martes, 19 de abril de 2016

Los que han nacido de nuevo son hijos de la promesa tal como Isaac. Pero como en aquel tiempo, el que fue engendrado según la carne perseguía al que había nacido según el Espíritu, así es ahora también.

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




Contra la esclavitud de la ley
Gálatas 4:8-31
8 Sin embargo, en otro tiempo, cuando no habíais conocido a Dios, servisteis a los que por naturaleza no son dioses. 9 En cambio, ahora que habéis conocido a Dios, o mejor dicho, ya que habéis sido conocidos por Dios, ¿cómo es que os volvéis de nuevo a los débiles y pobres principios elementales? ¿Queréis volver a servirlos otra vez? 10 ¡Vosotros guardáis los días, los meses, las estaciones y los años! 11 Me temo por vosotros, que yo haya trabajado en vano a vuestro favor. 

12 Os ruego, hermanos, que os hagáis como yo, ya que yo me hice como vosotros. No me habéis hecho ningún agravio. 13 Sabéis que fue a causa de una debilidad física que os anuncié el evangelio la primera vez; 14 y lo que en mi cuerpo era prueba para vosotros, no lo desechasteis ni lo menospreciasteis. Al contrario, me recibisteis como a un ángel de Dios, como a Cristo Jesús. 15 ¿Dónde está, pues, vuestra bienaventuranza? Porque os doy testimonio de que si hubiera sido posible, os habríais sacado vuestros ojos para dármelos.

16 ¿Resulta que ahora me he hecho vuestro enemigo por deciros la verdad? 17 Ellos tienen celo por vosotros, pero no para bien; al contrario, quieren aislaros para que vosotros tengáis celo por ellos. 18 Bueno es ser siempre celosos del bien, y no solamente cuando estoy presente con vosotros. 19 Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto hasta que Cristo sea formado en vosotros, 20 yo quisiera estar ahora con vosotros y cambiar el tono de mi voz, porque estoy perplejo en cuanto a vosotros. 
Alegoría de Sara y Agar

21 Decidme, los que queréis estar bajo la ley: ¿No escucháis la ley? 22 Porque escrito está que Abraham tuvo dos hijos: uno de la esclava y otro de la libre.  23 Pero mientras que el de la esclava nació según la carne, el de la libre nació por medio de la promesa. 24 En estas cosas hay una alegoría, pues estas mujeres son dos pactos: Agar es el pacto del monte Sinaí que engendró hijos para esclavitud. 25 Porque Agar representa a Sinaí, montaña que está en Arabia y corresponde a la Jerusalén actual, la cual es esclava juntamente con sus hijos. 

26 Pero la Jerusalén de arriba, la cual es nuestra madre, es libre; 27 porque está escrito: 
  Alégrate, oh estéril, 
  que no das a luz; 
  prorrumpe en grito de júbilo 
  y levanta la voz, 
  tú que no estás de parto; 
  porque más son los hijos de la desolada 
  que los de la que tiene marido. 
28 Ahora bien, hermanos, vosotros sois hijos de la promesa tal como Isaac. 29 Pero como en aquel tiempo, el que fue engendrado según la carne perseguía al que había nacido según el Espíritu, así es ahora también. 30 Pero, ¿qué dice la Escritura? Echa fuera a la esclava y a su hijo; porque jamás será heredero el hijo de la esclava con el hijo de la libre.  31 Así que, hermanos, no somos hijos de la esclava, sino de la libre. 

