viernes, 30 de octubre de 2015

Considerad vuestros caminos: Sembráis mucho y recogéis poco; coméis y no os saciáis; bebéis, pero no a plenitud; os arropáis, pero no entráis en calor; y el asalariado echa su jornal en saco roto

RECUERDAEl que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6








¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros? 
1Corintios 3:16
¿No es el tiempo de reedificar el templo de Dios?
Hageo 1:1-11

1      El año segundo del reinado de Darío, en el mes sexto, el primer día del mes, llegó la             palabra de YHVH a Zorobabel ben Salatiel, gobernador de Judá, y a Josué ben                     Josadac, sumo sacerdote, por medio del profeta Hageo, diciendo:
2      Así ha hablado YHVH Sebaot, diciendo: Este pueblo dice: Aún no es tiempo, el tiempo         de reedificar la Casa de YHVH.
3      Entonces llegó palabra de YHVH por medio del profeta Hageo, para decir:
4      ¿Acaso es tiempo de que vosotros, especialmente vosotros, habitéis en casas                     artesonadas, mientras esta Casa está en ruinas?
5      Pues ahora, así dice YHVH Sebaot: Considerad vuestros caminos:
6      Sembráis mucho y recogéis poco; coméis y no os saciáis; bebéis, pero no a plenitud;           os arropáis, pero no entráis en calor; y el asalariado echa su jornal en saco roto.
7      Así dice YHVH Sebaot: Meditad sobre vuestros caminos.
8      Subid a los montes y traed maderos, y reedificad la Casa, y Yo lo aceptaré, y en ella             mostraré mi gloria, dice YHVH.
9      Emprendéis mucho, y resulta poco; metéis en la casa, pero Yo lo aviento. ¿Por qué?           Dice YHVH Sebaot: Porque mi Casa está en ruinas, mientras cada uno de vosotros se         ocupa de su propia casa.
10    Por eso, por causa vuestra, los cielos han retenido la lluvia, y la tierra su cosecha.
11    Y he llamado a la sequía sobre la tierra, y sobre los montes, y sobre el trigo, y sobre el         mosto, y sobre el aceite, y sobre todo lo que produce la tierra, y sobre el hombre, y               sobre el ganado, y sobre todo trabajo de las manos.

No es una leyenda del pasado Hageo 1:1-11

Una advertencia  
Hageo 1:1–11

Hageo 1:1–6. La Biblia es un libro histórico, nos indica el tiempo con fechas. Dios se apareció en el mundo “cuando vino el cumplimiento del tiempo” (Gálatas 4:4). Lo que está registrado en el libro de Hageo no es una leyenda del pasado. De una manera extraordinaria, Dios ha unido los acontecimientos de la Biblia con la historia secular.

El comienzo del libro lo demuestra; por medio de la pluma del profeta Hageo, Dios tuvo gran cuidado de anotar clara y minuciosamente la fecha de cada una de las cuatro “palabras” del Señor que incluye el libro. El libro comienza diciendo: “En el año segundo del rey Darío (también llamado Ciro), en el mes sexto, en el primer día del mes, fue dirigida esta palabra de Jehová por medio del profeta Hageo”.


Templo en ruinas

Al llegar a esta parte algunos críticos menean la cabeza en señal de incredulidad. El capítulo 4 de Esdras, que habla de la reconstrucción del templo y menciona a Zorobabel y a Josué, que claramente pertenecen a nuestra historia, también menciona una carta que le fue enviada a Artajerjes. Esa carta fue el resultado de una acusación que había sido hecha por los enemigos de los judíos ya en el tiempo de Jerjes. 

Se menciona tanto a Jerjes como a Artajerjes, y el versículo 24 al final del capítulo dice: “se detuvo la obra de la casa de Dios que estaba en Jerusalén, la cual quedó suspendida hasta el segundo año del reinado de Darío, rey de Persia”. Los críticos dicen que es claro que eso no puede ser correcto, porque se sabía que el templo había sido terminado bajo el gobierno del rey Darío que había reinado antes de Jerjes y de Artajerjes.

Podemos explicar el problema si recordamos que Esdras estaba escribiendo historia; él vivió en la época Artajerjes. Por inspiración, no sólo escribió acerca de toda la oposición que hubo contra el pueblo de Dios cuando reconstruyeron el templo, sino también narró la oposición que se desató contra los trabajos de restauración de la muralla que había alrededor de Jerusalén. Desde su punto de vista en la historia, Esdras sabía de toda la oposición, y por inspiración de Dios la incluyó en el capítulo cuatro aunque no encajaba cronológicamente.

La New International Version en inglés sigue claramente esta idea cuando separa del resto esta sección de Esdras 4, y la titula: “Oposición posterior bajo el gobierno de Artajerjes”.

La razón para mencionar este “problema” es que, como creyentes de la Biblia, no tenemos que avergonzarnos cada vez que alguien encuentra algo que es históricamente inverosímil (en su opinión). El solo hecho de que nos falten datos históricos para verificar algo que afirma la Biblia, no es prueba de que esté equivocada. 

Cualquiera que lo afirme, se apoya en la falta de datos conocidos, y se ha demostrado muchas veces que ese tipo de argumentos no son correctos. No hace mucho tiempo que la gente decía que en la época de Moisés no existía el arte de escribir y que los hititas no habían existido. Desde entonces, los descubrimientos arqueológicos han demostrado que las dos afirmaciones eran falsas.

Hageo existió como un verdadero personaje histórico. En cierto momento de la historia se sentó a escribir su libro. La palabra le fue predicada en primer lugar a un pueblo que en realidad existió y que pasaba por problemas y peligros particulares. Así como nosotros, seres temporales: nos sentamos en el sofá, prendemos la lámpara, abrimos la Biblia en el libro de Hageo, y lo leemos, también de esa misma manera temporal y natural, se escribió este libro y se le anunció al pueblo de Dios en los días de Hageo.

El primer versículo dice que la palabra del Señor les llegó por medio del profeta Hageo a Zorobabel y a Josué. Esta es una repetición de la manera en que Dios trataba con su pueblo en el tiempo del Antiguo Testamento. Él escogía a los profetas para que le hablaran al pueblo de parte suya y les dijeran una y otra vez: “Así ha hablado Jehová de los ejércitos”.

A Zorobabel y a Josué, no les fue más fácil que a nosotros en la actualidad, cuando nuestros pastores nos anuncian: “Así dice Dios”, creer que en verdad era Dios el que les estaba hablando. Cuando Zorobabel y Josué miraron, vieron a Hageo. Probablemente lo conocían como vecino, tenía peculiaridades y características como cualquier otro ser humano, se ponía las sandalias una por una como cualquier otra persona de su tiempo. 

Y fue este hombre el que dijo: “Así ha habado Jehová de los ejércitos”. Lo que sí vale la pena notar es que Zorobabel y Josué creyeron que era verdad. ¡En realidad era Dios el que hablaba! El versículo 12 de del capítulo 1 de Hageo nos dice, “Entonces Zorobabel hijo de Salatiel, y Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote, y todo el resto del pueblo, oyeron la voz de Jehová su Dios, y las palabras del profeta Hageo, tal como le había encargado Jehová su Dios”.

Este es el milagro del sermón que se le predicó al pueblo de Dios: que un ministro, que claramente es un ser humano pecador, se puede poner de pie delante del pueblo y les anuncia las palabras divinas, ¡y la gente cree!. El apóstol Pablo también se maravilló de ese milagro cuando vio a su pueblo en Tesalónica: “Nosotros sin cesar damos gracias a Dios, de que cuando recibisteis la palabra de Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no como palabra de hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyentes” (1 Tesalonicenses 2:13).

El pueblo dijo: “No ha llegado aún el tiempo, el tiempo de que la casa de Jehová sea reedificada”. Esto plantea el problema que Hageo tuvo que enfrentar con su pueblo.

Es muy fácil dejar para después las cosas que conciernen al Señor, y son muy impresionantes las razones que se dan para hacerlas esperar. Hubo un numeroso grupo de samaritanos que fruncieron el ceño cuando escucharon la palabra templo.

En Esdras 4:2 leemos que los bien intencionados habitantes del lugar se acercaron haciendo este ofrecimiento: “Edificaremos con vosotros, porque como vosotros buscamos a vuestro Dios, y a él ofrecemos sacrificios.”

Pero los líderes les respondieron: “No nos conviene edificar con vosotros casa a nuestro Dios” (Esdras 4:3). Lástima que la doctrina de los samaritanos estuviera tan errada; es triste que los líderes no pudieran pasar por alto sus “pequeñas” diferencias para que, con la ayuda ofrecida, el pueblo se pudiera beneficiar en la tarea monumental que tenía ante sí. 

Mejor era esperar. Y ¿por qué arriesgarse a hacer enojar a los persas? ¿Para qué aventurarse a que se enteraran de que somos tan fanáticos con respecto a los asuntos de Dios como para construir un templo impresionante en medio de un lugar a campo abierto? Sería mejor disimular el aspecto religioso. ¡Esperen! Después de todo, debemos pensar en los niños. Además, los persas tienen la horrible costumbre de empalar los cuerpos de los revoltosos en una estaca (ver Esdras 6:11)
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Había muchas razones para esperar, pero tal vez la verdadera razón para todo esto se encuentra en el versículo 4; en resumen el Señor dice: “¿Es para vosotros tiempo de habitar en vuestras casas artesonadas mientras esta casa está en ruinas?”

Ahora el problema se había reducido a una transgresión del primer mandamiento: “No tendrás dioses ajenos delante de mí”. Eso incluye al diosecillo socarrón de la conveniencia personal y al ídolo reflejado en el espejo, que siempre hace que nos veamos a nosotros mismos tal como somos cuando a menudo lo adoramos. El Señor dice de un modo que no se ve afectado ni por el tiempo ni por la cultura: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33).

