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domingo, 29 de mayo de 2016

Cualquiera que haga tropezar a uno de estos pequeñitos que creen en mí, mejor le fuera que le aten al cuello una piedra de molino de las que mueve un asno, y lo hubieran echado al mar

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




Mi pastor dice que estoy en rebeldía contra Dios

VISOS DE UNO O VARIOS ... MUCHÍSIMOS ABUSOS ESPIRITUALES EN LAS CONGREGACIONES CRISTIANAS Y NO CRISTIANAS
Sara se sentó en la oficina de un consejero cristiano, y explicó que se sentía desesperada, que se estaba volviendo loca. «O es eso», dijo secamente, «o estoy en el umbral de un cambio radical importante en mi crecimiento espiritual».
«Esas son dos cosas completamente opuestas», señaló el consejero. «¿Cómo llegaste a esa conclusión?».

«Bueno», comenzó, con un nudo en la garganta, «fui a ver a mi pastor hace pocos meses porque me estaba sintiendo muy deprimida. Identificó el problema fundamental en seguida, pero parece que yo no puedo hacer nada al respecto».

«El problema fundamental…», el consejero repitió, «¿cuál fue?».

Sara bajó la mirada hacia la parte de arriba de sus zapatos: «Creo que debo decir que el problema, pues, soy yo. Mi pastor dice que estoy en rebeldía contra Dios».

Lo que resultó fue la historia de un caso desafortunado, y excesivamente común: La iglesia de Sara enseña que La Biblia es la Palabra de Dios, el estándar mediante el cual debemos vivir.

Pero la utilizan como una medida a través de la cual ganamos la aceptación de Dios, en lugar de como una guía para vivir. Por consiguiente, cuando le pidió a su pastor que la ayudara con su depresión, le dieron una «receta» de pasajes bíblicos de alabanza para memorizar y repetir una y otra vez. Esto, se le dijo, haría que pensara en Dios y que dejara de pensar en sí misma. La depresión se acabaría cuando superara su pecaminoso egocentrismo.

Sara había probado lo que el pastor le sugirió, pero su depresión no se acabó, y esto suscitó algunas preguntas. Observó que había un historial de depresión entre las mujeres de su familia, y que en ese momento ella estaba experimentando algunos problemas físicos. Además, le confió a su pastor que estaba batallando en sus relaciones con su marido, porque este no daba importancia a sus responsabilidades con sus dos adolescentes que estaban empezando a meterse en problemas.

—¿Cómo respondió él cuando le dijiste que su sugerencia no ayudó?
—Ahí fue cuando me arrojó la bomba—dijo Sara.
El consejero no dejó de notar la metáfora que ella eligió—la devastación que Sara intentaba retratar—y preguntó:
—¿Qué tipo de “bomba”?

El pastor le había dicho: «El hecho de que no aceptes mi consejo sin plantear todas estas objeciones y otras posibilidades fue la principal indicación para mí, Sara, de que la raíz de tu problema es espiritual, no físico o emocional. Cuando mencionaste que discutías con tu marido, en lugar de someterte a él y confiar en Dios, eso lo confirmó».

Concluyó que los demás problemas—depresión emocional, enfermedad física, problemas en el matrimonio y unos adolescentes conflictivos—eran el resultado de la incapacidad de ella de someterse completamente a Dios y a su Palabra.

Sara había intentado poner objeciones:
—Le dije que me sentía condenada. Que yo sentía que necesitaba ayuda de otro tipo.
—¿Qué sucedió?—el consejero la apremió.
—Eso empeoró las cosas. Mi pastor sonrió y dijo que yo no estaba dispuesta a aceptar sus consejos, así que eso probaba que él estaba en lo cierto. Ahí fue cuando me aplicó la palabra “R”. Dijo: «Sara, necesitas arrepentirte de tu rebelión contra Dios. Después todos esos problemas menores serán atendidos».
—Ese es un veredicto fuerte contra ti—el consejero observó—. ¿Qué opinas?

Las lágrimas le brotaron, y las secó suavemente con un pañuelo desechable. Luego se sentó estrujando el pañuelo y haciéndolo nudos mientras respondía:
—Me siento como una sabandija clavada en una cartulina con un alfiler. Trato de alabar a Dios; sí lo alabo. Pero el problema con mi marido y los niños es interminable. Y me enfurezco cuando soy sincera conmigo misma, porque solo repetir las Escrituras, mientras nuestra familia y nuestra salud se están cayendo a pedazos, me parece demasiado superficial.
«Pero luego despierto a media noche, escuchando las palabras de mi pastor. Y pienso que debo de ser una terrible cristiana—en rebeldía, como él dijo—o mi vida no sería semejante desastre. Él tiene razón, ¿no es así? La rebeldía es un pecado que todos afrontamos.

«Pero la perturbación en mí ha continuado durante cuatro meses, y me encontré pensando que debería meter la cabeza a nuestro horno de gas. Y en otras ocasiones creo que debo de estar en el umbral de un cambio radical para una mayor “santidad”… si pudiera alabar lo suficiente, o someterme lo suficiente. Pero no creo poder aguantar el tiempo necesario. Por eso me siento exhausta, y como que estoy perdiendo la razón. Ya no puedo soportar todo este peso—finalizó, en tono suplicante—. “Ayúdeme…”.

El dilema de Sara es similar a incontables casos con los que nos hemos encontrado, el cual representa un serio problema muy extendido entre los cristianos. El problema, tal como hemos llegado a conocerlo, es el abuso espiritual.

No hay duda de que el término en sí molestará, si es que no escandaliza, a mucha gente, aunque esta no sea la intención. Nuestra intención tampoco es ser alarmistas, aunque estemos haciendo un llamado de atención a la existencia de un problema.

Por consiguiente, es importante definir a qué nos referimos con abuso espiritual, y dejar claro desde el principio que cualquiera puede ser víctima, e incluso en ocasiones perpetrador, sin darse cuenta de lo que está haciendo.

Para empezar, examinemos las dinámicas que intervienen en la historia de Sara.

Anatomía del abuso espiritual
Podríamos señalar varios factores problemáticos: el pastor de Sara pasó por alto las dimensiones físicas, emocionales y relacionales de su problema y le dio un enfoque «espiritualizado» más limitado. Con poca investigación, supuso que conocía «el problema fundamental» de Sara, que había un «problema fundamental». Pero aquí intervienen más factores sutiles, y la sutileza es exactamente lo que da poder para que haya un gran daño.

Primero, examinemos el poder dinámico que interviene.
Sara voluntariamente se había hecho vulnerable al comentar un problema. Esto suponía, desde luego, que el pastor era más saludable en esa cuestión—o por lo menos tenía más conocimientos—y que podía ayudar. Debido a que ella se sentía débil en eso, lo que estaba buscando era la ayuda de alguien más fuerte. Añádele la posición de autoridad espiritual que tenía el pastor, y es fácil ver cómo las palabras de este tendrían doble peso en el pensamiento de Sara.

Y entonces, tristemente, lo que se le ofreció a Sara no fue ayuda. Aquí es donde entra una segunda dinámica: Se cambió sutilmente el enfoque del asunto.

Sara continuó hablando de su problema de depresión. El pastor trató el problema como si fuera Sara en persona. De acuerdo con el pastor, ella era «rebelde», así que ella era el problema. El enfoque lo cambió de la emoción a la persona, y el estado de los sentimientos de Sara al estado en el que se encontraba ella. La depresión ya no era el problema que juntos debían resolver; Sara misma era «el problema», etiquetada como una rebelde que necesitaba estar a la altura de cierta norma.

Sara nunca notó que no estaba recibiendo la ayuda que esperaba. En realidad cuestionaron y al parecer juzgaron su posición espiritual ante Dios.

En el fondo de este triste y doloroso encuentro quizá yace una dinámica más sutil: Sara cuestionó a una autoridad que se consideraba estar por encima de todo cuestionamiento, quizá incluso por encima de los errores.

Ahora bien, en un diálogo normal, por ejemplo, puedes malinterpretarme o no estar de acuerdo conmigo. Si cuestionas mi forma de pensar, y en realidad tu cuestionamiento corrige un error que estoy cometiendo, tu reto me es saludable. Me corrige. Y el simple hecho de que me cuestiones no te hace estar equivocado.