¿Querer ser esclavo siendo libre en Cristo? 
La exhortación de no regresar a la ley
Gálatas 4:8-31
Semillero homilético
De millonario a mendigo
4:8–10
Introducción: Leemos de personas que han perdido todos sus bienes en el colapso de la bolsa o en un juego de azar. Sería un golpe duro pasar de millonario a mendigo en un solo paso. Pero esto es lo que está pasando en el sentido espiritual a los cristianos de Galacia, según Pablo. Traza los pasos que han dado los cristianos cuando abandonaron el evangelio para volver al judaísmo. Consideremos estos pasos:
I.     Eran pobres, siervos de dioses falsos antes de conocer a Cristo, v. 8.
1.     Estaban en esclavitud al pecado.
2.     Estaban en las tinieblas de las religiones paganas.
II.     Al aceptar a Cristo, abandonaron la idolatría y los dioses falsos; son millonarios en sentido espiritual.
III.     Ahora, algunos están inclinados a volver a la pobreza, porque están pensando en volver al judaismo con sus requisitos de la ley.
1.     Tendrían que observar ciertos días y reglas concernientes a las comidas, según la ley.
2.     Tendrían que someterse a la circuncisión.
Conclusión: Según Pablo, si deciden volver a las prácticas relacionadas con el judaísmo, su trabajo parecía haber sido en vano.
El Apóstol regresa de un argumento formal a una petición a los gálatas: no regresar a la ley que esclaviza de la misma manera que las religiones paganas, a las cuales ellos antes servían.
Pablo se refiere a los cristianos que habían sido paganos, para mostrarles lo erróneo que es el regresar a una religión de esclavitud (v. 8). Antes, los gálatas habían sido paganos que servían a otros dioses que en realidad no eran tales (1 Cor. 12:2). Los dioses de los gentiles eran ídolos que los llevaban a una adoración a demonios (Deut. 32:17; 1 Cor. 10:20, 21). Satanás y sus demonios buscan la adoración de los hombres en diferentes maneras. Los gentiles eran ignorantes a esta verdad y creían en sus dioses.
Luego que llegaron al conocimiento del Dios verdadero, sus vendas fueron removidas y vieron el error tan grande en que habían estado (v. 9). Pablo aclara que la iniciativa para la salvación no es de los hombres, sino de Dios. La fe en Cristo los ha traído a una posición sublime y sería locura dejar esta posición en Cristo para regresar a una religión pagana. En la religión judía, se aplica el mismo principio. La posición de libertad en Cristo es superior a los rudimentos impuestos por la ley. El Apóstol hace una pregunta para aquellos que querían regresar a una antigua religión (Pablo tenía en mente a los judaizantes que querían imponer la ley). Sería una locura también dejar la posición de libertad en Cristo para ser esclavizados en la religión de los judaizantes que en realidad está en bancarrota.
El Apóstol menciona algunas cosas que posiblemente los gálatas estaban practicando o a punto de practicar, como requisitos que envolvían el paquete del judaísmo (v. 10). ¿Cómo sería posible haber dejado las bendiciones celestiales por ritos externos que no tienen nada que ver con las riquezas espirituales? Los días se refiere a los días sagrados en el judaísmo, el sábado era uno de ellos (Rom. 14:5). Los meses eran aquellas celebraciones que caían en el ciclo de los meses, como la luna nueva mencionada en Números 28:11–15. Las estaciones eran aquellas celebraciones que duraban más de un día. Eran las fiestas como la de los tabernáculos, la pascua, etc. Los años tenía que ver con el año de jubileo (Lev. 25:11). Pablo no estaba contra la práctica de estos días festivos, pero sí en que se impusieran estas actividades como parte de la salvación y así parte del cristianismo.
Pablo refleja una preocupación por las iglesias de Galacia (v. 11). El Apóstol temía por los gálatas que él hubiese trabajado en vano. La palabra “trabajar” es kopáo y se traduce lit. “haber trabajado hasta el punto de agotamiento total.” Toda la labor que Pablo puso para llevarles el evangelio sería en vano. La palabra vano es eiké (ver 3:4). No podemos deducir en este versículo que Pablo estaba diciendo que ellos podían perder la salvación si regresaban al judaísmo. La teología paulina acerca de la salvación va en contra de perder la salvación. En Romanos 8:35–39, el Apóstol comenta que nadie nos puede separar del amor de Cristo. También confiamos en que el trabajo redentor de Cristo será perfeccionado hasta el día de Jesucristo (Fil. 1:6). Pablo se refería aquí a su labor entre ellos, la que sería en vano en el sentido de que su mensaje no fue aceptado en sus corazones genuinamente. Seguramente, no recibieron el mensaje de gracia que fue predicado por Pablo. No es posible que después de haber probado el Espíritu Santo de Dios quisieran regresar a cosas externas de una religión. Si este es el deseo de los gálatas entonces hay algo mal en sus vidas espirituales y la labor de Pablo fue en vano. Notemos que Pablo no está diciendo que su labor fue en vano en el sentido real, pero la posibilidad estaba allí.
Con un tono de súplica, Pablo ruega a los hermanos que sean como él. El testimonio de Pablo fue uno que no buscaba los ritos externos para la salvación, como él mismo lo dice: Sabiendo que ningún hombre es justificado por las obras de la ley, sino por medio de la fe en Jesucristo, hemos creído nosotros también en Cristo Jesús (2:16). Pablo había sido un hombre celoso en el judaísmo (1:14), pero cuando Cristo lo salvó, él reconoció que lo externo no tenía nada que ver con la salvación (Fil. 3:5–7). Pablo caminaba en el evangelio de libertad. Este fue el testimonio de Pablo cuando estuvo con los gálatas. El se hizo como ellos en el sentido que no los judaizó y después les expuso el evangelio. Fue a ellos y se puso en el mismo nivel de ellos para ganarlos para Cristo. Este era el método de Pablo para evangelizar (1 Cor. 9:19–22).
La última parte del v. 12 que dice: No me habéis hecho ningún agravio, es mejor incorporarla con el v. 13. Los gálatas no le habían hecho ningún mal a Pablo, al contrario, lo recibieron con amor y compasión por una enfermedad del cuerpo. Fue en esa circunstancia que el Apóstol fue a Galacia y les predicó el evangelio. Entre el Apóstol y los gálatas había existido una relación muy especial y sincera y Pablo apela a esta relación para mostarles que lo que ha compartido no es con motivos egoístas sino para su bien. No sabemos de seguro cuál fue la enfermedad en el cuerpo del Apóstol que lo hizo ir a Galacia. Hay varias interpretaciones. Algunos piensan que fue malaria. Otros que fue el producto del abuso físico que sufrió en Listra (Hech. 14:9; 2 Tim. 3:11). Otros comentaristas piensan que la enfermedad de Pablo tuvo que ver con el aguijón en la carne (2 Cor. 12:7). Sabemos por estos pasajes que Pablo sufrió en la carne, pero no podemos concluir si estas referencias están relacionadas con la enfermedad del cuerpo mencionada en Gálatas. Es mejor interpretar esta enfermedad en el contexto de Gálatas. En el v. 15 se nos dice que era un problema de sus ojos. Uno de los problemas del Apóstol parece haber sido que no podía ver muy bien (6:11). Posiblemente era una forma de oftalmía. Podemos decir que Pablo tuvo una enfermedad en los ojos que era muy molesta.
La apariencia del Apóstol no era muy agradable cuando fue a Galacia. Los gálatas pudieron haber despreciado y rechazado a Pablo por su apariencia pero no fue así. Ellos lo recibieron como un ángel de Dios, como a Cristo Jesús (v. 14). Ellos lo recibieron como se recibe a un ángel con gozo y respeto y aun más como a Cristo Jesús. Ellos recibieron a Pablo como mensajero del evangelio y creyeron su mensaje sin ninguna reserva. Es interesante ver como en una circunstancia difícil en la vida del Apóstol, Dios se manifestó en una manera muy especial.
Aprecio por los siervos de Dios
Los hermanos de Galacia fueron un ejemplo digno de imitar en su aprecio por el trabajo de Pablo. A veces se escucha que alguna madre dice, ante la enfermedad de su hijo:“Me sacaría los ojos y se los daría si lo pudiera curar.” ¿Estamos dispuestos a una actitud de sacrificio en favor de los que nos ministran la Palabra de Dios?
Pablo les pregunta dónde está ese gozo y el agradecimiento profundo que tenían por él cuando les predicó el evangelio (v. 15). Tanto era el agradecimiento y amor que los gálatas sentían por Pablo, que ellos darían sus propios ojos a Pablo para que él viera mejor. Ahora se habían hecho enemigos de Pablo por haberles dicho la verdad (v. 16). Era tanta su inconsistencia que el amor y aprecio que tenían por el Apóstol ahora se había convertido en enemistad. Ellos estaban dejando el mensaje genuino y al mensajero para seguir a unos engañadores con sus falsas doctrinas.
Los judaizantes tenían celo por los gálatas pero no era para el bien (v. 17). La palabra griega que se traduce celo es zélos y significa “estar celoso, ser envidioso; poner el corazón en, esforzarse por; tener o mostrar gran interés en”. La palabra celo en sí no es mala pero el contexto indica a qué clase de celo se está refiriendo el autor. El celo de los judaizantes era negativo. Ellos querían apartar a los gálatas de Pablo y en realidad del mismo Jesucristo. A los ojos de Pablo, el aceptar estos ritos externos era un desligamiento de Cristo (5:4). El pensamiento paulino de aquello que los judaizantes estaban haciendo en separar a los gálatas para ellos era el mismo que en 2 Corintios 11:2 donde él da la metáfora de un matrimonio. La acción de los judaizantes se podía comparar a una persona que seduce a la novia para separarla de su novio o de su prometido. Pablo aclara que es bueno mostrar celo, pero que sea bueno, la clase de celo que el Apóstol les mostró cuando estaba con ellos (v. 18). No como los judaizantes que tan pronto Pablo les dio la espalda vinieron, los cortejaron y los separaron del Apóstol. Las gálatas debían siempre mostrar esta clase de actitud que les fue enseñada en el evangelio y no solamente en la presencia del Apóstol.
