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jueves, 31 de marzo de 2022

Estudio exegético de la Primera carta de Juan - Estudio preliminar








Introducción a 1 Juan

Género y propósito

Sabemos que 1 Juan tuvo origen escrito porque el verbo “estas cosas os escribo/escribimos [γράφω]” aparece más de una docena de veces cuando se hace referencia a esta carta (p. ej., 1 Jn 1:4; 2:1; 5:13). Sin embargo, este documento no tiene forma de correspondencia personal ya que carece de dirección, de saludo introductorio y de despedida final. Debido a esto, hubo una vez un intento de denominar a este tipo de escrito “epístola” para diferenciarlo de una carta, pero los estudiosos han abandonado mayormente esta distinción. Es más, la estructura muestra características que sugieren que el autor pretendía que fuera leída o expuesta en voz alta (ver Estructura, abajo). Lo más probable es que sirviera originalmente de sermón en la iglesia del autor, y que luego circulara por otras iglesias periféricas de la zona.

Un análisis socio-retórico conduce a la conclusión de que 1 Juan se escribió con el propósito de “incrementar la fidelidad de la audiencia a la tradición juanina y asegurar su comunión continuada con la comunidad juanina, Dios y Cristo,” y que la carta se puede categorizar como retórica epideíctica, pensada para incrementar la fidelidad de la audiencia a los valores que ya mantiene. Específicamente, el autor pretende convencer a sus lectores de que continúen en su fe en Jesucristo a pesar de las perturbaciones y la confusión causada por los miembros de la comunidad que han abandonado la iglesia (1 Juan 2:19).

La falsa teología de los secesionistas puede resultar especialmente confusa porque utilizaba el mismo lenguaje que la tradición juanina y se originó en esa misma tradición. “Esta teología [secesionista] tiene mucho en común con la del propio autor y apela a la misma tradición que él, una tradición a la que tenemos acceso mediante el evangelio de Juan. En resumen, el autor escribe en un contexto de cosmovisión juanina que asume les resulta familiar tanto a sus lectores como a sus opositores.” El propósito del autor es pues desenredar ideas distorsionadas sobre declaraciones que se encuentran en el evangelio de Juan y corregir la teología errada para hacer que sus lectores se alineen con la verdad que ha sido revelada en Jesucristo.

Estructura

La estructura de 1 Juan es difícil de bosquejar porque su pensamiento es circular más que lineal. Regresa a los mismos temas entretejidos: pecado, amor y cristología sólida, una y otra vez, desarrollando cada uno de ellos más ampliamente a la luz de lo que se ha dicho sobre los otros dos. Walter Moberly observa:

El patrón de pensamiento de Juan no es tanto una lógica secuencial en forma de discusión convencional como el equivalente literario de las variaciones musicales sobre un tema: un círculo constante en torno a un tema básico, llegando a él desde distintos ángulos, desarrollando ahora este aspecto y ahora este otro, equilibrando una declaración con otra para aclarar lo que implica y lo que no, y regresando a un punto ya tratado para que se pueda ver a la luz de lo que se ha dicho posteriormente.

Duane Watson argumenta que “la naturaleza enfática y repetitiva de 1 Juan se explica mediante el uso que el autor hace de las técnicas de ampliación greco-romanas,” que funcionan para “fortalecer la fidelidad a las verdades tradicionales y honorables” — en este caso clarificar la tradición juanina “mediante la repetición y el énfasis de temas y tópicos, trazando distinciones sutiles entre la tradición juanina y las formas aberrantes que enseñaban los secesionistas.” La estructura resultante ayuda a la audiencia a ver con más claridad donde debería estar su lealtad.

Los intentos de los estudiosos modernos de describir y bosquejar la estructura de 1 Juan dependen de la metodología empleada. Las cartas de Juan han estado sujetas con mucha frecuencia al análisis basado en el análisis del discurso semántico, que adopta criterios como el alcance, los límites, la coherencia y la prominencia marcada. El análisis del discurso concluye con estructuras diferentes a las reveladas, por ejemplo, por el método de la retórica greco-latina clásica, pero incluso los resultados del análisis del discurso varían ampliamente. El reconocimiento relativamente reciente del diseño áurico de un texto diseñado para ser leído en voz alta sugiere otras estructuras. Los bosquejos exegéticos demuestran también otras características del texto, y prácticamente ningún exegeta segmenta sus comentarios exactamente de la misma manera. En parte, esto se debe a que hay varios versículos “janus” en 1 Juan, versículos que sirven de puente entre dos secciones y que se pueden agrupar con una o con otra indistintamente. Debemos reconocer también que con la comunicación humana siendo lo que es, ningún discurso sigue exactamente los principios de las convenciones contemporáneas o, mucho menos, las teorías de los estudios modernos.

