jueves, 9 de junio de 2016

Me maravillo de que tan pronto hayáis abandonado al que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente; que en realidad no es otro evangelio, sólo que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




Condición: En abuso espiritual - Encadenado


¡¡¡Atención Consejeros!!!
El abuso espiritual no es nuevo

El abuso espiritual no es nuevo.
Pero estamos convencidos de que muy posiblemente los que formamos parte de la comunidad de fe hemos vivido tan cerca de este fenómeno que sentimos sus síntomas sin saber exactamente qué está mal. Al principio luchamos con el término antes de que nos diéramos cuenta, al examinar las Escrituras detenidamente, de que Jesús mismo tuvo un choque frontal con el problema.

Hace algunos años, una consejera cristiana supo que se esta  empezando a usar la frase «abuso espiritual» para describir cierta categoría de temas de consejería. Había hablado por teléfono para describir una de las historias más tristes que se ha escuchado. «Ahora bien, ¿creen que mi cliente… —me siento extraña incluso diciendo esto—fue víctima de abuso espiritual? ¿Creen que exista algo así?».

Antes de que hubiéramos definido el abuso espiritual, solo podíamos identificar los síntomas; no sabíamos qué términos usar. E incluso después de empezar a utilizar la frase «abuso espiritual», nos preguntábamos lo mismo que nuestra amiga consejera manifestó en voz alta: ¿Existe el abuso espiritual? ¿Estamos haciendo un alboroto por nada?

Demasiadas experiencias desde entonces nos han enseñado que el abuso espiritual sí existe, que tiene grandes alcances y que puede ser tan lacerante como otras formas de abuso. Si eres consejero, quizá te moleste esto, pero no vamos a minimizar el abuso sexual, físico o emocional, que ciertamente deja a las personas con heridas graves.

El abuso espiritual pone a la gente en contra de su mejor Amigo.
Provoca que algunas personas cuestionen, duden e incluso huyan en dirección contraria a su Fuente: ven a su Abogado más fuerte como a su mayor acusador, y a su Aliado como a su enemigo. Para algunas personas, el abuso espiritual puede tener consecuencias eternas.

¿En qué autoridad basamos nuestra afirmación de que el abuso espiritual realmente sí existe? Conforme reexaminábamos la Biblia, repentinamente vimos un ejemplo ilustrativo de dos sistemas espirituales opuestos:

  1. el que está bajo el reino de Dios, con la intención de traer vida y libertad a las personas;
  2. el otro, un falso sistema espiritual que está bajo el gobierno de los hombres, intentando inducir a las personas a que se desempeñen de maneras religiosas o «seudoespirituales», inconsciente del hecho de que esto desgasta la vida y roba poder.

Un retrato bíblico El abuso espiritual, como dinámica religiosa, no es nuevo. Hay muchos ejemplos registrados en la Biblia en los que las personas fueron víctimas de abuso de parte de quienes estaban en una posición de autoridad religiosa. Veamos unos cuantos.

En el Antiguo Testamento
En Jeremías 5:26, el profeta proporciona una lista de los cargos de Dios contra la casa de Israel. Comenzando en el versículo 26 dice:
«Sin duda en mi pueblo hay malvados […] que ponen trampas para atrapar a la gente». Aquí está el lamento de Dios por la situación: «Algo espantoso y terrible ha ocurrido en este país. Los profetas profieren mentiras, los sacerdotes gobiernan a su antojo» (vv. 30-31).

Observa que el abuso está sucediendo desde un lugar de autoridad religiosa.
El abuso espiritual solo puede venir de un lugar donde haya poder o se perciba poder. En otras palabras, es posible ser víctimas del abuso de alguien que no tenga una verdadera autoridad espiritual (después discutiremos las señales de esto). La persona que abusa es alguien que tiene poder y autoridad, alguien con la suficiente influencia para que sus palabras y acciones puedan herir.

En Jeremías 6, empezamos a ver la primera de varias formas que el abuso espiritual puede tomar: la negligencia espiritual. Leemos:

  • Desde el más pequeño hasta el más grande, todos codician ganancias injustas; 
  • desde el profeta hasta el sacerdote, todos practican el engaño. 
  • Curan por encima la herida de mi pueblo, y les desean: «¡Paz, paz!», cuando en realidad no hay paz (vv. 13-14).