Lamentablemente, una serie de suposiciones más sutiles intervinieron contra Sara, y se presentaron de una manera parecida a esto:
Evidentemente este pastor interpretaba que su posición de autoridad significaba que sus pensamientos y opiniones eran supremos. Si él lo decía, la única respuesta correcta de ella era estar de acuerdo… definitivamente sin objeciones.

Segundo, se dio por hecho que los cuestionamientos de Sara provenían de un espíritu errado, no simplemente de un intento sincero de tener un diálogo con el pastor. En otras palabras, se asumió lo peor de ella, no lo mejor.

Más problemático que esto, francamente, fue el juego de poder que tuvo lugar. En resumen, Sara fue manipulada. No hay duda de que el pastor de Sara pensaba que solo estaba siendo honesto y directo con ella, tratando de «ayudarla» a ver el problema.

La manipulación entró en escena cuando Sara hizo una pregunta honesta, y él «hizo valer su autoridad». La actitud tácita con la que ella se encontró podría enunciarse mejor con palabras como estas: «Yo soy la autoridad, y porque soy la autoridad mis palabras no deben ser cuestionadas. El hecho de que las cuestionaste prueba que estás mal».

¿Qué revela esta actitud? Quizá inseguridad, frustración e ira sepultadas. También revela que el pastor, al menos en este encuentro, no estaba desempeñándose dentro de una posición compasiva a beneficio de Sara, aunque ella lo necesitaba a él. Por el contrario, al parecer se esperaba que ella afirmara y reafirmara estar de acuerdo, independientemente de cómo se sintiera y de si la valoración que él hizo de ella fuera o no atinada. Defender su posición de autoridad era lo que más importaba.

¿Qué es abuso espiritual?
Ser testigos de la angustia espiritual ocasionada por dinámicas como estas, una y otra vez, es lo que nos llevó a acuñar el término abuso espiritual. Una vez ilustrado con un caso para estudio, ahora definamos y apliquemos el término.

El abuso espiritual es el maltrato hacia una persona que tiene necesidad de ayuda, de apoyo o de mayor poder espiritual, lo que resulta en el debilitamiento, el menoscabo o el decaimiento del potencial espiritual de esa persona.

Esto es una perspectiva amplia. Refinémosla con algunas definiciones funcionales. El abuso espiritual puede ocurrir cuando un líder utiliza su posición espiritual para controlar o dominar a otra persona.

Con frecuencia implica pasar por encima de los sentimientos y opiniones de otro, sin importar qué consecuencias habrá en las condiciones de vida, las emociones o el bienestar espiritual de la otra persona. En esta práctica, se utiliza el poder para reafirmar la posición o las necesidades de un líder, por encima de la persona que se acerca a él con necesidades. Esto fue lo que ocurrió en el caso de Sara.

El abuso espiritual también puede ocurrir cuando se recurre a la espiritualidad para hacer que otros vivan a la altura de un «estándar espiritual». Promueve un «desempeño espiritual» externo, sin respetar el verdadero bienestar de un individuo, o se utiliza como un medio para «probar» la espiritualidad de una persona.

¿En qué consiste el tipo de «desempeño espiritual» al que nos estamos refiriendo? ¿Cuándo sobrepasa sus límites una autoridad, al extender críticas cuando lo que se necesita es apoyo? Escucha las experiencias de estos cristianos, heridos y abrumados por un peso excesivo debido a las demandas de sus líderes y su «espiritualidad», y quizá obtengas un panorama más claro.

«Mi líder de estudio bíblico me dice que yo no he aceptado el “manto” como cabeza espiritual de mi hogar. Debería estar orando más, tomando autoridad en el Espíritu; entonces las fuerzas espirituales no podrían atacar a mi familia. Mi esposa no estaría teniendo problemas menstruales, y mi hijo mayor no estaría padeciendo asma. Creo que la enfermedad de ellos es culpa mía».

«Muchos de nosotros queríamos más información respecto a cómo se estaban gastando las finanzas de la iglesia. Queríamos saber si podría destinarse más dinero directamente a los ministerios, caridades, cosas como esas. Cuando en una reunión de ancianos hice algunas preguntas, vaya, el cuarto sí se puso helado. Posteriormente se me dijo que dejara de tratar de crear una facción en la iglesia».

«Habíamos vendido nuestra casa y nos habíamos cambiado al otro lado del país para que yo pudiera trabajar para este importante ministerio. Después de un año empezaron con esto del peso. Debido a que tengo sobrepeso, se me dijo que tenía que bajar de peso porque tener sobrepeso es “un mal testimonio”. Mis aumentos de sueldo y hasta mi empleo estaban en peligro».

«La congregación me hizo saber que estaban decepcionados de mí porque pedí dos meses sabáticos, aun cuando he estado pastoreando aquí durante doce años, básicamente disponible día y noche, y nunca he tomado siquiera dos semanas de vacaciones al mismo tiempo. Me siento demasiado desanimado».

«Nuestra iglesia se metió en este fuerte énfasis en tener escuela en casa y familias grandes. También en que las mujeres se cubran la cabeza para mostrar que están bajo sumisión; y nada de maquillaje. Finalmente surgió. Nuestros amigos nos dijeron que no somos espirituales porque nuestro hijo está en escuelas públicas, y que yo soy “mundana” porque uso sombra para los ojos y lápiz labial».

«La controversia empezó—¿puedes creerlo?—cuando traje a colación una pregunta en la Escuela Dominical. Estábamos debatiendo sobre un tema doctrinal, la predestinación, del cual siempre pensé que era un tema ambiguo. No estuve de acuerdo con el maestro, dentro de un espíritu amistoso. Pero dos días después, el coordinador de ministerios de la iglesia me dijo que yo había estado muy “polémico” con el maestro en frente de todos; que ellos me agradecerían si dejaba las clases hasta nuevo aviso».

«Mi marido está convencido de que yo debo orar una hora al día, utilizando una “fórmula de oración” en la que él se había especializado. Le dije que la probé y que no me pareció adecuada para mí. Todo lo que me dijo fue: “Este es todo tu problema. No puedes aceptar nada por fe”. Me siento tan… por debajo del estándar».

En cada uno de estos incidentes intervino una dinámica similar. A la persona con una necesidad—ya fuera la necesidad de información, diálogo, apoyo, aceptación o consejo—se le envió el mensaje de que era menos que espiritual, o de que su espiritualidad tenía defectos. En varios casos, se ha recurrido a la vergüenza en un intento de hacer que alguien apoyara una creencia, o se recurrió a ella para esquivar preguntas legítimas.

Espero que hayas notado, como en el caso del pastor cansado, que el abuso espiritual se puede adjudicar lo mismo a líderes que a seguidores. De ninguna manera estamos atacando a líderes o al liderazgo espiritual. Estamos exponiendo un fenómeno que está hiriendo a muchos.

Cualquiera que sea el caso, los resultados del abuso espiritual suelen ser los mismos: El individuo se queda con el peso de la culpa, del veredicto o de la condenación, y se queda confundido respecto a su valor y posición como cristiano.

En este punto es cuando decimos que la espiritualidad se ha vuelto abusiva.
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sábado, 11 de octubre de 2014

El satanismo y sus métodos: Debemos estar alertas

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


 
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EL ORIGEN DE HALLOWEEN

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LOS NIÑOS PRACTICADON RITO SATANICO

Trescientos años después de que Jesucristo naciera una civilización llamada Los Celtas, habitó en las Islas Británicas, Escandinavia y Europa Occidental. Era un grupo común y corriente. Estaban controlados por una sociedad secreta de sacerdotes paganos llamados Druidas que eran satanistas. Alababan y servían al dios diabólico de la muerte denominado "Samhain".