El análisis moderno que utiliza varias metodologías ha mostrado que 1 Juan es una obra cuidadosamente creada. Basándose en el análisis del discurso Callow concluye en su análisis de 1 Juan 1 que “no sólo es un escrito fuertemente estructurado, sino también léxicamente cohesionado.” Brickle concluye según el análisis áurico de los patrones auditivos del prólogo de 1 Juan que “aunque Juan no luchaba por cumplir los estándares clásicos … demuestra claramente la habilidad de componer de una forma áurica y retórica poderosa.” El bosquejo ofrecido a continuación es el resultado de la forma exegética que esta autora tiene de entender el libro, consultando los resultados de otras metodologías a lo largo del proceso.

Bosquejo de 1 Juan


          I.      Juan reclama tener la autoridad del testimonio apostólico (1 Juan 1:1–4)

      A.      Juan reclama tener conocimiento histórico preciso (1:1)

      B.      La aparición de la vida eterna (1:2)

      C.      El objetivo de Juan es la comunión (1:3)

      D.      Hacer que el gozo de la comunión sea completo (1:4)

          II.      Anuncio del mensaje (1 Juan 1:5–10)

      A.      Dios es luz (1:5)

      B.      Las dos primeras proposiciones condicionales contrapuestas (1:6–7)

      C.      Las dos segundas proposiciones condicionales contrapuestas (1:8–9)

      D.      Quinta proposición condicional: Si decimos que no hemos pecado … (1:10)

          III.      Tratando el pecado (1 Juan 2:1–6)

      A.      Aplicando el asunto del pecado a los lectores (2:1–2)

      B.      Conocer a Dios significa evitar el pecado siguiendo sus mandamientos (2:3–6)

          IV.      Amor, luz y oscuridad (1 Juan 2:7–11)

      A.      La enseñanza de Juan es una continuación de la enseñanza de Jesús (2:7–8)

      B.      La relación de amor y odio siguiendo la dualidad de la luz y la oscuridad (2:9–11)

          V.      Hijos, padres y jóvenes (1 Juan 2:12–14)

      A.      Hijos, vuestros pecados han sido perdonados (2:12)

      B.      Padres, vosotros conocéis al que es desde el principio (2:13a–c)

      C.      Jóvenes, habéis vencido al maligno (2:13d–f)

      D.      Hijos, conocéis al Padre (2:14a–c)

      E.      Padres, conocéis Quién es desde el principio (2:14d–f)

      F.      Jóvenes, sois fuertes (2:14g–k)

          VI.      Amar al mundo es lo contrario a amar al Padre (1 Juan 2:15–17)

      A.      Exhortación a no amar al mundo (2:15)

      B.      Sobre el mundo (2:16–17a)

      C.      Obedecer la voluntad de Dios significa la vida eterna (2:17b)

          VII.      Cisma en la iglesia (1 Juan 2:18–28)

      A.      Juan anuncia la “hora final” (2:18)

      B.      Un grupo ha dejado las iglesias juaninas (2:19)

      C.      La naturaleza de la verdad sobre Cristo (2:20–21)

      D.      El falso maestro caracterizado (2:22–23)

      E.      Exhortación y promesa (2:24–27)

      F.      Resumen de la idea de Juan en el contexto escatológico (2:28)

          VIII.      ¿Quiénes son los hijos de Dios? (1 Juan 2:29–3:10)

      A.      “De tal padre, tal hijo” (2:29–3:1)

      B.      La esperanza de nuestras vidas escatológicas (3:2–3)

      C.      La naturaleza del pecado (3:4–6)

      D.      ¿Quién es tu padre? (3:7–10)

          IX.      Amaos los unos a los otros (1 Juan 3:11–18)

      A.      El mandamiento de amarse los unos a los otros (3:11–12)

      B.      Aplicación a los lectores de Juan (3:13–15)

      C.      Amar significa abandonar nuestra vida (3:16–18)

          X.      Los hijos de Dios pueden sentirse seguros (1 Juan 3:19–24)

      A.      Confiar en la gracia de Dios (3:19–22)

      B.      Hacer lo que Dios quiere (1 Juan 3:23–24)

          XI.      Se debe discernir entre el espíritu de verdad y el de error (1 Juan 4:1–6)

      A.      Comprobar que los espíritus son de Dios (4:1–3)

      B.      Los que son de Dios se entienden entre sí (4:4–6c)

      C.      Así hay que distinguir el espíritu de verdad del de error (4:6d)

          XII.      Expresión del amor de Dios (1 Juan 4:7–16)

      A.      Mandamiento de amarse los unos a los otros (4:7–10)

      B.      Mandamiento de amarse los unos a los otros reiterado (4:11–14)

      C.      La confesión de que Jesús es el Hijo es necesaria para permanecer en Dios (4:15–16)

          XIII.      El amor de Dios perfeccionado en el creyente (1 Juan 4:17–5:3)

      A.      El amor de Dios perfeccionado en el creyente produce confianza para enfrentar el día venidero del juicio (4:17–18)

