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viernes, 28 de julio de 2017

Cuando alguno de entre vosotros ofrece ofrenda a Jehová, de ganado vacuno u ovejuno haréis vuestra ofrenda.

PARA RECORDAR ... El que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6






LOS PREPARATIVOS PARA LA ADORACION - EL HOLOCAUSTO
LEVÍTICO 1:1 - 17
1Llamó Jehová a Moisés, y habló con él desde el tabernáculo de reunión, diciendo: 2Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando alguno de entre vosotros ofrece ofrenda a Jehová, de ganado vacuno u ovejuno haréis vuestra ofrenda. 

3Si su ofrenda fuere holocausto vacuno, macho sin defecto lo ofrecerá; de su voluntad lo ofrecerá a la puerta del tabernáculo de reunión delante de Jehová. 4Y pondrá su mano sobre la cabeza del holocausto, y será aceptado para expiación suya. 5Entonces degollará el becerro en la presencia de Jehová; y los sacerdotes hijos de Aarón ofrecerán la sangre, y la rociarán alrededor sobre el altar, el cual está a la puerta del tabernáculo de reunión. 6Y desollará el holocausto, y lo dividirá en sus piezas. 7Y los hijos del sacerdote Aarón pondrán fuego sobre el altar, y compondrán la leña sobre el fuego. 8Luego los sacerdotes hijos de Aarón acomodarán las piezas, la cabeza y la grosura de los intestinos, sobre la leña que está sobre el fuego que habrá encima del altar; 9y lavará con agua los intestinos y las piernas, y el sacerdote hará arder todo sobre el altar; holocausto es, ofrenda encendida de olor grato para Jehová. 

10Si su ofrenda para holocausto fuere del rebaño, de las ovejas o de las cabras, macho sin defecto lo ofrecerá. 11Y lo degollará al lado norte del altar delante de Jehová; y los sacerdotes hijos de Aarón rociarán su sangre sobre el altar alrededor. 12Lo dividirá en sus piezas, con su cabeza y la grosura de los intestinos; y el sacerdote las acomodará sobre la leña que está sobre el fuego que habrá encima del altar; 13y lavará las entrañas y las piernas con agua; y el sacerdote lo ofrecerá todo, y lo hará arder sobre el altar; holocausto es, ofrenda encendida de olor grato para Jehová. 

14Si la ofrenda para Jehová fuere holocausto de aves, presentará su ofrenda de tórtolas, o de palominos. 15Y el sacerdote la ofrecerá sobre el altar, y le quitará la cabeza, y hará que arda en el altar; y su sangre será exprimida sobre la pared del altar. 16Y le quitará el buche y las plumas, lo cual echará junto al altar, hacia el oriente, en el lugar de las cenizas. 17Y la henderá por sus alas, pero no la dividirá en dos; y el sacerdote la hará arder sobre el altar, sobre la leña que estará en el fuego; holocausto es, ofrenda encendida de olor grato para Jehová. 

