viernes, 27 de marzo de 2015

El hombre se evidencia como un ser físico, no es un robot, una estructura compuesta meramente de polvo y agua

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


 
 
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El concepto de la espiritualidad
La vida tal como la percibimos corporalmente se desenvuelve en un medio físico, el cual se experimenta a través del tacto, gusto, vista, oído y olfato. El tacto nos permite disfrutar de las texturas de las telas más finas, permitiéndonos asimismo evitar el contacto con un arbusto espinoso. El gusto brinda placer físico al paladar y nos advierte si el alimento está en mal estado. La vista estimula la vida con la percepción de la belleza y detecta obstáculos en nuestro camino. El sentido del oído nos transporta con música que eleva el espíritu y nos advierte acerca de peligros inminentes. El olfato nos atrae hacia la fragancia de la rosa y nos despierta repulsión por el olor del zorrino.
Estamos bien equipados para sobrevivir en el mundo físico en el cual nos encontramos y además, disfrutarlo. La estructura del cuerpo humano es notable, ya que contiene todos los sistemas necesarios para abastecer y mantener la vida corporal. Posee una increíble capacidad de adaptación a cambios climáticos, a dietas y a las distintas circunstancias. La concepción del cuerpo humano es totalmente asombrosa y resulta especialmente sorprendente al tomar en consideración los elementos comunes que lo componen.

Si bien el hombre se evidencia como un ser físico, no es ni un robot mecánico, ni una estructura compuesta meramente de polvo y agua. El hombre experimenta tanto placer como dolor; es capaz de amar y odiar, es atraído por una gran variedad de tentaciones que pueden llegar a controlar tanto su cuerpo como su mente. Ninguno de estos elementos coincide con la definición clásica de “racionalidad”, pero dan testimonio del hecho de que el hombre es un ser complejo, en donde confluyen tanto la mente como las sensaciones.

Las sensaciones, sus causas y orígenes, se encuentran más allá de toda comprensión humana. Las emociones y otros aspectos invisibles de nuestro ser atestiguan la presencia de algo que no puede explicarse en términos físicos. Cuando uno ama, experimenta emociones que no se encuentran en el terreno  de lo material. La  depresión puede ocasionarse debido a un desequilibrio químico que se produce dentro del cuerpo físico, pero el desánimo en mismo no puede verse a través de un microscopio. Cuando uno experimenta la muerte de un ser querido, entiende la diferencia inexplicable entre un cuerpo físico muerto y una persona viva.

Dentro de cada ser humano, se encuentran asimismo indicios de lo “espiritual”: …Al enfrentar la muerte, surge ante nuestros ojos la posibilidad de un reino espiritual…En lo profundo de nuestra desesperanza, es posible que un sentido de culpa debido a un acto pecaminoso, nos agobie…. Al observar el cielo estrellado, uno se pregunta: ¿quién creó todo esto?

¿Cómo se puede explicar la diferencia entre carne y espíritu? Esta inquietud supera lo que las palabras pueden aclarar, ya que ningún ser humano comprende en su totalidad la magnitud de ello. Simplemente sabemos que vivimos en un mundo en donde se entrecruzan la materia y el espíritu, lo visible y lo invisible, lo real y lo imaginario.

Razón y Fe

Ahora que ha decidido comenzar el viaje, a esta altura usted sólo ha acordado en explorar si la fe es o no racional.


El viaje comienza con el lado “racional” del hombre, porque el cerebro humano, dentro de nuestra persona nos conecta con las experiencias del mundo. El cerebro procesa información suministrada por los cinco sentidos. Controla la habilidad motriz y las emociones; nos permite aprender, evaluar y juzgar; es capaz de concebir planes creativos y a largo plazo. También permite retener y perfeccionar conocimientos prácticos de la vida; alberga a la conciencia y nos abre una ventana al mundo de lo invisible. La maravillosa mente humana provee la capacidad de percibir al mundo que rodea nuestra estructura física. Seguramente, aún queda mucho por aprender acerca del universo o simplemente está fuera de nuestro alcance. Si tenemos en cuenta que la mente humana es capaz de razonar acerca del plano físico, emocional y espiritual, es evidente que los pensamientos relacionados con estas cosas son “racionales”

Debemos admitir al tratar este punto, que nosotros como seres humanos, distinguimos entre la mente de un niño y la de un adulto, entre una mente saludable y una mente enferma y entre una conducta normal y otra anormal. Reconocemos muy bien las aberraciones en la mente de: un asesino reincidente, una persona mayor demente y del mentalmente inestable. Para nuestros fines, se supone que cuando hablamos de la razón y la fe, hablamos de una mente saludable. El fundamento de este estudio apunta a una búsqueda legítima de la espiritualidad que sólo una mente humana totalmente racional puede emprender. La mente consciente es la que determina si la búsqueda de la espiritualidad encierra algún mérito. De hecho, dicha decisión no determina el verdadero valor de lo espiritual, sino que determina la elección en pos de su búsqueda.