¡Qué triste! Los líderes religiosos están tan centrados en sí mismos que no tienen tiempo ni energía para ministrar las necesidades reales de las personas. Al pueblo de Dios le queda conformarse con las sobras religiosas.

En la actualidad, podríamos hacer un paralelo del dilema de Jeremías al examinar nuestro entorno espiritual en el cual a los hijos de Dios con demasiada frecuencia se les aconseja que ignoren sus verdaderas necesidades, y se les ofrecen placebos con forma de respuestas fáciles, sermones «esfuérzate mucho» y las fórmulas «hazte rico» de última moda.

Como en todos los sistemas de relaciones enfermizas, en un sistema espiritualmente abusivo lo más importante es qué apariencia tienen las cosas. Así que, en las relaciones, el feo y contaminado proceso de satisfacer las necesidades reales de las personas se sacrifica por una paz que tiene mejor apariencia pero es falsa. En muchas ocasiones, «Solo necesitas contarle tu problema al Señor», en realidad significa: «Pero no me lo cuentes a mí», o «Deja de decirlo en voz alta».

En el Nuevo Testamento
Los Evangelios presentan varias ilustraciones de las formas en que las personas son heridas por sistemas espiritualmente abusivos de otra manera: el ataque legalista. Se necesita solo una lectura superficial del Nuevo Testamento para ver que Jesús no estaba en contra de los «pecadores»—prostitutas, leprosos y endemoniados—sino del sistema religioso de ese tiempo.

En Mateo 23:4 , refiriéndose a los líderes religiosos, Jesús dice: «Atan cargas pesadas y las ponen sobre la espalda de los demás, pero ellos mismos no están dispuestos a mover ni un dedo para levantarlas» (v. 4).

Decenas de personas han venido a consejería después de haber sido desgastadas en sistemas religiosos donde no se hizo que las cargas de la vida fueran más fáciles de llevar, sino que les fueron atadas incontables expectativas de desempeño religioso.

Como los pobres burros en el tiempo de Jesús, a los que cargaban con tantos bultos que difícilmente podían verse debajo de su pesada carga, el cristiano necesitado se pierde fácilmente en el equipaje religioso del sistema abusivo.

Mateo 9:36 describe las multitudes a las que Jesús hablaba como «agobiadas» y «desamparadas». Ambas palabras se emplean con un sentido griego que significa que estaban siendo sujetas a un proceso en el cual cierta fuerza externa las estaba agobiando y estaba ocasionando que se sintieran desamparadas. Esa fuerza era el peso de las expectativas religiosas bajo las cuales se afanaban con el fin de permanecer en el lado bueno de Dios, de acuerdo con las enseñanzas de los legalistas de sus días. El resultado de afanarse bajo tal sistema legalista fue que las personas se cansaban y se sentían desamparadas. En otras palabras, esforzarse mucho solo hizo que las cosas empeoraran.

Había que cambiar algo en el sistema religioso para llevar a las multitudes al reposo en Dios prometido. En realidad, Dios mismo trajo el cambio bajo la forma de un Salvador, su propio Hijo, Jesús.

Es posible que Mateo 11 contenga una de las mejores descripciones de la «descripción del trabajo de Jesús» en la tierra. Si quieres ver su postura hacia los cansados, heridos y atribulados, aquí la tienes.

«Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso. Carguen con mi yugo y aprendan de mí, pues yo soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán descanso para su alma. Porque mi yugo es suave y mi carga es liviana» (Mateo 11:28-30).

Si las relaciones espirituales que tienes en el nombre de Jesús no te dan descanso, sino que más bien hacen que estés más cansado conforme el tiempo pasa, no están cumpliendo el propósito de Jesús de manera exacta. Jesús vino a quitar de la espalda de la gente cansada la carga pesada de empeñarse en ganarse la aprobación de Dios.

Dos partes particulares de la invitación de Jesús también nos proporcionan una profunda comprensión de la terrible naturaleza del abuso espiritual.

  • La palabra «agobiado» se refiere al proceso en el cual una fuerza externa ha colocado una carga pesada en las personas. 
  • La palabra «cansado» se refiere a aquellos que se están agotando hasta el punto de quedar exhaustos. 
Es importante ver que, una vez más, a pesar de sus esfuerzos incesantes, el cansancio solo crece. Empeñarse hace que las cosas empeoren. La verdad es que este tipo de falsa espiritualidad ofrece un dios que no quita cargas, y pone en las personas cargas que son peores. Es una descripción del proceso del abuso espiritual.

