... El que tiene este cargo, ha de ser irreprensible, debe ser apto para enseñar; no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6
Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6
Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6
Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6
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Exodo 20:4-6»No hagan ídolos ni imágenes de nada que esté en el cielo, en la tierra o en lo profundo del mar. 5 No se arrodillen ante ellos ni hagan cultos en su honor. Yo soy el Dios de Israel, y soy un Dios celoso. Yo castigo a los hijos, nietos y bisnietos de quienes me odian, 6 pero trato con bondad a todos los descendientes de los que me aman y cumplen mis mandamientos.
Sociedades Bíblicas Unidas: Traducción En Lenguaje Actual; Biblia Traducción En Lenguaje Actual.
Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6
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Las cartas 1 y 2 Timoteo y Tito a través de los tiempos han recibido diferentes nombres:
1. Cartas Pontificiales, que vienen de pensamientos católicos y las cuales no se usan.
2. Cartas Pastorales, pensamiento católico. Tomás Aquino habló como las cartas de reglas pastorales, él pensó en ellos como pastores. Los evangelistas y pastores tienen la misma función según ellos, lo cual es un error. Este nombre dieron porque contienen instrucciones a Timoteo y Tito en lo que concierne al cuidado pastoral de las iglesias.
La expresión “epístolas pastorales” para estas tres cartas inicia a inicios del siglo 18. Siendo que Timoteo y Tito no fueron pastores, el nombre de “Cartas Pastorales” no es apropiado. Estos cristianos no fueron ministros de alguna congregación local; sino más bien viajaban a diferentes lugares para cumplir tareas espirituales de parte del apóstol Pablo. Finalmente daban informes detallados al apóstol.
3. Las Epístolas Evangélicas, dirigidas a los evangelistas Timoteo y Tito.
4. Las Cartas o Epístolas de Pablo a Timoteo y Tito es el mejor nombre.
La palabra epístola viene del latín epistŏla y significa carta o misiva que se escribe a alguien, entonces es apropiado usar el término epístola o carta.
II. AUTOR
Las tres cartas inician con el nombre del apóstol Pablo, lo que nos muestra que su autoría. Es decir la evidencia interna de las cartas apunta al apóstol como su redactor.
Algunos críticos sostienen que Pablo no es el autor, desde mediados del siglo segundo Marción tenía este pensamiento. Este hombre enseñaba el ascetismo más estricto, negaba la legalidad del matrimonio y estableció reglas rígidas para el ayuno. Siendo que estas cartas condenaban el ascetismo (1 Ti. 4:3-4, Tit. 1:14-15), era lógico pensar que rechazara las cartas.
Ellos decían la carne es mala, el espíritu es bueno por tanto vamos a castigar a la carne, vamos a abstenernos de casarnos y de ciertos alimentos. Esta idea se esparció en la iglesia católica y como resultado aparecieron muchos monasterios y conventos.
En 1807, F. Schleirmacher rechazó que Pablo fuese el autor de 1 Timoteo.
Veamos algunos de los argumentos de los críticos que niegan la autoría de Pablo de las cartas.
1. El Vocabulario. Las tres cartas tienen similar vocabulario pero son diferentes de las otras cartas escritas por Pablo (10 u 11, si se acredita Hebreos a Pablo).
Palabras que aparecen en las 11 epístolas y no aparecen en las 3 cartas como:
Hacer injusticia, sangre, incircucisión.
Burton Scott ha encontrado que Pablo usa la palabra “Espíritu” unas 800 veces en las 11 epístolas, mientras que en las “Pastorales” emplea 3. 2. El Estilo. Algunos críticos dicen que el estilo de las 3 cartas indica en dirección opuesta a Pablo2. El estilo cambia, pues en las 3 epístolas Pablo está interesado en las personas a las cuales se dirige. 3. La teología no es de Pablo. La cruz ya no ocupa el centro. Hay un énfasis indebido en las buenas obras. Pablo en las 3 cartas no detalla la doctrina de la salvación, pero no hay una contradicción en cuanto a teología de la salvación a las otras. La salvación es por medio de la fe en Jesucristo.
4. Las 3 epístolas atacan al gnosticismo del siglo 2. Sostienen que ataca a Marción, quién fue expulsado de la iglesia de Roma en el 144 a.C, por lo tanto, estas cartas debieron ser escritas alrededor de esa fecha. Por esto afirman que Pablo no pudo haberlas escritas en este tiempo.
Pablo, pudo , bajo la dirección del Espíritu, predecir el desarrollo de un error en el segundo siglo que, en forma incipiente, ya existía en su propio tiempo.
Cada vez más, hay la seguridad de que el gnosticismo no nació exactamente en el segundo siglo después de Cristo, sino mucho más antes. Que no es un sistema unificado sino que contribuyeron muchas culturas en su formación, como la filosofía platónica, el misticismo oriental, el judaísmo cabalístico y el cristianismo. Por lo tanto, no se puede concluir que Pablo atacó precisamente el ascetismo enseñado por Marción en el siglo segundo, puede ser simples coincidencias.
III. DESTINATARIOS
A. Timoteo o Thimotheus.
Su nombre significa: “temerosos de Dios”. Nació en Listra, hijo de padre gentil y de una mujer judía creyente llamada Eunice.
Era una persona muy especial, criado con mucho cuidado y cariño de su abuela Loida y su madre Eunice, 2 Ti. 1.5.
Era un joven ejemplar, con un buen conocimiento de las Escrituras, diligente en el servicio de la iglesia, buena reputación y dispuesto a acompañar a Pablo en la predicación del Evangelio por lugares desconocidos, pese a sus enfermedades. Pablo tuvo un amigo fiel, quién lo miraba como su hijo espiritual a quién entrenó con todo su afecto y dedicación en los ministerios del Reino.