Si sabemos que, con la misma facilidad, una mente sana es capaz de comprender y responder al plano espiritual que a una percepción sensorial, entonces la idea de la “fe” en lo invisible no es irracional. En realidad, la fe depende de un proceso racional, si bien no puede definirse en el hombre como una creación del pensamiento racional.

a.   Racionalidad Humana. La palabra “Racional” sugiere el uso de la razón como una función. El significado esencial del término hace referencia a lo que la mente humana puede deducir. En consecuencia, la definición de racionalidad depende de un razonamiento circular, del criterio humano y de un sistema cerrado. En lo que respecta a la expresión “razonamiento circular”, el racionalismo asume que hay límites de información que el cerebro puede generar. La racionalidad se define frecuentemente al considerar estas propias limitaciones. La racionalidad requiere del criterio humano” en lo que respecta a qué es “razonable”. El criterio humano es el que decide qué estado de ánimo determina la cordura, la sensatez, la coherencia y la normalidad. El racionalismo funciona como un sistema cerrado” al admitir solamente categorías autoimpuestas de la realidad. Las preguntas que deberemos tener en cuenta al aplicar el pensamiento racional son las siguientes: ¿La concepción de la realidad supera los límites del cerebro? O bien, más allá del campo cerebral, ¿existe algún otro plano que el cerebro sólo puede imaginar?

El cerebro humano. El cerebro es el único órgano dentro de nuestro ser que nos permite percibir la realidad física y metafísica. Es el medio a través del cual uno asimila lo espiritual. Lo físico y lo metafísico no existen porque la mente humana los conciba. Se hallan fuera de la imaginación humana. El cerebro simplemente responde a una percepción de la realidad.

A simple vista, el cerebro humano posee una apariencia similar a otros órganos: el corazón, los pulmones o el riñón. Desde el punto de vista físico, no posee nada especial. Puede ser descripto y pueden llegar a proyectarse distintas teorías acerca de su función. No obstante, el cerebro en sigue siendo un misterio. Mientras el cuerpo humano esté con buena salud, funcionará. Cuando el cuerpo muere, el cerebro muere. Si entendemos o no lo anteriormente evaluado, el hombre es de por un ser racional.

Los límites de la razón. La racionalidad con frecuencia se describe como lo opuesto al fenómeno espiritual, como si el conocimiento o un estado de conciencia acerca de algo no existiese aparte de los cinco sentidos. Esta definición de “racionalidad” puede encontrarse en muchas disciplinas, incluyendo la ciencia, la antropología y las religiones comparadas. Los eruditos que aplican la teoría evolutiva a sus disciplinas tienden a eliminar el rol de Dios y explican la vida totalmente en términos físicos. Desde este punto de vista evolutivo, la existencia del mundo excluye a Dios del acto creativo y niega su intervención en los asuntos humanos. Asimismo, la concepción evolutiva del desarrollo de la civilización humana tiende a tratar los valores y la moral  como invenciones puramente humanas, surgidas de la necesidad de sobrevivir. De modo similar, el enfoque racionalista de la religión tiende a afirmar que las circunstancias dependen de los esfuerzos humanos por manejar los problemas inherentes al mundo físico. Y al actuar de ese modo, este tipo de pensamiento racionalista hace que lo espiritual se halle a merced de sus propias categorías preconcebidas. Por lo tanto, el intelecto intenta controlar lo espiritual. Y bien, el hombre se convierte en “dios”, al establecer las normas, controlar su propio destino y juzgar lo bueno y lo malo.



Un desafío al enfoque puramente racionalista (es decir, basado en la mente humana) puede lanzarse en forma de pregunta: ¿Cómo llegó el hombre hasta este punto? ¿Cómo se ganó el derecho de fijar normas para mismo y para todos los demás cuando en realidad no tiene el control sobre cuestiones de vida o muerte? Él no crea la vida, ni tampoco posee la capacidad de volverse inmortal. También se rinde ante los elementos materiales que limitan su entorno. El verdadero tema relativo a la racionalidad humana es el siguiente: ¿Es la mente humana la autoridad definitiva en lo que respecta a cuál es la auténtica realidad?
Hasta este punto, hemos solamente establecido que el hombre es un ser racional. Como tal, es capaz de tener sentimientos y emociones y de imaginar otro plano de fuerzas invisibles inteligentes. Él es, por lo tanto, capaz de abordar el mundo invisible, las emociones, las necesidades espirituales básicas, el aislamiento y la eternidad. Los pensamientos íntimos del hombre desafían la idea de que “¡todo lo que existe… es lo que ves!” Asimismo el universo físico continúa siendo un enigma que hace suponer la existencia de cierta influencia o intervención externa.


