Mostrando entradas con la etiqueta la biblia. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta la biblia. Mostrar todas las entradas

sábado, 23 de enero de 2016

Toda la Escritura es un mensaje enviado por Dios, y es útil para enseñar, reprender, corregir y mostrar a la gente cómo vivir de la manera que Dios manda

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




Verdadero sentido de las Escrituras
Descubriendo el verdadero sentido de las Escrituras
Las lenguas, su origen y su incidencia en el sentido
La evolución de las lenguas. Las lenguas son como los seres vivos: nacen, crecen (cambian), se multiplican y mueren. Mientras existen, están en continua evolución; se transforman con los tiempos y las culturas que las utilizan para transmitir sus ideas, valores y realidades. 
Se modifican, pues, continuamente, y en algunos casos sus cambios son tan radicales que dan origen a nuevas lenguas o dialectos, y desaparecen convirtiéndose en lenguas muertas. Tal es el caso del griego y hebreo bíblicos, que hoy ya no se hablan, y del latín, que dio origen a las que llamamos lenguas romances (de Roma, a saber: francés, español, portugués, italiano, rumano), antes de desaparecer como lengua viva. 
El latín hoy se utiliza solo en los documentos y ritos de la iglesia católica romana. Estos hechos nos hacen pensar que las lenguas son, en efecto, acumulaciones de palabras y frases que un conglomerado humano o comunidad de personas utiliza para comunicar sus pensamientos y sentimientos. Las lenguas nacen del medio ambiente social y cultural, y se concretizan a través de las palabras como expresión de los pensamientos y vivencias de la gente que constituye esos grupos y culturas.
W.D. Whitney afirma que:
Las lenguas no tienen existencia fuera de las mentes y las bocas de quienes las usan. Están formadas de signos separados y articulados, cada uno de los cuales representa, por asociación mental, una idea. Estos signos se han elegido en forma espontánea y arbitraria, y su contenido o valor representativo depende de la aceptación y acuerdo entre los hablantes y oyentes de la lengua que forman.
Entonces, para entender la lengua de un hablante cualquiera, debemos primero conocer el significado que él mismo le da a las palabras que usa. Como hemos dicho, este sentido o significado puede cambiar; por eso es importante que el intérprete de una lengua conozca el significado inicial o primitivo de las palabras, y el significado que han adquirido con el tiempo y el uso.
Las palabras y su significado primario
Significado primario o etimológico
El sentido o significado primitivo de las palabras es el que llamamos «etimológico», y lo hallamos regresando a la lengua materna u originaria. Por ejemplo, en español debemos ir al latín, al griego o al árabe, que son las lenguas que dieron origen al español. 
La palabra «teléfono» sabemos que viene de dos palabras en griego: telle (distancia) y fonos (sonido), «comunicación a la distancia»; «fumigar» (del latín fumus: humo y gare: esparcir, regar), «desinfectar algo a través de humo o gases esparcidos». El nombre de mi esposa, Atha-la, me dicen que proviene de dos términos árabes: At (regalo) y Alá (Dios), «regalo de Dios». 
El sentido primitivo o primario de las palabras es, pues, el que llamamos «sentido etimológico», es decir, sentido de origen. El sentido primario nos remonta a los orígenes del idioma y es muy útil para conocer la historia de las palabras y sus significados. Nos dice además el porqué de ese significado; es importante para estudiar la filosofía y la historia de la lengua. 
Muchos de los conceptos que manejamos en nuestras doctrinas y enseñanzas se comprenden mejor cuando desmenuzamos los términos y palabras que utilizamos para representarlos. Tomemos, por ejemplo, la palabra griega ekklesía, muy frecuente en el Nuevo Testamento, que ordinariamente traducimos como «iglesia», compuesta de dos palabras: ék (fuera de) y kalein (llamar o convocar). 
Inicialmente se usó para indicar la asamblea de ciudadanos convocados para tratar negocios de interés público. La preposición ék indicaba que era un grupo selecto de ciudadanos conocedores de sus derechos e interesados en el bienestar de sus conciudadanos; no de masas de gente sin ninguna conexión o propósito o multitudes anónimas incapaces de deliberar con libertad y juicio. 
El término kaleín indica que la asamblea fue convocada legalmente para deliberar con plenos poderes legales, tal como se expresará después en relación con la iglesia cristiana en Hechos 19:39: «Si tienen alguna otra demanda, que se resuelva en legítima asamblea». Esta palabra se hizo común para designar la comunidad de creyentes venidos del judaísmo y del mundo gentil. Todo el poder significativo de ék y kaleín se conservó. 
El viejo concepto de la asamblea griega ekklesía vino a significar ahora la iglesia de Dios o del Señor, «comprada con su sangre» (Hechos 20:28); la congregación de los que han sido «llamados a ser santos» (Romanos 1:7) y «como linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo que pertenece a Dios» llamados «de las tinieblas a la luz » (1 Pedro 2:9).
Cambios de significado en el uso de términos o palabras
La filología y sus ciencias auxiliares nos ayudan a descubrir interesantes desarrollos de una palabra en varias lenguas, que toman diferentes formas y usos.

Por ejemplo, a las palabras hebreas ab (padre) y ben (hijo) se les puede seguir el rastro en todas las lenguas semitas y mantienen el mismo significado en todas ellas.

 La palabra griega para «corazón», kardía, aprece también en sánscrito, hrid; en latín, cor; en italiano, cuore; en español, corazón; en portugués, coraçao; en francés, coeur; y en inglés core

Sin embargo, algunas palabras cambian de significado cuando pasan de una lengua a otra. De modo que el significado de la misma palabra, por ejemplo, en siríaco o árabe, no es el mismo que tiene en hebreo aunque las tres lenguas son semitas. 

Es el caso del verbo hebreo Yatsab, «estar firme, permanecer de pie», que conserva el mismo significado en árabe y etiope de «erigir una columna o establecer algo»; en caldeo, «levantarse»; pero en siríaco esta palabra se usa para significar la acción del bautismo. 

Algunos dicen que es porque el candidato debe permanecer en pie mientras le echan el agua; otros interpretan que la razón es porque el bautismo confirma y establece a la persona en la fe. Otros verbos hebreos para expresar esta misma idea son amad (Salmo 1:1) y qum (Salmo 1:5). El hecho concreto es que una misma palabra puede tener varios significados en diversas lenguas y se debe tener mucho cuidado en el uso de las etimologías.
Los apaxlegómena
Estas son palabras que aparecen solo una vez en la Biblia y cuyo origen prácticamente se ha perdido. Para el Nuevo Testamento no es difícil trazar el rastro de estas palabras debido a la abundante literatura griega que poseemos. 
En hebreo es más difícil porque la lengua hebrea estuvo limitada a un país muy pequeño e insignificante en la geografía del Oriente, y no son muchos los documentos en hebreo que poseemos fuera de las Sagradas Escrituras. Un ejemplo de apaxlegomenon lo tenemos en el término sulam (Génesis 28:12), que no aparece en ninguna otra parte en hebreo. 
Hay que buscarle sinónimos o términos parecidos en otras lenguas, como por ejemplo, la palabra árabe sullum, que significa escalas o escalera. En efecto, se trata de la escalera que Jacob vio en su sueño, que se extendía de la tierra al cielo.