Estos sacerdotes controlaban la vida de otros a través de un mecanismo de temor. Muerte, enfermedades y destrucción sobrevino a los Celtas como resultado de los Druidas y sus prácticas. Halloween es oficialmente la fiesta de los satanistas, los ocultistas y adoradores de Satanás como el comienzo de un nuevo año para el ejercicio de la brujería. Anton Levey, gran sacerdote de la Iglesia de Satanás, dice que existen tres días importantes para los satanistas: su cumpleaños, el 30 de abril y el 31 de octubre (el Halloween). La noche de Hallowen es cuando los poderes satánicos ocultos y la brujería llegan a su nivel máximo de potencia. La noche del 31 de octubre, Satanás concede poderes a sus súbditos. La enciclopedia World Book, sostiene que este es el inicio de todo lo "frío, oscuro y muerte". Cuando una madre envía a su hijo a pedir dulces la noche de Hallowen, lo obliga a participar de un culto de la muerte.

DE LA BROMA A PACTO SATÁNICO

Los sacerdotes Druidas iban de casa en casa pidiendo todo tipo de comidas extrañas para su consumo y para luego ofrendarlos a "Samhain", en el festival de la muerte. Si la gente de la villa no les daba comida, los Druidas lanzaban maldiciones demoníacas contra el hogar. Los Druidas llevaban consigo un gran nabo, sobre el cual se escupía la figura de un rostro que representaba el espíritu demoníaco, del que dependían para obtener poderes y conocimiento. El nabo, de cuyo interior surgía una vela encendida, era usado por los Druidas como una linterna cuando iban de casa en casa por la noche. Los Druidas creían que ese espíritu familiar habitaba en esos nabos y les ayudaba a ejecutar los hechizos en los hogares que les negaba la comida. Cuando esta práctica satánica vino a América en los siglos XVIII y XIX, los nabos no eran conocidos, pero se cultivaba un vegetal que lo sustituyo: la calabaza (un tipo de zapallo). El nombre dado al espíritu que habitaba en el nabo era "Jock" y al llegar a América cambió a "Jack", quien vive en la linterna. En todo este ritual del Halloween no hay nada cristiano. Es un día dedicado al diablo y a sus secuaces.

COMO ENTRO AL MUNDO CRISTIANO

Cuando Constantino llegó a ser Emperador de Roma, promulgó su famoso "Edicto de Tolerancia" con el cual puso fin a las persecuciones contra los cristianos y, declaró el cristianismo religión oficial del estado romano. Después de su conversión, Constantino, celoso de la nueva fe que había descubierto, demandó que todos se convirtieran en cristianos o enfrentarían la pena del rechazo. La iglesia se llenó de paganos, no convertidos. La mayoría se vio forzada a unirse a la iglesia o a perder su vida por desafiar al emperador. Los sacerdotes y especialmente el Papa, se enfrentaron a serios problemas. Estas personas trajeron a la iglesia prácticas paganas y sus ideas, incluyendo el festival de la muerte. Ellos demandaron que este festival permanecería como parte de sus vidas. Como la Iglesia Católica no tuvo la autoridad para abolir estas prácticas paganas, se dedicó a apoyarlas y santificar algunas de ellas, especialmente el rito satánico del 31 de octubre. En el siglo IX, el Papa declaró el 1º de noviembre como un día para ser celebrado por la iglesia y se le llamó "Día de todos los santos", en honor a todos "los martirizados" que Satanás sacrificaba la noche del 31 de octubre.

La Iglesia Católica declaró como día festivo el 31 de octubre. La misa que se decía en el "Día de los santos" era: "All Hallowmas", y en el transcurso de los años se le llegó a conocer como: Allhawoll´s Eve; All Allowed Eve; All Hallow E´m, y finalmente como Halloween. Lamentablemente se mezcló lo pagano con la religión. La gente no dejó sus ritos paganos, ni dejó de alabar a los demonios. Sus reuniones no eran de oración o de alabanza. Lo que fue en el principio, tiene actualmente el mismo significado: Halloween es un día o una noche que promueve todo aquello que es frío, oscuro, muerte, diabólico y satánico. Es un culto a Satanás. Cuando se hacen preparativos para la "fiesta" de Halloween, se adquiere artículos que NO dan gloria a Dios o bendigan el hogar de los cristianos. Entre los artículos para la celebración de Hallowen se escoge: fantasmas, brujas, gatos negros y vampiros. Halloween es el día para los demonios, no para los santos.
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Halloween no tiene sus raíces propiamente en la Iglesia Católica, pero está arraigada y entremezclada con lo oculto, la brujería y el satanismo, al permitir que sus fieles la practiquen. Dorren Irving, quien fuera la bruja que gobernaba el satanismo sobre Europa Occidental y las Islas Británicas, y Señora del Sumo Sacerdote de Satanás, es ahora cristiana evangélica convertida, y llena del Espíritu Santo. Ella dice: "Si los cristianos tuvieran idea de lo que es en realidad Halloween, no se atreverían ni tan siquiera a mencionar la palabra delante de sus hijos". Rogamos a Dios para que el Espíritu Santo nos guíe a la verdad, para que quienes, bajo el disfraz de una diversión "inofensiva", participan de un culto exclusivo para adorar al príncipe de las tinieblas, Satanás y todas sus legiones, sean liberados de esta mentira destructora.


Parece ser que este antiguo ritual ha tomado mayor fuerza en América, el Halloween a pasado a ser una fiesta infernal que muchos aprovechan para desbordar los bajos instintos que llevan encerrados dentro de si. Aunque parezca inocente ver a niños y adultos celebrando la festividad, disfrazarse de demonio, diablo, bruja, fantasma, monstruos o duende, de alguna manera los relaciona con ese tributo que se le rinde a esas antiguas fuerzas malignas que, obviamente, todavía agobian al mundo. Conociendo el origen y el significado del Halloween, vale la pena reflexionar si todavía queremos que nuestros hijos o nosotros mismos nos disfracemos de figuras malignas para celebrar esa infame noche que, aunque Ud. no lo crea, miles de brujos y satanistas se reúnen para orar por la propagación del mal.

"Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprenderlas" Efesios 5:11 (La Biblia)
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Para los que buscan la verdad, a continuación algunas de las enseñanzas que Dios establece en su Palabra, La Biblia:



* EN LA NOCHE DE HALLOWEEN SE PARACTICAN CIENCIAS OCULTAS Y ESPIRITISMO.

“…no aprenderás a hacer las abominaciones de aquellas naciones…no sea hallado en ti quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago, ni QUIEN CONSULTE A LOS MUERTOS. Porque es abominación para con Dios cualquiera que hace estas cosas” (Deuteronomio 18:9-14)


* EN HALLOWEEN SE ENSEÑA QUE LOS MUERTOS VIENEN A VISITARNOS

“ Pero los muertos nada saben, ni tienen mas paga; porque su memoria es puesta en olvido. También su amor y su odio y su envidia fenecieron ya; y nunca más tendrán parte en todo lo que se hace debajo del sol”(la tierra) (Eclesiastés 9: 5-6)

* HALLOWEEN ES UNA COSTUMBRE PAGANA PRACTICADA EN MUCHAS NACIONES

“No aprendáis el camino de las naciones….porque las costumbres de los pueblos son vanidad” (Jeremías 10: 2-3)

* SE ENSEÑA QUE HALLOWEEN NO TIENE NADA DE MALO

“ ¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!” (Isaías 5:20)
Estimado lector, ¿será Ud. de aquellas personas que siguen insistiendo en que la satánica festividad de Halloween, es saludable para los niños?


viernes, 28 de febrero de 2014

La Buena batalla de la fe: Lucha espiritual

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


 
 
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La Buena Batalla de la Fe

Por lo demás, fortalézcanse en el Señor y en el poder de su fuerza.
 Revístanse con toda la armadura de Dios para que puedan estar firmes contra las insidias del diablo.
Porque nuestra lucha no es contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los poderes (gobernantes) de este mundo de tinieblas, contra las fuerzas espirituales de maldad en las regiones celestes.
Por tanto, tomen toda la armadura de Dios, para que puedan resistir en el día malo, y habiéndolo hecho todo, estar firmes.
Estén, pues, firmes, ceñida su cintura con la verdad, revestidos con la coraza de la justicia, calzados los pies con la preparacion para anunciar el evangelio de la paz.
Sobre todo, tomen el escudo de la fe con el que podrán apagar todos los dardos encendidos del maligno.
Tomen también el casco de la salvacion, y la espada del espíritu que es la palabra de Dios.
Con toda oración y súplica oren en todo tiempo en el Espíritu, y así, velen con toda perseverancia y súplica por todos los santos.