      B.      El amor del creyente hacia Dios se demuestra mediante el amor de unos hacia otros (4:19–21)

      C.      Lo que produce el nacimiento nuevo mediante la fe en Cristo (5:1–3)

          XIV.      La sangre, la vida eterna y la seguridad (1 Juan 5:4–13)

      A.      La fe en el Hijo de Dios vence al mundo (5:4–5)

      B.      El testimonio (5:6–13)

          XV.      Conocer a Dios (1 Juan 5:14–21)

      A.      Orar por un hermano o hermana que peca (5:14–17)

      B.      Lo que “sabemos” (5:18–20)

      C.      Exhortación de cierre (5:21)



jueves, 7 de julio de 2016

cuando el Espíritu Santo venga sobre ustedes, recibirán poder y saldrán a dar testimonio de mí...hasta en las partes más lejanas de la tierra.

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




El Espíritu Santo entra en acción para dar poder a los cristianos
CUESTIONES SALTANTES DE HECHOS 
Cuando Lucas escribió este libro, él no lo llamó Hechos. 
Alrededor del año 150 d.C., los creyentes comenzaron a llamar al libro de Lucas Los Hechos de los Apóstoles. La mayor parte de Hechos relata acontecimientos relacionados con los ministerios de los apóstoles Pedro y Pablo. 
  1. Hechos capítulos 1–12 se concentran en el ministerio de Pedro y 
  2. los capítulos 13–28 tratan del ministerio de Pablo
Aunque en Hechos 1:13 se mencionan los nombres de todos los apóstoles, la mayoría no se mencionan otra vez. Después del primer capítulo, solamente Pedro, Santiago, Juan y Pablo se nombran otra vez. En realidad, El Espíritu Santo es enfatizado más que cualquiera de los apóstoles. Lucas se refiere al Espíritu más de 50 veces en Hechos.
 
Lucas introduce al Espíritu Santo en el segundo versículo de Hechos:
 “En el primer tratado, oh Teófilo, hablé acerca de todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar, hasta el día en que fue recibido arriba, después de haber dado mandamientos por el Espíritu Santo a los apóstoles que había escogido” (Hechos 1:1–2). 
 
Lucas muestra que aun Jesús dependía del Espíritu Santo; luego él nos recuerda que los apóstoles continuaron el ministerio de Jesús con el poder del Espíritu Santo. Antes de que Jesús volviera al cielo Él mandó a los creyentes que permanecieran en Jerusalén. Ellos tenían que esperar para que el Espíritu Santo los llenara e invistiera con poder (Hechos 1:4–5). Este énfasis en el Espíritu Santo hace que muchas personas crean que el mejor título para este libro es: Los Hechos del Espíritu Santo.
 
A pesar de que Lucas escogió no escribir su nombre al principio de su Evangelio, o de Hechos, la mayoría de los profesores bíblicos concuerdan en que él fue el escritor de Hechos.
 
 Aunque a él no se le identificó como un apóstol, escribió más palabras en el Nuevo Testamento de las que Pablo escribió. Hasta donde se sabe, Lucas nunca predicó un sermón ni ejecutó un milagro. Lucas a menudo viajaba con Pablo, y fue cuidadoso al registrar con precisión el ministerio de los apóstoles.
 
Existen por lo menos cinco razones para creer que Lucas escribió Hechos.
          El escritor de Hechos fue uno de los que acompañó a Pablo en algunos viajes misioneros. En Hechos 16:10 dice: “Cuando vio la visión, en seguida procuramos partir para Macedonia.” La palabra nosotros prueba que el escritor estaba con Pablo (léase también Hechos 20:5; 21:18; 27:1; 28:1–2, 10–16). 
     Además, Pablo escribió que una persona que viajaba con él era Lucas, un doctor gentil (Colosenses 4:14). Los pasajes con la palabra nosotros no son suficientes para probar la autoría, pero es una razón por la que los expertos creen que Lucas escribió Hechos.
 
          Quien haya escrito Hechos también escribió otro libro acerca de Jesús. Hechos 1:1 dice: “En el primer tratado, oh Teófilo, hablé acerca de todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar.” Teófilo era un nombre común en los tiempos del Nuevo Testamento y era una combinación de dos palabras en griego, Theo “Dios”, y filo “amor”. Así que Teófilo significa “alguien que ama a Dios”. Ya que Hechos se escribió para aquel que ama a Dios, cada creyente puede sentirse incluido en este concepto.
 
     Tanto Lucas como Hechos fueron dirigidos a la misma persona, Teófilo. En Lucas 1:3 la palabra excelentísimo describe a Teófilo. Esto sugiere que él era un funcionario o una persona rica, de alta posición social. La iglesia siempre ha creído que el “primer tratado” mencionado en Hechos 1:1 es el Evangelio de Lucas. Lucas y Hechos funcionan juntos, como un escenario histórico, pues se entienden mejor juntos por las siguientes razones.
 
