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miércoles, 11 de noviembre de 2015

El cuero del novillo, y toda su carne, con su cabeza, sus patas, sus entrañas, y su estiércol, es decir, todo el novillo, lo hará sacar fuera del campamento, a un lugar limpio, al vertedero de la ceniza, y lo quemará...En el vertedero de la ceniza

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6






ESTUDIAMOS PARA ENSEÑAR EN LA CONGREGACIÓN
Sacrificios por el pecado
Levítico 4:1-35
1      Y YHVH habló a Moisés diciendo:
2      Habla a los hijos de Israel y diles: Si alguno peca inadvertidamente contra cualquiera de los mandamientos de YHVH sobre cosas que no se han de hacer, e infringe alguno de ellos,
3      o si es el sacerdote ungido quien ha pecado en detrimento del pueblo, por el pecado cometido ofrecerá a YHVH como expiación un novillo sin defecto.
4      Conducirá el novillo a la entrada del Tabernáculo de Reunión, delante de YHVH, y apoyando su mano sobre la cabeza del novillo, degollará el novillo delante de YHVH.
5      Luego el sacerdote ungido tomará de la sangre del novillo y la llevará al Tabernáculo de Reunión,
6      y mojando el sacerdote su dedo en la sangre, hará con la sangre aspersión siete veces ante YHVH hacia el velo del Santuario.
7      El sacerdote pondrá parte de aquella sangre sobre los cuernos del Altar del incienso aromático delante de YHVH, en el Tabernáculo de Reunión, y derramará el resto de la sangre del novillo al pie del Altar del holocausto, situado a la entrada del Tabernáculo de Reunión.
8      Después quitará toda la grosura del novillo de la expiación, la grosura que cubre las entrañas, y toda la grosura que está sobre las entrañas,
9      los dos riñones, la grosura que hay sobre ellos y sobre los lomos, y la grosura del hígado, que quitará con los riñones
10      de la manera que se quita del novillo del sacrificio de las ofrendas de paz. Luego, el sacerdote los dejará consumir sobre el Altar del holocausto.
11      Pero el cuero del novillo, y toda su carne, con su cabeza, sus patas, sus entrañas, y su estiércol,
12      es decir, todo el novillo, lo hará sacar fuera del campamento, a un lugar limpio, al vertedero de la ceniza, y lo quemará sobre leños con fuego. En el vertedero de la ceniza será quemado.
13      Si por inadvertencia toda la asamblea de Israel peca, y el asunto está oculto ante la congregación, pero ha trasgredido alguno de los mandamientos de YHVH respecto a cosas que no se deben hacer, resultando así culpables,
14      cuando sea manifiesto el pecado con el cual pecaron, entonces los de la congregación presentarán un novillo en ofrenda por el pecado, y lo conducirán delante del Tabernáculo de Reunión.
15      Seguidamente los ancianos de la asamblea apoyarán sus manos sobre la cabeza del novillo, en presencia de YHVH, y uno degollará el novillo en presencia de YHVH.
16      Luego el sacerdote ungido llevará una parte de la sangre del novillo al Tabernáculo de Reunión,
17      y mojando su dedo en la sangre, el sacerdote hará aspersión siete veces ante YHVH hacia el velo.
18      Pondrá luego parte de la sangre en los cuernos del Altar, en presencia de YHVH, en el Tabernáculo de Reunión, y derramará el resto de la sangre al pie del Altar del holocausto, situado en la entrada del Tabernáculo de Reunión.
19      Después quitará de él toda su grosura, y la dejará consumir sobre el Altar.
20      Hará con el novillo así como hizo con el novillo de expiación. Lo mismo hará con él. El sacerdote hará expiación por ellos, y ellos serán perdonados.
21      Luego se sacará el novillo fuera del campamento y se quemará como quemó el primer novillo. Él es un sacrificio expiatorio por la congregación.
22      Cuando un príncipe peque por inadvertencia, obrando contra cualquiera de los mandamientos de YHVH su Dios sobre lo que no se debe hacer, resultando así culpable,
23      tan pronto como se le dé a conocer el pecado que cometió, presentará como ofrenda suya un macho cabrío sin defecto,
24      y apoyando su mano sobre la cabeza del macho cabrío, lo degollará en el lugar donde se degüella el holocausto, en presencia de YHVH; él es ofrenda por el pecado.
25      Entonces el sacerdote tomará con su dedo de la sangre de la víctima por el pecado y la pondrá en los cuernos del Altar del holocausto. Luego derramará el resto de su sangre al pie del Altar del holocausto.
26      Dejará consumir sobre el Altar toda su grosura, así como quemó la grosura del sacrificio de las ofrendas de paz. De esta manera el sacerdote ofrecerá expiación por el pecado de aquél, y le será perdonado.
27      Y si una persona del pueblo de la tierra peca inadvertidamente, haciendo lo que no se debe hacer contra alguno de los mandamientos de YHVH, resultando así culpable,
28      tan pronto como se le haga reconocer el pecado que cometió, presentará como ofrenda suya una hembra de las cabras, una cabra perfecta, por el pecado que cometió.
29      Y apoyando su mano sobre la cabeza de la víctima por el pecado, degollará a la víctima por el pecado en el lugar del holocausto.
30      Entonces el sacerdote tomará de la sangre de ella con su dedo, y la pondrá en los cuernos del Altar del holocausto, y derramará el resto de su sangre al pie del Altar.
31      Después le quitará toda la grosura, como se remueve la grosura de las ofrendas de paz, y el sacerdote la dejará consumir sobre el Altar como olor que apacigua a YHVH. El sacerdote hará expiación a favor de él, y le será perdonado.
32      Y si trae un cordero como su víctima por el pecado, aproximará una hembra sin defecto,
33      y apoyando su mano sobre la cabeza de la víctima por el pecado, la degollará en sacrificio por el pecado en el lugar donde se degüella el holocausto.
34      Después el sacerdote tomará con su dedo de la sangre de la víctima expiatoria y la pondrá en los cuernos del Altar del holocausto, y derramará el resto de su sangre al pie del Altar.
35      Luego quitará toda su grosura tal como fue quitada la grosura del cordero del sacrificio de las ofrendas de paz, y el sacerdote la dejará consumir sobre el Altar como sacrificio ígneo a YHVH. El sacerdote ofrecerá así expiación por tal persona, por el pecado cometido, y le será perdonado.