Ya hemos mencionado el llanto de algunas personas al ver cómo la construcción del templo estaba avanzando. También hablamos de la conjetura de cierto comentador acerca de la causa de ese llanto. Una cosa sí es cierta, ya había desaparecido el espíritu de generosidad para la casa del Señor que se menciona en los tiempos de Moisés: “El pueblo trae mucho más de lo que se necesita para la obra que Jehová ha mandado que se haga”. 

Entonces Moisés dio esta orden: “Ningún hombre ni mujer haga más para la ofrenda del santuario. Así se le impidió al pueblo ofrecer más; pues tenían material abundante para hacer toda la obra” (Éxodo 36:5–7). Ya había desaparecido el deseo de enfrentar la oposición espiritual. Jonatán es un ejemplo de fe firme cuando le dijo a su paje de armas: “Ven, pasemos a la guarnición de estos incircuncisos; quizás haga algo Jehová por nosotros, pues no es difícil para Jehová salvar con muchos o con pocos” (1 Samuel 14:6).

Siempre causa gran tristeza cuando el pueblo de Dios pierde la determinación y el deseo de establecer su iglesia y de edificar su casa. Por esto mismo el profeta nos debe hablar hoy. En tiempos en los que el ingreso personal y la riqueza son más altos que en cualquier época anterior en la historia del mundo, y muchos países han recibido grandes bendiciones materiales, la iglesia anda mendigando. 

Los proyectos de construcción avanzan con dificultad y tropiezan, los modestos planes para misiones se archivan. Hasta los niños aprenden a reconocer lo que significa “la crisis presupuestal” en la iglesia. ¿Acaso podemos decir que nuestra situación es más difícil que la de los exilados que regresaban a Jerusalén? Puede ser que nosotros también contestemos rápidamente con: “Ahora no es el momento oportuno”, pero el Señor es igualmente rápido en preguntar: “¿Es para vosotros tiempo de habitar en vuestras casas artesonadas mientras que esta casa está en ruinas?”

El versículo siete contiene una frase que se repetirá cierto número de veces a través del libro: “Meditad sobre vuestros caminos”. El Señor quiere que tengamos mucho cuidado con la manera en que vivimos, quiere que evaluemos repetidamente lo que hacemos. Él nos hace responsables por “el camino” que seguimos.

En las Escrituras son muchas las referencias a “el camino”. En el libro de Proverbios Salomón dice: “Cuando los caminos del hombre son agradables a Jehová, aun a sus enemigos hace estar en paz con él” (16:7). En este mismo capítulo él añade: “Hay camino que parece derecho al hombre, pero su final es camino de muerte” (16:25).

Hay algo más en cuanto al camino que Dios quiere para nosotros, el cual está en contra del modo de vida natural del ser humano. En cuanto a encontrar el camino correcto, debe ser el Señor quien nos indique cómo hacerlo, “Porque Dios es el que en vosotros opera tanto el querer como el hacer, por su buena voluntad” (Filipenses 2:13). A nosotros sus hijos, nuestro Padre nos puede decir: “Ten cuidado con lo que haces”. Antes de la conversión del apóstol Pablo en el camino a Damasco leemos acerca de él: “A fin de que si hallaba algunos hombres o mujeres de este Camino, los trajese presos a Jerusalén” (Hechos 9:2). Pablo sabía que él no era parte de ese Camino, pero años después ya había cambiado de sentir cuando le habló a Félix el gobernador: “Pero esto te confieso, que según el Camino que ellos llaman secta, así doy culto al Dios de mis padres” (Hechos 24:14).

La frase “medita bien en lo que haces” en hebreo, literalmente significa “pon tu corazón por sobre tus caminos”. También se podría decir “que tu corazón guíe tu camino”. Juan ofrece el mismo consejo en 1 Juan 3:18: “Hijitos míos, no hablemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad”. Es fácil decir que amamos a Jesús, ¿pero es evidente? Una forma de decirlo es poner atención a la prioridad que le damos a su casa y a su obra.

¡Necesitamos la bendición de tener como prioridad la casa de Dios!
Puede ser que el pueblo de Dios titubeara al considerar sus propias necesidades económicas y decidiera economizar en los gastos de la casa de Dios. En otras palabras, la gente no da ni trabaja para él como debiera, porque tiene la idea de que al hacerlo carecerán de algo.

Pero como el Señor nos lo hace ver en los versículos 6 y 9–11, esta idea es contraproducente. La esencia de lo que nos dice en estos versículos es: “Cuanto más trabajes para ti mismo, tendrás menos. Cuanto más trabajes para el Señor, más tendrás”. Sólo tenemos que ver a la gente que tiene la casa revestida de lujo y descuida la casa de Dios. Las cosechas se malogran, escasean la comida y la bebida, la ropa no abrigará. Los sueldos desaparecen… la cartera tiene huecos. Dios hace que las expectativas se esfumen. Hay sequía y hambre. La obra de sus manos queda truncada y falla.

1:7–11. El remedio para lo malo que le sucede a la gente, que construye su propia casa a costo de la casa de Dios, se encuentra en el versículo 8. “Subid al monte, y traed madera, y reedificad la Casa; yo me complaceré en ella y seré glorificado”, dice el Señor. Cortar los árboles del Líbano y llevarlos 160 km o más hasta Jerusalén era un trabajo agotador (ver Esdras 3:7). Además, era costoso y tomaba mucho tiempo; pero había una razón para todos esos trabajos: “Yo me complaceré en ella y seré glorificado”.

¡Qué incentivo para construir la casa de Dios! ¡Glorificarlo a él! Lo que le da valor a una ofrenda es la dedicación de gran parte de: tiempo, dinero, pensamiento, y fuerza. El obsequio de una gran cantidad de dinero que llega como una idea de última hora, y que ni siquiera equivale al interés del préstamo del capital principal, no es gran cosa para el que lo recibe. Por otro lado, un presente que puede ser modesto y sin pretensiones para cualquier extraño, para el destinatario llega como un premio; pues sabe el trabajo y el esfuerzo, que puede haber detrás de él.

Así es con la casa de Dios. Puede ser que nuestra iglesia no sea el edificio más espléndido del mundo, y que no se jacte de tener en su lista a las personas más elocuentes y de más talento; puede ser que nuestros esfuerzos en la predicación y la enseñanza, no se lleven a cabo con refinamiento ni belleza. Pero eso no importa, es la casa de Dios. Nosotros somos los que la llamamos así, no los extraños… y Dios también lo hace. Es hermosa, si fue construida con amor, sin que importe la estructura. El Señor sabe los motivos que hay en el corazón de las personas.

También él conoce a los que le vuelven la espalda y a los que bostezan con indiferencia, y hace algo en cuanto a esto; todo va a la ruina. La desdicha llega “por cuanto mi casa está desierta, mientras cada uno de vosotros corre a su propia casa”.
No se puede hablar más claro, este es un juicio. No nos gusta la acusación, ¡pero ni modo, ahí está! La única manera en que podemos escapar de ella es estar seguros de que ponemos la casa de Dios antes que nuestros propios intereses. “Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33).

No hay nada más importante que un gobernante (o pastor) le pueda enseñar a su pueblo; al adoptarlo y ponerlo en práctica, la vida prospera y es buena. Es una promesa contundente. La palabra de Dios debe ser tomada con toda seriedad tanto con respecto a la advertencia como con respecto a la promesa.

Tal vez aquí se impone la advertencia de que no debemos juzgar por lo que vemos para declarar culpable a una persona. En otras palabras, nosotros no debemos juzgar el fracaso de la cosecha de un agricultor cristiano, ni todo accidente o desgracia que un cristiano pueda sufrir, como alguna referencia directa a la infidelidad de la persona o al desprecio hacia la casa de Dios y su obra. Job podría ser un ejemplo. Algunas veces el Señor da, y algunas veces quita. 

Firmes en todo, la bendición está a la espera. “Joven fui, y he envejecido, y no he visto justo desamparado, ni a su descendencia que mendigue pan” (Salmo 37:25). Y en el caso de Job leemos también que al final de su vida el Señor lo bendijo y le dio el doble de lo que había tenido antes. La razón está relacionada directamente con el hecho de que en su vida puso en primer lugar a su Dios.

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HAGEO>>>

jueves, 29 de octubre de 2015

La Palabra de Dios nos da el fundamento de la doctrina; limpia la vida; otorga poder; consuela; da directivas para vivir; y es la fuente de vida eterna.

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6







LA ESCUELA DOMINICAL EVANGÉLICA
                         Métodos de enseñanza
La importancia de la enseñanza de la Escuela Dominical radica en su definición. Enseñar en la Escuela Dominical es guiar el aprendizaje de los alumnos, con el propósito fundamental de que el evangelio cambie la vida de sus oyentes
Como es obvio, enseñar es mucho más que la sola presentación de la verdad. Es un proceso que involucra al maestro y al alumno con la Palabra de Dios. Por lo tanto, es imperativo que la Escuela Dominical enseñe adecuadamente las Sagradas Escrituras, si ha de crecer de acuerdo a las normas neotestamentarias.
ENSEÑAR EXPLICANDO LA PALABRA DE DIOS
La Escritura es la Palabra de Dios, que es la fuente de la vida cristiana. En la Escuela Dominical, el maestro debe usar cuantos métodos le sean posibles, pero el fundamento de la instrucción es explicar el texto de la Biblia.

La Palabra de Dios nos da el fundamento de la doctrina (2 Timoteo 3:16); limpia la vida (Salmo 119:9, 11); otorga poder (Mateo 4:6–10); consuela (Jeremías 15:16); da directivas para vivir (Salmo 119:105); y es la fuente de vida eterna.

Hay un lugar especial para enseñar la Palabra de Dios a los inconversos. La Biblia los convencerá de pecado (Jeremías 23:29); les señalará la persona de Jesucristo (Juan 1:36); les dará una nueva naturaleza (2 Pedro 1:4); y será el instrumento que los haga nacer de nuevo (Juan 1:12; 1 Pedro 1:23). Por lo tanto; explicar las Sagradas Escrituras es el fundamento de la Escuela Dominical.

