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viernes, 23 de octubre de 2015

Construyámonos una ciudad y una torre con una representación de los cielos. Y hagámonos un nombre...confundamos allí su lengua para que nadie entienda el lenguaje de su compañero.

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6









Babilonia
Génesis 11: 1-9

1      Entonces toda la tierra era de una sola lengua y de unas mismas palabras.
2      Y en su deambular hacia el oriente, encontraron una llanura en la tierra de Sinar y se establecieron allí.
3      Entonces dijo cada cual a su prójimo: ¡Vamos! Fabriquemos ladrillos y cozámoslos al fuego. Y el ladrillo les fue por piedra y el asfalto por argamasa.
4      Y dijeron: ¡Vamos! Construyámonos una ciudad y una torre con una representación de los cielos. Y hagámonos un nombre, no sea que seamos esparcidos por la faz de toda la tierra.
5      Pero YHVH descendió para ver la ciudad y la torre que edificaban los hijos del hombre.
6      Y dijo YHVH: He aquí que son un pueblo, y todos ellos tienen la misma lengua, y este es sólo el principio de su obra, y nada les hará desistir de lo que traman hacer.
7      ¡Vamos!, descendamos ya y confundamos allí su lengua para que nadie entienda el lenguaje de su compañero.
8      Y los dispersó YHVH de allí por toda la superficie de la tierra, y desistieron de construir la ciudad.
9      Por eso llamó su nombre Babilonia, porque allí confundió YHVH la lengua de toda la tierra, y desde allí los esparció YHVH por la superficie de toda la tierra.

LA DISPERSIÓN Y SUS CONSECUENCIAS

ESTUDIAMOS NUESTRA LECCIÓN PARA ENSEÑAR EN LA CONGREGACIÓN 
 LA DISPERSIÓN DE BABEL 
Génesis 11:1–9


Este pasaje explica cómo se esparcieron las naciones por toda la tierra del mundo antiguo. Contiene un mensaje de juicio: lo que era el orgullo de los hombres, fue precisamente lo que provocó su caída, y lo que más temían, fue lo que vino sobre ellos (cf. Pr. 10:24a).

El relato se estructura usando el paralelismo antitético y el quiasmo (fig. de la retórica que consiste en presentar en orden inverso los miembros de dos secuencias; e.g. “Cuando quiero llorar no lloro, y a veces lloro sin querer”). Todo lo que la humanidad se propuso en la primera parte de la porción (Gn. 11:3–4), desapareció en la segunda (vv. 5–9); es casi un deshacer o regresión de su actividad, aun al extremo de que se expresa en términos paralelos. La narración gira alrededor del hecho central: “Y descendió Jehová” (v. 5).

Uno de los problemas de este pasaje es la relación que tiene con el cap. 10. El principio del cap. 11 dice que todo mundo hablaba “una sola lengua” y usaba un solo vocabulario, pero en el cap. 10, el relato dice que ya se habían dividido las naciones de acuerdo a sus pueblos y lenguas. Las palabras “tierras”, “naciones”, “familias” y “lenguas” aparecen tres veces, aunque no siempre en el mismo orden (10:5, 20, 31). 

Es probable que 11:1–9 sea la explicación de cómo surgió el arreglo del cap. 10, ya que a menudo, Génesis se sale del orden cronológico para componer el material temáticamente. La cronología exacta sólo se esboza en la expresión que se incluye acerca de Peleg: “en sus días fue repartida la tierra” (10:25).

11:1–4. Parece que el pecado de los sinaritas (habitantes de una llanura en la tierra de Sinar) fue el orgullo desmedido, porque dijeron: Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al cielo; y hagámonos un nombre. Esta fue una rebelión abierta contra Dios, porque pretendieron independizarse de él. Con frecuencia se compara a la humildad con la confianza y la obediencia. 

Por el contrario, el orgullo se relaciona con la independencia y desobediencia. Aquí, la gente se unió para fortalecerse y orgullosamente, hacerse de una reputación por sí mismos: por si fuéremos esparcidos sobre la faz de toda la tierra. Parece que esta fue una directa oposición a la orden divina de que se multiplicaran y llenaran la tierra (9:1).

11:5–9. Su deseo de aumentar su unidad y fortalecerse llevaba en sí mismo un gran potencial para cometer la maldad más grande, según la evaluó Dios: han comenzado a hacer la obra, y nada les hará desistir ahora de lo que han pensado hacer (“y ahora nada de lo que se propongan hacer les será imposible”, BLA). Así que lo que no quisieron hacer en obediencia (i.e., esparcirse por la tierra, v. 4), al castigarlos, el Señor lo hizo por ellos (v. 8).

Sin duda, Sinar (v. 2) se refiere a la zona de Babilonia, porque el pasaje culmina (v. 9) usando un juego de palabras. Babel (bāḇel) suena muy parecido al vb. confundió (bālal). Los escritos babilónicos que relatan la construcción de la ciudad de Babilonia refieren que fue edificada en el cielo por los dioses como una ciudad celestial, la cual es una expresión de vanagloria (Enuma Elish VI, líneas 55–64). Esos registros dicen que fue edificada siguiendo el mismo proceso de hacer ladrillos que se describe en el v. 3, pero además, cada ladrillo tenía inscrito el nombre del dios babilonio Marduk. 

Asimismo, el zigurat, la torre que se cree fue construida por primera vez en Babilonia, se decía que tenía su punta en el cielo (cf. v. 4). Esa montaña artificial se convirtió en el centro de adoración de la ciudad, y tenía un templo en miniatura en lo alto de la torre. Los babilonios se enorgullecían de su capacidad de construcción y se vanagloriaban de su ciudad, porque la consideraban no sólo impenetrable, sino también la ciudad celestial bābili (“la puerta de Dios”).

Pero el registro de Génesis ve a esa ciudad como la primera potencia del mundo, el epítome de los poderes impíos. En una palabra, es el “anti-reino”. Por lo tanto, el registro de los vv. 1–9 es literatura polémica, porque muestra el poder absoluto de Dios al dictar ese castigo sumario. 

Lo que la gente creía que era su mayor fuerza—la unidad—el Señor la destruyó con rapidez al confundir su lengua (v. 7; cf. v. 9). Lo que ellos temían más—ser esparcidos (v. 4)—fue lo que vino sobre ellos en forma natural (los esparció Jehová desde allí sobre la faz de toda la tierra, v. 8; cf. v. 9). Lo que ellos más deseaban—hacerse un nombre (v. 4)—irónicamente fue precisamente lo que sucedió, porque su ciudad vino a ser conocida como “Babel”. Fue así que dejaron de edificar la ciudad y fueron esparcidos por toda la tierra.

Este relato provee una conclusión muy adecuada para los acontecimientos primigenios. La narración describe a las familias de la tierra esparcidas través de todo el mundo entonces conocido y sin esperanza. Ya habían desaparecido tanto la señal de protección para los fugitivos (cf. 4:15) como la señal del arco iris en las nubes (9:13). 

Los hombres se quedaron sin un rayo de esperanza o muestra de la gracia divina. Todo esto deja al lector esperando una solución. Después de incluir una genealogía como conexión (11:10–26), se provee precisamente esa solución. De entre las naciones esparcidas, Dios formó una nación que posteriormente fue su canal de bendición. Así que el Señor no había terminado su plan para la raza humana. Este cap. simplemente prepara al lector para la obra que él va a realizar.

Ciertamente, en todo esto se encuentra algo más que un simple relato de lo que pasó para explicar la lista de naciones (cap. 10). Si Moisés sólo hubiera querido trazar el desarrollo del programa de Dios, lo habría hecho en forma directa. Pero hace uso de juegos de palabras, repeticiones, caracterizaciones y moralejas—todo ello teniendo en mente a la tôrâh (“ley”), la regla moral—para enseñar una lección.

Israel fue llamado de Egipto para constituir la teocracia escogida por Dios. Debía establecerse como el pueblo unificado de Dios y ser conocido en todo el mundo. El único requisito era que le obedecieran. Si lo hacían, el Señor los establecería con firmeza. Pero si por el contrario erguían la cabeza en señal de desafío y se rebelaban contra él, serían esparcidos por toda la tierra. Por lo que siguió, sabemos que Israel continuó por el mismo camino desastroso que los babilonios.

Entonces, el tema del orgullo aquí es muy importante. Dios corrige a los que se exaltan con soberbia. Para él, la dispersión (con sus guerras y conflictos) es preferible a una apostasía unificada. El plan divino se llevará a cabo, si no es contando con la obediencia del hombre, entonces a pesar de la desobediencia de él.

El profeta Sofonías explica maravillosamente la humillación de Babel. De cierto, sus palabras vuelven a estos acontecimientos y anticipan la gran unificación que ocurrirá en el reino milenial, cuando todos hablarán un solo y puro lenguaje para adorar a Dios en su monte santo. 

Además, todos se reunirán de las naciones a las cuales habrán sido esparcidos (Sof. 3:9–11). El milagro que se realizó en Pentecostés (Hch. 2:6–11) fue un atisbo de ese acontecimiento que todavía está por venir.