En el Nuevo Testamento podemos dar muchos ejemplos como epioúsion, que se usa en el Padre Nuestro (Mateo 6:11; Lucas 11:3). Esta palabra no se usa en ningún escrito de la literatura griega excepto solamente aquí en la Biblia. Podría venir de épi y lévai; o ser un participio del verbo epeimi: ir hacia o acercarse, lo que nos daría el significado de «danos nuestro pan venidero», el pan de mañana. 

Etimológicamente parece correcto, pero no se compadece con la expresión sémeron: «este día», que tenemos en el mismo versículo, y hasta cierto punto contradice las enseñanzas de Jesús en el versículo 34 del mismo capítulo 6 de Mateo. Por eso otros proponen un origen diferente para esta palabra: épi y oúsia, que tiene que ver con la existencia diaria o subsistencia, y significa «aquello que es necesario»: «nuestro pan esencial».

Demos un último ejemplo de palabras muy difíciles (apaxlegomena): pistikós, que se usa solo en Marcos 14:3 y Juan 12:3. Describe el perfume de nardós (nardo) con que María ungió los pies del Señor. Encontramos esta palabra en manuscritos de Platón, Gorgias y Aristóteles, escritores griegos del siglo V a.C. 

Se han ensayado innumerables teorías para explicar la palabra pistikós aplicada a «nardo», que es un licor, que significa el lugar de origen del perfume, etc. La más aceptable parece traducir pistikós como fiel, genuino, puro. Es decir, se trataba de «nardo genuino», «nardo puro», como lo traduce la NVI.
Formas diversas del sentido literal
El sentido literal: es el que se expresa directamente por las letras, palabras o expresiones concretas del lenguaje, tal como lo entiende y usa el autor. Responde a la pregunta: ¿qué es lo que el autor o escritor nos quiere decir con estos términos o palabras?

Al sentido literal se le dan diferentes nombres según sus características:
Sentido literal histórico: es el que quiso darle el autor en el momento de escribir, de acuerdo con el uso y sentido que las palabras tenían en ese entonces. Como hemos visto, el lenguaje cambia y evoluciona, y es bien posible que el mismo sentido literal de una palabra o expresión cambie. 
Por eso, para entender el sentido que un autor quiso darle a sus escritos, debemos conocer el momento y medio históricos cuando escribió y el sentido o significado que las palabras tenían en ese entonces. 
El evangelista Lucas, al igual que otros autores del Antiguo y Nuevo Testamentos, usan, por ejemplo, la expresión ándra oú gnoskó (conocer varón) en uno de los sentidos que se le daba en su tiempo, siguiendo la tradición y uso semita, de «tener relaciones sexuales». Las versiones modernas deben ajustar este sentido literal histórico al sentido actual, cuando el verbo «conocer» ya no se usa para lo que María quiso decirle al ángel en Lucas 1:34. La NVI traduce: «¿Cómo podrá suceder esto, … puesto que soy virgen?»
Sentido literal obvio. Se le llama así porque es el sentido más inmediato y obvio que se desprende de las palabras usadas por el autor. Es lo que a primera vista y en primer lugar dice el texto. Algunos piensan que el sentido literal puede expresarse no solo de modo explícito, sino también implícito. Es decir, se puede deducir de las palabras del autor. Por ejemplo, la preexistencia de Dios y de Cristo están implícitamente incluidas en la expresión: «En el principio», que aparecen en Génesis 1:1 y Juan 1:1.
Sentido literal lógico y gramatical. Se le llama así al sentido literal porque es la forma regular que se utiliza para establecerlo. Son las leyes gramaticales y lógicas las que nos ayudan a señalar este sentido, ya que el sentido literal es el que natural y primariamente tienen las palabras, según las reglas de la lógica y la gramática. 
Por ejemplo: la palabra «perro» la encontramos muchas veces en las Escrituras; la mayoría de las veces con el sentido literal del animal de cuatro patas que todos conocemos: Éxodo 11:7; 22:31; Mateo 15:26; Lucas 16:21
Pero en otros casos «perro» se usa en sentido figurado: 2 Samuel 16:9; Filipenses 3:2; Apocalipsis 22:15. Abundaremos más en el estudio del sentido literal en el capítulo especial que le dedicaremos más adelante en este libro. 
Si hemos presentado estas primeras nociones y ejemplos de dos de los sentidos básicos bíblicos es para mostrar la importancia del estudio semántico y lingüístico de los términos, que nos ayudan a descubrir el sentido exacto de las palabras. Queda así mismo evidente la importancia de la ciencia de la hermenéutica, de la cual forma parte precisamente el estudio de los diversos sentidos. Por eso es pertinente estudiar un poco las tareas y fines de la hermenéutica bíblica.
Tareas y fines de la hermenéutica bíblica
La hermenéutica posee unos fines y desempeña una tarea muy específica en el estudio de las Escrituras. Vamos a señalar tres de las más importantes:
1. La interpretación histórica. Las raíces de la fe cristiana y bíblica radican en la Biblia. Si queremos conocer el origen del pueblo hebreo, debemos acudir al Antiguo Testamento; lo mismo debemos hacer si queremos llegar a los orígenes históricos del cristianismo: debemos estudiar el Nuevo Testamento. 
La hermenéutica tiene una función histórica que nos ayuda a descifrar el origen del judaísmo y del cristianismo, sus bases y su origen. Es como descubrir la partida de nacimiento de la religión judeo-cristiana. En buena parte estas dos confesiones son una «religión del libro». 
Esto es válido para todas las ramas de la confesión cristiana, pero de manera especial para la rama evangélica reformada y protestante. En la raíz misma de la religión cristiana están los escritos de sus fundadores, que fueron los que dieron origen al Nuevo Testamento. 
Estos, después de ser aceptados por la iglesia primitiva, adquirieron un carácter canónico, es decir, un valor normativo para todos los adeptos de la religión cristiana en todo el mundo y en todos los tiempos. El Nuevo Testamento se unió al Antiguo, que había sido previamente aceptado por los judíos, incluyendo a Jesucristo y sus apóstoles, como parte de la verdad revelada.

Ahora bien, se da en las Sagradas Escrituras una circunstancia especial que guarda relación con el tiempo de su origen. Tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento proceden de un ambiente cultural y lingüístico que pertenece a tiempos lejanos que hoy ha llegado a ser extraño para nosotros. 

El Antiguo Testamento nació de la mentalidad y lenguaje semíticos del Antiguo Oriente; el Nuevo Testamento nació del ambiente helenístico que prevalecía en todo el Imperio Romano cuya lengua y cultura fueron en un principio y por muchos años, aún después de la conquista romana, la lengua y la cultura griegas. De hecho, el Nuevo Testamento fue escrito en griego. 

Pero las cosas se complican cuando sabemos que la mayoría de los autores del Nuevo Testamento pertenecieron, en su modo de pensar y vivir, al mundo semítico-judío. Surge aquí un problema hermenéutico que hoy en día es muy discutido: En qué medida influye la ascendencia semítica del autor en su obra escrita en griego? Piensa en una forma semítica o griega occidental?