- Efesios 6:10-18 (Nueva Biblia de los Hispanos.


Para definir la armadura de Dios hay una serie de preguntas que debemos hacernos: ¿Qué es? ¿Por qué motivo es Pablo usó ésa ilustración? ¿Qué podemos aprender de ella? ¿Cómo podemos aplicarla a nuestras vidas?

Veamos la Batalla Espiritual desde una perspectiva Bíblica.

En estos últimos años se ha escuchado mucho acerca de la guerra espiritual, y la gente ha quitado el balance de lo que es la verdadera batalla espiritual.

En 2 Corintios 2:11 dice: “Para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros;  pues no ignoramos sus maquinaciones” (Reina Valera 1960).

La Biblia EUNSA lo traduce así: “para que no seamos engañados por Satanás, ya que no desconocemos sus propósitos.”

No debemos ignorar los propósitos y maquinaciones del diablo, pero tampoco debemos irnos al otro lado, llegando a un extremismo en que todo lo veamos demonios.

Hace años una hermana veía todo demonios, en cada cosa, en cada lugar veía uno. Un día en una reunión de liderazgo, el grupo estaba tomando un café, y cuando la hermana levantó la tapa de la azucarera, el Pastor golpeo su mano para impedir que levante la tapa y le dijo: “¡No!”

La hermana sorprendida le preguntó: “¿Por qué Pastor?” Y el Pastor le respondió: “Hermana, no vaya a suceder que se escape el demonio del azúcar.”

La hermana se dio cuenta de lo que le dijo el Pastor y cambió su forma de pensar en cuanto al tema de los demonios.

La gente no se da cuenta pero al hacer esto y ver al diablo en todas partes, lo único que hacen es glorificarlo.

Son como la hermana que testificó en un servicio: “Hermanos el diablo me persiguió toda la semana; ¡bendito sea su santo nombre!”

Realmente la hermana no quería glorificar al diablo, pero al pasársela todo el tiempo hablando de él, y de las cosas que le hacía, sin darse cuenta le dio la gloria.

Eso es lo que está pasando el día de hoy; la guerra espiritual se ha vuelto muy popular; encontramos, conferencias, Biblias, posters, libros de estudio, polos y hasta juguetes; los escuchamos en la radio, en la televisión por todos lados.

Se han ido al otro extremo.

Pero, ¿el creyente debe hacer guerra espiritual?

Veamos lo que dice la Biblia.

En 1 Juan 3:8 dice: “El que practica el pecado es del diablo;  porque el diablo peca desde el principio.
Para esto apareció el Hijo de Dios,  para deshacer las obras del diablo” (Reina Valera 1960).

La Biblia del Pueblo de Dios lo dice así: “Pero el que peca procede del demonio, porque el demonio es pecador desde el principio. Y el Hijo de Dios se manifestó para destruir las obras del demonio.”

Wuest comenta acerca de esta palabra deshacer: “’Destruir’ es en el texto griego luo, ‘aflojarse, disolver’ Westcott comenta: ‘Las obras del diablo son representadas como teniendo una cierta consistencia y cierta coherencia. Muestran un tipo de frente sólido. Pero Cristo, con Su aparición, los ha revelado en completa insustanciabilidad. Él 'ha deshecho' las aparentes ataduras por las cuales fueron sujetados’ Pero Él ha hecho más que eso. Por la sangre de la Cruz que Él pagó por el pecado, hizo una vía de escape del enemigo principal de las almas de hombres, derrotando los propósitos del diablo, y finalmente causando su caída completa.”

Es la misma palabra que se usó en Lucas 3:16: “Respondió Juan,  diciendo a todos: Yo a la verdad os bautizo en agua;  pero viene uno más poderoso que yo,  de quien no soy digno de desatar la correa de su calzado;  él os bautizará en Espíritu Santo y fuego” (Reina Valera 1960).

Esta palabra nos da la idea de desatar el nudo de un zapato; y es la figura que nos da Juan el Bautista cuando hablaba de Jesús en este pasaje.

También vemos está palabra en la sanidad de la mujer encorvada, en Lucas 13:10-16.

Enseñaba Jesús en una sinagoga en el día de reposo; y había allí una mujer que desde hacía dieciocho años tenía espíritu de enfermedad, y andaba encorvada, y en ninguna manera se podía enderezar. Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: Mujer, eres libre de tu enfermedad. Y puso las manos sobre ella; y ella se enderezó luego, y glorificaba a Dios. Pero el principal de la sinagoga,  enojado de que Jesús hubiese sanado en el día de reposo, dijo a la gente: Seis días hay en que se debe trabajar; en éstos, pues, venid y sed sanados, y no en día de reposo. Entonces el Señor le respondió y dijo: Hipócrita, cada uno de vosotros  ¿no desata en el día de reposo su buey o su asno del pesebre y lo lleva a beber? Y a esta hija de Abraham, que Satanás había atado dieciocho años,  ¿no se le debía desatar de esta ligadura en el día de reposo? (Reina Valera 1960).

Esta es la obra que Jesús estuvo haciendo durante su ministerio, desatando todas las ataduras del diablo en contra de la gente.

Hechos 10:38 es bien claro respecto a esto: “Cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él! (Reina Valera 1960).

En Hebreos 2:14 podemos ver más acerca de esta victoria: “Así que,  por cuanto los hijos participaron de carne y sangre,  él también participó de lo mismo,  para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte,  esto es,  al diablo” (Reina Valera 1960).

Veamos este pasaje en otras versiones para poder entender mejor lo que fue esta gran victoria.

Hebreos 2:14 (Nuevo Testamento de Arcas y Fernández)
14 Y como los miembros de una familia participan de una misma carne y sangre, también Jesús comparte carne y sangre con los hombres. Puede así, con su muerte, reducir a la impotencia al señor de la muerte, es decir, al diablo.

Hebreos 2:14 (Biblia Latinoamericana)
14 Puesto que esos hijos son de carne y sangre, Jesús también experimentó esta misma condición y, al morir, le quitó su poder al que reinaba por medio de la muerte, es decir, al diablo.

Hebreos 2:14 (Nueva Versión Internacional)
14 Por tanto,  ya que ellos son de carne y hueso, él también compartió esa naturaleza humana para anular,  mediante la muerte,  al que tiene el dominio de la muerte; -es decir,  al diablo.

Vemos que Jesús no solo le quito todo su poder al diablo, lo anuló, lo redujo a la impotencia y lo destruyó (su poder).

El término destruir que usa en la Reina Valera es katargéo; que significa:  estar ó dejar enteramente inmóvil (inútil), inutilizar, invalidar, libre, abolir, acabar, dejar, deshacer, desligar, destruir, perecer, quitar, suprimir.

Satanás no fue aniquilado sino despojado de todo su poder, el poder que tenía sobre la muerte y el Hades ya fue quebrado; ahora Jesús es el que posee las llaves; Jesús es el que tiene la autoridad.

Por eso, cuando nos enfrentamos a Satanás y su ejército nos enfrentamos a enemigos que han sido despojados de poder; cuyo poder se anuló y redujo a la impotencia por causa de Jesús.

Por ese motivo es que en Romanos 8:37 dice: “Antes,  en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó” (Romanos 8:37).

Esta frase “mas que vencedores” siempre me llamó la atención, ¿de que está hablando?

Dicen que después de una terrible pelea, en la que casi pierde pero que finalmente ganó, el campeón mundial de boxeo de peso completo recibió su cheque por 20 millones de dólares.

Había peleado y había ganado, era el vencedor.

Cuando llegó a su casa y abrió contento la puerta vió que su esposa lo esperaba con un bate de beisbol y que le decía: “Cariño, ¿Qué tienes para mí?”

Así que el campeón simplemente extendió la mano y le dio el cheque del premio por el que había luchado tan duramente.

¿Quién fue el vencedor? El esposo.

¿Quién fue más que vencedor? La esposa.

La esposa disfrutó de algo por lo que no había hecho nada.

Esa es la idea de que somos más que vencedores; Jesús venció al diablo por nosotros y ahora es que podemos disfrutar de esa victoria.