¿Quiénes son los perpetradores en la actualidad?
Las historias de cientos de cristianos confirman que el abuso espiritual está tan vivo en la actualidad como siempre lo estuvo. Los medios por los cuales sucede ahora son los mismos de siempre:

  1. Primero, está la negligencia de las necesidades verdaderas a favor de las «necesidades» de la autoridad; 
  2. luego el legalismo reemplaza al descanso en Dios con demandas de desempeño espiritual. El abuso lo perpetran las personas que están en puestos de poder.


Dejemos las cosas en claro otra vez:
No todos los líderes cristianos fuertes son abusivos, ni tampoco los sistemas espirituales. Es posible también que líderes y sistemas espirituales sanos en ocasiones puedan, involuntariamente, tratar a las personas de maneras hirientes.

No existe una familia ni una iglesia perfecta donde la gente nunca es lastimada. Pero la diferencia entre un sistema abusivo y uno que no es abusivo es que mientras los comportamientos que lastiman podrían suceder en ambos, en el sistema abusivo no se permite hablar de problemas, sufrimientos ni abusos. En virtud de esto, no hay curación ni restauración después de que ocurrió la herida, y a la víctima se le hace sentir culpable por cuestionar o señalar el problema.

Los profetas del Antiguo Testamento, Jesús, Juan el Bautista, Pablo y otros en el Nuevo Testamento recurrieron a ciertas palabras y frases clave para confrontar el abuso espiritual y a las personas que abusan.

Una comprensión de a qué se referían en el contexto original será muy útil en nuestra lucha actual para comprender el abuso espiritual y cómo recobrarse de sus estragos.