Se cree que Eunice y Loida se convirtieron en cristianas en la primera visita que hizo Pablo a Listra.
En el segundo viaje misionero del apóstol, Timoteo fue seleccionado como compañero de Pablo debido a las buenas referencias que dieron del joven.
El historiador Eusebio cuenta que S. Pablo nombró a Timoteo primer obispo de la Iglesia de Éfeso. Allí, Timoteo fue apaleado y apedreado por el emperador Diocleciano, ya que se oponía a un festival pagano en honor de Diana. Así pues, recibió la corona del martirio en el año 97. Los restos de Timoteo se encuentran en la Iglesia de los Apóstoles en Constantinopla3.
B. Tito
Su nombre significa: defensor. Sus padres fueron gentiles. Se cree que él abrazó al cristianismo en Antioquía de Siria durante la campaña de evangelización realizada por Pablo y Bernabé. Hch. 11: 19-26.
Cumplió misiones difíciles que Pablo le encargó. Acompañó a Pablo y Bernabé al Concilio de Jerusalén, en donde Pablo le impidió dejarse circuncidar, pues era griego y Pablo quería mostrar que la salvación no viene por medio de la obediencia de la ley sino de la gracia de Jesucristo.
Se cree que murió en Creta en el año 96 d.C.
IV. PROPÓSITO DE LAS CARTAS
A. Pablo escribió como se escribe a los hermanos, para animarles.
B. Escribió las cartas para enfrentar la doctrina falsa que estuvo entrando en la iglesia.
C. Escribió las cartas para dar instrucciones generales de cómo ministrar en la iglesia.
D. Para ofrecer ayuda en consejería de un evangelista mayor a sus hermanos queridos.
E. Dio instrucciones personales a los dos, les indicó de lo que deseaba que ellos hicieran.
V. TRANSFONDO
Posible escenario de Pablo. Después de escribir el libro de Hechos.
1. Puesto en libertad en Roma entre 62 o 63 d.C. El incendio de Roma fue entre el 19 al 24 de julio de 64 d.C. Sería imposible una liberación posterior a esta catástrofe.
2. Pablo, luego de ser excarcelado, envía a Timoteo a Filipos con la buena noticia, Fil. 2:19-23.
Pablo en Éfeso y otras iglesias.
3. Pablo y Timoteo se encuentra en Éfeso, quién trae noticias de Filipos, le pide antes de partir a Timoteo que se quede en Éfeso 1 Ti. 1:3-4.
4. Pablo va en Macedonia, 1 Ti. 1:3.
5. Pablo escribe la carta a 1 de Timoteo desde alguna ciudad de la provincia de Macedonia (Filipos)
6. Pablo ___ Éfeso ___ Creta (deja a Tito)
7. Pablo ___ Corinto escribe la carta a Tito.
8. Pablo y Tito se encontraron en Nicápolis, ciudad situada en la costa oriental del mar Jónico. Allí Pablo pasa el invierno y ser reúne con Tito, Ti. 3.12.
9. Pablo y Tito ___ España (Ro. 15.24). Parece que el viaje lo hizo acompañado de Tito. Lo extraño es que en España no haya ningún testimonio o relato de la llegada del apóstol a este país. La mayor parte de los investigadores del Nuevo Testamento no creen que Pablo quedara libre después de su juicio ante Nerón.
10. Regresaron a Grecia y Asia Menor y deja a Trófimo enfermo en Mileto, al sur de Éfeso. 2 Ti. 4:20.
11. Puesto preso en Troas una vez más encarcelado y llevado a Roma. En este tiempo reinaba en Roma, Nerón. Este hombre asesinó a su hermanastro, a su propia madre, a su esposa (Octavia), y a otros.
12. Escribe la carta a 2 de Timoteo. En Roma, sufriendo prisión. Lucas era el único que le acompañaba
13. Fue ejecutado en la Vía Ostia a 5 Km a las afueras de Roma. La ejecución fue por decapitación.
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Operación Moked
Así ganó Israel la Guerra de los Seis Días
En
1967 la tensión en Medio Oriente iba en aumento.
Los países árabes
vecinos comenzaron a hacer alianzas entre ellos, tomando posiciones de
guerra en contra del Estado judío.
A mediados de mayo, el presidente
egipcio Gamal Abdel Nasser, comenzó a embarcar a sus tropas hacia la
península del Sinaí y expulsó a las fuerzas de las Naciones Unidas que
patrullaban la zona.
Además declaró el cierre del Estrecho de Tirán para
el paso de las naves israelíes en el Mar Rojo (lo que equivale a una
declaración de guerra). Al mismo tiempo, tras un pacto de defensa entre
Jordania y Egipto, el ejército iraquí desplegó tropas en Jordania.
Considerando los retos que enfrentaba, Israel sabía que solo por
medio de un ataque preventivo podría vencer a los grandes ejércitos
árabes que tenían como objetivo su destrucción.
Ya en 1962, Ezer Weizmann, comandante de la Fuerza Aérea, había
planeado una operación que destruiría todas las fuerzas aéreas del
enemigo. Para ser eficaz, el Ejército de Defensa de Israel (Tzáhal)
comprendió que primero tenía que atacar las pistas de aterrizaje de los
aeropuertos para impedir que los aviones enemigos despeguen.
