... El que tiene este cargo, ha de ser irreprensible, debe ser apto para enseñar; no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6
LA GUERRA INVISIBLE
OBJETIVOS:
Al concluir este estudio serás capaz de:
Escribir el versículo llave de memoria.
Demostrar entendimiento de los reinos espiritual y natural.
Definir la palabra “rey”.
Definir la palabra “reino”.
Identificar los dos reinos espirituales.
Determinar a cuál reino tú perteneces.
Identificar las fuerzas espirituales del bien.
Identificar las fuerzas espirituales del mal.
Explicar qué se entiende por “guerra espiritual”.
Identificar la razón para la guerra invisible.
Identificar el principio básico del entendimiento de la guerra espiritual.
VERSÍCULO LLAVE DE LAS CLÁUSULAS DE LA GUERRA: “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra
principados, contra potestades, contra los gobernadores de las
tinieblas de este mundo, contra huestes espirituales de maldad
en las regiones celestes” (Efesios 6:12). Existe una gran guerra que está
siendo librada en el mundo hoy. No es un conflicto entre naciones, tribus o líderes de
gobierno. No es una rebelión o un golpe de estado. Es una batalla invisible que tiene
lugar en el mundo del espíritu. Este estudio trata acerca de la guerra invisible en la que cada creyente está comprometido.
Es una guerra en la que ninguno usa uniforme, pero en la cual cada uno es un blanco.
El registro histórico y profético de esta guerra está contenido en la Palabra de Dios, la
Biblia. LOS REINOS NATURAL Y ESPIRITUAL Para entender esta guerra invisible, primero debes entender los mundos natural y
espiritual. El hombre existe en dos mundos: el mundo natural y el mundo espiritual.
El mundo natural es el que puede ser visto, sentido, tocado, escuchado, o tanteado. Es
tangible y visible. El país, la nación, ciudad o villa en la cual vives es parte del mundo
natural. Eres un residente en el mundo natural localizado en uno de los continentes
visibles del mundo. Puedes ver la gente que es parte de tu ambiente. Puedes
comunicarte con ellos. Puedes experimentar los paisajes, sonidos, y olores alrededor
de ti.
Pero existe otro mundo en el cual tú vives. Ese mundo es un mundo espiritual. No
puedes verlo con tus ojos físicos, pero es tan real como el mundo natural en el que
vives.
Pablo habla de esta división entre lo natural y lo espiritual:
“Hay cuerpos celestiales y cuerpos terrenales” (1 Corintios
15:40).
Todos los hombres tienen un cuerpo natural que vive en el mundo natural. Pero el
hombre es también un ser espiritual con un alma eterna y espíritu. El hombre es
cuerpo, alma y espíritu. Tu ser espiritual (alma y espíritu) es parte del mundo
espiritual así como tu cuerpo natural es parte del mundo natural.
DISCERNIMIENTO ESPIRITUAL
Puesto que la guerra espiritual es justo eso... espiritual... debe ser entendida con una
mente espiritual. En nuestro estado natural de pecado, nosotros no podemos entender
las cosas espirituales:
“Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del
Espíritu de Dios, porque para él son locura; y no las puede
entender, porque se han de discernir espiritualmente” (1
Corintios 2:14).
Es necesario usar “discernimiento espiritual” para entender las cosas espirituales.
Quizás uno de los mejores ejemplos de discernimiento natural y espiritual está
registrado en 2Reyes 6. Registra la historia de una batalla natural en la cual
tropas de la enemiga nación de Siria habían rodeado un pequeño pueblo llamado
Dotán donde el profeta Eliseo se estaba quedando. Cuando el siervo de Eliseo, Giezi,
vio el gran ejército del enemigo sintió temor. Eliseo oró para que Dios abriera los ojos
espirituales de Giezi para que él pudiera ver las huestes espirituales que los rodeaban
y los protegían.
En esta ocasión, Dios abrió los ojos espirituales de Giezi y le permitió
ver visiblemente las fuerzas superiores de Dios alistadas para la batalla.
La historia de esta batalla en Dotán es similar a las condiciones espirituales en la
Iglesia.
Hay algunos, como Eliseo, que ven claramente dentro del reino del espíritu.
