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sábado, 2 de junio de 2012

Consejería Cristiana: Para Ministros y Predicadores Itinerantes


biblias y miles de comentarios
Base bíblica 2: La depravación del hombre
¡Cuán bella sería la historia humana si la Biblia terminara con Génesis capítulo dos! Dios creó al hombre, digno, honroso, un perfecto reflejo suyo. Vivían en perfecta harmonía en el verdadero paraíso. Esto era el propósito de Dios y su diseño original para nuestra raza. Parece como un sueño lejos de la realidad que vivimos.
La entrada del pecado al mundo cambió todo. Inmediatamente cuando Adán y Eva pecaron, la imagen divina fue estropeada, la dignidad fue distorsionada y las consecuencias del pecado que padecemos hasta hoy día comenzaron. Es menester entender estas consecuencias en el contexto de la consejería bíblica. Si no fuera por el pecado y sus efectos no habría necesidad de la consejería. La meta sobresaliente de la consejería bíblica es cooperar con Dios en la obra de restaurar la imagen suya, y restituir al hombre a su diseño original. Si fuéramos competentes como consejeros tendríamos que comprender cómo el pecado ha afectado cada aspecto de la vida humana. La magnífica imagen de Dios, las preciosas relaciones humanas y el vínculo entre Creador y criatura, todos llevan la mancha del pecado.
Consideremos, pues, las consecuencias pecaminosas como aparecen en Génesis capítulo tres. La pareja original decidieron actuar fuera del plan de Dios. Dios les había creado sin necesidad. Fueron honorables, sin falta alguna, reflejos cristalinos de Dios, verdaderos señores de la tierra. Disfrutaron el compañerismo perfecto, la harmonía sin impedimentos y la comunión de Dios. Sin embargo el Tentador sembró la idea de que su situación era menos que idílica con la declaración (v. 5), «sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal».
Ahora, recordemos que tenían una relación perfecta con Dios. Podrían preguntarle, «Padre, ¿hay algo que debemos saber sobre el bien y el mal?» Pero no confiaron en Dios, sino escucharon a la serpiente y decidieron que tenían una necesidad que debían suplir por ellos mismos. Así actuaron en independencia de Dios, tomaron el fruto y lo comieron.
Dios creó al hombre para relaciones. Una de las principales consecuencias del pecado es su influencia negativa sobre las relaciones humanas. Observamos el comienzo de estos efectos en Génesis 3.
Primeramente el pecado dañó la relación entre Dios y el hombre. Dios había provisto todas las necesidades del hombre. Vivía en el paraíso. Tenía comida, trabajo, propósito, dignidad, inteligencia, seguridad, compañerismo y amor. Era dependiente de Dios, pero así Dios le creó, y así su vida funcionaba perfectamente. Veamos lo que le pasó a esta relación dependiente e idílica cuando el pecado entró.
Como hemos visto, Adán y Eva tomaron la decisión de comer del fruto prohibido. Decidieron no creer en la palabra de Dios, sino creyeron a otra criatura, la serpiente. No consultaron a Dios sobre el asunto, sino confiaron en sus propias percepciones (v. 6), y actuaron independientes de Dios. Desde entonces el ser humano ha sido intensamente independiente. Hay un compromiso intrínseco en el pecaminoso corazón humano para hacer las cosas por sí mismo. Hasta que aun la palabra dependencia suena como debilidad. ¿Cómo fue su reacción cuando usted leyó el último párrafo? Allí hablamos de la vida humana original, ideal, perfecta y dependiente. ¿No suena paradójico hablar de la vida ideal y dependiente? Hay algo dentro de nosotros que se rebela contra la idea de depender de alguien o algo.
Soy norteamericano. Nací en los Estados Unidos de América, crecí en el Canadá y actualmente vivo en los E.U.A. La independencia es uno de los ideales fuertes de los norteamericanos. Su herencia es la gente que vinieron de Europa y otras partes para conquistar una tierra nueva. Nuestros antepasados fueron gente que confiaron en sí mismos. En la mente norteamericana las personas dependientes son personas débiles. Sin embargo esto no es la idea de Dios. Él nos creó dependientes de Él e interdependientes el uno del otro.
Lamentablemente, la independencia humana se extiende aún hasta la relación con Dios. Tal como nuestros padres originales tomaron su decisión de pecar fuera de Dios, nosotros vivimos y actuamos la mayoría del tiempo fuera de Dios. Como si fuera débil buscar ayuda o depender de otra persona, hay una reacción fuerte dentro de nosotros de no buscar la ayuda de Dios, o depender de Él. Lo triste de esto es que nuestra independencia nos mantiene separados de Dios. Hay otra palabra que podríamos usar para esta independencia. Es el egoísmo. Cuando Adán y Eva pecaron tomaron una decisión egoísta. Hasta hoy, todos nosotros, sus descendientes, hemos tomado nuestras decisiones egoístas, independientes de Dios.
Dios creó al hombre para relacionarse con él y sus semejantes. Ya por medio del egoísmo e independencia del hombre, la relación con Dios se interrumpió. Lea el triste versículo ocho.
«Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto.» Parece que Dios tenía el hábito de llegar al huerto y pasear con sus criaturas. ¿No le parece utópica la idea de pasear con Dios, el Creador, en un huerto perfecto, a la hora precisa cuando el aire es más fresco? ¡AHHH!… Pero, espere. No les pareció tan agradable a Adán y Eva. Cuando oyeron la voz de Dios, huyeron de Él y se escondieron de su presencia. Tenían miedo de Dios, y no pudieron aguantar su presencia. Hasta hoy día la humanidad ha huido y se ha escondido de la presencia de Dios. Dios creó al hombre para tener compañerismo con él. Pero ya le vemos persiguiendo a su creación, y al hombre huyendo de su presencia. Muchos hombres y mujeres se esconden de Dios detrás del alcoholismo, adicciones, perversiones sexuales, enojo, amargura, trabajo excesivo, anorexia, bulimia, o la búsqueda del dinero, fama o poder. Estas cosas brotan en pleitos, familias destruidas, corazones quebrantados y personas destruidas. Si quitamos todos los escombros de la vida arruinada, si eliminamos las cosas que el hombre usa para esconderse, encontramos al hombre o a la mujer desnuda, sola, temblando por miedo de oír la voz de Dios. La misma voz de Dios todavía llama a la humanidad, «¿Dónde estás tú?» Y el hombre se esconde de la voz divina.
Pero, los efectos del pecado sobre la relación del hombre con Dios no terminaron con la huida del hombre. En el versículo 10 el hombre confesó su miedo a Dios. Parece irónico cómo la criatura podría tener miedo de su propio Creador. No obstante, todavía es Dios quien tiene la solución de las necesidades de millones de personas que le temen y quieren esconderse de Él.
Además, el hombre ya tiene la insolencia de echarle la culpa del problema a Dios. Cuando Dios le preguntó si le habían desobedecido, la respuesta en el versículo 12 es «la mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí» (énfasis del autor). ¡Interesante! En el capítulo 2 versículo 23 había dicho, «esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne, será llamada Varona, porque del varón fue tomada». Palabras que alaban a Dios por su regalo y dan dignidad, aceptación y honra a la mujer. Pero, después que pecó, las palabras cambiaron a palabras de desprecio y culpa. «Dios, no soy yo el culpable, es la culpa de esta mujer, y fíjate, realmente es la culpa tuya, tú la creaste y me la diste.»