El éxito de la misión dependía de que fuese una verdadera sorpresa. Las
órdenes del comandante de la Fuerza Aérea fueron claras: “Los pilotos
volarán a una altitud baja, y bajo ninguna condición podrán utilizar las
líneas de comunicación; ni para el despegue, ni durante el vuelo, ni
siquiera si sufren de problemas técnicos y tienen que abortar la misión.
Harán contacto sólo cuando el primer objetivo sea atacado”.
En 1964, la Operación Moked fue discutida por el Estado Mayor en absoluto secreto.
Mordechai "Moti" Hod, comandante de la Fuerza Aérea junto con Yitzhak
Rabin (en ese entonces jefe del Estado Mayor), decidieron lanzar el
4 de junio la Operación Moked. Tras recibir la
autorización del gobierno, algunos oficiales de las bases aéreas se
reunieron para recibir las instrucciones de sus comandantes.
Alrededor de las 4:00 AM, los pilotos recibieron instrucciones para
que el ataque tuviera lugar precisamente a las 7:45 AM en once objetivos
diferentes de Egipto. El enemigo fue tomado completamente por sorpresa.
Tras destruir las pistas de los aeropuertos, los aviones de la Fuerza
Aérea de Israel abrieron fuego sobre el escuadrón egipcio, que estaba
atrincherado en tierra.
La primera ola de ataques continuó por dos horas, 197 aviones egipcios y seis aeropuertos fueron completamente destruidos
.
Al final de la primera etapa, Yitzhak Rabin ordenó a las fuerzas
terrestres invadir el Sinaí, iniciando lo que más tarde se llamaría la
“Guerra de los Seis Días”.
Horas más tarde, otro objetivo egipcio fue atacado con el fin de
corroborar que todos los objetivos habían sido atacados y para destruir
los radares y la infraestructura electrónica de guerra.
A las 11:30 AM, tras un ataque sirio, el comandante de la Fuerza
Aérea de Israel decidió redirigir los aviones y destruir los aeropuertos
sirios. Por otro lado, el Rey Hussein de Jordania, basado en falsos
reportes árabes de un inexistente “éxito egipcio”, decidió unirse a la
guerra y comenzar los ataques contra Israel. La Fuerza Aérea al ser
informada acerca del inminente ataque por la Inteligencia del Ejército
de Defensa de Israel, decidió destruir los aviones y aeropuertos de
Jordania.
Más tarde ese mismo día, los reportes de inteligencia informaban que
Irak se uniría a la guerra. Instantáneamente, el Ejército de Defensa de
Israel decidió atacar el aeropuerto H-3 en Irak.
Esta operación fue uno de los éxitos más grandes de la historia del Ejército de Defensa de Israel.
Alrededor de 400 aviones egipcios, jordanos y sirios, fueron destruidos.
En los cinco días siguientes, las fuerzas israelíes derrotarían a
cuatro ejércitos e incrementarían su territorio en todos los frentes.
La Guerra de los Seis Días,
denominación de la tercera Guerra Árabe-israelí, que enfrentó en junio
de 1967 a Israel con los siguientes países árabes: Egipto, Jordania y
Siria, con el apoyo de Irak, Kuwait, Arabia Saudí, Sudán y Argelia.
La guerra estalló como
consecuencia del persistente enfrentamiento árabe-israelí que, en los
primeros meses de 1967, condujo a una postura cada vez más hostil por
ambos bandos. A mediados de mayo, todos los contendientes estaban
movilizados. Egipto bloqueó el golfo de Aqaba, ruta vital para la
navegación israelí, acto considerado por Israel como una agresión
Las hostilidades se
iniciaron el 5 de junio con un masivo ataque preventivo israelí que
destruyó la capacidad aérea de los países árabes. Las tropas israelíes
avanzaron rápidamente, ocuparon la franja de Gaza y alcanzaron el Sinaí.
Al mismo tiempo luchaban contra los jordanos en la parte antigua de
Jerusalén y avanzaban hacia Siria. Cuando el 10 de junio cesaron los
combates, Israel controlaba la totalidad de la península del Sinaí, la
franja de Gaza, Cisjordania (con la totalidad de la ciudad de Jerusalén)
y los estratégicos Altos del Golán en Siria. Había conquistado un
territorio cuatro veces mayor que el suyo propio en 1949, y albergaba en
sus nuevas fronteras una población árabe de 1,5 millones de personas.
Otra consecuencia de la guerra fue el bloqueo del tráfico en el canal de
Suez, que duró hasta 1975.
