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miércoles, 25 de noviembre de 2015

Sus aros eran altos y espantosos, y llenos de ojos alrededor en las cuatro. Y cuando los seres vivientes andaban, las ruedas andaban junto a ellos; y cuando los seres vivientes se levantaban de la tierra, las ruedas se levantaban.

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6







¿OVNIS TRAEN SERES DE OTROS MUNDOS?

ARCÁNGELES, BESTIAS Y OVNIS
Y sus aros eran altos y espantosos, y llenos de ojos alrededor en las cuatro. Y cuando los seres vivientes andaban, las ruedas andaban junto a ellos; y cuando los seres vivientes se levantaban de la tierra, las ruedas se levantaban.
Ezequiel 1:18–19
Ángeles extraños e insólitos. La Biblia está llena de ellos. Es más, la Biblia describe a los ángeles de manera muy diferente a la que típicamente imaginamos. En el Antiguo Testamento, por ejemplo, una buena cantidad de los pasajes sobre los ángeles hablan acerca del «ángel de Jehová».
EL ÁNGEL DEL SEÑOR

¿Quién es este misterioso visitante que aparece con tanta frecuencia a mujeres y hombres en el antiguo Israel? Una de las narraciones más sobresalientes la encontramos en Éxodo 3 en la historia de la zarza ardiente.
Moisés apacentaba las ovejas de su suegro, Jetro. También atendía sus negocios. Sin duda, no andaba en busca de ángeles mientras conducía las ovejas a la parte más retirada del desierto, Horeb, la montaña de Dios.
De repente, en un hecho bastante curioso, «se le apareció el Ángel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza; y él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía» (Éxodo 3:2, cursivas añadidas). Entonces hizo lo que la mayoría habríamos hecho. Se dijo: «¡Qué cosa tan extraña! Voy a ver por qué este arbusto no se quema» (Éxodo 3:3, parafraseado).
El relato, por supuesto, es acerca de cómo Dios llama a Moisés para ser el gran libertador del pueblo judío, el que lo sacaría de la opresión de la esclavitud de Egipto. También es, en segundo lugar, acerca de cómo Dios nos habla de maneras insólitas. En este caso, Dios se revela a través de «el Ángel de Jehová», su mensajero, el mal’akh Yahweh en hebreo.
¿Quién era este ser? ¿Acaso era Dios mismo? Si así fuera, ¿por qué la Biblia lo llama ángel? Pero si no era sólo un ángel, ¿por qué tal parece que presenta al «Ángel de Jehová» como Dios mismo? En Éxodo 3:4, por ejemplo: «Viendo Jehová que él iba a ver, lo llamó Dios de en medio de la zarza, y dijo: ¡Moisés, Moisés!»
Supongo que esto puede explicarse por el simple hecho de que los ángeles están tan cerca de Dios, y lo representan de manera tan directa y precisa, que es fácil confundir al ángel de Jehová con Dios mismo. En otras palabras, el ángel de Jehová realmente era un ángel. Así opinaban los judíos antiguos, quienes se referían al ángel de Jehová como «el ángel de su faz» y «la imagen del Dios invisible». Una afirmación del Talmud, el libro judío de religión más antiguo, declara: «El Ángel de Jehová está unido con el supremo Dios por la naturaleza de unidad».
Siguiendo esta tradición judía, los católicos en su mayoría ven al ángel de Jehová como un representante de Dios, un ángel real. Los protestantes, por su parte, generalmente creen que el ángel de Jehová fue una manifestación de Dios mismo o el Mesías haciendo apariciones visibles siglos antes de su encarnación, de ahí que se hable de la «preencarnación de Cristo». Juan Calvino escribió: «Me inclino a afirmar con los antiguos escritores [los autores bíblicos], que en aquellos pasajes en los que se establece que el ángel de Jehová apareció a Abraham, Jacob y a Moisés, Cristo era ese ángel».
Estoy de acuerdo con Calvino. Creo que el ángel del Señor era Jesús en su forma preencarnada. No obstante, el Antiguo Testamento no nos dice esto directamente, pero Zacarías 3 se acerca bastante. En una visión, el profeta Zacarías ve al sumo sacerdote Josué (no al primer Josué de Jericó) delante del ángel de Jehová, quizás en el cielo. Josué estaba vestido con ropas viles, simbolizando el pasado pecaminoso de Israel.
Zacarías se escribió después del exilio judío en Babilonia, que como todo el mundo sabe, fue la terrible consecuencia de la idolatría de Israel y el pecado contra Jehová. Así que las ropas de Josué representaban todo lo malo del pasado de Israel. Los hijos pródigos de Dios realmente no tenían derecho a estar ante su santa presencia. Y Satanás lo sabía. Estaba ahí mismo acusando a Josué y a todo el pueblo judío que este representaba. Pero el ángel de Jehová les dijo a los que estaban delante de él: «Quitadle esas vestiduras viles». Luego, volviéndose a Josué, le dijo: «Mira que he quitado de ti tu pecado, y te he hecho vestir de ropas de gala» (Zacarías 3:4).
Este pasaje describe a la perfección el trabajo de Cristo, quien tomó nuestra degradación y vergüenza y, en un intercambio inconcebible, nos cubrió con las túnicas de su rectitud. Jesús es nuestro mediador, nuestro abogado, nuestro abogado defensor que se interpone entre las acusaciones de Satanás y el juicio del Padre. El apóstol Juan escribe: «Si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo» (1 Juan 2:1).
De esta manera, basándonos en todo lo que sabemos del Nuevo Testamento acerca del trabajo y ministerio del ángel de Jehová, es bastante fácil hacer la conexión entre el ángel de Zacarías 3 y el Mesías, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. El ángel de Jehová en el Antiguo Testamento es, creo yo, el mismo Señor Jesucristo apareciendo en forma preencarnada.
