los espíritus malignos, y por doctrinas de hombre.

Andan buscando una verdad que los satisfaga o que los haga sentir bien, por lo cual, siempre están inconformes en el grupo religioso, donde se encuentren, y van de un lado a otro. Son inestables, y cualquiera puede influir en ellos, pues no tienen un profundo interés por el estudio de las Escrituras y el crecimiento de su carácter, sin embargo, son muy críticos con otros. Estos creyentes necesitan libertad espiritual.  (Juan 8.32)

C. Por los niveles de atadura espiritual los creyentes.
Hay varios niveles de atadura:  

Primero el creyente puede llevar una vida cristiana bastante normal en el exterior mientras lucha con una lluvia continua de pensamientos pecaminosos en su interior, tales como inmoralidades, envidia, avaricia, odio, apatía, etc.

Esta persona, básicamente no tiene vida devocional, no lee la Biblia, no ora, tampoco ayuna, ni comparte el evangelio con otros.

La mayoría de estos cristianos no tiene idea que está en medio de un conflicto espiritual. Quizás no saben identificar las voces en sus mentes, pero confesarán que tienen muchos problemas con sus pensamientos.

Segundo nivel: Se caracteriza, porque los creyentes pueden distinguir entre sus propios pensamientos y “voces” extrañas y malignas que parecen dominarlos. “Que estoy pensando”.
La mayoría de estos creyentes están enojados, amargados, preocupados, y quizás algunos hayan terminado victimas del alcohol, drogas o en una vida inmoral o apartados del evangelio (descarriados).

Tercer nivel: En esta etapa el cristiano ha perdido el control y escucha voces en su mente muy claras. Estas voces le dicen lo que hay que hacer, pensar y decir. Estas personas vagan en las calles y en casa hablando con personas imaginarios.

En algunos casos están en manicomios o instituciones seculares de salud o centros de rehabilitación. Tristemente, según algunos estudios hechos en la comunidad cristiana en Estados Unidos un 5% de los cristianos están en este nivel.


D. ¿Cómo podemos enfrentar esta batalla en nuestra mente y obtener la victoria?
Es importante la memorización de versículos bíblicos, pero con eso no suficiente, usted y yo tenemos que pensar bíblicamente para poder derrotar a nuestros enemigos espirituales.

(Filipenses 4:8) “  Por lo demás hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”.

(2 Corintios 10:4-5) “porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia de Cristo”.

E. ¿Cómo lograr superar las ataduras espirituales?
Con un discipulado bíblico; consejería, y la disposición de cambiar. Sin embargo, muchos creyentes que saben que necesitan conocer la verdad y vivirla, no quieren hacer el esfuerzo espiritual que esto requiere. El apóstol Pablo dijo: “Estad, pues firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud” (Gálatas 5:1).

Conclusión: Responde allí dentro de tu corazón las siguientes preguntas:
a) ¿Guardas rencor a algunas personas en el presente?
b) ¿Hubo problemas de abuso sexual, incesto o ruptura (divorcio) en tu familia?
c) ¿Fuiste físicamente golpeado, humillado o sexualmente violado?
c) ¿Tienes pensamientos inmorales constantemente en tu mente?
d) ¿Eres murmurador?
e) ¿Tienes dificultades para orar y leer la Biblia?
f) ¿Escuchas voces en tu mente?
g) ¿Has pensado alguna vez en quitarte la vida?
h) ¿Crees que es imposible perdonar a alguien que te causó serias heridas emocionales?
i) ¿Tienes dudas en cuanto a tu salvación?
j) ¿Apoyas a la iglesia donde eres miembro con tu tiempo, talentos, dones, diezmos y ofrendas?
k) Si murieras esta noche ¿sabes donde pasarías la eternidad?
l) ¿Te sientes deprimido y sin esperanzas?
m) ¿Estas constantemente enojado?
n) Cuando asistes la iglesia ¿sientes que tu mente viaja a otra parte?
ñ) ¿Practicarías hechicería cuando no eras cristiano?
o) ¿Estas controlado por la duda?
p) ¿Tienes temor de predicar y expandir el evangelio?
q) ¿No sabes cuáles dones te ha dado Dios, ni para qué te ha llamado?
r) ¿Sientes que eres poca cosa, que no vales mucho?
s) En tu familia ¿la pelea y los conflictos son el pan de cada día?
t) ¿Te sientes frustrado o crees que has fracasado en la vida cristiana?
u) ¿Estás pensando en no venir más a la iglesia?