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sábado, 17 de octubre de 2015

Ester hacía todo lo que le ordenaba Mardoqueo, como cuando ella era criada por él. Ester no había revelado su estirpe ni su pueblo

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


 







NOS PREPARAMOS PARA ENSEÑAR EN LA CONGREGACIÓN
Ester 1:10-22, 2:1-20 

10      Al séptimo día, cuando el rey estaba alegre a causa del vino, ordenó a Mehumán, Bizta, Harbona, Bigta, Abagta, Zetar y Carcas, los siete eunucos que servían al rey Asuero,
11      que condujeran a la reina Vasti ante el rey, ornada con la corona real, para mostrar su belleza a la gente y a los príncipes, porque era muy hermosa.
12      Pero la reina Vasti se negó a cumplir la orden que el rey envió a través de los eunucos, por lo que el rey se indignó en gran manera y se llenó de ira.
13      Entonces el rey, como era la costumbre del rey con los que conocían la ley y el derecho
14      (de quienes los más cercanos eran Carsena, Setar, Admata, Tarsis, Meres, Marsena y Memucán, los siete príncipes de Persia y Media, quienes veían el rostro del rey y se sentaban los primeros en el reino) consultó a los sabios que conocían los tiempos, diciendo:
15      Según la ley, ¿qué ha de hacerse con la reina Vasti por no haber cumplido la orden del rey Asuero enviada mediante los eunucos?
16      Entonces respondió Memucán ante el rey y los príncipes: La reina Vasti no ha faltado el respeto solamente el rey, sino también a todos los príncipes y a todos los pueblos que están en todas las provincias del rey Asuero.
17      Porque esta acción de la reina llegará a oídos de todas las mujeres, las cuales podrían menospreciar a sus maridos cuando se diga que el rey Asuero ordenó a la reina Vasti que se presentara ante él, y ella no quiso.
18      Y en este mismo día las princesas de Persia y de Media, enteradas del proceder de la reina, podrán decir lo mismo a todos los príncipes del rey, de modo que se levantará una gran indignación y desprecio.
19      Si parece bien al rey, expídase un edicto real de su parte, que sea escrito entre las leyes de Persia y de Media, con carácter irrevocable, que Vasti no comparezca más ante la presencia del rey Asuero, y otorgue el rey su título de reina a otra más digna que ella.
20      Y así, cuando el edicto del rey, el que va a hacer, sea oído en todo su reino ¡que siempre sea grande! todas las mujeres darán honra a sus maridos, desde el más importante hasta el más humilde.
21      Y el consejo agradó al rey y a los príncipes, y el rey hizo conforme a la palabra de Memucán,
22      y envió cartas a todas las provincias del rey, a cada provincia según su escritura, y a cada pueblo según su lengua, para que cada varón fuera cabeza en su casa y lo difundiera conforme a la lengua de su pueblo.

Ester, elegida reina

2      Después de estas cosas, cuando la ira del rey Asuero se hubo aplacado, se acordó de Vasti, y de lo que había hecho y de lo que había sido decretado contra ella.
2      Entonces los asistentes personales que servían al rey dijeron: Búsquense para el rey jóvenes vírgenes y de hermoso parecer,
3      y designe el rey funcionarios en todas las provincias de su reino para que reúnan a todas las jóvenes vírgenes y de hermosa apariencia en Susa, la ciudadela, en el harén, bajo la custodia de Hegai, eunuco del rey, guardián de las mujeres, y que se les den sus atavíos,
4      y la joven que sea agradable ante los ojos del rey, que reine en lugar de Vasti. Y el consejo agradó al rey, y lo hizo así.
5      Había un varón judío en Susa, la ciudadela, llamado Mardoqueo ben Jair, hijo de Simei, hijo de Cis, benjamita,
6      el cual había sido deportado de Jerusalem con los cautivos que fueron deportados con Jeconías, rey de Judá, a quien Nabucodonosor rey de Babilonia había llevado cautivo.
7      Éste había criado a Hadasa (que es Ester), hija de un tío suyo, porque ella no tenía padre ni madre, y la muchacha era de bella figura y hermosa apariencia. Cuando murieron su padre y su madre, Mardoqueo la tomó como hija suya.
8      Y cuando se divulgó la orden del rey y su edicto, aconteció que muchas doncellas fueron reunidas en la ciudadela de Susa bajo la custodia de Hegai, y Ester también fue llevada al palacio real, al cuidado de Hegai, guardián de las mujeres.
9      Y la joven halló gracia ante sus ojos y él fue bondadoso con ella, por lo que se apresuró a darle sus atavíos y ungüentos, y le asignó siete doncellas del palacio real para que la sirvieran, y la puso con sus doncellas en el mejor lugar del harén.
10      Ester no declaró cuál era su pueblo ni su linaje, porque Mardoqueo le había ordenado que no lo declarara.
11      Y cada día Mardoqueo se paseaba delante del patio del harén para saber cómo estaba Ester y cómo la trataban.
12      Y al llegar el turno de cada doncella para acudir al rey Asuero, al cabo de haber estado doce meses sometidas al reglamento vigente para las mujeres (porque el tiempo de su embellecimiento era este: seis meses con óleo de mirra y otros seis meses con perfumes y atavíos femeninos),
13      entonces la doncella acudía al rey; y todo lo que ella pedía le era dado, para llevar consigo del harén al palacio real.
14      Entraba por la tarde, y por la mañana regresaba a un segundo harén, al cuidado de Saasgaz, eunuco del rey y guardián de las concubinas. Y no acudía más al rey, a menos que el rey la deseara, y la mandara a llamar por su nombre.
15      Y cuando le tocó el turno de ir al rey a Ester, hija de Abihail, tío de Mardoqueo, quien la había tomado por hija suya, ella no solicitó cosa alguna, sino lo que había indicado Hegai, eunuco del rey y guardián de las mujeres, pues Ester hallaba gracia a los ojos de todos cuantos la veían.
16      Así pues, Ester fue llevada al rey Asuero, a su palacio real, en el mes décimo, que es el mes de Tebet, en el año séptimo de su reinado.
17      Y amó el rey a Ester más que a todas las mujeres, y logró ante él más gracia y favor que todas las doncellas, tanto que él le puso la corona real sobre la cabeza, y la proclamó reina en lugar de Vasti.
18      Y el rey celebró un gran banquete para todos sus príncipes y servidores: el banquete de Ester; y condonó tributos a las provincias, y dio presentes conforme a la generosidad del rey.
19      Y cuando las doncellas fueron reunidas por segunda vez, Mardoqueo estaba junto a la puerta real.
20      Ester no había revelado aún su estirpe ni su pueblo, como le había encargado Mardoqueo; pues Ester hacía todo lo que le ordenaba Mardoqueo, como cuando ella era criada por él.

 
De sierva a reina



Deposición de Vasti, Ester 1:10–22
Se cree que la reina Vasti, mencionada en la Biblia, es la reina conocida en otras fuentes como Amestris. Ella no acompañó a Asuero en la campaña contra Grecia, aunque las otras esposas de los gobernantes sí lo hicieron. Algunos creen, según la explicación bíblica, que había sido relegada hacía unos años; de allí el por qué no había acompañado a su esposo a Grecia. Se sabe que ella fue la responsable para que fuere mutilada la madre de una de las compañeras de Asuero no mucho después de la campaña a Grecia. 


Luego de esto, ella no aparece en la historia secular hasta que su hijo Artajerjes llega al trono. No es posible probar por la historia secular si Vasti fue o no la reina de Persia después del tercer año del reinado de Asuero. Su destronamiento sólo lo encontramos en la Biblia.

El rey había estado bebiendo durante siete días cuando ordenó que Vasti se presentara delante de los hombres en el banquete para mostrar su belleza (vv. 10–12). El hecho de su negación a presentarse ha intrigado a los lectores durante más de 2.000 años. ¿Por qué se negó? La razón más obvia sería que ella no quería mostrarse ante un grupo de personas “llenas de vino”, o sea, borrachas, ya que el autor describe la escena en estos términos.


Una especulación es que el rey le pidió aparecer sin ropa, o solamente con su corona y nada más (véase Tárgum II). Otros calculan el tiempo en que su hijo nació y opinan que estaba embarazada en esa época. Un comentarista especula que se negó para no colocarse al mismo nivel que las concubinas y mujeres del harén, quienes podían haber estado presentes en el banquete. Otro comentarista señala que el autor, al no darnos el motivo, insinúa algo muy significativo, esto es, que Vasti no tenía derechos reales. 


Todavía otros opinan que la negación de Vasti es meramente una excusa literaria para su deposición y la elevación de Ester. No podía negarse al mandato del rey, no importara cual fuera el motivo. Por otra parte, es posible que el escritor no supiera el porqué Vasti se negó a asistir al banquete.

Si el motivo de la negación de Vasti queda en duda, la explicación por la reacción de Asuero es bien obvia (v. 12b). Su honor estaba en juego. Recién, habiendo impresionado a todos en el banquete de su gloria, riqueza y poder, el hecho de la negación de la reina de su mandato lo dejaba en ridículo. Tendría que hacer algo inmediatamente y drástico para rescatar su honor.


Ha habido intentos de determinar el significado del nombre de cada uno de los siete eunucos, pero ¿qué ganaríamos si pudiéramos saberlo? Una de las funciones de estos eunucos era la de comunicación entre el rey y la reina. Sólo un eunuco, hombre castrado, podría acercarse a la reina. Los nombres de los siete eunucos, como también los de los sabios, son de origen persa.