EL HOLOCAUSTO
El Holocausto Levítico1:1–17. 
El primer capítulo de Levítico trata del tema del holocausto. Por su importancia es la primera ofrenda mencionada. 
El holocausto es una ofrenda quemada. Es un sacrificio muy antiguo. Puede ser el sacrificio más antiguo (presentado por Abel, Gén. 4:4; Noé, Gén. 8:20; Abraham, Gén. 22:3, 6, 13). La historia de las ofrendas de Caín y Abel puede explicar cómo el holocausto llegó a ser el sacrificio más común para agradar a Dios. (Nota: La Biblia no dice que Dios rechazó la ofrenda de Caín por el tipo de sacrificio, sino indica que fue por la actitud: la condición del corazón.)
El primer versículo de Levítico es una introducción general al libro y el v. 2 introduce el sacrificio del holocausto, el cual está presentado en el primer capítulo.
Llamó a Moisés y habló con él Jehovah.… (v. 1), este versículo relaciona el libro de Levítico con el libro de Exodo. Parece que es una continuación del libro anterior. El libro de Exodo termina con la explicación de la nube que cubrió el tabernáculo. La nube representa la presencia de Jehovah. La voz salió del tabernáculo. Aunque Jehovah es el sujeto de los dos verbos, la construcción gramátical del hebreo permite la idea de que el sujeto del verbo llamó viene del anterior. Entonces, Jehovah llamó desde el tabernáculo. 
El versículo dice: “Llamó a Moisés y habló Jehovah.” El cubrió el tabernáculo con su presencia, llamó a Moisés y habló con él. La frase llamó a Moisés es una introducción común para presentar un mensaje importante. Jehovah llamó a Moisés desde la zarza ardiente, desde Sinaí y ahora desde el tabernáculo. La zarza ardiente y Sinaí habían llegado a ser como lugares santos para Jehovah. 
Ahora el tabernáculo será el lugar santo, donde el pueblo se podrá acercar a Jehovah. Es importante anotar las introducciones a todas las divisiones en el libro de Levítico. A veces, el mensaje está dirigido a Moisés solamente. Así aparece en los caps. 1–10 (1:1; 4:1; 6:1; 8:1). En el cap. 11, la introducción dice que Jehovah habló a Moisés y a Aarón … (11:1; 13:1; 15:1, etc.) En adelante las dos introducciones se intercambian, según el mensaje.
El pueblo que ofrendaEl pueblo de Dios debe ofrendar, aun en medio de grandes necesidades y profunda pobreza. Ejemplos son la viuda de Sarepta y la iglesia de Macedonia. Dios espera la ofrenda de su pueblo como expresión de alabanza, agradecimiento, adoración, alegría y aceptación de que somos sus mayordomos. Dios acepta la ofrenda de su pueblo. Dios se agrada de la ofrenda de su pueblo (1:2, 17).
Habla a los hijos de Israel (v. 2): el mensaje es para toda la nación, no solamente para los sacerdotes. Cuando hay reglamentos para los sacerdotes solamente, dice que habla a Aarón y a sus hijos (8:2; 9:1, etc.). La mayoría del libro está dirigido a la nación. Cuando habla a los sacerdotes es para enseñarles cómo servir al pueblo.
El tema de los primeros siete capítulos se encuentra en la frase cuando alguno de vosotros presente una ofrenda a Jehovah (v. 2; vea también 4:2). Los rabinos dicen que las palabras hebreas cuando alguno de vosotros indican dos cosas importantes. Primera, el pronombre vosotros indica que la ofrenda es personal y específica. Segunda, la preposición cuando indica que debe venir del deseo de la persona. Este concepto elimina la ofrenda de los paganos. Todos los sacrificios tenían que ser acompañados con la confesión sincera de la persona. La palabra ofrenda es la traducción de la palabra hebrea corbán 7133. La palabra se refiere a todos los sacrificios en general. El corbán es una ofrenda, una cosa apartada para sacrificar a Jehovah. Así es consagrada a Jehovah y no puede ser usada para otra cosa (ver los votos en el cap. 27). Esta ofrenda es mencionada por Cristo en Marcos 7:11.
Luego, siguen las instrucciones sobre el tipo de ofrendas que deben ofrecer y la manera de ofrecerlas. Hay tres grupos de animales aceptables para el holocausto: … será del ganado vacuno u ovino (v. 2b). El uso de la preposición min en el hebreo antes de cada una de las tres palabras ganado, vacuno y ovino sugiere una lista de tres grupos distintos. Algunos dicen que la traducción debe ser “del ganado: de vacuno u ovino”, usando la palabra “ganado” en general y “vacuno” y “ovino” como tipos de “ganado”. El capítulo sugiere la posibilidad que las tres palabras ganado, vacuno y ovino representan tres grupos explicados en el capítulo. Los vv. 3–9 hablan de cómo ofrecer ganado y los vv. 10–13 del rebaño (vacuno). En realidad las aves (vv. 14–17) no aparecen en el v. 3. Las aves representan un sacrificio especial para los pobres.:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::Cómo ofrendar  I.      Ofrendar lo mejor ( Lev 1:3, 10).          1.      Sin defecto.          2.      De valor.          3.      Seleccionado.          4.      No fermentado (Lev 1:11; 2:11).
  II.      Ofrendar voluntariamente (Lev 1:3).          1.      Dios no rechaza lo hecho de corazón.          2.      Dios acepta lo espontáneo, lo que es no obligado.
  III.      Ofrendar aceptablemente ante Jehovah (Lev 1:3, 5, 11).          1.      De olor grato a Jehovah (1:9, 13, 17).          2.      Para agradar a Dios, no al hombre.
  IV.      Ofrendar con arrepentimiento y humillación (Lev 1:4b).          1.      Para pedir perdón.          2.      Para apoyarse en Dios.:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::: El resto del capítulo (vv. 3–17) está dividido en tres partes que explican cómo presentar los tres tipos de holocausto (ver la Introducción para una discusión sobre las divisiones del libro de Levítico). Hay tres tipos de animales aceptables. Estos tres grupos presentan la flexibilidad según la posibilidad económica de la persona. Los que pueden, tienen que ofrecer un macho sin defecto (vv. 3–9). Había otros que no lo tenían, pero podían ofrecer del rebaño (vv. 10–13). Pero estaban los pobres que ni tenían la posibilidad de traer del rebaño; ellos podían ofrecer de las aves (vv. 14–17). Dios no demanda más de lo que uno puede hacer. El reconoció y aceptó la ofrenda por su verdadero valor, el que procede del corazón de la persona.
Cualquiera sea el tipo de animal ofrecido, hay algunos principios que se deben seguir (vv. 3–9). 
Primero, debe ser sin defecto (vv. 3 y 10). (Puede notarse que no menciona sin defecto en relación con las aves, el sacrificio de los pobres.) El énfasis de sin defecto es ofrecer algo que le cuesta al adorador. Malaquías les condenaba porque ofrecían animales sin valor (Mal. 1:8, 13). El principio aquí es que el Señor quiere lo mejor de su pueblo en vez de lo que le sobra. Muchas veces el pueblo de Dios le da el “fruto de verano” en vez de la primicia. Dios demanda lo mejor de toda la vida, no solamente de los sacrificios de animales. Se le debe lo mejor del tiempo y de los talentos, tanto como de las cosas materiales.
Segundo, la ofrenda debe ser ofrecida voluntariamente (v. 3). Esta palabra tiene el sentido de “para que sea aceptable”. La misma palabra deja la idea de que para ser aceptable, debe ser voluntaria. En 2 Corintios 9:7, Pablo dice que la ofrenda debe ser como propuso en su corazón. Aunque bíblicamente la ofrenda es un mandato, cuando el pueblo de Dios ofrece la ofrenda por obligación en vez de hacerlo por el deseo, la ofrenda pierde su valor. Ofrendar solamente por obligación llega a ser legalismo. Este es lo que los profetas condenan (ver Isa. 1:11–15).
Tercero, la ofrenda será ofrecida delante de Jehovah (vv. 3, 5, 11). Después de la descripción de cada sacrificio dice que es un holocausto, una ofrenda quemada de grato olor a Jehovah (vv. 9, 13, 17). El término grato olor es como un modismo para indicar “satisfacer” o “agradar”. El propósito es ofrecerlo en una manera aceptable a Jehovah. No es el sacerdote que debe ser satisfecho. La verdadera adoración es la que es grata a Jehovah. Mucha adoración es para agradar al hombre en vez de a Jehovah. Apocalipsis usa la idea de oraciones como incienso que llevó su humo a la presencia de Dios (Apoc. 5:8). Son ocasiones que agradan a Dios.
Cuarto, la ofrenda es para hacer expiación por el pecado. Para hacer expiación por él (v. 4b). La palabra “expiar” viene del verbo hebreo para “cubrir” y tiene la idea de cubrir el pecado para que no intervenga entre Dios y el hombre. No tiene el mismo sentido de cubrir el pecado con el motivo de esconderlo de los ojos de Dios (Prov. 28:13), sino cubrir el alma (Lev. 17:11) para protegerla de la condenación. Así, Cristo cubrió nuestra vida, protegiéndola del poder del pecado.
Pondrá su mano (v. 4) es la expresión del arrepentimiento y confesión para la expiación de los pecados. La persona que trajo la ofrenda es la que puso su mano. Así se identificó con el pecado. Es interesante que el verbo para “poner” (v. 4) en el hebreo es una palabra que indica apoyarse: así, la idea de “confiar en”. Era un acto de fe. El holocausto, descrito en el cap. 1, era la ofrenda para la expiación y se relaciona con otros sacrificios explicados en Levítico 4 y 7. Esta ofrenda está mencionada en Job 1:5, 42:8 y en Miqueas 6:6.
Finalmente, está la participación por la gente. Los sacerdotes servían como instrumentos de Jehovah en la adoración pero la gente era participante en vez de espectador: pondrá su mano (v. 4). Otra vez, la participación de la persona se ve en el v. 5: degollará el novillo. ¿Es una referencia a Aarón o a la persona sacrificando? Debe ser una referencia a la persona ofreciendo el sacrificio porque hasta este punto en el cap. 1 todos los usos del pronombre “él” vuelven al v. 2 (alguno de vosotros). Al contrario, nunca menciona a Aarón.
Estos sacrificios incluyen el rociamiento de la sangre sobre el altar (v. 5). Levítico 17:11 dice que la sangre es la vida. El hebreo no creía en la división de la persona (alma y cuerpo), sino en la unidad de la persona. El cuerpo tiene que morir para hacer la expiación del pecado. La sangre rociada sobre el altar es la presentación de la vida a Dios.
La única diferencia entre el sacrificio explicado en los vv. 3–9 y aquel de los vv. 10–13 es el tipo de animal sacrificado. Había gente que no podía ofrecer un macho cabrío. La oveja era el sacrificio de la clase mediana, no de los ricos ni de los pobres.
:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::Sumario de las leyes de los sacrificios  I.      Deberes del hombre.          1.      El sacrificio.                 (1)      La sustitución, relacionada con la expiación. El hombre merece la muerte. En su lugar, muere el animal y esta muerte expía los pecados del hombre.             (2)      La consagración: la víctima ofrecida sobre el altar de Dios en lugar del sacrificador. En este acto reconoce que su persona pertenece a Dios, se desprende de una porción de los bienes materiales, como una manera de ofrecerse a sí mismo a Dios. Se observa también la idea de mayordomía.             (3)      La adoración u homenaje. Sacrificar equivale a rendir un culto a Dios, atribuirle la gloria, de quien dependemos y a quien debemos culto y sumisión.              (4)      La comunión. Es la parte en que el adorador participa en la carne de la víctima, relacionada con las comidas sagradas.           2.      La pureza.          Se creía que la enfermedad era consecuencia e influencia de los malos espíritus.          La limpieza personal y física no está lejos de la limpieza espiritual. Dios quiere que seamos limpios: espiritual, física y mentalmente.          La purificación personal entre los israelitas simbolizaba la santidad.           3.      El sacerdocio.          Tuvo su origen en el concepto de que Dios es trascendente, alejado de la vida del hombre común e inaccesible. Tenía que haber una clase de personas que por su conocimiento íntimo de Dios sabrían tratarlo. El hombre común sin tener tales conocimientos sacerdotales o habilidad, o carácter moral, tendría que acercarse a Dios por medio de quien los tenía. La idea de mediación es fundamental en el concepto primitivo del sacerdocio. El sacerdote del AT era esencialmente un mediador.
  II.      Carácter de Dios.        El libro de Levítico presenta claramente ciertos atributos de Dios que son fundamentales en la religión israelita.           1.      La santidad.          Con su énfasis en la purificación, y la expiación del pecado, resalta el carácter de Dios como un Dios santo. Grandes habían de ser los preparativos para entrar a la presencia de Dios, porque Dios es santo.           2.      El monoteísmo.          Reconoce un Dios, y ninguno más. Las ofrendas tenían que ser hechas a Jehovah (1:2). La santidad de Jehovah es la que ha de servir de ejemplo (19:2; 20:7). El culto a Moloc es especialmente condenado.
           3.      La presencia de Dios con su pueblo.          Esta idea se expresa mejor en el simbolismo del tabernáculo, porque éste representaba la presencia de Dios con su pueblo. El primer versículo del libro de Levítico afirma explícitamente que Jehovah llamó a Moisés desde el tabernáculo de reunión, y se sobreentiende que desde entonces venían de este lugar las comunicaciones divinas que aparecen en el libro, lo que representaba la continua presencia de Dios con su pueblo.::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::: Los vv. 14–17 explican el sacrificio de aves. Es distinto de los sacrificios anteriores, pero incluye los mismos principios. Este sacrificio es una provisión para los que no podían comprar ganado u ovejas; es el sacrificio de los pobres.
Todo el ritual estaba explicado en términos claros para que los hebreos no cayeran en las prácticas de los paganos. Un énfasis importante es que cualquiera que sea el sacrificio o el tipo de animal sacrificado, lo más importante de la presentación es la manera y el espíritu con que se presenta. Los hebreos levantaban el sistema de sacrificios más allá de los de los paganos. Quitaron todos los aspectos de superstición y magia y le dieron una dignidad superior. Dice que el valor del sacrificio vino del corazón del que presentaba el sacrificio. Si no tuviera el espíritu de humildad y de fe, el sacrificio no sería más que el de los paganos.Cristo es el sacrificio aceptable a Dios. Debemos poner nuestras manos sobre él (es decir, poner la fe en él) para que el sacrificio llegue a ser nuestro. Cuando nos acercamos a Cristo, Dios ve el corazón antes de ver la manera del acercamiento. El animal fue quemado completamente. Esto simbolizaba la necesidad de un rendimiento completo.