  • «Camada de víboras». Es claro que Jesús tomaba el abuso espiritual con mucha seriedad. Esto puede verse en las palabras que utilizó para caracterizar a las personas que abusan, las cuales a los oídos educados suenan ofensivas. A los líderes de su tiempo los llamó «camada de víboras». En Mateo 12 dijo: «Camada de víboras, ¿cómo pueden ustedes que son malos decir algo bueno?» (v. 34). Fue aun más agresivo en una confrontación posterior: «¡Serpientes! ¡Camada de víboras! ¿Cómo escaparán ustedes de la condenación del infierno?» (Mateo 23:33). Mateo 3:7 nos muestra que «camada de víboras» son las primeras palabras que Juan el Bautista decía a los líderes religiosos que llegaban a que los bautizaran. Estas fueron palabras increíblemente fuertes. Hechos 28 nos da algunas indicaciones de la razón por la que se utilizó una frase tan áspera. Cuando Pablo iba camino a ser procesado en Roma, el barco de los apóstoles naufragó en la isla de Malta. Estaban mojados y tenían frío, así que encendieron una fogata. Entonces dice: Sucedió que Pablo recogió un montón de leña y la estaba echando al fuego, cuando una víbora que huía del calor se le prendió en la mano. Al ver la serpiente colgada de la mano de Pablo, los isleños se pusieron a comentar entre sí: «Sin duda este hombre es un asesino» (Hechos 3-4). Las víboras eran serpientes pequeñas que tenían un gran parecido con los palos, y por eso era difícil notarlas. En ocasiones, mientras se recogía leña, la gente recogía una víbora, pensando que era un palo. Las confundían con palos porque en lugar de parecer peligrosas en realidad parecían útiles. A Pablo lo mordió en la mano una víbora que él pensó que era un palo. Eran víboras muy venenosas. La mordida de una víbora por lo general producía una muerte en extremo dolorosa. Por esta razón los nativos pensaron que Pablo era un asesino. Solo un asesino se habría merecido la agonía que Pablo estaba a punto de sufrir. Peor todavía, las víboras no solo mordían a sus víctimas; se trababan y no se soltaban. Lo que es más, se multiplicaban rápidamente y se congregaban en grandes cantidades. Podías encontrar «camadas» en los lugares más frescos del desierto, tales como cuevas y bajo los árboles. Un viajero en el desierto que estuviera buscando un refugio seguro buscaba los lugares más frescos para acampar. Lamentablemente, el lugar que parecía ofrecer frescura y descanso, en ocasiones ofrecía una muerte lenta a las víctimas que habían pasado por alto la presencia de una camada de víboras. El lugar que se creía más seguro muchas veces resultaba ser el menos seguro. Traducida a una metáfora contemporánea, la descripción vívida que Jesús detalló se vería así: Cuando un hombre o una mujer está pasando por un tiempo árido en la vida, perdido y cansado y en busca de un lugar fresco, seguro, en el cual descansar, necesita buenas noticias, agua viva. Va a la iglesia, al lugar que debía ser el más seguro; ¿acaso no dijo el Señor que si íbamos a él, nos daría descanso? En la iglesia, el alma cansada se topa con personas que parecen seguras, que parecen genuinamente interesadas en ayudar. Su relación con Dios es estable; son las más interesadas en lo que Dios quiere. Pero entonces inyectan su veneno de religión basada en el desempeño, y el que anda buscando encuentra que su fuerza, su salud y su vida espiritual están socavadas. Cuando la persona quiere irse, las «víboras» la aprisionan y no la dejan ir. «¿Qué pasó con todo ese entusiasmo?». Pablo pregunta a un grupo de cristianos fatigados que habían caído víctimas de «víboras» espirituales en Galacia (Gálatas 4:15). Si alguna vez has experimentado un sistema religioso basado en el desempeño, sabes la respuesta a esa pregunta. ¿Recuerdas cuando recién te convertiste en cristiano: ese momento gozoso en el que supiste que fuiste perdonado? Tenías la aprobación de Dios, porque eras suyo. Te sentías ligero y libre. ¡Qué alivio! ¿Adónde se fue esa sensación de libertad? Desapareció cuando comenzaste a creer a aquellas personas que te enseñaron a medir la aceptación de Dios por medio de estándares religiosos externos, en lugar de por medio de la cruz. Perdiste tu sensación de bendición, y ahora mientras más te esfuerzas más cansado te sientes.
  • Lobos feroces. «Cuídense de los falsos profetas. Vienen a ustedes disfrazados de ovejas, pero por dentro son lobos feroces», dice Jesús en Mateo 7:15. La frase «lobos feroces» se utiliza en el mismo pasaje en el que Jesús habla de las puertas ancha y angosta por las cuales la gente entra en busca de una vida interior. La mayoría de los cristianos escuchan sermones sobre este texto que definen «entrar por la puerta ancha» como seguir los caminos del «mundo»: ir a ver películas mundanas, leer revistas sucias y frecuentar bares. A la inversa, «entrar por la puerta angosta» significa ir a la iglesia, leer la Biblia, memorizar las Escrituras, obtener insignias por la perfecta asistencia a la Escuela Dominical, visitar a las personas que viven en casas asilos de ancianos y dar dinero. Las puertas angosta y ancha se reducen a una lista de cosas que se supone que deberíamos o no deberíamos hacer. Sin embargo, el contexto revela un significado diferente. Jesús estaba hablando de profetas falsos que aparentaban representar a Dios, pero hablaban con falsedad. Como los profetas verdaderos, aquellos profetas estaban parados frente a una puerta ancha rotulada «Encuentra Vida Aquí», pero esa era la puerta del desempeño religioso y del esfuerzo propio, y del otro lado no había vida, sino afán y cansancio. Los verdaderos profetas están parados frente a una puerta angosta que dice «Vengan a mí, todos los cansados…». Tú cabes por esa puerta si te deshaces de todo tu equipaje de «obras» y pasas solo. Del otro lado encuentras descanso celestial. Si tratas de pasar a través de tus insignias de perfecta asistencia y de trofeos de cuestionarios bíblicos, o cualquier cosa que proceda de tu justicia propia, no vas a caber. Jesús es la puerta angosta. La religión siempre enseña que puedes acercarte a Dios haciendo algo. Tu buena reputación ante Dios depende de lo que hagas. Cumple con la ley, ejecuta la religión, hazlo bien, ten buena apariencia, empéñate. ¿Es esa la puerta a través de la cual somos llamados a encontrar vida? No. Esas personas que llevan a esa puerta son lobos feroces disfrazados de ovejas. Se ven como ovejas, y parecen ser las más seguras, las más justas, pero llevan a las personas por el camino equivocado. ¡Jesús más cualquier cosa no es Jesús! Y todavía peor. En Mateo 10:6, Jesús envía a los discípulos a las ovejas perdidas de la casa de Israel. ¿Dónde están las ovejas perdidas? ¡Están en la casa! Luego en el versículo 16 les da una advertencia: «Los envío como ovejas en medio de lobos». Toma nota: ¿Dónde están los lobos? ¡Están en la casa! Un apóstol Pablo preocupado, preparándose para salir de Éfeso, dice en Hechos 20: «Sé que después de mi partida entrarán en medio de ustedes lobos feroces que procurarán acabar con el rebaño; Aun de entre ustedes mismos se levantarán algunos» (vv. 29-30). La parte más escalofriante de este panorama son las palabras «disfrazados de ovejas». Yo solía imaginarme esto como una falsa oveja que se entremezcla con el rebaño y ocasionalmente se quita su disfraz para comerse una de las ovejas verdaderas. Lamentablemente, esta interpretación minimiza grandemente el daño que los lobos hacen. Es cierto que la destrucción se hace desde adentro del rebaño, pero la hacen los falsos pastores, no las falsas ovejas. Los verdaderos pastores trasquilaban las ovejas con el fin de tejer ropa de lana. Pero los falsos pastores—lobos—devoran al rebaño con el fin de obtener la ropa de las ovejas. Esto no significa solo perder una oveja de vez en cuando. Estos falsos pastores están llevando rebaños de ovejas completos por el camino de la destrucción. Como leones rugientes que despedazan a la presa, hay una conspiración de profetas [líderes religiosos] que devoran a la gente, que se apoderan de las riquezas y de los objetos de valor, y que aumentan el número de viudas […] Los jefes de la ciudad son como lobos que desgarran a su presa; siempre están listos a derramar sangre y a destruir vidas, con tal de lograr ganancias injustas. (Ezequiel 22:25, 27) «Cuídense de los falsos profetas», Jesús advirtió en Mateo 7:15. Los lobos están en la casa, y algunos de ellos la manejan.

