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sábado, 10 de diciembre de 2016

Yo me voy, y me buscareis, pero en vuestro pecado moriréis; a donde Yo voy, vosotros no podéis venir: A propósito de la navidad

PARA RECORDAR ... El que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




LAS TRETAS DE SATANÁS - ¿CAE USTED EN ELLAS?

Seis formas que Satanás usa para robar la Navidad

La mayoría de la gente en el mundo se perderá la próxima Navidad. ¿Cómo puede ser? ¿Pero cómo puede alguien perderse  la Navidad con la cantidad de propaganda, publicidad y promoción que esta fiesta recibe cada año? Porque a pesar de que muchos celebran la Navidad cada año, la mayoría no sabe de qué se trata. A pesar de toda la promoción de la Navidad hecha por los medios de comunicación, la mayoría de la gente la perderá porque se ha tornado en algo poco claro.
Para aquellos de nosotros que conocemos y amamos al Señor Jesucristo, la Navidad es un tiempo para enfocarse en Su nacimiento. Pero aun nosotros podemos quedar atrapados en un torbellino de actividades cerca del tiempo de la Navidad y perderla en un sentido práctico. Satanás ha atestado el concepto cristiano de la Navidad con tanta parafernalia inútil, que su verdadero significado se pierde fácilmente.
Una Breve Historia de la Navidad
La mayoría de los estudiosos dudan que el 25 de diciembre sea la fecha verdadera del nacimiento de Cristo. No hay sustento bíblico para ello, y sí alguno en contra. Esa fecha fue decidida por la iglesia en Roma en el siglo cuarto, y tenían motivos específico para hacerlo.
Muchos de los primeros habitantes de la tierra adoraban al sol porque dependían del curso anual del sol en los cielos. La mayoría de la gente tenía fiestas en el tiempo del solsticio de invierno (mediados de diciembre), un momento en el cual los días eran más cortos. Ellos construían hogueras para darle al dios del sol fuerza y revivirlo. Cuando se veía que los días se alargaban, había un gran júbilo.
Los padres de la iglesia en Roma decidieron celebrar el cumpleaños de Cristo en el solsticio de invierno. Fue su intento de cristianizar las celebraciones paganas populares. Pero no lograron que la gente se ajustara. En cambio, las festividades paganas continuaron y nos quedamos con una mezcla bizarra de elementos paganos y cristianos que caracteriza nuestra moderna celebración de Navidad.
Los siguientes ejemplos le darán alguna idea de cuántas costumbres paganas conforman lo que hoy conocemos como Navidad.
Para los romanos el mes de diciembre marcaba el festival de Saturnalia (diciembre 17-24). Una de las costumbres más comunes durante ese festival era darse regalos. De ahí proviene, por lo que sabemos, la idea de intercambiarse regalos. La corona siempre verde también deriva del festival de Saturnalia, durante el cual los hogares eran decorados con ramas de hojas perennes.
Los druidas de Inglaterra juntaban muérdago sagrado para sus ceremonias y decoraban sus casas con él. Se cree que el primer árbol de Navidad fue instituido por Bonifacio, un misionero inglés en Alemania en el siglo VIII. Se supone que él sustituyó los sacrificios al roble sagrado del dios Odín con un abeto adornado en homenaje a Cristo. Algunos afirman que Martín Lutero introdujo el árbol de Navidad iluminado con velas.
“Santa Claus” es una contracción de San Nicolás, un obispo en Asia Menor durante el siglo cuarto, conocido por su extraordinaria generosidad. A él se le asoció más tarde con la entrega de regalos a fin de año. San Nicolás fue adoptado por los Países Bajos como el santo patrón de los niños. En vísperas de San Nicolás, los niños dejaban sus zapatos llenos de heno para el caballo blanco del santo.
No es de extrañar que tanta gente se pierda la Navidad. La sencillez del nacimiento de Cristo se ahoga en un mar de tradiciones, muchas de ellas de origen pagano. Aún peor, cuando Cristo nació en Belén, la mayoría de la gente de ese día se lo perdió. En los siguientes relatos del evangelio, veremos seis maneras de cómo las personas no entendieron Navidad, y aprenderemos a evitar cometer el mismo error nosotros mismos.
Preocupación Ignorante
Lucas 2:7 dice: “Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón.” La primera persona que se perdió la Navidad era el posadero. Él no había podido recibir a María y José, porque no había lugar para ellos. Al parecer, él era indiferente a su situación – no hay ninguna indicación en la Escritura que él llamó para pedir ayuda.
Note que el versículo 7 dice: “Ella dio a luz a su hijo primogénito.” María se dio a luz a Jesús. Por sí misma, lo envolvió en pañales. José estaba allí para ayudar, pero si era como la mayoría de los padres jóvenes, debe haber sido de poca ayuda.
La gente de Oriente Medio es hospitalaria, amable y atenta. No son primitivos. Ellos no son el tipo de personas que dejarían una mujer tener a su bebé sola. Pero en este caso, lo hicieron. ¿Dónde estaban las parteras? Uno pensaría que el posadero conocía a alguien que podría haber ayudado.