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domingo, 15 de noviembre de 2015

Esta es la ley del sacrificio por el pecado: En el lugar donde se inmola el holocausto, será degollada la víctima por el pecado, en presencia de YHVH. Es cosa santísima.

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6





Nos preparamos para enseñar en la congregación
El holocausto diario
Levítico 6:1-30
1      Habló YHVH a Moisés, diciendo:
2      Si una persona peca y comete prevaricación contra YHVH, ya sea engañando a su prójimo en cuanto a depósito o prenda confiada en su mano, o por hurto, o por extorsión a su prójimo,
3      o por hallar algo perdido y negarlo, y por cualquiera de estas cosas que puede hacer el hombre, jura falsamente pecando con ellas,
4      cuando haya así pecado y resulte ser culpable, devolverá lo que robó o defraudó, o el depósito que se le encomendó, o la cosa perdida que halló,
5      o todo aquello en lo que haya jurado falsamente. Lo devolverá pues por entero, el día de la ofrenda por su culpa, añadiendo a ello su quinto, que le dará a aquel a quien pertenece.
6      Y como ofrenda por su culpa ante YHVH, llevará del rebaño al sacerdote un carnero sin defecto, según tu estimación, como ofrenda por la culpa,
7      y el sacerdote hará expiación por él delante de YHVH, y le será perdonada cualquier cosa que haya hecho por la cual sea culpable.
8      Y habló YHVH a Moisés para decirle:
9      Ordena a Aarón y a sus hijos, y diles: Ésta es la ley del holocausto: El holocausto permanecerá ardiendo sobre el fuego, encima del Altar, toda la noche hasta la mañana, y el fuego del Altar ha de mantenerse ardiendo en él.
10      Luego el sacerdote se revestirá de su túnica de lino y vestirá sobre su carne los zaragüelles de lino. A continuación recogerá de sobre el Altar la ceniza del holocausto que el fuego habrá reducido, y la depositará al costado del Altar.
11      Después se quitará sus vestiduras, y revestido de otras vestiduras, sacará la ceniza fuera del campamento a un lugar puro.
12      En tanto, el fuego de sobre el Altar arderá en él sin extinguirse. El sacerdote quemará leños en él cada mañana, y acomodará encima el holocausto, dejando consumir en él las grosuras de las ofrendas de paz.
13      Un fuego continuo arderá sobre el Altar sin extinguirse.
14      La ley de la ofrenda vegetal será ésta: Los hijos de Aarón la deberán ofrecer ante YHVH, frente al Altar.
15      Se retirará de ella un puñado de flor de harina de la ofrenda vegetal, con su aceite y todo el incienso que está sobre la ofrenda vegetal, y lo dejará consumir sobre el Altar como su memorial en olor que apacigua a YHVH.
16      El resto lo comerán Aarón y sus hijos. Se comerá en forma de ázimos en lugar santo. En el atrio del Tabernáculo de Reunión la comerán.
17      No se horneará con levadura. Es su porción que les doy de mis sacrificios ígneos, cosa muy sagrada como ofrenda por el pecado y ofrenda por la culpa.
18      Todo varón entre los hijos de Aarón la podrá comer. Es estatuto perpetuo por vuestras generaciones respecto a los sacrificios ígneos a YHVH. Todo lo que toque en ellas quedará consagrado.
19      Y habló YHVH a Moisés, diciendo:
20      Esta será la ofrenda que Aarón y sus hijos presentarán a YHVH el día de su respectiva unción: la décima parte de un efa de flor de harina como ofrenda vegetal continua, la mitad por la mañana y la mitad por la tarde.
21      En sartén será desleída en aceite, y la llevarás bien frita, en pedazos, tal como la ofrenda vegetal cocida al horno, y la ofrecerás como olor que apacigua a YHVH.
22      Y el sacerdote que de entre sus hijos haya sido ungido para sucederlo, habrá de ofrecerla. Esto es un estatuto perpetuo de YHVH. Será quemada totalmente.
23      Así, toda ofrenda vegetal del sacerdote no se comerá sino que será enteramente quemada.
24      Y habló YHVH a Moisés, diciendo:
25      Habla a Aarón y a sus hijos, y diles: Esta es la ley del sacrificio por el pecado: En el lugar donde se inmola el holocausto, será degollada la víctima por el pecado, en presencia de YHVH. Es cosa santísima.
26      El sacerdote que haga la ofrenda por el pecado la comerá. En lugar sagrado la comerá, dentro del atrio del Tabernáculo de Reunión.
27      Todo lo que toque en su carne quedará consagrado. Si la sangre salpica sobre una vestidura, lavarás lo que fue salpicado en un lugar santo.
28      La vasija de barro en que sea cocida será quebrada, y si se cuece en vasija de cobre, ésta será fregada y enjuagada con agua.
29      Todo varón de entre los sacerdotes podrá comer de ella. Es cosa santísima.
30      Pero no se comerá ninguna ofrenda por el pecado cuya sangre haya sido llevada al Tabernáculo de Reunión para hacer expiación en el Santuario. En el fuego será quemada.