Cuán lejos del original llegó el hombre por medio de un solo acto pecaminoso. La relación con Dios de compañerismo, confianza y dependencia nunca sería igual. Pero también, Dios creó a la humanidad para relacionarse el uno con el otro. Esto también fue afectado.
Como vimos antes, el versículo 25 del capítulo 2 es un bello versículo. Vemos allí la comunicación y comunión perfecta entre el hombre y su esposa. No hay barreras, disfraces ni inhibiciones en la completa intimidad, en la comunicación y comunión conyugal. Estaban desnudos sin sentir vergüenza. Pero, ¿qué pasó cuando el pecado entró a la raza humana? En contraste con este versículo encontramos el versículo 7 del capítulo 3 como triste y feo. «Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales.» Con la entrada del pecado, la intimidad, abertura y comunicación entre el hombre y su esposa fueron empeñados con la vergüenza, temor y desconfianza. Aquí vemos al esposo y a la esposa sin la confianza y franqueza para estar desnudos. Fíjense, no había nada digno en la vergüenza aquí. Es completamente propio para el marido y su esposa estar desnudos. Es la situación propia para la desnudez sin vergüenza. Sin embargo, el pecado trajo la vergüenza. No pudieron aguantar la franqueza e intimidad de antes. Inmediatamente, sintieron la necesidad de esconderse el uno del otro.
Desde este momento, hasta el presente los hombres se han esforzado para esconderse el uno del otro. Bueno, Adán y Eva usaron delantales para tratar de esconder su desnudez. Pero ahora no es cuestión de ropa. Desgraciadamente, hoy día, la ropa se usa muchas veces para coquetear y exhibir. Hemos llegado a ser mucho más sofisticados que nuestros primeros padres. Hemos construido barreras psicológicas, emocionales, verbales y de comportamiento. No nos escondemos detrás de la ropa, sino del trabajo, el silencio, el aislamiento, el egoísmo y el abuso.
Hay otras evidencias de los efectos del pecado sobre las relaciones entre humanos. Vimos antes la respuesta del hombre a la pregunta de Dios que se encuentra en el versículo 12. «Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí.» El hombre no tuvo el valor de responsabilizarse por sus propias acciones, sino echó la culpa sobre su esposa. Dios le había dado al hombre a la mujer como su compañera, su ayuda idónea. Naturalmente él debía amarla, protegerla, apreciarla y cuidarla. Ahora con su nuevo corazón pecaminoso, la culpa y la menosprecia. Ya ella no es el regalo precioso de Dios, sino «la mujer que me diste por compañera». ¿Cuántos alcohólicos, adictos, abusadores y dictadores de casa se excusan de la misma forma? «Si no fuera por esta mujer…»
Pero, la motivación de Adán no fue solamente despreciar a su cónyuge, sino protegerse a sí mismo. Dios le había hecho una pregunta difícil: «¿Has comido del árbol que yo te mandé no comieses?» Fue difícil porque la única respuesta correcta y valiente fue: «Sí, Señor, he pecado». Con esta pregunta, la luz de la santidad y justicia de Dios brilló sobre su conciencia y no lo podía aguantar. Otra vez hay el impulso de esconderse. Pero, ya tiene su delantal y ya no puede esconderse más físicamente de la presencia de Dios. Está frente a frente con su Creador. ¿Qué va a hacer? Intenta esconderse verbalmente. «Dios, no me mires, estás viendo a la persona equivocada.» Así, no quería admitir lo que hizo. Quería echar la culpa a Dios, a la mujer, o a ambos.
Antes de que mis hermanas lectoras empiecen a sonreír demasiado, veamos que la mujer no fue mejor. Lamentablemente, los efectos del pecado no son propiedad única del sexo masculino. Con la respuesta cobarde del hombre, Dios volteó a la mujer y lanzó la pregunta: «¿Qué es lo que has hecho?» Y ella también busca a alguien para culpar. Esta vez la culpa cayó sobre la serpiente. ¡Interesante! Con sus intentos de esconderse detrás de las acciones de otros, los humanos en esta historia se parecen más a culebras deslizándose que la misma serpiente. La serpiente no tenía a nadie para culpar.
Pero, no somos mejores que nuestros padres originales, ¿verdad? Hasta hoy día los deseos de protegerse a sí mismo, de esconderse, de evitar la responsabilidad de sus propias acciones y de culpar a otros afectan negativamente a las relaciones humanas. Podemos encontrar la semilla de la mayoría de los problemas matrimoniales en estos impulsos pecaminosos.
Con una sola acción de desobediencia el pecado entró a la raza humana con fuerza. Cada aspecto de la vida humana fue afectado. Miremos el versículo 16: «A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo será para tu marido y él se enseñoreará de ti». Ahora aun el tremendo gozo del nacimiento de los hijos está reducido por el dolor del parto, debido al pecado. Y la relación esposo a esposa está distorsionada.
Tengamos cuidado de no malentender la segunda parte de este versículo. Recordemos que Dios está pronunciando la maldición por el pecado sobre la raza, y prediciendo cómo será la vida humana desde entonces. Así, cuando dice que «tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti», no está hablando del deseo natural de la mujer para el hombre. Tampoco está ordenando que el hombre deba enseñorearse de la mujer. La frase es descriptiva no prescriptiva. Primero, ¿qué quiere decir Dios con la frase «tu deseo será para tu marido»? Recordemos que está avisando sobre cómo será la experiencia humana ya que abrieron la puerta al pecado. ¿Es que la esposa no quería a su marido, antes de pecar? ¿Quizá ella no tenía deseo sexual antes? Dudo de cualquiera de estas ideas. Antes de pecar, Adán y Eva vivieron en el paraíso. Fue el único periodo de la historia cuando la vida humana era perfecta. Una esposa sin afecto para su esposo, ni deseo sexual no me parece como la perfección.
Posiblemente, habla de la dependencia de la mujer de su esposo. Ya no podrá vivir independiente de él. Pero, creo que hay más. Dios había creado al hombre y a la mujer para ser dependientes de Él, e interdependientes el uno del otro. Su dependencia en su esposo no será algo nuevo. Creo que la frase podría ser traducido «tu deseo será sobre tu marido», en vez de «tu deseo será para tu marido» (énfasis agregado por el autor). Según lo que los que entienden el hebreo me han informado, la frase habla de un deseo de usurpar. Así habla de la tendencia femenina de controlar la relación matrimonial, de tratar de cambiar a su marido por la manipulación, y de usurpar el liderazgo (lamentablemente, muchas veces no hay necesidad para la esposa de usurpar el liderazgo porque como hombres lo abdican). Dios creó la relación matrimonial de tal manera que el hombre debería ser el líder benéfico y sirviente, y la esposa debería responder a este liderazgo como la ayuda idónea funcionando al lado de su esposo. Pero el pecado distorsionó esto (veremos la distorsión del rol masculino en la próxima frase del versículo). Ya por la consecuencia del pecado, la esposa no estará tan contenta apoyando, aconsejando y ayudando en el liderazgo del esposo en la relación matrimonial, sino que tendrá la inclinación de apropiarse del liderazgo.
