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martes, 28 de junio de 2016

¡Te ruego, Adonay! No soy hombre elocuente ni ayer ni anteayer, ni desde que hablaste a tu siervo, pues soy torpe de boca y torpe de lengua.

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6





NOS PREPARAMOS PARA CAPACITAR A LA CONGREGACIÓN


MOISÉS EL CAUDILLO QUE NO QUERÍA SERLO
Exodo 4:1-17
4 :    1 Pero Moisés respondió, y dijo: ¿Y qué si no me creen, ni atienden mi voz, sino                       que dicen: YHVH no se te ha aparecido?
2      Entonces YHVH le dijo: ¿Qué es eso que tienes en tu mano? Y él respondió: Una                 vara.
3      Él le dijo: Arrójala al suelo. Y él la arrojó a la tierra, y se convirtió en una serpiente, y a         su vista Moisés huía.
4      Pero YHVH dijo a Moisés: Extiende tu mano y atrápala por su cola. Él alargando su             mano, la sujetó, y se tornó vara en su palma.
5      Esto es para que crean que YHVH, el Dios de tus padres, Dios de Abraham, Dios de            Isaac y Dios de Jacob se te ha aparecido.
6      Y otra vez le dijo YHVH: Mete ahora tu mano en tu seno. Y él metió su mano en su                seno, y cuando la sacó, he aquí su mano estaba leprosa como la nieve.
7      Y dijo: Vuelve a meter tu mano en tu seno. Y él volvió su mano a su seno, y cuando la          sacó de su seno, he aquí volvió a ser como su carne.
8      Y sucederá que si no te creen, ni obedecen la voz de la primera señal, creerán la voz           de la última señal.
9      Y si tampoco creen a estas dos señales, ni obedecen tu voz, tomarás entonces de las          aguas del Nilo y las derramarás sobre lo seco, y las aguas que saques del Nilo se                convertirán en sangre sobre el suelo seco.
10      Dijo entonces Moisés a YHVH: ¡Te ruego, Adonay! No soy hombre elocuente ni ayer             ni anteayer, ni desde que hablaste a tu siervo, pues soy torpe de boca y torpe de                  lengua.
11      Pero YHVH le respondió: ¿Y quién ha dado boca al hombre? ¿O quién hizo al mudo             y al sordo, al vidente y al ciego? ¿No soy Yo YHVH?
12      Ahora pues, ve, y Yo estaré con tu boca, y te instruiré acerca de lo que hablarás.
13      Pero él respondió: ¡Te ruego, Adonay! Envía, te ruego, por medio del que debas                   enviar.
14      Entonces la ira de YHVH se encendió contra Moisés, y dijo: ¿No es Aarón el levita tu          hermano? Yo sé que ciertamente él hablará, y también he aquí, él sale a tu                           encuentro. Cuando él te vea, se alegrará en su corazón.
15      Hablarás pues con él, y pondrás las palabras en su boca, y Yo estaré con tu boca y             con su boca, y os enseñaré lo que debáis hacer.
16      Él hablará por ti al pueblo, y te servirá de vocero, y tú le serás por Dios.
17      Toma en tu mano esta vara, con la cual harás las señales.
MOISÉS SE RESISTE A SU LLAMADO

Exodo 4:1–17. Una vez más (cf. Exodo 3:11–15), Moisés respondió con quejas acerca de su tarea, aduciendo que personalmente se sentía incapaz de llevarla a cabo. Las instrucciones detalladas de Exodo 3:16–22 pudieron haber aumentado la preocupación de Moisés en cuanto a su nuevo papel, así que presentó dos objeciones más: el temor de que sus compatriotas rechazaran su autoridad ( Exodo 4:1), y su falta de elocuencia (v. 10). 

Pero Dios, paciente y tiernamente, resolvió las aprensiones de Moisés. El temor a que los israelitas no creyeran que el Señor se le había aparecido era razonable, porque aparentemente Dios no se había aparecido a los israelitas en los cuatrocientos treinta años anteriores, todo el tiempo de la estancia en Egipto. 

