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sábado, 30 de julio de 2016

Si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos... sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




FUERTES Y DÉBILES EN LA FE



  CONVIVIENDO CON DIFERENTES GRADOS DE MADUREZ ESPIRITUAL

Nos cuesta aceptar que en las iglesias locales tenemos que convivir con hermanos que tienen diferentes grados de madurez espiritual.

Nadie cree que Pablo, al escribir esta parte práctica de su carta, lo hiciera para ayudar a resolver algún grave problema de la iglesia de Roma que hubiera llegado a sus oídos. Más bien se piensa que lo escribió motivado en su experiencia con otras iglesias que conocía a fondo por haberlas fundado él mismo.

Cuando escribió su carta a los romanos estaba viviendo en la ciudad de Corinto. En su carta a Corinto había abordado un tema que tiene afinidad con las situaciones aludidas acá.

En 1 Co. 8 trata la solución de problemas surgidos porque algunos hermanos comían carne que, según algunos, había sido previamente sacrificada a los ídolos.

Los temas mencionados en Romanos se refieren a si los judíos convertidos debían o podían conservar la práctica de guardar ciertos días de fiesta como algo especial, o si podían comer ciertas carnes o debían abstenerse, haciendo un régimen puramente vegetariano.

En el contexto actual, algunos de estos distingos pueden parecernos triviales. A veces no entendemos que las situaciones mencionadas son sólo ejemplos de muchas otras que van surgiendo en las iglesias locales con el transcurso del tiempo y con la variación de distintos entornos culturales.

En nuestro tiempo los “grandes” temas de debate, a veces alcanzan a dividir iglesias individuales o causan separación de denominaciones que formaban parte de un mismo grupo. Y estos temas de debate son, por ejemplo, si se puede acompañar las canciones de adoración con una batería, o la cantidad de decibelios a que debe salir la música de los equipos de sonido, o si se puede subir al púlpito a predicar sin saco y sin corbata, o si una dama cristiana puede o no ir a los cultos con pantalones, o si se puede aplaudir durante las canciones de alabanza al Señor. Hasta es posible que algunos se sonrían de que publiquemos estas “tonteras”, mientras que otros se escandalicen por considerar que son más serias de lo que nosotros les atribuimos ser.

¿Qué conclusiones sacaremos si buscamos la orientación que Pablo da en su carta con referencia al tratamiento de casos de este tipo, que no son cuestiones de doctrina?

   1. Pablo no define las situaciones planteadas en un sentido o en otro (Romanos 14:1–12).

1 Recibid al débil en la fe, pero no para contender sobre opiniones. 
2 Porque uno cree que se ha de comer de todo; otro, que es débil, come legumbres. 
3 El que come, no menosprecie al que no come, y el que no come, no juzgue al que come;          porque Dios le ha recibido. 
4 ¿Tú quién eres, que juzgas al criado ajeno? Para su propio Señor está en pie, o cae; pero      estará firme, porque poderoso es el Señor para hacerle estar firme. 
5 Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté                 plenamente convencido en su propia mente. 
6 El que hace caso del día, lo hace para el Señor; y el que no hace caso del día, para el              Señor no lo hace. El que come, para el Señor come, porque da gracias a Dios; y el que no      come, para el Señor no come, y da gracias a Dios.
7 Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí. 
8 Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea    que vivamos, o que muramos, del Señor somos. 
9 Porque Cristo para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así de los muertos    como de los que viven. 
10 Pero tú, ¿por qué juzgas a tú hermano? O tú también, ¿por qué menosprecias a tu                  hermano? Porque todos compareceremos ante el tribunal de Cristo. 
11 Porque escrito está: vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla, y toda              lengua confesará a Dios. 
12 De manera que cada una de nosotros dará a Dios cuenta de sí.

En lugar de dar definiciones, Pablo ofrece ciertos principios.

  a.      Recibid al débil en la fe, pero no para contender sobre opiniones (Romanos 14:1, 2)

Debemos reconocer que existe la variedad. “Uno cree que se ha de comer de todo; otro que es débil, come legumbres” (Romanos 14:2).