1. Presentación del maestro. 
Hay muchos métodos de enseñanza, pero el punto central del proceso es la presentación que del tema hace el maestro. Esto toma generalmente el nombre de método de disertación, y constituye el fundamento de la instrucción para explicar el texto de la Biblia.

El maestro tiene que estar bien equipado cuando intenta explicar la Palabra de Dios. Debe tener una visión panorámica del tema y de la relación que el mismo guarda con la vida de sus alumnos. Durante la clase no debe adoptar una actitud dogmática ni agresiva. Sin embargo, el maestro debe saber lo que cree y debe estar capacitado para explicarlo a su clase. El maestro es un pastor; debe guiar a sus ovejas a verdes pastos donde puedan alimentarse de la Palabra de Dios.

La palabra hablada ejerce un fuerte impacto sobre las mentes jóvenes. Esta es la razón por la cual Moisés, Pablo y otros grandes líderes de Dios acostumbraban hablar la Palabra de Dios. Con todo, ninguno de ellos se limitó a disertar solamente. Hay ocasiones en que el maestro quiere disertar porque al hacerlo: (1) gana tiempo, (2) puede abarcar más material, (3) puede manejar grupos más numerosos, o porque (4) éste es el método más fácil de aplicar.

2. Participación del alumno. 
El éxito de la presentación del maestro depende del mismo maestro. Si es una persona dominante, la clase no estará participando en el proceso de aprendizaje. Si es impreciso y se va por las ramas, la clase no sabrá adónde va. Es importante, en el proceso enseñanza/aprendizaje, que el maestro dirija a los estudiantes al propósito de la lección por medio de una participación personal. Debe haber un enfoque equilibrado.

Cuando el maestro opta por dar la clase utilizando el método de la disertación, obtendrá una mejor respuesta en atención y logrará mejores resultados si suplementa la disertación con la participación. Luego de haber desarrollado un determinado punto de la lección, puede detenerse para formular una pregunta y esperar que algunos voluntarios la contesten. 

Esto probablemente provocará una discusión al formularse otra pregunta y provocar así las respuestas de los alumnos. Por un breve rato también pueden aplicarse otros métodos de enseñanza—una idea brillante de súbita inspiración, dramatización—para ampliar un punto; luego el maestro puede seguir con el siguiente punto de la disertación.
ENSEÑAR UTILIZANDO LAS ACTIVIDADES
Los niños sienten ansias de aprender. Sus cuerpos, activos y en pleno desarrollo, necesitan tener oportunidad de moverse y explorar el aula. Los niños necesitan poder caminar por el aula. Deben sentirse libres para formular preguntas respecto a las cosas que ven.

Sin embargo, no es suficiente el movimiento por el movimiento en sí. La Escuela Dominical tiene que proveer los medios para que los preescolares exploren las lecciones que están aprendiendo. Los alumnos de escuela primaria necesitan usar sus manos y sus pies para participar en la clase. Los estudiantes más adelantados en edad, utilizan su mente para la interacción recíproca.

A los niños no les gusta estar sentados y quietos, ni son buenos oyentes, pero sí son excelentes aprendices. Les gusta aprender de los libros, de las ilustraciones y de los cartelones colgados en la pared. Les gusta aprender formulando preguntas y les gusta aprender viendo cosas diferentes. 

En razón de que los niños son personalidades dinámicas en crecimiento, aprenden al estilo popurrí. Aprenden muchas lecciones al mismo tiempo. Adquieren habilidades, memorizan versículos, imitan la vida del maestro o maestra, y aprenden a entenderse con otros niños. Todas estas lecciones ocurren en un solo proceso de enseñanza.

A veces la participación activa de los niños incomoda a los adultos. Quieren que los alumnos no se muevan de sus asientos y estén callados, pero los pequeños no están hechos de esa manera. Claro está que debe haber un tiempo y lugar durante la clase, en el cual los alumnos estén quietos y escuchen al maestro cuando les explica la Biblia. Sin embargo, se lleva a cabo un ordenado aprendizaje informal durante toda la clase por medio de la actividad de los niños.

1. Actividades de aprendizaje
Para los niños más pequeños se pueden disponer distintos recursos para centralizar ciertas actividades. Prepare un círculo de sillas o una alfombra grande para contar cuentos. Se deben proporcionar mesas para los trabajos manuales, tales como colorear, cortar y pegar, así como estantes a mano para guardar la provisión de lápices de color, papel, lápices comunes, pasta, etcétera. 

También se necesita una mesa para exhibir algo de la naturaleza, como plantas, una pecera con peces, o arena y conchas, o un tesoro que uno de los niños haya traído de su último viaje de vacaciones y que preste a la clase temporalmente. Un centro para recordar proveerá espacio para el gráfico de memoria y los materiales correlacionados. 

Un espacio provisto de libros y juegos permitirá que el niño que haya terminado su tarea antes que los otros, vaya y se recree hojeando un libro, procurando armar un rompecabezas, o disfrutando de un juego, todo lo cual haya sido presentado previamente en una sesión de clase. Muchas otras posibilidades se le ocurrirán a un maestro creativo.

No olvide nunca que los niños aprenden haciendo: coloreando, pegando, cultivando una planta o dibujando un mural en la pared. Los niños de grados primarios aprenden explorando la Biblia, hablando entre ellos o planificando actividades en grupo. También les gusta formular preguntas a sus maestros. Al abrirse a la discusión, revelan que están abriendo su tierno corazón a Dios.

Recordemos, además, que las paredes de un departamento o de un aula también enseñan. Los maestros pueden hablar a sus alumnos por las cosas que cuelgan en las paredes: cartelones, versículos murales, calendarios y decoración estacional. El maestro puede recurrir a una sencilla prueba. Camine por el aula haciéndose las siguientes preguntas: ¿Es atractiva esta sala? ¿Hay algo nuevo en la sala que no estaba aquí el mes pasado? ¿Cuelgan de la pared cuadros atractivos? ¿Un muestrario? ¿Algo de la naturaleza? ¿Se exhiben ilustraciones de los trabajos manuales de los niños?

El aprendizaje informal resulta mejor cuando hay una formal preparación previa. Y esto requiere dirección de parte del maestro.

2. Apelar a lo que interesa a los niños
A los niños les interesa prácticamente todo en la vida, pero cada nivel de edad tiene sus propios atractivos y fascinaciones. El maestro puede enseñar valiéndose del interés de los niños.

A los niños pequeños les gustan mucho los animales, la naturaleza, los artefactos de todo tipo, los colores, las lecciones objetivas y las flores. Al ir creciendo, se interesan más en llevarse bien con los demás y con el mundo que se extiende más allá de su hogar. Cuando pasan por la adolescencia, una vez más sus intereses se proyectan al mundo en el cual viven: la carrera, el matrimonio y el amor. Finalmente, los adultos se interesan en tener una familia, relacionarse bien con su cónyuge, y solucionar sus problemas vocacionales.

La Biblia habla a todas las necesidades de la vida. A la gente le interesa vivir una vida feliz y significativa; por lo tanto, los alumnos pueden ser alcanzados a través de sus intereses. El maestro que permanentemente les dice a sus alumnos que “no se muevan y escuchen”, ignora el hecho de que Dios puso deseos en ellos. Los alumnos quieren aprender, quieren moverse y formular preguntas. La vida es activa y la enseñanza debe ser conducida activamente.
ENSEÑAR SATISFACIENDO NECESIDADES
La participación por la participación en sí puede llegar a ser nada más que una “laboriosa ocupación”. Escuchar una disertación puede no ser más que “simple rutina”. De la misma manera el colorear un dibujo o pegar figuras puede llegar a ser muy poco estimulante. El maestro puede ejecutar todo cuanto la ciencia docente le indique, pero hasta que no satisfaga las necesidades de sus alumnos, no ha enseñado la lección. Los hechos relativos a la Biblia y las palabras del manual pueden olvidarse fácilmente, pero cuando la Biblia satisface las necesidades del alumno, la lección se le pegará por el resto de su vida.

El maestro que satisface las necesidades, tiene que atender al alumno que aprende rápido y que explora mucho más que el niño rebelde. El maestro que sale al paso de las necesidades, procura motivar al alumno que demuestra poco interés. El maestro necesita conocer a sus alumnos para poder ayudarlos.

El propósito de la Escuela Dominical es el crecimiento espiritual. Los niños crecen conforme se resuelven sus problemas interiores y se satisfacen sus necesidades. Cómo se enseña a caminar a un bebé ilustra el caso. No disertamos con él sobre los principios que rigen el arte de caminar. Tampoco le hacemos una demostración de cómo caminar. Basta observar cómo un padre le enseña a su hijo a caminar. Toma al bebé con ambas manos, sosteniendo y guiando cada acción de él. En un momento dado el padre tira suavemente de la manita izquierda hacia adelante, haciendo que el bebé dé un paso con la pierna izquierda. Luego repite el procedimiento con la mano derecha. La meta final es que la criatura camine sin la ayuda del padre.

La Escuela Dominical ayuda a los alumnos a caminar en el Señor. El maestro es más eficiente cuando trabaja invidivualmente, ayudando a sus alumnos a dar un paso a la vez. Supongamos que el bebé da su primer paso y el padre se desilusiona porque su hijo no echa a correr. La desilusión del padre podría destruir la iniciativa del hijo. Cuando los alumnos dan un paso espiritual, el maestro debe demostrarles amor y apoyo en cada paso sucesivo. El experimentar una sensación de logro y de dirección es parte del aprendizaje; el maestro tiene que darles esto a sus alumnos.
ENSEÑAR POR IMITACION
El maestro es el que determina qué aprendizaje se seguirá en el aula. El maestro que ama la Palabra de Dios tiene el compromiso de comunicarla a sus alumnos. Asimismo, el maestro que ama a los niños se siente comprometido a ayudarlos a satisfacer sus necesidades. Pero, en definitiva, la lección más importante del maestro es él mismo. El maestro que es llamado por Dios querrá ser el mejor ejemplo posible para sus alumnos.