El Apóstol ha argumentado su evangelio como un abogado, ha expuesto su mensaje contra un jurado algo escéptico. Pablo ahora les habla como una madre que ama a su hijo amado, quien quiere irse de sus brazos hacia un camino no correcto. Fue por medio de Pablo que los gálatas nacieron en un nacimiento espiritual. Con dolor en su corazón Pablo les llama hijitos míos (v. 19) y les explica que otra vez está sufriendo dolores como una mujer en parto. Pablo sufrió por primera vez cuando fue a ellos por las circunstancias personales (v. 19). Ahora, el Apóstol sufre por las circunstancias en que se encuentran los gálatas. Ellos estaban yendo en una dirección que era contraria al evangelio de Cristo. El Apóstol deseaba ver a Cristo visible en la vida de los gálatas. Es el mismo pensamiento que expresó en 2 Corintios 3:18: Por tanto, todos nosotros, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor. La palabra griega morfóo que se traduce sea formado tiene la idea de la formación de un embrión. La idea entonces es el crecimiento espiritual que es interno. A la luz de los frutos de los gálatas, había pocos frutos o mucho que crecer en la vida espiritual o posiblemente el Apóstol no estaba totalmente convencido de su salvación.
Joya bíblica
... por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto hasta que Cristo sea formado en vosotros (4:19).
No sabemos de seguro por qué Pablo no podía visitar a los gálatas en este punto (v. 20) pero él comparte el deseo que tenía de verlos y de cambiar de tono. El cambiar de tono no quiere decir que él iba a cambiar de opinión acerca de su evangelio ni modificar sus argumentos. Pero es mejor interpretarlo como que si estuviese presente su estilo hubiese sido diferente. El hubiese hecho preguntas para saber más del problema. Aunque no puede estar con ellos Pablo expresa su sorpresa en cuanto a la decisión de regresar a la esclavitud de la ley.
Sin ninguna introducción, Pablo regresa al argumento de la gracia y la ley. Posiblemente Pablo se dirige a los judaizantes y a las personas que cayeron en la red de la exégesis judía. Pablo les hace una pregunta a aquellos que demandaban estar bajo la ley y a los que querían estar bajo la ley (v. 21). Aquellos que desean ser encarcelados por la ley, ¿no has oído lo que la ley dice? Si quieren caminar por la ley (la ley de Moisés) entonces escuchen lo que la ley enseña.
Pablo comienza con una parte de la vida de Abraham en la cual los judaizantes basaban la mayor parte de su argumento (v. 22). Abraham tuvo dos hijos. El primer hijo se llamó Ismael y nació de una esclava egipcia que se llamó Agar, la esclava de Sarai, esposa de Abraham (Gén. 16). Después de un tiempo, Sara tuvo un hijo que fue prometido por Dios a Abraham. Isaac nació de Sara que era libre (Gén. 21). El hijo de la esclava nació con un nacimiento normal según la carne en el v. 23. Pero el hijo de Sara nació según la promesa de Dios. Dios, a través de un milagro, permitió que Sara y Abraham en su vejez tuvieran un hijo (comp. Rom. 4:18–21).
Después de narrar este evento histórico, Pablo lo usa como una alegoría para mostrar un contraste entre la ley que esclaviza y la promesa que es libre (v. 24). La palabra alegoría es allegoréo , que es una interpretación de un documento en lo cual algo particular o escondido es introducido en el significado del texto. Notemos que Pablo no niega el contenido histórico de la Escritura pero da un significado adicional o escondido de la historia sagrada. Algunos maestros de la Biblia que creen en la interpretación alegórica de la Biblia usan este pasaje como apoyo para alegorizar. Estos maestros siguen los pasos de Orígenes en el segundo siglo después de Cristo. También Agustín fue influenciado por el concepto alegórico de Orígenes. El problema de interpretar la Biblia alegóricamente es que su historia es de un significado mínimo y el significado escondido es de más importancia. Pablo alegorizó las esposas de Abraham y sus hijos pero no eliminó el contexto histórico. Las dos mujeres son dos pactos. El primero proviene del monte Sinaí donde la ley fue dada al pueblo de Israel. Lo que Pablo quería decir es que Agar era una esclava y la ley que fue recibida por Israel también esclaviza. Como el hijo de Agar fue esclavo, los hijos de la ley serán también esclavos.
Pablo continúa su alegoría de un pacto que es Agar y el monte Sinaí donde la ley fue recibida por Moisés (v. 25). Del monte Sinaí, Pablo se refiere a la Jerusalén física donde la ley era observada y enseñada por los religiosos y posiblemente los judaizantes se referían a Jerusalén como el centro de la religión verdadera.
El segundo pacto es el de la promesa y es el pacto de gracia por medio de Jesucristo. Pablo no menciona a Sara ni su hijo Isaac, pero menciona la antítesis de la Jerusalén física que es la celestial, la madre de todos los que están en el pacto de la gracia. La palabra madre (v. 26) tiene que ver con los creyentes que son sus ciudadanos. El mismo pensamiento se encuentra en el Salmo 87:5 cuando el salmista menciona a Sion y dice: De Sion se dirá: “Este y aquél han nacido en ella.” La Jerusalén de arriba es la misma Jerusalén que Abraham esperaba que era la ciudad que tiene cimientos, cuyo arquitecto y constructor es Dios (Heb. 11:10). Es interesante que en el AT Dios le dijo a Moisés cómo construir un tabernáculo terrenal. También Dios edificará una ciudad para la morada eterna de sus hijos como lo testifica el apóstol Juan en Apocalipsis 21. En general la alegoría de dos pactos se puede visualizar en el siguiente resumen:
Agar, la mujer     Sara, la mujer
en esclavitud     libre
Ismael, el     Isaac, el
nacimiento natural     nacimiento
     sobrenatural
Jerusalén terrenal     Jerusalén celestial
Judaísmo     Cristianismo
Pablo escribe una cita de Isaías 54:1 en el v. 27. Cuando Isaías escribió esta porción, Israel estaba en la cautividad en Babilonia. Estas palabras fueron parte de una profecía para confortar a Israel en su cautividad y tenía que ver con la restauración futura de Israel (Isa. 54–56). Pablo escribe este versículo de Isaías para mostrar que aunque Israel en la cautividad no tenía sus hijos, sin embargo Dios le da una promesa de regocijo la cual era su restauración futura. También a Sara, que no tenía hijos, Dios le dio una promesa de regocijo y era que daría a luz un hijo, Isaac (Gén. 21:6). Fue por la descendencia de Isaac que se originó el pueblo de Israel y Jesucristo se encarnó como judío y por medio de él hay muchos hijos (judíos y gentiles) que son parte de la promesa de Dios.
Pablo compara el nacimiento de Isaac con el del cristiano (v. 28). Isaac experimentó un nacimiento sobrenatural, así también los cristianos experimentan un nacimiento que es un milagro de Dios (Juan 3:3, 5). Como Isaac, los cristianos son hijos de la promesa y de la bendición de Dios.
En el v. 29 el Apóstol continúa aplicando su alegoría que comenzó en el v. 22. Ismael persiguió a Isaac cuando se le hizo un banquete en el día que fue destetado. Ismael se burlaba de Isaac. Posiblemente Ismael pensaba que él era el heredero de los bienes de su padre porque era el mayor y se burlaba de su hermano menor. La tensión entre Ismael (los árabes) e Isaac (los judíos) permanece hasta hoy. Pablo lo aplica a la persecución que había en su tiempo entre los judaizantes que exaltaban la ley que traía la esclavitud y los hijos de la promesa que eran nacidos según el poder del Espíritu. Pablo regresa a la ocasión cuando Ismael se burló de Isaac y pregunta qué dijo la Escritura acerca de este incidente (v. 30). Pablo cita lo que Sara le dijo a Abraham: Echa a la esclava y a su hijo, porque jamás será heredero el hijo de la esclava con el hijo de la libre (comp. Gén. 21:10). No había campo para que Ismael se conviertiera en un coheredero con Isaac. Dios permitió la petición de Sara (Gén. 21:10, 12). Esto les recuerda a los lectores en Galacia que el observar la ley no trae una herencia en la familia de Dios. Hay una separación en el sentido que no tienen la herencia en común entre la religión externa y el nacimiento interno que es por el Espíritu.
Pablo concluye su argumento entre Ismael e Isaac diciendo que los cristianos no son los hijos de la esclava y no tienen nada que ver con la esclavitud sino son hijos de la libre o de la promesa y herederos de Dios (Rom. 8:17).
Paralelos y contrastes
Hagar — esclava                                           Sara — libre
Ismael, hijo de Satanás                                  Isaac, hijo de la promesa
Acto de la carne                                             Acto de fe
Sinaí, hijos de esclavitud en la ley                 Jerusalén, pueblo libre
Perseguidor                                                    Perseguido
Arabia                                                            Ciudadanía celestial
Ira                                                                   Misericordia
Rechazo                                                         Herencia
Condenación                                                  Salvación
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lunes, 18 de abril de 2016