Veámoslo en un ejemplo concreto: el Evangelio de Juan, que comienza con la frase: «En el principio ya existía el Verbo» (én arké én ó lógos). El buen exegeta se pregunta de inmediato: en qué sentido quiere el autor que se entienda la palabra logos? 

Para el pensamiento filosófico estoico griego, logos representa a la razón del universo, la que rige y domina el mundo y todos los seres. Es este el sentido que quiere darle el evangelista Juan cuando usa este término al principio de su Evangelio? 

O está identificando más bien «la Palabra» divina como fuerza creadora, tal como se define en el primer capítulo del Génesis cuando dice repetidamente: «Y dijo Dios» y apareció la luz, la vida, los animales y el hombre? 

Podría haber una tercera significación o sentido: el concepto de la antigua mitología según el cual el Logos era un ser parecido a Dios, un ser intermedio entre Dios y el mundo, una especie de «segundo dios». 

Por otra parte, si vamos a los diccionarios, encontraremos una rica variedad de acepciones de la palabra logos: palabra, revelación, sentencia, afirmación, debate, orden, noticia, narración, evaluación, motivo, movimiento, expresión oral, lenguaje, discurso, proposición, rumor, discurso, definición, máxima, proverbio y muchos sentidos más. 

Este solo ejemplo nos muestra cómo el exegeta debe hacer un esfuerzo amplio y profundo de investigación para desentrañar el auténtico significado de las palabras del texto. 

Para ello necesita del estudio de diferentes disciplinas bíblicas, desde la filología y la lingüística hasta la historia, la antropología y la filosofía de la religión. Todo esto está implicado en la clarificación del significado que Juan quiso darle a la palabra logos en su Evangelio. Gracias a Dios que los expertos en todas estas disciplinas vienen trabajando con el texto bíblico por muchos siglos desde el momento mismo en que se produjo, y nos han legado los resultados de sus estudios e investigaciones en manuales, textos y escritos que hoy podemos usar para desentrañar el verdadero sentido del texto. 

Por esa razón es indispensable valernos de estos instrumentos en nuestro estudio de investigación: utilizar sin prejuicios todos los medios que están a nuestra disposición, tales como: léxicos, concordancias, gramáticas, diccionarios y comentarios de buenos autores bíblicos.
2. La Interpretación existencial. Esta interpretación tiene que ver con la situación del lector o receptor del mensaje bíblico frente al texto o mensaje de las Escrituras, qué posición adopta frente al mismo y las verdades y misterios que transmite la Biblia. Un ejemplo nos ayudará a entender mejor el significado de esta segunda función hermenéutica: una persona va a entenderse a sí misma de manera muy diferente si acepta y cree en la «eternidad» o en «otro mundo» diferente al presente. 
La idea que un ateo materialista tiene de sí mismo es distinta de la que tiene el creyente que acepta como cierta la existencia de un Dios eterno y de otra vida y otro mundo después de la muerte. Y esta posición tiene consecuencias significativas sobre la manera de vivir el presente y sobre las decisiones más íntimas e individuales de cada persona.

Quienes aceptamos la Biblia sostenemos que esta nos ayuda a todos a comprendernos a nosotros mismos, a tener una idea más clara y segura de nuestra propia identidad y de las realidades temporales y eternas que rodean nuestra vida. Y esta es una de las tareas que debe cumplir la hermenéutica bíblica moderna. 

Es lo que podemos llamar «interpretación existencial de las Sagradas Escrituras». La frase del Evangelio de Juan: «el Verbo se hizo carne» debe llevarnos no solo a reflexionar ante la realidad de un Dios encarnado, sino a comprender mejor nuestra propia realidad humana en la que se encarna el mismo Hijo de Dios, y a pensar seriamente en las posibilidades que este hecho crea: las de mejorar la imagen y la realidad de nuestra propia humanidad. 

La encarnación de Cristo nos abre la posibilidad, como lo dice el mismo Juan, de llegar a ser nosotros mismos «hijos de Dios» (Juan 1:12). Esta segunda tarea de la hermenéutica de «interpretación existencial» de la Palabra puede definirse sencillamente como la de «hallar la relación que la Palabra de Dios tiene con la existencia concreta del hombre y la mujer». 

Es casi lo que los viejos manuales de exégesis llaman la «aplicación del texto» y su mensaje a la realidad cotidiana. ¿Qué luz arroja sobre mi existencia este pasaje o texto? El teólogo G. Ebeling afirma: «El principio hermenéutico es el hombre como conciencia». Mediante el encuentro con la Palabra de Dios, la comprensión de sí mismo que hasta ahora tenía el hombre es confusa y desorientada. 

Esta comprensión es sometida a una aclaración crítica, y el resultado puede y debe ser una verdadera comprensión de sí mismo delante de Dios. El objetivo de la interpretación existencial de las Sagradas Escrituras es que prosiga mejor este proceso para purificar la comprensión de sí mismo. 

Ahora podemos comprender que las dificultades que hoy tenemos para comprender el texto nacen no solo de sus orígenes históricos y lingüísticos, sino de la poca o nula relación que el hombre contemporáneo tiene con el mensaje bíblico. Lo cierto es que la interpretación de las Sagradas Escrituras es un proceso recíproco: yo interpreto el texto, pero el texto me interpreta a mí. 

Y este es precisamente el objeto de la interpretación existencial: el texto me deja ver que su mensaje me atañe a mí, me interroga, me hace reflexionar sobre mi ser y mi vida, mi proceder y pensar, y sobre mi propia realidad existencial. 

Es así como me coloco bajo la Palabra de Dios, y puedo experimentar cómo esta Palabra, de una manera misteriosa, puede iluminar mi vida, enderezar mi existencia, curar mis males íntimos, juzgar mi proceder y afectar lo más íntimo de mi ser: mi corazón y mis sentimientos, mi pensamiento y mis emociones. «Uno que no cree o no entiende se sentirá reprendido y juzgado por la voz profética de la Palabra, y los secretos de su corazón quedarán al descubierto. Así que se postrará ante Dios y lo adorará, exclamando: «¡Realmente Dios está entre ustedes!» (1 Corintios 14:24–25).
3. Interpretación histórico-kerigmática. La interpretación existencial de la Biblia es una necesidad de este tiempo, pero no es la única. Si la Palabra de Dios ha de poder cumplir su función curativa y restauradora, debemos pensar en lo que los expertos llaman la «interpretación histórico-kerigmática» de la Palabra, que es la que conduce al encuentro con el misterio divino de la salvación. 
Kerigma es el resumen del mensaje de salvación que encontramos en multitud de pasajes de la Biblia. Volvamos al texto de Juan 1:14: «Y el verbo se hizo hombre»; a continuación se añade: «y habitó entre nosotros». ¿Qué significa esta afirmación? Nos anuncia la presencia del Verbo divino encarnado entre los hombres en la persona de Jesucristo. 
Aquí el hermeneuta está ante una doble tarea: ha de mostrar que se trata del cumplimiento de una promesa del Antiguo Testamento (interpretación histórica: lo que nos dice el texto de la historia de la salvación); pero al mismo tiempo debe captar y trasmitir el mensaje kerigmático del texto: el misterio de la salvación que el texto quiere comunicar al lector. La razón de ser de la encarnación es procurar la salvación del hombre. 
Dios se ha puesto en Jesús al alcance del hombre. Jesús es ahora para el hombre muchas cosas que representan y realizan su misión salvadora: es pan de vida (Juan 6); es agua viva, que apaga la sed de salvación (4:14; 7:37–38); es el tronco vital que sostiene las ramas (15:1–6) etc., etc.
Conclusiones y observaciones generales
De todo lo estudiado hasta aquí podemos colegir varias cosas: una de ellas es que extraer todo el sentido del texto es una tarea difícil que exige estudio y perseverancia y no debe tomarse a la ligera. Otras razones se explican a continuación.
El sentido literal y los sentidos supraliterales
Determinar el sentido de un escrito es tanto como determinar lo que pensaba su autor cuando lo escribió. Sin embargo, la Palabra escrita asume a veces su vida propia adquiriendo una carga significativa que el autor no intentó darle. Al llegar al lector, después de muchos años, este descubre otros significados. 