En vez de tomar una decisión drástica en el calor de su humillación, Asuero sabiamente esperó para consultar con los sabios que podrían aconsejarle en cuanto a las posibles alternativas legales. Obviamente, estos siete hombres sabios (comp. Esd. 7:14; Isa. 44:25; 47:13; Dan. 2:27), mencionados en el v. 14, formaban parte del gobierno del imperio. La expresión “tenían acceso al rey” traduce el hebreo “los que veían el rostro del rey”. 


Si ellos eran de las siete familias que apoyaron a Darío en su opción o tentativa por el trono, entonces la reina tendría que haber sido elegida de una de estas siete familias. Algunos que argumentan contra la historicidad de Ester señalan que es imposible que una joven pobre, desconocida como Ester, que es obvio que no era de una de estas siete familias, pudiera haber sido elegida reina. Otros indican que Vasti misma no era de una de las siete familias y así que el precedente ya había sido establecido.

La sección que sigue (vv. 16–20) describe el consejo que estos sabios dieron al rey. Memucán, mencionado último en el v. 14, aparece como el vocero del grupo y declara solemnemente “ante el rey y los magistrados” el resultado de la consulta realizada a pedido del rey. Aunque el relato en el v. 15 parece destacar que no había ley establecida que se ocupara acerca de la desobediencia de la reina, la idea es más bien mostrar la necesidad de tener una. Memucán predijo que ocurriría un desastre nacional cuando se difundiera la noticia de que la reina había desobedecido al rey. Había hecho mal, no sólo hacia él y los magistrados, sino contra todo el reino.


Un comentarista señala que Vasti violó la ley no escrita y que su poder podía ser esgrimido sólo en privado. Parece que la reina perdió su posición en la corte, más bien que sufrir el destierro o la muerte. En efecto, el decreto significaba un divorcio irrevocable, rebajando la posición, poder y honor de Vasti a la de cualquier mujer. Nunca más el rey la invitaría, ni ella tendría acceso directo a él. Los magistrados sugieren que la posición de Vasti sea dada a otra, pero esto no fue realizado por algún tiempo. La mayoría de los comentaristas creen que la campaña de Grecia mantuvo a Asuero ocupado durante los años siguientes, razón por la cual se hubiera aplazado el edicto. 


Este decreto (v. 20) en sí no demandaba respeto de parte de las mujeres porque ¿cómo se puede exigir el respeto? La sentencia servía más bien para mostrar las consecuencias de la falta de respeto. Las mujeres debían ser intimidadas para fingir respeto hacia sus esposos, lo sintieran o no. 

Ester es un libro en el cual la voluntad del rey es suprema, sin importar el costo humano que se tuviera que hacer (v. 21).

Un comentarista señala que en ese tiempo cuando dos personas de antecedentes étnicos diferentes se casaban, el idioma de la madre era el que hablaban los niños, ya que la madre podía tener contacto diario y más íntimo con ellos. El peligro por supuesto era que ellos no aprenderían el idioma del padre.


Vemos este problema reflejado en Nehemías 13:23–25. El profeta está preocupado porque los niños habían perdido o estaban perdiendo la habilidad de hablar el idioma del pueblo israelita. Puede ser que este pasaje de Ester (v. 22) quiera dar la idea de que una manera en que los hombres pueden gobernar su casa es insistir en que el idioma del padre sea el idioma de la familia.


El rey tomó sumo cuidado de que el decreto se leyera y se aplicara en todo su reino, provincia por provincia, y en el idioma de cada una. Los reyes persas empleaban el arameo para los decretos reales, pero los enviaban también en dos o tres idiomas más. Con esta práctica nadie tendría un pretexto para no obedecer. Es de notar que la frase “Él expresó, en el idioma de cada pueblo…” es difícil; se omitió en la Septuaginta, probablemente por lo oscuro del texto hebreo original.


 ¿Búsqueda de una nueva reina, Ester 2:1–20
Siguiendo la recomendación de los jóvenes del palacio, el rey pone en marcha un proceso para descubrir, aprobar y coronar a la nueva reina quien tomaría el lugar de Vasti. Este proceso se realiza en tres etapas: el concurso de belleza (2:2-4), la presentación de Mardoqueo y Ester (2:5-7), y la coronación de Ester como la nueva reina (2:8-20).


El autor sugiere que el rey, habiendo pasado la reacción inicial por la negación de Vasti que causó su humillación pública, ahora estaría dispuesto a perdonar a Vasti e instalarla de nuevo como reina. Quizás pensaba que le había tratado con demasiada dureza. Sin embargo, se vio atado por el decreto irrevocable (v. 1). 


La Septuaginta, sin embargo, da una interpretación distinta, comentando que el rey “no la recordaba más”. Desde que Vasti fue presentada sólo para mostrar cómo Ester fue elegida para tomar su lugar, el autor del libro no sentía la necesidad de relatar el destino de ella. Esta es la primera vez, pero no la última, en que Asuero sería atrapado en su propio laberinto legal.

Consejos Ester 1:21
Los buenos consejos ocupan un lugar importante en la trama de este libro. En este versículo, los sabios aconsejan al rey. Luego se menciona a Mardoqueo aconsejando a su hija adoptiva, a la esposa; también los amigos aconsejan a Amán, y Amán aconseja al rey.

(1) Concurso de belleza, Ester 2:1–4

La idea de realizar un concurso nacional de belleza agradó al rey y se llevó a cabo. Esta práctica aparece en literatura folclórica de muchos países, sin embargo ignora la costumbre persa que requería que la nueva reina fuera de raza persa. Parece que la única consideración en la elección de la nueva reina sería su apariencia física (v. 2), lo que agradaría “a los ojos del rey” (v. 4). El “tratamiento cosmético” (vv. 3, 9, 12) incluía un largo proceso de purificación física, dieta especial y adorno con toda clase de joyas y ungüentos preciosos.

El costo humano no fue tenido en cuenta. No interesa que sólo una joven tuviera la oportunidad de llegar a ser reina. No importaba que las demás probablemente vivirían el resto de sus vidas como parte del harén del rey, y posiblemente nunca más serían llamadas a presentarse delante de él. No importaba que perdieran su oportunidad de casarse y formar su propia familia.


Algunos comentaristas creen que las jóvenes que no eran elegidas probablemente tendrían la libertad para regresar al hogar. Otros arguyen que esto es altamente improbable dada la filosofía de la época que consideraban que algo del poder del rey podía haberse depositado en ellas. Permitirle irse podría haber significado el riesgo de la pérdida del poder. 


Estas jóvenes probablemente vivirían como parte del harén del rey. No se dice nada acerca de los sentimientos personales de estas muchachas, pero el relato es presentado de tal manera que sospechamos que si ellas eran elegidas no tenían más opción que ir.

Mardoqueo ( Ester 2:5 )
Además de haberse encontrado el nombre “Mardoqueo” en las listas de los exiliados que regresaron a Judá (Esd. 2:2; Neh. 7:7), un nombre similar se ha hallado en unas tabletas persas en Persépolis. Sesenta y seis de estas tabletas han sido fechadas como pertenecientes a la época de Asuero. En más de treinta de ellas se lee el nombre Marduka o Marduku; y probablemente se refiere a distintas personas, lo que indica que se trataba de un nombre bastante común. 


Otro documento de esa misma época menciona a cierto Marduka que servía como contador en un viaje de inspección por la ciudad de Susa. Algunos estudiosos piensan que este Marduka pudo haber sido el Mardoqueo que aparece en el libro de Ester, ya que varias veces se lo menciona como “sentado a la puerta real” (ver 2:21; 3:2), costumbre que se asignaba a los oficiales persas.

(2) Presentación de Mardoqueo y Ester, Ester 2:5–7. 

Antes de describir cómo el “tratamiento cosmético” se llevaba a cabo, el autor introduce dos personas que juegan un papel preponderante en la narración que sigue. El nombre “Mardoqueo” aparece en Esdras 2:2 y Nehemías 7:7 entre los que regresaron a Jerusalén con Zorobabel, pero difícilmente sería la misma persona mencionada aquí. Lightfoot y otros, sin embargo, opinan que se trata de la misma persona y quien luego regresó a Persia. Parece que el nombre “Mardoqueo” tiene una relación directa con Marduc, uno de los dioses babilónicos. También se menciona en un texto contemporáneo de ese período el nombre de un tal Marduca, que servía como contador en una gira de inspección de Susa.

Parece haber dos caminos aceptables para entender el propósito de la genealogía de Mardoqueo (v. 5). Algunos estudiosos, que dan mucha importancia a la genealogía, creen que el propósito es presentar a Mardoqueo como una figura casi de la realeza. Según uno de ellos, el autor está muy interesado en los conceptos de realeza y monarquía. Se insinúa el linaje real de Mardoqueo, así como su genealogía, para más adelante presentarlo abiertamente como miembro de la realeza.


En 6:8 Mardoqueo usa las ropas reales; en 8:15 usa sus ropas y corona propias. Mardoqueo es presentado como el hijo de Jair, hijo de Simei, hijo de Quis, del linaje de Benjamín. 