     Un apóstol es una persona enviada para cumplir una misión a través de la autoridad de quien la envía. En la Biblia, la palabra apóstol se usa especialmente para referirse a los doce que Jesús comisionó para que lo siguiesen. 
 
     Después de su comisión especial camino a Damasco, se contó también a Pablo como un apóstol. De entre los trece apóstoles, algunos escribieron varios libros del Nuevo Testamento. El autor del Evangelio de Lucas no era apóstol y sabemos esto por lo que dice en Lucas 1:1–3. Aquí nos damos cuenta de que Lucas no fue un testigo ocular del ministerio de Cristo en la tierra. 
 
    Así también, nada en Hechos sugiere que su escritor haya reclamado autoridad como apóstol. Lucas encaja con esta descripción, mientras que Pedro, Pablo y otros escritores no lo hacen.
 
          Los creyentes desde el tiempo de la iglesia primitiva hasta hoy día han aceptado que Lucas es el autor del tercer Evangelio y Hechos.
 
          Lucas y Hechos están organizados de manera semejante. Estudie el siguiente cuadro y observe el arreglo similar entre los libros Lucas y Hechos. Lucas hace un paralelo entre el ministerio de Cristo en su Evangelio, con el ministerio del cuerpo de Cristo, o sea, la iglesia en el libro de Hechos.

Muchos profesores de la Biblia creen que Lucas escribió Hechos aproximadamente en el año 63 d.C. Tres fechas históricas nos ayudan a establecer esta dirección. 
  • Primero, Hechos menciona la primera vez que Pablo estuvo encancelado en Roma, lo que tuvo lugar cerca de los años 60–63 d.C. Así que Hechos debe de haber sido escrito después. 
  • Segundo, Roma se incendió en el año 64 d.C. El César Nerón culpó a los cristianos y comenzó a perseguirlos. La buena relación que Pablo tenía con los líderes romanos sugiere que Hechos fue escrito antes de que este suceso clave aconteciera. 
  •  Finalmente, no se menciona en Hechos la destrucción de Jerusalén en el año 70 d.C. Parece indudable que Hechos fue escrito antes de ese tiempo.
 
Hechos está tan lleno de acción que podríamos pasar por alto el cuadro mayor. Sin embargo, Lucas escogió algunas historias por razones específicas. Ellas funcionan en conjunto para darnos un cuadro de la obra del Espíritu Santo.
 
Hechos nos relata la historia de los primeros treinta años de la iglesia. Lucas dibujó el cuadro mayor de la historia pero no cada detalle. 
 
Por ejemplo, en Hechos 20:7 él escribió que Pablo enseñó en Troas hasta la medianoche, pero Lucas no dice nada acerca de lo que Pablo enseñó allí. Un libro que registrara todas las enseñanzas de Pablo en Troas esa noche probablemente sería más extenso que el libro de Hechos. Imagínese cuántos libros hubiera tomado para contar todo lo que pasó en la iglesia durante sus primeros treinta años. 
 
Así que Hechos contiene sólo una fracción de lo que sucedió en la iglesia primitiva. (Véase Juan 20:30–31; 21:25.) ¿Por qué Lucas escogió las historias y eventos que él incluyó en Hechos? ¿Por qué el Espíritu Santo guió a Lucas para escribir acerca de ciertas cosas? Se pueden identificar por lo menos cinco cosas que Lucas logró en Hechos.
 
En el Nuevo Testamento, Hechos es un vínculo entre los Evangelios y las epístolas de Pablo. Al principio, el Nuevo Testamento solamente tenía dos partes, que incluían los cuatro Evangelios y las epístolas que Pablo escribió a varias iglesias y creyentes. Esto dejó un vacío en la historia escrita de la iglesia.
 
Lucas escribió Hechos después de que Pablo escribió Primera y Segunda de Corintios, Gálatas, Efesios, Filipenses, Colosenses, y Primera y Segunda de Tesalonicenses. Los capítulos 13–28 de Hechos hablan de los viajes de Pablo y suplementan muchos detalles. 
 
En Hechos se puede ver cómo Pablo comenzó las iglesias en Galacia, Tesalónica, Corinto, Éfeso y Filipos. Hechos también nos presenta a Timoteo y Tito, pastores a quienes Pablo les escribió tres o más epístolas. Así, Hechos nos da antecedentes importantes de las cartas de Pablo.
 
Lucas revela que la iglesia crecía por lo menos en cuatro aspectos.
1.     La iglesia crecía en número.
En el Día de Pentecostés, la iglesia cabía en una habitación. Luego, miles de judíos fueron salvos en Jerusalén (Hechos 2:41, 47; 4:4). Poco tiempo después hubo otro incremento en número para la iglesia. “Y crecía la palabra del Señor, y el número de los discípulos se multiplicaba grandemente en Jerusalén; también muchos de los sacerdotes obedecían a la fe” (Hechos 6:7). A través de Hechos el número de creyentes crecía.
 