Lucas nos dice que Le puso en un pesebre, que es un canal de alimentación de los animales. Las telas con las que envolvió a Jesús eran largas tiras de tela. Cada vez que nacía un pequeño, se limpiaba al bebé de inmediato. A continuación, se envolvían al bebé con pañales y abrigaba en una manta. Tarea que era normalmente llevada a cabo por una partera. Pero María tuvo que hacerlo todo ella misma.
El comentarista G. Campbell Morgan escribió,
Piense qué patético. “Ella dio a luz”, “ella lo envolvió en pañales”. Es muy hermoso, pero qué pena, qué trágico, qué soledad; que en esa hora    de todas las horas, cuando la mujer debe estar rodeada de la más tierna atención, estaba sola. El método del escritor es muy claro. Ella con sus   propias manos envolvió al Bebé con los pañales y Lo acostó en el pesebre. No había nadie que lo hiciera por ella. Otra vez os digo, qué pena,   sin embargo la gloria para el corazón de María (El Evangelio según Lucas [Old Tappan, NJ: Revell, 1931], p. 36).
No sabemos nada sobre el posadero, porque la Biblia no dice nada de él. Algunos analistas especulan con que Jesús nació en un establo, algunos piensan que nació en una cueva, y otros creen que nació en un patio abierto en la posada. Una cosa sí sabemos: la hospitalidad que María y José esperaban encontrar, no la encontraron  – ellos fueron rechazados.
¿Por qué el posadero se pierde la Navidad? Creo que la respuesta sencilla es por la preocupación. Él estaba ocupado. Su hotel estaba lleno debido a que había un censo en Belén. La ciudad estaba llena de personas cuyos ancestros venían de allí. Ya que Belén era la ciudad de David, todos los que eran de la línea de David estaban allí, incluyendo a José y María. El posadero no fue necesariamente hostil y poco comprensivo, el estaba simplemente ocupado.
Muchas personas son como el posadero. Sus almas están llenas de cosas inútiles – con cosas que no importan. Como resultado, se pierden el Cristo de Dios. Nuestra sociedad está llena de lo innecesario, lo  insignificante, y sin sentido. Gastamos una fortuna en acumular cosas que les permitirán a nuestros niños pelearse por ellas cuando muramos. Y nuestro tiempo es devorado por las exigencias que nuestras cosas nos crean.
La gente se pierde a Cristo en la época de Navidad, porque Él es desplazado por un mundo que determina lo que deben pensar, hacer y comprar. Al igual que el posadero, la gente hoy en día está preocupada. El posadero no sabía nada sobre el bebé que María dio a luz, y ellos tampoco. Ellos no saben quién es Cristo y por qué Él vino. En cambio, están ignorantemente preocupados por lo mundano y lo que no tiene sentido. ¡Qué triste es que muchas personas viven sus vidas en pos de los mismos, sólo para despertar un día en la eternidad sin Dios!
Temor Celoso
En Mateo 2 nos encontramos con otro hombre que se perdió la Navidad:
Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos, diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque Su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle. Oyendo esto, el rey Herodes se turbó, y toda Jerusalén con él… Entonces Herodes, llamando en secreto a los magos, indagó de ellos diligentemente el tiempo de la aparición de la estrella; y enviándolos a Belén, dijo: Id allá y averiguad con diligencia acerca del Niño; y cuando Le halléis, hacédmelo saber, para que yo también vaya y le adore” (v. 1-3, 7-8).
Herodes era el rey de la tierra. Fingió su deseo de adorar a Jesucristo, pero él tenía miedo porque había nacido Uno que fue llamado el Rey de los judíos. La palabra griega traducida como “turbado” en el versículo tres significa “estar perturbado” o “agitado.” Conlleva la idea de pánico total. Herodes entró en pánico. ¿Por qué? Tenía miedo de Jesús-miedo de otro rey. Veamos por qué.
Julio César nombró al padre de Herodes, Antípatro, a ser procurador o gobernador de Judea bajo la ocupación romana. Antípatro a continuación, logró que su hijo Herodes fuera nombrado prefecto de Galilea. En esa oficina Herodes fue exitoso en sofocar las bandas de guerrilleros judíos que continuaban luchando en contra sus gobernantes extranjeros.
Después de huir a Egipto, cuando los partos invadieron Palestina, Herodes, luego fue a Roma y en el 40 A. C. fue declarado por Octavio y Marco Antonio (con el consentimiento del Senado romano) para ser rey de los Judíos. Invadió Palestina el próximo año y, después de varios años de lucha, expulsó a los partos y estableció su reino.
Debido a que él no era judío, pero idumeo (un edomita), Herodes se casó con Mariamne, heredera de la casa hasmonea judía, para convertirse más aceptable para los Judíos a quienes ahora gobernaba. Era un orador, guerrero, y diplomático inteligente y capaz. Pero también era cruel y despiadado. Era increíblemente celoso, desconfiado y temía por su posición y poder. Temiendo una amenaza potencial, ahogó a Aristóbulo su sumo sacerdote, el hermano de su esposa, y después proporcionó un funeral magnífico donde fingió llorar. Luego hizo que Mariamne se suicidara, y luego su madre y dos de sus propios hijos.