De ahí que la moderna crítica literaria, sin abandonar la búsqueda de lo que el autor original quiso decir con su escrito, le dé importancia a lo que, de hecho, el escrito comunica al lector individual de hoy en día. Sin embargo, esto no elimina la posibilidad de que el principal cometido de la interpretación se centre en hallar el sentido que el autor original intentó transmitir.
¿Qué significa el sentido que el autor intentó transmitir?
En la Biblia, descubrir el sentido intentado originalmente por el autor resulta a veces muy complicado por varias razones. En primer lugar, como ocurre con muchos otros libros antiguos, la época del autor, sus modos de expresión y su mentalidad distan mucho de ser los nuestros. 
El mismo concepto de«autor» significa algo diferente ahora de lo que significó en la antigüedad. En lo que se refiere a los libros bíblicos, podemos contar por lo menos cinco relaciones diferentes con la persona a cuyo nombre va unido un libro o escrito. Por eso cuando hablamos del «sentido de lo que el autor intentó transmitir», debemos delimitar la extensión de este concepto. 
Esto tiene que ver con la llamada «pseudonimia», que consiste en atribuir a uno o varios autores el contenido de un escrito por diferentes razones, como vamos a explicar a continuación.
Diferentes niveles de autoría de libros de la Biblia
Podemos diferenciar por lo menos cinco niveles distintos en la atribución de un libro o escrito bíblico a un determinado autor o autores.
Primero: Se consideraba autor, como hoy también ocurre, a la persona que había escrito de su puño y letra la obra. Algunos autores bíblicos afirman esta clase de autoría cuando se identifican como los redactores inmediatos del libro. Es el caso de Lucas, quien se identifica como autor directo de su Evangelio (Lucas 1:3) y del libro de los Hechos (Hechos 1:1).
Segundo: Se consideraba autor a quien dictaba el contenido de un escrito o libro a un amanuense, quien copiaba al pie de la letra el dictado. Ciertamente no era la forma más adecuada y funcional por lo difícil y pesada que resultaba ser para quien dictaba y para quien copiaba. Sabemos, sin embargo, que algunos autores bíblicos la utilizaron. Podemos mencionar a Jeremías, quien usó a su secretario Baruc como amanuense a quien dictaba su profecía (Jeremías 36:1–6); Pablo también dictó parte de sus cartas. Estos dos niveles de autoría siguen siendo admisibles y legítimos hoy en día.
Tercero: Algunos libros revelan las ideas de una persona a quien se identifica como el autor, aunque estas ideas hubieran sido recogidas por alguien más, encargado de ponerlas por escrito. Muy posiblemente es el caso de la carta de Santiago, escrita en un perfecto griego literario difícil de entender si provenía directamente de un sencillo campesino galileo cuya lengua materna era el arameo. La moderna exégesis y hermenéutica resuelven el problema afirmando que muy probablemente un copista o amanuense, en este caso más bien redactor o editor cercano al apóstol Santiago, recogió las ideas y el mensaje de este y las presentó con su nombre.
Cuarto: Se consideraba autor de un libro a quien proporcionaba el cuerpo de enseñanza o doctrina y las ideas fundamentales del escrito, aunque fueran sus discípulos o seguidores los que compilaran esas ideas y le dieran redacción final. Era requisito indispensable que el contenido del escrito respondiera fielmente a las ideas, términos y espíritu del autor. 
Este era reconocido como tal inclusive en los casos en que su obra hubiera aparecido en público un tiempo después de su muerte. Algunas partes de Isaías y Jeremías, así como también partes del Evangelio y las cartas de Juan, podrían caer en esta categoría. Lo cierto es que alrededor de los profetas y de algunos apóstoles y maestros como Juan y Pablo, se creó una corona de seguidores y discípulos que atesoraron sus enseñanzas y cuidaron de que se transmitieran a la posteridad. 
Estas son las que llamamos «escuela paulina o juanina», grupos de seguidores y discípulos que bien pudieron ser los responsables de complementar al menos parte de las cartas de Pablo y de los escritos de Juan.
Quinto: De una manera muy amplia se consideraba autor a un personaje famoso a quien se le atribuía un cuerpo de doctrina o enseñanza, o un género específico de literatura, como es el caso de Moisés, a quien se atribuye la autoría del Pentateuco, aunque sabemos que era física y cronológicamente imposible que Moisés mismo hubiera redactado los cinco primeros libros de la Biblia, ya que estos tardaron varios siglos para componerse en su totalidad, y en ellos se habla inclusive de la muerte de Moisés. 
Pero Moisés fue el gran jefe, legislador y representante de la Ley (Toráh) y, como tal, se le atribuye esta, como si él fuera su autor. Es el mismo caso de David, reconocido como el gran cantor, poeta y salmista, autor del Salterio, aunque sabemos que muchos de los Salmos fueron escritos por varios autores. En el mismo sentido se le atribuye a Salomón toda la literatura sapiencial.
El sentido original y el largo período de redacción de los libros
Es un hecho que los diferentes libros de la Biblia se redactaron en un período largo de tiempo. Este hecho complica la tarea de determinar el sentido real que el autor intentó dar, especialmente si descubrimos que no una sino varias mentes humanas intervinieron en su composición. Las llamadas «variantes» deben también tenerse en cuenta: cambios introducidos por escribas y copistas al reproducirlos o al traducirlos. 
Es aquí donde funciona la crítica textual, como una disciplina y técnica que nos permite hoy acercarnos al texto original más depurado posible, comparando los miles de manuscritos que poseemos de las Escrituras. Un ejemplo interesante es el del libro de Isaías, cuya composición duró no menos de doscientos años, según los expertos.
 No solo se agregaron partes al Isaías original, sino que se introdujeron cambios al punto que muchos identifican no dos, sino tres Isaías. Los últimos capítulos de Amós son adiciones al Amós original. Este es un libro bastante pesimista en general, en contraste con su final, que introduce una tónica de optimismo. En estos casos se debe identificar no solo el sentido original, sino el que adquirió el escrito después de las modificaciones o cambios sufridos.
El Autor divino y el autor humano de la Biblia
Este es el factor más complicado en la interpretación de las Escrituras. Cada palabra y versículo de la Biblia es fruto de un autor humano, que presta su mente y su lenguaje para la transmisión del Autor final y definitivo del texto sagrado: Dios. 
Como afirma el Concilio Vaticano II en su declaración Providentissimus Deus, y que otros cristianos de varias denominaciones podemos suscribir: Dios movió de tal manera a los autores humanos a escribir, y los asistió mientras escribían, que expresaron fielmente las cosas que él dispuso
Nos hallamos, pues, ante un doble desafío: ¿qué intentó comunicarnos el autor divino y qué tan fiel a este pensamiento e intención divinos fue el autor humano? El estudio de los diversos sentidos de las Escrituras que vienen a continuación nos ayudará a dilucidar muchas de estas cuestiones y problemas.
DESCARGAR

sábado, 19 de diciembre de 2015

Hallarás el conocimiento de Dios. Porque YHVH da la sabiduría, de su boca procede la ciencia y la inteligencia. Él atesora el acierto para los hombres rectos, Es escudo al que anda en integridad.