2.     La iglesia se extendía geográficamente.
Hechos cuenta cómo la iglesia creció desde Jerusalén hasta Roma, el corazón del Imperio Romano. Hechos 8:1 muestra cómo la persecución esparció a los creyentes desde Jerusalén hasta nuevos lugares. Lo que algunos se propusieron para silenciar el mensaje de Cristo sirvió más bien para acelerar el evangelio a través del Imperio Romano. Posiblemente ésta es la razón del porqué la iglesia llegó a Roma aun antes de que Pablo, el gran misionero de la iglesia, llegara allá (Hechos 28:14–15). Hechos también muestra cómo los viajes de Pablo ayudaron a expandir el alcance de la iglesia. No es casualidad que Hechos 1 comienza con Jerusalén y Hechos 28 termina en Roma. Lucas ordenó sus historias para mostrar el crecimiento geográfico de la iglesia.
 
3.     La iglesia expande su misión.
La iglesia temprana (Hechos 1:1–7:60) era estrictamente judía. ¿Cómo fue que la iglesia abrió sus puertas a otros grupos étnicos y culturales? Observe tal progresión en Hechos.
 
  En Hechos 2, los viajeros de quince regiones oyeron el evangelio; sin embargo, ellos eran principalmente judíos y convertidos al judaísmo que habían llegado a Jerusalén para la fiesta de Pentecostés. 
 
En Hechos 6:1 la iglesia incluía dos grupos de judíos: uno hebreo y otro griego. 
 
En Hechos 8 se observa que Felipe alcanzó a otros que no eran judíos, les predicó a los samaritanos y luego a un etíope. Aun así, los samaritanos compartían un trasfondo étnico y religioso común con los judíos, y el etíope estaba estudiando las Escrituras de los judíos.
 
 Hechos 10 trae un cambio notable en este patrón; pues aquí Dios específicamente instruye a Pedro para compartir el evangelio con Cornelio, que era un oficial importante en el aborrecido ejército de Roma. Esto llevó a un cambio de actitud hacia los no judíos, pues cualquiera podía ser salvo, no solamente los judíos (Hechos 11:18). Dios había dicho esto y les había dado a estos Romanos el Espíritu Santo, lo cual fue sorprendente para los creyentes judíos.
 
Los muros de prejuicio estaban comenzando a caer. En Hechos 11:19–21, mientras la mayoría de los cristianos esparcidos compartían el evangelio sólo con judíos, unos pocos comenzaron a testificar a los griegos. Hechos 13 señala un desarrollo aun mayor. Vemos que Pablo se vuelve a los gentiles intencionalmente después de que los judíos en Antioquía de Pisidia rechazaron las buenas nuevas (Hechos 13:43–47). Esto fue un cumplimiento del plan original de Dios de que “serán benditas en ti [los judíos] todas las familias de la tierra” (Génesis 12:3) y la dirección de Dios para que Pablo como el instrumento escogido llevara el nombre de Dios a los gentiles (Hechos 9:15). Sostenidamente la iglesia crecía a fin de incluir gente de cada tribu, nación, lengua y cultura.
 
4.     La iglesia crecía en teología.
En los primeros días los cristianos judíos seguían las leyes estrictas de Moisés. Les tomó tiempo entender la relación correcta entre la ley y la gracia: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras” (Efesios 2:8–9). 
 
 Hechos 15 documenta la lucha de la iglesia con una pregunta crucial. ¿Deben los gentiles circuncidarse y seguir la ley de Moisés (Hechos 15:5)? La respuesta de Pedro fue no, porque la salvación no viene por volverse judío sino a través de la gracia de Jesucristo (Hechos 15:11).
 
Hechos ofrece una guía en cuanto a lo que la iglesia debiera creer y hacer. 
Algunas personas argumentan que Hechos es un documento histórico, y que por lo tanto no debería usarse como guía. Sin embargo, hay que recordar que Lucas escribió una historia selectiva de la iglesia y no una completa. 
 
Lucas usó la historia para enseñar ciertos temas (Stronstad 1995, 47). 
Uno de sus propósitos era enfatizar lo que la iglesia primitiva creía. ¿Cuál es la utilidad de saber lo que ellos creían? Es que los primeros creyentes estaban bajo el mismo pacto que tienen los de hoy. Hechos nos enseña lo siguiente:
     las Escrituras, oración, compartir y fraternidad
     la obra del Espíritu Santo de glorificar a Cristo
     conocer y alabar a Dios
     testimonio, señales y maravillas, y ser lleno del Espíritu
     hablar en lenguas, profetizar, y otros dones espirituales
     resolver problemas de crecimiento de la iglesia, evangelizar, y enseñar a nuevos creyentes
     el poder de Dios actuando durante la persecución
     el amor de Dios por la gente de todas las naciones
 
Tal entendimiento de fe sirve como un antecedente crucial a la apologética. Lucas probablemente escribió Hechos mientras Pablo estaba prisionero en Roma. Tal vez cuando Pablo fue al juicio, Hechos apoyó su defensa. Hechos también ayudaría a defender a otros creyentes en otros lugares.
 