Al decir esto, ha planteado una distinción dentro de la familia de la fe. Hay un cristiano al que considera “fuerte”, porque tiene tal libertad en Cristo, que no está atado a escrúpulos que eran propios de una cultura religiosa que la sola fe en Cristo había dejado completamente atrás. Hay otro cristiano, que es tan cristiano como el primero, pero que mantiene su conciencia atada a ciertas normas que había aprendido en su práctica religiosa anterior.

 Pablo llama a este cristiano “débil”. Su debilidad es que se priva de comer carne y como sólo legumbres no por problemas de salud, sino por problemas de conciencia. Digamos, de paso, que posiblemente todos somos “débiles” con respecto a algunas cuestiones y “fuertes” con respecto a otras, lo que hace que necesitemos comprender, pero al mismo tiempo ser comprendidos.

El que come, puede ahora sentirse superior al que no come. El ha sido llamado “fuerte” y el otro ha sido llamado “débil”. ¿Cuál sería nuestra reacción si estamos del lado del “fuerte”? Casi con seguridad pensaríamos: ‘Este otro hermano no sabe mucho de esto, es débil, y en consecuencia deberá adaptarse a lo que creemos los que somos fuertes, pues por algo lo somos.’

¿Pero qué pensaría el débil? Tal vez razonaría así: ‘Ese hermano fuerte no se da cuenta de que la conciencia existe para algo; tendrá más experiencia que yo, pero en esto de comer de todo está completamente equivocado.’

¿Cuál es la definición de Pablo? Ninguna; al menos en el sentido de que no le da la razón a ninguno. Al fuerte le dice que “no menosprecie al que no come” (al débil). Y al débil le dice “que no juzgue al que come” (al fuerte). ¿Cuál es el argumento de Pablo para cada uno de ellos? El mismo: “Dios le ha recibido” (Romanos 14:3). Ha recibido a los dos, tanto al débil como al fuerte. Si ambos están en pie de igualdad frente a Dios, el otro está en pie de igualdad frente a mí y yo estoy en pie de igualdad frente al otro. ¿A qué viene entonces la discusión? Cuando miramos el problema desde el punto de vista que está planteado, la discusión resulta innecesaria y dañina.

Cuando Pablo les señala a los fuertes “recibid al débil en la fe” (Romanos 14:1), enseguida hace la aclaración de que no deben recibido para “contender sobre opiniones”. No se trata de asuntos esenciales. Se trata de opiniones diferentes sobre asuntos opinables, aunque a cada uno le parezca que su opinión es la única valedera.

  b.      No menosprecie al otro; no lo juzgue; Dios lo ha recibido (a ambos) (Romanos 14:3)

i) No hay derecho sobre el criado o esclavo, pues ya tiene dueño (Romanos 14:4). Ahora Pablo se dirige a los dos, al fuerte y al débil, y efectúa una argumentación basada en la figura de la esclavitud existente cuando escribió: la del mercado de esclavos. El “criado ajeno” es un esclavo al servicio del dueño en las tareas de la casa. ¿Quién podía sentirse con derecho a juzgar a ese criado si ya tenía un dueño que no admitiría que nadie interfiriera con las órdenes que él le daba?

ii) Para su señor está en pie o cae (Romanos 14:4). El único que puede juzgar su conducta es su amo, su señor. Está en pie, es decir, resulta aprobado; o cae, es decir, no satisface a su dueño por lo que hace. En la aplicación se transfiere la acción del señor, dueño del esclavo, al Señor, dueño de la vida de los que ha redimido y dice de esta última relación: “poderoso es el Señor para hacerle estar firme”. La ilustración es del mercado de esclavos, pero la aplicación es para la iglesia de Cristo, en la cual El—y no otro—es el Señor, el que preservará a los suyos para que se desarrollen y permanezcan firmes en la fe.

iii) Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente (Romanos 14:5). No se trata de adoptar diferentes puntos de vista basados en simpatías personales o adhesiones a mayorías o minorías, basadas en distintas razones. Lo que se está tratando acá no es de qué color deben pintarse las paredes del templo, en lo cual podemos tener opiniones cambiantes. Los temas referidos están relacionados con la conciencia espiritual de lo que es bueno o de lo que es malo. No se gana nada “convenciendo” a otro para tener una supuesta “uniformidad”. En alguna iglesia se podría convencer, presionar y hasta ayudar al vegetariano a comer un poco de carne, aunque sea para probarla, pero si su conciencia no ha sido tocada por Dios en ese punto, en lugar de ayudar a ese hermano, se lo estaría haciendo pecar.

iv) “Ninguno vive para sí, y ninguno muere para sí” (Romanos 14:6–8). Desde que somos esclavos de Jesucristo, nuestras conductas ya no pueden ser independientes. Lo que hacemos o no hacemos, en razón de la conciencia, está directamente ligado al Señor. Se hace para El o no se hace para El (Romanos 14:6).