¿Resulta que ahora me he hecho vuestro enemigo por deciros la verdad?

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




Nos preparamos para enseñar en la congregación
Pablo Apela a los Gálatas para atraerlos nuevamente
Gálatas 4:12-20
12 Os ruego, hermanos, que os hagáis como yo, ya que yo me hice como vosotros. No me habéis hecho ningún agravio. 
13 Sabéis que fue a causa de una debilidad física que os anuncié el evangelio la primera vez; 14 y lo que en mi cuerpo era prueba para vosotros, no lo desechasteis ni lo menospreciasteis. Al contrario, me recibisteis como a un ángel de Dios, como a Cristo Jesús. 
15 ¿Dónde está, pues, vuestra bienaventuranza? Porque os doy testimonio de que si hubiera sido posible, os habríais sacado vuestros ojos para dármelos. 16 ¿Resulta que ahora me he hecho vuestro enemigo por deciros la verdad? 
17 Ellos tienen celo por vosotros, pero no para bien; al contrario, quieren aislaros para que vosotros tengáis celo por ellos. 
18 Bueno es ser siempre celosos del bien, y no solamente cuando estoy presente con vosotros. 
19 Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto hasta que Cristo sea formado en vosotros, 20 yo quisiera estar ahora con vosotros y cambiar el tono de mi voz, porque estoy perplejo en cuanto a vosotros. 

Título


Una apelación personal (Gálatas 4:12–20)

Pablo se detiene por un momento en la presentación de su argumento para hacer una apelación a sus convertidos gálatas. 

Les suplica que adopten una actitud como la de él mismo hacia la ley ceremonial judía. Luego les recuerda las circunstancias bajo las cuales él les había traído el evangelio y el afecto con el que lo habían recibido, a pesar de que él padecía de una aflicción repulsiva. 

Pablo llama la atención al móvil del interés de los que se oponen a él, en comparación a los “dolores de parto” que Pablo sufrió por los gálatas. Su único deseo es que pudiera estar con ellos en persona, a fin de que pudiera suavizar el tono de su apelación.

Designando a los gálatas con un término afectuoso, hermanos (12), Pablo implora: os ruego (“os suplico”, NVI). 

Ya el apóstol dejó de discutir; ahora está implorando. Y su apelación personal es: Que os hagáis como yo, porque yo también me hice como vosotros. Esta es una referencia específica a la comprensión que Pablo tenía de la ley. El, judío por nacimiento, había escogido el camino de la fe. 

Los gálatas, que previamente habían aceptado la fe cristiana, estaban ahora listos a renunciar a ella en favor del camino de la ley, el mismo que Pablo había rechazado. Así que él hace la apelación de que se vuelvan otra vez lo que él se había vuelto.

El significado de la ambigua frase, Ningún agravio me habéis hecho, era indudablemente claro para los gálatas, pero no lo es para el lector moderno. La mayoría de las versiones hispanas son similares: “Ningún agravio me hicisteis” (BJ.). Pero Phillips lo traduce así: “No tengo nada contra vosotros personalmente.”

a. El recuerdo de la recepción que los gálatas le dieron (Gálatas 4:13–16). 
El pensamiento de que su trabajo entre los gálatas pudiera resultar en vano inunda la mente del apóstol con recuerdos de cómo lo habían ellos recibido. 

Pues vosotros sabéis que a causa de una enfermedad del cuerpo os anuncié el evangelio al principio (13). Esta es una alusión al hecho de que la predicación de Pablo entre ellos se debió a su enfermedad. Tal vez el apóstol fue a Galacia, o se quedó allí porque estaba enfermo. La cláusula al principio identifica esta visita como la primera que les hizo.

Lo que le daba importancia a esto en la apelación de Pablo era la reacción de los gálatas a esta condición que era fuera de lo común: Y no me despreciasteis ni desechasteis por la prueba que tenía en mi cuerpo (14). 

Su aflicción física era tan ofensiva que había sido una prueba severa (“la prueba que suponía para vosotros mi cuerpo”, BJ.) para ellos. Se habían visto tentados a tratarlo con desprecio (“repulsa”, BJ.). En vez de ello, lo recibieron como si hubiese sido un ángel de Dios, como a Cristo Jesús. La recepción que le habían dado había sido abrumadora. En vez de despreciarlo, le dieron la bienvenida como a un ángel de Dios.

Al recordar tal bienvenida, Pablo correctamente podía ahora hacer la pregunta: ¿Dónde, pues, está esa satisfacción que experimentabais? (15). 
¿Qué le había pasado a esa actitud mental gracias a la cual ellos (lit.) “se habían bendecido a sí mismos”? 