CARACTERÍSTICAS DE LAS HUESTES CELESTIALES
Si en verdad el ángel de Jehová es Dios mismo, está simplemente en la cumbre de la jerarquía celestial. Es el Supremo. En algún punto más abajo de la escala, un segundo distante, están los arcángeles.
Si el arcángel ahora, peligrosamente, desde atrás de las
estrellas diera siquiera un paso hacia nosotros, nuestros
corazones, palpitando cada vez más alto,
latirían hasta matarnos.
Rainer Marie Rilke
Arcángeles. «Arcángeles» viene de un término compuesto, en griego archangelos (muy parecido en castellano), y significa «ángel rector». Esta en realidad es una palabra bastante extraña en la Biblia: sólo aparece dos veces en el Nuevo Testamento. En la primera de estas dos referencias, la voz de un arcángel es la señal de la resurrección de los justos que han muerto: «Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero» (1 Tesalonicenses 4:16, cursivas añadidas).
En algunas versiones viene «el arcángel», que da la impresión de que hubiera sólo uno, pero eso no está tan claro en el original griego del Nuevo Testamento. Si hay jerarquías celestiales, si hay rangos de autoridad ante los ángeles, nos resulta razonable creer que hay muchos arcángeles, muchos «ángeles rectores».
Dos son los arcángeles mencionados en la Biblia. Uno es Miguel, cuyo nombre significa «¿quien es como Dios?» Judas nos dice que «el arcángel Miguel» disputó con el diablo por el cuerpo de Moisés (Judas 9). Este es el único otro lugar en el que la palabra «arcángel» aparece en las Escrituras, pero Miguel se menciona al menos diez veces más. Como ya hemos visto, Miguel servía como príncipe o guardián en el destino del pueblo judío (véase Daniel 10:13, 21), y el libro de Apocalipsis nos dice que «Miguel y sus ángeles» lucharon contra Satanás cuando este se rebeló en contra de Dios en medio del pretiempo (Apocalipsis 12:7).
El otro ángel en la Biblia que tiene nombre es Gabriel, que en hebreo significa «quien es como Dios» o quizás «Dios es grande» o también «hombre de Dios». Los eruditos están en desacuerdo acerca del significado exacto de su nombre. Lo que sí sabemos, sin embargo, es que Gabriel aparece a Daniel dos veces (Daniel 8:16; 9:21), en ambas ocasiones para interpretar visiones proféticas, y más tarde en el Nuevo Testamento a Zacarías, anunciándole el nacimiento de Juan el Bautista (Lucas 1:19).
La Biblia nunca llama arcángel a Gabriel, pero podríamos afirmar que es un «ángel rector» debido a sus cruciales tareas de revelar los planes redentores de Dios. Todas sus apariciones en la Biblia están ligadas con promesas acerca de la venida de el Mesías, siendo su más alta intervención la visita hecha a la virgen María al anunciarle que daría a luz al Salvador (Lucas 1:26–28). ¡Ah, qué mensaje! Si los ángeles lloran, ¡Gabriel debe haberlo hecho con esa tarea!
Querubines y serafines postrados ante ti,
quien fuiste, eres y serás por siempre jamás.
Reginald Heber
Serafines. Poco es lo que se sabe acerca de estas criaturas, pues sólo aparecen una vez en la Biblia, en Isaías 6:
Vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo. Por encima de él había serafines; cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies, y con dos volaban. Y el uno al otro daba voces, diciendo:
Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos;
toda la tierra está llena de su gloria.
Isaías 6:1–3
Un poco más tarde, uno de los serafines vuela hacia Isaías. Toma un carbón ardiente del altar celestial y toca con él la boca de Isaías (¡ay!), el ángel declara: «He aquí que esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa, y limpio tu pecado» (Isaías 6:7).
Lo que acaban de leer es casi todo lo que sabemos sobre el serafín o los serafines. Algunos piensan que este término viene de la palabra hebrea que significa «fuego» o «ardiente», pero los eruditos de Antiguo Testamento no están por completo seguros.
Gesenius, uno de los especialistas en hebreo más ampliamente respetado, piensa que debe estar relacionado con algún término árabe, sarupha, príncipes o nobles de la corte celestial. Los serafines son tal vez similares a los querubines, porque «las criaturas vivientes», las «bestias» de Apocalipsis 4, parecen ser una combinación de los querubines de Ezequiel 1 y los serafines de Isaías 6. Podría ser que los querubines y los serafines fueran los mismos. En Apocalipsis 4, cada uno de los querubines tiene también seis alas y, al igual que los serafines de Isaías 6, jamás dejan de decir: «Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso» (Apocalipsis 4:8).
Los veinticuatro ancianos. Apocalipsis 4:4 dice: «Y alrededor del trono había veinticuatro tronos; y vi sentados en los tronos a veinticuatro ancianos, vestidos de ropas blancas, con coronas de oro en sus cabezas».
¿Quiénes son estos ancianos? Algunos maestros de Biblia piensan que el número veinticuatro, junto con el uso de la palabra «ancianos», simboliza a los patriarcas de las doce tribus de Israel, representando a todos los santos del Antiguo Testamento, más los doce apóstoles, representando a todos los santos del Nuevo Testamento. Y en una primera lectura sin duda parecen santos, porque llevan puestas túnicas blancas y coronas de oro.