Cinco días antes de su muerte (alrededor de un año después del nacimiento de Jesús), mandó a ejecutar a su tercer hijo. Una de las mayores evidencias de su sed de sangre y locura cruel fue mandar a encarcelar a los ciudadanos más distinguidos de Jerusalén poco antes de su muerte. Debido a que sabía que nadie  lloraría su propia muerte, dio orden que los prisioneros fueran ejecutados en el momento de su muerte. Así  él garantizaba que  habría duelo en Jerusalén.

Ese acto de barbarie fue superado en crueldad sólo por su masacre de “todos los hijos varones que había en Belén y en todos sus alrededores, de dos años para abajo” (Mateo 2:16). Por medio de tal acción esperaba eliminar cualquier amenaza a su trono de Aquel que los magos dijeron había nacido Rey de los Judíos.
¿Por qué Herodes perdió la Navidad?  Miedo celoso. Para que no piense que no hay más Herodes en este mundo, sólo tiene que leer la prensa diaria. El hombre es depravado. Hay Herodes en todas las sociedades. Pero hay una lección más grande para toda la humanidad.
Muchas personas se pierden Navidad a causa de la misma clase de miedo que tenía Herodes. Herodes tenía miedo de que alguien tomara su trono. Hoy la gente tiene miedo de renunciar a sus propios planes, prioridades, valores y moral. Ellos no quieren venir a Cristo porque Él entorpecerá su estilo-Él se adjudicará sus vidas. Eso significa que tendrán que modificar la forma en que viven. Los medios de comunicación le dicen a la gente que hagan lo que quieren, dominen su suerte y tracen su propio destino. El mundo está lleno de reyes que no se arrodillan delante de Jesucristo, que se pierden la Navidad al igual que Herodes.
¿Y usted? ¿Ha dicho que no a Jesucristo, ya que tiene miedo de lo que Él le reclamará a usted? ¿Quiere ser el amo y señor de su vida y el rey de su pequeño reino? Eso es trágico – ¡Su reino es mucho más glorioso!
Orgullosa Indiferencia
Una vez que Herodes supo por los sabios que un niño iba a nacer, quien sería el Rey de los Judíos, reunió “a todos los principales sacerdotes y los escribas del pueblo, [y] les preguntó dónde había de nacer el Cristo.  Ellos le dijeron: En Belén de Judea; porque así está escrito por el profeta: Y tú, Belén, de la tierra de Judá, no eres la más pequeña entre los príncipes de Judá; Porque de ti saldrá un guiador, que apacentará a mi pueblo Israel” (Mateo 2:4-6). Herodes llamó a los expertos.
Los sumos sacerdotes eran el sumo sacerdote, el capitán de la policía del Templo, y lo mejor de los demás sacerdotes -aquellos que tenían grandes habilidades administrativas, docentes, y de liderazgo. La mayor parte de los sacerdotes eran saduceos. Los escribas eran mayormente los fariseos. Ellos fueron los lingüistas e intérpretes que entendían la cultura y la historia de los datos bíblicos.
Los dos grupos sabían dónde nacería el Mesías porque sabían que Miqueas había profetizado que “Belén…de ti me saldrá el que será Señor en Israel” (5:2). Una cosa que la nación judía había estado buscando, y aún lo hace hoy en día, era el Mesías. Ellos habían estado esperando un libertador a lo largo de su historia, especialmente cuando bajo la opresión romana. Sin embargo, estos sacerdotes y escribas no estaban dispuestos a recorrer los pocos kilómetros para averiguar si este niño podría ser el Mesías.
Por qué se perdieron la Navidad? Indiferencia. No les importaba. Tenían todos los hechos, pero no necesitaban a un Mesías. ¿Por qué? Debido a que se creían moralmente superiores- se consideraban perfectos guardianes de la ley. En sus mentes eran todo lo que Dios podía pedir de ellos. Se podría decir que estaban llenos de indiferencia orgullosa porque la indiferencia es siempre el resultado de orgullo. No había lugar para el Hijo de Dios en su sistema. Cuando el hijo mayor llegó a la escena, Le odiaron y despreciaron. Así que tramaron Su asesinato y clamaron por Su sangre.
Jesús identificó su indiferencia en una punzante reprimenda en Mateo 9. “Y aconteció que estando él sentado a la mesa en la casa, he aquí que muchos publicanos y pecadores, que habían venido, se sentaron juntamente a la mesa con Jesús y sus discípulos” (v. 10). Jesús se sentó a esta comida con la gente que necesitaba su ayuda: los marginados, los recaudadores de impuestos, traidores, y los pecadores. “Cuando vieron esto los fariseos, dijeron a los discípulos: ¿Por qué come vuestro Maestro con los publicanos y pecadores? Al oír esto Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento” (v. 11-13). Cuando los fariseos celebraban una fiesta, invitaban a la gente de superioridad moral. Cuando Jesús celebró una fiesta, Él le dio la bienvenida a aquellos que sabían que eran pecadores y estaban desesperadamente conscientes de su necesidad de un Salvador.