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La Oración «Ven aquí, Jennifer; es hora de que te acuestes y hagas tus oraciones». «Jessica, te toca el turno de dar gracias por la comida». No todos nos habremos criado en hogares donde se decían estas cosas, pero el cuadro de una criatura con las manos unidas en oración y la cabeza inclinada es comprensible en cualquier parte. Aun en muchas casas donde se considera a Jesús como una mera figura histórica y Dios es apenas un concepto discutible, se dicen oraciones. Pregúntele a cualquiera, y la mayoría le dirá que en algún momento ora. Puede tratarse de «un deseo que se eleva al que está allá arriba», o una apasionada súplica a «Dios, si es que estás allí», o un simple recitar frases aprendidas de memoria, pero todos oramos. Si bien la práctica de la oración es universal, hay muy pocas personas que parecen entender lo que en realidad es. La idea de invocar al Todopoderoso para que haga algo porque «se lo pido» resulta aterradora. Para la mayoría de las personas, la convicción de que Dios realmente habrá de contestar ese pedido casi no existe. ¿Por qué ora, entonces, la gente? Oran porque «a lo mejor da resultado», porque «mi abuela aseguraba que daba resultado», o, al igual que los que no saben qué contestar en un cuestionario con varias opciones, porque «cualquier cosa es mejor que nada». De modo que la oración se vuelve esa «cualquier cosa» que nos permite hacer algo en lugar de no hacer nada. Es lo que «hay que hacer» cuando uno mismo ya no puede hacer nada: «Ya no hay esperanza, de modo que es mejor que le dé una oportunidad a Dios». Reconozco que estas actitudes pueden parecerles casi blasfemas a aquellos que creen en el poder de la oración y han comprobado que sus oraciones han sido contestadas vez tras vez. Sin embargo, debemos recordar que estamos expuestos a la influencia del mundo que nos rodea y, como resultado, muchos cristianos ya no ven la oración de manera muy diferente que la descrita arriba. Sabemos que deberíamos creer en la oración, y creer que nuestras oraciones van a ser contestadas, pero la verdad es que no entendemos, para empezar, en qué consiste la oración. ¿Por qué es necesario que un Dios que todo lo sabe necesita que le diga lo que me hace falta? ¿Por qué un Dios todopoderoso necesita mis oraciones a fin de obrar?… ¿Qué es la oración, después de todo? Para comenzar a contestar estas preguntas, busque los siguientes pasajes en los Salmos, y vea si puede emplearlos para formular su propia definición práctica de lo que es la oración. A continuación tiene algunas preguntas para ayudarlo a formular dicha definición. ¿Qué palabra o palabras se usan además de la palabra oración?
¿Qué es lo que se pide en la oración? ¿Qué verdad se afirma?
¿Cambia la actitud en alguna forma durante la oración?
¿Qué cuadro de Dios se nos pinta en la oración?
¿Cómo es la actitud del que ofrece la oración?
¿De qué se trata la oración?
Indica la persona que ofrece la oración la razón por la cual ora? Salmo 17.1–9
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El problema de los métodos de evangelización Propósito y pertinencia: estos son los problemas cruciales de nuestra labor. Tienen relación mutua y la significación de toda nuestra actividad dependerá en gran parte de la medida en que logremos que ambos elementos sean compatibles. El hecho solo de que estemos ocupados (o de que seamos hábiles) en alguna actividad no significa necesariamente que estemos cumpliendo algún propósito. Siempre habrá que preguntarse: ¿Vale la pena hacerlo? ¿Se cumple la tarea establecida? Estas son las preguntas que debieran plantearse constantemente en relación con la actividad evangelizadora de la iglesia. En nuestros esfuerzos por llevar adelante las cosas, ¿estamos realmente cumplimentando la gran comisión de Cristo? ¿Vemos como resultado de nuestro ministerio una comunidad creciente y pujante de hombres consagrados que comunican al mundo el evangelio? No se puede negar que estamos muy ocupados en la iglesia, afanados por llevar a cabo un programa tras otro de evangelización. Pero, ¿estamos cumpliendo el propósito deseado?
A la función le sigue la forma Nuestra atención se centra de inmediato en la necesidad de idear una bien madurada estrategia de acción diaria, en función de la meta a largo alcance que nos proponemos alcanzar. Debemos estar conscientes de cómo armoniza determinado curso de acción con el plan general que Dios tiene para nuestra vida, si queremos que conmueva nuestra alma con un sentido de destino. Esto es así en cualquier procedimiento o técnica que se utilice para propagar el evangelio. Al igual que un edificio se construye de acuerdo con un plano diseñado en función de su uso, así también todo lo que hacemos debe tener un propósito. De lo contrario, nuestra actividad puede resultar inútil por falta de rumbo y por confusión de metas.
Estudio de los principios Lo anterior explica lo que ha motivado este estudio. Es un esfuerzo por descubrir los principios que dirigieron las acciones del Maestro; con la esperanza de que nuestros propios esfuerzos puedan conformarse a una pauta semejante. Por consiguiente, el libro no pretende interpretar métodos específicos de Jesús en la evangelización personal o de masas.* Es más bien un estudio de los principios que forman el sustrato de su ministerio: principios que determinaron sus métodos. Se le podría llamar un estudio de su estrategia de evangelización en torno a la cual orientó su vida sobre la tierra.
Necesidad de más investigación Causa sorpresa lo muy poco que se ha publicado acerca de este tema, aunque, desde luego, la mayoría de los libros que tratan de métodos de evangelización contienen en forma somera algo acerca de ello. Lo mismo podría decirse de los estudios acerca de los métodos docentes de Jesucristo, como también de las historias generales que tratan de su vida y obra.
Probablemente el estudio más esmerado que se ha escrito hasta la fecha, en cuanto al plan general de evangelización del Maestro, haya sido en relación con la preparación de los discípulos. Destaca entre todos el libro The Training of the Twelve (La Preparación de los Doce) de A. B. Bruce. Publicado por primera vez en 1871 y revisado en 1899, este relato del crecimiento de los discípulos en la presencia del Maestro, no ha sido superado en cuanto a riqueza de ideas. Otro volumen, Pastor Pastorum, de Henry Latham, escrito en 1890, hace hincapié sobre todo en la forma en que Jesús preparaba y capacitaba a hombres, aunque resulta menos comprensivo en su análisis. Después de estos primeros estudios, han aparecido unos cuantos volúmenes menores que proporcionan ideas estimulantes siempre en relación con el mismo tema. No todos estos volúmenes tienen el mismo punto de vista teológico evangélico, pero es interesante advertir que coinciden cuando se trata de evaluar la característica fundamental de la obra que Jesús realizó con los discípulos.