Pero, vemos que hay muchos cristianos derrotados por el diablo, ¿qué pasó?

No han entendido que el campo de batalla es en la mente.

En 2 Corintios 10:3-5 vemos la naturaleza de nuestra batalla espiritual: “Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo” (Reina Valera 1960).

El diablo trabaja en la mente trayendo opresión y atadura por medio del engaño y la manipulación, pero debemos darnos cuenta que ya es un enemigo derrotado; Jesús ya desató y deshizo todo el poder que tenía en nuestra contra.

Satanás ha apelado a las mismas tácticas desde el principio, podemos verlo desde la misma creación, cuando elaboró su plan para adueñarse de ella.

En Génesis 3:1-6 vemos como trabajo con Eva en la tentación: “Pero la serpiente  era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él,  ni le tocaréis, para que no muráis. Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios,  sabiendo el bien y el mal. Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella” (Reina Valera 1960).

Aquí se ve claramente el como Satanás manipuló a Eva torciendo las escrituras y diciéndole una verdad a medias.

Usó la táctica con la que envenenaron a Blancanieves, le trajo a Eva una manzana podrida que externamente había sido decorada para verse muy bien.

Jesús mismo en su ministerio también tuvo que enfrentarse a una situación similar, cuando fue tentado por el diablo en Lucas 4:1-12.

Veamos este pasaje en la versión Reina Valera 1960.

Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto por cuarenta días, y era tentado por el diablo. Y no comió nada en aquellos días, pasados los cuales, tuvo hambre.

Entonces el diablo le dijo: Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan. Jesús,  respondiéndole, dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra de Dios.

Y le llevó el diablo a un alto monte, y le mostró en un momento todos los reinos de la tierra. Y le dijo el diablo: A ti te daré toda esta potestad, y la gloria de ellos; porque a mí me ha sido entregada, y a quien quiero la doy. Si tú postrado me adorares, todos serán tuyos. Respondiendo Jesús, le dijo: Vete de mí, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás.

Y le llevó a Jerusalén, y le puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate de aquí abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden; y, en las manos te sostendrán, para que no tropieces con tu pie en piedra. Respondiendo Jesús,  le dijo: Dicho está: No tentarás al Señor tu Dios.

Y cuando el diablo hubo acabado toda tentación,  se apartó de él por un tiempo.

Aquí Jesús se enfrentó con el diablo, pero no se dejó vencer y nos mostró el camino para caminar en esa victoria que es vencerlo por medio de la Palabra de Dios.

Así que no depende de Dios, ni del diablo que seamos oprimidos y atados, depende solamente de nosotros, porque la obra de victoria ya fue hecha.

En Santiago 4:7 dice las siguientes palabras: “Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros” (Reina Valera 1960).

Aquí término someteos es jupotasso que es principalmente un término militar, ordenar abajo (jupo, debajo; tasso, ordenar). Denota: ponerse en sujeción, sujetarse.

Al someternos estamos poniéndonos bajo las ordenes de Dios; nos sometemos a Su Palabra; es decir, la aceptamos como una realidad en nuestras vidas.

Cuando un General le da una orden a un soldado, este se para al frente y le dice: “Si mi General”; y luego va y hace lo que le dijo su General.

Si nuestro General nos ha dicho que tenemos autoridad, lo aceptamos como un hecho; si nuestro General ha dicho que somos sanos por la llagas de Jesús, lo somos, lo aceptamos como un hecho; si nuestro General dice que somos la victoria, ya es nuestra.

Este verso nos dice tres cosas

Lo primero es que debemos aceptar su Palabra como un hecho real para nosotros.

Lo segundo es resistir al diablo. ¿Cómo lo hacemos? Igual que Jesús, usando la Palabra de Dios.

Lo tercero es que al diablo no le quedará más remedio que huir de nosotros.

El huirá, escapará de nosotros, como una mosca al ver un matamoscas.

En Primera de Pedro 5:6-9 vemos algo similar: “Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios,  para que él os exalte cuando fuere tiempo; echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros. Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente,  anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo” (Reina Valera 1960).

Vemos aquí el mismo principio de Santiago, humillarnos ante la poderosa mano de Dios, someternos a Él y Su Palabra.

Si Dios ha dicho algo es así; debemos creerle, no dependiendo de nuestras propias fuerzas sino de las del Señor.

Debemos ser sobrios y velar; es decir mantenernos firmes en la Palabra; no ir a derecha ni ha izquierda.

Y debemos resistirlo con la Palabra de Dios y el nombre de Jesús.

Una cosa final en este verso es que no estamos solos, ni que recibimos “el gran ataque”, uno como nunca tuvo nadie; no es así, los mismos ataques que sufrimos los han sufrido otros hermanos; y si otros los han vencido nosotros también venceremos.

Entonces podemos ver que hay una batalla espiritual en la cual ya tenemos la victoria.

Como hemos visto, entramos en esta batalla espiritual con la victoria en las manos.

Efesios 6:12 dice: “Porque nuestra lucha no es contra sangre y carne (oponentes físicos), sino contra principados, contra potestades, contra los poderes (gobernadores) de este mundo (presente) de tinieblas, contra las fuerzas espirituales de maldad en las regiones celestes” (Biblia Expandida de Fe).

No son oponentes físicos contra los que luchamos son oponentes espirituales.

Otra característica de esta batalla es que es una batalla de fe, la cual vencemos creyendo en las promesas que ya nos han sido dadas en la Palabra de Dios.

En 1 Timoteo 1:18-19 dice: “Este mandamiento, hijo Timoteo, te encargo, para que conforme a las profecías que se hicieron antes en cuanto a ti,  milites por ellas la buena milicia, manteniendo la fe y buena conciencia, desechando la cual naufragaron en cuanto a la fe algunos” (Reina Valera 1960).

La Nueva Versión Internacional lo dice de esta manera: “Timoteo, hijo mío, te doy este encargo porque tengo en cuenta las profecías que antes se hicieron acerca de ti. Deseo que, apoyado en ellas,  pelees la buena batalla y mantengas la fe y una buena conciencia. Por no hacerle caso a su conciencia, algunos han naufragado en la fe.”

Y en el capítulo 6 verso 12 le vuelve a decir: “Pelea la buena batalla de la fe;  haz tuya la vida eterna,  a la que fuiste llamado y por la cual hiciste aquella admirable declaración de fe delante de muchos testigos” (Nueva Versión Internacional).


Hay una buena batalla que luchar, la batalla de la fe a la cual entramos con la victoria en la mano y vencemos creyendo las promesas que Dios nos dio en Su Palabra.


viernes, 25 de octubre de 2013

Capacitación Ministerial: ¡Base para un abuso espiritual?

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


 
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          Formar sin deformar: Capacitando siervos de Dios

El autoritarismo que manipula y controla a los educandos los deforma. Sus causas incluyen el orgullo, un carácter dominante, el miedo al cambio, experiencias de ser abusado y la cultura. Algunos de sus indicadores son la concentración del poder, reglas tácitas, conocimiento y lenguaje esotéricos, una jerarquía apuntalada por experiencias místicas, paranoia y exigencias de conformismo y lealtad ciega. La educación teológica más bien debe apuntar a y ser conducida por líderes-siervos que son humildes, enfocados en los otros y amorosos. Entre sus altos valores deben estar sumisión y respeto mutuos, gracia, integridad, transparencia y equilibrio. Sus estructuras pueden variar, pero no deben aislar la formación de la comunidad cristiana.