Muchas personas hoy en día se pierden la Navidad porque no se dan cuenta que son pecadores. Así que ignoran a Cristo. No muestran ningún interés en el Salvador, porque no entienden su necesidad de ser salvados. Ellos no entienden que la paga del pecado es muerte (Romanos 6:23) – que el pecado se arrastra a la gente a un infierno eterno. En consecuencia, ignorar el remedio, ya que ni siquiera saben que tienen la enfermedad.
Rituales Religiosos
Lucas 2 indica otro grupo de personas que perdieron la Navidad: “Había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño. Y he aquí, se les presentó un ángel del Señor” (v. 8 -9). El ángel proclamó el nacimiento de Cristo, y los pastores fueron a Belén para verlo. El versículo 20 dice: “Y volvieron los pastores glorificando y alabando a Dios por todas las cosas que habían oído y visto, como se les había dicho.” De todas las personas en Jerusalén, Dios señaló pastores para recibir la gran noticia sobre el nacimiento de Cristo.
Los pastores eran un grupo de personas despreciado. No podían mantener todos los ritos de purificación y actividades, ya que estaban muy ocupados atendiendo a las ovejas. Sin embargo, nadie más de la ciudad vino a ver al niño Jesús, excepto los “impuros” pastores. Sin embargo, dos personas especiales Lo advirtieron cuando Lo llevaron a la ciudad. Lucas 2:25-26 menciona a Simeón, un hombre que “era justo y piadoso, esperaba la consolación de Israel, y el Espíritu Santo estaba sobre él y le había sido revelado por el Espíritu Santo, que no vería la muerte antes que viese al Ungido del Señor.” Lucas 2:36-38 nos dice acerca de Anna, una viuda que vio al Mesías en el templo y que hablaba del “Niño a todos los que esperaban la redención en Jerusalén” (v. 28).
Sin embargo, la masa de gente en Jerusalén se perdió la Navidad. El nacimiento de Cristo tuvo lugar a pocos kilómetros de distancia. Fue el cumplimiento de todos sus sueños y esperanzas – el evento que cambiaría el destino del mundo – pero ellos se lo perdieron. ¿Por qué? La religión. Estaban tan ocupados con los ritos de su religión que se perdieron la realidad de Su Nacimiento.
Cuando Jesús preguntó a sus discípulos: ” ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? (Mateo 16:13), su respuesta fue: “Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías o alguno de los profetas” (v. 14). Todo era especulación, estaban equivocados. Jesús no encajaba en el sistema religioso de Su época. Y la gente lo sabía, después que dio el Sermón del Monte.
La religión maldecirá un alma más rápido que cualquier cosa, si ese algo es otra cosa que la verdadera adoración del Dios verdadero. Un sistema religioso falso da a una persona un lugar para esconderse – un lugar donde puede enmascarar su espiritualidad. La gente involucrada en varios cultos habla sobre Dios, Cristo, y la Escritura, pero no conocen a Cristo. Están perdidos en medio de la religión. Entonces, el pueblo de Jerusalén se perdió la Navidad mientras eran religiosos.
Idolatría
Los romanos también se perdieron la Navidad. La profecía de Miqueas, sobre que el niño Cristo nacería en Belén se puso en marcha por un emperador gentil. Lucas 2:1-2 dice, “Aconteció en aquellos días, que se promulgó un edicto de parte de Augusto César, que todo el mundo fuese empadronado. Este primer censo se hizo siendo Cirenio gobernador de Siria.” Los soldados romanos registraron a la gente y realizaron el censo.
A lo largo de la vida de Cristo vemos la presencia de los romanos. Antes de su muerte apareció Cristo ante Pilatos, el gobernador romano de Judea (Juan 18:28-40). Cristo fue ejecutado por los romanos (Mateo 27:27-36). Guardias romanos mintieron acerca de Su resurrección, propagando una historia para encubrir la realidad de que Él resucitó de los muertos (Mateo 28:11-15). Todos ellos se perdieron Navidad a causa de su idolatría: adoraban a sus propios dioses. Cristo no encajaba con ellos. Ellos adoraban a una multitud de dioses, y el pináculo de su culto era la adoración del emperador. Así que en medio de su idolatría pagana se perdieron Navidad.
El mundo actual está lleno de personas que adoran a sus propios dioses. No adoran ídolos como lo hicieron en la época de Cristo, pero todavía tenemos ídolos y dioses. Algunas personas adoran el dinero. Algunas personas adoran el sexo. Otros adoran coches, barcos y casas. Algunos adoran el poder y el prestigio. Esas cosas son los dioses paganos de hoy, los ídolos del siglo XXI. Y si eso es lo que está adorando, se perderá la Navidad, también. Usted puede recibir algunos regalos, comer una gran cena, y disfrutar de un árbol decorado de pino, pero se perderá la Navidad.