Lo mismo se puede decir de muchas obras prácticas acerca de diversas fases de la vida y ministerio de la iglesia que han sido publicadas en años recientes, sobre todo de los escritos relacionados con el movimiento creciente de testimonio laico y de grupos pequeños dentro de la iglesia. Estamos conscientes de que estos autores no han escrito de modo primordial desde el punto de vista de la estrategia de la evangelización; con todo, debemos reconocer lo mucho que les debemos por tratar de los principios fundamentales del ministerio y misión de nuestro Señor.
Sin embargo, el tema de la estrategia básica de Jesús muy pocas veces ha recibido la atención que merece. Aunque agradecemos los esfuerzos de los que la han estudiado —y no prescindimos de sus hallazgos—, sigue siendo apremiante la necesidad de más investigación y aclaración, sobre todo en el estudio de las fuentes primarias.
Nuestro plan de estudio Para comprender plenamente el plan de Jesús, debemos acudir al Nuevo Testamento y, en especial, a los Evangelios. A fin de cuentas, son los únicos relatos de primera mano que nos hablan del Maestro en acción (Luc. 1:2, 3; Jn. 20:30; 21:24; 1 Jn. 1:1). Es cierto que los Evangelios se escribieron primordialmente para presentarnos a Cristo el Hijo de Dios, y para que por fe podamos tener vida en su nombre (Jn. 20:31). Pero lo que a veces no acertamos a ver es que la revelación de esa vida en Cristo incluye la forma cómo vivió y enseñó a otros a vivir. Debemos recordar que los testigos que escribieron los libros no sólo vieron la verdad, sino que la verdad los cambió. Por consiguiente, al escribir el relato nunca dejan de hacer resaltar lo que más influyó en ellos y en otros para que dejaran todo y siguieran al Maestro. Claro que no lo mencionan todo. Como cualquier otro historiador, los autores de los Evangelios presentan un cuadro de conjunto, poniendo de relieve unas pocas personas y experiencias características y haciendo resaltar ciertos puntos vitales dentro del desarrollo de los acontecimientos. Pero en lo que respecta a esas cosas que se seleccionan y detallan con esmero y con integridad absoluta bajo la inspiración del Espíritu Santo, podemos tener la seguridad de que conllevan la intención de enseñarnos cómo seguir las huellas del Maestro. Por esto, los relatos evangélicos de Jesús constituyen nuestro mejor e infalible libro de texto sobre la evangelización.
De ahí que el plan de este estudio es el de seguir las pisadas de Jesús, tal como se describen en los Evangelios, sin recurrir mayormente a fuentes secundarias. Para ello se ha examinado con detenimiento —repetidas veces y desde varios puntos de vista— el relato inspirado de su vida, con el afán de descubrir la razón que lo indujo a llevar a cabo su misión en la forma en que lo hizo. Sus tácticas se han analizado desde el punto de vista de su ministerio en conjunto, con la esperanza de entender de este modo el significado más amplio que revistieron los métodos que siguió con los hombres. Hay que confesar que la tarea no ha sido fácil, y sería yo el primero en admitir que queda mucho por aprender. Las dimensiones ilimitadas del Señor de Gloria no pueden en modo alguno encerrarse en alguna interpretación humana de su perfección, y cuanto más lo contempla uno, tanto más se da cuenta de que así es.
Cristo: ejemplo perfecto
No obstante de reconocer esta realidad, ningún otro estudio resulta más satisfactorio. Por limitadas que sean nuestras facultades perceptivas, sabemos que en Jesús tenemos al Maestro perfecto. Nunca cometió error alguno. Si bien compartió nuestra vida y fue tentado como nosotros, no estuvo sujeto a las limitaciones de la carne de que se revistió por nuestro bien. Aun en los casos en que decidió no utilizar su omnisciencia divina, su mente tuvo una claridad absoluta. Siempre supo discernir la senda recta y, como hombre perfecto, vivió tal como Dios viviría entre los hombres.
Su propósito fue claro Los días que Jesús vivió como hombre no fueron sino la manifestación, en el tiempo, del plan que Dios concibió desde el principio. Siempre lo tenía presente en su mente. Quería salvar del mundo y reservarse para sí un pueblo y también edificar una iglesia del Espíritu que nunca pereciera. Tenía puesta la mirada en el día en que su reino aparecería con toda gloria y poder. Este mundo era suyo por creación, pero no quiso convertirlo en su morada permanente. Sus mansiones estaban en lo alto. Fue a preparar para su pueblo un lugar que tenía fundamento eterno en los cielos.
Nadie estaba excluido de su propósito de gracia. Su amor era universal. No nos confundamos en cuanto a esto. Era “el Salvador del mundo” (Jn. 4:42). Dios quiso que todos los hombres se salvaran y llegaran al conocimiento de la verdad. Para ello se entregó Jesús a fin de ofrecer a todos los hombres la salvación del pecado, y al morir por uno, murió por todos. Al contrario de nuestra forma de pensar superficial, en la mente de Jesús no existió jamás distinción alguna entre misiones extranjeras y domésticas. Para Jesús era todo evangelización mundial.
Se propuso triunfar Toda su vida se encaminó a este propósito. Todo lo que hizo y dijo fue parte del plan general. Su significado emanaba del hecho de que contribuía al propósito último de su vida de redimir el mundo para Dios. Esta fue la visión rectora de su conducta. Fue la norma de todos sus pasos. Démonos bien cuenta de ello. Ni por un momento perdió Jesús de vista su meta.