Ellos saben que hay un conflicto que está ocurriendo, han identificado al enemigo, y
reconocido las grandes fuerzas de Dios que aseguran la victoria. Hay otros como Giezi,
que con un poco de aliento, serán capaces de abrir sus ojos espirituales y no serán
más temerosos o derrotados por el enemigo. Pero tristemente, hay muchas personas
quienes, como aquellos en la ciudad de Dotán, están durmiendo espiritualmente. Ellos
no saben incluso que el enemigo los ha rodeado y está posicionado para el ataque.
DOS REINOS ESPIRITUALES
Dentro de los reinos natural y espiritual de los cuales estamos hablando existen reinos
separados que están gobernados por líderes naturales y espirituales.
REINOS NATURALES:
Todos los hombres viven en un reino natural de este mundo. Ellos viven en una ciudad
o en un pueblo el cual es parte de una nación. Esa nación es un reino del mundo. Un
reino natural es un territorio o pueblo sobre el cual un rey o líder político es el
gobernante soberano. La Biblia habla de estos reinos naturales como los “reinos del
mundo”. Los reinos del mundo han venido a estar bajo el poder y la influencia de
Satanás:
“Otra vez lo llevó [a Jesús] el diablo a un monte muy alto y le
mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos,9 y le
dijo: —Todo esto te daré, si postrado me adoras” (Mateo 4:8-
9).
1 Juan 5:19 tristemente nos recuerda que “ el mundo entero está bajo el control del
maligno”. REINOS ESPIRITUALES: En adición a los reinos naturales de este mundo hay dos reinos espirituales:
El Reino
de Satanás y
El Reino de Dios.
Cada persona viva es una residente de uno de estos dos
reinos. El Reino de Satanás consiste:
De Satanás,
Seres espirituales llamados demonios, y
Todos los hombres que viven en pecado y rebelión a la Palabra de Dios.
Éstos, junto
con el mundo y la carne, son las fuerzas espirituales del mal que obran en el mundo
hoy. El Reino de Dios consiste de:
Dios el Padre,
Jesucristo,
El Espíritu Santo,
Seres
espirituales llamados ángeles, y
Todos los hombres que viven en justa obediencia a la
Palabra de Dios.
Éstas son las fuerzas espirituales del bien.
El Reino de Dios no es un iglesia denominacional. Las denominaciones son
organizaciones de hechura humana de grupos de iglesias. Han sido establecidas con
propósitos prácticos de organización y administración. Las denominaciones son
organizaciones como los Bautistas, Asambleas de Dios, Metodistas, Luteranos, etc. La
Biblia nos habla de la verdadera Iglesia la cual no es una denominación u organización
religiosa. La verdadera Iglesia está compuesta de todos aquellos que se han convertido
en residentes del Reino de Dios. En el tiempo presente en el mundo natural, el Reino de Dios existe individualmente
dentro de cada hombre, mujer, niño o niña que haya hecho a Jesús el Rey de su vida. Existe comunitariamente en la verdadera iglesia y dondequiera que las personas hagan
de este mundo el tipo de mundo que Dios quiere que sea. En el futuro, habrá una
manifestación visible del Reino de Dios. LA GUERRA INVISIBLE
La guerra espiritual invisible es una batalla que envuelve a todos los hombres y
mujeres. Puesto que el Reino de Satanás es un reino espiritual...
“...porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra
principados, contra potestades, contra los gobernadores de las
tinieblas de este mundo, contra huestes espirituales de maldad
en las regiones celestes” (Efesios 6:12).
La guerra espiritual no es una batalla natural entre la sangre y la carne. No es una
batalla del hombre contra el hombre. No es una batalla visible. Es un conflicto invisible
en el mundo del espíritu. Es una batalla dentro y alrededor del hombre. No es una
guerra visible porque los espíritus están involucrados y aprendemos de Lucas 24:39
que un espíritu no tiene carne ni huesos.
La guerra espiritual es “multidimensional”, lo cual significa que es librada en diferentes
dimensiones. Es...