Sacrificio por el pecado
LEVÍTICO 6
Levítico 6:1–7. La tercera situación que exigía una ofrenda por el pecado era bastante diferente de las dos primeras. Se describe nuevamente como pecado contra el Señor, pero aquí el pecado no era sólo el de robarle los bienes a otra persona, fuera por robo específico, o por extorsión, o por no devolver las propiedades que se le confiaron para que las cuidara, sino que cuando se le requirió respecto a estos asuntos juró que era completamente inocente. 
El juramento delante de Dios era un medio común de dirimir las disputas legales cuando faltaban otras evidencias, pero una persona tomaba el nombre de Jehová en vano al abusar de ese juramento.
En ese caso, la persona culpable, antes de presentar la ofrenda por la culpa, tenía que devolver lo que hubiera robado o tomado mediante extorsión, y además tenía que pagar el veinte por ciento de su valor a la persona a quien había pertenecido. Solamente después de que la propiedad había sido devuelta, el transgresor podía llevar al sacerdote su carnero sin defecto como una ofrenda por la culpa.
Como en todas las ofrendas, se le aseguraba al adorador que estaba perdonado.
El significado de la ofrenda por la culpaComo es el caso con todos los sacrificios de sangre, Cristo es el cumplimiento de la ofrenda por la culpa. Hablando sobre el Mesías que vendría, el profeta Isaías dice: “Él fue herido por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados [culpa]… Jehová cargó en él [la culpa] de todos nosotros… [puso] su vida en expiación por el pecado” (Isaías 53:5, 6, 10). 
El sacrificio de Cristo fue la perfecta ofrenda por la culpa por todos los pecados de todos los tiempos. En efecto, fue solamente por causa de la muerte de Cristo en la cruz que las ofrendas por la culpa del Antiguo Testamento tuvieron valor. Todas las personas a lo largo de la historia del mundo son culpables delante de Dios, pero Cristo tomó sobre él las culpas de todos y sufrió la ira de Dios en lugar de ellos. La relación con Dios, quebrantada por el pecado del hombre, ha sido restablecida por el sacrificio de Cristo, la perfecta ofrenda por la culpa.
Así como la ofrenda por el pecado nos enseñó algo respecto al pecado y sus efectos, también lo hace la ofrenda por la culpa. Si una persona devolvía lo que había robado, más el veinte por ciento, nos podemos preguntar por qué se le exigía llevar además una ofrenda por la culpa. La razón es que todo pecado es primera y principalmente un pecado contra Dios. 
Los pecados de asesinato y adulterio que cometió David fueron cometidos contra personas, pero él le dice al Señor: “Contra ti, contra ti solo he pecado; he hecho lo que es malo delante de tus ojos” (Salmo 51:4).
La restitución a la persona ofendida, que era un aspecto de la ley ceremonial, también es con seguridad un fruto de la fe que todos los que han sido perdonados van a querer hacer. Cuando Jesús fue a la casa de Zaqueo, Zaqueo anunció: “Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguien, se lo devuelvo cuadruplicado” (Lucas 19:8).
Siempre es esencial la reconciliación con la persona ofendida. En el Sermón del Monte, Jesús les dijo a sus discípulos: “Si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar y ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces vuelve y presenta tu ofrenda” (Mateo 5:23, 24).
A una persona que no le hubiera dado al Señor lo que debía, se le exigía hacer restitución y añadir el veinte por ciento. No era que Dios necesitara su ofrenda, ni tampoco que presentarle una ofrenda al Señor compensara el pecado. Más bien era para entrenar y disciplinar al pecador. Una aplicación de esto bien se puede dar cuando un cristiano, debido a su carne pecaminosa, toma lo mejor para él y deja de llevarle sus ofrendas regulares al Señor. 
La amonestación fraternal también puede ser una oportunidad para animarlo a enmendar negligencias pasadas, no para expiar pecados pasados, ni para enriquecer la tesorería de la iglesia, sino más bien para entrenar y desarrollar a la persona, para ayudarle a ver que el apoyo a la iglesia es una expresión de amor y gratitud a su Señor, y debe ser siempre algo sagrado.
Cuando miramos los sacrificios de sangre, no podemos evitar la impresión que produce la magnitud de las ofrendas que Dios exigía de su pueblo y la severidad con que los trató cuando pecaron. Además notamos la gran misericordia que mostró al disponer las cosas para cubrir los pecados de ellos. ¡Que nosotros, los que estamos en la era del cumplimiento, nos esforcemos por dar generosamente ofrendas de acción de gracias al Dios de nuestra salvación!
Instrucciones a los sacerdotes
Si usted hubiera sido un laico en los tiempos del Antiguo Testamento, hubiera estado interesado en saber cuándo debía ofrecer una ofrenda por el pecado o una ofrenda por la culpa. Usted también hubiera querido saber qué clase de animales tenía que llevar para los diferentes sacrificios y qué se requería que usted hiciera cuando el animal se llevaba al sacrificio. Estos han sido los temas que se han tratado hasta este punto en Levítico.
Si, por otro lado, usted hubiera sido un sacerdote, entonces hubiera estado interesado en cómo sacrificar el animal que el adorador llevó exactamente de la manera que Dios mandó. Usted hubiera querido saber qué partes del animal se tenían que quemar y qué partes se podían comer. También hubiera estado interesado en saber qué partes del animal le pertenecían a usted para compartir con otros sacerdotes y con los miembros de la familia. Estos son los temas que se tratan en el resto del capítulo seis y todo el capítulo siete.
Cuando se compara el orden de los sacrificios que aparece en Levítico 1–5 con el orden que aparece en Levítico 6–7, se nota inmediatamente una diferencia. En estos últimos capítulos se mencionan primero los sacrificios diarios regulares, los holocaustos y las ofrendas de grano que los acompañan. Después de estas sigue la ofrenda por el pecado, que se exigía solamente en ciertas fiestas o después de que alguien había pecado. 
Luego se menciona la ofrenda por la culpa, que no se ofrecía de manera regular, sino que era necesaria después de ciertos pecados. Finalmente se menciona el sacrificio de paz, que generalmente era un sacrificio opcional. Por lo tanto, parece que en Levítico 6 y 7, los sacrificios están organizados en el orden de la frecuencia con que se ofrecían.
El tema principal de esta sección es el de comer la carne de los sacrificios, es decir, quién la podía comer y dónde se podía comer. La sección termina con un breve resumen de los principales temas tratados.
El holocausto ( Levítico 6:8–13 )
Levítico 6:8–13. El pensamiento principal de este párrafo es que nunca se debía apagar el fuego del altar del holocausto. 
¡El punto se menciona siete veces! Se hacía un holocausto cada mañana y cada tarde. En la mayor parte de la semana había otras ofrendas durante el curso del día, pero, después del holocausto de la tarde, no se debía ofrecer nada hasta el día siguiente. Sin vigilancia cuidadosa, el fuego se podía apagar, pero el sacerdote no podía permitir que eso ocurriera.
Se han dado diferentes explicaciones sobre el significado del fuego perpetuo en el altar del holocausto. Un comentarista sugiere que, como los primeros holocaustos en el Tabernáculo fueron encendidos con fuego del cielo, el sacerdote tenía que mantener el fuego encendido para que las ofrendas siempre fueran quemadas con fuego celestial. Otro comentarista sugiere que el fuego constante era una señal visible de la adoración ininterrumpida al Señor. 
Otro dice que el fuego perpetuo representaba la consagración continua del pueblo a su Dios. Puede haber algo de cierto en cada una de estas interpretaciones, pero cuando recordamos que el holocausto expresaba la relación del pacto, podemos ver un significado especial en el fuego perpetuo. 
Por ese fuego, los creyentes del Antiguo Testamento recordaban constantemente que estaban en un estado de gracia, que Dios les había perdonado todos sus pecados por causa del Mesías prometido. El escritor a los Hebreos dice: “Por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio inmutable. Por eso puede también salvar completamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos” (Hebreos 7:24, 25). Es muy consolador saber que Dios nos ve constantemente a la luz del sacrificio que hizo Cristo por nuestros pecados.
Podría parecer que la remoción de las cenizas del altar era una tarea particularmente baja, que podría haber hecho algún sirviente, pero siempre fue el sacerdote oficiante quien lo hizo. El sacerdote también tenía que estar ataviado con los vestidos apropiados, aun cuando sólo estaba quitando las cenizas. Aquí hay lecciones para nosotros. 
Los trabajos poco atractivos, tales como lavar los baños de la iglesia, barrer los pisos o llenar sobres, cuando se hacen para el Señor, nunca son triviales o degradantes. Cuando los sacerdotes realizaban una tarea como sacar las cenizas, era inaceptable la indiferencia y el comportamiento descuidado. Lo mismo es cierto hoy en día.
La ofrenda de grano ( Levítico 6:14–23 )
Levítico 6:14–18. Estas leyes complementan las que se dan en Levítico 2. Después de que se ofrecía la parte memorial de la ofrenda de grano, los sacerdotes podían comer el sobrante. Lo debían comer en el atrio del Tabernáculo de reunión, a diferencia de otras ofrendas, que podía consumir el sacerdote en su casa con la familia. Además, sólo lo podían comer los varones de la familia del sacerdote. Cualquiera que tocara esa ofrenda era “santificado”, es decir, una persona que no estuviera autorizada era, por lo tanto, objeto de castigo por la contaminación que resultaba por el contacto con cosas las consagradas completamente a Dios.
Levítico 6:19–23. El sumo sacerdote le debía presentar a Dios una ofrenda diaria de grano por él y por el sacerdocio. 
Cuando un laico llevaba una ofrenda de grano, se les permitía a los sacerdotes comer de ella, pero no se les permitía comer de los sacrificios que ofrecían a nombre de ellos. Por lo tanto, esas ofrendas se tenían que quemar completamente.Los sacerdotes no estaban por encima de la ley, ya que también se tenía que hacer sacrificios por ellos mismos. Eso nos recuerda que el servicio en la iglesia de Dios no exime a una persona de vivir de acuerdo con la voluntad de Dios.
El libro de Hebreos, se refiere a los sacrificios diarios que presentaban los sacerdotes del Antiguo Testamento. Dice que el sacerdocio de Cristo es superior porque él no tiene que repetir su sacrificio. 
“No tiene necesidad cada día, como aquellos sumos sacerdotes, de ofrecer primero sacrificios por sus propios pecados, y luego por los del pueblo, porque esto lo hizo una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo” (Hebreos 7:27). Aunque no se requiere otro sacrificio por el pecado y aunque tenemos a nuestra disposición el perdón completo para nosotros, ciertamente necesitamos pedir el perdón cada día, porque cada día pecamos.