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jueves, 26 de marzo de 2015

La guerra celestial entre los ángeles buenos y los malos ya estaba en su apogeo antes de que Dios creara a Adán

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


 
 
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LA ÚLTIMA PALABRA DE DIOS SOBRE LOS ÁNGELES
La esfera doctrinal [ángeles y espíritus] a la cual tenemos que entrar y atravesar en esta sección es la más importante y difícil de todas las demás[…] Las Sagradas Escrituras nos dan bastante de qué pensar en cuanto al tema de los ángeles.
Karl Barth
Nuestro marco de referencia debe ser el de las Escrituras como nuestra suprema autoridad en esta materia.
Billy Graham
No estamos completamente seguros de cuándo ni aun el porqué Dios creó a los ángeles. Los ángeles no se mencionan en ninguna parte en los seis días de la creación en Génesis 1, a menos que estén de algún modo implicados en las «lumbreras en la expansión de los cielos» (Génesis 1:14–19). En Job, por ejemplo, el paralelismo de la poesía hebrea antigua presenta a los ángeles y las estrellas casi como sinónimos:
¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra?
Házmelo saber, si tienes inteligencia.
¿Quién ordenó sus medidas,
si lo sabes?
¿O quién extendió sobre ella cordel?
¿Sobre qué están fundadas sus bases?
¿O quién puso su piedra angular,
Cuando alababan todas las estrellas del alba,
Y se regocijaban todos los hijos de Dios?1
En realidad, los ángeles no son estrellas y estas no son ángeles, pero están muy cercanamente asociados unas con los otros en las antiguas porciones de la Biblia,2 lo cual sugiere que Dios creó a los ángeles, junto con las estrellas, en el cuarto día de la creación.
También es posible que Dios haya creado a los ángeles antes de la creación de los cielos y la tierra descrita en Génesis 1. La Biblia no nos dice nada de esto abiertamente, pero quizás lo da por sentado por la aparición de Satanás en el huerto del Edén. ¿Quién es ese ser maligno y cómo llegó hasta ahí? ¿Cuándo cayó de la gracia de Dios? ¿Qué hace el poder maligno en la tierra nueva y sin pecado de Dios? Algunos eruditos creen que determinados ángeles se crearon bastante antes de la creación en Génesis 1, cayeron de la gracia de Dios y más tarde descendieron a la tierra. Otros teólogos cristianos piensan que la caída de los ángeles quizás ocurrió en algún momento entre Génesis 2 y 3, entre la creación del ser humano y el encuentro con la serpiente en el huerto del Edén.
De cualquier modo, pareciera que la guerra celestial entre los ángeles buenos y los malos ya estaba en su apogeo antes de que Dios creara a Adán. El mandato en la creación fue, por ejemplo: Llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread, lo cual podría sugerir una batalla espiritual (Génesis 1:28). Sojuzgar y señorear sobre la tierra significa más que un simple cuidado y protección de los animales. Esto se vuelve pecaminosamente claro en Génesis 3, donde la serpiente, más que un animal cualquiera, desafía la autoridad de Dios en la nueva tierra.
Esta es la secuencia que yo sugiero sobre la historia primitiva: (1) Dios creó a los ángeles y a otras criaturas celestiales. Pero no sabemos exactamente cuándo. Pablo escribió en Colosenses 1:16: «Porque en Él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles[…] todo fue creado por medio de Él y para Él». (2) Algún tiempo más tarde (todavía no sabemos cuándo), Satanás, quien pudo haber comenzado su carrera como arcángel, condujo una rebelión celestial en contra de Dios. Y perdió. (3) Por último, Dios creó los cielos materiales y la tierra y todo lo que hay en ellos, incluyendo a los seres humanos. En algún punto de la historia (y tampoco sabemos cuándo sucedió), el diablo fue echado a la tierra. Por lo general, la Iglesia acepta esto, aunque muchos de los detalles no están tan claros en la Biblia como nos gustaría.
Apocalipsis 12:7–9 nos dice:
Después hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles; pero no prevalecieron, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo. Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él.
Está bien claro que esto ocurrió. Cuándo sucedió, no se sabe. No podemos estar seguros de que este pasaje describa un hecho pasado o futuro. Mientras que hay quienes creen que se trata de una regresión narrativa sobre la caída de Satanás antes de la creación, hay otros que sienten que este pasaje describe algo que ocurrirá poco antes del fin del mundo, sugiriendo que el poder de Satanás se desatará en la tierra en una furia sin precedente antes de la venida de Cristo (véase Apocalipsis 9:1–6).
Muchos estudiosos de la Biblia piensan que Isaías 14:12–15 podría ser un paralelo:
¡Cómo caíste del cielo,
oh Lucero, hijo de la mañana!
Cortado fuiste por tierra,
tú que debilitabas a las naciones.
Tú que decías en tu corazón:
Subiré al cielo; en lo alto,
junto a las estrellas [¿ángeles?] de Dios,
levantaré mi trono,
y en el monte del testimonio me sentaré
[referencia al monte del templo judío, Sion],
a los lados del norte;
sobre las alturas de las nubes subiré,
y seré semejante al Altísimo.
Mas tú derribado eres hasta el Seol [el lugar de
los muertos], a los lados del abismo.