En 2 Samuel 16:5–8 leemos de un Simei que se oponía al rey David. En 1 Crónicas 3:10–19 está en la lista un tal Simei como el bisnieto de Jeconías el rey, que fue llevado al exilio en el tiempo en que los parientes de Mardoqueo fueron deportados.

En 1 Crónicas 4:34–43 leemos de los hijos de Semaías, quienes destruyeron un grupo de amalequitas. Esto muestra que la enemistad entre los israelitas y los amalequitas iba en aumento.

Cómo llegaron a Persia los judíos
En el año 597 a. de J.C., Nabucodonosor, rey de Babilonia, llevó cautivo a Joaquín, rey de Jerusalén, y con él a más de 10.000 judíos. Uno de estos fue Quis, bisabuelo de Mardoqueo. Después de la muerte de Nabucodonosor en el 562 a. de JC., el imperio babilónico decayó rápidamente debido a los malos gobiernos de sus sucesores.
 

En el año 539 a. de J.C., el ejército de Ciro, rey de Persia, atacó y tomó Babilonia. Daniel describe cómo Belsasar fue repentinamente depuesto una noche, mientras celebraba un banquete (Dan. 5). El historiador Jenofonte menciona que los persas atacaron la ciudad durante una fiesta en la que todo Babilonia estaba bebiendo y divirtiéndose durante toda la noche.

Años más tarde, cuando los persas permitieron que algunos judíos regresaran a su tierra, muchos de ellos prefirieron quedarse en Persia. Hay muchos indicios de que la población judía en el exilio en Babilonia disfrutaba de un bienestar económico y podía mantener ciertos derechos y también cierto grado de autonomía.


Cuando suceden los eventos relatados en Ester, el judío Mardoqueo se encuentra en Susa, capital de Persia, junto con muchos otros de su raza.

El nombre Quis es mejor conocido como el nombre del padre de Saúl. Estudiosos creen que el autor del libro de Ester intenta hacernos entender que Mardoqueo es descendiente del linaje de Saúl, y por esa razón es una figura de la realeza. El propósito de la genealogía es traer a la mente del lector la persona de Saúl. El propósito para recordar a Saúl en el relato sería para aclarar el porqué los judíos no tomaron botín cuando se defendieron contra sus enemigos, durante el tiempo descrito en el libro de Ester.


En 1 Samuel 15, a pesar del edicto del día de no tomar despojo, Saúl había saqueado a los amalequitas. Este pecado fue una de las razones por las que el reinado le fue quitado y dado a David. El autor de Ester parece estar implicando que los judíos bajo el liderazgo de Mardoqueo honraron la prohibición ignorada por sus antepasados. Por lo tanto, la situación de 1 Samuel 15, en la cual Saúl pierde su reinado, es revertida por uno de sus descendientes, Mardoqueo, quien por decirlo así restaura la línea real de Saúl.
Eruditos creen que el autor de Ester fue capaz de capitalizar los conceptos de majestad y prerrogativas reales, ya que Mardoqueo era del linaje de Saúl más bien que del de David. 


La tradición davídica anhelaba un regreso a la tierra con la restauración de Israel como un estado político independiente en todo sentido. Los judíos que habían decidido no regresar a la tierra de Israel no promovieron ni desearon aparentemente la restauración del reino davídico. Tal restauración tendría entonces poco o ningún efecto sobre sus vidas. En realidad, el libro de Ester puede estar implicando que los judíos de la diáspora no necesitaban la restauración de Israel como una entidad política independiente. Como Ester y Mardoqueo lo prueban, los judíos podían elevarse a posiciones de poder y privilegio en tierras extranjeras sin la restauración del reino davídico.

Otros estudiosos ofrecen una interpretación diferente en cuanto al propósito de la incorporación de la genealogía de Mardoqueo en el libro de Ester. No creen que el propósito del autor fuera el de indicar que Mardoqueo descendía de Saúl. De ser este el propósito ¿por qué el autor no incluyó el nombre de Saúl en la genealogía? 


Otros estudiosos contestarían que la referencia está velada para evitar ser acusado de deslealtad o aun traición contra el rey extranjero bajo cuyo reinado ha decidido vivir. Sea correcto o equivocado, los estudiosos creen que el propósito de la genealogía fue señalar dos coincidencias. Una que el abuelo de Mardoqueo y el padre de Saúl tienen el mismo nombre. La otra, que Saúl y Mardoqueo son de la misma tribu y que Mardoqueo en su día confrontó a un agageo, así como lo había hecho Saúl en el suyo.

Aquellos que argumentan contra la historicidad de Ester señalan que si Mardoqueo hubiera sido llevado al exilio (v. 2:6) y hubiera vivido hasta el comienzo del reinado de Asuero tendría 140 años, y Ester, probablemente, entre 100 y 120 años. 


Estos cálculos se basan en el hecho de que desde la cautividad de Jeconías en el año 597 a. de J.C. hasta el comienzo del reinado de Asuero en 485 a. de J.C. existe un lapso de 112 años. 

Una forma de entender el pasaje es interpretar que quien fue llevado al exilio fue Quis, y no Mardoqueo. Entonces, siguiendo la práctica judía de omitir eslabones en la cadena genealógica, Mardoqueo sería un descendiente directo, pero no inmediato, de los que fueron llevados en cautiverio.

Mardoqueo había criado como a una hija a su prima huérfana Hadasa, nombre hebreo, o Ester, como él la llamaba en Persia (v. 7). Se han hecho muchos estudios sobre el significado de los dos nombres. Hadasa significa “mirto”. 


El uso de este término pudo haber sido significativo para los lectores judíos. Uno de los estudiosos observa que el profeta Isaías predijo que el mirto entre otras plantas podía ser usado por Dios para tornar el seco y árido desierto en un oasis (Isa. 41:19). Isaías 55:13 relata que el desierto en flor sería un recordatorio o una señal eterna a Jehovah “y de señal eterna que nunca será borrada”. 

El desierto en flor simbolizaba la verdad de que Dios había perdonado al pueblo de Israel, y continuaba cuidándolo. En el contexto del libro de Ester, Dios salvará al pueblo por medio de las acciones de una joven cuyo nombre significa mirto, que simbolizan paz y acción de gracias.

Otras posibilidades son que el nombre era derivado de la diosa babilónica Ishtar o de la palabra persa para “estrella”, o también de la palabra persa para “novia”. 


Probablemente, la idea que abarca todo el pasaje es que la joven usó dos nombres: el nombre hebreo en casa y con su pueblo, y el nombre persa en sus contactos con el pueblo persa. Parece seguro dar por sentado que la mayoría de los judíos de ese tiempo quienes habían tenido contacto con los persas usarían un nombre entendible y fácil de ser pronunciado por los persas.
 
 Coronación de Ester, Ester 2:8–20
Ester fue llevada al palacio con las otras jóvenes (vv. 8, 9). La expresión “fue llevada” implica voluntariamente. Sin embargo, el Tárgum I lo traduce “fue llevada a la fuerza” y el Tárgum II explica que Mardoqueo había escondido a Ester cuando los emisarios del rey buscaban las jóvenes más bellas. Por otro lado, la Septuaginta introduce en el texto (14:3–19) una oración de Ester en la que confiesa que se había casado con un incircunciso contra su voluntad.

La bendición de la adopción
Mardoqueo es un ejemplo del cuidado de un pariente hacia un familiar desamparado. Veamos algunos aspectos destacados de esta adopción: 


(1) En 2:7 se nos dice que él crió a su prima Ester pues ésta había perdido a sus padres. Pero no solo la crió —proveyendo alimento y vestido— sino que “la tomó como hija suya”. Esto implica un cuidado afectivo más allá de cubrir las necesidades materiales básicas; era una verdadera y profunda relación de padre e hija. 

(2) En 2:10 vemos a Mardoqueo aconsejando a Ester. Él sabía lo que era mejor para su hija adoptiva y se preocupó de indicárselo, aun cuando Ester ya era mayor de edad y no vivía con él. En la poesía “Martín Fierro” encontramos esta misma verdad cuando leemos:
“Un padre que da consejos
más que padre es un amigo”.


(3) En 2:11 vemos otra faceta de la relación de adopción. Mardoqueo continuaba interesado y vigilante de lo que le acontecía a su hija adoptiva. Es importante notar que esto lo hacía “cada día”. 


(4) En 2:20 vemos que Ester, por su parte, obedecía las instrucciones de Mardoqueo “como cuando estaba bajo su protección”, aun cuando ya había sido proclamada reina. 

(5) En 4:17 ahora es Mardoqueo quien obedece las órdenes de su hija adoptiva. Esta relación muestra la bendición, tanto para padres como para hijos, de lo que significa la adopción. Quienes han tenido el privilegio de vivir de cerca esta experiencia dan testimonio del cambio profundo que ocurre con la llegada de ese hijo o esa hija tan anhelado. Un matrimonio pastoral en Argentina pudo recibir esta bendición; y a raíz de la misma, el padre escribió un inspirador libro titulado: “Por esta niña oraba”. Damos gracias a Dios por familias dispuestas a ser y recibir bendición a través del recurso paterno de la adopción.