RECUERDA El que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




Curso completo: Estudiar para enseñar .

EL OBJETO DEL ESTUDIO INDUCTIVO DE LA BIBLIA NO ES SOLAMENTE ESTUDIARLA O INTERPRETARLA CORRECTAMENTE, SINO APLICARLA POR LA OBEDIENCIA.


 Tres pasos preliminares para llegar a la aplicación:

     1. Usted debe disciplinar su voluntad para aceptar los cambios que Dios indique.

     Juan 7:17 El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios, o si yo hablo por mi propia cuenta.

     2. Invertir tiempo caminando en el Espíritu

     Gálatas 5:16, "Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne."

       a) Confesar sus pecados (1 Juan 1:9; 2 Co. 7:1)

       b) Ceder el derecho de la vida (Romanos. 12:1-­‐2)

       c) Obedecer a lo que entiende de la Palabra (Salmos 119:10-­‐12)

     3. Vivir en la Palabra (Hebreos 5:11-­‐14)


 La actitud correcta para el estudio bíblico

 Cuando Usted recibió a Cristo personalmente como su Salvador y Señor, comenzó una gran aventura diseñada en las páginas de las Escrituras. Mientras que lea y estudie la Biblia con la presencia del Espíritu Santo, recibirá el sentido, la fuerza, la dirección y el poder en su vida, según su deseo. Aprenderá y dependerá de muchas promesas grandes que Dios ha guardado para Sus propios hijos, conjunto con muchas instrucciones para cómo vivir de acuerdo a Su diseño.

 Siempre se debe tomar la Biblia en oración con respecto, y expectativa, teniendo una mente sumisa y dispuesta. También debe haber una sed para la verdad, Su sabiduría, Su guía confiable, y el deseo de desarrollar en si mismo la mente de Cristo (Fil 2:5). Cuando mantiene un corazón humilde y contrito, se puede confiar que Dios el Espíritu Santo le revelará el entendimiento de Su voluntad y Ud. experimentará el poder limpiadora de Su Palabra eterna.

 Sobre todo, cuando quiere estudiar Su palabra, hay que ser dispuesto a obedecer todos Sus mandamientos*, y regocijarse en el conocimiento que usted es un embajador para Cristo, viviendo con el propósito de reconciliar a otras personas con Dios.

  • Las actitudes NEGATIVAS:

   1. El DESÁNIMO: "No puedo entender nada."
   2. Los PENSAMIENTOS NEGATIVOS: "Dudo que cualquier cosa que yo descubra me ayude."
   3. EL CORAZON CERRADO: "No creo todo ni quiero cambiar."
   4. LA PEREZOSA: "Me supongo que si trato de entenderlo podría, pero me parece difícil y me aburre. No vale la pena."

  • Las actitudes POSITIVAS:

   1. Los PENSAMIENTOS POSITIVOS: "Es difícil, pero puedo."
   2. LA RECEPTIVIDAD: "Mi vida y corazón están abiertos."
   3. LA EXPECTATIVA: "Espero que Dios me hable."
   4. LA FIDELIDAD: "Tengo la voluntad y el compromiso de cumplir y practicar la Palabra de Dios y estoy dispuesto a invertir el tiempo y esfuerzo necesario para descubrirla."

DESCARGAR
 CURSO COMPLETO
CLAVE DE DECRIPTACIÓN (Copia y pega):
!x5eUAhTpG6v-ZhKivye9dw


lunes, 23 de noviembre de 2015

He visto tus caminos; pero te sanaré, y te pastorearé, y te daré consuelo a ti y a tus enlutados; produciré fruto de labios: Paz, paz al que está lejos y al cercano, dijo Jehová; y lo sanaré




biblias y miles de comentarios


 
Tipo de Archivo: PDF | Idioma: Spanish | Categoría: Capacitación Ministerial

CELEBRANDO LA RECUPERACIÓN INTEGRAL

Información
 Un padre de familia estaba tratando de dormir su siesta un domingo por la tarde en la sala de su casa, mientras su pequeño hijo lo molestaba continuamente diciéndole:
“Papi, estoy aburrido”. Tratando de buscar la forma de entretenerlo, su padre tomó de un periódico una foto del mundo, la cortó en casi cincuenta pedazos y le dijo:

“Hijo, este es un rompecabezas. Quiero que lo armes”. Luego se acostó para termi-nar su siesta, pensando que por lo menos dormiría de una hora y media a dos. Habían pasado apenas quince minutos cuando su hijo lo despertó diciendo: “Papi, ya terminé. Ya está armado”. El padre sabía que su hijo no conocía todas las posiciones de los país-es y cosas como esas, por lo que era imposible que lo hubiera terminado tan pronto, así que le preguntó: “¿Cómo lo hiciste?” El niño contestó: “Papá, había una foto de una persona en el reverso de la página de ese periódico y cuando terminé de armar esa persona el mundo quedó arreglado”.

Hoy estamos comenzando una nueva serie a la que hemos llamado el Camino a la Recuperación, y esperamos que la misma obre grandemente en su persona. Es sorpren-derte cómo el mundo se ve mejor cuando su persona es puesta en orden en la forma correcta. En esta serie hablaremos de cómo manejar y vencer las heridas de su vida, los hábitos que están destruyendo su vida y los complejos que han causado dolor en ella. Heridas, hábitos y complejos.

El versículo que hemos elegido como base para este paso de nuestra  serie “El Camino a la Recuperación” es Isaías 57:18 (DHH), donde Dios dice: “He visto como han actuado, pero los sanaré. Los guiaré y les  ayudaré, y consolaré a los que lloran. Ofrezco paz a todos, a los que están cerca y a los que estén lejos”.

Esta es una gran promesa de Dios. Note que hay cinco partes en la recuperación que Dios desea hacer en su vida. Primero, si usted ha sido herido, Dios dice: “Quiero sanarte”. Si está confundido: “Quiero guiarte”

.Si alguna vez se ha sentido sin ayuda para cambiar algo: “Deseo ayudarte a cambiar eso”.
Si alguna vez ha sentido que nadie entiende su problema: “Quiero consolarte.”
Si se siente ansioso, preocupado y temeroso: “Quiero ofrecerte paz”.