El Exceso de Familiaridad
Tal vez lo más triste de todo, es que la gente de Nazaret se perdió la Navidad. Lucas 2:39-40 dice: “Después de haber cumplido con todo lo prescrito en la ley del Señor, volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. Y el niño crecía y se fortalecía, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios era sobre él.” Cuando Jesús volvió a Nazaret, Él no se parecía a cualquier otro niño. Acompañó a sus padres a Jerusalén para celebrar la Pascua cuando tenía doce años. Desconcertó a los doctores de teología en el Templo (Lucas 2:41-47). Pasó treinta años de su vida en Nazaret, sin embargo, los residentes no lo reconocieron.
Lucas 4 revela la tragedia que sucedió cuando Jesús reveló Su identidad a los nazarenos:
Él fue a Nazaret, donde se había criado, y como era Su costumbre, entró en la sinagoga el sábado, y se levantó a leer. Y se le dio el libro del profeta Isaías. Y abrió el libro y encontró el pasaje donde estaba escrito: “El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor”. Y cerró el libro, y lo devolvió al ayudante y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en Él. Y comenzó a decirles: “Hoy esta Escritura se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros.” Y todos hablaban bien de Él, y se maravillaban por las palabras de gracia que salían de Sus labios, y decían, “¿No es éste el hijo de José?”… Y Él dijo: “En verdad os digo que ningún profeta es acepto en su propia tierra” (v. 16-22, 24).
La gente de Nazaret se perdió Navidad a causa de exceso de familiaridad. Ellos conocían a Jesús como el hijo de José, y no Le consideraban especial. Después de que Jesús terminó de hablar en la sinagoga, la gente “levantándose, le echaron fuera de la ciudad, y le llevaron hasta la cumbre del monte sobre el cual estaba edificada la ciudad de ellos, para despeñarle. Mas él pasó por en medio de ellos, y se fue”(v. 29-30).
El exceso de familiaridad es algo mortal. Me encuentro con tantas personas que dicen haber sido criadas en un ambiente cristiano, pero no son cristianas. El miedo se apodera de mi corazón cuando oigo eso. El exceso de familiaridad coarta la convicción. Cuando usted ha oído algo muchas veces y no hace nada al respecto, tal familiaridad puede generar desprecio.
Marcos 6:6 nos da el análisis de Cristo del pueblo de Nazaret: “Estaba asombrado de la incredulidad de ellos”. Mateo 13:58 Y añade: “Y no hizo allí muchos milagros, a causa de la incredulidad de ellos”. El exceso de familiaridad con la verdad de la Navidad puede generar un corazón de piedra. Es mejor responder, mientras que su corazón es blando, o su corazón se endurecerá y no tendrá la oportunidad de responder (Proverbios 29:1).
Conclusión
Hay muchas maneras de perder la Navidad: la preocupación ignorante, el ritual, la idolatría, y la familiaridad excesiva. Pero detrás de todas esas razones está la incredulidad. Muchas personas simplemente se niegan a creer en Jesucristo. El apóstol Juan dijo: “En el mundo estaba, y el mundo por Él fue hecho; pero el mundo no Le conoció. A lo suyo vino, y los suyos no Le recibieron. Mas a todos los que Le recibieron, a los que creen en Su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”(Juan 1:10-12).
Si usted se ha estado perdiendo la realidad de la Navidad en su vida, sepa que si recibe al Señor Jesucristo y cree en Su nombre, la Navidad se convertirá en real para usted. Puede suceder hoy en día, y es entre usted y Dios (2 Corintios 6:1-2, Romanos 10:8-11).
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sábado, 4 de abril de 2015

Se nos ha olvidado el motivo de Dios por el cual llegamos hasta donde estamos: Dios nos presenta el bosquejo de nuestra vida

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


 
 
Tipo de Archivo: PDF | Tamaño: MBytes | Idioma: Spanish | Categoría: Capacitación Ministerial
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La Compasión de Jehová
Zacarías 1:7–21
¿Cómo responde usted al enfrentarse a una iglesia que anda en el desierto? Cuando todo el mundo vive en aridez espiritual y parece obvio que Dios no prospera la obra porque la situación no está bien, ¿qué se puede hacer? ¿Debemos darnos por vencidos y escapar, o quedarnos y pelear contra los demás? ¿Cuál será la reacción indicada?
Zacarías tuvo que enfrentarse a este problema con Israel. El pueblo había estado en un desierto espiritual por más de setenta años, pero Dios había reunido un remanente de más de 42,000 personas para llevarlos a la tierra de nuevo y ser restaurados. Sin embargo, pronto perdieron la visión. Construyeron sus propias casas y empezaron a reconstruir sus vidas en la tierra prometida pero se les olvidó la razón principal, el motivo por el cual Dios les había llevado allí.
Durante más de quince años, el remanente que había regresado permaneció en esa condición. Aunque Zacarías no nos indica qué estaba haciendo personalmente durante ese tiempo, como vocero fiel de Dios, podríamos suponer que estaba inquieto por esa situación y probablemente intercedía continuamente frente a Dios por causa de la poca visión de su pueblo. A pesar de su inquietud e intercesión, Zacarías no había visto ningún resultado durante estos quince años.