La ofrenda por el pecado ( Levítico 6:24–30 )
Levítico 6:24–30. Aquí se hace énfasis en el carácter santísimo de la ofrenda por el pecado. La contaminación accidental de las ropas con la sangre del sacrificio, exigía lavar el vestido en un lugar santo. Todo animal sacrificado le pertenecía a Dios; ni siquiera una gota de su sangre se podía llevar fuera del santuario en las ropas del adorador. 
La misma preocupación se mostraba para con las vasijas en las que se cocía la carne del sacrificio. Si la carne se cocía en una vasija de barro, se debía quebrar la vasija, porque la sangre y los jugos de la carne podían ser absorbidos por el material no vidrioso. Si la vasija era de bronce, tenía que ser fregada y lavada cuidadosamente para que ninguna partícula del sacrificio pudiera quedar en ella.
Cuando se hacía una ofrenda por el pecado, por parte del sacerdote o por parte de toda la congregación, la sangre se llevaba al Tabernáculo de reunión para hacer expiación en el lugar santo. Eso sucedía, por ejemplo, el Día de la Expiación. Cuando se presentaba esa ofrenda, la carne del animal sacrificial no se podía comer, sino que se tenía que quemar completamente fuera de la puerta.



La palabra que está traducida falta (15) proviene de una raíz que significa “actuar infiel o traidoramente”. El contexto para esta ofensa es el pacto. Debe recordarse que estas leyes no son provistas para los hombres en general. Fueron dadas al pueblo de Israel, compuesto por personas que se habían comprometido en un pacto con Dios, asumiendo ciertas responsabilidades. 

El Señor iba a ser su Dios y ellos serían su pueblo. Sin duda esta es la razón por la cual no hay provisión para las violaciones voluntarias y deliberadas del pacto—“pecando con soberbia”. Tal pecado colocaría al violador fuera del mismo convenio que define estas leyes. Nótense los términos: Cuando alguna persona cometiere falta y pecare por yerro.

Hay dos casos citados solicitando la ofrenda por la culpa. Una era la retención involuntaria de las cosas santas de Jehová. Esto se refiere a diezmos, ofrendas, primeros frutos y cosas semejantes. Pertenecían a Dios y eran dadas al sacerdote. El que la presentaba debía traer la ofrenda, un carnero sin defecto de los rebaños, valor incomparable a la pérdida sufrida por los sacerdotes. El significado del original no es enteramente claro en lo concerniente a las palabras: conforme a tu estimación en siclos de plata. 

Parece indicar que un valor monetario debía ser colocado sobre la ofrenda para poder calcular el monto de la quinta parte (16, un quinto del valor) que debía ser pagado en restitución como una multa. El siclo del santuario (15) es identificado en Exodo 30:13 como una cantidad basada en la medida fenicia más bien que en la babilónica, que era de menor valor. Aquí es obvia la base moral de la legislación levítica. Micklem dice:

  Levítico está interesado en el ritual de la ofrenda por el pecado; pero allí no hay ninguna idea supersticiosa de que la ofrenda de por sí es útil para quitar el mal, lo que queda bien aclarado por la demanda de arrepentimiento. Nada sugiere de que aparte de éste haya expiación. Si suscitamos la objeción teológica de que Dios exige sólo el arrepentimiento para conceder el perdón, pasamos por alto el requisito de la restitución hasta donde sea posible. El verdadero penitente no sólo dice: “Lo siento mucho”, sino también: “¿Qué puedo hacer para arreglarlo?”

La segunda clase de ofrenda por la culpa implica actos prohibidos en la ley del pacto que demandan restitución, pero que son desconocidos para el ofensor (17–19). Puesto que nadie sabía cuál había sido la pérdida o si la había habido, la persona traía la ofrenda por la culpa sin añadir compensación. Nótese el deseo de evitar la más ligera ofensa. Cuando se mira a la luz del pacto y su benévola redención, tal sacrificio se considera como un anhelo natural de la conciencia tierna de expresar positivamente su gratitud y dependencia. Adviértase la actitud de Job en el libro que lleva su nombre, 1:5. El ideal es ser hallado sin culpa.

El final de esta sección ( Levítico 6:1–7 ), trata con el perjuicio causado al prójimo en asuntos de propiedad. Conciernen al dolo con respecto a un depósito que fue dejado por causa de seguridad por un prójimo, hurto, ganancia injusta por opresión (2) o que habiendo hallado lo perdido (3) que pertenece a otro se apropiara de ello. Los mencionados son los más cercanos a pecados conscientes y voluntarios de esta sección ( Levítico 5:14–6:7 ). 

Estos son asuntos que generalmente no se conocerían sin la revelación del ofensor. Si se hubieran descubierto, tales acciones habrían sido castigadas. Véase Exodo 22:7–13 donde se hallan los procedimientos legales al respecto. El contexto nos muestra la inseparable relación que hay aquí entre la religión y la ética en Israel. El pecar contra otro dentro del pacto era pecar también contra el Dios del pacto. De esa manera, la relación con el prójimo afectaba estrechamente la comunión con Dios. El Señor es el Garantizador de la propiedad ajena. Pecar contra el prójimo es pecar contra Dios.