En su contexto histórico, el pasaje que acaba de leer es un juicio profético en contra del rey de Babilonia. Aunque con frecuencia se entiende que tiene una aplicación más amplia sobre la caída llena de orgullo de Satanás. En La Biblia al día, una paráfrasis, la frase «Oh Lucero, hijo de la mañana» se traduce «Lucifer».3 Quizás Jesús hizo alusión a este texto del Antiguo Testamento cuando le dijo a sus discípulos: «Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará» (Lucas 10:18–19).
Y Apocalipsis 9:1–2 usa unas figuras similares. «El quinto ángel [de juicio] tocó la trompeta, y vi una estrella4 que cayó del cielo a la tierra; y se le [Satanás] dio la llave del pozo del abismo [otra palabra para infierno]. Y abrió el pozo del abismo, y subió humo del pozo como humo de un gran horno».
De manera que la Biblia no nos dice, especial y directamente, cuándo creó Dios a los ángeles ni cuándo fue que los ángeles malignos cayeron del cielo. Pero esto sí sabemos: Dios es creador de todas las cosas, incluyendo a los ángeles, y en algún momento de la historia, muchos de esos ángeles se volvieron malos.
Orígenes, uno de los «padres» más conocido de la iglesia primitiva, no ocultó su perplejidad acerca de algunas de estas preguntas: «Esto también es parte de las enseñanzas de la Iglesia, de que hay ciertos ángeles de Dios y ciertas buenas influencias, los cuales son sus siervos realizando la salvación de los seres humanos. Sin embargo, cuándo se crearon estos [ángeles], o cuál es su naturaleza, o cómo es que existen, no está claramente revelado».5
Los primeros ángeles buenos aparecen en Génesis 3. Después que Dios echa al ser humano del Edén: «Puso al oriente del huerto de Edén querubines [varios ángeles especiales6], y una espada encendida que se revolvía por todos lados, para guardar el camino del árbol de la vida» (Génesis 3:24). Billy Graham resume el papel de los ángeles buenos de la siguiente manera:
¿Ha visto usted o se ha encontrado usted con uno de esos seres superiores llamados ángeles? Son mensajeros de Dios cuya principal tarea es cumplir las órdenes de Dios en este mundo. Les ha dado el cargo de embajadores. Les ha conferido dignidad de santos diputados para que realicen obras de justicia. De esta forma ayudan a su Creador en la tarea de regir soberanamente el universo. Por tanto les ha otorgado la capacidad de llevar la santa empresa a una feliz conclusión.7
TÉRMINOS USADOS EN LA BIBLIA PARA LOS ÁNGELES
Quizás la mejor manera de entender a los ángeles es revisando algunas de las diferentes palabras usadas para «ángel» en los testamentos hebreo y griego de la Biblia. La palabra en castellano «ángel» se deriva de angelos, un término griego usado casi doscientas veces en el Nuevo Testamento el cual significa, en su forma simple, «mensajero».
En el mundo helenístico, existente antes de la historia del Nuevo Testamento, el término tenía muy poca significación religiosa y el papel del angelos humano era bastante simple: daba mensajes, respondía preguntas, esperaba recibir un pago por sus servicios y recibía la protección de los dioses. El antiguo angelos humano podía también ser un diplomático, que hacía tratos y despachaba comunicados oficiales. En la antigua Grecia, a los filósofos, y a veces hasta a las aves, se les refería como angeloi.8
La idea central en el Nuevo Testamento es que angeloi (la forma plural de angelos) eran seres divinos celestiales con un mensaje de Dios. Por lo general, este concepto en el Nuevo Testamento se toma de la idea judía acerca de los ángeles en el Antiguo Testamento: «Los ángeles son representantes del mundo celestial y son los mensajeros de Dios. Cuando aparecen, el mundo sobrenatural irrumpe en el nuestro».9
En el Antiguo Testamento, malak es el término usado con mayor frecuencia para referirse a los ángeles. Así como angelos, también significa mensajero o representante. La palabra trabajo o negocio en hebreo es malaka y malukut significa mensaje (véase Hageo 1:13). Malaquías, uno de los profetas del Antiguo Testamento, es un nombre que significa «mi mensajero».
«Mensajero» es la traducción (pero no el significado) de malak. Para nosotros, la palabra «mensajero» tiene poco significado comparado con su importancia en el mundo antiguo. Debido a que la comunicación era tan difícil, a veces tomaba semanas entregar un mensaje (antes no tenían teléfonos ni máquinas de fax), el mensajero a veces tenía que hablar y aun hasta mediar en nombre de quien lo había enviado.
Esto se ilustra en Génesis 44. A José, uno de los doce hijos de Jacob, sus hermanos lo vendieron como esclavo. Sorprendentemente, José termina siendo príncipe de Egipto. Cuando una terrible hambruna amenazó toda la región, los hostiles hermanos de José se aventuran a Egipto en busca de comida, sólo para descubrir que su hermano menor se ha convertido en un prominente oficial del gobierno. Al principio, los hermanos no reconocieron a José, aunque él sí los reconoció. Al hablar egipcio fluidamente, José se mantuvo de incógnito y por razones que nunca se explican en la Biblia, trata a sus hermanos con dureza. (Cuando uno lee la historia, da la impresión de que en verdad no las tenía todas con ellos.)
Poco antes de descubrir su verdadera identidad, José envía a sus hermanos de vuelta a casa, con sus animales cargados de comida. Pero con un astuto plan de arrestarlos, José esconde su copa de plata en la bolsa de viaje del menor. Cuando el siervo descubre la copa «robada», uno de los hermanos, Judá, negocia desesperadamente con el siervo, «el mensajero» que representa a José. En realidad, Judá rogaba por la vida de Benjamín. Era como si el siervo-mensajero y su señor, José, fueran uno.