Sin embargo, estoy de acuerdo con otros comentaristas de la Biblia que creen que los veinticuatro ancianos no simbolizan al pueblo cristiano, sino a otra clase de ángeles. No veo en qué forma pueden representar el pueblo del pacto de Dios, porque en varios pasajes (Apocalipsis 7:11–13; 14:1–3; 19:4–9) parecen seres muy distintos a los santos y si el número incluye a los doce apóstoles, ¿por qué el apóstol Juan, quien escribe el libro, no se ve entre ellos?
El erudito Robert Mounce escribe: «Parece mejor tomar a los veinticuatro ancianos como una orden angélica superior que sirve y adora a Dios como la contrapartida celestial de los veinticuatro sacerdotes y las veinticuatro órdenes levíticas».
En todo caso, el uso bíblico del número doce, duplicado al número veinticuatro, es un símbolo de gobierno y juicio, y esto es precisamente a lo que los veinticuatro ancianos parecen estar asociados en cada uno de los pasajes que se mencionan. Llamarlos «ancianos» también sugiere que se trata de ángeles gobernantes. Quizás podemos pensar de los veinticuatro ancianos como senadores celestiales, ángeles encargados de regular el orden de Dios.
Los bene haʾelohim. La lengua hebrea tiene un sorprendente número de términos que se refieren de forma directa o indirecta a los ángeles. Ya les he presentado las palabras comunes más usadas, malak, que significa simplemente «mensajero». Pero los ángeles también se les llama mediadores, ministros, veladores, ejércitos, enviados, santos y «los hijos de Dios», los misteriosos bene haʾelohim. Esto nos lleva a lo que es tal vez el pasaje más difícil sobre los ángeles en la Biblia: Génesis 6. Por cierto, este es uno de los relatos más sorprendentes en la Biblia, punto. Antes del diluvio de Noé:
Aconteció que cuando comenzaron los hombres a multiplicarse sobre la faz de la tierra, y les nacieron hijas, que viendo los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas, tomaron para sí mujeres [hebreo: las tomaron como esposas], escogiendo entre todas[…] Había gigantes [nefilim, una palabra de significado incierto traducida «gigantes» en la RV] en la tierra en aquellos días, y también después que se llegaron los hijos de Dios a las hijas de los hombres, y les engendraron hijos. Estos fueron los valientes que desde la antigüedad fueron varones de renombre.
¿Qué se supone que esto significa? Como bien pueden imaginar, los eruditos de la Biblia han analizado y discutido de este texto interminablemente. Lo que nos hace pensar que quizás esta sea una referencia a los ángeles es el libro de Job, que usa varias veces la frase «los hijos de Dios», siempre respecto a seres angélicos o no humanos. Es más, la Nueva Versión Internacional de la Biblia, la cual uso mucho, traduce la frase bene haʾelohim «ángeles»: «Llegó el día en que los ángeles debían hacer apto de presencia ante el Señor, y con ellos se presentó también el Adversario Satán» (Job 1:6, cursivas añadidas. Véase también Job 2:1).
¿Qué se supone que hagamos con «los hijos de Dios» en Génesis 6? Hay en realidad dos interpretaciones básicas. La primera: son seres humanos, quizás reyes antiguos y aristócratas. Esta sería probablemente la explicación más cómoda, porque echaría a un lado todas las implicaciones peculiares y sobrenaturales de este pasaje.
Pero si aquí dejamos hablar a la Biblia (la segunda interpretación), parece que en realidad se refiere a seres celestiales, sobrenaturales. Ángeles caídos. Algunas personas simplemente descartarían esta explicación como extraña, mientras que otras argumentan que Génesis 6 es imposible que se refiera a seres angélicos porque Jesús dijo que los ángeles en el cielo nunca se casan (véanse Mateo 22:29–30; Marcos 12:24–25; Lucas 20:34–36). El asunto aquí, sin embargo, no es el matrimonio, sino las relaciones sexuales. ¿Pueden los ángeles de las tinieblas en realidad tener relaciones sexuales con los seres humanos? A lo mejor.
Me inclino a pensar que los bene haʾelohim de Génesis 6 eran seres celestiales y que algo extraordinario ocurrió en sus relaciones con «las hijas de los hombres». Ya vimos cómo los ángeles aparecen con «corporalidad», tan humanos que hasta comen y beben con sus huéspedes. Tal parece que en Génesis 6 hubiera descendientes.
QUERUBINES, BESTIAS
La colección más extraña de seres celestiales se encuentra en Ezequiel y Apocalipsis, ambos parecen describir las mismas criaturas celestiales en diferentes términos. Entre los miles de seres insólitos descritos en estos libros, los querubines sobresalen como los más gloriosos y poderosos. En un capítulo anterior, ya hemos analizado brevemente a los querubines como guardianes de la entrada del huerto de Edén. Son, por cierto, los primeros ángeles en aparecer en la Biblia y se mencionan con más frecuencia en los ornamentos del arca del pacto. También hay muchas referencias a los querubines que adornaban el tabernáculo de Moisés y el templo de Salomón.
Ezequiel 1, uno de los capítulos más sobresalientes en la Biblia, describe a los querubines con minuciosos detalles. Ezequiel, un profeta a quien un comentador de la Biblia ha caracterizado como «raro y maravilloso», estaba parado «en la tierra de los caldeos, junto al río Quebar». Hacia el norte se levanta una tormenta poderosa, «una gran nube, con un fuego envolvente, y alrededor de él un resplandor, y en medio del fuego algo que parecía como bronce refulgente, y en medio de ella la figura de cuatro seres vivientes» (Ezequiel 1:4–5). ¡Los querubines! Sabemos que son ellos porque Ezequiel lo dijo en un capítulo más adelante: «Y se levantaron los querubines; este es el ser viviente que vi en el río Quebar» (Ezequiel 10:15).