Seguro que hay muchos hombres que no funcionan como verdaderos líderes en su propio hogar, y por la falta de esto la esposa toma el papel. Entonces, el deseo de la esposa para su marido, mencionado aquí, se manifiesta de una de dos maneras. Muchas veces la mujer desea que el esposo cumpla su rol de liderazgo, pero él no lo hace por falta física, emocional, psicológica o espiritual. En otras ocasiones, el deseo de la esposa es tener la posición que Dios ha dado como responsabilidad solemne al esposo. Esta inclinación de la mujer de usurpar la responsabilidad del hombre, junto con la tendencia del hombre de abdicar su responsabilidad forma la distorsión pecaminosa del orden original que Dios declara aquí.
Pero, tal como el pecado distorsionó la respuesta femenina al plan divino, lo estropeó en el entendimiento masculino también. La frase «y él se enseñoreará de ti» (v. 16) no relata al liderazgo normal y propio del hombre en el matrimonio. Aquí vemos el despotismo que lamentablemente es tan común entre los hombres de todo el mundo. Demasiadas veces, mientras que los hombres por un lado abdican su rol propio del liderazgo, por el otro lado tratan de controlar su matrimonio y su hogar por la violencia, la dominación, y por ser dictadores. Mientras que su esposa lleva el verdadero liderazgo, él trata de convencerse a sí mismo de que es el líder por su actitud controladora y abusadora. Esta frase no trata con el propio liderazgo masculino, sino con el despotismo, abuso y machismo que es la experiencia humana debida al pecado.
Dios creó el matrimonio como la relación humana más íntima para funcionar perfectamente según su diseño. Lastimosamente, el pecado lo convirtió en la relación más propensa al dolor, odio, pleitos y tristeza. Me acuerdo un deplorable chiste popular de mi niñez. Un muchacho pregunta a otro: «¿Quieres pelear?» Cuando el segundo muchacho dice que «sí», el primero dice: «¡Cásate!» ¡Qué triste!, el pecado ha distorsionado el matrimonio de tal manera que aun los niños lo ven como un campo de batalla.
El pecado, como una infección insidiosa, afectó cada detalle de la vida humana. Así, todas sus relaciones, actitudes, deseos y acciones llevan la mancha pecaminosa de una forma u otra. En los versículos 17 al 19 de Génesis 3 leemos como Dios maldijo la tierra en relación del trabajo del hombre. Se nota que el trabajo no es la maldición. Esto fue dado al hombre como regalo y orden de Dios en Génesis 1:28–29. Lo contrario a la idea popular del trabajo, no es parte de la maldición, sino de la bendición de Dios. Sin embargo, la dificultad y lucha asociados con el trabajo y la búsqueda de las necesidades de la vida es parte de la maldición. Es otro profundo efecto del pecado sobre la vida humana. ¿Cuántas veces el hombre cede su responsabilidad en la familia porque «no tiene tiempo»? Está tan ocupado buscando las necesidades físicas de la familia que no puede proveer las necesidades espirituales y emocionales. O, por lo menos, esta es la excusa. ¿Cuántos problemas hay en las familias y hogares alrededor del mundo porque no tienen suficiente dinero, comida u otras cosas materiales? Todos estos problemas son resultados del pecado.
El último problema de cada ser humano es la muerte. Nuestra propia muerte llena el corazón de miedo. La muerte de otros llena el corazón de dolor. La certeza de la muerte llena al mundo con violencia, ansiedad, tristeza y dolor. La muerte es el máximo efecto del pecado. Génesis 3:19b «pues polvo eres, y al polvo volverás».
¡Hay tantos efectos del pecado sobre nuestra raza! Todos son tristes, dolorosos y feos. ¿Por qué insistimos en que algo tan feo como la depravación de la raza human sea un cimiento de la consejería bíblica? ¿No sería más agradable apoyar la dignidad humana y pasar por alto este tema feo? Bueno, mucha de la psicología popular hace exactamente esto. Así, el hombre moderno es un pecador con dignidad, pero todavía un pecador.
Tal como debemos entender el diseño original de la humanidad para entender la meta de la consejería, debemos entender la caída al pecado y depravación de la raza para entender la necesidad de la consejería. Todavía el hombre tiene dignidad. Es creado a la imagen de Dios. Sin embargo, la imagen está estropeada. La dignidad lleva la mancha del pecado. Dios creó al hombre perfecto: con relaciones perfectas, matrimonio ideal, mundo idílico. Pero, tal perfección ahora no existe fuera de la persona de Jesucristo. Como cristianos somos pecadores redimidos. Estamos en proceso de crecer a la perfecta imagen de Dios en Cristo. Cuando Cristo vuelva, los cristianos llevaremos la perfecta imagen de Dios una vez más. Mientras tanto no somos perfectos, sino Dios nos está perfeccionando. Filipenses 1:6 dice: «estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo». No dice «estoy persuadido que ya son perfectos». Lamentablemente, cuando las personas aceptan a Cristo como su único y suficiente Salvador, todavía llevan muchos de los efectos del pecado. Son salvos del pecado, pero sus vidas, relaciones, actitudes y circunstancias todavía son afectadas por el pecado. Han vivido una vida pecaminosa. Viven en un mundo pecaminoso. Están en relación con otros pecadores. Así, los nuevos convertidos necesitan ayuda para caminar en un mundo imperfecto hacia la perfección en Cristo. Esto se llama discipulado. Pero, estoy convencido de que en mucho de lo que popularmente se llama el discipulado falta algo esencial. Un buen discipulado tiene que dirigir al discípulo a la meta de la perfección de la imagen de Cristo (el diseño original, la imagen de Dios). También tiene que entender y ayudar al discípulo con los efectos del pecado en su vida y relaciones. Entonces, el que hace discípulos debe tener un ojo puesto en la meta de la perfección y el otro fijado en la realidad de la vida abatida por el pecado. Es en este aspecto del discipulado que se encuentra la necesidad de la consejería bíblica.
Nos encontramos con una especie de sube y baja emocional cuando estudiamos las bases bíblicas de la consejería. Empezamos con el gozo y placer de la dignidad con que Dios nos creó. La restauración de tal dignidad y proposito es la meta del ministerio de la consejería. Pero, la historia cambió por la entrada del pecado. En este capítulo hemos visto unos de los efectos trágicos del pecado sobre la raza. Estos efectos siguen hasta hoy y forman la razón y necesidad del ministerio de la consejería.
En el siguiente capítulo consideraremos el plan de Dios para la redención. ¡Gracias a él, no quiso dejarnos en el hoyo de la depravación! Hizo su plan de rescate que se llama la redención. La redención es la esperanza de la consejería.
 