¿Hay esperanza?
Si la hay; Dios quiere sanar tus heridas; liberarte de ataduras y despojarte del hombre viejo, pero es importante que reconozcas cuál es la verdad de tu vida espiritual.
Hoy puedes identificar lo que está pasando en tu mente, creer la verdad de Dios y renunciar a la esclavitud de nuestro adversario. Además, es importante que creas que Dios te hizo libre. Asimismo, es importante que en este proceso busques ayuda de hermanos que te quieran ayudar o ministros de Dios. Jesús dijo:
“El espíritu del Señor está sobre mí. Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor”.
 
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lunes, 13 de mayo de 2013

Los pecados sexuales: Algo que Dios no pasará por alto

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




El Pecado Escarlata: Lo que debemos saber acerca del  adulterio y la fornicación

“Mas el que comete adulterio es falto de entendimiento; corrompe su alma el que tal hace”. Proverbios 6:32
“Creo que existen tantos casos de infidelidad en la sociedad como accidentes de tránsito”.
                                                                                           Dr. Frank Pittman, consejero familiar y siquiatra

¿Por qué el adulterio es tan censurado en La Biblia? ¿Por qué Dios lo aborrece tanto? ¿Por qué atrapa a tantos siervos de Dios, los cuales caminan como buey al matadero para recibir el castigo que conlleva? (véase Prov. 7:22). ¿Por qué la  atracción  y  la  seducción  de  la  infidelidad  parecen  ser irresistibles a la persona tentada? ¿Por qué la infidelidad es tan aceptada en las sociedades modernas? Trataremos de contestar estas preguntas valiéndonos de La Biblia y de las experiencias de líderes caídos. 



El adulterio es un acto insensato de graves consecuencias. 