Finalmente, Dios le respondió por medio de una serie de ocho visiones nocturnas (1:7–6:8) en una sola noche. Se debe observar que se emplea la expresión “vi” en lugar de “soñe”, pues esta fue una visión, no un sueño. Por medio de ellas, Dios presenta el bosquejo de Su programa para Israel desde la edificación del templo hasta el reino milenial.
EL VARON ENTRE LOS MIRTOS 1:7–17
La primera se presenta como una introducción a las siguientes. Zacarías estaba inquieto porque observaba la condición desolada del pueblo y notaba que nadie más se preocupaba. Tanto las naciones paganas en derredor como el mismo pueblo de Dios estaban contentos.
Dios utiliza la visión del hombre entre los mirtos para comunicarle que El está consciente de la situación, El sabe cómo están y promete restaurarles. Las otras siete visiones trazan el programa divino para realizar la renovación del pueblo.
La visión del varón entre los mirtos reconoce la condición de Israel, que en ese tiempo se hallaba caído y esparcido, y les promete salvación. Su mensaje se presenta en breve en las palabras de consolación al final (1:14–17). Se les asegura del amor de Jehová para ellos y les promete que El manifestará Su amor al restaurar y prosperar a Jerusalén. La profecía se refiere a una acción inmediata en ese tiempo, pero también, a la restauración final.
Esta promesa sirve para presentar la idea principal del libro, la cual debe motivarles a colaborar en la reconstrucción del templo, conforme al propósito inmediato de Dios. Se incluye como parte de ella la afirmación: “En ella será edificada mi casa” (1:16).
Descripción de la Visión 1:7–11
Los indicios que el autor da acerca de la fecha de la primera visión, la relacionan con el gobierno pagano de Persia. Se puede deducir que la recibió durante el tiempo de los gentiles después del ministerio revelado de Hageo, durante la edificación del templo (7a). Zacarías se presenta como el destinatario de esta visión. El mensaje no proviene de él, sino que es una revelación que Jehová le envió (7b).
El personaje principal en la visión es un hombre montado sobre un caballo alazán. Aunque se discute la identidad del varón, lo más probable es que se trata del Angel de Jehová. La evidencia principal a favor de ello, es el énfasis que se le da como figura central. Zacarías se fija en él antes que en todos los participantes de la escena de los mirtos (8).
El caballo estaba en medio de los mirtos, que representan la nación de Israel. El Angel de Jehová estaba en medio de ellos para manifestar Su relación con ellos. Los mirtos estaban en la “hondura”. La raíz de la palabra en el idioma original se refiere a un abismo o a la profundidad del mar y aquí se utiliza para presentar el cuadro del profundo estado de pecado y humillación en el cual Israel se hallaba metido.
Detrás del Angel de Jehová está un grupo de hombres montados a caballo. No se hace referencia específica a los hombres, para no distraer la atención del personaje principal. El color de los caballos es significativo. El alazán representa la venganza de sangre o juicio. No se tiene el significado exacto de la palabra traducida “overo”. Parece referirse a la mezcla de los dos colores mencionados en los otros caballos. El blanco se utiliza para denotar victoria y gloria.
Así que los caballos alazanes demuestran que el Señor castigará las naciones paganas que han maltratado a Su pueblo. Los overos indican que el juicio estará mezclado con Su misericordia. Los caballos blancos hacen referencia a Su victoria sobre el mundo entero. Estos elementos específicos de la visión en sí se encuentran elaborados en la explicación que da el profeta.
Zacarías quiere saber el significado de la visión y el ángel promete enseñarle lo que significa (9). Primero se le explica la comisión que el contingente había recibido: se les envió para rondar la tierra (10). La palabra empleada es una expresión militar que describe una patrulla enviada a reconocer las condiciones existentes más adelante para facilitar la planificación de movimientos futuros. Jehová no tiene que enviar un grupo semejante para conocer las actividades en la tierra, pero la visión demuestra que Dios ha recogido la información necesaria para mantenerse al tanto de los eventos en todo tiempo. La patrulla representa los agentes divinos que recogen estos datos.
Se le informa que toda la tierra está reposada y quieta; está en paz (11). Sin embargo, esta condición va en contra de la normalidad. Contradice también la profecía anunciada en Hageo 2. Se había profetizado poco antes que habría una conmoción de naciones. Esta profecía no se había cumplido.
El reinado de Darío empezó así, pero él logró tomar control del imperio y todo quedó quieto. No era el tiempo todavía para el cumplimiento de esta promesa porque Israel no estaba listo todavía.
El informe fue inquietante porque aunque la tierra estaba tranquila, Israel no estaba en control de su tierra. El hecho de esta quietud indicaría que Dios no había realizado Su plan para la restauración de Israel. Tal situación traía tristeza a la nación y le dio al Angel de Jehová la oportunidad de interceder a favor de Su pueblo.
Intercesión por Causa de la Visión 1:12
Frente a la tranquilidad de las naciones paganas y el incumplimiento aparente de la promesa de Dios, el Angel de Jehová intercede por Israel delante del Padre, pidiendo Su misericordia para con el pueblo. Espera la hora cuando de nuevo Dios verá a Israel con afecto y cuando ya no esté enojado con ellos.