La palabra encomendado (2) parece indicar un traspaso de bienes materiales por medio del cual algo ha sido puesto en manos de otro. La LXX lo traduce koinonia. Probablemente se refiera a transacciones comerciales. En cuanto a las palabras conforme a tu estimación (6) véase comentario sobre 5:15.

En casos de daño a la propiedad, la restitución no era suficiente. Como una expiación requería la ofrenda por la culpa, debía añadir al capital la quinta parte (5) del valor de la propiedad implicada y restaurarlo al propietario. Solamente entonces la ofrenda por la culpa era eficaz para expiar la transgresión.


        INSTRUCCIONES PARA LOS SACERDOTES, Levítico 6:8–7:38

       Ley del holocausto ( Levítico 6:8–13 )
La sección introductora de Levítico (1:1–6:7) está dirigida al pueblo de Israel (1:2) y es la palabra de Dios para ellos en cuanto a los sacrificios que El requería. Ahora, el Señor se dirige a los sacerdotes, Aarón y sus hijos (9), que eran quienes debían realizar estos ritos. Estas instrucciones nos ayudan a comprender mejor el sistema de sacrificios de Levítico y su significado.

Primeramente, se nos informa que el fuego debía arder continuamente sobre el altar (9–13). Exodo 29:38–39 nos revela que mañana y tarde se presentaría una ofrenda quemada. La grasa del sacrificio de la tarde era empleada para mantener el fuego en el altar durante la noche. Una llama ardiendo perpetuamente ante la deidad no es única en la religión bíblica. 

Era la expresión de la intuición humana de que la adoración y la alabanza perenne debían ascender del hombre a Dios. Si así sienten los que poco saben de la gracia divina, ¡cuánto más el corazón del creyente cristiano debería estar lleno de oración incesante y alabanza perpetua! En lo concerniente al fuego dice Micklem:

  Señala a los cristianos el sacerdocio eterno del Señor Jesucristo, el gran Sumo Sacerdote “que vive para interceder” por nosotros (He. 7:25), que “es sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec” (He. 5:6). El ofrece su eterna obediencia al Padre, un sacrificio aceptable, a favor de todos; El es el sacerdote, y su obediencia es el cordero, su obediencia y su amor perfecto hacia Dios: éstos, los ofrece a favor de todos los hombres, porque “no se avergüenza de llamarlos hermanos” (He. 2:11).

El sacerdote recibía instrucciones en cuanto a cómo vestirse para sacar las cenizas todas las mañanas (11). Las vestimentas sacerdotales regulares no se debían llevar para esa tarea. Muchos se sorprendieron al notar cuánto espacio bíblico se le dedica a la ropa. 

Esto es verdad especialmente en lo que concierne a los sacerdotes. Transmite la idea de la importancia que tiene cómo se presenta la persona delante de Dios. Esto está extensivamente desarrollado en el Nuevo Testamento y en la himnología cristiana. Jesús habló de la necesidad de “el vestido de boda” (Mt. 22:11–14). En Apocalipsis se nos aconseja comprar “vestiduras blancas” (3:18) y conservar las “ropas” (16:15). 

También se nos habla de la esposa del Cordero, vestida “de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos” (19:8). No obstante, en lo que concierne a Levítico, es la vestidura del mediador que se yergue entre Dios en su santidad y el hombre en su adoración.

   Ley de la ofrenda de alimento  (Levítico 6:14–23 )
El sacerdote debía tomar un puñado (15) de esta ofrenda, con su aceite e incienso y ofrecerlo por memorial. El sobrante (16) de ella debía ser comido sin levadura (17), en el atrio en la tienda por el sumo sacerdote y sus hijos. 

La expresión es cosa santísima (17) está empleada en las tres ofrendas de las que participaban Aarón y sus hijos: la ofrenda de comida, la ofrenda por el pecado y la de expiación. También se usaba para cualquier cosa “consagrada” que no podía ser vendida ni rescatada (27:28).
Esto está explicado con más amplitud en la conclusión: Toda cosa que tocare en ellas será santificada (18). 

No es claro el significado exacto de esta declaración. Algunos opinan que es decir simplemente que cualquiera que toca las cosas santas, se santifica a sí mismo (Is. 52:11). Otros creen que debe referirse a que todo lo que toca el altar es santo y no puede volver a la vida secular. 

La referencia de Jesús al poder del altar de santificar el don (Mt. 23:19) indica que uno y otro de estos últimos puntos de vista son verdaderos. Números 16:38 dice en lo concerniente a los incensarios de Datán y Abiram: “Por cuanto ofrecieron con ellos delante de Jehová, son santificados.” No es cosa baladí que los hombres se presenten delante de Jehová. El toma al hombre en serio y subsecuentemente reclama como suyo lo que le ha sido dado. Tal consagración está ampliamente ilustrada en el Antiguo Testamento.

La ofrenda especial de comida de Aarón y sus hijos (20, es decir “el sumo sacerdote”) está descrita en 19–23. Toda esta sección consiste en instrucciones para los sacerdotes. Esta ofrenda tenía que ser presentada por el sumo sacerdote el día que fueren ungidos como tal. 

La palabra perpetua indica que las subsecuentes ofrendas tenían que presentarse todas las mañanas, y al anochecer mediante el sumo sacerdote. La ofrenda era por él mismo y por todos los sacerdotes. Toda ella sería quemada (22). Los sacerdotes participaban de las cosas más santas ofrecidas por otros; pero no podían compartir de lo que fuera ofrendado por y para ellos mismos (23).

    Ley de la ofrenda por el pecado ( Levítico 6:24–30)
La ofrenda por el pecado era también cosa santísima (25). Debía ser comida por los sacerdotes en el atrio del tabernáculo de reunión (26). Nada impuro debía tocarla. Cualquier cosa que tuviera contacto con ella era santa y debía ser dedicada a Dios. Si la vestimenta era salpicada con la sangre de la ofrenda para el pecado debía ser lavada en lugar santo (27). 

Y si la vasija (28) en que era preparada la carne para los sacerdotes fuera de barro, debía ser quebrada, y si fuera de bronce, fregada y lavada con agua. Todo lo que hubiera tocado debería ser limpio y quitado del uso común. El verso 30 lo aclara de la siguiente manera: “Mas no se comerá ninguna ofrenda de cuya sangre se metiere en el tabernáculo de reunión para hacer expiación en el santuario; al fuego será quemada.” Una nota al pie explica: “Su sangre será rociada sobre el propiciatorio que está en el Lugar Santísimo; por lo tanto, aun la carne es demasiado sagrada para ser alimento humano” (Berk.).

Moisés recalca la santidad de la ofrenda por el pecado en 10:17, diciendo que les había sido dada a los sacerdotes para llevar la iniquidad de la congregación con el fin de que fueran reconciliados delante de Jehová. Todo este ritual es presentado para hacer hincapié sobre la importancia de distinguir entre lo santo y lo inmundo. Siempre trae resultados desastrosos la incapacidad o rechazo de hacer estas diferencias (cf., c. 10).

Hay muchos escritores que relacionan inmediatamente el concepto de “santo” que encontramos aquí con el mismo de los círculos religiosos paganos. La comparación que hace Micklem es provechosa.

  Los comentaristas están propensos a hablar de esta santidad como un mero tabú, pero el término ha sido mal interpretado. Un objeto tabú (el término ha sido tomado de las religiones primitivas de la Polinesia) es peligroso por su propio derecho, como la habitación misteriosa de un poder sobrenatural. Eso no es lo mismo que la idea de que un objeto es sacrosanto porque ha sido puesto en relación con el Dios viviente. Bien podemos creer que había mucha superstición en Israel; pero este concepto de santidad no lo es. 