La identificación ayuda a cambiar vidas. Los niños varones aprenden el papel que habrán de desempeñar en su vida identificándose con sus padres. Más adelante, se identifican con otros hombres adultos, que, es de esperar, sean cristianos piadosos. Las mismas fuerzas actúan en la vida de las niñas. Todos los niños deben tener un piadoso maestro (o maestra) de Escuela Dominical que ame a Jesucristo, de modo que reciban su saludable influencia.

Más y más niños provienen de hogares desavenidos. Carecen de padre o de madre que les sirvan de modelo en la vida. Tales niños deben poder encontrar en su maestro o maestra de Escuela Dominical, un padre o madre substitutos que posean las cualidades de Jesucristo. Aquellos niños que no han conocido nunca un padre cristiano, pueden empezar a apreciar el amoroso cariño de su Padre celestial a través de su maestro de Escuela Dominical.

Los maestros comunican más por sus acciones que por sus palabras. A veces la forma en que un maestro le estrecha la mano a un niño, le dice sin palabras que lo quiere. Y se lo dice mucho mejor que las palabras colocadas en un franelógrafo. Por supuesto, tanto las palabras que se expresan como las acciones que simbolizan, deben complementarse recíprocamente.
RESUMEN
El maestro debe tener cuidado de usar palabras adecuadas, de hacer participar a los alumnos, de alcanzarlos mediante sus actividades, y de asegurarse de que logra satisfacer sus necesidades, siendo en todo momento un piadoso ejemplo. Este es el proceso de enseñanza.

Aprender es como tomar un remedio: cada persona tiene que hacerlo por sí misma. Nadie puede hacerlo por los alumnos. De la misma manera, toda persona tiene que aprender por sí misma las lecciones que Dios quiere que aprenda. El propósito de la enseñanza de la Escuela Dominical es enseñar la Palabra de Dios a los inconversos, y hacer que el cristiano crezca en Jesucristo, de modo que todo alumno pueda ser “… un hombre perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo” (Efesios 4:13).
PREGUNTAS CLAVES PARA ESTUDIO Y ANALISIS 
1.     Defina qué se entiende por enseñanza en la Escuela Dominical.
2.     ¿Por qué es parte importante de la enseñanza la lectura y explicación de la Biblia?
3.     Nombre tres distintas maneras en que el maestro puede hacer participar a los alumnos en la lección.
4.     ¿Cuál es el papel que juega la actividad en la enseñaza?
5.     ¿Qué cosa resulta evidente en la vida de un alumno si el maestro le ayuda a resolver sus problemas basado en las lecciones de las Sagradas Escrituras?
6.     ¿Cuál es la lección más importante que un maestro puede enseñar?
ACTIVIDADES PARA ESTUDIO Y APLICACION ADICIONALES 
1.     Pida a los alumnos de la clase que den su testimonio acerca del maestro que ejerció la mayor influencia en su vida. Pídales que analicen por qué esa persona tuvo tal impacto sobre ellos.

2.     Pida que cada alumno de la clase exponga su opinión de por qué Cristo fue un maestro eficiente. Anote las ideas en el pizarrón. Luego pida que la clase analice las sugerencias, buscando la figura de un maestro “ideal”.

3.     Haga un estudio de la proyección evangelística de su Escuela Dominical. Determine cuántos alumnos se han ganado para Cristo por medio de la Escuela Dominical. Un gráfico que exhiba el número de visitas, el crecimiento de las clases y las campañas especiales, darán una idea de las actividades ganadoras de almas de su iglesia.

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domingo, 25 de octubre de 2015

Porque si bien en otro tiempo erais tinieblas, ahora sois luz en el Señor. ¡Andad como hijos de luz!

RECUERDAEl que tiene este cargo ha de ser irreprensible, debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6







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Testimonio contra ataduras
El abuso ritual y el TPM
Mientras dirigía un seminario en otro estado me pidieron que visitara a una joven hospitalizada en una unidad siquiátrica. Había leído mis libros y quería verme. El médico lo permitió, pero debía haber una enfermera y la sesión se debía filmar. Marie fue víctima de abuso ritual cuando niña. Sabía que no iba a poder hacer mucho en la hora que me asignaron, por cuanto lo único que iba a hacer era ofrecerle alguna esperanza. Con las víctimas del abuso ritual la sesión inicial puede durar varias horas si se quiere lograr algún cambio importante.

Le pedí su colaboración en que me dijera cualquier oposición mental que experimentara durante la sesión. La mente es el centro de control. No perderíamos el control mientras Marie dominara activamente su mente y expusiera a la luz los pensamientos mentirosos que trataban de distraerla. Fue una lucha, pero logró mantenerse centrada en toda la hora. Durante ese tiempo afirmé quién era como hija de Dios y la autoridad que tenía en Cristo. Traté de ayudarla a comprender cuál era la batalla que se libraba en su mente. Cuando me levanté para salir, habló una voz diferente: «¿Quién es usted? ¿Por qué no me quiere?»

¿Qué era eso? ¿Un demonio? ¿Otra personalidad? Su educación teológica y su visión bíblica del mundo van a influir mucho en la respuesta que dé. En vista de que la sicología secular no acepta la realidad del mundo espiritual, existe un solo diagnóstico posible: el TPM (trastorno de personalidad múltiple). En contraste, algunos ministerios de liberación ven sólo demonios en situaciones como esta. ¿Cuál interpretación es correcta? ¿Cómo podemos saberlo? ¿Hay otras explicaciones posibles?

Antes de apresurarse a contestar, permítame contarle otra historia. Después de una conferencia que di en una iglesia, varias personas me atiborraron de preguntas, entre las cuales estaba una mujer atractiva de unos treinta años. Al describirme el abuso del que fue víctima en su infancia, se le empezaron a poner vidriosos los ojos. Podía ver que algo en su mente la distraía y no quise apenarla en esos momentos. Entonces le pedí que me esperara hasta que terminara de atender a los demás, y concerté una cita para la siguiente semana.

Elaine era una mujer inteligentísima con una carrera profesional bien establecida. Sin embargo, su vida interior apenas se podía mantener a flote, a pesar de ir a ver un consejero secular y a un grupo de recuperación de doce pasos. Mientras me contaba su historia, proclamó de repente que uno de sus múltiples no se quería ir. Le pregunté si se le había diagnosticado TPM. Lo afirmó; su consejero le había informado que tenía doce personalidades alternas.

Pedí permiso para dirigirme sólo a ella y después de pasar por los pasos hacia la libertad, no hubo rastro de los múltiples. En su caso, creo que las voces eran claramente demoníacas. En otros casos extremos, creo que hay una combinación de fortaleza espiritual y mente fragmentada debido a un trauma severo.
La mente fragmentada
¿Qué es una mente fragmentada? Es una mente dividida como resultado de haber decidido desprenderse de las circunstancias inmediatas que rodean al individuo. En un sentido limitado, todo el mundo decide hacerlo. Recuerdo que cuando mis hijos eran pequeños optaba por desconectarme de mi entorno. Podían estar discutiendo y vociferando en la habitación vecina, y yo los «apagaba» como quien baja el volumen. Me concentraba tanto en lo que hacía, como estudiar o ver mi deporte favorito en el televisor, que consciente o inconscientemente decidía no ocuparme de ellos porque no quería enfrentar algo desagradable, o porque no quería que me distrajeran de lo que estuviera haciendo. Mentalmente me encontraba «en el jardín», como decía mi esposa. «Tierra llamando a Neil», era su forma de lograr que me sintonizara de nuevo con lo que me rodeaba.

No, no soy raro; de vez en cuando todos hacemos lo mismo. La gente que vive cerca de la línea del tren o de los aeropuertos aprenden a hacerle caso omiso al ruido. Una amistad puede estar en su casa cuando pasa el tren y pregunta: «¿Cómo aguanta esto?» Usted responde: «¿Aguantar qué? Ah, ¡el tren!» Al principio me molestó casi tres semanas y ahora ni siquiera me doy cuenta cuando pasa». Decidimos pensar en lo que es verdadero, bello, puro, etcétera (Filipenses 4:8). Podemos decidir no tratar con algo desagradable, disociarnos y pensar en otra cosa. Pero a lo mejor es malsano si nos desprendemos de la realidad como una manera de aguantar. También se puede transformar en un patrón de negar la realidad.

Multiplique por mil lo desagradable que es oír a niños pelear y a los trenes que pasan, y tal vez logre sentir un poco de lo que soportan quienes sufren de trastorno disociativo: Es un mecanismo de defensa, causado por trauma severo, mediante el cual la persona se disocia para sobrevivir. Desafortunadamente, las atrocidades de las que han sido víctimas están grabadas en su banco de memoria. Físicamente sus ojos siguen viendo, sus oídos oyendo y sus cuerpos sintiendo, pero la mente decide hacer caso omiso de todos esos horrores que rondan y crea un imaginario mundo «seguro», dentro del cual vivir.
Sólo hay un certificado de nacimiento
¿Cómo resolveremos este dilema? Primero, no me gusta mucho el término TPM, pues da la impresión de que hay mucha gente presente en un cuerpo. Sólo hay un certificado de nacimiento y cuando muera, una persona tendrá únicamente un certificado de defunción … sólo un nombre se puede escribir en el Libro de la Vida del Cordero … y sólo una persona puede presentarse ante Dios un día y rendir cuentas por las decisiones que haya tomado en la vida.