La pregunta de Pablo es retórica, lo que significa que tal actitud había cesado. La recepción feliz que le habían dado a Pablo y a su mensaje había sido tan genuina, que él ahora podía dar testimonio de que si hubieseis podido, os hubierais sacado vuestros propios ojos para dármelos. 

Frecuentemente se ha dado por sentado que esta declaración indica que la enfermedad de Pablo (cf. v. 13) tenía que ver con su vista, pero es del todo posible que esto sea meramente una vívida ilustración de la disposición de los gálatas de hacer cualquier cosa humanamente posible para él. Como quiera que sea el caso, Pablo describe aquí la completa abnegación de ellos demostrada en su disposición a ayudarlo.

A la luz de esto, Pablo ahora pregunta: ¿Me he hecho, pues, vuestro enemigo? (16). El, a quien otrora consideraran un amado ángel de Dios, y por quien hubieran sacrificado sus ojos con alegría, ahora se ha vuelto un enemigo, que literalmente los odia. Debe recordarse que esto es la perspectiva que los gálatas evidentemente estaban tomando hacia Pablo, y no expresa los sentimientos del apóstol en forma alguna. El sugiere que han adoptado esta actitud porque les ha dicho la verdad. No había hecho nada sino predicarles el verdadero evangelio —la verdad puesta a prueba en el crisol de su propia experiencia.

b. No todo el celo religioso proviene de Dios (Gálatas 4:17–20). 
En contraste a su propia veracidad franca, Pablo se da cuenta de que los judaizantes tienen celo por vosotros (“mucho interés”, VP.), pero no para bien (17). Los contrincantes de Pablo estaban “profundamente interesados” en los gálatas, pero no para su bien. Su interés se debía a otra razón: quieren apartaros de nosotros. 

Lo que los judaizantes querían era impedir que estos convertidos permanecieran bajo la influencia de Pablo. Su propósito era que los gálatas tuvieran celo por ellos. O sea que los enemigos de Pablo querían separar a sus convertidos de él, y ligarlos a ellos mismos.

El apóstol reconoce que bueno es mostrar celo en lo bueno siempre, y no solamente cuando estoy presente con vosotros (18). Es difícil interpretar este versículo, pero a la luz de la declaración previa parece que Pablo está diciendo que es bueno que estos gálatas tengan a alguien que se preocupe por ellos. La NVI lo traduce así: “Es estupendo ser objeto de cariño, con tal que el fin sea bueno, y serlo en todo tiempo, y no sólo cuando estoy presente entre vosotros.”

En los versículos 19–20 Pablo expresa cuán profunda es su preocupación por los gálatas, en contraste con el interés superficial de sus oponentes. Se dirige a sus convertidos en una forma afectuosa: Hijitos míos (19). Esta es una expresión paulina frecuente. 

El apóstol compara su profundo interés por los gálatas con el de una mujer que está con dolores de parto: por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros (19). Tal lenguaje revela gráficamente el profundo interés de Pablo y la figura evoca una nota a la que responde el corazón de cualquier madre. Sólo el amor supremo produce tal ligazón con otra persona. 

La palabra traducida formado (morphoo) es particularmente lúcida: extiende la figura de “Cristo en vosotros” (Col. 1:27) al embrión recientemente formado en el vientre. La palabra importante aquí es vuelvo (19). Esta era la segunda vez que Pablo había pasado por esta agonía de la paternidad espiritual. La expresión denota la extensión de la apostasía de los gálatas.

Pablo concluye esta apelación personal con la expresión de su vehemente deseo: quisiera estar con vosotros ahora mismo y cambiar de tono (20). ¿Cuándo es más apreciada y necesitada la presencia de un ser amado que en el momento de nacer? Este anhelo conmovía el corazón del apóstol. 

Las palabras escritas pueden ser frías y hasta mal entendidas. Pablo quería que sus lectores estuvieran seguros de su interés amoroso. Nada podría lograr eso excepto su presencia; pero obviamente esto era imposible. En el deseo de Pablo también estaba entretejido el elemento de incertidumbre: pues estoy perplejo en cuanto a vosotros. Su perplejidad se debía a que no estaba seguro en cuanto a los gálatas. 

La Biblia de Jerusalén reza: “No sé cómo habérmelas con vosotros.” ¿Cómo podía haberse desarrollado esta situación entre sus amados gálatas?

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Los profetas eran predicadores que comunicaron las palabras de Dios para transformar la manera de pensar y la conducta social de sus oyentes.

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




COMUNICARSE: UN ASUNTO MILENIAL

A todo el mundo le gustaría cambiar algo o transformar alguna política. A algunas personas no les gustan las clases a la mañana temprano, otros tienen terror de ir al dentista y la mayoría quisiera no tener que pagar tantos impuestos. 

¿Cómo se hace para cambiar estas experiencias desagradables? A un niño se lo puede advertir con un fuerte "¡NO!". 

La conducta incorrecta se puede corregir con un castigo apropiado. 
Pero ¿cómo hace uno para cambiar la manera en que los adultos o los gobiernos piensan y se comportan? Los empleadores pueden proveer entrenamiento laboral para aumentar la productividad u ofrecer incentivos monetarios para afectar la conducta de sus empleados. 

Un maestro puede motivar a los adultos en un contexto educacional ofreciendo una calificación por buen desempeño. Sin embargo, ¿cómo hace uno para producir un cambio en las creencias o actitudes de otra persona, cuando hay libertad para elegir entre dos o tres puntos de vista diferentes?

Podría parecer imposible lograr ciertos cambios, pero aun así la gente sí cambia un poco todo el tiempo. La mayor parte de las personas son afectadas de manera inconsciente por una multitud de presiones sutiles. 

Los cambios ocurren debido a presiones sociales tales como el deseo de aprobación, la necesidad psicológica de evitar el conflicto o en respuesta a una apelación emocional. 

La gente desea aprender mejores formas de satisfacer sus necesidades y está abierta a sugerencias que le sean presentadas de manera persuasiva. Las innovaciones tecnológicas se aceptan con rapidez porque facilitan la vida, pero los hábitos son más difíciles de cambiar.

La persuasión fue una de las herramientas clave que los profetas del Antiguo Testamento usaron para transformar la manera de actuar de la gente. 

Al comunicarse en forma oral con sus audiencias, motivaron a algunos a reconsiderar la forma en que pensaban acerca de ellos mismos, de Dios y de su relación con Dios y con los demás. Si ellos cambiaban su manera de pensar (se arrepentían), Dios restauraría su relación con ellos. Si el pueblo abandonaba las costumbres de las naciones y seguía los caminos de Dios, el pacto con Él seguiría.

El papel de la comunicación: 

La comunicación profética
Los profetas oficiaron como voceros de Dios (Ex. 7:1-2; Jer. 1:4-10), así que el papel principal era comunicar a otros las palabras de Dios. Como mensajeros de Dios, no estaban interesados en simplemente declarar la verdad. Su propósito iba mucho más allá de la meta de tan solo repetir lo que oían.