Base bíblica 3: La redención del hombre
En el capítulo anterior ya vimos a la raza humana en una situación desesperada. Adán y Eva se habían rebelado contra Dios, actuaron independientes de Él, y hundieron a la raza humana, completa, en las horribles consecuencias del pecado. Parece como una situación sin esperanza. Pero Dios no es un Dios impotente, sino omnipotente. Él no es un Dios de desesperación, sino de esperanza.
Si la dignidad del hombre forma la meta de la consejería y la depravación es la razón de ella, la redención divina es su esperanza. Cuando tratamos con los problemas profundos de las personas, cuando ayudamos a nuevos creyentes a superar su vida vieja, cuando buscamos soluciones para las relaciones estropeadas y rotas de nuestros semejantes, muchas veces parecen sin esperanza. Y de este modo serían sin la muerte y resurrección de Cristo.
¡Jamás debemos aconsejar sin reconocer la importancia de la nueva vida dada al individuo por la redención en Cristo! La restauración de la vida al diseño original no se puede efectuar sin que la persona tenga la nueva vida en Cristo. Jesús mismo dijo en Juan 14:6: «Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí».
En la consejería y en el discipulado estamos buscando que la persona crezca más y más a la imagen de Dios en Cristo. Tal crecimiento es solamente posible para aquel que tiene la nueva vida en Cristo. Tal vida se recibe solamente por medio de la redención.
¿Qué hizo exactamente Cristo en la redención por nosotros? Consideremos la descripción de la persona y obra de Cristo en Filipenses 2:5–8. Quiero que prestemos especial atención al contraste de la actitud de Jesús con las actitudes humanas pecaminosas, como las vimos en el capítulo anterior.
Recordemos que la tentación original del pecado llegó en la forma de llegar a ser como Dios. Adán y Eva comieron del fruto prohibido porque el Tentador les prometió que iban a ser como Dios. Desde entonces el hombre ha tenido el deseo de mejorarse por sí mismo, de superarse, de llegar a ser como Dios.
En el versículo 6 de Filipenses 2 vemos la actitud opuesta en Jesucristo. Dice que Él, «siendo en forma de Dios no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse». Jesús nunca tuvo necesidad, deseo ni razón para hacerse a sí mismo Dios. ¡Él es Dios! Sin embargo, para rescatar al hombre de su pecaminosa autoadoración puso su propia divinidad a un lado. El único hombre que tiene todo el derecho de reclamar la divinidad, escogió a no reclamarla para redimir a los hombres que hurtan la divinidad por sí mismos. Dejó a su trono para salvar a los mismos que quieren usurparlo. Se despojó de su propia autoridad y poder por los hombres, que en tratar de robar tal autoridad y poder habían llegado a ser impotentes.
El egoísmo es intrínseco al pecado humano. Nuestro corazón pecaminoso nos ha convertido a todos en egocéntricos. Pero, una vez más, vemos lo opuesto en Jesucristo. El versículo 7 continúa: «sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres».
En su obra de la redención Jesús manifestó las actitudes opuestas a las pecaminosas que nos esclavizan. Mientras que nosotros nos protegemos a nosotros mismos, insistimos en nuestros «derechos», y buscamos nuestro propio bien, Cristo se despojó a sí mismo y escogió el rol del siervo. Llegó a ser como los hombres, pero sin pecado. El Creador, para rescatar a su depravada y esclavizada creación llegó a ser como la criatura. Desde el huerto el hombre se ha escondido del Creador. Pero Él nos ha perseguido, no con fuerza, sino con mansedumbre. En vez de perseguirnos para castigarnos, nos ha perseguido para salvarnos. No nos ha buscado para condenarnos, sino para redimirnos; Juan 3:17: «Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él».
El hombre pecaminoso es orgulloso. Jesús escogió la humanidad sobre la divinidad, y en su condición humana escogió la humildad. Él es Rey de los reyes, y nació en un establo para acostarse en un pesebre. Vivió sin casa y sin posesiones, y murió como un criminal. Todo esto para rescatar a la humanidad de su propio orgullo.
Fue la desobediencia del hombre que hundió a la humanidad en el hoyo de la depravación. Pero Jesús fue obediente. Tal como la desobediencia humana es completa resultando en la muerte, la obediencia de Jesús es completa llevándole a la muerte, resultando en la vida; Romanos 5:18: «Así que, como por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de la vida». Su obediencia le llevó al último sacrificio, la muerte. Y su muerte fue lo más cruel que podemos imaginar, la cruz.
Jesús hizo todo esto para cumplir la redención. Redimir quiere decir comprar, o pagar el precio del rescate de alguien. Por el pecado todos nosotros nacimos depravados, esclavos al pecado. Como hemos dicho, toda la vida humana está afectada por el pecado. La dignidad nuestra se ha convertido en una caricatura grotesca. El diseño original ya está distorsionado, pervertido, torcido y roto. Nacimos perteneciendo al pecado. El único camino a la restauración de lo que hemos perdido es por el rescate o redención del pecado. La única persona que podría rescatarnos es el hombre perfecto, sin pecado, el Hijo de Dios, Jesucristo. Lo hizo por medio de pagar la pena última, su propia vida. Esto es la redención.
Hay que tener la redención como un cimiento, un fundamento de la consejería. Sin el cambio radical de la vida que hace la redención, el aconsejado no sería realmente diferente. Aconsejar sin presentar la redención como esencial a la restauración personal, es nada más que poner un barniz sobre lo malo de la vida. Aconsejar sin dirigir la persona a la redención es tratar de llegar a la restauración sin pasar por el propio camino de la restauración.
Por varios años mi familia y yo vivimos en el bello país de Venezuela. Cada año, en el 26 de diciembre, todos mis compañeros misioneros y nosotros nos reunimos en la playa, Bahía de Cata. La única manera de llegar a Cata es por un camino estrecho de puras curvas que sube y baja la montaña hasta llegar a la costa. Cuando mis hijos eran pequeños siempre se enfermaron cuando paseamos por el camino a la Cata. Es un camino peligroso y duro. Había la tentación de buscar otro camino. Pero no hay otro camino. Si queríamos la belleza de la playa Cata, el placer de las olas, sol y arena, y el compañerismo con nuestros amigos, teníamos que pasar este camino.
Hermano consejero, tal vez habrá la tentación de pasar por alto la redención en la consejería. Cuando hay resistencia o amargura contra el Evangelio, será más fácil buscar soluciones superficiales en vez de cambios radicales. A veces es más fácil sugerir ciertos cambios de comportamiento en vez de invitarle a entregar su vida entera a Cristo. Especialmente para aquellos consejeros que se inclinan a la psicología hay la tentación de apoyar la dignidad sin reconocer la depravación y buscar la restauración sin entender la necesidad de la redención. Todos los fundamentos bíblicos de la consejería son necesarios. Tratar de aconsejar sin incluir estos fundamentos bíblicos es como construir un edificio sin cimiento.
Habiendo dicho esto, quiero prevenirle sobre el otro extremo. Hay aquellos que aconsejan como si la redención fuera el único fundamento bíblico. La redención es indispensable para la consejería, pero es el comienzo de la restauración, no el fin. Hermano pastor, cuando una persona que no conoce a Cristo viene a usted buscando ayuda para problemas personales o familiares es cierto que necesita recibir a Cristo como su único y suficiente Salvador. Pero, recibir a Cristo no quita los problemas personales o familiares. La redención da esperanza para la consejería, pero no es una píldora mágica que soluciona todos los problemas de la vida en un momento. Para aquellos aconsejados que no conocen a Cristo, aceptar a Cristo y recibir su redención es parte indispensable de la restauración de su vida. Pero no es la restauración completa. La obra de Cristo en la cruz y la resurrección es completa, no podemos agregar nada a ella para la salvación ni la justificación. Pero hay otra doctrina soteriológica, la santificación.
La santificación tiene dos aspectos. Su aspecto realizado y el progresivo. En el aspecto realizado somos separados del mundo a Cristo para su uso. Nuestra posición en Cristo es completa, perfecta, cumplida. En la realidad de la vida cotidiana todos sabemos que no somos perfectos. A veces pecamos. Luchamos con hábitos viejos. Sufrimos de los resultados del pecado nuestro y de los otros. Allí se encuentra el enfoque del aspecto progresivo de la santificación.
Cuando alguien nace de nuevo, tiene nueva vida, pero, tal como en la vida natural, necesita crecer y madurar. El discipulado y la consejería ayudan en este proceso de crecimiento y madurez.
En el pasado el discipulado se ha enfocado en enseñar las disciplinas espirituales como leer la Biblia, orar, testificar y asistir a la iglesia. Tales cosas son importantes, y parte esencial de la maduración espiritual. Sin embargo, no garantizan la madurez.
Vivimos en un mundo donde el pecado está creciendo. El mundo está llenándose más y más del dolor, amargura y vergüenza que son las consecuencias del pecado. Más y más personas buscan la ayuda de pastores y líderes evangélicos para enfrentar la separación de la familia, la confusión, el dolor de la vida y las adicciones. No es justo dirigirles a Cristo y aparentar que todos sus problemas desaparecerán mágicamente. Debemos caminar a su lado mientras que enfrentan las consecuencias del pecado y permiten que el Espíritu Santo restaure su vida. Así el ministerio de la consejería va mano a mano con un discipulado que es más que solamente agregar unos comportamientos agradables a una vida rota. Sino que es un ministerio profundo que coopera con el Espíritu Santo en la transformación de la vida entera. Desde las actitudes, deseos y motivaciones del corazón hasta las relaciones íntimas, todo debe cambiar radicalmente para el discípulo de Cristo. Esto es un proceso de crecimiento. El valor del discipulador-consejero es inestimable en estar al lado del discípulo en el proceso.
Así que debemos entender que cada fundamento bíblico es indispensable para formar un cimiento fuerte y confiable para el ministerio de la consejería. Para formar nuestra base de la consejería no podemos pasar por alto ninguno de estos fundamentos. Éstos forman un cimiento confiable sobre el cual podemos construir nuestro entendimiento de la persona, los procesos psicológicos que forman la personalidad, y las motivaciones que empujan los hábitos de la vida.
Cuando aconsejamos tengamos la dignidad del diseño original delante como la meta que queremos ver cumplida. Mantengamos un claro entendimiento de la depravación y los profundos y extensivos efectos del pecado sobre la vida. Tengamos certeza de que sólo por medio de la redención de Cristo hay esperanza de cambios y de la restauración. Mantengamos siempre el propósito de buscar la restauración de la vida del aconsejado, que le lleva más y más cerca a la meta de ver la belleza y dignidad original. Siempre recordemos que el mismo proceso que pasa el aconsejado lo estamos pasando nosotros mismos. No aconsejamos de una posición perfecta, sino de una creciendo. No aconsejamos porque hemos llegado a la meta, sino porque estamos caminando hacia la meta. La perfección se efectuará cuando venga Jesucristo para llevarnos a su presencia eterna. Mientras tanto no somos perfectos, sino que debemos estar caminando hacia la perfección. El consejero no es perfecto pero debe estar caminando. Él puede dirigir al aconsejado en el camino, porque está caminando delante del aconsejado.
Para un cimiento bíblico completo debemos considerar un fundamento más, la restauración, o la santificación de la vida humana. En el siguiente capítulo consideraremos esto que es esencial para la consejería verdaderamente bíblica.
 