  • “Pero al que comete adulterio le faltan sesos; el que así actúa  se  destruye  a  sí  mismo”  (Prov.  6:32,  NVI).  Es común escuchar de parte de líderes caídos comentarios como: “las cosas tontas e insensatas que hice”, o “no sé por qué hice semejantes tonterías”. Alguien dijo: “Sólo un necio desea lo que no puede tener”. 
  • El  adulterio  y  la  fornicación  no  hacen  acepción  de personas; afectan a todo estrato de la sociedad: ricos y pobres, buenos y malos, cristianos y no cristianos; en fin, afecta a todas las sociedades del mundo. La doctora Helen  Fisher,  una  antropóloga,  hizo  un  estudio  de cuarenta y dos sociedades de toda índole en diferentes partes del mundo. ¿ Su conclusión? El adulterio ocurre en todas y cada una de ellas. En algunas sociedades se practicaba  el  paganismo;  en  otras,  el  cristianismo.  Pero el adulterio estaba presente en todas, aun en las que castigan el adulterio con pena de muerte. 
  • El adulterio es tal vez la causa número uno de divorcios. El  Dr.  Frank  Pittman  declara  que  la  infidelidad marital estropea al matrimonio y a los hijos. Después de 30 años de trabajar con parejas con  problemas  matrimoniales,  él dice  que  sólo  ha  visto  un  puñado de divorcios en matrimonios donde no  había  infidelidad.  Asimismo afirma que la probabilidad de que un primer matrimonio termine en divorcio es mínima, a menos que haya infidelidad.
  • Al principio el pecado sexual es atractivo, como una fruta que en la boca sabe dulce, pero en el estómago se vuelve amarga. El funesto cuadro de Sansón al final de su vida en su ceguera, esclavitud y vergüenza, es muy diferente del que vemos en la euforia de sus “aventuras” y sensualidad con Dalila, antes de su caída. Proverbios  7:4–5  lo  dice  con  elocuencia:  “Di  a  la sabiduría:  ‘Tú  eres  mi  hermana’,  y  a  la  inteligencia:  ‘Eres de  mi  sangre’.    Ellas  te  librarán  de  la  mujer  ajena,  de  la adúltera  y  de  sus  palabras  seductoras”  (NVI).  Proverbios 5:1–3  describe  la  tentación,  “el  manjar”  de  los  placeres prometidos y las palabras seductoras: “Hijo mío, está atento a mi sabiduría, y a mi inteligencia inclina tu oído, para que guardes consejo, y tus labios conserven la ciencia. Porque los labios de la mujer extraña destilan miel, Y su paladar es más blando que el aceite”.   
  • Pero el versículo cuatro advierte contra el tragarse el cebo:  “Mas  su  fin  es  amargo  como  el  ajenjo,  agudo  como espada de dos filos”. La NVI dice, “Pero al fin resulta más amarga  que  la  hiel  y  más  cortante  que  una  espada  de  dos filos”. 
          Las  personas  que  muerden  la  carnada  del  pecado sexual  viven  en  un  mundo  imaginario,  de  fantasías  y mentiras, y en una burbuja de engaño. Cuando la burbuja se  revienta,  ese  mundo  se  les  cae  encima,  los  sueños  se vuelven  pesadillas,  y  el  espejismo  se  convierte  en  un desierto ardiente. 