Los que intentan traer a la superficie e integrar otras personalidades reconocen que, por lo general, hay un ser dominante, y que casi siempre identifican como la personalidad anfitriona. El cuadro clínico TPM, tal y como lo ven la mayoría de los expertos en salud mental, sería este:






          Personalidades múltiples





No creo que esta sea la percepción correcta. Prefiero pensar que sólo hay una persona y que tiene una mente fragmentada. El cuadro entonces se vería de la siguiente manera:
Porciones fragmentadas de la mente escondidas de la memoria

Qué hacer con el viejo ser
La integración sicológica de las personalidades va mucho más allá de los límites de este libro, pero sí quiero presentar la necesidad de establecer en Cristo a estas queridas personas y de resolver primero sus ataduras espirituales. En muchos casos, las mismas víctimas no logran determinar si la voz en sus mentes es una personalidad alterna o un demonio. 

Mientras conducía a una joven por los pasos hacia la libertad, de repente confesó, al llegar al paso de la rebelión: «Siempre pensé que esa parte mía era otra personalidad». Renunció al espíritu maligno y a su participación con él y le ordenó que se fuera. El cambio en su rostro nos fue notable a ambos. Muchos consejeros que no conocen a Dios tratan de integrar a los demonios dentro de las personalidades de la gente, y muchos pastores bien intencionados tratan de echar personalidades. Hay que evitar ambos extremos.

Las personalidades anfitrionas no siempre quieren aceptar que sean TPM y a menudo se resienten con la intervención de otras personalidades menos desarrolladas que a veces los humillan delante de la gente. Las personalidades se desarrollan debido a ciertos factores ambientales. Cada personalidad emergerá involuntariamente a realizar la función para la cual fue desarrollada. Una personalidad puede dominar durante el trabajo cuando se encuentra presionada y otra puede salir para las ocasiones sociales. 

Cada trastorno de personalidad múltiple es distinto. En la mayoría de los casos las personalidades fragmentadas no se han desarrollado ni han aprendido a manejar la vida centrada en Cristo. En casos severos, la personalidad fragmentada quizás aun sea leal a la secta que causó la fragmentación. Han surgido numerosos casos en que un cristiano comprometido se haya escapado de noche y literalmente haya participado con los satanistas.

Por lo general, explico a las personalidades anfitrionas que su mente es como una casa, en la que ellas ocupan el espacio más dominante. Conforme ayudo a limpiar el espacio y las establezco en Cristo, puede ser que estén conscientes de que hay otros cuartos en la casa. Estos no se han limpiado ni están conscientes de que fueron establecidos en Cristo. Hay que reconocerlos, vencerlos y liberarlos de su pasado. Con el tiempo, deben estar de acuerdo en ser uno en Cristo. Los siguientes versículos ofrecen esperanza y dan dirección para conducir el tratamiento.
Porque los que son de Cristo Jesús han crucificado la carne con sus pasiones y deseos (Gálatas 5:24).
Porque si bien en otro tiempo erais tinieblas, ahora sois luz en el Señor. ¡Andad como hijos de luz! (Efesios 5:8)
Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús (Filipenses 3:13, 14, RVR)
No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno (Colosenses 3:9, 10, RVR)
Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; pero cuando llegué a ser hombre, dejé lo que era de niño (1 Corintios 13:11)
Perfectos en Cristo Jesús
No hay lugar en las Escrituras donde se nos diga que debemos resucitar al viejo hombre o sanar la carne. Somos completos en Cristo. «A Él anunciamos nosotros, amonestando a todo hombre y enseñando a todo hombre con toda sabiduría, a fin de que presentemos a todo hombre, perfecto en Cristo Jesús» (Colosenses 1:28) No podemos remendar nuestro pasado, pero podemos liberarnos de él.

A todos los hijos fragmentados de Dios les digo que en la parte más profunda de su ser ya están completos. Están sanos porque son completos en Cristo (Colosenses 2:10). Lo único que queda por hacer en nuestro proceso de orientación pastoral es resolver los asuntos que causaron la fragmentación cuando eran jóvenes. Una vez resueltos esos asuntos, se pueden integrar plenamente. Oro que el Señor los reintegre, los haga completos y perfectos en Él. Cada personalidad debe decidir que va a formar parte de la persona completa y perfecta en Cristo. No podemos sanarlas, pero Jesús lo puede todo. Él vino a sanar a los quebrantados de corazón y a restaurar el alma.

Dios nos redimió y estableció nuestra identidad en Cristo, y luego espera que tengamos una estructura de apoyo adecuada, antes de pelar las capas de la cebolla para mostrarnos cada vez más de nuestro ser (véase el capítulo dos). A menudo me preguntan: «¿Qué pasa si he bloqueado períodos de mi vida que no recuerdo?» Entonces siga buscando a Dios y sea un buen mayordomo de lo que Él le haya encomendado. En el momento preciso, «sacará a la luz las cosas ocultas de las tinieblas y hará evidentes las intenciones de los corazones. Entonces tendrá cada uno la alabanza» (1 Corintios 4:5). La única razón por la que es necesario traer el pasado a la superficie es para recordar experiencias con el fin de que se resuelvan. Si no hay nada escondido en la oscuridad, no se preocupe. Si lo hay, será revelado en el debido momento.
Trate con la persona
Cuando empiecen a emerger las atrocidades del pasado, ¿cómo nos damos cuenta si nos habla un demonio o un fragmento de la mente? A veces es difícil, aun cuando tengamos mucha experiencia y discernimiento espiritual. Hasta las personas más experimentadas y maduras pueden ser engañadas. 

Es más, yo lo he sido. En cierto sentido, no trato de diferenciar; siempre busco la solución tratando únicamente con la persona, porque no quiero que pierda su control a nivel mental. Siempre es malo dialogar con demonios porque ese proceso desvía íntegramente a la persona y con seguridad la conducirá al engaño, ya que todos los demonios hablan a partir de su naturaleza mentirosa. La gente que cree en lo que les diga un demonio corre el riesgo del engaño.

En el momento del abuso, la gente quizás se disocie mentalmente para sobrevivir. Cuando los aconsejo, no quiero que vuelvan a caer en ese patrón defensivo para lograr su sobrevivencia. Cristo es ahora su defensor y hago todo lo que encuentre a mano para ayudarles a mantener el control de sus mentes. Si uno anima a los clientes a separar reiteradamente sus personalidades fragmentadas y explora sus estados disociativos sin resolver nada, ni ganarlos para Cristo, termina fortaleciendo la existencia de un mecanismo de defensa en vez de establecer a Cristo como su única defensa necesaria. 

Los consejeros cristianos legítimos no desean reforzar la existencia de ningún otro mecanismo de defensa. Entonces, ¿por qué este? Expongámoslo a la luz y busquemos una manera mejor de resolver las cosas en Cristo. Cuando se usan técnicas seculares de orientación con múltiples, cuando ni siquiera dan resultados con una persona integrada, los múltiples se disocian aún más. Tenemos que aprender a resolver los asuntos en Cristo para que puedan seguir adelante con sus vidas.

Así como con la persona que escucha voces, la gente con trastornos disociativos no va a querer que se conozca lo que verdaderamente sucede en su mente. Cumplirán sus funciones como adultos en la sociedad, pero tendrán características muy distintas en casa. En la sala se comporta como un padre y luego como niño a puerta cerrada en el dormitorio.

Un consejero a quien respeto y que también entiende lo demoníaco, le pregunta a sus clientes atribulados: «¿Siente alguna vez que no está integrado?»

Si reconocen que ese es su caso, les pide permiso para hablar con la otra parte de ellos. La única razón por la que siempre es necesario hacer esto es para tener acceso al recuerdo de lo que sucedió, a fin de lograr que el individuo se disocie en primer lugar. En mi caso, prefiero pedirle al Espíritu Santo que me revele las «cosas ocultas de las tinieblas».

Si acaso va a sondear los estados alterados de la persona, recomiendo mucho que primero oren juntos y que haga orar al individuo, pidiéndole al Espíritu Santo que guarde su corazón y su mente para protegerlos de cualquier engaño. Al pedir permiso para dirigirse a un fragmento, asegúrese de que la persona permanezca activamente involucrada. Una vez que haya averiguado qué llevó a causar la disociación, resuelva los asuntos pidiéndole a la persona que perdone a los que la ofendieron y renuncie a toda experiencia con sectas o con el ocultismo.

En todo caso, recomiendo muchísimo que pase primero por los pasos hacia la libertad con la personalidad anfitriona, antes de empezar a sondear en su mente. El proceso de tomar los pasos resolverá los asuntos para la personalidad anfitriona y tal vez eliminará cualquier fortaleza demoníaca. He tenido a personas que cambian de personalidad a medida que van por los pasos. 

Si colabora, simplemente continúo. A menudo existe la necesidad de que una personalidad perdone a la otra. Un grupo cristiano conduce a todas las personalidades por los pasos. No creo que sea necesario, pero cada parte debe resolver sus propios asuntos. Hago un sondeo sólo después de seguir los pasos cuando siento que no ha habido una solución completa o cuando así lo ve el afectado.

Cuando se han resuelto los asuntos, jamás he tenido que volver con ellos a esas mismas experiencias. Las causas de la fragmentación y de las fortalezas demoníacas se resuelven simultáneamente. La persona seguirá recordando experiencias, pero ya el pasado no tiene ningún poder sobre ella. Su mente empieza a verse de la siguiente manera:
Lo viejo ha pasado




Muchos consejeros que tratan de integrar las personalidades del pasado en la personalidad anfitriona sin resolver los asuntos, tienen experiencias extrañas con sus clientes. Algunos adoptan varias personalidades de maneras destructivas: unos salen a merodear en la noche y luego llaman a la casa, o los encuentra la policía sin poder explicarse cómo llegaron a ese lugar. 

Este tipo de comportamiento sólo sucede cuando se disocian. Entonces, ¿por qué los ayudamos a disociarse? ¿Debemos animar a las víctimas a perder su control mental al comunicarse sin solución con los fragmentos de sus mentes? A nadie le gustaría salir de una sesión de consejería sin saber lo sucedido. Nadie quiere disociarse. Santiago 1:8 dice que el hombre de doble ánimo es «inestable en todos sus caminos». Esa inestabilidad es precisamente la que tratamos de evitar al ayudarles a no perder el control mental.