viernes, 11 de noviembre de 2011

Diezmo no es Mandato del Nuevo Testamento: ¿Una Estafa de los REVERENDOS?

58% de líderes Evangélicos de Asociación Nacional de EE.UU. dice  "Diezmo no es mandato de la Biblia" 

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La mayoría de los líderes evangélicos de la Asociación Nacional de Evangélicos de Estados Unidos, creen que el diezmo es no un mandato de la Biblia, según revela una encuesta publicada por la National Association of Evangelicals -NAE-.

Un 58% de los miembros de la junta de directores de la NAE, aseguraron que no piensan que dar el 10 por ciento de sus ganancias a la iglesia, es un mandato de la Biblia, sin embargo el 42 de los otros encuestados, afirman que sí es importante.

La mayoría de los encuestados dice que se ofrece el diezmo, por ser una fuerte tradición de las iglesias evangélicas, pero que no es un deber de los creyentes.

John Walton, profesor de Antiguo Testamento en Wheaton College, en Wheaton, Illinois, dijo no estar sorprendido sobre todo por la pregunta que si ¿es “necesario” diezmar? Walton resaltó: “estamos bajo la ley o bajo la gracia”.

La mayoría de los líderes de la NAE, acentuaron que el diezmo es un modelo legal del Antiguo Testamento y que los cristianos del Nuevo Testamento deben dar por generosidad. Sin embargo, la inmensa mayoría, el 95 por ciento de los encuestados dijo que dan por lo menos 10 por ciento.