Poco nos sorprende que parte de la misión de Jesús fuera poner en evidencia ante la comunidad a un sistema abusivo. Es importante recordar cuatro cosas de sus confrontaciones.
  1. Primero, sus confrontaciones fueron con aquellos que se creían voceros oficiales de Dios: los más religiosos, los que mejor se desempeñaban. Daban dinero, asistían a la iglesia y habían memorizado más versículos bíblicos que ningún otro. Establecían los estándares para todos los demás. 
  2. Segundo, Jesús rompió las reglas religiosas al confrontar en voz alta a aquellos con autoridad. 
  3. Tercero, lo trataron como el problema porque dijo que había un problema. 
  4. Y cuarto, multitud de personas quebrantadas corrían a él porque su mensaje ofrecía esperanza y descanso.

La batalla de Pablo
En sus escritos a la iglesia, Pablo también utilizó una serie de términos para confrontar a aquellos que estaban abusando espiritualmente del pueblo de Dios:

  • la circuncisión, 
  • los judaizantes, 
  • la falsa circuncisión, 
  • los perros, 
  • los obreros malvados y 
  • los falsos hermanos.

Quizá el ejemplo más esclarecedor que nos muestra la dinámica del abuso espiritual es el ejemplo de Pablo en el libro de los Gálatas.

Durante su primer viaje misionero, en una zona llamada Galacia, Pablo había predicado las buenas nuevas de la vida y el perdón en Cristo. La gente era gloriosamente salva al poner su fe en Jesús.

Posteriormente volvió a visitar el área para reforzar la fe de los que creyeron en Cristo. Fue entonces cuando supo que un grupo de personas había ido después de él y había propagado una enseñanza que demandaba que las personas se circuncidaran como prueba adicional de su espiritualidad.

En ese tiempo, desde luego, la circuncisión era el acto supremo del desempeño religioso externo. A Abraham lo circuncidaron, pero como una expresión exterior de la realidad interna de su fe. El hecho en sí tenía poco que ver con su posición espiritual.

En Génesis 15:6, leemos que Abraham creyó a Dios, y Dios «lo reconoció a él como justo».

La enseñanza que llegó a Galacia después de la partida de Pablo era contraria a lo que este había enseñado, así como una distorsión del propósito original de la circuncisión. En consecuencia, estaba consternado e incluso indignado.

Por consiguiente, un sistema espiritual que debe evitarse es el de que los líderes o maestros agreguen el desempeño de comportamientos religiosos al desempeño de Jesús en la cruz como medio para encontrar la aprobación de Dios.