     Lea Hechos 4:8–12. Nótese cómo defiende el cristianismo ante los judíos. Ahora lea Hechos 25:8–11. En este pasaje se presenta la defensa ante los gentiles. El Espíritu guió a Lucas para incluir en Hechos respuestas a conflictos que involucran tanto a judíos como a gentiles.
     Hechos también responde preguntas que los líderes del gobierno harían acerca del cristianismo. Lucas mostró que la iglesia es pacífica y que los creyentes respetan a los líderes del gobierno. Los desórdenes y problemas civiles que aparecen en Hechos eran causados por los enemigos de la iglesia y no por los cristianos.
 
Lucas no se imaginaba por cuanto tiempo la iglesia permanecería en la tierra, sin embargo uno de sus propósitos fue enseñar a futuros creyentes. El poder y los principios de Hechos son válidos para la iglesia hasta que Cristo regrese.
 
  Hechos muestra que el Espíritu usaba apóstoles, líderes y laicos (Hechos 2:17–18). 
Por cada apóstol en el aposento alto había nueve laicos. Lucas organizó Hechos en torno al ministerio de dos apóstoles, Pedro y Pablo. También, incluyó los ministerios de muchos creyentes comunes.
 
Tal vez el propósito más grande de Lucas en el libro de Hechos fue enfatizar el ministerio del Espíritu Santo a través de los creyentes.  
En su Evangelio Lucas estableció que Jesús dependía del Espíritu (Lucas 4:1, 14, 18). Él también registró la promesa de Jesús, que el Espíritu vendría sobre todos los creyentes (Lucas 11:13; 24:49). Sin embargo, en Hechos, ¡Lucas enfatizó al Espíritu cincuenta y cinco veces! 
 
Tome algunos minutos para estudiar las referencias del cuadro que está al final de esta sección (“Referencias al Espíritu Santo”). Allí se enfatiza que el Espíritu Santo debe ser la fuente de todo lo que hacemos para Cristo. Lea esta lista a menudo y pídale al Espíritu Santo que actúe a través de su vida.
 
Las iglesias de crecimiento más rápido hoy enfatizan el ministerio de los laicos. Algunas de estas iglesias en crecimiento tienen más de cien ministerios que los laicos llevan a cabo. 
  • Ellos visitan a los enfermos, 
  • alimentan a los pobres y le enseñan a la gente a leer. 
  • Ayudan a estudiantes que tienen problemas con sus estudios. 
  • Los laicos ayudan a las viudas y a los huérfanos, y aconsejan a jóvenes en problemas.
  • Pintan escuelas en las comunidades. 
  • Construyen edificios para iglesias nuevas. 
  • Cosen y cocinan para levantar fondos para la iglesia. 
  • Los laicos leen historias de la Biblia a los niños de su comunidad. 
  • Tienen estudios bíblicos en sus hogares. 
  • Hablan con la gente que anda buscando respuestas.
  •  Ellos arreglan bicicletas o vehículos descompuestos. 
  • Algunos médicos instalan clínicas en iglesias locales para ofrecer servicio médico o dental en forma gratuita. 
  • Otros oran por los que tienen necesidad. 
Estos son algunos ejemplos de lo que los laicos pueden hacer. Cuando nosotros somos llenos con el Espíritu, Él puede guiarnos hacia muchos ministerios. Cada miembro del cuerpo de Cristo debería tener un ministerio. Cada creyente debería preguntarse “¿Qué estoy haciendo para servir a Dios y a los demás?”
 
El Espíritu Santo quiere actuar a través de todos los creyentes hoy. 
Su plenitud nos da el valor para servir y testificar de Jesús. La iglesia primitiva tenía poco de las cosas que se valoran hoy día, pero la iglesia se esparció como un fuego a través del mundo. 
 
Una vez más, repase la lista de los ministerios mencionados en Hechos. Observe los eventos e historias que se pudieron haber perdido en Hechos sin el ministerio del Espíritu Santo. El Espíritu es la clave para ayudar a cada creyente a ser un obrero.
 
Hechos cumple por lo menos cuatro funciones primordiales en el Nuevo Testamento. 
  • Primero, Hechos sirve como un vínculo entre los Evangelios y las epístolas de Pablo. 
  • Segundo, Hechos explica cómo la iglesia creció en número, geográficamente, en la extensión cultural de su misión y en teología. 
  • Tercero, Hechos sirve como una guía para la fe y la apologética. 
  • Cuarto, Lucas enfatiza el poder del Espíritu Santo. Si pasamos por alto el énfasis que Lucas hace sobre el Espíritu Santo, nos perderíamos del propósito más grande que él tuvo para escribirlo.
Lucas entrelazó cuatro temas en una historia dinámica. Hechos dice cómo el Espíritu Santo invistió de poder a la iglesia para que testificara de Jesús desde Jerusalén hasta Roma.
 