Por esto es de suma importancia examinar la forma cómo Jesús realizó su propósito. El Maestro puso de manifiesto la estrategia de Dios para la conquista del mundo. Tenía confianza en el futuro precisamente porque vivió de acuerdo con ese plan en el presente. En su vida nada hubo fortuito: no hubo energías malgastadas ni palabras ociosas. Se dedicó a los negocios de su Padre (Luc. 2:49). Vivió, murió, y resucitó según lo previsto. Al igual que un general planea el curso de la batalla, el Hijo de Dios hizo planes para triunfar. No se pudo permitir el lujo de correr riesgos. Sopesó todas las alternativas y los factores variables en la experiencia humana, después de lo cual concibió un plan que no fallaría.
Su plan merece cuidadoso examen Es sumamente revelador estudiarlo. Reflexionar en ello con seriedad conduce al cristiano a conclusiones profundas y a veces abrumadoras, si bien es probable que su plena comprensión resulte lenta y ardua. De hecho, a primera vista podría incluso parecer que Jesús no tuvo plan alguno. Otros descubrirán una técnica particular pero no las normas básicas. Y aquí radica una de las maravillas de esa estrategia. Es tan modesta y silenciosa, que el cristiano atolondrado no atina a descubrirla. Pero cuando el discípulo dispuesto llega por fin a caer en la cuenta del método general de Jesús, le sorprende su sencillez y se pregunta cómo la pudo pasar por alto anteriormente. Sin embargo, cuando se reflexiona acerca del plan de Jesús, la filosofía básica del mismo es tan diferente de la de la iglesia moderna, que sus implicaciones resultan poco menos que revolucionarias.
Las páginas que siguen pretenden aclarar ocho principios rectores del plan del Maestro. Sin embargo, debe aclararse que no hay que entender los distintos elementos si se dieran siempre en un mismo orden, como si el último no comenzara hasta tanto que los otros estuvieran en pleno funcionamiento. De hecho, cada uno de ellos implica todos los demás y, en cierto modo, todos comenzaron con el primero. El esquema sólo pretende estructurar el método de Jesús y hacer resaltar la lógica progresiva del plan. Se observará que a medida que el ministerio de Jesús se desarrolla, los elementos se hacen más patentes y la secuencia de los mismos se vuelve más perceptible.
Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6
Corría el año 64 d.C. en la ciudad de Roma. Ese verano, un incendio destruyó gran parte de ella. Muchos creían que el mismo emperador Nerón era responsable del siniestro. Sin embargo, para evitar el odio del pueblo, el soberano culpó de la tragedia al pequeño pero creciente grupo de los llamados cristianos, dando inicio así a una época de tremenda persecución contra ellos a todo lo largo y ancho del imperio romano.
Hasta entonces, el cristianismo se había considerado como una secta procedente del judaísmo, religión que las autoridades toleraban. No obstante, fue precisamente en esa época que el movimiento tomó su identidad singular y fue terminantemente prohibido. De repente, los creyentes empezaron a ser considerados como criminales, lo que provocó olas de represión y persecución por causa de su fe.
En tales circunstancias, el apóstol Pedro sintió la necesidad de escribir esta carta. Los destinatarios se hallaban muy lejos de Roma porque eran habitantes de Asia Menor. Probablemente por eso todavía no experimentaban la persecución en forma grave, pero sí eran objeto de hostilidad y burlas por parte de sus coterráneos. El escritor les advierte que tendrían que soportar sufrimientos mayores.
Pocos años después, tanto Pablo como Pedro fueron ejecutados en la misma ciudad imperial a consecuencia de las persecuciones de Nerón.
AUTOR Y FECHA
El escritor se identifica en el primer versículo como “Pedro”. El contenido de la enseñanza también manifiesta que él es el legítimo autor porque se asemeja a los mensajes que dio en el libro de los Hechos. Asimismo, algunos pasajes de la carta muestran que conoció personalmente la vida de Jesús.
Algunos han argumentado que es imposible que Pedro, que era pescador en Galilea y que no había tenido ninguna educación formal, se expresara en lenguaje tan rico y estilo literario tan elevado. No obstante, había predicado y enseñado en el mundo griego por muchos años antes de enviar la carta. Además, es muy factible que Silvano (5:12) no solamente fuera el mensajero que entregó la misiva, sino que también fuera su secretario y posiblemente contribuyera a la redacción de la misma.
La carta fue enviada aproximadamente por el año 63 o 64, tal vez un poco después del inicio de las persecuciones de Nerón.
Se conocen más datos acerca de las experiencias y personalidad de Pedro que de los demás discípulos de Jesucristo. Es provechoso estudiarlas en los evangelios y darse cuenta de su posición de liderazgo. Era el vocero de los apóstoles y mostraba entusiasmo y lealtad para Jesús y su misión.
No obstante esto, es evidente que no había comprendido lo que Jesús enseñaba sobre el sufrimiento y no aceptaba que el Señor tuviera que padecer ni que sus seguidores tuvieran que sufrir. No fue sino hasta después de la resurrección que Pedro manifestó una comprensión más clara del propósito redentor de Jesucristo mostrando un valor extraordinario. Había sido profundamente transformado. Al escribir esta carta ya tenía treinta años de experiencia en el ministerio por lo que habla con gran madurez acerca de los padecimientos en la vida de los cristianos.
Después del concilio de Jerusalén (Hechos 15), el Nuevo Testamento no menciona mucho acerca de las actividades de Pedro. Probablemente trabajó en Asia Menor, en las zonas que se mencionan en 1:1, Ilegando a Roma en los últimos años de su vida.
SITUACION HISTORICA
Primera de Pedro está dirigida a los cristianos que vivían en cinco de las provincias romanas (1:1) situadas en lo que ahora es el país de Turquía y la misiva debía hacerse circular entre todas las congregaciones de esa región
El contenido indica que los destinatarios no estaban experimentando persecuciones insoportables y que todavía las autoridades locales premiaban la buena conducta. Sin embargo, Pedro les advierte de persecuciones futuras más serias. De esto entendemos que posiblemente los cristianos de Roma ya sufrían el furor de Nerón pero la ola de represión no había Ilegado a las provincias lejanas donde vivían los recipientes de este mensaje.