Ya sea el problema de mente fragmentada o de fortaleza espiritual, les pido una colaboración importante. Deben decirme lo que sucede en su interior. Les explico que su mente es el centro de control y que si no pierden el control en ella, no lo vamos a perder en la sesión. Hay dos razones por las que quizás no colaboren. En primer lugar, no van a revelar lo que sucede en su mente si sospechan que no les vamos a creer. 

También a lo mejor les dé pena debido a la naturaleza asquerosa de sus pensamientos. Les digo que no importa si esos pensamientos vienen desde adentro o desde un parlante en la pared, la única forma de ser dominados por esas ideas es creerlas. A veces digo a las personas que si pudieran ver un demonio, sería muy parecido a un mosquito con una enorme boca. Satanás es un matón y un engañador.

 Lo que enfrentamos es una enorme decepción.

Algunos tienen un pensamiento e inmediatamente lo creen o lo obedecen, sin saber que tienen una tecla que dice «no». Es como si no tuvieran voluntad. Antes de creer o ejecutar el pensamiento, les pido que me comuniquen lo que están pensando. Es muy intenso trabajar con casos severos porque les es muy fácil perder el hilo. A veces los hago levantarse y caminar por el cuarto para comprobarles que tienen el control y lo pueden ejercer. Otras habrá que quitar un poco la presión y dejar que el proceso siga con más lentitud.

La segunda razón por la que quizás no digan lo que les sucede por dentro es que los están intimidando. Por lo general, es la amenaza de que al llegar a casa van a recibir una paliza o que si quedan libres otros sufrirán daños. A menudo los espíritus malos amenazan a los padres con atacar a sus hijos. Tuve la sensación de que una persona no me estaba comunicando todo, por lo que le pregunté: «¿Están amenazándola de que si divulga lo que sucede en su interior la van a castigar al regresar a casa? Contestó afirmativamente. Entonces le dije: «Esto no tiene nada que ver con su casa ni con el momento de llegar allá, es cuestión únicamente de su libertad. Si lo resuelve aquí, también estará resuelto en su casa porque el problema no está allá, sino en su mente».
De inmediato me dijo: «Cuánto desearía que me lo comprobara».

Lo que mantiene el control es exponer a la luz el problema. Dios todo lo hace a la luz porque Él es la luz del mundo. El poder de Satanás está en la mentira, pero ese poder se rompe si desenmascara la mentira. El poder del cristiano está en la verdad, por eso debemos hablar la verdad en amor porque somos miembros unos de otros.

Hay un concepto sicológico popular en esta era, el del «niño interior del pasado». He oído decir a los promotores de este concepto: «Estoy aconsejando a dos personas: un adulto y un niño pequeño en su interior». No estoy de acuerdo con eso porque en términos bíblicos, ¿cuál es el niño interior de nuestro pasado? ¿Será parte de nuestra nueva identidad en Cristo o de nuestra vieja naturaleza? Las Escrituras nos aseguran que no somos primordialmente productos de nuestro pasado, sino que somos nuevas criaturas en Cristo. «De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas» (2 Corintios 5:17).

No me malinterprete; he visto personas acurrucándose en posiciones fetales cuando están recordando sus experiencias infantiles. He visto la regresión espontánea en edad de una personalidad cuando recuerda atrocidades. Sé que muchos se han estancado en su desarrollo emocional debido a las experiencias traumáticas, pero sólo una persona está sentada delante de mí, no dos. Por el bien de ella, no quiero que se disocie mientras experimenta un recuerdo muy doloroso. Quiero que aprenda una nueva manera de comportarse con el pasado, una manera fundamentada en la verdad.
Con respecto a vuestra antigua manera de vivir, despojaos del viejo hombre que está viciado por los deseos engañosos; pero renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre que ha sido creado a semejanza de Dios en justicia y santidad de verdad (Efesios 4:22–24).
Tenemos que reconocer el dolor emocional de nuestro pasado, buscar la sanidad que viene por medio del perdón y establecer en Cristo nuestra nueva identidad. No podemos arreglar nuestro pasado, pero podemos liberarnos de él. Para ser libres, debemos tener una manera bíblica de lograr acceso a los recuerdos reprimidos.
El acceso a las cosas pasadas
Lo repetiré por ser demasiado importante. Primero debemos establecer en la persona su identidad actual en Cristo antes de tratar de exponer el pasado, pues es el orden que dan las Escrituras por una razón muy importante. Cuando examinamos el pasado a partir de nuestra posición actual en Cristo, tenemos la seguridad de que ya hay victoria en Él. Estamos restablecidos en el hombre interior y perfeccionados en Cristo.

Supongamos que el consejero secular más dotado del mundo pueda reconstruir a la perfección el pasado de alguien, de tal manera que explique con exactitud lo que hace hoy en día y por qué siente lo que siente. Entonces, ¿qué? El alcohólico diría: «Tienes razón; precisamente es por eso que tomo. ¿Quieres tomarte un traguito conmigo?» La reconstrucción del pasado tiene su valor, pero en sí no ofrece ninguna solución. Debe haber un conocimiento de quiénes somos en Cristo para lidiar adecuadamente con los problemas del pasado. No queremos ponerle una venda a un síntoma; queremos sanar la enfermedad, que es la separación de Dios.

Los consejeros legítimos saben que deben escuchar la historia de la persona para lograr resolver su conflicto. La mayoría de los programas de formación de consejeros se centran en técnicas de consejería como confianza, cariño, congruencia, empatía exacta, concreción, urgencia, transparencia, etc. Estas son imprescindibles cuando la persona tiene buena memoria y sólo requiere de una relación de confianza para ser franca. Pero cuando la memoria está bloqueada, sólo Dios puede revelar las cosas ocultas en las tinieblas y exponer los motivos de nuestro corazón (1 Corintios 4:1–5).
Dios trae todo a la luz
«Él revela las cosas profundas y escondidas; conoce lo que hay en las tinieblas, y con Él mora la luz» (Daniel 2:22). Satanás hace todo en la oscuridad; como un ladrón en la noche, teme ser desenmascarado. Sin embargo, cuando un niño ha sido víctima del abuso ritual satánico, aunque haya sido en su propio hogar, téngalo por seguro que Dios lo va a exponer a la luz. «Si al padre de familia le llamaron Beelzebú, ¡cuánto más lo harán a los de su casa! Así que, no les temáis. Porque no hay nada encubierto que no será revelado, ni oculto que no será conocido» (Mateo 10:25, 26).
Y esta es la condenación: que la luz ha venido al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Porque todo aquel que practica lo malo aborrece la luz, y no viene a la luz, para que sus obras no sean censuradas. Pero el que hace la verdad viene a la luz para que sus obras sean manifiestas, que son hechas en Dios (Juan 10:19–21).
Lo común es que los perpetradores no aceptan lo que Dios revela. La mayoría de los abusadores no admitirán jamás su pecado; los satanistas no lo hacen porque están bajo pena de muerte si revelan alguna vez sus acciones. Sus hechos son malos, y odian la luz y rara vez van hacia ella.

No le pido a la persona que trate de recordar lo que pasó, sino más bien le insto a pedirle a su Padre celestial que le revele la verdad. «Si vosotros permanecéis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres» (Juan 8:31, 32). Hacerle frente a la verdad puede ser una experiencia espantosa para muchos. Algunos prefieren no encararla, pero la libertad sólo viene cuando se conoce toda la verdad, la verdad de la Palabra de Dios y la verdad sobre nosotros mismos. David clama en el Salmo 51:6: «He aquí, tú quieres la verdad en lo íntimo».
La obra del Espíritu de Dios
La gran obra del Espíritu Santo es divulgar esta verdad dentro del hombre interior. Jesús dijo: «Yo rogaré al Padre y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre. Este es el Espíritu de verdad» (Juan 14:16, 17). «Y cuando venga el Espíritu de verdad, Él os guiará a toda la verdad» (Juan 16:13). No tenemos ningún poder para revelar la verdad del hombre interior, ni hay una técnica que se pueda aprender para cumplir esta tarea. Nuestra parte consiste en colaborar con Dios, como lo dice 2 Timoteo 2:24–26:
Pues el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar y sufrido; corrigiendo con mansedumbre a los que se oponen, por si quizás Dios les conceda que se arrepientan para comprender la verdad, y se escapen de la trampa del diablo, quien los tiene cautivos a su voluntad.
Este pasaje no se refiere a un modelo de liberación, sino a un modelo amable, paciente, «apto para enseñar» que exige que el pastor o consejero dependa de Dios. Sólo Dios puede conceder el arrepentimiento y conducir a la verdad, lo que da la libertad al cautivo. Parte de nuestro papel es ser pacientes; requiere tiempo procesar las más grandes atrocidades. Las víctimas del abuso ritual satánico necesitan muchas sesiones, y aun así me cuido de no avanzar demasiado rápido, porque si lo hago, la persona perderá el dominio.

No he perdido el control en mucho tiempo, pero si sucediera, detendría el proceso de consejería. Hace poco, por unos momentos se me manifestó un demonio y dijo: «¿Quién caramba crees que eres?» «Soy un hijo de Dios», respondí. «¡Cállate!»
Inmediatamente, la señora volvió en sí. No podemos dejarnos intimidar por esos mentirosos. Con frecuencia oigo a la gente decir durante una sesión que tienen que salir de allí. Les digo:
«Está bien, no voy a hacer nada para violar su mente».
Toda persona que haya salido de mi oficina ha regresado al cabo de unos cinco minutos. Recuerde que pensar es responsabilidad de la persona misma.
El diario de la oración
Una recuperación de la memoria guiada por el Espíritu Santo se puede dividir en cuatro categorías: primero, hacer un diario de oración. A veces animo a las personas entre cita y cita a que personalmente pidan a Dios que les revele la verdad en sus casas y que luego mantengan un diario de lo que el Espíritu Santo les traiga a la memoria. Algunos tienen un compañero o una compañera de oración en quien confían para pedir ayuda. Cuando nos reunimos de nuevo, les ayudo a procesar lo que recordaron. Es muy común que traigan dos o tres páginas de detalles vergonzosos.