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jueves, 26 de mayo de 2016

¡Generación de víboras! ¿Quién les enseñó a huir de la ira venidera? Produzcan frutos dignos de arrepentimiento...El hacha ya está puesta a la raíz de los árboles. Por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado al fuego...

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




Mateo escribió las Logia de Jesús en Hebreo
¿EL EVANGELIO SEGÚN MATEO O SEGÚN SAN MATEO?
El paso de los años no ha dado ninguna mayor claridad a la cuestión de quién realmente escribió nuestro texto griego de Mateo. Papías dice, según cita Eusebio, que Mateo escribió las Logia de Jesús en hebreo (arameo). 
¿Es nuestro actual texto de Mateo una traducción de las Logia arameas junto con Marcos y otras fuentes, como suponen la mayor parte de los eruditos modernos? 
Si es así, ¿fue el autor el Apóstol Mateo, o algún otro discípulo? No hay en la actualidad ninguna manera de llegar a una clara decisión a la luz de los hechos conocidos. No hay razón alguna por la que el Apóstol Mateo no pudo haber escrito tanto las Logia arameas como nuestro Mateo griego, a no ser que se esté mal dispuesto a creer que pudo hacer uso de la obra de Marcos al par que de la suya. 
Pero el libro de Marcos se basa principalmente en la predicación de Simón Pedro. Scholfield publicó en 1927 An Old Hebrew Text of St. Matthew’s Gospel (Un antiguo texto hebreo del Evangelio de San Mateo). Es muy poco lo que sabemos acerca del origen de los Evangelios Sinópticos para decir dogmáticamente que el Apóstol Mateo no fue el autor en ningún sentido propio.

Si el libro es genuino, como creemos, la fecha de redacción viene a ser un tema de interés. De nuevo aquí no hay nada absolutamente decisivo excepto que es posterior al Evangelio según Marcos, que aparentemente emplea. Si a Marcos se le da una fecha temprana, entre el 50 y el 60 d.C., entonces el libro de Mateo puede situarse entre el 60 y 70, aunque muchos lo situarían entre el 70 y el 80. 

No es seguro si Lucas escribió después de Mateo o no, aunque es bastante posible que fuera así.

No se ha podido establecer ningún empleo concreto de Mateo por parte de Lucas. Una suposición es tan buena como cualquier otra, y cada uno decide en base a sus propias predilecciones.

Mi propia suposición es que el 60 d.C. es una fecha tan buena como otras que se han propuesto.

En el Evangelio mismo encontramos al publicano Mateo (Mateo 9:9; 10:3), aunque Marcos (2:14) y Lucas (5:27) lo llaman el publicano Leví. Por ello, es evidente que tenía dos nombres, al igual que Juan Marcos. Es significativo que Jesús llamara a este hombre con una profesión tan desacreditada a que lo siguiera. 

Evidentemente, no era discípulo de Juan el Bautista. Fue elegido especialmente por Jesús para ser uno de los Doce Apóstoles, un hombre de negocios llamado al ministerio, como también sucedió con los pescadores Jacobo y Juan, Andrés y Simón. En las listas de los Apóstoles aparece ya en séptimo, ya en octavo lugar. Nada se dice en concreto de él en los Evangelios aparte de su pertenencia al círculo de los Doce, después de la fiesta que ofreció a sus compañeros publicanos en honor de Jesús.

Mateo estaba acostumbrado a llevar contabilidad y es posible que tomara notas de los dichos de Jesús al oírlos. 

En todo caso, le da mucha atención a las enseñanzas de Jesús, como por ejemplo, 
  • en el Sermón del Monte, en los capítulos 5 a 7
  • las parábolas en el capítulo 13
  • su denuncia de los fariseos en el 23
  • el gran discurso escatológico del 24 y 25
Como publicano en Galilea, no era judío de miras estrechas y por ello no esperamos un libro que presente prejuicios en favor de los judíos y en contra de los gentiles. Parece mostrar que Jesús es el Mesías de la expectativa y esperanza judías, y por ello hace frecuentes citas del Antiguo Testamento por vía de confirmación e ilustración. No hay en Mateo ningún estrecho nacionalismo. Jesús es tanto el Mesías de los judíos como el Salvador del mundo.

Hay diez parábolas en Mateo que no aparecen en los otros Evangelios: 
  • La Cizaña, 
  • el Tesoro Escondido, 
  • La Red, 
  • la Perla de Gran Precio, 
  • el Siervo Implacable, 
  • los Obreros de la Viña, 
  • los Dos Hijos, 
  • las Bodas del Hijo del Rey, 
  • las Diez Vírgenes, 
  • los Talentos. 
Los únicos milagros que aparecen exclusivamente en Mateo son 
  • los Dos Ciegos y 
  • la Moneda en la Boca del Pez. 
Pero Mateo da la narración de la Natividad de Jesús desde la perspectiva de Mateo, mientras que Lucas nos cuenta la maravillosa historia desde la perspectiva de María. Hay detalles de la Muerte y Resurrección que sólo son dados por Mateo.