En Génesis 24, Abraham envía a su siervo-mensajero a otro país a buscar esposa para su hijo Isaac. ¿Se puede imaginar a su padre enviando a un secretario de viaje a California o a Nueva York para buscarle una pareja?
La palabra «mensajero» tenía mucho más significado en la cultura antigua del que tiene ahora. En el mundo griego no cristiano, por ejemplo: «Dependían mucho del mensajero, era visto como alguien que estaba bajo protección especial de los dioses, lo cual no sólo significaba que hacer daño al mensajero se consideraba como un acto que atentaba contra los dioses, sino que también denotaba que el mensajero veía su tarea como algo divino[…] Muy poco de esto se encuentra implicado en nuestra palabra “mensajero”».10
Si alguien me llegase a preguntar si alguna vez he visto a un ángel, me temo que no podría dar una respuesta satisfactoria. Pero si me fuesen a preguntar que si alguna vez he visto a un mensajero de Dios, la respuesta sería un enfático e inequívoco: «¡Sí, lo he visto!»
Claus Westerman
Así, en su actividad más simple, los ángeles son mensajeros. San Agustín escribió:
Los ángeles son espíritus, pero no porque sean espíritus es que son ángeles. Se vuelven ángeles cuando son enviados, pues el nombre ángel se refiere a su oficio no a su naturaleza. Me pregunta el nombre de esta naturaleza, es espíritu; pregunta por su oficio, es el de un ángel (i.e., mensajero). En tanto que exista, un ángel es espíritu; en tanto que actúe, es un ángel.11
Forrester Church lo expresa de la siguiente manera: «Recuerde, los ángeles son tanto los mensajeros de Dios como el mensaje de Dios, testimonios para la eternidad en tiempo, para la presencia de la divinidad en medio de lo ordinario. Cada momento de cada día se complica por sus huellas».12
Los ángeles están al constante servicio de Dios. Pueden aparecer, literalmente, trayendo algún mensaje de aliento o dirección. O pueden venir de incógnito, «ángeles inesperados», como a veces se traduce. O, ¡quizás simplemente usted tuvo un día bueno y no está seguro por qué!
¿CUÁNTOS ÁNGELES HAY?
Sólo podemos imaginar cuántos ángeles hay. Algunas personas han tratado de suponerlo con precisión. Algunos místico del siglo catorce llegaron a la suma exacta (301,655,722) empleando cálculos elaborados, pero oscuros. Especulaciones excéntricas como esta rigieron los estudios teológicos durante los siglos de la Edad Media. Algunos de los primeros luteranos, en una obra llamada Theatrium Diabolorum,13 estimaron que había 2,500 millones de diablos, un número que más tarde se elevó a 10 billones.14
Millones de criaturas espirituales caminan en la tierra sin ser
vistas, cuando estamos despiertos y cuando dormimos.
Milton, El paraíso perdido, IV
La Biblia, al igual que todo lo demás que dice acerca de los ángeles, revela el número de seres celestiales sólo hablando en términos generales. Cuando están a punto de arrestarlo, Jesús anuncia que, si así lo quisiera, podría llamar a doce legiones de ángeles que fueran en su ayuda (Mateo 26:53). En el tiempo de Augusto César, una legión comprendía cerca de seis mil hombres, de manera que Jesús hablaba de varias decenas de miles de seres angélicos.
En Deuteronomio 33:2, Moisés canta:
Jehová vino de Sinaí,
Y de Seir les esclareció;
Resplandeció desde el monte de Parán,
Y vino de entre diez millares de santos.
Judas 14 nos da un indicio de las multitudes de ángeles que acompañarán el advenimiento del Señor: «He aquí, vino el Señor con sus santas decenas de millares».
Y en el último libro de la Biblia, Juan ve y escucha «la voz de muchos ángeles alrededor del trono[…] y su número era millones de millones» (Apocalipsis 5:11).
ORGANIZACIÓN ANGÉLICA
Los ángeles se describen comúnmente como multitudes, pero eso no significa que no tengan un sistema. De nuevo, aunque la Biblia virtualmente permanece callada respecto a los arreglos del cielo, esto no ha desanimado a los teólogos especuladores, quizás les podríamos llamar «angeleólogos», quienes han jerarquizado a los seres celestiales en elaborados esquemas.
En La jerarquía celestial, Dionisio, quien escribió en el siglo sexto, hiló la tela especulativa del orden angélico con un detalle extraordinario, un organigrama que llegó a verse con gran autoridad.
Los católicos pueden trazar su angeleología a partir de Tomás de Aquino, cuyas ideas acerca de los ángeles recibieron una gran influencia de Dionisio. Mortimer Adler, editor general de la Enciclopedia Británica y autor de una docena de libros, resume y simplifica el esquema de Dionisio:
La sociedad o comunidad de ángeles se dividió en tres jerarquía, y en cada una había tres coros u órdenes de ángeles; en la primera y más alta jerarquía estaban los serafines, querubines y tronos en orden descendente; en la segunda jerarquía, la media, estaban los dominios, virtudes y poderes; en la tercera y más baja jerarquía estaban los principados, arcángeles y ángeles.
Expresado en los términos más simples, el orden descendente de las jerarquías, y de los tres coros en cada una, consistía en los grados de perfección de las criaturas: los serafines representaban el grado más alto de perfección entre las criaturas de Dios y los ángeles simples la más baja. La perfección a la cual se referían no era moral, sino metafísica, una perfección en el modo de ser.15