 
Reglas para ofrendar
Reglas para las ofrendas 
( Levítico 4:1–35 )

La ofrenda por el pecado y la de las transgresiones representan un nuevo tipo de sacrificio, el de la expiación. 

Nada se ha dicho en los capítulos Levítico 1–3 acerca de las ocasiones en que debía ser presentada la ofrenda quemada, la de alimento y la de paces. Las ofrendas de olor grato eran voluntarias. Pero aquí, la ofrenda por el pecado y la de las transgresiones están descritas y se hallan estipuladas las ocasiones en las cuales debían ser presentadas. 

Estas son obligatorias para todos los que estaban incluidos en el pacto, y que hubieran llegado a ser culpables sobre cosas que no se han de hacer (2). Se presenta el ritual para las diferentes clases, descritos en Levítico 4:1-35 
(a) el sacerdote ungido (3–12), 
(b) la congregación (13–21), 
(c) un jefe (22–26) y 
(d) persona del pueblo (27–35)

El animal empleado en el sacrificio variaba según la importancia de la persona o personas que hubieran pecado. El sacrificio por un sacerdote (3) o por toda la congregación (14) era de un becerro. Por un jefe (22), un macho cabrío sin defecto (23 mientras que por el pueblo (27) era una cabra o un cordero (32).


Evidentemente, la seriedad de la culpa variaba con la posición del que pecaba. El pecado de un sacerdote era considerado más grave que el de un jefe o uno del común del pueblo. Como representante del pueblo ante Dios, su pecado imputaba culpa a todo el pueblo. Parece que de esa manera se contaminaba el mismo lugar santo. 

La sangre de la ofrenda por el pecado a su favor sería colocada sobre los cuernos del altar del incienso (7) en el lugar santo; mientras que la ofrenda por el pecado de un jefe o alguien del pueblo era puesta sobre los cuernos del altar del holocausto (25, 30) que estaba en el atrio del tabernáculo. La sangre de la ofrenda por la totalidad del pueblo era manipulada como la del sacrificio por los sacerdotes (cf. 7 y 18). Quizás esto era debido al hecho de que se consideraba a Israel “un reino de sacerdotes” (Ex. 19:6). 

La diferencia en la ofrenda por el pecado a favor de los sacerdotes y del pueblo, se ve asimismo en que la carne de los animales sacrificados por ellos era quemada fuera del campo (cf. 12 y 21). En cambio, la carne de los sacrificios por los jefes y por el pueblo, podía ser comida por los sacerdotes.

Aparte de las diferencias mencionadas, el ritual para las diferentes clases era el mismo. El que la ofrecía, traía su sacrificio, ponía su mano sobre la cabeza, mataba el animal, y lo entregaba al sacerdote. El sacerdote que estaba allí oficiando derramaba la sangre delante del Señor, untaba algo sobre los cuernos del altar, luego derramaba el resto al pie del altar del holocausto; quemaba la grosura, los dos ríñones y los ijares sobre el altar del holocausto. La influencia de este ritual para la comprensión neotestamentaria de la muerte de Jesús se ve en el empleo de su terminología y conceptos en la Epístola a los Hebreos (He. 9:10–23; 10:19–22).

El nombre de la ofrenda por el pecado (ckattath) es un sustantivo basado sobre el verbo “errar (al blanco), quedar corto”. Esta ofrenda tenía como objeto cubrir los pecados por yerro (22, bishgagah). A menudo son considerados como pecados cometidos “inconscientemente”. 