Los profetas eran predicadores que comunicaron las palabras de Dios para transformar la manera de pensar y la conducta social de sus oyentes. No se preocuparon principalmente en escribir un registro de un período histórico, una cartilla escatológica de eventos futuros ni una presentación sistemática de su teología. 

Eran personas reales que intentaron comunicar mensajes urgentes a sus amigos e incluso a algunos enemigos. 

Persuadieron a las personas a mirar la vida de una manera radicalmente diferente (Jer. 3:6-13). Ofrecieron esperanza a los desesperanzados y una evaluación realista de las debilidades del pueblo a los orgullosos líderes militares de la nación (Amós 6:1-14). Animaron a las personas a mirarse a sí mismas desde la perspectiva de Dios y a no conformarse a la perspectiva política prevaleciente en ese tiempo, debido a las presiones sociales. Exhortaron a las personas a dejar de lado sus antiguas formas de actuar, a hacer un juramento de cambio y a transformar su vida abriendo un nuevo surco (Jer. 4:1-4).

Modelos de comunicación
La comunicación es el proceso continuo por el cual una persona que actúa como emisor transmite a un receptor un mensaje deseado, a los efectos de obtener una respuesta de parte del que escucha.

                    


Como la gente tiene personalidades, experiencias de vida y percepciones del mundo que les son únicas, las dinámicas de comunicación varían de una conversación a otra. Este proceso de comunicación de tres pasos (emitir-recibir-responder) se lleva a cabo a lo largo de un período de tiempo y a través de una serie de eventos. Burke imagina una conversación completa como si fuera un drama con actos, escenas, agentes, agencia y propósito. Ya que la mayor parte de las comunicaciones incluye una serie de interacciones entre dos personas, un modelo helicoidal ilustra la dinámica de la comunicación.

Modelo helicoidal de comunicación



Estos modelos de comunicación diagraman algunas características regulares de la conversación, pero la mayoría de las personas también ha experimentado la dinámica impredecible de la comunicación. Una mujer que usted no conoce, puede decirle: "¡Cuidado con el carro!" 

Usted puede oír estas palabras, pero no estar seguro de si ella le está hablando a usted. Usted vuelve a mirar y se da cuenta de que lo está mirando y a la vez señala con desesperación hacia su izquierda. Recién ahí usted toma conciencia de que ella está tratando de advertirlo de un peligro. En seguida usted reacciona y evita el automóvil que, de repente, comenzó a dar marcha atrás en su dirección. Luego, le agradece a la mujer.

El proceso solo tomó segundos, pero incluyó la transmisión de una idea significativa a través de palabras y gestos, de modo que el receptor pudo entender la advertencia y actuar. Si usted hubiera continuado pensando que la extraña le estaba hablando a alguna otra persona, la comunicación no hubiera ocurrido. Si usted hubiera entendido que las palabras eran: "¡Cuidado con el barro!", hubiera habido una comunicación equivocada.

La comunicación exitosa incluye la recepción de la idea que el emisor quiere transmitir. Los sonidos y los gestos conllevan un significado que se intenta transmitir, que puede ser interpretado correctamente o no. 

Si el mensaje no tiene sentido para el que lo escucha o si se interpreta como algo que no es, se produce un quiebre en la comunicación. Las barreras para la comunicación podrían incluir: ruidos que distorsionan o interrumpen el mensaje, ignorancia acerca del tópico o actitudes preconcebidas acerca del que habla. Un discurso pobremente estructurado, afirmaciones sin respaldo o conclusiones exageradas también pueden interferir con una comunicación efectiva de ideas.

La comunicación teológica
La teoría de la comunicación no considera la dimensión teológica en este proceso, pero sí provee un examen útil de la interacción humana. Debe agregarse el factor divino al paradigma de la comunicación, ya que tanto Dios como el mensajero juegan papeles clave para convencer a los oyentes que cambien su manera de pensar. 

Los mensajeros no pueden controlar ni limitar la obra de Dios, pero necesitan ser conscientes de los factores humanos que influyen en una buena comunicación. Esto complementará la obra de Dios en la mente del oyente, en lugar de desanimarla.
Cuando los factores divinos se insertan en las dos puntas de esta estructura de comunicación, se define un modelo más completo del discurso profético. 

El impacto del poder trascendente sobre el proceso de comunicación es difícil de cuantificar, pero el texto profético insiste en el papel que juega Dios en la comunicación (Miq. 3:8; Ezeq. 11:5).


Los profetas transmitieron el mensaje de Dios a sus audiencias para obtener una respuesta. Una vez que el oyente decodificaba estas palabras (reproduciendo el significado exacto del que hablaba), la influencia de Dios obraba en la mente del receptor para producir convicción y deseo de actuar. La audiencia puede escoger responder a la persuasión humana y a la obra divina ya sea en forma positiva, neutral o negativa.
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martes, 12 de abril de 2016

No finjas amar; ama de veras. Aborrece lo malo. Ponte de parte del bien. Ámense con cariño y deléitense en el respeto mutuo … Nunca pagues mal con mal.

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6





DIVORCIO: UN PLAN DEL DIABLO


La gracia y la conducta humana

Sin gracia, las diferencias nos mueven a divorciarnos. Cuando actuamos con gracia, las diferencias nos instan a apoyarnos. La gracia es el lubricante que suaviza las fricciones de quienes aunque somos diferentes, hemos decidido amarnos.

La gracia es una de las características esenciales de la conducta divina. No podemos hablar de Dios sin hablar de su gracia. Todos estaremos de acuerdo, creo, si declaro que la gracia es una de aquellas virtudes que los seres humanos no podemos tener sin que Dios sea parte de nuestra vida. Esta tercera declaración es tan verdadera como las demás: una de las razones de la existencia de tantos conflictos en las relaciones humanas es la ausencia de gracia.

¿Qué es la gracia? La gracia se define como un favor inmerecido. Es un favor que nunca podríamos haber alcanzado por nosotros mismos, que no podemos comprar y que no tenemos ninguna posibilidad de pagar una vez que se nos ha otorgado. El término hebreo es chen y significa doblarse o inclinarse. En la gracia, el superior se inclina a mostrar bondad a un inferior cuando no existe obligación por parte del superior.

Si la gracia está presente, es imposible que los matrimonios se destruyan, que las iglesias se dividan y que exista abuso en las familias. No existiría divorcio, ni existiría persona en angustia que sea despreciada o se quede sin recibir ayuda si la gracia nos moviera.