  • Si un líder que está viviendo en pecado experimenta prosperidad y crecimiento en su ministerio, esto no ha de tomarse como señal de aprobación de Dios de su conducta. Un líder en un país de América Latina, que se encontraba envuelto en una situación de adulterio, expresó:  “la  bendición  de  Dios  es  evidente  en  mi ministerio,  la  gente  recibe  bendición  cuando  la ministro,  y  eso  es  evidencia  de  que  Dios  no  está  en contra de lo que estoy haciendo”.  Pero  es  una  conclusión  errónea. Un  pastor  en  Texas  abundaba  en prosperidad en la iglesia que pastoreaba, incluyendo tanto crecimiento, que tenía tres  grandes  reuniones  los  domingos. Sin  embargo,  su  estilo  de  vida  estaba muy  lejos  de  tener  la  aprobación  de  Dios,  como él aprendió cuando su pecado de homosexualidad se descubrió y fue expulsado de su iglesia y del ministerio pastoral. Si Dios bendice a su pueblo en una situación de este tipo, es por su misericordia y amor por el pueblo, no porque apruebe la conducta del líder. 
  • El pecado sexual engendra otros pecados. La mentira, el engaño, la manipulación, la hipocresía, el autoengaño, la vida doble, y otros males, siempre son compañeros de la inmoralidad. En el caso del rey David, incluyó el asesinato. 
El pecado sexual será juzgado por Dios. Desde luego, este  juicio  no  siempre  se  aplica  inmediatamente.  El famoso predicador inglés, Charles Spurgeon, dijo que la tentación y el pecado atraerían a menos interesados si sus consecuencias fueran inmediatas. Sin embargo, Hebreos 13:4 declara, “Tengan todos en alta estima el matrimonio y la fidelidad conyugal, porque Dios juzgará a los adúlteros y a todos los que cometen inmoralidades sexuales” (NVI).  Primera de Tesalonicenses nos advierte: “y que nadie peque  y  defraude  a  su  hermano  en  este  asunto  (cometer adulterio con la esposa de su hermano), porque el Señor es el  vengador  en  todas  estas  cosas,  como  también  antes  os  lo dijimos y advertimos solemnemente. Porque Dios no nos ha llamado  a  impureza,  sino  a  santificación”  (LBLA).  El profeta  Malaquías  pronunció  el  juicio  de  Dios  sobre quienes practicaban el adulterio, “Y vendré a vosotros para juicio; y seré pronto testigo contra los hechiceros y adúlteros...” (3:5).  Y  Pablo  nos  recuerda,  “...es  necesario  que  todos comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo” (2 Corintios 5:10). Cuando  hay  verdadero arrepentimiento,  Dios  perdona el pecado (1 Juan 1:7, 9). lo ideal—y lo que él espera de nosotros—es que nos juzguemos a nosotros mismos (juzgar  nuestra  conducta  como inaceptable y arrepentirnos), y cortemos todo contacto con personas y situaciones relacionadas con dicho pecado. La mujer a quien Cristo llamó “Jezabel”, y que se encontraba en  la  iglesia  de  Tiatira,  era  culpable  de  fornicación  y adulterio  y  de  seducir  a  los  siervos  de  Dios  a  hacer  lo mismo.  En  Apocalipsis  2:21  Jesús  dice,  “Y  le  he  dado tiempo  para  que  se  arrepienta,  pero  no  quiere  arrepentirse de su fornicación”.  
Cuando una persona se encuentra envuelta en el pecado sexual, Dios, en su misericordia, le da tiempo para que se arrepienta.  Coloca  señales  en  el  camino  para  advertirle del peligro que corre. Él llama y espera, así como le dio tiempo aun a la mujer inicua, “Jezabel”, para cambiar. Pero cuando la persona no hace caso de las señales y persiste en su pecado, Dios interviene. En 1 Corintios capítulo cinco leemos de un hombre culpable de incesto, un pecado tan escandaloso, dice Pablo, que ni los gentiles lo practicaban: que él “tiene a la mujer de su padre” (ver. 1). Pablo declaró que,  aunque  él  no  pudo  estar  presente  físicamente,  sin embargo, ”presente en espíritu... he juzgado al que tal cosa ha hecho” (ver. 3). Pablo, actuando en su autoridad apostólica, juzgó la conducta del hombre como reprensible, insistió que la iglesia lo juzgara igual, y luego ordenó,  “Q uitad, pues, a ese perverso de entre vosotros” (ver. 13).
Tres opciones
Primera  de  Corintios  11:31–32  nos  da  un  principio importante  y  digno  de  atenderse  con  toda  diligencia: “Si,  pues,  nos  examinásemos  a  nosotros  mismos,  no seríamos  juzgados;  mas  siendo  juzgados,  somos  castigados (disciplinados) por el Señor, para que no seamos condenados con el mundo”.  