Una batalla social entre el creyente y el mundo: Juan 15:18-27
Una batalla personal entre la carne y el espíritu: Gálatas 5:16-26
Una batalla supernatural entre el creyente y los poderes sobrenaturales
malignos: Efesios 6:10-27
Toda persona viva está comprometida en esta guerra, se de cuenta o no. No hay
campo neutro. Los no creyentes están bajo el yugo del mal y han sido llevados
cautivos por las fuerzas del enemigo. Son víctimas de la guerra. Los creyentes han sido librados del enemigo mediante Jesucristo y son victoriosos,
pero están todavía comprometidos en la guerra. El versículo llave de este capítulo
indica que nosotros (todos los creyentes) combatimos contra fuerzas espirituales
malignas.
“Combatir” implica contacto personal cercano. Ninguno está exento de esta batalla.
Ninguno puede verla desde la distancia. Estás en el medio del conflicto ya sea que lo
reconozcas o no. Si no lo reconoces será mejor... estás equivocado. La guerra del
cristiano nunca cesa.
DONDE LA BATALLA HACE FUROR
La guerra invisible está siendo librada en la tierra:
“El ladrón [Satanás] no viene [a la tierra] sino para hurtar,
matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que
la tengan en abundancia” (Juan 10:10).
Satanás lucha para mantener el control de los reinos del mundo. Él no quiere que
estén bajo la autoridad de Dios. La batalla también se efectúa dentro de los corazones,
mentes, y almas de los hombres y mujeres. Satanás ciega las mentes de los no
creyentes y ataca a los creyentes en las áreas de adoración, Palabra, su caminar
diario, y en su trabajo para Dios.
CÓMO COMENZÓ LA BATALLA
La guerra invisible comenzó en el cielo con un ángel llamado Lucifer que fue
originalmente un hermoso ángel creado por Dios y era parte del Reino de Dios.
Lucifer
decidió que quería tomar el control del Reino de Dios. Puedes leer de su rebelión en
Isaías 14:12-17 y en Ezequiel 28:12-19. Un grupo de ángeles se unió a Lucifer (ahora llamado Satanás)
en su rebelión. Lucifer y los ángeles rebeldes fueron expulsados del cielo por Dios.
Ellos formaron su propio reino sobre la tierra:
“Entonces hubo una guerra en el cielo: Miguel y sus ángeles
luchaban contra el dragón [Satanás]. Luchaban el dragón y sus
ángeles” (Apocalipsis 12:7).
“Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que
se llama Diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero. Fue
arrojado a la tierra y sus ángeles fueron arrojados con él”
(Apocalipsis 12:9).
Lucifer llegó a ser conocido como Satanás y los ángeles que lo siguieron en su rebelión
como demonios. Los espíritus demoníacos pueden entrar, atormentar, controlar, y
usar a los humanos que pertenecen al Reino de Satanás. Ellos motivan actos malignos
que son realizados por hombres y mujeres. Satanás dirige a sus demonios en sus
actividades malignas. Él combina estas fuerzas poderosas con el mundo y la carne
para batallar contra todo el género humano.
RAZONES DETRÁS DEL CONFLICTO
El hombre fue originalmente creado a la imagen de Dios y para la gloria de Dios
(Génesis capítulo 2). La guerra invisible contra el hombre comenzó con la primera
tentación en el jardín del Edén (Génesis capítulo 3). Satanás hizo pecar a Adán y Eva.
Esto resultó en que todo el género humano heredaría la naturaleza pecaminosa y
realizara actos individuales de pecado conforme a esta naturaleza:
“Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre y
por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los
hombres, por cuanto todos pecaron” (Romanos 5:12).
También resultó en la guerra invisible entre el hombre y las fuerzas del mal:
“Pondré enemistad entre ti [Satanás] y la mujer [género
humano], y entre tu simiente [las fuerzas del mal] y la simiente
suya [las fuerzas del bien representadas por el Señor
Jesucristo]...” (Génesis 3:15).
A causa del pecado, el hombre fue separado de Dios y condenado a la muerte. Pero
Dios amó al hombre tanto que ideó un plan especial para salvarlo del pecado:
“De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo
unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino
que tenga vida eterna. Dios no envió a su Hijo al mundo para
condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él”
(Juan 3:16-17).