El hecho es que la vida es dura. Vivimos en un mundo imperfecto. Somos dañados por otros, herimos a otros y nos herimos a nosotros mismos. La Biblia dice que todos hemos pecado. Eso significa que ninguno de nosotros es perfecto, todos nos hemos equivocado, todos hemos cometido errores. Nos dañamos y dañamos a otros.

Esta serie es para todos. Todos necesitamos recuperación, a menos que alguien haya vivido una vida perfecta. Pero si no ha sido así, si no ha vivido una vida perfec-ta, si ha sido herido, si ha tenido un complejo o hábito del que le gustaría deshacerse, necesita recuperación.

¿DE QUÉ NECESITA RECUPERARSE?
La buena noticia es que sin importar el problema del cual necesite recuperarse, ya sea emocional, financiero, relacional, espiritual, sexual o de otro tipo, los pasos para recuperarse son siempre los mismos. Estos no varían.

Los principios para la recuperación se encuentran en la Biblia. Esta es el manual original para la recuperación. En 1935 un par de muchachos formularon, basados en las Escrituras, los que hoy se conocen como los doce pasos clásicos de los Alcohólicos Anónimos, una guía que también usan cientos de otros grupos de recuperación. En los Estados Unidos, veinte millones de personas están en un grupo de recuperación cada semana y hay quinientos mil diferentes grupos de recuperación.  La base de todos ellos es la Palabra de Dios.

He  resumido  estos  principios  en  torno  a  la  palabra  “R.E.C.U.P.E.R.A”.
Estudiaremos  una  letra  cada  semana  y  miraremos  los  ocho  pasos  resumidos  en  el camino a la recuperación.

EL PRIMER PASO: 
La “R” en RECUPERA significa RECONOCER.
Reconozco que no soy Dios. Admito que soy incapaz de controlar mi tendencia a hacer lo malo y que mi vida es inmanejable.
¿Se queda despierto hasta tarde cuando sabe que necesita dormir?
¿Come o bebe más calorías de las que su cuerpo necesita?
¿Siente que debe hacer ejercicios pero no los hace?
¿Conoce lo que es correcto pero no lo hace?
¿Sabe que algo está malo pero de todas formas lo hace?
¿Se ha dado cuenta alguna vez de que no debe ser egoísta pero de todas maneras lo es?
¿Ha intentado alguna vez controlar a alguien o algo y se ha dado cuenta de que usted mismo era incontrolable?
Si  su  respuesta  es  “sí”  a  cualquiera  de  estas  preguntas,  bienvenido  a  la  raza humana. Todos necesitamos recuperación.

I. LA CAUSA DE MI PROBLEMA: MI NATURALEZA PECAMINOSA
La Biblia tiene una forma de expresar esto. En ella se le llama a esta tendencia nuestra “naturaleza pecaminosa”. La naturaleza de pecado nos lleva tanto a usted como a mí a toda clase de problemas. Hago cosas que no son buenas para mí, las hago aun cuando son auto destructivas. Sin embargo, no hago las cosas que son buenas para mí.

Respondo de la manera incorrecta cuando soy herido y con esto solo consigo aumen-tar el daño, en lugar de disminuirlo. Reacciono de la manera incorrecta con las per-sonas. Las trato de la manera equivocada y luego, cuando me doy cuenta de que esa actitud no va a funcionar, esto me afecta a mí. Intento resolver problemas y a menudo, cuando creo que los he arreglado, compruebo que se vuelven peor de lo que estaban antes.

Proverbios 14:12 (NVI) dice: “Hay caminos que al hombre le parecen rectos, pero que acaban por ser caminos de muerte”.

Usted siempre va a tener esa naturaleza pecaminosa, ese deseo de hacer lo malo.
Este permanecerá siempre con usted hasta que llegue al cielo. Y aun cuando sea cristiano, todavía tendrá deseos que lo empujen hacia el mal. Pablo entendió esto. En Romanos 7:15 él dijo: “No entiendo lo que me pasa, pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco”.
¿Le suenan familiares estas palabras? “Termino haciendo lo que no quiero hacer y termino no haciendo lo que quiero hacer”.

El primer paso para la recuperación es que usted entienda la causa de este prob-lema. ¿Por qué sucede esto en mi vida? Primero, necesita entender la causa del prob-lema, luego las consecuencias y más tarde la cura para el mismo.

¿Cuál  es  la  causa  de  mi  problema?  La  causa  de  todos  sus  problemas  es  esta:
“Quiero ser Dios”. ¿Le gustaría decidir lo que es bueno y lo que es malo? Usted dice:
“No quiero que nadie me diga lo que es bueno y lo que es malo; quiero decidirlo por mí mismo. Quiero hacer lo que quiera, quiero hacer mis propias reglas. Quiero ser el centro del universo. Quiero ser mi propio jefe, vivir a mi manera, si me siento bien haciendo algo, pues, adelante. No quiero que nadie me diga qué hacer con mi vida”.

Eso se llama jugar a ser Dios. Lo que en realidad está diciendo es: “Quiero contro-lar”. Y mientras más inseguro sea usted, más empeñado estará en controlar. Mientas más inseguro sea, más desea controlarse a sí mismo, controlar a otras personas, controlar su ambiente. A eso se le llama querer jugar a ser Dios.

Este es el problema más antiguo del hombre. Aun Adán y Eva lo tuvieron. Dios los puso en el paraíso y ellos trataron de controlarlo. Dios dijo: “Pueden hacer todo lo que quieran en todo este paraíso excepto una sola cosa: No coman de este árbol”.

¿Y qué hicieron ellos? Fueron directamente hacia ese árbol, que era lo único en el Paraíso a lo que Dios le había puesto límites. Satanás dijo: “Coman esta manzana (o lo que haya sido) y sean dioses”. Ese ha sido el problema desde el principio. Querer ser Dios. Querer tomar las decisiones uno mismo. Querer vivir nuestra propia vida.

Queremos  estar  en  control.  ¿Cómo  jugamos  a  ser  Dios?  Negando  nuestra humanidad y tratando de controlar todo por razones egoístas. Queremos estar en el centro de nuestro universo. El control es el asunto real. Queremos estar en control y tratamos de controlarnos a nosotros mismos, a otras personas, a todo lo que está a nuestro alrededor.


jueves, 29 de octubre de 2015

La Palabra de Dios nos da el fundamento de la doctrina; limpia la vida; otorga poder; consuela; da directivas para vivir; y es la fuente de vida eterna.

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6







LA ESCUELA DOMINICAL EVANGÉLICA
                         Métodos de enseñanza
La importancia de la enseñanza de la Escuela Dominical radica en su definición. Enseñar en la Escuela Dominical es guiar el aprendizaje de los alumnos, con el propósito fundamental de que el evangelio cambie la vida de sus oyentes
Como es obvio, enseñar es mucho más que la sola presentación de la verdad. Es un proceso que involucra al maestro y al alumno con la Palabra de Dios. Por lo tanto, es imperativo que la Escuela Dominical enseñe adecuadamente las Sagradas Escrituras, si ha de crecer de acuerdo a las normas neotestamentarias.
ENSEÑAR EXPLICANDO LA PALABRA DE DIOS
La Escritura es la Palabra de Dios, que es la fuente de la vida cristiana. En la Escuela Dominical, el maestro debe usar cuantos métodos le sean posibles, pero el fundamento de la instrucción es explicar el texto de la Biblia.