El comentarista Lichtenberger entiende que Mardoqueo tenía amigos en la corte de Asuero, y que fue por su influencia que Hegai se fijó en Ester y luego la presentó al rey. Si es así, fue Mardoqueo quien es el verdadero héroe de la historia, el responsable por la liberación del pueblo judío. Este comentarista nos recuerda que el último capítulo termina enfatizando la grandeza de Mardoqueo, no de Ester. Más, hubo un tiempo cuando la fiesta de Purim fue llamada “El día de Mardoqueo”. Parece convincente este argumento, pero en la fiesta de Purim ahora, Ester es la figura principal.


Hegai se fijó en Ester, de entre todas las vírgenes, y vio algo que le llamó la atención. Ella “le agradó a sus ojos y obtuvo gracia delante de él” (v. 9). La palabra “gracia” traduce el término hebreo hesed 2617 que bíblicamente se refiere a la fidelidad y amor de Dios, pero aquí en el contexto secular se refiere a algo agradable y placentero. 


Su naturaleza obviamente ganadora pronto obtuvo lo mejor de todo: el mejor lugar en el harén, las mejores criadas y doncellas, comidas especiales y tratamientos de belleza. El lector siente que Ester no puede perder. La Septuaginta y el Tárgum II indican que ella rehusó las comidas, las cuales no estaban de acuerdo con las restricciones de la ley judaica. Pero el relato hebreo no da indicio de tal rechazo, como fue en el caso de Daniel y sus amigos.

Se torna absolutamente importante en el desarrollo posterior del relato que Ester no revela su nacionalidad o antecedente familiar, como Mardoqueo le mandó (v. 10). Es importante notar el respeto que Ester tenía para su padre adoptivo y la obediencia a su mandato, en contraste con la falta de respeto y la desobediencia de Vasti al mandato del poderoso rey Asuero. Mardoqueo tenía orden en su casa a base de amor manifestado en su cuidado diario por Ester, aun estando ella en la casa del rey.


Se pregunta por qué Mardoqueo aconsejó a Ester a no revelar su identidad, lo que sería una desobediencia a las leyes del judaísmo, en un tiempo cuando aún los judíos no eran amenazados. El Midrash, un comentario judío, procura contestar esta pregunta: “Mardoqueo pensaba entre sí: ¿Cómo es posible que esta fiel doncella judía se case con un hombre gentil? Debe ser que es porque alguna gran calamidad sucederá a Israel y así ella podrá librarlo”. 


Otra respuesta podría ser que Mardoqueo dio por sentado que una judía no sería tan bienvenida como lo sería una joven natural de Persia. Sólo más adelante se puede conocer por qué el secreto de su identidad era tan importante.
Por los acontecimientos posteriores del libro entendemos que el antisemitismo estaba presente dentro del imperio, aunque el libro de Ester provee la única evidencia disponible para esta notable agresión contra el pueblo judío.


Podemos leer de la cruel hostilidad y del prejuicio que existía hacia los judíos que vivían en Elefantina, Egipto, en el siglo V, por el descubrimiento en el papiro Elefantino de aquel período. También tenemos el trabajo de Hecataeus, el primer escritor griego que describe al pueblo judío. Dijo que su manera de vivir era “inhumana”. Sabemos además que había un antagonismo violento entre griegos y judíos desde el comienzo de las relaciones.


El exclusivismo judío debido especialmente a su celo por mantener las leyes sobre su dieta alimenticia y el sabat siempre han confundido y ofendido al extraño. No tenemos motivo para pensar que fue diferente en Persia en el siglo IV, que en el siglo V en Egipto, o en Europa en el siglo XX.


En este punto (2:11), Mardoqueo no parece ser parte de la estructura de la corte. Simplemente está buscando mantener contacto con su hija adoptiva. Sólo los eunucos podían entrar en el harén (1:10; 4:5), pero Mardoqueo se enteraba de su bienestar por medio de ellos. Se pregunta cómo Mardoqueo, siendo conocido como judío, podría estar en un lugar tan sensible y preguntando diariamente por Ester, sin que los oficiales sospecharan de ella. El comentario de Keil y Delitzsch afirma que hubo expositores judíos quienes opinaban que Mardoqueo tenía una posición de autoridad en el gobierno y que, teniendo acceso libre al palacio real, fácilmente pudo encontrar los medios para comunicarse con Ester.


No faltan algunos escritores que opinan que los motivos de Mardoqueo no eran tan puros y nobles como parecen al principio. Sugieren que su astucia fue motivada por su ambición por avances políticos en la corte de Susa y que estaba dispuesto a emplear a Ester como “un naipe de triunfo” para lograrlo. Sin embargo, la vasta mayoría de los comentaristas enfatizan el espíritu noble y el cuidado sincero que él manifestaba hacia ella.

Más que belleza física
La orden dada a los oficiales del rey era que debían buscar doncellas que se destacaran por su belleza física (2:3), y evidentemente Ester cumplía ese requisito (2:7). Sin embargo, no fue su belleza física la que la hizo pasar a la historia. Hay otros atributos que se destacan mucho más que su apariencia física, y que las jóvenes de todos los tiempos debieran ocuparse en cultivar: (1) Obediencia a sus padres; de la misma manera como Ester obedeció a Mardoqueo. (2) Responsabilidad social; valor para denunciar las injusticias aun a riesgo de consecuencias adversas. (3) Amabilidad de carácter; estar dispuesta a ser enseñada por otros. Ester 2:15 dice: “Así Ester obtenía gracia ante los ojos de todos los que la veían”. (4) Conocimiento de y dependencia en un Dios grande y poderoso que está por encima de todas las circunstancias.

Según un reconocido arqueólogo, desde el comienzo de los descubrimientos arqueológicos se creyó que las vasijas y otros recipientes quemadores y hornillos se utilizaban exclusivamente para quemar incienso en rituales religiosos. Sin embargo, ahora los arqueólogos tienen la certeza de que esos recipientes y hornillos fueron usados con fines cosméticos (2:12). Posiblemente usaron este tipo de artefactos en la preparación física de las jóvenes, Ester entre ellas.
 

 La mujer comenzaba un fuego en el quemador o artefacto, y agregaba una variedad de perfumes. Luego se quitaba sus ropas, se agachaba sobre el quemador y usaba sus ropas para formar una especie de carpa o toldo sobre ella para evitar que los vapores se dispersaran. Cuando ella transpiraba los vapores del perfume entraban en sus poros y eran absorbidos por la piel. Este ritual podía haber sido repetido a intervalos regulares.
Aproximadamente había pasado un año (vv. 13, 14). Era el turno de Ester para presentarse delante del rey. Todo lo que ella deseaba de ropas y regalos le era provisto. 


En el atardecer entraría ante el rey como una virgen, y a la mañana siguiente entraría al harén como una concubina. Nunca más saldría a menos que el rey la pidiera por nombre. Muchas mujeres probablemente vivirían el resto de sus vidas dentro del harén en un tipo de viudez. El “segundo harén” (v. 14) se refería a este recinto, bajo el cuidado del eunuco Saasgaz, donde se quedaban las doncellas después de una visita con el rey.
Ester sabiamente permitió ser guiada en la elección de sus ropas y los regalos por Hegai, el eunuco del rey a cargo del harén (v. 15). 


Él sería más capaz que ella para elegir las cosas que agradarían al rey. Además, su belleza sobresaliente y natural hacía innecesarios los arreglos especiales. Aquí aprendemos por primera vez el nombre del padre natural de Ester, quien había fallecido en algún momento en el pasado, aparentemente cuando Ester era aún niña (v. 7). Ester había obtenido “gracia” en los ojos de Hegai (v. 9) y ahora se extiende su fama y se aumentan sus admiradores, pues “obtenía gracia ante los ojos de todos los que la veían”.

Ester fue a la presencia del rey (v. 16) en el séptimo año de su reinado. Habían pasado cuatro años desde el banquete en que Vasti había sido destituida. Se pregunta por qué el rey estuvo sin reina durante tanto tiempo. Algunos contestan que probablemente estuvo ocupado en la guerra contra los griegos donde fue derrotado en 479 a. de J.C. y que llegó de vuelta a Susa justo a tiempo para recibir y aprobar a Ester como reina. Buena parte de este tiempo fue necesario para reunir las vírgenes de todo el reino, darles el extenso “tratamiento cosmético” y presentar a varias de ellas al rey antes de llegar a Ester.


Con la primera visita de Ester, la búsqueda de reina llega a su fin. Ella, que “agradó a los ojos y obtuvo gracias” delante de Hegai (v. 9) y “ante los ojos de todos los que la veían” (v. 15), finalmente “halló gracia y favor delante de él”, es decir, delante del rey Asuero (v. 17). 


El rey está complacido y depositó sus afectos sobre Ester en preferencia a todas las demás mujeres de su harén. Esto no significa que luego tendría relaciones exclusivamente con Ester, sino que ella sería la predilecta entre las demás. Ester impresionó tanto a Asuero que le coronó “reina en lugar de Vasti” sin más demora.
Para celebrar la coronación de Ester, el rey le ofreció un gran banquete (v. 18; comp. 1:3–5), llamado luego “La fiesta de Ester”. 