El propósito de este curso es que la Iglesia de Cristo aprenda y reflexione sobre el mensaje dado por este Profeta al reino del norte, y evite las consecuencias desastrosas que ellos sufrieron por abandonar a Dios. La expresión: “Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento”, nos lleva a pedira cada miembro de la iglesia que aprenda, enseñe y viva los mandamientos de Dios; por ello recomendamos la memorización del decálogo durante este tiempo de estudio. Oseas vivió la experiencia de lanzar el mensaje de Dios al reino del norte con la esperanza de que éste se arrepintiera y comprendiera cuánto le amaba el Señor. El libro de Oseas se denomina así por el nombre del profeta que lo escribió.
Óseas es el primero de los doce profetas menores. Se llaman "menores" no
porque sean de menor importancia que los profetas mayores, sino porque sus
libros son más cortos. Muchos escritores antiguos hebreos y cristianos
consideraban los escritos de los profetas menores como un solo libro. En vista
de que la época abarcada por estos profetas se parece a la nuestra en su
espíritu materialista y comercial, y por sus males sociales, estos libros
tienen un mensaje definido e importante para nosotros hoy. El nombre Óseas (Heb. Hoshea') es una forma abreviada del Heb. Hosha'eyah
(Jer 42: 1; 43: 2), que significa "Yahweh ha salvado". 2. Paternidad literaria.- No se sabe nada más de la historia de la familia de Óseas que lo que se dice en
los versículos con que comienza su profecía. El nombre del padre del profeta,
Beeri (Heb. Be'eri, "mi pozo"), no revela la tribu a la cual pertenecía Óseas. No sabemos nada de los acontecimientos de los últimos días de Óseas, ni del
lugar ni el tiempo de su muerte. Sin embargo, la evidencia interna aclara que
Óseas pertenecía al reino del norte, Israel, y que allí ejerció su ministerio. 3. Marco histórico.- Los reinados durante los cuales Óseas profetizó están ubicados, según la
cronología de este Comentario, como
sigue (los años son a. C.):
Uzías (790- 739),
Jotam (750-731),
Acaz (735-715) y
Ezequías (729-686),
reyes de Judá; y
Jeroboam II (793-753), rey de Israel.
Óseas debe haber empezado su ministerio mucho antes de 753 a. C., y tuvo que
haber continuado en actividad hasta algún tiempo después de 729 a. C. Vivió en el período más tenebroso de la historia del reino de Israel,
precisamente antes de que la nación fuera llevada al cautiverio por Asiria.
Como el libro de Óseas no hace mención ninguna de este acontecimiento, es
probable que fuera escrito antes de la ruina final del reino del norte. En los
días de Jeroboam II, Israel prosperó materialmente y progresó más que en
cualquier otro tiempo desde los reinados de David y Salomón (ver com. Ose. 2:
8). Sus límites por el norte eran casi tan extensos como los que existieron en
los días de aquellos reyes (2 Rey. 14: 25, 28). Sin embargo, esta gloria externa sólo hacía destacar más la decadencia moral
interior y la declinación espiritual del pueblo. La anarquía política y la
falta de gobierno caracterizaron esos tiempos. Hubo reyes que ascendieron al
trono después de matar a sus predecesores, y a su vez ellos fueron asesinados.
Salum asesinó a 910
Zacarías, y Manahem asesinó a Salum,
Peka asesinó a Pekaía,
hijo de Manahem; y
Óseas, el último rey de Israel, asesinó a Peka.
Posiblemente por esta anarquía vergonzosa que se produjo después de Jeroboam
II, éste solo es mencionado por Óseas, y sus sucesores son omitidos (Ose. 1: 1); o posiblemente el profeta se fue al sur, a Judá,
después del reinado de Jeroboam. Oseas se refiere varias veces al culto idolátrico al becerro levantado por
Jeroboam I (1 Rey. 12), como causa principal de la impiedad de Israel. Este
culto al becerro quizá preparó el camino más tarde para un culto más cruento y
más inhumano que se ofrecía en honor de Baal y Astoret: la espantosa
abominación del sacrificio de niños y la inexplicable degradación de una
desenfrenada sensualidad. Oseas vivió en el tiempo de la cosecha de esta mala siembra. La adoración a la
criatura desplazó la adoración al Creador. Ningún mandamiento del verdadero
Dios era obedecido. Prevalecían la falta de honradez, la desconfianza mutua y
la falsedad frente a Dios y al hombre. En los prósperos días de Jeroboam II se
derramaba sangre en abundancia, y se estimulaba el lujo en todas sus formas.