Lo opuesto a esos pecados son aquellos cometidos “con soberbia” (Nm. 15:30, cf. Ex. 14:8); estos eran pecados por los cuales no había sacrificios. Parece que la diferencia no estaba en el plano del conocimiento tanto como en la actitud del corazón. El pecado “de soberbia” era cometido por una actitud de provocación altanera a Dios; mientras que el cometido por “ignorancia” surge de la debilidad humana. Es así como Keil puede decir: “Pero pecar ‘en error’ no es meramente hacerlo por ignorancia (vv. 13, 22, 27, 5:18), apresuramiento, falta de consideración, o descuido (5:1, 4, 15), sino también hacerlo involuntariamente (Nm. 25:11, 15, 22, 23).”

Aquí, el creyente neotestamentario puede ver algo de la insuficiencia del sistema levítico. No había provisión para los pecados más nefandos tales como la blasfemia, el adulterio y el crimen. En la exposición que Natán hizo acerca del pecado de David contra Betsabé y Urías no se hace referencia a sacrificio. La incapacidad de este sistema en proveer para el “pecado de insolencia” señala la necesidad de un camino mejor—que fue encontrado en Cristo.

Transgresiones que requerían ofrenda por el pecado (Levítico 5:1–13)

Son tres los casos enumerados que demandan una ofrenda por el pecado. El primero tiene que ver con el hombre que ha visto o ha llegado a saber alguna cosa, pero que se ha negado a descubrir lo que ha sabido al ser llamado ante el magistrado. Llamado a testificar. 

La versión revisada (RSV) interpreta la expresión, “una imprecación manifiesta a testificar”. Moffatt traduce el versículo de la siguiente manera: “Si alguno peca al permanecer en silencio cuando es conjurado a dar evidencias como testigo de algo que ha visto o sabe.” Imprecar es jurar bajo pena de castigo. 

No debe pensarse que si un hebreo hubiese encubierto la verdad o tergiversado los hechos para perjuicio de otro quedaba libre de culpa, al presentar su ofrenda por el pecado. El versículo 5 nos demuestra que tenía que confesar su maldad, y el 6:5 nos indica que debía hacer la restitución pertinente. 

Tenemos ejemplo de hombres que se mantuvieron en silencio hasta que fueron puestos bajo el juramento, en Josué 7:19; Jueces 17:2; Mateo 26:63; Juan 9:24. Que la restitución está implicada en esta ofensa lo prueba la declaración: él llevará su pecado (1); en los casos subsiguientes, el texto dice solamente que la parte implicada será culpable (2–4).

El segundo asunto tiene que ver con la inmundicia contraída por el toque de una bestia inmunda (2, un animal salvaje), animal inmundo (animales domesticados del ganado o la majada) o reptil inmundo (lit. “lo que pulula, hormiguea”), o inmundicia de hombre (3). En Levítico 12–15 encontramos una extensa discusión sobre los distintos casos de inmundicia. Véase allí las actitudes a tomar. En el que tratamos parece que la persona se hubiera contaminado sin saberlo y por esa causa no hubiera cumplido con los ritos purificadores (11:24–31). Pero cuando se diera cuenta de tal contaminación debía realizar el sacrificio necesario.

El tercer caso implica una promesa irreflexiva. Si un hombre prometiera neciamente hacer mal (4), habría sido pecaminoso cumplir su voto. Sin embargo, es culpable de haber hecho tal voto. Pero si fuera algo que está bien, mas no puede cumplirlo, es culpable por su fracaso. En uno y otro caso, la persona culpable lo confesará (5) y presentará su ofrenda por el pecado. En el versículo 6 se la denomina a ésta, ofrenda de expiación. La discusión de las ofrendas de expiación no comienza hasta el 5:14. El uso del término aquí indudablemente se debe al hecho de que expiación implica “culpa”. Por supuesto, hay una relación estrecha entre la ofrenda por el pecado y la de expiación.

En Levítico 4:7–13 está reflejada la compasión básica inherente a la ley. En los tiempos del Nuevo Testamento ésta era vista como una carga. Jesús acusa a los fariseos y escribas de hacer la ley intolerable para los hombres (Mt. 23:2–4). El pasaje de Levítico revela su preocupación por los pobres. Si un hombre no podía traer un cordero, podía presentar dos tórtolas, o dos palominas (7). Si aun tal cosa le fuera demasiado, podía traer la décima parte de un efa (37 ltrs.) de flor de harina (11). Note la similaridad entre este pasaje y 1:14–17.

Se demandaban dos aves, una de las cuales era para holocausto (10). Allis indica que en la ofrenda para el pecado solamente se quemaba la grasa sobre el altar. Pero puesto que en el caso de un pájaro sería imposible quitar la grasa, la carne sería quemada sobre el altar representando la porción del Señor en la ofrenda por el pecado (llamada ofrenda encendida porque se consumía por completo sobre el altar), mientras que la otra parte se entregaba al sacerdote, ocupando el lugar de lo que le correspondía en la ofrenda por el pecado.

La ofrenda de comida por el pecado difería de la ofrenda regular de comida, en que no era acompañada ni por aceite ni por incienso. El puño lleno para memoria, sería quemado sobre el altar sobre las ofrendas encendidas (12). Así, juntas las ofrendas sobre el altar, lograban el valor de un sacrificio de sangre y por tanto no había excepción al principio de que “sin derramamiento de sangre no se hace remisión” (He. 9:22).
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