Si tratan de hacerlo por su propia cuenta, les indico que le pidan protección a Dios. Sugiero que escriban exactamente lo que les revele el Espíritu Santo, sin cuestionarlo, sólo registrando hasta el más mínimo detalle. Muchos se preguntarán si estarán inventándolo todo. Una señora visitó la casa donde se crió para ver si los detalles de su vecindario eran los que pensaba que el Espíritu Santo le permitió recordar. 

Para su sorpresa, el vecindario era exactamente como se lo había revelado el Espíritu Santo, a pesar de que no había pasado por allí en veinticinco años. Los recuerdos de mi primera infancia son muy vagos, así que, ¿cómo va a recordar esta gente con tanta claridad las primeras experiencias de su infancia? No las recuerdan: Dios se las revela.
Atravesemos el punto muerto con la oración
Un segundo método de recuperación es que las personas, en presencia suya, le pidan a Dios que les revele lo que las mantiene atadas. Casi siempre hago esto si nuestras reunión ha llegado a un punto muerto, o después de haber pasado por los pasos hacia la libertad sin lograr una solución completa. Hemos procesado todo lo que pudiéramos, pero algo todavía no llega a la superficie.

Una señora pasaba por el proceso del perdón cuando paró al llegar a su maestra de tercer grado. Lo único que recordaba era que salía del aula y de alguna manera se sentía atada a ella. La perdonó por eso, pero ambos sabíamos que este no era el asunto clave. La animé a orar, pidiéndole al Señor que le revelara lo ocurrido realmente en el tercer grado. Lo hizo y se vio en el baño con la maestra maltratándola sexualmente.

¿Cómo sabemos que ese no era un juego mental o un engaño satánico? Una manera es ver si hay alguna confirmación externa. En este caso, sus compañeras le habían dicho años después que su maestra la había tratado muy mal. También, que la enviaron a casa sangrando del útero con la explicación de que se había caído, aunque jamás recuerda ninguna caída. La atadura fue espiritual debido al maltrato sexual, y no una atadura sicológica que puede darse debido a la cercanía de una relación entre maestro y alumno.

Jamás debe implantar sugerencias en la mente de otra persona, aun cuando sospeche de maltrato, porque la mente es demasiado vulnerable a las sugerencias. Un recuerdo vago de un abrazo honesto de un padre o una madre se puede distorsionar muy fácilmente e interpretarse como un cariño inapropiado o algo peor. Como pastor y consejero pido sabiduría y dirección al Señor para mí, pero también pongo a la persona a pedir al Señor que le revele lo que le causa la atadura. 

Sospecharía de lo veraz de cualquier detalle que provenga de un sueño. Por lo general, las pesadillas indican un tipo de asalto espiritual, pero casi siempre se acaban después que la persona encuentra su libertad en Cristo. Una mujer acusó a sus padres de abuso sexual por un sueño que tuvo, y una amiga se lo confirmó mediante «palabras de conocimiento». Esto es demasiado subjetivo como para presentar acusaciones. Casi siempre habrá alguna confirmación externa para los recuerdos.

Satanás ataca la mente de las personas lastimadas y busca desacreditar a los líderes espirituales con pensamientos sembrados en la mente de sus hijos o de sus asociados. Conozco varios casos en que los hijos acusan falsamente a los padres. Satanás es muy astuto. Si puede inducir recuerdos falsos de abuso ritual y que luego se absuelva de todos los cargos a los acusados, muchos van a pensar que los casos legítimos también son falsos.

¿Qué tal si la gente ora y no surge nada a la superficie? Entonces los animo a continuar en su búsqueda de Dios. A lo mejor este no sea el momento oportuno. O que tal vez no haya nada y debamos explorar otra razón por sus dificultades. Usted sólo puede procesar lo que conoce. No creo que debamos indagar mucho sobre el pasado, sino esperar hasta que Dios revele las cosas ocultas de las tinieblas.
Pidamos iluminación para las áreas donde hay ataduras

La tercera forma es pedir al Señor que revele áreas específicas de atadura. Por lo general, lo hago a medida que conduzco a las personas por los pasos hacia la libertad. En el primer paso oran y piden a Dios que les revele toda experiencia que hayan tenido con sectas, con el ocultismo o con cualquier otra cosa que no sea cristiana. Después de orar, les pido que señalen esas participaciones en una lista de experiencias no cristianas incluidas dentro de este paso. Pero la lista no es completa, pues hay miles de fraudes, a veces la gente los agrega a la lista. Si siento que van pasando demasiado rápido por este paso, les pido que oren de nuevo para que Dios les recuerde todas las participaciones que hayan tenido en esta área. 

Cuando llegamos al paso del perdón, la persona le pide a Dios que le revele los nombres de las personas que deben perdonar. En la mayoría de los casos emergen algunos nombres que había enterrado conscientemente. Cuando pasa por el proceso del perdón, muchas veces Dios le trae recuerdos sumidos en el pasado, sea consciente o inconscientemente.

Cuando ha habido abuso sexual, conduzco a la persona que pida al Señor que le revele toda ofensa sexual, para que renuncie a cada una diciendo: «Renuncio a esa (violación específica) de mi cuerpo». Cuando termina la dirijo en una declaración general basada en Romanos 6:1, 2, 13 y 12, 1, 2: «Renuncio a todo uso de mi cuerpo como instrumento de iniquidad y presento mi cuerpo ante Dios como instrumento de justicia, un sacrificio vivo y santo y agradable a Dios». Si la persona es casada, le pido que agregue: «Reservo el uso sexual de mi cuerpo únicamente para mi cónyuge».

Estas personas no sólo recuerdan una experiencia, la reviven. Hacerlas sumirse en el pasado es mantenerlas en la esclavitud y fortalecer la atadura por lo cual jamás debemos reforzar lo sucedido. Cuando Dios concede el arrepentimiento que lleva a la verdad, debemos participar bajo su dirección, ayudando a la persona a lograr un arrepentimiento pleno. 

El arrepentimiento significa literalmente un «cambio de mentalidad». La idea es: «Antes creía eso; pero ahora creo esto». No obstante, el concepto es mucho más amplio que la aceptación mental. El arrepentimiento pleno significa «antes caminaba por aquí, y ahora he dado una vuelta completa y camino de acuerdo al camino, la verdad y la vida. Renuncio a la mentira y a todas las experiencias satánicas que he tenido, anuncio la verdad y toda la realidad de la salvación que es mía como una nueva criatura en Cristo».
Renunciamos al reino de las tinieblas
El cuarto método de lidiar con el pasado es conducir a la persona a través de varias renuncias. Uso este método al inicio del proceso de consejería si el individuo tiene bloqueados varios períodos de su vida. Es un medio de aplicación general tanto para revisar el pasado, como para resolver ciertos asuntos que acompañan al abuso ritual satánico. Si no hay maltrato de ese tipo, no hay nada que perder.

En el abuso ritual satánico, los satanistas hacen todo en directa oposición al cristianismo. El satanismo es la antítesis del cristianismo y Satanás es el anticristo, por lo que pido a los clientes que renuncien de la siguiente manera a cualquier participación:
El reino de las tinieblas
El Reino de la luz
Renuncio a haber entregado mi
Declaro que mi nombre ahora está
nombre a Satanás o haber dejado que
escrito en el Libro de la Vida del
otro entregue mi nombre a Satanás.
Cordero.
Renuncio a toda ceremonia en que
Declaro que soy la Esposa de Cristo.
me haya casado con Satanás.
Renuncio a todos y cada uno de los
Declaro que soy partícipe del nuevo
pactos que he hecho con Satanás.
pacto con Cristo.
Renuncio a toda asignación satánica
Declaro que me comprometo a
para mi vida, incluyendo obligaciones,
conocer y a cumplir únicamente la
matrimonio e hijos
voluntad de Dios y aceptar sólo su
dirección.
Renuncio a toda espíritu guía que se
Declaro que acepto sólo la dirección
me haya asignado.
del Espíritu Santo.
Renuncio a haber entregado mi sangre
Confío sólo en la sangre derramada
al servicio de Satanás.
por mi Señor Jesucristo.
Renuncio a haber comido carne o
Por fe, tomo sólo de la carne y de la
bebido sangre en alabanza a Satanás.
sangre de Jesús a través de la Santa
Cena.
Renuncio a todos y cada uno de los
Declaro que Dios es mi Padre y que el
guardianes y padres satanistas que se
Espíritu Santo es mi Guardián, en
me han asignado.
quien estoy sellado.
Renuncio a cualquier bautismo y a
Declaro que sólo el sacrificio de Cristo
todo sacrificio en mi beneficio por
tiene poder sobre mí. Le pertenezco a
medio del cual Satanás podría
Él. He sido comprado por la sangre del
reclamarme como propiedad suya.
Cordero.

Para las víctimas del abuso ritual satánico las renuncias anteriores son una extensión de la confesión que se hacía en la iglesia primitiva: «Renuncio a ti, Satanás, a todas tus obras y todos tus caminos». Sin embargo, aun las renuncias anteriores son de aplicación general porque cada víctima del abuso ritual satánico se ha entregado, de una manera u otra, a los ritos mencionados y a otros más. Además, conforme el Espíritu Santo revele las cosas específicas que se ocultan en las tinieblas, hay que renunciar a ellas específicamente.
La forma en que engaña Satanás
Los satanistas llaman el «libro de la vida del chivo» al referirse al libro o al pergamino en donde piden que la gente firme, a menudo con sangre. Un colega de nuestro seminario me trajo una muchacha de quince años de edad que había participado en el satanismo durante diez años. Fue difícil, pero al fin entregó su vida al Señor. Sin abrir los ojos, exclamó:
—¡Se está quemando! ¡Se está quemando!
—¿Qué se quema?—le pregunté.
—¡El libro en que escribí mi nombre!