Este libro sigue el mismo plan cronológico general que Marcos, pero con varios grupos como los milagros en 8 y 9, y las parábolas en 13.

El estilo está libre de hebraísmos y tiene pocas peculiaridades individuales. El autor emplea frecuentemente la frase el reino de los cielos y presenta a Jesús como el Hijo del Hombre, pero también como Hijo de Dios. En ocasiones abrevia las afirmaciones de Marcos y en ocasiones las expande para ser más preciso.

Plummer muestra que el amplio plan general tanto de Mateo como de Marcos es el mismo y como sigue:
Introducción al Evangelio: Marcos 1:1–13 = Mateo 3:1–4:11.
Ministerio en Galilea: Marcos 1:14–6:13 = Mateo 4:12–13:58.
Ministerio por las inmediaciones: Marcos 6:14–9:50 = Mateo 14:1–18:35.
Viajes a través de Perea a Jerusalén: Marcos 10:1–52 = Mateo 19:1–20:34.
La última semana en Jerusalén: Marcos 11:1–16:8 = Mateo 21:1–28:8.
El Evangelio de Mateo viene en primer lugar en el Nuevo Testamento, aunque ello no es así en todos los manuscritos griegos. Debido a su posición es el libro más leído del Nuevo Testamento, y ha ejercido la mayor influencia en el mundo. 
Merece esta influencia, aunque sea cronológicamente posterior a Marcos, no tan hermoso como Lucas, ni tan profundo como Juan. Pero se trata de un maravilloso libro, que da un retrato justo y adecuado de la vida y enseñanza de Jesucristo como Señor y Salvador. 
El autor escribió probablemente con el objeto de persuadir a los judíos de que Jesús es el cumplimiento de sus esperanzas mesiánicas tal como son presentadas en el Antiguo Testamento. Es así una apropiada introducción a la historia del Nuevo Testamento en comparación con la profecía del Antiguo Testamento.
EL TÍTULO
El Textus Receptus lo titula «El Santo Evangelio según Mateo» (to kata Matthaion hagion Euaggelion), aunque la edición de Elzevir omite «santo», no concordando aquí con Estéfano (Stephanus), Griesbach y Scholz. 
Sólo unos manuscritos en minúsculas (manuscritos griegos en cursiva) y los tardíos tienen este adjetivo. Otros en minúsculas y cinco unciales incluidos el W (el Códice de Washington del siglo quinto), el C del siglo quinto (el palimpsesto) y el Delta del noveno, junto con la mayoría de los manuscritos latinos, tienen simplemente «Evangelio según Mateo» (Euaggelion kata Matthaion). 
Pero Aleph y B, los dos unciales mejores y más antiguos del siglo cuarto, tienen sólo «Según Mateo» (Kata Maththaion) (nótese la doble th), y el uncial griego D del siglo quinto o sexto sigue a Alepo y a B, como también sucede con los más antiguos de los manuscritos de la Vetus Latina y con la Siríaca Curetoniana. 
Es evidente, por tanto, que la forma más antigua del título era simplemente «Según Mateo». Puede ponerse en duda que Mateo (o el autor, si no era Mateo) tuviera ningún título. El empleo de «según» pone en evidencia que el sentido no es «el Evangelio de Mateo», sino el Evangelio tal como lo transmitió Mateo, secundum Matthaeum, para distinguir el registro de Mateo de los de Marcos, Lucas y Juan. 
Y desde luego no existe ni la más mínima autoridad en los manuscritos para decir «San Mateo», una práctica catolicorromana observada por algunos protestantes.

El término Evangelio (Euaggelion) viene a significar buenas nuevas en griego, aunque originalmente era una recompensa por traer buenas nuevas, como en Homero, Odisea XIV. 152 y 2 Reyes 4:10

En el Nuevo Testamento es las buenas nuevas de salvación por medio de Cristo. Con respecto al término inglés «Gospel», es probable que se derive del término anglosajón Godspell, historia o narración de Dios, la vida de Cristo. 

Fue tempranamente confundido con el término anglosajón godspell, buena historia, que parece como una traducción del griego euaggelion. Pero primariamente la palabra inglesa significa la historia de Dios tal como se ve en Cristo, lo que es la mejor noticia que el mundo jamás haya oído. 

Uno en seguida piensa en el empleo de «palabra», o «verbo» (Logos) en Juan 1:1, 14. Así es, según el griego, no las Buenas Nuevas de Mateo, sino las Buenas Nuevas de Dios, que nos han sido traídas en Cristo la Palabra, el Hijo de Dios, la Imagen del Padre, el Mensaje del Padre. 

Debemos estudiar en primer lugar su historia tal como nos la presenta Mateo. El mensaje proviene de Dios, y está tan lozano para nosotros en nuestro tiempo en el registro de Mateo como cuando él lo escribió por primera vez.
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