La razón es siempre la misma. El Señor es nuestro amo, nuestro dueño. El nos compró con el precio de su sangre, y nos compró para que seamos suyos. Ni siquiera nuestra vida o nuestra muerte son independientes del Señor (Romanos 14:7). “Sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos” (Romanos 14:8). No se trata de resolver el problema del momento. No se refiere a un hecho meramente puntual. Pertenecemos a nuestro Amo, Dueño y Señor, para siempre.

v) Cristo es nuestro Amo por un acto deliberado de su voluntad (Romanos 14:9). “Cristo para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor …” Señor de los creyentes que vivimos en esta esfera terrenal, y Señor de los creyentes que ya han muerto y cuyos espíritus están en su presencia consoladora, mientras sus cuerpos aguardan que huyan las sombras en la resurrección previa al arrebatamiento.

vi) Entonces, ¿por qué el débil juzga, y el fuerte menosprecia? (Romanos 14:10). Ninguna de las dos actitudes tiene sentido a la luz del hecho de que tanto el uno como el otro, así como cada uno de nosotros, deberemos comparecer ante el tribunal de Cristo (2 Co. 5:1–10).

vii) Todos adoraremos y confesaremos al mismo Señor (Romanos 14:11,12). Si esto será inevitable y gloriosamente así en el futuro, debemos vivir ahora en armonía con nuestros hermaos con los cuales nos diferenciamos por distintos escrúpulos de conciencia. Si hacemos esto, estaremos agradando al Señor.

    2.      Si hemos entendido lo anterior, debemos tomar decisiones concretas (Romanos 14:13–23)

Romanos 14:
13 Así que, ya no nos juzguemos más los unos a los otros, sino más bien decidid no poner              tropiezo a ocasión de caer al hermano. 
14 Yo sé, y confío en el Señor Jesús, que nada es inmundo en sí mismo; mas para el que piensa      que algo es inmundo, para él lo es. 
15 Pero si por causes de la comida tu hermano es contristado, ye no andas conforme al amor.        No hagas que por la comida tuya se pierda aquel por quien Cristo murió. 
16 No sea, pues, vituperado vuestro bien; 17porque el reino de Dios no es comida ni bebida,          sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo. 
18 Porque el que en esto sirve a Cristo, agrada a Dios, y es aprobado por los hombres. 
19 Así que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación. 
20 No destruyas la obra de Dios por causes de la comida. Todas las cosas a la verdad son              limpias; pero es malo que el hombre haga tropezar a otros con lo que come. 
21 Bueno es no comer carne, ni beber vino, ni nada en que tu hermano tropiece, o se ofenda, o      se debilite. 
22¿Tienes tú fe? Tenla para contigo delante de Dios. Bienaventurado el que no se condena a sí      mismo en lo que aprueba. 
23 Pero el que duda sobre lo que come, es condenado, porque no lo hace con fe; y todo lo que        no proviene de fe, es pecado.

  a.      No juzgar más los unos a los otros (Romanos 14:13)

Ahora se juntan las expresiones que antes eran distintivas. Antes se hablaba de juzgar, por parte de uno; y menospreciar, por parte de otro. El menosprecio es también una forma de juzgar, que tiene el sentido de “condenar” lo que el otro hace. Juzgar podría significar poner tropiezo u ocasión de caer al hermano.

  b.      Aplicar el amor cuando no es conveniente usar la libertad (Romanos 14:14–18).

Yo puedo tener la libertad de dormir con una ventana abierta, pero si mi esposa está enferma y puede perjudicarse, mi libertad, sin sufrir menoscabo, podrá dar lugar al amor y privarse momentáneamente del aire fresco. Al hacerlo así, yo mismo me beneficio pues, si presiono sobre mi libertad y mi esposa empeora, yo mismo sufriré por su falta de salud.