En 5:13, Pedro manda saludos de los que están en “Babilonia”. A través de los siglos se ha discutido si se refería esa ciudad específicamente, la cual estaba situada al margen del Río Eufrates, o a la Roma imperial. En épocas posteriores, algunos Ilamaron a ésta última con el nombre de la primera. Si Pedro escribe desde Roma y las persecuciones ya habían comenzado en esa capital, esto explicaría que Pedro usara la palabra como una clave para que no se supiera dónde estaba. Sabemos que vivió en Roma los últimos años de su vida donde según las tradiciones, murió crucificado cerca del año 67 d.C.
PROPOSITO Y TEMA DE LA CARTA
El autor se dirige a creyentes que estaban bajo presión por parte de la sociedad en que vivían. Además, sabía que la situación empeoraría por lo que les escribe para enseñarles como debían conducirse bajo esas circunstancias difíciles. Cuando uno vive en un ambiente hostil, la prioridad es sobrevivir y tratar de actuar y hablar de tal manera que se evite en lo posible el peligro. Es un desafío muy grande honrar a Dios en medio de circunstancias adversas. Junto con estas instrucciones va el propósito de animarles.
HOSTILIDAD > SUFRIMIENTO > GLORIA
Con lo anterior en mente, analiza la relación que existe entre el sufrimiento y la gloria, haciendo hincapié en la agonía de Cristo y la victoria que resultó de ella. La carta relaciona la doctrina cristiana con la conducta del creyente basándose en el ejemplo del Hijo de Dios y enseña que el padecimiento es normal y algo que debe esperarse. La conducta santa y paciente que nuestro Señor demostró en medio del tormento es el modelo que debemos seguir. Después de las penas, Dios promete victoria y gloria a los que sufren por su nombre.
ORGANIZACION DEL LIBRO
Después de un breve saludo (1:1–2), el autor desarrolla su enseñanza en cuatro etapas. En primer lugar, Pedro enseña que el cristiano que sufre debe recordar y tener la certidumbre de que en el futuro, recibirá grandes bendiciones.
A continuación incluye una sección de exhortaciones acerca de las responsabilidades de quienes experimentan la hostilidad de los demás. El énfasis está en que el creyente necesita ser humilde y tratar de seguir haciendo el bien a los que están en su contra.
La tercera sección afirma que el creyente no debe ser acusado de mala conducta, sino por el bien que hace y que ha de sentir gozo por ello, sabiendo que Dios le dará bendición porque padece por ser cristiano. La carta termina con una serie de instrucciones para los líderes, los jóvenes y la congregación en general.
Salutación 1:1–2
I.
El creyente que sufre debe recordar su esperanza y ministerio. 1:3–2:10
II.
El creyente tiene el deber de permanecer sumiso aunque sufra injusticias. 2:11–3:12
III.
El creyente que sufre por su buena conducta será bendecido. 3:13–4:19
IV.
El autor explica los deberes de una comunidad que pasa por pruebas. 5:1–11
Conclusión 5:12–14
VIVA SEGURO EN UN MUNDO INCIERTO 1:1–5
Los versículos 1–2 del primer capítulo son la salutación y es en donde se identifican al autor y los destinatarios. Asimismo se describen las circunstancias problemáticas en que vivían quienes reciben la carta. Generalmente, dispersión se refería a los judíos que desde los tiempos del exilio en Babilonia vivían fuera de Palestina. Pero aquí se refiere a todos los cristianos (judíos y gentiles) esparcidos por las cinco provincias romanas del norte de Asia Menor.
¡PENSEMOS!
Cuando una persona viaja a un país extranjero, ¿Cuáles son los factores que le hacen sentir inseguro? ¿Qué cosas le pueden ayudar para que se sienta tranquilo, aunque esté lejos de su hogar o país?
Rechazados por el mundo (v. 1).
Los judíos cristianos habían sido literalmente expatriados y tenían que vivir lejos de su nación. De la misma manera, a todos los creyentes nos pasa lo mismo en lo espiritual. Primera de Pedro 2:11 y Hebreos 11:13 enseñan que somos “extranjeros y peregrinos en la tierra” porque vivimos lejos de nuestra patria celestial en donde se encuentra nuestra verdadera ciudadanía.
Por esa razón, tenemos que habitar en medio de una sociedad que no nos acepta; en un mundo que no ofrece seguridad. Todo cristiano está expuesto a los caprichos de otros y a peligros e injusticias de parte de los que no honran a Dios. Cristo dijo: “Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece” (Juan 15:18–19).
Escogidos por Dios. (v. 2).
El creyente no encuentra su identidad y sentido de pertenencia en el mundo que lo rodea, pero tiene la seguridad de que Dios lo ha seleccionado para ser de él y darle una ciudadanía en el cielo. Cuando se siente sólo y perdido dentro de la gran masa de una sociedad que no lo entiende y que está en su contra, debe recordar que Dios se fijó en él, lo escogió y lo amó; es un tesoro que el Señor ha tomado para sí mismo.
Este versículo especifica los pasos sobrenaturales que el Altisimo dio con el fin de salvarnos, indicando que cada una de las personas de la divina Trinidad participó en ese proceso.
1)El Padre seleccionó al individuo para salvarlo: fue elegido según la presciencia de Dios.