Literalmente el texto dice “concedió exoneración a las provincias” y se traduce en la RVA como “hizo reducción de impuestos a las provincias…”. El término “exoneración” (hanaja 2010) ha sido traducido con varios sentidos que incluye, además de “reducción de impuestos”, “feriados” o descanso de trabajos. También “a todos sus oficiales y servidores… dio obsequios” con gran generosidad (comp. 1:7; Jer. 40:5). Es evidente que Asuero quería que la coronación de Ester fuera un evento inolvidable.

El v. 19 es difícil de interpretar. Se lee como que fueron reunidas más vírgenes, pero esto parece improbable, ya que Ester había sido coronada reina. La Septuaginta omite la frase “cuando las jóvenes vírgenes eran reunidas por segunda vez”, probablemente debido a la dificultad que presenta. 


Algunos relacionan el v. 19 con el v. 8. Otros opinan que en realidad hubo otra reunión de vírgenes de acuerdo a la costumbre de la poligamia, como en el caso de Salomón quien tuvo 700 esposas y 300 concubinas. A pesar de la dificultad, esta frase sí establece el tiempo cuando el complot de homicidio fue descubierto y revelado al rey. Algunos comentaristas entienden que estas vírgenes serían jóvenes que nunca tuvieron la oportunidad de ir a la presencia del rey. Otros sugieren que ellas fueron reunidas y exhibidas para mostrar qué difícil había sido la competencia para Ester.

La primera parte del versículo es más importante que la segunda. Mardoqueo, gracias a Ester, ahora parece tener cierta posición en la corte. Ester es, seguramente, responsable de esta situación mencionada en 2:20, aunque ella no había revelado aún su relación con él, ni su nacionalidad. Antes Mardoqueo “paseaba frente al patio del harén” (v. 11) cuando Ester estaba bajo el control de Hegai, pero ahora, estando ella en el palacio del rey, él “estaba sentado junto a la puerta real” (v. 19). Nadie que no fuera aprobado por el rey podría sentarse en ese lugar.


El v. 20 sirve como un entre paréntesis, recalcando que, aún siendo reina, Ester seguía guardando el secreto de su parentela judía. Establece también la posición subordinada que Mardoqueo ocupaba, quizás en categoría de guardia de la puerta. Se ha descubierto un documento cuneiforme en el cual figura un cierto Mardoqueo entre los dignatarios persas quien recibía el pago de dineros, o quizás impuestos, en la ciudad de Susa.

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martes, 29 de septiembre de 2015

Nos enfrentamos todos los días a la posesión de poderes demoníacos en las personas. Muchos cristianos experimentan dos clases diferentes de sensaciones frente a Satanás: lo subestiman o lo sobrestiman

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6







Demonología: Material de Estudio
Testimonio: «Satanás ataba mi vida»
Durante cuarenta y dos años de mi vida sufrí una profunda depresión. Ese estado me acompañaba desde pequeña, me apartaba de los otros niños, me aislaba, no quería jugar. Recuerdo que siempre subía a un árbol que había en el fondo de mi casa. Allí me escondía del resto del mundo.

Tengo cinco hermanas y ninguna era como yo. Ellas siempre reían. Muchas veces la gente le decía a mi mamá: «¡Qué bien se comporta esta niña!» Pero lo que en realidad no sabían era que no me movía a causa del terror que sentía en mi interior. No sabía jugar ni sabía reír.

Toda mi vida estuvo marcada por lo que viví en mi infancia y se relacionaba con lo vivido junto a mi padre, quien era un hombre alcohólico. Golpeaba a mi madre y a mis hermanas, siempre llevaba armas y constantemente nos amenazaba diciendo que cuando todos estuviéramos durmiendo, nos mataría. A causa de esto, cada noche me esforzaba por mantenerme despierta hasta que el sueño me vencía y al final me dormía. Tal era el terror que sentía que durante las noches tenía unas pesadillas tremendas y al despertarme veía la sombra de un hombre que abría la puerta del armario y se cubría con el gabán de mi padre y su sombrero.

Cada vez que sentía temor, corría al fondo de mi casa y me sentaba por horas junto al peral que había allí. Como mi familia no se daba cuenta de lo que me sucedía, no me podían ayudar.

La mala relación que mi padre tenía con mi mamá y con nosotras, sus hijas, marcó el resto de mi vida. Ese temor a que se repitiera la historia me invadió de tal manera que nunca quise casarme. Quizás yo misma me até porque no quería vivir lo que mi madre pasó.

Mi depresión continuó durante mi juventud y madurez. Constantemente vivía encerrada en mi habitación a oscuras por completo. Fumaba todo el día, bebía y jugaba al conocido juego de la copa. También tenía una fuerte inclinación por todo lo que involucraba el ocultismo. Eso me gustaba. Siempre intentaba mover objetos con la mente y leía las manos. También tiraba las cartas adivinando el futuro de quienes me lo pedían. Todas estas ataduras diabólicas me llevaron a un pozo más profundo.

Cierto día mi madre me comentó sobre unas reuniones que se estaban llevando a cabo en la ciudad de Moreno. Esta era la campaña del hermano Annacondia. En ese instante sentí que debía ir a ese lugar. Durante esos días una voz muy fuerte comenzó a hablarme y susurraba a mi oído diciendo que debía beber veneno para suicidarme y así terminar con mi vida. Pero, en tal mal estado me encontraba, que ni siquiera podía salir sola a comprar esa botella de tóxico.

La campaña en ese lugar duró cincuenta y dos días, pero solo pude acercarme cuatro días antes de que finalizara. El diablo no dejaba de instarme al suicidio durante esos días previos. Hasta que una tarde mi madre quiso que saliéramos juntas a pasear, tomamos un ómnibus y este pasó frente a la carpa donde se realizaba la campaña. Comencé a gritar y decir que quería bajarme. Debido al grito que di, los pasajeros me miraron y el conductor se detuvo en el lugar.

El 12 de febrero de 1987 acepté al Señor en mi corazón. Esa primera noche no quería irme de allí, estaba muy feliz, mi vida cambió y la depresión desapareció. Durante las reuniones siguientes continué asistiendo, pero algo había dentro de mí que no me dejaba pasar al frente para que el hermano Annacondia orase, pero la última noche de la campaña, lo hice. En el momento que oraba por mí, mi cuerpo comenzó a temblar casi sin control. Los consejeros me acompañaron a la carpa de liberación de la campaña y allí continuaron orando. Tuve que renunciar a muchas cosas que tenía en mi corazón. Entre otras, al odio y a la amargura. El diablo había atado mi vida de tal manera que estaba totalmente atormentada. Sin embargo, cuando en mi corazón decidí ser libre, el Señor operó un cambio en el momento.

En varias oportunidades necesité renunciar ante Dios por situaciones pendientes en mi corazón. Durante una de estas oraciones, quienes oraban allí por mí sintieron de parte de Dios que yo tenía un espíritu de adivinación y que también tiraba las cartas. Entonces comenzaron a reprender este espíritu diabólico y a orar por la liberación de mi vida. De pronto, un fuerte ruido como el estallido de una copa se sintió en el aire y entonces quedé completamente liberada.

Al poco tiempo, mi familia también se acercó al Señor. Vieron el cambio que Dios produjo en mí. Los vecinos comenzaron a verme caminar por la calle durante el día y se preguntaban qué me había sucedido. Yo siempre estaba durmiendo a oscuras en mi cuarto. Vivía en penumbras, y cuando me despertaba, ya era de noche. Pasaba el tiempo y después comenzaba a lamentarme por todo lo que no había hecho durante el día. Por eso, todos los que conocían mi problema pudieron ver el cambio en mi vida. Ahora me levanto temprano, sonrío, también me congrego en una iglesia. Dios cambió mi vida.
María Luisa (52) Ciudad de San Miguel,
Buenos Aires, Argentina.
Una realidad a la que nos enfrentamos todos los días es la posesión de poderes demoníacos en las personas. Esto no es ninguna novedad para todos los que leen la Biblia. En diferentes oportunidades encontramos relatos sobre personas que, estando endemoniadas, recibían liberación.

Muchos cristianos experimentan dos clases diferentes de sensaciones frente a Satanás: lo subestiman o lo sobrestiman. Dios nos declara un punto exacto en el que debemos pararnos frente a los poderes de maldad. Bien sabemos que Satanás anda como león rugiente, rodeando la tierra y buscando a quien devorar. Estas son las pistas claras con las que contamos para empezar. También sabemos que «estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios» (Marcos 16:17). Por lo tanto, no se asuste. Si usted cree en el Señor Jesucristo y cumple con el mandato divino de «Id y predicad», estas son las señales que encontrará en su camino.

Los demonios son seres malvados, sin cuerpo y andan buscando un lugar para alojarse. Hablan, razonan, ven y oyen. Muchos ejemplos podemos exponer al respecto, el libro de Marcos nos relata algunos. Cuando Jesús enseñaba en la sinagoga, los que estaban allí se admiraban de su doctrina y les llamó poderosamente la atención con cuánta autoridad espiritual el joven hablaba. Sin embargo, no reconocían esa autoridad ni aun en los escribas. Pero algo sucedió, uno de los que estaba dentro de la sinagoga comenzó a gritar. Al instante, Jesús reconoció que un espíritu inmundo hablaba por la boca de aquel hombre que decía: «¿Qué tienes con nosotros, Jesús nazareno? ¿Has venido para destruirnos? Sé quién eres, el Santo de Dios». Pero Jesús le reprendió diciendo: «¡Cállate, y sal de él!» (Marcos 1:24, 25).