Ezequiel procede a darnos la más larga y detallada descripción de seres angélicos en la Biblia:
Y esta era su apariencia: había en ellos semejanza de hombre. Cada uno tenía cuatro caras y cuatro alas. Y los pies de ellos eran derechos, y la planta de sus pies como planta de pie de becerro; y centelleaban a manera de bronce muy bruñido. Debajo de sus alas, a sus cuatro lados, tenían manos de hombre; y sus caras y sus alas por los cuatro lados. Con las alas se juntaban el uno al otro[…]
Y el aspecto de sus caras era cara de hombre, y cara de león al lado derecho de los cuatro, y cara de buey a la izquierda en los cuatro; asimismo había en los cuatro cara de águila. Así eran sus caras. Y tenían sus alas extendidas por encima, cada uno dos, las cuales se juntaban; y las otras dos cubrían sus cuerpos[…] Cuanto a la semejanza de los seres vivientes, su aspecto era como de carbones de fuego encendidos, como visión de hachones encendidos que andaban entre los seres vivientes; y el fuego resplandecía, y del fuego salían relámpagos.
Ezequiel 1:5–14
Un retrato paralelo, pero menos exacto, aparece en Apocalipsis:
Y delante del trono había como un mar de vidrio semejante al cristal; y junto al trono, y alrededor del trono, cuatro seres vivientes llenos de ojos delante y detrás. El primer ser viviente era semejante a un león; el segundo era semejante a un becerro; el tercero tenía rostro como de hombre; y el cuarto era semejante a un águila volando. Y los cuatro seres vivientes tenían cada uno seis alas, y alrededor y por dentro estaban llenos de ojos.
Apocalipsis 4:6–8
No es de admirarse que algunas versiones llamen a estas criaturas «bestias». Lo inadecuado del lenguaje humano para describir las exquisitas glorias del cielo explica las leves diferencias en los dos relatos. No hablamos de algo que uno podría fotografiar.
¿Por qué tenían tantas alas? Porque son rápidos en volar para cumplir la voluntad de Dios. ¿Por qué los cubren tantos ojos? Porque son seres altamente inteligentes y que están alertas. Nada escapa a su atención. ¿Por qué las cuatro caras y sus formas de león, buey, hombre y águila? Un comentario bíblico sugiere que estos seres tienen la fuerza y la nobleza de un león (véase Salmo 103:20), la habilidad de servir fielmente como un buey (Hebreos 1:14), la inteligencia de un hombre (véase Lucas 15:10) y la capacidad de disposición y velocidad de un águila.
Es posible que los querubines sean de un rango superior al de los ángeles. O al menos parecen ser los más cercanos a Dios. Adornando el tabernáculo, el templo y el arca sagrada, los querubines tienen una relación inmediata y especial con la gloria shekinah de Dios. En el cuarto del trono de Apocalipsis 4, de día y de noche nunca cesan de decir: «Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso, el que era, el que es, y el que ha de venir» (Apocalipsis 4:8).
En Ezequiel 1 descubrimos la misma relación entre los querubines y Dios. Los querubines vuelan raudos por los cielos semejantes a relámpagos, guiando a Ezequiel directamente al lugar más brillante del universo: la gloriosa presencia de Dios Todopoderoso. «Y cuando se paraban y bajaban sus alas, se oía una voz de arriba de la expansión que había sobre sus cabezas. Y sobre la expansión que había sobre sus cabezas se veía la figura de un trono que parecía de piedra de zafiro; y sobre la figura del trono había una semejanza que parecía de hombre sentado sobre él» (Ezequiel 1:25–26). Pero era Dios.
En el trono estaba la apariencia de la semejanza de la gloria de Dios. Postrándose sobre su rostro, Ezequiel escucha a Dios: «Yo te envío a los hijos de Israel». La angélica visión llevó a Ezequiel hasta la gloriosa presencia de Dios. Y hacia la voluntad de Dios para su vida. Los seres angélicos guiaron a Ezequiel a la presencia de Dios … y después a servirlo.
¿OVNIS?
Querubines. Extraños y asombrosos seres. También son extrañas sus «ruedas». Ezequiel informa:
Mientras yo miraba los seres vivientes, he aquí una rueda sobre la tierra junto a los seres vivientes, a los cuatro lados. El aspecto de las ruedas y su obra era semejante al color del crisólito. Y las cuatro tenían una misma semejanza; su apariencia y su obra eran como rueda en medio de rueda. Cuando andaban, se movían hacia sus cuatro costados; no se volvían cuando andaban. Y sus aros eran altos y espantosos, y llenos de ojos alrededor en las cuatro.
Y cuando los seres vivientes andaban, las ruedas andaban junto a ellos; y cuando los seres vivientes se levantaban de la tierra, las ruedas se levantaban. Hacia donde el espíritu les movía que anduviesen, andaban; hacia donde les movía el espíritu que anduviesen, las ruedas también se levantaban tras ellos; porque el espíritu de los seres vivientes estaba en las ruedas.
Ezequiel 1:15–21
¿Qué vio Ezequiel? Sabemos que estaba viendo la gloria de Dios, pero es muy posible que, como parte de su visión, Ezequiel era testigo presencial de lo que la gente hoy en día llama un objeto volador no identificado, un OVNI. Aun Billy Graham admite que «los OVNIS [tienen] un sorprendente aspecto de ángeles en algunas de las apariciones que han sido reportadas».