La enseñanza de los judaizantes era algo como esto: «La fe en Jesús está bien, y debes tenerla, pero no es suficiente. Para de veras tener una reputación positiva a los ojos de Dios, tienes que circuncidarte». En otras palabras, los sistemas espirituales falsos enseñan que una buena reputación ante Dios depende de lo que hizo Jesús, más esas cosas «espirituales» que hagas.

Legalismo
La carga que estamos describiendo se llama legalismo. Es una forma de perfeccionismo religioso que se enfoca en el desempeño cuidadoso y en evitar ciertos comportamientos.

Enseña a la gente a ganar un sentido de aceptación espiritual basado en su desempeño, en lugar de aceptarlo como un regalo basado en Cristo.

¿Por qué los líderes de los días de Jesús y Pablo estaban propagando enseñanzas legalistas? ¿Era cuestión de tener la razón? Es más grave que eso. Observa Gálatas 6:12-13:

  • Los que tratan de obligarlos a ustedes a circuncidarse lo hacen únicamente para dar una buena impresión y evitar ser perseguidos por causa de la cruz de Cristo. 
  • Ni siquiera esos que están circuncidados obedecen la ley; lo que pasa es que quieren obligarlos a circuncidarse para luego jactarse de la señal que ustedes llevarían en el cuerpo.

Como puedes ver, vivir con Jesús como tu único recurso de vida y aceptación es una confrontación para aquellos que buscan la aprobación de Dios basándose en su comportamiento religioso.

Esto, entonces, explica la presión que sientes para tener comportamientos religiosos dentro de contextos espirituales abusivos. Si te desempeñas como te dicen que debes hacer:

  • harás que ellos se vean bien; 
  • su arrogancia moral evadirá mirar con intensidad la cruz de Cristo como el único medio para alcanzar el favor de Dios; 
  • esto les permitirá examinarte a ti en lugar de a sí mismos; 
  • podrán «jactarse» u obtener un sentido de validación de tu desempeño religioso.

¿Puedes ver la dinámica abusiva que se describe en el capítulo uno? Aquí tenemos personas religiosas que tratan de satisfacer sus necesidades espirituales a través del comportamiento religioso de otros. Y todo esto está encubierto bajo el lenguaje de ser santo y de ayudar a otros a vivir vidas santas.

Pablo cataloga el daño hecho a Galacia a lo largo del libro de Gálatas.

  • En Gálatas 1:7 (LBLA) dice que fueron «perturbados», cuyo significado fluctúa desde «lanzados a una confusión mental» hasta «inducidos a cometer traición». 
  • En Gálatas 2:4 Pablo llama a esta enseñanza falsa un intento de «esclavizarnos». 
  • En Gálatas 3:1 dice que estaban «hechizados», lo que significa que actuaban como si hubiera un hechizo sobre ellos. 
  • En Gálatas 4:29 llama «persecución» a lo que ha sucedido a los Gálatas. 
Pablo cataloga el daño hecho a Galacia a lo largo del libro de Gálatas.

  • En Gálatas 1:7 (LBLA) dice que fueron «perturbados», cuyo significado fluctúa desde «lanzados a una confusión mental» hasta «inducidos a cometer traición». 
  • En Gálatas 2:4 Pablo llama a esta enseñanza falsa un intento de «esclavizarnos». 
  • En Gálatas 3:1 dice que estaban «hechizados», lo que significa que actuaban como si hubiera un hechizo sobre ellos. 
  • En Gálatas 4:29 llama «persecución» a lo que ha sucedido a los Gálatas. 
  • En Gálatas 5:7 pregunta quién «los estorbó para que dejaran de obedecer a la verdad». 
  • Y en Gálatas 4:15 (LBLA) hace la triste y explícita pregunta tanto a ellos como a nosotros: «¿Dónde está, pues, aquel sentido de bendición que tuvisteis?».

Las personas que han sido víctimas de abuso se sienten tan cansadas y tan subestimadas, por no poder estar a la altura de las expectativas espirituales de otros, que han perdido el sentido de bendición.

Una confrontación furiosa
Mientras que las palabras que Pablo utiliza para describir el abuso son vívidas, su confrontación es furiosa.

Pablo dice: «Me maravillo de que tan pronto hayáis abandonado al que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente; que en realidad no es otro evangelio, sólo que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo» (Gálatas 1:6-7, LBLA).