La respuesta de Dios al dubitativo libertador fue que él lo capacitaría para llevar a cabo tres tareas sobrenaturales, dos inmediatas (vv. 3–5, 6–8) y una futura (v. 9).

La primera señal para Moisés era convertir su vara en una culebra y después volver a convertirla en vara. ¡Pero tomar una culebra por la cola era algo muy peligroso! Se necesitaba valor y fe para cumplir con la instrucción del Señor. 

Puesto que las culebras simbolizaban el poder y la vida para los egipcios, Dios estaba declarando a Moisés que él sería capaz de dominar a los poderes de Egipto. El Señor le dijo que ese milagro haría que los israelitas creyeran que Jehová, el Dios de los patriarcas (cf. Exodo 2:24; 3:6, 15–16) había hablado con Moisés.

La segunda señal fue que su mano se llenó de lepra y sanó. Esta enfermedad, aunque tal vez no sea la misma que actualmente se conoce como lepra, prevalecía en Egipto y se consideraba incurable. 

Moisés había huido por temor a la culebra ( Exodo 4:3) y seguramente quedó horrorizado al ver su mano leprosa. Sin duda, también se llenó de asombro reverente al ver que al instante se curó. Dios dijo que esa postrera señal podría ser más efectiva para el pueblo que la primera (v. 8). Finalmente, desapareció el temor de Moisés de que nadie creería que Dios lo había comisionado.

La tercera señal sería la milagrosa capacitación de Moisés para convertir las aguas del río Nilo en sangre (v. 9). Los egipcios consideraban ese río como fuente de la vida y la productividad. Así que Moisés, al demostrar a la gente que él tenía poder sobre el Nilo, probaría que Dios le había dado la capacidad de vencer a los egipcios. Más adelante, Moisés realizó estos milagros ante los israelitas (vv. 29–30), y como Dios predijo (vv. 5, 8), la gente le creyó (v. 31). Es interesante que la primera plaga fuera similar a la tercera señal: cuando Aarón golpeó el río Nilo con su vara, el agua se convirtió en sangre ( Exodo 7:17–21).

La cuarta objeción de Moisés fue su supuesta falta de elocuencia y de habilidades de oratoria (Exodo 4:10–17; cf. Exodo 6:12, 30). Tardo en el habla y torpe de lengua significa que no tenía fluidez en el hablar. 

Aparentemente, Moisés estaba subestimando sus habilidades, porque Esteban dijo que él había sido “poderoso en sus palabras” (Hch. 7:22). La respuesta inicial de Dios a la objeción de Moisés fue un recordatorio, por medio de una serie de preguntas, de que Jehová es el que determina las habilidades e incapacidades del hombre. Después, el Señor repitió su breve comisión (Ahora … vé; cf. Éx. 3:10). Aunque se sintió reconfortado por el poder capacitador de Dios (yo estaré con tu boca y te enseñaré; cf.Exodo  4:15), la magnitud y dificultad de la tarea le asustaban.

Cuando Moisés le sugirió a Dios que consiguiera a otra persona (v. 13), el Altísimo se enojó. (Cf. otras cinco referencias al enojo de Dios: Exodo 15:7; Exodo 22:24; Exodo 32:10–12.) ¿Por qué se enojó el Señor? Probablemente porque percibió que las palabras de Moisés provenían más de la desobediencia que del temor. Así que le dijo a Moisés que debía dejar que su hermano hablara por él ( Exodo 4:14–16; cf. Exodo 7:1). 

No obstante, ese vocero de Moisés algún día elaboraría un becerro de oro ( Exodo 32:1–5 ), y se convertiría en un portavoz falso ( Exodo 32:22–24 ). A continuación, Dios le aseguró que él les ayudaría a ambos a hablar ante faraón y el pueblo ( Exodo 4:15–16; cf. v. 12; 7:1–2). Además, le dijo que tomara su vara, que se había convertido en culebra ( Exodo 4:2–4), como objeto que le ayudaría a lograr las maravillas que seguirían (cf. Exodo 7:9–10). En Exodo 4:20 se le llama “la vara de Dios”.

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