Los libros de Billy Graham son fundamentalmente bíblicos y confiables. Sugiere, basando sus ideas en Colosenses 1:16 y en otros pasajes de la Biblia, la siguiente organización angélica: arcángeles, ángeles, serafines, querubines, principados, autoridades, potestades, poderes, tronos y dominios.16 Pablo escribe en el pasaje de Colosenses: «Porque en Él [Cristo] fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades».
Este versículo se refiere primordialmente a la autoridad de Cristo sobre los reinos de este mundo; pero más que eso, se puede referir a los principados y poderes de las tinieblas que influyen sobre esos reinos. Pablo afirma en otra de sus cartas: «Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes» (Efesios 6:12).
Estos pasajes nos dicen que en verdad hay jerarquías celestiales, pero no se aclara si estas oficinas celestiales son de ángeles de luz o de tinieblas. Es imposible determinar estos rangos con certeza, pues varios versículos de la Biblia usan diferentes términos para las huestes angélicas en diferente orden.
El teólogo C. Fred Dickason menciona que hay «suficiente evidencia como para decir que existen rangos distintos y graduales, pero no hay suficiente evidencia como para hacer una comparación completa o un organigrama».17 San Agustín reconoce, hablando del rango y orden social de los ángeles, lo siguiente: «Dejemos a quienes son capaces que contesten estas preguntas, si es que pueden probar que sus respuestas son ciertas; porque en lo que a mí respecta, confieso mi ignorancia».18
Sabemos con certeza un par de cosas acerca de los rangos angélicos: primera, de acuerdo a los capítulos uno y dos de Hebreos los ángeles tienen un rango mucho más bajo que Dios el Padre y su Hijo, Jesús; y segunda, de acuerdo al Salmo 8:5, los seres humanos somos «poco menor que los ángeles».19
MI ÚLTIMA PALABRA RESPECTO A LA ÚLTIMA PALABRA DE DIOS ACERCA DE LOS ÁNGELES
En resumen, Dios creó a los ángeles, incontables millares de ellos, en algún momento anterior a la creación del universo. En esa bruma anterior al tiempo, se libró una guerra en los cielos que provocó la expulsión de Satanás y sus ángeles. Los seres humanos fueron creados a la imagen de Dios, un poco menor que los ángeles. Por lo general, los mensajeros de la Palabra de Dios son los ángeles buenos que sirven a Dios y a su pueblo, mientras que los ángeles malos simplemente están al servicio de Satanás y sus propósitos. Y los ángeles en ambos reinos, de la luz y las tinieblas, están gobernados por rangos y órdenes.
Pero, ¿cómo son los ángeles? En los dos capítulos siguientes pintaremos un retrato de los ángeles y así daremos un vistazo más cercano a las labores a las que se dedican.
1 Job 38:4–7, cursivas añadidas. Este «poema» es un ejemplo de un tipo de paralelismo hebreo, el cual sugiere que las ideas paralelas en cada una de las oraciones de repetición son mutuamente inclusivas. Las estrellas y los ángeles también están implicados en Salmos 103:20–21; 148:2–5; y Apocalipsis 1:20.
2 Colin Brown, The Theological Wordbook of the Old Testament, Three Volumes [El libro de palabras teológicas del Antiguo Testamento, Tres volúmenes], Zondervan, Grand Rapids, MI, 1981, vol. 1, pp. 101–2, indica que la creencia popular en los ángeles se incrementó en el judaísmo tardío. «Los ángeles», escribe, «representaban la omnisapiencia y omnipresencia de Jehová, formaban su corte y asistentes, y eran sus mensajeros. Estaban relacionados con las estrellas, los elementos, fenómenos naturales y poderes, los cuales gobernaban como representantes de Dios» (cursivas añadidas).
3 El significado de este texto se debate acaloradamente. En realidad, este es el único lugar en la Biblia donde aparece el nombre «Lucifer». En ninguna otra parte se le asigna a Satanás ese nombre. Satanás se le llama «la serpiente», «el diablo», «el dragón», «el destructor», pero no «Lucifer». No obstante, muchos estudiantes de la Biblia, en los cuales me incluyo, basados en similitudes en Ezequiel 28:11–19, Lucas 10:18, Apocalipsis 9:1–6, y 12:7–9, creen que este pasaje es una referencia directa a Satanás y a su caída del cielo.
4 Aquí está otro versículo que sugiere una relación entre ángeles y estrellas.
5 Brown, vol. 1, p. 102.
6 Rob van der Hart, The Theology of Ángeles and Devils [La teología de ángeles y diablos], Fides Publishers, Notre Dame, IN, 1972, p. 23.
7 Graham, p. 30.
8 Collin Brown, vol. 1, p. 101.
9 Brown, vol. 1, p. 102.
10 Rob van der Hart, p. 23.
11 Sermón sobre el Salmo 103.
12 Forrester Church, Entertaining Ángeles: A Guide to Heaven for Atheists and True Believers [Hospedando ángeles: una guía al cielo para ateos y creyentes verdaderos], Harper & Row, San Francisco, 1987, p. 35.
13 Lo que significa, sencillamente, «teatro (o mundo) de diablos».
14 Gustav Davison, A Dictionary of Ángeles [Un Diccionario de ángeles], The Free Press, New York, 1969, pp. xiii–xiv.
15 Adler, p. 45.
16 Graham, p. 57.
17 Dickason, Ángeles [Ángeles], p. 87.
18 Philip Schaff y Henry Wace, eds., A Select Library of Nicene and Post-Nicene Fathers of the Christian Church, Series 1 [Una biblioteca selecta Nicena y Posnicena de los padres de la iglesia cristiana, serie 1], Eerdmans, Grand Rapids, MI, vol. 3, p. 256.
19 La palabra traducida «ángeles» en la versión Reina Valera es la palabra hebrea elohim que quiere decir Dios. Es evidente por el contexto, y por muchas otras citas bíblicas, que esta palabra no se puede traducir «Dios» de manera apropiada en este versículo.