Por regla general, se pervertía injusticia y se oprimía a los pobres. El
adulterio era una práctica religiosa. Todos los niveles sociales se habían
corrompido y la blasfemia y el escepticismo caracterizaban a la corte real.
Los sacerdotes, entregados enteramente a la idolatría, se unían con el pueblo
en su pecaminosidad, y aumentaban la corrupción que imperaba en el país. Oseas fue llamado por Dios para que se opusiera a esa inundación de maldad del
reino del norte, y para que levantara diques de reprensión, condenación y
súplica: de súplica basada en el eterno amor de Dios por sus hijos
descarriados. Pero los ruegos de Óseas no fueron escuchados por un pueblo
apóstata. La impía nación impenitente e inconversa, se aferró a su rebelde
conducta, y fue llevada al cruel cautiverio del yugo asirio. Óseas dio el
último mensaje de Dios al reino del norte antes de su caída en 723/722 a. C. 4. Tema.- El tema predominante del libro de Óseas es el amor de Dios para con su pueblo
extraviado. Las experiencias por las cuales pasó el profeta en su vida
familiar y los sentimientos de su propio corazón para con su esposa infiel, le
dieron una idea de las profundidades insondables del amor del Padre para su
pueblo. La terrible maldad del reino del norte aparece aún más tenebrosa a la luz de
ese amor divino, y Óseas de ninguna manera disculpa al pueblo por su conducta.
El profeta también describe con tonos lóbregos los terribles castigos que
caerían sobre Jerusalén si persistía en su impiedad. Estas amonestaciones no
son amenazas, sino declaraciones de hechos que muestran que el castigo sigue
ineludiblemente al pecado. Sin embargo, en todo lo que escribe Óseas expresa el
tierno amor de Dios para con su pueblo descarriado. El libro está lleno de
exhortaciones al arrepentimiento y mensajes de esperanza para los que quisieran
volver a su Padre amante. 5. Bosquejo.- I. Sobrescrito, Oseas 1: 1. II. La relación de Dios con Israel simbolizada por la relación de Óseas
con su propia familia, Oseas 1: 2 a Oseas 3: 5. A. La infidelidad de Israel simbolizada por la familia del profeta, Oseas 1:
2-9. 1. Casamiento de Óseas, Oseas 1: 2-3. 2. Nacimiento de Jezreel, Oseas 1: 4-5. 3. Nacimiento de Lo-ruhama, Oseas 1: 6-7. 4. Nacimiento de Lo-ammi, Oseas 1: 8-9. B. Promesa de que Dios aceptaría a Israel en el futuro, Oseas 1: 10 a Oseas 2: 1. C. La idolatría de Israel comparada con la infidelidad de Gomer, 2:
2-13. D. El amor de Óseas por Gomer, y el amor de Dios para con Israel, Oseas 2:
14-23. E. El regreso de Gomer a Óseas, y el regreso de Israel a Dios, Oseas 3: 1-5. III. La condición de impiedad de Israel y la certeza del castigo, Oseas 4: 1 a Oseas 10:
15. A. La acusación de perversidad, Oseas 4: 1 a Oseas 7: 16 1. Impiedad del pueblo en conjunto, Oseas 4: 1-19. 2. Impiedad de sacerdotes y gobernantes, Oseas 5:1-15. 3. Exhortación al arrepentimiento, Oseas 6: 1 - 11. 4. Perversidad de la casa real, Oseas 7: 1-16. B. El castigo sobre la nación, Oseas 8: 1 a Oseas 10: 15. 1. La trágica cosecha de depender neciamente de Asiria, Oseas 8: 1-14. 2. Exilio a Asiria y disminución de la población, Oseas 9: 1-17. 3. El lugar de culto devastado y el reino destruido, Oseas 10: 1-15. IV. Resumen del trato de Dios con Israel, Oseas 11: 1 a Oseas 14: 9. A. La misericordia de Dios y su amor para Israel, Oseas 11: 1-11 B. La ingratitud e impiedad de Efraín contrastadas con el caso de
Jacob, Oseas 11: 12 a Oseas 12: 14. C. El castigo divino sobre Efraín, Oseas 13: 1-16. D. La súplica para regresar y la promesa de plena redención, Oseas 14: 1-9.