El Dr. Kurt Fredrickson, director del Programa de Doctorado en Ministerio en el Seminario Fuller en Pasadena, California, dijo que John Wesley, el fundador del movimiento metodista, regaló más de sus ingresos, que entre más ganaba mantenía su nivel de vida igual, al final terminó regalando el 90% de su dinero y viviendo con el 10%.

Sin embargo Walton, también pidió a los cristianos reflexionar sobre el diezmo en términos diferentes. “Si estamos tratando de expresar nuestra gratitud hacia Dios, no creo que nuestras palabras sean suficientes. Sin embargo, la norma del 10 por ciento en el Antiguo Testamento puede servir como punto de referencia”, dijo.

La Asociación Nacional de Evangélicos, ha hablado como una sola voz a millones de evangélicos estadounidenses desde 1942. La Asociación representa a más de 45.000 iglesias locales de más de 40 denominaciones diferentes y atiende a una circunscripción de millones.



viernes, 4 de marzo de 2011

El alcohol y la vida cristiana

El alcohol y la vida cristiana

Índice : • 1. MIS EXPERIENCIAS CON EL ALCOHOL
• 2. LO QUE LA BIBLIA DICE
• 3. CONSECUENCIAS : UN CASO DE LA VIDA REAL
• 4. CONCLUSIONES

1. MIS EXPERIENCIAS CON EL ALCOHOL

Mi primera experiencia con el alcohol fue involuntario y el resultado de un descuido de mi padre. De visita en casa de mi padrino mi papa dejó un vaso lleno de vino tinto en una mesita baja y el pequeño Bart de mas o menos 2 años de edad se lo tomó todo cuando el papa y el padrino habían salido al patio un rato. Luego el pequeño Bart ya no podía permanecer en pie, se enojó mucho y los papas tuvieron que regresar a casa con él.
Mis siguientes contactos con el alcohol fueron cuando entre mis 6 a mis 12 años de vez en cuando me acercaba a mi padre para pedirle de probar de su vaso de vino o de su cerveza. Casi siempre me fue permitido tomar un sorbito para probar.
La siguiente etapa empezó alrededor de mis 12 años, no me recuerdo bien si era al cumplir los 12 años o si era cuando hice mi confirmación en la iglesia católica. A partir de entonces me fue otorgado el privilegio de tomar un vaso de vino tinto con el almuerzo los días domingo.
De mis 12 a mis 22 años, a parte del acostumbrado vaso de vino tinto en el almuerzo los domingos, hubieron las ocasionales fiestas familiares en cumpleaños, bodas, navidades, fines de años, etcétera, cuando tomamos mas: algunas veces un vaso de porto en calidad de aperitivo, uno o dos vasos de vino blanco o rosado con la entrada, uno o dos vasos de vino tinto con el plato principal. Esto hizo que me cuerpo se acostumbrara a digerir cierta cantidad de alcohol. Me recuerdo que en la fiesta de despedida de la escuela secundaria, cuando tenía casi 18 años, me tomé unas 10 cervezas y no me hizo efecto. Me recuerdo también que en algunas ocasiones en una u otra fiesta familiar sentía que estaba al borde de estar borracho. Entonces dejaba de tomar.
A partir de los 22 años conviví con una amiga durante casi siete años. Empecé a tomar mas que todo en los momentos que estaba solo. Empecé a tomar casi a diario al regresar de la oficina después de que un día en una telenovela que mi amiga estaba viendo, vi que el hombre de negocios llegaba a la casa, se preparaba su cocktail y se lo tomaba. Empecé a hacer lo mismo. Compraba jugo de naranja y botellas de licor y cuando llegaba a casa me preparaba mi cocktail y me lo tomaba. Pero no me emborrachaba porque allí estaba mi amiga.
Empecé a tomar mas después de que me di cuenta en una ocasión que mi amiga estaba con otro amigo en un país vecino.
En mis momentos a solas me echaba mi vaso lleno de licor. Me lo tomaba de un solo para sentir luego el efecto en todo mi cuerpo. Con el tiempo ya no me llenaba esta experiencia. Un día leí en una revista una entrevista de un médico que había sufrido un accidente. Un colega le daba antidolores fuertes que le causaron adicción y después el hombre se tomaba a diario varias botellas de cierto jarabe antitusivo con codeína. No mas había leído esto yo fui a comprar el mismo jarabe. Un tiempo después comenté el asunto con un amigo que estaba mas adentro de este rollo y me contó acerca de unas pastillas con la misma sustancia. Empecé a comprar estas pastillas y a tomarlas casi a diario. De vez en cuando las tomaba en las tardes en la oficina. A solas en mi casa empecé a tomarme mi vaso lleno de licor junto con mis dos pastillas de codeína. A veces casi perdía la conciencia.
Casi nunca tomaba fuera de mi casa o cuando andaba en vehículo por temor a sufrir accidentes o que me sucediera algo.
Algunas veces quise empezar a tomar desde la mañana no mas al despertarme pero nunca pude hacerlo. Había una fuerte barrera que no podía romper.
Estaba ya atrapado en este vicio de tomar alcohol y pastillas de codeína. Después de algunos días de tomar alcohol y pastillas de codeína casi cada noche me enfermaba. Me caían buenas gripes. Entonces dejaba de tomar por unos días. Pero a los días ya me acercaba nuevamente a la farmacia para ir a comprar las pastillas. Ya no podía resistir a aquello. Compraba las pastillas en diferentes farmacias para que no se notara que las usaba tan seguido.
Viendo en retrospectiva lo que me ha guardado durante mis últimos años en Bélgica de caer mas profundo en el vicio fueron las visitas dominicales a mis padres, de las cuales era muy difícil escapar, y el control social de tener que aparecer en la oficina en días de semana.
En 1995 conocí en Bélgica a una salvadoreña y nos venimos a El Salvador en 1996. Nos casamos. En 1997 fui invitada a la Fraternidad Internacional de Hombres de Negocios del Evangelio Completo. En mis primeros años de matrimonio y de estadía en El Salvador todavía tomaba de vez en cuando, pero ya mucho menos. Habiéndome casado ya no habían fines de semanas a solas.
Teniendo ya mi tiempo de permanecer fiel en la Fraternidad y en la iglesia ya se ha erradicado por completo el abuso del alcohol y las pastillas.
En algunas ocasiones he despertado en medio de la noche con el deseo de tomar, pero ya no había nada en mi casa y luego me he dado cuenta del error y me he puesto de rodillas para buscar la presencia del Señor.
El Señor Jesús intervino en mi vida y me sanó. Ahora él es suficiente para consolarme en los momentos difíciles donde antes buscaba el alcohol.

2. LO QUE LA BIBLIA DICE

Repasemos ahora unos cuantos pasajes de la Biblia que tienen que ver con el tema de tomar bebidas alcohólicas y acerca de la borrachera. Hay bastantes pasajes, escogí las de mayor importancia.