Al notar que el Angel de Jehová se presenta como Dios mismo en el Antiguo Testamento y que aparece aquí intercediendo por Su pueblo, nos da idea de un paralelismo con la obra intercesora del Señor Jesucristo a favor de nosotros (Romanos 8:34; 1 Timoteo 2:5; Hebreos 7:25; 9:24; 1 Juan 2:1). Nunca se hace ciego en cuanto a nuestro pecado, pero intercede en base a Su propia obra y misericordia.
¡PENSEMOS!
Considere el paralelismo mencionado entre la intercesión del Angel de Jehová y la obra intercesora de Cristo a favor de nosotros. Haga una lista de las semejanzas entre estas dos obras.
¿Por qué se mencionó esta obra a estas alturas en el libro de Zacarías? ¿Qué quería lograr Dios en la vida de ellos? ¿Qué diferencia debe producir la obra intercesora de Cristo en nuestra vida hoy?
Proclamación en Base a la Visión 1:13–17
Respuesta de consuelo 1:13
Dios respondió a la intercesión del Angel con palabras que se consideran buenas y consoladoras (13). Las palabras de consuelo que se le dan al Angel se encuentran en el siguiente mensaje que Zacarías debía proclamar al pueblo. La intercesión del Angel se presentó a favor de Su pueblo y ellos debían recibir la respuesta de Dios por medio del mensaje que el profeta proclamaba.
Actitud de Jehová en cuanto a Su pueblo 1:14
Jehová tiene celos por Jerusalén. Esta actitud muestra el gran amor e interés de Dios a favor del pueblo. Aunque El ha utilizado las naciones paganas para disciplinarlos a causa de su desobediencia, todavía les ama y espera renovar Su comunión con ellos. Dios nunca ha renunciado a este deseo. El sigue manifestando lo mismo hoy día.
Se observa que el motivo de la disciplina que el Señor envió contra Israel fue precisamente por su amor para ellos. Dios, como Padre que ama a Sus hijos manda Ia corrección indicada para el bien de ellos. De la misma manera actúa para con nosotros, nos corrige porque nos ama buscando siempre lo mejor.
DIOS NO HA RECHAZADO A ISRAEL
SINO QUE ESTA INTERESADO
EN SU BIENESTAR
Actitud de Jehová en cuanto a las naciones paganas 1:15
El enojo extremo de Jehová con esas naciones se manifestó claramente. Se esperaba que al darse cuenta de ello, se arrepentirían y corregirían su camino. Sin embargo, rehusaron la disciplina y así se hicieron acreedores al juicio divino, Vivían tranquilamente sin ninguna preocupación, no les interesaba lo que Dios pensara ni hiciera. No le tomaron en cuenta. Por lo tanto, El les castigaría.
El contexto indica que su falta principal tenía que ver con el maltrato que habían dado al pueblo de Dios. El plan de Dios fue utilizar estas naciones paganas para corregir a Israel. Sin embargo, las naciones tenían sus propios intereses. Se les pasó la mano y buscaban la destrucción de Israel y su Dios. Es por eso que el Señor tuvo que intervenir y demostrar que El es el Soberano del universo, pero al ser ignorado por ellos, tuvo que juzgarles.
Promesa de Jehová en cuanto a Israel 1:16–17
Motivado por Su amor hacia Israel y el enojo contra las naciones, Dios empezó un programa de restauración para Su pueblo que incluía el castigo de sus enemigos. Las actitudes de Dios produjeron una respuesta que resulto en acción.
La restauración se basa en la manifestación de la misericordia de Dios hacia Jerusalén. El templo y la ciudad serían reconstruidos. Esta bendición de Dios sobre ellos, resultaría en la obediencia para edificar el templo. Prosperidad, consuelo y bendición serían la herencia de Israel traídas por la compasión de Dios.
DIOS HA DISEÑADO
UN PLAN PARA RESTAURAR
Y BENDECIR A ISRAEL
El mensaje de esta primera visión y de todo el libro se encuentra resumido en la proclamación de Zacarías al pueblo. Se presentan tres mensajes distintos con objeto de traer consuelo a Israel:
1.     El amor de Dios (14).
2.     El juicio de las naciones paganas, a pesar de las apariencias (15).
3.     La restauración de Israel (16–17).
3 eventos futuros (16).
(1)     Regreso de Jehová a Jerusalén con misericordia.
(2)     Reconstrucción del templo.
(3)     Reconstrucción de Jerusalén.
3 condiciones futuras (17).
(1)     Prosperidad y expansión.
(2)     Consuelo para Sión de parte de Jehová. Salvación de sus enemigos. Ayuda en sus necesidades.
(3)     Elección de Israel de parte de Jehová. Aceptación como el pueblo elegido de Dios.
Aunque esta visión tiene que ver directamente con el plan de Dios para Su pueblo Israel, Su naturaleza, que nunca cambia, y Su relación con el pueblo hoy, demuestran que podemos aprender algunas lecciones para nuestra vida también. Entre otras, podemos observar la grandeza del amor de Dios para con ellos. Aun cuando andemos en un desierto espiritual, lejos de Dios, El nos ama y busca nuestro bien.