Tal vez usted es uno de los que piensan que su matrimonio debe terminar y ha comprado un libro con esta temática para ver si encuentra consejos que le apoyen en su determinación o directrices para saber cómo realizarlo. Si ha pensado que esa es la forma de curar sus males, no ha entendido lo doloroso de la realidad del divorcio. La mayoría de los seres humanos somos más propensos a tener una actitud curativa en vez de preventiva. Nos preocupamos de nuestra salud cuando nos enfermamos y no antes. Muchos quieren cambiar cuando su cónyuge ya no acepta dar una nueva oportunidad fuera de todas las que ha dado. Y otros quieren entender más sobre el divorcio cuando ya lo han decidido, en vez de entenderlo y estudiarlo antes de decidirlo.

Una gran cantidad de cristianos prefieren tomar decisiones sin tener en cuenta seriamente el consejo de Dios. Sin embargo, después los vemos pedir perdón por su pecado y buscar ayuda para soportar las terribles consecuencias. ¿No podría evitarlo obedeciendo a Dios, rechazando la desobediencia, aunque nos cueste entenderlo y su consejo esté en contra de la lógica humana?

Si después de dar muchos pasos, pero no el debido, cree que su matrimonio debe terminar, usted es el que más me preocupa. Pretendo que tome una buena decisión. Si no tiene en cuenta todos los factores y no cuenta con suficientes elementos de juicio como para tomar la decisión más saludable, espero que este libro cambie su decisión. Anhelo que se sienta motivado a luchar hasta las últimas consecuencias por su matrimonio y determine investigar seriamente lo que Dios piensa de su situación. Le ruego que haga un serio análisis de su caso, que busque la orientación profesional necesaria y realice una comparación de su comportamiento y actitudes con las enseñanzas de la Palabra de Dios.

Mi deseo es que usted y su cónyuge aprendan a ser personas con gracia. Mi anhelo es que cada lector, en su propia situación, aprenda a vivir con gracia. Gracia para vivir en su relación matrimonial y evitar un divorcio, si ese es su caso. Gracia para aceptar y ministrar a quienes, debido al sufrimiento que experimentan a causa del divorcio, necesitan de la gracia de Dios. La necesitan para salir del estilo de vida destructivo que ha elegido posteriormente a su divorcio y para encauzar sus relaciones interpersonales al estilo de Jesucristo.

Vida con gracia versus vida sin gracia

Quizás considere una tarea imposible enmendar su matrimonio. Sin embargo, lo que es imposible para los hombres es posible para Dios. He aconsejado a decenas de matrimonios que se han odiado hasta la muerte y que han perdido toda esperanza, pero que por la gracia de Dios, un saludable proceso de consejería y su determinación de aplicar los principios de amor y respeto, han logrado normalizar la relación conyugal. Si actúa con gracia, le garantizo que sanar su matrimonio será mucho más fácil y dejará menos consecuencias que romperlo, aunque en este momento y en el estado emocional en que se encuentra le parezca una tarea imposible.

Del ejemplo divino he aprendido que cuando relacionarse con otro ser humano es imposible, la gracia lo hace posible. Dios no puede relacionarse con el pecador si no fuera por su gracia. Cuando Él nos mira, lo único que ve es enemistad, desobediencia. Dios ha comprobado que tenemos pecado, que no queremos acercarnos a Él, que lo despreciamos y maltratamos. Sabe que a pesar de todo lo bueno que Él ha sido con nosotros, hemos hecho lo malo. Lo triste es que ni siquiera tenemos la capacidad ni el poder de cambiar esa actitud porque somos pecadores y porque no hay nada en nosotros que nos motive a buscar a Dios ni a amarlo.

Quizás esto mismo sea lo que le ocurre a usted. A lo mejor esa es la forma en que ve a su cónyuge. Ha comprobado la enemistad, el pecado y el maltrato. Ha sentido el rechazo y está absolutamente convencido que no hay posibilidad de cambio. ¿Sabe qué hace posible que Dios se acerque a nosotros los pecadores? Solamente su gracia. ¿Sabe qué puede hacer posible que usted permita que su cónyuge se acerque? ¿Sabe qué puede permitirle que se decida a conceder otra oportunidad? Solamente la gracia.

Sin duda, tiene razón en muchas cosas. Su cónyuge lo ha herido, se siente traicionado o maltratado. Tal vez le han pasado por alto. Incluso, haciendo el bien ha recibido a cambio daños y desprecio. Esa es precisamente la forma en que el hombre ha tratado a Jesucristo. Sin embargo, Él por su gracia está listo a perdonarnos. Esto no significa que se deleite en nuestro comportamiento. Ni que condone nuestra maldad. Al contrario, con amor y autoridad nos aplica su disciplina, pero lo hace con gracia. ¿Qué serís de nosotros si no viviéramos bajo la gracia de Dios?

Frutos de la vida sin gracia

El problema que enfrentamos es la tendencia que tenemos a ser solo receptores de la gracia de Dios. Sin embargo, tenemos serios problemas para dispensarla. Nos cuesta ser instrumentos de gracia. El orgullo y el egoísmo batallan dentro de nosotros y nos impiden el flujo de la gracia. Si no vivimos con gracia, no podemos darle el golpe mortal al orgullo que es el principal instigador de la tendencia a compararnos y a controlar a los demás.

La mayoría de nosotros preferimos la rutina, lo previsible y los intereses comunes. No nos agradan mucho los que piensan differente ni los que tienen diferentes gustos. Cuando alguien hace cosas o actúa distinto a nosotros, tendemos a establecer comparaciones.

En la vida cristiana, la ausencia de gracia lleva al legalismo. De ahí que quien no tenga gracia querrá obligar a que la otra persona piense y actúe igual. Entonces, nuestra aceptacíon a otras personas dependerá de si tienen convicciones similares a las nuestras. Al legalismo le encanta la uniformidad, a la gracia le encanta la variedad.

En la vida conyugal la ausencia de gracia lleva a la tiranía o la rebelión. La tendencia a ponernos como modelo generalmente nos lleva a la crítica de las personas o a la competencia desleal con ellas.

La segunda consecuencia de la ausencia de gracia es la tendencia a controlar a los demás. Esto nos incita a manipular e intimidar a quienes se supone que debemos guiar, proteger y amar. Como resultado, las personas son inflexibles, impositivas, exigentes, pasan por alto los sentimientos y no satisfacen necesidades. Quieren hacer las cosas a su manera y quien se oponga sufrirá las consecuencias.

Las comparaciones para despreciar la variedad o las diferencias o las actitudes controladoras anulan la gracia. Si ambos cónyuges deciden vivir con gracia, sin importar la condición en que su relación conyugal se encuentre, arreglarla será más fácil y dejará menos consecuencias que destruirla. Si uno o ambos cónyuges miran su situación sin los lentes del arrepentimiento, del perdón y de la gracia, les parecerá que es una tarea imposible de lograr.

Creo que este es el momento preciso para hacer una pausa y hacer algunas preguntas que le motivarán a hacer un serio examen de la situación que vive.