  • Dios nos presenta tres opciones:Juzgarnos  a  nosotros  mismos. Si  nos  juzgamos  y  nos arrepentimos verdaderamente, Dios no tendría que juzgarnos  y  disciplinarnos.  “Si  nos  examinásemos  a nosotros mismos, no seríamos juzgados” (v. 31). Es decir, no habría necesidad de ser juzgados y disciplinados por  el  Señor  porque  voluntariamente  habríamos reconocido  nuestro  mal  camino  y  determinado corregirlo. 
  • Ser  juzgados  y  disciplinados  por  Dios. Si  persistimos en  el  pecado,  sin  juzgarnos  a  nosotros  mismos, entonces Dios interviene, juzga nuestra conducta y nos disciplina. Esto normalmente ocurre cuando nuestra conducta sexual es descubierta por otros en contra de nuestra voluntad. Encontramos este principio bíblico en  Primera  de  Timoteo  5:20:  “A  los  que  continúan en  pecado,  (“persisten  en  pecar”,  RV)  repréndelos  en presencia de todos para que los demás tengan temor de pecar” (LBLA). La persona que se niega a arrepentirse de  su  pecado  voluntariamente  tendrá  que  sentir  la mano de Dios sobre él en disciplina y juicio.  
  • Ser  condenados  con  el  mundo.  Esto  se  refiere  a  la persona que endurece su corazón y se niega a cambiar y corregir su mal camino. El motivo de la intervención y disciplina del Señor es “para que no seamos condenados con el mundo” (v.32). Si practicamos el paso número uno, los otros dos pasos no son necesarios. Pero si no lo hacemos, en los pasos dos y tres el trato de Dios llega a ser cada vez más directo y severo. (Véanse Jer. 8 :4– 6 ;  Rom. 2:4–5;  9:22; 1 Ped. 3:20 ; 2 Ped. 3:9, como ejemplos de la paciencia de Dios al esperar el regreso del pecador de su mal camino). Pero  la  paciencia  de  Dios  tiene sus  límites.  Un  ministro,  hundido en  el  pecado  de  la  inmoralidad, visitó  una  reunión  cristiana.  Allí, una  persona  presente,  sin  conocer al ministro ni su condición, expresó una palabra profética, que decía en esencia:  “Te he llamado y esperado. Esta  es  la  última  oportunidad  que  te  doy  para  que  te arrepientas”.  El  varón  hizo  oído  sordo  a  la  advertencia de  Dios,  y  salió  de  la  reunión  sin  acercarse  a  Dios  en arrepentimiento.  Después,  en  un  tiempo  corto,  tuvo  un accidente  de  tránsito  en  el  cual  murió.  ¡No  debemos confundir el tiempo que Dios da para arrepentirnos con permiso para continuar! La palabra “arrepentimiento” viene del vocablo griego metanoia, que quiere decir “cambiar de mente”, “cambiar de  m a nera  de  p en s a r”.  Ta mbién  sig n i fic a  “ d a r  me d i a  v uelt a  y caminar en dirección opuesta”. Esto implica transformar nuestros pensamientos acerca del propósito del sexo, acerca de personas del sexo opuesto, y acerca del peligro que uno corre cuando juega con la inmoralidad. Si nos juzgamos y arrepentimos a tiempo, podremos evitarnos el dolor y la desgracia de una caída moral, incluyendo la vergüenza de tener que ser juzgados y disciplinados por Dios. La  promesa  de  Dios  para  los  que  se  arrepienten  es: “Vengan,  pongamos  las  cosas  en  claro  –dice  el  SEÑOR–.
  • ¿Son  sus  pecados  como  escarlata? ¡Q uedarán blancos como la  nieve!  (Isaías  1:18  NVI).  Esta  promesa  y  el  amor inagotable de Dios esperan al hombre extraviado cuando le da la espalda al “pecado escarlata” y permite que Dios lo  lave  y  lo  haga  blanco  como  la  nieve.  Cuando  no  hay arrepentimiento, el hombre extraviado tendrá que pagar el  precio  de  su  pecado,  el  cual  permanece  escarlata,  sin ser blanqueado.   ¿Qué precio se cobra por una caída moral? ¿Por qué un  siervo  de  Dios  está  dispuesto  a  arriesgar  tanto—su reputación, matrimonio, ministerio y familia—por algo que ofrece tan poco y es tan transitorio y superficial? 
Para reflexionar...
  • ¿Cree usted que Sansón consideró el costo de su falta moral?  
  • En  su  opinión,  ¿cómo  debió  haber  actuado Sansón frente a las tentaciones sexuales?
  • ¿Puede un líder cristiano tomar la prosperidad y “la aparente  bendición  de  Dios”  como  la  aprobación  de Dios para su mala conducta?  ¿Por qué?   
  • ¿Cuál de las tres opciones de 1 Corintios 11:31–32  cree que sea la mejor? ¿Por qué?
  • ¿Qué sucederá a la persona que se niegue a juzgarse a  sí  misma  (cuando  está  en  pecado),  y  rechaza  la disciplina de Dios?



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