La Palabra de Dios nos da el fundamento de la doctrina (2 Timoteo 3:16); limpia la vida (Salmo 119:9, 11); otorga poder (Mateo 4:6–10); consuela (Jeremías 15:16); da directivas para vivir (Salmo 119:105); y es la fuente de vida eterna.

Hay un lugar especial para enseñar la Palabra de Dios a los inconversos. La Biblia los convencerá de pecado (Jeremías 23:29); les señalará la persona de Jesucristo (Juan 1:36); les dará una nueva naturaleza (2 Pedro 1:4); y será el instrumento que los haga nacer de nuevo (Juan 1:12; 1 Pedro 1:23). Por lo tanto; explicar las Sagradas Escrituras es el fundamento de la Escuela Dominical.

1. Presentación del maestro. 
Hay muchos métodos de enseñanza, pero el punto central del proceso es la presentación que del tema hace el maestro. Esto toma generalmente el nombre de método de disertación, y constituye el fundamento de la instrucción para explicar el texto de la Biblia.

El maestro tiene que estar bien equipado cuando intenta explicar la Palabra de Dios. Debe tener una visión panorámica del tema y de la relación que el mismo guarda con la vida de sus alumnos. Durante la clase no debe adoptar una actitud dogmática ni agresiva. Sin embargo, el maestro debe saber lo que cree y debe estar capacitado para explicarlo a su clase. El maestro es un pastor; debe guiar a sus ovejas a verdes pastos donde puedan alimentarse de la Palabra de Dios.

La palabra hablada ejerce un fuerte impacto sobre las mentes jóvenes. Esta es la razón por la cual Moisés, Pablo y otros grandes líderes de Dios acostumbraban hablar la Palabra de Dios. Con todo, ninguno de ellos se limitó a disertar solamente. Hay ocasiones en que el maestro quiere disertar porque al hacerlo: (1) gana tiempo, (2) puede abarcar más material, (3) puede manejar grupos más numerosos, o porque (4) éste es el método más fácil de aplicar.

2. Participación del alumno. 
El éxito de la presentación del maestro depende del mismo maestro. Si es una persona dominante, la clase no estará participando en el proceso de aprendizaje. Si es impreciso y se va por las ramas, la clase no sabrá adónde va. Es importante, en el proceso enseñanza/aprendizaje, que el maestro dirija a los estudiantes al propósito de la lección por medio de una participación personal. Debe haber un enfoque equilibrado.

Cuando el maestro opta por dar la clase utilizando el método de la disertación, obtendrá una mejor respuesta en atención y logrará mejores resultados si suplementa la disertación con la participación. Luego de haber desarrollado un determinado punto de la lección, puede detenerse para formular una pregunta y esperar que algunos voluntarios la contesten. 

Esto probablemente provocará una discusión al formularse otra pregunta y provocar así las respuestas de los alumnos. Por un breve rato también pueden aplicarse otros métodos de enseñanza—una idea brillante de súbita inspiración, dramatización—para ampliar un punto; luego el maestro puede seguir con el siguiente punto de la disertación.
ENSEÑAR UTILIZANDO LAS ACTIVIDADES
Los niños sienten ansias de aprender. Sus cuerpos, activos y en pleno desarrollo, necesitan tener oportunidad de moverse y explorar el aula. Los niños necesitan poder caminar por el aula. Deben sentirse libres para formular preguntas respecto a las cosas que ven.

Sin embargo, no es suficiente el movimiento por el movimiento en sí. La Escuela Dominical tiene que proveer los medios para que los preescolares exploren las lecciones que están aprendiendo. Los alumnos de escuela primaria necesitan usar sus manos y sus pies para participar en la clase. Los estudiantes más adelantados en edad, utilizan su mente para la interacción recíproca.

A los niños no les gusta estar sentados y quietos, ni son buenos oyentes, pero sí son excelentes aprendices. Les gusta aprender de los libros, de las ilustraciones y de los cartelones colgados en la pared. Les gusta aprender formulando preguntas y les gusta aprender viendo cosas diferentes. 

En razón de que los niños son personalidades dinámicas en crecimiento, aprenden al estilo popurrí. Aprenden muchas lecciones al mismo tiempo. Adquieren habilidades, memorizan versículos, imitan la vida del maestro o maestra, y aprenden a entenderse con otros niños. Todas estas lecciones ocurren en un solo proceso de enseñanza.

A veces la participación activa de los niños incomoda a los adultos. Quieren que los alumnos no se muevan de sus asientos y estén callados, pero los pequeños no están hechos de esa manera. Claro está que debe haber un tiempo y lugar durante la clase, en el cual los alumnos estén quietos y escuchen al maestro cuando les explica la Biblia. Sin embargo, se lleva a cabo un ordenado aprendizaje informal durante toda la clase por medio de la actividad de los niños.

1. Actividades de aprendizaje
Para los niños más pequeños se pueden disponer distintos recursos para centralizar ciertas actividades. Prepare un círculo de sillas o una alfombra grande para contar cuentos. Se deben proporcionar mesas para los trabajos manuales, tales como colorear, cortar y pegar, así como estantes a mano para guardar la provisión de lápices de color, papel, lápices comunes, pasta, etcétera. 

También se necesita una mesa para exhibir algo de la naturaleza, como plantas, una pecera con peces, o arena y conchas, o un tesoro que uno de los niños haya traído de su último viaje de vacaciones y que preste a la clase temporalmente. Un centro para recordar proveerá espacio para el gráfico de memoria y los materiales correlacionados. 

Un espacio provisto de libros y juegos permitirá que el niño que haya terminado su tarea antes que los otros, vaya y se recree hojeando un libro, procurando armar un rompecabezas, o disfrutando de un juego, todo lo cual haya sido presentado previamente en una sesión de clase. Muchas otras posibilidades se le ocurrirán a un maestro creativo.

No olvide nunca que los niños aprenden haciendo: coloreando, pegando, cultivando una planta o dibujando un mural en la pared. Los niños de grados primarios aprenden explorando la Biblia, hablando entre ellos o planificando actividades en grupo. También les gusta formular preguntas a sus maestros. Al abrirse a la discusión, revelan que están abriendo su tierno corazón a Dios.

Recordemos, además, que las paredes de un departamento o de un aula también enseñan. Los maestros pueden hablar a sus alumnos por las cosas que cuelgan en las paredes: cartelones, versículos murales, calendarios y decoración estacional. El maestro puede recurrir a una sencilla prueba. Camine por el aula haciéndose las siguientes preguntas: ¿Es atractiva esta sala? ¿Hay algo nuevo en la sala que no estaba aquí el mes pasado? ¿Cuelgan de la pared cuadros atractivos? ¿Un muestrario? ¿Algo de la naturaleza? ¿Se exhiben ilustraciones de los trabajos manuales de los niños?

El aprendizaje informal resulta mejor cuando hay una formal preparación previa. Y esto requiere dirección de parte del maestro.

2. Apelar a lo que interesa a los niños
A los niños les interesa prácticamente todo en la vida, pero cada nivel de edad tiene sus propios atractivos y fascinaciones. El maestro puede enseñar valiéndose del interés de los niños.