En su libro sobre ángeles, Billy Graham nota lo siguiente: «Algunos cristianos sinceros, cuyos puntos de vista se basan en un fuerte apego a las Escrituras, sostienen que los OVNIS son ángeles[…] Los que lo afirman señalan ciertos pasajes en Isaías, Ezequiel, Zacarías y Apocalipsis, y hacen paralelos con los informes de los testigos de las supuestas apariciones de OVNIS».
Personalmente, estoy muy convencido de que los OVNIS son en verdad la manifestación de seres espirituales, y la mayoría de las veces, no del buen tipo. En un artículo bien documentado en Spiritual Counterfeits Journal [Revista de Engaños Espirituales], Mark Albrecht y Brooks Alexander informan que los OVNIS son «por lo general luminosos, brillantes y etéreos; con frecuencia despliegan luces parpadeantes y poderosas, reflectores de búsqueda». (¿Cubiertos con ojos? ¿Como las ruedas de los querubines?) «Casi siempre son silenciosos, pero a veces zumban o hasta rugen».
Además, los OVNIS parecen desafiar las leyes de gravedad y física. Albrecht y Alexander nos dicen que «sus movimientos y maniobras son[…] enigmáticas: se les ha visto cambiar de forma repentina; a veces se “materializan” como si surgieran de la nada, pero con más frecuencia se “evaporan” en una suave brisa en medio de una observación. Mientras que en la opinión de ambos, los seres humanos observadores y los instrumentos de radar, han desarrollado increíbles malavarismos aéreos, tales como giros de noventa grados a velocidades de varios miles de millas por hora». Ezequiel lo describe de esta forma: «Cuando andaban, hacia los cuatro frentes andaban; no se volvían cuando andaban, sino que al lugar adonde se volvía la primera, en pos de ella iban; ni se volvían cuando andaban» (Ezequiel 10:11).
El físico J. Lemairte, escribe en la más reconocida publicación sobre OVNIS Flying Saucer Review [Revista de Platillos Voladores], resume todo esto: «Podemos concluir que es imposible interpretar los fenómenos de OVNIS en términos de naves materiales como las concebimos, es decir, en términos de manufacturación y máquinas autopropulsoras». Y John Keel, a quien se le conoce por ser uno de los investigadores más respetados en este campo, hace notar que «una y otra vez, testigos me han dicho en tono bajo: “Sabe, no creo que el cuerpo que vi era mecánico. Tuve la impresión de que estaba viva». Cuán cerca está a lo que Ezequiel observó: «Porque el espíritu de los seres vivientes estaba en las ruedas» (Ezequiel 1:15–21).
Otro físico cree que los OVNIS únicamente aparecen como materia, pero son en realidad una concentración de energía. Todo esto apunta hacia una base espiritual de la visión de OVNIS, donde algunos pueden ser los ángeles buenos de Dios, como los que Ezequiel vio cerca del río de Quebar en Babilonia.
Pero la mayor parte del tiempo, creo yo, las observaciones de OVNIS son las manifestaciones de ángeles de las tinieblas. Mi razón principal para pensarlo es que cuando se ven OVNIS, nunca, al menos que yo sepa, ha guiado a una persona a acercarse a Dios. Es más, la mayoría de las experiencias con OVNIS tiene el efecto opuesto.
Tal vez la más extraña visión de OVNIS son las que involucran el presunto «rapto». Ver un OVNI es una cosa. Visitar uno o conocer a su tripulación de vuelo es lo que sus observadores llaman «encuentros del tercer tipo».
El caso de Brian Scott quizás fue el más famoso. Dice haber conocido a los tripulantes de un OVNI en al menos cinco ocasiones diferentes, en las Superstition Montains [montañas superstición] de Arizona. Después de un extraño examen físico, los alargados y extraños seres dentro de la nave se comunicaron con Scott telepáticamente, sin mover sus bocas ni hablar. El mensaje fue una combinación de información general acerca del origen de los extraterrestres y sus propósitos, filosofía vaga y una promesa de que regresarían. Lo cual hicieron.
En encuentros subsiguientes, Scott se encontró que lo usaban como canal para revelar secretos de ciencia y metafísica, además de un notable diseño para una «máquina de energía física gratis» que podría capacitar a toda la humanidad para tener el mismo pensamiento al mismo momento. Todo esto, por supuesto, ofensivamente ocultista. Encuentros con OVNIS similares a este parece tener tonos religiosos bien sólidos, pero a diferencia de las «ruedas» de Ezequiel, los seres de los OVNIS nunca guían a las personas a la gloriosa presencia del Dios viviente.
Creo que los OVNIS son encuentros del tipo equivocado. El prominente físico francés Jacques Vallee expresó: «Creo que cuando hablamos de la aparición de OVNIS como ejemplos de visitas espaciales, vemos el fenómeno en el nivel incorrecto. No lidiamos con ondas sucesivas de visitas del espacio. Lidiamos con un sistema de control[…] Los OVNIS son los medios para reordenar los conceptos de los seres humanos».
Lo desconocido puede dañarnos. El estudio de los OVNIS es otro recordatorio sobrio de que todo lo que entendemos en la vida debe fundamentarse sólidamente en las enseñanzas de la Biblia.
Ángeles extraños e isólitos. El ángel de Jehová. Arcángeles. Miguel y Gabriel. Los bene haʾelohim. Querubines y OVNIS. Los serafines. Los veinticuatro ancianos. En el siguiente capítulo echaremos un vistazo en lo más extraño de lo extraño, una paradoja cósmica: los ángeles del infierno.
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domingo, 15 de marzo de 2015