2)El Espíritu Santo nos apartó para el Padre Celestial y obró para llevarnos a creer en Cristo iniciando el proceso de santificación.
3)El resultado de la obra del Padre y del Espíritu, es que el individuo respondió al llamado a la salvación y obedeció a ese llamamiento (1:22).
4)La sangre de Jesucristo se “roció”, o derramó en su muerte para limpiar o perdonar los pecados.
La presciencia de Dios no sólo enseña que él sabía de antemano quien sería salvo. En la Biblia esto significa que así lo decidió desde antes de la creación del mundo (2 Tesalonicenses 2:13–14, Efesios 1:4–5; compare la palabra “conocer” en Amós 3:2, Hechos 2:23 y Romanos 11:2). Es un misterio que no se comprende totalmente, porque las Escrituras enseñan también que el individuo necesita oír el evangelio y confiar en Cristo como su Salvador. No fue el hombre el que tomó la iniciativa para buscar a Dios, sino que él nos buscó primero. Siempre hay que recordar que la salvación comenzó con el Creador y depende únicamente de él.
El creyente se siente maravillado, con actitud de gratitud y adoración cuando se da cuenta de que es objeto especial del amor y selección del Rey del Universo y porque las tres divinas personas intervienen realizando una serie de obras esenciales para que cada individuo llegue a conocer a Cristo. Sólo por esta maravillosa obra de la gracia de Dios puede un hombre o mujer pertenecer al Señor y llegar a ser ciudadano del cielo (Filipenses 3:20). Por eso debemos sentirnos seguros y animados aun en medio de la hostilidad que encontramos en el mundo.
¡PENSEMOS!
Lea los versículos 3–5 y busque las respuestas a las siguientes preguntas: ¿Qué derecho tiene el creyente de recibir una herencia? ¿Qué impulsó a Dios a salvarnos? ¿Dónde está la herencia? ¿Cuándo la recibiremos? ¿Qué nos asegura la herencia?
Hechos hijos de Dios (v. 3).
Esperanza es una palabra clave en este versículo. El que está en peligro y se siente inseguro e intranquilo, la necesita urgentemente. Esta cualidad no da lugar a dudas, como la persona que dice “Espero que así sea”. La esperanza como se usa en la Biblia es algo concreto que Dios ha prometido y por lo tanto, respalda y es segura. Puesto que el Señor afirma esto, entonces cada cristiano puede sentirse maravillosamente optimista con respecto al futuro. Si el presente no nos ofrece seguridad y optimismo, entonces necesitamos esperar algo bueno en los días que vendrán. ¡El cristiano tiene un porvenir maravilloso! Enseguida veremos por qué.
Pedro alaba a Dios en el versículo 3 porque él hizo un milagro especial. Nos hizo nacer de nuevo cuando confiamos en Jesucristo como nuestro Salvador. Su enorme compasión condescendió con los necesitados y decidió regenerarnos (Juan 3:7, 2 Corintios 5:17). Esta misericordia es amplia y suficiente para cubrir cualquier necesidad del hombre o la mujer por más pecadores que sean.
Pedro habla de la resurrección de Cristo como el único medio de la salvación; además por su muerte nos dio nueva vida. Eramos esclavos del pecado, pero gracias al sacrificio y resurrección de nuestro Redentor, obtuvimos una nueva existencia.
Hechos herederos. (v. 4)
Nacer en la familia del Padre Celestial tiene consecuencias positivas. Entre ellas se encuentra la de que nos convertimos en herederos de Dios. ¿Cuál es la herencia del creyente? En primer lugar, una personalidad distinta, porque llegaremos a ser como él (1 Juan 3:2); además, participaremos de su gloria (Romanos 8:29–30); recibiremos vida eterna (Marcos 10:17) y el reino de Dios (1 Corintios 15:50). Nuestros cuerpos resucitarán (Filipenses 3:20) y por último, Pablo dice que “todo es vuestro” (1 Corintios 3:21–23). Esta herencia no puede ser destruida, es incorruptible, no tiene defecto, porque es incontaminada, no se consume ni se gasta con el tiempo, es inmarcesible.
Preservados por el poder de Dios (v. 5).
El versículo anterior subraya la permanencia de la herencia que Dios nos ha reservado, en este, Pedro afirma que el poder divino nos protege para que lleguemos a gozar de la herencia prometida. El creyente está circundado, rodeado, como si fuera por una compañía de soldados. El poder del Creador pone un cerco alrededor de sus hijos con el fin de preservarlo de cualquier poder que trate de destruir su relación con su Señor. El futuro del cristiano y su herencia son tan seguros que Pablo dice que ya hemos sido glorificados (Romanos 8:30). Lo único que falta es la revelación pública de nuestra gloria la cual será manifestada.
Un hombre de Dios exclamó, “¿Quién puede quejarse de los problemas durante el viaje si el camino se dirige a casa?” Viajar por un país extranjero tiene sus peligros, amenazas y produce nerviosismo, pero el cristiano está seguro en el poder del Padre Celestial. No tiene nada que temer ni dudar porque el Altisimo lo ha escogido. La Santa Trinidad intervino para redimirlo y está esperando la herencia gloriosa que recibirá cuando llegue a su patria y hogar celestial. ¡Tiene una grande esperanza y optimismo!
¡PENSEMOS!
¿Qué experiencia o problema difícil hace que usted se sienta inseguro? ¿Es posible que se haya concentrado más en el problema que en Dios? ¿Le ayuda recordar que él le salvó y que usted es un amado hijo de él? ¿Cuál es la bendición futura que le da a usted más confianza y gozo? ¿Qué puede hacer ahora para agradecer al Rey del Universo esta seguridad?