Para tomar un ejemplo relativamente inadecuado desde la situación contemporánea, un hombre moderno no considera las lápidas sepulcrales “sagradas a la memoria” de los antepasados, como si tuvieran poderes sobrenaturales; pero las trata con reverencia, no como si fueran cualquier piedra, por el uso al cual han sido dedicadas. De la misma manera, pero, más vivido de lo que nosotros podemos suponer era el sentido de la santidad de las cosas vinculadas con los sacrificios en Israel.

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miércoles, 11 de noviembre de 2015

El cuero del novillo, y toda su carne, con su cabeza, sus patas, sus entrañas, y su estiércol, es decir, todo el novillo, lo hará sacar fuera del campamento, a un lugar limpio, al vertedero de la ceniza, y lo quemará...En el vertedero de la ceniza

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6






ESTUDIAMOS PARA ENSEÑAR EN LA CONGREGACIÓN
Sacrificios por el pecado
Levítico 4:1-35
1      Y YHVH habló a Moisés diciendo:
2      Habla a los hijos de Israel y diles: Si alguno peca inadvertidamente contra cualquiera de los mandamientos de YHVH sobre cosas que no se han de hacer, e infringe alguno de ellos,
3      o si es el sacerdote ungido quien ha pecado en detrimento del pueblo, por el pecado cometido ofrecerá a YHVH como expiación un novillo sin defecto.
4      Conducirá el novillo a la entrada del Tabernáculo de Reunión, delante de YHVH, y apoyando su mano sobre la cabeza del novillo, degollará el novillo delante de YHVH.
5      Luego el sacerdote ungido tomará de la sangre del novillo y la llevará al Tabernáculo de Reunión,
6      y mojando el sacerdote su dedo en la sangre, hará con la sangre aspersión siete veces ante YHVH hacia el velo del Santuario.
7      El sacerdote pondrá parte de aquella sangre sobre los cuernos del Altar del incienso aromático delante de YHVH, en el Tabernáculo de Reunión, y derramará el resto de la sangre del novillo al pie del Altar del holocausto, situado a la entrada del Tabernáculo de Reunión.
8      Después quitará toda la grosura del novillo de la expiación, la grosura que cubre las entrañas, y toda la grosura que está sobre las entrañas,
9      los dos riñones, la grosura que hay sobre ellos y sobre los lomos, y la grosura del hígado, que quitará con los riñones
10      de la manera que se quita del novillo del sacrificio de las ofrendas de paz. Luego, el sacerdote los dejará consumir sobre el Altar del holocausto.
11      Pero el cuero del novillo, y toda su carne, con su cabeza, sus patas, sus entrañas, y su estiércol,
12      es decir, todo el novillo, lo hará sacar fuera del campamento, a un lugar limpio, al vertedero de la ceniza, y lo quemará sobre leños con fuego. En el vertedero de la ceniza será quemado.
13      Si por inadvertencia toda la asamblea de Israel peca, y el asunto está oculto ante la congregación, pero ha trasgredido alguno de los mandamientos de YHVH respecto a cosas que no se deben hacer, resultando así culpables,
14      cuando sea manifiesto el pecado con el cual pecaron, entonces los de la congregación presentarán un novillo en ofrenda por el pecado, y lo conducirán delante del Tabernáculo de Reunión.
15      Seguidamente los ancianos de la asamblea apoyarán sus manos sobre la cabeza del novillo, en presencia de YHVH, y uno degollará el novillo en presencia de YHVH.
16      Luego el sacerdote ungido llevará una parte de la sangre del novillo al Tabernáculo de Reunión,
17      y mojando su dedo en la sangre, el sacerdote hará aspersión siete veces ante YHVH hacia el velo.
18      Pondrá luego parte de la sangre en los cuernos del Altar, en presencia de YHVH, en el Tabernáculo de Reunión, y derramará el resto de la sangre al pie del Altar del holocausto, situado en la entrada del Tabernáculo de Reunión.
19      Después quitará de él toda su grosura, y la dejará consumir sobre el Altar.
20      Hará con el novillo así como hizo con el novillo de expiación. Lo mismo hará con él. El sacerdote hará expiación por ellos, y ellos serán perdonados.
21      Luego se sacará el novillo fuera del campamento y se quemará como quemó el primer novillo. Él es un sacrificio expiatorio por la congregación.
22      Cuando un príncipe peque por inadvertencia, obrando contra cualquiera de los mandamientos de YHVH su Dios sobre lo que no se debe hacer, resultando así culpable,
23      tan pronto como se le dé a conocer el pecado que cometió, presentará como ofrenda suya un macho cabrío sin defecto,
24      y apoyando su mano sobre la cabeza del macho cabrío, lo degollará en el lugar donde se degüella el holocausto, en presencia de YHVH; él es ofrenda por el pecado.
25      Entonces el sacerdote tomará con su dedo de la sangre de la víctima por el pecado y la pondrá en los cuernos del Altar del holocausto. Luego derramará el resto de su sangre al pie del Altar del holocausto.
26      Dejará consumir sobre el Altar toda su grosura, así como quemó la grosura del sacrificio de las ofrendas de paz. De esta manera el sacerdote ofrecerá expiación por el pecado de aquél, y le será perdonado.
27      Y si una persona del pueblo de la tierra peca inadvertidamente, haciendo lo que no se debe hacer contra alguno de los mandamientos de YHVH, resultando así culpable,
28      tan pronto como se le haga reconocer el pecado que cometió, presentará como ofrenda suya una hembra de las cabras, una cabra perfecta, por el pecado que cometió.
29      Y apoyando su mano sobre la cabeza de la víctima por el pecado, degollará a la víctima por el pecado en el lugar del holocausto.
30      Entonces el sacerdote tomará de la sangre de ella con su dedo, y la pondrá en los cuernos del Altar del holocausto, y derramará el resto de su sangre al pie del Altar.
31      Después le quitará toda la grosura, como se remueve la grosura de las ofrendas de paz, y el sacerdote la dejará consumir sobre el Altar como olor que apacigua a YHVH. El sacerdote hará expiación a favor de él, y le será perdonado.
32      Y si trae un cordero como su víctima por el pecado, aproximará una hembra sin defecto,
33      y apoyando su mano sobre la cabeza de la víctima por el pecado, la degollará en sacrificio por el pecado en el lugar donde se degüella el holocausto.
34      Después el sacerdote tomará con su dedo de la sangre de la víctima expiatoria y la pondrá en los cuernos del Altar del holocausto, y derramará el resto de su sangre al pie del Altar.
35      Luego quitará toda su grosura tal como fue quitada la grosura del cordero del sacrificio de las ofrendas de paz, y el sacerdote la dejará consumir sobre el Altar como sacrificio ígneo a YHVH. El sacerdote ofrecerá así expiación por tal persona, por el pecado cometido, y le será perdonado.

 
Reglas para ofrendar
Reglas para las ofrendas 
( Levítico 4:1–35 )

La ofrenda por el pecado y la de las transgresiones representan un nuevo tipo de sacrificio, el de la expiación. 

Nada se ha dicho en los capítulos Levítico 1–3 acerca de las ocasiones en que debía ser presentada la ofrenda quemada, la de alimento y la de paces. Las ofrendas de olor grato eran voluntarias. Pero aquí, la ofrenda por el pecado y la de las transgresiones están descritas y se hallan estipuladas las ocasiones en las cuales debían ser presentadas. 

Estas son obligatorias para todos los que estaban incluidos en el pacto, y que hubieran llegado a ser culpables sobre cosas que no se han de hacer (2). Se presenta el ritual para las diferentes clases, descritos en Levítico 4:1-35 
(a) el sacerdote ungido (3–12), 
(b) la congregación (13–21), 
(c) un jefe (22–26) y 
(d) persona del pueblo (27–35)

El animal empleado en el sacrificio variaba según la importancia de la persona o personas que hubieran pecado. El sacrificio por un sacerdote (3) o por toda la congregación (14) era de un becerro. Por un jefe (22), un macho cabrío sin defecto (23 mientras que por el pueblo (27) era una cabra o un cordero (32).