Si nos olvidamos de Dios, podemos alejarnos y a veces, aun llegar a despreciarle

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


 
 
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Un Dios digno de Adoración

Ezequiel 1–3

¿Cómo pudo suceder? Dentro del pueblo escogido, que decía pertenecer al Dios vivo, los líderes religiosos introdujeron en el templo de Jehová a otros dioses paganos. ¿Como era posible que se pervirtieran tanto?
Es que se les había olvidado la grandeza y gloria del Señor a quien decían servir, Jehová, el que dijo que consumiría con su gloria al que le viera directamente. Sin embargo, a ellos se les había olvidado precisamente eso: darle gloria.
Aunque parezca mentira, es posible que al pueblo de Dios también hoy, se le olvide su grandeza. Si nos olvidamos de él, podemos alejarnos y a veces, aun llegar a despreciarle. Podríamos caer en la misma trampa.
Un creyente verdadero puede sentirse muy contento cuando llega al culto del domingo con otros que creen en el mismo Dios. Sin embargo, al salir del templo, su vida no manifiesta ningún cambio. Vive como si Dios no existiera. Tal cristiano no se da cuenta de que el conocimiento verdadero de Dios puede cambiar su vida.
El libro de Ezequiel fue escrito para advertirnos de este peligro. Nos llama a contemplar las implicaciones de la gloria de Dios para nuestra vida.

EL MINISTERIO DE LOS PROFETAS

Los profetas eran hombres que andaban con Dios. No les daba miedo definirse como sus siervos. Ellos señalaban el camino a seguir para tener la conducta adecuada del pueblo que a menudo se salía de los límites establecidos por Dios.
El Antiguo Testamento nos enseña el trabajo de estos grandes hombres y las variadas emociones que experimentaban. Además, nos indica las formas en que Dios los utilizó para restaurar a Israel a la comunión con él.
La función de los profetas ha sido mal entendida en nuestros días. Se considera frecuentemente que un “profeta” es alguien que anuncia sucesos futuros. No obstante, no es esa la única, ni la más importante, función del profeta.
Un profeta es un vocero de Dios, porque anuncia o proclama la palabra santa. Entonces, es alguien llamado para anunciar el mensaje que Dios quiere comunicar al hombre. Tal mensaje puede referirse al futuro, pero no tiene que ser forzosamente así.
Cuando un profeta anunciaba algo futuro, lo hacía para motivar al oyente a cambiar su vida en ese momento. Dios utilizó a estos voceros para animar al pueblo a confiar en él y obedecerle

¡PENSEMOS!

 Los profetas predicaron para el pueblo de Israel con el fin de corregir problemas contemporáneos. ¿Se dirigen estos mensajes a nuestras circunstancias hoy también? ¿En qué problemas actuales nos podría ayudar el mensaje de los profetas? Dé algún ejemplo que usted recuerde.

LOS TIEMPOS DE EZEQUIEL

Dios, en los pactos que hizo con Israel, prometió bendición a cambio de la obediencia, y maldición a cambio de la rebeldía (Deuteronomio 28). Dios mandó prosperidad cuando el pueblo fue fiel; mas cuando se apartó, envió maldición.
La maldición mayor, hasta esa fecha, había sido el exilio. El pueblo fue arrancado de su tierra y esparcido por otras naciones para ser esclavo de ellas. Dios mostró su amor aun en medio de las maldiciones enviando a sus mensajeros los profetas.
Ezequiel aparece en esa época del exilio. Tuvo que vivir, lo mismo que sus paisanos, lejos de Jerusalén, en Babilonia. Fue llevado cautivo en la segunda deportación, cuando corría el año 598 a.C.
En los primeros 32 capítulos, explica a sus paisanos por qué estaban allí y los llama al arrepentimiento. A la vez, predice la destrucción venidera de Jerusalén. La última parte del libro fue escrita después de oir de la caída de la ciudad. Quería consolar a su pueblo y asegurarle su futura restauración.

EL MENSAJE DEL LIBRO

El mensaje que Ezequiel anuncia al pueblo es que Dios va a glorificar su nombre. Israel lo había despreciado y difamado por generaciones. Ahora, a través del juicio y la restauración, su nombre volverá a ser magnificado y aprenderán a reverenciarlo.
El propósito de Ezequiel entonces, era enseñar la grandeza de Dios. Se repite una frase o lema en todo el libro: “Y sabrán que yo soy Jehová”. La repetición de esta frase sirve para llamarles la atención por no haber respondido adecuadamente a la grandeza de Dios.
El tema se repite tanto al referirse al juicio, como a la restauración. A través de todo el libro Dios está usando el juicio y la restauración como lecciones visuales para enseñarles quién es él. Los dos aspectos revelan que Dios es misericordioso pero también santo, y no tolera el pecado.

LA ESTRUCTURA DEL LIBRO

La estructura de Ezequiel se divide en dos partes principales. Las dos partes giran alrededor de un eje: la caída de Jerusalén (33:21):

  “Aconteció en el año duodécimo de nuestro cautiverio en el mes décimo, a los cinco días del mes, que vino a mí un fugitivo de Jerusalén, diciendo: La ciudad ha sido conquistada”.

Los primeros 32 capítulos contienen profecías que se anunciaron antes de la caída de Jerusalén. Los capítulos 33 al 48 las que se dieron después de su caída.

PROFECÍAS ANTES DE LA CAÍDA DE JERUSALÉN 1–32

EJE: LA CAÍDA DE JERUSALÉN 33:21

PROFECÍAS DESPUÉS DE LA CAÍDA DE JERUSALÉN 33–48

EL LLAMAMIENTO DEL PROFETA 1–3
El ambiente del profeta 1:1–3
Los únicos datos biográficos que conocemos de Ezequiel se encuentran en el libro. Pertenecía a una familia sacerdotal y su padre se llamaba Buzi.
Ezequiel era de una clase social alta. Fue llevado a Babilonia con el rey Joaquín en la segunda deportación. En cada batalla, se acostumbraba que el rey victorioso aprisionara a los nobles y ricos de la ciudad conquistada. Daniel fue llevado en la primera deportación.
Por ser sacerdote, Ezequiel conocía bien la ley. Había visto personalmente las faltas que los guías espirituales del pueblo cometían.