INTRODUCCIÓN

A pesar de la popularidad de la metáfora del barro y alfarero para ilustrar el desarrollo de la vida cristiana, la vid provee un ejemplo mucho más cercano al crecimiento hacia la madurez espiritual. Como Cristo mismo señaló, la vid es un organismo vivo cuyo crecimiento y producción de fruto depende del cuidado del labrador (Jn. 15:1–8). Uno de los trabajos principales es la dirección inicial dada al atar la cepa al lado del puntal a fin de guiar el crecimiento de la planta hacia arriba. Hasta que llega a la madurez, la vid es sumamente flexible y se arrastra por el suelo si no es atada o apuntalada para que los racimos se mantengan en el aire, protegidos del moho, tierra y animales. Esta flexibilidad se presta a múltiples formas de conducción con la finalidad de brindar sombra o fruto, según el caso. En una ocasión el presente autor observó una vid guiada estrechamente por los contornos de una casa, cuyos brotes y ramas doblaban las esquinas en ángulos rectos, de modo que la vid quedaba con una forma poco natural.
De la misma manera, la formación espiritual brindada en el discipulado o en la educación teológica puede ayudar al creyente a crecer impulsado por la vida del Espíritu (Jn. 15:5), o puede traer una deformación de la cual la recuperación será difícil, requiriendo una poda mayor de parte del Labrador Celestial (Jn. 15:2). Coe correctamente arguye que todos los aspectos de la educación teológica, sea lo realizado en el aula, las tareas asignadas o el intercambio relacional entre profesores y alumnos, deben enfocarse hacia la meta de promover la madurez espiritual. El apóstol Pablo expresa el mismo sentir en Colosenses 1:28: “a fin de presentar perfecto (τέλειον) en Cristo Jesús a todo hombre”. No obstante, existe para el educador el sutil peligro de usurpar el rol del Espíritu Santo en la vida del educando de modo que la formación llega a ser un abuso espiritual que resulta en desilusión, dependencia y la mala adaptación de cristianos mediocres, aun entre los que poseen títulos de posgrado.
El propósito del presente artículo es delinear aspectos de la deformación del educando a través del abuso espiritual, definir la meta de formación para el liderazgo espiritual y luego sugerir pautas para la correcta formación espiritual de liderazgo en la educación teológica.

DEFORMACIÓN EN LA FORMACIÓN TEOLÓGICA: ABUSO ESPIRITUAL

Autoritarismo en la Biblia

El autoritarismo en el pueblo de Dios no es una novedad, sino un problema de siempre. Los ejemplos bíblicos abundan. A pesar de su victoria sobre los filisteos, el liderazgo de Saúl fue abusivo, reconocido incluso por su hijo Jonatan (1 S. 14:24–35). David abusó de su autoridad para cometer adulterio y homicidio (2 S. 11:1–27). Jeremías denunció la corrupción de los profetas y sacerdotes (Jer. 5:26–31; 6:13–15). Cristo enfrentó a los fariseos por desviar al pueblo con su legalismo (Mt. 23:1–33). Pablo respondió enérgicamente a los gálatas, quienes habían sido alejados de su libertad en Cristo por falsos maestros (Gá. 1:6–9; 2:4–5). Juan advirtió a su amigo Gayo de los abusos de Diótrefes (3 Jn. 9–11). Es una táctica predilecta de Satanás desviar al líder a través de su propio ego (Gn. 3:1–5; Mt. 4:8–11; 1 Jn. 2:15–17), lo que lleva con facilidad al abuso de la autoridad.

Causas del autoritarismo

Las causas del autoritarismo pueden ser varias y complejas, así como es de variado y complejo la misma personalidad del ser humano. Veamos algunas de las causas.

Orgullo y soberbia. Aunque el reconocimiento de las propias habilidades y dones es un paso necesario para desempeñar con plenitud el rol que uno debe ocupar en el cuerpo de Cristo, la persona en autoridad puede llegar a sobreestimarse y dominar a otros (Ro. 12:3–8; 1 Co. 12:12–31). Es fácil caer en una mentalidad de “Yo sé mejor que ellos”, para luego pasar al síndrome de “nosotros contra ellos”, lo cual puede conducir al abuso de “ellos”.

Carácter fuerte, rígido y dominante. La tendencia nata hacia la dominación que algunos tienen, así como todo temperamento, debe dejarse controlar por el Espíritu Santo. El que está al frente de la obra del Señor debe recordar siempre que está al servicio, no al mando, de la grey (Mr. 10:42–45; 1 P. 5:1–3). Pérez Millos conjetura que esto haya sido el aguijón en la carne que sufrió el apóstol Pablo.

Emociones negativas. El miedo al cambio puede provocar una reacción defensiva. Así el líder puede pensar que lo diferente es peligroso. Mecanismos legalistas en los esquemas religiosos pueden ser diseñados para proteger a las personas de la “emergencia” o peligro percibido. Por otra parte, el enojo e ira por una injusticia sufrida puede provocar reacciones similares.

Trasfondo familiar. Un trasfondo familiar de abuso, sea físico, sexual, emocional o espiritual, puede llevar a la persona a controlar o dominar a otros por varios motivos, muchos de los cuales parecen legítimos a la persona autoritaria en su forma de ver el mundo.

Trasfondo cultural. La distancia de poder aceptada en la cultura puede facilitar una tendencia hacia la dominación. La preferencia para la autoridad autocrática o participativa queda bien marcada en la vida de las personas desde una temprana edad.9 La tendencia hacia el caudillismo en la cultura latinoamericano es bien reconocida. Culturas institucionales pueden manifestar la misma tendencia. Algunos grupos fundamentalistas11 o neopentecostales, por su énfasis en la obediencia absoluta a la autoridad eclesiástica o al profeta o apóstol, se exponen a una disposición hacia el autoritarismo y su consecuente abuso espiritual. Los que se crían en estas culturas repiten el cuadro simplemente porque no saben comportarse de otra manera.
Estas causas y móviles pueden entretejerse de tal modo que los comportamientos autoritarios son justificados, promovidos y transferidos dentro de una institución de educación teológica y técnicas de manipulación y abuso se incorporan al sistema.


¿Qué es abuso espiritual?

Expresado escuetamente, el abuso espiritual es el uso indebido de la autoridad (el autoritarismo) por personas que ejercen influencia espiritual. Johnson y Van Vonderen, posiblemente quienes acuñaron la frase “abuso espiritual”, lo definen de la siguiente manera:

  El abuso espiritual consiste, precisamente, en maltratar a una persona que necesita ayuda, apoyo o mayor crecimiento espiritual, lo cual debilita, sabotea o disminuye el desarrollo espiritual de esa persona.

Burdick, por su parte, también ofrece una definición breve, pero luego la amplía:

  El abuso de las Escrituras para manipular, controlar o demandar sumisión. La autoridad se puede abusar para justificar comportamiento inapropiado o para vedar a otro el derecho de ir a la iglesia o alabar a Dios. El “legalismo”, o sea, normas no bíblicas que exigen el cumplimiento de determinadas acciones para conseguir un estatus social en la iglesia, no es bíblico y, además, imparte a la gente un sentido falso de justicia propia.

  El abuso espiritual también incluye juzgar la fe de personas heridas por el abuso, en vez de aceptarlas con cariño y sentir su dolor. Así que, menospreciar el dolor de la persona herida, obligándola a orar más, o leer más la Biblia, es una forma de abusar a esa persona de nuevo. El abuso espiritual también incluye negarse a castigar a quienes tratan de destrozar ministerios dirigidos a los que han sido heridos por el abuso.

A fin de evitar malentendidos, Johnson y Van Vonderen agregan definiciones de lo que el abuso espiritual no es:

  No es abuso que un líder espiritual responsable de tomar decisiones definitivas use su mejor juicio, optando por ir en contra de la opinión de usted. Sin embargo, es abuso si se devalúa la espiritualidad de una persona por sostener un punto de vista contrario.
  No es abuso si un cristiano, líder o no, confronta a otro cristiano debido al pecado, malas obras o equivocación sincera que debe ser co-rregida …
  No es abuso pedir a una persona que desempeña un ministerio o una posición de liderazgo que haga abandono del oficio o cargo debido a problemas espirituales, mentales, físicos o emocionales …
  No es abuso espiritual, ni es inadecuado, disentir en materia de doctrinas u otros asuntos, aunque se manifieste en público …
  No es abuso sostener ciertas normas de conducta en grupos (como estilo de vestir), pero esto se vuelve abuso si se degrada o se avergüenza espiritualmente a las personas por no sostener las mismas convicciones.

No cabe la menor duda que la autoridad y el poder deben ser ejercitados con sumo cuidado, especialmente en materia de la fe, ya que se trata de la persona en su más íntima relación: la que tiene con Dios. Considerando el daño que puede producir el abuso, todo educador teológico debe estar atento al peligro, especialmente los que están involucrados en programas de formación espiritual.