Reflexionemos en qué consiste el reino de Dios, el gobierno de Dios sobre nuestra vida. No se trata de que comamos o no ciertas cosas. En cambio sí tiene que ver con la justicia práctica en la vida, con la paz y con el gozo en el Espíritu Santo. Estas bendiciones las disfrutamos plenamente cuando agradamos a Dios y a la vez a nuestros hermanos. Servimos así a Cristo y somos aprobados por los hombres.

  c.      Sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación (Romanos 14:19)

La iglesia no es para que nosotros nos edifiquemos en forma aislada. Es para la edificación conjunta. Es un edificio espiritual bien planeado y trabado, donde cada uno tiene su lugar. Es un cuerpo bien articulado, donde cada miembro cumple una función en bien de los demás miembros, y donde recibe bendición de los otros (Ef. 4; 1 Co. 12).

  d.      La comida y otros temas de divergencia tienen importancia relativa (Romanos 14:20)

No debemos permitir que asuntos personales destruyan la obra de Dios. Algo que es bueno para nosotros puede ser causa de tropiezo a otros. Nuestra actitud debe ser de abstención a fin de evitar ese mal mayor que el no uso de nuestra libertad.

  e.      No siempre lo bueno es hacer las cosas en que tenemos libertad (Romanos 14: 21)

Lo bueno es que nuestras actitudes no hagan tropezar, ofender o debilitar al hermano débil.

  f.      Entonces, ¿dónde queda la fe de los fuertes en su libertad? (Romanos 14:22)

En casos en que puede dañar a otros que no tienen esa fe, debe quedar en nosotros y delante de Dios. Evitaremos así ser juzgados en el tribunal de Cristo.

  g.      ¿Qué pasa si le débil que duda, finalmente come, o hace otra cosa? (Romanos 14:23)

Si lo hace movido por la presión de otros, peca al comer o hacer otra cosa, pues lo que no se hace en fe resulta ser pecado para el que lo hace (Romanos 14:15). Es la misma conclusión de que si el débil considera que algo limpio es inmundo, para él llega a ser inmundo (Romanos 14:14).
Aclaramos que este tema no termina en este capítulo, sino que se extiende hasta Romanos 15:1–7.

  BOSQUEJO ROMANOS 14:1–23

Débiles y fuertes

  A.      Aprendiendo a convivir con diferentes grados de madurez

    1.  Pablo no define las situaciones planteadas en un sentido o en otro (Romanos 14:1–12)
      a.      “Recibid al débil en la fe, pero no para contender sobre opiniones” (Romanos 14:1,2)
      b.      No menosprecie al otro; no lo juzgue; Dios lo ha recibido (a ambos) (Romanos 14:3)
         i)      No hay derecho sobre el criado o esclavo, pues ya tiene dueño (Romanos 14:4)
         ii)      Para su señor está en pie o cae (Romanos 14:4)
         iii)      Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente (Romanos 14:5)
         iv)      “Ninguno vive para sí, y ninguno muere para sí” (Romanos 14:6–8)
         v)      Cristo es nuestro Amo por un acto deliberado de su voluntad (Romanos 14:9)
         vi)      Entonces, ¿por qué el débil juzga, y el fuerte menosprecia? (Romanos 14:10)
         vii)      Todos adoraremos y confesaremos al mismo Señor (Romanos 14:11, 12)

    2.  Si entendimos lo anterior, tomemos decisiones concretas (Romanos 14:13–23)
      a.      No juzgar más los unos a los otros (Romanos 14:13)
      b.      Aplicar el amor cuando no es conveniente usar la libertad (Romanos 14:14–18)
      c.      Seguir lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación (Romanos 14:19)
      d.      La comida y otros temas de divergencia tienen importancia relativa (Romanos 14:20)
      e.      No siempre lo bueno es hacer las cosas en que tenemos libertad (Romanos 14:21)
      f.      Entonces, ¿dónde queda la fe de los fuertes en su libertad? (Romanos 14:22)
      g.      ¿Qué pasa si el débil que duda, finalmente come, o hace otra cosa? (Romanos 14:23)

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