TODO ERROR DOCTRINAL
Y TODA CAÍDA PRÁCTICA
PUEDE ATRIBUIRSE A FIN DE CUENTAS
A UN CONCEPTO EQUIVOCADO DE DIOS.

La visión de Jehová 1:4–28
La visión de Dios que Ezequiel presenció introduce el libro a los lectores originales para llamarles la atención desde el principio acerca de la gravedad de sus faltas cometidas. El Dios glorioso que se revela en la visión es el mismo con quien ellos habían estado jugando.
Al contemplar el propósito de enseñar quien es Dios, el ambiente del cual vino el profeta, y las circunstancias de la vida del pueblo, podemos entender el significado de esta visión temible.
La visión ocurre juntamente con el llamamiento del profeta. Contiene muchos elementos: fuego (1:4), resplandor (1:4), seres vivientes con apariencia de animales (1:5, 10), ruedas (1:16), y un trono (1:26). Tantos elementos extraños nos hacen preguntarnos. ¿Qué significa tal visión? El mismo profeta nos responde: “Esta fue la visión de la semejanza de la gloria de Jehová” (1:28).
¡Qué manera de presentar la gloria de Jehová! ¿Qué razón tendría Dios para manifestarse así? La lectura de estos versículos y el intento de contemplar el cuadro descrito producen asombro.
La visión describe la grandeza y el poder del Señor. Con este Dios majestuoso y temible estaba jugando Israel. Ese ser tan imponente, había sido ofendido y despreciado. Al mismo tiempo, Jehová está preparando a su siervo para anunciar la manera en que el pueblo conocerá su grandeza.
Entre los muchos detalles que contiene hay dos elementos principales: cuatro seres vivientes con ruedas (1:5–25), y uno semejante a hombre sentado en el trono (1:26–28). Los cuatro seres vivientes después son identificados como querubines, seres creados por Dios para su servicio (10:1–4).
Muchas personas se ponen a interpretar con tanto esmero los detalles de esta visión, que descuidan los elementos mas importantes. Lo mejor es poner la atención en lo que es central e importante para entender lo que el profeta quiere explicar.
Las expresiones “una gran nube con fuego” y “un resplandor”, sugieren la semejanza de la revelación de la gloria del Señor en Sinaí (Éxodo 20:18). El mismo Dios que hizo los pactos y prometió bendición y maldición, vuelve a presentarse para cumplir su promesa.
La reacción de Ezequiel ante esta visión es de temor y humillación. Se postra en adoración ante ese Dios tan imponente, y oye lo que le quiere decir. La respuesta del profeta demuestra lo que Israel debía de haber hecho frente a un Dios tan glorioso.
Ezequiel había visto la gloria de Dios. Israel había olvidado la grandeza de la gloria del Señor y, por lo tanto, hacia falta un recordatorio. El mensaje del profeta les asegura que tal recordatorio no tardaría en venir.

¡PENSEMOS!

 Este Dios glorioso que se presentó a Ezequiel es el nuestro también. Es un Dios de amor, pero también es santo y no puede tolerar el pecado. Además, siempre es fiel y cumple todo lo que promete.
 Entre más conozcamos de Dios, mejor sabremos cómo debe ser nuestra actitud ante él. La postura de Israel fue de rebeldía, desprecio y desobediencia. La de Ezequiel fue de respeto, humillación y disposición a escuchar.
 ¿Cuál es nuestra actitud frente a Dios? ¿Será como la de Israel, o como la del profeta? Tome un momento para evaluarla. ¿Tiene alguna actitud negativa que afecta su respecto y obediencia hacia el Señor? ¿Qué evidencia se ve en su vida de su actitud ante él? ¿Qué pasos debe dar para mejorarla?

Ezequiel escucha lo que Jehová quiere decirle y se motiva para obedecer la voz del gran Dios. La presencia del Señor no se limitaba al templo en Jerusalén. Él la vio en Babilonia, a casi 800 kilómetros de Jerusalén.
Dios se dirige a Ezequiel nombrándolo hijo de hombre. Esta frase resalta la debilidad humana del profeta. Solamente por el Espíritu puede el vidente recuperar las fuerzas perdidas al contemplar una visión tan majestuosa.
El profeta escucha la comisión de Dios. Le da un trabajo para que lo cumpla en aquel ambiente de destrucción en que se encontraba.

EL MINISTERIO DEL PROFETA
ANTES DEL CAUTIVERIO.

TRASFONDO HISTÓRICO:
PECADO E IDOLATRÍA.

MENSAJE: EL JUICIO VENIDERO.
PROPÓSITO: MOTIVARLES A ARREPENTIRSE.