Indicadores de abuso espiritual

A fin de evitar o corregir el abuso en la formación espiritual es necesario identificar las características de este cuadro disfuncional. Johnson y Van Vonderen señalan siete, las cuales comentaremos a continuación.

Concentración del poder. Los líderes abusivos recalcan su propio poder y autoridad espiritual basada en su posición de jerarquía o llamamiento especial de parte de Dios. Suelen recordárselo a los que les siguen, creando una relación de dependencia. La competencia por el poder se basa en el egoísmo20 y suele provocar la supresión de crítica y la eliminación de rivales. Henry y Richard Blackaby tienen razón: la dictadura espiritual suele ser la forma más opresiva de tiranía.22

Preocupación por el desempeño externo. El sistema religioso enfatiza el desempeño o comportamiento meramente externo de parte de los fieles. Aunque el mensaje de salvación puede inicialmente incluir la gracia, mantener la aceptación delante de Dios suele requerir el cumplimiento de una lista larga de mandamientos extrabíblicos o basados en una hermenéutica particular. El enfoque legalista se mantiene rígidamente.24 Sin embargo, a menudo los líderes no se ven obligados a cumplir con las mismas normas que los demás, debido a su posición privilegiada en la jerarquía (cp. Mt. 23:1–22).

Reglas tácitas. Como extensión de la pauta anterior, suele haber ciertas reglas no expresadas, que todos saben, cuyo incumplimiento, aun cuando no sea intencional, trae una de dos consecuencias: una marginación, o una disciplina legalista dura y tajante.

Desequilibrio. La falta de equilibrio en la vida cristiana en el cuadro abusivo se ve de dos maneras: en un objetivismo extremo que enfatiza conocimiento esotérico y lenguaje especial, así creando una élite de los que “saben” en virtud de su superior capacitación académica, o en un subjetivismo extremo que basa la vida cristiana sobre experiencias místicas en menosprecio de claras enseñanzas bíblicas. De alguna manera, hay una pretensión a un rasgo distintivo como base de una supuesta relación más íntima con Dios.28

Paranoia. La pretensión a la exclusividad trae consigo una paranoia para con los de afuera y una desconfianza hacia los que están adentro del grupo, provocando una mentalidad “de trinchera”. La resistencia se tilda de persecución, y abandonar las filas se considera como una traición personal al líder. Como los líderes se preocupan especialmente por la imagen (y no la esencia), es permitido revelar solamente lo que los dirigentes quieren.30 Los que no acatan esta norma son duramente disciplinados.

Lealtad ciega. Con la tendencia de depender en el legalismo para asegurar conductas que fortalecen su autoridad, el líder proyecta la idea de que “solo nosotros tenemos la razón”. Las preguntas no se hacen; las explicaciones no se dan. Se utilizan las amenazas, la manipulación o la humillación pública para mantener orden dentro de las filas. Hay un esfuerzo para crear una dependencia total de la voluntad del líder, tanto en lo personal y privado como en lo público.32

Secretos. Implícito es el compromiso de no hablar sobre lo que ocurre dentro del sistema. Se mantiene a la gente en estado de inmadurez a fin de controlarla mejor.
Al describir el problema de la tiranía en la iglesia, Ward señala cinco características que coinciden notablemente con las que ya hemos mencionado: pasividad de los laicos, sistema jerárquico, meritocracia intelectual, orgullo y estatus, y tácticas manipuladoras. Observa que estas tendencias se alimentan mutuamente, creando un sistema social que es difícil de romper. Además, acota que reflejan lo que se ve en nuestra sociedad occidental en general.35 De manera que la iglesia disfuncional procede de la sociedad en el mismo estado de descomposición y queda con la imperante necesidad de una redención por completo. Seguramente, hay otro camino para quienes deseen dar o recibir una formación espiritual sana y equilibrada.


EL PROPÓSITO DE LA FORMACIÓN TEOLÓGICA: CAPACITAR SIERVOS DE DIOS

Como ya hemos señalado, el apóstol Pablo expresó claramente el propósito de la educación teológica en Colosenses 1:28: “a quien [Cristo] anunciamos, amonestando a todo hombre, y enseñando a todo hombre en toda sabiduría, a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre …”. La palabra traducida “perfecto” aquí no habla de una perfección absoluta, sino de la madurez de un adulto. Más tarde Pablo enumera las características de esta madurez en 1 Timoteo 3:1–13 y Tito 1:5–9. Mientras que todo ministerio evangélico debe apuntar a la madurez cristiana, la educación teológica suele restringir su objetivo a la preparación de aquellas personas que lideran el ministerio.
No sin razón algunos objetan al uso de la palabra “líder” en este contexto, dado los matices de dominación que se le suele atribuir. Cristo mismo marcó la pauta:

  Sabéis que los que son tenidos por gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y sus grandes ejercen sobre ellas potestad. Pero no será así entre vosotros, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que de vosotros quiera ser el primero, será siervo de todos. Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos. (Mr. 10:42–45)

Es aparente que el liderazgo que Jesús plantea no incluye coerción, manipulación o dominación. Estas prácticas pueden producir resultados a corto plazo, pero dañan la relación interpersonal y resultan a la larga contraproducentes en cuanto al bien común. Aunque el término “líder-siervo” encierra cierta paradoja,40 Malphurs define el concepto con claridad: “Los líderes cristianos son siervos con credibilidad y capacidad, quienes pueden influenciar a las personas en un contexto determinado para perseguir su rumbo dado por Dios”. A la hora de transferir este concepto a la educación teológica valen las palabras de Lawrence:

  Nuestra visión al cumplir la responsabilidad del desarrollo personal y el desarrollo de liderazgo es tirar hacia el blanco de producir líderes con dos manos y el corazón. Tales líderes poseen el conocimiento de la Palabra de Dios, en una mano, y la pericia, en la otra, mientras en su corazón ellos crecen en la integridad de la voluntad de Cristo. Los pastores y maestros son llamados a desarrollar líderes para el cuerpo de Cristo, líderes que se definen por su impacto en las vidas de otros.

Varios rasgos de esta clase de liderazgo se han señalado. Ante todo, se destaca la humildad. Es sabio el consejo: “Deshágase de su ego en la puerta”. Solo así se va a poder ver las necesidades de la gente matizadas por la visión de la voluntad de Dios. Kouzes y Posner indican que esta humildad incluye la disposición a aprender, particularmente de subalternos.44 Collins, aunque señala la importancia de humildad, indica que los líderes empresariales de “Nivel Cinco”, los que gozan de mayor éxito, combinan la humildad con una firme voluntad para lograr su objetivo. Aunque él distingue entre esta clase de liderazgo y el liderazgo de servicio (Nivel Cuatro),46 el presente autor no ve la necesidad de hacerlo. Tanto Cristo (Jn. 5:30) como el apóstol Pablo (Fil. 3:13–14) dan ejemplos claros de humildad combinado con la voluntad férrea de cumplir con la misión encomendada por Dios.
El servicio también marca este tipo de liderazgo. Malphurs observa que Cristo utilizó dos palabras para ilustrar el concepto, διάκονος y δοῦλος. Combinadas, indican una obligación voluntaria a servir. No se trata de hacer el ministerio por otros, ni tampoco dejar que otros dominen, sino facilitar el servicio de otros que comparten la misma visión.48 El líder-siervo, entonces, faculta a otros, inspirándoles a cumplir el rol a que Dios les ha llamado.
En tercer lugar, el enfoque no está en el líder mismo (lo que sería orgullo), sino en otros. Esto es lo que Cristo señaló al decir: “El de vosotros que quiera ser el primero será siervo de todos” (Mr. 10:44). No se trata de ser pasivo ni ignorar necesidades propias, sino de utilizar la fuerza y talentos que uno posee para el bien común.

  El liderazgo es el uso de poder. Pero el poder, para ser ético, no debe ser abusado. Para asegurar eso, una regla jamás debe ser quebrantada: el poder ha de ser usado sólo para el beneficio de otros, nunca para uno mismo. Eso es la generosidad esencial y autosacrificio del líder.