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miércoles, 25 de marzo de 2015

Cuando la Biblia habla de que la Escritura es provechosa para enseñar, significa que es útil

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6



 
 
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El uso cuádruple de las Escrituras

Cuando la Biblia habla de que la Escritura es provechosa para enseñar, significa que es útil. “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia” (2 Timoteo 3:16). Ya que las Escrituras han sido dadas para estos propósitos distintos, usted debe volverse competente en estas cuatro aplicaciones. El proceso de la formación bíblica del niño implica el uso de estas cuatro actividades distintas. Como puede ver, la crianza bíblica no es sólo una responsabilidad, es también una habilidad que debe ser desarrollada. Esto nos lleva al tercer recurso necesario para producir madurez cristiana en su niño: el tiempo.

Se requiere de tiempo para desarrollar la habilidad de la crianza bíblica. Se requiere tiempo para dejar todo lo que esté haciendo y tomar su Biblia para enseñar, redargüir, corregir e instruir a sus hijos, tiempo en el que tal vez usted prefiera hacer otra cosa. Y sobre todo, se necesita tiempo para que sus hijos crezcan.

No existe la madurez instantánea. No existe pastilla que pueda darle, o escuela a donde los pueda enviar, no hay polvo que pueda transformar sus pequeños corazones rebeldes en corazones obedientes y así llevarlos a la madurez. La madurez cuesta tiempo.


Santificación progresiva

Otro término para el proceso por el cual los cristianos se transforman a la imagen de Cristo es llamado santificación progresiva. Se llama “progresiva” porque ocurre continuamente a través de nuestras vidas en vez de instantáneamente (en un momento en el tiempo). El Espíritu Santo es el agente principal que santifica, que trabaja en el corazón de todos los creyentes para que sean más semejantes a Cristo. Pero Él lo hace por medio de la Palabra. Una persona sencillamente no puede cambiar de forma agradable a Dios si está separada de la Palabra. El Espíritu Santo ha de tener el arma más efectiva (La Espada del Espíritu) si ha de cambiarte a ti y a tus hijos. Como la regeneración, la santificación es un acto de Dios. Pero a diferencia de la regeneración, es un acto de Dios que requiere de su cooperación. La manera más importante de cooperar con Él es llevar la Biblia en su corazón. Luego como padre, debe cooperar con el trabajo de Dios en la vida de su hijo llevando la Biblia al corazón de él o ella.

He conocido un impresionante número de cristianos que creen que pueden crecer en gracia alejados de un tiempo regular y continuo con la Palabra (es decir, lectura de la Biblia, estudio, memorización, meditación y un activo escuchar de predicaciones bíblicas). A riesgo de exagerar el argumento, permítame decirlo de esta manera: No importa el tiempo que usted dedica a orar o ayunar, o a estar en comunión con otros cristianos, en ministrar o testificar a los demás; si usted no dedica tiempo a la Palabra de Dios (o para ser más exactos, si la Palabra de Dios no habita ricamente en usted), usted está en efecto encadenando al Espíritu Santo. No es que Él no pueda trabajar sin su cooperación. Más bien lo que sucede es que Él no ha prometido trabajar independientemente de Su Palabra.

“Que el Espíritu Santo actúa a través de la Biblia es… confirmado en el hecho de que aquello que la Biblia dice que hace, es lo mismo que el Espíritu Santo dice que hace. Por ejemplo, cada una de las cuatro funciones de la Escritura (mostradas en la lista a continuación) se dice que también son realizadas por el Espíritu Santo en los versos agregados::

      1.      “Enseñar”: compare Juan 2:25 (la “unción” habla del Espíritu Santo).