Dios manda a su profeta a los hijos de Israel. Ellos eran una casa rebelde (2:5). Les Ilama: “de duro rostro y empedernido corazón” (2:4), “zarzas y espinos” y “escorpiones” (2:6). ¡Qué público! La tarea de Ezequiel se tornaba dificil.
El Señor no le da ni siquiera una esperanza de que lo iban a escuchar, pero le asegura que “sabrán que hubo profeta entre ellos”. El ministerio del vocero de Dios siempre es así. Él nos manda a hablar, pero no nos da ninguna garantía del resultado. Este queda entre el oyente y Dios. A Ezequiel le asegura que NO le harán caso. Sin embargo, él tiene que ir a hablarles.
No obstante, Dios no deja indefenso a su mensajero; lo prepara bien para su tarea (2:8–3:11). Primero, hace que Ezequiel se apropie del mensaje, que lo haga parte de su propia vida (2:8–3:3).
Su identificación con el mensaje divino se ilustra al comerse el libro que lo contiene. Uno no puede hablar bien de algo que no conoce. Dios quería que el profeta hiciera suyo el mensaje que él iba a enseñar al pueblo rebelde.
Ezequiel describe su experiencia con el rollo que comió. El libro contenía ayes y lamentaciones en contra de su propio pueblo. Sin embargo, cuando lo comió, no sintió su sabor amargo, sino que fue “dulce como miel” (3:3).
¿Es así la palabra del Altísimo para nosotros? Para el profeta fue dulce. ¿Por qué? Porque no estaba viendo sólo los juicios. El podía ver mas allá de ellos, porque conocía a su Señor. Ve la gloria de Dios y sabe que él no comete errores. Aun aquellos ayes y lamentaciones tenían un propósito que era para bien.
La primera forma que Dios utiliza para preparar a su siervo se presenta al decirle que coma el rollo. La segunda forma en que lo prepara es haciéndolo fuerte, más resistente que la casa rebelde de Israel (3:7–9). Sólo entonces, el profeta estuvo listo para trabajar.
En ese momento, el vidente reacciona, como que de pronto se desanima y no quiere llevar a cabo una encomienda tan dura contra su propia gente (3:14). Jeremías experimentó algo similar (Jeremías 1:6–9). Se ve que en los dos casos, la mano de Dios es más fuerte que la debilidad de su siervo.
Además, Dios establece a Ezequiel como atalaya (3:17). Un atalaya era el guardia de la ciudad. Su trabajo era mantener la vista en el horizonte y en la misma ciudad para observar cualquier peligro, fuese de un invasor de afuera, o de fuego o desórdenes internos.
Si un atalaya no avisaba del peligro, sería responsable de la muerte de los habitantes y tendría que morir también. Si avisaba, quedaba libre de cualquier culpa, aunque no le hicieran caso.
Tal era el trabajo de Ezequiel. Ya conocía el peligro que se cernía sobre su pueblo. Le correspondía a él anunciarlo; ésa era su única obligación. No era responsable de convencer a nadie, sólo de anunciar el peligro. Si uno de sus oyentes atendía el mensaje, ése se salvaría; si otro no lo obedecía, moriría. Sin embargo, para el profeta resultaba lo mismo. Sería responsable solamente cuando no anunciara el mensaje.

¡PENSEMOS!

 ¿Tenemos los evangélicos un mensaje que debemos comunicar? Aunque nuestros oyentes sean indiferentes u hostiles muchas veces, nuestra responsabilidad es dar el mensaje. El éxito del anuncio no está en que las personas sean convencidas, sino en que el mensaje sea trasmitido.
 ¿He sido y equipado como lo fue el profeta? Según Hechos 1:8, ¿en qué manera nos ha capacitado Dios para comunicar el mensaje del evangelio?
 Piense en dos personas que usted conoce que aún no han hacho una decisión por Cristo. Empiece a orar por ellas diariamente y pedir que Dios le ayude a anunciarles su mensaje.

Algunos creen que el castigo o muerte del justo (3:20) indica que los ya salvos pueden perder la salvación, pero debe tomarse en cuenta que el profeta se dirige al pueblo de Dios. Como hijos, ellos tenían deberes que cumplir. El enfoque está en la manera en que el pueblo de Dios, ya justificado por fe, debe vivir.
Si el estilo de vida del pueblo del Señor mancha el nombre de Dios, el castigo es la muerte. La historia de Israel demuestra que esta muerte es fisica. Así se prueba, de una vez por todas, que con el Omnipotente no se puede jugar.
La lección para nosotros hoy, tal como lo fue para ellos, es que el justo no se salva por hacer buenas obras. La salvación se recibe al confiar en Cristo. Es en tal persona que Dios produce un cambio. Así que, este pasaje no enseña que la salvación puede perderse (Vea Juan 10:10, 28–29; 17:6, 10).
Al terminar de explicar sus responsabilidades, Dios encierra a Ezequiel y lo enmudece. Así, el profeta hablaría sólo cuando el Señor se lo mandara. En esta forma, el vidente iba a cumplir su ministerio (3:22–27).

CONCLUSIÓN

En medio de un pueblo que ha olvidado su gloria y grandeza, Dios se revela a un hombre que reconoce su dignidad y esta dispuesto a servirle. Ezequiel ve la gloria del Señor y adora su grandeza. En una manera muy distinta a Israel, él reconoce que la gloria de Jehová nos obliga a someternos a él y obedecerle. A gran precio personal, el profeta obedece la comisión del Dios Altísimo y se compromete a proclamar el mensaje que le ha encomendado.

¡PENSEMOS!

 Nosotros no debemos imitar el ejemplo de Israel. Si adoráramos a un dios de piedra y palo, hecho a nuestra imagen, no tendríamos que preocuparnos por él, o por nuestra actitud frente a esa clase de deidad.
 Sin embargo, si adoramos al Señor omnipotente, creador y soberano del universo, debemos tender cuidado de reconocer su grandeza y sus derechos. Dios merece nuestra adoración y sumisión. ¿A que clase de Dios seguimos?
 ¿Qué cambios ha producido el hecho de haber conocido al Padre celestial en su vida? ¿Lo conoce de verdad? ¿Qué diferencia ha hecho en su vida esa experiencia? ¿Qué espera él que usted haga como respuesta lógica a la revelación de su grandeza?

DETRÁS DE CADA VIDA ALEJADA DE DIOS
HAY UN CONCEPTO INADECUADO DEL
SEÑOR.

LA SOLUCIÓN PARA EL HOMBRE ALEJADO
DE DIOS ES VERLO TAL COMO ÉL ES.


 
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