Sí está sufriendo en su relación conyugal y no encuentra salida, ¿está dispuesto a comenzar a vivir con gracia? Si su cónyuge le está pidiendo una nueva oportunidad, ¿está listo a recibir asesoramiento profesional bíblico para aprender a dar una nueva oportunidad y aceptar el arrepentimiento? Si es cristiano o incluso un ministro del evangelio de la gracia, pero ha tenido una actitud legalista e inmisericorde coe los que viven la tragedia del divorcio, ¿está listo a ser un ministro de la gracia de Dios? ¿Está dispuesto a actuar con gracia y ayudar con amor en el proceso de quienes anhelan restauración?

Tal vez ya ha vivido gran parte del proceso de divorcio y su cónyuge lo ha abandonado. A lo mejor se encuentra en este momento sumido en la culpabilidad, la amargura o se niega a perdonar. Si ya terminó su matrimonio, ¿está listo a recibir liberación por la gracia de Dios? ¿Está preparado a aceptar la gracia de Dios y su perdón, a vivir con gracia, autoperdonarse y a perdonar?

Frutos de la vida con gracia

Si aprendemos a vivir y a manifestar la gracia de Dios, nuestras vidas nunca serán las mismas. No importa lo difícil de la situación matrimonial que la persona viva, si estamos dispuestos a vivir con gracia, todo puede cambiar. Nunca llegará el divorcio cuando dos cónyuges deciden abandonar su orgullo y egoísmo y tratarse con gracia y respeto mutuo.

Sin duda, cuando se llega a pensar en la posibilidad de un divorcio, existen suficientes razones como para buscar esta salida. A lo mejor está tratando de evitar la destrucción de su propia vida o la de su cónyuge. Tal vez por su mente estén pasando todas las razones que tiene para no seguir ni un día más en esa relación interpersonal. Ha comprobado que es una relación destructiva y lo único que siente es desprecio e incluso aversión hacia su cónyuge. Estando en ese estado lo único que ve acercarse es la destrucción mutua. ¿Cómo no pensarlo si se dan todos los elementos que facilitan la enemistad?

Recuerdo que en una de mis visitas a un circo quedé inmensamente impresionado con la actitud misericordiosa que demostraba un león cada vez que su domador se atrevía a meter la cabeza dentro de la boca de este impresionante animal. Eso es gracia. Cuando existen todos los motivos y se dan las condiciones ideales para actuar conforme a lo que sentimos, solo la gracia nos permite evitarlo. Cuando debemos perdonar más de lo que creemos tener capacidad, necesitamos gracia. Cuando creemos que debemos hacer lo que una persona no merece, a pesar de que nunca podrá pagarnos, necesitamos gracia.

Sin embargo, debido a que en un matrimonio se relacionan dos personas, no solo debemos reaccionar con gracia cuando la acción de la otra persona es tan mala que nos motiva a la venganza. También cada cónyuge tiene la responsabilidad de actuar con gracia. No solo esperar que respondan con gracia a nuestro mal comportamiento, sino que también debemos actuar con gracia para evitar que la persona se sienta motivada a reaccionar indebidadamente.

Cuando vivimos con gracia nuestras actitudes son diferentes. Solo así podemos comenzar a disfrutar una actitud positiva en vez de las actitudes negativas. Cuando vivimos con gracia dejamos de estar sumidos en la sospecha y la intolerancia. Aprendemos a vivir con confianza. Así nuestras relaciones interpersonales son saludables. La gracia elimina el virus del egoísmo y la enfermedad mortal llamada orgullo. Le aseguro que si se decide a vivir con gracia, toda su vida será diferente, incluyendo su relación matrimonial.

A medida que pasan los años y maduro en la vida cristiana, comprendo con más profundidad la gracia de Dios. A medida que me adentro en ella y la disfruto, más me doy cuenta de la inmensa necesidad que tenemos de la gracia. No solo para tener una relación adecuada con Dios, sino para que como consecuencia tengamos la opción de tener una debida relación con los seres humanos.

Es lamentable, pero a menudo rechazamos vivir con gracia porque es un golpe fatal al machismo y al feminismo. La gracia es un golpe destructor al orgullo y el egocentrismo. Nos obliga a poner los ojos, el corazón y los pensamientos en otros en vez de en nosotros. La gracia destruye el negativismo, aniquila la culpabilidad, barre con el desprecio y el abuso. La gracia abre las puertas del positivismo, del arrepentimiento, de la aceptación, el cariño y el aprecio que son indispensables para tener éxito en la relación matrimonial. Decidir vivir con gracia, determinar conservar el matrimonio aprendiendo ambos a vivir con gracia es el único antídoto de la resolución de separarse.

Por supuesto que esta no es una tarea fácil. Sin embargo, es imposible dispensar gracia si no hemos recibido la gracia de Dios. Necesitamos experimentar la gracia de Dios. Necesitemos acercarnos a Él, buscarle en oración, amarle de corazón, buscar en la Biblia su instrucción. Aprender a vivir con gracia es aprender a vivir como Dios nos manda.

Lo que Dios nos pide

En uno de los tratados doctrinales más completos, llamado la Epístola a los Romanos, se encuentran una serie de mandamientos que cuando se obedecen en la vida matrimonial, nos transformarían en los cónyuges más comprensivos de este mundo. ¿Cree que buscarían el divorcio si ambos vivieran bajo los siguiente principios?:

No finjas amar; ama de veras. Aborrece lo malo. Ponte de parte del bien. Ámense con cariño y deléitense en el respeto mutuo … Nunca pagues mal con mal. Actúa siempre honrada y limpiamente. No riñas con nadie. Procura en lo que te sea posible estar en paz con todo el mundo (Romanos 12:9–10, 17–18).

La gracia nos motiva a la aceptación. Nos permite aceptar las personas tal como son. Necesitamos la gracia de permitir que otros sean lo que Dios quiere que sean y no lo que nosotros queremos que sean. Necesitamos gracia para hacer lo que Dios quiere que hagamos y no lo que nosotros queremos hacer.

Los cónyuges viven en la gracia y actúan con gracia y aceptación cuando su cónyuge es importante y valioso. Cuando no imponen sus ideas y cuando permitimos que nuestro cónyuge se exprese con libertad y nos diga con franqueza sus sentimientos. A usted lo aceptan cuando puede decir lo que siente sin que lo ataquen.

Dos cónyuges dispuestos a obedecer a Dios por sobre sus sentimientos, un consejero dispuesto a seguir los principios de la Palabra de Dios para ayudar a quienes buscan restauración y un Dios capaz de hacer un milagro por sobre los conflictos, es la fórmula que se necesita para la restauración de un matrimonio a su plan original. Dios está dispuesto y los consejeros están al alcance. Mi pregunta es: ¿Tienen la firme determinación de hacer todos los esfuerzos que sean necesarios para sanar su relación conyugal y conservar sa matrimonio?
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