EN EL ANTÍGUO TESTAMENTO

La embriaguez de Noe trajo malas consecuencias hasta para las generaciones venideras

Génesis 9:20-27
Noe plantó una viña. Un día, bebió vino y se embriagó, quedándose desnudo dentro de su carpa. Después maldijo a uno de sus hijos que lo había visto desnudo. El hecho de haber bebido demasiado vino trajo dos consecuencias : la vergüenza para Noe de haberse quedado desnudo, haber sido visto por su hijo quien lo contó a sus hermanos; y una maldición para el hijo que lo había visto y para toda la generación después de él. ¡Una simple embriaguez trajo consecuencias para enteras generaciones de personas hasta el día de hoy!

Los sacerdotes no podían tomar vino antes de ministrar

Dios prohibió a los judíos entrar borracho en la tienda de reunión, y penalizó infracciones con la muerte. Levítico 10:9
Ni tú ni tus hijos deben beber vino ni licor cuando entren en la Tienda de reunión, pues de lo contrario morirán. Éste es un estatuto perpetuo para tus descendientes.
Ezequiel 44:21
Ningún sacerdote deberá beber vino cuando entre en el atrio interior.

Los nazareos tenían que abstenerse de vino, jugo de uvas, etcétera

Números 6:3
Deberá abstenerse de vino y de otras bebidas fermentadas. No beberá vinagre de vino ni de otra bebida fermentada; tampoco beberá jugo de uvas ni comerá uvas ni pasas.

Una buena cosecha de vino era bendición de Dios. La primicia tenía que ser bebido en la presencia de Dios para alegrarse delante de Él

Deuteronomio 7:13
Te amará, te multiplicará y bendecirá el fruto de tu vientre, y también el fruto de la tierra que juró a tus antepasados que les daría. Es decir, bendecirá el trigo, el vino y el aceite, y las crías de tus ganados y los corderos de tus rebaños.
Deuteronomio 14:23
En la presencia del Señor tu Dios comerás la décima parte de tu trigo, tu vino y tu aceite, y de los primogénitos de tus manadas y rebaños; lo harás en el lugar donde él decida habitar. Así aprenderás a temer siempre al Señor tu Dios.
Deuteronomio 14:26
Con ese dinero podrás comprar lo que prefieras o más te guste: ganado, ovejas, vino u otra bebida fermentada, y allí, en presencia del Señor tu Dios, tú y tu familia comerán y se regocijarán.

Hijos glotones y borrachos tenían que ser apedreados a muerto

Deuteronomio 21
18 Si alguno tuviere un hijo contumaz y rebelde, que no obedeciere a la voz de su padre ni a la voz de su madre, y habiéndole castigado, no les obedeciere; 19 entonces lo tomarán su padre y su madre, y lo sacarán ante los ancianos de su ciudad, y a la puerta del lugar donde viva; 20 y dirán a los ancianos de la ciudad: Este nuestro hijo es contumaz y rebelde, no obedece a nuestra voz; es glotón y borracho. 21 Entonces todos los hombres de su ciudad lo apedrearán, y morirá; así quitarás el mal de en medio de ti, y todo Israel oirá, y temerá.

Ammón, hijo de David, fue matado cuando estaba borracho

2 Samuel 13:28
Éste, por su parte, les había dado instrucciones a sus criados: «No pierdan de vista a Amnón. Y cuando se le haya subido el vino yo les daré la señal de ataque, y ustedes lo matarán. No tengan miedo, pues soy yo quien les da la orden. Ánimo; sean valientes.»

El borracho comete locuras

Proverbios 20:1
El vino lleva a la insolencia, y la bebida embriagante al escándalo; ¡nadie bajo sus efectos se comporta sabiamente!

El borracho será pobre

Proverbios 21:17
El que ama el placer se quedará en la pobreza; el que ama el vino y los perfumes jamás será rico.
Proverbios 23:20
No te juntes con los que beben mucho vino, ni con los que se hartan de carne, pues borrachos y glotones, por su indolencia, acaban harapientos y en la pobreza.

Los líderes no deben tomar

Proverbios 31
4 »No conviene que los reyes, oh Lemuel, no conviene que los reyes se den al vino, ni que los gobernantes se entreguen al licor, 5 no sea que al beber se olviden de lo que la *ley ordena y priven de sus derechos a todos los oprimidos. 6 Dales licor a los que están por morir, y vino a los amargados; 7 ¡que beban y se olviden de su pobreza! ¡que no vuelvan a acordarse de sus penas!

Pan y vino para los que tienen obras agradables a Dios

Eclesiastés 9:7
¡Anda, come tu pan con alegría! ¡Bebe tu vino con buen ánimo, que Dios ya se ha agradado de tus obras!

EN EL NUEVO TESTAMENTO

El Señor Jesús tomaba vino

Lucas 7:34
Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y ustedes dicen: 'Éste es un glotón y un borracho, amigo de recaudadores de impuestos y de pecadores.'
El señor Jesús se juntaba con los pecadores porque “los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos”.
El Señor Jesús compartió el vino con sus discípulos en la santa cena.

No tomar vino cuando es mal ejemplo para los hermanos

Romanos 14:21
Más vale no comer carne ni beber vino, ni hacer nada que haga caer a tu hermano.

Los borrachos no heredarán el reino de Dios

1 Corintios 6:10
Ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios.

Dar prioridad a la búsqueda de Dios antes que al placer de tomar vino

Efesios 5:18
No se emborrachen con vino, que lleva al desenfreno. Al contrario, sean llenos del Espíritu.

Servidores y servidoras en la iglesia no deben tomar mucho vino

1 Timoteo 3:8
Los diáconos, igualmente, deben ser honorables, sinceros, no amigos del mucho vino ni codiciosos de las ganancias mal habidas.
Tito 1:7
El obispo tiene a su cargo la obra de Dios, y por lo tanto debe ser intachable: no arrogante, ni iracundo, ni borracho, ni violento, ni codicioso de ganancias mal habidas.
Tito 2:3
A las ancianas, enséñales que sean reverentes en su conducta, y no calumniadoras ni adictas al mucho vino. Deben enseñar lo bueno

3. CONSECUENCIAS : UN CASO DE LA VIDA REAL

Estimado amigo o amiga, el mal uso del alcohol puede tener muchas consecuencias indeseables. El hecho es que bajo el uso del alcohol una persona pierde su buen juicio y facilmente puede llegar a ser víctima de un hecho trágico con consecuencias para toda la vida.
A continuación le presento el relato de una joven. Temprano en la mañana del 19 de septiembre de 1999, cuando Jacqueline Saburido tenía 20 años tuvo un accidente con un joven que venía borracho. Ella es venezolana y fue a Estados Unidos, aprovechando sus vacaciones, a mejorar su inglés. Ella era estudiante de arquitectura en Venezuela.