A los niños pequeños les gustan mucho los animales, la naturaleza, los artefactos de todo tipo, los colores, las lecciones objetivas y las flores. Al ir creciendo, se interesan más en llevarse bien con los demás y con el mundo que se extiende más allá de su hogar. Cuando pasan por la adolescencia, una vez más sus intereses se proyectan al mundo en el cual viven: la carrera, el matrimonio y el amor. Finalmente, los adultos se interesan en tener una familia, relacionarse bien con su cónyuge, y solucionar sus problemas vocacionales.

La Biblia habla a todas las necesidades de la vida. A la gente le interesa vivir una vida feliz y significativa; por lo tanto, los alumnos pueden ser alcanzados a través de sus intereses. El maestro que permanentemente les dice a sus alumnos que “no se muevan y escuchen”, ignora el hecho de que Dios puso deseos en ellos. Los alumnos quieren aprender, quieren moverse y formular preguntas. La vida es activa y la enseñanza debe ser conducida activamente.
ENSEÑAR SATISFACIENDO NECESIDADES
La participación por la participación en sí puede llegar a ser nada más que una “laboriosa ocupación”. Escuchar una disertación puede no ser más que “simple rutina”. De la misma manera el colorear un dibujo o pegar figuras puede llegar a ser muy poco estimulante. El maestro puede ejecutar todo cuanto la ciencia docente le indique, pero hasta que no satisfaga las necesidades de sus alumnos, no ha enseñado la lección. Los hechos relativos a la Biblia y las palabras del manual pueden olvidarse fácilmente, pero cuando la Biblia satisface las necesidades del alumno, la lección se le pegará por el resto de su vida.

El maestro que satisface las necesidades, tiene que atender al alumno que aprende rápido y que explora mucho más que el niño rebelde. El maestro que sale al paso de las necesidades, procura motivar al alumno que demuestra poco interés. El maestro necesita conocer a sus alumnos para poder ayudarlos.

El propósito de la Escuela Dominical es el crecimiento espiritual. Los niños crecen conforme se resuelven sus problemas interiores y se satisfacen sus necesidades. Cómo se enseña a caminar a un bebé ilustra el caso. No disertamos con él sobre los principios que rigen el arte de caminar. Tampoco le hacemos una demostración de cómo caminar. Basta observar cómo un padre le enseña a su hijo a caminar. Toma al bebé con ambas manos, sosteniendo y guiando cada acción de él. En un momento dado el padre tira suavemente de la manita izquierda hacia adelante, haciendo que el bebé dé un paso con la pierna izquierda. Luego repite el procedimiento con la mano derecha. La meta final es que la criatura camine sin la ayuda del padre.

La Escuela Dominical ayuda a los alumnos a caminar en el Señor. El maestro es más eficiente cuando trabaja invidivualmente, ayudando a sus alumnos a dar un paso a la vez. Supongamos que el bebé da su primer paso y el padre se desilusiona porque su hijo no echa a correr. La desilusión del padre podría destruir la iniciativa del hijo. Cuando los alumnos dan un paso espiritual, el maestro debe demostrarles amor y apoyo en cada paso sucesivo. El experimentar una sensación de logro y de dirección es parte del aprendizaje; el maestro tiene que darles esto a sus alumnos.
ENSEÑAR POR IMITACION
El maestro es el que determina qué aprendizaje se seguirá en el aula. El maestro que ama la Palabra de Dios tiene el compromiso de comunicarla a sus alumnos. Asimismo, el maestro que ama a los niños se siente comprometido a ayudarlos a satisfacer sus necesidades. Pero, en definitiva, la lección más importante del maestro es él mismo. El maestro que es llamado por Dios querrá ser el mejor ejemplo posible para sus alumnos.

La identificación ayuda a cambiar vidas. Los niños varones aprenden el papel que habrán de desempeñar en su vida identificándose con sus padres. Más adelante, se identifican con otros hombres adultos, que, es de esperar, sean cristianos piadosos. Las mismas fuerzas actúan en la vida de las niñas. Todos los niños deben tener un piadoso maestro (o maestra) de Escuela Dominical que ame a Jesucristo, de modo que reciban su saludable influencia.

Más y más niños provienen de hogares desavenidos. Carecen de padre o de madre que les sirvan de modelo en la vida. Tales niños deben poder encontrar en su maestro o maestra de Escuela Dominical, un padre o madre substitutos que posean las cualidades de Jesucristo. Aquellos niños que no han conocido nunca un padre cristiano, pueden empezar a apreciar el amoroso cariño de su Padre celestial a través de su maestro de Escuela Dominical.

Los maestros comunican más por sus acciones que por sus palabras. A veces la forma en que un maestro le estrecha la mano a un niño, le dice sin palabras que lo quiere. Y se lo dice mucho mejor que las palabras colocadas en un franelógrafo. Por supuesto, tanto las palabras que se expresan como las acciones que simbolizan, deben complementarse recíprocamente.
RESUMEN
El maestro debe tener cuidado de usar palabras adecuadas, de hacer participar a los alumnos, de alcanzarlos mediante sus actividades, y de asegurarse de que logra satisfacer sus necesidades, siendo en todo momento un piadoso ejemplo. Este es el proceso de enseñanza.

Aprender es como tomar un remedio: cada persona tiene que hacerlo por sí misma. Nadie puede hacerlo por los alumnos. De la misma manera, toda persona tiene que aprender por sí misma las lecciones que Dios quiere que aprenda. El propósito de la enseñanza de la Escuela Dominical es enseñar la Palabra de Dios a los inconversos, y hacer que el cristiano crezca en Jesucristo, de modo que todo alumno pueda ser “… un hombre perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo” (Efesios 4:13).
PREGUNTAS CLAVES PARA ESTUDIO Y ANALISIS 
1.     Defina qué se entiende por enseñanza en la Escuela Dominical.
2.     ¿Por qué es parte importante de la enseñanza la lectura y explicación de la Biblia?
3.     Nombre tres distintas maneras en que el maestro puede hacer participar a los alumnos en la lección.
4.     ¿Cuál es el papel que juega la actividad en la enseñaza?
5.     ¿Qué cosa resulta evidente en la vida de un alumno si el maestro le ayuda a resolver sus problemas basado en las lecciones de las Sagradas Escrituras?
6.     ¿Cuál es la lección más importante que un maestro puede enseñar?
ACTIVIDADES PARA ESTUDIO Y APLICACION ADICIONALES 
1.     Pida a los alumnos de la clase que den su testimonio acerca del maestro que ejerció la mayor influencia en su vida. Pídales que analicen por qué esa persona tuvo tal impacto sobre ellos.

2.     Pida que cada alumno de la clase exponga su opinión de por qué Cristo fue un maestro eficiente. Anote las ideas en el pizarrón. Luego pida que la clase analice las sugerencias, buscando la figura de un maestro “ideal”.

3.     Haga un estudio de la proyección evangelística de su Escuela Dominical. Determine cuántos alumnos se han ganado para Cristo por medio de la Escuela Dominical. Un gráfico que exhiba el número de visitas, el crecimiento de las clases y las campañas especiales, darán una idea de las actividades ganadoras de almas de su iglesia.

DESCARGAR

https://story.ad/site/file_download/smartpublicity1467919561neTNIrOs.html