Imaginemos esta situación poco común en un ambiente como el de una sinagoga. Este hecho no sucedió antes, sino mientras Jesús enseñaba. El hombre poseído se encontraba dentro de ese lugar. Pero cabe destacar, entre otras cosas, que a pesar de que los religiosos se admiraban de Jesús y sus enseñanzas, no lo reconocieron como el Mesías, pero sí lo reconocieron los demonios. ¡Qué curioso!

El mundo espiritual solamente se comprende con el espíritu. De la misma manera pasó con Jesús al oír a este hombre gritar. De inmediato le ordenó callar y salir de ese cuerpo. Entonces los demonios lucharon para no abandonarlo. Lo sacudían con violencia y gritaban, pero finalmente salieron. Una vez que esto pasó, la gente comenzó a ver en Jesús una autoridad espiritual y en seguida se preguntaron: «¿Qué tendrán las palabras de este hombre que aun los demonios lo obedecen?» (Lucas 4:36, La Biblia al día).
Las manifestaciones diabólicas

Las manifestaciones diabólicas en las personas son muchas y diversas. De ahí que las veamos en cada individuo de forma diferente:
El oprimido
Es muy común ver personas oprimidas espiritualmente. Estas opresiones actúan en forma externa aunque de manera constante y con el único fin de vencer nuestra resistencia.

La opresión se manifiesta a través de la tentación y la persecución. Por lo general, los cristianos padecen este tipo de opresión. Es una forma que el diablo prepara para que el hombre regrese a la antigua vida de pecado. Por eso nos dice la Palabra que no demos lugar al diablo, que resistamos.
El atormentado
Los demonios atormentan a muchas personas. En este tipo, el espíritu inmundo está dentro de la persona y actúa desde allí. Es el caso del temor, la depresión, la aflicción. Pero no debemos confundirnos, la persona atormentada que manifiesta un problema espiritual no está necesariamente endemoniada. No hay tantos endemoniados en el mundo, pero sí hay atormentados por el diablo. La persona no se resiste, pero los demonios están allí y simplemente debemos echarlos y expulsarlos como manda Marcos 16:17: En el nombre de Jesús.

Veamos como ejemplo el caso de la mujer sirofenicia cuando le dijo a Jesús: «Mi hija es gravemente atormentada por un demonio» (Mateo 15:22). Después de una breve conversación, Jesús le dice: «Vé; el demonio ha salido de tu hija» (Marcos 7:29). Si le dijo: «Ha salido», es porque estaba adentro. Si no, le hubiera dicho: «Se fue de al lado de tu hija».

La persona atormentada no está endemoniada. Hay un campo de su vida que está bajo la influencia del diablo porque no se ha entregado al Señor o porque hay un pacto o una atadura, hay odio o resentimiento. Usted sabe bien que cuando estos sentimientos están guardados en el corazón, hay una puerta abierta para que el diablo entre en nuestra vida y haga un desastre. Esto es claro y real, no es un invento.
El poseído
La persona poseída pierde momentáneamente el control de su cuerpo y voluntad. Luego de recibir ministración a través de la liberación y la consejería, no recuerda lo que atravesó en los instantes previos a su liberación. El endemoniado pierde el control de sus actos. Es aquel que hace algo y luego no lo recuerda. De pronto se enfurece, rompe y quema objetos. Al reaccionar, y cuando le preguntan por lo sucedido, no lo recuerda.

Analicemos el caso de la madre que lleva a su hijo para que Jesús lo libere de un espíritu mudo. Ella le comenta al Señor que por momentos el espíritu lo tomaba, el joven se sacudía, se le llenaba de espuma la boca y crujían sus dientes. Agrega también que muchas veces el espíritu inmundo lo había echado en el agua y el fuego para matarlo, pero no lo había conseguido. Realmente creo que la fe de esta madre era grande; con qué claridad describe el padecimiento de su hijo y con qué madurez espiritual interpreta que un espíritu inmundo lo había poseído. No sabemos por el tiempo exacto, pero ella expresa que su hijo desde niño padecía este tormento. Pensemos en qué razón tenía la mujer para declarar que este era un espíritu mudo. Su hijo no hablaba, no gritaba. Ella describe muchas otras manifestaciones externas que el demonio producía en el muchacho, pero no gritaba.

Ahora veamos cómo Jesús liberó a este joven. Dijo: «Espíritu mudo y sordo, yo te mando, sal de él, y no entres más en él» (Marcos 9:25). Lo primero que Jesús hizo fue llamarlo, le dijo algo así: Oime bien, espíritu mudo y sordo. Pero si era sordo, cómo iba a escuchar. Hermano, nunca olvide que Satanás es padre de mentiras y engañador. Observe lo que sucedió después que Jesús lo reprendiera: «Entonces el espíritu, clamando y sacudiéndole con violencia, salió; y él quedó como muerto» (Marcos 9:26). Ahora sí hablaba y clamaba, ¿le cree todavía? Jesús sabe a quién estaba enfrentando. Él no se deja engañar.
El enajenado
Por último, este tipo de manifestación indica una posesión completa, en forma permanente. En este caso el diablo tiene tomado el cuerpo, el alma y el espíritu. Es el polo opuesto a la persona llena del Espíritu Santo. Tal es el caso del gadareno. Era un ser totalmente antisocial con actitudes violentas, maltratos físicos, deseos suicidas, etc. He visto en los manicomios a los enajenados. Miran pero no ven. Usted les habla y no sabe si lo escuchan. No entienden nada porque a todo su ser lo dominan espíritus del diablo. Quizás se pregunte: «¿Es posible que alcancen liberación?» Dios tiene compasión también de ellos, así como lo hizo con el endemoniado gadareno que era un enajenado, lo puede hacer con cualquiera.
«El gadareno cordobés»
Ya finalizaba la última noche de los sesenta días de campaña evangelística realizada en la ciudad de Córdoba, Argentina. Mientras descendía de la plataforma para regresar al hotel, unos hermanos traen a un loco para que orara por él. El hombre era un verdadero gadareno, un enajenado. Vivía en los montes, hablaba solo, caminaba siempre casi desnudo y descalzo, su cabello estaba sucísimo (haría unos tres años que no se bañaba), sus uñas impresionaban, era como un verdadero animal. La última noche, después de tantos días de campaña, me sentía realmente muy cansado y en el momento que me iba a descansar me traen a este hombre para orar, cuatro camilleros cargaban con él.

Mientras me acercaba, el Espíritu Santo me dijo: «Son dos legiones». A lo que respondo: «Señor, ya no tengo más fuerzas y estoy casi sin voz». Pero igualmente le impuse mi mano y reprendí todo demonio diciendo: «En el nombre de Jesús, deja libre este cuerpo». El hombre salió como una bala corriendo hasta que lo perdimos de vista y entonces lo declaré libre por fe.

A los seis meses, volví a Córdoba para una reunión especial del Día de Pentecostés. Muchas personas dieron testimonio de las sanidades y liberaciones que experimentaron en la última campaña. Entre toda esa gente subió un hombre bien vestido a testificar que Dios había librado su vida. En ese momento los líderes de esa ciudad me dijeron: «Hermano Carlos, ¿recuerda a este hombre?» Realmente no sabía quién era, pero al comentar de nuevo el caso, grande fue mi asombro al ver el cambio en él.

Después de aquella oración, el «gadareno cordobés» salió corriendo al medio del campo y estuvo allí gritando durante cinco días. Con cada grito salían demonios. El último día, el hombre comenzó a caminar a la que alguna vez había sido la casa de su familia. Cuando lo vieron en la puerta de la casa, los familiares no entendían pues estaba totalmente en sus cabales, su vida había cambiado. La noche que oré por ese hombre estaba muy cansado, pero Dios no necesita ni de mi esfuerzo, ni del suyo; ni de mi capacidad ni de la suya, Él es soberano sobre todas las cosas.

La obra de Satanás en la vida de los hombres se expresa de diferentes maneras aunque toda su actividad apunta a hurtar, matar y destruir (Juan 10:10). Jesús declara que el diablo es homicida desde el principio, que no hay verdad en él. También dice que cuando habla mentira, de él mismo lo hace porque no solo es mentiroso sino que es padre de toda mentira. ¿Qué podemos esperar de semejante ser que es ladrón, homicida, destructor y mentiroso?
Maldición familiar
Con respecto a este tema hay mucho que decir. Cada vez que maldecimos estamos invocando un espíritu. Muchas de las personas que deben ministrarse en liberación son el resultado de las maldiciones vertidas por otras personas, en especial por los padres.

Una de las maldiciones familiares más comunes es cuando abuelos, tíos o padres entregan su descendencia a pedido del mismo Satanás. Lo que ellos no saben es las tremendas consecuencias que esto les traerá. Toda clase de maldiciones generacionales engendran frustraciones y fracasos hereditarios que deben cortarse.