Cuando alguien deserta del ejército, está Ausente sin Permiso Oficial. «Desertar» en griego no significa estar «ausente», sino «abandonar filas». Cuando alguien abandona filas, se pasa al lado del enemigo. En otras palabras, los que te «perturban» están induciéndote a cometer traición. Observa también que «el abandono» no es a una denominación o doctrina, sino a «Él», quien te llamó por la gracia.

Pablo dijo a los Gálatas que si cualquier persona, incluso un ángel del cielo, o él mismo, predicaran un evangelio contrario al (distinto, o más del) que habían oído y recibido al principio, «que caiga bajo maldición», o que sea consignado para destrucción.

En resumen, Pablo tomaba con mucha seriedad el hecho de que alguien reemplazara la vida espiritual de gracia y descanso por una vida de obras impuestas.

Los líderes que sirven y protegen al rebaño
En 1 Timoteo, Pablo le escribe a Timoteo, un pastor joven, líder del rebaño en Éfeso. Pablo le dijo que les ordenara a «algunos supuestos maestros» que dejaran «de enseñar doctrinas falsas».

¿Estaba Pablo combatiendo al humanismo secular? ¿Al movimiento de la Nueva Era? No, como lo explica el versículo 6 del capítulo 1: «Algunos se han desviado de esa línea de conducta y se han enredado en discusiones inútiles. Pretenden ser maestros de la ley, pero en realidad no saben de qué hablan ni entienden lo que con tanta seguridad afirman».

En 1 Timoteo 6:5 advierte que aquellos maestros falibles «piensan que la religión es un medio de obtener ganancias». Actúan religiosamente no porque sean religiosos, sino para ganar algo. «Es cierto», dice Pablo, «que con la verdadera religión se obtienen grandes ganancias, pero sólo si uno está satisfecho con lo que tiene» (v. 6).

¿Alguna vez has conocido a un legalista satisfecho, uno que verdaderamente «se desempeñe» religiosa y apaciblemente? No existe tal persona.

En Tito 1:7-11 Pablo dice:
El obispo [líder] debe apegarse a la palabra fiel [la palabra que está llena de fe], según la enseñanza que recibió, de modo que también pueda exhortar a otros con la sana doctrina y refutar a los que se opongan. Y es que hay muchos rebeldes, charlatanes y engañadores, especialmente los partidarios de la circuncisión. A ésos hay que taparles la boca, ya que están arruinando familias enteras.

Los líderes son dados a la iglesia para proteger al rebaño de legalistas que imponen un desempeño religioso como medio para tener una correcta reputación ante Dios o para ganarse su favor.

Pablo le dice a Tito que a los rebeldes se les debe tapar la boca. Lamentablemente, en muchas iglesias, los líderes no solo no están protegiendo al rebaño contra aquellos que imponen un desempeño religioso; ellos son los que presionan y ellos mismos están atados al desempeño.

Quizá por esta razón en muchas iglesias las personas—especialmente los líderes—están demasiado cansadas, avergonzadas y heridas.

Conclusión
No es un error percatarse del legalismo, de familias e iglesias legalistas, y protegerte de ser víctima de abuso. Percatarte de un problema no hace de ti el problema. Recuerda, Pablo instó a los efesios a tener «cuidado de sí mismos y de todo el rebaño» (Hechos 20:28).

Creemos que todos nosotros, como cristianos, necesitamos estar en guardia, no solo contra líderes y sistemas específicos que lanzan su peso espiritual contra los que tienen cerca, sino contra el uso sutil de «fórmulas» y doctrinas que con tanta frecuencia se imponen sobre gente buena de fe con el fin de que vivan conforme a un sistema religioso, en lugar de conforme a Cristo.

¿Cuáles son los síntomas que se presentan en cristianos a quienes se les está imponiendo que vivan de conformidad a un sistema impío?.

Generalmente es una sorpresa para las personas que han sido víctimas de abuso espiritual encontrar que tienen mucho en común con otras víctimas.

  • Las ideas distorsionadas de Dios y de sí mismos, 
  • la dificultad para confiar en los que tienen autoridad, 
  • los problemas para comprender y aceptar la gracia 
Son solamente algunas de las luchas que comparten. Pero en vista de que la mayoría ha estado bajo tanta presión para no hablar de su experiencia, se sienten solos, incluso locos.
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