 







 
¡ESTAN MUY FUERTES ESTAS FOTOS PERO MUY BUENAS PARA QUE HAGAN CONCIENCIA!
Cuando somos jóvenes pensamos que somos invencibles, pues no es asi. Todo lo que hacemos en la vida tiene concecuencias sobre nosotros mismos y más que todo sobre otras personas.
El comportamiento irresponsable de un individuo ha ocasionado la desgracia de Jacqueline. Ella era una chica como cualquier otra cerca a nuestro circulo social, y le ha pasado a ella lo que nos pudo haber pasado a cualquiera de nosotros. El estado de Jacqueline es el resultado de la irresponsabilidad de manejar bajo la influencia del alcohol, no permitamos que esto vuelva a pasar.
Por Dios cambiemos nuestra actitud y tratemos de cambiar la actitud de los demás. Ayudemos a Jacqueline en su campaña de concientización.
Para conocer mas detalles de su historia y ayudarla económicamente puede visitar el sitio de Jacqueline .

4. CONCLUSIONES

Hay muchas razones por las cuales el hombre puede llegar a iniciarse en el camino del alcoholismo y quedar atrapado. Condiciones sociales, el ambiente alegre, o por lo contrario olvidarse de tristezas.
Pero llega un punto en el cual el cuerpo se acostumbra a su dosis de alcohol y se establece una dependencia. Es muy difícil para el hombre no cristiano a romper esta cadena.
Además el hombre que anda tomado corre muchos riesgos. Puede ser víctima fácil de accidentes, robos, etcétera.
Cuando el hombre llega a conocer a Dios mediante el Señor Jesucristo todo cambia. El Espíritu Santo obra un cambio profundo en nosotros y nos limpia en todo sentido. Nos llenamos con la presencia de Dios. El vivir es Cristo.
En momentos difíciles ya no tenemos que perdernos en el alcohol. Podemos encontrar consuelo con el Espíritu Santo en la oración, tirándonos de rodillas. Estamos escondidos en Cristo.
Cuando la depresión o el deseo de tomar vuelven a presentarse, tenemos que resistir, tomar conciencia y buscar con más ahínco la presencia del Señor.
Siendo cristianos y habiendo recibido muchas bendiciones de parte del Señor, hemos ganado demasiado para echarlo a perder todo. Un solo desliz en el mundo del alcohol y las drogas puede tener consecuencias trágicas para toda la vida.
El que tiene dificultad para controlarse mejor que no tome la primera copa. Para el que siempre ha tomado con moderación sin entrar en excesos tal vez no hay problema. Mas nosotros como seguidores de Cristo y como ejemplo para los demás mejor nos abstendríamos del todo.
El que está en una posición de liderazgo no debe tomar, o muy poco.
Los ministros de Dios no deben tomar mucho. Cuando les toca ministrar no deben tomar nada.
Y por último, ¡los borrachos no heredarán el reino de Dios! Los cristianos no tienen que emborracharse. Si acaso toman que sea con mucha moderación.

Curso para Obreros y Ministros Cristianos: Consejería Bíblica Pastoral


Curso para Obreros y Ministros Cristianos: Consejería Bíblica Pastoral
Tipo de Archivo: PDF | Tamaño: 13MBytes | Idioma: Spanish | Categoría: Consejería Pastoral
Información
INTRODUCCIÓN  ............................................................................................... 7
1.  EL  CONSEJO  DE  DIOS  Y EL  CONSEJERO  .......................................  13
2.  LA  RAÍZ DE  LOS  PROBLEMAS  ..........................................................  27
3.  EL PRÓSITO DE LAS PRUEBAS, LAS DIFICULTADES
Y  LOS SUFRIMIENTOS  ..........................................................................  43
4.  PECADO  Y  ESCLAVITUD  ESPIRITUAL..  ..........................................  63
5.  SALVACIÓN  y  RESTAURACIÓN  .......................................................  83
6.  EL  MINISTERIO  DEL  ESPÍRITU  SANTO  ..........................................  97
7.  SANIDAD DIVINA  .................................................................................  121
8.  LIBERACIÓN  DE  LA  ESCLAVITUD  ESPIRITUAL..  ...................... 148
9.  LIBERACIÓN  ESPIRITUAL  Y  OCULTlSMO  .................................  171
10.  EL  MATRIMONIO  .................................................................................  203
11.  EL  HOGAR  CRISTIANO  ......................................................................  228
12.  LA  FAMILIA  CRISTlANA  ....................................................................  248

Nos damos cuenta que el vivir cristiano bajo la guía del Espíritu Santo se ha hecho dificultoso para muchos creyentes, abunda la seducción  del  mal,  el  engaño;  fuertes  tentaciones  y  acusaciones han derrumbado  la  vida  de  cristianos sinceros y devotos. Apocalipsis  12:12 nos dice  que  el  diablo  ha descendido  a  la  Tierra  con gran ira,  "sabiendo que  tiene poco  tiempo". Por eso  la  lucha espiritual nunca ha sido  tan crítica como hasta  ahora,  si bien principalmente en los  tiempos de Nerón y de  la Inquisición muchos cristianos  fueron masivamente perseguidos y martirizados,  la mayoría de ellos no perdió la salvación eterna.
En cambio ahora la persecución del diablo viene a través de una inundación e incitación al pecado, para que los creyentes pierdan a  promesa de  ser más que vencedores en el  reino de  los  cielos,  o que algunos sean borrados del  libro de  la  vida,  y así pueda lograr sus objetivos malignos robando las almas o esclavizándolas espiritualmente.  Pero  el Señor Jesucristo nos ha dado  las  armas  espirituales y  todo el  consejo de Dios  para vencer cada  tentación,  cada engaño y cada acusación enviada en contra de  nosotros por el enemigo de nuestras almas.
La  consejería espiritual es un ministerio fundamental para ayudar  a  todos  los  creyentes  en  tiempos  de  crisis,  tal  como  Pablo  lo manifiesta  en Hechos 20:27  cuando dijo:  "No  he  rehuido  anunciaros  todo el  consejo de Dios". Este es un ministerio que Dios ha otorgado  al  cuerpo  de  Cristo  para  que  nos  soportemos  unos  a otros, nos  perdonemos unos  a  otros, y  podamos  ser vencedores  contra las artimañas del diablo.
Para  ello  debemos  adiestrarnos  para  que  "la  palabra  de  Cristo more en abundancia en nosotros,  enseñándonos y  exhortándonos unos a otros  en  toda  sabiduría  ... "  (Colosenses  3:16).  Es  necesario  instruirnos en el  conocimiento de la palabra de Dios para ser de ayuda eficaz a otros hermanos en la  fe  y para vivir una vida victoriosa nosotros mismos, perseverando hasta el  fin,  y predicando el evangelio del reino a todo el mundo.
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