La Biblia dice que existen ataduras en la tierra que deben desatarse en el cielo.
 Así es como debemos actuar. Es muy común, en especial en las culturas latinas, las ataduras realizadas a través de los mandatos y sentencias familiares. Las maldiciones heredadas las hemos recibido incluso desde niños: «Eres igual a tu padre»; «Siempre serás un burro»; «No sirves para nada»; etc. La palabra expresa autoridad. Dios hizo al mundo con la palabra. La palabra construye y también destruye. Es común escuchar a padres o hermanos decirle a los niños «locos» o «tontos». A través de estas palabras invocamos espíritus demoníacos y atamos al niño. Las palabras atan.

Hace algún tiempo atrás le llamé la atención severamente a uno de mis hijos por haberle dicho a su hermano una palabra que no correspondía, al oírlo me asusté. ¡Nunca permita que esas palabras se digan entre los miembros de su familia! Nuestra responsabilidad como cristianos es «bendecir», llevar bendición incluso a través de las palabras. Siempre cuando hablo con mis hijos les digo: «¿Qué tal «genio?» ¿Qué hiciste «campeón»?

Algunas madres no se dan cuenta de esta verdad y sus hijos, al crecer, viven las consecuencias de lo que sus madres les sentenciaron. He conocido a muchachos que han oído de boca de sus madres decir: «¡Por qué habrás nacido! ¡Para qué te habré traído al mundo!» Estos jóvenes han quedado marcados hasta que encontraron a Jesús y pudieron hallar sanidad a estas heridas.

Cuando decimos «bobo», «animal», expresamos nuestro enojo momentáneo. No nos damos cuenta de que luego pagamos las consecuencias en el mundo espiritual.

Un testimonio, que es realmente esclarecedor y refleja la verdadera cultura latina a través de frases que constantemente se usan, es el que a continuación expondremos:
Nací siendo hijo, nieto y biznieto de hombres y mujeres que vivían como querían, pero siempre en contra de la voluntad de Dios. Por lo tanto, recibí herencia de corrupción, enfermedad y muerte. Pero un ministro del diablo como fui, no solamente nace, sino también se hace.

Cuando era niño me castigaban con violencia verbal y física, ellos me decían: «Los chicos son hijos del rigor»; «La letra con sangre entra». Después se justificaban diciendo: «Porque te quiero, te aporreo».

También en la escuela me imponían cosas tales como: «Lo vas a hacer así, porque yo lo digo»; «Vas a entender por las buenas o por las malas»; «Yo te voy a sacar bueno».

Cuando decía algo indebido o hacía alguna travesura, en seguida me condenaban con una profecía fatal: «Eres igual a tu padre». A continuación sellaban esta profecía con algunos refranes de sabiduría popular: «Cría cuervos y te sacarán los ojos»; «De tal palo, tal astilla»; «Al que nace barrigón, es al ñudo [inútil] que lo fajen»; «Difícil que el cerdo vuele». Con esto último querían decir que nunca cambiaría. Así que me trataban de cuervo, cerdo, burro, inútil, atorrante, infeliz y otras denominaciones peores. Claro, que por supuesto, con fines estrictamente correctivos y pedagógicos.

Todo esto lo he perdonado en el nombre de Jesús para no vivir más atado al odio, al temor y a las falsas doctrinas de mi familia.

Mis mayores, a quienes veneraba, también me enseñaron algunas otras cosas. Me decían: «Querer es poder»; «La fe mueve montañas» (como es lógico, no se referían a la fe en Dios, sino a la confianza y voluntad humana); «Persevera y triunfarás»; «Eres joven, tienes el mundo en tus manos». Constantemente me reiteraban: «La mayor riqueza que un padre puede dejar a su hijo es el estudio y una carrera para que pueda defenderse en la vida». Con esto me decían: «Debes estudiar si quieres ser alguien». Si llegaba a ser «doctor», sería una condecoración para toda la familia. Afirmaban: «Si no estudias, vas a ser un pobre desgraciado»; «Serás lo que debas ser o no serás nada». También aseveraban que: «Tener es poder»; «La plata no hace la felicidad, pero sin ella no se puede ser feliz»; «Barriga llena, corazón contento»; «Lo más importante en la vida es tener salud»; y algunas otras frases más.

Cuando leía algo espiritual o iba a menudo a la iglesia católica, me decían riéndose: «¡Lo único que nos faltaba, que se haga cura!» De los religiosos, las frases que más recuerdo eran: «Conócete a ti mismo»; «Cuídate, ayúdate y perfecciónate a ti mismo».

La carga de los «debes», «deberías», «tienes» y «tendrías» me aplastaban … todo era esfuerzo y voluntad personal, sacrificio humano, sufrimiento, remordimiento, resignación, ser inteligente y demostrar buena educación.
También aprendí en mi casa que: «El que pega primero, pega dos veces», que hay que imponerse en todo: «A Dios rogando y con el mazo dando». Inclusive, muchos cristianos creen que esta frase es bíblica.

En la escuela secundaria me enseñaron: «El hombre es un animal racional»; «Pienso, luego existo». A mis veinte años me habían convencido de que: «Cada uno labra su propio destino».

El mundo era, según mi dolorosa experiencia, egoísta, hostil, mentiroso e hipócrita. Sin embargo, ellos me decían que el mundo no era así, que yo lo veía de esta manera porque: «El ladrón se cree que todos son de su condición».

No solo me involucraron en falsas doctrinas, sino que también me instruyeron para que enseñase como ellos, creyendo que transmitía la verdad. Al fin me decidí a estudiar sicología clínica y social, parasicología, budismo zen, astrología y curanderismo. De esta manera llegué a ser un falso maestro y ciego guía de ciegos.

En octubre de 1984 asistí, junto a un grupo de amigos sicólogos y estudiantes avanzados, a una campaña de Carlos Annacondia que se estaba realizando en Lomas de Zamora, Argentina, con el objetivo de investigar. En verdad, no quería ir, estaba cansado de ver sanidades engañosas, pero igualmente mis amigos me llevaron.

En un momento de la reunión pidieron que los enfermos pasaran al frente para poder orar por ellos. Como padecía una alergia hereditaria e incurable, pasé adelante para poder comprobar la verdad de estas señales que se comentaban. De pronto, me encontré clamando a Dios por mi salvación y por el amor que nunca había conocido. Comprendí entonces que hasta ese momento había sido un instrumento idóneo en las manos de Satanás. ¡Bendito sea Jesús que no miró mi maldad y la enorme cantidad de vidas que empujé al abismo, sino que me rescató para mostrar en mí su amor!
Basilio, Argentina.
Este relato nos hace reflexionar y pensar cuántas veces hemos dicho estas frases tan conocidas. Imagino que cada cultura tendrá las propias. Pero es frecuente oír estas palabras, en especial entre los que más se quieren: esposos, padres, hijos, hermanos, etc. No permita que esto continúe sucediendo en sus vidas. Quite estas frases de su vocabulario. Reconozca que parte de los fracasos que enfrentamos en la vida son consecuencias de esto. No permita marcar la vida de su ser querido hablando de esta manera.

Espiritualmente estas palabras tienen mucho valor. El diablo las aprovecha para hacer que la persona sentenciada o maldecida lo crea. Tarde o temprano, causan heridas en el individuo que requerirán la ministración del Espíritu Santo para sanar y llegar a perdonar a los ofensores.

Dios nos enseña que la muerte y la vida están en poder de la lengua, y el que la ama comerá de sus frutos (Proverbios 18:21). La maldición ata las vidas e impide la bendición. Aprenda a bendecir a sus hijos, a su cónyuge, a sus padres y notará un gran cambio.

En cuanto a esto, el apóstol Pedro nos enseña lo siguiente: «Porque: El que quiere amar la vida y ver días buenos, refrene su lengua de mal, y sus labios no hablen engaño» (1 Pedro 3:10). Nuestra lengua causa muchos males que solo Cristo los puede remediar en la medida que reconocemos nuestra falta.

Si queremos que nuestro futuro sea bueno, debemos cuidar nuestra lengua de hablar el mal. Esta es la clase de maldición en la que participan poderes espirituales de maldad. Por lo tanto, debemos aclarar que Satanás no es omnisciente, así que no tiene la capacidad de leer los pensamientos. Aunque no sabe lo que pienso, comprende lo que declaro con mi boca. De ahí lo importante que es confesar bendición y no maldición. ¿Quién no recuerda el pasaje de la higuera que se secó al maldecirla?

La confesión es muy importante. A todas las personas que dan el paso de fe y aceptan a Jesús como Salvador de sus vidas, siempre les hago repetir sus oraciones en voz alta. El diablo tiene que escucharlas declarar su confesión de fe para salvación. Muchas veces veo a personas que están paradas frente a la plataforma en el momento del llamado a salvación y no repiten en voz alta lo que les digo. Entonces pido que lo digan a voz en cuello. El diablo los debe oír. Cuando muchos me dicen: «Ya hice la oración con mi mente», les respondo que el diablo no los escuchó. La Biblia es clara, en Romanos 10:10 dice: «Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación».

Suelo ver a personas que en medio de esta oración les cuesta decir: «Señor, te entrego mi vida» o «Te recibo en mi corazón», porque en ese instante se está librando una lucha de poderes espirituales. Dos reinos no pueden permanecer en un mismo corazón. Alguno debe salir y esto depende de la voluntad y el libre albedrío de quien está tomando esta decisión tan importante.
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