Al parecer, Dios le estaba dando una ayuda visual para que pudiera aceptar que su nombre ahora está escrito en el Libro de la Vida del Cordero.

Los satanistas también realizan ritos matrimoniales en que una niña o una adulta se casa con Satanás, luego el matrimonio se consuma con espantosas violaciones sexuales. 

Comer carne humana y tomar sangre son parte normal de sus ritos, como una falsificación de Juan 6:53: «De cierto, de cierto os digo que si no coméis la carne del Hijo del Hombre y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros». Juan equipara el comer y tomar con creer (Juan 6:40: 47, 48), pero ellos lo toman literalmente. 

Una persona a quien estuve aconsejando no podía comer carne porque le traía recuerdos de haber comido carne cruda. Renunció a ello a la luz de 1 Timoteo 4, donde se nos dice que los que han sido engañados (v. 1) son los que «prohibirán casarse y mandarán abstenerse de los alimentos que Dios creó para que, con acción de gracias, participasen de ellos los que creen y han conocido la verdad. Porque todo lo que Dios ha creado es bueno, y no hay que rechazar nada cuando es recibido con acción de gracias»
(vv. 3–4).

El cortarse en un rito con el fin de derramar sangre es común en muchas religiones paganas, en que la gente se corta ritualmente como una falsificación del derramamiento que hizo Cristo de su sangre. La idea es que así nos convertiremos en nuestro propio dios y derramaremos nuestra sangre por nosotros mismos. Hay que renunciar a todo pacto de sangre, hasta los «inocentes» que hicimos con nuestros «hermanos de sangre».
El sacrificio satánico
El sacrificio es un intento de establecer propiedad. Fuimos redimidos «con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación» (1 Pedro 1:19).

En el abuso ritual satánico a menudo se obliga a los niños a matar en sacrificio por dos motivos: primero, eso los prepara para una participación futura en el rito. Con frecuencia, las drogas son medios para obligarlos a acceder en el espantoso abuso sexual y en los ritos del sacrificio. 

O quizás obedezcan por las amenazas de hacer daño a otros, como en el caso de una niña a quien le dijeron que si no participaba le harían daño a su hermano. ¿Por qué realizan estas matanzas de víctimas inocentes como bebés, fetos y animales? Dicen: «Tu Dios sacrificó a su único Hijo, quien era perfectamente inocente». Para ellos, mientras mayor sea el sacrificio, más grande es el poder; y los satanistas van tras el poder.

En segundo lugar, a los niños se les obliga a matar porque los sujeta a mantener el secreto: quien mató a un niño inocente o a un animal jamás va a contarlo a los del mundo exterior. Sus recuerdos se pueden bloquear, pero cuando años más tarde recuerde las atrocidades, todavía no podrá hablar de ellas porque siente responsabilidad por haberlas cometido. Tiene que tomar en cuenta las drogas u otros medios que se usaron para obligarle a acceder. 


Esta gente teme por su vidas, en ese entonces y ahora, porque saben que sacrificar una vida no es nada para un satanista. Si rehúsan matar durante el rito, los matarán a ellos, o al menos temen esa posibilidad. El temor les impide divulgar las cosas hechas en lo oculto, y se sienten abrumados por la culpabilidad y el dolor presentes.
Los síntomas del abuso ritual
Los dos síntomas principales del abuso ritual satánico son la disfunción sexual y la falta de afecto (cero emoción). La mayoría de los ritos satánicos son orgías desgarradoras y estrepitosas de violencia sexual; no es el sexo que experimentarían los seres humanos normales. El clímax óptimo sería el orgasmo sexual en el momento de la matanza. De esto se trata la pornografía más extrema e intensa: el uso de animales, objetos y actos sadomasoquistas. Es más, a menudo se liga la pornografía extrema con el satanismo.

Quienes han sufrido maltrato de esta manera, deben renunciar a este uso sexual de su cuerpo y perdonar a los abusadores sexuales. Una víctima pudo recordar con claridad a veintidós abusadores sexuales. Sinceramente, ¿podríamos esperar que perdonara esas ofensas múltiples? Recuerde, el hecho de que los perdone no excusa lo que hicieron los abusadores; más bien la libera de su pasado.

La falta total de emoción es el resultado de la programación. Condicionan a las víctimas a creer que si lloran, alguien o algo será destruido o le sobrevendrá un grave daño físico. Una señora recuerda que tuvo que abortar para cumplir con un sacrificio. Cuando gritó horrorizada, le dijeron que si lloraba moriría otro bebé. Como resultado, no había podido llorar durante años. Le dije que renunciara a esa experiencia y a la mentira de que su llanto traería la muerte de algo o de alguien. Apenas lo hizo, sollozó por varios minutos.

La esposa de un pastor manejó varios kilómetros para asistir a una conferencia. Acababa de empezar a recordar el abuso ritual satánico y estaba perpleja ante su incapacidad de llorar. No tenía recuerdos específicos de los acontecimientos, sólo imágenes vagas y leves. Le dije: «Tal vez no va a comprender esto, pero quiero que renuncie a la mentira que su llanto terminará en la muerte de alguien». Apenas lo hizo, una lágrima comenzó a correr por su mejilla.

Hay que renunciar a cada asignación específica. Como las maldiciones, las asignaciones que se dan durante los ritos. Por ejemplo, estaba trabajando con una víctima en el área del perdón y cuando llegó a su madre no la podía perdonar. No era porque no quería hacerlo, sino que había una experiencia en particular con la que no se podía conectar emocionalmente. 

Ya había perdonado a su padre, quien la había llevado a los ritos, un proceso muy emotivo y doloroso que duró mucho tiempo en realizarse. Podía recordar con claridad una experiencia en que su padre la violó y ella clamó a su madre para que la rescatara, pero no lo hizo. Era como si contara la historia de otra persona, porque no se podía conectar emocionalmente con la experiencia (por lo general, cuando describen la experiencia hay muchísima emoción en el relato, porque no sólo la recuerdan, sino que la viven).

No pudimos resolverlo, así que proseguimos con los demás nombres de su lista, lo que casi nunca me gusta hacer; llegó al nombre de una mujer a quien recordó del abuso ritual satánico y de quien dijo: «Me la asignaron como mi madre». «¡Eso es!», exclamé. «Renuncie a esa asignación». Manifestó:
«Renuncio a la asignación de esa mujer como mi madre y declaro que solamente tengo una madre que es (nombre)».
Tan pronto lo dijo empezó a llorar histéricamente:
«¡Mi madre me abandonó!» Pasó los siguientes diez minutos reviviendo el horror de su madre rescatando de su padre a su hermano, sin rescatarla a ella.

Otra persona recordó que se le asignó una familia como sus padres satanistas y al hijo de ellos como su esposo. Esta era una familia eminente en la iglesia donde se crió. Tampoco tenía libertad emocional para llorar ni sentir algo profundamente. El hijo la embarazó y el bebé fue abortado y sacrificado. 

Cuando lloró histéricamente, le pusieron en brazos otro bebé. Le dijeron que ese bebé también moriría si ella lloraba. Apenas pudo renunciar a esa mentira tuvo libertad para sentir emociones y llorar. También renunció al que le asignaron como su marido. Cuando salió de mi oficina, me dijo: «Ahora me puedo casar, ahora puedo tener hijos». Mientras no se recuerden esas asignaciones y se renuncien a ellas, seguirán atando a las personas.

Una señora recordó una asignación que le dieron cuando estaba apenas en el cuarto grado de primaria. Un niño en el grupo iba a ser su marido y ellos debían procrear un hijo. Cualquier otro hombre la rechazaría y cualquier otro vástago sería asesinado.

Con el tiempo, la señora se casó con otro hombre, pero sentía paranoia de que él la iba a rechazar y temía tener hijos. Cuando la insté a renunciar a esa asignación, se aterrorizó. Me dijo que no lo podría hacer. Le aseguré que no sólo podía, sino que debía hacerlo. Más tarde me enteré que su mente era bombardeada de mentiras y visiones de bebés moribundos. 

Le dije:
«Esto nada tiene que ver con algún bebé en el futuro; sólo tiene que ver con su libertad actual». Le dije que Dios protegería a cualquier descendencia en el futuro. 

Renunció a la asignación, rompió la fortaleza satánica y cayó hecha un mar de lágrimas. Ahora tiene la libertad para tener bebés, entendiendo por qué no la tenía antes.

Conforme el Espíritu Santo trae recuerdos a la mente, le pido a la persona que renuncie a las mentiras y a las asignaciones, que proclame la verdad y que acepte solamente la voluntad de Dios para su vida

Esto se debe hacer específica y verbalmente conforme los recuerdos lleguen a la mente.
Sólo el Señor puede liberar a los cautivos
En la medida en que tratamos de ayudar a otros, encontraremos que cada caso es diferente y en cada circunstancia tendremos que esperar pacientemente al Señor y confiar en su dirección porque Él es el único capaz de liberar a los cautivos. Nuestro papel es colaborar con Dios para ayudar a sus hijos a encontrar su identidad y su libertad en Cristo.

En este libro usted ha leído las historias de varias personas muy queridas, que clamaban a Dios con desesperación en busca de su libertad. Le pido a Dios que estos relatos le ayuden a comprender lo que sucede con mucha gente en su iglesia. Quizás a usted le esté sucediendo y es mi oración que hayamos podido darle alguna esperanza y dirección para encontrar la libertad que Jesús compró para usted en la cruz. ¡Dios le ama y quiere que sea libre en Cristo!

Un último testimonio … pero este lo reconocerá del Salmo 18:16–19:
Envió desde lo alto y me tomó; me sacó de las aguas caudalosas. Me libró de mi poderoso enemigo y de los que me aborrecían, pues eran más fuertes que yo. Se enfrentaron a mí el día de mi desgracia, pero Jehová fue mi apoyo. Él me sacó a un lugar espacioso; me libró, porque se agradó de mí.

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