Zacarías, quien probablemente había intercedido por el pueblo durante más de quince años, mientras estaban desinteresados en la voluntad de Dios, recibió lo que pedía y se dio cuenta de que siempre había estado intercediendo junto a él el Angel de Jehová. Dios tenía mayor interés que el profeta en restaurar Su pueblo. No debemos darnos por vencidos; podemos confiar en la fidelidad de Dios para llevar a cabo Sus propósitos en relación con Su pueblo.
El hombre que busca la voluntad del Señor, tiene una perspectiva distinta a la de los demás; observa verdades que los demás no logran comprender. Desafortunadamente, el que recibe esta clase de revelación muchas veces la recibe a solas, pues no existen muchos que busquen esa comunión con Dios.
A pesar de las apariencias en contra, Dios está controlando todo. El tiene un plan para el futuro de Su pueblo y nadie puede evitarlo. Más vale averiguar Su plan y colaborar con El en su realización; los que se opongan sufrirán juicio.
¡PENSEMOS!
Estas lecciones, y tal vez alguna otra que usted ha observado en este pasaje, deben animarnos a someternos a Dios y a Su plan para nuestra vida también. Repase una vez más la visión y los principios observados. Identifique alguno de estos que usted debe aplicar en su propia vida. ¿Qué pasos debe tomar para poner en práctica la lección aprendida?
CUATRO CUERNOS Y CUATRO CARPINTEROS 1:18–21
La visión de los cuatro cuernos y cuatro carpinteros presenta a los reyes paganos que Dios utilizó para conquistar a Israel, quienes se enfrentan a cuatro salvadores que Dios utilizaría para rescatar a Israel y castigar a sus enemigos.
Cuatro Cuernos 1:18–19
El cuerno es el símbolo de poder. Este significado se deriva de los toros y otros animales cuya fuerza reside en sus cuernos (Miqueas 4:13; Daniel 8:3–4). Representan a las naciones poderosas que habían esparcido a Israel: probablemente Babilonia, Persia, Grecia y Roma (Daniel 2 y 7).
Cuatro Carpinteros 1:20–21
La palabra empleada para introducir los cuatro “carpinteros” podría referirse a cualquier artesano que trabaja con madera, piedra o metal y son los intrumentos que Dios utiliza para despedazar los cuernos. Si los cuatro cuernos representan las naciones mencionadas antes, históricamente se pueden identificar los cuatro carpinteros como sigue:
Nación fuerte:
Instrumento que destruye:

Babilonia
Persia
Persia
Grecia
Grecia
Roma
Roma
Cristo

(o Galia)
Algunos comentaristas creen que el último carpintero sería la nación que provocó la caída de Roma, es decir, Galia. Sin embargo, se debe notar que estas visiones no contemplan el rechazo de Cristo en Su primera venida. El programa se presenta tal como habría sucedido si Israel hubiera escuchado la advertencia de 1:1–6. Daniel también atribuye su destrucción al ministerio del Mesías. Por eso, parece mejor considerar la caída del imperio romano como una manera de pasar su dominio a las naciones posteriores, que todavía mantienen el poder en el mundo y que serán organizada antes de que Jesús regrese. Ese gobierno será destruido por la obra del Mesías.
En realidad, no importa tanto la identificación específica de cada nación, porque existen diferencias de opinión al respecto; lo más importante es el mensaje de esta visión. Dios ha elegido los instrumentos para controlar a Israel. Sin embargo, para cada uno de ellos, El levantará otro que lo destruirá y al final salvará a Israel de los enemigos que quieren destruirle.
Aun cuando vengan los enemigos del pueblo de Dios para dispersarles, Dios manifiesta Su control de la historia. Para cada enemigo, El tiene preparada una salida. Nadie puede tocar a Su pueblo y salir ileso. Las naciones que se sentían cómodas y en paz (1:11), serían aterrorizadas y derribadas.
DIOS NO HA SIDO DERROTADO.
QUIENES SE OPONEN
A SU PUEBLO RECIBIRAN
LA RECOMPENSA INDICADA.
El caso de Israel en aquel tiempo, se aplica al pueblo de Dios hoy en día también. Dios ama a la iglesia. Quien quiera hacerle daño tendrá que enfrentarse con el Señor, quien se encarga de defender a Sus hijos.
¡PENSEMOS!
Esta segunda visión presenta dos grandes verdades. Primero, Dios está en control de la historia. Aunque las naciones logren derribar al pueblo de Dios, El no será derrotado. En segundo lugar, se nota el interés de Dios en Su pueblo. Quienes se opongan a ellos, tendrán que enfrentarse a El.
Aunque la visión se dirige a Israel y tiene que ver con las promesas de Dios para ellos, El sigue manifestando el mismo interés en Su pueblo actual, la iglesia. Si estas verdades se aplican a nosotros, ¿cuáles son las implicaciones? Señale dos clases de respuestas: las promesas o bendiciones que tenemos hoy en base a estas verdades y los cambios que debemos efectuar en nuestro estilo de vida.

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