Evidentemente, la seriedad de la culpa variaba con la posición del que pecaba. El pecado de un sacerdote era considerado más grave que el de un jefe o uno del común del pueblo. Como representante del pueblo ante Dios, su pecado imputaba culpa a todo el pueblo. Parece que de esa manera se contaminaba el mismo lugar santo. 

La sangre de la ofrenda por el pecado a su favor sería colocada sobre los cuernos del altar del incienso (7) en el lugar santo; mientras que la ofrenda por el pecado de un jefe o alguien del pueblo era puesta sobre los cuernos del altar del holocausto (25, 30) que estaba en el atrio del tabernáculo. La sangre de la ofrenda por la totalidad del pueblo era manipulada como la del sacrificio por los sacerdotes (cf. 7 y 18). Quizás esto era debido al hecho de que se consideraba a Israel “un reino de sacerdotes” (Ex. 19:6). 

La diferencia en la ofrenda por el pecado a favor de los sacerdotes y del pueblo, se ve asimismo en que la carne de los animales sacrificados por ellos era quemada fuera del campo (cf. 12 y 21). En cambio, la carne de los sacrificios por los jefes y por el pueblo, podía ser comida por los sacerdotes.

Aparte de las diferencias mencionadas, el ritual para las diferentes clases era el mismo. El que la ofrecía, traía su sacrificio, ponía su mano sobre la cabeza, mataba el animal, y lo entregaba al sacerdote. El sacerdote que estaba allí oficiando derramaba la sangre delante del Señor, untaba algo sobre los cuernos del altar, luego derramaba el resto al pie del altar del holocausto; quemaba la grosura, los dos ríñones y los ijares sobre el altar del holocausto. La influencia de este ritual para la comprensión neotestamentaria de la muerte de Jesús se ve en el empleo de su terminología y conceptos en la Epístola a los Hebreos (He. 9:10–23; 10:19–22).

El nombre de la ofrenda por el pecado (ckattath) es un sustantivo basado sobre el verbo “errar (al blanco), quedar corto”. Esta ofrenda tenía como objeto cubrir los pecados por yerro (22, bishgagah). A menudo son considerados como pecados cometidos “inconscientemente”. 

Lo opuesto a esos pecados son aquellos cometidos “con soberbia” (Nm. 15:30, cf. Ex. 14:8); estos eran pecados por los cuales no había sacrificios. Parece que la diferencia no estaba en el plano del conocimiento tanto como en la actitud del corazón. El pecado “de soberbia” era cometido por una actitud de provocación altanera a Dios; mientras que el cometido por “ignorancia” surge de la debilidad humana. Es así como Keil puede decir: “Pero pecar ‘en error’ no es meramente hacerlo por ignorancia (vv. 13, 22, 27, 5:18), apresuramiento, falta de consideración, o descuido (5:1, 4, 15), sino también hacerlo involuntariamente (Nm. 25:11, 15, 22, 23).”

Aquí, el creyente neotestamentario puede ver algo de la insuficiencia del sistema levítico. No había provisión para los pecados más nefandos tales como la blasfemia, el adulterio y el crimen. En la exposición que Natán hizo acerca del pecado de David contra Betsabé y Urías no se hace referencia a sacrificio. La incapacidad de este sistema en proveer para el “pecado de insolencia” señala la necesidad de un camino mejor—que fue encontrado en Cristo.

Transgresiones que requerían ofrenda por el pecado (Levítico 5:1–13)

Son tres los casos enumerados que demandan una ofrenda por el pecado. El primero tiene que ver con el hombre que ha visto o ha llegado a saber alguna cosa, pero que se ha negado a descubrir lo que ha sabido al ser llamado ante el magistrado. Llamado a testificar. 

La versión revisada (RSV) interpreta la expresión, “una imprecación manifiesta a testificar”. Moffatt traduce el versículo de la siguiente manera: “Si alguno peca al permanecer en silencio cuando es conjurado a dar evidencias como testigo de algo que ha visto o sabe.” Imprecar es jurar bajo pena de castigo. 

No debe pensarse que si un hebreo hubiese encubierto la verdad o tergiversado los hechos para perjuicio de otro quedaba libre de culpa, al presentar su ofrenda por el pecado. El versículo 5 nos demuestra que tenía que confesar su maldad, y el 6:5 nos indica que debía hacer la restitución pertinente. 

Tenemos ejemplo de hombres que se mantuvieron en silencio hasta que fueron puestos bajo el juramento, en Josué 7:19; Jueces 17:2; Mateo 26:63; Juan 9:24. Que la restitución está implicada en esta ofensa lo prueba la declaración: él llevará su pecado (1); en los casos subsiguientes, el texto dice solamente que la parte implicada será culpable (2–4).

El segundo asunto tiene que ver con la inmundicia contraída por el toque de una bestia inmunda (2, un animal salvaje), animal inmundo (animales domesticados del ganado o la majada) o reptil inmundo (lit. “lo que pulula, hormiguea”), o inmundicia de hombre (3). En Levítico 12–15 encontramos una extensa discusión sobre los distintos casos de inmundicia. Véase allí las actitudes a tomar. En el que tratamos parece que la persona se hubiera contaminado sin saberlo y por esa causa no hubiera cumplido con los ritos purificadores (11:24–31). Pero cuando se diera cuenta de tal contaminación debía realizar el sacrificio necesario.

El tercer caso implica una promesa irreflexiva. Si un hombre prometiera neciamente hacer mal (4), habría sido pecaminoso cumplir su voto. Sin embargo, es culpable de haber hecho tal voto. Pero si fuera algo que está bien, mas no puede cumplirlo, es culpable por su fracaso. En uno y otro caso, la persona culpable lo confesará (5) y presentará su ofrenda por el pecado. En el versículo 6 se la denomina a ésta, ofrenda de expiación. La discusión de las ofrendas de expiación no comienza hasta el 5:14. El uso del término aquí indudablemente se debe al hecho de que expiación implica “culpa”. Por supuesto, hay una relación estrecha entre la ofrenda por el pecado y la de expiación.

En Levítico 4:7–13 está reflejada la compasión básica inherente a la ley. En los tiempos del Nuevo Testamento ésta era vista como una carga. Jesús acusa a los fariseos y escribas de hacer la ley intolerable para los hombres (Mt. 23:2–4). El pasaje de Levítico revela su preocupación por los pobres. Si un hombre no podía traer un cordero, podía presentar dos tórtolas, o dos palominas (7). Si aun tal cosa le fuera demasiado, podía traer la décima parte de un efa (37 ltrs.) de flor de harina (11). Note la similaridad entre este pasaje y 1:14–17.

Se demandaban dos aves, una de las cuales era para holocausto (10). Allis indica que en la ofrenda para el pecado solamente se quemaba la grasa sobre el altar. Pero puesto que en el caso de un pájaro sería imposible quitar la grasa, la carne sería quemada sobre el altar representando la porción del Señor en la ofrenda por el pecado (llamada ofrenda encendida porque se consumía por completo sobre el altar), mientras que la otra parte se entregaba al sacerdote, ocupando el lugar de lo que le correspondía en la ofrenda por el pecado.

La ofrenda de comida por el pecado difería de la ofrenda regular de comida, en que no era acompañada ni por aceite ni por incienso. El puño lleno para memoria, sería quemado sobre el altar sobre las ofrendas encendidas (12). Así, juntas las ofrendas sobre el altar, lograban el valor de un sacrificio de sangre y por tanto no había excepción al principio de que “sin derramamiento de sangre no se hace remisión” (He. 9:22).
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