El cuarto rasgo es el amor. Hunter destaca el concepto bíblico de agape al describir la motivación de liderazgo a través del servicio. Malphurs observa esta motivación en Cristo cuando lavó los pies de los discípulos.53 Este amor, proveniente de Dios (1 Jn. 4:7–10), fluyendo hacia otros, es el móvil adecuado para el líder que sirve.


FORMACIÓN DE SIERVOS DE DIOS: PAUTAS PARA DESARROLLAR EL CARÁCTER CRISTIANO

El liderazgo a través de servicio no solamente constituye una meta para el programa de formación espiritual, sino también debe marcar el medio para llevarlo a cabo, saturando a las personas, los contenidos y los métodos en todo momento. Veamos algunas pautas para la preparación y ejecución de una formación teológica de este tipo.


Bases preliminares

Ciertas presuposiciones subyacen en la formación espiritual evangélica. Partiendo de la autoridad e inerrancia de las Escrituras, el educador evangélico puede reconocer la importancia de una integración de la verdad que une aportes provenientes de la revelación natural con los de la revelación especial.55 Eso le dará una amplia base epistemológica para realizar su labor.
Tomando en cuenta que Dios tiene como propósito transformar por completo al creyente (Ro. 8:28–30; 1 Ts. 5:23; 1 Jn. 3:1–3), ningún programa de formación espiritual puede aspirar a lograr más que un segmento en el proceso de crecimiento hacia la madurez, un proceso que Dios el Espíritu Santo está dirigiendo (Gá. 5:16–25). Según Banks, a lo largo de la historia de la Iglesia hasta la Edad Media la educación teológica fue “holística”, es decir, aplicada a todos los aspectos de la vida a través de un discipulado en que el maestro no solo instruía, sino encarnaba la enseñanza. En este sentido era una educación como la que Cristo impartió a los apóstoles, un modelo a que debemos regresar, ya que la verdad se aprende mejor en relación con otros.58

Valores clave

Dada la trascendencia de la tarea de formación espiritual y el peligro del abuso espiritual, es preciso afirmar algunos valores clave que deben guiar el proceso, protegiendo a todos los involucrados de las sutiles trampas de la deformación. Estos valores más caros pueden ser definidos como “aquellas creencias constantes, apasionantes y sagradas, que empujan el proceso y programa de formación espiritual”.

Sumisión mutua. Si el objetivo es formar siervos de Dios, entonces la sumisión tiene que ser un alto valor. Sin embargo, no se trata de una sumisión a la autoridad exclusivamente, sino también de una rendición de cuentas mutua entre educadores, y entre estos y los educandos. Así, debe reflejar el espíritu de Cristo.

  Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros. Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús … (Fil. 2:4–5)

  Someteos unos a otros en el temor de Dios. (Ef. 5:21)

El ejercicio de este valor disminuirá, sin duda, la distancia de poder, y promoverá, en cambio, otros valores cristianos como la integridad, la sinceridad y el aliento mutuo (Heb. 10:24; 1 P. 5:1–5).

Gracia. En vez de una preocupación por el desempeño en un sistema religioso legalista a través de controles férreos, un énfasis en extender la gracia debe saturar la teología y trato interpersonal en la formación espiritual. La gracia se comprende no solo como el medio para recibir la salvación, sino también como eficaz y vital para la santificación. Las disciplinas espirituales, tales como la oración, la lectura bíblica y el ayuno, no se conciben como mecanismos de superación personal, sino como medios de aplicar la gracia a la vida interior (Gá. 5:1–16; Col. 2:20–23).

Integridad. Este valor no es solo la base sino también la meta de la formación espiritual (Fil. 3:4–15). La integridad tiene que ver con “ser completo y coherente … rectitud, un sentido de salud moral”. Es una cualidad vital para la credibilidad en el liderazgo.63 Kouzes y Posner destacan las tres cualidades de ser honesto, ser inspirador y ser competente como ingredientes indispensables para la credibilidad. La capacidad de motivar a otros fluye de lo que uno es, una persona íntegra (1 Ts. 2:1–12).

Transparencia. La integridad y la sumisión mutua resultarán en un trato transparente en las relaciones interpersonales (2 Co. 5:6–11). La sinceridad brindará aliento mutuo para el ejercicio de las disciplinas espirituales, sin manipulación o control. La vida del educador debe ser un “libro abierto” a fin de mostrar una verdadera imitación de Cristo (1 Co. 11:1). La rendición de cuentas no debe invadir la privacidad del educando, sino limitarse a pedir aquello con que él se siente cómodo. Los grupos pequeños también pueden ser medios eficaces para fomentar la transparencia, permitiendo a la vez una notable diversidad en vez de una uniformidad regimentada.67

Equilibrio. Este valor debe figurar varios planos. Lawrence menciona el equilibrio entre el conocimiento y las habilidades ministeriales. La concentración excesiva en cuestiones menores de doctrina o práctica debe evitarse a todo costo (Mt. 23:13–24); se buscarán en cambio, las prioridades divinas (Lc. 10:25–34).

Respeto a las personas. El respeto debe manifestarse a todas las personas, no solo a las que pertenecen a la línea teológica “aceptada”. La solicitud en guardar la unidad del Espíritu (Ef. 4:3) es, a menudo, ignorada para levantar los fantasmas de “ecumenismo” y separación de “yugos desiguales”. Mientras estos peligros son reales, el énfasis desmedido, en desmedro de la unidad verdadera del cuerpo de Cristo, produce la paranoia de actitudes sectarias. En cambio, es necesario reconocer cómo Dios está obrando en otros (Lc. 9:49–50) y aprender a amarlos, brindándoles gracia aun en medio del desacuerdo. A su vez, esos otros hermanos en la fe nos darán aliento conforme nos apoyamos en la búsqueda de la unidad y el crecimiento en el cuerpo de Cristo (Ef. 4:13–16).

Estructura facilitadora

La estructura que incorpora estos valores puede tomar varias formas. Sin duda otros criterios teológicos y contextuales ejercerán su influencia. Con todo, un par de sugerencias al respecto podrían ser útiles.
Primero, la formación teológica cabal no puede realizarse en aislamiento del resto del cuerpo de Cristo—debe ocurrir en comunidad. Coe observa que la evaluación y la retroalimentación son elementos cruciales para tallar el carácter, y eso requiere roce con otros.73 Si bien las experiencias de la “torre de marfil” son provechosas, el educando debe tener contacto también con la comunidad en general a fin de no divorciar su fe de la vida real.
Hay motivos para ser optimista en cuanto a la formación formal en el aula. Banks la ve como un mecanismo de integración social. Para Deininger y Herring, el aula puede ser un ambiente propicio para el modeling. Coe ofrece sugerencias específicas que pueden ser aplicadas a toda materia.77 De todos modos, el modelo formal heredado del escolasticismo medieval no tiene que ser descartado del todo a pesar de sus manifiestas limitaciones. Hasta que surja otro mejor, el presente modelo va a tener que ser modificado, ajustado y refinado para lograr el objetivo de la formación espiritual cabal.

CONCLUSIONES

Hemos señalado los peligros de la deformación espiritual que resultan de mecanismos y actitudes de abuso de autoridad en la tarea pastoral y docente. Para los que estamos involucrados en el ministerio educativo sería recomendable un auto-análisis a fin de diagnosticar aquellos aspectos que podrían perjudicar a los que están bajo nuestro cuidado. La seriedad de nuestra responsabilidad ministerial nos debe impulsar a un examen de conciencia delante del Señor para que no salgamos descalificados en el día de presentarnos ante él (1 Co. 3:12–15; 2 Co. 5:6–10).
Por otra parte, es necesario cobrar una nueva perspectiva del rumbo que el ministerio de formación debe tomar. Hace unos años un viejo experto de la viña indicó al presente autor que al podar la vid es necesario tener en cuenta hacia dónde se quiere que crezca. La formación espiritual es un proceso análogo. Hemos de tener en vista constantemente hacia dónde se dirige la formación de siervos de Dios, manteniendo en alto los valores clave ya señalados, los cuales fomentan el crecimiento sano, tanto el nuestro, como el de los que están bajo nuestro cuidado.




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