      2.      “Redargüir”: compare Juan 16:7–11.

      3.      “Corregir”: compare Gálatas 6:1; 5:22, 23.

      4.      “Instruir en justicia”: compare Gálatas 5:16–18; Romanos 6–8.

En cada caso el Espíritu obra por medio de la Palabra.”

Una indicación de que el Espíritu obra por medio de la Palabra puede verse comparando el lenguaje en dos pasajes paralelos de la Escritura. En Efesios 5:18 se nos manda, “No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; [la cual llevará a la desintegración de nuestra vida], antes bien sed llenos del Espíritu.” Este verso es seguido por una serie de instrucciones generales y otras dirigidas a personas específicas. Estas instrucciones y directivas surgen del mandamiento inicial a ser llenos del Espíritu. Estas mismas instrucciones se pueden encontrar casi textualmente en el libro de Colosenses (3:16) donde no están asociados con el Espíritu, sino con la Palabra. “La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros” (La tabla de la página 16 le ayudará a hacer su propio análisis verso por verso de ambos pasajes.) Además de demostrar la estrecha relación entre el Espíritu y La Palabra, la similitud entre estos dos pasajes también nos da conocimiento en cuanto a los medios por los cuales Él nos llena. En la medida en que una persona permite a la Palabra de Dios llenar su corazón, así el Espíritu llena su vida.

Así que si usted quiere que sus hijos sean salvos, santificados y llenos del Espíritu, debe invertir tiempo (de manera adelantada) en instruirlos con las Escrituras. Recuerde, el fruto del Espíritu no crece de la noche a la mañana sino que se desarrolla gradualmente a medida que se alimenta con la Palabra de Dios. Como veremos en las siguientes páginas, según la Biblia, su trabajo es marcar profundamente las Sagradas Escrituras en el corazón de sus hijos, las cuales pueden hacerles sabios para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús.

 Efesios
 Colosenses
 5:18 “antes bien sed llenos del Espíritu”
 3:16 “La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros”
 5:19, 20 “hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones; dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.”
 3:16, 17 “enseñándoos y exhortándoos unos a otros entoda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor [con] salmos [e] himnos [y] cánticos espirituales.” Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.
 5:22 “Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor;”
 3:18 “Casadas, estad sujetas a vuestros maridos, como conviene en el Señor”
 5:25 “Maridos, amada a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella”
 3:19 “Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas.”
 6:1 “Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo.”
 3:20 “Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, porque esto agrada al Señor.”
 6:4 “Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.”
 3:21“Padres, no exasperéis a vuestros hijos, para que no se desalienten.”
 6:5–8 “Siervos, obedeced a vuestros amos terrenals con temor y temblor, con sencillez de vuestro, como a Cristo; 6 no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino como siervos de Cristo, de corazón haciendo la voluntad de Dios; 7 sirviendo de buena voluntad, como al Señor y no a los hombres, sabiendo que el bien que cada uno hiciere, ése recibirá del Señor, sea siervo o sea libre.”
 3:22–24 “Siervos, obedeced en todo a vuestros amos terrenales, no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino con corazón sincero, temiendo a Dios. 23 Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; 24 sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís.”
 6:9 “Y vosotros, amos, haced con ellos lo mismo, dejando las amenazas, sabiendo que el Señor de ellos y vuestro está en los cielos, y que para él no hay acepción de persona.”
 4:1 “Amos, haced lo que es justo y recto con vuestros siervos, sabiendo que también vosotros tenéis un Amo en los cielos.”


   “A los niños debe enseñárseles desde temprana edad la importancia de la verdad de la Palabra de Dios. Se debe enseñar desde el principio que existe un Dios; que es un Ser de infinito poder y sabiduría, conocimiento y bondad, justicia, misericordia y verdad, Dios en tres personas; que debe ser amado con todo el corazón, y obedecerle en todo con todo respeto; que su ley es santa, justa y buena; que toda la humanidad es por naturaleza pecadora, y está expuesta a la destrucción eterna; que Dios ha dado libremente a su Hijo para morir por los pecadores, y traer justicia eterna para su justificación; que todo el mundo debe inmediatamente arrepentirse y abrazar al Salvador; que todos los inconversos rechazan la misericordia de Dios y continuarán rechazándola para su ruina eterna; y que todo aquel que sea renovado y entregue su vida a Dios será perdonado y santificado, y finalmente recibirá el honor, gloria y la inmortalidad.
   “Esta y otras verdades del evangelio conectadas a estas deben ser enseñadas a nuestros niños con diligencia y fidelidad. Son verdades que conciernen a su salvación eterna. No somos quién para decir que los niños no puedan entenderlas; ya que se ha encontrado por experiencia placentera, que si se usan los medios adecuados, los niños han de tener desde temprana edad tanto conocimiento de la verdad divina que será del mayor beneficio en sus vidas futuras.”
 Samuel Worcester, D.D., Octubre 1811
 
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